Más que un juego: el ‘tikitaka’ del Barça y de España crea marca global y atrae turismo e inversión

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Nahuel Ivan Faedo, Assistant Professor, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya

Varios jugadores del FC Barcelona celebran un gol de Leo Messi (tercero por la izquierda) durante el partido de Supercopa que enfrentó al equipo catalán con el Real Madrid el 17 de agosto de 2011. Natursports/Shutterstock

En el verano de 2010, millones de personas festejaron en las calles la victoria del primer mundial de la selección española. Aquel triunfo, basado en un juego de posesión y toque corto, fue más que un simple hito deportivo: supuso la consagración a nivel internacional de un estilo creado en el FC Barcelona con Johan Cruyff, perfeccionado por Pep Guardiola y aplicado por Vicente del Bosque a la selección de España con un éxito sin antecedentes.

Ese mismo estilo, llamado “tikitaka” de manera popular, no solo dejó su huella en el campo de juego, sino que cambió la manera en que el mundo ve a España y a Cataluña. A través de lo que en nuestra nueva investigación llamamos playstyle branding, el fútbol de posesión se convirtió en una herramienta cultural y de proyección internacional.

De Cruyff a Guardiola: la filosofía que define un estilo

El FC Barcelona siempre ha sido més que un club: un símbolo de identidad catalana y de valores como creatividad, disciplina y colaboración. Esta identidad se fue forjando a través del tiempo. Johan Cruyff, llegado en 1988, incorporó conceptos del “futbol total” holandés, priorizando el control del balón y el trabajo en equipo. Como explica Joan Vilà, exentrenador de categorías inferiores del Barça y conocedor de la cantera del club, más conocida como La Masia: “El énfasis en el control del balón, el movimiento y el pase no solo promueve habilidades técnicas, también transmite principios de responsabilidad y trabajo en equipo”.

Pep Guardiola consolidó este enfoque entre 2008 y 2012, logrando victorias históricas como el sextete de 2009. Su influencia no se quedó en el Barça: la selección española adoptó este estilo, gracias a jugadores formados en La Masia como Xavi, Iniesta, Piqué y Busquets, lo que permitió dominar el fútbol internacional durante esos años.

Nuestra investigación, basada en entrevistas con entrenadores, exjugadores y periodistas, confirma que este estilo no solo define cómo se juega, sino que también moldea la identidad del club y de la selección, reflejando valores y principios compartidos. Según Joan Capdevila, campeón del mundo en 2010: “El éxito de la selección se basó en un estilo incorporado desde las categorías juveniles; los jugadores ya estaban preparados cuando llegaron al primer equipo”.

Más que táctica: valores y cultura en el césped

La Masia forma técnicamente, pero también social y personalmente. Joan Vilà señala: “Se enseña fútbol, pero también a ser personas conscientes de su entorno. Así se forma un estilo que trasciende el campo”. Este enfoque genera cohesión social. Aficionados y comunidades se reconocen en el juego, fortaleciendo la identidad colectiva y el orgullo regional y nacional.

Más allá de la táctica, el fútbol de posesión y toque dio pie a un lenguaje propio, donde términos como “jugar” y “disfrutar” sustituyen a “atacar” o “defender”. En La Masia, este vocabulario refleja una visión del fútbol como arte y colaboración, y no solo como competencia.

Fútbol y proyección internacional: playstyle branding

Un ejemplo claro de cómo el estilo de juego ha proyectado la imagen de Cataluña es la colaboración entre el FC Barcelona y la Agencia Catalana de Turismo. Este acuerdo busca consolidar la simbiosis entre el club y la región, utilizando la proyección internacional del Barça para promover Cataluña como destino turístico. La identidad y los valores del club se alinean con los de la región, reforzando su imagen global.

Vídeo de la campaña Feel the colours protagonizado por Aitana Bonmatí, ganadora de las tres últimas ediciones del Balón de Oro.

Es importante destacar que la selección española elevó la reputación del país a través del fútbol. Los triunfos, especialmente los de la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010, junto con el de la Eurocopa de 2012, consolidaron la imagen de España como nación estratégica e innovadora, reforzando la marca país y fomentando turismo e inversión. José Sámano, exeditor de El País, recuerda: “Antes, la selección era ‘La Furia’. Tras 2008, España pasó a ser reconocida por su identidad futbolística clara”.

De la Barcelona Olímpica a la Barçamanía

Barcelona pasó de ser la “ciudad olímpica” de 1992 a consolidarse como “la ciudad del fútbol creativo”. La identidad del Barça contribuyó a posicionar a la capital catalana como un centro global de innovación y excelencia, lo que tuvo un impacto directo en su imagen turística y empresarial.

Este modelo trascendió fronteras. Academias y equipos de países como Alemania, Inglaterra o incluso India (donde emigraron al final de su carrera diversos jugadores de LaLiga) adoptaron principios del juego de posesión, integrando valores de colaboración y pensamiento estratégico en sus metodologías.

La paradoja es evidente. Un estilo nacido del orgullo catalán terminó definiendo la identidad futbolística de toda España, uniendo bajo una misma filosofía a jugadores y aficionados de distintas regiones. Este modelo de juego no solo transformó la selección nacional, sino que también impulsó la exportación del talento futbolístico español.

Desde la primera década del siglo XXI, la presencia de jugadores españoles en ligas extranjeras ha crecido de forma notable. En la temporada 2025, por ejemplo, 22 internacionales españoles juegan fuera de LaLiga, con especial presencia en la Premier League inglesa.

Conexión euromediterránea

El “tikitaka” ha dejado una huella cultural en Cataluña y España, reflejando valores como creatividad, inteligencia colectiva y trabajo en equipo. Según Jonathan Giráldez, exentrenador del Barça Femení, este estilo habla un mismo idioma, proyectando esos principios en la imagen de Barcelona, Cataluña y España.

La identidad futbolística española encuentra resonancia en iniciativas diplomáticas como Casa Mediterráneo, creada en 2009 por el Gobierno español para fortalecer las relaciones con los países de la región euromediterránea en ámbitos culturales, económicos, científicos y de innovación sostenible. La filosofía del fútbol español coincide en valores con los principios promovidos por esta institución, mostrando cómo el deporte y la cultura pueden dialogar y reforzarse mutuamente.

Hoy, el concepto de playstyle branding nos permite entender el fútbol no solo como un espectáculo deportivo, sino como una forma de diplomacia cultural. El “fútbol total” holandés o el Jogo Bonito brasileño reflejan identidades nacionales, mientras que el “fútbol de posesión” representa la mentalidad mediterránea: colectiva, estratégica y creativa.

Más allá de los trofeos, la grandeza del estilo está en su capacidad de unir comunidades, generar orgullo colectivo y cambiar la percepción internacional de un país. La Masia del FC Barcelona sigue siendo el epicentro de esta filosofía, y su influencia se extiende a jugadores, entrenadores y aficionados de todo el planeta.

El fútbol demuestra así que puede ser mucho más que un juego: es una plataforma para expresar valores, proyectar cultura y construir reputación. La filosofía de Cruyff, Guardiola y sus discípulos sigue viva cada vez que un equipo adopta la posesión y el toque como bandera, recordándonos que un estilo de juego puede realmente trascender el campo y dejar una marca imborrable en la sociedad y el mundo.

El popularmente llamado “tikitaka” no solo cambió el fútbol. También ha contribuido a proyectar una imagen internacional de España con acento mediterráneo y a reforzar su identidad cultural y diplomática.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

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Nos faltan nutrientes, nos sobran tóxicos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Marta López Alonso, Professor of Animal Pathology, Universidade de Santiago de Compostela

Las nueces de Brasil son ricas en selenio, un mineral esencial en pequeñas cantidades. Peter Hermes Furian/Shutterstock

A veces bromeo diciendo que mis mascotas están mejor alimentadas que mis hijos. Y no es porque no lo intente: simplemente, los niños rechazan verduras, pescado o legumbres, mientras que un perro nunca protesta ante un pienso perfectamente formulado con las vitaminas y minerales que necesita. El resultado se ve a simple vista: un pelo sano e hiperbrillante, energía y buena salud.

La comparación puede sonar exagerada, pero refleja un hecho: en nutrición, los productos destinados a los animales –ya sean de granja o de compañía– son más completos que los dirigidos a las personas.

Los pequeños grandes protagonistas del metabolismo

Los llamados microminerales o elementos traza –como hierro, zinc, cobre, selenio, yodo o manganeso– son imprescindibles para la vida. Aunque los necesitamos en cantidades diminutas, participan en cientos de reacciones metabólicas. El hierro transporta oxígeno en la sangre, el zinc y el cobre forman parte de enzimas que protegen frente al estrés oxidativo, el yodo es esencial para la función tiroidea y el selenio contribuye al buen funcionamiento del sistema inmune.

