¿Qué sentimos al comer? En busca de los secretos moleculares del gusto

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Rocío Romero Zaliz, Personal docente e investigador area de ciencia de la computación e inteligencia artificial, Universidad de Granada

ViDI Studio/Shutterstock

¿Se ha preguntado alguna vez por qué ciertos sabores nos resultan irresistibles mientras que otros nos generan rechazo? Más allá de nuestras papilas gustativas, depende de una intrincada red de señales dentro de nuestro cuerpo. Esta red influye no solo en nuestros gustos, sino en nuestra salud y hasta en cómo nos sentimos.

Un estudio reciente, publicado en la revista npj Science of Food de la editorial Nature, ha dado un paso importante para comprender el sentido del gusto. Gracias al uso de herramientas de inteligencia artificial y a técnicas de simulación molecular, los científicos que hemos participado en la investigación logramos identificar por primera vez el conjunto completo de interacciones de los receptores del gusto humano.

El gusto: una experiencia multidimensional

Los receptores del gusto son proteínas que detectan los compuestos químicos de los alimentos. Luego, convierten esa información en señales que el cerebro interpreta como dulce, salado, amargo, ácido o umami.

Pero estas proteínas no trabajan solas. Dentro de nuestras células, se relacionan con muchas otras. Juntas forman una red de interacciones que, hasta ahora, era poco conocida.

Comprender cómo se conectan dichas proteínas puede ayudarnos a mejorar la alimentación. También puede servir para tratar trastornos relacionados con el apetito o el sabor. Incluso puede guiar el desarrollo de alimentos más saludables y, a la vez, sabrosos.

Inteligencia artificial al servicio del paladar

El estudio fue realizado por un consorcio europeo con participación de investigadores de la Universidad de Granada. Estos investigadores utilizaron modelos de inteligencia artificial para predecir cómo se relacionan los receptores del gusto con otras proteínas del cuerpo humano.

Para ello, se entrenaron modelos de inteligencia artificial con más de 2,5 millones de datos experimentales que incluían información genética, estructural y funcional sobre proteínas humanas. Los investigadores utilizaron 61 características distintas para describir cada par de proteínas (siendo una de ella un receptor del gusto), como su similitud funcional, su presencia en otras especies, su nivel de expresión conjunta o su compatibilidad estructural. Esta información permitió construir modelos capaces de predecir, con alta precisión, si dos proteínas interactúan entre sí o no.

Pero no solo se trataba de saber si existía una interacción, sino también de estimar cuán fuerte era. Para ello, se desarrolló un modelo adicional que permite calcular la afinidad entre proteínas, es decir, la intensidad con la que se unen. Esta información resultó clave para priorizar las interacciones más relevantes desde el punto de vista biológico.

Una vez identificadas las interacciones más prometedoras, los investigadores recurrieron a simulaciones de dinámica molecular, que permiten observar cómo se comportan las proteínas en un entorno virtual imitando el interior de una célula. Gracias a esta técnica, pudieron analizar con detalle el modo en que se unen las proteínas, qué regiones están implicadas en el contacto y cómo cambia su forma durante la interacción.

Así, lograron validar algunas de las predicciones más destacadas del modelo, aunque poner a prueba todas es un proceso complejo que aún llevará tiempo.

Descubrimiento revolucionario

El descubrimiento más llamativo de este estudio es la interacción entre el receptor amargo TAS2R41 y la proteína CHMP4A. Esta última participa en funciones celulares esenciales, como la reparación de membranas dañadas. Aunque hasta ahora no se había relacionado con el sentido del gusto, las simulaciones moleculares revelaron que puede unirse de forma estable al receptor TAS2R41, lo que podría alterar su comportamiento.

En concreto, los investigadores observaron que esta interacción modifica la flexibilidad de una región clave del receptor, lo que podría facilitar la entrada de compuestos amargos y, por tanto, aumentar su sensibilidad. Este hallazgo sugiere que la proteína CHMP4A podría actuar como un modulador del gusto, influyendo en cómo percibimos ciertos sabores sin necesidad de que haya un estímulo externo, como un alimento.

Además, abre una nueva línea de investigación: la posibilidad de que los receptores del gusto tengan funciones más allá de la lengua. Esto plantea la hipótesis de que podrían participar en otros procesos como la regulación del apetito o la respuesta a ciertos medicamentos.

¿Y estos avances para qué nos sirven?

Nuestro trabajo puede ayudar a entender mejor cómo se relaciona el sentido gusto con la salud. Por ejemplo, podría explicar por qué algunas personas tienen más apetito que otras, o por qué ciertos alimentos resultan más atractivos para unos que para otros. Estas diferencias no siempre se deben a la cultura o a la costumbre: también pueden tener una base biológica, relacionada con cómo interactúan las proteínas en nuestro cuerpo.

Así sería posible diseñar alimentos que se adapten mejor a las preferencias individuales sin comprometer su valor nutricional. Esto podría facilitar que más personas adopten dietas equilibradas, especialmente aquellas que encuentran difícil seguir recomendaciones alimentarias tradicionales.

Además, los hallazgos podrían aplicarse en el tratamiento de personas con problemas de apetito o alteraciones en la percepción del sabor. Estas dificultades son comunes en pacientes con enfermedades crónicas, en personas mayores o en quienes reciben tratamientos como la quimioterapia.

En un mundo donde comer bien es un reto constante, por razones económicas, culturales o de salud, entender cómo funciona el gusto a nivel molecular puede convertirse en una herramienta poderosa. No solo para tomar mejores decisiones alimentarias, sino también para prevenir enfermedades, mejorar tratamientos y promover una relación más saludable con la comida.

The Conversation

Esta publicación es parte del Proyecto “Inteligencia Artificial Ética, Responsable y de Propósito General: Aplicaciones En Escenarios De Riesgo. (IAFER) Exp.: TSI-100927-2023-1 financiado a través de la Creación de cátedras universidad-empresa (Cátedras Enia), destinadas a la investigación y desarrollo de la inteligencia artificial, para su difusión y la formación en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia Europeo, financiado por la Unión Europea-Next Generation EU.

Vanessa M. Martos Núñez recibe fondos de:
Proyecto VIRTUOUS-MSCA-RISE-Research and Innovation Staff Exchange, del Programa Horizon 2020 de la Comisión Europea. GA: 872181
https://virtuoush2020.com/project/

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¿Intervención antidrogas o estrategia geopolítica? El conflicto entre EE. UU. y Venezuela en aguas del Caribe

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Fernando Cvitanic, Docente de Relaciones Internacionales, Universidad de La Sabana

Imagen del segundo ataque de Estados Unidos a una presunta narcolancha venezolana difundida por el gobierno estadounidense.

Se mantienen las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos. Tras el despliegue de varios buques de guerra y los entrenamientos del Comando Sur de los Estados Unidos en aguas del Caribe, Venezuela también dio inicio a los ejercicios militares en la isla La Orchila y continúa la expectativa.

Estados Unidos ha sido claro en su intención de luchar contra las drogas. El mensaje, desde el día uno del despliegue de barcos, helicópteros, tanques y soldados, y los ataques contra tres embarcaciones que dejaron un saldo de 14 personas fallecidas, no puede ser más contundente: “Deje de enviar droga”, fue el mensaje lanzado por Trump desde Inglaterra a Nicolás Maduro.

El gobierno de Venezuela, por su parte, insiste en que todo obedece al interés del país norteamericano de derrocarlo, y presentó ante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) las correspondientes denuncias, sin dejar de lado las acusaciones por violación del derecho internacional al bombardear embarcaciones que supuestamente llevaban cargamentos de drogas.

Lo cierto es que, más allá de los hechos y las acusaciones, en la actual coyuntura internacional, las actuaciones de Estados Unidos parecen responder a una estrategia de poder: golpea en su patio trasero para mejorar su posición en el escenario global.

