¿A qué se debe la oleada de incidentes alimentarios en Estados Unidos?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de València

En las últimas semanas, Estados Unidos ha experimentado una oleada de incidentes que han encendido las alarmas sobre el estado de la seguridad alimentaria en el país. Desde el retiro masivo de productos contaminados hasta brotes mortales de Listeria, los casos registrados en septiembre y octubre de 2025 revelan no solo fallos puntuales, sino también tensiones más profundas en las instituciones encargadas de proteger la salud pública.

Brotes y retiradas: un otoño de alertas

A continuación enumeramos algunos ejemplos recientes. La compañía Hillshire Brands retiró alrededor de 26 000 toneladas de corn dogs o perritos de maíz (una especie salchichas empanadas) tras descubrir fragmentos de madera en la masa de maíz, con al menos cinco personas lesionadas a nivel gástrico. El Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria (FSIS) emitió una alerta nacional por comidas congeladas que incluían pasta contaminada con Listeria monocytogenes, vinculadas, como mínimo, a cuatro muertes. La empresa Black Sheep Egg Company tuvo que sacar del mercado varios lotes de huevos tras detectar Salmonella.

A esto se suman las advertencias sobre snacks contaminados con fragmentos de metal o el retiro de melones procesados y de salmón y lubina ahumados por riesgo de contaminación con la citada especie de Listeria.

Cada uno de estos casos podría entenderse por separado como parte de la rutina de vigilancia. Sin embargo, su acumulación en un corto periodo de tiempo dibuja un escenario más inquietante: el sistema estadounidense de control alimentario muestra grietas crecientes.

Entrada a un recinto donde está indicado el nombre de la la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
Sede de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) en Silver Spring, Maryland.
Tada Images/Shutterstock

La política detrás de la crisis

La administración Trump ha defendido una agenda de desregulación y recortes presupuestarios bajo la premisa de simplificar la burocracia. En la práctica, esto ha supuesto recortes de personal en la Administración de Alimentos y Medicamentos, (FDA por sus siglas en inglés) que llevaron, por ejemplo, a suspender pruebas de calidad de la leche. Además, el Departamento de Agricultura decidió disolver comités asesores científicos que guiaban la política de inocuidad, eliminando un contrapeso técnico clave.

La FDA inició además un proceso para revocar regulaciones que definen los estándares de identidad de más de 50 alimentos, flexibilizando las reglas de etiquetado. A ello hay que añadir la eliminación de la División de Protección al Consumidor del Departamento de Justicia, lo que limita la capacidad de sancionar penalmente a empresas infractoras, así como un proceso de descentralización que transfiere responsabilidades a estados y gobiernos locales, con capacidades muy desiguales.

Los defensores de estas políticas argumentan que reducen costos y fomentan la competitividad. Los críticos, en cambio, advierten que constituyen un debilitamiento estructural del sistema.

Voces críticas y dimisiones

La tensión también se ha manifestado en renuncias de alto perfil. Jim Jones, subcomisionado de alimentos humanos de la FDA, dimitió el pasado mes de febrero tras denunciar que los recortes habían dejado a su área sin capacidad para cumplir con sus funciones esenciales. Poco después, Michael Rogers, jefe de inspecciones de la agencia, se retiró tras 34 años de carrera, en medio de la frustración de inspectores que veían debilitadas sus funciones.

Además, organizaciones de consumidores, médicas y de salud pública han llegado a pedir la renuncia de Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud y Servicios Humanos, al que acusan de priorizar la desregulación por encima de la seguridad. Estas salidas no son meros cambios de personal: simbolizan la fractura interna de las instituciones encargadas de velar por la seguridad alimentaria.

Conviene subrayar que las retiradas de productos y brotes siempre han existido en Estados Unidos y en buena medida son prueba de que la vigilancia funciona. Lo que cambia ahora es la frecuencia y la magnitud. Muchos de los productos afectados en las últimas semanas son de consumo masivo, lo que multiplica el impacto potencial en la salud. Además, con menos inspecciones y menos recursos, la probabilidad de que los riesgos pasen desapercibidos aumenta.

Las estadísticas definitivas de 2025 tardarán en publicarse, pero los patrones recientes sugieren que los riesgos se están volviendo más visibles y peligrosos.

Las justificaciones oficiales

El Gobierno y algunos sectores de la industria se defienden con varios argumentos. Afirman que la eliminación de comités y estándares excesivos busca desburocratizar y acelerar la innovación. Aducen que descentralizar hacia los estados permite respuestas más adaptadas a cada realidad local. Y sostienen que los recursos deben centrarse en los riesgos más graves, en lugar de dispersarse en controles rutinarios.

Sin embargo, estas justificaciones pierden sentido cuando los incidentes se acumulan y los titulares hablan de intoxicaciones y muertes. La seguridad alimentaria es un bien público y, como recuerdan especialistas en salud pública, no puede depender solo de la autorregulación del mercado.

Los acontecimientos de este otoño no pueden atribuirse únicamente a la mala fortuna. Son la consecuencia visible de un sistema sometido a recortes, desregulación y pérdida de talento técnico. Todo esto lleva a pensar que la seguridad alimentaria en Estados Unidos atraviesa un momento crítico. Los brotes recientes no son meros accidentes aislados, sino el síntoma de un sistema debilitado.

La pregunta para los próximos meses será si la presión social y política logrará revertir la tendencia antes de que los costos humanos y económicos se multipliquen.

The Conversation

José Miguel Soriano del Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿A qué se debe la oleada de incidentes alimentarios en Estados Unidos? – https://theconversation.com/a-que-se-debe-la-oleada-de-incidentes-alimentarios-en-estados-unidos-267338

Diez años de ‘First Dates’: el ritual televisivo que nos recuerda cómo mirarnos a los ojos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Joan Tahull Fort, Profesor e investigador en sociología, especializado en dinámicas sociales y educativas contemporáneas, Universitat de Lleida

Pareja de participantes en _First Dates_. Mediaset

En abril de 2026 se cumplirán diez años del estreno del programa de televisión First Dates, el restaurante televisivo donde dos desconocidos se sientan a charlar y compartir una cena frente a las cámaras. Una década después, el formato mantiene una rara estabilidad en la televisión actual: continuidad, éxito sostenido y un público diverso que lo sigue a diario.

Desde su debut, el 17 de abril de 2016, el programa ha tenido una audiencia media de entre 1,2 y 1,3 millones de espectadores, con cuotas de pantalla que rondan el 7-8 %.

Más allá de los índices de audiencia, esa fidelidad refleja el clima social del momento. First Dates no es solo un programa de entretenimiento: se ha consolidado como una ventana a la diversidad de biografías, deseos y formas de entender el amor, la sexualidad, la convivencia, la familia… En un contexto saturado de estímulos y pantallas, el programa va a lo esencial: la socialización, el encuentro, el reconocimiento del otro y la autenticidad.

Cuatro razones del interés de la audiencia

El programa logra conectar con los espectadores a través de cuatro dimensiones fundamentales:

  1. Identificación emocional. Muchos espectadores se reconocen en los participantes porque comparten sus miedos, sus ilusiones y esas segundas oportunidades que alguna vez vivieron o imaginaron. El vínculo que se genera va más allá de la mera observación: no se trata solo de contemplar una historia ajena, sino de reconocerse en los gestos, las dudas y los deseos que todos, de algún modo, tenemos.

  2. Entretenimiento sin estridencias. La brevedad de los encuentros, el tono ligero y la ausencia de dramatismo permiten desconectar al final del día, sin la carga emocional de las noticias o los programas más agresivos. Hay espacio para la risa y para alguna que otra sorpresa, pero sin recurrir a la humillación ni a la exageración.

