El auge del anime: de fenómeno ‘otaku’ a cultura global

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Antonio Horno López, Profesor Titular de Universidad, Universidad de Jaén

Fotograma de _Guardianes de la noche: La fortaleza infinita_. IMDB

En apenas unos años, el anime ha pasado de ser un producto de nicho, asociado casi en exclusiva a los aficionados más apasionados –los llamados otaku–, a convertirse en un fenómeno cultural de alcance global. El reciente estreno de la película Guardianes de la noche: la fortaleza infinita, que ha superado los 640 millones de dólares de recaudación global, así lo demuestra.

Para comprender esta transformación, diversos autores han propuesto una clasificación en distintas generaciones que permite analizar con mayor claridad su evolución a lo largo del tiempo.

La denominada “Pregeneración” del anime (1910-1950) engloba los primeros experimentos animados realizados en Japón. Con la “Primera Generación” (1950-1970) surgen las series televisivas y se define un estilo gráfico propio, aunque orientado al público infantil. La “Segunda Generación” (1970-1983) amplía horizontes al introducir tramas más adultas, consolidando al anime como medio narrativo versátil. La “Tercera Generación” (1983-1995), conocida como la “Edad de Oro”, diversifica géneros y formatos, incorpora los vídeos domésticos (OVA) y conquista por primera vez al público occidental. En esta etapa se estrenan internacionalmente series de anime reconocidas como Sailor Moon, Campeones: Oliver y Benji, Los caballeros del zodiaco y, por supuesto, Dragon Ball.




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Y, finalmente, la “Cuarta Generación” (1995-actualidad) se caracteriza por la digitalización y la globalización, que consolidan al anime como una industria de alcance mundial.

La evolución tecnológica

Sin embargo, lo que vemos hoy en pantalla va más allá de aquel inicio digital de los años noventa, cuando el anime circulaba sobre todo en páginas no oficiales de internet o en algunos canales privados.

La irrupción de las plataformas de streaming ha transformado radicalmente su distribución y producción. Netflix, entre otras, no solo ha multiplicado su audiencia, sino que ha impulsado nuevas creaciones con total libertad estilística. Títulos como Devilman Crybaby (2018) y Aggretsuko (2020) evidencian esa diversidad, combinando elementos visuales y temáticos que desafían las categorías tradicionales.

También podemos mencionar Made in Abyss (2017), donde la estética infantil contrasta con su crudeza narrativa, logrando una propuesta madura y emocionalmente intensa.

Imagen de una serie de anime.
Ilustración de la serie Made in Abyss.
Netflix

Entre los títulos que marcaron un punto de inflexión destaca Shingeki no Kyojin (Ataque a los titanes, 2013), cuya narrativa épica y violencia estilizada atrajeron a un público nuevo, incluso ajeno al anime. Esta serie podría considerarse la cabeza visible de una nueva era: una animación japonesa más ambiciosa, global y emocionalmente compleja.

En la misma línea de evolución técnica y visual se encuentra DoroHeDoro (2020), adaptación del manga de la dibujante Q Hayashida. Su producción fue posible gracias al avance de las imágenes generadas por ordenador (CGI), que permitió trasladar con fidelidad los intrincados escenarios y personajes del manga. El estudio MAPPA combinó modelado tridimensional con texturas bidimensionales, consiguiendo un estilo híbrido que preserva la esencia del dibujo original. Este logro marcó un precedente en este tipo de obras que inicialmente fueron consideradas “inadaptables”.

Llegan los primeros cazadores de demonios

Como decíamos al inicio, otro fenómeno reciente es Guardianes de la noche: Kimetsu no Yaiba, cuyo éxito explotó tras la adaptación animada del manga homónimo iniciada en 2019 por el estudio Ufotable. La historia de los hermanos Tanjirō y Nezuko contra los demonios combina acción y emoción, logrando resonar con audiencias de todas las edades. El episodio 19, con la espectacular “Danza del Dios del Fuego”, es ya un referente por su técnica de animación a mano y el uso magistral de la técnica de la rotoscopia.

Su secuela cinematográfica, Tren infinito (2020), arrasó en taquilla, pero ha sido La fortaleza infinita (2025) la que, hasta el momento, ha pulverizado todos los récords, convirtiéndose en la película de anime más taquillera de la historia.

Producida por Sony, Ufotable y Aniplex, esta nueva entrega combina animación 2D y 3D con una precisión visual sobresaliente. Este hecho le ha valido el premio a la “Mejor Animación Internacional 2025” en los Critics Choice Awards. Así mismo, el uso del color como elemento distintivo de cada personaje enriquece la puesta en escena y facilita la comprensión dentro de la abundancia visual. El resultado es un espectáculo vibrante que convierte cada secuencia en un despliegue tan vertiginoso y cautivador que resulta imposible apartar la vista.


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K-Pop y demonios, una combinación de oro

Dentro de este panorama globalizado destaca también Las guerreras del K-Pop (2025), una coproducción de Sony Pictures Animation y Netflix, dirigida por Maggie Kang y Chris Appelhans. La cinta fusiona el fenómeno musical coreano con la acción sobrenatural, narrando la historia de un grupo de cantantes que también son cazadoras de demonios. Bajo su estética colorida y musical, la película aborda temas universales como la amistad, la identidad y la aceptación personal.

Aunque no es un anime japonés en sentido estricto, su lenguaje visual –colores intensos, expresividad chibi y dinamismo en las escenas de combate– bebe claramente de esta estética. Su éxito fue inmediato: se convirtió en la película animada más vista de Netflix, con varias canciones en el la lista Billboard Hot 100, incluida “Golden”, que alcanzó el número uno. Su impacto confirma la expansión del “espíritu anime” más allá de las producciones japonesas, en una animación global e híbrida. Es lo que algunos autores ya denominan “animesque”.

Videoclip de ‘Golden’, el gran éxito musical de Las guerreras del K-Pop.

Este tipo de obras demuestra que el anime ha dejado de ser un producto cultural limitado a su país de origen o a un público específico. Hoy forma parte del lenguaje del entretenimiento contemporáneo, donde la animación oriental y occidental se influyen mutuamente. Producciones japonesas que rompen con los cánones tradicionales conviven con creaciones occidentales que adoptan su estética hasta volverse casi indistinguibles.

La ‘Quinta Generación’ del anime

Todo ello apunta a que nos encontramos ante una “Quinta Generación” del anime: una etapa definida no solo por los avances técnicos y el aprovechamiento de la animación híbrida, sino también por una voluntad de desdibujar fronteras y explorar nuevas formas de contar historias.

En definitiva, el anime ha dejado de ser una expresión reservada a un público concreto para convertirse en una de las voces más poderosas e influyentes de la cultura del entretenimiento. Un territorio fértil donde, paradójicamente, lo mainstream y lo otaku se encuentran para dar forma a un lenguaje común que trasciende fronteras y generaciones.

The Conversation

Antonio Horno López no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. El auge del anime: de fenómeno ‘otaku’ a cultura global – https://theconversation.com/el-auge-del-anime-de-fenomeno-otaku-a-cultura-global-266540