¿Qué pantallas usar en la escuela?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María del Mar Sánchez Vera, Profesora Titular del Departamento de Didáctica y Organización Escolar. Miembro del Grupo de Investigación de Tecnología Educativa, Universidad de Murcia

Carmen Conde, primera mujer en ingresar en la RAE, fue una de las grandes pedagogas –y, sin embargo, también una de las grandes olvidadas– en la historia de la educación. En los años 30 del pasado siglo escribió un ensayo sobre educación que la Universidad de Murcia rescató con la llegada de la democracia. En él, defendía de manera específica (y dedicándole un capítulo completo) el uso del cine en las aulas.

El cine era la nueva tecnología del momento, y las Misiones Pedagógicas lo utilizaban para acercar la cultura al pueblo. Entre los argumentos que planteaba Carmen Conde para fomentar su introducción en las aulas, indicaba que “las escuelas del Estado no pueden prescindir más tiempo del cinematógrafo entre el material de enseñanza que se les asigna”.

Resulta curioso comprobar que, en ese mismo espacio temporal, encontramos algunos artículos de prensa que alertaban de los riesgos que el uso del cine podía tener. El diario The New York Times, por ejemplo, alertaba en 1933 del efecto negativo que podían llegar a tener las películas en los menores, a partir de un estudio realizado con niños y niñas de cuatro años.

Con esto no se pretende ridiculizar la lícita preocupación de muchas familias y docentes sobre el uso de la tecnología en las aulas (el cine no se parece en nada al maremágnum de redes y aplicaciones que tenemos hoy en día), pero sí evidenciar que la relación entre la tecnología y la educación siempre ha sido compleja, y que toda la vida han existido temores sobre los problemas que podrían causar a los menores.

Además, la integración de las herramientas no siempre se ha realizado de manera adecuada. Un error frecuente que hemos experimentado con la digitalización educativa es asumir que, por el mero hecho de incorporar herramientas tecnológicas, se garantizaba la innovación pedagógica.

Un ejemplo paradigmático de este fenómeno son las pizarras digitales interactivas (PDI). Durante años, la presencia de este dispositivo en los centros se percibió como un indicador de innovación y calidad educativa; sin embargo, algunos estudios revelan que su uso suele limitarse a la presentación de contenidos, con un rol predominantemente pasivo por parte del alumnado y manteniendo el control de la herramienta por parte del docente, sin aprovechar realmente el potencial interactivo que ofrece la herramienta.

Si reflexionamos sobre ello, utilizar estas pizarras para explicar contenidos implicaría que no estamos haciendo nada diferente a lo que haríamos con una pizarra tradicional o un proyector de diapositivas. Es un ejemplo de innovación técnica que no implica una mejora educativa.

Un enfoque superficial, centrado más en la dotación tecnológica

Podemos decir que, salvo honrosas excepciones, la digitalización educativa en España ha seguido un enfoque superficial, centrado más en la dotación tecnológica que en la transformación pedagógica. Esto implica que, en muchos casos, la tecnología se ha limitado a sustituir formatos tradicionales, como libros impresos por sus versiones digitales pero para hacer las mismas tareas de siempre.

Sin embargo, el marco normativo actual indica que la “competencia digital” debería ir mucho más allá del manejo técnico de dispositivos: implica el pensamiento crítico, la gestión de la información, la creación de contenido digital y la comunicación responsable.

Curricularmente, la competencia digital está incorporada en el sistema educativo en todas las etapas. En Educación Infantil (hasta los 6 años) se deben sentar las bases de la alfabetización digital según establece la propia ley de educación, promoviendo el acceso a información digital, la comunicación tecnológica básica y la creación de contenidos sencillos, junto con hábitos de uso responsable.

Sin embargo, hay estudios que indican que en esta etapa no se suele trabajar ninguna competencia de ciudadanía digital, dejando a muchos niños y niñas sin educación formal sobre estos temas importantes.

Como se ha señalado, el elemento determinante es el diseño de tareas significativas que trasciendan el uso pasivo de la tecnología (como la mera visualización de vídeos) para fomentar experiencias activas y creativas. Esto implica plantear actividades donde los niños y niñas asuman un rol activo (grabaciones de audio, fotografías creativas, secuencias programables con robots…), con tareas adaptadas a su desarrollo.

La tecnología no debería reemplazar otros recursos, sino coexistir con otro tipo de materiales y formar parte de proyectos más amplios. Hay estudios muy interesantes que muestran el potencial que tiene para la etapa de Educación Infantil iniciarse en el pensamiento computacional.




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Por qué la programación debería ser tan importante como las matemáticas


Etapas educativas

En Educación Primaria (6 a 12 años), la competencia digital se define de manera más específica y se indican descriptores operativos que deben alcanzar los estudiantes al terminar la etapa educativa. Se mencionan habilidades básicas como búsquedas guiadas y creación de contenidos sencillos, mencionando de forma concreta qué se ha de trabajar para tomar conciencia de los riesgos y aprender a evitarlos.

También se aborda de manera más específica el pensamiento computacional en el marco de las asignaturas de Matemáticas y Ciencias de la Naturaleza, aunque hay enfoques que plantean que el pensamiento computacional puede trabajarse de forma transversal desde cualquier materia.

En Educación Secundaria (12 a 16 años) se profundiza más en los indicadores de logro. La propuesta amplía algunos aspectos relacionados con la programación y la robótica educativa, que se deben utilizar para resolver problemas de manera creativa, así como la gestión de la información digital y el uso de herramientas y plataformas virtuales para construir nuevo conocimiento y aprender comunicarse en red. También para esta etapa se plantea la necesidad de trabajar aspectos sobre el uso crítico y seguro de la tecnología.

Como vemos, la presencia que tiene que tener la tecnología en las distintas etapas educativas viene definida por la ley, y parece bastante razonable. La Ley Orgánica 3/2020 –conocida como LOMLOE– y sus desarrollos curriculares establecen con claridad tanto los marcos de competencia digital aplicables a docentes, a estudiantes y a instituciones, así como los contenidos específicos que deben trabajarse en cada etapa educativa.

Además, como hemos visto, se ha incorporado el “pensamiento computacional”, que implica que los jóvenes no solo sean usuarios receptores de tecnología, sino que les enseñemos a crear y a entender cómo funciona. Por lo tanto, quizás estamos errando en las preguntas que nos hacemos, y lo que deberíamos analizar es cómo se ha digitalizado el sistema educativo y qué errores hemos cometido que no nos dejan abordar la competencia digital de manera completa y adecuada.

Poner el foco en lo que hacemos con la tecnología

Entonces, más que revisar qué tecnologías incorporamos en cada etapa y seguir planteando medidas que nos ofrecen solo números (número de niños y niñas por portátil, número de horas de uso…), deberíamos reflexionar sobre qué tipo de actividades realizamos en cada etapa y sobre cómo se está formando a los centros y al profesorado.

Es frecuente encontrar que son las consejerías de educación las que deciden qué tecnología (robot, ordenador, tableta, impresora 3D) adquieren, y por supuesto esa perspectiva es importante. Pero no se suele preguntar a los docentes y a los centros qué tecnología necesitan, y esto es fundamental, porque dependiendo de lo que quieran hacer, de la tecnología de la que ya dispongan, de sus necesidades y de su formación, se podrían plantear dotaciones mucho más efectivas que podrían ser un mecanismo interesante que asegure que la tecnología no se infrautilice en el futuro.

Además, la formación continua debe garantizar apoyo y acompañamiento al docente, sin limitarse al uso técnico de las herramientas, sino enfocándose en su aplicación didáctica.

Diferenciar entre tipos de pantallas

También resultaría bueno para el debate educativo no hablar de “pantallas” de forma general. Las pantallas son muy diversas, y no es lo mismo disponer de un móvil personal que de un portátil en el aula, del mismo modo que no es lo mismo estar realizando apuestas online que estar aprendiendo la impresión 3D en un proyecto de aprendizaje-servicio (ApS).

Tenemos que empezar a superar los argumentos que plantean dicotomías. En ninguna etapa tenemos que sustituir el papel por un ordenador, sino que el enfoque debe estar en el diseño de tareas que integren todo tipo de recursos, entre ellos también los digitales. No consiste en debatir si hay que escribir a mano o con el ordenador, sino en que tenemos que combinar tareas en las que escribamos con ambos.

Docentes y formación

Como vemos, en la normativa está todo bien definido. Por lo tanto, la clave es preguntarnos por qué no aterriza del todo bien en la realidad de las aulas. En este sentido, sabemos que las creencias y actitudes de los docentes son clave en el desarrollo profesional y la práctica didáctica, y que el profesorado es el elemento más significativo en la integración curricular de los medios digitales.