La sombra del pasado

Dos ejemplos de los últimos años de la Guerra Fría: en 1983, un conjunto de fuerzas militares de algunos países del Caribe en alianza con Estados Unidos invadió Granada para deponer el gobierno prosoviético que controlaba la isla, En 1989, durante el primer año de George Bush padre en la Casa Blanca, el ejército estadounidense invadió Panamá para capturar al dictador Manuel Antonio Noriega. En cambio, la estrategia de Estados Unidos en los últimos tiempos ha sido menos dogmática y se ha basado en el poder blando: la influencia económica, diplomática y tecnológica. Además, en estas últimas décadas, y con excepciones como Venezuela, Nicaragua o Cuba, la democracia se ha ido asentando en los países latinoamericanos.

Han quedado atrás los tiempos de la política del garrote con la que los gobiernos estadounidenses presionaban a los países latinoamericanos, con intervenciones armadas, y la lucha perdida contra el tráfico de drogas ha obligado a dar un giro e intentar nuevas estrategias.




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Gasolina y drogas

Las preocupaciones de Washington respecto a Venezuela se concentran en dos cuestiones: las reservas de petróleo y la actividad delictiva del Cartel de los Soles (tráfico de cocaína, contrabando de combustible y minería ilegal entre otros).

Por su parte, las grandes compañías energéticas estadounidenses verían con buenos ojos la salida de Maduro y que se recuperase la normalidad en la industria petrolera venezolana. Venezuela tiene demasiado crudo para ignorarlo y el mercado energético global sigue siendo clave en la economía mundial.

En Washington se están evaluando las posibilidades para hacer intervenciones marítimas y terrestres en América Latina –hay un proyecto de ley redactado por Cory Mills, miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos– para dar una solución, al menos a mediano plazo, al narcotráfico en la región.

Explosiones descontroladas

Lo cierto es que hacer explotar embarcaciones parece estar teniendo consecuencias. “Vemos que no hay barcos. Cuando fuimos la primera vez, había cientos de barcos. Ahora no hay ninguno”, explicó Trump, quizás para precisar que probablemente esto se debe a que la presencia de los barcos estadounidenses es ya un obstáculo para los narcotraficantes.

Esta estrategia podría hacer tambalear a Nicolás Maduro, buscado por sus supuestos nexos con el Cartel de los Soles y por quien ya EE. UU. ofrece una recompensa de 50 millones de dólares, mayor que la que se prometió en 2001 por Osama Bin Laden (25 millones de dólares).

De ahí que el temor de Maduro no sea gratuito. En medio de esta incertidumbre, la Asamblea Nacional venezolana acaba de aprobar un proyecto de asociación estratégica y cooperación con el Kremlin mientras su otro aliado, China, manteniendo su política de no intervención, no se ha pronunciado al respecto.

El problema no es de la región

Lo que ocurre entre Estados Unidos y Venezuela no puede verse como un enfrentamiento regional: se trata de un capítulo más en la disputa por la narrativa de poder en el sistema internacional. Estados Unidos, bajo el gobierno de Trump, mide costos y beneficios con el mismo pragmatismo con el que antes respaldó a dictadores amigos o castigó a adversarios ideológicos.

La incógnita no es si a Washington le preocupa la democracia en Caracas sino cuánto está dispuesto a frenar el narcotráfico y mantener su hegemonía en un continente que, aunque relegado, sigue siendo su patio trasero y en donde China, su mayor adversario, va ganando terreno.

The Conversation

Fernando Cvitanic no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Intervención antidrogas o estrategia geopolítica? El conflicto entre EE. UU. y Venezuela en aguas del Caribe – https://theconversation.com/intervencion-antidrogas-o-estrategia-geopolitica-el-conflicto-entre-ee-uu-y-venezuela-en-aguas-del-caribe-264571

La difícil movilidad urbana de las mujeres trabajadoras en Latinoamérica

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Celia Herrera, Directora Centro de Investigación y Desarrollo de Ingeniería, Universidad Católica Andrés Bello

Congestión de tráfico en el centro de Caracas. testing/Shutterstock

A las 5 de la mañana, Juana sale apurada de su casa, en Petare (Caracas), uno de los sectores populares de viviendas autoconstruidas más grande de América Latina, que se extiende por más de 45 kilómetros cuadrados de terrenos empinados.

Camina con su nieto hasta la parada, donde espera un jeep (que vendrá lleno). Estos todoterrenos son el transporte público más habitual del barrio por lo particular de su orografía. Juana deja al niño en la escuela, hace unas compras y luego camina hasta la estación de metro para seguir rumbo a su trabajo. Su día no terminará hasta muchas horas y trasbordos después.

Vista aérea de aglomeración de casas sobre unas colinas
Vista aérea del barrio de chabolas de Petare, en Caracas.
Eddvlp/Shutterstock

Esta es la rutina real de miles de mujeres de Petare, de Caracas, de Venezuela y de América Latina.

¿Qué son los viajes poligonales?

Los trayectos de Juana rara vez siguen el esquema pendular casa–trabajo–casa. Se parecen más a lo que Inés Sánchez de Madariaga, experta en urbanismo de género, llama “viajes poligonales”:

“Respecto a la movilidad, las mujeres hacen más viajes, más viajes encadenados, con patrones de tipo más poligonal y menos viajes pendulares. Usan más el transporte público, abarcan distancias y ámbitos geográficos menores y más en el entorno de la vivienda, y se mueven por más motivos diferentes, con patrones de movilidad menos predecibles y más irregulares. Todo esto tiene que ver con la doble carga de trabajo que asumen las mujeres dentro y fuera del hogar”.

En estas cadenas de recorridos fragmentados, el cuidado y otras responsabilidades domésticas marcan el ritmo. Esta lógica multiplica tiempos, costos y riesgos para las mujeres, pero suele pasar desapercibida.

Más tiempo, más riesgos, menos oportunidades

La movilidad del cuidado visibiliza cómo las mujeres organizan sus desplazamientos a partir de tareas domésticas y comunitarias.

Un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) estima que las mujeres en América Latina invierten hasta un 30 % más de tiempo) en sus recorridos diarios que los hombres.

En Caracas, un trayecto de media hora puede convertirse, a la larga, en horas perdidas, abandono de estudios, menos acceso a empleos dignos y mayor fatiga. Los recorridos extensos y fragmentados también exponen con más frecuencia a las mujeres al acoso y la violencia en el espacio público.

Esto se agrava por la crisis de transporte público en Caracas: un metro colapsado e inseguro, pocos autobuses y “camioneticas” (y muchos en mal estado), tarifas altas para los pasajeros (pero insuficientes para mantener la calidad del servicio), embotellamientos y calles en mal estado, inseguridad y, en general, una red informal y precaria de transporte.

Calle de Caracas.
Calle de Caracas.
Angel Corrales/Shutterstock

Políticas públicas: experiencias internacionales

Aplicar principios de urbanismo feminista –mejorar la iluminación en las paradas, situar los portales al mismo nivel de las fachadas, el uso de ascensores transparentes o diseñar calles sin recovecos– hacen que las mujeres perciban las vías urbanas como más seguras.

Algunas ciudades latinoamericanas han empezado a responder. Medellín incorporó los viajes del cuidado en sus planes de movilidad, diseñando rutas y servicios según patrones femeninos. En Ciudad de México y Buenos Aires se aplican programas para combatir el acoso en buses y metro, y el Banco Mundial promueve rutas escolares seguras, subsidios para mujeres de bajos ingresos y empleo femenino en el sector.

¿Qué se puede hacer en Caracas?

Más allá de las limitaciones presupuestarias, un barrio con condiciones tan complicadas como Petare (difícil orografía, transporte público limitado, grandes distancias a pie para llegar a los puntos nodales de transporte hacia otras zonas de Caracas), necesita medidas para mejorar la seguridad y la movilidad urbana femenina. Esto se traduce en paradas con mejor iluminación y vigilancia comunitaria, regularización del transporte público informal, promoción de la intermodalidad, creando nodos de intercambio (metro-autobús, por ejemplo) eficientes para mejorar la accesibilidad urbana.