Cuando faltan estos nutrientes, aunque sea de forma leve, el organismo lo nota: aumenta la fatiga, bajan las defensas y se favorece la aparición de enfermedades crónicas, incluido el cáncer.

La Organización Mundial de la Salud estima que más de 2 000 millones de personas sufren deficiencia de algún micronutriente. No hablamos de hambre visible, sino de lo que se llama “hambre oculta”: hay comida en el plato, pero faltan esos ingredientes invisibles que garantizan un desarrollo sano y un envejecimiento saludable.

Lo que sobra también daña

A este problema se suma la exposición a elementos tóxicos como arsénico, plomo, mercurio y cadmio. Entramos en contacto con ellos a través de ciertos alimentos o del entorno. Aunque las cantidades sean pequeñas, se acumulan en el organismo y afectan al sistema nervioso, la fertilidad o aumentan el riesgo de cáncer.

El gran reto es que tanto las carencias de minerales esenciales como la exposición a tóxicos suelen pasar inadvertidas. No dan señales evidentes hasta que el problema ya es serio.

Un problema global con distintas caras

La falta de micronutrientes es un problema universal, pero no se manifiesta igual en todos los rincones del planeta. En los países de ingresos bajos, las carencias suelen deberse a una dieta basada casi exclusivamente en cereales o tubérculos y a la escasa disponibilidad de alimentos de origen animal ricos en hierro, zinc y selenio. Allí, deficiencias combinadas de hierro, zinc y yodo afectan a millones de niños y mujeres, con graves consecuencias sobre el desarrollo físico y cognitivo.

En los países de ingresos medios conviven dos realidades opuestas. Mientras en las zonas rurales persisten las carencias por falta de acceso a alimentos variados, en las grandes ciudades aparecen deficiencias “ocultas” ligadas a dietas ultraprocesadas y a un consumo excesivo de calorías, pero pobre en micronutrientes.

En cambio, en las sociedades más desarrolladas los déficits suelen ser más sutiles. No se trata de hambre visible, sino de carencias subclínicas asociadas al envejecimiento y a dietas veganas o con un bajo consumo de carne y pescado mal planificadas.

En Europa, por ejemplo, se han descrito niveles bajos de
selenio y yodo en varios países del norte y centro del continente, vinculados a suelos pobres en estos elementos.

A la vez, la exposición a metales tóxicos como mercurio o cadmio sigue siendo una preocupación, sobre todo por el consumo de ciertos pescados o por el tabaquismo.

Esta diversidad de causas refleja que el “hambre oculta” adopta múltiples formas y que garantizar un aporte equilibrado de minerales esenciales es un desafío global que no distingue fronteras ni niveles de renta.

Nutrición de precisión para animales

En veterinaria, sin embargo, llevamos tiempo adelantados en este terreno. No solo ocurre con nuestras mascotas. En vacas lecheras, por ejemplo, se analiza el suero –la parte líquida de la sangre– de forma rutinaria para ajustar la dieta y prevenir deficiencias que afectarían tanto a la salud del animal como a la producción de leche.

En caballos, cerdos o aves de corral sucede lo mismo: la nutrición se ajusta con precisión para evitar problemas y optimizar resultados.

En medicina humana seguimos basándonos sobre todo en encuestas de dieta y recomendaciones generales, ya que no existen valores de referencia universalmente aceptados. Se calcula cuánto hierro, zinc o yodo debería tomar la media de la población y, a partir de ahí, se diseñan guías nutricionales.

Este enfoque resulta útil para orientar políticas de salud pública, pero tiene limitaciones claras: no refleja la situación individual. Una persona puede estar en riesgo de déficit aunque cumpla las recomendaciones teóricas, o puede estar acumulando tóxicos sin saberlo.

La paradoja es evidente: si cuidamos tanto la dieta de una vaca o de un perro, ¿por qué no aplicamos los mismos principios a nuestra propia salud?

El suero: una ventana a la nutrición

La buena noticia es que tenemos una herramienta sencilla para dar el salto a la nutrición personalizada: el análisis de suero.

El suero permite medir de una sola vez tanto minerales esenciales como tóxicos. Igual que hoy recibimos valores de colesterol o glucosa en una analítica rutinaria, podríamos saber si nos falta zinc o selenio, o si estamos acumulando plomo o cadmio.

Las tecnologías de análisis actuales hacen posible obtener estos perfiles de forma rápida, precisa y a partir de una pequeña muestra. Esto abre la puerta a programas de salud pública más eficaces, que no se basen solo en estimaciones dietéticas, y a una nutrición realmente personalizada.

¿Cuidamos más a las vacas?

Si sabemos que una vaca con déficit de selenio produce menos leche y es menos fértil, actuamos enseguida para corregirlo. Si un perro necesita zinc para mantener el pelo brillante, se lo damos sin dudar. ¿Por qué no hacemos lo mismo con los humanos?

La nutrición de precisión no debería estar limitada a los animales de granja o de nuestras mascotas. También puede y debe aplicarse a la salud humana. Una simple analítica de suero podría ayudarnos a vivir más sanos, prevenir enfermedades y envejecer con mejor calidad de vida.

Quizás sea el momento de aprender de lo que la veterinaria lleva años haciendo bien: cuidar la nutrición hasta el último detalle.

The Conversation

Recibo financiación de proyectos de investigación competitivos financiados con fondos públicos nacionales y europeos, no directamente relacionados con el contenido de este artículo.

ref. Nos faltan nutrientes, nos sobran tóxicos – https://theconversation.com/nos-faltan-nutrientes-nos-sobran-toxicos-266279

Antibióticos en el agua subterránea: cómo frenar este contaminante emergente

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Josep Mas-Pla, Catedrático de Hidrogeología. Universitat de Girona / Investigador Senior, Institut Català de Recerca de l’Aigua., Universitat de Girona

La contaminación de las aguas con restos de antibióticos es un motivo de preocupación en el ámbito de la salud humana y medioambiental. Josep Mas-Pla.

No se trata de una alarma nueva, sino de una evidencia científica cada vez más consolidada. Hace años que se detecta su huella, pero lo que preocupa actualmente es la magnitud de la presencia de antibióticos en las aguas subterráneas.

Las aguas subterráneas son un recurso esencial y constituyen la principal fuente de abastecimiento urbano y agrícola. Las necesitamos para mantener caudales ecológicos y garantizar la continuidad de los cursos fluviales. Además, actúan como reservorio estratégico frente a sequías y presiones climáticas crecientes.

Si a este rol central le sumamos la presencia de residuos de antibióticos, el escenario se complica. La preocupación frente a estos compuestos es doble: por un lado, el riesgo potencial derivado de la ingesta de agua, y por otro, el hecho de que permanecen en el medio ambiente, donde pueden generar impactos sobre los organismos y ecosistemas.

Consecuencias en el medio natural

Los antibióticos, medicamentos fundamentales en el tratamiento de infecciones bacterianas, se engloban dentro del grupo de contaminantes emergentes, que incluye fármacos de uso humano y veterinario, productos de cuidado personal, pesticidas y aditivos industriales.

En el caso de los antibióticos, el riesgo se multiplica: no solo pueden generar efectos adversos en el medio ambiente en determinadas condiciones, sino que contribuyen a la diseminación de resistencias antimicrobianas, consideradas como una de las mayores amenazas para la salud global, según la OMS. Incluso en bajas concentraciones ejercen presión selectiva sobre las bacterias, con lo que favorecen la persistencia de cepas resistentes.

¿De dónde provienen?

Numerosos estudios confirman la presencia de antibióticos en aguas subterráneas de diferentes procedencias y profundidades. Se han identificado diferentes grupos, como las sulfamidas, fluoroquinolonas, macrólidos y tetraciclinas, entre otros. La lista no es definitiva, ya que la detección depende de las fuentes de contaminación, del grado de degradación de los compuestos y de las técnicas analíticas empleadas.

Las principales fuentes de entrada al medio son las aguas residuales urbanas, incluso tras su depuración, que aportan la carga consumida por la ciudadanía y la aplicación de purines como fertilizantes en la agricultura, donde se concentran los antibióticos de uso veterinario administrados al ganado.

La entrada al subsuelo depende de la interacción entre ríos y acuíferos, de la distribución de fertilización según cultivos y de las características hidrogeológicas de cada sistema. Sus concentraciones, además, fluctúan en el tiempo en función de la estacionalidad, las lluvias, la presión agrícola o la intensidad del consumo humano y veterinario.

El transporte subterráneo de antibióticos añade más incertidumbre, dado que es de tipo reactivo; es decir, los compuestos interactúan con el medio, se adsorben en el substrato poroso que forma el acuífero, se degradan por procesos químicos o microbiológicos y generan metabolitos intermedios que pueden ser aún más tóxicos.

