Precavidas y previsoras: cien años atrás, así eran las inversionistas bancarias españolas

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Susana Martínez-Rodríguez, Catedrática de Historia e Instituciones Económicas, Universidad de Murcia

Patio central del Banco Hispano-Americano. Biblioteca Digital memoriademadrid

Investigar en los archivos históricos de los grandes bancos españoles es una tarea que, equivocadamente, puede parecer gris, pero sus registros cuentan historias que hacen replantear la concepción histórica del desarrollo económico del país.

Se tiene una imagen en blanco y negro de la España de principios del siglo XX y sus grandes empresas: hombres poderosos controlando las finanzas y los negocios. Sin embargo, los archivos matizan esta historia.

Mujeres inversoras

Suele pensarse que el acceso de las mujeres al mundo financiero es un logro relativamente reciente, pero ya en las décadas de 1920, 1930 y 1940 las mujeres participaban en los mercados. Compraban bonos e invertían en acciones bancarias como una forma segura y eficiente de gestionar su riqueza. Lo hacían en silencio, pero la documentación conservada da fe, con claridad y rotundidad, de su presencia.

Hemos analizado más de 34 000 registros de accionistas de tres bancos españoles y descubrimos que la presencia femenina en el accionariado de los bancos comerciales creció con fuerza entre 1918 y 1948. Estas mujeres no eran personajes excepcionales, sino que formaron parte de una tendencia que desafió los límites sociales de su época y transformó discretamente la historia financiera del país. En otros países, particularmente Gran Bretaña, la presencia de mujeres accionistas era conocida y valorada –no siempre positivamente– por sus contemporáneos.

Un periodo convulso y transformador

En España, el inicio del siglo XX estuvo marcado por la inestabilidad política y social. Las turbulencias políticas, los cambios de régimen, la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura franquista hacen pensar que no existía el clima propicio para que las mujeres tomaran parte activa de la vida económica del país.

Sin embargo, nuestros datos muestran que la presencia de mujeres accionistas exhibe una tendencia de crecimiento constante durante todo el periodo analizado (1918-1948). Por tanto, este fenómeno no puede entenderse como una situación coyuntural, sino como un indicio claro de un cambio estructural en el funcionamiento de la economía y las finanzas.

Evolución del porcentaje de mujeres accionistas entre 1918 y 1948. La columna izquierda corresponde a los porcentajes de los bancos de Irún y de La Coruña y el de la derecha a los del Banco Hispano Americano (BHA).
Fuente: elaboración propia

La persistencia y el aumento progresivo de la presencia de mujeres accionistas ponen de manifiesto que, pese a las turbulencias políticas y sociales, se estaba produciendo una transformación en las dinámicas económicas para dar paso a la democratización de los mercados.

La expansión femenina en las finanzas españolas

La feminización del accionariado de los bancos privados respondía a determinantes financieros. Al invertir, las mujeres buscaban un beneficio económico estable que aumentara su bienestar y les proporcionara una fuente sostenida de ingresos a lo largo del tiempo. Este fenómeno revela una participación consciente por parte de las accionistas, quienes aprovecharon las oportunidades disponibles para consolidar su capacidad financiera individual.

Los resultados también apuntan a la importancia de las redes familiares en el acceso de las mujeres a los mercados. Estas redes actuaron como canales de transmisión de recursos y riqueza. La inclusión en el Código Civil de 1889 de un sistema igualitario de herencia para todos los descendientes permitió a las mujeres acceder a unas riquezas que, bajo otras condiciones, habían quedado fuera de su alcance.

El cambio normativo en la distribución de las herencias, permitió una repartición más equitativa del patrimonio entre los herederos de las familias con recursos. Se redujeron así las barreras que tradicionalmente limitaban el acceso de las mujeres al capital, fomentando su presencia en espacios tradicionalmente destinados a los hombres.

La libertad económica de la que disfrutaron algunas mujeres españolas surgió de una trayectoria de largo plazo donde las redes familiares y los marcos normativos jugaron un papel central.

Legado y riesgo en la presencia femenina en los mercados financieros

Las mujeres que invertían sus ahorros en acciones, al igual que los hombres, buscaban proteger y rentabilizar su riqueza . Pero hay un hecho diferencial: las mujeres conservaban más tiempo sus acciones, lo que puede interpretarse como una manera de constituir un legado patrimonial que no solo las beneficiaría a ellas, sino que pasaría a la siguiente generación.

También aparece aquí un factor cultural –una mayor o menor aversión al riesgo– que debe ser tenido en consideración a la hora de explicar los distintos comportamientos financieros.

El legado de las mujeres accionistas españolas va más allá de su gestión particular y sus decisiones para maximizar su peculio. Son parte del desarrollo económico y la modernización del país, una parte ignorada que tomó decisiones con su dinero y dejó huella en el desarrollo y modernización económica de España.

Estos hallazgos no solo tienen un valor histórico: también sirven como espejo para seguir avanzando en la igualdad financiera.

The Conversation

Susana Martínez-Rodríguez agradece la financiación de la Fundación SENECA- Agencia Regional de Ciencia e Investigación de la Región de Murcia 21947/PI/22: INCLUSIÓN FINANCIERA Y DIFERENCIAL DE GÉNERO EN LA TENENCIA DE ACTIVOS FINANCIEROS: EL CASO ESPAÑOL.

Laura Lopez-Gomez agradece la financiación de la Fundación SENECA- Agencia Regional de Ciencia e Investigación de la Región de Murcia 21947/PI/22: INCLUSIÓN FINANCIERA Y DIFERENCIAL DE GÉNERO EN LA TENENCIA DE ACTIVOS FINANCIEROS: EL CASO ESPAÑOL.

ref. Precavidas y previsoras: cien años atrás, así eran las inversionistas bancarias españolas – https://theconversation.com/precavidas-y-previsoras-cien-anos-atras-asi-eran-las-inversionistas-bancarias-espanolas-255925

El sorprendente ecosistema que late en una gota del océano

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Antonio Figueras Huerta, Profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC)

Una ola choca contra la costa. Wikimedia Commons., CC BY

Para comprender verdaderamente el cosmos microscópico que exploraremos, primero debemos visualizar qué son exactamente 50 microlitros. Esta cantidad, equivalente a una gota típica de agua marina, representa apenas la mitad de una décima de mililitro. Para poner esto en perspectiva, cabrían 20 000 gotas de este tamaño en una cucharada de café.

En términos cotidianos, es 10 veces menor que el volumen de un grano de arroz y equivale aproximadamente al volumen de un cabello humano de un centímetro de largo. Esta diminuta cantidad puede parecer insignificante, pero cuando se trata de una gota de agua de mar, representa un universo repleto de vida.

Un mundo invisible

Las aguas costeras de Galicia, especialmente en zonas como la ría de Vigo, albergan una biodiversidad microscópica extraordinaria. En una sola gota de estas aguas podríamos encontrar entre 50 000 y 100 000 bacterias y una cantidad incluso mayor de virus. Pero estos números apenas comienzan a describir la complejidad de este mundo invisible.

Los estudios realizados en las costas gallegas han revelado que los organismos microscópicos más diversos son los protistas, es decir, los animales, plantas u hongos cuyas células contienen un núcleo celular definido (eucariotas). Individualmente más grandes que las bacterias, están presentes en números menores, pero con una diversidad extraordinaria: representan casi la mitad de toda la vida microscópica presente en estas aguas.

Virus amantes del agua

Los virus marinos son probablemente los habitantes más numerosos de nuestra gota oceánica gallega. En nuestros diminutos 50 microlitros, podríamos encontrar entre 50 000 y 500 000 partículas virales.

Aunque son invisibles incluso con los mejores microscopios ópticos, estos virus desempeñan un papel crucial controlando las poblaciones de bacterias y otros microorganismos. Sin embargo, curiosamente, los estudios en mejillones de las rías gallegas muestran que estos bivalvos filtradores apenas retienen virus en sus tejidos, lo que sugiere que los estos agentes microscópicos permanecen principalmente en la columna de agua.