Una referencia pionera para recopilar datos y diseñar políticas de movilidad urbana con enfoque de género es el índice de caminabilidad sensible al género desarrollado por el Banco Interamericano de Desarrollo. Este índice ofrece herramientas prácticas y criterios (estado de las aceras, conectividad, seguridad vial, fachadas y edificaciones, comodidad y mobiliario urbano, señalización) para evaluar la accesibilidad y seguridad urbana a partir de las experiencias de mujeres y niñas.

Quien habla de Petare, habla de muchos otros barrios y realidades similares en América Latina. Los viajes poligonales de las mujeres revelan desigualdades profundas. El transporte y la movilidad no son solo infraestructuras: define el derecho a habitar la ciudad. Ignorar cómo se mueven las mujeres es perpetuar una ciudad injusta y limitada.

Hablar de movilidad con perspectiva de género es, finalmente, hablar de democracia y derecho a la ciudad para todas las personas.

The Conversation

Celia Herrera no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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Los estornudos de los cerdos nos ayudan a entender cómo actúa la gripe

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Estanislao Nistal Villán, Virólogo y profesor de Microbiología de la Facultad de Farmacia, Universidad CEU San Pablo

Los cerdos son un buen modelo animal para estudiar la gripe txking/Shutterstock

Entre 290 000 y 650 000 personas mueren al año por enfermedades asociadas a la gripe causada por los virus de la influenza, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero, lejos de ser un problema exclusivamente humano, estos virus también infectan a numerosas especies animales. Las aves acuáticas, que son su principal reservorio, pueden transmitir el virus a cerdos y a humanos, entre otros.

En los cerdos, la gripe provoca una enfermedad respiratoria similar a la humana, con problemáticas comparables, lo que los convierte en un modelo valioso para el estudio de la infección y sus complicaciones. La principal complicación que presentan las infecciones gripales son las infecciones bacterianas secundarias, como las del neumococo (Streptococcus pneumoniae) en el caso de los humanos, o el Streptococcus suis en el caso del cerdo. Esto implica que cuando los pacientes están defendiéndose del virus, algunas bacterias aprovechan la situación para producir su propia infección.

Cuando Robert Koch (1843-1910), considerado uno de los padres de la microbiología moderna, identificó a los agentes que causaban enfermedades mortales como la tuberculosis o el cólera, cambió por completo la manera de abordar las enfermedades infecciosas. Las infecciones pasaron de ser meras especulaciones a convertirse en objeto de estudio experimental, donde el diagnóstico y el tratamiento podían orientarse con precisión frente a un microorganismo concreto. Eso sí, uno solo, porque Koch abanderaba el concepto de “un patógeno, una enfermedad”.

En este caso, el tiempo no le ha dado del todo la razón: no siempre hay un único patógeno detrás de una enfermedad. Sin ir más lejos, en muchos de los casos de muerte por gripe, las complicaciones se asocian a infecciones oportunistas en las que podrían intervenir, además del virus, una o varias bacterias a la vez. Lo que aún se desconoce es de qué manera interactúan con el virus y entre ellas, y cómo contribuyen a que se agrave la enfermedad.

Los pulmones no son estériles

Para entender de dónde surgen esas bacterias, hay que tener en cuenta que los pulmones no son estériles ni asépticos, hay microbiota también en el tracto respiratorio. Y en un contexto de infección viral, entre las propias comunidades microbianas del pulmón pueden emerger una o varias bacterias oportunistas que agraven la enfermedad.

Hoy en día, la mayoría de las infecciones respiratorias que reciben atención médica no tienen una etiología o causa definida.

La microbiota es como una gran orquesta

La microbiota es el conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos y arqueas) que habita en un espacio concreto del cuerpo humano como la piel, el sistema digestivo o el tracto respiratorio. Su equilibrio es crucial para mantener la salud, dado que participa en el mantenimiento de condiciones que evitan enfermedades.

Podríamos concebir la microbiota como una gran orquesta en la que los músicos de cada grupo de instrumentos tocan al compás y son escuchados por una audiencia pacífica, que aprecia la armonía del momento. Este concierto ocurre en perfecto equilibrio hasta que un agente disruptor (en este caso, la gripe) perturba la armonía. La gripe introduce elementos disonantes que pueden despertar reacciones en otros músicos, y también en los críticos espectadores, que pueden empezar a enfadarse, silbar, lanzar tomates o algo peor: volverse tan violentos que acaben destruyendo la sala de conciertos.

La mejor manera de identificar a los “músicos” de la sala de conciertos de nuestros pulmones sanos, y de entender lo que les pasa cuando hay una infección, es utilizando tecnologías de secuenciación. Así es como hemos podido identificar las bacterias presentes en los pulmones de cerdos que sufrían gripe. Los resultados revelan que hay más cantidad de bacterias en los pulmones de animales infectados con influenza, así como una mayor diversidad tanto de bacterias comúnmente asociadas a neumonías como de otras menos prevalentes.

Una firma bacteriana inconfundible

Las bacterias presentes en el pulmón durante una infección gripal pueden asociarse entre sí, dando lugar a lo que se conoce como firmas bacterianas que, adaptando el concepto de Koch, podrían traducirse como “un patrón bacteriano, una enfermedad”.

Estos patrones podrían ser utilizados en un futuro para predecir el comportamiento y las complicaciones que ciertos pacientes pueden presentar durante una gripe para poder tratarles a tiempo, manteniendo tanto a la orquesta como al público en perfecta armonía.

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Estanislao Nistal Villán recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación PID2023-150116OB-I00.

Javier Arranz Herrero y Sara Izpura Luis no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.

ref. Los estornudos de los cerdos nos ayudan a entender cómo actúa la gripe – https://theconversation.com/los-estornudos-de-los-cerdos-nos-ayudan-a-entender-como-actua-la-gripe-266008

Cómo frenar el abandono docente con redes de acompañamiento

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Thomas André Prola, Profesor e investigador en Educación, Tecnologías y Vulnerabilidades digitales – Universidad Europea del Atlántico, Universidad de Barcelona, Universitat de Barcelona

El abandono docente es un desafío global: según la UNESCO, al llegar 2030 y de mantenerse las tendencias actuales, faltarán unos 44 millones de maestros y profesores en todo el mundo. En ciertas zonas, como en África, hay escasez de personas formadas en esta labor en comparación con el crecimiento de la población. En contraste, el problema en muchos países desarrollados, como los europeos, es una alta tasa de abandono.

En algunos países de Europa, uno de cada tres docentes deja la profesión antes de cumplir cinco años ejerciéndola. Esto impacta directamente la vida de millones de niños y jóvenes: aulas sin profesores, programas sin continuidad y estudiantes que pierden oportunidades de aprendizaje.

¿Por qué dejan de ser docentes estos profesionales que han invertido años, recursos y energías para poder ejercer la enseñanza? Las razones son múltiples: soledad profesional, dificultades de comunicación con las familias de los alumnos, diferencias con la cultura escolar, problemas con la disciplina y gestión del aula, carencia de recursos o la sensación de no estar preparados para los desafíos de las aulas actuales.

La soledad profesional del docente

Fijémonos en un caso particular. Paco es un joven docente vocacional: siempre soñó con ser profesor. Pero cuando entró por primera vez en un aula, la impresión de soledad y las dudas le hicieron plantearse si estaba a la altura. Esperaba orientación, pero encontró silencio: “Uno piensa que este mundo de la educación es bastante cooperativo… y no siempre es así”, nos contó en el marco de nuestro proyecto para fomentar el acompañamiento docente.

Y es que se aprende a ser docente también en el día a día del centro educativo donde se trabaja. Como afirman los expertos, “los maestros se forman en las escuelas en que trabajan”. El intercambio con colegas juega un rol fundamental en el aprendizaje del modo de hacer docente.




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La identidad docente se va construyendo a medida que se experimenta, discute y resuelve. Pero jóvenes docentes como Paco no encuentran siempre oportunidades de compartir sus dudas con colegas más experimentados, muchas veces por falta de confianza o de tiempo.