También sabemos que la formación inicial en Tecnología Educativa es insuficiente en Magisterio, e incluso puede llegar a ser inexistente, como sucede en algunos casos, en el Máster de Formación en Educación Secundaria. Y que cuando se abordan enfoques de investigación más amplios, que tienen en cuenta el contexto y el aprendizaje, se encuentra que los jóvenes que reciben una adecuada educación digital están mejor preparados para afrontar sus riesgos, incluso en la etapa de Educación Infantil.

Sin embargo, estos temas rara vez aparecen en el debate público sobre tecnología y educación. Es necesaria una formación docente centrada en la pedagogía, y no solo en el manejo instrumental de herramientas, que priorice el diseño de proyectos didácticos, la multiplicidad de los medios en el aula, la participación activa del profesorado en las decisiones tecnológicas y la asignación de recursos para experiencias educativas realmente integradas. La digitalización debe construirse de abajo arriba, en diálogo constante con la investigación en tecnología educativa.


Este artículo se publicó originalmente en la Revista Telos de la Fundación Telefónica, y forma parte de un número monográfico dedicado a la Generación Alfabeta.


The Conversation

María del Mar Sánchez Vera colabora en TELOS, la revista que edita Fundación Telefónica.

ref. ¿Qué pantallas usar en la escuela? – https://theconversation.com/que-pantallas-usar-en-la-escuela-264278

Nuevo estudio: las victorias de guerra en el Neolítico se celebraban con sacrificios y trofeos humanos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Teresa Fernández Crespo, Investigadora Distinguida en Prehistoria, Universidad de Valladolid

Fosa con restos de humanos torturados, posiblemente cautivos de guerra, hallada en Achenheim (Alsacia) y datada entre 4300 y 4100 a. C. P Lefranc.

Durante siglos, el triunfo romano ha sido el modelo a seguir en toda celebración marcial. En la antigua Roma, cada gran éxito militar acababa en un fastuoso desfile encabezado por senadores y magistrados que recorría las calles de la ciudad. A estos les seguían los enemigos cautivos (la mayoría, individuos de alto rango), carros cargados con el botín y demás trofeos de guerra.

La fastuosidad de los expolios se entremezclaba con artistas, como acróbatas, músicos y cantantes, que aumentaban la espectacularidad de la procesión. A continuación, marchaba el general vencedor, montado en un carro. Cerraban el cortejo su familia y soldados.

Festejo y humillación, todo en uno

El desfile, que marchaba por la vía Sacra, cruzaba en su último tramo el foro, donde tenía lugar el encarcelamiento o la ejecución de los prisioneros. Finalmente, la procesión avanzaba hacia el templo de Júpiter, en la cima de la colina Capitolina, donde el general ofrecía un sacrificio al dios, generalmente bueyes blancos, como clausura del recorrido triunfal. La guinda era la celebración de banquetes y espectáculos en lugares públicos para deleite de los congregados.

El triunfo romano, una fiesta que humillaba a los vencidos. Mira la Historia.

Se trataba de un ritual destinado a festejar el poderío marcial y la humillación del conquistado. Todo esto lo sabemos esencialmente por las fuentes literarias y algunas representaciones artísticas. ¿Pero cuál es el origen y la historia primitiva de los triunfos marciales?

Sacrificios y torturas neolíticas

Los yacimientos neolíticos de Achenheim y Bergheim, en la región francesa de Alsacia, datados entre 4300 y 4100 a.e.c., ofrecen algunas pistas al respecto. En ambos casos, en una fosa circular, posiblemente ubicada en una plaza central del poblado, se arrojó un grupo de individuos brutalmente asesinados (seis y ocho, respectivamente), junto a una serie de brazos izquierdos cercenados que no correspondía a ninguno de ellos (cuatro y siete, respectivamente).

El ensañamiento con el que se había tratado a las víctimas, que mostraban multitud de fracturas en todo su esqueleto ocurridas alrededor del momento de su muerte, y la evidencia tafonómica de que los brazos cercenados pudieron estar a la intemperie un tiempo antes de su depósito en las fosas, no encajaban bien con lo esperable en masacres o ejecuciones documentadas en la prehistoria reciente.

Fosa con restos de humanos, posiblemente cautivos de guerra, hallada en Bergheim (Alsacia) y datada entre 4300 y 4100 a.e.c.
F Chennal.

En busca de una explicación

Esencialmente, este inusual contexto, que además se repetía con gran similitud en ambos yacimientos, sugiere tres posibles escenarios interpretativos. El primero sería la celebración de un triunfo marcial que combinara el sacrificio de cautivos enemigos con una violencia excesiva y la exposición de trofeos humanos recolectados en batalla, cuyo depósito conjunto en fosas clausurase el ritual.

El segundo consistiría en la repatriación y el enterramiento de miembros del grupo caídos en batalla (en forma de cuerpos completos o de brazos izquierdos).

Y el tercero comprendería el castigo de parias o delincuentes comunitarios, donde la tortura –incluyendo la mutilación– y la pena capital formaran parte del proceso.

Las víctimas, enemigos extranjeros

A fin de dirimir entre estas posibilidades, un equipo de especialistas de diferentes centros de investigación europeos, como las universidades de Valladolid, Aix-Marsella, Oxford, Bruselas y Estrasburgo, y empresas de arqueología como Arkikus y Antea, ideamos y realizamos un estudio multiisotópico completo de las biografías de estas víctimas y de una población de control del mismo contexto crono-geográfico.

La metodología multiisotópica se basa en la premisa de que somos lo que comemos y que esta información queda almacenada a nivel molecular en nuestro organismo y produce una firma isotópica distintiva, similar a una huella dactilar, que permite reconstruir la dieta y la procedencia de los individuos. Y como lo que comemos (alimentación), de dónde obtenemos los alimentos (origen) y con quién comemos (grupo social) está íntimamente relacionado con quiénes somos, con este enfoque también puede abordarse la identidad.

Nuestro objetivo era comparar ambos grupos y definir la identidad social de las víctimas. Los resultados, publicados esta semana en Science Advances, sugieren claramente que las víctimas no pasaron su infancia en la región y tuvieron una vida mucho más móvil, con una alimentación más cambiante y una mayor exposición al estrés fisiológico que la población de control. Todo ello es plenamente compatible con una forma de vida migrante.

Brazos y cuerpos enteros, de distinta procedencia

Además, el estudio ha permitido descubrir que aquellas víctimas representadas por esqueletos completos y aquellas representadas por brazos cercenados muestran señales isotópicas distintas, lo que sugiere un tratamiento diferencial vinculado con su origen geográfico.

Es posible que los brazos procedieran de grupos asentados en el norte de Alsacia, mientras que los cuerpos completos hubieran llegado del sur de la región, como origen más próximo. No obstante, es también posible que ambos grupos provinieran de regiones más distantes, como la zona más occidental de la cuenca parisina o la zona más oriental del valle alto del Danubio.

La evidencia de enemigos de distinta procedencia en las fosas es coherente con una guerra de conquista, en que los grupos foráneos llegarían en diferentes oleadas y se enfrentarían con la población local en distintos asaltos.

No es esta la única evidencia de conflicto que poseemos, ya que es en este momento cuando empiezan a documentarse en la región los primeros poblados rodeados por fosos y empalizadas. Asimismo, se observa en el registro arqueológico una rápida sustitución de tradiciones culturales locales por otras venidas de regiones adyacentes.

Violencia como espectáculo

La inusitada violencia-espectáculo ejercida en estas celebraciones hacia los enemigos cautivos, la “caza” y exposición de trofeos humanos y su depósito conjunto en lugares comunitarios difícilmente pueden entenderse fuera del marco de un teatro político que pretende la exaltación del poder y del triunfo y la deshumanización del enemigo.

En ese caso, solo tenemos la evidencia material más brutal de la victoria y su celebración, pero es muy posible que estos rituales del triunfo se acompañaran también de un componente festivo, incluyendo desfiles, música, bailes o banquetes, como hicieron más de tres milenios después los romanos. Al fin y al cabo, eran celebraciones que esencialmente buscaban la ostentación del éxito y la legitimación del poder a través de un pacto político-religioso.

