Fomentar la economía rural, el mejor antídoto contra los incendios

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Manuel Cabrero, Catedrático. Estructuras Arquitectónicas y Construcción con Madera. Cátedra Madera Onesta, Universidad de Navarra

Cada verano, los incendios forestales se repiten en el paisaje español y protagonizan las noticias. Estos últimos días han sido especialmente dramáticos, con fuegos devastadores en Tarifa, Zamora, Madrid o Las Médulas, espacio natural que quedó totalmente arrasado.

Si bien las cifras de destrucción varían drásticamente —desde las más de 310 000 hectáreas quemadas en 2022 hasta las aproximadamente 48 000 hectáreas de 2024—, su rastro de destrucción en la biodiversidad y las comunidades rurales permanece. Es un buen momento para recordar que, también con el fuego, la mejor estrategia es la prevención.

El triángulo del fuego

Para evitarlo, primero hay que entender cómo comienza un incendio. La clave está en un concepto fundamental, el “triángulo del fuego”, compuesto por tres elementos: calor, oxígeno y combustible. Si eliminamos cualquiera de ellos, el fuego se apaga.

El calor es el detonante, el “mechero” que enciende la llama, en forma de rayo, una chispa accidental o una negligencia. En España, más del 90 % de los incendios tienen causas humanas.
El oxígeno, presente en el aire, alimenta la llama. Por eso cuando se cubre una vela con un vaso y se le quita este elemento, se apaga.

Finalmente, está el combustible. En una barbacoa, el carbón por sí solo no arde; necesita un material que prenda con facilidad para alimentar la llama. Lo mismo pasa en el monte, donde la vegetación del sotobosque –hierbas secas, arbustos y ramas caídas– actúa como ese papel o esas astillas: es el material que prende con más facilidad y permite que el fuego se propague a los árboles .




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El abandono rural: un combustible silencioso

Con el calor y el oxígeno fuera de nuestro control directo, la única vía realista para la prevención es la gestión del tercer componente: el combustible. Y el principal responsable de su peligrosa acumulación es un problema silenciado: el abandono rural. Muchas zonas del interior de España han dejado de cultivarse o pastorearse. Como resultado, el monte se llena de vegetación que actúa como combustible natural.

Apagar el fuego constituye la solución última y, por tanto, siempre es ya demasiado tarde. La clave, por lo tanto, no es solo combatir las llamas, sino apostar por una gestión activa del paisaje, que nos permita controlar ese combustible vegetal. No se trata de eliminar la vegetación, sino de gestionarla con inteligencia.

Un bosque “limpio” no es un bosque sin vegetación, sino un ecosistema sano y resiliente que acoge refugios de biodiversidad y mantiene hábitats esenciales.




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Cómo brindar valor al bosque

La clave está en generar una economía rural basada en el uso del monte. Si bien estas tareas generan empleo en la España vaciada, también cuestan dinero. Por ello, es fundamental brindar valor al bosque. Para que el monte perdure, es necesario crear una economía sostenible en torno a productos y servicios como la ganadería extensiva, la silvicultura, la agricultura mixta, el turismo y otros productos no maderables.

Proyectos como PRISMA, BIOVALOR o Bio+Málaga están explorando cómo convertir esta gestión activa en empleo y oportunidades para zonas rurales. Se trata de reimaginar nuestros montes no solo como espacios naturales, sino como motores de desarrollo local.

Tecnología para prevenir, no solo apagar

La tecnología puede jugar un papel importante en el desarrollo de la economía rural. En Navarra, los servicios de emergencia han desarrollado un sistema de información geográfica que permite cartografiar zonas de riesgo, visualizar accesos y coordinar respuestas en tiempo real.

Este sistema, cuyo valor reside en la prevención, permite saber con precisión dónde se acumula combustible vegetal, qué caminos están inactivos o qué áreas requieren atención prioritaria. Así, la gestión del monte puede basarse en datos y evidencias, permitiendo invertir los recursos donde más se necesitan, y ser más eficiente y precisa.




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Economía circular y prevención: una misma lucha

El viejo dicho forestal es muy cierto: los incendios no se apagan en verano, sino en invierno. Prevenir fuegos implica repensar el uso de nuestros recursos forestales. Un monte bien gestionado, que alimenta una economía circular en torno a sus productos y servicios, es un monte más seguro.

Mientras que darle valor al bosque reduce las amenazas que se ciernen sobre él, cuidar los montes se traduce en dinamizar la economía rural y devolver vida a los pueblos.

La oportunidad de un futuro más próspero y resiliente está en nuestros bosques. Porque un monte gestionado es más útil, más biodiverso y más vivo. Y, por supuesto, reduce el peligro de incendios.

The Conversation

José Manuel Cabrero recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación, del Fondo Europeo de Desarrollo Regional y de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU, y de la empresa Onesta.

César Martín-Gómez recibe fondos de la Cátedra Fundación Saltoki.
Miembro de la Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración (ATECYR).

Rayder Willian Leonardo Laura recibe fondos de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.

ref. Fomentar la economía rural, el mejor antídoto contra los incendios – https://theconversation.com/fomentar-la-economia-rural-el-mejor-antidoto-contra-los-incendios-261935

Para los antiguos griegos la playa era un lugar aterrador

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Marie-Claire Beaulieu, Associate Professor of Classical Studies, Tufts University

La playa de Ixia, situada en la costa noroeste de la isla griega de Rodas, es un destino muy popular. Norbert Nagel via Wikimedia Commons, CC BY-SA

Ir a la playa a tomar el sol y descansar forma parte de las vacaciones de muchas personas. Múltiples investigaciones han demostrado que pasar tiempo al lado del mar puede ayudar a relajarse. Contemplar el océano nos sumerge en un estado meditativo, el aroma de la brisa nos calma, la calidez de la arena nos envuelve y, sobre todo, el sonido continuo y regular de las olas nos produce serenidad.

Sin embargo, las vacaciones en la playa no se popularizaron hasta el siglo XIX y principios del XX, como parte del estilo de vida de los más ricos en los países occidentales. Pero los primeros europeos, especialmente los antiguos griegos, consideraban la playa un lugar de penurias y muerte. Como pueblo marinero, vivían principalmente en la costa. No obstante, temían al mar y pensaban que la vida agrícola era más segura y respetable.

Como historiadora de la cultura y experta en mitología griega, me interesa este cambio de actitud hacia la playa.

Pareja vestida con ropa del siglo XIX paseando por la playa con un caballo y un carro.
‘En la playa de Trouville’, pintura de 1863 del artista francés Eugène Boudin.
Metropolitan Museum of Art, New York

La experiencia sensorial

Como cuento en mi libro de 2016 sobre el mar en el imaginario griego, la literatura griega descarta todas las sensaciones positivas y se centra en las negativas para enfatizar la incomodidad que ese pueblo sentía por la playa y el mar en general.

Por ejemplo, la literatura griega destaca el intenso olor de las algas y la salmuera. En la Odisea, el poema del siglo VIII a. e. c. que transcurre en gran parte en el mar, el héroe Menelao y sus compañeros se pierden cerca de la costa de Egipto. Deben esconderse bajo pieles de focas para atrapar al dios del mar Proteo y que él les indique el camino a casa. El olor de las focas y la salmuera es tan extremadamente repulsivo que su emboscada está a punto de fracasar, y solo la ambrosía mágica colocada bajo la nariz puede neutralizar el olor.

Del mismo modo, mientras que el sonido de las olas en un día tranquilo es relajante para muchas personas, la violencia del temporal puede angustiar. La literatura de la antigua Grecia se centra únicamente en el poder aterrador de los mares tormentosos, comparándolo con los sonidos de la batalla. De hecho, en la Ilíada, poema contemporáneo a la Odisea, el ataque del ejército troyano contra las líneas de batalla griegas se compara con una tormenta en el mar:

“A la manera que un torbellino de vientos impetuosos desciende a la llanura, acompañado del trueno del padre Zeus, y al caer en el mar con ruido inmenso levanta grandes y espumosas olas que se van sucediendo, así los troyanos seguían en filas cerradas a los caudillos, y el bronce de sus armas relucía”.

Finalmente, incluso el apuesto Odiseo se vuelve feo y aterrador por la exposición al sol y la sal del mar. En la Odisea, este héroe vaga por el mar durante diez años en su camino de regreso a casa tras la guerra de Troya. Al final de sus tribulaciones, se aferra con dificultad a una balsa durante una tormenta enviada por el furioso dios del mar Poseidón. Finalmente, se suelta y nada hasta la orilla. Cuando llega a la isla de los feacios, asusta a los sirvientes de la princesa Nausicaa con su piel quemada por el sol, “toda manchada de salmuera”.

