TikTok seduce, Instagram confirma: así decide qué comprar la generación Z

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María Luisa Fanjul Fernández, Profesora en el grado de Marketing y el Máster de Emprendimiento Digital, Universidad Europea

Stock-Asso/Shutterstock

TikTok impulsa el deseo; Instagram valida la elección. El 70 % de la generación Z toma decisiones de compra influenciadas por lo que ve en redes sociales, según un informe elaborado en el marco del Observatorio de la generación Z –personas nacidas entre mediados de la década de 1990 y principios de la de 2010– que analiza los hábitos de consumo de este grupo de población y su relación con las marcas.

El estudio revela que sus compras están motivadas principalmente por la búsqueda de satisfacción personal (61,8 %), aunque la decisión final se ve condicionada por la relación calidad-precio (59,2 %) y la experiencia previa (51,8 %).

Redes sociales: el primer escaparate

Plataformas como TikTok e Instagram influyen en las decisiones de compra, pero cada una cumple una función distinta. TikTok despierta el deseo con vídeos breves y espontáneos que convierten productos en tendencias. Instagram, en cambio, funciona como espacio de validación: la generación Z consulta perfiles, reseñas y comentarios para asegurarse de que su elección merece la pena.

YouTube es clave en compras más reflexivas, como productos tecnológicos o de mayor valor. Pinterest mantiene su rol como fuente de inspiración, especialmente en moda y estilo de vida. En un entorno saturado de estímulos, la visibilidad es esencial: lo que no aparece en sus redes, difícilmente existe para ellas y ellos.

La compra impulsiva

Aunque suelen comparar y valorar antes de decidir, la generación Z también realiza compras impulsivas. El aburrimiento, las promociones atractivas o el miedo a perder una oportunidad (FOMO) son factores que pueden precipitar una compra en redes sociales.

El 75,9 % de las personas encuestadas calificó su última compra con un 6 o un 7 sobre 7 en satisfacción, lo que indica que, incluso en decisiones más rápidas, evalúan positivamente su experiencia.

Contenido útil y real

La Generación Z muestra una actitud crítica hacia la publicidad tradicional y las promociones en redes sociales. Rechaza los anuncios invasivos y desconfía de los influencers cuando el contenido parece poco auténtico o demasiado comercial. Prefiere recomendaciones genuinas, experiencias reales y contenido que aporte utilidad: ¿me sirve?, ¿me aporta algo? Solo entonces presta atención.

Aunque existe una conciencia creciente sobre la sostenibilidad, solo el 4,2 % de las personas encuestadas afirma priorizar este criterio al comprar. Sin embargo, aspectos más concretos como el bienestar animal, especialmente en productos certificados como cruelty-free –sin crueldad–, reciben una mejor valoración.

En general, los valores deben ser visibles, coherentes y creíbles, aunque rara vez son determinantes si implican pagar un precio más alto.

El precio y las promociones

En todo caso, más allá de las emociones o los valores, el precio sigue siendo un elemento clave en la toma de decisiones. El 59,2 % identifica la relación calidad-precio como el principal criterio para elegir un producto o servicio. Además, un 32,5 % declaró haber aprovechado una promoción o descuento en su última compra, y un 27,8 % lo mencionó como hábito.

Estos datos confirman que, para la generación Z, las ofertas no solo activan el deseo de compra, sino que refuerzan la sensación de haber tomado una buena decisión. Percibir valor tangible es fundamental para justificar el gasto.

Girl maths: la lógica emocional aplicada al consumo

En este sentido, uno de los fenómenos más comentados en el estudio es el conocido como girl maths: una forma de justificar compras no planificadas. Por ejemplo, si devuelven un producto o reciben un descuento perciben ese dinero como disponible para una nueva adquisición, casi como si fuera gratuito.

Esta racionalización refleja cómo la generación Z combina la búsqueda de gratificación con un cierto control financiero.

La fidelidad se “gana”

Esta generación puede repetir con una marca, pero no por lealtad emocional. Si un producto funciona y mantiene una buena relación calidad-precio, repite. Si no, busca alternativas sin dudar. La calidad percibida, la experiencia de compra y la confianza son los pilares de esa fidelidad.

Para ellos, la línea entre lo físico y lo digital es cada vez más difusa. La elección del canal depende del producto, la urgencia o la comodidad. Puede probarse ropa en tienda y comprarla online si encuentra mejor precio, o reservar una entrada desde Instagram tras ver un anuncio.

El informe indica que un 44 % elige el canal de compra según la situación. Aunque un 33,5 % prefiere la tienda física y un 22,5 % el canal online, lo que predomina es una experiencia de consumo híbrida y flexible.

Unas decisiones valoradas por la lógica

Conectar con esta generación implica entender que no compra solo productos: busca experiencias, mensajes con los que identificarse y marcas que le inspiren confianza.

Aunque el deseo se activa en TikTok y se valida en Instagram, sus decisiones están guiadas por la lógica. Valora la calidad, el precio y la experiencia previa. Rechaza la publicidad intrusiva, exige autenticidad y, aunque planifica, también responde al impulso si el contenido le resulta relevante.

La fidelidad existe, pero es condicional. La sostenibilidad no es un factor determinante, pero causas como el bienestar animal sí generan más respuesta. Para la generación Z, consumir también es una forma de expresarse.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

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Meliterapia: engrasar el cerebro para curar enfermedades neurológicas complejas

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Enrico Castroflorio, Neurocientífico especializado en función sináptica y lípidos, Universitat de les Illes Balears

Recreación artística de una neurona. nobeastsofierce/Shutterstock

¿Y si la clave para tratar el alzhéimer, la epilepsia o la depresión no estuviera en los genes o en las proteínas, sino en las grasas que recubren las neuronas?

Durante décadas, la investigación se ha centrado principalmente en estudiar las proteínas y genes defectuosos como la causa de enfermedades. A pesar de los avances científicos de los últimos años, aún no disponemos de tratamientos realmente efectivos para muchas patologías neurológicas.

Primeros resultados prometedores

La meliterapia (Membrane Lipid Therapy) es un nuevo campo de la biomedicina que busca tratar enfermedades modificando los lípidos de las membranas celulares del cerebro.

Los lípidos no son todos iguales: algunos, como los ácidos grasos poli-insaturados (entre ellos los famosos omega-3), pueden modificar la estructura de la membrana y, con ello, alterar la forma en que las proteínas se comportan. Esto significa que, ajustando el tipo de lípidos presentes en la membrana, podríamos recuperar funciones cerebrales alteradas en diversas enfermedades. Y los primeros resultados son prometedores.




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¿En qué consiste esta innovadora terapia?

Como apuntábamos, la meliterapia consiste en actuar sobre el entorno lipídico de las proteínas, la “alfombra” donde se apoyan, en lugar de atacarlas directamente. Al hacerlo, muchas proteínas podrían recuperar su forma y función originales. No es una terapia más: es un cambio de paradigma.

Ya se están desarrollando lípidos sintéticos capaces de integrarse en la membrana neuronal y modificar su organización. Uno de estos compuestos ha demostrado restaurar la función de proteínas alteradas en modelos experimentales de la enfermedad de Alzheimer], abriendo la posibilidad de recuperar circuitos neuronales dañados sin alterar el ADN ni manipular directamente el sistema nervioso con fármacos invasivos.

Pero ¿cómo se consigue? Debemos tener en cuenta que las membranas de las neuronas no son simples envolturas, sino estructuras dinámicas rebosantes de colesterol, fosfolípidos y ácidos grasos que influyen en la comunicación entre neuronas (sinapsis), la resistencia al estrés oxidativo, la supervivencia celular y en muchos otros aspectos clave para la vida de una célula.

Cuando estos lípidos se desequilibran, las neuronas funcionan mal y aparecen diversas enfermedades. La meliterapia busca corregir estos desequilibrios mediante cambios lipídicos o reajustes de la membrana plasmática de las células.




