COP30: por qué debemos ser cautos ante el fondo de 125 000 millones de dólares para conservar bosques tropicales

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Víctor Resco de Dios, Catedrático de Ingeniería Forestal y Cambio Global, Universitat de Lleida

Selva amazónica en el Parque Nacional Yasuní, Ecuador. Maris Maskalans/Shutterstock

Los bosques absorben en torno al 30 % de las emisiones de gases con efecto invernadero. Lamentablemente, no sabemos cuánto tiempo durará este “sumidero” de carbono. A raíz de su creciente degradación, los bosques tropicales y boreales podrían liberar cantidades colosales de dióxido de carbono (CO₂) a la atmósfera. Si esto llegara a ocurrir, el cambio climático se aceleraría y amplificaría.

Algunos indicios sugieren que este proceso podría haber empezado ya: las emisiones de CO₂ batieron récords de crecimiento en 2024 debido a los megaincendios tropicales.

Preservar los bosques frente a su degradación y a la deforestación cuesta dinero. Por desgracia, muchos aumentan su valor tras ser transformados en cultivos o minas, o incluso después de un incendio, dado que se pueden cobrar créditos de carbono por la repoblación posterior. La clave para la conservación de los bosques pasa, por tanto, en lograr que el bosque en pie, sano y en buen estado de conservación valga más que un bosque quemado o roturado.

En la cumbre climática de Brasil, la COP30, se presentará un nuevo mecanismo financiero desarrollado con ese fin: la Tropical Forest Forever Facility (TFFF). Antes de explicar en qué consiste, conviene recordar que la TFFF no es la primera iniciativa financiera probiodiversidad.




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Gestión por comunidades rurales e indígenas

Los bosques no son ambientes puramente naturales, sino también culturales. Más del 90 %, incluso de los tropicales, han sido gestionados por el hombre durante los últimos 10 000 años. Lo que determina su estado de conservación, por tanto, no es la presencia o ausencia del ser humano, sino qué han hecho los humanos que gestionaban esos ambientes.

Ancestralmente, la preservación de los bosques estaba ligada al aprovechamiento por parte de las comunidades rurales o indígenas, y al posterior desarrollo de cadenas de valor. Esto es, la necesidad de leñas durante muchas generaciones, por ejemplo, fomentaba una gestión de los bosques sostenible en el tiempo.

Esta gestión se vio reforzada a partir del siglo XIX, con la creación de escuelas especializadas como la de los ingenieros de montes, que evaluaron y elevaron el conocimiento tradicional a conocimientos científicos y técnicos. Otro cambio importante lo encontramos en los años 90: se desarrollaron sistemas de certificación forestal que acreditan la sostenibilidad ambiental y social del aprovechamiento y, por ende, aumentan el valor de los productos.

“Canjear deuda por naturaleza”

Durante el siglo XX, sobre todo en la segunda mitad, surge una conciencia ambiental en la sociedad que es capitalizada por oenegés ambientalistas. Estas oenegés han sido muy creativas a la hora de encontrar fuentes de financiación. Un ejemplo lo encontramos en la operativa “canjear deuda por naturaleza”, iniciada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). A través de esta medida, un país del sur global puede ver reducida su deuda exterior (que es adquirida por una ONG o por los gobiernos de otros países) si acomete actuaciones de restauración de la naturaleza.

En 2021, por ejemplo, Belice redujo su deuda exterior en 216 millones de dólares tras comprometerse a destinar 107 millones a la conservación. En la actualidad existen más de 100 proyectos similares. Una parte importante de estos presupuestos se redirigen hacia entidades ambientalistas, que son las encargadas de acometer, o certificar, las actuaciones de restauración en colaboración con los gobiernos.

Los problemas con las entidades ambientalistas

Si bien los objetivos ambientales de estas iniciativas son positivos, se han denunciado los conflictos de interés y prácticas deficientes detrás de esos proyectos.

Este tipo de operativas implican, en la mayoría de casos, la sustitución de comunidades ancestrales por oenegés ambientalistas, tanto en su función como gestores de la tierra como en la recepción de los fondos. Como no podía ser de otra manera, estas medidas han desembocado en una gran tensión entre las oenegés y las comunidades rurales e indígenas.

En el año 2004, el antropólogo Mac Chapin ya advertía sobre cómo las entidades ambientalistas estaban abusando de las comunidades rurales e indígenas. En el tercer congreso de la Unión Internacional de la Naturaleza, Martin Saning’o, portavoz de los masái, declaraba abiertamente que eran enemigos de la conservación de la naturaleza: les estaban echando de sus tierras en pro de una supuesta conservación. Y en 2019 los periodistas Tom Warren y Katie Baker documentaron cómo esas expulsiones estaban siendo agravadas por violaciones, torturas y asesinatos a indígenas por parte de los guardas de reservas naturales, pertenecientes a grupos paramilitares, financiados por WWF.

Además, disciplinas científicas como la ecología o la dasonomía, junto con disciplinas sociales como la historia o la antropología, han documentado que la mejor forma de preservar los bosques está en su gestión por parte de las comunidades rurales o indígenas que de ella dependen.

Las oenegés ecologistas siempre han sido reticentes a admitir esta realidad: si el mejor gestor de la naturaleza está en las comunidades locales, estas entidades dejan de tener sentido. En la actualidad, las evidencias científicas sobre cómo las comunidades locales son las mejores gestoras tan abrumadoras, que han tenido que dar su brazo a torcer y admitirlo abiertamente.

El fondo que se lanzará en la COP30

Para conservar la biodiversidad, y asegurar que las comunidades rurales e indígenas siguen gestionando sus ecosistemas ancestrales, se ha diseñado la Tropical Forest Forever Facility (TFFF).

La TFFF sigue un esquema que en esencia ya se esbozó hace más de dos décadas: consiste en pagar por la preservación de los servicios que nos prestan los ecosistemas. Ahora bien, este mecanismo se articula a través de bonos.

En primer lugar, se crea un fondo de inversión alimentado por gobiernos e inversores privados que espera movilizar 125 000 millones de dólares. Este invierte su capital en un portafolio basado en mercados emergentes y economías en desarrollo, de manera que parte de las ganancias van a parar a los países con bosques tropicales seleccionados para recibir pagos.

Se utilizan sistemas de seguimiento forestal para vigilar si ha habido deforestación. Si se cumplen los objetivos, el país receptor recibe 4 dólares por cada hectárea forestal preservada, mientras que la deforestación y la degradación suponen una reducción de los pagos.

La creación de fondos financieros para la conservación de la biodiversidad no es nueva, ni tampoco lo es la venta de bonos, pero sí hay algunos detalles importantes del TFFF que son novedosos. El primero es que, por fin, las comunidades locales serán compensadas por su buen hacer: el 20 % de los ingresos, como mínimo, deben ir a esos gestores ancestrales.

El segundo es que no se financian proyectos particulares, sino políticas públicas. Esto es importante porque, a priori, garantiza que el Gobierno del país velará por su aplicación a escala nacional.

Ahora bien, tenemos que dejar bien claro que se trata de un fondo de inversión que, como cualquier otro, busca ganar dinero preservando la biodiversidad. El fondo especifica que los beneficios irán, en primer lugar, a los inversores y patrocinadores y el remanente, a pagos forestales.

Fondos de inversión parecidos a TFFF están en auge. A principios de año, Golden Sachs desarrolló un fondo que pretende movilizar 500 millones de dólares, nuevamente para preservar la naturaleza.

Estos fondos de inversión siguen la estela marcada por el Convenio de la ONU sobre Biodiversidad, que busca movilizar 200 000 millones de dólares anualmente para conservar la biodiversidad. Estamos hablando de mucho dinero y, en consecuencia, de un negocio colosal.

Necesitamos que los bosques cuidados valgan más que los destrozados. No sabemos si la TFFF, o el fondo de Goldman Sachs, servirá para tal fin. Lo que sí sabemos es que iniciativas similares estaban llenas de buenas intenciones y de grandes fracasos. Esperemos que esta vez sea diferente y que, por una vez, sean las comunidades locales, rurales e indígenas quienes resulten beneficiadas.

The Conversation

Víctor Resco de Dios recibe fondos del MICINN.

ref. COP30: por qué debemos ser cautos ante el fondo de 125 000 millones de dólares para conservar bosques tropicales – https://theconversation.com/cop30-por-que-debemos-ser-cautos-ante-el-fondo-de-125-000-millones-de-dolares-para-conservar-bosques-tropicales-269142

Cómo el consumo precoz de porno afecta a la sexualización de chicos y chicas

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jose Daniel Rueda Estrada, Director programa Master Universitario Trabajo Social Sanitario, UOC – Universitat Oberta de Catalunya

En España, el contacto con la pornografía se produce cada vez antes: un 20 % de los adolescentes ha accedido a estos contenidos antes de los diez años y más del 90 % lo ha hecho antes de los catorce.

Estas cifras revelan una infancia expuesta demasiado pronto a materiales que moldean su manera de entender el deseo, el consentimiento y las relaciones afectivas. En un contexto donde la educación sexual integral apenas existe en las familias ni en las aulas, internet se ha convertido en el maestro y la pornografía en su currículo.