Un jarrón griego que muestra a un Odiseo desnudo mendigando a Atenea y a una joven, Nausicaa.
Un jarrón que representa a Odiseo saliendo del mar y asustando a las sirenas de la princesa Nausicaa. 440 a.e.c., Staatliche Antikensammlungen, Múnich.
Carole Raddato/flickr, CC BY-SA

La arena de la playa y el mar mismo se consideraban estériles, en contraste con la fertilidad de los campos. Por esta razón, la Ilíada y la Odisea suelen llamar al mar ‘atrygetos, que significa “sin cosechar”.

Esta idea es, por supuesto, paradójica, ya que los océanos proporcionan alrededor del 2 % del aporte calórico total de los seres humanos y el 15 % del aporte proteico y probablemente podrían proporcionar mucho más. Los propios griegos comían mucho pescado, y muchas especies se consideraban manjares reservados a los ricos.

La muerte en la playa

En la literatura griega antigua, la playa era un lugar aterrador que evocaba la muerte y, de hecho, era habitual llorar el ella a los fallecidos.

Las tumbas solían estar situadas junto al mar, especialmente los cenotafios, tumbas vacías destinadas a conmemorar a los que morían en el agua y cuyos cuerpos no podían ser recuperados.

Monumento antiguo en lo alto de un acantilado junto al mar.
Ejemplo de tumba griega junto al mar. Tumba del tirano Cleobulo en la isla de Rodas, Grecia.
Manfred Werner (Tsui) via Wikimedia, CC BY-SA

Este era un destino especialmente cruel en la antigüedad, ya que aquellos que no podían ser enterrados estaban condenados a vagar por la Tierra eternamente como fantasmas, mientras que los que recibían un funeral digno iban al inframundo. El inframundo griego no era especialmente apetecible, húmedo y oscuro, pero se consideraba la forma respetable de terminar la vida.

De este modo, como ha demostrado la estudiosa de la cultura clásica Gabriela Cursaru, la playa era un “espacio liminal” en la antigua Grecia: un umbral entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

Revelación y transformación

Sin embargo, no todo era malo. Dado que la playa actuaba como puente entre el mar y la tierra, los griegos pensaban que también servía de puente entre el mundo de los vivos, el de los muertos y el de los dioses. Por lo tanto, tenía el potencial de ofrecer presagios, revelaciones y visiones de los dioses.

Por esta razón, muchos oráculos de los muertos, donde los vivos podían obtener información de quienes habían fallecido, se encontraban en playas y acantilados junto al mar.

Los dioses también frecuentaban la playa. Escuchaban las plegarias y, a veces, incluso se aparecían a sus adoradores. En la Ilíada, el dios Apolo escucha a su sacerdote Criso quejarse en ella de que los griegos maltratan a su hija. El dios enfadado toma represalias desatando inmediatamente una plaga sobre el ejército griego, un desastre que solo puede detenerse devolviendo a la niña a su padre.

Además de estas creencias religiosas, las playas también eran un punto físico de conexión entre Grecia y las tierras lejanas.

Las flotas enemigas, los mercaderes y los piratas solían desembarcar en ellas o frecuentar las costas, ya que los barcos antiguos no podían permanecer en el mar durante largos periodos de tiempo. De este modo, la playa podía ser un lugar bastante peligroso, como ha argumentado el historiador militar Jorit Wintjes.

Por el lado positivo, los restos de naufragios podían traer agradables sorpresas, como tesoros inesperados, lo que en muchas historias suponía un punto de inflexión. Por ejemplo, en la antigua novela Dafnis y Cloe, el pastor Dafnis encuentra una bolsa en el mar, lo que le permite casarse con Cloe y hacer que su historia de amor tenga un final feliz.

Quizás hoy en día quede algo de esta concepción. La búsqueda de objetos en la playa sigue siendo un pasatiempo popular, y algunas personas incluso utilizan detectores de metales. Además de los efectos psicológicos positivos demostrados, el beachcombing refleja la eterna fascinación del ser humano por el mar y todos los tesoros ocultos que puede ofrecer, desde conchas y cristales hasta monedas de oro españolas.

Al igual que les sucedía a los griegos, la playa nos hace sentir que estamos en el umbral de un mundo diferente.

The Conversation

Marie-Claire Beaulieu no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Para los antiguos griegos la playa era un lugar aterrador – https://theconversation.com/para-los-antiguos-griegos-la-playa-era-un-lugar-aterrador-262728

Inteligencia artificial para prevenir y diagnosticar el dengue

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Daniel Sepúlveda Crespo, Investigador Miguel Servet, Instituto de Salud Carlos III

El dengue se expande… y no solo en zonas tropicales. Se trata de una enfermedad viral transmitida por mosquitos del género Aedes, que afecta cada año a millones de personas. En los últimos años ha llegado a regiones donde antes era prácticamente desconocida, incluidas zonas de Europa y América. El aumento de temperaturas, la globalización y los movimientos de población están facilitando su expansión.

Esta realidad preocupa a las autoridades sanitarias: el dengue no solo genera una elevada carga asistencial, sino que también tiene un potencial epidémico importante. En 2024, varios países latinoamericanos y europeos experimentaron brotes sin precedentes. En este contexto, detectar el virus rápido, predecir brotes con antelación y actuar con eficacia se vuelve indispensable. Aquí es donde la inteligencia artificial (IA) puede marcar la diferencia.

Lejos de ser una tecnología lejana, la IA ya está transformando silenciosamente la biomedicina y la salud pública. Frente a virus emergentes como el dengue, su papel resulta especialmente prometedor.

Diagnóstico más rápido, brotes más previsibles

Uno de los grandes retos del dengue es su diagnóstico temprano. En sus primeras fases, los síntomas pueden confundirse con otras enfermedades comunes. Además, las pruebas convencionales para diagnosticar virus –como la PCR– requieren equipamiento especializado y personal entrenado, lo que limita su uso en zonas con menos recursos.

Aquí es donde entra la IA: algoritmos entrenados con grandes volúmenes de datos clínicos pueden detectar patrones sutiles en los síntomas o análisis rutinarios que podrían pasar desapercibidos. Así, algunos modelos permiten predecir con alta precisión si una persona desarrollará dengue grave, mediante datos clínicos básicos recogidos el primer día de atención médica, lo que ayuda a priorizar casos y evitar complicaciones.

A la hora del diagnóstico, la IA combinada con la nanotecnología (la tecnología de nanomateriales que trabaja a escala diminuta) permite desarrollar sensores portátiles capaces de detectar el virus en muestras de pacientes de forma rápida, accesible y sencilla. Esto resulta ideal en comunidades remotas con acceso limitado a pruebas de laboratorio o durante brotes, cuando el tiempo de respuesta es esencial.

Brotes predecibles

Pero no solo se trata de diagnosticar. La IA también permite anticipar dónde y cuándo ocurrirá el próximo brote. ¿Cómo? Los algoritmos que usan la IA combinan datos climáticos, demográficos, de movilidad humana y la presencia del mosquito transmisor para crear mapas de riesgo dinámicos. En lugares como Brasil o Colombia, estos modelos ya se usan para anticiparse y activar alertas o respuestas sanitarias sobre el terreno con días o semanas de antelación.

En resumen, la IA convierte datos dispersos en información clara y útil que permite hacer predicciones. Esa capacidad puede marcar la diferencia entre contener un brote o enfrentarse a una epidemia.

¿Y si combinamos la IA con salud pública?

El verdadero potencial de la IA está en cómo se integra dentro de un sistema de salud más amplio. No basta con tener algoritmos potentes: sus predicciones deben traducirse en decisiones reales, y eso requiere colaboración entre científicos de datos, sanitarios, epidemiólogos y responsables políticos.

Imaginemos este escenario: un modelo de IA detecta un aumento de casos febriles en una región concreta. Al mismo tiempo, otro sistema predice que las condiciones climáticas favorecerán la proliferación del mosquito que transmite el dengue. La plataforma lanza una alerta local y se activan campañas de información a la población, vigilancia del mosquito transmisor y refuerzo sanitario. Todo esto, en tiempo real y actualizado día a día.

Figura.

La IA también puede contribuir a la educación sanitaria mediante aplicaciones móviles que permiten reportar síntomas, recibir recomendaciones o conocer el nivel de riesgo en una zona determinada. Esta “vigilancia participativa” es una forma efectiva de ampliar el alcance de los sistemas tradicionales.

Por supuesto, todavía existen desafíos: los modelos deben ser validados, transparentes y respetuosos con la privacidad. Aun así, los beneficios superan con creces las barreras, especialmente, si se desarrollan con un enfoque ético y centrado en el bien común.