Redes europeas de cuidado

Una de las conclusiones más importantes de nuestra investigación es, precisamente, que los profesores jóvenes necesitan sentirse acompañados. El apoyo de un mentor, el respaldo de sus pares y la posibilidad de reflexionar sobre su propia práctica marcan la diferencia entre abandonar o quedarse. En otras palabras, el futuro de la educación también pasa por construir redes de cuidado y aprendizaje compartido.

El proyecto busca conocer los principales desafíos y los apoyos de los profesores noveles (con menos de 5 años de experiencia) para desarrollar un entorno digital que evite su abandono.

Presentación del proyecto Digital TA en vídeo.

Digitalta.eu: una comunidad virtual

Con esta visión nació DigitalTA, una plataforma europea que ya reúne a más de 1 200 docentes de distintos países. Su objetivo es crear una comunidad que acompañe a profesores en sus primeros años para que no se enfrenten solos a los retos de la profesión. También funciona para profesores experimentados que quieran dar apoyo, intercambiar recursos y reflexiones o actualizarse con nuevos recursos.

¿Cómo funciona? Los docentes pueden acceder en la plataforma a formación específica, tutorías personalizadas y, sobre todo, a un espacio de intercambio donde compartir experiencias y buscar soluciones colectivas. Allí, un profesor novel de España puede aprender de la experiencia de un mentor en Irlanda, o una maestra de primaria en Bélgica puede encontrar apoyo en un grupo de pares que atraviesan las mismas dificultades.




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Lo más valioso de esta red es que pone en el centro a los docentes, reconociendo que son ellos quienes tienen la experiencia y la capacidad para transformar el sistema desde adentro. DigitalTA no impone recetas: ofrece un espacio para dialogar, experimentar y crecer juntos.

Siete desafíos a tener en cuenta

En nuestro estudio preliminar para detectar las necesidades de los docentes noveles, pudimos definir siete áreas de preocupación: las tecnologías digitales, la gestión del aula, la comunicación y las relaciones con las familias, la diversidad e inclusión, la colaboración profesional, la cultura escolar, la planificación y el desarrollo curricular. La colaboración profesional y la cultura escolar tienen que ver directamente con esta necesidad de acompañamiento que intentamos cubrir con la plataforma, pero en todas las demás áreas la posibilidad de compartir experiencias puede contribuir también a una mejor experiencia.

Paola, maestra desde hace 3 años, nos comenta: “Esta herramienta logró interpelarme, desafiarme y comprometerme con lo que estaba sucediendo. Muchos problemas son comunes, y otras situaciones que uno cree que son cotidianas en cambio no lo son en todos los lugares del mundo”.

El bienestar docente: pilar del futuro

En octubre de 2025 lanzaremos un programa específico para trabajar el bienestar docente, con encuentros mensuales en los que se abordarán necesidades detectadas por la propia comunidad: desde la gestión emocional hasta estrategias para mejorar la convivencia en el aula.

Un joven docente que, hace unos años, habría abandonado la profesión por falta de acompañamiento, hoy puede encontrar una red que le escucha, le orienta y le ayuda a seguir adelante. Ese cambio no solo beneficia a los profesores: también impacta directamente en los estudiantes. Un docente motivado y con recursos emocionales y pedagógicos puede crear entornos de aprendizaje más sólidos, más inclusivos y más innovadores.

Fomentar el apoyo y la colaboración

No puede haber educación de calidad si los docentes no se encuentran anímica y psicológicamente bien. Cuidar a quienes enseñan es la base para construir escuelas donde el aprendizaje y el crecimiento personal sean posibles.

Entender el abandono docente es una oportunidad para construir sistemas educativos más humanos y sostenibles, con docentes que tienen tiempo para darse apoyo mutuo y que comparten lo que saben. El futuro de la educación depende, en buena medida, de que esos esfuerzos colectivos sigan creciendo.

The Conversation

Thomas André Prola recibe fondos de la Unión Europea (European Education and Culture Executive Agency- EACEA).

ref. Cómo frenar el abandono docente con redes de acompañamiento – https://theconversation.com/como-frenar-el-abandono-docente-con-redes-de-acompanamiento-263648

¿Cómo diseñar ciudades y edificios para afrontar el exceso de calor?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María Teresa Cuerdo Vilches, Dra. Arquitecta. Investigadora, Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (IETcc – CSIC)

El pasado agosto asistimos en España al mes estival con récord histórico en cuanto a olas de calor, siendo la última la más intensa desde que hay registros, superando a todas las anteriores.

En los últimos años esto se ha convertido en un mantra: cada vez son más frecuentes, duraderas e intensas. Este escenario genera un sinfín de reacciones sociales, mediáticas y políticas. Surge entonces una pregunta recurrente: ¿puede una ciudad prepararse para una ola de calor?

Partimos de que no todas las ciudades son iguales. Difieren en tamaño, distribución, población, densidad o tipología edificatoria. La historia también pesa: los tejidos viarios, las plazas, las calles estrechas o los edificios emblemáticos marcan un comportamiento distinto frente a fenómenos meteorológicos.

En España y en Europa, la ciudad consolidada estrecha el margen de cambio. Sus materiales, colores y morfología condicionan cómo absorben o reflejan la radiación solar, además de su respuesta a precipitaciones o al viento.

El cambio climático y la transformación urbana

A lo largo de la historia, las ciudades se han adaptado a cambios económicos y sociales. Sin embargo, a mediados del siglo XX, la posguerra, el éxodo rural y la industrialización provocaron un crecimiento urbanístico acelerado, con viviendas de baja calidad.

La crisis energética de los 70 introdujo normas de ahorro energético aún incipientes, y en las últimas décadas la globalización y el consumo han intensificado el cambio climático. Para colmo, el acceso masivo al transporte aéreo, el aire acondicionado y el vehículo privado agravan aún más el problema.

El impacto se amplifica más aún en las grandes urbes. Tráfico, contaminación, infraestructuras de hormigón y asfalto, así como la falta de sombra y vegetación, refuerzan la isla de calor urbana.

El cambio climático incrementa la frecuencia de fenómenos extremos (olas de calor, sequías, inundaciones, incendios o frío extremo), lo que, sumado a migraciones hacia áreas urbanas en busca de servicios y seguridad, tensiona aún más la capacidad de las ciudades para responder.

Cómo frenar la hostilidad climática urbana

Muchas urbes ofrecen hoy una respuesta hostil a los eventos extremos. Esta hostilidad convierte los espacios públicos en lugares poco habitables, llegando a ser “no lugares” en palabras del antropólogo francés Marc Augé. La ausencia de arbolado, la desconexión de fuentes de agua o parques infantiles inutilizables en verano son claros ejemplos.

Las soluciones no deben ser aisladas ni temporales, sino integrales, sostenibles y participativas. Propuestas como colocar un sombrajo ineficaz o mantener aulas escolares activas a más de 30°C ilustra lo poco que sirven respuestas parciales. La clave está en desarrollar estrategias coordinadas entre administraciones, titulares de edificios y ciudadanía.

Entre las soluciones que permiten adaptar las ciudades al calor destacan:

  • Rehabilitación y eficiencia energética: Dar prioridad al aislamiento de fachadas, cubiertas y ventanas, incorporando sombreados y colores claros que reduzcan la absorción solar, y aprovechando la energía gratuita. En climas continentales, estas medidas son esenciales para equilibrar frío y calor.

  • Uso responsable de la energía: Reducir el aire acondicionado y la calefacción, aunque provengan de renovables, siguiendo el principio de suficiencia energética: usar solo la energía necesaria. Eso sí, nunca a costa de la salud o el bienestar, priorizando siempre equipos más eficientes, y sin olvidar la calidad del aire interior.

  • Infraestructura verde: Cubiertas y muros vegetales, huertos urbanos, arbolado y parques con especies compatibles, gestionadas eficientemente pueden reducir la temperatura ambiental y mejorar la habitabilidad.