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Una infancia expuesta demasiado pronto

Las investigaciones más recientes sitúan el inicio del consumo de pornografía entre los ocho y los trece años. El teléfono móvil es el principal dispositivo de acceso: permite un consumo privado, inmediato y difícil de supervisar por el entorno adulto.

Este acceso continuo no tiene los filtros familiares y educativos que podrían actuar como elementos de protección.

Lo que ven los chicos

La exposición precoz a contenidos sexuales explícitos en los que se reproducen actitudes de violencia, dominación y machismo, y el consumo como práctica integrada en la socialización digital de los adolescentes hacen que la violencia física, la coerción o la humillación hacia las mujeres, lejos de ser reconocidas como agresiones, se interpretan como comportamientos sexuales normales o incluso deseables.

Son contenidos y actitudes que refuerzan modelos de virilidad basados en la dominación y la cosificación.

Algunos investigadores han comprobado que los vídeos más vistos incluían tirones de pelo, bofetadas o insultos, e incluso una violación colectiva con más de 225 millones de reproducciones. Otras investigaciones han confirmado que el consumo habitual de pornografía violenta se asocia con actitudes de dominio y agresión sexual: el 100 % de los estudios vinculó la pornografía con la violencia sexual, el 80 % con la psicológica y el 66,7 % con la física.

En definitiva, en la adolescencia esta exposición moldea las primeras experiencias afectivas y normaliza la idea de que el poder, la sumisión y la violencia son parte del deseo

Las chicas frente al espejo de la violencia

Las adolescentes también acceden a la pornografía, aunque en menor medida y bajo un contexto marcado por la presión estética, los mandatos de género y la necesidad de validación externa, factores que influyen en cómo construyen su deseo y su relación con el cuerpo.

Este consumo suele vivirse con incomodidad o ambivalencia emocional, y rara vez se comparte entre iguales.

La nueva pornografía digital refuerza la cosificación femenina, presentando a las mujeres como instrumentos de placer masculino. Plataformas como OnlyFans reproducen esta lógica, mercantilizando el cuerpo femenino bajo una aparente libertad que responde a la demanda masculina. Así, las jóvenes aprenden que el reconocimiento social depende de su capacidad de exposición, generando una socialización basada en la autosexualización y el capital erótico.

Este aprendizaje perpetúa los mandatos de sumisión y consolida un modelo de deseo basado en la desigualdad. En consecuencia, la pornografía no solo moldea cómo los varones aprenden a desear, sino cómo las adolescentes aprenden a ser deseadas.

Una educación que llega tarde

La ausencia de una educación sexual adecuada es uno de los factores que más contribuyen al consumo temprano de pornografía. En el ámbito educativo persiste una carencia de programas que aborden las relaciones afectivo-sexuales con rigor, naturalidad y perspectiva de derechos, lo que favorece la interiorización de los contenidos pornográficos.

Además, las escuelas carecen de recursos para una alfabetización sexual integral y en las familias prevalecen el silencio y el tabú.

Ante esta falta de referentes, la pornografía se convierte en la principal fuente de información, anulando dimensiones esenciales de la sexualidad como el afecto, la igualdad y el respeto.




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Educación socioafectiva y enfoque de género

Por ello, la educación socioafectiva con enfoque de género se ha mostrado esencial para prevenir los efectos del consumo y promover relaciones igualitarias.

Incluir la reflexión sobre consentimiento, placer y diversidad permite contrarrestar los mensajes de dominación que transmiten las pantallas y empoderar a los adolescentes desde el respeto mutuo.

Un desafío de la salud pública

El consumo de pornografía en la adolescencia constituye un problema emergente de salud pública. Sus efectos trascienden lo individual y afectan al bienestar emocional, la socialización y la construcción de identidades de género, por lo que requiere un abordaje preventivo y comunitario desde el sistema sanitario.

Además, la evidencia demuestra que la exposición precoz a contenidos sexuales explícitos influye en conductas de riesgo, adicciones comportamentales y reproducción de desigualdades de género.

El papel del trabajo social sanitario

El trabajo social sanitario tiene un papel clave al situarse entre el sistema de salud, la comunidad y las familias. Desde esta posición puede detectar las consecuencias psicosociales del consumo –ansiedad, aislamiento o actitudes sexistas– e intervenir con acciones educativas y de acompañamiento.

Asimismo, como figura de enlace, el trabajador social sanitario contribuye al diseño de estrategias intersectoriales que integren la educación afectivo-sexual en la atención primaria y promuevan relaciones saludables desde edades tempranas. En última instancia, acompañar a las nuevas generaciones en una sexualidad basada en la empatía, el consentimiento y la igualdad es su mayor responsabilidad.

El consumo de pornografía ha dejado de ser un tema privado para convertirse en un desafío colectivo. No es un problema moral, sino un problema de salud y de igualdad. Si la pornografía enseña a desear con violencia, nuestra tarea es enseñar a desear con empatía. En este sentido, educar en igualdad, afecto y consentimiento no es una opción: es una urgencia social.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Cómo el consumo precoz de porno afecta a la sexualización de chicos y chicas – https://theconversation.com/como-el-consumo-precoz-de-porno-afecta-a-la-sexualizacion-de-chicos-y-chicas-266619

‘¡Chica, qué dise!’: el bricolaje lingüístico detrás de la voz de Rosalía

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Elena Fernández de Molina Ortés, Profesora Titular de Lengua Española, Universidad de Granada

Rosalía en un fotograma de “Berghain”. Rosalía/YouTube

En su nuevo single, “Berghain”, adelanto del álbum LUX, Rosalía ha conseguido sorprender al público con una canción que refleja una reinvención musical de la artista. Si bien Rosalía siempre ha experimentado con distintos géneros y subgéneros (flamenco, flamenco fusión, música latina o reguetón), esta nueva propuesta es una declaración de intenciones de la cantante sobre lo que podremos escuchar en su próxima propuesta musical.

Sin embargo, en la forma de cantar de Rosalía no solo ha cambiado la melodía: también ha cambiado su forma de pronunciar. Así, en lugar de utilizar algunos rasgos como el seseo (“¡chica, qué dise!”), la pérdida de la d (“pienso en tu mirá”) o utilizar el spanglish en sus canciones (“estamos worldwide a machete”), Rosalía mantiene en “Berghain” su propia variedad, la del español de Cataluña, y pronuncia azúcar o vienes. Ahora bien, ¿es este un recurso exclusivo de Rosalía?

En realidad, no. Los lingüistas llaman a esto “bricolaje lingüístico”: una capacidad de combinar y adaptar rasgos del habla para construir una identidad. Los artistas lo hacen conscientemente, modificando el acento o el registro según el género que interpretan, y representando una identidad sonora que el oyente espera encontrar.

¿Cambiamos nuestra forma de hablar cuando cantamos?

Los géneros musicales poseen elementos que los definen no solo desde el punto de vista musical. Si pensamos en artistas de pop, rock, hip-hop o reguetón, todos tenemos una imagen muy parecida de ellos teniendo en cuenta aspectos como el vestuario, el peinado o, incluso, la forma de expresarse corporalmente.

Sin embargo, a veces no somos conscientes de que el acento de los cantantes puede definir, también, el género musical. Si pensamos en una canción de reguetón, incluso si la tarareamos, seguro que utilizamos algún rasgo del español caribeño aunque no procedamos esa zona del español: si Bad Bunny dice nuevayol o corasón, nosotros también pronunciaremos su canción así.

Y es que los hablantes, en distintos ámbitos de nuestra vida, cambiamos nuestra forma de expresarnos según el contexto en el que nos encontremos (situaciones más o menos formales), según las personas con las que hablamos (familiares, amigos o desconocidos) y, también, según nuestro propósito comunicativo.

De hecho, un hablante puede cambiar completamente su forma de hablar para acomodarse a su entorno con fines personales o profesionales, como un método de mercado lingüístico. Le sucedió a la cantante española Aitana cuando dio una entrevista con acento colombiano.

Cada género tiene un registro

En la música ocurre algo parecido: los artistas cambian su forma de hablar según aquello que interpretan.

Y es que, a lo largo del tiempo, cada estilo musical va construyendo su propia firma sonora. La historia de cada género, su procedencia geográfica y su evolución originan rasgos lingüísticos que se asocian directamente a la forma de cantar: el flamenco, con el acento andaluz; el reguetón, con rasgos de la variedad caribeña; o la música country o el pop, con el inglés americano.

Con el tiempo, esas características se consolidan y el público acaba reconociéndolas como parte del estilo. Por eso, cuando alguien escucha una canción de reguetón o de flamenco espera inconscientemente encontrar un acento concreto, porque tiene registrados esos rasgos en su memoria cultural.

Los artistas conocen estos registros y, como si fueran actores que interpretan un papel, repiten esas tradiciones y se acomodan lingüísticamente a los patrones ya creados. Es una manera de encajar en el estilo musical y de recibir una respuesta positiva por parte del público mediante un bricolaje lingüístico: una forma creativa de combinar elementos del habla para construir una identidad sonora que encaje en un contexto, en este caso, en un género musical.