Las bacterias, trabajadoras incansables

Las bacterias marinas son las verdaderas trabajadoras de nuestro océano. En cada gota, encontraríamos representantes de los principales grupos que mantienen funcionando los ecosistemas marinos. Los tipos más comunes en las aguas gallegas pertenecen a grupos como oceanospirillales, flavobacteriales y vibrionales.

Estas bacterias realizan tareas esenciales: reciclan nutrientes, producen oxígeno, descomponen materia orgánica y participan en los ciclos del carbono y nitrógeno que mantienen saludable el ecosistema marino. Algunas viven flotando libremente en el agua, mientras otras forman comunidades adheridas a partículas o superficies.

Los protistas, la diversidad hecha vida

Los protistas son, quizás, los habitantes más fascinantes de nuestra gota gallega. Este grupo incluye las diatomeas, que son como pequeñas joyas microscópicas con caparazones de cristal y producen gran parte del oxígeno que respiramos.

Diatomeas al microscopio.
Gordon T. Taylor / Wikimedia Commons., CC BY

En las aguas de las rías gallegas, abundan especialmente las diatomeas como Navicula, Amphora y Pseudo-nitzschia. Esta última puede producir toxinas que ocasionalmente afectan a los mejillones cultivados en las bateas gallegas.

También encontraríamos dinoflagelados –microorganismos unicelulares que forman parte del fitoplancton–, algunos de los cuales pueden crear las famosas “mareas rojas” cuando se multiplican masivamente.

Ciertos dinoflagelados poseen una característica especial que los convierte en verdaderos artistas de la naturaleza: la bioluminiscencia. Cuando son perturbados por el movimiento del agua, emiten una luz azul verdosa que crea uno de los espectáculos más mágicos de nuestras costas: el famoso “mar de ardora” gallego. En noches especialmente cálidas de verano, millones de estos organismos microscópicos pueden iluminar las olas que rompen en nuestras playas, convirtiendo el mar en un verdadero universo de estrellas líquidas. En nuestra pequeña gota de 50 microlitros podríamos tener cientos de estos organismos bioluminiscentes esperando brillar al menor movimiento.

Otros inquilinos de nuestras gotas son unos depredadores microscópicos llamados ciliados, que controlan las poblaciones bacterianas como verdaderos “lobos” microscópicos.

El protozoo ciliado Paramecium caudatum.
Wikimedia Commons., CC BY

Hongos marinos, recicladores especializados

Aunque menos abundantes que otros grupos, los hongos son cruciales para la descomposición en nuestras aguas gallegas. En nuestros 50 microlitros encontraríamos entre 1 000 y 5 000 esporas fúngicas o estructuras reproductivas.

Estos hongos incluyen especies que pueden afectar a los organismos marinos cultivados en Galicia. Algunos géneros como Aplanochytrium y Thraustochytrium pueden causar enfermedades en crustáceos y otros invertebrados marinos, lo que los convierte en organismos de especial interés para los acuicultores gallegos.

Protozoos, grandes tragones

Nuestra gota gallega también alberga larvas de muchos de los invertebrados marinos que conocemos en forma adulta, como percebes, mejillones, cangrejos y peces. También encontraríamos rotíferos, copépodos juveniles y otros diminutos organismos.

Cocópedo, crustáceo de pequeño tamaño muy extendido por el planeta.
Wikimedia Commons., CC BY

Durante el verano, cuando las aguas están más cálidas, son más abundantes. En nuestros diminutos 50 microlitros podríamos encontrar entre 5 y 50 de estos metazoos microscópicos, dependiendo de la estación del año y la ubicación específica en la ría.

Cómo sabemos todo esto

Nuestro conocimiento de este universo microscópico se debe a técnicas modernas de análisis genético. Los científicos ya no necesitan cultivar estos organismos en laboratorio, algo que era imposible para la mayoría. Ahora pueden extraer todo el material genético de una muestra de agua y analizar las huellas dactilares genéticas de cada organismo presente.

Esta tecnología, llamada metabarcoding de ADN, permite identificar miles de especies simultáneamente. Es como hacer un censo completo de todos los habitantes microscópicos de una gota de agua en una sola operación.

Relaciones complejas en un universo minúsculo

Más allá de los números, lo verdaderamente fascinante de esta gota oceánica son las intrincadas relaciones entre los organismos que la habitan: los virus infectan bacterias y otros microorganismos, controlando sus poblaciones; las bacterias reciclan nutrientes que luego utilizan las diatomeas y otros productores microscópicos; los ciliados y otros protistas se alimentan de bacterias, y los hongos descomponen materia orgánica compleja.

Todos estos procesos ecológicos ocurren simultáneamente en el espacio microscópico de una gota, como un ecosistema completo, con sus productores, consumidores y descomponedores.

La próxima vez que pasee por la playa, recuerde que cada gota, cada diminuta fracción de 50 microlitros, contiene más diversidad biológica que muchos bosques enteros. En este universo microscópico se desarrollan historias de supervivencia, competencia y cooperación, ciclos de vida completos y procesos que son fundamentales para mantener la salud de nuestras rías y la productividad pesquera y marisquera que caracteriza a Galicia.

The Conversation

Antonio Figueras Huerta no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. El sorprendente ecosistema que late en una gota del océano – https://theconversation.com/el-sorprendente-ecosistema-que-late-en-una-gota-del-oceano-262016

El reto de reducir el desperdicio alimentario en los hospitales

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María Torrejón-Ramos, Professor of Business Organisation, Universidad Rey Juan Carlos

Kzenon/Shutterstock

El desperdicio alimentario es un tema de máxima preocupación a nivel mundial por su impacto en el medio ambiente, la economía y en la salud de las personas. En la Unión Europea (UE) se desperdician 88 millones de toneladas de alimentos por año, lo que se traduce en la abrumadora cantidad de 173 kg por persona.

Se estima que dicho desperdicio puede tener unos costes asociados a la pérdida de alimentos de 143 000 millones de euros anuales. Además, no podemos olvidar el impacto que supone en nuestro planeta, contribuyendo a la emisión de gases de efecto invernadero, el deterioro de la biodiversidad y a la contaminación.

No en vano, la reducción del desperdicio alimentario está incluida en varias de las metas de algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Es el caso de la meta 12.3 del ODS 12 (Producción y Consumo Responsables) para disminuir a la mitad el desperdicio de alimentos; el ODS 2 (Hambre Cero) con las metas 2.1 y 2.2 de garantizar acceso a una alimentación sana y suficiente; el ODS 3 (Salud y Bienestar) al promover dietas saludables que previenen enfermedades; el ODS 6 (Agua Limpia y Saneamiento) y el ODS 7 (Energía Asequible y No Contaminante) al optimizar el uso de recursos hídricos y energéticos y el ODS 13 (Acción por el Clima) al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la pérdida y el desperdicio de alimentos.

El desperdicio de alimentos en hospitales

El desperdicio de alimentos en los hospitales es un problema que está menos estudiado. A pesar de que estos establecimientos también son grandes generadores de este tipo de desperdicio, no suelen ser conscientes de cuánto se tira ni de los costes que esto supone.

Estudios recientes, como el que hemos publicado en Gaceta Sanitaria, ponen de manifiesto esta problemática. Algunos datos extraídos de artículos científicos son abrumadores. Por ejemplo, en Portugal, un trabajo estimó que el 35 % de la comida servida en un hospital se desperdicia. Otros autores observaron que el desperdicio del plato principal varió según el área: 72,6 % en pediatría, 47,5 % en medicina interna y 46,9 % en oncología. Esto evidencia diferencias según el servicio hospitalario.