  3. Curiosidad por lo nuevo. Las citas funcionan como un observatorio de los códigos afectivos contemporáneos: la negociación del compromiso, los pactos de convivencia, las expectativas sobre el sexo o la familia y la visibilidad de identidades y orientaciones diversas. Para quienes crecieron en otras tradiciones, presenciar esas conversaciones resulta informativo, incluso liberador; en algunos casos permite comprender mejor a determinadas personas cercanas. Y para los más jóvenes, supone la oportunidad de descubrir otros modelos y formas de entender la vida, la pareja y la familia.

  4. Ritual cotidiano y conversación social. Convertido en una cita diaria, se ha integrado en la rutina de muchos espectadores: acompaña la cena, marca el final del día y ofrece un espacio de desconexión. Para muchos, el programa se ha convertido también en tema de conversación: las citas de la noche anterior, las reacciones de los participantes, sus gestos o maneras de relacionarse crean temas de conversación entre familiares y amigos.

Estas motivaciones no son exclusivas de las personas mayores, sino que actúan como un puente entre generaciones. Mientras los mayores descubren cómo piensan y sienten los jóvenes y adultos –e incluso otros mayores distintos de sí mismos–, los adultos confrontan sus modelos y los jóvenes encuentran nuevas formas de interpretar la vida y proyectarse hacia el futuro. Unos actualizan sus referentes y otros comprueban que sus dudas no son tan originales y que, en el fondo, son compartidas.

El presentador Carlos Sobera (en el centro) y el equipo que le acompaña delante de las cámaras celebran el programa número 2000 en noviembre de 2024.
Mediaset

En cada mesa se ensaya, sin pretensiones, una pedagogía del encuentro: mirarse, preguntar, responder con cierta honestidad, gestionar la atracción o el desacuerdo, expresar los límites y ofrecer –o negar– una segunda cita con respeto.

La forma importa tanto como el fondo. Esa cultura del cuidado y la cortesía emocional –poco habitual en los tiempos actuales y en las redes sociales– está en el programa.

First Dates ofrece una mirada serena, sin estridencias ni gritos, con personas muy distintas. En sus mesas cabe casi todo: edades, cuerpos, creencias, trayectorias, orientaciones y procedencias. La diversidad se vive como una experiencia cotidiana: cada comensal habla de sí mismo. En tiempos de polarización, ese gesto sencillo adquiere un evidente valor cívico y humano.

Individualismo, soledad no deseada y encaje social

Vivimos la paradoja de estar hiperconectados y, al mismo tiempo, sentirnos solos. La soledad no deseada se extiende entre jóvenes y mayores; el individualismo transforma los vínculos en conexiones fugaces y destaca más lo llamativo frente a lo cuidadoso y delicado.

En ese contexto, First Dates actúa como un refugio emocional: observar una conversación normal, a un ritmo humano y con unas reglas claras de cortesía.

Para quienes viven en los márgenes de la vida social –por viudedad, separación, jubilación, migración…–, el programa cumple una función simbólica y práctica: recordar que el encuentro sigue siendo posible y que el aprendizaje social no termina a los 30.

Observar las citas de otros alimenta la esperanza, legitima la búsqueda de compañía y refuerza el sentido de pertenencia a una comunidad diversa, compleja y compuesta por personas diferentes.

Por qué funciona

El programa tiene unas características que lo hacen único:

  • Formato claro: una fórmula sencilla y reconocible –dos personas en una mesa que tienen que tomar una decisión– que facilita una comprensión inmediata y mantiene la atención sin exigir continuidad.

  • Tono cuidado: humor sin burla, ternura sin cursilería y curiosidad sin morbo.

  • Ritmo breve: historias cortas cerradas en sí mismas que evitan el desgaste de los formatos más largos.

  • Valor público: normaliza la diversidad y muestra nuevas formas de entender la vida, la familia, la pareja, el amor, el sexo…

Algunos programas televisivos funcionan como agentes de socialización y generadores de relatos compartidos. En España, el caso de First Dates resulta paradigmático: una propuesta sencilla produce aprendizajes sutiles y fomenta vínculos más allá de la pantalla. Por ello se ha consolidado como un espacio con una clara función socializadora y prosocial.

Diez años, una invitación

Que First Dates vaya a cumplir una década no es solo motivo de celebración televisiva. Es también una invitación a repensar nuestros espacios y tiempos de encuentro: ¿dónde practicamos hoy la escucha, la empatía o la negociación cotidiana del desacuerdo? Quizá el éxito del programa se explique, en parte, porque en casa y fuera no encontramos estos momentos.

En un tiempo en que las relaciones tienden a medirse en clics y notificaciones, First Dates recuerda que somos seres sociales, que necesitamos la presencia del otro para reconocernos.

Volver a valorar la conversación, la mirada compartida o el placer de la compañía contribuye al bienestar y a un vida más feliz: aprender de la presencialidad, abrirse al encuentro y redescubrir la satisfacción de estar –de verdad– con alguien.

The Conversation

Joan Tahull Fort no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Diez años de ‘First Dates’: el ritual televisivo que nos recuerda cómo mirarnos a los ojos – https://theconversation.com/diez-anos-de-first-dates-el-ritual-televisivo-que-nos-recuerda-como-mirarnos-a-los-ojos-267083

El precio oculto del cambio climático: los riesgos para el sector agrícola del sur de Europa

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Paula Castro Castro, Profesor Titular de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad de León

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Cada vez que vemos imágenes de campos arrasados por el fuego o cultivos inundados, pensamos en las pérdidas inmediatas que supone. Pero hay un efecto menos visible y cada vez más preocupante: la quiebra de las empresas agrícolas que sostienen esos cultivos.

Los fenómenos meteorológicos extremos no solo afectan a la producción, sino que también comprometen la supervivencia económica de las explotaciones agrícolas en el sur de Europa.

Un sector en primera línea

El sur de Europa es una de las regiones más expuestas al cambio climático. Sequías prolongadas, lluvias torrenciales y olas de calor extremas se combinan con incendios forestales cada vez más frecuentes, sobre todo en zonas rurales. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advierte de que estas tendencias se intensificarán en las próximas décadas.

Estos fenómenos no solo dañan cultivos, suelos o infraestructuras: también tienen un efecto directo en la viabilidad financiera de las empresas. Buscar agua y materias primas alternativas, reparar daños o reinvertir en maquinaria supone costes adicionales que muchas explotaciones no pueden asumir. En los casos más graves, esto desemboca en insolvencias y quiebras.

Lo que revelan los datos

Hay un patrón claro: las quiebras agrícolas están estrechamente vinculadas a fenómenos climáticos extremos. Eso incluye olas de calor, que reducen la productividad, secan los suelos y aumentan los costes operativos. Pero también lluvias extremas, inundaciones y sequías, ya que tanto la escasez como el exceso de agua afectan negativamente a las explotaciones agrícolas y pueden comprometer los ingresos.

El impacto de los incendios forestales es especialmente grave. Además, el índice de “clima propenso a incendios” –sequía, calor y viento– multiplica el riesgo de insolvencia.

En conjunto, la evidencia indica que el cambio climático no es una amenaza futura: ya está afectando a la resiliencia y supervivencia de miles de empresas agrícolas mediterráneas.

Más allá del campo

El cambio climático, por tanto, no es solo un desafío ambiental, sino que se trata también de un riesgo económico y social de primer orden, pues la quiebra de empresas agrícolas provoca efectos en cadena. Concretamente efectos económicos (pérdida de empleo y tejido empresarial en zonas rurales), alimentarios (menor producción local y posible encarecimiento de precios) y financieros (más riesgo para bancos y aseguradoras, lo que puede dificultar el acceso a crédito en el sector).