El flamenco: la variedad andaluza pronunciada por todos

El flamenco es un ejemplo perfecto de todo esto.

Este género empezó a popularizarse a finales del siglo XIX, cuando cantaores de Andalucía empezaron a actuar en cafés y teatros de forma profesional. El gran interés que despertó este tipo de espectáculos llevó a los flamencos a otras partes de España, y con ello los artistas llevaron consigo su acento andaluz, con rasgos fonéticos tan característicos como el seseo, la aspiración de la s, o el rotacismo, es decir, el cambio de l por r que convierte calma en carma.

Como la interpretación se hacía con acento andaluz, los nuevos cantaores de otras zonas de España lo imitaron, porque el público (y los nuevos cantaores) los identificaban como rasgos propios del género. Fue así como el acento se transformó en un símbolo de identidad artística.

De hecho, aunque el flamenco es un género en constante renovación, tanto en el flamenco puro como en el flamenco fusión se han mantenido sus rasgos más representativos. Y es que ¿quién diría, por ejemplo, que Miguel Poveda es catalán cuando interpreta un palo flamenco? Los patrones lingüísticos del género moldean su interpretación.

Bricolaje lingüístico en la voz de Rosalía

Como hemos dicho al comienzo, Rosalía es un ejemplo claro de cómo el acento puede transformarse según el género musical. Su formación en el cante flamenco y su conocimiento profundo de estos patrones musicales y lingüísticos le han permitido adaptarse con naturalidad a las tradiciones del género. Además, esa familiaridad con el flamenco le ha dado las herramientas para trasladar ciertos rasgos como el seseo, la aspiración o la omisión de sonidos a otros estilos con rasgos lingüísticos similares como el reguetón o la música latina.

En estas fusiones, Rosalía no solo mantiene elementos fonéticos andaluces, sino que también incorpora nuevos recursos como el uso del spanglish o palabras propias del español americano. Su voz se convierte así en un espacio de experimentación donde distintos acentos y lenguas se mezclan, creando una identidad sonora que se acomoda a los diferentes contextos lingüísticos.

En ocasiones incluso integra algunos rasgos fonéticos con una doble intención. Es interesante ver cómo pronuncia la palabra “perla” en uno de los adelantos que ha presentado de su nuevo disco. El cambio de la “r” recuerda a la variedad caribeña, y suena como pel-la. ¿Quizás se refiere a alguien con esta pronunciación?

Fuera del escenario, sin embargo, Rosalía recupera su forma habitual, propia del español hablado en Cataluña. Sin duda, su interpretación muestra que la voz artística es una construcción flexible que cambia con el contexto y con el género; en esa transformación se refleja también su identidad y su consciencia lingüística en la interpretación.

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Elena Fernández de Molina Ortés no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ‘¡Chica, qué dise!’: el bricolaje lingüístico detrás de la voz de Rosalía – https://theconversation.com/chica-que-dise-el-bricolaje-linguistico-detras-de-la-voz-de-rosalia-269203

De las redes sociales a la calle: la ultraderecha española más joven sale en busca del desorden

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Maite Aurrekoetxea Casaus, Profesora Doctora en Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Deusto

En las ultimas semanas, figuras como el influencer Vito Quiles han recorrido universidades y ciudades al grito de “libertad”. Con cámaras en mano y estética de youtuber insurgente y rodeado de seguidores que lo vitorean, ya no se esconden tras la pantalla del movil: la provocación digital se ha hecho carne, y el escenario ya no es un timeline, sino la plaza pública.

La escenografía invierte la estética tradicional de un mitin político. Ya no hay atril, el líder habla desde la calle, entre la multitud como si fuera uno más, pero con el control absoluto del relato y del plano. Cada aparición se convierte en un espectáculo que se graba, se corta y multiplica en las redes.

En algunos actos ondean banderas preconstitucionales, se entonan himnos y se corean lemas que evocan el franquismo. Y, sin embargo, no persiguen un regreso literal al pasado, sino algo más inquietante: la exaltación del desorden como forma de identidad y poder. Su objetivo no es restaurar el franquismo, sino reanimar su estética, vaciarla de historia y llenarla de adrenalina.

Expertos en polarizar

La ultraderecha digital ha aprendido a polarizar: simplificar conflictos, “emocionalizar” los debates y convertir al adversario en enemigo. Ahora ese aprendizaje ha salido del algoritmo para ocupar el espacio físico.

De TikTok y Telegram han pasado al mitin improvisado, del meme a la consigna amplificada con megáfonos. Quiles y otras nuevas figuras de la ultraderecha digital se autoproclaman “libertarios”, pero actúan como emprendedores del caos, disputando la atención mediática mediante escenificaciones calculadas.

Frente a ellos, las respuestas de la ultraizquierda suelen ser reactivas, sin el control simbólico ni la eficacia comunicativa de este nuevo extremismo. No disputan el relato, sino que responden a él, entrando en la lógica del adversario: reaccionan a sus provocaciones, y al hacerlo refuerzan su visibilidad.

Este enfrentamiento no es simétrico: quien domina la narrativa domina también la realidad. Mientras la ultraderecha juega en un terreno comunicativo que domina –la emocionalidad, la provocación, el lenguaje audiovisual–, la izquierda radical sigue apelando a marcos racionales o morales que no generan el mismo impacto emocional ni mediático.

La libertad como grito de guerra

El lema es claro: libertad. Libertad frente a la censura, al feminismo “impositivo”, a la “agenda 2030” o al supuesto adoctrinamiento progresista. Pero esa libertad es un caballo de Troya: se presenta como antisistema, aunque se propaga gracias a los mismos algoritmos y plataformas que sostienen el sistema.

La libertad se vuelve una coreografía de rebeldía que no busca deliberar, sino provocar. En cada vídeo viral se condensan los ingredientes del nuevo populismo juvenil: desafío, emoción y teatralidad.

Los datos ayudan a entender esta deriva. En España, los jóvenes muestran un desencanto creciente con la democracia y una mayor tolerancia hacia actitudes autoritarias. Mientras generaciones anteriores mostraban un compromiso más sólido con la democracia, entre los jóvenes actuales aumenta el apoyo potencial a regímenes autoritarios, sostienen algunos autores.

El enemigo no es un adversario político, sino un símbolo que activa emociones inmediatas: ira, orgullo, nostalgia, miedo. Y esas emociones se amplifican con estética de vídeo en TikTok: banderas, gritos, planos cenitales, frases cortas…

La European Parliament Youth Survey 2024 confirma que los jóvenes europeos priorizan la autoexpresión y los espacios simbólicos sobre la pertenencia partidaria tradicional. A su vez, el informe From Posts to Polls revela que el atractivo del mensaje radical aumenta entre los menores de 25 años, especialmente en el sur de Europa.

Mejor cuanto más escandaloso

Cuando estos influencers anuncian que van a “salir de las redes”, no buscan dialogar: buscan performar la libertad. Su presencia en universidades o plazas es una extensión del algoritmo: quien más escándalo genera, más visibilidad obtiene.

La provocación se ha convertido en marketing político. Su lenguaje es el del clickbait: breve, agresivo, eficaz. Pero lo que venden no es un proyecto, sino un sentimiento: la libertad entendida como rechazo a cualquier límite.

Mientras tanto, la participación democrática se desploma. Solo el 36 % de los menores de 25 años votaron en las elecciones europeas de 2024, frente al 42 % de 2019. En España, la participación total fue del 46,39 %. El Eurobarómetro 2024 confirma ese escepticismo: la mayoría de jóvenes reconoce que votar es importante, pero dudan de que sirva para algo. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2024) añade que el voto se sustituye por formas de participación simbólica, activismo digital, boicot o performance, que generan sensación de acción, pero poca transformación institucional.

Entre el ruido y la democracia

Frente a lo que se pudiera pensar, no asistimos al regreso del franquismo, aunque su escenografía revive en cada bandera y cada consigna. Lo que emerge es una mutación: el populismo digital convertido en espectáculo callejero. Lo que se busca es mantener la tensión y colonizar el imaginario juvenil con una idea adulterada de libertad.

La respuesta no puede ser el silencio ni la réplica airada. La pedagogía democrática debe recuperar el sentido crítico, la escucha y la complejidad. La libertad no se defiende en un grito ni en un tuit, sino en la capacidad de disentir sin destruir.

Mientras las redes se llenan de estas imágenes, la democracia se observa en silencio. Y quizá ese silencio, cómodo, cansado o incrédulo, sea hoy su mayor riesgo.

