Así ayudamos a los maestros a detectar precozmente problemas de adquisición del lenguaje

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María Dolón Poza, Doctoranda en Ingeniería de Sistemas y Servicios para la Sociedad de la Información (DISSSI) y Profesora Ayudante en Ingeniería Telemática, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)

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Casi todos los padres recuerdan, por muchos años que hayan pasado, aquel momento en el que su bebé pronunció sus primeras palabras. La adquisición del lenguaje es uno de los hitos más importantes de nuestras vidas: abre las puertas al aprendizaje, la socialización y la imaginación. Pero también es uno de los más variables, ya que en los primeros cuatro años cada niño avanza a su propio ritmo.

Algunos signos de un posible atraso en su desarrollo lingüístico pueden ser una mayor lentitud en el proceso sin consecuencias o algo más serio. A partir de los cuatro años se puede determinar con seguridad si se trata de un retraso coyuntural o si es un trastorno del neurodesarrollo. Y para ello, se requiere una evaluación en profundidad del lenguaje (semántica, pragmática, fonología y morfosintaxis) por un experto clínico.

Un desarrollo del lenguaje atípico

El trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL o TEL) es uno de los trastornos que tiene origen en la infancia y persiste en la edad adulta, lo que llamamos “trastornos del neurodesarrollo”. Es el tercero más frecuente, después del déficit de atención e hiperactividad y del autismo.

Los últimos estudios estiman una prevalencia del 7,58 % en niños de entre 4 y 5 años.

Dicho de otra forma, en una clase de preescolar de 30 niños, aproximadamente dos de ellos pueden presentar manifestaciones de este trastorno. En total, alrededor del 10 % de los niños en edad preescolar tienen dificultades en la adquisición del lenguaje, y entre un 5 % y un 7 % reciben finalmente el diagnóstico de TDL a partir de los 4 años.

¿Cómo afecta este trastorno?

Los niños con este trastorno suelen tener un vocabulario más limitado del esperado para su edad, utilizan frases más cortas y presentan alteraciones al narrar historias, entre otras dificultades. Pero no afecta únicamente al habla: también puede influir en procesos cognitivos y socioculturales.

Como señalábamos, a los 4 años, las diferencias individuales en el desarrollo de las habilidades comunicativas ya se han estabilizado y es el momento de diagnosticar. Pero es posible detectar señales de alerta antes, y es en lo que nuestro equipo de investigadores hemos estado trabajando.

Las dificultades de diagnóstico e intervención

Este trastorno se detecta principalmente por profesionales clínicos que cuentan con la formación, la experiencia y las herramientas necesarias para evaluar a los niños. En el caso de España, cada comunidad cuenta con asociaciones que dan soporte a las familias que tienen niños con sospecha de TDL, como ATELMA en Madrid.

En los centros públicos de infantil y primaria existen las figuras de maestro especialista en audición y lenguaje y maestro de pedagogía terapéutica que trabajan en coordinación con expertos de la sanidad pública, como los equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica de Atención Temprana.

El acceso a estos profesionales a veces es limitado. En muchos colegios las horas de apoyo de maestro de audición y lenguaje son escasas y tienen que rentabilizar su tiempo agrupando a sus alumnos según sus dificultades y nivel. Con la incorporación de las nuevas tecnologías, se abre la puerta a dar apoyo en los procesos de detección en entornos como las escuelas infantiles.

Detectar el TDL en la escuela infantil

En la escuela infantil, las dificultades de los niños con este trastorno se observan pronto: tienden a buscar a adultos en vez de a otros niños y pueden ser más solitarios (no atreviéndose a participar en el juego con sus compañeros) o, por el contrario, incluirse sin pedir permiso para jugar (es decir, ser más impulsivos).

En los últimos años, se han diseñado aplicaciones que ayudan al desarrollo del lenguaje en esta etapa infantil y que además pueden servir a los maestros para detectar posibles problemas. Entre estas herramientas se encuentra Gades, una plataforma web que hemos desarrollado para apoyar a los maestros en sus observaciones. Las evaluaciones consisten en cuestionarios breves, de no más de 6 preguntas, que deben responder los maestros periódicamente para seguir la evolución.




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Lo más interesante es que para poder responder a estas cuestiones no es necesario que estimulen ni interrumpan las rutinas de los niños. Se deben basar en la observación directa. Algunas preguntas, dependiendo de las edades, pueden ser: ¿Dice “mamá” o “papá”? ¿Juega con otros niños? ¿Sabe identificar colores? ¿Busca un objeto con la mirada?

El resultado final de estas evaluaciones funciona como un semáforo del lenguaje. En verde, todo va bien. En ámbar, se debe repetir la evaluación en los próximos meses. En rojo, se debe consultar para una evaluación más exhaustiva con el orientador asignado al centro.

Un 20 % de ‘semáforos rojos’

En un estudio reciente realizado en Madrid con 218 niños de entre 6 y 36 meses, Gades mostró que casi el 20 % presentaba dificultades en el desarrollo del lenguaje. La mayoría de los casos sospechosos aparecen entre los dos y tres años.

¿Desarrollarán todos estos niños un trastorno? No necesariamente: Gades es una herramienta de cribado, y no de diagnóstico, especialmente sensible, por lo que es lógico que identifique a más niños en riesgo de los que luego confirmen ese diagnóstico. Por esta razón, para establecer un diagnóstico definitivo es imprescindible una evaluación completa en los centros de atención temprana.

Evaluar sin incomodar

La herramienta también ha demostrado ser un gran apoyo para los maestros, incluso para aquellos que no están especializados en trastornos del lenguaje. Nos han contado que no les quita demasiado tiempo, y que es muy sencilla de usar. Es gratuita y únicamente requiere acceso a internet. Pero sí es necesario entrenar a los maestros sobre lo que es el TDL y cómo usarla. Recomendamos su utilización a partir del segundo semestre escolar, momento en el que los maestros tienen mayor conocimiento sobre sus alumnos para poder empezar las evaluaciones.

Esta tecnología, como otras que se están desarrollando en este campo, permite evaluar el lenguaje en contextos naturales de los niños, evitando que se sientan incómodos por la sensación de estar siendo examinados. Al contrario, logran motivarlos y mantenerlos activos en su propio aprendizaje y facilitan el diseño de estrategias educativas más personalizadas.




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Como ocurre con otros trastornos del neurodesarrollo, cuanto antes se detecte el TDL y antes comiencen las intervenciones, mayores son las probabilidades de limitar sus consecuencias más negativas. Así, estaremos dando a los niños y niñas que lo sufren más opciones de aprendizaje, socialización e imaginación.

The Conversation

María Dolón Poza no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Así ayudamos a los maestros a detectar precozmente problemas de adquisición del lenguaje – https://theconversation.com/asi-ayudamos-a-los-maestros-a-detectar-precozmente-problemas-de-adquisicion-del-lenguaje-260667

La violenta explosión de rayos gamma que nadie puede explicar

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Óscar del Barco Novillo, Profesor asociado. Departamento de Física (área de Óptica)., Universidad de Murcia

Recreación artística de un estallido de rayos gamma (GRB en inglés) como resultado de la explosión de una estrella masiva moribunda. Créditos: NASA/Swift/Cruz deWilde NASA, CC BY

Ningún escenario conocido es capaz de explicar de forma satisfactoria la violenta explosión de rayos gamma detectada recientemente fuera de nuestra galaxia. Su verdadera naturaleza sigue siendo un misterio.

Los estallidos de rayos gamma (GRBs por sus siglas en inglés, Gamma Ray Bursts) ocupan el primer puesto de entre los eventos más energéticos del universo.

Durante unos segundos, el cielo se ilumina repentinamente en la luz más energética del espectro electromagnético, los rayos gamma, capaces de dañar los tejidos humanos y el ADN. Afortunadamente para la vida en la Tierra, estas explosiones tan violentas ocurren en galaxias muy distantes de la nuestra.

Alerta ante un estallido totalmente desconocido

El 2 de julio de 2025, el telescopio espacial de rayos gamma Fermi de la NASA alertó sobre un estallido que se repitió varias veces en el transcurso del día y que resultó ser totalmente desconocido hasta la fecha. Dada la magnitud del hallazgo hasta cuatro observatorios diferentes, incluido el Hubble, participaron en el estudio del recién bautizado GRB 250702B. Los resultados han sido publicados en la prestigiosa revista The Astrophysical Journal.

Además, se consiguió localizar la fuente de esta potente radiación en una galaxia alejada de la Vía Láctea.