Esta dinámica hace que cada contaminante y cada acuífero interaccionen de forma distinta, lo que complica cualquier predicción sobre su presencia.

Un mosaico de posibilidades

Mientras tanto, la legislación avanza lentamente. La Unión Europea ha incorporado algunos antibióticos en listas de vigilancia que fomentan la monitorización de determinados contaminantes emergentes en el medio hídrico.

Sin embargo, estas iniciativas se enfocan únicamente en aguas superficiales. Además, todavía no existe un marco normativo sólido que establezca límites claros y protocolos sistemáticos tanto para aguas superficiales como para las subterráneas.

Esta ausencia dificulta comparar resultados entre estudios y adoptar medidas correctoras. De ahí la necesidad de investigaciones de campo a escala regional, que describan la migración de contaminantes en condiciones reales, evalúen procesos de transporte y distribución temporal y permitan medir su impacto real.

A la falta de conocimiento del problema, se añade la complejidad en su gestión. En el caso del consumo humano, las primeras evidencias demuestran que cada pozo presenta características particulares. La idiosincrasia hidrogeológica de cada captación determina su vulnerabilidad: la distancia a fuentes de contaminación, la geología del entorno y el régimen de explotación hacen que en un mismo acuífero las concentraciones de antibióticos varíen entre pozos.

No basta con criterios generales: se necesitan controles específicos, sobre todo, en captaciones de abastecimiento. La preocupación no debe limitarse al agua de consumo, aunque sea la prioridad, sino extenderse también al medio natural, donde los antibióticos alteran comunidades microbianas y organismos esenciales para el equilibrio ecológico.

Necesitamos seguimiento urgente

Los expertos coinciden en que la gestión pasa por reforzar la monitorización, aunque no existan regulaciones explícitas para todos los compuestos. Un modelo razonable consistiría en establecer un sistema mixto: por un lado, un screening general anual que permita detectar una amplia gama de compuestos emergentes; por otro, campañas específicas más frecuentes, cada cuatro meses, centradas en los antibióticos más habituales, o por criterios de toxicidad, y destinadas a monitorizar el medio hidrogeológico per se.

Este enfoque reconoce que no siempre se detectan los mismos compuestos y que los patrones de presencia cambian según el año, el territorio o la presión de uso. Así se ha observado en campañas de muestreo continuado en acuíferos del Baix Fluvià, Baix Ter y Onyar, en Cataluña, entre otros.

La gestión de los contaminantes emergentes en aguas subterráneas, ilustrada aquí con el caso de los antibióticos, se perfila como un reto obligado para el próximo sexenio de aplicación de la Directiva Marco del Agua.

Garantizar agua segura para la población y proteger la integridad de los ecosistemas subterráneos es esencial para frenar la expansión de resistencias que comprometen la eficacia futura de estos fármacos.

The Conversation

Este articula se enmarca en el proyecto de investigación EC-FATE financiado per Programa estatal de I+D+I Proyectos de Generación de Conocimiento 2022, PID2022-139911OB-C42.

Meritxell Gros Calvo y Nonito Ros Berja no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.

ref. Antibióticos en el agua subterránea: cómo frenar este contaminante emergente – https://theconversation.com/antibioticos-en-el-agua-subterranea-como-frenar-este-contaminante-emergente-265497

Robots que inventan nuevos materiales

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Manuel Torralba, Catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid, IMDEA MATERIALES

TUM2282/Shutterstock

¿Qué pinta la inteligencia artificial en una fábrica de materiales? ¿Cómo puede ayudar a elegir la mejor combinación de ingredientes para lograr determinadas propiedades para los fines más diversos? Resulta que está siendo fundamental para poder digerir los cientos de miles de posibles combinaciones químicas existentes a la hora de formar una aleación o un compuesto cerámico o polimérico, entre cientos de posibles vías de fabricación.

La entrada en la ecuación de los nuevos criterios de sostenibilidad que nos empujan a fabricar sin emitir CO₂ y sin utilizar materias primas esenciales (críticas o estratégicas) hace que las combinaciones posibles entre materias primas, técnicas de fabricación y las variables que restringen tanto materiales como procesos sean casi infinitas.

Brazo robótico transportando probetas para ensayar en el laboratorio de IMDEA Materiales en Madrid.
Andrew Johnston / IMDEA Materiales

Cómo nos ayudan los algoritmos

Asimismo, poseemos hoy técnicas de caracterización de materiales, desde la escala atómica hasta la escala macro, lo que nos permite conocer muy bien los materiales, sus defectos y las causas que pueden originarlos. Este conocimiento nos abre aun más el abanico de parámetros que podemos considerar a la hora de diseñar un nuevo material.

Esto sería humanamente imposible de gestionar, si no fuera por los algoritmos de simulación que juegan con variables casi infinitas y son capaces de proponernos y probar combinaciones a medida.

Para hacer esto, necesitamos una potencia de calculo enorme, que hoy en día está a nuestro alcance gracias a sistemas de procesado avanzados que nos permiten hacer cálculos complejos en tiempos reducidos. Y esto mejorará aun más cuando los ordenadores cuánticos sean una realidad en el mercado. Hoy en día, con un portátil de gama media, podemos hacer cálculos equivalentes a los que hace media docena de años requerían de un “cluster” de muchos procesadores.

Cómo crear datos útiles

Pero todo esto tiene un punto débil: la necesidad de datos. Los algoritmos de IA necesitan de miles de datos fiables para poder alimentar sus rutinas de cálculo y ofrecernos soluciones viables. Estos provienen de bases de datos abiertas de proyectos de investigación (la Unión Europea está obligando a que en todos los proyectos que financia haya una gestión de datos que permita el acceso libre), prontuarios técnicos, publicaciones científicas…

Sin embargo, no son suficientes. Para generar datos abundantes y fiables, tenemos que recurrir a lo que se llama técnicas de fabricación y caracterización de alto rendimiento. Con ellas, podemos producir datos que estén de alguna manera vinculados a los métodos de fabricación de nuestro diseño y al perfil de propiedades que esperamos de nuestro futuro material.

Hoy en día, existen técnicas que nos permiten fabricar librerías de aleaciones en muy poco tiempo, con cientos de composiciones distintas. Y técnicas de caracterización que, con un pequeño ensayo, aportan información vinculada con varias características del material. Estos datos, con propiedades concretas y métodos de fabricación determinados, son de altísimo valor para entrenar a las herramientas de IA.

Laboratorios sin presencia humana

Además, podemos dar una vuelta de tuerca, si estas técnicas de alto rendimiento las manipulan robots, que permitirían trabajar 24×7. Ya existen laboratorios robotizados, donde en una estación de trabajo se fabrica el material y, en otras, se ensayan sus distintas propiedades, con autómatas a cargo de todos los procesos. Los resultados se almacenan para entrenar las herramientas de IA.

En el Instituto IMDEA Materiales (Madrid), existe un Robotlab donde se fabrican nanocompuestos poliméricos y se ensayan sus propiedades mecánicas y su posible degradación, sin que exista la participación de ningún ser humano.

No es el primer laboratorio donde se ha desarrollado está idea. Existen otras iniciativas, pero siempre vinculadas al descubrimiento de pequeñas moléculas o la síntesis de materiales a base de líquidos. O, en el caso de la industria farmacéutica, al desarrollo de nuevos medicamentos.

Brazo robótico transportando probetas para ensayar en el RobotLab de IMDEA Materiales en Madrid.
Andrew Johnston / IMDEA Materiales.

Fabricar materiales a la velocidad del rayo

Google ha creado una herramienta llamada GNoMe que puede elaborar cientos de miles de recetas de nuevos compuestos estables con propiedades para ser utilizados en el desarrollo de supercomputadores o nuevas generaciones de baterías.

Su base de datos ofrece casi 400 000 nuevos materiales con potencial suficiente para ser fabricados y ensayados, tal y como recoge un artículo publicado en Nature en 2023.

En un trabajo posterior, también recogido en Nature, los investigadores presentan el llamado laboratorio A-lab, donde de manera totalmente robotizada se sintetizan estos materiales (a un ritmo de 41 composiciones en 17 días) y se comprueba su estructura cristalina por difracción de rayos X.

En la actualidad, en IMDEA Materiales, estamos desarrollando otro laboratorio robotizado de biomateriales para la ingeniería de tejidos. Según el doctor Maciej Haranczyk, responsable del equipo, permitirá que “el trabajo experimental de una tesis doctoral que se desarrollaría en más de tres años, se pueda llegar a hacer en menos de una semana”.

¿El fin del trabajo humano?