The Conversation

Maite Aurrekoetxea Casaus no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. De las redes sociales a la calle: la ultraderecha española más joven sale en busca del desorden – https://theconversation.com/de-las-redes-sociales-a-la-calle-la-ultraderecha-espanola-mas-joven-sale-en-busca-del-desorden-269055

‘Duoteísmo’ mexicano: el idilio sagrado entre el Club Deportivo Guadalajara y la Virgen de Guadalupe

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Juan Martín Flores Almendárez, PTC Asociado "B"; Especialista en Capital Humano e integrante del CA en Gestión, Innovación Educativa y Tecnología, Universidad de Guadalajara

Aficionados del Club Deportivo Guadalajara durante el partido que le enfrentó al Club América el 15 de octubre de 2023. Ringo Chiu/Shutterstock

En enero de 1957, José Garibi Rivera, arzobispo de Guadalajara y representante del Vaticano, recibió a los jugadores del equipo de fútbol de las “chivas”, quienes acababan de ganar su primera liga tras derrotar al Irapuato, gracias a un gol de cabeza del histórico delantero Chava Reyes.

La sorpresa de los futbolistas fue mayúscula cuando el que fuera primer cardenal mexicano y miembro del cónclave que eligió a Pablo VI se levantó la sotana y dejó ver debajo de ella la mítica camiseta rojiblanca de las “chivas”, a las que en ese momento bautizó con el sobrenombre que han llevado hasta la fecha: “El rebaño sagrado”.

La fe que une a millones

En México, las pasiones se viven a flor de piel. Dos de las más intensas son la devoción a la Virgen de Guadalupe y el amor por el Club Deportivo Guadalajara, conocido como las “chivas”. A simple vista, parecen mundos distintos: uno religioso, otro deportivo. Pero si miramos de cerca, descubrimos que ambos comparten símbolos, emociones y un vínculo profundo con la identidad mexicana.

Los días 12 de diciembre de cada año, millones de personas llegan a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. Jóvenes, familias y adultos mayores recorren caminos a pie, en bicicleta o incluso de rodillas para rendir tributo a la patrona de México. Esa fecha transforma al país en un mosaico de fe. Cantos, rezos y “mañanitas” (cumpleaños feliz) se sienten en todo México.

Millones de devotos de la Virgen de Guadalupe se dirigen a su Basílica el 12 de diciembre,
Angela Ostafichuk/Shutterstock

Algo similar ocurre cuando las “chivas” salen a la cancha. Sucede en vivo, dentro del estadio Akron, o frente a una televisión. Los colores rojo, blanco y azul generan la misma intensidad emocional que provoca el manto de la Virgen. Aficionados cantan, gritan goles y, en ocasiones, encomiendan el resultado a la “Morenita del Tepeyac”.

Rituales que emocionan

La religiosidad guadalupana y el fervor rojiblanco tienen algo en común: los rituales. Veladoras, rosarios y altares en un lado; playeras, banderas y porras (grupos de animación) en el otro. Ambos espacios, templo y estadio, transforman lo individual en colectivo. En una sociedad donde la humanidad está cada vez más encapsulada, la devoción compartida une a multitudes en el dolor, la esperanza y la alegría.

Estudios recientes muestran que los aficionados sienten orgullo no solo por los títulos, sino también por los valores de su equipo. Desde sus inicios, las “chivas” solo juegan con futbolistas mexicanos, un fenómeno similar al que encarna el Athletic Club de Bilbao en España, que sólo integra a futbolistas de origen vasco.

El marcado acento nacional de las alineaciones del Club Deportivo Guadalajara conecta con los valores asociados al imaginario de la devoción mariana guadalupana. Pocos mexicanos se sienten ajenos a estas manifestaciones populares, que ejercen de aglutinantes del sentir nacionalista.

Esta coincidencia hunde sus raíces en aquella bendición clerical del arzobispo Garibi Rivera y en el bautismo del “rebaño sagrado”. La conexión religiosa con el equipo de fútbol se ha mantenido y consolidado en la ciudad de Guadalajara, así como a lo largo y ancho del país. No en vano, el propio Papa Pio XII dio su bendición a las “chivas” a instancias de aquel cardenal con vocación de hincha.

Orgullo mexicano más allá de las fronteras

La devoción guadalupana también se adapta a la cultura local. En algunas regiones indígenas, los rituales mezclan elementos católicos y tradiciones locales, fortaleciendo la identidad cultural. Esta conexión explica por qué podemos ver a la Virgen y al escudo rojiblanco juntos en murales y tribunas. Son símbolos de orgullo y pertenencia.

El “duoteísmo” que reúne a la Virgen de Guadalupe y a las “chivas” no se queda en México. Millones de migrantes en Estados Unidos llevan estampitas y camisetas rojiblancas. Este hábito representa una forma de mantener viva su identidad mexicana a pesar de la distancia. Para ellos, ambos signos funcionan como “símbolos maestros”, que sostienen la cultura y comunidad lejos del país natal.

Cultura de emociones compartidas

Uno de los elementos distintivos de la cultura mexicana consiste en vivir las emociones en comunidad. Ya sea en la Basílica o en el estadio. Los cantos, lágrimas y gritos se multiplican. La Virgen de Guadalupe y las “chivas” funcionan como catalizadores de identidad: permiten reconocerse, sentirse acompañados y reforzar un sentido de pertenencia.

El diario Los Angeles Times señala que la Virgen también simboliza resistencia cultural y memoria indígena. Una característica compartida por el equipo de las “chivas”, que asimismo inspira ese sentimiento de raíz nacional.

A las puertas del mundial 2026

Con motivo de la celebración del mundial de fútbol 2026, el país vive ya un ambiente festivo. Para esta tercera justa (México ya fue sede en 1970 y 1986), la ciudad de Guadalajara se prepara para recibir a miles de aficionados y turistas.

Los tapatíos (ciudadanos de Guadalajara) y los jaliscienses (naturales de Jalisco) se convertirán por unas semanas en anfitriones de espectadores venidos de todo el mundo. Para recibirlos, las autoridades locales y estatales han anunciado grandes obras que buscan facilitar la estancia de los visitantes y mejorar los servicios.

Tan importante como esas obras será el papel que jugarán la devoción guadalupana y el color de la afición local. Estas expresiones de la cultura popular y de la arraigada fe mexicana constituyen signos distintivos que acompañarán a unos y otros, uniéndolos en un mismo acontecimiento festivo.

La conexión religioso-futbolística cobrará mayor relevancia si cabe en la capital, la Ciudad de México, ya que en este mismo espacio geográfico coexisten la “catedral” del fútbol mexicano (Estadio Azteca) y la Basílica de Guadalupe.

La pasión “sagrada” que late en el corazón mexicano

La Virgen de Guadalupe y las “chivas” del Guadalajara habitan mundos distintos, pero se tocan en el corazón mexicano. Ambas representan fe en lo imposible, esperanza frente a la adversidad y la necesidad de símbolos que den sentido a lo colectivo.

Entre rezos y goles, la cultura mexicana late con la misma intensidad. Para millones de personas, llevar en el corazón a la Virgen y a las “chivas” no es solo una costumbre. Es una forma de ser mexicano, de celebrar la identidad y compartir emociones que trascienden generaciones y fronteras.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. ‘Duoteísmo’ mexicano: el idilio sagrado entre el Club Deportivo Guadalajara y la Virgen de Guadalupe – https://theconversation.com/duoteismo-mexicano-el-idilio-sagrado-entre-el-club-deportivo-guadalajara-y-la-virgen-de-guadalupe-266445

¿En qué medida aumentan los anticonceptivos hormonales el riesgo de contraer cáncer de mama?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Carmen Sayon Orea, Investigador Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Navarra

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Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), aproximadamente 1 de cada 8 mujeres españolas desarrollará cáncer de mama en algún momento de su vida. El origen de esta enfermedad es complejo: la predisposición genética explica menos del 10 % de los casos, mientras que el 90 % restante se atribuye a factores de riesgo, tanto modificables como no modificables.

Más concretamente, la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer estima que el 30 % de los casos se deben a condicionantes que sí pueden controlarse, como el exceso de peso corporal, la inactividad física o el consumo de alcohol. Y en esta categoría, el uso de anticonceptivos hormonales ha atraído la atención de los investigadores al tratarse de una patología que depende básicamente de las hormonas.

Por ejemplo, la SEOM señala: “El uso de terapia hormonal sustitutiva después de la menopausia aumenta el riesgo de cáncer de mama, así como el uso de anticonceptivos orales, aunque el incremento absoluto es bajo”.




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Anticonceptivos orales: cuáles son sus verdaderos riesgos


Interrogantes y evidencias

En la actualidad persisten numerosos interrogantes sobre la relación entre la exposición a anticonceptivos hormonales y el riesgo de desarrollar esa dolencia. A pesar de que la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, que forma parte de la OMS, concluyó en junio de 2005 que los contraceptivos hormonales son carcinógenos para el cáncer de mama, de cuello de útero y de hígado, también es cierto que su efecto ha resultado protector frente a cánceres de ovario y endometrio.

Su impacto global continúa siendo controvertido; no hay consenso entre los especialistas. No obstante, destacan algunas investigaciones recientes e importantes que sí han detectado un incremento notable en las probabilidades de desarrollar cáncer de mama.