Otro estudio estimó que los hospitales turcos usaron en 2018 unos 8 600 GWh (3,3 % del consumo eléctrico nacional) y generaron 49 000 toneladas de residuos alimentarios, equivalentes al 1 % de su consumo energético anual.

Además, investigaciones más recientes muestran poca variación en las cifras de desperdicio hospitalario. Por ejemplo, en 2025, se publicaron datos en los que se evidencia el 31,4 % de desperdicio de alimentos en 16 hospitales del Líbano.

Algunos estudios refuerzan estos datos. Una revisión apunta que, en Europa, los hospitales y otros establecimientos relacionados con el sistema de salud generan unos residuos alimentarios que varían entre el 6 y el 65 % del desperdicio total.

Entre las causas del problema se encuentran unos sistemas ineficientes de pedidos y entrega de alimentos, raciones inadecuadas, una presentación de los platos que puede resultar poco apetecible y la baja apetencia de los pacientes, derivada de su estado de salud. En especial, aquellos en estado crítico podrían no consumir los alimentos servidos en su bandeja y, debido a las estrictas pero necesarias medidas sanitarias, estos no podrían ser reutilizados.

Estrategias para reducir el despilfarro

A través de la gestión de los desperdicios de los hospitales se puede ayudar a reducir su impacto ambiental, social y económico. Por ejemplo, los responsables de estas instalaciones pueden educar sobre hábitos saludables y fomentar el bienestar social a través de una cultura organizacional enfocada en la sostenibilidad. También se pueden buscar acciones para mejorar tanto el rendimiento como el bienestar del personal.

En España, ya se están implementando iniciativas innovadoras para reducir el desperdicio de alimentos. Un ejemplo es la colaboración del Hospital de Fuenlabrada (Madrid) con la aplicación Too Good To Go, permitiendo vender el excedente de comida del final del día en lugar de desecharlo. Además, se están adoptando medidas como la personalización de los platos para los pacientes, asegurando así un mejor aprovechamiento de los alimentos.

En Australia observaron que implementar el servicio de habitaciones disminuyó el desperdicio en platos del 30 % al 17 %. En España, un artículo científico del año 2022 mostró cómo identificando los platos más desperdiciados e introduciendo cambios concretos (nuevas recetas, más variedad…) se puede reducir significativamente el desperdicio de algunos alimentos como el pollo (de 35,7 % a 7,2 %) o el pescado (de 29,5 % a 12,8 %). Por lo tanto, acciones específicas y bien dirigidas pueden marcar la diferencia.

Además, los restos de comida de un hospital podrían transformarse en productos útiles, como hidrogeles para impresión 3D y bioestimulantes para plantas. De esta forma, los residuos alimentarios se convierten en recursos dentro de una economía circular.

Nueva propuesta para la gestión circular

Hemos propuesto un modelo de gestión de los recursos orientado a servir como guía para la reducción del desperdicio alimentario: el Modelo Circular de la Triple C.

Si bien es cierto que los hospitales no siempre pueden reutilizar recursos debido a las estrictas normas sanitarias, el modelo propone aplicar principios de economía circular para aprovechar mejor lo que se tiene, así como el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, lo que podría mejorar tanto la sostenibilidad como el bienestar de pacientes y personal.

Si los responsables de la gestión cuentan con mecanismos de coordinación y canales de comunicación fluidos tanto con los pacientes como con el personal sanitario, sería posible replantear la forma en la que se administra la alimentación.

Asimismo, fomentar la colaboración entre todos los actores implicados promueve una mayor responsabilidad compartida en la reducción del desperdicio y la pérdida de alimentos.

Cuando hablamos de los actores implicados nos referimos, por una parte, al personal sanitario –médicos, enfermeros y técnicos, entre otros–, cuya participación es esencial para implementar prácticas sostenibles. También deben considerarse los proveedores de alimentos, que desempeñan un papel fundamental en la cadena de suministro. Asimismo, las instituciones deben crear marcos regulatorios que impulsen la cooperación de todos los actores, mientras que las universidades, como aliadas estratégicas, fomentan colaboraciones interdisciplinarias desde la investigación para mejorar continuamente este ámbito.

El Modelo Circular de la Triple C pretende animar a los investigadores a trabajar codo con codo con las instituciones de salud y a impulsar la colaboración entre distintas disciplinas. La idea es clara: implantar políticas públicas que nos acerquen al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

Los beneficios son importantes, ya que se puede mejorar la salud de los pacientes, además de cuidar del planeta y de reducir costes en los hospitales. El desperdicio de alimentos no es un dato más: es una llamada de atención sobre un problema que nos involucra a todos.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. El reto de reducir el desperdicio alimentario en los hospitales – https://theconversation.com/el-reto-de-reducir-el-desperdicio-alimentario-en-los-hospitales-262812

Moda litúrgica en tiempos líquidos: del Jubileo al desfile de Dolce & Gabbana

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Sandra Bravo Durán, Socióloga y Doctora en Creatividad Aplicada, UDIT – Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología

La cantante Cardi B. en la gala MET dedicada a la exposición ‘Heavenly Bodies’ en la que se exploraba la relación entre la moda y la religión. Sky Cinema/Shutterstock

En este Jubileo 2025, Roma acoge a millones de peregrinos que buscan reencontrarse con lo trascendente. Pero mientras la ciudad se convierte en escenario de espiritualidad, también lo es de expresión estética.

El reciente desfile de Dolce & Gabbana en el Castillo de Sant’Angelo –con su pasarela alfombrada en amarillo y una colección de Alta Sartoria inspirada en la sastrería eclesiástica– ha reactivado un debate que no es nuevo: el vínculo entre religión y moda.

¿Puede la moda ser una vía legítima de exploración espiritual? ¿O trivializa lo que para muchos es profundamente sagrado?

Lejos de reducir este fenómeno a provocación, conviene observarlo con mayor profundidad. Porque lo que ocurre en la pasarela puede leerse no solo como espectáculo, sino como una forma contemporánea de reinterpretar símbolos que llevan siglos construyendo sentido.

Moda y religión: un diálogo tan antiguo como el poder

Aunque parezcan opuestas, moda y religión comparten más de lo que creemos. Ambas codifican el cuerpo, organizan lo visible y construyen comunidad. Tienen reglas, autoridades, símbolos, calendarios y vestimentas rituales. Como señaló el sociólogo francés Pierre Bourdieu, la ropa no es solo adorno, sino capital simbólico. Y eso lo entendió la Iglesia antes que nadie.

Durante siglos, el catolicismo desarrolló uno de los sistemas visuales más potentes de Occidente. Su archivo textil es vasto y sofisticado: los colores litúrgicos –púrpura para la penitencia, blanco para la pureza, rojo para el martirio o dorado para la gloria– siguen apareciendo en colecciones de moda sin necesidad de cita. La sotana, la tiara papal, el velo o el incensario se han convertido en signos reconocibles y reutilizables por diseñadores y marcas.

Del Vaticano al front row

En 2018, la Met Gala y la exposición Heavenly Bodies, del Instituto del Traje del Metropolitan Museum of Art, dieron visibilidad global a esta convergencia. La muestra reunió más de 150 piezas de alta costura –de Versace, Balenciaga, Gaultier o Dolce & Gabbana– junto a ornamentos litúrgicos cedidos por el Vaticano. Rihanna apareció vestida como un papa barroco, Zendaya como Juana de Arco y los mosaicos bizantinos se convirtieron en estampado.

Este diálogo no es nuevo. Jean Paul Gaultier reinterpretó túnicas inspiradas en la Virgen María, Alexander McQueen convirtió la pasarela en liturgia gótica y Simone Rocha explora lo ritual con encajes, velos y siluetas que remiten a lo sacro. Para muchos diseñadores, la religión no es solo inspiración formal, sino un archivo simbólico cargado de densidad emocional e histórica.