The Conversation

El proyecto del que se deriva esta investigación ha sido financiado por una ayuda del programa Marie-Slodowska Curie Actions (MSCA-IF-790491) de la Comisión Europea, concedida a Teresa Fernández-Crespo.

ref. Nuevo estudio: las victorias de guerra en el Neolítico se celebraban con sacrificios y trofeos humanos – https://theconversation.com/nuevo-estudio-las-victorias-de-guerra-en-el-neolitico-se-celebraban-con-sacrificios-y-trofeos-humanos-263356

Galicia crece 40 000 km² bajo el mar, conquistando terreno usado como vertedero nuclear

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Luis Somoza Losada, Profesor de Investigación, Instituto Geológico y Minero de España (IGME – CSIC)

Vista 3D de los fondos marinos profundos al oeste de Galicia. Somoza et al, 2019, CC BY

La ONU acaba de aprobar provisionalmente la propuesta de ampliación de la plataforma continental al oeste de Galicia, lo que supone la incorporación de cerca de 40 000 km² adicionales a los ya reconocidos. Galicia ha crecido una superficie similar a la de la comunidad autónoma extremeña, que tiene 41 000 km². El reconocimiento definitivo se realizará próximamente en una sesión plenaria en Nueva York.

La ampliación de la soberanía marítima española puede abrir nuevas oportunidades económicas y medioambientales. Por un lado, la posibilidad de aprovechar recursos naturales ricos en tierra raras y telurio, y, además, garantizar la protección de los fondos marinos conquistados. No olvidemos que hasta hace poco tiempo estos fondos marinos profundos alrededor de Galicia se utilizaban como vertederos nucleares.

Un proceso científico global liderado por Naciones Unidas

Actualmente los países ejercen la soberanía sobre los recursos naturales de sus mares y océanos hasta las 200 millas marinas medidas desde la línea de costa, en lo que se denomina Zona Económica Exclusiva. Sin embargo, conforme a la
Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del mar (CONVEMAR), cualquier Estado puede ampliar la soberanía sobre sus recursos naturales del fondo y subsuelo marino hasta las 350 millas marinas.

Para ello, cada país ha de presentar los estudios científicos y técnicos que avalen el cumplimiento de las normas ante la Oficina de Asuntos Oceánicos y Derecho del Mar, que se localiza en Nueva York.

El examen científico-técnico de los datos lo realiza la Comisión de Límites de Plataforma Continental de Naciones Unidas (CLPC), formada por 21 científicos internacionales expertos en geología marina.

Vista 3D del margen continental de Galicia.
Somoza et al, 2019, CC BY

Desde el año 2001, se han registrado ante la CLPC un total de 97 propuestas para la ampliación de la plataforma continental en todo el mundo, entre ellas tres de España: una en el mar Céltico-mar Cantábrico en el 2006 (aprobada en el 2009); una segunda en Galicia, registrada en el 2009 (a punto de finalizar su examen) y una tercera al oeste de las islas Canarias, registrada en el año 2014, y en espera para su examen.

En el caso de la propuesta para la ampliación en Canarias, la propuesta de la delimitación y la defensa se realizará atendiendo al calendario que establezca la Comisión. Esta ampliación puede suponer una extensión total del título jurídico de la plataforma continental española en torno a los 296 500 km² .

La ampliación de los fondos marinos de Galicia

España ha presentado dos propuestas de ampliación de la plataforma continental de Galicia. Una primera propuesta al norte, conjuntamente con Francia, Reino Unido e Irlanda para la ampliación del mar Céltico-mar Cantábrico. Fue aprobada por Naciones Unidas en 2009 y supuso la ampliación de los derechos de soberanía sobre el suelo y subsuelo marino de un área de unos 79 000 km², que se delimita entre los cuatro países solicitantes.

La segunda propuesta se registró ante la ONU en el año 2009, y su examen se inició una década después. En 2023 y 2025 se realizaron dos campañas oceanográficas a bordo del buque oceanográfico del CSIC Sarmiento de Gamboa para actualizar los datos presentados en el 2009. Gracias a los datos adicionales adquiridos se han aprobado provisionalmente cerca de 40 000 km². A esta extensión hay que sumar los ya obtenidos en el mar Céltico (entre Galicia e Irlanda), lo que supondrá para España al menos unos 20 000 km² más de ampliación en la zona norte gallega.

Los nuevos recursos marinos y la obligación de protegerlos

La importancia de ganar terreno más allá de las 200 millas náuticas está en la ampliación de los derechos de soberanía para la exploración y explotación de los recursos.

Por un lado, los recursos naturales del suelo y subsuelo como el petróleo, gas e hidratos (hielo con gas encerrado en su estructura molecular), recursos minerales y especies que habitan el fondo marino.

También se permite la explotación de los recursos marinos vivos, que comprenden las especies animales sedentarias, en constante contacto físico con el fondo del mar, o habitantes del subsuelo.

Los depósitos minerales marinos

Entre los recursos de alto interés están los depósitos minerales marinos, formados por la precipitación lenta de óxidos de hierro y manganeso, que tapizan rocas de los montes y bancos submarinos.

Estos depósitos son ricos en elementos como el cobalto, el níquel y el vanadio, lo que los convierte en valiosas fuentes de metales estratégicos para la industria.

En las llanuras abisales que rodean Galicia y Canarias se han encontrado concreciones minerales sólidas, con forma de roca (costras de ferromanganeso y nódulos polimetálicos) que contienen altas concentraciones de metales como manganeso, níquel, cobre y cobalto, así como tierras raras.

Costras de ferromanganeso con altos contenidos en cobalto, telurio y tierras raras muestreadas en el monte submarino Tropic, también conocido como Las Abuelas de las islas Canarias, durante las campañas oceanográficas para la ampliación de la plataforma continental española.
Somoza et al, 2019, CC BY-SA

Su formación es un proceso muy lento debido a la acumulación de capas concéntricas de minerales alrededor de un núcleo. Tienen un gran interés para la minería submarina, ya que estos metales son cruciales para la fabricación de baterías y otras tecnologías para la transición energética.

Entre los recursos energéticos cabe destacar el petróleo, el gas y los potenciales yacimientos de gas hidratado frecuente en los márgenes continentales.

Los residuos nucleares

La ampliación de la plataforma continental por un país conlleva también obligaciones sobre la protección y conservación de sus fondos marinos.

Durante décadas, la industria nuclear europea eliminó sus desechos radiactivos almacenándolos en bidones que terminaron arrojados en la zona abisal atlántica con fondos de más de 5 000 metros, a unos 600 kilómetros de la costa gallega. El buque L’Atalante, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, encontró alrededor de 2 000 bidones en la zona abisal alrededor de Galicia aunque situados fuera de las 200 millas náuticas de jurisdicción exclusiva.

Aunque no se conoce con exactitud la localización de los vertidos de residuos realizados durante décadas, con la ampliación de la plataforma continental de los fondos marinos de Galicia, posiblemente parte de estas zonas profundas de vertidos pasarán a formar parte del territorio español. Esto requerirá campañas específicas con técnicas oceanográficas de prospección profundas para la localización de más vertidos nucleares dentro de la jurisdicción española.

Galicia ha crecido en recursos, y en derecho a proteger su espacio natural.

The Conversation

Luis Somoza Losada no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Galicia crece 40 000 km² bajo el mar, conquistando terreno usado como vertedero nuclear – https://theconversation.com/galicia-crece-40-000-km-bajo-el-mar-conquistando-terreno-usado-como-vertedero-nuclear-260335

Las brujas en el imaginario feminista: ¿desde cuándo y por qué ahora?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Iris de Benito Mesa, Doctora en Estudios Hispánicos Avanzados , Universitat de València

Espalda de una mujer en Buenos Aires, Argentina, el 8 de marzo de 2024. Carolina Jaramillo/Shutterstcok

Carteles, pancartas, cánticos, consignas… ¡camisetas serigrafiadas, incluso! En los últimos años, el lema “Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar” se ha convertido en un clásico de las movilizaciones feministas de todo el mundo, especialmente de aquellas producidas en fechas señaladas, tales como el 8M o el 25N.

Pero ¿de dónde viene esa vinculación entre la figura de la bruja y las reivindicaciones feministas y por qué tiene tanta presencia en la actualidad?

El propio lema se presta a una lectura intuitiva de los motivos, pues nos permite realizar algunas inferencias: las brujas fueron mujeres y víctimas de persecución en el pasado, y las mujeres feministas del presente las traen a la memoria colectiva, considerándose sus herederas.

El origen de la identificación

Lo cierto es que ya hace varias décadas desde la primera vez que los sectores feministas se apropiaron de la figura de la bruja con fines reivindicativos y simbólicos.

Miembros de W.I.T.C.H. Boston con pancartas en contra de la manifestación Boston Free Speech organizada por grupos afines a la extrema derecha el 19 de agosto de 2017.
Miembros de W.I.T.C.H. Boston con pancartas en contra de la manifestación Boston Free Speech organizada por grupos afines a la extrema derecha el 19 de agosto de 2017.
GorillaWarfare/Wikimedia Commons, CC BY

A finales de los años sesenta y, especialmente, en el entorno estudiantil estadounidense, aparecieron las primeras muestras del fenómeno que hoy en día denominamos Relectura Feminista de la Caza de Brujas (RFCB). Se formaron los grupos activistas W.I.T.C.H (Women’s International Terrorist Conspiracy From Hell) y aparecieron obras fundacionales de esta corriente, como Brujas, parteras y enfermeras.