Así, tres grandes estudios que han seguido a muchos miles de mujeres a largo plazo –el Estudio de la Salud de las Enfermeras II (NHSII, por sus siglas en inglés), el Estudio del Registro Danés de Hormonas Sexuales y el Estudio Nacional Sueco de Mujeres Jóvenes– demostraron un riesgo significativamente superior entre las mujeres que emplearon anticonceptivos hormonales en comparación con las no usuarias.

Revisión exhaustiva

En este contexto, un nuevo estudio elaborado por investigadores de la Universidades de Navarra y Harvard, en colaboración con otras universidades y hospitales, ofrece la revisión sistemática más exhaustiva realizada hasta la fecha para medir la relación entre la duración del uso de anticonceptivos hormonales y el riesgo de desarrollar dicha patología. Publicado en la revista Maturitas, incluye 20 cohortes y 23 informes independientes, en los que participaron más de 5,5 millones de mujeres y se detectaron 72 000 casos de cáncer de mama.

La conclusión de los científicos que hemos participado en este trabajo es que usar píldoras, dispositivos intrauterinos o parches contraceptivos con hormonas durante cinco o más años se asocia con un aumento del 20 % en las probabilidades de desarrollar cáncer de mama. Asimismo, hemos observado que este riesgo no sigue un patrón lineal: se incrementa progresivamente en los primeros cinco años de uso, se estabiliza entre los cinco y diez años y vuelve a subir ligeramente a partir de la década.

La asociación fue más marcada en las mujeres más jóvenes que desarrollaron los tumores de mama más prematuramente, antes de la menopausia. En ellas, dicho aumento de riesgo fue un 41 % superior en comparación con las no usuarias. El estudio también confirma que este incremento, aunque moderado a nivel individual, puede tener un impacto poblacional muy relevante, ya que más de 150 millones de mujeres utilizan esos métodos.

Hallazgos coherentes

Los hallazgos son coherentes con los de varios trabajos de gran escala publicados en las últimas dos décadas. Además, la evidencia está respaldada por los mecanismos biológicos sobre el tejido mamario, como la acción proliferativa de estrógenos y progestágenos, que son precisamente las hormonas sexuales femeninas de los contraceptivos. Tales hormonas se utilizan –en forma sintética y en dosis superiores a las naturales– para bloquear la función natural del ovario. Así se logra que no haya ovulación, además de producir otros efectos.

En resumen, esta investigación respalda la existencia de una asociación entre el uso prolongado de anticonceptivos hormonales y un aumento de las probabilidades de sufrir cáncer de mama. Además, los resultados subrayan la importancia de un asesoramiento individualizado, que tenga en cuenta la historia reproductiva y el perfil de riesgo (mujeres con antecedentes o factores genéticos predisponentes), para valorar con información precisa los posibles beneficios a la luz de los riesgos.

Por otra parte, se requieren estudios adicionales para evaluar los efectos de las formulaciones hormonales más recientes, las vías alternativas de administración y los subtipos moleculares de cáncer de mama. El objetivo es mejorar la comprensión de los mecanismos subyacentes y optimizar las estrategias de prevención.

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Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. ¿En qué medida aumentan los anticonceptivos hormonales el riesgo de contraer cáncer de mama? – https://theconversation.com/en-que-medida-aumentan-los-anticonceptivos-hormonales-el-riesgo-de-contraer-cancer-de-mama-268544

Tensión entre EE. UU. y Colombia: un cóctel de antipatía personal, cambio geopolítico y disputa energética

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ulf Thoene, PhD, Profesor Asociado de Ética Empresarial y Organizacional, Negocios Internacionales y Geopolítica, Universidad de La Sabana

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se manifestaba en Nueva York contra las políticas de Trump en el conflicto palestino-israelí el pasado 20 de octubre. Saku_rata160520/Shutterstock

La creciente tensión entre los Estados Unidos y Colombia, protagonizada de forma personal por los presidentes Donald Trump y Gustavo Petro, ha evolucionado hacia un conflicto multifacético. Este combina la animadversión personal de estos líderes, sanciones y tensiones comerciales, un nuevo orden mundial y choques en políticas antidrogas.

En un contexto marcado por las guerras en Gaza y Ucrania, la fragmentación económica global, el realineamiento geopolítico y un auge del intervencionismo económico estatal y la geoeconomía, este conflicto, aparentemente bilateral, ejemplifica el cambio del libre comercio a un escenario de bloques rivales.

El mundo se bifurca en esferas de influencia con reminiscencias de una guerra fría económica y transita hacia un orden mundial multipolar. Lo ilustra una Unión Europea en problemas, el ascenso de los BRICS y la creciente importancia de entidades como la Organización de Cooperación de Shanghái.

Las acciones a menudo impredecibles y erráticas de Trump, que incluyen recortes de ayuda, sanciones y amenazas de aranceles, ponen en riesgo décadas de cooperación entre Colombia y EE. UU. Pese a ello, el impacto sobre la economía y las empresas no reviste la gravedad que estas medidas suponen para otros países debido a las exenciones que operan en el caso colombiano.

Doctrina Monroe 2.0

La “Doctrina Monroe 2.0”, burlonamente llamada “Doctrina Donroe”, busca afirmar el dominio de EE. UU., una potencia en hidrocarburos, en el hemisferio occidental. La demanda de energía, que incluye combustibles fósiles, energía nuclear y renovables, así como de minerales, impulsan maniobras geopolíticas por parte de Trump. Estas buscan limitar la influencia china y rusa.

Esa disputa por el acceso a la energía y los minerales se comprende como parte de la carrera global por la inteligencia artificial. También se explica por la necesidad de satisfacer la creciente demanda de electricidad para cumplir con el deseo de las poblaciones, que aspiran a estándares de vida más altos.

Todo ello resulta clave para entender las tensiones globales crecientes. La existencia de importantes productores de hidrocarburos en el hemisferio occidental, como Canadá, EE. UU., México, Brasil, Guyana o Venezuela, sin olvidar el potencial petrolero del yacimiento Vaca Muerta en Argentina, convierte a esta región en un campo de batalla geopolítico intensamente disputado.

Colombia, un aliado tradicional

Colombia constituye un aliado tradicional de EE. UU. en Sudamérica. Las relaciones han estado ancladas en esfuerzos antidrogas. Desde el lanzamiento del Plan Colombia en 2000, EE. UU. ha invertido fondos significativos y capital político en la nación andina, con costas en el Caribe y el Pacífico. Esta asociación ha incluido entrenamiento militar, equipo e intercambio de inteligencia.

Por todo ello, Colombia sigue siendo un puesto vital de avanzada para la inteligencia estadounidense en los Andes. Sin embargo, las políticas del presidente Petro, que han ido acompañadas de críticas severas a la política exterior de EE. UU., y su postura sobre el conflicto en Gaza, han servido de justificación de la crisis actual. Siempre con el telón de fondo que representa el deseo de Trump de recuperar el control sobre las naciones del hemisferio occidental y de Sudamérica en particular.

Acercándose al final de su presidencia de cuatro años y cada vez más visto como un “pato cojo” (expresión basada en el término anglosajón lame duck, que hace referencia a la debilidad de los cargos electos salientes), Petro ha buscado posicionarse como una voz en el discurso sobre cambio climático y en el debate sobre los derechos del pueblo palestino, utilizando la disputa actual con Trump para reforzar su imagen.

Esta disputa se intensificó en octubre de 2025, cuando Trump acusó a Petro de permitir que los carteles florecieran. Trump detuvo la ayuda y los pagos de EE. UU., descertificó a Colombia como socio en la lucha contra los narcóticos e impuso sanciones a Petro, a parte de su familia y a un círculo cercano de asesores.

Estas crecientes tensiones se intensifican como consecuencia de los ataques fatales contra barcos venezolanos, que EE. UU. relaciona con el transporte de drogas. A bordo de dichas embarcaciones se encontraban ciudadanos colombianos, a quienes Petro llama “pescadores asesinados”. Esto ha provocado revocaciones de visas y un aumento de presencia militar en el Caribe.

Factores comerciales

Los factores comerciales amplifican la brecha. Trump anunció aranceles sobre las exportaciones colombianas junto con los recortes de ayuda, posiblemente escalando de advertencias a acciones. Esto, unido a las amenazas arancelarias contra Brasil y las sanciones estrictas sobre Venezuela, revela parte de la estrategia de Trump para atraer a naciones latinoamericanas, como la Argentina de Milei, al lado de EE. UU. en medio de realineamientos globales.

Sin embargo, las sanciones se dirigen a Petro sin castigar ampliamente a las empresas, evitando medidas aplastantes para la economía y temidas por las firmas colombianas. Este enfoque selectivo refleja la impredecibilidad de Trump y los desafíos con la aplicación de sanciones. También es difícil descifrar qué facción de la actual administración de EE. UU. está impulsando la política actual hacia Sudamérica en particular.

Las divergencias en políticas de drogas alimentan el fuego. Colombia, a través de Venezuela, se ve como un proveedor clave de narcóticos, con cárteles que han infiltrado el negocio de hidrocarburos en varias naciones productoras de petróleo y gas en América Latina. Quedan así ligados los conflictos sobre drogas y energía a la geopolítica.