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Experimentos exitosos

He aquí algunos ejemplos de la meliterapia en acción:

  • Alzhéimer: recuperar las conexiones

En este trastorno, las neuronas pierden colesterol y ciertos fosfolípidos, lo que dificulta la formación de sinapsis, las conexiones fundamentales para la comunicación neuronal y, por lo tanto, para el funcionamiento del sistema nervioso. Un estudio reciente demostró que aumentar los niveles de omega-3 mejora la memoria en ratones.
Aún no hay resultados concluyentes en humanos, pero ya se están probando fármacos que estabilizan las membranas neuronales y podrían frenar el deterioro cognitivo que caracteriza a esta enfermedad.

  • Epilepsia: equilibrar los lípidos para reducir los ataques

Al reparar las membranas neuronales dañadas, se podría reducir las crisis resistentes a medicamentos. Estudios muestran que ajustar los lípidos cerebrales con omega-3, como DHA y EPA, disminuye la hiperexcitabilidad neuronal, el estado en el que las neuronas se vuelven más propensas a generar impulsos eléctricos. Los ensayos en humanos son preliminares, pero la combinación con nanotecnología promete tratamientos más precisos. Este enfoque innovador podría complementar, e incluso sustituir, los tratamientos actuales en casos de epilepsia refractaria, donde los fármacos no funcionan.




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  • Glioblastoma: avances esperanzadores en la lucha contra el cáncer cerebral más agresivo

Un ensayo clínico acaba de arrojar resultados esperanzadores en torno a un fármaco basado en lípidos combinado con radio y quimioterapia para tratar el glioblastoma recién diagnosticado, que es uno de los tumores cerebrales más agresivos.

Los primeros datos apuntan a una mayor supervivencia de los pacientes, especialmente en aquellos con una característica genética llamada metilación del gen MGMT, que actúa como un mecánico que repara el ADN dañado. En la mayoría de los casos, resulta beneficioso, pero en el glioblastoma, puede ayudar al tumor a resistir la temozolomida. Este es uno de los tratamientos más usados para este tipo de cáncer y funciona dañando el ADN de las células tumorales. Si el MGMT está activo, las repara y la quimioterapia pierde efecto. Sin embargo, cuando el gen está metilado –es decir, desactivado–, el tumor no puede defenderse frente a los tratamientos.

En el estudio, el fármaco meliterapéutico fue bien tolerado y no se observaron nuevos efectos secundarios, lo que sugiere un posible beneficio para este grupo de pacientes.

Los retos de la meliterapia

Aunque este tratamiento suena muy prometedor, hay obstáculos que deberá sortear:

  • La barrera hematoencefálica: muchos lípidos pueden llegar al cerebro desde la sangre, pero algunos necesitan unirse a transportadores o vehículos especiales, como nanopartículas.

  • Efectos secundarios: para evitar efectos no deseados, es fundamental diseñar moléculas lipídicas que actúen de forma específica en el órgano o tejido que se quiere tratar, sin interferir con las funciones normales del resto del cuerpo.

  • Personalización: no todos los cerebros responden igual. Se necesitan terapias individualizadas para cada paciente.




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Una terapia revolucionaria

¿Y por qué esta terapia se presenta como un cambio de paradigma?
Porque nos invita a observar el cerebro desde otra mirada. En lugar de seguir buscando la “molécula mágica” que explique el origen de tantas patologías neurológicas, quizá debamos aceptar que la salud cerebral depende también de la armonía entre grasas y proteínas en un lugar tan aparentemente modesto como la membrana celular. Justo en ese límite entre el mundo exterior y el interior de la neurona, podría estar una de las llaves para entender y tratar algunos de los trastornos más complejos de nuestro tiempo.

The Conversation

Enrico Castroflorio no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Meliterapia: engrasar el cerebro para curar enfermedades neurológicas complejas – https://theconversation.com/meliterapia-engrasar-el-cerebro-para-curar-enfermedades-neurologicas-complejas-259581

Verano y piscinas, una combinación que aumenta el riesgo de padecer criptosporidiosis

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de Salamanca

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A pesar de que el cloro es un desinfectante muy eficaz para el agua de las piscinas y de los parques acuáticos, algunos microorganismos causantes de enfermedades son particularmente resistentes a su acción, lo que puede suponer un riesgo para la salud de los bañistas. Entre ellos destaca Cryptosporidium, un protozoo intestinal causante de diarrea acuosa que suele dar algún que otro disgusto en los meses de verano en países de altos ingresos. Este microorganismo ubicuo parasita a los animales domésticos y salvajes, pero también a los seres humanos. Es capaz de sobrevivir, durante días, en piscinas correctamente cloradas y es considerado uno de los principales responsables a nivel mundial de enfermedades gastrointestinales transmitidas por agua contaminada y alimentos.

En concreto, Cryptosporidium es la segunda causa principal de diarrea moderada a grave en niños menores de dos años y una causa importante de mortalidad en todo el mundo.

Piscinas y parques acuáticos

Hace unas semanas que se daba por finalizado el brote de criptosporidiosis vinculado a sesiones de alimentación y caricias de terneros y corderos en la granja Marlborough Grange en Cowbridge, Gales, que afectó a 89 personas.

Más allá de las granjas, la exposición al agua contaminada suele coincidir con la intensificación de la actividad acuática en verano. Es decir, cuando aumenta el uso de instalaciones de agua recreativa, como piscinas públicas y residenciales, jacuzzis, zonas de juegos acuáticos, parques acuáticos, etc.

Lejos de resolverse, el número de casos en Europa parece ir en aumento en los últimos años. Del año 2022 al 2023 hubo un incremento del 83% en los casos de criptosporidiosis en Reino Unido, con una concentración significativa en niños y en la región del Noroeste. Y solo en 2024 hubo 17 brotes relacionados con granjas en Inglaterra y Gales. Por su parte, España registró en 2023 un aumento significativo de la incidencia, con 4 061 notificaciones, lo que supone un incremento de seis veces en comparación con la mediana del período 2016-2022.

A nivel mundial, se estima que ocurren 823 000 casos de criptosporidiosis cada año. La dosis infecciosa puede ser tan baja como 10 ooquistes en algunas especies, lo que implica que basta una exposición mínima para causar la enfermedad. Históricamente, los brotes más importantes ocurrieron en 1993 en Milwaukee (EE.UU.), con 400 000 casos, y en el año 2010 en Suecia, con 27 000 casos.

¿Qué es la criptosporidiosis?

La criptosporidiosis es responsable del 0,6 al 7,3% de las enfermedades diarreicas en los países con sistemas de saneamiento modernos y de un porcentaje aún mayor en las áreas con saneamiento deficiente. El cuadro clínico general está caracterizado por una diarrea acuosa que puede ir acompañada de calambres abdominales, pérdida de apetito, febrícula, náuseas, vómitos y pérdida de peso.

La mayoría de las infecciones por Cryptosporidium desaparecen espontáneamente en huéspedes inmunocompetentes, pero pueden estar asociadas con síntomas crónicos, desnutrición y otras complicaciones en pacientes de alto riesgo. Aunque la enfermedad suele autolimitarse en individuos con sistemas inmunitarios sanos, puede ser mucho más grave, prolongada e incluso potencialmente mortal en personas inmunocomprometidas, como pacientes con VIH, quienes pueden experimentar diarrea acuosa profusa y difícil de tratar.

Las poblaciones con mayor riesgo de enfermedad grave o mayor susceptibilidad a la infección incluyen niños pequeños, especialmente los de 0 a 4 años.

El mecanismo de transmisión es fecal-oral, incluyendo la transmisión de persona a persona, de un animal a una persona y la transmisión de origen hídrico y alimentario. El patógeno puede persistir en el medio ambiente como un ooquiste que contiene cuatro esporozoitos, que son la forma infecciosa del parásito. Tras la exposición, el período de incubación oscila entre dos y diez días, con una media de siete días.

Verano: la época de mayor riesgo

Cryptosporidium hominis y Cryptosporidium parvum son los responsables de la mayoría de los casos de criptosporidiasis en seres humanos. Si bien se ha detectado algunas especies de criptosporidios en los zorros salvajes gallegos, lo que puede indicar la probable superposición de los ciclos selváticos y domésticos de este parásito en entornos rurales, el reservorio más importante para la enfermedad humana son los seres humanos, el ganado bovino y otros animales domésticos.