A muchas personas les preocupa que todo esto acabe con la necesidad de contar con los seres humanos, un debate que se remonta a la revolución industrial. La máquina de vapor iba a ser la causante del desempleo de una gran parte de la población. Después la causa iba a ser la automatización, después la robotización, ahora la inteligencia artificial.

Sin embargo, los países con mayor implementación de la robotización son los que tienen una tasa de desempleo más baja, según datos del Instituto de Ingeniería de España.

The Conversation

José Manuel Torralba no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Robots que inventan nuevos materiales – https://theconversation.com/robots-que-inventan-nuevos-materiales-266387

La oratoria monótona del dictador: así construyó Franco un autoritarismo sin carisma

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Susana Ridao Rodrigo, Profesora catedrática en el Área de Lengua Española (UAL), Universidad de Almería

Mensaje de fin de año de Francisco Franco en Televisión Española (1961). RTVE

Francisco Franco Bahamonde (1892–1975) fue el jefe del Estado español desde el final de la Guerra Civil (1936–1939) hasta su muerte. El régimen franquista instauró una dictadura autoritaria, que suprimió las libertades políticas y estableció un control férreo sobre la sociedad. Durante casi cuarenta años, su liderazgo moldeó profundamente la vida política, económica y cultural de España, cuya duradera huella a menudo ha sido y sigue siendo objeto de polémica.

Pero desde el punto de vista comunicativo, ¿se puede decir que Franco era un gran orador o no tanto? Depende de cómo definamos “gran orador”. Si se entiende la oratoria como la capacidad de emocionar, persuadir o movilizar a través de la palabra –en la línea de Churchill o De Gaulle–, Franco no lo fue. Sin embargo, si se analiza su comunicación desde la eficacia política y simbólica, su estilo cumplió la función específica de proyectar autoridad, distancia y control.

Su oratoria no pretendía seducir al público, sino legitimar el poder y reforzar una imagen de estabilidad jerárquica. En ese sentido, Franco desarrolló un tipo de comunicación que podríamos denominar “discurso del mando”, caracterizado por la baja expresividad y la rigidez formal, pero que encajaba con la cultura política autoritaria del franquismo.

En la dimensión verbal, Franco se apoyaba en un registro arcaico y protocolario. Su léxico era limitado, con abundancia de fórmulas rituales (“españoles todos”, “glorioso Ejército”, “Dios mediante”) que funcionaban como marcadores ideológicos más que como elementos informativos.

Desde la perspectiva del análisis del discurso, su sintaxis tendía a la subordinación excesiva, lo que generaba frases largas, monótonas y poco dinámicas. Se observa también una preferencia por el modo pasivo y las construcciones impersonales, que diluyen la responsabilidad del emisor: “se ha dispuesto”, “se considera oportuno”, “ha sido preciso”.

Esta elección verbal no es neutra; constituye un mecanismo de despersonalización del poder, en el que la figura del líder se presenta como encarnación del Estado, no como individuo que toma decisiones. Por tanto, en lo verbal, Franco se comunica más como institución que como persona.

Comunicación paraverbal: voz, ritmo y entonación

Es el aspecto más característico de su comunicación. Franco poseía una entonación monótona, con escasa variación melódica. Desde la prosodia, se podría decir que su discurso presentaba un patrón descendente constante: empezaba una frase con cierta energía y la iba apagando hacia el final, lo que transmitía una sensación de lentitud y autoridad inamovible.

El ritmo era pausado, casi litúrgico, con abundantes silencios. Esta lentitud no era casual: en el contexto político de la dictadura contribuía a la ritualización del discurso. La palabra del caudillo no debía ser espontánea, sino solemne, casi sagrada.

Su timbre nasal y su articulación cerrada dificultaban la expresividad emocional, pero reforzaban la distancia. Paradójicamente, esa falta de calidez vocal servía a la función propagandística. El líder no era un orador carismático, sino un ente de autoridad, una voz que emanaba del poder mismo. En esencia, su voz construía un “ethos de mando”: rígido, frío y controlado.

Autocontrol emocional

Su comunicación no verbal era extremadamente controlada. Franco evitaba los gestos amplios, los desplazamientos o las expresiones faciales marcadas. Predominaba una kinésica mínima; es decir, un lenguaje corporal reducido al mínimo necesario.

Cuando hablaba en público, mantenía una postura rígida, con los brazos pegados al cuerpo o apoyados en el atril, sin movimientos superfluos. Este control corporal reforzaba la idea de disciplina militar y autocontrol emocional, dos valores esenciales en su representación del liderazgo.

Su mirada tendía a ser fija, sin buscar el contacto visual directo con el auditorio. Esto podría interpretarse como una carencia comunicativa desde la perspectiva actual, si bien en el contexto de un régimen autoritario se traducía en distancia simbólica: el líder no se rebajaba al nivel de los oyentes. Incluso su indumentaria –el uniforme, la boina o la insignia– formaba parte de su comunicación no verbal, pues se trata de elementos que transmitían permanencia, continuidad y legitimidad histórica.

Carisma sobrio de posguerra

El carisma no es un atributo absoluto, sino un constructo social. Franco no lo tenía desde el punto de vista emocional, como Hitler o Mussolini, pero sí poseía un carisma de tipo burocrático y paternalista. Su poder brotaba de la resignificación del silencio y la austeridad, pues en un país devastado por la guerra, su estilo sobrio se interpretaba como sinónimo de orden y previsibilidad. Por tanto, su “anticarisma” acabó siendo, en cierto modo, una forma de carisma adaptada al contexto español de posguerra.

Desde la teoría de la comunicación, ¿qué impacto tenía ese estilo en la recepción del mensaje? El discurso de Franco se enmarcaba en lo que podríamos llamar un modelo unidireccional de comunicación política. No existía retroalimentación: el receptor no podía responder ni cuestionar. Por ello, el objetivo no era persuadir, sino imponer significado.

Aplicando la teoría de la comunicación del lingüista Roman Jakobson, su función dominante era la conativa (ordenar, instruir; en definitiva, influir) y la fáctica (mantener el canal simbólico del poder), más que la referencial. Es decir, importaba más el acto de hablar que el contenido del mensaje. Este estilo generaba un fenómeno de disonancia cognitiva en algunos receptores: la frialdad del tono contrastaba con la solemnidad del contenido, lo que obligaba al público a reinterpretar el discurso desde la obediencia simbólica más que desde la emoción o la identificación.

Anacrónico ante la cámara

Su oratoria fue evolucionando en el tiempo solo en apariencia. En las décadas de 1950 y 1960, con el aperturismo del régimen, se percibe un ligero intento de modernización retórica, sobre todo en los discursos institucionales transmitidos por televisión. No obstante, los cambios fueron superficiales: se mantenía la misma prosodia monótona y el mismo lenguaje ritual. De hecho, el medio televisivo acentuó su rigidez. Frente a los nuevos líderes europeos que aprovechaban la cámara para humanizarse, Franco se mostraba anacrónico.

Franco demuestra que la eficacia comunicativa no siempre depende del carisma ni de la elocuencia, sino de la coherencia entre el estilo personal y el contexto político. Su oratoria funcionó porque era congruente con un sistema cerrado, jerárquico y ritualizado. Desde la instrucción comunicativa, su ejemplo sirve para ilustrar cómo los planos verbal, paraverbal y no verbal construyen un mismo relato ideológico. En su caso, todas convergen en un mensaje: el poder no dialoga, sino que dicta.

Hoy, en democracias mediáticas, ese modelo sería impensable; pese a ello, estudiarlo ayuda a comprender cómo el lenguaje moldea las estructuras del poder y cómo el silencio –cuando se institucionaliza– puede convertirse en la forma más contundente de comunicación política.

The Conversation

Susana Ridao Rodrigo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. La oratoria monótona del dictador: así construyó Franco un autoritarismo sin carisma – https://theconversation.com/la-oratoria-monotona-del-dictador-asi-construyo-franco-un-autoritarismo-sin-carisma-269777

Anatomía psicológica de los cazadores de Sarajevo: el perfil inquietante de quien mata por placer

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Fernando Díez Ruiz, Professor, Faculty of Education and Sport, Universidad de Deusto

Agujeros de bala en el muro de un edificio en Sarajevo. yuzu2020/Shutterstock

Durante el asedio a Sarajevo, entre 1992 y 1996, mientras muchos ciudadanos huían diariamente de las balas y explosiones con la urgencia de quien sabe que cada segundo puede ser el último, se escondía otra verdad aún más perturbadora.

No todos los que disparaban desde las colinas o desde los edificios de la conocida como avenida de los francotiradores –Bulevar Mese Selimovica–, en el centro de la ciudad, eran milicianos. Entre esos francotiradores, según revelan las investigaciones y la denuncia del escritor Ezio Gavazzeni y de los abogados Nicola Brigida y Guido Salvini, había visitantes extranjeros que viajaban desde Europa occidental para participar en una actividad clandestina que bautizaron como “safari de francotiradores”.