El estallido de rayos gamma GRB 250702B a cámara rápida. Esta secuencia de imágenes muestra la evolución durante varios días de este inusual y energético evento. Créditos: ESO/A. Levan, A. Martin-Carrillo et al.

Pero ¿qué características generales tienen estos verdaderos cataclismos cósmicos, tan impredecibles para los astrónomos que observan el universo en su luz más energética?

Provienen de cualquier dirección del cosmos

Los GRBs no están localizados en una región determinada del universo y pueden ocurrir en cualquier dirección e instante. Al no poder predecir cuando y donde tendrá lugar el siguiente estallido, telescopios espaciales en activo como el Fermi de la NASA, y otros en diseño como el e-ASTROGRAM de la Agencia Europea, monitorizan constantemente el cosmos en busca de estos eventos tan energéticos.

De hecho, científicos del Laboratorio Nacional de los Álamos en EEUU estaban estudiando los datos recogidos el 2 de julio de 1967 por satélites norteamericanos especializados en rayos gamma (buscando una posible explosión nuclear soviética en el espacio) cuando encontraron algo que no encajaba. Los gráficos indicaban un pico de intensidad, una bajada drástica, otro pico de menor intensidad y una bajada final mucho más suave, hasta desvanecerse completamente. Y todo esto en unos pocos segundos.

Había sido descubierto el primer estallido de rayos gamma en el espacio, sin relación alguna con actividad humana, exactamente 58 años antes que el insólito GRB 250702B que ahora causa desconcierto entre los científicos.

Desde entonces, miles de GRBs han sido detectados por observatorios espaciales en todas las direcciones del cosmos, siendo el experimento BATSE de la NASA pionero en esta búsqueda de brotes repentinos de rayos gamma.

Localización en el cosmos de cada uno de los 2704 GRBs detectados hasta el año 2000 por el experimento BATSE durante su misión de 9 años. El plano de la Vía Láctea está dirigido sobre el eje horizontal y cada estallido se representa con una tonalidad característica: los largos e intensos coloreados en rojo, y los cortos y más débiles, en violeta. Créditos: NASA/MSFC.
NASA, CC BY

Liberan en pocos segundos una ingente cantidad de energía

Estamos hablando de los sucesos más energéticos del universo.

Para hacernos una idea de su magnitud, el estallido de rayos gamma más brillante hasta la fecha, denominado GRB 221009A, liberó durante sus 290 segundos de duración 1 000 veces más energía que el Sol en los últimos 4 500 millones de años.

Así, en los instantes iniciales, los GRBs emiten una gran cantidad de energía en el rango de los rayos gamma, la radiación más energética del espectro electromagnético. Posteriormente, la intensidad del estallido se va atenuando en otras longitudes de onda pasando progresivamente por rayos X, luz ultravioleta, luz visible, infrarrojo y ondas de radio.

Espectro electromagnético
Espectro electromagnético abarcando desde la radiación más energética (rayos gamma, menor longitud de onda) hasta las ondas de radio. Créditos: NASA.
NASA, CC BY

Esta parte final del estallido o posluminiscencia –afterglow, en inglés– puede durar hasta meses y es causada por la interacción del haz altamente energético con el gas interestelar circundante. Los afterglows ponen de manifiesto el origen extragaláctico de los GRBs, aunque se han identificado explosiones de rayos gamma sin este tramo final de intensidad decreciente.

No hay dos estallidos de rayos gamma idénticos

A partir de los datos recogidos por los observatorios astronómicos, los investigadores son capaces de estudiar los GRBs mediante unos gráficos característicos denominados ‘curvas de luz’. En ellos se representan la energía del estallido (eje vertical) en función del tiempo (eje horizontal).

No hay dos estallidos iguales, como se puede apreciar en esta sucesión de curvas de luz. Algunos son de corta duración, otros más largos, algunos débiles, otros más intensos, unos tienen más picos de intensidad, otros no presentan ninguno, cada uno diferente del otro.

Curvas de luz de GRBs.
Curvas de luz asociadas a una docena de GRBs registrados por observatorios astronómicos. No hay dos estallidos de rayos gamma iguales. Créditos: J.T. Bonnell (NASA/GSFC).
NASA, CC BY

Asociados a los eventos más catastróficos del universo

Es difícil conocer con detalle las causas de estas explosiones tan violentas, principalmente debido a la enorme distancia que nos separa. Sin embargo, dependiendo de la duración del GRB, existen diferentes explicaciones bastantes aceptadas en la actualidad.

Mientras que los de larga duración (mayores de 2 segundos) estarían asociados a los instantes finales de una estrella masiva moribunda o supernovas, los de menor duración o short-GRBs tendrían su origen en la fusión de dos objetos compactos como dos estrellas de neutrones o un agujero negro y una estrella de neutrones.

En este sentido, una hipotética interacción entre un agujero negro primordial de tamaño atómico y una estrella de neutrones generaría un GRB único de muy corta duración y sin posluminiscencia, según una publicación propia al respecto.

Entonces, ¿qué tiene de inédito el recién descubierto estallido de rayos gamma?

Lo excepcional de GRB 250702B

En un principio, el observatorio de rayos gamma Fermi dio la voz de alarma el 2 de julio de 2025, para posteriormente incorporarse al estudio de este peculiar evento la sonda de rayos X Einstein de la Academia de Ciencias China y la Agencia Espacial Europea (ESA).

Después de estas primeras observaciones, el equipo investigador de la ESA utilizó el conjunto del Telescopio Muy Grande (Very Large Telescope, VLT) en Chile, en colaboración con el telescopio espacial Hubble, para localizar la posición exacta de GRB 250702B y monitorear durante varios días su afterglow.

Evolución temporal del GRB 250702B
Evolución del estallido de rayos gamma GRB 250702B desde el 3 hasta el 15 de julio de 2025. Las capturas fueron tomadas por el Very Large Telescope en Chile (VLT, en amarillo) y el telescopio espacial Hubble (HST, en azul). Créditos: ESO/A. Levan, A. Martin-Carrillo et al./NASA/ESA.
ESA, CC BY

Lo realmente sorprendente de este fenómeno fue la detección de varios estallidos de rayos gamma en el transcurso de un día, algo que jamás se había observado antes en ningún GRB. Es decir, su duración fue excepcionalmente larga y la curva de luz asociada no tiene una explicación clara por parte de los investigadores.

Curva de luz del estallido de rayos gamma GRB 250702B
Curva de luz del estallido de rayos gamma GRB 250702B. En tres tonalidades distintas, los tres picos de intensidad detectados en un intervalo temporal de más de tres horas, algo totalmente inusual en GRBs de larga duración. Créditos: arxiv.org/pdf/2507.14286.
arxiv.org, CC BY

Las posibles causas de este inusual evento

En vista de lo anterior, el origen de GRB 250702B es totalmente desconocido.

Aunque se han propuesto dos escenarios distintos para explicar su larga duración y periodicidad, tales como un nuevo tipo de colapso de una estrella masiva moribunda o el resultado del desgarro de una estrella por un agujero negro (fenómeno de disrupción de marea, TDE en inglés), ninguno de ellos puede proporcionar una explicación completa del mismo.

En palabras de Antonio Martín-Carrillo, coautor del estudio y astrónomo del University College Dublin (Irlanda), para explicar las propiedades de esta explosión se requeriría que una estrella inusual fuera destruida por un agujero negro aún más inusual, probablemente uno de masa intermedia.

¿Quiere ésto decir que el hallazgo de GRB 250702B implicaría la existencia de nuevas especies de estrellas y agujeros negros? No es posible afirmar con rotundidad lo anterior. Lo que sí está claro es que el origen del insólito GRB 250702B permanece aún incierto casi seis décadas después de que la humanidad empezara a estudiar el universo en su rango más energético.

The Conversation

Óscar del Barco Novillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. La violenta explosión de rayos gamma que nadie puede explicar – https://theconversation.com/la-violenta-explosion-de-rayos-gamma-que-nadie-puede-explicar-265010

Productividad laboral: lo que la ley exige al trabajador (y lo que no)

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Francisco Trujillo Pons, Profesor e Investigador de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, Universitat Jaume I

Vanz Studio/Shutterstock

Los empleados tienen la obligación de “contribuir a la mejora de la productividad de la empresa”. Así lo establece el artículo 5 del Estatuto de los Trabajadores. Este mandato no aparece como una recomendación ni como una cláusula simbólica, sino como parte del conjunto de deberes que conforman el vínculo laboral.