La medicina del futuro (y del presente)

Muchas de estas soluciones ya se están implementando. Grupos de investigación en todo el mundo desarrollan tecnologías que combinan IA y nanotecnología para mejorar el diagnóstico de enfermedades víricas como el dengue. A medida que dichas herramientas evolucionen, también se adaptarán a otros virus emergentes como zika, chikungunya o futuras amenazas pandémicas.

El mensaje es claro: en un mundo cada vez más vulnerable a las enfermedades infecciosas, necesitamos aprovechar todas las herramientas disponibles. Y la IA, bien aplicada, puede ser una de las más poderosas.

El dengue ya no es una enfermedad lejana. Está más cerca de lo que creemos, y su control exige nuevas formas de pensar y actuar. La IA no sustituye a los profesionales de la salud, pero los potencia. Nos ayuda a ver antes, actuar antes… y salvar más vidas.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Inteligencia artificial para prevenir y diagnosticar el dengue – https://theconversation.com/inteligencia-artificial-para-prevenir-y-diagnosticar-el-dengue-262017

Así se adaptan al cambio climático los peces de agua fría como el salmón y la trucha

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Daniel Ayllón Fernández, Profesor e investigador del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución, Universidad Complutense de Madrid

Trucha común (_Salmo trutta_). Jeff Feverston/Shutterstock

La lamprehuela y la colmilleja son dos pequeños peces endémicos de la península ibérica actualmente muy amenazados que antes convivían en algunos ríos de montaña cercanos a Madrid. “Antes” es la palabra clave, pues en nuestras últimas investigaciones no encontramos en ellos ni rastro de la lamprehuela. No es un caso aislado: los peces de agua dulce están entre los grupos animales más amenazados del planeta.

Las especies de aguas frías, en riesgo

Las causas del declive de los peces de agua dulce son muy variadas y principalmente tienen un origen humano. Se estima que alrededor del 20 % de las especies amenazadas están afectadas por el cambio climático. Por ejemplo, los salmónidos, entre los que se encuentran la trucha común y el salmón atlántico, dependen de aguas frías, limpias y oxigenadas, por lo que el cambio climático los pone en una situación crítica.

De hecho, hemos detectado un declive en las poblaciones de trucha y salmón de la península ibérica en las últimas décadas, a medida que los ríos han aumentado su temperatura y disminuido su caudal.

Pero ¿qué quiere decir exactamente que los salmónidos son peces de aguas frías? Básicamente, que su fisiología está adaptada para funcionar eficientemente en un rango estrecho de temperaturas bajas.

La energía que cuesta mantener procesos vitales como la respiración celular, la digestión o la actividad muscular aumenta de forma exponencial con la temperatura del agua. Cuando esta supera los valores óptimos –mucho más bajos que el de las especies de aguas cálidas–, su metabolismo se acelera de forma desproporcionada. Necesitan consumir cada vez más oxígeno, pero la disponibilidad de este en el agua se reduce al subir la temperatura. Esto hace que su alimentación sea menos eficiente, lo que disminuye su crecimiento y, finalmente, su capacidad para reproducirse.

Un pez de color plateado con pequeñas manchas negras en primer plano en aguas azules y otros peces de fondo
Ejemplar de salmón atlántico.
Hans-Petter Fjeld/Wikimedia Commons, CC BY-SA

Mecanismos de resistencia al cambio climático

Pese a todo, las extinciones locales de trucha y salmón aún son raras, porque los salmónidos son animales particularmente adaptables y resistentes. Como respuesta a las nuevas condiciones ambientales, están experimentando cambios fisiológicos que afectan a muchas de las características que determinan su capacidad para dejar descendencia y transmitir sus genes: tolerancia térmica, tasas metabólicas, tamaño y edad de madurez sexual, o al momento de la migración o la reproducción.

Otro mecanismo de respuesta al cambio ambiental es la plasticidad en el comportamiento. A diferencia de los cambios fisiológicos, es rápida y reversible.

Una respuesta bastante interesante en este sentido consiste en desplazarse a lo largo de la red fluvial buscando tramos con temperaturas menos estresantes y más adecuadas para el crecimiento. Así, los salmónidos pueden maximizar su producción anual aprovechando de forma estacional la heterogeneidad térmica que hay en los ríos. ¿Cómo? Residiendo en los tramos de aguas frías de cabecera (refugios térmicos) en verano y en los tramos bajos de mayor temperatura y productividad el resto del año. Aunque esto solo funciona si los ríos no están llenos de presas que impidan estos movimientos.




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Por otro lado, los salmónidos pueden variar flexiblemente sus patrones diarios de actividad y selección de hábitat –decidiendo cuándo y dónde alimentarse– para ajustarse a cambios rápidos en las condiciones ambientales.

Lo que no se había estudiado antes es si esta flexibilidad en el comportamiento podría aumentar la capacidad de supervivencia a largo plazo de las poblaciones más afectadas por el cambio climático. Y esto es precisamente lo que tratamos de resolver en un estudio reciente mediante experimentos virtuales con un modelo de simulación.

Cambios en la alimentación para resistir el cambio climático

¿Qué aprendimos con nuestras simulaciones? En primer lugar, confirmaron lo que los ecólogos del comportamiento saben por sus experimentos: durante los veranos con altas temperaturas, las truchas solo pueden satisfacer sus necesidades metabólicas alimentándose en varios momentos del día. Y deben hacerlo de forma que peces de distinto tamaño puedan alimentarse en el mismo lugar a diferentes horas.

Los peces deben asumir un equilibrio entre la necesidad de alimentarse y el riesgo de depredación que ello implica. Alimentarse durante el día es más eficiente para ganar energía, pero también más arriesgado. Hacerlo de noche es más seguro, pero menos rentable. Y alimentarse al amanecer o al atardecer ofrece un crecimiento casi tan bueno como el del día y con un riesgo algo menor, pero son periodos de corta duración.

La temperatura condiciona considerablemente este equilibrio, ya que afecta a la cantidad de alimento que necesita el pez. Por ello, analizamos cómo las truchas simuladas modificaban su comportamiento de alimentación en un río con temperaturas cada vez más elevadas y caudales cada vez más bajos.

Tal como esperábamos, las truchas mostraron una gran plasticidad: respondieron aumentando su actividad general de búsqueda de alimento, especialmente la diurna. Sin embargo, los patrones de actividad diaria variaron en función de la edad, pues los requerimientos energéticos aumentan exponencialmente con el tamaño.

En nuestro segundo experimento de simulación comprobamos que las poblaciones virtuales de truchas capaces de ajustar flexiblemente su patrón circadiano de alimentación fueron más resistentes al cambio climático que las poblaciones que se alimentaban de forma fija solo durante el día.

La plasticidad del comportamiento puede ser clave para hacer frente a los cambios ambientales en estos peces, aunque también en otros grupos de animales. No deberíamos subestimar su importancia a la hora de predecir la supervivencia de las poblaciones de especies tan emblemáticas como la trucha o el salmón en nuestros ríos, sometidos a temperaturas crecientes y caudales menguantes.


La versión original de este artículo fue publicada en la web de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la Universidad Complutense de Madrid.


The Conversation

Este artículo ha sido realizado en el marco del proyecto DEMGENTROUT, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (proyecto PID2023-148644OB-I00), dentro de la Convocatoria 2023 de ayudas a Proyectos de Generación de Conocimiento.

ref. Así se adaptan al cambio climático los peces de agua fría como el salmón y la trucha – https://theconversation.com/asi-se-adaptan-al-cambio-climatico-los-peces-de-agua-fria-como-el-salmon-y-la-trucha-261588

Maquillaje y sonidos relajantes para narrar el ‘true crime’: ¿dónde están los límites del morbo?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Dolores Fernández Pérez, Psicología, Universidad de Castilla-La Mancha

El true crime (historias sobre crímenes reales) se ha convertido en uno de los géneros más populares de los últimos años. Series, documentales, libros, pódcasts y canales de YouTube nos invitan a seguir asesinatos, desapariciones y juicios como si fueran ficción. Pero no lo son.

Detrás de cada historia hay víctimas reales, familias que todavía sufren y un dolor que no debería tratarse como simple entretenimiento.

Este tipo de contenidos se ha vuelto uno de los favoritos de las plataformas digitales. Pero lo preocupante no es solo su éxito, sino que cada vez nos parezca más normal sentir curiosidad por el crimen.

A veces, los relatos incluyen la colaboración del propio agresor o se cuentan sin consultar con las familias de las víctimas. El sufrimiento se convierte en un producto más, y el asesinato, en una historia que se consume como cualquier otra del catálogo semanal.

Además, se suele repetir el mismo tipo de personajes: mujeres blancas, jóvenes y atractivas como víctimas, junto a agresores fríos, calculadores y carismáticos. Las vidas que no encajan en ese molde no aparecen, porque no todos los dolores “venden” igual. Y mientras tanto, se ignora el derecho al silencio, al duelo privado o al olvido.

