¿Qué empuja a un adolescente a hacerse daño deliberadamente?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Lorena Gutiérrez Hermoso, Profesora en el Área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico del departamento de Psicología de la Universidad Rey Juan Carlos. Investigadora del equipo de investigación de alto rendimiento PERSANA (Personalidad y Salud), Universidad Rey Juan Carlos

Prathankarnpap/Shutterstock

Después de clase, Iris se perdía por los pasillos vacíos de la facultad. Fingía buscar algo, pero en realidad intentaba encontrarse a sí misma. Sentía que su cuerpo caminaba, respondía, sonreía… pero algo dentro de ella se había quedado atrás. Buscaba silencio, pero lo que encontró fue un pensamiento persistente: el dolor físico era más soportable que el emocional. Y cuando se hizo daño por primera vez, sintió que aún estaba ahí.

Este relato ficticio refleja la lucha interna entre el sufrimiento y el deseo de sentirse mejor de muchos jóvenes y adolescentes. Entre un 15 % y un 25 % de universitarios españoles recurren a las autolesiones, según recientes encuestas anónimas y entrevistas. Los resultados muestran que los universitarios forman una población especialmente vulnerable.

Como en el caso de Iris, su malestar no se ve, por lo que pocas personas se interesan en saber cómo están. Muchos reconocen que recurren a estas conductas para aliviar el malestar emocional, aunque sienten que necesitan ayuda profesional. Pero esa ayuda no llega o no se pide a tiempo.

Para quienes no han sufrido ese malestar, puede resultar un comportamiento incomprensible. ¿Por qué alguien decide hacerse daño? Hemos investigado qué rasgos pueden hacer a alguien más susceptible de caer en esta conducta para diseñar propuestas de prevención centradas en el entorno universitario.




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Un síntoma que no busca llamar la atención

Las autolesiones no son una forma de llamar la atención. Tampoco implican necesariamente quitarse la vida. Cortes, quemaduras o golpes pueden ser intentos desesperados de calmar emociones intensas, pedir ayuda sin palabras o recuperar el control cuando todo parece desbordado.

Estas conductas no siempre son puntuales. Al contrario, a menudo se repiten porque están conectadas a emociones como la culpa, la vergüenza o la desesperanza. Por eso, en algunos jóvenes, el dolor físico les ayuda a “sentir algo” cuando todo lo demás parece oscuro. Para otros, es una forma de castigo por no cumplir con lo que creen que se espera de ellos.

¿Quiénes son las personas más vulnerables?

Para entender mejor por qué algunos jóvenes se hacen daño y otros no, hemos estudiado la salud mental de una muestra de 120 estudiantes universitarios. Los primeros resultados muestran dos perfiles distintos.

El perfil más vulnerable representa al 40 % de los participantes. Son estudiantes muy exigentes consigo mismos. Les preocupa no sacar buenas notas y decepcionar a sus familias. Les cuesta manejar el estrés, no tienen suficiente apoyo emocional y sienten mucha presión externa.

En su día a día, pasan muchas horas frente a pantallas. A veces lo hacen para desconectar. Algunos incluso toman medicamentos sin receta para calmarse o dormir. En este grupo hay más casos de autolesiones como forma de liberar tensión o dolor emocional.




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Capacidad de encontrar ayuda

El segundo perfil, que representa al 60 % restante, también muestra malestar y perfeccionismo. Pero estas personas tienen más recursos para afrontar lo que les pasa. Se apoyan en amistades, practican deporte o se automotivan estableciendo metas personales, como aprender algo nuevo o participar en actividades que les gustan.

Aunque pueden tener pensamientos relacionados con hacerse daño, no llegan a hacerlo. En su rutina, es más común que busquen ayuda cuando se sienten mal. También usan estrategias como escribir, hablar con alguien de confianza o hacer actividades que les calman.

Estos perfiles no son fijos. Una persona puede cambiar con el tiempo, según lo que vive y el apoyo que recibe. Conocerlos permite ofrecer ayuda adaptada a cada caso. También ayuda a detectar señales de alerta antes de que el malestar se agrave.

El perfeccionismo: factor de riesgo

Un rasgo común de estos perfiles es el perfeccionismo. Aunque a veces se ve como algo positivo, porque obliga a la persona a esforzarse por hacer las cosas bien, el perfeccionismo puede convertirse en una trampa: cuanto más alto se pone el listón, más fácil es sentirse insuficiente.

En la universidad, esta presión aumenta. Incluso se intensifica en muchos estudiantes, sobre todo los que estudian carreras relacionadas con el cuidado de otras personas, como Medicina, Enfermería, Fisioterapia y Psicología. En estas disciplinas, el rol del cuidador se interioriza desde el inicio, y con él, la idea de que no se puede fallar ni mostrar debilidad.

En conversaciones con estudiantes de ciencias de la salud, muchos expresan que les cuesta pedir ayuda. A menudo sienten miedo a decepcionar a los demás o a sí mismos, y temen ser juzgados si muestran vulnerabilidad. Esta exigencia constante puede generar un sufrimiento profundo que no siempre se expresa, y que empieza incluso antes de ejercer profesionalmente.

Detectarlo a tiempo, mediante la escucha activa y la observación, permite intervenir antes y prevenir situaciones más graves. Aquí podemos poner en práctica el fomento del diálogo sobre errores y fracasos. Hablar de ellos como parte del aprendizaje reduce la presión por hacerlo todo perfecto y fomenta una visión más amable de uno mismo que invita a seguir el camino que queremos recorrer en beneficio de nuestros valores personales.

Redes sociales y comparación constante

El entorno social también influye. Además de la familia y la presión académica, hoy en día las redes sociales pueden ser un factor contribuyente tanto al perfeccionismo como a las autolesiones. Aunque pueden ofrecer compañía y apoyo, también fomentan la comparación constante y la exposición a contenidos sensibles.

Muchos adolescentes se exponen a contenidos sobre autolesiones fuera de contextos terapéuticos o educativos donde un especialista pueda ayudarles a interpretar adecuadamente lo que ven. En lugar de recibir orientación, se enfrentan solos a imágenes, testimonios o consejos que pueden trivializar, normalizar o incluso incentivar estas conductas.

En cambio, en un entorno con control profesional, como una sesión clínica, un programa de prevención en el aula o una intervención psicológica guiada, ese mismo material podría utilizarse para generar reflexión, promover el autocuidado o desmontar mitos dañinos.

En otro estudio que estamos realizando, muchos estudiantes han expresado lo difícil que les resulta pedir ayuda. Aunque los resultados aún no han sido publicados, los primeros testimonios apuntan a que el miedo al juicio y la presión familiar dificultan la búsqueda de apoyo emocional. Romper esta barrera para poder hablar del malestar emocional es uno de los grandes retos en la prevención del sufrimiento adolescente.




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Escuchar para comprender es la clave

Las autolesiones no son una moda ni una etapa que se supera sin más. Son señales de alerta que necesitan ser escuchadas con atención y sin juicio. Para ayudar de verdad, es importante mirar el sufrimiento con respeto, sin minimizar lo que sienten.

Las universidades y centros educativos pueden ayudar enseñando al personal docente y administrativo a detectar el malestar a tiempo, poniendo en marcha programas de prevención y detección para universitarios basados en evidencia científica y ofreciendo acceso a apoyo psicológico.

Con programas y terapia especializada, jóvenes como Iris pueden desarrollar una mayor autocompasión y mantener a raya su autocrítica. Esa voz dura que juzga sin descanso y que es el más severo de todos los jueces.

The Conversation

Participo activamente como miembro investigador en el equipo de investigación de alto rendimiento PERSANA (Personalidad y Salud) de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos.

ref. ¿Qué empuja a un adolescente a hacerse daño deliberadamente? – https://theconversation.com/que-empuja-a-un-adolescente-a-hacerse-dano-deliberadamente-262677

¿Por qué ha sido tan mortífero el terremoto de Afganistán?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Iftekhar Ahmed, Associate Professor in Construction Management/Disaster Resilience, University of Newcastle

Wakil Kohsar/AFP via Getty images

El número de víctimas mortales tras el reciente terremoto en Afganistán sigue aumentando. Las autoridades sanitarias lideradas por los talibanes afirman ahora que al menos 800 personas han perdido la vida y 2 000 han resultado heridas.