El deber de productividad, junto a otros como la diligencia, la buena fe o el cumplimiento de órdenes (en el marco de lo pactado), marca la línea entre la mera prestación del servicio y la cooperación activa con la organización. Al introducir este punto en la norma, el legislador buscaba dejar claro que el trabajo asalariado no puede concebirse solo como el cumplimiento mínimo de tareas, sino como una colaboración destinada a sostener y mejorar el rendimiento del sistema productivo.

Significado en términos reales

En la práctica, la obligación de contribuir a la productividad no exige al trabajador rendir como una máquina ni batir récords diarios. Lo que persigue la norma es que se cumpla de manera seria y diligente con las funciones encomendadas y evitar conductas que frenen intencionadamente la actividad.

Un trabajador que ralentiza de forma consciente el proceso estará incumpliendo este deber aunque cumpla su jornada completa. En cambio, si rinde menos porque atraviesa una fase de cansancio, carece de medios adecuados o simplemente su ritmo natural es diferente, no se puede considerar que esté infringiendo la norma.

La clave está, pues, en distinguir entre la buena fe en el cumplimiento y la deslealtad manifiesta.

¿Supone alcanzar objetivos concretos?

Concretamente, el deber de productividad no obliga, por ejemplo, a cumplir cuotas de ventas, fabricar X productos al día o cerrar determinado número de expedientes. Esos estándares solo pueden derivarse de lo pactado en el contrato de trabajo o en el convenio colectivo aplicable (de la empresa o del sector).

Por ejemplo, los objetivos de venta de un comercial van a depender de lo que se estipule en su contrato y no de forma automática del deber de productividad. En ausencia de un pacto expreso, exigir resultados cuantificables por esta vía sería una interpretación abusiva de la norma.

La productividad no será una excusa para sobrecargar

Así pues, la empresa no puede recurrir al deber de productividad del trabajador para obligarlo a asumir ritmos de trabajo imposibles o justificar una carga de trabajo desproporcionada. Dicho deber no ampara la explotación laboral ni puede utilizarse como excusa para forzar horas extra no pactadas o intensidades de trabajo que comprometen la salud.

Ejemplo real: en determinados sectores logísticos se han producido conflictos laborales porque las empresas establecían “tiempos de entrega imposibles”, que derivaban en sanciones o presiones sobre los trabajadores (ENLACE). Varios tribunales han recordado que el deber de productividad no significa aceptar exigencias que vayan más allá de lo previsto en la relación laboral.(ENLACE)

Deberes del trabajador marcados por ley

Desde el punto de vista legislativo, el deber de productividad se integra, como señalábamos antes, dentro de un conjunto de principios generales contemplados en el artículo 5 del Estatuto de los Trabajadores. Los trabajadores tienen como deberes básicos:

a) Cumplir con las obligaciones concretas de su puesto de trabajo, de conformidad con las reglas de la buena fe y diligencia.

b) Observar las medidas de prevención de riesgos laborales que se adopten.

c) Cumplir las órdenes e instrucciones del empresario en el ejercicio regular de sus facultades directivas.

d) No concurrir con la actividad de la empresa, en los términos fijados en esta ley.

e) Contribuir a la mejora de la productividad.

f) Los deberes que se deriven, en su caso, de los respectivos contratos de trabajo.

También conviene recordar que el artículo 54 del Estatuto, relativo al despido disciplinario, permite extinguir el contrato cuando se produce un incumplimiento grave y culpable, incluyendo la transgresión de la buena fe contractual o el abuso de confianza.

Buena fe y confianza

La jurisprudencia del Tribunal Supremo exige que los hechos revelen un comportamiento malicioso o negligente grave que rompa la fidelidad exigida al trabajador. No es imprescindible la intención de dañar: basta un incumplimiento grave y culpable. Además, hay distinción entre la transgresión de buena fe (actuar contra los deberes de conducta) y el abuso de confianza (uso desviado de facultades con riesgo para la empresa).

En resumen: la deslealtad, la falta de probidad o el abuso de confianza son expresiones de un mismo núcleo normativo, que sitúa la buena fe como columna vertebral de la relación laboral. Así pues, no se puede exigir al trabajador que asuma funciones que excedan claramente lo pactado. Lo que sí se espera es que el trabajo se realice evitando sabotajes, negligencias o actitudes que perjudiquen el normal funcionamiento del proceso productivo.

Seguridad laboral antes que productividad

Además, el deber de productividad nunca puede anteponerse a la seguridad y salud de los empleados.

Por ejemplo, no sería aceptable que una empresa obligara a un trabajador a manipular cargas por encima de los límites legales o que se descuidara la formación en seguridad para acelerar los procesos.

La propia Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que la seguridad prevalece sobre la producción. Ningún mandato de productividad puede justificar la vulneración de estas normas.

¿Qué ocurre si se incumple?

El Estatuto de los Trabajadores no define con precisión en qué consiste “no contribuir a la productividad”. Sin embargo, en la práctica, conductas de desidia manifiesta, sabotaje o absentismo encubierto pueden dar lugar a sanciones disciplinarias, siempre dentro de lo que marquen la ley y los convenios colectivos.

Lo que no es aceptable es despedir a alguien argumentando baja productividad si cumple de manera razonable con su trabajo. Esa deficiente productividad solo es sancionable si se demuestra que existe una voluntad de incumplimiento o negligencia grave.

Cooperación y responsabilidad

En definitiva, el deber de productividad contemplado en la ley no legitima abusos. Más bien refuerza la idea de que el trabajador forma parte de un engranaje colectivo y debe cooperar para que este funcione.

El deber de contribuir a la productividad es, en esencia, una cláusula de cooperación y responsabilidad dentro del contrato laboral. La norma obliga a cumplir con el trabajo de manera diligente, pero no autoriza a la empresa a imponer exigencias desmedidas.

En un contexto donde el debate sobre el rendimiento laboral se mezcla con la digitalización, la precariedad y la necesidad de conciliar, conviene recordar que la productividad no es sinónimo de sobrecarga, y que trabajar más duro no siempre significa trabajar mejor.


Una versión de este artículo se publicó en la revista jurídica Colex.

The Conversation

Francisco Trujillo Pons no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Productividad laboral: lo que la ley exige al trabajador (y lo que no) – https://theconversation.com/productividad-laboral-lo-que-la-ley-exige-al-trabajador-y-lo-que-no-265054

50 años sin aplicar la pena de muerte en España: los oscuros métodos de ejecución que nos marcaron durante siglos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Cristian Sánchez Benítez, Profesor ayudante doctor de Derecho penal, Universidad de Jaén

Fusilamiento del general José María de Torrijos, ministro de la Guerra durante el Trienio Liberal (1820-1823), y sus compañeros en las playas de Málaga el 2 de diciembre de 1831, según el famoso lienzo de Antonio Gisbert Pérez. Museo del Prado/Wikimedia Commons, CC BY

El 25 de septiembre de 1975 se llevaron a cabo las últimas ejecuciones de pena capital en España con el fusilamiento de tres militantes del FRAP –Frente Revolucionario Antifascista y Patriota– y dos de ETA.

Poco después moría Franco y se iniciaba un proceso de transición democrática que culminó con la prohibición en la Constitución de aplicar la pena de muerte. Se añadía en el texto constitucional la salvedad de lo que pudieran disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra. Fue en 1995 cuando una Ley Orgánica abolió la pena capital también para estos casos.

Hasta entonces, el Estado mató siempre, o casi siempre, pues la sanción se contempló en todos los códigos penales españoles, excepto en el de 1932. Además, con anterioridad a la codificación penal iniciada en 1822, fueron numerosas las normas que contenían la pena de muerte en su articulado: el Liber Iudiciorum visigótico, las Partidas de Alfonso X, muchos Fueros municipales como los de Salamanca o Madrid, la Nueva y la Novísima Recopilación o varias Pragmáticas, entre otras.

En la península ibérica se crucificó, despeñó y lapidó en época de íberos y celtíberos. En la Edad Media y en épocas posteriores se mató de hambre, sed o frío y a pedradas, se decapitó, se asaetó, se enterró con vida, se desmembró, se despeñó, se arrojó a las bestias, se quemó en la hoguera a los herejes y a los monederos falsos y se coció en calderas a los rebeldes. La pena solía ejecutarse acompañada de tormentos.