La moda, en ese gesto, no solo copia: resignifica. Y lo hace en una cultura crecientemente estetizada, donde lo espiritual también se vuelve experiencia visual.

Jubileo 2025: religión, moda y el anhelo de lo eterno

El desfile de Dolce & Gabbana en este año jubilar no es una coincidencia. En tiempos de aceleración, ansiedad climática, pérdida de referentes y crisis institucional, muchas personas buscan anclajes simbólicos que devuelvan una cierta solemnidad o sentido. La religión ofrece precisamente eso: narrativas estructuradas, rituales compartidos y promesas de trascendencia.

Aunque la práctica religiosa haya perdido peso en ciertos sectores, su lenguaje visual mantiene una potencia simbólica indiscutible. Lo sagrado retorna –no siempre como fe, pero sí como gesto cultural– en pasarelas, redes sociales como Instagram y Tik Tok (#christiancore, #biblicalfashion), diseño o publicidad. No es devoción, sino búsqueda. Un intento de dotar de profundidad a una cultura marcada por la fugacidad.

El desfile romano de Dolce & Gabbana es algo más que lujo: es un síntoma de que, incluso en los espacios más estetizados, persiste la necesidad de relato, ritual y liturgia emocional.

Nuevos contextos y sensibilidades

Más allá de la alta costura, ha crecido el #modestfashion, un movimiento global impulsado por mujeres musulmanas, cristianas y judías que integran su fe en su forma de vestir. Lejos de ser una imposición, muchas lo viven como una elección consciente: una expresión espiritual, estética y ética a la vez.

Aquí, la moda no busca transgredir ni apropiarse, sino acompañar. Marcas como Nike o Uniqlo han respondido a esta sensibilidad con colecciones específicas, y plataformas como ASOS ya incluyen una categoría de ropa modest. Incluso hay semanas de la moda especializadas –las Modest Fashion Weeks– en Estambul, Londres o Dubái.

Cubrirse no es sumisión, sino elección identitaria. Como explica la socióloga Joanne Entwistle, el cuerpo vestido es un espacio de negociación social y personal. Y ahí, fe, estilo y autoafirmación pueden convivir.

Entre la fe y el espectáculo

Se acusa a menudo a la moda de superficial, pero ha sido históricamente vehículo de transformación y expresión cultural. El filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky la definió como el espejo más preciso de la modernidad: obsesionada con lo nuevo, atrapada en lo efímero. Y quizá por eso, cuando se cruza con lo sagrado, lo hace buscando algo que la excede: solemnidad, arraigo y sentido.

En una cultura donde todo es contenido, la religión conserva algo inusual: profundidad. Una cruz bordada no es solo ornamento: es signo. El dorado no es solo tendencia: es símbolo de gloria. El desfile, en su teatralidad, imita el ritual. Y los diseñadores acceden, incluso sin fe, a un imaginario que sigue operando como archivo emocional compartido.

La estética litúrgica en este Jubileo no es solo una moda más. Es síntoma de una necesidad: en una cultura de la inmediatez, vestir lo sagrado es un acto de conexión intergeneracional; un modo de recordar que no todo caduca.

Entre bordados litúrgicos y telas solemnes, lo que se teje es el deseo de continuidad en un mundo que, por momentos, parece deshilacharse.

The Conversation

Sandra Bravo Durán no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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Seguimos sin invertir lo suficiente en prevención de incendios

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Víctor Resco de Dios, Catedrático de Ingeniería Forestal y Cambio Global, Universitat de Lleida

Los incendios forestales han vuelto, un estío más, a copar los titulares informativos en España con un importante número de focos en las comunidades de Galicia, Castilla y León y Extremadura.

Tal vez el fuego pueda parecer la consecuencia inexorable de vivir en entornos mediterráneos o atlánticos, que son zonas con mucha vegetación y una larga sequía estival. Pero ¿es esto realmente así? ¿Podríamos haber evitado por lo menos parte del daño que están infligiendo las llamas?

Extinción vs. prevención

La respuesta al problema de los incendios forestales se ha centrado en fortalecer la extinción, pero responder a un problema no es lo mismo que solucionarlo. Responder es hacer algo, cualquier cosa, independientemente de su efectividad o eficacia. Solucionar un problema, sin embargo, implica abordar las causas estructurales con el fin de evitar aquellos daños que sean evitables y de aprovechar las oportunidades que nos pueda brindar la eventualidad.

Aumentar los recursos para la extinción es una medida populista, que goza de aceptación popular, pero que no soluciona el problema. Algunas estimaciones indican que el 75 % de las descargas aéreas, por poner un ejemplo, son inútiles.

¿Cómo solucionamos el problema, entonces? La clave yace en pasar de apagar incendios a gestionar el fuego.

¿En qué consiste gestionar el fuego?

Para entender cómo gestionar el fuego, debemos antes comprender su papel ecológico y social. El fuego, junto con los herbívoros y algunos microbios, se encarga de reciclar la biomasa en los ecosistemas. Esto es, las plantas crecen continuamente, pero la biomasa no se acumula indefinidamente porque los incendios la queman, las herbívoros la comen y los microbios la descomponen.

Muchos de nuestros ecosistemas tienen ahora una carga de biomasa que ya no es natural. Tras el abandono rural, la actividad de los herbívoros ha pasado a ser anecdótica, dejando a los incendios como el principal encargado de reciclar ese exceso de biomasa. Los incendios actuales son particularmente voraces porque se encuentran con unas acumulaciones de combustible exageradas.




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Gestionar el fuego, por tanto, no quiere decir únicamente apagar las llamas tan pronto como salta la primera chispa. Gestionar el fuego consiste, ante todo, en gestionar ese exceso de biomasa, de manera que entendamos el papel ecosistémico del fuego y que lo aprovechemos a nuestro favor.

En algunos casos, la gestión del fuego implicará que podamos dejar que algunos incendios ardan, siempre que se pueda garantizar la seguridad. También debemos introducir el fuego a través de quemas prescritas, que consumen la biomasa de forma segura para la población, a la par que contribuyen al reciclaje de nutrientes.

Otras medidas incluyen favorecer la ganadería extensiva, que disminuya el combustible, reducir la espesura de los bosques, que se encuentran en los niveles más altos de los últimos 100 000 años, y fortalecer la actividad agrícola.

Los incendios como problema político

Aunque actualmente se llevan a cabo algunas estrategias para la prevención de incendios en España, estas son escasas y no de la magnitud necesaria. Las competencias están actualmente transferidas a las comunidades autónomas.

En contra de lo que se considera tradicionalmente, la principal limitación a la gestión del fuego y a la prevención no es pecuniaria. Desde el Grupo de Refuerzo de Actuaciones Forestales de Bombers de Catalunya han estimado que la extinción cuesta unas 19 000 €/ha, mientras que la prevención se sitúa en los 3 000 €/ha cuando hablamos de claras (cortar árboles) o desbroces, o en los 300 €/ha en el caso de las quemas prescritas.

Tampoco se trata de una limitación científica, ya que los estudios existentes apuntan a cómo abordar el problema. Y desde el punto de vista técnico, ingenieril, también sabemos qué debemos hacer. Se trata, principalmente, de un problema político. Porque para abordar plenamente la gestión del fuego y de los ecosistemas se necesitan políticos valientes.

En la cabeza de muchos legisladores planean ideas románticas sobre la naturaleza, que confunden ecologismo con edenismo. Esto es, se pretende proteger a la naturaleza anulando la intervención humana, o llevándola a su mínima expresión. El caso más acusado lo encontramos en las áreas protegidas, que actualmente se queman de forma desproporcionada.

El fuego en las áreas protegidas

Los incendios en Las Médulas (León) o Tres Cantos (Madrid), por ejemplo, ocurrieron en zonas protegidas. Las estadísticas revelan que estas áreas pueden llegar a arder hasta 17 puntos por encima de lo que les correspondería. Además, la severidad del incendio, o su intensidad, es un 20 % mayor que en los bosques no protegidos y la exposición de la población que vive en estos espacios, o en su periferia, es un 900 % mayor.