El terremoto se produjo poco antes de la medianoche del domingo en una región montañosa cerca de la ciudad de Jalalabad, junto a la frontera oriental con Pakistán. Tuvo una magnitud relativamente baja, de 6,0. Sin embargo, su epicentro fue poco profundo, a 8 kilómetros bajo tierra, lo que provocó fuertes sacudidas en la superficie y una serie de réplicas.

La mayoría de las víctimas dormía en sus casas en el momento del terremoto y quedó sepultada por el derrumbe de los edificios. Debido a la lejanía de las zonas afectadas y al bloqueo de las redes de carreteras por los deslizamientos de tierra provocados por el terremoto, es posible que se tarde mucho tiempo en conocer el número exacto de fallecidos.

Una región propensa a los terremotos

Las montañas del Himalaya y el Hindu Kush, y sus estribaciones, donde se encuentra la zona afectada en Afganistán, son sísmicamente activas debido a la fricción continua entre las placas tectónicas euroasiática e india.

Esto ha provocado algunos de los terremotos más devastadores de la región, como el de Gorkha de 2015 en Nepal y el de Cachemira de 2005 en Pakistán.

Afganistán también sufre una buena cantidad de seísmos, especialmente en la región actualmente afectada. En octubre de 2023, un terremoto mató a más de 1 500 personas. El año anterior, más de mil personas murieron a causa de otro de estos eventos.

El terremoto de 2011 en Christchurch, Nueva Zelanda, fue de una magnitud similar y se produjo a una profundidad menor que el más reciente en Afganistán. Sin embargo, a pesar de que afectó a una ciudad densamente poblada, solo murieron 185 personas.

Los cientos de fallecidos en aldeas rurales dispersas de Afganistán presentan un marcado contraste.

Los terremotos no matan a las personas, los edificios sí

Una frase muy citada, “los terremotos no matan a las personas, los edificios sí”, ayuda a comprender los factores que contribuyen al elevado número de víctimas mortales causado por este terremoto y otros anteriores en Afganistán.

Las comunidades rurales no pueden permitirse materiales de construcción resistentes y manufacturados. Por ello, construyen sus viviendas con materiales naturales disponibles en la zona, como tierra, piedra y madera en bruto.

Estos edificios no siguen los diseños de ingeniería, los códigos de construcción ni las normas profesionales formales que evitan que se produzcan daños sustanciales en los países más ricos.

Una forma típica de construcción en las zonas rurales afganas son las paredes hechas de ladrillos de barro o mampostería de piedra. Esto se conoce como construcción “monolítica”.

Este tipo de edificación no es capaz de resistir los fuertes movimientos laterales causados por un terremoto. Como resultado, los edificios se derrumban fácilmente y aplastan a las personas. Informes de aparición de escombros donde antes había edificios están surgiendo ampliamente en Afganistán, como también ocurrió en seísmos anteriores.

Un detonante para el cambio en el diseño

Los ejemplos de otros países de la región demuestran que se puede lograr un mejor nivel de diseño de edificios resistentes a los terremotos en condiciones socioeconómicas similares.

Después del seísmo de Cachemira de 2005 en Pakistán, el Gobierno creó la Autoridad para la Reconstrucción y Rehabilitación tras el Terremoto, que ayudó a las personas afectadas a construir viviendas más seguras mediante un programa comunitario respaldado por orientación técnica.

En Nepal, tras los terremotos de Gorkha de 2015, el Gobierno estableció las normas mínimas de su Código Nacional de Construcción, que permiten que las reglas generales cumplan con un nivel básico de resistencia a los terremotos.

Hace más de 25 años, el ingeniero indio Anand Arya, pionero en su enfoque para reducir el riesgo sísmico en edificios “no diseñados”, incorporó la suma de bandas continuas en las paredes y refuerzos en las esquinas de un edificio y a lo largo de puertas y ventanas, lo que puede proporcionar resistencia a los edificios tradicionales de mampostería.

Estos ejemplos demuestran que no siempre se necesita mucho dinero para mejorar la resistencia a los terremotos. Un cierto grado de apoyo técnico e institucional puede lograr la seguridad de manera rentable.

Es cierto que estos edificios no estarían totalmente a prueba de terremotos. Sin embargo, seguirían aportando un nivel de resistencia que podría reducir los daños y, lo que es más importante, salvar vidas.

Cabe esperar que el seísmo afgano sea el detonante de una iniciativa de este tipo en el país, de modo que un proceso de “reconstrucción mejorada” pueda ayudar a las comunidades afectadas a ser más resilientes ante futuros movimientos de tierra.

The Conversation

Iftekhar Ahmed no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Por qué ha sido tan mortífero el terremoto de Afganistán? – https://theconversation.com/por-que-ha-sido-tan-mortifero-el-terremoto-de-afganistan-264376

Qué es lo extraño en 3I/ATLAS, el objeto interestelar más observado del mundo

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Josep M. Trigo Rodríguez, Investigador Principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias, Instituto de Ciencias del Espacio (ICE – CSIC)

Vista superior de la Vía Láctea que muestra las órbitas del Sol (líneas punteadas amarillas) y la del cometa 3I/ATLAS (líneas discontinuas rojas). M. Hopkins/Ōtautahi-Oxford team ESA/Gaia/DPAC, CC BY-SA

Mucho se ha escrito en prensa durante las últimas semanas del cometa 3I/ATLAS, sobre la supuesta incertidumbre en su naturaleza. El seguimiento realizado con todo tipo de instrumentación lo convierten en el objeto interestelar mejor observado hasta la fecha. Y, pese a las muchas elucubraciones vertidas, tanto las imágenes como los espectros de reflexión apuntan claramente a su naturaleza cometaria. No es en ningún caso un extravagante objeto desconocido para la ciencia.

De hecho, nuestro grupo de investigación sobre Asteroides, Cometas y Meteoritos en el ICE-CSIC/IEEC le ha seguido la pista desde los primeros días, midiendo su posición y obteniendo precisas medidas fotométricas. Ya en imágenes obtenidas el 5 de julio con el Telescopio Robótico Joan Oró podía apreciarse su coma, característica de los cometas.

Más parecido a un asteroide que a un cometa

En un nuevo trabajo, liderado por la profesora Bin Yang de la Universidad Diego Portales de Chile, publicado en ArXiv, se ha empleado instrumentación puntera en los telescopios Gemini-S/GMOS y NASA IRTF/SpeX. Los días 5 y 14 de julio de 2025 obtuvieron espectros del objeto tras su descubrimiento, tanto en la banda visible como en el infrarrojo cercano.

Esas observaciones se realizaron al poco de ser detectado, evitando así que la actividad del cometa asociada a la sublimación de hielos apantallase otros aspectos de su naturaleza.

Sin espacio para la duda, ambos espectros apuntan a que el objeto interestelar es un cometa.

En el rango óptico, 3I/ATLAS muestra una pendiente enrojecida que lo asemeja al de ciertos asteroides de nuestro sistema solar de clase espectral D. Se trata de asteroides muy oscuros (albedo bajo), con un espectro muy rojo y una composición rica en carbono. Son raros y tienen poca reflectividad.

El espectro en la ventana del infrarrojo cercano de 3I/ATLAS se aplana significativamente, aproximadamente a una tasa de 0.9 a 1.5 micrones, similar al comportamiento espectral de grandes granos de hielo de agua en la coma de los cometas.

Los autores del trabajo, entre los que se encuentra la prestigiosa astrobióloga Karen J. Meech, modelaron el comportamiento espectral del cometa 3I/ATLAS. Emplearon una mezcla de polvo al 70 % del del meteorito (condrita carbonácea) Tagish Lake y un 30 % de hielo de agua con un tamaño medio de 10 micras. De hecho, esa fracción de hielo del ~30% obtenida podría interpretarse como una estimación aproximada de la composición de la coma.

En general, todos los estudios y observaciones realizadas hasta la fecha apuntan a que es un cometa interestelar activo que contiene abundante hielo de agua, con una composición de polvo más similar a la de los asteroides tipo D que a la de los objetos transneptunianos. Esto podría ser consistente con la idea de que se formase en una región interior de un sistema planetario, siendo expulsado por un tirón gravitacional experimentado en su encuentro con un planeta. En cualquier caso los escenarios permanecen abiertos pues cabrá esperar a las observaciones que realicen diversas sondas espaciales del intruso, siendo la misión Psyche de la NASA la major situada.

