La conversación docente: la importancia de ser escuchado

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Eva Catalán, Editora de Educación, The Conversation

brunocoelho / Shutterstock, CC BY

Allá por el año 2016 acompañé un día a un grupo de estudiantes de quinto de primaria de visita a un museo de arte contemporáneo. Junto con sus profesoras, y un pequeño equipo de educadores del museo, nos repartimos por diferentes salas, donde se podían ver series de fotografías, esculturas y cuadros abstractos.

Una cosa me llamó la atención: ningún educador del museo “explicó” a los niños lo que estábamos viendo. Eran los propios niños los que, animados por ellos, iban comentando las piezas, lo que les sugerían, a lo que les recordaban, lo que pensaban que podían significar, lo que les hacía sentir. Hablar delante de compañeros y adultos, y ser escuchado con atención, con respeto y sin ser juzgados, me pareció de pronto un aprendizaje mucho más importante que entender determinado movimiento artístico.

Me hizo pensar también en si, cuando yo iba a EGB, mis profesores habían querido saber lo que yo pensaba. Si alguna vez, en una clase, trabajo o examen, algún docente me había animado a dar mi opinión o mi punto de vista. Mi experiencia en primaria siempre había consistido en aprender muy bien lo que los profesores decían para repetirlo lo más parecido en un examen. En el mundo académico, mi visión propia y crítica de las cosas solo se empezó a valorar mucho después, en la universidad.

Cuando no se nos pregunta lo que pensamos ni se escucha lo que tenemos que aportar, es difícil desarrollar el pensamiento crítico, un componente esencial de las recomendaciones europeas para la educación. “Es fundamental para evaluar información, tomar decisiones informadas y resolver problemas de manera autónoma; para comprender los sistemas sociales, políticos y económicos de hoy y participar activamente en la sociedad; para usar críticamente la tecnología digital y para identificar oportunidades, evaluar riesgos y tomar decisiones innovadoras”: así lo resume Javier M. Valle, de la Universidad Complutense, en su artículo Cómo distinguir la delgada línea entre educar y adoctrinar.

Como dice este experto, educar sin pensamiento crítico no es educar, es adoctrinar. Y en demasiadas ocasiones la frontera entre una u otra cosa queda algo difusa. Y la mejor manera de evitar ser adoctrinado es… sí, precisamente. Tener capacidad crítica. Haber aprendido a pensar.

La neuroeducación, la pedagogía y la psicología confirman que cualquier asignatura se puede enseñar con esa perspectiva de reflexión propia y de creatividad, desde las ciencias a la historia o la literatura.

Y para no quedarnos en el ámbito de la teoría y las buenas palabras, hemos tenido la oportunidad de “visitar” de la mano de la investigadora y doctoranda Marta Rodríguez Pérez de la Universidad de Huelva una escuela y un instituto en los que esta manera de enseñar se pone en práctica.

La selección de este lunes trae propuestas para aprender pensando y no repitiendo. Además, hemos hablado de cómo mejorar la adquisición del lenguaje y la detección de problemas en este área con robots asistentes, por qué algunos niños tienen dificultades con las matemáticas aunque se esfuerzan, por qué en España hemos avanzado menos en la aplicación práctica de lo que aprendemos en la escuela que en otros países desarrollados, cómo evitar la ansiedad universitaria, cómo ser más creativos aprendiendo a tocar un instrumento y cómo detectar la violencia psicológica en la escuela, uno de las formas de acoso más invisibles y dañinas.

The Conversation

ref. La conversación docente: la importancia de ser escuchado – https://theconversation.com/la-conversacion-docente-la-importancia-de-ser-escuchado-269031