Según el Banco Europeo de Inversiones (EIB), los riesgos climáticos figuran entre los principales factores de vulnerabilidad financiera en Europa.

Una advertencia necesaria

La investigación sobre los riesgos financieros del cambio climático se había centrado fuera de Europa analizando, sobre todo, los efectos de huracanes y tormentas. Con nuestra investigación, aportamos evidencias de que fenómenos como incendios forestales o anomalías de temperatura en el Mediterráneo deben incorporarse en la gestión financiera y de políticas agrícolas.

Iniciativas como el Natural Capital Protocol –que permite a las empresas identificar, medir y valorar sus impactos directos e indirectos y sus dependencias del capital natural– o las estrategias impulsadas por Agencia Internacional de Energías Renovables, IRENA –aumentar la inversión en infraestructuras, fomentar la innovación tecnológica, incentivar la adopción de energías renovables y la eficiencia energética–, ya insisten en la necesidad de integrar el capital natural y la resiliencia climática en la toma de decisiones económicas. Esto exige que:

  • Los responsables políticos diseñen apoyos específicos frente a riesgos climáticos.

  • Las entidades financieras incluyan variables climáticas en la evaluación de crédito.

  • La sociedad reconozca que la sostenibilidad agrícola depende también de adaptaciones estructurales al nuevo clima.

Un futuro en juego

La agricultura mediterránea no es solo un motor económico: es parte de la cultura y la alimentación en Europa. Pero el cambio climático amenaza su viabilidad de forma tangible. Ignorar este vínculo entre clima y quiebra empresarial pondría en riesgo no solo a miles de agricultores, sino también la estabilidad económica y alimentaria de toda la región.

La pregunta ya no es si Europa debe adaptarse sino cómo hacerlo y con qué rapidez.

The Conversation

Paula Castro Castro recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación

María Teresa Tascón Fernández recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Borja Amor Tapia y Iván Pastor Sanz no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.

ref. El precio oculto del cambio climático: los riesgos para el sector agrícola del sur de Europa – https://theconversation.com/el-precio-oculto-del-cambio-climatico-los-riesgos-para-el-sector-agricola-del-sur-de-europa-266931

Ni galletas “enriquecidas” ni zumos: las claves de un desayuno o una merienda saludable

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ana Belén Ropero Lara, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología – Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel Hernández

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Que las chucherías no son recomendables para los niños no es ninguna sorpresa. Pero la bollería, las galletas y la mayoría de los cereales, habituales en desayunos y meriendas, no son mejores.

¿Qué nos piden los niños? La respuesta es sencilla: si pueden, eligen alimentos que les atraen, ya sea por su sabor, la forma de presentación o la publicidad. Algunos de ellos son galletas en forma de animales, cereales con silueta de estrellitas, batidos con dibujos o los “pastelitos”, que resisten imperturbables el paso de las décadas.

Muchos de estos productos presumen incluso de llevar vitaminas y minerales añadidos. Pero no nos dejemos engañar, porque su objetivo no es otro que el de convencernos a los papás y las mamás de que son buenos para nuestros retoños.

La importancia de pararle los pies a la publicidad

Hace unos años, desde el equipo BADALI de la Universidad Miguel Hernández analizamos la calidad nutricional de más de 500 alimentos con publicidad dirigida a niños o adolescentes. La friolera del 97 % de todos ellos no eran saludables.

En ese estudio incluimos una gran variedad de productos que suelen gustar a los pequeños de la casa: galletas, cereales de desayuno, bollería, lácteos, barritas, zumos y bebidas de frutas, snacks y dulces. Encontrar el 3 % saludable puede ser como buscar una aguja en un pajar.

Esto hace imperativo poner coto a la publicidad de alimentos no saludables dirigidos a la población infantil y adolescente, como ya sucede en varios países desde hace más de una década. En este sentido, el Ministerio de Consumo elaboró un borrador de Real Decreto en 2022, que ha retomado recientemente. Esperemos que esta vez sí sea una realidad.

El engañoso reclamo de “con vitaminas añadidas”

En cuanto a lo de “tapar” que un alimento no es saludable añadiéndole vitaminas y minerales, también tenemos datos. Por resumir lo más importante, solo uno de cada siete de todos estos productos se puede considerar saludable.

Si miramos con detenimiento, vemos que la población infantil es la destinataria principal de, por ejemplo, las galletas. Dos de cada tres de las que se anuncian como “enriquecidas” llevan dibujos. Ni qué decir tiene que ninguna de estas galletas es saludable, pero tampoco lo es el resto.

En cuanto a los cereales de desayuno enriquecidos, sí los hay que son saludables; sin embargo, no están dirigidos a niños. Y en lo que respecta a las bebidas de frutas, por mucho que las anuncien con toda una colección de vitaminas, ninguna de ellas es recomendable.

Es preferible un desayuno breve que uno no saludable

Entonces, ¿cómo deben ser los desayunos, almuerzos y meriendas? Seguro que, en muchas familias, desayunar bien antes del ir al cole o al instituto es aún una asignatura pendiente. Además, es posible que el apetito de los niños sea muy peculiar y dependa mucho de lo que haya sobre la mesa.

Las madres y los padres nos preocupamos y tendemos a aferrarnos a un “da igual lo que coman, con tal de que coman”. Sin embargo, la mejor decisión que podemos tomar es adoptar esta otra máxima: es preferible un desayuno breve que uno no saludable.

No hay alimentos saludables que estén prohibidos en un desayuno, almuerzo o merienda. Sin embargo, la combinación ideal es un lácteo, un cereal y una fruta. Eso sí, deben cumplir el mismo requisito: que sean saludables.

No es necesario que la leche esté enriquecida, basta con una normal y mejor si es entera. No hay ninguna razón para desterrar la leche entera de la mesa de los niños. Para los adultos ya es otra historia, pero los niños deben tomar dos vasos de leche al día, dado que supone un aporte insustituible de calcio para su crecimiento.

Los batidos lácteos no son una buena alternativa porque llevan azúcar o edulcorantes añadidos y ninguno de los dos es saludable.

En cuanto a los yogures sin estos ingredientes, son muy buena elección, aunque solemos rechazar su sabor ácido. Podemos mezclarlos con trozos de fruta o añadirles apenas un poco de azúcar, lo justo para neutralizar esa acidez. Además, debemos tener en cuenta que un vaso de leche equivale a dos yogures.

Los cereales de desayuno sin otros ingredientes que los propios cereales son una opción con la que acompañar al lácteo. De la bollería y las galletas, ni hablamos: aunque sean de horno tradicional o caseras, es preferible evitarlas.

En España es habitual decantarse por el pan, que solemos acompañar con aceite de oliva virgen y tomate. Esta es una buena elección, aunque con dos matices: una es que el pan debería ser integral y la otra es no añadir más sal. La sal del propio pan ya supone el 20 % de toda la que tomamos al día y que deberíamos reducir a la mitad. La mantequilla, margarina o mermelada no son buenas opciones para acompañar el pan.

Esa rebanada de pan se suele convertir en bocadillo cuando se trata del almuerzo o la merienda. Aunque acusado injustamente de engordar, en un bocadillo, lo más importante es el pan. Debemos reducir el tamaño de las capas de embutido que suelen acompañarle, porque ponen en riesgo nuestra salud.

Mejor cambiar el zumo de naranja por fruta

El zumo de naranja exprimido en casa ha gozado de buena fama durante mucho tiempo. Es cierto que es preferible a cualquier otro zumo comercial, bebida de frutas o refresco. Sin embargo, solo aporta azúcares libres, que aumentan el riesgo de enfermedades, obesidad y, por supuesto, provocan caries. Así que ni siquiera esta bebida es un buen sustituto para la fruta.