La coma del cometa 3I/ATLAS

También se ha especulado con la idea de que el 3I/ATLAS no presenta una coma extendida como otros cometas, pero esa idea es falsa. Básicamente, siendo un objeto cuyo diámetro es de pocos kilómetros, no lo hubiéramos descubierto sin haber presentado esa envoltura que llamamos coma y que lo hace visible a miles de millones de kilómetros.

La coma posee una composición que sería representativa del material sublimado pero quizás no del interior mismo del objeto. La componente gaseosa de la coma está dominada por dióxido de carbono, produciendo una envoltura de unos 350.000 km alrededor del núcleo cometario.

Dicha envoltura además del gas contiene partículas de polvo de tamaño micrométrico que se desprenden del cometa debido a la sublimación de los hielos. El polvo está embebido entre los materiales helados que son calentados en su acercamiento al Sol. En el caso de un cometa interestelar deberíamos esperar un manto irradiado por rayos cósmicos a lo largo de los miles de millones de años que lleva circulando por la Vía Láctea. Quizás por esa razón su actividad cometaria aparezca aletargada y restringida en volátiles.

Las observaciones infrarrojas muestran que la componente sólida de la coma, desprendida por la presión hacia afuera del gas sublimado aparece dominada por pequeñas partículas de hielo de agua y polvo que se asemeja a una clase de meteorito asociado a las condritas carbonáceas, procedentes de un tipo de objetos llamados transicionales: a mitad de camino entre un asteroide y un cometa.

Así pues 3I/ATLAS no tiene nada de extraño, salvo que se trata de un material que nos resulta familiar pese a haberse formado necesariamente en un lejano sistema planetario.

The Conversation

Josep M. Trigo Rodríguez recibe fondos del proyecto del Plan Nacional de Astronomía y Astrofísica PID2021-128062NB-I00 financiado por el MICINN y la Agencia Estatal de Investigación.

ref. Qué es lo extraño en 3I/ATLAS, el objeto interestelar más observado del mundo – https://theconversation.com/que-es-lo-extrano-en-3i-atlas-el-objeto-interestelar-mas-observado-del-mundo-264219

¿Qué pantallas conviene usar en la escuela?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María del Mar Sánchez Vera, Profesora Titular del Departamento de Didáctica y Organización Escolar. Miembro del Grupo de Investigación de Tecnología Educativa, Universidad de Murcia

Carmen Conde, primera mujer en ingresar en la RAE, fue una de las grandes pedagogas –y, sin embargo, también una de las grandes olvidadas– en la historia de la educación. En los años 30 del pasado siglo escribió un ensayo sobre educación que la Universidad de Murcia rescató con la llegada de la democracia. En él, defendía de manera específica (y dedicándole un capítulo completo) el uso del cine en las aulas.

El cine era la nueva tecnología del momento, y las Misiones Pedagógicas lo utilizaban para acercar la cultura al pueblo. Entre los argumentos que planteaba Carmen Conde para fomentar su introducción en las aulas, indicaba que “las escuelas del Estado no pueden prescindir más tiempo del cinematógrafo entre el material de enseñanza que se les asigna”.

Resulta curioso comprobar que, en ese mismo espacio temporal, encontramos algunos artículos de prensa que alertaban de los riesgos que el uso del cine podía tener. El diario The New York Times, por ejemplo, alertaba en 1933 del efecto negativo que podían llegar a tener las películas en los menores, a partir de un estudio realizado con niños y niñas de cuatro años.

Con esto no se pretende ridiculizar la lícita preocupación de muchas familias y docentes sobre el uso de la tecnología en las aulas (el cine no se parece en nada al maremágnum de redes y aplicaciones que tenemos hoy en día), pero sí evidenciar que la relación entre la tecnología y la educación siempre ha sido compleja, y que toda la vida han existido temores sobre los problemas que podrían causar a los menores.

Además, la integración de las herramientas no siempre se ha realizado de manera adecuada. Un error frecuente que hemos experimentado con la digitalización educativa es asumir que, por el mero hecho de incorporar herramientas tecnológicas, se garantizaba la innovación pedagógica.

Un ejemplo paradigmático de este fenómeno son las pizarras digitales interactivas (PDI). Durante años, la presencia de este dispositivo en los centros se percibió como un indicador de innovación y calidad educativa; sin embargo, algunos estudios revelan que su uso suele limitarse a la presentación de contenidos, con un rol predominantemente pasivo por parte del alumnado y manteniendo el control de la herramienta por parte del docente, sin aprovechar realmente el potencial interactivo que ofrece la herramienta.

Si reflexionamos sobre ello, utilizar estas pizarras para explicar contenidos implicaría que no estamos haciendo nada diferente a lo que haríamos con una pizarra tradicional o un proyector de diapositivas. Es un ejemplo de innovación técnica que no implica una mejora educativa.

Un enfoque superficial, centrado más en la dotación tecnológica

Podemos decir que, salvo honrosas excepciones, la digitalización educativa en España ha seguido un enfoque superficial, centrado más en la dotación tecnológica que en la transformación pedagógica. Esto implica que, en muchos casos, la tecnología se ha limitado a sustituir formatos tradicionales, como libros impresos por sus versiones digitales pero para hacer las mismas tareas de siempre.

Sin embargo, el marco normativo actual indica que la “competencia digital” debería ir mucho más allá del manejo técnico de dispositivos: implica el pensamiento crítico, la gestión de la información, la creación de contenido digital y la comunicación responsable.

Curricularmente, la competencia digital está incorporada en el sistema educativo en todas las etapas. En Educación Infantil (hasta los 6 años) se deben sentar las bases de la alfabetización digital según establece la propia ley de educación, promoviendo el acceso a información digital, la comunicación tecnológica básica y la creación de contenidos sencillos, junto con hábitos de uso responsable.

Sin embargo, hay estudios que indican que en esta etapa no se suele trabajar ninguna competencia de ciudadanía digital, dejando a muchos niños y niñas sin educación formal sobre estos temas importantes.

Como se ha señalado, el elemento determinante es el diseño de tareas significativas que trasciendan el uso pasivo de la tecnología (como la mera visualización de vídeos) para fomentar experiencias activas y creativas. Esto implica plantear actividades donde los niños y niñas asuman un rol activo (grabaciones de audio, fotografías creativas, secuencias programables con robots…), con tareas adaptadas a su desarrollo.

La tecnología no debería reemplazar otros recursos, sino coexistir con otro tipo de materiales y formar parte de proyectos más amplios. Hay estudios muy interesantes que muestran el potencial que tiene para la etapa de Educación Infantil iniciarse en el pensamiento computacional.




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Etapas educativas

En Educación Primaria (6 a 12 años), la competencia digital se define de manera más específica y se indican descriptores operativos que deben alcanzar los estudiantes al terminar la etapa educativa. Se mencionan habilidades básicas como búsquedas guiadas y creación de contenidos sencillos, mencionando de forma concreta qué se ha de trabajar para tomar conciencia de los riesgos y aprender a evitarlos.

También se aborda de manera más específica el pensamiento computacional en el marco de las asignaturas de Matemáticas y Ciencias de la Naturaleza, aunque hay enfoques que plantean que el pensamiento computacional puede trabajarse de forma transversal desde cualquier materia.

En Educación Secundaria (12 a 16 años) se profundiza más en los indicadores de logro. La propuesta amplía algunos aspectos relacionados con la programación y la robótica educativa, que se deben utilizar para resolver problemas de manera creativa, así como la gestión de la información digital y el uso de herramientas y plataformas virtuales para construir nuevo conocimiento y aprender comunicarse en red. También para esta etapa se plantea la necesidad de trabajar aspectos sobre el uso crítico y seguro de la tecnología.

Como vemos, la presencia que tiene que tener la tecnología en las distintas etapas educativas viene definida por la ley, y parece bastante razonable. La Ley Orgánica 3/2020 –conocida como LOMLOE– y sus desarrollos curriculares establecen con claridad tanto los marcos de competencia digital aplicables a docentes, a estudiantes y a instituciones, así como los contenidos específicos que deben trabajarse en cada etapa educativa.