Se trataba de hombres que pagaban altas sumas de dinero por la oportunidad de matar desde la distancia y con total impunidad a hombres, mujeres y niños indefensos, como si fueran piezas de caza.

El nexo común entre estos individuos era su pasión por las armas y por la caza. No eran soldados o mercenarios. Eran individuos con dinero que obtenían un subidón de adrenalina matando a personas indefensas, no por odio ni por venganza, simplemente por placer y diversión.

Sarajevo les ofrecía la experiencia definitiva: el componente letal de un conflicto real, la posibilidad de disparar sin restricciones y la impunidad. No iban a la guerra: iban a vivir una experiencia extrema, con mucha adrenalina, algo único.

¿Qué clase de persona hace algo así? ¿Quién mata a alguien que no conoce, no por odio ni rencor, sino por mera diversión? ¿Qué perfil se esconde detrás de tanta perversión y maldad?

Así es el “cazador de guerra”

La mayor parte de ellos eran personas con buenas posiciones y reputación en sus países: empresarios, profesionales liberales, hombres casados, padres de familia. Rostros que no despertaban sospechas. No se ajustaban al estereotipo de criminal, y justamente por eso el fenómeno resulta tan inquietante.

Eran individuos que, en su vida cotidiana, podían pasar por ejemplares. Pero cuando el avión aterrizaba y cogían el fusil de francotirador, emergía una faceta que permanecía oculta bajo la respetabilidad social. Sarajevo les ofrecía algo distinto: el peligro real, la verdadera guerra, la sensación de poder absoluto sobre la vida de otro ser humano.

Este contraste entre la vida oficial (pulcra, respetada, aburguesada) y la vida secreta (cruel y violenta) revela la existencia de una grieta psicológica profunda: una doble identidad moral.

Pero este perfil no surge de la nada. ¿Qué factores pueden explicarlo?

1. La adrenalina como argumento

Se trata de individuos con una alta necesidad de sensaciones intensas. Para ellos, la rutina es una forma de encierro. Necesitan estímulos externos para sentirse vivos. El psicólogo Marvin Zuckerman apuntó a este rasgo de personalidad en su obra Sensation Seeking: Beyond the Optimal Level of Arousal (1994), referencia obligada para comprender por qué algunos individuos buscan experiencias extremas incluso si implican riesgo físico o legal. En su forma sana, este rasgo se asocia al deporte extremo. En su forma patológica, combinada con una falta de empatía, puede conducir a la violencia recreativa.

La guerra proporciona lo que estas personas no encuentran en la vida cotidiana: intensidad inmediata, riesgo real, descarga de adrenalina y, sobre todo, la ilusión de omnipotencia.

Muchos de estos sujetos no matarían nunca en sus países de origen. Es el contexto el que elimina las barreras. La psicología social lleva décadas documentando este fenómeno. En sus estudios sobre la crueldad ordinaria, Philip Zimbardo ya mostró cómo personas aparentemente normales pueden transgredir límites éticos cuando perciben que el marco social, o la ausencia de él, legitima sus acciones.

Sarajevo, sitiada, sin ley y bajo el fuego constante, ofrecía la coartada perfecta: nadie pedía explicaciones, nadie controlaba quién llegaba o quién se marchaba, y la línea entre combatiente y visitante se difuminaba en la confusión de la guerra urbana.

2. La deshumanización: requisito previo para matar

Ninguna de estas conductas sería posible sin un proceso psicológico fundamental: la deshumanizacion del otro. La psicología ha demostrado que la violencia extrema requiere un paso previo: convertir a la víctima en objeto. Ervin Staub señala en su obra The Roots of Evil (1989) que en todos los genocidios del mundo hubo un proceso de deshumanización que permitió que personas normales se transformaran en verdugos.

En Bosnia bastaba con convertir a los ciudadanos en “objetivos” o “blancos móviles”. La distancia física se convertía en distancia emocional. El cazador ya no veía a la persona; veía la silueta en movimiento, una diana.

3. Sadismo vestido de aventura

Posiblemente todos estos individuos compartan un rasgo característico: un sadismo cotidiano que, en circunstancias normales, queda reprimido. Personas capaces de disfrutar secretamente del sufrimiento ajeno, aunque jamás lo reconozcan en público. El acto mismo de localizar a alguien, apuntar, esperar el momento, se convertía en una forma de goce. No era solo violencia: era entretenimiento.

Aquí se abre la grieta más preocupante: cuando el sufrimiento humano se convierte en un espectáculo, el mal deja de ser una anomalía y empieza a ser una opción.

4. El narcisismo maligo: el poder como placer

El perfil psicológico de quienes buscan esta experiencia extrema suele incluir un componente narcisista. Con el dinero se compraba la sensación de que todo es posible. Se compraba un viaje a un escenario de guerra con ausencia de límites, disponibilidad de víctimas vulnerables, anonimato total y la oportunidad de ejercer dominación absoluta.

Este narcisismo moral (creencia de que uno está por encima de cualquier norma) explica por qué personas con buena reputación podían transformarse en verdugos temporales sin remordimiento alguno. En Bosnia se sentían impunes, habían pagado para ello, y ese sentimiento es por sí uno de los catalizadores más peligrosos de la violencia humana.

Para Eric Fromm el poder sobre otro humano es la forma más extrema de confirmación narcisista. El narcisista extremo no busca matar por ira, sino por reafirmación. El acto de disparar sobre un desconocido desde la distancia reafirma a un omnipotente.

Lo que revela sobre nosotros

Estos casos no solo hablan de individuos desviados, sino de una parte oscura de la condición humana. La violencia, cuando aparece lejana y sin consecuencias, se vuelve atractiva para quienes buscan intensidades que la vida ordinaria no puede proporcionar.

El hombre puede convertirse en un demonio o en un santo, tal y como podemos deducir de la obra de Viktor Frankl, dependiendo de las decisiones que tome y del contexto en el que se encuentre.

Sarajevo nos demuestra, como en otros lugares antes y después, que donde la ley desaparece, algunos corren hacia la luz… y otros hacia la oscuridad.

Cuando un conflicto estalla, no solo se movilizan ejércitos; también emergen los rincones más oscuros de la psicología humana. Y mientras existan personas dispuestas a pagar por experimentar violencia sin consecuencias, siempre habrá guerras que actúen como imán.

The Conversation

Fernando Díez Ruiz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Anatomía psicológica de los cazadores de Sarajevo: el perfil inquietante de quien mata por placer – https://theconversation.com/anatomia-psicologica-de-los-cazadores-de-sarajevo-el-perfil-inquietante-de-quien-mata-por-placer-269858

La dictadura franquista empezó desconfiando de las ciudades… hasta que las necesitó

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jaume Claret, Historiador. Profesor agregado en los Estudios de Artes y Humanidades y director del Máster Universitario de Historia del Mundo Contemporáneo, UOC – Universitat Oberta de Catalunya

Puerta del Sol madrileña en 1955. Juan Miguel Pando Barrero. Archivo Pando, IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte

El 1 de abril de 1939, desde Burgos, Francisco Franco emitió el parte radiofónico que daba por finalizada la guerra civil española: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”.

Los vencedores habían ganado en todo el territorio. Sin embargo, para ellos, las ciudades eran todavía un territorio cuanto menos hostil. No por casualidad, la mayoría de las grandes urbes españolas se habían mantenido fieles a la República.

Por ello, después de la conquista venía la purga de la posguerra y el reparto del botín cantados por Joaquín Sabina en De purísima y oro:

“Habían pasado ya los nacionales

habían rapado a la señá Cibeles

volvían a sus cuidados

las personas normales

a la hora de la conga, en los burdeles

por San Blas descansaba el pelotón”.

El gran retroceso

El rechazo y temor a la gran ciudad encontró su traducción en los sucesivos intentos de la dictadura para frenar la migración interna: se buscaba favorecer el control social, desarticular las posibles tentaciones opositoras y, sobre todo, paliar la tensión por la escasez de alimentos y vivienda. La miseria impugnaba la visión que los vencedores querían proyectar de sí mismos y de la España surgida tras la victoria, envuelta en los oropeles de la grandilocuente retórica imperial.

Sin embargo, el franquismo fracasó en su intento. Para miles de españoles, huir a la gran ciudad y refugiarse en el anonimato de la ilegalidad era una alternativa –precaria si se quiere– para sobrevivir a los duros tiempos de la posguerra. Lo retrata con crudeza (y sin que la censura lo detectase) la película de 1951 Surcos. Por otra parte, la política de control del precio de los arrendamientos alivió la situación de las familias de alquiler, pero fue incapaz de ofrecer una solución al resto, dando lugar a un incremento de los problemas de hacinamiento, realquiler y chabolismo.