El desayuno, el almuerzo y la merienda son oportunidades para tomar los nutrientes fundamentales que nuestros hijos necesitan para crecer sanos. Merece la pena el esfuerzo porque es la mejor inversión para su futuro que podemos hacer.

The Conversation

Ana Belén Ropero Lara no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Ni galletas “enriquecidas” ni zumos: las claves de un desayuno o una merienda saludable – https://theconversation.com/ni-galletas-enriquecidas-ni-zumos-las-claves-de-un-desayuno-o-una-merienda-saludable-267035

La sostenibilidad no se consigue en solitario: así se tejen las redes verdes

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Claudia García García, Profesora de Economía Aplicada, Universidad Complutense de Madrid

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En plena transición ecológica, las empresas saben que deben reducir emisiones, ahorrar materiales o usar energías limpias. Pero innovar de forma sostenible no es fácil. Requiere tiempo, dinero y asumir riesgos. No basta con la voluntad: hace falta aliados adecuados.

¿Cómo conseguir ser innovador y sostenible?

La pregunta es clara: ¿cómo pueden las empresas ser innovadoras y sostenibles a la vez? La respuesta está en las redes de colaboración.

En la práctica, las empresas no trabajan solas. Dependen de proveedores que suministran materias primas, de clientes que marcan tendencias, de universidades que generan conocimiento, de centros de investigación que aportan tecnología y de consultoras que aportan servicios especializados. Incluso los competidores, a veces, participan en ese ecosistema.

La clave está en tejer estas relaciones con inteligencia. No todos los socios aportan igual, ni en todo momento. Una buena colaboración acelera la innovación. Una mala elección la frena y aumenta costes.




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Colaborar para ‘ecoinnovar’: ¿con quién?

Nuestro estudio de 3 500 empresas españolas publicado en la revista Business Strategy and the Environment responde a esta pregunta. Muestra las colaboraciones que impulsan las innovaciones verdes diferenciando entre dos medidas clave: ahorrar materiales o reducir energía.

La mayoría de investigaciones se centraban en un solo socio. Por ejemplo, ¿qué pasa cuando una empresa colabora solo con universidades?. O ¿qué ocurre si la relación es solo con clientes? Pero la realidad es más compleja, ya que las empresas trabajan con varios socios a la vez.

Para estudiarlo, usamos una técnica que identifica combinaciones de éxito. Los datos de la Encuesta de Innovación del INE del 2020 nos dieron una visión clara: las redes no son iguales para todas las metas. Según el objetivo de la ecoinnovación, las alianzas cambian. No se sigue el mismo camino cuando se busca ahorrar materiales que cuando se quiere reducir energía.




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Imagine que debe cruzar un bosque lleno de obstáculos. ¿A quién escogería como compañero? No elegiría a cualquier persona. Si el reto es orientarse, buscaría a alguien con buen sentido de la dirección. Si se trata de sobrevivir sin comida, preferiría a quien conozca las plantas comestibles. Cada reto exige habilidades distintas. Lo mismo pasa en las empresas. No basta con tener la meta clara: lo que importa es escoger bien a los socios.

Materiales y energía: distintas rutas, distintas alianzas

En innovaciones para ahorrar materiales o sustituirlos por otros más sostenibles, la ciencia es esencial. Universidades y centros de investigación son los aliados más fiables. Sin su conocimiento, es difícil encontrar alternativas, rediseñar procesos o crear nuevos productos.

Clientes y proveedores ayudan en algunos casos, pero suelen tener menos peso. Los competidores, en este ámbito, no suelen ser buenos compañeros de viaje. Competir y compartir información suele ser más un riesgo que una oportunidad.

El ahorro energético es todavía más exigente. Reducir el consumo eléctrico o cambiar la fuente de energía obliga a rediseñar procesos, invertir y cumplir normas estrictas. En este contexto, colaborar con competidores directos casi nunca funciona. Cada empresa protege su conocimiento, defiende sus intereses y evita compartir información que pueda restarle ventaja en el mercado.

En este ámbito los aliados más útiles son los proveedores y los servicios especializados. Aportan soluciones técnicas avanzadas y facilitan la integración de nuevas tecnologías. También los clientes y las universidades pueden ayudar en casos concretos, pero no siempre son el centro de la red, sino un apoyo.

La clave del éxito

Hay un hallazgo de nuestro estudio que se repite en ambos campos. Intentar colaborar a la vez con clientes, universidades y competidores suele ser una mala estrategia. Demasiados intereses enfrentados generan ruido y frenan los resultados. Es como una orquesta desafinada: cada músico toca su propia partitura, pero nadie escucha al director.

Así que la lección es clara: más no siempre significa mejor. No conviene trabajar con todos al mismo tiempo, ni tampoco limitarse a un único socio. El secreto está en el equilibrio: elegir a los adecuados para cada objetivo.

O sea, ni todos, ni uno solo.




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Resultado: ciencia y colaboración para un futuro sostenible

La ciencia importa. Es la brújula que guía a las empresas hacia un futuro más verde. Universidades y centros de investigación son aliados estratégicos. Elegir bien a los socios y mantener redes equilibradas es la mejor forma de innovar y ser sostenibles.

La política pública también tiene un papel, que es el de reforzar la conexión cientifico-empresarial y apoyar a proveedores y consultoras verdes.

Para la ciudadanía, el mensaje es claro: cuando pedimos a las empresas que sean más sostenibles, no se trata solo de dinero o tecnología. Es una estrategia que trata de saber crear redes inteligentes que cambien los procesos desde dentro.

Conclusión: el poder de elegir bien a tus aliados

La ecoinnovación no depende solo de recursos sino de elegir bien a los compañeros de viaje. Las empresas españolas que mejor lo hacen confían en la ciencia y se apoyan en socios clave cuando lo necesitan. En la transición ecológica, como en la vida, rodearse de las personas adecuadas marca la diferencia entre quedarse atrás o abrir camino hacia un futuro más sostenible.

The Conversation

Celia Torrecillas Bautista recibe fondos de Proyecto PID2020-112984GB- C21.

Sara Fernández López recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación (Proyecto PID2020-112984GB-
C21)

Claudia García García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. La sostenibilidad no se consigue en solitario: así se tejen las redes verdes – https://theconversation.com/la-sostenibilidad-no-se-consigue-en-solitario-asi-se-tejen-las-redes-verdes-265358

La IA no mejora las notas y aumenta la brecha entre buenos y malos estudiantes

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María Luisa Fanjul Fernández, Profesora en el grado de Marketing y el Máster de Emprendimiento Digital, Universidad Europea

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La inteligencia artificial (IA) tiene el potencial, nos dicen sus defensores, de democratizar el conocimiento y personalizar el aprendizaje. Con itinerarios diseñados específicamente para cada estudiante en función de sus objetivos y necesidades, esta herramienta, bien utilizada, puede resultar revolucionaria.

Pero ¿cuál es su impacto actual? ¿Está ayudando a los estudiantes a mejorar en su rendimiento académico? Pues según nuestro reciente estudio entre más de 200 universitarios, la respuesta apunta a que, de momento, no es así. La inteligencia artificial ha transformado la forma en que los jóvenes se preparan y aprenden, pero su impacto en el rendimiento académico es limitado y no necesariamente positivo.

La IA como compañera de estudio

La mayoría de los universitarios utiliza herramientas de IA para resolver dudas, resumir textos o generar ideas. Pero lo hacen de maneras muy distintas.

El estudio detecta tres perfiles de uso:

  • Perfil estratégico y funcional. Utiliza la IA como herramienta para optimizar el estudio, gestionar mejor el tiempo, acceder a más información y mejorar su productividad, aunque no esperan necesariamente un impacto directo en las calificaciones. Supone el 41,18 % del total.