Usado por quienes buscan seguridad

El consumo de true crime es más complejo de lo que parece. No se trata solo de morbo. Hay quienes buscan sentirse más seguras, aprender a detectar señales de peligro o prepararse ante posibles amenazas.

Para muchas personas, estos contenidos también funcionan como vía de escape. Buscan emociones intensas desde la tranquilidad de su casa, sin correr riesgos. Hay quienes los ven para calmar el insomnio, combatir el aburrimiento o lidiar con la ansiedad. Otros se sienten reflejados en las víctimas y encuentran en estas historias una forma de entender y dar sentido a lo que han vivido.

Pero ver estos contenidos una y otra vez también puede tener efectos negativos: puede hacernos insensibles, hacer que la violencia nos parezca algo normal y reforzar ideas equivocadas sobre el crimen.

Además, algunas de estas historias presentan a los agresores de forma atractiva o incluso romántica. En redes sociales se crean vínculos emocionales con ellos. Incluso hay grupos de fans que admiran a asesinos en serie como Ted Bundy o Jeffrey Dahmer. Todo esto muestra una forma peligrosa de hacer que el mal parezca interesante o bonito.

El ASMR del crimen

Uno de los casos más extremos de esta tendencia es el ASMR true crime. El ASMR, que en inglés significa “Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma”, es una sensación agradable que muchas personas sienten al oír susurros, ruidos suaves o movimientos repetitivos. Es una forma de relajarse que se ha hecho muy popular en internet.

Algunos canales han empezado a contar asesinatos reales con este estilo: voz baja, tono suave y ambiente relajante. Canales como el de Bailey Sarian han hecho popular este formato, donde maquillaje y crimen se mezclan en la misma pantalla. Así, el sufrimiento se convierte en algo que acompaña mientras uno se relaja.

Esta forma de contar el crimen, que mezcla cuidado personal y relajación, plantea un problema ético importante: ¿qué pasa cuando usamos el sufrimiento de otras personas como fondo para relajarnos? ¿Estamos perdiendo sensibilidad ante el dolor real? ¿Qué tipo de empatía estamos construyendo si un asesinato puede convertirse en algo que escuchamos para dormir?

Como experta en criminología, me preocupa que muchas de estas historias refuercen ideas equivocadas. Se presenta al criminal como alguien inteligente o fascinante, se insinúa que la víctima hizo algo mal. Al mismo tiempo se ocultan las causas profundas de la violencia: la desigualdad, el racismo o el abuso de poder.

Como sociedad, deberíamos hacernos algunas preguntas: ¿nos emociona la historia o solo el misterio? ¿Nos importa la víctima o solo queremos el giro final? ¿Vemos estos contenidos para entender lo que pasa en el mundo o solo para distraernos?

No se trata de decir que el true crime es malo en sí mismo. Algunas producciones han servido para reabrir casos, cuestionar decisiones injustas o dar voz a personas que no habían sido escuchadas. Pero la línea entre el periodismo serio y el espectáculo es cada vez más difícil de ver.

Los límites éticos del género

Por eso es urgente hablar de los límites éticos del género. Necesitamos reglas básicas: pedir permiso a las familias, tratar con respeto a quienes ya no están, contar los hechos con cuidado y contexto. Y en España también necesitamos un marco ético claro que regule cómo se crean y difunden estos contenidos.

No podemos dejar estas decisiones en manos del algoritmo o de la audiencia. Hay que proteger la privacidad, el derecho a decidir y el respeto por el dolor ajeno.

El problema no es solo de quienes producen estos contenidos. También lo es de quienes los vemos. Yo misma los he consumido, a veces por motivos profesionales, otras por curiosidad. Pero si dejamos de sentir algo, si el dolor de otras personas ya no nos toca, entonces estamos perdiendo algo importante.

Esto no va de censurar. Va de pedir historias más justas, más humanas. De aprender a distinguir entre memoria y morbo, entre justicia y entretenimiento.

Porque el true crime no solo habla de crímenes. Habla de nosotros y de lo que elegimos ver.

The Conversation

Dolores Fernández Pérez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Maquillaje y sonidos relajantes para narrar el ‘true crime’: ¿dónde están los límites del morbo? – https://theconversation.com/maquillaje-y-sonidos-relajantes-para-narrar-el-true-crime-donde-estan-los-limites-del-morbo-259762

Por qué el mundo (y la democracia) necesitan alternativas al dominio de los gigantes tecnológicos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ulf Thoene, Profesor Asociado de Ética Empresarial y Organizacional, Universidad de La Sabana

Quality Stock Arts/Shutterstock

En una era en la que la inteligencia artificial (IA) moldea todo, desde recortes masivos en presupuestos gubernamentales hasta políticas de migración y aprobaciones de hipotecas, la pregunta de quién controla nuestra infraestructura digital nunca ha sido más urgente.

A medida que los multimillonarios tecnológicos incrustan su influencia en la política global, los gobiernos de todo el mundo están despertando a los riesgos de la dependencia. Así, los expertos debaten cada vez más vías hacia la soberanía digital: la capacidad de estados y sociedades para gobernar la tecnología alineada con valores democráticos, en lugar de intereses corporativos o extranjeros.

Las grandes potencias apuestan fuerte

La soberanía digital ha evolucionado de ser una noción vaga entre analistas, políticos y activistas a un eslogan político global en la última década. Su ascenso se aceleró en años recientes, caracterizado por eventos que han marcado un punto de inflexión.

Por un lado, la agenda proteccionista de Trump y Biden prohibió tecnología china en mercados estadounidenses, por otro, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea (UE) extiende reglas extraterritorialmente y la Ley de Ciberseguridad de China exige localización de datos. Mientras, el último Plan de Acción de IA de EE. UU. pretende “ganar la carrera de la inteligencia artificial”.

Estas acciones de las grandes potencias mundiales han desatado debates sobre autonomía en comunicación digital, derechos, seguridad y transformación de la sociedad.

Soberanía de infraestructuras críticas

La soberanía digital no implica aislacionismo o proteccionismo. Se trata de reclamar agencia en un mundo donde infraestructuras críticas, desde computación en la nube hasta modelos de IA, están dominadas por un puñado de titanes tecnológicos chinos –Alibaba, Baidu, Huawei y Tencent– y estadounidenses –Alphabet (Google), Amazon, Apple, Meta, Microsoft, OpenAI y Palantir–.

Europa importa la gran mayoría de sus servicios digitales, con provisión de nube predominantemente controlada por gigantes estadounidenses. En sus servidores remotos se ejecuta el software que impulsa servicios públicos como hospitales y redes energéticas. Esto deja a Europa vulnerable a órdenes ejecutivas de Washington o Pekín, que podrían cortar el acceso a tecnología esencial.

La nube, una caja negra

Las apuestas geopolíticas son altas. Los gigantes digitales orquestan un ecosistema depredador en regiones como América Latina, por ejemplo. Estas compañías no solo concentran datos y ganancias: controlan vastas redes y extraen conocimiento de investigaciones globales mientras establecen agendas de IA.

La nube es una caja negra donde confluyen producción, intercambio y consumo, atrapando a startups, a corporaciones e, incluso, a gobiernos, en una situación de dependencia interminable.

Este extractivismo se extiende al planeta mismo. Los centros de datos de IA, como las nuevas fábricas de nuestra economía, devoran inmensos recursos, como electricidad y agua. Esta reconexión a escala planetaria está en manos de actores, a menudo, más allá del control estatal, lo que exacerba crisis ecológicas y tensiones geopolíticas. Desde sabotajes a cables submarinos hasta satélites influyendo en zonas de guerra, las herramientas digitales son armas de doble filo.

Hacia una alternativa

El concepto de soberanía digital abarca términos variados, como soberanía de internet, autosuficiencia tecnológica, autonomía estratégica o soberanía de datos, invocados por actores diversos más allá de las grandes potencias. Esto incluye a economías emergentes, organizaciones privadas y grupos indígenas.

Aunque criticado como proteccionismo o nacionalismo disfrazado, en realidad, busca una esfera digital ordenada y regulada que aborda derechos individuales, seguridad colectiva, aplicabilidad y competencia. Enfatiza la soberanía democrática y permite a ciudadanos moldear la transformación digital de manera autodeterminada. También es cierto que, como ocurre con cualquier otra invocación de la noción de soberanía, hay regímenes autoritarios que disfrazan políticas de manipulación y de acceso restringido a la información digital como un legítimo ejercicio de soberanía digital.

Invertir en tecnología, pero con cabeza

Las ganancias de los gigantes digitales, con frecuencia, no provienen de innovación genuina, sino de extracción de valor habilitada por inversiones públicas en tecnología básica, como internet.