De la horca al culleum

Durante los siglos XVI, XVII y hasta finales del XVIII, la horca fue el método más utilizado en España para poner fin a la vida de los condenados. También se aplicó el fuego para los herejes y el culleum o poena cullei (de origen romano) para los parricidas. Esta pena consistía en introducir a una persona en un saco junto con varios animales, coserlo y tirarlo al mar.

Sin embargo, el método “más español” de ejecución fue el garrote, sin apenas trascendencia fuera de nuestras fronteras. Este instrumento consistía en sentar al condenado en un taburete y colocarle alrededor del cuello una argolla de hierro sujeta a un poste, atravesada en la parte trasera por un tornillo. Para la ejecución se giraba el tornillo hasta provocar la muerte del reo por la rotura del cuello.

El garrote ya se conocía en Castilla en el siglo XIII, pero fue imponiéndose fundamentalmente durante el siglo XVIII en detrimento de la horca, abolida definitivamente en 1832. Desde entonces, fue el medio empleado para ejecutar la pena en la justicia ordinaria, mientras que el fusilamiento (y con anterioridad el arcabuceamiento) fue la modalidad propia de la militar.

Garrote vil (1894), cuadro de Ramón Casas.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Hasta 1990, las ejecuciones fueron públicas, y desde esa fecha se trasladaron al interior de las prisiones. Con la publicidad se perseguían objetivos intimidatorios y ejemplarizantes sobre los asistentes. Las ejecuciones congregaban a numerosos curiosos. Acudían a ver el “espectáculo” familias con sus hijos, vecinos de todos los puntos de la ciudad y de localidades cercanas e incluso vendedores ambulantes. Se sabe que los moradores de las viviendas con buenas vistas al patíbulo alquilaban sus balcones a interesados en presenciar las ejecuciones.

El ceremonial del garrote

El Código Penal de 1822 reguló detalladamente el ceremonial de la ejecución por garrote. El rito comenzaba con el traslado del condenado de la cárcel al cadalso en mula o asno, dependiendo del delito. Generalmente vestía túnica y gorro negros aunque, dependiendo del crimen, la vestimenta cambiaba. Este portaba en el pecho un cartel en el que se anunciaba su delito de traidor, homicida…

Durante el trayecto era acompañado por el verdugo –que dirigía al equino–, el pregonero público, dos sacerdotes, un escribano y los alguaciles enlutados, así como la escolta correspondiente.

Cada pocos pasos el pregonero anunciaba en voz alta el nombre del delincuente, el delito por el que hubiera sido condenado y la pena impuesta. Se exigía que durante el tránsito y la ejecución reinase el mayor orden, bajo amenaza de sanciones.

No se permitía manifestar nada ni al reo ni al público, sino tan solo rezar. Tras la ejecución, el cadáver permanecía expuesto al público hasta la puesta de sol. Los códigos penales siguientes simplificaron y humanizaron, en cierto modo, la ejecución.

Litografía de Mariana Pineda en el patíbulo (26 de mayo de 1831).
Wikimedia Commons, CC BY

El garrote también se aplicó a mujeres, aunque en mucha menor medida que a hombres, y se prohibía desde antiguo (Roma) notificarles y ejecutar la sentencia si estaban embarazadas.

Así, entre las ejecutadas más célebres figuran la liberal Mariana Pineda, en 1831; Higinia Balaguer, en 1890, condenada por el famoso crimen de la Calle Fuencarral, y Josefa Merino (La Perla) en 1896, última mujer ejecutada en público.

Ejecutadas durante el franquismo

Durante el franquismo fueron agarrotadas tres asesinas: María Domínguez Martínez, en 1949; Teresa Gómez Rubio, en 1954 y Pilar Prades Expósito, en 1959.

En este periodo el garrote se empleó en decenas de casos, pero mucho menos que el fusilamiento tras las condenas en Consejos de Guerra sumarísimos a los declarados como rebeldes por la hipertrofiada justicia militar. Así se ejecutó a las Trece Rosas, a Julián Grimau y a miles de personas por los responsables del nuevo Estado, sobre todo durante la Guerra Civil y los primeros años del franquismo.

No obstante, la justicia castrense también contemplaba el garrote para cuando el reo fuera civil. De hecho, el militante antifranquista Salvador Puig Antich y el alemán Georg Michael Welzel, últimos agarrotados en España, en 1974, habían sido condenados a muerte por la jurisdicción militar.

Uno de los argumentos principales que se han empleado contra la pena de muerte es que el error judicial resulta irreparable. En 1897 se produjo una de las últimas ejecuciones públicas en España, la de Silvestre Lluís, condenado por el asesinato de su mujer y sus dos hijas, y que siempre defendió su inocencia. Justo antes de morir expresó: “¡Pueblo de Barcelona, muero inocente!”. Unos años después, se encontró una nota en la que su cuñado afirmaba ser el verdadero asesino.

En 1956 fueron agarrotados tres delincuentes sevillanos que resultaron ser inocentes del robo con homicidio de dos hermanas que regentaban un estanco. Años después, el verdadero homicida confesó su crimen a un religioso.

Como ya sostuviera en el siglo XVIII el jurista italiano Cesare Beccaria, “no es, pues, la pena de muerte derecho”, sino “solo una guerra de la nación contra un ciudadano”. La pena capital es una sanción propia de las sociedades totalitarias, un peligroso recurso de tiranías, aunque persista en algunos estados formalmente democráticos como los de Estados Unidos.

Resulta, por ello, incompatible con un modelo de organización social como el español por cuanto se cimentó sobre el reconocimiento de los derechos humanos. Afortunadamente, España lleva cincuenta años sin ejecutar a sus ciudadanos. Sería deseable que nunca más se mate en nombre de la justicia en España y que el abolicionismo, como movimiento de lucha por el reconocimiento pleno del derecho a la vida, se extienda a todos los rincones del mundo.

The Conversation

Cristian Sánchez Benítez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. 50 años sin aplicar la pena de muerte en España: los oscuros métodos de ejecución que nos marcaron durante siglos – https://theconversation.com/50-anos-sin-aplicar-la-pena-de-muerte-en-espana-los-oscuros-metodos-de-ejecucion-que-nos-marcaron-durante-siglos-255929

Suplemento cultural: en un lugar de la pantalla

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Claudia Lorenzo Rubiera, Editora de Cultura, The Conversation

Fotografía del rodaje de ‘El cautivo’ de Alejandro Amenábar. Disney

Este texto se publicó por primera vez en nuestro boletín Suplemento cultural, un resumen quincenal de la actualidad cultural y una selección de los mejores artículos de historia, literatura, cine, arte o música. Si quiere recibirlo, puede suscribirse aquí.


A veces tengo la sensación de que, como hispanoparlantes, no somos conscientes de la relevancia e importancia que tiene la figura de Cervantes –alguien que forma parte de nuestro patrimonio– en todo el planeta. Recuerdo entonces ese capítulo de El Ministerio del Tiempo en el que don Miguel visualizaba, en un “sueño premonitorio”, la trascendencia que iba a tener su obra en todo el mundo. Menos mal que no era realmente consciente de ello, que eso solo pasó en esta ficción televisiva, porque… ¿cómo habría podido llevar en vida el peso de saberse el autor de la obra más importante de la literatura universal?

Por eso, en su última película, Alejandro Amenábar decidió despojar al escritor de su aura divina y tratarlo como la persona que fue. Es decir, un ser humano más. En este caso, incluso, un cautivo más. La película homónima del director español imagina cómo Cervantes pasó los cinco años que estuvo retenido en Argel y cómo desarrolló ahí su talento para contar historias. Para situar la acción consultó con uno de los mayores expertos de Cervantes, José Manuel Lucía Megías, que sirvió de asesor aunque, como dijo el propio cineasta, el filme plantea hipótesis que chocan con los argumentos del estudioso porque, después de todo, una ficción es una ficción.

Pero nosotros nos hemos asegurado de que Lucía Megías haga una panorámica de cómo era la Argel del cautiverio de Cervantes que derribe mitos y fábulas. Porque la vida del escritor está ahora mismo rodeada de fake news. No hay más que leer a Pablo Úrbez Fernández y su repaso por la imagen de Cervantes que se ha recreado en la pantalla para confirmarlo. De espadachín a ejemplo moral, hay de todo en su representación menos la realidad de un hombre de carne y hueso.

Por cierto, no me cansaré de recomendar, ahora que hablamos de Alejandro Amenábar, el pódcast Delirios de España y su última temporada, en la que se repasa el loco rodaje de Los otros. Ahí queda dicho.