La ausencia casi total de especies zoonóticas en los brotes detectados en España en 2023 sugiere que la transmisión de persona a persona fue la fuente predominante, muy probablemente amplificada a través de actividades acuáticas recreativas. Esto sirve como un potente ejemplo del desafío de salud pública que plantea Cryptosporidium durante el verano.

Sin embargo, eso no merma el interés por identificar la presencia del patógeno en las especies animales de producción (ganado), de compañía (perros y gatos) y de vida silvestre, que puede sugerir un papel potencialmente importante como reservorios naturales de infecciones humanas.

Lavarse las manos tras tocar tierra y otras medidas

La prevención de la criptosporidiosis implica medidas sanitarias adecuadas y el correcto lavado de manos, especialmente en centros sanitarios y guarderías y después de tener contacto con tierra, personas o animales infectados. Algunas otras medidas preventivas útiles implican no beber ni tragar agua de ríos, arroyos o de procedencia no controlada. Y, por supuesto, no defecar en el agua.

Si ha padecido criptosporidiosis, es conveniente esperar al menos dos semanas después de que la diarrea haya cesado por completo antes de volver a nadar. Por otro lado, conviene desarrollar prácticas sexuales seguras para prevenir la infección por contacto anal.

En viajes internacionales a zonas donde el saneamiento es deficiente, conviene evitar beber agua del grifo. En localidades donde haya brotes activos es recomendable comer sólo alimentos cocinados, evitar la leche y los zumos no pasteurizados y hervir el agua potable, incluyendo el agua para el cepillado de los dientes y el lavado de alimentos.

La capacidad de las personas para excretar parásitos durante semanas después de que los síntomas han desaparecido, unido a la existencia de portadores asintomáticos, complica el control de los brotes. Sobre todo porque los individuos, incluso aquellos con sistemas inmunitarios robustos que se recuperan rápidamente, pueden seguir siendo vectores de la enfermedad sin saberlo. Por lo tanto, el rastreo de contactos y las recomendaciones de higiene deben extenderse más allá del período sintomático, especialmente para personas en profesiones de alto riesgo o aquellas que cuidan a grupos vulnerables.

El control eficaz de la criptosporidiosis exige un enfoque integral de “One Health” que involucre la colaboración entre los sectores de salud pública, veterinaria y agrícola. Además, la lucha contra la enfermedad también implica desarrollar campañas de concienciación pública y una posible aplicación más estricta de los protocolos de higiene en los entornos acuáticos compartidos.

The Conversation

Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Verano y piscinas, una combinación que aumenta el riesgo de padecer criptosporidiosis – https://theconversation.com/verano-y-piscinas-una-combinacion-que-aumenta-el-riesgo-de-padecer-criptosporidiosis-261674

¿Por qué tenemos una mano menos hábil que otra?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Álvaro Carmona, Coordinador académico & docente, Universidad Loyola Andalucía

Aproximadamente un 10% de la población es zurda. Anastassiya Bezhekeneva/Shutterstock

Este artículo forma parte de la sección The Conversation Júnior, en la que especialistas de las principales universidades y centros de investigación contestan a las dudas de jóvenes curiosos de entre 12 y 16 años. Podéis enviar vuestras preguntas a tcesjunior@theconversation.com


Pregunta formulada por Alejandro, de 15 años, del IES Sierra de las Villas, Villacarrillo (Jaén)


Seguro que te has fijado en que al escribir, jugar al fútbol o cepillarte los dientes siempre utilizas una mano con más destreza que la otra. No es casualidad: se trata de una característica llamada lateralidad manual, que significa que nuestro cerebro prefiere usar una mano concreta para tareas de precisión. Pero ¿por qué ocurre esto?

Una cuestión de ahorro energético

Cerca del 90 % de las personas son diestras, alrededor del 10 %, zurdas y muy pocas, menos del 1 %, ambidiestras (pueden usar ambas manos con igual habilidad). Esta característica tiene mucho que ver con cómo está organizado nuestro cerebro.

El cerebro humano está dividido en dos partes o hemisferios que se encargan de controlar movimientos diferentes. Mientras que el hemisferio izquierdo maneja principalmente la parte derecha del cuerpo, el derecho controla la parte izquierda. Esta organización cruzada explica por qué, si alguien sufre una lesión en el lado izquierdo del cerebro, su mano derecha podría perder movilidad o precisión.

La lateralización es una maravillosa estrategia para ahorrar energía. Si ambas manos hicieran todo con la misma eficacia, nuestro cerebro necesitaría más esfuerzo y energía para coordinarse. La naturaleza, que es muy práctica, optó por la especialización: una mano se convierte en la “principal” y se dedica a movimientos finos, mientras que la otra la apoya realizando tareas menos delicadas. De esta forma, el cerebro ahorra energía y mejora la coordinación.

Aunque no existe un gen de la mano izquierda o derecha, sí se sabe que la genética juega un papel clave. Un estudio realizado con más de 300 000 personas en Reino Unido descubrió decenas de genes relacionados con la lateralidad manual. Estos influyen en cómo crecen y se conectan las neuronas durante el desarrollo del cerebro, favoreciendo una preferencia hacia una mano u otra desde etapas muy tempranas.

Zurdos o diestros incluso antes de nacer

Gracias a las ecografías, hoy sabemos que muchos bebés ya prefieren chuparse un pulgar en particular desde antes de nacer, algo que ocurre alrededor de la 15ª semana del embarazo. Esto indica que la preferencia manual se empieza a formar muy pronto, probablemente influida por pequeñas diferencias en el desarrollo del cerebro dentro del útero.

Además de los genes y la biología, nuestro entorno y la cultura pueden influir en esa primacía. Por ejemplo, hasta hace no mucho tiempo, ser zurdo no estaba bien visto en la sociedad, por lo que muchos niños zurdos eran obligados a usar la mano derecha. Hoy sabemos que esto no es para nada recomendable, ya que fuerza al cerebro a usar circuitos menos eficaces, causando incomodidad, torpeza e incluso trauma.

Otra curiosidad sobre la lateralidad manual es su relación con el lenguaje. En la mayoría de los diestros, el hemisferio izquierdo controla la función lingüística. En cambio, en los zurdos esta distribución puede ser diferente: algunos utilizan el hemisferio derecho y otros tienen esta función repartida entre ambos hemisferios. Esto muestra lo increíblemente compleja que es la organización cerebral.

Entonces, ¿es mejor ser diestro o zurdo?

Aunque hay algunos estudios que relacionan la zurdera con ciertos trastornos del desarrollo del lenguaje, las personas “no-diestras” tienen una vida perfectamente saludable. De hecho, pueden disfrutar de ciertas ventajas, especialmente en deportes como el tenis, el boxeo o la esgrima, porque sus movimientos son menos predecibles para la mayoría diestra.

Además, creencias populares afirman que los zurdos pueden tener mayor creatividad y capacidad de adaptación por estar acostumbrados desde pequeños a un mundo diseñado mayoritariamente para diestros. En realidad, un estudio reciente concluyó que no existen diferencias significativas en creatividad divergente entre zurdos y diestros; de hecho, en algunos tests estandarizados los diestros obtienen puntuaciones ligeramente superiores. Este hallazgo desmonta el mito de la diferencia creativa entre zurdos y diestros y sugiere que la organización cerebral y la práctica individual, más que la lateralidad, determinan la creatividad.

Y aunque siempre tendremos una mano preferida, la buena noticia es que la menos hábil puede mejorar con la práctica. Realizar pequeñas actividades diarias, como cepillarte los dientes o escribir notas breves con tu mano más torpe, puede fortalecer sus conexiones neuronales y aumentar su precisión. Nuestro cerebro es muy adaptable y puede perfeccionar sus habilidades con el entrenamiento.

También es importante tener en cuenta la importancia del diseño inclusivo. Tijeras, pupitres y otros utensilios suelen estar pensados para diestros, dificultando las tareas cotidianas de muchas personas zurdas. Apostar por diseños cómodos y accesibles para cualquier mano es un paso más hacia un mundo más justo y adaptado para todos.

Así que la próxima vez que te sientas torpe al usar tu mano menos hábil, recuerda que detrás de esa simple preferencia hay un fascinante proceso que combina genética, cerebro y ambiente. Comprenderlo no solo es interesante, sino que también es un ejemplo diario que nos ayuda a apreciar mejor cómo funciona nuestro cuerpo.