Además, como hemos visto, se ha incorporado el “pensamiento computacional”, que implica que los jóvenes no solo sean usuarios receptores de tecnología, sino que les enseñemos a crear y a entender cómo funciona. Por lo tanto, quizás estamos errando en las preguntas que nos hacemos, y lo que deberíamos analizar es cómo se ha digitalizado el sistema educativo y qué errores hemos cometido que no nos dejan abordar la competencia digital de manera completa y adecuada.

Poner el foco en lo que hacemos con la tecnología

Entonces, más que revisar qué tecnologías incorporamos en cada etapa y seguir planteando medidas que nos ofrecen solo números (número de niños y niñas por portátil, número de horas de uso…), deberíamos reflexionar sobre qué tipo de actividades realizamos en cada etapa y sobre cómo se está formando a los centros y al profesorado.

Es frecuente encontrar que son las consejerías de educación las que deciden qué tecnología (robot, ordenador, tableta, impresora 3D) adquieren, y por supuesto esa perspectiva es importante. Pero no se suele preguntar a los docentes y a los centros qué tecnología necesitan, y esto es fundamental, porque dependiendo de lo que quieran hacer, de la tecnología de la que ya dispongan, de sus necesidades y de su formación, se podrían plantear dotaciones mucho más efectivas que podrían ser un mecanismo interesante que asegure que la tecnología no se infrautilice en el futuro.

Además, la formación continua debe garantizar apoyo y acompañamiento al docente, sin limitarse al uso técnico de las herramientas, sino enfocándose en su aplicación didáctica.

Diferenciar entre tipos de pantallas

También resultaría bueno para el debate educativo no hablar de “pantallas” de forma general. Las pantallas son muy diversas, y no es lo mismo disponer de un móvil personal que de un portátil en el aula, del mismo modo que no es lo mismo estar realizando apuestas online que estar aprendiendo la impresión 3D en un proyecto de aprendizaje-servicio (ApS).

Tenemos que empezar a superar los argumentos que plantean dicotomías. En ninguna etapa tenemos que sustituir el papel por un ordenador, sino que el enfoque debe estar en el diseño de tareas que integren todo tipo de recursos, entre ellos también los digitales. No consiste en debatir si hay que escribir a mano o con el ordenador, sino en que tenemos que combinar tareas en las que escribamos con ambos.

Docentes y formación

Como vemos, en la normativa está todo bien definido. Por lo tanto, la clave es preguntarnos por qué no aterriza del todo bien en la realidad de las aulas. En este sentido, sabemos que las creencias y actitudes de los docentes son clave en el desarrollo profesional y la práctica didáctica, y que el profesorado es el elemento más significativo en la integración curricular de los medios digitales.

También sabemos que la formación inicial en Tecnología Educativa es insuficiente en Magisterio, e incluso puede llegar a ser inexistente, como sucede en algunos casos, en el Máster de Formación en Educación Secundaria. Y que cuando se abordan enfoques de investigación más amplios, que tienen en cuenta el contexto y el aprendizaje, se encuentra que los jóvenes que reciben una adecuada educación digital están mejor preparados para afrontar sus riesgos, incluso en la etapa de Educación Infantil.

Sin embargo, estos temas rara vez aparecen en el debate público sobre tecnología y educación. Es necesaria una formación docente centrada en la pedagogía, y no solo en el manejo instrumental de herramientas, que priorice el diseño de proyectos didácticos, la multiplicidad de los medios en el aula, la participación activa del profesorado en las decisiones tecnológicas y la asignación de recursos para experiencias educativas realmente integradas. La digitalización debe construirse de abajo arriba, en diálogo constante con la investigación en tecnología educativa.


Este artículo se publicó originalmente en la Revista Telos de la Fundación Telefónica, y forma parte de un número monográfico dedicado a la Generación Alfabeta.


The Conversation

María del Mar Sánchez Vera colabora en TELOS, la revista que edita Fundación Telefónica.

ref. ¿Qué pantallas conviene usar en la escuela? – https://theconversation.com/que-pantallas-conviene-usar-en-la-escuela-264278

Guía para conocer los microorganismos que dan vida a los suelos y aseguran el futuro agrícola

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Mariano Angel Valdivia Dávila, Ciencias agrícolas y biotecnología, Universidad de Guadalajara

Microorganismos cultivados en una muestra de suelo en el laboratorio. Sinhyu Photographer/Shutterstock

El suelo es el medio natural compuesto por minerales, materia orgánica, aire y agua. Provee de elemento hídrico, soporte y nutrientes a las plantas. Gracias a él, los humanos obtenemos un 98,8 % del total de las calorías que consumimos.

También sirve como hogar para una gran cantidad de seres vivos que no se ven a simple vista, entre los que destacan bacterias, hongos, virus, arqueas, protozoos, algas y nematodos. Los más estudiados debido a las funciones que realizan son las bacterias, los hongos y, en menor medida, las arqueas.

Estos minúsculos habitantes determinan el estado microbiológico de los suelos y les aportan múltiples beneficios. Su ausencia o escasez implica menos energía, menos agua y menos vida, lo que da sentido al auge de las experiencias agroregenerativas. Unas prácticas que buscan devolverle al suelo condiciones vitales para garantizar un medio agrario más ecológico y económicamente viable.

Los microorganismos se encargan de descomponer la materia orgánica y participan en el reciclaje y fijación de algunos nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio, entre otros).

Otra de sus funciones consiste en agrupar el suelo en terrones conocidos como agregados, que mejoran la retención de agua y la aireación. Además, promueven el crecimiento de cultivos y los protegen del ataque de plagas y enfermedades.

De la siembra y conteo a la secuenciación del ADN microbiano

El estudio de los microorganismos del suelo nace a mediados del siglo XIX. La siembra y conteo en placa, método microbiológico para estimar el número de microorganismos viables en una muestra, es una de las primeras técnicas y la más utilizada hasta la actualidad. No obstante, solo se han podido cultivar de este modo alrededor del 50 % de los microorganismos existentes.

En la década de los 70 del siglo XX se desarrolló una metodología que cuantifica la respiración del suelo. Esta técnica mide el dióxido de carbono que liberan los microorganismos como resultado de la degradación de materia orgánica. A partir de los estudios derivados, fueron sentadas las bases de lo que más tarde se ha conocido como “ecología microbiana”.

A la par, se desarrolló otra metodología que registra la actividad enzimática. Sirve como indicador de la presencia de microorganismos porque permite contabilizar los tipos de enzimas liberadas como consecuencia de la degradación de los materiales orgánicos.

Los avances más significativos surgen en los años 90 del siglo pasado con el desarrollo de las metodologías basadas en la extracción de ADN microbiano y su posterior secuenciación e identificación. Gracias a ellas, resulta posible identificar los microorganismos directamente del ambiente natural y conocer sus aportes al entorno.

Un tercio de los suelos sufren degradación

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al menos el 33 % de los suelos de todo el planeta presentan algún nivel de degradación, ya sea leve, moderado o grave.

La principal razón de esta degradación tiene que ver con el hombre y su afán para producir más y mejores alimentos, que den respuesta a la demanda de una población en aumento constante.

Concretamente, la agroindustria impacta por el manejo del suelo, el uso excesivo de productos químicos (fertilizantes, herbicidas, insecticidas etc.) y la tendencia a favorecer la siembra de un solo tipo de cultivo (monocultivos).

Las malas prácticas han ocasionado diferentes afectaciones: pérdida de materia orgánica, erosión, suelos más salinos, cambios en el pH y contaminación de fuentes de agua. Estas afectaciones disminuyen el contenido de microorganismos del suelo y, a su vez, provocan una disminución en la fertilidad. El resultado es la reducción paulatina del rendimiento de cultivos, la degradación del suelo y el peligro para la seguridad alimentaria.




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Textura, pH y temperatura

Dichas afectaciones modifican las características físicas y químicas del suelo que interactúan con los microorganismos, moldeando el crecimiento o disminución de especies. Estudios demuestran que la textura, el pH, la temperatura y los nutrientes son los principales factores que inciden en la presencia de microorganismos en el suelo.

La textura condiciona el crecimiento de microorganismos. Un suelo poco poroso reduce la cantidad de agua que puede retener y el oxígeno disponible. Además, la cantidad de nutrientes aumenta o disminuye según su composición mineral.