Durante décadas, la apropiación de esta figura por parte de los sectores feministas pasó por diversas fases, hasta llegar al punto en que hoy en día se encuentra como corriente crítica.

En sus inicios, los primeros textos tuvieron formatos breves, a modo de panfletos o cuadernos de divulgación que circularon en entornos universitarios. Por ello mismo, carecieron de la profundidad teórica que adquirieron obras posteriores.

Este carácter les valió a las feministas un amplio descrédito por parte de los sectores académicos especialistas en la historia de la caza de brujas. Estos señalaban las incoherencias teóricas y la falta de rigor histórico que habrían conducido a una mistificación presentista de la figura de la bruja.

Se les achacaba haber moldeado interesadamente a la bruja, otorgándole características que favorecían su cooptación como referente simbólico feminista pero incurriendo en un relativo falseamiento histórico. Lo cierto es que, en el debate sobre qué perfil tuvieron realmente las mujeres perseguidas por brujería media toda una escala de grises, y resultaba complejo sintetizarlo en un panfleto estudiantil –que buscaba divulgar determinadas premisas políticas para las que la bruja era un símbolo poderoso– sin incurrir en imprecisiones.

Entre las voces que criticaron esta “mistificación” de la bruja no solo encontramos hombres. De hecho fue una historiadora, Diane Purkiss, quien acuñó el concepto del “Myth of the burning times” o “mito de los tiempos de la quema” para referirse a ese presunto falseamiento histórico en su libro The Witch in History, de 1996.

La cara B

A pesar de todo ello, con el paso de las décadas comenzaron a aparecer trabajos más extensos y complejos que tenían como objeto elaborar una relectura feminista de los estudios sobre la caza de brujas. Manteniendo las convenciones del rigor académico, estos trabajos se proponían elaborar un análisis “a contrapelo” del episodio histórico, colocando la variable de género en primer plano y señalando la especificidad misógina del fenómeno.

Es así como, de forma contemporánea a la crítica de Purkiss, aparece en 1994 el estudio de Anne Barstow, La caza de brujas en Europa: 200 años de terror misógino. Poco tiempo después se publicarían Calibán y la bruja, de Silvia Federici, y Witch Craze: Terror and Fantasy in Baroque Germany, de Lyndal Roper.

Tras varias décadas de flagrante divorcio entre la propaganda de divulgación feminista, por un lado, y la crítica académica, por otro, los estudios históricos empezaban a converger.


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Sin embargo, este presunto divorcio entre ambas líneas, señalado por Purkiss pero también por muchos otros historiadores (en su amplia mayoría varones), continúa constituyendo hoy en día un objeto de reticencia.

Lo cierto es que el uso simbólico, metafórico, de la bruja en contextos reivindicativos continúa entrañando un riesgo de mistificación que incluso algunas autoras feministas siguen señalando.

En ese sentido, Adela Muñoz lanza preguntas retóricas como “¿pudieron realmente permitirse las de épocas pasadas el lujo de vivir al margen de las normas? ¿Pudieron existir en algún lugar, en alguna época anterior al siglo XXI, brujas herederas del espíritu de Lilit?”. Por su parte Pilar Pedraza, más tajante, ha incluido en su Brujas, sapos y aquelarres críticas frontales a determinadas vertientes feministas que han hecho uso de la figura de la bruja, tales como la “brujería wiccana o diánica”.

En cualquier caso, el hecho de que existan voces dispares es un reflejo de la divergencia de posturas que se da, en términos más generales, entre las muchas corrientes feministas que conviven en la actualidad. Su existencia confirma que la RFCB tiene muchas manifestaciones posibles, y que sus debates internos constituyen un motor para la reflexión y el enriquecimiento crítico.

La conclusión requiere, a todas luces, muchos matices. Y aun así, importantes teóricos de la caza de brujas como James Amelang o Cuéllar Alejandro señalan la radical importancia de la perspectiva de género en los estudios de este fenómeno histórico.

Las brujas y el feminismo actual

De lo que no cabe duda es de que la bruja se ha revelado como una figura extraordinariamente potente a la hora de vehicular discursos feministas. Ha llegado a condensar críticas, demandas y reivindicaciones en torno a cuestiones como la violencia machista, el feminicidio, la despenalización del aborto, la violencia médica o la sexualidad, por citar tan solo algunas.

Además, figuras como la de Silvia Federici, historiadora y filósofa italoestadounidense, se han convertido en referentes, por conseguir conjugar la esfera activista con la producción teórica, llegando a alcanzar un público verdaderamente amplio. Su popularidad tiene que ver con su afán por articular sus estudios académicos sobre las brujas con la esfera pública.

Una mujer sostiene un cartel que dice Si vuelve la edad media estoy del lado de las brujas
Manifestación del 8 de marzo en Ciudad de México, 2024.
clicksdemexico/Shutterstock

La última década ha sido testigo de un inusitado auge de los movimientos feministas, que llegaron a alcanzar cotas de movilización insólitas en torno a 2018, con movimientos como #MeToo, #NiUnaMenos o la llamada “marea verde”. Estos acontecimientos sociales han convergido, no en vano, con esa revivificación del emblema de la bruja, que ha visto amplificado su imaginario al calor de los mismos, dando lugar a una infinidad de “aquelarres” que alzan sus voces por los derechos de las mujeres.

En este marco se han producido también movimientos institucionales de recuperación de la memoria histórica de la caza de brujas. Por ejemplo, en 2021, la campaña “No eren bruixes, eren dones” impulsada en Cataluña.

A día de hoy, este “regreso de las brujas” en clave feminista no parece haberse agotado. Estas no solo aparecen en entornos activistas sino que van ganando progresivo protagonismo en la literatura, el cine, las series televisivas y el arte que nos rodean cada día, conjurando un nuevo imaginario del que nos invitan a formar parte. Para conocer el alcance de su hechizo, deberemos seguir observando con atención.


Artículo ganador del I Premio de Comunicación Científica de la Universitat de València en la modalidad de Humanidades.


The Conversation

Iris de Benito Mesa no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Las brujas en el imaginario feminista: ¿desde cuándo y por qué ahora? – https://theconversation.com/las-brujas-en-el-imaginario-feminista-desde-cuando-y-por-que-ahora-260598

Los adolescentes viven inmersos en violencia digital: ¿cómo les afecta?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Uxue Llano-Abasolo, Investigadora en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

ryna Inshyna/Shutterstock

La percepción de la violencia machista como un problema social está disminuyendo entre los jóvenes: mientras que en 2019 el 82,5 % consideraba que era una cuestión de gran relevancia, en 2023 esta cifra se redujo al 65 %. ¿A qué puede deberse esta bajada tan significativa?

El 70 % de los adolescentes pasan cuatro horas o más al día conectado. Los algoritmos tienden a amplificar mensajes polarizados y desinformativos, en particular aquellos que refuerzan estereotipos o niegan las desigualdades estructurales. Se accede con tanta facilidad a tanto contenido digital, mucho del cual se produce y comparte de manera anónima, que rumores e información sin verificar circulan de manera masiva e inciden en la capacidad empática de quienes los reciben .

Los datos del Informe Juventud en España 2024 revelan que el 23 % de los hombres jóvenes y el 13,2 % de las mujeres de entre 15 y 29 años afirman que la violencia de género es un “invento ideológico”, duplicando prácticamente las cifras registradas en 2019 (11,9 % y 5,7 %, respectivamente).

Y sin embargo, los datos muestran que estos mismos jóvenes están expuestos, son perpetradores y víctimas de nuevas formas de violencia que, aunque no siempre visibles o reconocidas, generan un profundo impacto en su bienestar.

La violencia digital adopta diversas manifestaciones. Entre ellas se incluyen el envío de material íntimo sin consentimiento y la sextorsión (cuando se amenaza o chantajea con difundir imágenes o información de carácter sexual). Pero también las conductas de control en el marco de pareja o expareja, como la vigilancia en redes sociales, el rastreo de ubicación o el acceso indebido a contraseñas. A ello se le suman otras formas de agresión como el ciberacoso y el grooming, práctica mediante la cual un adulto establece contacto virtual con un menor con fines de explotación sexual.

Violencia digital

La evidencia señala que la violencia digital está aumentando: el mismo informe de INJUVE revela que un 47 % de las persones jóvenes han estado expuestas a episodios de violencia en el ámbito digital, mientras que sólo un 9 % reporta haber vivido experiencias similares en la calle.