Las causas las encontramos en las grandes acumulaciones de biomasa resultantes de la escasa actividad forestal, junto con el bajo número de accesos y factores topográficos y meteorológicos.

Fuera de las áreas protegidas también nos encontramos con problemas serios. El agricultor que pretenda recuperar tierras abandonadas hace unas décadas para su cultivo, por poner un ejemplo, se topará con una legislación que le obligará a realizar una evaluación de impacto ambiental incluso si solo pretende recuperar una hectárea de terreno. Esto supone un coste muy elevado y desincentivará la inversión, y la ley de deforestación que está preparando la Comisión Europea podría agravar aún más la situación.

Recordemos que llamamos hogar a nuestra casa. Hogar viene de hoguera, de estar cerca del fuego, socializando y cocinando. Debemos recuperar la gestión del fuego para vivir tranquilos en nuestros hogares.

The Conversation

Víctor Resco de Dios recibe fondos de de MICINN y la Comisión Europea.

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La adaptación de las ciudades al calor está funcionando, pero puede mejorar con más vegetación

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Julián Briz Escribano, Catedrático emérito, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)

Calles de la ciudad de Barcelona. FranciscoMarques/Shutterstock

El cambio climático y la creciente urbanización generan problemas que afectan seriamente a los ciudadanos en múltiples dimensiones. En época veraniega inciden de forma especial las olas de calor, con impactos nocivos en la salud, la situación socioeconómica y el medio ambiente. Son fenómenos meteorológicos que implican periodos prolongados de temperaturas anómalamente altas con impactos múltiples y con causas diversas, lo que obliga a adoptar diferentes medidas para su abordaje.

Entre sus impactos socioeconómicos figura la reducción de la productividad laboral, especialmente en sectores como la agricultura y la construcción, que se desarrollan mayormente al aire libre. Además, la disminuición de la producción agraria pueden afectar a la seguridad alimentaria. En el aspecto sanitario, las elevadas temperaturas provocan deshidratación y agudizan enfermedades crónicas, especialmente en grupos vulnerables, como los ancianos. Repercute también negativamente en la salud mental, por el estrés.

En España las olas de calor son un evento extremo demoledor. En 2023, se produjeron más de 8 000 muertes atribuibles al calor saturado, con más de 200 fallecimientos por millón de habitantes y concentrados sobre todo en las regiones de Barcelona (839), Madrid (830) y Valencia (561).

Las olas de calor en España suelen ocurrir especialmente en julio y agosto y su frecuencia e intensidad se ha incrementado especialmente en las últimas décadas. Con ello, aumenta el riesgo de incendios forestales y la agricultura afronta el reto de adaptarse a la situación con cultivos más viables.

El calor en las ciudades

La mayor frecuencia de este fenómeno en la cuenca mediterránea obliga a implantar políticas y estrategias, tanto a nivel público como privado, en el terreno económico, social y medio ambiental.

Los modelos sobre el clima exponen las proyecciones sobre las temperaturas con escenarios diferentes sobre emisión de carbono. Las proyecciones más pesimistas muestran para finales del siglo XXI varias regiones donde se combinarán elevadas temperaturas y baja humedad, lo que impone límites de supervivencia a los seres vivos.

El impacto en la salud y mortalidad es especialmente intenso en áreas densamente pobladas, donde el tráfico, la concentración de actividades económicas y los materiales de las calles y los edificios hacen que el calor se concentre. En estas zonas se recomiendan acciones como las restricciones al tráfico y el fomento de infraestructuras verdes.

La diferencia de temperatura entre zonas con y sin infraestructuras verdes puede llegar a 20 grados. Como ejemplo, en la Puerta del Sol de Madrid, donde no existe vegetación, la temperatura ha llegado a superar los 54 °C.




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Los beneficios de la naturación urbana

El carácter multifuncional de las infraestructuras verdes las hace especialmente recomendables para combatir el calor en ambientes urbanos. Contribuyen a amortiguar la temperatura, aportar humedad, reducir la contaminación de partículas en suspensión, impulsar la biodiversidad con plantas nativas y facilitar hábitos saludables de recreo y ejercicio. Y a todo lo anterior se une su carácter sostenible como solución basada en la naturaleza.

La sociedad viene desarrollando medidas contra las olas de calor que han tenido un impacto favorable. Las estrategias de adaptación han supuesto una reducción de hasta un 80 % en la mortalidad ocurrida sin ellas, lo que indica que hay margen para seguir impulsando acciones en este campo.

Los planes de prevención del calor y comportamiento de las personas están reduciendo la vulnerabilidad al calor extremo. Entre los años 2000-2014, la temperatura mínima de mortalidad –es decir, con menor riesgo– era de 15 ºC, mientras que entre 2016-2019 subió a 17,7 ºC, lo que muestra la capacidad de resiliencia del cuerpo humano.

Recomendaciones ante las olas de calor

No obstante, todavía hay margen de mejora. A continuación exponemos algunas medidas indispensables para reducir el impacto de las olas de calor:

  • Fomentar las infraestructuras verdes, por su carácter multifuncional y sostenible, al disminuir la temperatura, mejorar la humedad, reducir la contaminación y aumentar el bienestar medioambiental con espacios de recreo.

  • Promover las energías renovables, limpias y sostenibles, que sustituyan a los combustibles fósiles, cuya quema incrementa el calentamiento global.

  • Establecer planes de emergencia para ayudar a la población vulnerable a encontrar refugios y lugares adecuados mientras duran las temperaturas extremas.




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Por qué las ciudades necesitan refugios climáticos pensados para los turistas


  • Regular los horarios de trabajo en aquellas profesiones expuestas al aire libre con riesgo de insolaciones, especialmente en agricultura y construcción.

A la hora de plantear el “enverdecimiento” de la ciudad, es decir, el aumento de la vegetación, el objetivo es lograr que los urbanitas tengan acceso a zonas verdes en un entorno próximo, lo que puede lograse, además de con grandes parques y jardines, a través de cubiertas, paredes verdes, zonas interiores o árboles en las calles. La idea es, como asegura el lema de la ciudad de Singapur, que las ciudades se sitúen en un jardín y no al revés.

Lograr ciudades más verdes es una estrategia imprescindible para que sus habitantes puedan sobrellevar un mundo cada vez más cálido.

The Conversation

Julián Briz Escribano es presidente y fundador de PRONATUR, miembro de la Academia Francesa de Agricultura,
miembro de las Juntas directivas de la World Green Infrastructure Network y la Federacion Europea de Infraestructuras Verdes EFB.

Isabel de Felipe Boente pertenece a la Junta Directiva de PRONATUR.

ref. La adaptación de las ciudades al calor está funcionando, pero puede mejorar con más vegetación – https://theconversation.com/la-adaptacion-de-las-ciudades-al-calor-esta-funcionando-pero-puede-mejorar-con-mas-vegetacion-263000

25 años del hundimiento del submarino Kursk: lo que revela sobre la personalidad de Putin

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Adeliya Bissenbayeva, Doctoranda (Historia y Lingüística), Universidad de Navarra

Modelo del submarino nuclear Kursk en el Museo Marítimo Lennusadam, en Tallinn (Estonia). Pjotr Mahhonin/Wikimedia Commons, CC BY

Durante su primer mandato, Vladímir Putin afrontó varios retos políticos y económicos: las guerras de Chechenia, el conflicto en Irak, el poder ilimitado de los oligarcas… Pero también una tragedia que abordó de manera desastrosa y que afectó a su imagen de líder fuerte y competente: el hundimiento del submarino nuclear Kursk.