Otro elemento que limita el crecimiento de microorganismos es el pH o potencial de hidrógeno, que mide la acidez o alcalinidad. El valor del pH en el suelo oscila entre 3,5 (muy ácido) a 9,5 (muy alcalino). Los suelos muy ácidos (<5,5) tienden a presentar cantidades elevadas y tóxicas de aluminio y manganeso. Los suelos muy alcalinos (>8,5) pueden dispersarse.

El pH del suelo depende de la composición mineral, el tiempo de formación y la cantidad de lluvia. La modificación del pH, aunque sea mínima, provoca la pérdida de microorganismos debido a la adaptación al nuevo factor.

Por otro lado, el cambio climático provocado por la actividad humana ha modificado la temperatura del planeta. Un cambio que afecta al crecimiento de microorganismos y a la fertilidad de los suelos.

Microorganismos, humus y simbiosis

En el suelo, los microorganismos son los encargados de descomponer la materia orgánica, esparciendo sustancias conocidas como enzimas.

Este proceso genera una tierra negra llamada humus que mejora la textura, la retención de agua y la nutrición de las plantas. También hace posible el ciclo de nutrientes (carbono, nitrógeno, fósforo, potasio), que desencadena la transformación de la materia y la consecuente fertilización del suelo.

Las plantas y los microorganismos conviven cercanamente y comparten beneficios. Las plantas liberan sustancias por la raíz (exudados) que atraen microorganismos para realizar una unión benéfica llamada simbiosis. En esta unión, las plantas le dan alimento al microorganismo (azúcares) y los microorganismos acercan agua y nutrientes a la planta, incluso la protegen de plagas y enfermedades.

¿Cómo afecta la disminución de microorganismos en el suelo?

La pérdida de microorganismos provoca deterioro en los suelos, lo que afecta negativamente al rendimiento de cultivos.

Existe el riesgo de un aumento de la incidencia de plagas y enfermedades en los cultivos debido a la falta de microorganismos benéficos, así como por la ausencia de sus asociaciones simbióticas. Es el caso de aquellas que hacen solubles algunos nutrientes (micorrizas) o facilitan la descomposición (saprofitos), por mencionar algunas.

Estas situaciones limitan también el secuestro de carbono al disminuir la actividad biológica. Un hecho que implica mayor contaminación en muchos ambientes naturales, ya sean suelo, agua o aire.




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¿Por qué hablamos de cuidar la salud del suelo?


¿Quiénes y de qué manera están actuando?

Organizaciones internaciones como la FAO y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, a través de las denominadas Conferencias de las Partes, han propuesto acciones para revertir la degradación del suelo y favorecer el aumento de los microorganismos.

Por su parte el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) promueve a través de diversos programas la sustentabilidad agrícola que involucra el cuidado del suelo.

Otro tanto realizan asociaciones sin fines de lucro, como Kiss the Ground, una iniciativa que coloca el cuidado del suelo y la importancia de los microorganismos en el centro de la estrategia para revertir el cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria. Su mensaje se está dando a conocer a través de un documental narrado por el conocido actor y activista Woody Harrelson.

Dentro de las acciones que promueven estas instituciones, destacan la agricultura con labranza mínima o cero labranza, que permite el desarrollo de microorganismos. También gana adeptos la agricultura de asociación, que consiste en una vuelta a los sistemas de agricultura tradicional, como la milpa mexicana, que producen más de un cultivo a la vez en el mismo suelo. Esta práctica concentra diversidad de plantas y un mayor contenido de microorganismos, lo que se traduce en una menor incidencia de plagas.

La agricultura orgánica, que recurre al uso de fertilizantes orgánicos como la composta y de productos biológicos a partir de microorganismos, representa otra opción.

Faltan más conocimientos y recursos para entender los procesos y financiar las nuevas tecnologías que permitan desarrollar estas acciones con la máxima eficacia. Pero la divulgación de la importancia del suelo y sus microorganismos contribuye sin duda a avanzar hacia un mundo agrario más seguro y sostenible.

The Conversation

Mariano Angel Valdivia Dávila no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Guía para conocer los microorganismos que dan vida a los suelos y aseguran el futuro agrícola – https://theconversation.com/guia-para-conocer-los-microorganismos-que-dan-vida-a-los-suelos-y-aseguran-el-futuro-agricola-262416

Avispa asiática: por qué la captura masiva con trampas debe parar

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Yaiza R. Lueje, Ayudante de investigación en gestión de especies exóticas invasoras e infraestructuras verdes, Universidade da Coruña

Abejorros del género _Bombus_ recogidos en una trampa para avispas asiáticas. Los autores, CC BY-SA

Las especies exóticas invasoras suponen un enorme problema ambiental, en muchos casos con efectos inmediatos y muy potentes. Este fenómeno obliga a todos los actores implicados, como las administraciones competentes, a elaborar planes de respuesta que no siempre son efectivos por la falta de base científica en su diseño. Sin embargo, cuando estas especies afectan a sectores productivos clave, al abastecimiento de bienes esenciales o a la salud humana, esta necesidad de respuesta se vuelve más urgente.

El caso de la avispa asiática (Vespa velutina) es muy ilustrativo por la rapidez de su expansión, su impacto sobre el sector agrícola y el riesgo potencial que sus picaduras suponen para la población. En apenas 10 años, la especie colonizó gran parte de la Europa atlántica, incluido el norte y oeste de la península ibérica.

Esta avispa es muy conocida por predar sobre las abejas melíferas, provocando grandes daños en la apicultura, y por consumir diferentes alimentos, como productos hortofrutícolas. Además, puede ser peligrosa para las personas porque sus picaduras son capaces causar reacciones alérgicas graves, lo que genera mucha preocupación en la población.

Avispa asiática sobre madera
Individuo de avispa asiática.
Siga/Wikimedia Commons, CC BY-SA

Un método que elimina avispas, pero también otros insectos

La respuesta de la población, y en especial de sectores afectados como la apicultura, ha sido activa y homogénea en regiones como Galicia o Asturias, centrada en técnicas de trampeo para la eliminación de adultos. Este método de control de plagas utiliza trampas para atraer a estos insectos con un cebo, generalmente líquido, atraparlos mediante un sistema de embudo o barrera e impedir su escape.

También se han estudiado otros sistemas de control como arpas eléctricas para la protección de colmenares o mallas para la protección de viñedos. Sin embargo, estos sistemas no pretenden reducir las poblaciones de avispa, sino únicamente proteger los recursos de sus ataques.

La generalización del uso de trampas para la captura de adultos puede verse en cualquier rincón de la Galicia costera, con trampas caseras o comerciales colocadas en todo tipo de espacios, públicos y privados, consentidos y fomentados por la administración.

Tanto la Xunta de Galicia como distintas administraciones locales han promovido el uso de trampas caseras de cebo líquido por parte de la población, publicando instrucciones para su construcción e incluso realizando campañas de trampeo propias. Sin embargo, ninguna trampa disponible hasta el momento actual es totalmente selectiva. El número de otros insectos capturados por todas las trampas instaladas, que en muchos modelos se ha demostrado que puede alcanzar porcentajes superiores al 90 %, es totalmente desconocido.

Una botella convertida en trampa para avispas en un viñedo
Trampa para avispas colocada en un viñedo.
Los autores, CC BY-SA

Las trampas no reducen los daños en viñedos

En nuestra reciente investigación, publicada en Pest Management Science, hemos analizado cómo afecta la avispa asiática a la producción de uva en viñedos gallegos. Encontramos gran variabilidad en los daños según la zona y la localización de los viñedos y, además, descubrimos que no están relacionados con el contenido de azúcar en las uvas. Las avispas tienen preferencia por alimentos dulces, por lo que podría esperarse que a mayor contenido de azúcar en las uvas del viñedo las avispas provocasen más daño en el mismo, pero en nuestro trabajo no observamos dicha relación.

Al estudiar el impacto de distintos tipos de trampas de uso común a lo largo del año, vimos que el porcentaje de avispas del total de insectos capturados varía mucho y también cambian los resultados entre los diferentes modelos de trampas. Sin embargo, estas diferencias no se relacionan con el grado de afección sobre los viñedos.