Una escena de Surcos, de José Antonio Nieves Conde.

Aunque la dictadura había logrado reorientar sus alianzas internacionales y someter a cualquier oposición relevante o disensión interna, la debacle económica fruto de la ideológica y delirante política autárquica amenazaba su continuidad. Nuevamente, las protestas surgieron en las ciudades cuando la subida de las tarifas de los tranvías desató una huelga en Barcelona en marzo de 1951.

A pesar del clima represivo, la población se negó a usar el transporte público a lo largo de dos semanas: las ventas de billetes cayeron de los 834 734 de media diaria a tan solo 500. El malestar acabó provocando la primera huelga general desde 1939 en todo el cinturón industrial barcelonés y encontró reflejo en la huelga de tranvías de Madrid y en las obreras en el País Vasco y Navarra.

Una modernización autoritaria

La dictadura franquista se vio obligada a rectificar su política económica, cuyo punto de no retorno fue el Plan de Estabilización de 1959.

Tres elementos resultaron claves en su éxito: los ingresos del turismo, las inversiones extranjeras y las remesas de los emigrantes. La liberalización económica aceleró los movimientos de población internos y externos, provocó profundos cambios en la sociedad española (como la incorporación de las mujeres a la economía formal en puestos subordinados y auxiliares, por la necesidad de mano de obra barata) y, sobre todo, tuvo que reconocer el papel fundamental del mundo urbano como base de cualquier economía compleja y de mercados laborales diversificados.

La afluencia a las grandes ciudades desbordó sus límites municipales, ampliando la metropolización iniciada a principios del XX. Las urbes españolas pasaron de acoger el 19,11 % de la población en 1940 al 36,78 % en 1970. Esta expansión tuvo un carácter marcadamente clasista: los sectores de menores ingresos y los emigrantes no cualificados recién llegados se vieron expulsados a las periferias. Solo en Madrid, se contabilizaban más de 72 000 chabolas (que albergaban a más de 180 000 personas) en 1960. Como sucede en la actualidad con la inmigración extranjera, se buscaba su explotación laboral, pero se quería invisible la pobreza y marginalidad, para ocultar la sangrante desigualdad de este rápido crecimiento.

Asentamiento chabolista que ocupaba las calles Jaime el Conquistador, Fernando Poo y Torres Miranda. El poblado se compone mayoritariamente de barracas de una sola planta con cubiertas a un agua y paredes encaladas. Al fondo se alzan varios bloques de vi
Asentamiento chabolista que ocupaba las calles Jaime el Conquistador, Fernando Poo y Torres Miranda en Madrid, con bloques de viviendas al fondo.
Juan Miguel Pando Barrero. Archivo Pando, IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte

A mediados de los años cincuenta, la política oficial de construcción masiva de viviendas se caracterizó por bloques alineados y aislados, de deficiente calidad, con notables carencias y ausencia de todo tipo de infraestructuras. Sin embargo, representaron una sensible mejora respecto a los poblados de barracas, al generalizar la dotación de agua corriente, la eliminación de aguas residuales y la incorporación de las cocinas de gas butano.

A finales de los sesenta, las promociones derivaron al modelo de colmenas de mayor altura, algo más amplias y con mejores equipamientos, al estilo del barrio de la Concepción en Madrid o del de la Mina de Barcelona, pero con significativos problemas de hacinamiento y densificación. La intensa actividad constructora hizo que la vivienda en propiedad pasase del 49 % en 1950 al 63,4 % en 1970. Y, a pesar de ello, en 1975 se calculaba que entre 200 000 y 300 000 personas todavía vivían en 100 000 o 150 000 chabolas.

Las ciudades se levantan

Tras cuarenta años de dictadura, el franquismo ya no era como el protagonista de La ciudad no es para mí, perdido en un entorno que no parecía el suyo. En verdad, creía haber dominado el ecosistema urbano igual que controlaba los nombres de las calles o condicionaba el espacio público. De hecho, fue sintomático que el último aquelarre –con el dictador agonizante– se celebrara el 1 de octubre de 1975 en la plaza de Oriente madrileña, abarrotada en una “espontánea” concentración de apoyo.

Sin embargo, la realidad de las urbes españolas era otra. El despertar de la sociedad de consumo (la triada mágica de televisión, frigorífico y SEAT 600, aunque fuera a costa de pluriempleo y endeudamiento) había empezado a abrirse camino en unas clases urbanas dispuestas a olvidar los años de escasez. Pero las nuevas generaciones, hastiadas de la pacata moral nacionalcatólica y de la falta de libertades, alimentaron la contestación a la dictadura.

Operario pintando un Seat 600.
Operario pintando un Seat 600.
Juan Miguel Pando Barrero. Archivo Pando. IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte

Ante la represión desproporcionada del gobierno, el movimiento vecinal (con un gran protagonismo femenino), el mundo universitario, el sindicalismo obrero (con un peso fundamental de las nuevas Comisiones Obreras) y el catolicismo de base, entre muchos otros, dieron lugar a una creciente politización de unas demandas inicialmente sectoriales.

La posibilidad de un franquismo sin Franco se resquebrajaba a pasos agigantados y la desafección popular impidió su continuidad. La sociedad urbana lideró una transformación que encontró reflejo en los nuevos ayuntamientos democráticos surgidos de la elecciones municipales de 1979, impulsores de planes de ordenación urbana ya sometidos al escrutinio público y a la participación ciudadana. Sin embargo, la larga sombra del sistema corrupto de la dictadura se proyectó sobre el desarrollo de numerosas ciudades con la llegada del nuevo milenio.

Pero eso ya es otra historia.

The Conversation

Jaume Claret recibe fondos del proyectos “El regionalismo franquista desde Cataluña: prácticas y discursos centrípetos” (PID2021-125227NB-I00) del Ministerio de Ciencias, Innovación y Universidades

Luis Enrique Otero Carvajal recibe fondos del Plan Nacional de I+D+I “La sociedad urbana en España, 1900-2000. Madrid, de capital a región metropolitana” PID2022-136744NB-C31.

ref. La dictadura franquista empezó desconfiando de las ciudades… hasta que las necesitó – https://theconversation.com/la-dictadura-franquista-empezo-desconfiando-de-las-ciudades-hasta-que-las-necesito-268331

Cuando hacemos ejercicio, nuestros músculos ‘hablan’ con el cerebro y lo fortalecen

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Enrico Castroflorio, Neurocientífico especializado en función sináptica y lípidos, Universitat de les Illes Balears

3dMediSphere/Shutterstock

Cuando hacemos ejercicio no solo fortalecemos los músculos o el corazón: también estamos ayudando a nuestro cerebro a renovarse. Un nuevo estudio publicado en la revista Brain Research ha identificado el mecanismo que explica cómo la actividad física estimula la creación de nuevas neuronas. La clave está en unas diminutas partículas llamadas vesículas extracelulares, que viajan por la sangre y llevan mensajes desde los músculos hasta el cerebro.

Un viejo misterio con una nueva pista

Desde hace años sabemos que el ejercicio mejora la memoria, la atención y el estado de ánimo. También se ha demostrado que puede favorecer la neurogénesis, es decir, la formación de nuevas neuronas en una zona del cerebro llamada hipocampo, fundamental para el aprendizaje y la memoria. Pero quedaba una gran pregunta por resolver: ¿cómo llegan las señales del cuerpo en movimiento hasta el cerebro?

Los investigadores del nuevo estudio descubrieron algo sorprendente gracias a un experimento que no se había realizado antes: al inyectar en ratones sedentarios vesículas extracelulares obtenidas de ejemplares que habían hecho ejercicio, el cerebro de los primeros empezó a generar más neuronas nuevas, como si ellos también hubieran llevado a cabo una intensa actividad.




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Las vesículas extracelulares: protagonistas del hallazgo

Las vesículas extracelulares se asemejan a microscópicos paquetes de mensajería. Las células las envían al exterior cargadas con proteínas y fragmentos de ARN, entre otras moléculas. Entonces viajan a través de la sangre hasta otras células y les entregan sus “instrucciones químicas”.

Durante el ejercicio, los músculos y otros tejidos liberan grandes cantidades de estas vesículas. Ahora, gracias a este nuevo estudio, sabemos que algunas pueden alcanzar el cerebro y activar procesos de renovación neuronal. El trabajo también mostró que el efecto no se debía a una mayor irrigación cerebral ni a cambios en los vasos sanguíneos, sino a un mecanismo más sofisticado.

Este descubrimiento revela que el cuerpo “habla” todo el tiempo con el cerebro, que no es el único que manda en esta relación. Al movernos, nuestro cuerpo quema calorías y, además, libera señales químicas que influyen directamente en el funcionamiento del centro del sistema nervioso.