Una carta estremecedora

El 12 de agosto del año 2000, el Kursk se hundió durante unos ejercicios en el mar de Barents. Los 118 marineros a bordo enviaron señales de vida al centro de mando, pero no recibieron respuesta. Permanecieron en completa oscuridad, con oxígeno para apenas unas horas. Reino Unido y Noruega ofrecieron su ayuda el mismo día, pero Rusia no respondió. Las labores de rescate no comenzaron hasta ocho días después.

Cuando finalmente se recuperó el submarino, se halló una carta estremecedora:

“Está muy oscuro para escribir, pero voy a intentarlo [a ciegas]. Parece que no tenemos posibilidades de salvarnos. Tan solo un 10–20 %. Vamos a esperar a que, al menos, alguien lea esto… Saludos a todos, no desesperéis. —Kolesnikov”.

Mientras los marineros aguardaban con mínimas posibilidades de sobrevivir, el recién estrenado presidente se encontraba de vacaciones en la ciudad de Sochi. No regresó hasta el día 17, cuando en Vidyayevo lo esperaban madres y esposas de los marineros, indignadas y dispuestas a exigir responsabilidades.

Críticas a la gestión del desastre

La tragedia fue ampliamente cubierta por la televisión nacional ORT, propiedad de Boris Berezovsky, uno de los oligarcas más poderosos del momento. El periodista Serguéi Dorenko criticó duramente la negligencia militar y gubernamental: el deficiente mantenimiento de los submarinos, las pésimas condiciones de vida de los marineros, las jornadas abusivas y los sueldos miserables.

También refutó la versión de Putin, quien afirmó que el rescate era imposible debido a las tormentas. “Me da mucha pena tener que contradecir al presidente… pero el miércoles 17 de agosto ya no había tormenta. Además, a 100 metros de profundidad, donde estaba el submarino, la tormenta no se siente”, afirmó.

Con el tiempo, se demostró que el Kursk no había sido atacado por un misil estadounidense, como sugirió el Kremlin, sino que se hundió por la explosión de un torpedo interno, que provocó un incendio y la detonación en cadena de otros torpedos. Las explosiones fueron tan potentes que las detectaron varios buques en la zona.

Una “manguera de falsedades”

Putin, al reunirse con las familias, mostró frialdad y ausencia de empatía. Ante las críticas, insistió en que eran “maniobras de la televisión para desacreditar al Gobierno” y destruir el sector militar.

Este patrón de actuación –omisión de la verdad y atribución de la culpa a enemigos externos– ha sido recurrente en su carrera. Durante la anexión de Crimea (2014), culpó a “nazis” y a Estados Unidos de provocar la revolución en Ucrania, ocultando que fuerzas rusas ya ocupaban edificios administrativos en la península. En la invasión de Ucrania (2022), insistió en la presencia de “nazis” en el país y en la supuesta amenaza de la OTAN para legitimar la “operación especial”.

Muchas de estas afirmaciones carecen de lógica interna y se apoyan más en suposiciones que en hechos. Sin embargo, gran parte de la población rusa las ha creído, del mismo modo que creyó que el Kursk fue atacado por misiles estadounidenses. Este fenómeno fue descrito por Christopher Paul y Miriam Matthews como la “manguera de falsedades”: una estrategia de propaganda basada en producir una avalancha de mentiras sin fundamento que, repetidas con suficiente frecuencia, acaban pareciendo verdad.

La verdad, en nuestros tiempos, suele pertenecer a quienes detentan el poder. ORT, junto a Berezovsky, terminó bajo control del Estado. El oligarca fue perseguido y, en 2013, apareció muerto en circunstancias extrañas. La verdad completa sobre el Kursk no fue revelada hasta mucho más tarde.

Por eso, la tarea de cualquier ciudadano es cuestionar las versiones oficiales, examinar críticamente las narrativas de los líderes y no dejarse arrastrar por la “manguera de falsedades”, por muy lógicas o atractivas que parezcan.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. 25 años del hundimiento del submarino Kursk: lo que revela sobre la personalidad de Putin – https://theconversation.com/25-anos-del-hundimiento-del-submarino-kursk-lo-que-revela-sobre-la-personalidad-de-putin-263143

¿Y si la IA fuera capaz de ayudarnos a la desconexión y el bienestar digital?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Iván Fernández Suárez, Profesor en el máster en Prevención de Riesgos Laborales. Consultor PRL para Fraternidad Muprespa. Grupo de investigación TR3S-i, Trabajo Líquido y Riesgos Emergentes en las Sociedad de la Información., UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

Inkoly/Shutterstock

En 2022, casi dos tercios de la población mundial era usuaria de internet. En términos absolutos, eso son 5 280 millones de personas que, además, pasan de media casi siete horas diarias frente a una pantalla.

Vivimos, pues, en un mundo hiperconectado en el que el entorno laboral se ha vuelto flexible. Pero esa flexibilidad, que tiene un lado positivo en aspectos como la conciliación y la igualdad de oportunidades, también ha generado amenazas. Ahora que podemos trabajar en cualquier lugar y en cualquier momento, separar la vida profesional de la vida privada se ha vuelto cada vez más complicado.




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Tecnoestrés, fatiga informática y el derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral


Este cambio ha hecho que cada vez más países incorporen en su normativa el derecho a la desconexión digital de los trabajadores. Pese a que este es un paso necesario para el bienestar digital de las personas, estas normas solo establecen los límites legales y deben ser mejoradas.

España dispone desde 2018 de una Ley de Protección de Datos Personales y garantía de derechos digitales. Sin embargo, las legislaciones establecen mínimos, las empresas deben ser más ambiciosas. No sirve con evitar situaciones que generen daño, hay que buscar bienestar digital y salud. Por ello debemos avanzar más allá de lo legalmente exigido. Implementando estrategias que fomenten un uso adecuado de las tecnologías.

¿Cómo hacer un uso más racional de las tecnologías y optimizar el binomio productividad y salud? El reto que supone la desconexión digital en un mundo hiperconectado puede tener su respuesta en la inteligencia artificial, que ofrece opciones en diferentes categorías.

Autoconciencia y monitoreo

Más allá del mero conteo del tiempo de uso, se pueden integrar sistemas inteligentes en los dispositivos para detectar patrones de utilización y obtener información sobre qué usos, y en qué momentos, generan más estrés o ansiedad.

Luego, los datos obtenidos a través del monitoreo de uso se correlacionan con los datos sobre patrones de sueño, actividad física y constantes vitales que proporcionan dispositivos como los relojes, las pulseras y los anillos inteligentes. Así, se obtiene una visión integral del impacto de la conexión digital en las personas y emitir alertas a nivel individual.

Desconexión consciente

Ya en 2021, investigadores de la Universidad de Stanford advertían que los estadounidenses miraban su móvil entre 50 y 80 veces al día para revisar sus notificaciones. La IA puede definir los horarios y momentos con mayor tráfico para filtrar esos avisos y reducir el tiempo de conexión. También puede crear modos de desconexión inteligente en los que filtra la información no relevante.

Para fomentar una desconexión digital más efectiva, la IA puede detectar los momentos óptimos para sugerir actividades offline (actividad física, meditación, atención plena o desconexión digital).

Uso intencional

Los modelos de inteligencia artificial pueden obtener los patrones de productividad de los trabajadores y, a partir de allí, sugerir tiempos de pausa y actividad en función de las características del individuo. Un ejemplo es la monitorización de la fatiga mediante herramientas que sean capaces de medir el ritmo de trabajo a través de indicadores como el parpadeo, el movimiento, la tasa de acierto o incluso la sudoración.

Muchos relojes y pulseras de actividad ya presentan funciones similares para activar nuestra movilidad y vencer el sedentarismo. Hemos pasado de sistemas que detectan la somnolencia en un conductor a sistemas de conducción asistida por inteligencia artificial.

La IA también puede filtrar información para optimizar la comunicación online y offline, reducir el ruido y evitar el exceso de información y el tecnoestrés.