Estar expuesto a estos contenidos genera una normalización y cierta insensibilidad frente a la violencia: una especie de “violencia persistente de baja intensidad”. En este contexto, puede hablarse de una situación de desamparo digital durante la adolescencia, entendida como la ausencia de mecanismos eficaces de reconocimiento, prevención e intervención frente a las violencias que tienen lugar en entornos digitales.




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Para abordar esta situación novedosa y cada vez más frecuente en la etapa adolescente, proponemos el concepto de violencia digital insidiosa. Se trataría de una forma de agresión que actúa de manera progresiva, silenciosa y que, en algunos casos, puede llegar a ser irreversible.

Este vacío de acompañamiento y control (pues la capacidad de los sistemas familiares, escolares y jurídicos es muy limitada para protegerlos) genera un entorno propicio en el que la violencia digital no solo se produce, sino que se naturaliza, se banaliza y se reproduce.

Violencia y consumo de pornografía

La expansión del acceso a internet no solo ha facilitado la aparición de nuevas manifestaciones de violencia, sino que también ha incrementado el consumo de contenido pornográfico. En el mismo informe, el INJUVE muestra que el 70 % de los hombres jóvenes han consumido contenido pornográfico en alguna ocasión frente al 30 % de las mujeres jóvenes.

Dicho contenido, centrado principalmente en los intereses masculinos, está cargado de dominio y violencia, reproduciendo así la estructura patriarcal y confirmando la atribución del carácter pasivo de las mujeres y el activo de los varones.




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La exposición a contenido pornográfico, especialmente en alumnado menor de edad, puede contribuir a una percepción distorsionada de la realidad, dado que con frecuencia en dichos contenidos se diluye tanto el deseo como el consentimiento y se representan como actos sexuales escenas que constituyen agresiones.

En este contexto, diversos estudios han evidenciado una relación significativa entre el consumo de pornografía y la violencia sexual una relación que aumenta cuando el contenido es violento. De hecho, el informe citado de INJUVE afirma que el 32 % de las mujeres jóvenes reconoce haber vivido experiencias sexuales no consentidas, las cuales incluyen situaciones como haber sido forzadas a mantener relaciones, haber tenido encuentros no deseados o haber realizado actos con los que no se sentían seguras.

Estrategias frente a los riesgos digitales

La educación sexual y afectiva es el mejor antídoto para contrarrestar estas tendencias. Se trata de enseñar al alumnado adolescentes cómo se establecen y se mantienen relaciones saludables, libres de violencia y basadas en el consentimiento.

Más allá de la perspectiva biológica de la educación sexual tradicional, incluir aspectos relacionados con la empatía, el cuidado, la responsabilidad afectiva, la intimidad o la asertividad sexual ayudará a potenciar las competencias emocionales de los jóvenes.

En lugar de recurrir a la pornografía como fuente de aprendizaje, podemos fomentar una reflexión crítica sobre su impacto en la comprensión de las relaciones afectivo-sexuales.

La educación sexual y afectiva debería ser considerada una obligación legal. Necesitamos establecer un modelo de intervención fundamentado en la evidencia científica, con manuales de carácter universal y apoyado por profesionales especializados. No solo contribuirá al desarrollo personal del alumnado, sino que también genera beneficios para la sociedad en su conjunto, promoviendo la salud física y mental y la igualdad de género.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Los adolescentes viven inmersos en violencia digital: ¿cómo les afecta? – https://theconversation.com/los-adolescentes-viven-inmersos-en-violencia-digital-como-les-afecta-260950

Más humedades, menos luz, más ruido y más criminalidad: la precariedad habitacional fomenta la delincuencia

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jonathan Torres Téllez, Profesor de Derecho Penal y Criminología, Universidad de Sevilla

Rodrigo Pukan/Shutterstock

La vivienda está en el centro del debate público en España. La atención se concentra sobre todo en la creciente dificultad de acceso a una (la edad de emancipación supera los 30 años de media, una de las más alta de Europa).

Sin embargo, el problema de la asequibilidad está invisibilizando otros aspectos de la vivienda que también son importantes para el bienestar de las personas, como su deterioro.

Según Eurostat, en 2020 el 19,7 % de la población española vivía en una vivienda con goteras o humedad (en 2023 este porcentaje se incrementó hasta el 23 %), unos valores superiores a la media europea (13,1 %).

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas también señalaba ese mismo año que un 10,8 % consideraba que su vivienda era demasiado oscura y que un 22,1 % tenía problemas de ruido.

Esta precariedad física de la vivienda causa molestias diarias a sus residentes. Pero es que también produce efectos negativos sobre la salud física y mental, según la literatura científica: mayor riesgo de enfermedades, estrés, ansiedad y conflictos interpersonales. Pero ¿y si también aumenta la delincuencia?

Qué ocurre cuando se deteriora el bienestar

La vivienda es un elemento material fundamental para las personas. En ella es donde desarrollamos nuestras vidas, llevamos a cabo los primeros procesos de socialización, ejercemos nuestra autonomía y nos proporciona un refugio que protege tanto nuestra privacidad como nuestra seguridad.

Cuando no reúne unas condiciones mínimas de habitabilidad y no se puede solucionar por falta de recursos económicos, se produce lo que se denomina “privación de vivienda”. Esta situación deteriora el bienestar de las personas e incrementa el riesgo de pobreza y exclusión social, lo que puede afectar a los niveles de criminalidad.

Esto último sucede porque las condiciones precarias de la vivienda son una forma más de desigualdad socioeconómica. Y según la economía del delito, esto favorece la delincuencia. Por un lado, se incrementa la motivación y las potenciales recompensas de los delincuentes al tener menos oportunidades de una vida digna. Por otro, aumenta la tensión social y erosiona los lazos comunitarios, creando controversias sociales que fomentan los actos delictivos.

Entre 2017 y 2020 se produjo un deterioro de las condiciones físicas de la vivienda en España. Esto supuso que la privación severa de vivienda se multiplicase por tres en apenas cuatro años, afectando al 3,4 % de la población total, según Eurostat. Esta evolución coincide justamente con un ligero repunte en la delincuencia en ese mismo periodo, tras cinco años consecutivos de descenso.

A más hacinamiento y falta de luz, más posibilidades de robos

Para examinar esta posible relación hemos analizado datos de 16 comunidades autónomas entre 2013 y 2019 en una investigación reciente, con especial atención a los delitos patrimoniales (robo con fuerza o violencia, hurto, etc.). Las condiciones físicas de la vivienda que tenemos en cuenta parten del indicador de privación de vivienda de Eurostat, que incluye también aspectos relacionados con la asequibilidad de la vivienda y su entorno: hacinamiento, temperatura no adecuada, falta de luz, ruidos y contaminación.

Los resultados que obtenemos muestran asociaciones significativas entre determinadas condiciones de la vivienda y la criminalidad. En particular, la falta de luz y el hacinamiento destacan por su relación positiva con hasta cuatro de las seis categorías delictivas analizadas (robo con violencia, hurtos, robo con fuerza y robo de vehículos).

Una posible explicación es que estas variables apuntan hacia la importancia de que se produzcan situaciones ideales para la comisión de un delito. Es decir, la poca iluminación reduce la visibilidad y la vigilancia, lo que dificulta detectar al delincuente. Y la mayor densidad residencial aumenta el número de potenciales víctimas y reduce el control vecinal, generando un caldo de cultivo para la inseguridad.

Otro dato destacable es la relación positiva entre la asequibilidad de la vivienda y la delincuencia total, especialmente con los delitos patrimoniales. Parece indicar que el problema de acceso a la vivienda en España podría estar afectando a la delincuencia por distintos motivos que requieren más investigación: incremento de la tensión social, entornos vulnerables, retraso de las etapas vitales como la emancipación, etc.

¿Sucede por igual en todas las provincias?

Una de las principales limitaciones del análisis es que se realiza a nivel regional. Esto impide identificar dinámicas a escala local que se producen en barrios o ciudades concretas. Esta limitación debe señalar el camino de las futuras investigaciones.

Si entendemos que la vivienda es un espacio de protección y seguridad, entonces su mejora puede convertirse en una herramienta efectiva para reducir la delincuencia y reforzar la cohesión social. Para ello los ayuntamientos y gobiernos autonómicos son claves mediante actuaciones como la rehabilitación urbanística o facilitar el acceso a una vivienda digna.