Hay llamados a políticas pre-distributivas, basadas en diseñar tecnología con equidad desde el inicio, en lugar de regular disfunciones después. Proponen una arquitectura digital pública, democrática, internacional, centrada en las personas y respetuosa con el medioambiente. También debería incluir modelos de IA de código abierto e impulsar su uso en sectores como el de la salud pública.

Lucha por la democracia

Estas tensiones subrayan un desafío central, en un momento en que la tecnología digital fusiona servicios públicos con monopolios industriales. El surgimiento de las tecnologías digitales está transformando fundamentalmente el poder en la geopolítica, al permitir que ciertos países extiendan su influencia mucho más allá de los instrumentos convencionales. Reconducir la situación implica ver la soberanía como un proceso de fortalecimiento de la autodeterminación y la colaboración entre distintos países.

Pero no se trata solo de la lucha de Europa. Perspectivas de comunidades en el Sur Global, aunque no constituyen un grupo homogéneo ni una sola voz unificada en los asuntos mundiales, revelan enfoques multifacéticos, desde ecosistemas autosuficientes hasta revitalización cultural vía herramientas digitales, desafiando visiones centradas en Occidente.

La soberanía digital exige acción: invertir en infraestructuras públicas y lograr interoperabilidad –capacidad de compartir información entre distintos sistemas informáticos–. Los creadores de valor no deben ser solo corporaciones privadas. Priorizando personas y planeta sobre rentas, podemos forjar un futuro digital más participativo e inclusivo. Si fracasamos, no solo nos acecha el vasallaje económico, sino la erosión de la democracia misma.

The Conversation

Ulf Thoene no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Por qué el mundo (y la democracia) necesitan alternativas al dominio de los gigantes tecnológicos – https://theconversation.com/por-que-el-mundo-y-la-democracia-necesitan-alternativas-al-dominio-de-los-gigantes-tecnologicos-261598

La red ferroviaria española necesita inversiones en mantenimiento y no tanto que se construyan nuevas líneas

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Carlos Gutiérrez Hita, Profesor titular de Universidad. Economía industrial (transporte, energía, telecomunicaciones), Universidad Miguel Hernández

Trenes de alta velocidad Iryo y AVE en la estación de Córdoba. Colinmthompson/Shutterstock

La liberalización en España del transporte de viajeros por tren (2021) ha conllevado un aumento en la frecuencia de paso de los trenes por su red ferroviaria. Al mismo tiempo, el incremento en el número de incidencias de los últimos tiempos ha provocado el deterioro de su imagen de servicio de calidad, llevando a cuestionar el estado de las infraestructuras, y socavando la confianza de los consumidores.

Por otra parte, las ineficiencias en el sistema de transporte afectan al turismo, uno de los sectores económicos con más peso en la economía española.

Aunque algunos problemas podrían deberse a la diferencia en las especificaciones técnicas de los trenes (y no tanto a la intensidad de uso de las vías), esto no justifica ni la existencia ni la persistencia de las incidencias, pues todos los modelos de trenes pasan por las validaciones técnicas correspondientes.

Parece entonces que la solución podría estar en un mejor mantenimiento de la red ferroviaria por parte de Adif, empresa estatal española que tiene a su cargo la construcción y explotación de líneas de ferrocarril.

Viajeros al tren

A comienzos de 2025, la cuota de mercado del trasporte de viajeros de larga distancia por ferrocarril sufrió su primera caída desde el fin de las restricciones provocadas por la pandemia.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), durante el primer trimestre de 2025 los viajes en tren ascendieron a 165 millones. Esta cifra representa una caída del 1,2 % respecto al mismo periodo del año anterior, y de más del 8 % en comparación con el último trimestre de 2024. Este cambio de tendencia deja al descubierto problemas estructurales para el sistema ferroviario español.

Evolución en el número de viajeros transportados entre enero de 2020 y junio de 2025.
Fuente: INE, Estadística de Transporte de Viajeros

No obstante, la actual situación de incertidumbre no se justifica en España, que cuenta con una de las redes de alta velocidad más desarrolladas del mundo. La evidencia apunta a un déficit en la inversión en mantenimiento de la infraestructura ferroviaria.

Del monopolio a la liberalización: los participantes

La marca low cost Avlo, del antiguo monopolista estatal de transporte ferroviario Renfe, comenzó a operar en junio de 2021 en la línea Madrid-Barcelona. Ahora cubre también los corredores del Levante y Andalucía.

Avlo es competencia de la primera marca de alta velocidad que hubo en España, AVE (1992), también de Renfe, que aplica aquí una estrategia de diferenciación, ofreciendo a través de dos marcas independientes entre sí dos versiones distintas (a precios diferentes) de un mismo servicio.

La competencia efectiva comenzó con la introducción en España del servicio Ouigo (de la estatal francesa SNCF), que comenzó a operar poco antes que Avlo, en mayo de 2021, también en la ruta Madrid-Barcelona, ampliando luego sus servicios al corredor del Levante.

Por último, el servicio Iryo (participado por Trenitalia, Air Nostrum y Globalvia) realizó su primer viaje comercial el 25 de noviembre de 2022, uniendo Madrid, Zaragoza y Barcelona. Luego ha continuado su expansión al corredor del Levante y Andalucía.

Con la entrada de estos nuevos operadores se ha producido un aumento en las frecuencias de viaje en los tres corredores de alta velocidad con mayor demanda: Madrid-Cataluña, Madrid-Levante y el más antiguo, Madrid-Andalucía.

Problemas en la red ferroviaria

En los últimos meses se han venido produciendo incidencias que afectan a los tres operadores (Renfe, Ouigo, Iryo). Algunos ejemplos son los retrasos en los trenes AVE, los robos de cable o las caídas de tensión en catenarias de vías de alta frecuencia.

A las incidencias en la alta velocidad se ha sumado la retirada de las modernas unidades Avril S106 de Talgo por las fisuras encontradas en sus bogies, el sistema de rodadura donde se asientan los coches de pasajeros.

Los problemas también llegan a las estaciones. En Madrid, las obras de mejora en Atocha y en Chamartín están provocando interrupciones y afectaciones al tráfico que también impactan en la operativa de la alta velocidad. Otros trabajos, como las obras para la integración de Almería a la alta velocidad, han requerido cerrar tramos ferroviarios y establecer planes de transporte alternativos por carretera.

Las causas

Básicamente, los problemas experimentados por la red se deben a tres factores que se retroalimentan entre sí:

  1. El aumento del tráfico tras la liberalización del sector. Con el incremento de frecuencias se ha intensificado el uso de la red y el desgaste de las infraestructuras críticas: las vías y las catenarias (los cables aéreos que transmiten energía eléctrica a las locomotoras).

  2. El envejecimiento de la infraestructura: las líneas más antiguas, como la de Madrid-Sevilla, con más de 30 años de servicio, exigen un mantenimiento exhaustivo y una inversión significativa en la renovación de la vía, la señalización y el mantenimiento de las catenarias.

  3. Los problemas en la gestión de la red por parte de Adif. Como gestor de la infraestructura, ha admitido problemas específicos como fallos en las catenarias o en las subestaciones eléctricas, que provocan una sobrecarga del sistema que la infraestructura no está preparada para soportar. En este sentido, algunos expertos sugieren que la gestión y la falta de personal o repuestos pueden agravar las incidencias.

El camino hacia una red segura y eficiente

La inversión en mantenimiento se está revelando como insuficiente o, al menos, mal ejecutada. En 2024, ADIF Alta Velocidad invirtió casi 4 500 millones de euros, un 158 % más de lo que destinaba en 2018. Más de 1 060 millones (un 75 % más que hace una década) se emplearon en mantenimiento.

De los tres corredores con más intensidad de uso y competencia, la línea Madrid-Sevilla, la más antigua de la alta velocidad, es la más problemática. El aumento de frecuencia de paso de trenes y el hecho de que Ouigo haya tenido que adaptar sus trenes al sistema de señalización que usa esta línea ha podido influir en esto.

Las declaraciones oficiales sobre la adecuada inversión en mantenimiento y a tratar los problemas como puntuales, contrastan con la opinión del Sindicato Ferroviario, que considera que no ha habido inversiones adecuadas en mantenimiento y se ha priorizado la apertura de nuevas líneas de alta velocidad.

Por su parte, SEMAF, el sindicato de maquinistas, afirma que, por seguridad y a causa de las imperfecciones en las vías, la velocidad no debería sobrepasar los 250 kilómetros por hora. Especialmente en algunos tramos de de Madrid a Sevilla, Málaga, Valencia y Barcelona.