  • Infraestructura azul: Fuentes, estanques, cursos de agua o jardines de lluvia ayudan a refrescar la atmósfera urbana, especialmente en las horas centrales del día.

  • Transporte sostenible: Redes de transporte público eficientes, carriles bici y peatonalización reducen la contaminación y la generación de las islas de calor. Modelos como las supermanzanas de Barcelona o la ciudad de 15 minutos de París favorecen la proximidad y la habitabilidad.

¿Y qué hay de los refugios climáticos? Sin duda se han multiplicado en los últimos años como oasis urbanos. Sin embargo, cuando presentan temperaturas muy diferentes al resto de la ciudad, pueden generar estrés térmico en personas vulnerables. Se recomienda diseñar, además, espacios intermedios atemperantes que permitan una transición gradual.

No olvidar las olas de frío

La adaptación no debe centrarse solo en las altas temperaturas: los edificios también deben almacenar calor en invierno. Existen materiales termoópticos que cambian de color según la temperatura, así como materiales de cambio de fase (PCMs) que acumulan calor y modifican sus propiedades. Otras soluciones eficaces incluyen los jardines verticales caducos, los sistemas de sombreado móvil o los toldos urbanos desplegados en verano.

La biomimética, por su parte, ofrece innovaciones inspiradas en la naturaleza, capaces de adaptar fachadas y cubiertas dinámicamente. Aunque inicialmente costosas, abren el camino hacia ciudades resilientes.

Lo que parece indiscutible es que no existen recetas únicas. Es necesario pensar en la escala del edificio, el barrio y la ciudad antes de identificar la solución óptima. La orientación, los vientos predominantes, las proporciones de las calles y el mobiliario urbano influyen en la habitabilidad. Integrar estos factores de manera conjunta en el diseño urbano garantiza espacios más saludables y resilientes, siempre adaptados a las condiciones locales, sociales y climáticas.

Además de planes estructurales globales, en eventos concretos o temporadas críticas puede ser útil diseñar acciones estratégicas temporales. Sevilla, por ejemplo, reparte agua en la Feria de Abril. Y en Madrid, algunos comercios ofrecen agua gratuita en verano. Estas medidas no sustituyen a la planificación a largo plazo, pero alivian en momentos de riesgo, un apoyo adicional a Planes Estratégicos de Prevención y Alerta.

En cualquier caso, las adaptaciones de las urbes a las temperaturas deben garantizar continuidad más allá de los cambios de gobierno.

Gobernanza y participación ciudadana

La información es poder. Explicar a los ciudadanos cómo mejorar sus viviendas o barrios favorece el cambio estructural. Los gobiernos pueden canalizar ayudas y fondos europeos para rehabilitación y eficiencia energética, apoyándose en la participación de comunidades de vecinos y entidades locales.

Las oficinas de ventanilla única (OSS) son un buen ejemplo de recurso de información y asesoramiento que fomenta la implicación ciudadana.

Igual que el clima cambia, también debe hacerlo el tejido urbano. La adaptación de las ciudades al calor no es estática: debe revisarse y ajustarse continuamente. La ciudad debe entenderse como un sistema único en el que viviendas y espacios públicos actúen al unísono, con soluciones oportunas y sostenibles en el tiempo.

La adaptación debe ser dinámica, multiescalar y multidisciplinar, con la participación de gobiernos, sector privado, academia y ciudadanía. Y aunque las medidas no resulten baratas ni rápidas, han de garantizarse con condiciones de operación y mantenimiento viables, independientemente del actor que las impulse.

El éxito de las ciudades resilientes ha de ser compartido: un proyecto de todos y para todos.


La versión original de este artículo ha sido publicada en la revista Telos, de Fundación Telefónica.


The Conversation

María Teresa Cuerdo Vilches colabora con Telos, la revista que edita Fundación Telefónica.

ref. ¿Cómo diseñar ciudades y edificios para afrontar el exceso de calor? – https://theconversation.com/como-disenar-ciudades-y-edificios-para-afrontar-el-exceso-de-calor-266166

Nicolas Sarkozy condenado a cinco años de prisión: un punto de inflexión para la justicia francesa

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Vincent Sizaire, Maître de conférence associé, membre du centre de droit pénal et de criminologie, Université Paris Nanterre – Université Paris Lumières

El expresidente francés Nicolas Sarkozy ha sido declarado culpable de conspiración criminal en un caso relacionado con la financiación libia de su campaña presidencial de 2007. Condenado a cinco años de prisión, deberá comparecer ante el tribunal el 13 de octubre para conocer la fecha de su encarcelamiento. Esta sentencia sin precedentes marca un punto de inflexión en las prácticas de la justicia francesa, que se ha ido liberando gradualmente del poder político. También consagra el principio republicano de la plena y completa igualdad de los ciudadanos ante la ley, proclamado en 1789, pero que durante mucho tiempo se mantuvo en el ámbito teórico.


Nicolas Sarkozy ha sido declarado culpable de conspiración criminal por el tribunal penal de París el jueves 25 de septiembre, tras la transferencia de millones de euros de fondos ilícitos del difunto líder libio Muamar el Gadafi para financiar su campaña electoral de 2007. Como era de esperar, la decisión provocó rápidamente la ira de gran parte de la clase política.

Es perfectamente legítimo argumentar en contra de la sentencia por considerarla injusta e infundada. Esto se aplica, en primer lugar, a los acusados, que tienen todo el derecho a recurrir la sentencia.

Sin embargo, el contexto en el que se producen estas protestas es un polvorín político: de hecho, en abril, la líder del partido de extrema derecha Agrupación Nacional, Marine Le Pen, ya fue condenada a cinco años de inhabilitación para ejercer cargos públicos tras ser declarada culpable de ayudar a malversar 2,9 millones de euros de fondos de la UE para su partido. A raíz de ello, la última sentencia de Sarkozy brinda una nueva oportunidad a una gran parte de las clases dirigentes para avivar la polémica sobre lo que los franceses denominan el “gobierno de los jueces” y otros llamarían “juristocracia”.

El primer presidente francés de la posguerra en ser encarcelado

Es cierto que la sentencia puede parecer especialmente severa: una multa de 100 000 euros, cinco años de inhabilitación y, sobre todo, cinco años de prisión con una orden de detención diferida que, combinada con la ejecución provisional, obliga al condenado a comenzar a cumplir su pena de prisión incluso si recurre.

Pero si analizamos más detenidamente los delitos cometidos, las penas no parecen desproporcionadas. Los hechos son innegablemente graves: organizar la financiación secreta de una campaña electoral con fondos procedentes de un régimen corrupto y autoritario, Libia –cuya responsabilidad en un atentado contra un avión en el que murieron más de 50 ciudadanos franceses ha sido reconocida por los tribunales–, a cambio de defenderlo en la escena internacional.

Dado que la pena máxima es de diez años de prisión, la sanción difícilmente puede considerarse demasiado severa. Pero lo que se cuestiona es el principio mismo de la condena de un líder político por los tribunales, que se considera y se presenta como un ataque intolerable al equilibrio institucional.

Sin embargo, si nos tomamos el tiempo de ponerlo en perspectiva histórica, vemos que las sentencias dictadas en los últimos años contra miembros de la clase dirigente forman parte, de hecho, de un movimiento para liberar al poder judicial de otros poderes, en particular del ejecutivo. Esta emancipación permite finalmente al poder judicial aplicar plenamente los requisitos del sistema jurídico republicano.

La igualdad de los ciudadanos ante la ley

Cabe recordar que el principio revolucionario proclamado en la noche del 4 al 5 de agosto de de 1789 fue el de la igualdad plena y completa ante la ley, lo que condujo a la correspondiente desaparición de todas las leyes especiales –“privilegios” en el sentido jurídico del término– de las que gozaban la nobleza y el alto clero. El Código Penal de 1791 fue aún más lejos: no solo los que estaban en el poder podían ser juzgados ante los mismos tribunales que los demás ciudadanos, sino que también se enfrentaban a penas más severas por determinados delitos, en particular los relacionados con la corrupción.