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Jonathan Torres Téllez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Más humedades, menos luz, más ruido y más criminalidad: la precariedad habitacional fomenta la delincuencia – https://theconversation.com/mas-humedades-menos-luz-mas-ruido-y-mas-criminalidad-la-precariedad-habitacional-fomenta-la-delincuencia-262190

Cómo hincar los codos de forma más eficiente

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Marta Calderón García, Investigadora en cognición, comportamiento y neurocriminología, Universidad Miguel Hernández

Evgeny Atamanenko/Shutterstock

23:00 en el reloj. Café en mano, apuntes abiertos y la sensación de estar estancado. Repasamos la misma página por cuarta vez… pero ¿realmente estamos aprendiendo? Probablemente no. Más que las horas, importa la calidad del aprendizaje y su consolidación a largo plazo.

Muchas personas aún asocian el estudio eficaz con sesiones ininterrumpidas, pero la ciencia lo desaconseja. El cerebro no está diseñado para absorber grandes cantidades de información de golpe. Necesita pausas, sueño, repeticiones y recuperación activa. ¿Por qué? Porque así funciona la memoria.

Durante el sueño, el cerebro fija lo que se ha aprendido. El hipocampo, clave en la formación de recuerdos, repite internamente la información del día y refuerza las conexiones entre neuronas. El sueño profundo ayuda a recordar conceptos y reduce la interferencia, permitiendo una recuperación más precisa de lo aprendido.

El hipocampo es clave en la formación de recuerdos.
Wikimedia Commons., CC BY

Plasticidad a nuestro favor

Cada vez que se aprende algo nuevo, el cerebro crea nuevas conexiones neuronales: es lo que se conoce como neuroplasticidad. Pero esas conexiones no se mantienen por sí solas. Requieren repetición significativa y recuperación activa para consolidarse. De ahí surgen algunas de las técnicas de estudio más efectivas:

  • Práctica espaciada: distribuir el estudio en el tiempo mejora la retención. En lugar de estudiar cinco horas seguidas, repasar 15 minutos al día durante una semana. Así se combate la curva del olvido, que muestra lo rápido que se olvida lo que no se repasa.

  • Evocación activa: consiste en recordar lo aprendido sin consultar los apuntes. Hacerse preguntas, usar flashcards o explicar en voz alta obliga al cerebro a recuperar la información y fortalecer la memoria.

  • Técnica de Feynman: explicar un concepto como si se contara a un niño. Si no se logra hacerlo sin tecnicismos, probablemente no se ha comprendido del todo. Esta técnica favorece la reorganización mental y la comprensión profunda.

La motivación, el motor que no falla

El rendimiento cognitivo no depende solo del tiempo ni de la técnica utilizada. Factores como las emociones y la motivación influyen profundamente en cuánto y cómo se aprende. Cuando algo interesa o se percibe como relevante, el cerebro libera dopamina, un neurotransmisor vinculado al placer y la recompensa. Esta activación mejora la consolidación de la memoria, sobre todo en el hipocampo y en el sistema límbico –estructuras cerebrales implicadas en la integración de los procesos emocionales y motivacionales con la conducta–.

El sistema límbico (en rojo) integra emociones y conducta.
Wikimedia Commons., CC BY

Esto explica por qué una anécdota divertida se recuerda mejor que una definición abstracta: la emoción actúa como una señal que dice “esto es importante, guárdalo”.

Además, la motivación intrínseca, ese deseo de aprender por interés propio, se asocia con mayor actividad en la corteza prefrontal, zona clave en el pensamiento complejo. Las personas motivadas de forma autónoma tienden a concentrarse más y emplear mejores estrategias. En cambio, cuando la motivación es solo externa (por ejemplo, una calificación), el esfuerzo puede sostenerse a corto plazo, pero es menos probable que lo aprendido se consolide a largo plazo.

Cuándo y cómo

Las diferencias individuales también afectan al aprendizaje. Por ejemplo, el cronotipo –ser más productivo por la mañana o por la noche– influye en el rendimiento. Estudiar durante las horas de mayor energía mental, dormir lo suficiente y tomar descansos adecuados son hábitos que favorecen la consolidación de la memoria.

Además del cuándo, importa el cómo. La dificultad de una asignatura no depende solo de la cantidad de contenido, sino de cómo se procesa esa información. No es igual memorizar una biografía que resolver álgebra vectorial, cada tarea exige distintos recursos mentales.

La carga cognitiva

Aquí entra en juego la teoría de la carga cognitiva, que explica cómo la complejidad de una tarea afecta al aprendizaje. La memoria de trabajo, aquella que procesa la información en tiempo real, tiene una capacidad limitada. Cuando se sobrecarga, cuesta más consolidar lo aprendido.

Esta carga puede ser intrínseca, es decir, la complejidad inherente al contenido. Temas abstractos o técnicos, como las matemáticas, requieren más esfuerzo mental. O puede ser extrínseca: cómo se presenta la información (claridad, estructura). También existe la carga relevante, que es el esfuerzo mental necesario para conectar conocimientos nuevos con lo ya aprendido.

Cuando un tema es especialmente complejo, conviene ajustar las estrategias: dividir la información en partes más pequeñas, usar ejemplos concretos o espaciar el estudio. Esto no solo mejora la comprensión, sino que reduce la sobrecarga mental y fortalece la memoria a largo plazo.

El cerebro necesita su tiempo

Estas estrategias no solo son útiles para los estudiantes. También los docentes pueden aplicarlas para diseñar materiales más claros, espaciar los repasos, fomentar la evocación activa y conectar los contenidos nuevos con los conocimientos previos. El uso de mapas mentales, debates o juegos es una forma efectiva de ayudar al cerebro a aprender mejor.

El cerebro es una herramienta poderosa, pero no aprende bien bajo presión constante ni con métodos ineficaces. Necesita tiempo, desafío, emoción y descanso. Comprender cómo funciona puede transformar la forma en que se enseña y se estudia. Porque no se trata de estudiar más, sino de estudiar mejor.

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Marta Calderón García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cómo hincar los codos de forma más eficiente – https://theconversation.com/como-hincar-los-codos-de-forma-mas-eficiente-261117

Materiales para aviones inspirados en los esqueletos de los erizos de mar

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Lucía Doyle, Investigadora Postdoctoral MSCA en Materiales de Ingeniería Avanzada, IMDEA MATERIALES

Construir un avión es una tarea que debe pensarse al detalle. Sus materiales deben cumplir exigencias estrictas en cuanto a resistencia mecánica, rendimiento y reducción de peso, además de otras funciones como aislamiento acústico y térmico. Para satisfacer simultáneamente todos esos requerimientos, se ha tendido a la mezcla de materiales, como las estructuras en sándwich o los materiales compuestos.

Hoy en día, hasta el 50 % del volumen de un avión moderno como el 787 Dreamliner o el Airbus A350 está fabricado con materiales compuestos, principalmente polímeros termoestables reforzados con fibra de carbono. Nos referimos a plásticos que son tratados para darles una estructura rígida y permanente que no se ablanda al calentarse, sino que se degrada.

Se trata de materiales ultraligeros que aportan una relación peso-resistencia excelente, cumpliendo con las exigentes demandas de la industria aeronáutica y permitiendo reducir el consumo de combustible y aumentando la eficiencia durante el vuelo.

¿Cómo reciclar los materiales compuestos?

Estos avances tecnológicos traen un gran desafío: el reciclaje de estos materiales compuestos es aún muy limitado. No es solo por su complejidad intrínseca, ya que, al ser termoestables, no pueden fundirse para su reprocesado. También entra en juego la enorme dificultad de separar sus componentes y distintas capas de materiales.

Actualmente, la Asociación Europea de la Industria de Materiales Compuestos (EuCIA, por sus siglas en inglés) estima que entre el 40-70 % de los residuos de estos materiales termina en vertederos o se incinera sin recuperación de energía. Su capacidad actual de reciclaje en la Unión Europea representa apenas el 5 % del total de residuos compuestos generados, incluidos tanto termoestables como termoplásticos. Un termoplástico es un material que, a temperaturas relativamente altas, se vuelve deformable o flexible, se derrite cuando se calienta y se endurece en un estado de transición vítrea cuando se enfría lo suficiente.

En la misma línea, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) calcula que, en la próxima década, se retirarán más de 11 000 aviones comerciales y de carga. Y cada uno generará toneladas de residuos que, si no se reciclan, también acabarán en vertederos.

Soluciones basadas en un único material

Ante esta problemática, es necesario repensar el diseño de materiales para la aviación y priorizar no solo el rendimiento, sino también la reciclabilidad.

Una estrategia prometedora es el desarrollo de materiales estructurales fabricados con un único material base que cumpla múltiples funciones, lo que simplifica la recuperación al final de su vida útil.

En este contexto, el PEEK (polieter-éter-cetona) se presenta como una alternativa de altas prestaciones, con excelentes propiedades mecánicas, térmicas y químicas. Además, es un termoplástico reciclable y reprocesable.

