Del Cholo a Apollo: ¿qué implica que un fondo de inversiones se convierta en accionista mayoritario del Atlético de Madrid?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jose Torres-Pruñonosa, Profesor Titular de Universidad, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

13 de abril de 2024: Partido de Liga entre el Atlético de Madrid y el Girona f.c en el metropolitano. Marta Fernandez Jimenez/Shutterstock

En la Navidad de 2011, la llegada de Diego Pablo, el Cholo, Simeone al banquillo del Atlético de Madrid transformó al club. Desde el primer día, el técnico argentino, que en los noventa del siglo pasado había sido jugador y capitán del club, imprimió de inmediato una mentalidad nueva que ha sido el eje sobre el que ha girado la reconstrucción institucional y deportiva del Atlético de Madrid.

En noviembre de 2025, la evolución del Atlético de Madrid da un paso más –esta vez desde el punto de vista de su estructura de propiedad– con la entrada como accionista mayoritario de Apollo Sports Capital (ASC), una filial del grupo Apollo Global Management, especializada en inversiones en el ámbito deportivo y del entretenimiento.




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El verano del desencanto

El verano de 2011 marcó un punto de inflexión para el Atlético de Madrid. Concluida la temporada 2010-2011, el argentino Sergio Agüero anunció que su “etapa en el Atlético de Madrid había terminado”, lo que desencadenó una intensa oleada de salidas que se han recordado como “la desbandada”.

En cuestión de semanas se materializó la marcha de figuras como Diego Forlán o David de Gea, mientras el equipo apenas había reforzado su plantilla. Esto generó enormes dudas sobre la capacidad del técnico Gregorio Manzano para afrontar la pretemporada con garantías. Esa conmoción estructural reflejaba, más que un simple mercado de traspasos, una crisis de proyecto, de identidad deportiva y de continuidad en el club rojiblanco. La marcha de los referentes dejó al Atleti debilitado, con un calendario exigente y sin apenas margen de error.

Unos meses después de ese convulso verano, la realidad no era mucho mejor. El Atleti fue eliminado tempranamente de la Copa del Rey por el Albacete Balompié (un equipo de Segunda División) y, al llegar diciembre de 2011, ocupaba una posición cercana a los puestos de descenso.

En ese contexto de crisis deportiva (que amenazaba con volverse estructural) llegó, el 23 de diciembre de 2011, la decisión que marcaría un punto de inflexión para el club: la contratación de Diego Pablo Simeone como nuevo entrenador del equipo.

Primera entrevista del Cholo Simeone como entrenador del Atleti, 27 de diciembre de 2011. Fuente: YouTube, Atlético de Madrid.

La era Simeone: crecimiento y éxitos

La evolución del Atleti durante la era Simeone es un caso ejemplar de simbiosis entre éxito deportivo y crecimiento institucional. Desde su llegada a finales de 2011, el técnico argentino ha conquistado dos Ligas, dos Europa League, dos Supercopas de Europa, una Copa del Rey y una Supercopa de España. Además, ha disputado dos finales de la Liga de Campeones.

Este palmarés –sin precedentes en la historia moderna del club– ha coincidido con una expansión sostenida en sus dimensiones sociales y económicas: el número de socios superó los 140 000 (más del doble que en su primer año) y la facturación pasó de unos 100 millones de euros a rozar los 400 millones.




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El éxito sobre el césped impulsó una marca global que permitió financiar su mudanza del Manzanares al nuevo estadio, el Metropolitano, de la avenida de Arcentales, y situar al club entre las veinte entidades deportivas más valiosas del mundo. Un salto que parecía impensable en el verano de “la desbandada”.

Nueva estructura accionarial

Según el acuerdo anunciado el 10 de noviembre de 2025, ASC se convertirá en el principal propietario del club, aunque sus actuales máximos dirigentes, Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo, seguirán siendo accionistas (minoritarios) y conservarán sus cargos de consejero delegado y presidente, respectivamente.

El pacto contempla una inyección de capital destinada a respaldar los planes de largo plazo del club: reforzar la solidez financiera, la competitividad deportiva y el compromiso con la comunidad. También está el desarrollo de la Ciudad del Deporte, en las inmediaciones de su estadio, que por cuestiones de patrocinio y por lo menos hasta 2033 se llama Riyadh Air Metropolitano.