El aumento de la producción de cocaína durante el mandato de Petro ha alarmado a Estados Unidos. Pero cortar la ayuda podría desestabilizar la seguridad, permitiendo que los grupos armados aumenten y adquieran más poder. También existe el temor de que este tipo de sanciones contra Colombia puedan dejar a EE. UU. sin un aliado tradicional e incluso sirvan para fortalecer indirectamente al líder asediado de Venezuela, Nicolás Maduro.

Animosidad personal entre Trump y Petro

El conflicto adquiere tintes dramáticos por las motivaciones personales de dos presidentes muy singulares, Trump y Petro. Ambos líderes nacionales están atendiendo a sus partidarios locales sin mostrar ninguna disposición a ceder, lo que convierte sus posturas en símbolos de desafío.

Con China y Rusia geográficamente alejadas, EE. UU. aprovecha su poderío militar y el peso del dólar para mantener el dominio en la escalada en gran parte del hemisferio occidental.

A medida que el mandato de Petro avanza hacia su finalización en 2026, existe la esperanza de que se produzca un pase de página. Pero las tensiones actuales subrayan cómo las animosidades personales, el realineamiento estratégico y la carrera por controlar recursos energéticos vitales exacerban las divisiones globales.

La posición de Colombia es poco envidiable, ya que este aliado tradicional de EE. UU. podría encontrarse bajo mayor presión para repensar sus políticas exteriores y comerciales y posiblemente trazar un nuevo curso. En este nuevo orden mundial multipolar, nadie parece ganar con la escalada de tensión que vivimos.

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Ulf Thoene, PhD no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Tensión entre EE. UU. y Colombia: un cóctel de antipatía personal, cambio geopolítico y disputa energética – https://theconversation.com/tension-entre-ee-uu-y-colombia-un-coctel-de-antipatia-personal-cambio-geopolitico-y-disputa-energetica-267949

Insultos, amenazas y agresiones: cómo dejar de normalizar la violencia en el fútbol

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Eneko Sanchez Mencia, Profesor de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte Universidad de Deusto, Universidad de Deusto

dotshock/Shutterstock

La violencia en el fútbol volvió a ser noticia. En Écija, una pelea entre aficionados hace unos días terminó con varios heridos. Días después, un autobús de seguidores del Flamengo volcó y dejó decenas de lesionados.

Estos sucesos no son casualidad: muestran cómo algo tan apasionante como el deporte puede convertirse en un espacio de tensión y conflicto.

No se trata de episodios aislados, sino señales de un problema que mezcla identidad, pertenencia, rivalidad y falta de control. Lo que debería ser una celebración deportiva acaba convirtiéndose, demasiadas veces, en un escenario de confrontación.

El fútbol, como otros deportes de masas, no vive al margen de la sociedad. Lo que ocurre en los estadios, en las gradas o durante los desplazamientos masivos de hinchas, no puede entenderse sin observar lo que sucede fuera: una sociedad polarizada, emocionalmente desbordada y donde el conflicto parece cada vez más normalizado. En las gradas, la pasión se multiplica y, a veces, se desborda.
¿En qué momento la emoción que nos une empezó a ser también la que nos separa?

Pasión y conflicto en el campo

En el fútbol, la pasión no solo se siente: se comparte, se grita y se convierte en parte de quienes somos. Animar a un equipo no es solo seguir unos colores, sino formar parte de algo más grande, de un “nosotros” que da sentido y pertenencia. En muchos casos, ese sentimiento llega a llenar vacíos de reconocimiento o de comunidad que nuestro día a día no siempre ofrece.

Como explica un análisis sociológico sobre la cultura futbolística española, esta mezcla de emoción, pertenencia y conflicto complica las cosas. Hace que el estadio sea además de lo deportivo, un escenario donde también se expresan frustraciones y deseos de reconocimiento.

El problema aparece cuando esa identidad se construye en oposición al otro: el equipo rival deja de ser un adversario deportivo y pasa a verse como una amenaza. Lo que empezó siendo una expresión de emoción y orgullo se convierte en un espacio de enfrentamiento donde la rivalidad pesa más que el propio juego.

La violencia se previene, no se castiga

Los datos de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte muestran que, a pesar de los esfuerzos institucionales, los incidentes en los estadios españoles se mantienen estables. La mayoría no implica agresiones físicas, pero la violencia verbal, simbólica y discriminatoria (insultos, humillaciones o cánticos ofensivos) sigue siendo habitual. Es la parte más invisible de la violencia, pero también la más normalizada. Castigar ayuda a frenar, pero no a cambiar.

Para encontrar soluciones hay que mirar más allá de las sanciones. En otros países ya se están probando enfoques diferentes. En Suecia, el equipo del investigador Clifford Stott, de la Universidad de Keele, vio que el diálogo con los aficionados ayuda a reducir los conflictos. Lo hacen a través de personas mediadoras, llamadas Supporter Liaison Officers –oficiales de enlace con los aficionados–, que escuchan, orientan y crean puentes entre hinchas y autoridades. No se trata de vigilar más, sino de escuchar mejor.

Educar la emoción

La violencia en el fútbol no empieza en los estadios, sino mucho antes. Nace en la forma en que enseñamos a competir, en los modelos que mostramos y en cómo aprendemos a gestionar la frustración.

En España también se están dando pasos. Algunos programas educativos y comunitarios promueven la convivencia y el respeto, sobre todo en el deporte base. Aun así, estudios recientes muestran que la violencia verbal y simbólica sigue presente incluso en las categorías infantiles. La presión por ganar, la falta de modelos positivos y la ausencia de formación emocional hacen que esos comportamientos se repitan desde edades muy tempranas.

Por eso, la solución no pasa solo por reforzar la seguridad, sino por educar la emoción. Los clubes, las escuelas y las familias tienen un papel clave. Enseñar a competir también significa enseñar a respetar, a perder y a controlar la rabia.

Los clubes y las federaciones deberían asumir un papel activo como agentes de transformación social. Invertir en formación, mediación y campañas de convivencia no es un gasto sino una inversión en salud pública y cohesión social.

Los medios de comunicación también tienen su parte. Cuando priorizan el espectáculo del conflicto, refuerzan la narrativa de la violencia. Mostrar referentes positivos, diversidad y respeto sería un paso mucho más poderoso hacia el cambio cultural que necesitamos.

La violencia ultra no es solo responsabilidad de unos pocos radicales. Es el reflejo de cómo entendemos la pasión, el éxito y la rivalidad. Si queremos que el fútbol vuelva a ser un espacio de unión, debemos empezar fuera de los estadios: en las aulas, en los barrios, en los clubes. Solo así podremos transformar la pasión en convivencia y la rivalidad en respeto.

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Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Insultos, amenazas y agresiones: cómo dejar de normalizar la violencia en el fútbol – https://theconversation.com/insultos-amenazas-y-agresiones-como-dejar-de-normalizar-la-violencia-en-el-futbol-268638

COP30 de Brasil: una cumbre incierta, pero imprescindible para la acción climática

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Fernando Valladares, Profesor de Investigación en el Departamento de Biogeografía y Cambio Global, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)

Pescador en el río Amazonas a su paso por Brasil. Anna ART/Shutterstock

Nuestro planeta bate más de un centenar de récords climáticos cada año, con sequías, incendios, huracanes y heladas nunca antes registradas. Mientras tanto, hay personas que acumulan mayores riquezas que ningún emperador de la historia, números asombrosos de personas que sufren y mueren de hambre mientras producimos el doble de la comida necesaria para alimentarnos, crecientes conflictos por el agua, migraciones desesperadas que no son bien recibidas y pueblos originarios que son ignorados no ya al reclamar lo que es suyo, sino al denunciar la insostenibilidad de la relación del norte global con la naturaleza.

Una muestra de todo esto se dará cita en noviembre de 2025 en Brasil en la COP30, la trigésima cumbre del clima de Naciones Unidas. En ella se congregarán los líderes mundiales con el objetivo de tomar medidas para mitigar el calentamiento global y adaptarnos a él.

Los contrastes de la COP30

Como en otras cumbres climáticas, aunque en esta de manera más evidente al celebrarse en Brasil, el evento es el reflejo de las contradicciones del mundo en el que vivimos.

Países pobres afectados por un clima furioso en el que no han influido en absoluto convivirán con los países que les imponen deudas imposibles de pagar y que están gobernados por negacionistas climáticos o una de sus últimas variantes, los retardistas.

Mientras algunos participantes llegarán en barco siguiendo el curso del río Amazonas, otros lo harán en sus aviones privados. Mientras a unos les preocupa del cambio climático cómo mantener su modelo de negocio y sus desmesurados beneficios trimestrales, a otros les preocupa cómo sobrevivir a la próxima ola de calor y a la crisis de las cosechas.

Los lobbies de las empresas más contaminantes, fundamentalmente la media docena de grandes petroleras y todas sus derivadas, volverán a ser la representación más numerosa y también la más eficaz a la hora de neutralizar cualquier posible acuerdo para desembarazarnos de los combustibles fósiles.