Los principios en los que se basa el sistema jurídico republicano no pueden ser más claros: en una sociedad democrática, en la que toda persona tiene derecho a exigir no solo el pleno disfrute de sus derechos, sino también, de manera más general, la aplicación de la ley, nadie puede pretender beneficiarse de un régimen de excepción, y menos aún los cargos electos. Es porque confiamos en que sus acciones ilegales serán castigadas de manera efectiva, al igual que las de los demás ciudadanos y sin esperar una sanción electoral altamente hipotética, que pueden realmente considerarse nuestros representantes.




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Cuando la ley favorecía a los poderosos

Sin embargo, durante mucho tiempo, este requisito de igualdad jurídica siguió siendo en gran medida teórico. Asumido y situado en una relación más o menos explícita de subordinación al Gobierno durante el Primer Imperio (1804-1814), el poder judicial permaneció bajo la influencia del ejecutivo al menos hasta mediados del siglo XX. Por eso, hasta finales del siglo pasado, el principio de igualdad ante la ley se topaba con un privilegio singular de “notabilidad” que, salvo en situaciones excepcionales o en casos especialmente graves y mediáticos, garantizaba una relativa impunidad a los miembros de las clases dirigentes cuya responsabilidad penal se ponía en tela de juicio.

La situación solo comenzó a cambiar tras el final de la Segunda Guerra Mundial, en la década de 1940. A partir de 1958, los magistrados fueron reclutados mediante concurso público y se beneficiaron de un estatus relativamente protegido, así como de una escuela dedicada, la Escuela Nacional de la Magistratura. Esta última adoptó gradualmente un exigente código ético, impulsado en particular por el reconocimiento del sindicalismo judicial en 1972.

Surgió así una nueva generación de jueces que se tomaban muy en serio su misión: garantizar, con total independencia, la correcta aplicación de la ley, independientemente de los antecedentes de los acusados.

Bernard Tapie, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy…

En este contexto, ocurrió algo que había sido impensable unas décadas antes: el enjuiciamiento y la condena de figuras prominentes en las mismas condiciones que el resto de la población. A partir de mediados de la década de 1970, el movimiento cobró impulso en las décadas siguientes con la condena de importantes líderes empresariales, como el magnate del fútbol y de Adidas Bernard Tapie, y luego de figuras políticas nacionales, como el exministro conservador Alain Carignon o el alcalde y diputado de Lyon, Michel Noir.

La condena de antiguos presidentes de la República a partir de la década de 2010 –Jacques Chirac en 2011, Nicolas Sarkozy por primera vez en 2021– completaron la normalización de esta tendencia. O, más bien, pusieron fin a la anomalía democrática de dar un trato preferencial a los cargos electos y, en general, a las clases dirigentes.

Este movimiento, que inicialmente derivó de cambios en las prácticas judiciales, también se vio respaldado por ciertas modificaciones de la legislación francesa. Un ejemplo es la revisión constitucional de febrero de 2007, que consagra la jurisprudencia del Consejo Constitucional según la cual el presidente de la República no puede ser objeto de acciones penales durante su mandato, pero que permite reanudar el proceso tan pronto como abandone el cargo.

También cabe mencionar la creación, en diciembre de 2013, de la Fiscalía Nacional Financiera, que, aunque no goza de independencia estatutaria respecto al poder ejecutivo, ha podido demostrar su independencia de facto en los últimos años.

Cualquier referencia a la “tiranía judicial” tiene como objetivo atacar esta evolución histórica. Esta retórica busca defender menos la soberanía del pueblo que la de los gobernantes oligárquicos.

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Vincent Sizaire no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Nicolas Sarkozy condenado a cinco años de prisión: un punto de inflexión para la justicia francesa – https://theconversation.com/nicolas-sarkozy-condenado-a-cinco-anos-de-prision-un-punto-de-inflexion-para-la-justicia-francesa-266182

La vacuna contra el VIH podría estar más cerca gracias a la tecnología del ARNm

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Isidoro Martínez González, Científico Titular de OPIs, Instituto de Salud Carlos III

Novikov Aleksey/Shutterstock

Cuatro décadas después de su descubrimiento, el VIH sigue siendo uno de los principales desafíos de salud pública a nivel mundial. Hasta la fecha ha causado la muerte de más de 44 millones de personas y su transmisión continúa en todos los rincones del planeta.

Se estima que, a finales de 2024, casi 41 millones de personas vivían con VIH. Ese mismo año, alrededor de 630 000 murieron por causas relacionadas con el virus y, aproximadamente, 1,3 millones se contagiaron.

El VIH es un retrovirus, lo que significa que puede integrar su material genético en el ADN de las células infectadas para esconderse del sistema inmunitario, lo que dificulta su erradicación del organismo.

Aunque aún no existe una cura, los tratamientos antirretrovirales actuales han transformado la historia de la infección por VIH. Gracias a ellos, hoy es una enfermedad crónica manejable para aquellos pacientes con acceso a los fármacos. Las personas infectadas pueden llevar una vida larga y relativamente saludable, aunque suelen enfrentarse a un envejecimiento prematuro en comparación con quienes no tienen el virus.

El gran reto: encontrar una vacuna

Durante décadas, lograr una vacuna eficaz contra el VIH ha representado uno de los mayores desafíos de la medicina moderna. ¿Por qué es tan difícil? Estos son algunos de los principales obstáculos:

  1. El virus ataca directamente al sistema inmunitario, debilitando las defensas necesarias tanto para combatir la infección como para responder a la vacunación.

  2. Tiene una alta capacidad de mutación (cambio), lo que complica el diseño de una vacuna universalmente efectiva.

  3. Demuestra una considerable habilidad para evadir a nuestras defensas, lo que reduce la eficacia de las respuestas inmunitarias inducidas.

  4. La principal proteína de superficie del VIH, denominada Env, es la responsable de la unión y entrada del virus en las células. Sería el objetivo ideal de una vacuna, ya que los anticuerpos neutralizantes que se producen tras la vacunación se unen a ella e impiden esa entrada. Sin embargo, es muy compleja y variable, lo que hace que sea un blanco increíblemente difícil de acertar.

  5. El VIH se integra en el genoma humano, lo que le permite permanecer oculto e inactivo durante largos períodos.

¿Una nueva era para las vacunas contra el VIH?

La misma tecnología de ARN mensajero (ARNm) que permitió el rápido desarrollo de las vacunas contra la covid-19 está siendo adaptada para combatir el VIH.

Dos estudios recientes, publicados en Science Translational Medicine, muestran resultados prometedores: vacunas experimentales basadas en ARNm lograron inducir anticuerpos neutralizantes, las defensas capaces de bloquear al virus antes de que infecte una célula, potentes y específicos en animales y humanos.

Esto representa un avance importante en la carrera por lograr una vacuna efectiva contra el VIH.

¿Cómo funciona?

Tradicionalmente las vacunas experimentales utilizaban trímeros solubles de la proteína Env. Sin embargo, este método dejaba expuesta una parte de la proteína (la base del trímero) que normalmente está oculta en el virus real. Esto podía inducir respuestas inmunitarias fuertes, pero mal dirigidas. Como resultado, no lograban neutralizar el virus.

Para resolver este problema los investigadores diseñaron una vacuna de ARNm que instruye a las células para producir la proteína Env unida a la membrana celular. Así se imita mejor su forma natural en el virus.

En un primer estudio, realizado en conejos y primates no humanos, esta versión de la vacuna generó respuestas de anticuerpos neutralizantes más fuertes que la versión soluble.

Resultados en humanos

A partir de estos resultados prometedores se inició un ensayo clínico de fase 1 en humanos para comparar ambas versiones de la vacuna. Se trató de un estudio con unos cien voluntarios en el que se analizó la seguridad del fármaco y la respuesta inmunitaria que generaba.

Los resultados mostraron una diferencia abismal: un 80 % de los participantes que recibieron la vacuna con Env anclada a la membrana de la célula generaron la codiciada respuesta de anticuerpos neutralizantes.