Este enfoque supone un cambio de paradigma, ya que tradicionalmente en aviación se usan pocos polímeros y la mayoría son termoestables. Aunque resistentes, estos no se pueden reciclar ni reprocesar, lo que representa un desafío ambiental y económico. En cambio, el PEEK puede fundirse y reprocesarse varias veces.

El poder del diseño geométrico

Sin embargo, para que un único material pueda sustituir a las complejas mezclas tradicionales, debe ser capaz de responder a diversas exigencias estructurales y funcionales, como resistencia mecánica, absorción acústica o aislamiento térmico. Es aquí donde cobra protagonismo el diseño microestructural, entendido como la configuración a muy pequeña escala de un material.

Al igual que en grandes estructuras como rascacielos o puentes, donde colocamos vigas estrechas en posiciones clave para soportar grandes cargas, podemos diseñar microestructuras que, pese a ser diminutas, se comportan de manera uniforme, casi como si fueran un material homogéneo.

La geometría condiciona cómo se comporta, frente a cargas, al sonido, etc. Podemos adaptarla a múltiples requerimientos, sin tener que combinar distintas capas de materiales. Esto simplifica la fabricación y, de manera importante, su reciclaje.

La naturaleza como fuente de inspiración

Un tipo muy interesante de geometría son las superficies mínimas triplemente periódicas (TPMS, en sus siglas en inglés). Estas superficies matemáticas presentan curvatura promedia de cero, lo que las hace prometedoras por sus propiedades mecánicas (gracias a su geometría continua no tienen nodos donde se concentren los esfuerzos, que sería una zona de más fácil fallo) y acústicas.

La naturaleza ya utiliza estas geometrías, por ejemplo, en los esqueletos de los erizos de mar o las alas de algunas mariposas.

Existen muchísimas TPMS diferentes. Gracias a un amplio trabajo de estudio y caracterización, hoy contamos con un catálogo extensivo que permite elegir la geometría más adecuada según las cargas mecánicas, requisitos de peso y propiedades acústicas y térmicas.

Además, dado que estas geometrías se describen mediante funciones matemáticas, es posible introducir gradientes de densidad y forma a lo largo de la pieza para optimizar cada punto.

Innovación para la economía circular

En el Instituto IMDEA Materiales de Madrid, estamos trabajando en la combinación de impresión 3D con un proceso novedoso de espumado físico usando CO₂, que crea microporos dentro de la pieza que está siendo impresa. Nuestro objetivo es crear estructuras de PEEK a distintas escalas que mejoran la tenacidad y reducen el peso.

Con esta técnica, podemos superar ciertos requisitos que parecen contradictorios, consiguiendo materiales que son resistentes –no se rompen– y, al mismo tiempo, son ligeros.

Esta estrategia imita la naturaleza. Por ejemplo, elementos como las astas de los ciervos, las conchas de muchos moluscos o nuestros dientes resisten impactos sin romperse, ya que los microporos frenan la propagación de las grietas y absorben mucha energía.

¿Y lo más importante? Al usar solo PEEK y CO₂, al final de la vida útil del material queda únicamente el polímero, lo que facilita un reciclaje limpio y efectivo, sin contaminación.

Para que la aviación avance hacia una economía circular, es clave diseñar materiales pensando en qué haremos con ellos al final de su vida útil. Apostar por soluciones monomaterial como el PEEK y aprovechar el diseño geométrico abre la puerta a estructuras ligeras, funcionales y reciclables. La sostenibilidad, en definitiva, empieza desde el propio diseño.

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El project HipPEEK ha sido financiado por el programma de investigación e innovación Horizon 2020 de Unión Europea, bajo la acción Marie Skłodowska Curie nº 101106955. Las opiniones y puntos de vista expresados solo comprometen a su(s) autor(es) y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea o los de la Agencia Ejecutiva Europea de Educación y Cultura (EACEA). Ni la Unión Europea ni la EACEA pueden ser considerados responsables de ellos.

ref. Materiales para aviones inspirados en los esqueletos de los erizos de mar – https://theconversation.com/materiales-para-aviones-inspirados-en-los-esqueletos-de-los-erizos-de-mar-262727

Más allá del fuego: los incendios forestales plantean nuevos desafíos para la salud pública

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Tania Fernández Villa, Profesora Titular de Universidad en el Área de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de León. Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP)., Universidad de León

Extinción de un incendio en la provincia de Córdoba en julio de 2025. Carlos Calvo Torregrosa/Shutterstock

El 2025 está siendo un año bastante atípico en su meteorología a consecuencia del cambio climático. En agosto, una gran ola de calor ha asolado España durante más de 16 días, la tercera más larga de la historia desde 1975, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Todo ello, unido a un cúmulo de circunstancias, está dejando un panorama desolador en gran parte de España.

Se han contabilizado varias personas fallecidas de manera directa por golpe de calor y muchas más defunciones, más de 2 000 en lo que llevamos del mes de agosto, atribuibles a los efectos del calor extremo.

Los grandes incendios forestales han devastado más de 300 000 hectáreas, una superficie superior al tamaño de la provincia de Álava.

A medida que la superficie de los incendios aumenta, se liberan a la atmósfera grandes cantidades de gases de efecto invernadero y partículas: monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), óxido de nitrógeno (NOx), carbono orgánico volátil (VOC), material particulado (PM).

Todo ello contribuye a la carga global de gases de efecto invernadero, incrementando aún más el cambio climático y favoreciendo que los incendios sean cada vez más frecuentes e intensos.

Partículas tóxicas

Pero el caso de las partículas producidas en los incendios tiene una especial importancia. Su composición puede ser más tóxica al incluir hidrocarburos aromáticos policíclicos y benzopireno, sustancias reconocidas como carcinógenas por las agencias de salud internacionales.

Como hemos podido comprobar durante la ola de incendios que está asolando España este verano, y países cercanos como Portugal, las columnas de humo que contienen un cóctel tóxico de partículas finas (con un diámetro <2,5 micras), monóxido de carbono y otras sustancias químicas nocivas, pueden viajar largas distancias y empeoran la calidad del aire mucho más allá de la zona afectada por el incendio.

La acumulación y exposición prolongada a estas sustancias pueden tener consecuencias muy graves para la salud no sólo para el personal de primera línea de respuesta (bomberos y equipos de emergencias), sino también para la población en general, especialmente para aquellas personas que trabajan o pasan tiempo al aire libre.

Entre los principales efectos agudos destacan la dificultad respiratoria, con un aumento de crisis asmáticas o bronquitis, así como complicaciones cardiovasculares. Se incrementa también el riesgo de sufrir ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y ritmos cardíacos irregulares, especialmente en personas con patologías previas.

A todo ello hay que añadir la amenaza a la seguridad alimentaria e incremento de riesgo de malnutrición debido a cortes de suministro en las áreas afectadas.

Efectos a largo plazo

También se observan consecuencias en materia de salud mental, tanto de las propias familias desalojadas o afectadas por pérdidas materiales y humanas, como de los equipos que trabajan en la extinción (“burnout”). Además se producirá el incremento futuro de desigualdades sociales, especialmente en población en situación de vulnerabilidad. Los programas de atención psicosocial son una herramienta necesaria para paliar estos efectos en la salud mental.




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Pero los efectos no se producen solamente de forma aguda. A medio-largo plazo se pueden originar problemas de salud pública de mayor gravedad, tanto a nivel respiratorio (enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cáncer de pulmón y otras enfermedades respiratorias crónicas), como cardiovascular (hipertensión, insuficiencia cardíaca y otras complicaciones cardiovasculares) y neurológico (riesgo elevado de deterioro cognitivo, demencia y otras enfermedades neurodegenerativas).

La exposición a partículas también se ha visto asociada con efectos sobre la salud infantil y el embarazo, como nacimientos prematuros, de bebés con bajo peso y alteraciones en el neurodesarrollo.

Las personas mayores o con enfermedades crónicas son más susceptibles de sufrir estos efectos a corto, medio y largo plazo.

Problemas asistenciales y enfermedades zoonóticas

Los programas de vigilancia en salud pública son importantes para identificar los efectos de los incendios en la salud de la población y grupos de riesgo.

Los desplazamientos de la población, que pueden verse agravados por los fuegos, incrementan aún más la despoblación de áreas rurales, llevan a la rotura de redes sociales y dificultan el acceso a recursos sanitarios, lo que ocasionará problemas asistenciales.

Por otra parte, los incendios alteran profundamente el ecosistema natural, promueven la degradación del suelo, haciéndolo más susceptible a riadas, y privan a las poblaciones humanas y animales de recursos naturales.