  • Perfil instrumental y resolutivo. Refleja un uso claramente utilitarista, centrado en reducir el esfuerzo. Quienes forman parte de este grupo valoran la rapidez y la comodidad que ofrece la IA, pero suelen mostrar una comprensión más superficial de su potencial educativo. Son el 23,53 %

  • Perfil cognitivo y explorador. Comprende a los estudiantes que emplean la IA con una orientación al aprendizaje. Usan estas herramientas para profundizar en los contenidos, mejorar su comprensión y desarrollar nuevas competencias. No buscan ahorrar tiempo, sino aprender mejor: son el 35,29 %.

Esta segmentación muestra que la IA amplifica diferencias entre los estudiantes: quienes ya tienen buenos hábitos de estudio la utilizan para aprender más, mientras que quienes no los tienen tienden a emplearla para reducir su carga de trabajo.

Aprender más rápido no es aprender mejor

El 70 % de los estudiantes encuestados afirman que la IA les ayuda a “estudiar más rápido”. Sin embargo, ese ahorro de tiempo no se traduce en una comprensión más profunda de los conceptos.

Las respuestas son inmediatas, pero también favorecen un aprendizaje mucho más superficial. Los estudiantes nos cuentan que su uso más habitual es “entender el tema sin leerlo todo” o “resumir lo importante en pocas líneas”. En otras palabras, las herramientas de inteligencia artificial acortan el camino, pero también el proceso que da sentido al aprendizaje.




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La brecha digital dentro del aula

De esta manera, lejos de igualar oportunidades, esta herramienta puede ampliar la brecha educativa. Por ejemplo, hemos visto que entre los estudiantes con mejor rendimiento, el 72 % asegura revisar o contrastar siempre la información generada por la IA. Entre los de peor rendimiento, solo el 28 % lo hace.

El resultado es un sistema de aprendizaje desigual: los más críticos convierten la IA en una aliada, mientras que los menos preparados la usan como un atajo.

Una nueva cultura del esfuerzo

La relación emocional con el aprendizaje también está cambiando. Algunos estudiantes afirman que “ya no merece la pena romperse la cabeza si la IA te lo explica mejor”.

A esta afirmación se suman respuestas como “te lo da hecho” o “ahorra pensar”. Esta percepción, especialmente presente en el grupo instrumental y resolutivo formado por el 23,53 % de los estudiantes encuestados, muestra que el esfuerzo ya no se identifica necesariamente como parte del proceso formativo. En este contexto, enfrentarse a la dificultad, equivocarse o intentarlo varias veces empieza a verse como un obstáculo prescindible en un entorno cada vez más automatizado.

Así, la inteligencia artificial reduce la frustración, pero también el valor del error en el aprendizaje. En este sentido, el desafío para la educación superior ya no es solo enseñar contenidos, sino preservar el sentido del esfuerzo frente al de la inmediatez.




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Se puede aprender mejor en la universidad con la inteligencia artificial


Qué puede hacer el profesorado

Prohibir la utilización de herramientas de inteligencia artificial no es una opción realista. El reto en el aula consiste en guiar a los estudiantes hacia un uso crítico, ético y responsable de estas herramientas. La alfabetización digital no consiste solo en manejar herramientas, sino en saber preguntar, contrastar y evaluar la fiabilidad de las respuestas.

También será necesario repensar la forma de evaluar. Si la IA puede redactar un texto o resolver un caso práctico, habrá que diseñar actividades que pongan en valor cuestiones como la reflexión, la creatividad y la aplicación del conocimiento más allá del contenido.

Un aprendizaje más humano

La inteligencia artificial ha llegado para quedarse, pero su integración en la educación superior debería ser pedagógica y consciente. Es recomendable plantear actividades que inviten a contrastar las respuestas generadas por la IA con otras fuentes de información y a detectar errores o inconsistencias en sus explicaciones.




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Esto no solo refuerza competencias clave como la capacidad de argumentar, sino que fomenta pensamiento crítico frente a la tecnología. Aprender a identificar sesgos o respuestas incorrectas y ser capaces de corregirlos será tan importante como saber formular una buena pregunta.

El valor de la inteligencia artificial dependerá, por tanto, de cómo se utilice: como sustituto del pensamiento o como acelerador de nuevas formas de aprendizaje. Puede facilitar el acceso al conocimiento, pero solo la inteligencia humana transforma la información en comprensión.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. La IA no mejora las notas y aumenta la brecha entre buenos y malos estudiantes – https://theconversation.com/la-ia-no-mejora-las-notas-y-aumenta-la-brecha-entre-buenos-y-malos-estudiantes-266074

Compuestos tóxicos en los productos menstruales: esto es lo que sabemos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Lara Cioni, Investigadora Postdoctoral, Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA – CSIC)

FabrikaSimf/Shutterstock

La menstruación es un proceso fisiológico fundamental que experimenta aproximadamente la mitad de la población mundial y la Organización Mundial para la Salud (OMS) reconoce la salud menstrual como un derecho humano fundamental. En este sentido, los productos menstruales resultan esenciales para garantizar la higiene, reducir el riesgo de infecciones y facilitar la participación plena de las personas que menstrúan en la educación y el trabajo, contribuyendo así a la igualdad de género.

Los artículos actuales son más seguros en comparación con décadas pasadas, cuando algunos causaban problemas de salud muy graves. En los años 80, se descubrieron más de 800 casos de síndrome de shock tóxico (20 de ellos acabaron en fallecimientos), asociados al uso de algunos tampones superabsorbentes que facilitaban graves infecciones bacterianas. Este fenómeno generó una gran alarma pública y llevó a cambios en la composición y regulaciones más estrictas.

Actualmente, existen muchos tipos de productos menstruales en el mercado, tanto de un solo uso (compresas, tampones y salvaslips) como reutilizables (bragas menstruales, compresas reutilizables y bragas menstruales).

Los artículos más ampliamente utilizados en España son los desechables (un 61 % de las personas que menstrúan utilizan compresas, un 50 % salvaslips, un 43 % tampones, un 48 % copa menstrual, un 15 % compresas de tela y un 9 % bragas menstruales) y a lo largo de su vida, un individuo puede utilizar más de 10 000. Ante este dato y el resultante impacto ambiental, muchas personas, sobre todo las más jóvenes, están optando por alternativas reutilizables.

Compuestos químicos tóxicos en productos menstruales

Cuando se habla de la seguridad y el impacto ambiental de estos productos, un tema que aún no se discute lo suficiente es la presencia de compuestos químicos tóxicos en ellos. Algunos estudios recientes han detectado, por ejemplo, compuestos perfluorados (PFAS), dioxinas, pesticidas y ftalatos.

Ejemplos de productos menstruales analizados en el estudio. De izquierda a derecha: compresa, tampón, salvaslip, copa menstrual, compresa de tela y braga menstrual.
Las autoras, CC BY-NC-SA

En nuestro estudio, publicado recientemente en Environmental Science and Technology, hemos analizado tres familias de plastificantes de preocupación para la salud humana, ftalatos, ésteres organofosforados y plastificantes alternativos, en productos menstruales del mercado estatal de España.

Hemos detectado estas tres clases de compuestos tanto en artículos de un solo uso (compresas, salvaslips y tampones) como en aquellos reutilizables (bragas menstruales, compresas de tela y copas menstruales).

Hay que destacar que todos los productos analizados tenían niveles detectables de algunos de estos compuestos, demostrando que este es un problema general y no de una marca en concreto.