El museo interactivo Parque de las Ciencias de Andalucía y su Unidad de Cultura Científica e Innovación colaboran en la sección The Conversation Júnior.


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Álvaro Carmona no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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¿Por qué al tomar helados o bebidas muy frías tenemos la sensación de que nos duele el cerebro?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de València

Está tomando un granizado o muerde un helado demasiado rápido y, de pronto, siente un dolor agudo, helado y punzante, tan breve como intenso, que le atraviesa la frente. Según la Clasificación Internacional de Trastornos de Cefalea, se trata de una “cefalea por estímulo frío”, también conocida con el nombre de dolor de cabeza por helado (en inglés brain freeze). Y aunque parezca trivial, revela una sorprendente complejidad neurológica y médica.

En los últimos años, varias investigaciones han revelado que este pequeño “dolor de verano” podría enseñarnos sobre el tratamiento de las migrañas, las reacciones cerebrales al frío e, increíblemente, cómo proteger al cerebro en situaciones críticas.

Una señal al cerebro

El brain freeze es el dolor frontal o temporal de corta duración, que puede ser intenso, inducido en personas susceptibles por el paso de material frío (sólido, líquido o gaseoso) sobre el paladar y/o la pared faríngea posterior. Este cambio de temperatura tan brusco provoca una vasoconstricción, seguida de vasodilatación en los vasos sanguíneos de la zona. El nervio trigémino, que conecta el rostro con el cerebro, interpreta este cambio como una amenaza térmica, y lanza una señal de “dolor” al cerebro.

Lo curioso del caso es que ese dolor no lo sentimos en la boca, sino en la frente o las sienes. Es lo que se llama dolor referido: el cerebro malinterpreta la fuente del estímulo, algo muy común en otros tipos de dolor visceral.

Un artículo publicado en Critical Care Medicine en 2010 –con el provocador título Can an Ice Cream Headache Save Your Life?” (¿Puede un dolor de cabeza por helado salvarle la vida?)– sugirió que los mecanismos detrás del brain freeze podrían inspirar estrategias clínicas para proteger el cerebro después de un paro cardíaco, usando hipotermia terapéutica. Este tipo de reacciones neurovasculares rápidas ayudarían a regular la presión intracraneal, el flujo sanguíneo cerebral y los reflejos autonómicos.

En otras palabras, un helado puede activar rutas que los médicos intentan replicar de forma controlada en cuidados intensivos.

Un dolor que dice más de lo que parece

Un artículo de revisión publicado en 2023 examinó la involucración en este fenómeno de estructuras profundas del cráneo como el nervio trigémino y el ganglio esfenopalatino, ambos conocidos por estar implicados en migrañas, cefaleas en racimo y neuralgias faciales.

Además, múltiples trabajos han mostrado que la respuesta dolorosa al frío podría revelar una hipersensibilidad del sistema trigémino, especialmente en personas predispuestas. La prevalencia de este fenómeno varía en un rango del 15 al 37 % en la población general, pero es significativamente mayor en niños y adolescentes, alcanzando cifras entre el 40,6 % y el 79 %, según datos recopilados en la literatura científica.

Un estudio clave alemán realizado con estudiantes de 10 a 14 años, padres y profesores, mostró una prevalencia del 62 % en los menores y del 31 % en los adultos. Esta diferencia podría deberse a una combinación de factores: el aprendizaje conductual para evitar desencadenantes dolorosos, una mayor estabilidad neuronal frente al frío con la edad y diferencias anatómicas que hacen que los niños sean más susceptibles a una rápida estimulación de los receptores del frío.




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Por otro lado, el dolor por estímulo frío tiene una fuerte relación con antecedentes de migraña. Las personas aquejadas por este tipo de dolor presentan prevalencias de entre el 55,2 % y el 73,7 %, muy por encima de quienes sufren cefaleas tensionales (23-45,5 %). Un estudio incluso reveló una sorprendente prevalencia del 94 % en personas con antecedentes de cefalea punzante. Esto sugiere que el brain freeze podría servir como marcador clínico indirecto de una sensibilidad trigeminal aumentada, compartida con otras cefaleas más incapacitantes.

Otros factores de riesgo identificados incluyen antecedentes de traumatismo craneal y, especialmente, historia familiar: los hijos de padres con cefalea por estímulo de frío tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollarla. Si la madre la ha sufrido, el riesgo se multiplica por 10,7 y si es el padre, por 8,4.

Todos estos datos revelan que lo que muchas veces se percibe como un simple “dolor de helado” es, en realidad, una expresión de procesos neurológicos complejos. Lejos de ser banal, podría ayudar a entender mejor los umbrales de dolor y la predisposición a trastornos neurosensoriales más amplios.

¿Es peligroso?

En general, no. Se trata de un fenómeno benigno, autolimitado y sin consecuencias médicas. Sin embargo, existe un caso clínico extraordinario, publicado en 1999 en el American Journal of Forensic Medicine and Pathology, donde un hombre joven colapsó tras beber agua muy fría. Los forenses sospecharon un reflejo vagal extremo como causa de muerte, no un brain freeze clásico, sino una respuesta autonómica descontrolada en un contexto de calor extremo y predisposición fisiológica.

Este suceso aislado sirve más para mostrar la capacidad del cuerpo para reaccionar drásticamente ante estímulos extremos que para generar alarma sobre los helados o las bebidas frías.

¿Cómo evitarlo?

La buena noticia es que esta peculiar cefalea se puede evitar con algunas estrategias simples. La más eficaz es comer o beber lentamente. Cuando ingerimos alimentos fríos a gran velocidad, el estímulo térmico en el paladar es demasiado brusco para que el cuerpo lo compense a tiempo, activando la respuesta dolorosa.

También es importante evitar que la materia a baja temperatura toque directamente el paladar superior, ya que esta zona está altamente vascularizada y cercana al trayecto del nervio trigémino. Usar una pajita, mantener el líquido en la lengua antes de tragar o no dejar que el helado se derrita demasiado rápido en la boca pueden ayudar.

Y si el dolor ya comenzó, hay un truco sencillo: presione la lengua contra el techo de la boca. Este contacto ayuda a restaurar la temperatura y aliviar la molestia en segundos.

Así que la próxima vez que una cucharada de helado le congele la frente, recuerde: no está exagerando. Su sistema nervioso está ensayando una respuesta que los científicos aún están tratando de descifrar… y quizás de aprovechar.

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José Miguel Soriano del Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Por qué al tomar helados o bebidas muy frías tenemos la sensación de que nos duele el cerebro? – https://theconversation.com/por-que-al-tomar-helados-o-bebidas-muy-frias-tenemos-la-sensacion-de-que-nos-duele-el-cerebro-261587

Orientación, aislamiento, altura, ventanas… ¿Está su vivienda adaptada al calor?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ainhoa Arriazu-Ramos, Dra Arquitecta-Investigadora postdoctoral en sostenibilidad medioambiental y adaptación al cambio climático de las ciudades, Universidad de Deusto

Kzww/Shutterstock

El año 2024 fue hasta ahora el más caluroso a nivel mundial desde que existen registros, con una temperatura media 1,55 °C más alta que la registrada en la época preindustrial 1850-1900. Las olas de calor han dejado de ser eventos aislados: cada vez son más frecuentes, intensas y prolongadas.

El impacto de este calentamiento global es especialmente crítico en las ciudades. El fenómeno de isla de calor urbana provoca que las temperaturas en las ciudades sean hasta 4 °C más altas que en las zonas rurales cercanas, especialmente durante las noches de verano.

Si a lo anterior se suma que cada vez más personas viven en entornos urbanos –en 2050 más del 70 % de la población mundial residirá en dichos entornos–, surge una pregunta inevitable: ¿cómo podemos diseñar nuestras ciudades para que sigan siendo habitables con tanto calor?

Cambios en el espacio público

Introducir más naturaleza en nuestras urbes es una de las mejores estrategias para adaptarlas al calor. Sin embargo, no es solo cuestión de “cumplir” con un mínimo de superficie verde por habitante: ¿de qué sirve tener un gran parque a una hora de distancia si no contamos con sombra en el camino al trabajo o con un espacio verde en nuestro barrio donde refugiarnos del calor?