El arte agota

No sé si alguna vez han ido al Museo del Prado intentando descifrar las caras de los asistentes, pero muchas veces, sobre todo entre los turistas, se alternan rostros de agotamiento con otros de desesperación. Los locales estamos más acostumbrados a abordar la colección de la pinacoteca de poco en poco, pero los visitantes ocasionales sienten que tienen que verlo todo en un día y acaban con la cabeza del revés.

Esto no es una percepción nuestra. Alberto Pérez-López e Irene Pérez López explican qué es la fatiga museal y cómo debemos prepararnos, mental pero también físicamente, para un maratón artístico. ¿La máxima principal? Quien mucho abarca poco aprieta.

Yo quiero bailar…

Recuerdo que, en un artículo escrito durante la pandemia en el que se hablaba de cómo habíamos perdido la oportunidad de socializar en masa durante aquellos meses –o años–, un chico comentaba: “Es que yo no me puedo creer que no hayamos podido bailar todavía el ‘Physical’ de Dua Lipa”. Para quien no conozca la música de la cantante, el pop que propone es, sobre cualquier otra cosa, bailongo y divertido. Cuando leí eso recordé que, efectivamente, yo solo había podido dar saltos con sus canciones a solas en el salón de mi casa.

Por eso me quedé fascinada –y algo preocupada– cuando asistí al concierto de Dua Lipa este año y toda la pista estaba quieta, grabando, sin moverse ante algunos de los temas más discotequeros de nuestro tiempo. ¿Por qué ha pasado esto? Se lo pregunté a Cristina Pérez Ordoñez, que ha investigado sobre este tema, y escribió un artículo en el que explica las posibles causas de este cambio de hábitos. Es certero y objetivo, pero también algo triste.

Gaza

Mucho antes de leer la reseña sobre este libro en The Conversation Australia, su título, que ya lo decía todo, había captado mi atención en las librerías: “Algún día –cuando no entrañe riesgo alguno, cuando podamos llamar a las cosas por su nombre, cuando sea demasiado tarde para exigir responsabilidades– todo el mundo habrá querido estar siempre en contra”.

En él, Omar El Akkad lanza un reflexivo grito de socorro por el pueblo palestino que confronta a Occidente con la realidad de su inmovilidad. En el futuro se dirán otras cosas, pero él defiende que lo que cuenta es lo que hacemos ahora, en el presente.

Más cine por favor

Vuelve el cole y vuelve también la agenda cargada de estrenos de cine (ver el inicio de este boletín). Pero antes de tener nada más en cuenta, repasemos lo que ha sucedido en las salas en los últimos meses.

Uno de los grandes éxitos veraniegos ha sido la cinta de terror Weapons que ha cosechado alabanzas de crítica y público –y a la que yo no pienso acercarme–. Pero ¿de verdad deberíamos tenerle miedo a lo paranormal cuando los seres humanos son capaces de provocarnos verdadero pavor?

Para hablar de eso, precisamente, conviene analizar uno de los últimos géneros en auge: el true crime. Y plantearse a quién se le da voz a la hora de divulgar los casos. Porque si bien convertirse en portavoz de personas injustamente acusadas puede ayudar a su defensa, ponerle un micrófono a quienes han cometido actos terribles provoca más dolor del ya infligido.

Y, para cerrar, hablemos de Elvis. O de Lilo & Stitch, el gran taquillazo de 2025 (con permiso de Ne Zha 2). A los niños que acudieron en masa a su visionado les acompañaban padres que, en muchos casos, disfrutaron de los guiños que la cinta hacía a la música del roquero. No es un caso aislado. Las películas cada vez buscan más referencias sonoras para contentar a los adultos que acuden a ver cine infantil.

Y aprovecho para despedirme con una serie de películas sobre las aulas en Francia (el país que mejor trata la educación en el cine).

The Conversation

ref. Suplemento cultural: en un lugar de la pantalla – https://theconversation.com/suplemento-cultural-en-un-lugar-de-la-pantalla-265150

La conversación docente: la salud mental de los universitarios

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Eva Catalán, Editora de Educación, The Conversation

¿Recuerda cuando era estudiante universitario? ¿Son recuerdos borrosos de cañas en la cafetería y fiestas en el colegio mayor, debates encendidos hasta altas horas de la noche “arreglando el mundo”? ¿O más bien de horas de estudio en la biblioteca, madrugones o noches sin dormir para preparar exámenes? Quizá pertenece al grupo afortunado que combina ambas opciones.

Empezamos la universidad siendo adolescentes, y terminamos, o al menos ese es el objetivo, como jóvenes preparados para la vida adulta. Es un salto importante en el desarrollo mental. Y mientras muchos jóvenes disfrutan y prosperan durante este proceso de maduración, algunos sufren. Mucho. En ocasiones, se sienten tan angustiados o perdidos que recurren a las autolesiones: es decir, se hacen daño físico deliberadamente.

Lorena Gutiérrez, de la Universidad Rey Juan Carlos nos ha explicado esta semana qué factores influyen en la aparición de este tipo de conductas, denominadas “autolíticas”, que están aumentando entre la población universitaria. Entre un 15 % y un 25 % de universitarios españoles recurren a las autolesiones, según datos recientes que cita esta experta, que ofrece algunas claves sobre cómo podemos intervenir ante estos comportamientos y prevenirlos.

No es ninguna sorpresa que la hiperconexión digital sea uno de los factores que influye en el malestar mental de los universitarios. El impacto de las redes sociales nos afecta a todos, pero especialmente a las nuevas generaciones, como hemos analizado y documentado exhaustivamente en nuestra campaña de Bienestar digital y menores.

Y una de sus consecuencias es el estar sometido a una “violencia insidiosa” o “violencia de baja intensidad”: un goteo continuo de imágenes y agresiones en el que viven inmersos no ya los jóvenes, sino los adolescentes y preadolescentes en cuanto comienzan a interactuar en línea. Así lo describen los expertos de la Universidad del País Vasco que han publicado recientemente el artículo “Los adolescentes viven inmersos en violencia digital: ¿cómo les afecta?”.

Pero en The Conversation no estamos solo para alertar y documentar con evidencias estas tendencias. Muchos expertos trabajan en proyectos y métodos para encontrar soluciones. Aquí he recopilado varios de ellos, porque también es responsabilidad de la comunidad educativa conocer los retos a los que se enfrentan los estudiantes, que a menudo comienzan mucho antes de que se manifiesten los síntomas, y ayudarles en ese camino de superación.

Incluyo también los mejores artículos de esta semana para docentes: ideas para la clase de música y posibilidades con realidad virtual en Educación Física.

Feliz semana.

The Conversation

ref. La conversación docente: la salud mental de los universitarios – https://theconversation.com/la-conversacion-docente-la-salud-mental-de-los-universitarios-265336

Aún podemos salvar al salmón atlántico de la extinción

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Daniel García Souto, Investigador postdoctoral en Genética, Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC)

Ejemplar de salmón atlántico (‘Salmo salar’). Paul Abrahams/Shutterstock

El salmón atlántico es una especie prácticamente extinta en España, un riesgo que se lleva advirtiendo desde hace ya años. En la recién finalizada campaña de pesca de 2025 apenas se ha sobrepasado un centenar de ejemplares: 129 en Asturias, 7 en Galicia (muy por debajo de la cuota anual permitida por el Gobierno Autonómico) y apenas 1 en Cantabria, mientras que en Navarra el Gobierno Foral ha instaurado una interrupción indefinida de la pesca deportiva del salmón para evitar el colapso de sus poblaciones. Números que contrastan con las más de 10 000 capturas anuales que se hacían a mediados del siglo pasado en España.

En el río Sella, por ejemplo, se contaban más de 1 000 salmones hace apenas tres décadas, el Eo superaba holgadamente las 400 capturas en 1980 y cuencas como la del Nalón-Narcea y el Cares-Deva registraban miles cada año.

Sin embargo, ríos emblemáticos para la pesca del salmón como el Ulla, con una larga tradición de festejos ligados a su captura hasta bien entrado el siglo XX, han cerrado la campaña de este año sin un solo ejemplar. Otros, como el río Lérez, en la provincia de Pontevedra, llevan más de dos décadas sin registrar retornos significativos, lo que ha motivado el cierre permanente de sus cotos de pesca debido a la persistente ausencia de la especie. Todo ello a pesar de los continuos esfuerzos de repoblación impulsados por la Xunta de Galicia. Todo ello apunta a que, tras décadas de declive sostenido, podríamos estar asistiendo a la extinción local del salmón en la mayoría de los grandes ríos del país donde eran endémicos.




