Source: The Conversation – (in Spanish) – By Daniel García Souto, Investigador postdoctoral en Genética, Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC)

El salmón atlántico es una especie prácticamente extinta en España, un riesgo que se lleva advirtiendo desde hace ya años. En la recién finalizada campaña de pesca de 2025 apenas se ha sobrepasado un centenar de ejemplares: 129 en Asturias, 7 en Galicia (muy por debajo de la cuota anual permitida por el Gobierno Autonómico) y apenas 1 en Cantabria, mientras que en Navarra el Gobierno Foral ha instaurado una interrupción indefinida de la pesca deportiva del salmón para evitar el colapso de sus poblaciones. Números que contrastan con las más de 10 000 capturas anuales que se hacían a mediados del siglo pasado en España.
En el río Sella, por ejemplo, se contaban más de 1 000 salmones hace apenas tres décadas, el Eo superaba holgadamente las 400 capturas en 1980 y cuencas como la del Nalón-Narcea y el Cares-Deva registraban miles cada año.
Sin embargo, ríos emblemáticos para la pesca del salmón como el Ulla, con una larga tradición de festejos ligados a su captura hasta bien entrado el siglo XX, han cerrado la campaña de este año sin un solo ejemplar. Otros, como el río Lérez, en la provincia de Pontevedra, llevan más de dos décadas sin registrar retornos significativos, lo que ha motivado el cierre permanente de sus cotos de pesca debido a la persistente ausencia de la especie. Todo ello a pesar de los continuos esfuerzos de repoblación impulsados por la Xunta de Galicia. Todo ello apunta a que, tras décadas de declive sostenido, podríamos estar asistiendo a la extinción local del salmón en la mayoría de los grandes ríos del país donde eran endémicos.
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Conservación frente a tradición
Las causas de este declive son múltiples y complejas: la fragmentación fluvial por presas y azudes que impiden el remonte, la contaminación industrial y agrícola que degrada los ecosistemas fluviales, la sobrepesca y, ahora, de manera cada vez más evidente, el cambio climático, que altera caudales y temperaturas del agua.
No se trata sólo de un problema biológico, sino también social y cultural, que requiere tanto de mayor entendimiento de este declive como de una regulación inmediata. Ante esta situación cabe pues preguntarse: ¿aceptaríamos batidas anuales de caza del lince ibérico, otra especie emblemática y en peligro, bajo la justificación de mantener una “tradición”?
Con el salmón atlántico, sin embargo, se mantienen campañas de pesca deportiva en ríos al borde del colapso. La paradoja es evidente: mientras invertimos grandes esfuerzos en conservar al lince o al oso pardo, ignoramos la extinción silenciosa de esta icónica especie.
La clave está en la diversidad
Ante este escenario, los estudios genéticos abren una ventana al pasado, presente y futuro de las poblaciones de salmón atlántico. Por ejemplo, al comparar ADN de escamas históricas con muestras más recientes, se ha constatado una pérdida notable de diversidad local y riqueza genética entre los años 1950 y la década de 1990 en ríos españoles, exhibiendo cuellos de botella genéticos en varias cuencas. Tal disminución evidencia que, cada año, los salmones retornados son genéticamente menos diversos.
También permiten estimar el tamaño de sus poblaciones y evaluar posibles mezclas con salmones procedentes de repoblaciones o piscifactorías, lo cual es clave para diseñar programas de conservación que eviten la pérdida de adaptaciones locales. Este conocimiento permite valorar la salud genética de las poblaciones, ya que una pérdida de variabilidad o el colapso genético alertan sobre vulnerabilidades frente a enfermedades, cambios ambientales o efectos demográficos no deseados.
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En busca de salmones prehistóricos
No obstante, la historia del salmón en la península ibérica va mucho, mucho más atrás. Al final de la última glaciación, cuando nuestros antepasados y neandertales habitaban cuevas como Atapuerca o El Mirón, ya consumían salmón atlántico. Los análisis de ADN antiguo han mostrado que los salmones presentes en la península ibérica hace entre 16 000 y 40 000 años poseían una estructura genética ancestral hoy casi desaparecida.
Por otro lado, el ADN sedimentario recuperado en la cueva de El Mirón confirma la presencia de fauna diversa, aunque todavía no se ha buscado salmón en los sedimentos. Estos avances abren además nuevas vías para rastrear la presencia de peces en épocas remotas y comprender cómo se adaptaron sus poblaciones a grandes cambios ambientales.
Ese paralelismo histórico resulta revelador. Entonces, como en la actualidad, el salmón formaba parte de redes ecológicas y culturales complejas, presionado tanto por el clima como por la acción humana. Conocer la diversidad genética de aquellas poblaciones –por ejemplo, cuán diverso era su genoma, qué tamaño tenían sus poblaciones, cómo cambiaron tras la glaciación y qué adaptaciones locales desaparecieron– puede ayudarnos a dimensionar la magnitud de la pérdida actual.
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Encontrar en el pasado las soluciones del futuro
Volver la mirada al pasado no ha de ser un ejercicio de arqueología gratuita. Los restos de salmones consumidos por nuestros antepasados nos revelan un legado genético que hoy apenas sobrevive en la Península. Estos “recuerdos genéticos”, accesibles gracias al análisis de ADN antiguo, pueden guiar políticas de conservación modernas, recordándonos que proteger al salmón no significa solo mantener un número mínimo de ejemplares, sino preservar su diversidad genética, sus adaptaciones locales y su importancia cultural milenaria.
Al igual que hace miles y miles de años el salmón resistió un cambio climático global durante la última glaciación, hoy se enfrenta a otro, de origen humano. Y su futuro dependerá de nuestra capacidad para aprender de la historia y actuar con decisión. Conservar al salmón atlántico no es solo un reto ecológico, sino también una responsabilidad con nuestro propio pasado y con las generaciones que vendrán.
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Daniel García Souto está contratado a cargo de proyecto a través de un proyecto ATRAE financiado por el Ministerio de Ciencia Innovación y Universidades, Agencia Estatal de Investigación, (ATR2023-144170, Análisis de los cambios genómicos temporales en poblaciones de peces explotadas mediante ADN antiguo y ambiental) dirigido por Sofía Consuegra.
– ref. Aún podemos salvar al salmón atlántico de la extinción – https://theconversation.com/aun-podemos-salvar-al-salmon-atlantico-de-la-extincion-263967