Hay que incorporar la naturaleza diseñando con los principios de proximidad, calidad y cantidad de arbolado urbano. En esta línea, se ha propuesto la regla del “3-30-300”: cada persona debería poder ver al menos 3 árboles desde su casa, vivir en un barrio con al menos un 30 % de superficie cubierta por árboles y tener un parque a menos de 300 metros.

Revisar los acabados urbanos es tan urgente como plantar árboles. Las cubiertas de los edificios pueden ser aliadas a la hora de reducir el calor. Para ello, incorporar vegetación o materiales reflectantes puede ser clave. Las fachadas también son importantes: una correcta decisión sobre el color –mejor tonos claros– y el material de las mismas puede hacer que éstas contribuyan a reducir el problema, en vez de a aumentarlo.

A nivel de suelo, es igualmente importante revisar los sistemas de pavimentación. Hay que evitar el uso constante de asfalto y hormigón, que absorben calor. Explorar materiales más permeables, frescos y con vegetación integrada puede suponer una gran diferencia.




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Viviendas adaptadas al calor

Pero no basta con mejorar el espacio público. También se debe adaptar las viviendas para hacer frente al calor. En ellas pasamos la mayor parte del tiempo y muchas no están preparadas. Por ejemplo, un estudio reveló que el 85 % de las viviendas de Pamplona presentaron temperaturas muy altas durante el verano de 2022.

El diseño de los edificios es determinante. Es importante tener en cuenta ciertos aspectos del diseño y la construcción para no agravar el problema del sobrecalentamiento.

El aislamiento térmico es el primer punto a considerar. Aislar mucho un edificio es una medida positiva sobre todo en invierno, pero también para el verano. Sin embargo, cuando el calor entra en viviendas muy aisladas y herméticas es mucho más difícil liberarlo. La clave está, pues, en el diseño: la distribución de la planta y las habitaciones debe permitir una ventilación cruzada adecuada.

Los grandes ventanales son otro punto crítico. Hoy se valoran por la luz natural y las vistas, pero si no se protegen adecuadamente del sol, permiten que el calor entre de forma directa. Es importante que las protecciones solares formen parte del diseño integral del edificio y no sean elementos accesorios. El objetivo es frenar la radiación solar consiguiendo que la casa no se quede a oscuras. Existen múltiples opciones como aleros, persianas orientables, toldos o lamas, etc.

En cuanto al tipo de vivienda, las que tienen una única orientación son especialmente vulnerables a sufrir temperaturas interiores más altas.

Con la actual necesidad de vivienda, las nuevas casas tienden a ser más pequeñas e incluso muchos pisos de los centros de las ciudades se están dividiendo en apartamentos más reducidos. Esta tendencia es crítica ya que hace que cada vez haya más inmuebles con una sola orientación. Por ello, además de cumplir con la superficie mínima, sería necesario exigir que estas construcciones garanticen unas condiciones mínimas de confort térmico.

Además, se ha demostrado que las viviendas situadas en últimas plantas sufren entre un 3.4 % y un 5.4 % más de horas de sobrecalentamiento que las localizadas en plantas intermedias. Aislar mucho las cubiertas no es la solución definitiva para reducir este sobrecalentamiento, ya que el aislamiento tiene un límite de eficacia. Por ello, hace falta invertir en innovación para mejorar la construcción en este punto de los edificios.

Y no todo depende del diseño urbano o de la arquitectura. Los ciudadanos también tienen que aprender a adaptarse al calor dentro de las ciudades. Saber cómo gestionar las viviendas puede ser clave en los días más calurosos: entender la orientación del hogar, ventilar en el momento adecuado según la diferencia entre la temperatura interior y exterior o utilizar correctamente las protecciones solares.




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Cómo construir edificios más sostenibles y resistentes al cambio climático


Una mirada al futuro

Cuando se analiza cómo adaptar las ciudades al calor, no podemos olvidar la dimensión social del problema. El calor extremo no afecta por igual a toda la población: las personas mayores, los niños y quienes viven en viviendas de peor calidad o en barrios con poca vegetación sufren un mayor riesgo.

Por último, tenemos que ser conscientes de que el confort térmico no puede depender solo del aire acondicionado u otros sistemas mecánicos. Es necesario pensar nuestras ciudades y viviendas para que, por su propio diseño, puedan adaptarse al calor. En un mundo cada vez más caluroso, las ciudades realmente adaptadas serán aquellas capaces de mantener el confort térmico minimizando la dependencia del consumo energético.

The Conversation

Ainhoa Arriazu-Ramos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Orientación, aislamiento, altura, ventanas… ¿Está su vivienda adaptada al calor? – https://theconversation.com/orientacion-aislamiento-altura-ventanas-esta-su-vivienda-adaptada-al-calor-261693

El ‘postureo’ del peregrino medieval

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Déborah González, Profesora Contratada Doctora, Universidade de Santiago de Compostela

Iluminación del apóstol Santiago en el ejemplar ‘Liber Sancti Jacobi’ de Salamanca del ‘Códice Calixtino’. Ministerio de Cultura

Independientemente de si es o no Año Santo Jacobeo, las calles compostelanas desbordan gente entre los lugareños, los peregrinos y la creciente masa de los llamados “turigrinos”. Es esta una masa que, en cualquier época del año, visita la ciudad para sacarse un selfie desde los tejados de la catedral, que incívicamente hace un picnic en la plaza del Obradoiro o que, incluso, se desplaza hasta la costa atlántica para, simbólicamente, quemar sus botas o dejar harapos como “huella” (¡y qué “huella”!) de su paso por el fin del mundo.

Lejos parece quedar, en el espíritu de estos viajeros de spa resort y servicio de equipaje, el sentido de la peregrinación pregonado en el Veneranda dies, uno de los más conocidos y estudiados textos del Códice Calixtino: “el camino de peregrinación es cosa muy buena, pero es estrecho. Pues estrecho es el camino que conduce al hombre a la vida: en cambio, ancho y espacioso el que conduce a la muerte”.

Sin embargo, no dejan de mantenerse próximos al sentido etimológico del término, ya que, en origen, “peregrina/o” era quien que atravesaba otras tierras, lejos de su casa, como persona extranjera.

Jerusalén, Roma y Santiago

Aunque en el Medievo ya existía una importante red de santuarios de carácter más o menos local, los tres “destinos internacionales” preferentes eran, primero, Jerusalén y Roma, y más tarde Santiago de Compostela, en el extremo occidental del mundo conocido.

Afonso II el Casto en el _Libro de los Testamentos_ de la Catedral de Oviedo.
Afonso II el Casto en el Libro de los Testamentos de la Catedral de Oviedo. Durante su reinado se descubrió en Compostela la supuesta tumba del apóstol Santiago, por lo que se le conoce popularmente como ‘el primer peregrino’.
Wikimedia Commons

En un pasaje de la Vita Nuova, Dante explicaba que “peregrino” era quien iba hasta Galicia, porque, entre los Apóstoles, la tumba de Santiago era la que se encontraba más lejos de su patria. En cambio, a quienes viajaban a Jerusalén y Roma se les solía llamar “palmeros” y “romeros”, respectivamente. Con todo, los textos de la época muestran que esta distinción terminológica no fue, en la práctica, aplicada siempre tan rígidamente.

Más allá de las razones espirituales y devocionales, por promesa o voto, en el Medievo se conocieron otras motivaciones. Por ejemplo, hubo viajeros movidos por la curiosidad y el afán de conocer. La peregrinación también podía imponerse como pena civil por haber cometido un delito (aunque, con el paso del tiempo, pudo conmutarse con una compensación económica) e incluso era posible que una persona hiciese una peregrinación en nombre de otra.

En cualquier caso, quien peregrinaba llegó a gozar de una consideración especial, amparado por leyes específicas. Además, en el plano de la redención, a partir de los siglos XI-XII se asistió a un nuevo panorama ante las primeras indulgencias otorgadas a quienes asistían a las Cruzadas.

Y a pesar de todo esto, ¿fue ajeno el peregrino medieval, ataviado con su bordón y su escarcela, a la picaresca del camino? ¿Había burlas o críticas hacia ciertos “peregrinos”? Los textos literarios de la época contribuyen a dar respuesta a las preguntas.

