Resiliencia desde abajo: proyectos comunitarios frente al cambio climático en América del Norte

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Juan Alberto Gran Castro, Professor, Universidad de Guadalajara

Huellas de la sequía en la presa de Palote (Guanajato, México). Dany Bejar photography/Shutterstock

Frente a la creciente intensidad de los impactos del cambio climático –inundaciones, sequías prolongadas, incendios forestales, pérdida de biodiversidad y degradación ambiental–, las comunidades más vulnerables tienden a enfrentar desafíos cada vez más complejos para proteger sus territorios y alcanzar condiciones de vida deseables.

Esta vulnerabilidad, que se expresa en condiciones de exposición y dificultades para el acceso a recursos a la hora de afrontar amenazas, es el “escenario” de los proyectos de base comunitaria que emergen a través de procesos alternativos que buscan atender los efectos del cambio climático desde el conocimiento local, la acción colectiva y el compromiso con la justicia ambiental.

Sin embargo, para que estas iniciativas puedan desarrollarse, escalar y sostenerse en el tiempo, hace falta conjuntar una serie de factores; entre ellos, el apoyo institucional y recursos financieros.

El programa J4Climate: Equidad Ambiental y Resiliencia Climática, impulsado por la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) –organismo trinacional establecido en el marco del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá–, representa uno de los mecanismos regionales que han reconocido la importancia de fortalecer este tipo de esfuerzos.

A través de convocatorias anuales, J4Climate financia proyectos en la región, priorizando a comunidades indígenas, rurales y marginadas en contextos de alta vulnerabilidad climática.




Leer más:
Las medidas de adaptación al cambio climático mal diseñadas exacerban las desigualdades


Una mirada crítica al programa J4Climate

Aunque estos apoyos han dado lugar a experiencias valiosas, es importante reflexionar críticamente sobre sus alcances y limitaciones. ¿Qué implica financiar la resiliencia comunitaria?

Los recursos de J4Climate provienen de las agencias ambientales de los tres países: el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México. Se trata, por tanto, de un instrumento intergubernamental que refleja tanto intereses comunes como tensiones políticas que requieren articulación y negociación entre los países.

Desde una perspectiva comunitaria, este financiamiento representa una oportunidad estratégica, ya que permite dar continuidad a proyectos que, de otro modo, enfrentarían enormes obstáculos para acceder a recursos financieros. Sin embargo, no todos los proyectos comunitarios pueden acceder a este tipo de fondos: las exigencias técnicas, los marcos de evaluación por resultados y los plazos de ejecución corren el riesgo de excluir propuestas que no encajan fácilmente en los formatos institucionales.

Además, temas sensibles –como la defensa del territorio frente a megaproyectos extractivos, la lucha contra el racismo ambiental o la criminalización de defensores– son cuestiones que quedan fuera de los alcances de este tipo de subvenciones.

Esta situación plantea un dilema: el financiamiento que hace posible la acción comunitaria puede, al mismo tiempo, condicionar sus contenidos, temporalidades y formas organizativas. Así, se corre el riesgo de fortalecer sólo aquellas expresiones de acción climática que resultan “compatibles” con las agendas gubernamentales o con las métricas internacionales de impacto, dejando fuera voces, enfoques o conflictos fundamentales para una verdadera justicia ambiental.




Leer más:
La pobreza ambiental afecta ya a millones de personas en el mundo


Ejemplos de resiliencia desde el territorio

A pesar de estas tensiones, los proyectos apoyados por J4Climate han demostrado una notable capacidad para articular respuestas concretas al cambio climático. A continuación se presentan dos iniciativas emblemáticas que muestran cómo la acción comunitaria puede generar soluciones sostenibles, culturalmente relevantes y territorialmente arraigadas.

Restauración comunitaria de marismas saladas (Canadá)

Ubicado en el canal Gorge, en la Columbia Británica, este proyecto parte de una premisa clara: los ecosistemas costeros pueden ser aliados clave frente a los impactos del cambio climático, como las inundaciones y los domos de calor (extensas áreas de alta presión que atrapan el aire caliente cerca del suelo).

A través de un proceso participativo de restauración ecológica, se están rehabilitando las marismas saladas para aumentar la resiliencia urbana, promover la biodiversidad nativa y reducir el riesgo de desastres.

Lo destacable es la articulación que se da entre actores comunitarios, científicos y autoridades locales, que permite una gobernanza compartida del territorio. Además, el proyecto incluye actividades educativas y de sensibilización, integrando a diversos sectores sociales y fomentando una cultura de cuidado ambiental desde edades tempranas.

One Water: resiliencia hídrica indígena entre Canadá y México

Esta iniciativa binacional articula comunidades indígenas de Ontario, en Estados Unidos, y del sur de México que enfrentan una problemática común: la escasez y contaminación del agua, agravada por la falta de infraestructura adecuada.

One Water promueve la instalación de sistemas de captación de lluvia, talleres de capacitación y redes de intercambio de saberes entre territorios indígenas.

Más allá de la tecnología implementada, el proyecto destaca por su dimensión intercultural y transfronteriza. Reconoce el derecho al agua como un bien común y no como un recurso mercantil, y promueve la autonomía comunitaria en su gestión. Además, evidencia que los impactos del cambio climático no respetan fronteras, pero que la solidaridad entre pueblos puede ser una respuesta poderosa.




Leer más:
Día Mundial del Agua: el papel de las mujeres indígenas por el derecho a este valioso recurso


Hacia una resiliencia transformadora

Los proyectos apoyados por J4Climate son una pequeña muestra del potencial de las comunidades organizadas para hacer frente a los desafíos del cambio climático de forma creativa, pertinente y sostenible. Son ejemplos de cómo la resiliencia va más allá de las respuestas técnicas: implica la articulación de una estrategia política, cultural y ética de cuidado del territorio y la defensa de la vida.

No obstante, también es necesario reconocer los límites de los marcos de financiamiento institucional. La resiliencia no debe entenderse sólo como una capacidad para adaptarse a condiciones adversas, sino también como una posibilidad de transformación estructural que permita la reducción de los contextos de vulnerabilidad en el que se desenvuelven estas iniciativas: de las relaciones con el ambiente, de las formas de gobernanza y de las desigualdades históricas que hacen que algunos territorios afronten los mayores riesgos con los menores recursos.

Por tanto, apoyar la resiliencia comunitaria requiere más que fondos: exige voluntad política, reconocimiento pleno de los derechos de las comunidades y apertura a formas diversas –no siempre cuantificables– de imaginar el futuro.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Resiliencia desde abajo: proyectos comunitarios frente al cambio climático en América del Norte – https://theconversation.com/resiliencia-desde-abajo-proyectos-comunitarios-frente-al-cambio-climatico-en-america-del-norte-261251