Los niveles más altos de ftalatos y ésteres organofosforados se han encontrado en bragas menstruales y compresas de tela (niveles de hasta 1 152 µg/producto de ftalatos y hasta 96,5 µg/producto de ésteres organofosforados), ya que algunas de estas sustancias se utilizan ampliamente en la fabricación de fibras sintéticas y para lograr la impermeabilidad de los textiles.

En cambio, los niveles más altos de plastificantes alternativos se han encontrado en compresas y salvaslips (niveles de hasta 60,7 µg/producto), que suelen tener una o más capas hechas de material plástico que necesita de estos aditivos para ser flexible.




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Impacto ambiental

Además, analizamos los envoltorios de los productos de un solo uso, en los que también detectamos varios plastificantes. Estos compuestos químicos se pueden liberar al medio ambiente durante el lavado de los productos reutilizables o al desechar los de un solo uso.

Según nuestros resultados, las compresas, los salvaslips y los tampones son los artículos con mayor impacto ambiental, en parte debido a los altos niveles encontrados en sus envoltorios (niveles totales de plastificantes de hasta 90,7 µg/producto), pero también debido a la presencia de estos plastificantes en los propios productos.

Este mayor impacto también se debe al hecho de que una persona puede llegar a emplear más de 300 de estos productos desechables en un año, mientras que cada producto reutilizable se puede usar muchas veces y puede durar hasta 5-10 años. La copa menstrual, en cambio, ha presentado el menor impacto ambiental.

La liberación de plastificantes preocupa, ya que contaminan los ecosistemas terrestres y acuáticos. Una vez en el medio, estos plastificantes pueden acumularse en los seres vivos y provocarles efectos nocivos. Asimismo, esta contaminación también acaba afectando a los seres humanos, por ejemplo, cuando ingerimos alimentos contaminados, como el pescado.




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Efectos en la salud humana

La presencia de plastificantes en productos menstruales no solo plantea un problema ambiental, sino que también puede afectar a nuestra salud. Muchos estudios han demostrado que la exposición diaria y continuada a pequeñas dosis de algunos ftalatos y algunos ésteres organofosforados puede tener efectos dañinos sobre la salud humana, como disrupción endocrina (disfunciones hormonales), alteraciones en el sistema inmunitario y cáncer. Para los plastificantes alternativos la información es más limitada, ya que su uso masivo es reciente, pero los primeros estudios están evidenciando que también podrían tener propiedades tóxicas.

Los productos menstruales se utilizan en contacto directo con la piel y la piel de la vulva y la vagina tiene una capacidad de absorber pequeñas moléculas, como los plastificantes, más alta que en otras zonas de nuestro cuerpo.

Si consideramos el peor caso posible, o sea que todo el contenido de plastificantes en los productos menstruales se absorbiese a través de la piel, algunos productos podrían ser una fuente significativa de exposición a plastificantes. Al comparar nuestras estimaciones de exposición (asumiendo el peor caso posible y que los niveles de aditivos plásticos en los productos reutilizables no bajen con el lavado) con valores de referencia seguros establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, hemos encontrado que el uso de tres de las 10 compresas analizadas, tres de los ocho salvaslips analizados y dos de las cuatro compresas de tela analizadas, podría suponer un riesgo para la salud humana.

La exposición por contacto dérmico

Es importante remarcar que este resultado de evaluación del riesgo no es definitivo. Nuestra estimación del riesgo está basada en el caso más extremo posible, que probablemente sea muy diferente del caso real. Estudios preliminares apuntan a que la cantidad de plastificantes presentes en un material que finalmente pasa por contacto dérmico a nuestra piel puede variar entre 6 y 97 % dependiendo del plastificante y del material.

Pero nuestro trabajo pone en evidencia una falta de información importante: todavía no existen estudios sobre cómo se absorben estos compuestos a través de la piel de la vulva y de la vagina. Avanzar en este conocimiento es clave para poder evaluar de manera fiable los riesgos asociados al uso de productos menstruales y garantizar su seguridad.

Todavía sabemos muy poco sobre la composición química de los productos menstruales, a pesar de que forman parte de la vida cotidiana de millones de personas. La falta de investigación en este ámbito se suma a la ausencia de una regulación específica que limite el uso de sustancias tóxicas en ellos y la falta de una obligación legal de informar de la presencia de todos los compuestos químicos en las etiquetas de los artículos que se comercializan. Si además tenemos en cuenta que muchas personas eligen sus productos menstruales en base a su huella ambiental, conocer mejor su composición química es clave para tomar decisiones informadas.

The Conversation

Lara Cioni recibe fondos de la Union Europea (Marie Skłodowska-Curie Postdoctoral Fellowship – grant agreement: 101198272)

Ethel Eljarrat no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Compuestos tóxicos en los productos menstruales: esto es lo que sabemos – https://theconversation.com/compuestos-toxicos-en-los-productos-menstruales-esto-es-lo-que-sabemos-267928

La lógica, la probabilidad y la geometría sitúan al Barcelona como favorito frente al Real Madrid en El Clásico

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Javier Belloso Ezcurra, Profesor Departamento Estadística, Informática y Matemáticas, Universidad Pública de Navarra

Fran García (Real Madrid) y Lamine Yamal (Barcelona) se disputan un balón durante la final de la Copa del Rey (26 de abril de 2025). Marta Fernandez Jimenez/Shutterstock

El clásico entre Real Madrid y FC Barcelona es mucho más que un partido, es un espectáculo deportivo que también permite aplicar herramientas matemáticas para comprender mejor lo que ocurre en el campo. En este artículo, exploraremos cómo la métrica de goles esperados (xG) combinada con los diagramas de Venn ofrecen una nueva perspectiva sobre el partido más seguido del fútbol español.

Los primeros representan una métrica moderna aplicada al fútbol y los segundos nos conectan con conceptos clásicos de la lógica y la teoría de conjuntos, que además reavivan nuestra memoria escolar.

La conjunción de ambos permite actualizar los conceptos desarrollados por el matemático John Venn, cuya obra sigue vigente más de un siglo después de su fallecimiento.

Goles en potencia

¿Qué es el xG y qué es un diagrama de venn?

El xG (eXpected Goals) es una estadística avanzada que se utiliza en fútbol para medir la “facilidad” de que un tiro termine en gol, considerando factores como la posición, la situación del portero y la presión defensiva.

Por su parte, los diagramas de Venn son representaciones gráficas que muestran relaciones entre conjuntos: intersecciones, uniones y complementariedades.

En fútbol tenemos tres posibles resultados que podemos representar en un diagrama de Venn con dos conjuntos y su intersección. Por tanto necesitamos tres áreas diferentes para la victoria local (Barcelona), victoria visitante (Real Madrid) y el empate.

Para ello utilizaremos los sucesos, B (Barcelona puntúa) y R (Real Madrid puntúa), que serán ciertos o falsos según el resultado del partido.

Para su representación en forma de diagrama necesitamos los conjuntos que los representen. Los sucesos B y R se convertirán en conjuntos con el mismo nombre. Esta es la secuencia y sus equivalencias generales:

Lenguaje natural → lógica proposicional → teoría de conjuntos:

B o R ⇒ B ∨ R ⇒ B ∪ R

B y R ⇒ B ∧ R ⇒ B ∩ R

No B ⇒ ¬B ⇒ Bc

Aplicación al clásico: conjuntos y probabilidades

Tomemos el último clásico disputado el 11 de mayo de 2025, que ganó el Barcelona (4-3). Estos son los disparos con mejores valores xG y sus autores, sombreados en verde los que acabaron en gol:

Más adelante ilustraremos este resultado utilizando las métricas de goles esperados en el momento anterior al disparo (xG).