La nueva propietaria del Atleti es una empresa especializada en inversiones en deporte y entretenimiento. Se trata de un holding de capital permanente; esto es, que no opera con plazos fijos de salida (como los fondos de private equity tradicionales), sino que pretende mantenerse como socio a largo plazo en las entidades deportivas en las que invierte. En el contexto de la operación con el Atlético de Madrid, este perfil encaja con la estrategia anunciada de reforzar la solidez financiera, la competitividad deportiva y el desarrollo de infraestructuras asociadas al club.

Si el propósito último de un fondo como Apollo Sports Capital es crear valor, resulta inevitable preguntarse, ¿qué puede generar más valor para un club de fútbol que ganar la Liga de Campeones?

Éxitos deportivos y ganancias económicas

En la historia reciente, inversores individuales como Roman Abramóvich en el Chelsea o Silvio Berlusconi en el Milan demostraron que la conquista del gran título europeo puede multiplicar tanto el prestigio global como el valor económico de una entidad deportiva.




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Sin embargo, mientras aquellos proyectos se sustentaron en el mecenazgo personal y una lógica de gasto ilimitado, los fondos institucionales como Apollo operan bajo parámetros distintos: buscan estabilidad financiera, sostenibilidad y retornos medibles en el tiempo.

Entonces, la pregunta es si el modelo de capital paciente –en los que la inversión es a largo plazo y no se espera un retorno rápido sino beneficios más sustanciales a futuro– puede compatibilizarse con la naturaleza imprevisible y emocional del fútbol de élite.

Win-win: aficionados y accionistas

El gran desafío del Atlético de Madrid en esta nueva etapa será armonizar los intereses de sus grupos de interés (stakeholders): los aficionados –la base emocional e histórica del club– aspiran a fichajes ambiciosos, victorias resonantes y, en última instancia, a títulos. Mientras, los nuevos accionistas persiguen la sostenibilidad económica y la creación de valor a largo plazo.

Conciliar ambas dimensiones no es tarea menor, implica redefinir la gobernanza del club para equilibrar pasión y prudencia financiera. El Atlético ya ha sido pionero en la exploración de nuevos modelos de relación con su comunidad: a comienzos de 2020 lanzó, a través de la plataforma socios.com, fan tokens con los que pretendía, mediante la tecnología blockchain, hacer sentir a sus seguidores más partícipes del día a día del club a sus seguidores. No obstante, hoy, esos activos cotizan en valores mínimos, reflejo del escaso papel real que han tenido los tokenistas en la toma de decisiones.

La entrada de Apollo reabre pues el debate sobre cuál debe ser el modelo de gestión más eficiente para un club como el Atleti.




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¿Y ahora qué?

El reto para el Atlético de Madrid es aún más complejo si se enmarca en el ecosistema particular del fútbol español, históricamente dominado por el FC Barcelona y el Real Madrid. Ambos clubes concentran la mayoría de los ingresos comerciales y televisivos, y, además, ejercen una influencia estructural sobre la narrativa mediática e institucional. Su capacidad para duopolizar la atención (y con ello la facturación derivada de patrocinadores, audiencias y derechos de imagen) deja a los demás competidores en una posición desigual y de desventaja.

La trayectoria del Atlético de Madrid en los últimos quince años resume, en buena medida, la transformación del fútbol europeo en una industria global. De la crisis identitaria de 2011 pasando por la consolidación del cholismo hasta la actual entrada de Apollo Sports Capital, el club ha pasado de ser una institución con problemas estructurales a convertirse en un activo financiero de interés internacional.




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Pero esta evolución también plantea una paradoja: cuanto más sólido es el proyecto empresarial más difícil resulta preservar su alma popular. El desafío para el Atleti (y, por extensión, para el fútbol moderno) está en encontrar el punto de equilibrio entre capital y sentimiento, entre el beneficio económico y la pertenencia emocional.

Si lo logra, podrá demostrar que, en el siglo XXI, todavía es posible competir con los gigantes sin perder la esencia de club que, durante más de un siglo, ha hecho latir a varias generaciones de rojiblancos.

The Conversation

Jose Torres-Pruñonosa es socio del Futbol Club Barcelona.

Benito Pérez-González es socio-abonado del Atlético de Madrid

Raúl Gómez Martínez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Del Cholo a Apollo: ¿qué implica que un fondo de inversiones se convierta en accionista mayoritario del Atlético de Madrid? – https://theconversation.com/del-cholo-a-apollo-que-implica-que-un-fondo-de-inversiones-se-convierta-en-accionista-mayoritario-del-atletico-de-madrid-269363