Perspectivas sobre la peregrinación

Las consignas publicitarias para persuadir a la población a emprender una peregrinación han existido siempre, y la literatura recoge muestras de ello. En la lírica occitana, Marcabru es considerado iniciador de la cansó de crozada, un tipo de composición que se desarrolló en el contexto histórico de las cruzadas.

Con un carácter diferente se presentan las cantigas de los trovadores gallegoportugueses, donde las muestras son bastante heterogéneas. Las llamadas “cantigas de santuario” promocionan ermitas sobre todo de carácter local. Hay también alguna cantiga dedicada a la peregrinación compostelana de Sancho IV y, cobrando distancia, otras se centran en motivos relacionados con Tierra Santa, el perdón y los falsos peregrinos, abordándolos desde una perspectiva satírica.

Pero d’Ambroa, ¿un ‘turigrino’ medieval?

Las canciones satíricas a las que nos referimos nos ofrecen una “instantánea” del siglo XIII, a falta de TikTok e Instagram…

Grabado de unos peregrinos en el siglo XVI.
Grabado de unos peregrinos en el siglo XVI.
Deutsche Fotothek

El juglar de origen gallego Pero d’Ambroa, que se localiza en el entorno poético de Alfonso X, no dudó en alabarse por haber realizado un viaje a ultramar que, sin embargo, nunca habría llegado a concluir.

Esto sirvió de inspiración para un grupo de destacados trovadores que, conscientes de las fake news sobre tal aventura, dedicaron un ciclo de canciones satíricas a desenmascarar al falso peregrino. Lo acusaban de realizar a medias la cruzada, de rodearse de lujo y de mentir sobre su viaje.

Así se denuncia en los versos de Pedr’Amigo de Sevilha, delatando que fue a “morar en la mejor calle que encontró”. Más mordaz e incisivo es Pero Gomez Barroso, que afirma no haberle dedicado ninguna cantiga sobre el tema porque ni siquiera habría emprendido el viaje, pero amenaza con poner en conocimiento de la corte otros asuntos que dejarían al falso viajero en muy mal lugar.

La polémica estaba servida y el propio Pero d’Ambroa se defendió de las acusaciones, contribuyendo al diálogo satírico con el fin de defender su honor y reafirmar la autenticidad de su viaje.

El peregrino burlón que decía venir de Tierra Santa

El caso de Pero d’Ambroa no es excepcional. Un tal Sueiro Eanes ocupa el centro de la diana al que el trovador Martín Soares dirigió su dardo satírico con motivo de una improbable peregrinación a Tierra Santa.

En su canción, Martín Soares ataca al caballero, poniendo de manifiesto las inexactitudes geográficas, las etapas imposibles y la incongruencia del itinerario. Así, con burla e ironía, sugiere que la ciudad francesa de Marsella estaría más allá del mar, mientras que Acre (en el Reino de Jerusalén) estaría más cerca y que, a su lado, se encontraría la localidad pirenaica de Somport.

También propone que, tras recorrer distintos puntos de la península ibérica, Sueiro Eanes podría continuar su jornada desde Nogueirol y pernoctar en Jerusalén…

La ‘maleta’ de la peregrina

Miniatura del _Cancioneiro da Ajuda_, mostrando a un noble, un juglar con viola de arco y una _soldadeira_ con pandereta.
Miniatura del Cancioneiro da Ajuda, mostrando a un noble, un juglar con viola de arco y una soldadeira con pandereta.
Wikimedia Commons

Hoy podemos reírnos de los peregrinos que viajan con servicio de equipaje, pero mucho más debió reírse el círculo literario de Alfonso X a costa de la “maleta” de María Pérez, soldadeira también conocida como Balteira.

Su proximidad a los trovadores alfonsíes favorecería que varios le dedicasen canciones de burla por una vida de vicio y perdición. Entre los textos del ciclo satírico de la Balteira, los versos del trovador Pero da Ponte se distinguen por el efecto cómico de sus dobles sentidos: como cruzada, María regresó de Tierra Santa cargada de perdón, pero fue perdiéndolo al albergar por las noches con unos muchachos.

Y es que el perdón –señala Pero da Ponte– hay que saber guardarlo bien, pero la “maleta” de María no tiene candado…

The Conversation

Déborah González es IP del proyecto de investigación centrado en los diálogos y ciclos satíricos de la lírica gallegoportuguesa REDES LÍRICAS (CNS2022-136047), financiado por el MICIU-AEI y NextGenerationEU

Raquel Jabares forma parte del proyecto de investigación centrado en los diálogos y ciclos satíricos de la lírica gallegoportuguesa REDES LÍRICAS (CNS2022-136047), financiado por el MICIU-AEI y NextGenerationEU

ref. El ‘postureo’ del peregrino medieval – https://theconversation.com/el-postureo-del-peregrino-medieval-261223

Nuestro cerebro necesita que bajemos el ritmo en verano

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María J. García-Rubio, Profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia – Codirectora de la Cátedra VIU-NED de Neurociencia global y cambio social – Miembro del Grupo de Investigación Psicología y Calidad de vida (PsiCal), Universidad Internacional de Valencia

Chizhevskaya Ekaterina/Shutterstock

El estilo de vida moderno nos mantiene en un estado de estrés crónico que puede tener un profundo impacto a nivel cognitivo, conductual y emocional. Y todo ello, sin que apenas nos demos cuenta.

Diversos estudios han demostrado que un estrés prolongado genera cambios funcionales y, especialmente, estructurales en áreas clave como el hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal, lo que se traduce en problemas de memoria, dificultad en la concentración y alteraciones del estado de ánimo (ansiedad, depresión).

Sin embargo, se ha normalizado en que solo nos permitamos pulsar el botón de pausa cuando estamos de vacaciones. Aprovechémoslas entonces.

La importancia de desconectar

Como decíamos, el cerebro necesita parar. Existe evidencia científica de que cuando logramos relajarnos a través de técnicas basadas en la respiración y el mindfulness, por ejemplo, se reducen nuestros niveles de cortisol y otras sustancias asociadas al estrés, lo que permite “resetear” el cerebro.

Lejos de ser un lujo, el descanso veraniego es crucial para la salud mental y cognitiva. Además de la reducción de los niveles de cortisol, algunos estudios señalan que las vacaciones son fundamentales para la recuperación funcional del cerebro, consolidando la memoria, reduciendo la ansiedad y restaurando la motivación. Un ejemplo de que para muchos procesos de recuperación “menos es más”. ¿Por qué sucede esto?

Desde un enfoque psicobiológico, “menos es más” porque reducir la exigencia externa permite activar los procesos internos de recuperación. Durante los periodos de descanso, la reducción de cortisol no ocurre solo por dejar de trabajar, sino porque cesan múltiples fuentes de carga: la física, la cognitiva, la emocional y la sensorial.

Al alejarnos de estímulos constantes como notificaciones, reuniones o presiones por equilibrar vida laboral y personal, el sistema nervioso puede salir del estado de hiperactivación y regresar a un modo de autorregulación.

Este cambio fisiológico permite que funciones clave –como la atención, la memoria operativa, el control emocional o la toma de decisiones– se restauren. Es decir, al hacer menos, el cuerpo y la mente se recalibran, y eso nos prepara para rendir más cuando sea necesario.

Sustituimos el “tengo que hacer” por el “me gustaría hacer”

Este parón en la rutina diaria suele ser sustituido, además, por otras actividades como viajar, leer, caminar por la montaña o bañarse en el mar que tienen un impacto directo y positivo en el bienestar. Múltiples investigaciones han demostrado que desarrollar hábitos de ocio en los que la persona disfruta sin ningún objetivo extra genera cambios cerebrales, y especialmente en el núcleo accumbens, relacionado con el sistema de recompensa.

Los expertos sugieren que se necesitan al menos varios días consecutivos –entre cinco y ocho– para que el cerebro comience a desconectar de forma significativa del entorno laboral; de hecho, según un análisis en el Journal of Happiness Studies, el bienestar alcanza su punto máximo en torno al octavo día de vacaciones.