Las ocasiones de cada equipo nos dan un valor de probabilidad para conseguir los goles que van desde 0 (fallar todas) hasta el número total de tiros (acertar todas). Los resultados posibles son todas las combinaciones entre los goles de uno y otro equipo, más los fallos totales. Esto nos da un total de 24 (Barcelona 23 tiros) multiplicado por 10 (Real Madrid 9 tiros), 240 posibles resultados que forman el espacio muestral del experimento. Estos 240 elementos se incluyen en nuestro diagrama de Venn en su parte correspondiente, según los conjuntos:

  • B (Barcelona, xG 4,27): resultados en que el Barcelona puntúa, 185 victorias + 10 empates.

  • R (Real Madrid, xG 2,74): resultados en que el Real Madrid puntúa, 45 victorias + 10 empates.

  • B ∩ R: Intersección de los anteriores que representa los empates, 10 debido a los nueve empates con goles y uno sin ellos.

Visualización: el diagrama de Venn

Aunque los diagramas de Venn clásicos no representan cuantitativamente las probabilidades, en nuestro enfoque visual adaptado, el área de cada círculo se ha ajustado proporcionalmente a la probabilidad del resultado (ganar, perder, empatar). Esto permite visualizar no solo las relaciones lógicas entre los sucesos, sino también su peso relativo en el contexto del partido. Este enfoque novedoso representa una aplicación directa de los diagramas de Venn en el deporte, y en el fútbol en particular, presentada por primera vez en este artículo. Además, plantea dos problemas matemáticos adicionales a resolver:

Problema 1: Con el dato del área (A) calcularemos los radios de cada conjunto.

A = πr2
r = √(A / π)

Problema 2: Con el dato del área de la interesección (A) calcularemos la distancia entre los centros (d).

Para conseguir que la intersección tenga su correspondiente área, tenemos que dibujar los centros de cada circunferencia a la distancia d, cuyo valor obtenemos al resolver esta ecuación con métodos numéricos.

En este caso hemos usado el método Newton-Rapshon. Se trata de una de las herramientas más poderosas en el ámbito de la matemática y la ingeniería para la resolución de ecuaciones no lineales. Este algoritmo numérico se basa en el concepto de derivadas para encontrar las raíces de funciones a través de un proceso iterativo. Originalmente desarrollado por Isaac Newton y Joseph Raphson en el siglo XVII, este método ha evolucionado y se ha adaptado a diversas aplicaciones modernas, desde la física hasta la economía.

El diagrama ayuda a visualizar que, aunque el marcador fue ajustado (4-3), el Barça tuvo más oportunidades de gol de calidad, lo que respalda su victoria desde una perspectiva estadística.

Esta representación nos ofrece los resultados que buscábamos y muestra los merecimientos de cada equipo de forma muy visual e intuitiva.

Probabilidades de resultado final con xG

  • Probabilidad de que el Barcelona gane: 64.83 %.

  • Probabilidad de empate: 13.34 %.

  • Probabilidad de que el Real Madrid gane: 21.83 %.

Conclusión

Los diagramas de Venn, tradicionalmente asociados a la enseñanza escolar de la lógica y la teoría de conjuntos, encuentran en este artículo una aplicación nueva en el análisis deportivo. Al combinarlos con métricas avanzadas como los goles esperados (xG), se abre una nueva vía para representar visualmente no solo las relaciones lógicas entre los posibles resultados de un partido, sino también su probabilidad relativa que los hace comparables.

Este enfoque permite ir más allá del marcador final y explorar el “merecimiento” de cada equipo desde una perspectiva también geométrica. En el clásico entre FC Barcelona y Real Madrid, el uso de diagramas de Venn adaptados al contexto futbolístico revela que, aunque el resultado fue ajustado (4–3), el Barcelona generó más oportunidades de calidad, lo que se traduce en una mayor área de su conjunto en el diagrama.

En definitiva, este trabajo no solo ofrece una nueva forma de entender los partidos de fútbol, sino que también demuestra cómo conceptos matemáticos aparentemente alejados del deporte pueden enriquecer su análisis. Es una invitación a mirar el fútbol con otros ojos: los de la lógica, la probabilidad y la geometría.

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Javier Belloso Ezcurra no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. La lógica, la probabilidad y la geometría sitúan al Barcelona como favorito frente al Real Madrid en El Clásico – https://theconversation.com/la-logica-la-probabilidad-y-la-geometria-situan-al-barcelona-como-favorito-frente-al-real-madrid-en-el-clasico-266813

La paradoja del fútbol europeo: ahora hay más control financiero pero también más desigualdad entre equipos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jorge Martín Magdalena, PhD in Economic and Business Sciences / Associate Lecturer in Universidad Pontificia Comillas-ICADE, Universidad Pontificia Comillas

Los jugadores del PSG celebran su victoria en la última final de la Champions League. katatonia82/Shutterstock

El fútbol europeo vive una paradoja: cuanto más intenta controlarse para ser sostenible, más desigual se vuelve.

Ya lo vimos en 2021, cuando el fichaje de Leo Messi por el Paris Saint-Germain generó una pregunta difícil de entender para muchos aficionados: ¿Por qué el Barça, limitado por las reglas económicas de LaLiga, no podía retenerlo, mientras el PSG, con pérdidas aún mayores, sí podía ficharlo?

Entonces, el problema no estaba solo en las cuentas sino en cómo se aplican las normas económicas. Aquella historia fue un ejemplo claro de las contradicciones del fair play financiero (FFP): un modelo con el que la UEFA buscaba frenar el despilfarro pero que ha terminado reforzando la ventaja de los clubes más poderosos.




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Un control bien intencionado pero poco eficaz

La UEFA puso en marcha el FFP en 2011 para evitar que los clubes gastaran más de lo que ingresaban. La regla del punto de equilibrio (break-even) obligó a equilibrar ingresos y gastos, y la de sin deudas pendientes impedía la participación en competiciones europeas a quienes no cumplieran con sus pagos.

La intención era buena, pero los resultados fueron modestos. En un estudio reciente revisamos más de veinte investigaciones sobre el impacto del FFP en la economía de los clubes europeos. El resultado fue claro: el FFP mejoró la rentabilidad de los clubes, pero no su solvencia.

Es decir, algunos equipos consiguieron presentar beneficios en sus cuentas, pero sin reducir su endeudamiento ni asegurar una estabilidad a largo plazo. En muchos casos, los balances cuadraron gracias a la venta de jugadores o a ingresos extraordinarios, no porque los clubes gestionaran mejor su actividad.

Los pequeños se ajustan y los grandes resisten

El FFP no afectó a todos por igual. En un trabajo previo, publicado en 2023, comprobamos que los clubes pequeños mejoraron su situación y lograron aumentar su rentabilidad, y los medianos mejoraron sus niveles de endeudamiento.

Sin embargo, los grandes clubes apenas cambiaron su comportamiento. Su tamaño y su capacidad para generar ingresos a través de patrocinios internacionales o derechos televisivos les permitieron cumplir las reglas sin modificar su estrategia. El resultado fue paradójico: las normas pensadas para igualar acabaron consolidando la distancia entre unos y otros.

Para corregir esos desequilibrios, la UEFA aprobó en 2022 el Reglamento de Sostenibilidad Financiera (FSR), que comenzó a aplicarse en 2024. La principal novedad es el límite del 70 % de los ingresos para gastos de jugadores, incluidos salarios, fichajes y comisiones. Este nuevo sistema busca que los clubes gestionen sus recursos con más prudencia y que la competición sea más equilibrada.

¿Control o flexibilidad?

Comparamos los modelos de gestión de las dos ligas europeas más grandes: la española, con control previo y límite salarial, y la inglesa, más flexible y basado en revisar pérdidas a posteriori. Los resultados muestran que cuando se tienen normas más estrictas (como la española) los clubes logran aumentar la rentabilidad y reducir la deuda, sobre todo si son clubes pequeños o medianos.