En un momento histórico en el que el país que más ha hecho por alterar el clima con sus emisiones, Estados Unidos, se desvincula del Acuerdo de París y no estará presente en esta COP, cientos de científicos del clima nos harán sentir miedo y miles de representantes de pueblos indígenas nos harán sentir vergüenza. Miedo por los escenarios climáticos inseguros por los que ya estamos transitando y vergüenza por la más que discreta acción climática de unas décadas cargadas tan solo de buenos propósitos.




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Mujer con una diadema con plumas en un atril de la COP28
Isabel Prestes da Fonseca, representante de la comunidad indígena brasileña, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP28, celebrada en Dubái (Emiratos Árabes Unidos) el 1 de diciembre de 2023.
COP28/Christophe Viseux/Flickr, CC BY-NC-SA

El cambio climático más peligroso ya está aquí

La temperatura global aumentó más de 0,4 °C durante los últimos dos años. En agosto de 2024 se cumplieron 12 meses con un incremento promedio de 1,6 °C respecto a la temperatura de referencia del periodo 1880-1920.

Este aumento de la temperatura fue provocado por uno de los episodios periódicos de calentamiento tropical del fenómeno de El Niño, pero muchos científicos quedaron desconcertados por su magnitud. El incremento fue el doble de lo esperado para el débil El Niño de 2023-2024.

La mayor parte del resto del calentamiento se debió a la restricción de las emisiones de aerosoles por parte de los buques, impuesta en 2020 por la Organización Marítima Internacional para combatir el efecto de los contaminantes de aerosoles en la salud humana.

Los aerosoles son pequeñas partículas que aumentan la extensión y el brillo de las nubes, que reflejan la luz solar y tienen un efecto refrigerante sobre la Tierra. Cuando se reducen –y, por tanto, las nubes–, la Tierra se oscurece y absorbe más luz solar, lo que aumenta el calentamiento global. El enfriamiento por aerosoles y, por lo tanto, la sensibilidad climática, ha sido subestimada en los análisis del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas.

El calentamiento global causado por la reducción de los aerosoles de los barcos no desaparece cuando el clima tropical entra en su fase fría de La Niña. Por lo tanto, la temperatura global no desciende mucho por debajo del nivel de 1,5 °C de calentamiento establecido como límite seguro en el Acuerdo de París, sino que oscila cerca o por encima de ese nivel.

Las altas temperaturas de la superficie del mar y el aumento de los puntos calientes oceánicos continuarán, con efectos nocivos para los arrecifes de coral y otras formas de vida marina. La mayor consecuencia para los seres humanos en la actualidad es el aumento de la frecuencia y la gravedad de los fenómenos climáticos extremos, como tormentas, inundaciones, olas de calor y sequías.

El cambio climático polar tiene el mayor efecto a largo plazo sobre la humanidad, y sus repercusiones se ven aceleradas por el aumento de la temperatura global. Como resultado del deshielo, es altamente probable que la circulación meridional de retorno del Atlántico (AMOC) se detenga en los próximos 20-30 años algo no incluido en el último informe del IPCC. Tomar medidas radicales para reducir el calentamiento global podría evitarlo.

Si se permite que la AMOC se detenga, se producirán graves problemas, como el aumento del nivel del mar en varios metros y un clima extremo especialmente en Europa y la costa oriental de Norteamérica. Sería un auténtico punto de no retorno.




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Mapa terrestre que muestra con una línea el recorrido de la AMOC justo a la costa de América en el océano Atlántico
La AMOC es el componente atlántico de la corriente oceánica global, un sistema de circulación oceánica a gran escala que transporta calor, sal, carbono y otros elementos biogeoquímicos.
NOAA

Lo esencial que se espera de la COP30

Dos estudios publicados en Nature Climate Change en febrero de 2025 analizaban que el hecho de haber superado el umbral de 1,5 ºC en 2024 podría indicar que hemos entrado en un período de varias décadas con calentamiento global medio de 1,5 ºC.

Según los autores, se necesitan esfuerzos muy rigurosos de mitigación climática para mantener los objetivos del Acuerdo de París a nuestro alcance. Pero hay sobrada evidencia de que el objetivo más importante de dicho Acuerdo, limitar el aumento de temperatura a 1,5 ºC, parece perdido. Lo importante es que si no se toman acciones más agresivas en mitigación rápidamente, pasará lo mismo con el objetivo de mantener las temperaturas por debajo de los 2 ºC.

Las expectativas ante la COP30, como en todas las cumbres del clima, son altas, a pesar de las incertidumbres científicas, sociales, políticas y económicas. Los dos temas centrales para este encuentro son limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales y los compromisos de financiación climática.

La neutralidad de carbono –equilibrio entre las emisiones emitidas y retiradas de la atmósfera– es tan difícil como urgente. Este año es clave porque los 195 países firmantes del Acuerdo de País deben presentar nuevas contribuciones nacionales (NDC, por sus siglas en inglés), las medidas que pretenden adoptar para limitar el calentamiento del planeta. Cada cinco años, este documento debe presentarse a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. De momento solo 68 países han aportado sus NDC. Las NDC 3.0 –que representan la tercera ronda de contribuciones de cada país– tienen que ser progresivas y más ambiciosas que las NDC actuales.

En materia financiera, la COP29, celebrada en Bakú (Azerbaiyán), consiguió un acuerdo a la desesperada y en el último momento para fijar la nueva meta de financiación climática. El acuerdo contemplaba que los países ricos aportarían, al menos, 300 000 millones de dólares anuales a los de menos recursos hasta 2035, dentro de un compromiso más amplio de hasta 1,3 billones de dólares. Esta cifra es muy inferior a la planteada inicialmente, y vemos que cumbre tras cumbre se pospone la implementación de esta ayuda económica a los países más pobres.




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La esperanza es lo último que se pierde

El hecho de que ninguna nación haya seguido el ejemplo de Estados Unidos de abandonar el Acuerdo de París es esperanzador. Quedan incertidumbres respecto a grandes emisores como China o India, y preocupa la debilidad política de la Unión Europea en materia ambiental y climática. Pero las COP han permitido alcanzar acuerdos incluso en las situaciones más difíciles. Además, suponen dos semanas en las que el cambio climático domina las agendas de todos los países y sólo eso resulta alentador.

Es preciso negociar cada punto sin desfallecer por escasas que sean las posibilidades de acuerdos significativos entre países y dentro de cada país. Hay demasiado en juego para plantear esta COP de otra manera.

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Fernando Valladares no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. COP30 de Brasil: una cumbre incierta, pero imprescindible para la acción climática – https://theconversation.com/cop30-de-brasil-una-cumbre-incierta-pero-imprescindible-para-la-accion-climatica-269110

La señal más nítida de la fusión de dos agujeros negros: LIGO confirma una predicción de Stephen Hawking

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Óscar del Barco Novillo, Profesor asociado. Departamento de Física (área de Óptica)., Universidad de Murcia

Recreación artística de la colisión de dos agujeros negros y la intensa emisión de ondas gravitacionales asociadas a su inminente fusión. Créditos: LIGO Caltech, Maggie Chiang for Simons Foundation. CC BY

El 14 de enero de 2025, los instrumentos del observatorio de ondas gravitacionales LIGO, en Estados Unidos, detectaron una nítida señal asociada a uno de los eventos más violentos del universo: dos agujeros negros situados a unos 1 300 millones de años luz habían colisionado, dejando un rastro inequívoco de su posterior fusión.

Denominada GW250114 (en referencia a la fecha de su observación), esta señal de ondas gravitacionales ha permitido conocer con mayor precisión las masas y velocidades de rotación de los agujeros negros iniciales y el resultante de su fusión. Además, se ha logrado confirmar una de las más importantes predicciones de Stephen Hawking sobre el área de los agujeros negros. Es, hasta el momento, la señal más nítida de la fusión de dos colosos cósmicos.

Los resultados del sensacional hallazgo han sido publicados en la revista Physical Review Letters, en cuya redacción han participado más de 1 700 autores pertenecientes a 318 centros de investigación y universidades de todo el mundo.

Pero ¿qué señal se ha detectado? ¿Qué son las ondas gravitacionales y cómo se originan estas perturbaciones en el cosmos?

Oscilaciones inferiores al tamaño de un átomo

Cuando un astro masivo –como los agujeros negros que se han detectado– presenta un movimiento de aceleración, se generan unas perturbaciones características que viajan por el universo a la velocidad de la luz, comprimiendo y estirando el espacio a su paso. El efecto sería similar al de arrojar una piedra a un estanque, donde las ondas se propagan desde el punto de impacto hacia el exterior.

Estas ondas gravitacionales son consecuencia natural de la teoría de la relatividad general, aunque el mismo Einstein no creía que fuera factible detectarlas debido a la extrema debilidad de estas ondulaciones.

Incluso en eventos cósmicos tan violentos como la colisión de dos agujeros negros o estrellas de neutrones, la amplitud de las perturbaciones que alcanzarían la Tierra sería mil veces menor que el tamaño de un protón.