Al contrario, no desconectar pasa factura. Seguir pendiente del trabajo o del móvil en vacaciones impide una recuperación real de la energía. La sobrecarga de notificaciones y la hiperconexión constante no nos dejan descansar, afectando a funciones básicas como la concentración, el sueño o incluso el apetito.

Diversos síntomas (nerviosismo, insomnio, fatiga, irritabilidad e incluso problemas físicos) pueden aparecer o mantenerse si no rompemos con la dinámica laboral durante periodos vacacionales largos. Según estos datos se puede deducir que aprovechar el verano para bajar el ritmo es una necesidad biológica más que un capricho.

La teoría está bien pero, ¿cómo pasar a la práctica?

Para que el descanso sea realmente reparador, no basta con dejar de trabajar: es necesario cambiar de ritmo de forma consciente. Esto implica adoptar hábitos que favorezcan la recuperación psicobiológica, reducir la sobreexigencia y permitir que el cerebro se recupere del desgaste acumulado. A continuación, explicamos algunas estrategias sencillas y efectivas para lograrlo.

  • Desconexión digital: reducir el tiempo frente a pantallas es fundamental para calmar el sistema nervioso. Establezca momentos sin móvil ni correo, y si puede, desconéctese por completo del trabajo. Esta pausa digital permite que el cerebro se libere del bombardeo de estímulos y recupere su capacidad de atención y calma.

  • Actividad física y aire libre: el movimiento y el contacto con la naturaleza tienen efectos directos sobre el bienestar emocional. Actividades como caminar, nadar o, simplemente, pasar tiempo al aire libre ayudan a reducir el estrés, mejorar el ánimo y favorecer la neuroplasticidad del cerebro.

  • Mindfulness y relajación mental: practicar meditación, yoga o ejercicios de respiración consciente ayuda a frenar la inercia del estrés. Estas técnicas disminuyen el cortisol y refuerzan áreas del cerebro asociadas con el autocontrol, la atención y la regulación emocional.

  • Dormir y descansar de verdad: aproveche para regular su sueño sin alarmas ni interrupciones. Dormir bien es esencial para la salud mental: durante el sueño profundo, el cerebro se limpia, organiza recuerdos y restablece su equilibrio emocional.

  • Ocio placentero y vida social: reserve tiempo para actividades que te den placer y le conecten con otros: leer por gusto, cocinar, charlar sin prisa, compartir una cena tranquila… El disfrute auténtico y el contacto humano son antídotos naturales contra el estrés.

En conclusión, desacelerar en vacaciones no solo es deseable, sino necesario. Al darle al cuerpo y al cerebro el descanso que necesitan, no solo recargamos energía: también mejoramos el estado de ánimo, la creatividad y la claridad mental. Este verano, en lugar de llenarse de actividades, dese permiso para parar, respirar y reconectar consigo mismo.

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María J. García-Rubio no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Nuestro cerebro necesita que bajemos el ritmo en verano – https://theconversation.com/nuestro-cerebro-necesita-que-bajemos-el-ritmo-en-verano-261389

Cómo diseñar robots que nos den confianza como compañeros de trabajo

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ainhoa Apraiz Iriarte, Docente e investigadora en Innovación en Diseño Industrial, con especialización en Diseño de Interacción y Aceptación Tecnológica en Robótica., Mondragon Unibertsitatea, Mondragon Unibertsitatea

pexels pavel danilyuk Pavel Danilyuk /Pexels.

Imaginemos que trabajamos codo a codo con un robot, de forma colaborativa. Un día el robot se mueve despacio, con suavidad. Otro día da acelerones y se mueve a trompicones. ¿Este comportamiento nos daría confianza? ¿Nos sentiríamos igual de seguros en ambos casos? La forma en que estas máquinas se mueven cambia la confianza que nos inspiran. Y esa confianza importa cada vez más.

La interacción persona-robot –HRI por sus siglas en inglés (Human-Robot Interaction)– es un campo en plena expansión. Un nuevo estudio experimental, llevado a cabo en una tarea de ensamblaje, ha señalado algo que puede parecer simple, pero es fundamental: cómo se mueve el robot. Su velocidad, su aceleración y el dibujo de su trayectoria son claves para que las personas se sientan cómodas.

Por ejemplo, en entornos industriales, se utilizan robots colaborativos, como los brazos robóticos, que ensamblan piezas junto a trabajadores humanos. Si estos brazos se mueven de forma brusca o imprevisible, generan desconfianza y estrés, mientras que movimientos suaves, controlados y coherentes ayudan a crear un ambiente de trabajo seguro y cómodo.

¿Por qué? Porque no hablamos solo de técnica. Hablamos de emociones. El movimiento de un robot puede transmitir seguridad o desconfianza, igual que ocurre entre personas.

Ni muy rápido ni muy lento

Durante el experimento, se observó no solo cómo trabajaban las personas junto al robot, sino también cómo se sentían. Se recogieron datos fisiológicos con sensores (actividad cerebral, frecuencia cardíaca y sudoración de la piel), se analizaron cuestionarios sobre su experiencia y se prestó atención a sus reacciones: lo que decían… y lo que no decían.

El patrón fue claro: cuando el robot se movía muy lento, las personas se mostraban incómodas. Algunos lo percibían como “torpe” o “poco inteligente”. Pero si el colega mecánico se movía demasiado rápido, tampoco gustaba. La gente se sentía insegura, sin poder anticipar lo que iba a pasar.

La confianza se construye en un punto intermedio. La colaboración funciona solo cuando los movimientos son naturales y previsibles.

La campana de la velocidad en HRI

Para explicar esta relación, proponemos un concepto visual: la “campana de velocidad en HRI”. Imaginemos una campana como las que dibujamos en matemáticas. En el centro está la mejor experiencia: un equilibrio en la velocidad y aceleración del robot. A medida que nos alejamos de ese centro, hacia velocidades muy altas o muy bajas, la experiencia empeora.

Este equilibrio, sin embargo, no es igual para todo el mundo. Lo que una persona percibe como una velocidad adecuada, otra puede sentirlo como demasiado lento o demasiado rápido. Por eso, un desafío clave para la robótica del futuro es adaptarse a cada usuario.

Más allá de la técnica: diseñar emociones

¿Por qué necesitamos que los robots transmitan confianza? La clave está en que si las personas no se sienten seguras, no hay colaboración eficaz. Hasta hace poco, la robótica priorizaba la rapidez y la precisión. Pero ahora que las máquinas trabajan junto a personas, importa también cómo nos hacen sentir.

Y resulta que la velocidad de un robot afecta a nuestras emociones. Nos hace sentir en control o fuera de control. Permite anticipar o genera ansiedad. Y todo ello influye en nuestra disposición a colaborar o no.

Por otra parte, como no todos somos iguales, desde la robótica afectiva se propone personalizar y adaptar el movimiento del robot a cada persona. La clave está en que el diseño no puede quedarse solo en lo técnico: también debe mirar a lo humano.

Hospi Trail, un robot creado por Panasonic para suministrar material hospitalario.
Panasonic.

De cara al público

Hoy, robots como asistentes en hospitales ya realizan tareas de cuidado. También los encontramos en hoteles, donde ayudan en la recepción, o en el transporte de equipaje. Por ejemplo, Pepper, uno de los androides más conocidos, fue diseñado para interactuar con personas, tranquilizar a pacientes nerviosos o acompañar a personas mayores. Aunque ya no se fabrica, su diseño sentó las bases de lo que hoy conocemos como robótica afectiva.

Otro caso es el de Hospi, que transporta medicación dentro de los hospitales y permite que el personal dedique más tiempo a cuidar directamente a los pacientes. Estos robots no solo ahorran tiempo: ayudan a reducir el estrés de los trabajadores y mejoran la experiencia de quienes los rodean. Algunos ajustan su comportamiento según las reacciones humanas, aunque la personalización aún es limitada.

El robot Pepper, creado por Softbank, fue introducido en Japón en 2014 y se dejó de fabricar en 2021.
Wikimedia Commons., CC BY

Diseñar confianza: el gran reto del futuro tecnológico

La historia de la robótica ha estado marcada por la eficiencia y el control. Pero a medida que los robots abandonan las jaulas y comparten espacio con las personas, la naturaleza del desafío se transforma. Ya no se trata solo de que funcionen de manera eficaz, sino de que generen confianza, en cada interacción, en cada gesto.