El desarrollo de la inteligencia artificial permite analizar grandes cantidades de datos y determinar cómo las interfaces y algoritmos afectan a nuestra atención y generan comportamientos adictivos. Esta información podría ayudar a llevar a cabo intervenciones individuales, ajustadas a las necesidades de cada quien.

Aprovechar los datos

Donde surge una amenaza también surge una oportunidad. La aparición de estas herramientas pueden permitir avances en dos aspectos fundamentales:

  1. La optimización de los recursos para disminuir el tiempo dedicado a tareas tediosas y aumentar la eficacia de los trabajadores.

  2. La autoconciencia, el poder de atracción de las nuevas tecnologías es tan alto que se pierde la noción del tiempo. En un mundo en el que todo se mide, no se han incorporado herramientas efectivas que controlen los tiempos de exposición a este riesgo emergente.

Es el momento de ser reflexivos en el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones para que su uso aumente la eficiencia y el bienestar en el trabajo. Quizás el primer paso sea tomar conciencia del tiempo que se pasa frente a las pantallas.

The Conversation

Iván Fernández Suárez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Y si la IA fuera capaz de ayudarnos a la desconexión y el bienestar digital? – https://theconversation.com/y-si-la-ia-fuera-capaz-de-ayudarnos-a-la-desconexion-y-el-bienestar-digital-254549

Cada vez más personas buscan formarse durante toda la vida

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Francisco Javier Gago Valiente, Profesor en el Departamento de Enfermería de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Huelva., Universidad de Huelva

Ground Picture/Shutterstock

La educación ha sido históricamente uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de las sociedades, evolucionando constantemente para adaptarse a los cambios sociales, económicos y culturales de cada época.
En las últimas décadas, la aceleración de las transformaciones tecnológicas y la globalización han generado un nuevo paradigma educativo que trasciende las concepciones clásicas sobre cuándo y cómo se produce el aprendizaje. La sociedad del conocimiento ha impulsado una reconceptualización de los procesos formativos, donde la adquisición de saberes ya no puede limitarse a etapas específicas de la vida.

Educación formal, no formal e informal

La formación a lo largo de la vida supera las fronteras tradicionales de la educación formal y la integra con el aprendizaje no formal e informal.

En este sentido, cualquier actividad que realizamos “con el objetivo de mejorar los conocimientos, las competencias y las aptitudes con una perspectiva personal, cívica, social o relacionada con el empleo” es un aprendizaje a lo largo de toda la vida.

Formación continua en la educación formal

Existen múltiples alternativas para quienes buscan continuar su formación. Dentro de la educación formal, existen programas de formación continua como los programas universitarios para adultos que proporcionan titulaciones específicas adaptadas a perfiles con experiencia profesional; la formación profesional de grado superior que permite una especialización técnica avanzada vinculada al sector productivo; y los másteres y posgrados que aportan formación especializada que combina teoría y práctica profesional.

Todos ellos han experimentado un incremento del 32 % en su matrícula durante el último quinquenio, destacando especialmente las áreas tecnológicas y sanitarias.

Educación no formal: MOOC y Certificados de Profesionalidad

La educación no formal se compone de MOOC (Massive Open Online Courses). Plataformas como Coursera, edX o Udemy han democratizado el acceso a contenidos de calidad. En el año 2021 se registraron unos 220 millones de estudiantes que hicieron uso de MOOC y una oferta de unos 19400 cursos.

Asimismo existen certificaciones profesionales, es decir, acreditaciones específicas reconocidas por la industria en ámbitos como tecnología, gestión o marketing digital. Ejemplo de ello son los Certificados de Profesionalidad como “Desarrollo de aplicaciones con tecnologías web”, “Actividades de gestión administrativa” o “Gestión comercial inmobiliaria”.

También forma parte de la educación no formal la formación en empresas: programas de desarrollo profesional internos que representan una inversión aproximada del 2.8 % de la masa salarial en empresas europeas.

Aprendizaje informal

El aprendizaje informal puede obtenerse en comunidades de práctica o grupos de profesionales que comparten conocimientos y experiencias. También a través de la autoformación mediante recursos digitales como podcasts, tutoriales, blogs especializados y otras fuentes de acceso libre. Sin olvidarnos de la mentoría de expertos en áreas específicas.

Cada vez más demanda de formación

Hay que destacar que la demanda de formación continua ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años. Un 54 % de los trabajadores participaron en alguna actividad formativa durante el último año, frente al 38 % registrado en 2015. Este aumento responde a diversos factores:

  • Automatización y transformación digital: según el Foro Económico Mundial (2023), el 50 % de los empleados necesitarán recualificarse significativamente antes de 2027 debido a la integración de nuevas tecnologías en los procesos productivos.

  • Cambios en los modelos de carrera profesional: la media de cambios profesionales ha aumentado a 12 a lo largo de la vida laboral, frente a los 7 registrados hace una década.

  • Mayor esperanza de vida y carreras más largas: el envejecimiento activo ha incrementado la necesidad de actualización continua para mantener la empleabilidad en etapas avanzadas.




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¿Cómo encontrar trabajo a partir de los 50 años? Formándose


Lo que ofrece la tecnología

En este sentido, el mercado de la formación continua ha respondido a esta creciente demanda con una expansión significativa. Ejemplo de ello son las siguientes modalidades de formación, en la actualidad cada vez en un mayor auge:

  • Hiperpersonalización formativa: plataformas que utilizan inteligencia artificial para crear itinerarios formativos individualizados según necesidades específicas, habilidades previas y objetivos profesionales. Un ejemplo muy representativo de este tipo de plataformas sería la de Coursera, la cual utiliza algoritmos de inteligencia artificial y machine learning para crear rutas de aprendizaje personalizadas que se adaptan a las necesidades específicas, habilidades previas y objetivos profesionales.

  • Micro-credenciales: certificaciones de corta duración centradas en competencias específicas, con un crecimiento anual del 83 %. Este formato está orientado tanto a la inserción de las personas egresadas en el mercado laboral como a personas trabajadoras que desean garantizar su empleabilidad y la progresión en sus carreras, con o sin titulación universitaria previa. Esta formación se oferta dentro de las secciones de títulos propios de las universidades.

  • Formación inmersiva: utilización de realidad virtual y aumentada que ha mostrado resultados de aprendizaje un 76 % superiores respecto a métodos tradicionales en determinadas áreas técnicas.




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Un nuevo aliado en la educación superior: las microcredenciales


Un mercado en crecimiento

En conjunto, la formación a lo largo de la vida representa actualmente un mercado global valorado en aproximadamente 350 000 millones de dólares, con una proyección de crecimiento anual del 14 % hasta 2028. En Europa, la inversión en programas de upskilling y reskilling (mejora de habilidades profesionales) ha aumentado un 27 % en los últimos tres años.

España muestra una tendencia similar, con un incremento del 41 % en la participación en actividades de formación continua desde 2020, aunque sigue por debajo de la media europea.

Los datos evidencian un crecimiento sostenido tanto en la demanda como en la oferta de estas alternativas formativas, impulsado principalmente por la transformación digital, los cambios en el mercado laboral y la necesidad de adaptación constante.

El futuro apunta hacia modelos formativos cada vez más flexibles, personalizados y orientados a resultados concretos, donde la capacidad de aprender a aprender constituirá la competencia fundamental para navegar en un entorno en permanente evolución.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Cada vez más personas buscan formarse durante toda la vida – https://theconversation.com/cada-vez-mas-personas-buscan-formarse-durante-toda-la-vida-259111

Tras utilizar la IA generativa en ‘El Eternauta’, Netflix corre el riesgo de dejar atrás a espectadores y creadores

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Edward White, PhD Candidate in Psychology, Kingston University

El reciente uso de la IA generativa por parte de Netflix para escenificar el derrumbe de un edificio en la serie de ciencia ficción El Eternauta supone mucho más que un hito tecnológico. Revela una tensión psicológica fundamental sobre la autenticidad del entretenimiento.