La salud debilitada de las poblaciones animales aumenta el riesgo de enfermedades zoonóticas, que pueden ser un vector para enfermedades en humanos.

Las previsiones, por desgracia, no son buenas. Se estima que los incendios seguirán incrementándose, hasta un 30 % para el 2050 y hasta un 50 % a finales de siglo, si no se actúa con urgencia.

Este panorama tan desalentador supone nuevos desafíos para la salud pública. Es necesario incluir el enfoque de Una Sola Salud en los planes de prevención y actuación, reforzar la vigilancia en salud pública, incrementar los recursos y establecer una coordinación adecuada y fomentar la profesionalización y capacitación de equipos especializados en emergencias sanitarias. Además, necesitamos reforzar la educación, información y percepción del riesgo en la ciudadanía.


Artículo escrito con el asesoramiento de la Sociedad Española de Epidemiología.


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María Isabel Portillo es investigadora en el Instituto de Investigación Biobizkaia. Coordinadora Cribados Osakidetza. Miembro de la Asociación Española Contra el Cáncer. Secretaria de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Epidemiología.

Maria João Forjaz recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de proyectos de investigación. Es la actual presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología.

Óscar Zurriaga recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de proyectos de investigación. Ha sido presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

Rebeca Ramis Prieto recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de proyectos de investigación.

Esther Vicente Cemborain, Lucía Martín de Bernardo Gisbert, Maica Rodríguez-Sanz, Pello Latasa y Tania Fernández Villa no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.

ref. Más allá del fuego: los incendios forestales plantean nuevos desafíos para la salud pública – https://theconversation.com/mas-alla-del-fuego-los-incendios-forestales-plantean-nuevos-desafios-para-la-salud-publica-263653

¿Quién decide qué tragedias cuentan y cómo se cuentan? Lo que revelan los periodistas sobre sus redacciones

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Leila Nachawati Rego, Profesora asociada de comunicación, especialización en conflicto, migraciones, comunicación ciudadana, censura, libertad de expresión, apagones de internet, Universidad Carlos III

La cobertura de la migración por parte de los periodistas en España está limitada por factores como la escasez de periodistas y presupuesto y los intereses políticos o económicos del medio. Framalicious/Shutterstock

Cuando el submarino Titán desapareció, el 18 de junio de 2023, con cinco turistas a bordo, medios de comunicación de todo el mundo cubrieron el caso al detalle, casi minuto a minuto.

Pocos días antes, el naufragio del Adriana, un barco con cientos de personas migrantes a bordo frente a las costas de Grecia, había recibido una cobertura muy limitada.

¿Qué motiva una atención mediática tan distinta ante el hundimiento de dos barcos, casi al mismo tiempo?

Esa fue una de las preguntas que nos llevó a entrevistar a 21 periodistas especializados en migraciones en España. Buscábamos entender cuáles son los factores que condicionan la cobertura mediática de este ámbito.

Las respuestas apuntan a un desequilibrio llamativo: los periodistas manifiestan tener margen para decidir, pero son los directivos de los medios quienes determinan en gran medida, motivados por intereses políticos o económicos, el enfoque, la intensidad y el tono de estas coberturas.

A lo largo de las entrevistas, detectamos dos marcos narrativos que se repiten en la cobertura mediática de la inmigración. Por un lado, el esencialismo cultural, que tiende a encasillar a las personas migrantes en estereotipos y visiones reduccionistas o descontextualizadas: el migrante como víctima pasiva, como amenaza o como carga para la sociedad. Por otro lado, el paralelismo institucional, que alinea los relatos con las versiones oficiales o, dicho de otro modo, narrativas que parten de enfoques alejados de los derechos humanos.

Estas formas de representación no son solo fruto de decisiones editoriales. Están influidas por factores estructurales que van desde la precariedad laboral en las redacciones hasta la presión por obtener clics y satisfacer a los anunciantes.

En palabras de uno de los periodistas entrevistados: “Imagina que tengo que elegir entre el Titán y el Adriana. Me quedo con el naufragio porque soy muy sensible a estos temas, pero también tengo que encontrarle un lugar a la implosión porque, aunque hubo cuatro millonarios que fueron voluntariamente, el público se lo comió. ¡Se lo comió! Y tengo que cumplir con los objetivos diarios de audiencia. Es terrible, pero así es”.

Periodistas bajo presión: precariedad y falta de libertad

Uno de los hallazgos del estudio remite a la escasez de recursos humanos y materiales, lo que dificulta una cobertura matizada y rigurosa. La mayoría de periodistas entrevistados afirmó que no hay suficientes reporteros especializados, ni presupuesto para viajar a los lugares de origen o tránsito de las personas migrantes.

“Hay escasez de reporteros en las redacciones y, por lo tanto, de especialistas dedicados a las migraciones y los derechos humanos”, afirmó una de las personas entrevistadas. Esto aumenta la dependencia de fuentes institucionales, ya que acceder a información directa suele ser difícil o costoso.

A esta escasez se suman otros factores: plazos ajustados, falta de formación específica y una precariedad generalizada. Todo esto limita el margen para construir relatos complejos, matizados y contextualizados.

La tiranía de las audiencias

Otro factor central es la presión de las audiencias. En muchos medios, especialmente los privados, se prioriza aquello que genera tráfico web: titulares impactantes, emociones rápidas e intensas, historias virales. La inmigración, salvo en momentos de tragedias extremas, no suele encajar en ese perfil que satisface la búsqueda del clic. Y en esos casos, a menudo se priorizan fórmulas sensacionalistas que incurren en la deshumanización de sus protagonistas.

“Algunos medios de comunicación realizaron una cobertura destacada, aunque fueron muy pocos”, señalaba otra de las entrevistadas. Entre sus valoraciones y las del resto de periodistas, destacan términos como cobertura “predecible”, “imprecisa”, “información epidérmica” o “de menor impacto”. También otros, en referencia al accidente del Titán, como “objetivación”, “sobreinformación”, “espectacularización” o “morbo” (un adjetivo recurrente) o expresiones características de la industria del entretenimiento: “Un espectáculo en vivo”, “un reality show”, una cobertura “basada en una cuenta atrás que mantuvo enganchada a la audiencia”.

Varios periodistas señalaron también que existen presiones políticas, ya directas o indirectas, sobre la forma de contar la inmigración. Esta presión se manifiesta en alineamientos ideológicos, autocensura o en decisiones empresariales que priorizan no incomodar a ciertos sectores. “La llegada de migrantes es susceptible de ser manipulada por políticos demagógicos o populistas, con un trasfondo de exaltación nacionalista”, señalaba otro de los entrevistados.

Una autonomía más percibida que real

Paradójicamente, la mayoría de periodistas entrevistados afirmó sentirse libre para elegir y desarrollar sus historias. Lo cierto es que el grado de autonomía que ejercen los periodistas en los procesos selectivos y creativos está muy influido por factores originados a nivel gerencial o de propiedad del medio.

El análisis sugiere que la empresa tiende, por un lado, a atender las demandas percibidas del público para optimizar las estrategias de monetización, lo que explica en parte por qué ciertas historias reciben más atención y recursos que otras.

Además, se reduce la inversión en recursos humanos y técnicos en el lugar de trabajo, lo que obliga a los reporteros a depender de información proveniente de fuentes institucionales.

Por último, la empresa impone narrativas alineadas de un modo u otro, y con distintos grados de intensidad, con discursos políticos externos. Esta contradicción entre la libertad insinuada por los entrevistados y los condicionantes derivados de las dinámicas empresariales sugiere una autonomía más simbólica que real.

La migración no es un fenómeno excepcional, sino una constante en la historia de la humanidad, que ha sido nómada desde sus orígenes. En el contexto actual, marcado por conflictos armados, crisis políticas y emergencias climáticas, todo indica que los flujos migratorios y las solicitudes de asilo seguirán aumentando.

Ante este escenario, los medios de comunicación tienen la responsabilidad de abordar estas realidades con rigor, empatía y profundidad, evitando silenciar, deshumanizar o criminalizar a quienes se encuentran en situaciones de extrema vulnerabilidad.

Para ello, es necesario repensar los modelos de negocio de los medios, fortaleciendo la independencia editorial, mejorando las condiciones laborales del periodismo y priorizando enfoques basados en los derechos humanos por encima del clic fácil o de presiones políticas, económicas o ideológicas.

The Conversation

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ref. ¿Quién decide qué tragedias cuentan y cómo se cuentan? Lo que revelan los periodistas sobre sus redacciones – https://theconversation.com/quien-decide-que-tragedias-cuentan-y-como-se-cuentan-lo-que-revelan-los-periodistas-sobre-sus-redacciones-258784