Además, usar diferentes densidades de trampas durante la época en la que ocurren los daños en las uvas no sirve para reducirlos. No hay diferencias significativas en el daño total a las uvas entre zonas con y sin trampas, incluso en altas densidades.

La cantidad y diversidad de capturas de otros insectos, aunque variables a lo largo del año (desde aproximadamente un 95 % de las capturas totales en primavera hasta un 3 % en las últimas semanas previas a la vendimia), demuestran que el posible impacto en sus poblaciones puede ser muy alto. Además, el escaso conocimiento sobre la biología y ecología de la mayor parte de grupos impide calibrar el impacto real de esas capturas.

Sin embargo, se ha observado que el trampeo captura grandes cantidades de insectos polinizadores. Otros investigadores han descrito un declive generalizado de este grupo tan importante de insectos, aunque se discute la magnitud y las causas del fenómeno.

Paremos el trampeo masivo

El principio de precaución establece que, en lo posible, debe evitarse cualquier medida con un impacto negativo potencial si no existe la suficiente evidencia científica que demuestre su validez. En el mismo sentido, si esa medida no se ha demostrado eficaz, no debería emplearse hasta demostrar su utilidad o seleccionar una nueva.

El trampeo de avispa asiática no cumple ninguna de las dos premisas. Captura otras especies de insectos, generando un posible impacto negativo, y ningún estudio científico publicado ha podido demostrar un efecto positivo sobre la protección de los recursos o las personas. El trampeo, promovido por la administración, puede dar una falsa idea de efectividad por las capturas generadas, pero eso no implica que cumpla el objetivo de evitar los impactos de la especie invasora.

Por ello, conminamos a la administración, al sector agrícola y a la población a observar la evidencia generada y reconsiderar su postura en relación a esta técnica de eliminación de insectos. Los problemas ambientales son complejos y raramente pueden solventarse con soluciones rápidas y fáciles.

The Conversation

Yaiza R. Lueje recibe fondos del proyecto “Viño e froita – Cooperacion Leader’ (program LEADER Galicia 2014 – 2020)”.

Jaime Fagúndez Díaz y María J. Servia no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.

ref. Avispa asiática: por qué la captura masiva con trampas debe parar – https://theconversation.com/avispa-asiatica-por-que-la-captura-masiva-con-trampas-debe-parar-261190

Macrófagos: el decisivo papel de las ‘células tragonas’ del sistema inmunitario en nuestra salud

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Antonio J. Ruiz Alcaraz, Profesor de Inmunología de la Universidad de Murcia e investigador del Grupo de Inmunidad Innata del IMIB, Universidad de Murcia

El sistema inmunitario humano es una red compleja y altamente especializada de moléculas, células, tejidos y órganos que actúan coordinadamente para proteger al organismo frente a agentes patógenos. Dentro de este sistema, los macrófagos llevan a cabo un papel fundamental como centinelas y ejecutores de la llamada respuesta inmunitaria innata.

Estas células no solo participan en la defensa inmediata contra infecciones, sino que también están involucradas en procesos como la reparación de los tejidos, la homeostasis o equilibrio corporal y la modulación de las respuestas inflamatorias. Sin embargo, su participación prolongada o descontrolada puede contribuir al desarrollo y perpetuación de enfermedades crónicas inflamatorias.

¿De dónde vienen los macrófagos?

Los macrófagos tienen un doble origen. Tradicionalmente se pensaba que todos procedían de los monocitos, un tipo de leucocito o célula blanca que circula por la sangre. Los monocitos se originan en el interior de los huesos, en la médula ósea y, una vez reclutados hacia tejidos específicos en respuesta a señales inflamatorias o fisiológicas, se diferencian en macrófagos residentes en los tejidos. Este proceso es dinámico y permite al organismo responder de forma flexible a múltiples desafíos.

Sin embargo, investigaciones más recientes han revelado que muchos macrófagos tisulares residentes –es decir, aquellos que permanecen en tejidos de forma estable– no derivan exclusivamente de monocitos adultos. Algunos tienen su origen en etapas embrionarias tempranas, especialmente a partir del saco vitelino y el hígado fetal, colonizando diversos tejidos incluso antes del nacimiento.

Estos macrófagos embriogénicos pueden autorrenovarse localmente sin necesidad de un aporte constante de monocitos circulantes en la sangre y procedentes de la médula ósea.

Por sus nombres les conoceréis

Los macrófagos están distribuidos por todo el organismo y adoptan características especializadas según el tejido en el que residen. Esta plasticidad funcional se debe a la influencia del microambiente local, lo que les permite adaptarse a las necesidades específicas de cada órgano y cumplir funciones concretas.

Microfotografías de células de microglía.
Microfotografías de células de microglía.
Yang TD, Park J-S, Choi Y, Choi W, Ko T-W, Lee KJ/Wikimedia Commons, CC BY

Por ejemplo, en el hígado se conocen como células de Kupffer y desempeñan un papel clave en la eliminación de sustancias tóxicas y microorganismos procedentes del tracto digestivo. En el sistema nervioso central se les denomina microglía y están implicados tanto en la defensa frente a infecciones como en el mantenimiento de la homeostasis o salud neuronal.

Otros ejemplos incluyen los macrófagos alveolares de los pulmones, que eliminan partículas inhaladas a modo de basureros, y los osteoclastos, que participan en el remodelado óseo como escultores de los huesos.

Células multitarea

Las múltiples funciones de los macrófagos abarcan tanto aspectos inmunológicos como no inmunológicos. En primer lugar, son expertos en fagocitosis, el proceso mediante el cual engullen y destruyen partículas extrañas, células muertas y restos celulares. Esta capacidad los convierte en una primera línea de defensa contra infecciones bacterianas, virales y fúngicas.

Pero además, estas células resultan esenciales en la presentación de antígenos. Tras fagocitar un patógeno, procesan sus componentes y los exponen en su superficie mediante moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC). Esto permite activar a los linfocitos T, otras células clave en la función del sistema inmunitario, y poner en marcha la respuesta inmunitaria adaptativa. Esta, más específica y duradera, puede guardar una memoria de los patógenos concretos que los han activado.

Otra función crucial de los macrófagos es la secreción de citoquinas y factores de crecimiento. Se trata de moléculas solubles que regulan la inflamación, atraen otras células inmunitarias y favorecen la reparación de tejidos.

Dependiendo del tipo de señales que reciban, los macrófagos pueden diferenciarse como M1, asociados a respuestas proinflamatorias y microbicidas, o M2, vinculados a procesos antiinflamatorios, resolución de la inflamación y regeneración y reparación de tejidos.

Su papel en enfermedades inflamatorias crónicas

Ya hemos visto que los macrófagos son esenciales para la defensa y el equilibrio fisiológico, pero su activación prolongada o disfuncional puede tener consecuencias perjudiciales. De hecho, están estrechamente implicados en diversas enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide, la aterosclerosis, la diabetes tipo 2 y diversas dolencias neurodegenerativas como el alzhéimer.

En estas patologías, los macrófagos pueden mantener un estado de activación persistente, secretando citoquinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), la interleucina-1 beta (IL-1β) y la interleucina-6 (IL-6). Estas moléculas actúan como sustancias mensajeras que contribuyen a mantener un entorno inflamatorio sostenido. Lejos de resolver el daño, este entorno promueve la destrucción del tejido, la fibrosis (cicatrización) y la progresión de la enfermedad.

Por ejemplo, en la aterosclerosis, los macrófagos fagocitan lípidos oxidados y se convierten en células espumosas que se acumulan en las paredes arteriales, formando placas que pueden obstruir el flujo sanguíneo. En la diabetes tipo 2, la inflamación crónica del tejido adiposo, mediada por macrófagos M1, se asocia con resistencia a la insulina. Y en el alzhéimer, la microglía activada (macrófagos del sistema nervioso) puede contribuir a la neuroinflamación y la degeneración neuronal al responder de forma inapropiada a la acumulación de placas de beta-amiloide.

En síntesis, los macrófagos son componentes clave del sistema inmunitario humano, actores centrales en la defensa del organismo, con una notable versatilidad funcional y adaptativa. No obstante, cuando su actividad se descontrola, pueden contribuir significativamente a enfermedades inflamatorias crónicas de gran impacto en la salud global. Comprender en profundidad su biología y su papel en las enfermedades resulta esencial para el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas dirigidas a modular su actividad y restaurar el equilibrio inmunológico.