Recreación artística de la producción de ondas gravitacionales al colisionar dos estrellas de neutrones. Créditos: NASA, R. Hurt/Caltech-JPL.
CC BY

Habría que esperar 100 años desde la predicción de Einstein para descubrir estos nuevos mensajeros en el cosmos, abriendo una nueva era en la observación del universo.

Interferometría óptica por láser

No era tarea fácil el hallazgo de estas ínfimas perturbaciones del espacio-tiempo, ya que los investigadores necesitaban instrumentos capaces de detectar oscilaciones del tamaño del attómetro o de una trillonésima parte del metro.

¿Y cómo se consiguió semejante hazaña tecnológica, tan impensable en los años posteriores al desarrollo de la teoría de la relatividad general?

La respuesta está en la interferometría óptica por láser, una técnica de medición ultraprecisa consistente en hacer superponer dos o más haces de luz para crear un patrón típico de máximos y mínimos. El análisis detallado de este patrón interferencial permite determinar tamaños inferiores al de un átomo.

Patrón anular resultante de las interferencias entre dos haces luminosos. Un cambio en esta configuración de máximos y mínimos permitirá a los investigadores conocer si una onda gravitacional ha estirado y/o comprimido el espacio por el que viaja cada haz láser. Elaborado por el autor.
CC BY

El fundamento teórico de la interferencia óptica es fácil de entender. Cuando las crestas de las ondas de un haz luminoso coinciden perfectamente con los valles del otro haz, se produce una interferencia destructiva total o mínimo. Por el contrario, cuando las crestas de un haz coinciden perfectamente con las del otro, se produce una interferencia constructiva total o máximo.

Interferencias constructivas o máximos (izquierda) y destructivas o mínimos (derecha) como resultado de las interferencias entre dos ondas. Crédito: Caltech-JPL.
CC BY

A medida que las ondas se desplazan la una sobre la otra se genera un amplio abanico de interferencias, lo que se traduce en diferentes intensidades o brillos en el patrón interferencial, desde los mínimos destructivos hasta los máximos constructivos.

Detectores de ondas gravitacionales

En base a este principio básico interferencial operan los detectores de ondas gravitacionales del mundo, entre los que destacan LIGO en Estados Unidos (con dos instrumentos idénticos separados unos 3 000 kilómetros), VIRGO en Italia y KAGRA en Japón. Estos tres observatorios trabajan de forma conjunta (el consorcio LVK) y ha logrado identificar hasta la fecha unas 300 fusiones de agujeros negros.

Están construidos siguiendo el diseño de un interferómetro de Michelson, donde cada haz láser recorre una determinada distancia o brazo antes de interferir y producir el correspondiente patrón de máximos y mínimos. En el caso de LIGO, cada brazo tiene una longitud de unos 4 kilómetros.

Ilustración esquemática del detector de ondas gravitacionales LIGO basado en un interferómetro de Michelson. Cuando un haz láser (1) incide sobre un espejo orientado a 45º (2), éste se divide en otros dos haces, cada uno de los cuáles recorre un camino o brazo de longitud diferente. Una vez que cada haz es reflejado en su último espejo (3), regresan al espejo orientado (2), interfieren y generan el patrón interferencial de máximos y mínimos en el fotodetector (4). Créditos: Caltech/MIT/LIGO Lab.
CC BY

Cuando una onda gravitacional incide desde la parte superior del interferómetro, los brazos del dispositivo se estiran y contraen a su paso, produciendo variaciones del patrón interferencial de máximos y mínimos. Estas ínfimas perturbaciones permiten el estudio de las señales de ondas gravitacionales, así como de los eventos cósmicos que las originan.

GW250114, la señal más potente

Diez años después de la detección de la primera señal de ondas gravitacionales GW150914, la instrumentación mejorada de LIGO (incluyendo avances en ingeniería cuántica de precisión) ha permitido aumentar la sensibilidad del interferómetro, reduciendo considerablemente el ruido de la señal.

En este sentido, la relación señal-ruido (o SNR por su siglas en inglés) de GW250114 es hasta tres veces mayor que la de GW150914, constituyendo la señal de onda gravitacional más potente detectada hasta la fecha.

Reducción del ruido de las señales de ondas gravitacionales en LIGO desde la primera detectada (GW150914, arriba) hasta la actual (GW250114, abajo). En ambos gráficos, la curva violeta representa los datos registrados por el dispositivo (combinando la señal de ondas gravitacionales y el ruido del detector), mientras que la curva verde muestra el mejor ajuste compatible con las predicciones de la relatividad general. Créditos: LIGO/J. Tissino (GSSI)/R. Hurt (Caltech-IPAC).
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¿Y qué información portaba esa nítida GW250114?

Como apuntábamos al principio, un análisis exhaustivo de la señal ha determinado que dos agujeros negros de entre 30 y 40 masas solares colisionaron a unos 1 300 millones de años luz de la Tierra. Este estudio previo a la fusión es de menor dificultad, ya que a medida que giran en espiral, los agujeros negros progenitores van perturbando el espacio-tiempo y generando ondas gravitacionales.

La verdadera dificultad radica una vez que se ha producido la fusión, pues la señal no es tan clara. Durante esta nueva fase, conocida como fase de relajación, el agujero negro resultante vibra como una campana golpeada, generando distintos modos de ondas gravitacionales.

En particular, los investigadores lograron identificar con seguridad dos modos de vibración, permitiendo calcular la velocidad de rotación y la masa del agujero negro final, la cual resultó ser de unas 63 masas solares.

Animación de una fusión de dos agujeros negros consistente con el evento de ondas gravitacionales GW250114. La primera parte del vídeo muestra la espiral y fusión de ambos agujeros negros, así como la posterior fase de relajación y los dos modos de vibración identificados con seguridad. Créditos: H. Pfeiffer, A. Buonanno (Max Planck Institute for Gravitational Physics), K. Mitman (Cornell University).

El área de los agujeros negros nunca decrece

Una vez conocidas las masas y velocidades de rotación de los agujeros negros, los investigadores son capaces de calcular el área de estos fascinantes objetos cósmicos.

En el caso de la señal GW250114, los análisis posteriores determinaron que
los agujeros negros iniciales tenían una superficie total de 240 000 kilómetros cuadrados (aproximadamente el tamaño del Reino Unido), mientras que la superficie del agujero negro resultante resultó ser de unos 400 000 kilómetros cuadrados (casi el tamaño de Suecia).

Estos resultados son compatibles con el denominado “teorema del área del agujero negro”, una idea propuesta por Stephen Hawking en 1971 que
afirma que la superficie total de los agujeros negros no puede disminuir.
Cuando los agujeros negros se fusionan, sus masas se combinan, aumentando su superficie.

Cuando dos agujeros negros se fusionan, el área del agujero negro final es mayor que la suma de las áreas de los agujeros negros progenitores. Créditos: Caltech/MIT/LIGO Lab., Lucy Reading-Ikkanda/Simons Foundation.
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En 2021 se realizó una comprobación inicial empleando los datos de la primera señal GW150914, con un nivel de confianza del 95 %. Tras el análisis de la nueva señal GW250114, dicho nivel ha alcanzado el 99,999 %, lo cual implica que ahora estamos mucho más seguros de que Stephen Hawking estaba en lo cierto.

Lamentablemente, el físico británico falleció en 2018, años antes de que su teorema del área de los agujeros negros fuera confirmado experimentalmente.

Detectores de ondas gravitacionales en el espacio

En un futuro próximo, la detección de ondas gravitacionales de baja frecuencia (inaccesibles para los interferómetros terrestres como LIGO) será una prioridad en astrofísica, pues permitirá descubrir sistemas binarios ultracompactos en nuestra galaxia o fusiones de agujeros negros supermasivos en los centros galácticos.

Para ello, las agencias espaciales NASA y ESA están llevando a cabo un proyecto conjunto para construir un interferómetro en el espacio. Se llamará LISA (Laser Interferometer Space Antenna) y constará de tres naves espaciales, orbitando a cinco millones de kilómetros entre sí y formando un triángulo equilátero.

LISA utilizará un interferómetro láser, similar en principio a los detectores terrestres como LIGO, pero con brazos mucho mas largos para lograr la sensibilidad necesaria que permita detectar las ondas gravitacionales de baja frecuencia.

Recreación artística del proyecto LISA, un gigantesco interferómetro en el espacio formado por tres naves espaciales separadas millones de kilómetros entre sí. Su sensibilidad será de tal magnitud que logrará identificar fusiones de agujeros negros supermasivos. Crédito: NASA.
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El 14 de septiembre de 2015 se abrió una nueva ventana a la observación del cosmos, y no cabe duda de que su futuro es muy prometedor.

The Conversation

Óscar del Barco Novillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. La señal más nítida de la fusión de dos agujeros negros: LIGO confirma una predicción de Stephen Hawking – https://theconversation.com/la-senal-mas-nitida-de-la-fusion-de-dos-agujeros-negros-ligo-confirma-una-prediccion-de-stephen-hawking-268373