Mantenimiento y racionalización

El camino hacia un transporte ferroviario de calidad debe pasar por el buen mantenimiento de la red ya existente antes que por su crecimiento. El estado de las vías y las catenarias, además de la racionalización del espacio en las estaciones, deberían ser la prioridad para Adif, el Ministerio de Transportes y, en general, todos los actores que participan por el lado de la oferta en la prestación del servicio.

El servicio ferroviario es fundamental para el turismo, tanto de ocio como profesional, que no ha parado de crecer desde la pandemia y que contribuye de forma notable al crecimiento económico. En total, más de 690 millones de personas utilizaron el tren en 2024, lo que representa un 9 % más respecto a las cifras prepandemia y un 77 % por encima del volumen de viajeros en el año 2019, antes de la liberalización.

El objetivo debe ser fortalecer la confianza del usuario, evitando que la acumulación de incidencias provoque un trasvase hacia otros medios de transporte menos sostenibles y eficientes. También se necesita el compromiso de Adif, como gestor de las infraestructuras ferroviarias, y las administraciones públicas para invertir en el mantenimiento y modernización de la red, proporcionando un servicio con altas frecuencias de paso, seguro y puntual.

The Conversation

Carlos Gutiérrez Hita recibe fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y de la Consellería de Educación, Cultura, Universidades y Empleo de la Generalitat Valenciana.

ref. La red ferroviaria española necesita inversiones en mantenimiento y no tanto que se construyan nuevas líneas – https://theconversation.com/la-red-ferroviaria-espanola-necesita-inversiones-en-mantenimiento-y-no-tanto-que-se-construyan-nuevas-lineas-262281

Inteligencia artificial en la universidad: mucho camino por recorrer

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ángel Bartolomé Muñoz de Luna, Profesor de Creatividad, Universidad CEU San Pablo

Gorodenkoff/Shutterstock

¿Está siendo la inteligencia artificial esa revolución que se anunciaba en el ámbito de la educación? ¿Cuánto y cómo se usa, por estudiantes y profesores? En un reciente artículo, hemos analizado su integración en la universidad desde una doble perspectiva: la científica (es decir, lo que se investiga sobre su uso universitario) y la social (la percepción que se tiene sobre su uso en la universidad).

Mientras que los investigadores destacan las oportunidades y desafíos que plantea para personalizar el aprendizaje, la percepción social refleja una adopción más lenta y desigual, particularmente en Europa.

Personalización, tutores virtuales y labores administrativas

En los últimos años, la inteligencia artificial ha comenzado a introducirse en el ámbito educativo, particularmente en áreas como la personalización del aprendizaje, la creación de tutores virtuales y la automatización de tareas administrativas.

Plataformas como Smart Sparrow, Knewton, Century Tech o Khan Academy usan la IA para adaptar el ritmo y el contenido del aprendizaje a las necesidades individuales de los alumnos mediante sistemas de aprendizaje adaptativo, que usan inteligencia artificial para analizar el rendimiento del estudiante (respuestas correctas o incorrectas, tiempo de respuesta, patrones de error); ajustar automáticamente el nivel de dificultad, el tipo de contenido o el ritmo; y recomendar ejercicios, vídeos o lecturas adicionales.

Otra aplicación son los sistemas de tutoría: se trata de agentes conversacionales (chatbots o asistentes virtuales) que interactúan con los estudiantes como lo haría un tutor humano y cuyas funciones típicas son responder dudas sobre contenido, proponer ejercicios, dar explicaciones, resolver problemas paso a paso, motivar y acompañar al estudiante en su progreso.

Algunos ejemplos son: Khanmigo (Khan Academy + GPT-4), que ayuda con matemáticas, escritura, ciencias; Duolingo Max, una inteligencia artificial para tutoría personalizada en idiomas; Socratic (de Google), que responde dudas con explicaciones visuales, o Mika (Carnegie Learning), un tutor IA para matemáticas.




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Todas las plataformas citadas usan modelos de aprendizaje automático que reconocen fortalezas y debilidades del alumno. Esta tecnología ya se está utilizando con éxito en disciplinas como la medicina, la electrónica y la lingüística, áreas donde el análisis de grandes volúmenes de datos y la automatización son esenciales para la enseñanza y la investigación.

Finalmente, esta tecnología permite gestionar de manera eficiente procesos administrativos como la corrección de exámenes y la gestión de notas.

Limitaciones y desafíos

Sin embargo, a pesar de las expectativas generadas, el impacto real de la inteligencia artificial en la educación universitaria sigue siendo modesto. A nivel mundial, su uso en las universidades está todavía en una fase incipiente y su adopción varía mucho entre regiones y disciplinas. Mientras que en algunas áreas, como las ciencias de la salud, se han realizado avances significativos, otras áreas más humanísticas apenas han comenzado a explorar las posibilidades de esta tecnología.

Uno de los principales desafíos es la falta de formación adecuada para docentes y administradores en el uso de herramientas de inteligencia artificial. Muchos profesores no cuentan con las competencias tecnológicas necesarias para integrar estas soluciones en sus aulas, lo que limita su adopción. Además, la falta de políticas claras sobre la privacidad de los datos de los estudiantes y el uso ético de esta tecnología plantea son barreras significativas.

Escasa producción científica en Europa

En nuestro reciente estudio, hemos querido comparar la investigación que se dedica al uso de inteligencia artificial en educación con la percepción social de su uso a través de menciones en redes sociales.

A pesar de ser líder en regulaciones sobre el uso ético de la tecnología, Europa está quedándose atrás en términos de producción científica sobre cómo integrarla en los métodos educativos, con las excepciones de Reino Unido –con una investigación muy sólida ética de la inteligencia artificial educativa y en modelos de enseñanza adaptativa y evaluación automática– y Alemania y Países Bajos, desde donde se lideran proyectos de la Unión Europea con enfoques interdisciplinarios combinando educación, ciencias cognitivas e informática.




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Estados Unidos lidera en publicaciones científicas, patentes y desarrollo de tecnologías educativas basadas en esta tecnología, mientras que en China han aumentado mucho las publicaciones y aplicaciones de IA educativa, especialmente en aprendizaje adaptativo y reconocimiento facial en aulas inteligentes. La inversión estatal masiva en “Smart Education” es parte de su estrategia de liderazgo en IA.

América Latina (sobre todo Brasil, Chile y México) tiene una emergente producción científica, con avances en plataformas educativas adaptativas y análisis de datos de aprendizaje y con un interés creciente en usar esta tecnología para reducir brechas educativas y mejorar el acceso en zonas vulnerables.

La percepción social

El uso de la inteligencia artificial en la educación también ha generado un debate social. Hemos podido comprobar que las redes sociales reflejan una percepción neutral o incluso un desconocimiento sobre su impacto en las universidades. A pesar de su creciente presencia en conversaciones sobre tecnología educativa, la mayoría de las menciones no expresan ni un entusiasmo desmedido ni una preocupación significativa.

Mientras los científicos se enfocan más en el desarrollo y el impacto académico de la IA, los usuarios de redes sociales se centran principalmente en las herramientas de IA, como ChatGPT, que ayudan a los estudiantes en tareas más prácticas y cotidianas.

¿Hacia dónde se dirige la IA en la educación?

La personalización del aprendizaje y la automatización de tareas son solo la punta del iceberg de lo que esta tecnología puede ofrecer. Para aprovechar su verdadero potencial, es crucial que se invierta en formación para los docentes, se desarrollen políticas claras y se promueva una mayor colaboración entre investigadores, instituciones educativas y la sociedad.

La IA está abriendo nuevas puertas en el ámbito educativo, pero su adopción aún se enfrenta a importantes barreras, especialmente en Europa. A pesar de los avances en medicina, electrónica y lingüística, su implementación generalizada en otras áreas requiere que tanto los científicos como la sociedad cierren las brechas existentes y aprovechen al máximo sus oportunidades.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Inteligencia artificial en la universidad: mucho camino por recorrer – https://theconversation.com/inteligencia-artificial-en-la-universidad-mucho-camino-por-recorrer-239126

Fatiga museal: cómo disfrutar de los museos sin agotarse en el intento

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Alberto Pérez-López, Profesor Permanente Laboral. Ejercicio físico, Nutrición y Metabolismo., Universidad de Alcalá

Unos visitantes descansan en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Sharkshock/Shutterstock

Con la llegada del verano, millones de personas se lanzan a descubrir el patrimonio cultural de sus ciudades o de los destinos turísticos que eligen para las vacaciones.

Visitar museos se ha convertido en una de las actividades más populares para quienes buscan combinar descanso y desconexión con enriquecimiento cultural. No es de extrañar, diferentes investigaciones han encontrado que la visita a museos tiene potencial para aumentar la calidad de vida, disminuir el riesgo de padecer problemas de salud mental, reducir la soledad y el aislamiento y aumentar las emociones positivas.