En cambio, solo el 4 % de a quienes se administró la versión soluble lograron esa respuesta.

Se trata de un ensayo clínico en fase 1, todavía preliminar. Por lo tanto, serán necesarios más estudios con más participantes para entender si la vacuna protege contra la infección y durante cuánto tiempo.

¿Y los efectos secundarios?

Las vacunas fueron, en general, bien toleradas. Sin embargo, el ensayo identificó un efecto secundario inesperado: aproximadamente el 6,5 % de los participantes desarrollaron urticaria (ronchas), y algunos experimentaron síntomas duraderos.

Aunque tratables, esta tasa fue más alta de lo observado con otras vacunas de ARNm, como las de la covid-19.

Curiosamente, otro conjunto de ensayos, que probaba una estrategia diferente de vacunación basada en la administración de ARNm en varios pasos, también reportó efectos secundarios en la piel. Esto sugiere que la combinación entre antígenos del VIH y la tecnología de ARNm podría estar relacionada, aunque esto aún requiere mayor investigación.

Conclusión: un paso firme hacia el futuro

Si bien estas vacunas aún no representan una solución definitiva, han demostrado que la combinación de la tecnología de ARNm con una estrategia más realista de presentación del antígeno (Env anclada a la membrana de la célula) es una herramienta poderosa en la búsqueda de una vacuna eficaz contra el VIH.

Los investigadores se muestran optimistas. Ajustes como la reducción de la dosis de ARNm podrían mitigar los efectos secundarios observados y mejorar aún más esta prometedora vía de investigación. Quizá en unos años la lucha contra el VIH cuente en su arsenal con la tan ansiada vacuna.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. La vacuna contra el VIH podría estar más cerca gracias a la tecnología del ARNm – https://theconversation.com/la-vacuna-contra-el-vih-podria-estar-mas-cerca-gracias-a-la-tecnologia-del-arnm-265204

El espejo robótico: ¿tan buenos somos los humanos como para querer copias?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Nagore Osa Arzuaga, Docente e investigadora en Innovación en Diseño Industrial, con especialización en Diseño de Interacción Humano-Robot y Factores Humanos, Mondragon Unibertsitatea

El parecido humano en los robots atrae la atención, pero también revela el punto ciego del antropocentrismo tecnológico. Andy Kelly / Unsplash, CC BY

Los robots llenan titulares cuando nos imitan: conversan con voz casi humana, escriben textos que parecen nuestros o “leen” emociones en una pantalla. Pero el salto que de verdad importa es otro: dejar de copiarnos y empezar a complementarnos, diseñando capacidades que tapen nuestras grietas –atención, sesgos, fatiga– y valorar a las máquinas por su impacto en las personas, no por lo humanas que parecen.

Robótica cognitiva: ¿humanos digitales?

Tal vez, si nos hablan de robótica cognitiva, no sepamos qué es eso. Pero seguro que hemos leído alguna noticia sobre Neuralink, la empresa de Elon Musk que busca conectar cerebros y ordenadores; o hemos visto androides que bailan torpemente, o conocemos a los robots de Amazon, que recorren los almacenes cargados de paquetes.

La robótica cognitiva busca dar a la máquina algo más que fuerza y precisión: habilidades parecidas a las de los humanos o animales. No se trata solo de mover motores y sensores, sino de que sean capaces de percibir, recordar, aprender, anticipar y adaptarse cuando las cosas cambian. Su objetivo es pasar del “robot que repite” al que entiende el contexto. Para ello, integra disciplinas como la inteligencia artificial, las ciencias cognitivas o la biología.

Drones y prótesis cerebrales

Dentro de este campo, hay estrategias muy distintas. Por ejemplo, la robótica de enjambre, inspirada en hormigas o abejas, estudia cómo robots simples logran juntos lo que uno solo no podría: desde drones que se coordinan en rescates hasta máquinas que se reparten las tareas en un almacén.

En cambio, enfoques como la neurorrobótica o la robótica del desarrollo buscan imitar la cognición humana, modelando el cerebro o copiando los mecanismos de aprendizaje de los niños.

Lo que empezó como un reto académico ya está saliendo de los laboratorios. Vemos robots sociales en aulas y hospitales, enjambres en la industria logística o prótesis que se controlan con señales cerebrales. Avanzan, pero con límites: aún dependen de entornos controlados, carecen de “sentido común” y no generalizan bien lo aprendido.

Sin embargo, en nuestra investigación elegimos mirar en otra dirección. Más allá de resolver cada obstáculo técnico, nos preguntamos: ¿realmente nos beneficia que los robots se parezcan tanto a nosotros?

El punto ciego del antropocentrismo

Durante décadas, hemos medido el progreso en robótica con una vara muy concreta: ¿se parece a nosotros? Hablamos de visión “al nivel humano”, razonamiento “casi humano” o manos “tan hábiles como las nuestras”. Pero el parecido no garantiza impacto en contextos reales de trabajo o cuidado. Y ahí está la trampa: si aspiramos a copiar lo humano, también copiamos sus límites.

Pensemos en tareas críticas que requieren vigilancia constante: los humanos fallamos de forma predecible. La atención sostenida se desploma con el tiempo y el rendimiento cae. No podemos olvidar que el humano se cansa.

A esto se suman nuestros sesgos cognitivos. Tendemos a confirmar hipótesis previas, a confiar demasiado cuando una herramienta acierta a menudo, o a ignorar señales contradictorias. El resultado es conocido: errores evitables y decisiones poco fiables.

Un estudio reciente que analiza de forma sistemática los campos de la robótica cognitiva y la colaboración humano-robot apunta en la misma dirección: los temas de cognición (aprendizaje, predicción, intención) y de colaboración (tarea, control, seguridad, confianza) crecen, pero lo hacen por caminos separados. Los hallazgos clave indican que, si bien los avances en la robótica cognitiva han dado lugar a sistemas más autónomos y adaptables, integrarlos eficazmente en las prácticas de colaboración con las personas sigue siendo un desafío.

Si el estándar de éxito de un robot cognitivo es “parecerse a nosotros”, acabará heredando exactamente las mismas debilidades. Y si hablamos de colaboración con las personas, no parece el escenario más deseable.

La imagen del robot humanoide está anclada en el imaginario colectivo, pero puede no ser una solución tan necesaria en la práctica.
Taiki Ishikawa / Unsplash, CC BY

De heredar fallos a solucionarlos

Si copiar lo humano hace que el robot herede nuestras debilidades, cambiemos la pregunta: ¿qué puede aportar un robot precisamente por no ser humano? Partamos de nuestras limitaciones reales –lapsos de atención, sesgos, fatiga, carga física…– y dotemos a los robots de capacidades que las compensen.

A esta misma inquietud han respondido otros autores con propuestas como la de los “superpoderes robóticos”, desarrollada por Robin Neuhaus, experto en diseño de interacción humano-robot.

Hay tres familias de “superpoderes” fáciles de visualizar. Los físicos implican que los robots no sienten dolor ni fatiga y mantienen precisión constante. Sirven, por ejemplo, para sostener tareas largas y delicadas sin perder pulso ni ritmo.

Por otro lado, los cognitivos les dotan de cero necesidad de competir, paciencia infinita y foco sostenido. Pueden repetir una instrucción cien veces sin molestarse, pedir confirmación cuando algo es ambiguo y no tomar nada como algo personal.

Por último, tenemos los superpoderes comunicativos: se expresan sin ambigüedades ni dobles lecturas, no discriminan ni se ofenden. Traducen estados internos complejos en mensajes simples y oportunos (qué pasa, por qué importa y cuál es el siguiente paso), lo que elimina malentendidos.

Esquema de los ‘superpoderes’ robóticos o esas capacidades en que los robots podrían cubrir nuestras debilidades.
Nagore Osa Arzuaga.