Si queremos que la convivencia entre humanos y robots sea posible, no alcanza con perfeccionar el código. Hay que mirar más allá del rendimiento y empezar a preguntarnos: ¿cómo se mueve este robot? ¿Qué sensaciones provoca en quien lo observa? ¿Quién lidera la relación? La respuesta está en los detalles. Porque es ahí, en lo más cotidiano, donde decidimos si realmente queremos compartir espacio y confianza con la tecnología del mañana.

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Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Cómo diseñar robots que nos den confianza como compañeros de trabajo – https://theconversation.com/como-disenar-robots-que-nos-den-confianza-como-companeros-de-trabajo-260452

Orgullo pero no soberbia: las claves del buen liderazgo

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Santiago Iñiguez de Onzoño, Presidente IE University, IE University

“Los dioses, primero vuelven loco a aquel a quien quieren destruir” decía Eurípides de los mortales cuyo orgullo exagerado representaba una amenaza para los habitantes del Olimpo. Frente al orgullo moderado, que produce seguridad, autoconfianza y serenidad de ánimo, la arrogancia genera lo que los antiguos griegos denominaban hibris: jactancia, engreimiento, vanidad o soberbia, que derivaban en el enajenamiento, provocado por los dioses, y la autodestrucción.

Vanidad mitológica

Faetón maneja torpemente el carro de su padre, Helios, dios del sol. Su impericia hace elevar el carro al cielo, lo que enfría la tierra y luego, al caer, calcina el norte de África, dando lugar al desierto del Sahara y al primer caso de cambio climático. Zeus, furioso, detiene el calamitoso periplo con un rayo que fulmina a Faetón y le hace caer al mar.

Aquiles, despechado con Agamenón por haberle sustraído a la esclava Criseida, rehúsa volver con el ejército aqueo para combatir contra los troyanos. El héroe sólo reacciona cuando muere en combate su amado Patroclo. Cegado de ira, toma las armas hasta matar a Héctor, líder de los troyanos. Después, Aquiles muere a causa del flechazo que Paris le clava en el tobillo, la única parte vulnerable de su cuerpo.

Belerofonte era hijo de Poseidón y Eurinome y autor de múltiples hazañas, como matar a la quimera a lomos de Pegaso, el caballo alado al que consiguió domar. Sus gestas le ensoberbecieron y subió al Olimpo a lomos de su celestial montura. Ante su atrevimiento, Zeus envió un tábano que picó y espantó al alado, haciendo que el jinete cayera al vacío.

Quizás el sano orgullo es una de las virtudes donde mejor se muestra el canon aristotélico de “in medio virtus”. La verdadera virtud o el hábito ejemplar están en la mitad de las conductas extremas.

Sano orgullo

En las escuelas de negocio se favorece no solo la transmisión de conocimientos sobre las empresas, sino también de habilidades directivas. De hecho, se intenta que incluso los estudiantes más reservados adquieran protagonismo, desarrollen su capacidad de liderazgo y aumenten su ascendencia sobre el grupo.

No obstante, el estilo de liderazgo varía sustancialmente conforme se cambia de geografía. Más allá de que las generalizaciones pueden ser equívocas, mis alumnos japoneses suelen intervenir en clase de forma comedida. En su cultura, el profesor tiene estatuto de autoridad y no sólo no se espera sino que está mal visto, responder o criticar sus opiniones.

En el entorno empresarial es deseable, e incluso un deber, cuestionar a la autoridad cuando se considera que yerra. La buena educación de un directivo incluye el desarrollo de su capacidad crítica, fundamentalmente con dos objetivos:

  1. Contravenir a los colegas y directivos cuando sus decisiones divergen de los intereses de los accionistas.

  2. Generar oportunidades de innovación, propuestas creativas que abran nuevas vías de negocio para la empresa.

Liderar no es empecinarse

La inmodestia, la arrogancia, la jactancia y la soberbia conducen a la cerrazón y la intransigencia, y restan liderazgo y credibilidad a quienes las abrazan. Generalmente, en la gestión empresarial hay mucha negociación, cesiones y acuerdos para poder satisfacer un poco a todos y no solo maximizar los intereses de uno.

Pero una experiencia recurrente entre jóvenes que asumen posiciones de alta dirección es que se sienten desautorizados cuando no se les consulta alguna cuestión corporativa –como el nombramiento de un alto cargo que no depende de ellos, o la adopción de una estrategia ajena a su competencia directa– y algunos sobrerreaccionan, amagando con dimitir o expresando una frustración extrema.

Con el tiempo se aprende que no es conveniente soltar órdagos como el de presentar la dimisión, a menos que esté en juego un valor que se considera primordial. Y aún así, esa baza se puede jugar muy pocas veces en la carrera profesional. De las personas de mayor confianza se espera lealtad y alineamiento habitual. Si no hay visión estratégica compartida, lo normal es que no exista sinergia y que finalmente se diluya la conexión personal.

La templanza en las situaciones acaloradas y retrasar cualquier decisión drástica puede permitir resolver esas situaciones de la forma más serena y conveniente para los intereses de todos.

Si lo que nos piden es dejar un cargo antes del plazo convenido, se requiere un pronunciado autocontrol del orgullo personal, especialmente si no se comparten las razones del cese. Cuando esto ocurre normalmente es ya una decisión meditada y cualquier reacción del sujeto pasivo suele ser inútil. Por tanto, el mejor talante en esas circunstancias es evitar la reacción de dignidad herida o las actitudes defensivas (y más aún las ofensivas).

Lo aconsejable es intentar seguir adelante de la mejor manera posible.

Menos orgullo, más humildad

En ocasiones, la soberbia en el ejercicio del liderazgo se acentúa con el tiempo y deriva en egocentrismo o egolatría. Es el síndrome distintivo de las autocracias, en las que los mandatarios se mantienen largamente en el poder.

Para los directivos que sufren de megalomanía, los intereses de los accionistas, o de los demás stakeholders, dejan de tener relevancia y el centro solo lo ocupa su propio interés.

Ciertamente, el orgullo es uno de esos vicios que obligan a una búsqueda permanente del equilibrio. Para este balance se hace especialmente aconsejable la práctica de la virtud de la humildad. A continuación formulo una serie de consejos sobre cómo practicar esta virtud en el ámbito profesional:

  1. Intente escuchar las sugerencias, ideas y consejos de los demás. Si siendo el jefe suele hablar el primero en las reuniones de trabajo, intente intervenir el último y deje que lo hagan los otros participantes. Si usted dirige el departamento o la empresa y expresa su opinión al inicio ya ha cortado un eventual debate: sus colegas se inhibirán y evitaran contradecirle. Solo los más audaces expresarán criterios alternativos y haría bien en valorar positivamente esa valiente oposición.

  2. Pida frecuentemente consejo a sus mejores amigos sobre decisiones importantes, y respete sus recomendaciones, especialmente si contravienen sus ideas originales o sus intuiciones. También es recomendable considerar las indicaciones en temas en los que no se considere experto. En ocasiones, el exceso de autoconfianza o creer que se sabe todo impide ver las cosas desde ángulos alternativos y encontrar mejores soluciones a los problemas.

  3. Cuestiónese de vez en cuando sus suposiciones básicas sobre el negocio y su entorno. Ya lo decía Heráclito: “todo cambia” (panta rei) (especialmente en el mundo empresarial). La mejor manera de adaptarse a esa evolución es replantearse las tesis básicas que justifican sus decisiones. Piense de forma contraria, contradiga sus propias creencias.

  4. No se tome demasiado en serio. Los argumentos en defensa de la dignidad personal o referidos al orgullo herido han dejado de estar en uso y esgrimirlos puede producir cierta hilaridad en nuestros interlocutores. El honor personal, que se consideraba primordial en los protagonistas de las novelas de caballerías, se ha convertido en un valor anacrónico.


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Santiago Iñiguez de Onzoño no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Orgullo pero no soberbia: las claves del buen liderazgo – https://theconversation.com/orgullo-pero-no-soberbia-las-claves-del-buen-liderazgo-261119