El cerebro en movimiento

Aunque todavía no se se sabe con precisión cómo estas vesículas llegan al cerebro ni qué moléculas transportan, los investigadores estudiaron su composición y encontraron en su interior proteínas relacionadas con la plasticidad sináptica y la defensa antioxidante. Es decir, moléculas que ayudan al cerebro a adaptarse, protegerse y formar nuevas conexiones. Determinar cuál de estas moléculas, o combinación de ellas, tiene el efecto más potente es el gran desafío actual.

Todavía quedan muchas preguntas por resolver. Una de las principales es si las vesículas actúan directamente sobre el cerebro o si antes desencadenan respuestas en otros órganos, como el hígado o el sistema inmunitario, que luego repercuten en el sistema nervioso. Tampoco está claro cuántas de estas vesículas logran atravesar la barrera hematoencefálica, responsable de aislar y proteger el cerebro. Dos de las hipótesis que se manejan es que solo una pequeña fracción llegue directamente al tejido cerebral o, que por el contrario, actúen de forma indirecta enviando señales intermedias.




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Más allá del laboratorio

Aunque el estudio se realizó en ratones, sus implicaciones son importantes. En el futuro, podríamos incluso imaginar tratamientos basados en vesículas extracelulares modificadas para llevar al cerebro los beneficios del ejercicio en personas con limitaciones físicas o enfermedades que limitan la neurogenesis, como el alzhéimer o la depresión.

A la espera de nuevos resultados y más avances, lo recomendable por ahora es mantenerse siempre activo. Cada paseo, carrera o sesión de natación activa un diálogo entre los músculos y las neuronas que favorece la salud de nuestro cerebro. Gracias a esas pequeñas “bolitas mensajeras”, el cuerpo le dice al cerebro que es momento de renovarse. Y además, mover el cuerpo fortalece el corazón, mejora el estado de ánimo y nos ayuda a reducir el estrés. Es lógico pensar que, quizás, todos estos efectos están inducidos por vesículas diferentes.

La próxima vez que salgamos a caminar o subamos escaleras, recordemos que no solo estamos entrenando las piernas o quemando calorías, también estamos ayudando a nuestro cerebro a mantenerse joven y creativo.

The Conversation

Enrico Castroflorio recibe fondos de Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidad, Agencia Estadal de Investigación. Trabaja como investigador senior para Laminar Pharmaceuticals y es Profesor y Colaborador de Universidad de las Islas Baleares (UIB).

ref. Cuando hacemos ejercicio, nuestros músculos ‘hablan’ con el cerebro y lo fortalecen – https://theconversation.com/cuando-hacemos-ejercicio-nuestros-musculos-hablan-con-el-cerebro-y-lo-fortalecen-269138

Antes de los seis años aprendemos mejor sin pupitres

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Eider Salegi Arruti, Profesora-investigadora, Mondragon Unibertsitatea

Oksana Kuzmina/Shutterstock

La maestra manda callar y pide a los niños (de tres y cuatro años):

¡Ssshhh! silencio, sentaos bien y, por favor, quedaos quietos.

Es una escena tan cotidiana que pocas veces nos paramos a pensar en ella. Las aulas escolares suelen estar organizadas en torno a mesas y sillas: en infantil, la etapa que abarca de los 3 a los 6 años, esto es una limitación para moverse y, con ello, de aprender.

A medida que avanzan los cursos, la dimensión cognitiva gana protagonismo y el cuerpo va desapareciendo del aula, como si el aprendizaje solo dependiera de la mente. Presionados por las demandas de primaria, orientamos a los niños y niñas hacia actividades sentadas y de carácter escrito, olvidando que el movimiento es su modo natural de explorar, expresarse y pensar.

Entender el desarrollo del cerebro

Esta prisa por lograr aprendizajes cada vez más abstractos ignora las condiciones reales del desarrollo infantil. Para pensar bien, primero hay que sentir, moverse y vivir. El desarrollo cognitivo solo florece cuando el cuerpo y la afectividad crecen en armonía con la mente.

Los niños y niñas aprenden con todo su ser: cuerpo, emoción y pensamiento forman un todo inseparable. Reconocer esta globalidad del niño implica repensar la educación: los espacios, las metodologías y la mirada docente deben permitir que el cuerpo vuelva a tener presencia, movimiento y sentido en la escuela.

¿Por qué es tan importante el movimiento?

Mediante la acción y la experimentación con sus cuerpos, los niños toman conciencia de sí mismos y construyen su identidad. El cuerpo es su primera herramienta de conocimiento y su principal lenguaje: a través de él, los niños y niñas exploran, se expresan, piensan y sienten. Por ello, en esta etapa vital, el juego se convierte en un gran aliado, ya que integra movimiento, emoción y pensamiento, y les permite aprender de manera auténtica y significativa.

Lo que aprendemos en esta etapa, lo que realmente deja huella, es lo vivido desde el cuerpo. Por eso, para facilitar el desarrollo y la transformación, es fundamental situar al niño y a la niña en una dinámica de placer: el placer de moverse, de actuar, de jugar. Esto, de forma natural, conduce al placer de hacer, de pensar y de saber.

Movimiento y aprendizaje

Diversos estudios muestran que el desarrollo motor está íntimamente ligado al desarrollo cognitivo y emocional y que, como señalaba el pediatra y psicoanalista británico Donald Winnicott, el niño madura a través del juego y la acción. Es como explora, crea, se afirma y construye su mundo interno.




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Antes que Winnicot, a finales del siglo XIX, el filósofo y psicólogo francés Henri Wallon buscó la relación entre procesos cognitivos y motricidad: el niño se relaciona con el ambiente por medio del movimiento. Sus acciones se convierten en pensamiento y así pasa de lo concreto a lo abstracto, de la acción a la representación, de lo corporal a lo cognitivo.

Más adelante, el psicólogo suizo Jean Piaget defendió que el pensamiento nace de la acción y se desarrolla al compás de ella, en un diálogo constante entre ambos.

De ahí la importancia de hacer, de experimentar: asimilar los contenidos que nos enseñan en la escuela de forma aislada y puramente conceptual no resulta tan significativo, mientras que la acción nos impulsa a mover el cuerpo, y ese movimiento facilita una comprensión más profunda y duradera de los aprendizajes cognitivos.

¿Se tiene esto en cuenta en educación infantil? ¿Qué lugar ocupa hoy el cuerpo en las aulas? ¿Cómo se trabaja, cómo se vive y cómo se cuida en las aulas?

Los espacios en la escuela infantil

Estas preguntas nos invitan a repensar la escuela, reconociendo que cuerpo, emoción y mente forman un todo inseparable.

Un maestro o maestra convencidos de que un niño o una niña debe aprender en silencio, quieto y con formalidad, enseñará a sus alumnos para contener su movimiento, tratando de que su cuerpo se vuelva discreto, controlado, casi invisible.




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Hacerlo, sin embargo, implica negar parte de lo que el niño es y dejar su desarrollo incompleto. Cuando empezamos a comprender esa globalidad, también nuestras formas de enseñar y de acompañar se transforman. Necesitamos, eso sí, que el aula también se transforme.

Un aula de infantil que permita el movimiento

Los espacios escolares no son neutros: comunican, condicionan y educan. La forma en que se organizan las aulas refleja nuestra concepción de la infancia y de la educación. Si disponemos las mesas en filas o centramos la actividad en tareas sentadas, transmitimos un modelo de aprendizaje donde pensar está separado de actuar y donde el cuerpo apenas tiene lugar.

Cuando el espacio invita al movimiento, a la exploración y al encuentro, se amplían las posibilidades de aprender y de relacionarse.

Partiendo de que el juego en esta etapa es esencial para el desarrollo global y el aprendizaje, los espacios de la escuela deben estar pensados para favorecerlo ofreciendo variedad de alturas, recorridos y posibilidades corporales que estimulen la exploración y la expresión.

La maestra podrá así diseñar experiencias que inviten a hacer, a sentir, a explorar y a pensar desde el cuerpo, de manera que el aprendizaje se construya a través de la acción y la vivencia.

El cuerpo de maestras y maestros

Para los docentes de estas etapas el cuerpo es también una herramienta de trabajo. El cuerpo de la maestra constituye un recurso fundamental en Educación Infantil. Puede ser refugio y sostén para aquellos niños y niñas que necesitan un regazo.

Cuando una maestra coge a un niño en brazos para calmarlo, su cuerpo también comunica: si está tenso o relajado, transmite seguridad o inquietud. Lo mismo ocurre con la mirada, el tono de voz o la manera de acercarnos o de esperar.

Un lugar para sentir y vivir

La escuela debe ser un lugar para pensar, pero también para sentir, moverse y vivir. No debería seguir siendo un espacio donde se entrena la mente y se silencia el cuerpo, especialmente en las primeras etapas del desarrollo.