The Conversation

Antonio J. Ruiz Alcaraz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Macrófagos: el decisivo papel de las ‘células tragonas’ del sistema inmunitario en nuestra salud – https://theconversation.com/macrofagos-el-decisivo-papel-de-las-celulas-tragonas-del-sistema-inmunitario-en-nuestra-salud-261694

Trump impone aranceles también a los envíos desde el extranjero: ¿seguirá siendo rentable vender por Amazon?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Armando Alvares Garcia Júnior, Professor de Direito Internacional, Relações Internacionais e Geopolítica/Geoeconomia, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

shutterstock Andrey_Popov/Shutterstock

Hasta ahora, uno de los mayores atractivos del comercio electrónico era la facilidad con la que los vendedores extranjeros podían introducirse en el mercado de Estados Unidos. La llamada cláusula de minimis, vigente durante décadas, eximía de pagar aranceles a los paquetes de menos de 800 dólares.

Esta era una vía abierta para millones de pequeños emprendedores de todo el mundo que –a través de plataformas como Amazon– lograban posicionarse en el codiciado mercado online estadounidense sin enfrentarse a su pesada burocracia aduanera. No obstante, esa etapa acaba de llegar a su fin.

¿En pro de la seguridad o de la economía nacional?

El gobierno de Donald Trump eliminó esta exención para China continental y Hong Kong en mayo pasado, pero este 29 de agosto de 2025 ha entrado en vigor para el resto del mundo. Ahora, todos los envíos deberán abonar tasas aduaneras, aunque se ha establecido una transición de seis meses. Mientras dure, se podrá optar por una tarifa plana que –dependiendo del país de origen– oscilará entre 80 y 200 dólares por paquete. Después, no habrá escapatoria: todo producto proveniente de otros países pagará aranceles en EE. UU., sin importar su valor.

Aunque la medida se presenta en clave de seguridad nacional –la Casa Blanca asegura que servirá para frenar el flujo de narcóticos y otros productos ilícitos–, el objetivo económico es evidente. Según el asesor presidencial Peter Navarro, eliminar la exención de minimis añadirá hasta 10 000 millones de dólares en ingresos arancelarios al Tesoro estadounidense.

El impacto no se limitará a gigantes chinos como Shein o Temu, que basaban buena parte de su modelo en el envío directo de miles de pequeños paquetes diarios. También alcanzará a los pequeños exportadores europeos y latinoamericanos que enviaban artículos de bajo valor, desde ropa hasta productos gourmet. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU., en 2024 llegaron al país 1 360 millones de paquetes bajo esta exención, con un valor total de 64 600 millones de dólares.

Cambio de reglas, pérdida de competitividad

Para los emprendedores que utilizan plataformas digitales como Amazon para vender sus productos en Estados Unidos esta medida supone un cambio de reglas radical.

El mercado estadounidense es el mayor del mundo en comercio electrónico y Amazon su escaparate principal. Muchos emprendedores han logrado vender sus productos desde productos gastronómicos hasta cosmética natural, pasando por libros, textiles o gadgets tecnológicos, aprovechando la posibilidad de enviarlos sin que el cliente tuviera que pagar impuestos adicionales.

A partir de ahora, quedan sujetos a aranceles que van a encarecer significativamente su precio final. La consecuencia inmediata será una pérdida de competitividad frente a los productores locales estadounidenses, que no cargan con este sobrecoste.

Un ejemplo sencillo: un paquete de 50 euros enviado desde España, que antes llegaba sin coste arancelario, ahora deberá asumir una tarifa mínima de 80 dólares. Para el cliente estadounidense el precio percibido puede duplicarse, desincentivando así la compra. Para el emprendedor, absorber parte de ese coste reducirá sus márgenes a niveles insostenibles.

Recalcular la estrategia

La primera reacción de los vendedores será recalcular precios y márgenes. Muchos, que ya operaban con beneficios ajustados, se verán obligados a replantear su estrategia. Una alternativa será recurrir al envío de grandes lotes de productos directamente a los almacenes de las plataformas digitales (fulfillment) dentro de Estados Unidos para luego distribuir desde allí. Esta vía sortea el problema de los aranceles individuales, aunque implica asumir mayores costes iniciales de envío, almacenaje y logística.

Otra opción posible es diversificar mercados. Si Estados Unidos se encarece, la Unión Europea sigue siendo un espacio atractivo, con un mercado único y regulaciones comunes. América Latina también aparece como un destino natural, aunque con desafíos propios en materia de infraestructura y barreras normativas.

Sin embargo, el atractivo del mercado estadounidense es difícil de sustituir. Su tamaño y capacidad de consumo lo convierten en un objetivo irrenunciable para muchas pymes. La clave será profesionalizar la estrategia de entrada, planificar costes logísticos y fiscales con más detalle y asumir que el modelo de enviar un paquete barato directamente al cliente ha quedado atrás.

Más allá de los emprendedores individuales, la medida forma parte de la escalada comercial de Washington contra el resto del mundo. Al eliminar excepciones, incluso para socios cercanos, Estados Unidos refuerza su tendencia proteccionista y obliga a otros países a replantearse su relación comercial. La Unión Europea ya ha mostrado preocupación y estudia cómo responder, aunque Bruselas es reacia a entrar en una espiral arancelaria que perjudique todavía más a sus exportadores.

Adaptarse para mantenerse en el mercado

El creciente ecosistema de pymes digitales que exportan a Estados Unidos a través de Amazon y otras plataformas se juega mucho con esta nueva medida. Pero deberán ser los países de origen los que negocien con EE. UU. algún tipo de flexibilidad o mecanismo bilateral. De lo contrario, los emprendedores tendrán que asumir que vender en EE. UU. será a partir de ahora más caro y complejo.

La pregunta que muchos vendedores se hacen es si merece la pena seguir apostando por Amazon en Estados Unidos. La respuesta no es sencilla. A corto plazo, habrá un claro encarecimiento que afectará tanto a consumidores como a vendedores. Pero a medio plazo, quienes logren adaptarse y profesionalizar sus operaciones podrían encontrar menos competencia de pequeños actores internacionales, lo que abriría espacio para empresas mejor preparadas.

En definitiva, no es el final del negocio, pero sí el final de la improvisación. Vender en EE. UU. desde otros países exigirá más inversión, más planificación y más capacidad de adaptación a un sistema que ya no será tan sencillo ni barato como hasta ahora.

The Conversation

Armando Alvares Garcia Júnior no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Trump impone aranceles también a los envíos desde el extranjero: ¿seguirá siendo rentable vender por Amazon? – https://theconversation.com/trump-impone-aranceles-tambien-a-los-envios-desde-el-extranjero-seguira-siendo-rentable-vender-por-amazon-264231

La conversación docente: La paradoja del descanso y el olvido

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Eva Catalán, Editora de Educación, The Conversation

¿Qué le pasa al cerebro en vacaciones? Raushan_films/Shutterstock

¿Alguna vez se ha adentrado por un sendero de un bosque muy poco transitado, en el que zarzas, helechos y piedras cubren gran parte del camino, y a menudo no está uno seguro de cuál era la ruta original? Pues una sensación parecida tenemos muchos cuando volvemos de vacaciones, si el descanso ha sido lo suficientemente duradero y lo suficientemente profundo. Las redes neuronales que se habían establecido durante el curso (los senderos cotidianamente transitados) facilitando rutinas y conocimientos, de pronto están menos claras (se han llenado de maleza), y nos cuesta más acordarnos de cosas que hacíamos casi sin pensar antes del verano.

El símil del sendero en el bosque lo utiliza Raquel García-Gómez, experta en neuroeducación, para explicar por qué es tan frecuente que niños y niñas se olviden durante el verano de cosas que aprendieron el curso anterior, y que maestros y profesores se encuentren con que tienen que dedicar las primeras semanas del curso a repasar lo que parecía ya consolidado. Los aprendizajes recientes, si no se practican lo suficiente a lo largo del tiempo, pueden llegar a “disolverse” en la memoria. La buena noticia es que no cuesta tanto recuperarlos como aprenderlos de cero. Aún quedan señales de que por ahí había un sendero.