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Conservación frente a tradición

Las causas de este declive son múltiples y complejas: la fragmentación fluvial por presas y azudes que impiden el remonte, la contaminación industrial y agrícola que degrada los ecosistemas fluviales, la sobrepesca y, ahora, de manera cada vez más evidente, el cambio climático, que altera caudales y temperaturas del agua.

No se trata sólo de un problema biológico, sino también social y cultural, que requiere tanto de mayor entendimiento de este declive como de una regulación inmediata. Ante esta situación cabe pues preguntarse: ¿aceptaríamos batidas anuales de caza del lince ibérico, otra especie emblemática y en peligro, bajo la justificación de mantener una “tradición”?

Con el salmón atlántico, sin embargo, se mantienen campañas de pesca deportiva en ríos al borde del colapso. La paradoja es evidente: mientras invertimos grandes esfuerzos en conservar al lince o al oso pardo, ignoramos la extinción silenciosa de esta icónica especie.

La clave está en la diversidad

Ante este escenario, los estudios genéticos abren una ventana al pasado, presente y futuro de las poblaciones de salmón atlántico. Por ejemplo, al comparar ADN de escamas históricas con muestras más recientes, se ha constatado una pérdida notable de diversidad local y riqueza genética entre los años 1950 y la década de 1990 en ríos españoles, exhibiendo cuellos de botella genéticos en varias cuencas. Tal disminución evidencia que, cada año, los salmones retornados son genéticamente menos diversos.

También permiten estimar el tamaño de sus poblaciones y evaluar posibles mezclas con salmones procedentes de repoblaciones o piscifactorías, lo cual es clave para diseñar programas de conservación que eviten la pérdida de adaptaciones locales. Este conocimiento permite valorar la salud genética de las poblaciones, ya que una pérdida de variabilidad o el colapso genético alertan sobre vulnerabilidades frente a enfermedades, cambios ambientales o efectos demográficos no deseados.




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En busca de salmones prehistóricos

No obstante, la historia del salmón en la península ibérica va mucho, mucho más atrás. Al final de la última glaciación, cuando nuestros antepasados y neandertales habitaban cuevas como Atapuerca o El Mirón, ya consumían salmón atlántico. Los análisis de ADN antiguo han mostrado que los salmones presentes en la península ibérica hace entre 16 000 y 40 000 años poseían una estructura genética ancestral hoy casi desaparecida.

Por otro lado, el ADN sedimentario recuperado en la cueva de El Mirón confirma la presencia de fauna diversa, aunque todavía no se ha buscado salmón en los sedimentos. Estos avances abren además nuevas vías para rastrear la presencia de peces en épocas remotas y comprender cómo se adaptaron sus poblaciones a grandes cambios ambientales.

Ese paralelismo histórico resulta revelador. Entonces, como en la actualidad, el salmón formaba parte de redes ecológicas y culturales complejas, presionado tanto por el clima como por la acción humana. Conocer la diversidad genética de aquellas poblaciones –por ejemplo, cuán diverso era su genoma, qué tamaño tenían sus poblaciones, cómo cambiaron tras la glaciación y qué adaptaciones locales desaparecieron– puede ayudarnos a dimensionar la magnitud de la pérdida actual.




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Encontrar en el pasado las soluciones del futuro

Volver la mirada al pasado no ha de ser un ejercicio de arqueología gratuita. Los restos de salmones consumidos por nuestros antepasados nos revelan un legado genético que hoy apenas sobrevive en la Península. Estos “recuerdos genéticos”, accesibles gracias al análisis de ADN antiguo, pueden guiar políticas de conservación modernas, recordándonos que proteger al salmón no significa solo mantener un número mínimo de ejemplares, sino preservar su diversidad genética, sus adaptaciones locales y su importancia cultural milenaria.

Al igual que hace miles y miles de años el salmón resistió un cambio climático global durante la última glaciación, hoy se enfrenta a otro, de origen humano. Y su futuro dependerá de nuestra capacidad para aprender de la historia y actuar con decisión. Conservar al salmón atlántico no es solo un reto ecológico, sino también una responsabilidad con nuestro propio pasado y con las generaciones que vendrán.

The Conversation

Daniel García Souto está contratado a cargo de proyecto a través de un proyecto ATRAE financiado por el Ministerio de Ciencia Innovación y Universidades, Agencia Estatal de Investigación, (ATR2023-144170, Análisis de los cambios genómicos temporales en poblaciones de peces explotadas mediante ADN antiguo y ambiental) dirigido por Sofía Consuegra.

ref. Aún podemos salvar al salmón atlántico de la extinción – https://theconversation.com/aun-podemos-salvar-al-salmon-atlantico-de-la-extincion-263967

Moralización de la obesidad: cuando creemos (erróneamente) que el peso refleja el carácter de una persona

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Alejandro Magallares, Profesor Titular del Departamento de Psicología Social y de las Organizaciones, UNED – Universidad Nacional de Educación a Distancia

Representación de la gula en la ‘Mesa de los pecados capitales’ (1500), de El Bosco Museo del Pardo/Wikimedia Commons, CC BY

El Museo del Prado es una de las pinacotecas más visitadas del mundo. Una de las salas más apreciadas por los amantes de la pintura es la que contiene la colección de obras de El Bosco. El espectador no debería marcharse de Madrid sin antes admirar la maravillosa Mesa de los Pecados Capitales.

En esta pieza, el artista flamenco representa con gran maestría los siete pecados que son principio y fuente de otros de acuerdo con la tradición cristiana. En uno de los “radios” de la “rueda” (la obra tiene forma circular) aparece plasmada la gula mediante un señor con obesidad que come desaforadamente sentado en una silla, mientras que un niño pequeño, también con sobrepeso, le reclama al adulto que comparta el festín.

La obesidad en el arte a lo largo del tiempo

Este cuadro es un buen ejemplo de una representación negativa de la obesidad en el arte. Es importante mencionar que, antiguamente, el exceso de peso era un símbolo de fertilidad, como atestigua la famosa Venus de Willendorf, que podemos ver en el Museo de Historia Natural de Viena. Sin embargo, con el trascurrir de los siglos, esa percepción se fue transformando paulatinamente.

Así, lo que en los albores de la humanidad era una característica física positiva, asociada a la fecundidad, con el paso del tiempo se acabó convirtiendo en un rasgo denostado. Es fundamental recalcar que ese juicio va más allá de su dimensión corporal, para acabar valorando también el carácter de la persona con exceso de peso.

Un ejemplo: el doble rasero de la semaglutida

El proceso por el cual la obesidad deja de ser vista como un mero problema de salud para ser percibida también como un estado moralmente reprobable (asociado a defectos como la pereza, la falta de autocontrol o la irresponsabilidad) es lo que conocemos en psicología como “moralización de la obesidad”. Es decir, estamos “moralizando” a un individuo cuando creemos que una característica física externa (el peso) es un indicador fiable del carácter.

Un buen ejemplo actual de este fenómeno lo encontramos con la semaglutida. Este fármaco, comercializado con nombres como Ozempic o Wegovy, ayuda a reducir los niveles de azúcar en la sangre y a disminuir el hambre al promover la sensación de saciedad. Al inicio lo tomaban principalmente pacientes con diabetes tipo 2, pero pronto se vio que este compuesto también funcionaba muy bien para la pérdida de peso.




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El éxito abrumador de la semaglutida produjo que a finales del año 2022 hubiera una escasez del producto en todo el mundo. ¿Quiénes eran los culpables de que este milagroso fármaco estuviese agotado? Según algunos usuarios, los obesos estaban “robando” los medicamentos a la pobre gente afectada por diabetes tipo 2. Es decir, mientras que los diabéticos necesitaban su remedio, las personas con obesidad simplemente podían perder peso sin medicarse, ya que al fin y al cabo el peso es supuestamente una pura cuestión de voluntad.

La teoría de los fundamentos morales

Una reciente investigación ha examinado precisamente cómo afecta esa moralización al prejuicio que se siente hacia las personas con sobrepeso. El estudio, realizado en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) por los autores del presente artículo, trata de analizar cómo influyen algunos de los valores que forman parte de la conocida teoría de los fundamentales morales de Jonathan Haidt en la gordofobia.

Este profesor de la New York University Stern School of Business, autor del libro divulgativo de La mente de los justos, postula que la moralidad humana se basa en una serie de fundamentos universales. Entre ellos estarían el cuidado (es decir, la preocupación por proteger a otros de sufrir daño y la capacidad de sentir empatía) y la pureza (enfocada en evitar la contaminación, la degradación o la suciedad).