Una visión global del escolar, como mente y cuerpo, permite a los profesionales de la primera infancia reconocer y respetar la diversidad, la singularidad y el carácter cualitativo de las acciones motrices de cada niño, entendiendo que en ellas se expresa su manera única de estar, sentir y aprender.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Antes de los seis años aprendemos mejor sin pupitres – https://theconversation.com/antes-de-los-seis-anos-aprendemos-mejor-sin-pupitres-266927

Cómo los traficantes blanquean el dinero de la venta de cocaína en Europa

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Pierre-Charles Pradier, Maître de conférences en Sciences économiques, LabEx RéFi, Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne

Le 4 mai 2016, la Banque centrale européenne (BCE) décide de cesser l’émission des billets de 500 euros. Le nombre de ces billets en circulation passe de 614 millions, fin 2015, à un peu moins de 220 millions, au milieu de l’année 2025. DerkachevArtem/Shutterstock

El mercado de la cocaína se disparó entre 2014 y 2023. La producción en Colombia se multiplicó por más de siete hasta alcanzar, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), cerca de 2 700 toneladas.

Entre bastidores, los traficantes de drogas encuentran formas igualmente ilícitas de pagar a sus proveedores y a sus peones, o de gastar el fruto de su comercio criminal. La solución utilizada: el blanqueo de capitales. Se estima que el 25 % de los fondos recaudados deben ser blanqueados.

Por lo general, el blanqueo requiere tres fases: la colocación de los fondos en el sistema financiero, su acumulación –con el fin de que se pierda el rastro del origen de los fondos– y, por último, su integración, cuando el dinero ya parece legítimo. Esta tipología no permite comprender que el blanqueo a veces es parcial, es decir, que se detiene en la primera etapa. Veamos un ejemplo.

Tomemos el dinero procedente de la cocaína del principal exportador de coca: Colombia. Una parte se blanquea íntegramente in situ, reinvirtiendo el dinero en efectivo en negocios legítimos (restaurantes, peluquerías, etc.), mientras que otra parte se utiliza para pagar la mercancía. Para ello, durante mucho tiempo bastaba con proporcionar efectivo –en billetes–, cuyo blanqueo se completaba en Colombia.

Contrabando de efectivo

En Europa, cómplices que trabajan en bancos los cambian por billetes de 500 euros y luego se los confían a “mulas de dinero”. Estas últimas vuelan hacia el país proveedor con sumas de entre 200 000 y 500 000 euros. Este contrabando de grandes cantidades de efectivo (bulk cash smuggling, en inglés) es el eslabón de la cadena del tráfico de drogas que se ha beneficiado con la aparición de las criptomonedas.

Para entender cómo se usan las criptomonedas en el blanqueo de dinero procedente del narcotráfico se deben explicar antes las modalidades de contrabando de dinero en efectivo. Un artículo de Peter Reute y Melvin Soudijn (el primero criminólogo y el segundo oficial de inteligencia de la policía neerlandesa) ha permitido calcular con precisión los costes de esta operación. Accedieron a los documentos contables que se usaron como pruebas de seis casos de narcotráfico ocurridos entre 2003 y 2008. En total, se transportaron 800 millones de euros entre los Países Bajos y Colombia.

Aproximadamente un 3 % de los costes de destinaban a cambiar los billetes de baja cuantía por billetes de 500 euros. Otro tanto servía para remunerar a la mula y algo menos para los gastos de viaje. La enorme vigilancia en el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol obligaba a tomar el avión con destino a Colombia en otro lugar de Europa. Si se tienen en cuenta los gastos adicionales, solo el transporte de fondos costaba entre el 10 y el 15 %, e incluso hasta el 17 %, de las cantidades trasladadas.

Resumido en pasos, el proceso (y sus costes) serían:

  1. La cocaína sale de Colombia.

  2. Se vende a través de intermediarios en Europa.

  3. El dinero recaudado de esta venta se cambia en billetes de 500 euros, con un 3 % de gastos.

  4. Los billetes de 500 euros se confían a mulas, con un coste del 3 %.

  5. Las mulas viajan a Colombia, con un coste del 3 %.

  6. El dinero en efectivo para pagar la droga llega a Colombia y allí se blanquea, con nuevos gastos de comisión.

Para los autores, la normativa contra el blanqueo de capitales consigue aumentar significativamente los costes del contrabando de dinero, en particular del transporte (pero no el precio de venta de la droga, ya que la disponibilidad de cocaína está aumentando en Europa). Para sortear las regulaciones, los traficantes apuestan por los billetes de 500 euros.

Fin de los billetes de 500 euros

El 4 de mayo de 2016, el Banco Central Europeo (BCE) anunció que dejaría de emitir billetes de 500 euros. El número de estos billetes en circulación ha pasado de 614 millones a finales de 2015 a algo menos de 220 millones a mediados de 2025. En su anuncio, el BCE señaló:

“Se ha decidido poner fin de forma permanente a la producción del billete de 500 euros y retirarlo de la serie ‘Europa’, teniendo en cuenta la preocupación de que este billete pueda facilitar actividades ilícitas”.

Ese mismo año, irrumpió con fuerza un nuevo activo financiero: el bitcóin.

Surgen las criptomonedas

A partir de 2016, ante la escasez de billetes de 500 euros, el bitcóin va a contribuir a reconfigurar las rutas del tráfico de efectivo.

En lugar de una cadena integrada, en la que el efectivo vuelve a la fuente de la droga para pagar las entregas, se produce una especialización. Por un lado, los traficantes de drogas cambian su dinero en efectivo por criptomonedas, que utilizan para pagar sus suministros en Colombia. Por otro lado, una cadena de blanqueo recupera los billetes y los hace viajar por rutas más fáciles, como las que conducen a Dubái (Emiratos Árabes Unidos).

¿Cómo sabemos esto? Por ejemplo, gracias a la operación Destabilize de la Agencia Nacional contra el Crimen (NCA) de Reino Unido. El informe describe una red internacional de blanqueo controlada por rusos, que utilizaba una plataforma de intercambio (Garantex) que no cumplía con la obligación de vigilar las operaciones en criptomonedas, y tenía Dubái como sede para las operaciones en efectivo.

La red de blanqueo recaudaba el efectivo de los traficantes de drogas y les pagaba en criptomonedas (en particular en USDT-Tether) a cambio de una comisión del 3 %. En comparación con el 10 o 15 % que costaba el transporte de efectivo a Colombia antes de la retirada de los billetes de 500 euros, esto supone un ahorro de entre el 70 y el 80 %.

Marco de declaración de criptoactivos

Las criptomonedas –primero el bitcóin y ahora las stablecoins como el USDT-Tether– han permitido a los traficantes de drogas ahorrar en el envío de efectivo eligiendo las rutas más seguras. Es demasiado pronto para saber si el considerable aumento del tráfico de drogas transatlántico, confirmado por una investigación de verano de 2025 del Financial Times, está relacionado con esta innovación técnica.

En concreto, el nuevo método sigue esta nueva ruta entre los traficantes de drogas y las redes de blanqueo:

  1. La cocaína sale de Colombia.

  2. Se vende a través de intermediarios en Europa.

  3. El dinero recaudado con esta venta se cambia por criptomonedas USDT-Tether con un 3 % de comisión.

  4. Las criptomonedas USDT-Tether se envían a Colombia para pagar la droga.

  5. Para la red de blanqueo, el dinero en efectivo se confía a mulas que viajan a Dubái, con un 1 % de comisión.

  6. En Dubái, el dinero en efectivo se blanquea con un 1 % de comisión.

Legislación contra el blanqueo de criptoactivos

Cabe pensar que la aplicación de las normas contra el blanqueo de capitales en las transacciones con criptomonedas va a complicar el juego de las organizaciones criminales. Estas normas comprometen a los países de la OCDE que han firmado el Marco de Comunicación de Información sobre Criptoactivos, para el intercambio automático de información fiscal sobre las transacciones en criptoactivos.

La invención de las criptomonedas ha supuesto un retroceso de varios años en la lucha contra la delincuencia organizada, pero los países comprometidos con el marco de la OCDE, como España, Suiza, las Bahamas, Malta o Francia, siguen emitiendo normas para perseguir el blanqueo de capitales. Sin embargo, parece que los traficantes continúan encontrando grietas, aunque sean mínimas, para escabullirse.

The Conversation

Pierre-Charles Pradier trabajó para la Dirección de Vigilancia del Territorio de Francia en la década de 1990.

ref. Cómo los traficantes blanquean el dinero de la venta de cocaína en Europa – https://theconversation.com/como-los-traficantes-blanquean-el-dinero-de-la-venta-de-cocaina-en-europa-268324