Source: The Conversation – (in Spanish) – By Gustavo Porporato Daher, Profesor de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad Autónoma de Madrid
La gestión financiera de los ingresos constituye un aspecto central de la economía y el bienestar familiar. Las decisiones de ahorro e inversión se ven condicionadas por factores como la edad, el ciclo vital, el nivel educativo, la estabilidad de los ingresos y la aversión al riesgo. Este último factor es el que determina cuál instrumento financiero se adapta mejor a cada inversor, considerando la relación financiera entre riesgo y rentabilidad.
Comportamientos de ahorro e inversión
Gran parte de la riqueza de los hogares españoles se concentra en activos inmobiliarios. Esta estrategia, que es entendible por mucha gente, limita la disponibilidad de los activos (liquidez). El Banco de España señala que la base del patrimonio líquido de la mayoría de las familias son los depósitos bancarios y las cuentas de ahorro.
La mayoría prefiere destinar sus recursos financieros a productos de bajo riesgo, buscando conservar su capital, asegurar liquidez y planificar su jubilación. Sin embargo, la proporción entre activos líquidos y aquellos con mayor rentabilidad depende de la edad:
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Jóvenes (20–39 años): aunque prefieren instrumentos altamente líquidos (depósitos o cuentas remuneradas) deberían aumentar tempranamente su participación en productos de ahorro previsional como planes de pensiones.
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Mediana edad (40–59 años): tienden a diversificar más sus carteras de inversión, combinando vivienda, bonos gubernamentales, seguros de ahorro y fondos mixtos conservadores. Esta etapa concentra el esfuerzo de acumulación patrimonial y planificación de gastos futuros (educación, jubilación).
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Jubilados (60+ años): estudios recientes sobre envejecimiento e inversiones seguras señalan que los hogares jubilados priorizan la estabilidad y reducen al mínimo su exposición al riesgo. Así, sus inversiones se concentran en activos de muy bajo riesgo, maximizando la liquidez y la estabilidad de ingresos. Los depósitos, bonos públicos a corto plazo y las rentas vitalicias constituyen instrumentos clave para ellos.
Productos financieros con menor riesgo
Cuentas de ahorro: permiten guardar dinero y disponer de él cuando se necesite. Algunas ofrecen una pequeña rentabilidad y no suelen tener comisiones se cumplen ciertos requisitos.
Cuentas remuneradas: similares a las cuentas de ahorro, tienen una rentabilidad más competitiva a cambio de ciertas condiciones (como domiciliar ingresos o limitar el saldo máximo remunerado).
Depósitos a plazo fijo: se destina una cantidad de dinero durante un tiempo determinado, a cambio de una rentabilidad pactada. El dinero queda inmovilizado hasta el vencimiento, pero suelen ofrecer mayores intereses que las cuentas anteriores.
Planes de pensiones: permiten ahorrar para la jubilación, con ventajas fiscales. El dinero invertido no está disponible hasta la jubilación o en situaciones excepcionales (y muchas veces con penalizaciones).
Seguros de ahorro: el ahorrador entrega una cantidad de dinero, llamada prima, a la aseguradora por un plazo previamente acordado, sin posibilidad de recuperarla antes del vencimiento. Al finalizar el plazo, recibe la prima invertida y posibles rendimientos garantizados. Si fallece, el capital y los intereses se transfieren a sus herederos.
Renta vitalicia
La renta vitalicia es un seguro donde se invierte un capital y, de inmediato o transcurrido un plazo, se recibe una renta mensual asegurada hasta el fallecimiento, pagada por la compañía aseguradora.
Productos financieros con riesgo medio
Fondos de inversión: invierten en activos de renta variable (acciones) o renta fija (deuda pública y privada). Ofrecen algo más de rentabilidad pero también una mayor exposición a los vaivenes del mercado.
Para minimizar el riesgo, los fondos de gestión pasiva intentan replicar, y no superar, el rendimiento de algún índice de referencia. Para ello, arman su cartera de inversión con los mismos valores y en la misma proporción que que el índice.
Productos financieros con riesgo alto
Fondos de inversión de gestión activa, donde los gestores deciden en qué valores invertir, buscando una mayor rentabilidad a cambio de mayor riesgo asumido.
Cartera propia de acciones, bonos, materias primas, criptoactivos, etc: en este caso, el inversor compra directamente los valores en el mercado, constituyendo su propia cartera.
Fomentar la estabilidad financiera
Las decisiones de ahorro e inversión familiar se ven fuertemente influidas por el ciclo vital. La aversión al riesgo aumenta con la edad, desplazando las carteras hacia instrumentos de menor riesgo y volatilidad. La vivienda constituye un activo predominante en las familias de mediana edad, mientras que los jubilados priorizan seguridad y liquidez.
Para fomentar la estabilidad financiera intergeneracional, las políticas públicas y los programas de educación financiera deberían promover desde edades tempranas el ahorro sistemático y la planificación previsional.
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Gustavo Porporato Daher no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
– ref. Ahorro e inversión ‘con cabeza’ en cada momento de la vida – https://theconversation.com/ahorro-e-inversion-con-cabeza-en-cada-momento-de-la-vida-266613