La secuencia representa el primer uso oficial de esta tecnología en el metraje final por parte del gigante del streaming. Según Netflix, se completó diez veces más rápido de lo que habrían permitido los métodos tradicionales.

Sin embargo, esta ganancia en eficiencia pone de relieve una cuestión más profunda, arraigada en la psicología humana. Cuando los espectadores descubren que su entretenimiento contiene IA, ¿desencadena esta revelación de la autoría algorítmica la misma disonancia cognitiva que experimentamos cuando descubrimos que hemos sido seducidos por la desinformación?

El paso del CGI (las imágenes generadas por ordenador) tradicional a la IA generativa es el cambio más significativo en los efectos visuales (VFX) desde que los gráficos por ordenador sustituyeron a los efectos físicos.

Los VFX tradicionales requieren legiones de artistas que crean meticulosamente modelos basados en mallas y pasan semanas perfeccionando la geometría, la iluminación y la animación de cada elemento. Incluso el uso de CGI con pantallas verdes exige que los artistas construyan cada elemento digital a partir de modelos 3D y programen las simulaciones. Tienen que crear manualmente fotogramas clave para cada momento, estableciendo puntos que muestren cómo se mueven o cambian las cosas.

Con la IA generativa, los artistas simplemente describen lo que quieren y los algoritmos generan secuencias completas al instante. Esto convierte un trabajo lento y laborioso en algo más parecido a una conversación creativa. Pero también plantea preguntas difíciles. ¿Estamos asistiendo a una nueva etapa de la tecnología o a la sustitución de la creatividad humana por conjeturas algorítmicas?

La escena del derrumbe del edificio de El Eternauta demuestra claramente esta transformación. Lo que antes habría requerido meses de trabajo de modelado, rigging y simulación, se ha logrado mediante la generación de texto a vídeo en una fracción del tiempo.

Los factores económicos que impulsan esta transformación van mucho más allá de las ambiciones creativas de Netflix.

Se prevé que el mercado de la IA de texto a vídeo alcance un valor de más de 1 500 millones de euros en 2029. Esto refleja una industria que busca recortar gastos tras 2022, cuando el presupuesto para contenidos de Netflix descendió un 4,6 %, mientras que Disney y otros grandes estudios implementaron medidas generalizadas de recortes.

La disrupción en costes es desconcertante. Las secuencias tradicionales de efectos visuales pueden costar miles de dólares por minuto. Como resultado, el presupuesto medio para CGI y efectos visuales en las películas estadounidenses alcanzó los 33,7 millones de dólares por película en 2018. La IA generativa podría suponer una reducción de costes del 10 % en toda la industria de los medios de comunicación y de hasta un 30 % en televisión y cine. Esto permitirá a los cineastas independientes hacer realidad visiones creativas que antes eran imposibles. Pero esta mayor accesibilidad también conlleva pérdidas.

El tráiler de El Eternauta.

La OCDE informa de que el 27 % de los puestos de trabajo en todo el mundo corren un “alto riesgo de automatización” debido a la IA. Por otra parte, encuestas realizadas por la Alianza Internacional de Empleados de Teatro han revelado que el 70 % de los trabajadores de efectos visuales realizan horas extras no remuneradas y solo el 12 % tiene seguro médico. Es evidente que la industria ya se encuentra bajo presión.

Poder frente a precisión

Si bien la IA ofrece a los cineastas un acceso sin precedentes a la fabricación de imágenes complejas, al mismo tiempo les priva del control minucioso que define la visión del director.

A modo de experimento, el director de cine Ascanio Malgarini dedicó un año a crear un cortometraje generado por IA titulado Kraken (2025). Utilizó herramientas de IA como MidJourney, Kling, Runway y Sora, pero descubrió que “el control total sobre cada detalle” era “simplemente imposible”.

Malgarini describió su trabajo como el de un editor de documentales. En lugar de dirigir tomas precisas, reunió “una gran cantidad de material de diferentes fuentes”.

Kraken, el cortometraje experimental de IA de Ascanio Malgarini.

Y no solo los cineastas prefieren el toque humano. En el mundo del arte, los estudios han demostrado que los espectadores prefieren claramente las obras originales a las copias perfectas generadas por IA. Los participantes citaron la sensibilidad hacia el proceso creativo como fundamental para la apreciación.

Cuando se aplica al contenido generado por IA, este sesgo crea contradicciones fascinantes. Una investigación reciente publicada en Frontiers in Psychology descubrió que, cuando los participantes desconocían el origen, preferían significativamente las obras de arte generadas por IA a las creadas por humanos. Sin embargo, una vez revelada la autoría de la IA, el mismo contenido sufrió una reducción en la percepción de autenticidad y creatividad.

El ajuste de cuentas de Hollywood con la IA

Los avances en IA se están produciendo en un vacío normativo. Aunque el Congreso de los Estados Unidos celebró múltiples audiencias sobre IA en 2023, no existe una legislación federal integral que regule su uso en Hollywood. La ley estadounidense sobre divulgación de derechos de autor de la IA generativa, actualmente paralizada, deja a los creadores sin protección jurídica, ya que las empresas utilizan sistemas de IA entrenados con materiales que pueden estar protegidos por derechos de autor.

Las huelgas de Hollywood de 2023 cristalizaron estos temores de la industria. Los guionistas consiguieron protecciones que garantizan que la IA no pueda escribir ni reescribir material, mientras que los actores negociaron la necesidad de pedir consentimiento para las réplicas digitales. Sin embargo, estos acuerdos cubren principalmente a los directores, productores e intérpretes principales, que son los que tienen más poder de negociación, mientras que los trabajadores de efectos visuales siguen siendo vulnerables.

Los litigios por derechos de autor están empezando a dominar el panorama: desde 2020 se han presentado más de 30 demandas por infracción contra empresas de IA. La histórica demanda de Disney y Universal en junio de 2025 contra Midjourney representa el primer desafío importante de los grandes estudios en materia de derechos de autor, alegando que la empresa de IA creó un “pozo sin fondo de plagio” al entrenar sin permiso a sus modelos con personajes protegidos por derechos de autor.

Mientras tanto, los tribunales federales de Estados Unidos han dictado sentencias contradictorias. Un juez de Delaware falló en contra de la empresa de IA Ross Intelligence por entrenar a su tecnología con contenido legal protegido por derechos de autor, mientras que otros se han inclinado parcialmente a favor de las defensas del uso legítimo.

El sector se enfrenta a un problema de aceleración: los avances en IA superan las negociaciones contractuales y la adaptación psicológica. Esta tecnología está remodelando las demandas de la industria, pero el 96 % de los artistas de efectos visuales afirman no haber recibido formación específica, y el 31 % citan esto como un obstáculo para incorporar la IA en su trabajo.

La integración de la IA en Netflix demuestra que Hollywood se enfrenta a cuestiones fundamentales sobre la creatividad, la autenticidad y el valor humano en el mundo del entretenimiento. Sin una regulación integral y programas de reciclaje profesional, la industria corre el riesgo de un futuro en el que los avances tecnológicos sean más rápidos que los marcos legales, los trabajadores y la aceptación pública.

A medida que el público empieza a reconocer la mano invisible de la IA en el entretenimiento, la industria debe hacer frente no solo a la disrupción económica, sino también a los sesgos cognitivos que determinan cómo percibimos y valoramos el trabajo creativo.


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The Conversation

Edward White no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Tras utilizar la IA generativa en ‘El Eternauta’, Netflix corre el riesgo de dejar atrás a espectadores y creadores – https://theconversation.com/tras-utilizar-la-ia-generativa-en-el-eternauta-netflix-corre-el-riesgo-de-dejar-atras-a-espectadores-y-creadores-262449