¿Se podría evitar este olvido veraniego? Sí. Con un repaso espaciado en el tiempo, durante las vacaciones. O con vacaciones más breves y repartidas a lo largo del año. Una posibilidad es el calendario académico continuo, que propone 45 días lectivos seguidos de 15 días de descanso.

La paradoja es que al cerebro también le hace falta descansar, y por eso es tan importante encontrar un equilibrio. Además de a este asunto, en los últimos meses hemos revisado las últimas evidencias sobre el papel de la ratio en el aprendizaje. Y más específicamente, las investigadoras Marta Casla y Ana Moreno, de la Universidad Autónoma de Madrid, han comprobado que, cuando hablamos de desarrollo del lenguaje en la etapa infantil, lo verdaderamente importante no es tanto la ratio como el tamaño total del grupo. Es decir, que los pequeños tienen más oportunidades de practicar expresión y escucha en grupos de menos de 10 estudiantes con un solo docente que en grupos de 16 estudiantes con dos docentes.

Nuestros expertos han propuesto maneras de usar la inteligencia artificial en el aula de manera útil y crítica; analizado por qué los niños suecos aprenden inglés mejor que los españoles; o cómo se puede aprender historia a los 3 años visitando museos. También hemos publicado artículos sobre lo que es la pedagogía sensible y lo que puede aportar a la educación física, y sobre la necesidad de enseñar programación “desenchufada”.

Sirva esta selección de temas para desbrozar un poquito ese sendero olvidado, y comenzar el curso con inspiración y evidencias científicas.

The Conversation

ref. La conversación docente: La paradoja del descanso y el olvido – https://theconversation.com/la-conversacion-docente-la-paradoja-del-descanso-y-el-olvido-264314

En Colombia no solo se hereda la guerra, también la paz

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Sergio Andrés Morales-Barreto, Coordinador académico y profesor del Departamento de Teoría Jurídica y de la Constitución de la Facultad de Estudios jurídicos, políticos e internacionales, Universidad de La Sabana

Centro histórico de Salento, en Colombia. mehdi33300/Shutterstock

Cuando se habla de violencia política, el mundo piensa en los Balcanes, Irlanda del Norte o Sudáfrica. Colombia comparte ese mismo destino: un país atravesado por guerras internas que se prolongaron durante más de medio siglo y que aún hoy continúan en formas distintas. El país ha sufrido distintas formas de violencia que se superponen, se transforman y resurgen.

Sin embargo, a pesar de tanta sangre derramada, Colombia permanece unida, aferrada a su democracia y a la idea de que siempre hay un mañana.

De La Violencia a las guerrillas

El primer gran ciclo comenzó en los años cuarenta y cincuenta, con la violencia bipartidista entre liberales y conservadores, conocida como La Violencia. Lo que empezó como rivalidad política se transformó en una guerra civil no declarada que dejó más de 200 000 muertos. Familias enteras fueron arrasadas por identificarse con el color del partido que para otro era el equivocado. En ese contexto, nació una memoria de odio cruzado, en la que ser de izquierda o de derecha podía costar la vida.

De esos escombros surgieron guerrillas marxistas en los años sesenta como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL), que se proclamaban herederas de las luchas campesinas y de la Revolución cubana. Durante décadas, controlaron territorios enteros, impusieron su ley en regiones olvidadas por el Estado y financiaron su lucha a través del secuestro, la extorsión y, más tarde, el narcotráfico.

Paramilitares y narcotráfico

La otra cara del espejo llegó en los ochenta con el auge del narcotráfico y los grupos paramilitares. Mientras las guerrillas decían luchar por un cambio social, los paramilitares se presentaban como defensores del orden frente a la “amenaza comunista”. En la práctica, ambos bandos terminaron reproduciendo lógicas similares, controlando territorios, reprimiendo a civiles y aliándose con economías ilegales. La violencia contra líderes sociales, sindicalistas y campesinos se volvió cotidiana y, hasta nuestros días, parte de los titulares.

Tristemente, Colombia se convirtió en un laboratorio de horrores: bombas en ciudades, masacres rurales, magnicidios de candidatos presidenciales, persecuciones a periodistas… El dramaturgo griego Esquilo escribió que “la verdad es la primera víctima”, y en Colombia la verdad fue mutilada tantas veces como las comunidades que quedaron en silencio.

Las disidencias y el posacuerdo

En 2016, el Acuerdo de Paz con las FARC fue leído de maneras opuestas. Para algunos significó la firma de un verdadero pacto de paz, mientras que para otros apenas un armisticio frágil que no resolvía las raíces del conflicto. Lo cierto es que, más allá de esas posturas, el país vivió la ilusión de cerrar un ciclo para concentrarse en otros problemas urgentes, como la desigualdad, la reconstrucción de comunidades golpeadas por la violencia y la tarea pendiente de reconectar con los pueblos que durante décadas sintieron la ausencia del Estado.

Hombres y mujeres vestidos de blanco en un escenario firman un acuerdo ante gente que les observa desde el público.
Firma de la Paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC.
Gobierno de Chile/Flickr, CC BY

Sin embargo, como nos ha mostrado la historia universal de las guerras –desde la Rusia postsoviética hasta el posconflicto de los Balcanes, pasando por Irlanda del Norte y el Proceso de Paz de Viernes Santo o los intentos de reconciliación en España tras la violencia de ETA–, los acuerdos no borran las lógicas de violencia de un día a otro.

Hoy, en Colombia persisten disidencias de las FARC, el Clan del Golfo, el ELN aún activo y múltiples grupos locales que se disputan rentas ilegales. Son, en muchos sentidos, hijos de un conflicto que muta pero nunca desaparece del todo.

Violencias cruzadas: derecha e izquierda

La historia colombiana también enseña que la violencia no es patrimonio exclusivo de un sector ideológico. La izquierda armada justificó décadas de secuestros y atentados en nombre de la revolución. La derecha armada organizó masacres y desplazamientos bajo la bandera del anticomunismo. Y el narcotráfico, que no tiene color político, corrompió a unos y a otros.




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Estas violencias cruzadas no son ajenas al mundo. En la Europa del siglo XX, la derecha fascista y la izquierda estalinista practicaron sus propios regímenes del terror. En América Latina, dictaduras militares y guerrillas urbanas reprodujeron ciclos similares. George Orwell, en Homenaje a Cataluña, ya había descrito que las luchas fratricidas terminan devorando a quienes dicen combatir por un ideal.

La memoria y la unidad

Frente a tanto dolor, surge una pregunta inevitable: ¿qué mantiene unida a Colombia? La respuesta está en la vida cotidiana.

A pesar de la guerra, las elecciones nunca dejaron de celebrarse. De hecho, en 2026 tendrán lugar las presidenciales y, en caso de presentarse una segunda vuelta electoral, esta se cruzará con el mundial de fútbol que tendrá lugar en Estados Unidos, Canadá y México. Ese deporte, que para muchos es casi una religión civil, se convierte en un recordatorio de que hay símbolos compartidos capaces de superar las divisiones.

Pero no es solo el fútbol. La música, la gastronomía y la literatura colombiana han convertido la tragedia en relato universal. La cultura sigue floreciendo y el país resiste en medio de la adversidad. Gabriel García Márquez, narrador de estas tragedias, decía que “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

La Comisión de la Verdad establecida para investigar el conflicto armado tras el acuerdo de paz recogió miles de testimonios que muestran cómo, en medio de la barbarie, los colombianos nunca dejaron de reinventar formas de solidaridad y convivencia.

Los herederos de la paz

Colombia no es un mapa de disidencias, organizaciones armadas y conflictos; es un país que insiste en seguir siendo una democracia en medio de la tormenta. La guerra ha dejado cicatrices pero no ha logrado borrar la idea de comunidad. Esa resiliencia coloca a Colombia en un lugar singular en el mundo, el de un pueblo que ha sufrido la violencia de derechas e izquierdas, de guerrillas, paramilitares y represión estatal, y que aún así se reconoce bajo una misma bandera.

Los herederos de la guerra existen, pero también las generaciones que apostamos por no repetir la historia. Al final, lo que define a Colombia no es la guerra que heredamos, sino la paz que decidimos construir.

The Conversation

Sergio Andrés Morales-Barreto no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. En Colombia no solo se hereda la guerra, también la paz – https://theconversation.com/en-colombia-no-solo-se-hereda-la-guerra-tambien-la-paz-264187