Sin embargo, muchos visitantes experimentan un fenómeno poco conocido pero bastante común: la fatiga museal.

¿Qué es la fatiga museal?

¿Alguna vez ha tenido que detenerse en mitad de su visita a un museo por un cansancio que parece excesivo para el recorrido que ha hecho? Tres pasillos y dos tramos de escalera después, y la cafetería del museo parece mucho más apetecible que las esculturas de la Grecia clásica.

Visitantes en una sala con bastante gente dentro de un museo.
Hay mucho que ver en el Louvre…
Pandora Picturas/Shutterstock

La fatiga museal es precisamente eso, un tipo de cansancio físico y mental que ocurre durante la visita a museos. Fue descrita por primera vez por el conservador del Boston Museum of Fine Arts, Benjamin Ives Gilman, en 1916, en el que se considera el punto de partida de los estudios de visitantes de museos. En su investigación, Gilman observó que los visitantes comenzaban el recorrido con entusiasmo, pero al cabo de un tiempo perdían interés, se distraían con facilidad o simplemente pasaban por alto las obras sin prestarles atención.

Este fenómeno se debe a una combinación de factores: largas caminatas, posturas incómodas al observar obras en vitrinas o paredes, sobreestimulación visual y acumulación de información. Todo esto, sumado al calor del verano y la afluencia de turistas, puede hacer que la experiencia museística resulte más agotadora que placentera.

El museo como espacio de actividad física

Aunque no lo parezca, recorrer un museo puede suponer un esfuerzo físico considerable, dependiendo del estado o condición física de la persona. La visita a un museo de tamaño mediano puede implicar caminar entre 1,5 y 3 kilómetros.

Pero si su objetivo es ver en unas pocas horas todo lo expuesto en instituciones como el Museo del Louvre en París, el British Museum de Londres o el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, debería empezar ya a entrenar para una media maratón.

El problema no es solo la extensión del recorrido –al que se añaden escaleras, rampas, etc.–, sino también la manera en la que lo transitamos, con detenciones constantes, idas y venidas, y cambios de ritmo. Además, se está mucho tiempo de pie, se sube y se baja, y se realizan movimientos repetitivos como inclinarse, girar el cuello o mantener la vista enfocada durante períodos prolongados.

Y esto solo desde el punto de vista físico; la fatiga museal tiene también un componente mental. El exceso de elementos expuestos a los que prestar atención, de cartelas y textos de sala, la masificación que sufren algunas galerías, etc. influyen en la experiencia que tenemos de la visita y en muchas ocasiones suponen una sobreestimulación mental y sensitiva.


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Dejando esto a un lado, visitar un museo también puede verse como una forma ligera de actividad física beneficiosa para todos, pero especialmente para personas mayores o con movilidad reducida, siempre que se planifique bien y se eviten excesos.

Consejos para evitar la fatiga museal estas vacaciones:

  1. Planifique su visita: antes de iniciar la visita o incluso de acudir al museo, consulte el plano y seleccione las salas o exposiciones que más le interesan. Si al llegar al museo no sabe dónde ir, añadirá a la fatiga museal el cansancio que resulta de tener que tomar muchas decisiones en poco tiempo.

  2. Haga pausas frecuentes: aproveche los bancos o zonas de descanso para sentarse, hidratarse y asimilar lo que ha visto. Algunos museos incluso ofrecen recorridos cortos diseñados con descansos estratégicos.

  3. Elija el momento adecuado: si es posible, visite el museo temprano por la mañana, a mediodía o a última hora de la tarde, cuando hay menos gente y el ambiente es más tranquilo.

  4. Vista ropa cómoda: el calzado adecuado y la ropa ligera son esenciales para mantenerse cómodo durante toda la visita (especialmente para esa maratón que sabemos que está planeando).

  5. Alterne actividad y descanso: combine la visita a museos con actividades en el exterior o recreativas que impliquen movimiento más libre, como caminar por un parque o recorrer la ciudad en bicicleta.

  6. Menos es más: en vacaciones, el objetivo es disfrutar, no acumular. Es preferible una buena experiencia en un solo museo que muchas visitas apresuradas y agotadoras.

  7. No intente verlo todo: en la línea de la anterior recomendación, visitar un museo con la intención de ver todo lo expuesto es, en muchos casos, misión imposible. En lugar de prestar atención a todos los elementos, pruebe a pasear por el espacio y detenerse en lo que le llame la atención. Recuerde que no le dan un premio al que ha leído todas las cartelas y textos, ni tampoco al que ha visto todos los Picassos. La visita debería ser interesante y placentera para usted.

Un cambio de mirada

Los museos también están respondiendo a esta realidad. Cuando Gilman realizó su estudio en 1916, tomó fotografías a los visitantes en las que se notaba el esfuerzo que se veían obligados a hacer para examinar los objetos expuestos (arrodillarse, estirarse, ponerse de puntillas, etc.).

Imágenes en las que el visitante de museos tiene que adoptar diferentes (e incómodas) posturas.
Imágenes hechas por Gilman para su estudio en las que el visitante de museos tiene que adoptar diferentes (e incómodas) posturas.
Open JSTOR Collection

Hoy en día, los museos están mucho más centrados en el visitante y su experiencia. El diseño de los espacios de exposición, la museografía, tiene muy en cuenta la experiencia de quien acude a ellos. Prácticamente todos cuentan con zonas de descanso y asientos distribuidos estratégicamente y los objetos están expuestos de manera que su visualización sea cómoda. Pero, además, cada vez se diseñan más recorridos breves, aplicaciones móviles, guías, etc., para permitir que personalicemos la visita y la adaptemos a nuestras necesidades e intereses. Algunos incluso organizan actividades físicas dentro del museo, como yoga entre esculturas o visitas guiadas que combinan arte y movimiento. El visitante es cada vez más participante y menos receptor pasivo de lo que sucede en el museo.

En este contexto, el museo deja de ser solo un lugar de contemplación pasiva y se transforma en un espacio que promueve la salud física, mental y emocional y que, por ello, puede mejorar el bienestar de sus visitantes.

Entender lo que pasa

Visitar museos en vacaciones es una excelente manera de aprender, disfrutar y conectarse con la cultura. Pero también es importante hacerlo de forma consciente, cuidando el cuerpo y respetando nuestros ritmos.

Entender la fatiga museal como parte del proceso nos permite disfrutar más y mejor de estos espacios, integrando el movimiento y el descanso como aliados de la experiencia estética. Porque al final, un buen viaje, como una buena exposición, no se mide por lo mucho que se ve, sino por lo profundamente que se vive y se disfruta.

Y si al final decide hacer esa media maratón por el Louvre, al menos le hemos avisado… Empiece a entrenar ya y ¡suerte!

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Fatiga museal: cómo disfrutar de los museos sin agotarse en el intento – https://theconversation.com/fatiga-museal-como-disfrutar-de-los-museos-sin-agotarse-en-el-intento-262173

No solo en Gaza: Estados Unidos minimiza las atrocidades cometidas por los regímenes que respalda

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jeff Bachman, Associate Professor, Department of Peace, Human Rights & Cultural Relations, American University School of International Service

Los palestinos se agolpan para conseguir comida en la ciudad de Gaza el 30 de julio de 2025. Abdalhkem Abu Riash/Anadolu via Getty Images

Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha apoyado repetidamente a gobiernos que han cometido atrocidades masivas, definidas por el experto en genocidio Scott Straus como “violencias sistemáticas a gran escala contra la población civil”.

Esto incluye el apoyo a Israel, que se ha mantenido constante a pesar del reciente desacuerdo del presidente Donald Trump con el primer ministro Benjamin Netanyahu sobre si se está matando de hambre a los palestinos en Gaza.

Somos académicos especializados en genocidio y otras atrocidades masivas, así como en seguridad internacional. En nuestra investigación para un próximo artículo en la revista Journal of Genocide Research, analizamos declaraciones oficiales, documentos desclasificados e informes de los medios de comunicación sobre cuatro casos que implican el apoyo de Estados Unidos a gobiernos que cometieron atrocidades: Indonesia en Timor Oriental entre 1975 y 1999, Guatemala entre 1981 y 1983, la coalición liderada por Arabia Saudí –conocida como “la Coalición”– en Yemen desde 2015 e Israel en Gaza desde octubre de 2023.

Identificamos seis estrategias retóricas utilizadas por funcionarios estadounidenses para distanciar públicamente a Estados Unidos de las atrocidades cometidas por quienes reciben su apoyo.

Esto es significativo porque cuando los estadounidenses, así como otras personas del resto del mundo, aceptan esa retórica tal cual, Estados Unidos puede mantenerse impune a pesar de su papel en la violencia global.

Ignorancia fingida

Cuando los funcionarios estadounidenses niegan tener conocimiento alguno de las atrocidades perpetradas por quienes reciben apoyo de Estados Unidos, lo llamamos “ignorancia fingida”.