Nuestra investigación ha encontrado que resaltar los beneficios sociales de la pureza aumentaba la moralización de la obesidad e intensificaba el estigma relacionado con el peso. Es decir, los participantes que creían que las sociedades más “puras” disfrutaban de un mayor bienestar y felicidad, moralizaban más la obesidad y, por tanto, rechazaban más a las personas con sobrepeso.

Campañas contra la gordofobia

Estudios de este mismo año, 2025, ponen de manifiesto la dificultad que existe en hacer entender a las personas que el peso no depende exclusivamente de la voluntad personal. Por esa razón, las campañas para luchar contra la gordofobia que apelan meramente a argumentos racionales tienen problemas en hacer cambiar las creencias de la gente.

Nuestros hallazgos sugieren que para reducir el estigma relacionado con el peso es necesario enfatizar valores morales como la empatía o la compasión (el fundamento moral de cuidado) en los mensajes de salud pública, con el fin de fomentar actitudes más inclusivas hacia los cuerpos no normativos.

Uno de los carteles de la campaña lanzada por el Collectif National des Associations d'Obèses francés.
Uno de los carteles de la campaña lanzada por el Collectif National des Associations d’Obèses francés.
CNAO

En el ámbito internacional, recientes campañas a favor de las personas con obesidad inciden precisamente en esta idea. Por ejemplo, el Collectif National des Associations d’Obèses francés ha lanzado una serie de carteles enfatizando precisamente que “el peso de las palabras” en muchas ocasiones tiene un efecto más negativo sobre la persona con obesidad que la enfermedad en sí misma.

Por lo tanto, tratar de lograr que las personas con normopeso se pongan en el lugar de los obesos puede evitar que acabemos moralizándolos.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Moralización de la obesidad: cuando creemos (erróneamente) que el peso refleja el carácter de una persona – https://theconversation.com/moralizacion-de-la-obesidad-cuando-creemos-erroneamente-que-el-peso-refleja-el-caracter-de-una-persona-264998

La risa también tiene nombre de mujer

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Doina Repede, Profesora de Lengua española, Universidad de Granada

La cómica Henar Álvarez en un momento del programa de RTVE ‘Al cielo con ella’, del que es presentadora. RTVE

A lo largo del tiempo, la risa ha sido mucho más que un gesto. Ha sido compañía y refugio cuando más falta hacía. Desde las butacas del cine hasta los escenarios de teatro y las pantallas de televisión, el humor ha formado parte del día a día de los españoles.

Pero hablar de la historia del humor en España es hablar, durante mucho tiempo, de una risa escrita, interpretada y controlada por hombres. Eran ellos quienes ocupaban el centro del escenario. Las mujeres, en cambio, quedaban reducidas a un segundo plano o, directamente, convertidas en la diana del humor.

Evolución de la participación de hombres y mujeres en la historia del humor en España.
Extraído de Humcor.

De la alcahueta a los papeles de hombres

Cuando el teatro se consolidó como la gran máquina de entretenimiento popular, en los siglos XVI y XVII, la mujer ocupó sobre todo papeles cómicos muy definidos. Era la criada entrometida, la celosa desbordada, la beata hipócrita o la vieja alcahueta. Estos personajes funcionaban a la perfección para arrancar la risa del público, pero casi nunca se escapaban a la caricatura.

Aparte, las mujeres actuaban bajo una mirada de desconfianza social. Su presencia en escena estaba condicionada a normas estrictas. Debían estar casadas, tenían prohibido representar personajes masculinos y se las vigilaba con un fuerte control moral. Aún así, hubo mujeres que lograron imponerse con su talento en los corrales de comedias. Es el caso de María Calderón, Juana Orozco o Manuela Escamilla.

Otras fueron todavía más allá. Se lanzaron a hacer teatro de forma independiente, desafiando las normas sociales. Jusepa Vaca, Francisca Baltasara, María de Navas o Bárbara Coronel incluso se atrevieron a interpretar papeles masculinos. Esa valentía, sin embargo, les trajo más de un problema: escándalos públicos, escritos difamatorios e incluso castigos como el destierro o el encierro en conventos.

Pero el legado que dejaron hizo que otras mujeres pisaran con más fuerza las tablas.

El lento reconocimiento

Almanaque de los chistes.
Doina Repede/Humtext, CC BY-NC

En el siglo XIX, el teatro permitió que ellas siguiesen estando presentes en el escenario, aunque no dejaba de ser un terreno dominado por los hombres. Además, cualquier intento por parte de las mujeres de salirse de lo establecido solía convertirse en motivo de burla. Al fin y al cabo, la sociedad no veía con buenos ojos que ellas aspirasen a ocupar un lugar que, según las normas de la época, no les correspondía.

A pesar de las trabas, las mujeres consiguieron abrir algunas puertas. Seguían representando personajes típicos de la vida diaria –como la chulapa madrileña, la vecina curiosa o la criada ingeniosa–, pero sus actuaciones, cargadas de un humor pícaro y popular, no se limitaban a entretener: servían como una forma de crítica hacia la burguesía, los políticos y las estrictas normas sociales. También trataban temas como las relaciones y el amor con ingenio, recurriendo al doble sentido y a un tono juguetón.

A través de los papeles encarnados por Balbina Valverde, Luisa Campos, María Tubau o Rosario Pino la mujer no solo se convirtió en protagonista en el escenario, sino también en figura pública reconocida.

De vuelta al papel secundario

En los años 30 del siglo XX, la mujer seguía presente en el teatro, aunque cada vez tenía menos libertad en sus papeles. La dictadura y la censura limitaron enormemente el humor, y con ello la presencia femenina. Los personajes que solían interpretar eran, en su mayoría, los de siempre: vecinas chismosas, suegras entrometidas o madres arquetípicas.

En la radio tenían su espacio. Se las oían en seriales y adaptaciones de obras o radionovelas, pero su papel no era diferente y seguía reflejando normas tradicionales. En Matilde, Perico y Periquín, por ejemplo, Matilde, la madre, encarnaba el estereotipo de mujer preocupada por la casa, la familia y las apariencias sociales, aunque también podía ser protagonista de situaciones divertidas.

En la cultura popular surgieron figuras capaces de conquistar al público. Lina Morgan, con su humor gestual y su papel de pueblerina pícara e ingenua, llegó a convertirse en un auténtico icono del humor.

Junto a ella, se remarcaron otras figuras femeninas como Gracita Morales y Rafaela Aparicio. Interpretaban a criadas que llegaban del pueblo y que no sabían desenvolverse en la ciudad y rara vez tenían la oportunidad de encarnar personajes más serios o complejos.

Del papel de ingenua al de objeto sexual

Con la llegada del humor televisivo a los hogares españoles, apareció también un fenómeno muy visible: la hipersexualización de la mujer.

Un hombre bajito y con boina lleva en brazos a una chica en pantalón y bikini.
Un fotograma de la serie Arévalo y CIA (1994).

Durante décadas, incluso ya entrados los años 2000, era común ver personajes femeninos representados con poca ropa: enfermeras con batas muy ajustadas o empleadas del hogar con faldas demasiado cortas. Y si la empleada se subía a una escalera, el instante servía, aún más, para hacer reír a carcajadas. Pero no dejaban de ser imágenes que reforzaban estereotipos muy arraigados en la sociedad.

Y no solo pasaba en la televisión: también en revistas y periódicos se repetía la imagen de la mujer hipersexualizada. Era un objeto de deseo, siempre al servicio del hombre, incluso cuando él no cumplía con los mismos estándares de belleza que se le pedían a ella.

Dibujo de un hombre bajito que habla con una chica despampanante y que le dice que la ha contratado para que le suba el ego.
Viñeta publicada en la revista El Jueves en 2009.

Con la hipersexualización de la mujer llegó también el humor abiertamente machista, que solo buscaba la carcajada fácil. Los ejemplos abundan: “¿Ves ese coche estacionado torcido? Seguro que lo aparcó una mujer”, “El hombre mantiene, la mujer gasta”, “Las secretarias son bonitas, los jefes son inteligentes”, “A las mujeres no hay que entenderlas… hay que aguantarlas a golpes”.

Durante mucho tiempo, la violencia y la desigualdad pudieron disfrazarse de humor y sentirse a gusto.