De espejo a aliado

Este giro no es tanto tecnológico como metodológico. Las piezas técnicas ya existen. Falta cambiar el punto de partida: diseñar desde las personas, no desde el potencial de la máquina. Solo así podremos hablar de robots realmente centrados en el humano: definidos por nuestras necesidades, codiseñados con quienes los usan y evaluados por su impacto en el trabajo, la seguridad y el bienestar.

Seguir construyendo espejos solo hereda nuestras grietas. Si queremos robots que de verdad nos ayuden, cambiemos el guion: un superpoder útil antes que un “casi humano” brillante.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. El espejo robótico: ¿tan buenos somos los humanos como para querer copias? – https://theconversation.com/el-espejo-robotico-tan-buenos-somos-los-humanos-como-para-querer-copias-265121

Unos pocos grados de diferencia pueden marcar la frontera entre la vida y la muerte de la vid

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Àlex Giménez Romero, Doctor en Física de Sistemas Complejos, Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (UIB-CSIC)

Hoja de una vid afectada por la enfermedad de Pierce. Emanuele Mazzoni Photo/Shutterstock

La vid es uno de los cultivos más emblemáticos del mundo. No solo es la base de la producción de vino, un motor económico y cultural en países de clima mediterráneo tales como España, Italia o Francia, sino que también forma parte de su paisaje, historia e identidad gastronómica.

Basta pensar en el valor que tienen los viñedos para el turismo, el empleo rural o la proyección internacional de nuestras regiones vinícolas para entender hasta qué punto el vino forma parte de lo que somos.

Desafortunadamente, este patrimonio está amenazado. Entre los muchos problemas que afectan a los viñedos destaca la enfermedad de Pierce, causada por la bacteria Xylella fastidiosa. Este patógeno, transmitido por insectos que se alimentan de la savia, coloniza los vasos del xilema, el tejido de las plantas que transporta agua y minerales desde las raíces, hasta bloquearlos. ¿El resultado? Hojas secas, un debilitamiento progresivo y, finalmente, la trágica muerte de la vid.




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Una enfermedad sensible al clima

Esta amenaza, sin embargo, no se distribuye por igual en todas las regiones, en las que el clima juega un papel crucial. La influencia de las condiciones climáticas es doble: por un lado, afecta directamente al crecimiento de la bacteria y, por otro, a los insectos que la transmiten. La temperatura, en particular, es determinante para el desarrollo de la fastidiosa Xylella dentro de la planta.

Por eso, mientras las regiones cálidas presentan una mayor incidencia de la enfermedad, en las zonas frías es prácticamente inexistente. Históricamente, de hecho, el frío invernal en zonas de Europa con temperaturas continentales ha actuado como un “escudo climático” natural, protegiendo a los viñedos de este devastador patógeno.

El progresivo aumento de las temperaturas globales, sin embargo, amenaza con desmantelar esta barrera natural. Según estudios recientes, el riesgo de que la enfermedad de Pierce se establezca en Europa aumenta de forma generalizada y significativa con el cambio climático.

De hecho, si la temperatura media global supera en 3 °C los niveles preindustriales, la enfermedad podría propagarse más allá de la región mediterránea. El impacto varía por países: Portugal y Grecia enfrentarían el aumento más drástico, mientras que en Francia e Italia el riesgo podría dispararse en las denominaciones de origen protegidas (DOP), con un clima más propicio a la enfermedad, llegando a afectar hasta al 41 % y 82 % de sus regiones vinícolas, respectivamente.

Curiosamente, salvo en zonas costeras de Cataluña, España parece mantener un nivel de riesgo similar independientemente del escenario de calentamiento.




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Una mirada con lupa: el papel de los microclimas

En nuestro estudio más reciente hemos querido cambiar la escala de observación. En lugar de analizar siglos de historia o escenarios futuros globales, hemos mirado con lupa al presente para hacernos una pregunta. ¿Qué ocurre si estudiamos la enfermedad a nivel de microclimas?

Para ello utilizamos datos climáticos de alta resolución espacial que permiten detectar variaciones locales de temperatura, incluso dentro de una misma región vitivinícola. No todos los viñedos experimentan el mismo clima: una orientación distinta, una mayor altitud o la proximidad a un valle pueden cambiar notablemente las condiciones térmicas. Asimismo, un mapa de inferior resolución, al dar valores promedio en zonas con relieve, no da cuenta de microclimas en riesgo.

Al combinar esos datos con modelos epidemiológicos, descubrimos que el riesgo de enfermedad no es homogéneo: unos grados de diferencia entre viñedos vecinos pueden marcar la frontera entre la seguridad y la vulnerabilidad de las cosecha.




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Cuando el detalle lo cambia todo

El análisis con datos climáticos de alta resolución que llevamos a cabo arrojó un resultado inesperado. En lugar de ofrecer simplemente una imagen más nítida de lo que ya se veía con mapas de menor detalle, las predicciones cambiaron de forma drástica. Zonas que antes parecían seguras, que se habían promediado con otras con menos riesgo, pasaban a mostrar un riesgo elevado cuando se tenían en cuenta las variaciones locales de temperatura.

Comparación del riesgo de la enfermedad de Pierce en el noroeste de la Península Ibérica según la resolución de los datos climáticos empleados. A la izquierda, el mapa elaborado con datos de media resolución sugiere un riesgo limitado a unas pocas áreas costeras. A la derecha, el análisis con datos de alta resolución revela un panorama muy distinto: aparecen extensas zonas de riesgo a lo largo de los valles fluviales y en áreas donde se concentran los viñedos.
CC BY-NC

Estas sorpresas se concentraron sobre todo en torno a los valles fluviales. En estos paisajes, el relieve genera fuertes gradientes de altitud, y con ellos cambios bruscos de temperatura en pocos kilómetros o incluso metros. Cuando se utilizan datos de baja resolución, esas diferencias quedan ocultas en los promedios, y el riesgo real no aparece. En cambio, al trabajar con datos más detallados, se revelan áreas vulnerables que antes permanecían invisibles.

La importancia de este hallazgo es doble. Por un lado, demuestra que la resolución climática puede transformar por completo la evaluación del riesgo. Por otro, es especialmente relevante porque precisamente en esos valles suelen concentrarse muchos viñedos. Lo que parecía una falsa tranquilidad en mapas de baja resolución se convierte, al mirarse con más detalle, en un foco de vulnerabilidad para la viticultura.




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¿Que significa este descubrimiento para la viticultura?

Estos resultados tienen implicaciones inmediatas. Si los mapas de baja resolución ofrecen una falsa sensación de seguridad, confiar en ellos puede llevar a subestimar el riesgo real en regiones clave. La consecuencia es evidente: se corre el peligro de que la enfermedad de Pierce se establezca en áreas que se creían protegidas y, por tanto, menos vigiladas.

Por eso, la resolución climática deja de ser un aspecto técnico secundario y se convierte en una herramienta crítica para la gestión vitivinícola. Mapas de riesgo de alta resolución permiten identificar parcelas especialmente vulnerables, diseñar planes de vigilancia más precisos y priorizar medidas de control en las zonas con mayor exposición.

Además, este trabajo muestra que la adaptación al cambio climático no se juega solo a nivel global, sino también en la gestión del territorio a pequeña escala. Las denominaciones de origen y las autoridades agrícolas pueden usar esta información para anticipar brotes, orientar prácticas de cultivo o incluso planificar la ubicación futura de los viñedos.

Ante la amenaza de los efectos del cambio climático, donde se esperan transformaciones aún mayores en la distribución del riesgo, trabajar con el máximo detalle disponible es esencial para proteger tanto la producción como el patrimonio cultural asociado al vino.

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Àlex Giménez Romero recibe fondos de la Agencia Española de Investigación (AEI).

Manuel A. Matias recibe fondos de la Agencia Española de Investigación (AEI) y no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo y declara carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Eduardo Moralejo Rodríguez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Unos pocos grados de diferencia pueden marcar la frontera entre la vida y la muerte de la vid – https://theconversation.com/unos-pocos-grados-de-diferencia-pueden-marcar-la-frontera-entre-la-vida-y-la-muerte-de-la-vid-264951