Por ejemplo, después de que la Coalición bombardease un autobús escolar en Yemen, matando a decenas de niños, la senadora estadounidense Elizabeth Warren preguntó al general Joseph Votel si el Mando Central de Estados Unidos hacía un seguimiento del propósito de las misiones a las que reabastecía.

Su respuesta: “Senadora, no lo hacemos”.

Esta ignorancia declarada contrasta radicalmente con los crímenes de guerra bien documentados de la Coalición desde 2015. Como dijo el experto en Yemen Scott Paul: “Ya nadie puede fingir sorpresa cuando mueren muchos civiles”.

Ofuscación

Cuando las pruebas de las atrocidades ya no pueden ignorarse, los funcionarios estadounidenses recurren a la ofuscación, que consiste en confundir los hechos.

Cuando las fuerzas indonesias llevaron a cabo masacres en 1983, matando a cientos de civiles, la embajada de Estados Unidos en Yakarta envió un telegrama al secretario de Estado y a varias embajadas, consulados y misiones estadounidenses cuestionando los informes porque “no habían recibido confirmación de otras fuentes”.

De manera similar, durante el genocidio en Guatemala, tras el golpe de Estado exitoso de Efraín Ríos Montt, los funcionarios estadounidenses tergiversaron los informes sobre la violencia perpetrada por el Gobierno, y culparon a la guerrilla.

En su informe sobre los derechos humanos en Guatemala de 1982, por ejemplo, el Departamento de Estado afirmó: “En los casos en que ha sido posible atribuir la responsabilidad [de los asesinatos en Guatemala], parece más probable que, en la mayoría de los casos, los insurgentes […] sean los culpables”.

Sin embargo, los servicios de inteligencia de EE. UU. afirmaban lo contrario.

Se pueden encontrar informes sobre atrocidades y abusos cometidos por el Estado en Guatemala en documentos de inteligencia estadounidense desde la década de 1960 en adelante. Un telegrama de la CIA de 1992 señalaba explícitamente que “varias aldeas han sido arrasadas” y que “cabe esperar que el ejército no dé cuartel ni a combatientes ni a no combatientes”.

Negación

Cuando se acumulan las pruebas de las atrocidades, así como las pruebas de quién es el responsable, los funcionarios estadounidenses recurren a menudo a la negación. No niegan que se esté proporcionando ayuda estadounidense, sino que argumentan que no se utilizó directamente para cometer aquello de lo que se les acusa.

Por ejemplo, durante las atrocidades cometidas por Indonesia en Timor Oriental, Estados Unidos estaba entrenando activamente a miembros del cuerpo de oficiales indonesio. Cuando las fuerzas de seguridad indonesias masacraron a unas 100 personas en un cementerio de Dili en 1991, la administración de George H. W. Bush se limitó a decir que “ninguno de los militares indonesios presentes en Santa Cruz había recibido adiestramiento estadounidense”.

Desviación

Cuando el escrutinio público alcanza niveles que ya no pueden ignorarse fácilmente, los funcionarios estadounidenses pueden recurrir a la desviación.

Se trata de ajustes políticos muy publicitados que rara vez implican cambios significativos. A menudo incluyen una forma de engaño. Esto se debe a que el objetivo de la distracción no es cambiar el comportamiento del receptor de la ayuda estadounidense, sino que se trata simplemente de una táctica política utilizada para apaciguar a los críticos.

En 1996, cuando la administración Clinton cedió a la presión de los activistas y suspendió la venta de armas pequeñas a Indonesia, continuó vendiéndoles armamento valorado en 470 millones de dólares estadounidenses, incluidos nueve aviones F-16.

Más recientemente, en respuesta a las críticas del Congreso y de la opinión pública, la administración Biden suspendió la entrega de bombas de 900 y 227 kg a Israel en mayo de 2024, pero solo de forma temporal. El resto de sus transferencias de armas se mantuvo sin cambios.

Como ejemplifica el respaldo estadounidense a Israel, el desvío también incluye investigaciones superficiales de Estados Unidos que muestran preocupación por los abusos, sin consecuencias, así como el apoyo a
autoinvestigaciones, con resultados exculpatorios previsibles.

Exaltación

Cuando las atrocidades cometidas por los beneficiarios de la ayuda estadounidense son muy visibles, los funcionarios de EE. UU. también recurren a la exaltación para elogiar a sus líderes y presentarlos como dignos de recibir ayuda.

En 1982, el presidente Ronald Reagan elogió al presidente Suharto, el dictador responsable de la muerte de más de 700 000 personas en Indonesia y Timor Oriental entre 1965 y 1999, por su liderazgo “responsable”. Mientras tanto, los funcionarios de Clinton lo consideraban “uno de los nuestros”.

De manera similar, el líder guatemalteco Ríos Montt fue descrito por Reagan a principios de la década de 1980 como “un hombre de gran integridad personal y compromiso”, obligado a enfrentarse a “un brutal desafío de guerrilleros armados y apoyados por otros fuera de Guatemala”.

Así, se presenta a estos líderes como si utilizaran la fuerza por una causa justa o solo porque se enfrentan a una amenaza extrema. Este fue el caso de Israel, con la administración Biden afirmando que Israel se encontraba “en medio de una batalla existencial”.

Esta exaltación no solo eleva moralmente a los líderes, sino que también justifica la violencia que cometen.

Dos hombres sentados en sillas de respaldo alto frente a una chimenea.
El presidente indonesio Suharto, a la izquierda, de visita al presidente Bill Clinton en 1993, fue elogiado por los funcionarios de la administración Clinton como ‘uno de los nuestros’, a pesar de ser responsable de la muerte de más de 700 000 personas en su país.
Kazuhiro Nogi/AFP via Getty Images

Diplomacia silenciosa

Por último, los funcionarios estadounidenses también suelen afirmar que están llevando a cabo una forma de diplomacia silenciosa, trabajando entre bastidores para controlar a los receptores de la ayuda estadounidense.

Es importante señalar que, según ellos, para que la diplomacia silenciosa tenga éxito, es necesario que Estados Unidos mantenga su apoyo. Por lo tanto, la defensa continuada de quienes cometen atrocidades se legitima precisamente porque es esta relación la que permite a Estados Unidos influir en su comportamiento.

En Timor Oriental, el Pentágono argumentó que el entrenamiento aumentaba “el respeto de los derechos humanos por parte de las tropas indonesias”. Cuando una unidad militar indonesia adiestrada por EE. UU. masacró a unas 1 200 personas en 1998, el Departamento de Defensa afirmó que “aunque los soldados entrenados por Estados Unidos hubieran cometido algunos de los asesinatos”, EE. UU. debía continuar con su trabajo para “seguir influyendo en lo que sucediera a continuación”.

Los funcionarios estadounidenses también insinuaron en 2020 que los yemeníes atacados por la coalición liderada por Arabia Saudí se benefician del apoyo armamentístico de Estados Unidos a esta, ya que dicho apoyo le da influencia sobre el uso de las armas.

En el caso de Gaza, han mencionado repetidamente la diplomacia silenciosa como una forma de promover la moderación, al tiempo que tratan de bloquear otros sistemas de rendición de cuentas.

Por ejemplo, Estados Unidos ha vetado seis resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la Franja desde octubre de 2023 y ha impuesto sanciones a cinco jueces y fiscales de la Corte Penal Internacional debido a las órdenes de detención dictadas contra Netanyahu y el exministro de Defensa israelí Yoav Gallant.

Distanciamiento y minimización

Los funcionarios estadounidenses llevan mucho tiempo utilizando diversas estrategias retóricas para distanciar al país y minimizar su contribución a las atrocidades cometidas por otros con su apoyo.

Teniendo en cuenta estas estrategias, el reconocimiento por parte de Trump de la “hambruna real” en Gaza puede considerarse una distracción de la defensa inalterable de Estados Unidos a Israel, mientras las condiciones de hambruna en Gaza empeoran y los palestinos son asesinados mientras esperan por comida.

Desde fingir ignorancia hasta minimizar la violencia y alabar a sus autores: los gobiernos y presidentes estadounidenses han utilizado durante mucho tiempo una retórica engañosa para legitimar la violencia de los líderes y países que respaldan.

Pero hay dos elementos necesarios que permiten que este enfoque siga funcionando: uno es el lenguaje del Gobierno estadounidense; el otro es la credulidad y la apatía del público.

The Conversation

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ref. No solo en Gaza: Estados Unidos minimiza las atrocidades cometidas por los regímenes que respalda – https://theconversation.com/no-solo-en-gaza-estados-unidos-minimiza-las-atrocidades-cometidas-por-los-regimenes-que-respalda-262894