A por el papel protagonista

Mientras abundaban chistes donde la mujer era objeto de burla o de violencia normalizada, había quienes daban la vuelta a las normas sociales. Es el caso de Rosa María Sardá en Ahí te quiero ver. La mujer ya no era la mandona pesada o la torpe doméstica. Ella era la esposa dominante, elegante y sarcástica. Y él, el esposo anulado, casi mudo.

Con la aparición del dúo cómico femenino Las Virtudes, a finales de los 80, cambió también la manera de mirar a la mujer en la comedia. Ellas recurrían a la exageración y el absurdo para sorprender al público y burlarse de las convenciones sociales. Además, quedó claro que las mujeres también podían contar chistes, y con mucho éxito, como Paz Padilla o Pilar Sánchez. El humor podía ser crítico, inteligente y con sello femenino. Ya no era cosa solo de hombres.

Una risa con nombre de mujer

Pero el verdadera cambio llegó, sobre todo, con la expansión de los monólogos. Eva Hache, Ana Morgade, Carolina Noriega o Virginia Riezu rompieron la lógica del humor tradicional. Ya no se trataba de encarnar personajes escritos por otros, sino de hablar en primera persona, con su propio guion, su propio estilo y su propia mirada crítica.

Hoy, las mujeres humoristas no solo nos hacen reír, sino que cuestionan estereotipos de género, se ríen de la vida cotidiana desde una perspectiva femenina. Y, muchas veces, utilizan el humor como herramienta de reivindicación. Aunque todavía hay menos mujeres que hombres, su papel ya no es secundario. Como demuestran los casos (y el éxito) de Eva Soriano o Henar Álvarez, son creadoras con voz propia. El camino no ha sido fácil, pero la risa, esa forma tan poderosa de resistencia y libertad, hoy suena cada vez más plural.

Porque si, como defendía el escritor francés François Rabelais en el prólogo de su obra Gargantúa (1534), “reír es propio del hombre”, usemos la primera acepción de la palabra de la RAE y digamos sí, es propio del hombre y de la mujer por igual.

The Conversation

Doina Repede no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. La risa también tiene nombre de mujer – https://theconversation.com/la-risa-tambien-tiene-nombre-de-mujer-263879

¿Pueden las víctimas de la lancha venezolana reclamar justicia internacional? Explicamos el embrollo legal tras el incidente

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Tulio Alberto Álvarez-Ramos, Profesor/Investigador Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello. Jefe de Cátedra de Derecho Constitucional de la Universidad Central de Venezuela, Universidad Católica Andrés Bello

Captura del vídeo difundido por Estados Unidos tras el ataque.

El 2 de septiembre de 2025, una lancha rápida que zarpó desde San Juan de Unare (Estado Sucre, Venezuela) fue destruida por una nave de guerra estadounidense en aguas del Caribe. El ataque, según el secretario de Estado Marco Rubio, fue ejecutado contra una embarcación “operada por una organización designada como narcoterrorista”.

Por su parte, Donald Trump afirmó: “Literalmente destruimos un barco, un barco que transportaba drogas, mucha droga”. Y agregó: “Muchas cosas están saliendo de Venezuela, así que lo eliminamos”.

Nicolás Maduro respondió calificando el hecho como una “pena de muerte marítima”. En su programa, Con Maduro+, afirmó: “Lo que hizo el gobierno de Estados Unidos fue una confesión pública de un crimen injustificable, sin derecho a la defensa, sin juicio, sin ley, sin respeto al derecho internacional”. Además, acusó a Washington de utilizar inteligencia artificial para fabricar el vídeo y advirtió que Venezuela se encuentra “bajo amenaza directa de agresión militar”.

Protocolo de acción

Existe un protocolo internacional en el caso de embarcaciones sospechosas de narcotráfico. Conforme a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) y al Convenio para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Navegación Marítima (SUA), los Estados pueden abordar buques sin nacionalidad o con autorización del Estado de bandera si existen sospechas fundadas de tráfico ilícito.

La Marina de los Estados Unidos también sigue un protocolo de interdicción marítima que prioriza la identificación, verificación y abordaje seguro de embarcaciones sospechosas de narcotráfico o piratería en aguas internacionales.

Este procedimiento se rige por el Maritime Operational Threat Response (MOTR), que establece coordinación interagencial entre Defensa, Seguridad Nacional, DEA y el Departamento de Estado. Antes de cualquier acción letal, se exige la confirmación de la nacionalidad del buque, advertencias previas, uso proporcional de la fuerza y preservación de evidencia.

La destrucción de una embarcación solo se justifica si representa una amenaza directa e inminente que no puede ser neutralizada por otros medios.

Más allá del derecho internacional

Este caso no solo desafía los límites del derecho internacional, sino que obliga a revisar cómo las democracias enfrentan amenazas transnacionales sin erosionar sus propios principios. También nos sitúa ante un escenario donde se instrumentaliza la lucha contra el narcotráfico como arma política y se evidencian las grietas estructurales del derecho internacional.

El Tribunal Supremo estadounidense ha sido claro en establecer que el debido proceso no puede ser suspendido por voluntad política. Específicamente, en cuanto al alcance extraterritorial de dicho debido proceso, la Corte reconoció en el caso Wong Wing vs United States, 163 U.S. 228 (1896) que también los extranjeros tienen derecho a un juicio justo antes de ser castigados.

El evento que analizamos se sitúa en un terreno aún más complejo: ¿pueden las víctimas –presuntamente extranjeras y fuera del territorio estadounidense– reclamar justicia en cortes federales? El Alien Tort Statute (ATS), codificado en 28 U.S.C. § 1350, permite que los extranjeros demanden a Estados Unidos por violaciones al derecho internacional. Pero esta doctrina fue limitada en el caso Sosa vs Alvarez-Machain, 542 U.S. 692 (2004), donde se instruyó a los tribunales a ejercer tal jurisdicción con extrema prudencia, y solo en casos que involucrasen normas internacionales claramente definidas.

Más recientemente, en el caso Nestlé USA, Inc. vs Doe, 593 U.S.(2021), la Corte negó jurisdicción bajo el ATS –sistema que rastrea a viajeros con visas de inmigrantes– a víctimas de esclavitud infantil en África, al considerar que los actos lesivos ocurrieron fuera del territorio estadounidense y que la conducta doméstica alegada era insuficiente.

¿Y si fue una ejecución extrajudicial?

El Torture Victim Protection Act (TVPA), promulgado en 1991, permite acciones judiciales por tortura o ejecución extrajudicial, independientemente de la nacionalidad de la víctima. Pero su aplicación exige que el acto haya sido cometido bajo autoridad oficial y que exista una vía procedimental para identificar al responsable. En el caso de la lancha, no hay cadena de mando clara, solo declaraciones políticas que justifican la acción como parte de una “guerra contra el crimen transnacional”.

En EE. UU. se han reconocido excepciones al debido proceso en tiempos de guerra. En el caso In re Yamashita, 327 U.S. 1 (1946) se juzgó al general japonés por crímenes de guerra, y la mayoría de la Corte sostuvo que los enemigos beligerantes no tienen derecho a un juicio ordinario. Pero la minoría, encabezada por los jueces Wiley Blount Rutledge y Frank Murphy, advirtió que “no puede existir en nuestro sistema un poder tan irrestricto para tratar a cualquier ser humano sin proceso alguno”.

En Johnson vs Eisentrager, 339 U.S. 763 (1950) se reafirmó que los enemigos extranjeros no residentes no tienen acceso a los tribunales en tiempos de guerra. Pero también se reconoció que la jurisdicción judicial depende de la presencia territorial del individuo.

Sin verdad y sin justicia

El debido proceso no puede ser suspendido por conveniencia política. La forma en que fue destruida la lancha impide conocer la verdad. ¿Eran todos traficantes? Si hubieran sido detenidos podrían haber sido juzgados por tribunales federales de EE. UU., como ocurre regularmente en casos de narcotráfico o piratería. Pero se ejecutó una acción letal, más cercana a una declaración política que a un acto de justicia.

La destrucción total de los elementos probatorios –la embarcación, la carga, los cuerpos– convierte este episodio en un crimen sin expediente, donde el poder militar sustituye al poder judicial. Cuando no hay verdad no puede haber justicia. Y aquí la verdad quedó sepultada bajo el mar.

The Conversation

Tulio Alberto Álvarez-Ramos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Pueden las víctimas de la lancha venezolana reclamar justicia internacional? Explicamos el embrollo legal tras el incidente – https://theconversation.com/pueden-las-victimas-de-la-lancha-venezolana-reclamar-justicia-internacional-explicamos-el-embrollo-legal-tras-el-incidente-264841