Esto hace que se entienda mucho mejor el caso Messi–PSG. Como hemos visto, en España los clubes tienen un límite de gasto en jugadores sobre los ingresos. Sin embargo, en Inglaterra, Francia o en las competiciones de la UEFA, han podido comprar, incluso si incurrían en pérdidas, si su propietario tenía la capacidad financiera para asumir dichas pérdidas.




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Esto explica por qué los llamados “clubes-Estado”, como el PSG o el Manchester City, pueden seguir invirtiendo grandes sumas sin incumplir formalmente las normas.
Mientras tanto, clubes con estructuras más tradicionales, como el Barça o el Athletic, tienen que ajustarse a límites mucho más estrictos.

El resultado es un sistema que aplica la disciplina de forma desigual: los equipos más modestos deben hacer equilibrios para cumplir mientras que los más poderosos apenas notan las restricciones.

Así, el fair play financiero ha acabado siendo más financiero que justo.




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¿Hacia un verdadero juego limpio?

En definitiva, el nuevo reglamento de la UEFA es un paso en la buena dirección, pero su eficacia dependerá de que se aplique con el mismo rigor a todos los clubes.
De poco servirá limitar el gasto al 70 % de los ingresos si algunos pueden inflar sus cifras de patrocinio o contar con ayudas encubiertas.

Un verdadero juego limpio financiero debería garantizar que los equipos compiten con los recursos que realmente generan. Solo así podrá evitarse que la desigualdad económica se traduzca en desigualdad deportiva.

Después de más de una década de investigación, la lección es clara: el fair play financiero ayudó a sanear las cuentas del fútbol europeo, pero no a equilibrarlo.
El nuevo modelo puede hacerlo mejor, siempre que la norma no sea distinta según el color de la camiseta.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. La paradoja del fútbol europeo: ahora hay más control financiero pero también más desigualdad entre equipos – https://theconversation.com/la-paradoja-del-futbol-europeo-ahora-hay-mas-control-financiero-pero-tambien-mas-desigualdad-entre-equipos-267523

Ya podemos personalizar la dosis de ejercicio físico midiendo el tiempo entre dos latidos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María Carrasco-Poyatos, Profesora Titular de Universidad, Universidad de Almería

Taras Grebinets/Shutterstock

¿Es el ejercicio físico un fármaco más? Si no lo es, al menos ha ganado fama últimamente dentro del mundo de la salud por sus múltiples beneficios. Más allá de mejorar el aspecto físico, ejercitarnos ayuda a reducir el dolor y mejora la calidad del sueño, el estado de ánimo y la calidad de vida.

Lo extraordinario es que sus beneficios se perciben incluso entrenando muy poco. Cualquier movimiento es mejor que el sedentarismo. Sin embargo, para que el ejercicio tenga un efecto significativo es necesario aplicar una dosis adecuada en tipo, intensidad, frecuencia y progresión. Sin olvidar que los programas deben ser individualizados.

La dificultad de ajustar la “dosis” de ejercicio a cada persona

Se sabe que un entrenamiento estandarizado provoca efectos diferentes en cada individuo. Es decir, si un grupo de personas se reúne para hacer el mismo entrenamiento, incluso teniendo características comunes, no todas obtendrán el mismo beneficio de la sesión. Esto, si estamos sanos, no tiene más importancia porque normalmente no genera efectos adversos. Pero cuando se trata de pacientes con enfermedades, hay que tenerlo muy en cuenta.

Además, todos hemos notado que cada día no es igual que el anterior, es decir, que no nos sentimos siempre de la misma manera. Nuestro estilo de vida, el manejo del estrés, la edad, el género o la ratio trabajo/descanso van a condicionar nuestro estado psicofisiológico diario, lo que hace más compleja si cabe la individualización del entrenamiento.

Igual que un médico ajusta la dosis del fármaco para que produzca el efecto deseado en el paciente, se debería adaptar la dosis del ejercicio físico a cada persona para conseguir la mejora fisiológica deseada. Pero ¿cómo sabemos cuál es la dosis exacta? O dicho de otro modo, ¿cómo se individualiza el entrenamiento?

Este fue el punto de partida de la nueva línea de investigación que iniciamos en la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Almería, dentro del grupo de investigación HUM628, destinada a generar avances sobre la adaptación de la cantidad de ejercicio físico a cada persona, y en la que venimos trabajando desde 2018. Se trata del entrenamiento basado en la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV, por sus siglas en inglés).

Un paso más cerca de la individualización

La HRV se define como el tiempo que transcurre entre dos latidos consecutivos. Refleja el estado del sistema nervioso autónomo, que se encarga de controlar las respuestas involuntarias del organismo para mantener un estado de equilibrio. Este sistema está por la rama simpática, que se activa en situaciones de estrés y alerta, y la parasimpática, responsable de la relajación y la recuperación. El equilibrio simpático/parasimpático es clave para que nuestro organismo siga funcionando correctamente y afronte de manera adecuada las cargas del entrenamiento.

Se ha comprobado que, en estado de reposo, valores altos de HRV coinciden con la activación del parasimpático, mientras que valores bajos se asocian a una predominancia del simpático. Con esta idea, el valor de HRV antes de entrenar nos indicará cómo de preparado está el organismo para realizar un estímulo de alta intensidad (HRV alto) o si, por el contrario, debemos elegir un entreno de baja intensidad ese día (HRV bajo).

Los estudios realizados hasta el momento han encontrado resultados satisfactorios en cuanto al ajuste de las cargas, puntualizando que, efectivamente, el estado de preparación fisiológica se ve reflejado en los valores de HRV, y que adaptar la intensidad del entrenamiento al estado fisiológico no repercute negativamente en la mejora del rendimiento.

Concretamente, en nuestros estudios en pacientes con patologías cardiovasculares vimos que el entrenamiento basado en HRV mejora la composición corporal, la capacidad funcional, la calidad de vida y las variables cardiorrespiratorias por encima de un plan estandarizado, con menor volumen de entrenamiento a alta intensidad. En resumen, usar el HRV genera más beneficios con menos minutos de entrenamiento a alta intensidad, optimizando la dosis de entrenamiento y aportando calidad.

En este sentido, tener en cuenta cómo varía la frecuencia cardíaca se convierte en un dato muy útil para ayudarnos a individualizar el entrenamiento de forma diaria. Además, hoy en día la HRV puede registrarse de forma sencilla e instantánea con instrumentos como pulsómetros con banda pectoral, pulsómetros con medición en la muñeca dispositivos que se sitúan en el pecho, anillos inteligentes o aplicaciones de dispositivos móviles, como HRV4Training o Welltory.

Consejos prácticos para personalizar el entrenamiento

Quien desee personalizar su entrenamiento por sí mismo puede seguir las siguientes recomendaciones:

  1. Medir su HRV para conocer su estado de recuperación y adaptar el entreno a sus necesidades.

  2. Escuchar su cuerpo, completando esta valoración con sus propias sensaciones.

  3. Entrenar sin prisa, centrándose en progresar adecuadamente.

  4. Consultar a un profesional, sobre todo si padece una enfermedad crónica.

  5. Priorizar la recuperación, recordando que es tan importante como el entrenamiento en sí. Conviene incluir días de descanso en la rutina, especialmente si el HRV se encuentra bajo.

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ref. Ya podemos personalizar la dosis de ejercicio físico midiendo el tiempo entre dos latidos – https://theconversation.com/ya-podemos-personalizar-la-dosis-de-ejercicio-fisico-midiendo-el-tiempo-entre-dos-latidos-264404