Del asfalto al campo: cómo la participación ciudadana puede reforzar la democracia

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José María García Martínez, Profesor de Sociología, Universidad de Murcia

Una de las principales metas de cualquier sociedad democrática es mejorar la relación entre la ciudadanía y la administración. Si tenemos como objetivo lograr una sociedad con mayores niveles de libertad e igualdad, debemos avanzar más allá de modelos donde donde la rigidez institucional es el elemento central de las administraciones o donde existen formas de gobierno que conciben la administración como una empresa privada.

No es suficiente con que haya elecciones cada cuatro años: la ciudadanía quiere saber y hacerse participe de cómo, cuándo y por qué se toma una determinada decisión pública. Y también los ciudadanos de municipios más pequeños quieren que las experiencias de entornos urbanos den respuesta a los problemas de sus propios contextos y realidades.

En la Antigua Grecia, los valores democráticos se sustentaban en la polis: cada ciudad tenía una asamblea para crear un debate comunitario y aquellas personas que tenían la condición de ciudadanía podían participar en los asuntos públicos.

Esta visión, fundamental para entender el concepto de democracia en el mundo occidental, se basaba en la igualdad (todos los ciudadanos mandaban), la libertad (la regla de la mayoría es la que prevalece para tomar una decisión) y la participación (la deliberación y la votación se hacen cara a cara).

Factores socioeconómicos determinantes como las desigualdades por razón de origen y el desarrollo desigual de los territorios tienen una importante influencia en el debate público, y las administraciones deben estar al tanto de estos aspectos, cuidando la relación con sus ciudadanos y ciudadanas, evitando así cualquier tipo de discriminación.

Las experiencias participativas en entornos urbanos se pueden adaptar a las zonas rurales y a las denominadas ciudades pequeñas y medianas (Small and Medium-Sized Towns, SMST por sus siglas en inglés), impulsando enfoques que nos acerquen al ideal democrático de la polis griega y den voz a todos los ciudadanos y ciudadanas.

Plataformas participativas en España

Suecia y Noruega llevan años implementando mecanismos de democracia digital con éxito. En el caso de España, en 2024 se empezó a incorporar la voz de la ciudadanía en la toma de decisiones públicas a escala estatal con la consulta ciudadana previa a la elaboración del V Plan de Gobierno Abierto 2024-2028. La primera plataforma de participación ciudadana llega en el año 2015 en Madrid, con Decide Madrid. Posteriormente, en 2016, Barcelona se suma con Decidim.

Además de ser la administración más cercana a los ciudadanos y ciudadanas con las competencias otorgadas por ley, los ayuntamientos han de trabajar y colaborar con el resto de instituciones públicas. A modo de ejemplo, el Observatorio Internacional de la Democracia Participativa (OIDP), creado en el 2001, es una red internacional abierta a todos los municipios, organizaciones y centros de investigación que quieran conocer, intercambiar y aplicar experiencias relacionadas con la democracia participativa.

La creación de nuevas agendas urbanas donde se incluye el trabajo conjunto entre las diferentes escalas de la administración, pero también entre entes del mismo nivel, ha influido en la toma de decisiones públicas. La Agenda 2030 fue una iniciativa de las Naciones Unidas que se creó en 2015 con el fin de hacer realidad los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de cara al 2030.

Por otro lado, la Nueva Agenda Urbana de Hábitat III de Naciones Unidas, en torno a la cual se organizó una conferencia celebrada en Quito (Ecuador) en 2016, tiene la finalidad de construir una sociedad más sostenible en la que todas las personas partan de una posición de igualdad a la hora de ejercer sus derechos, haciendo efectivo el acceso a los servicios y oportunidades que se ofrecen a escala local.

Es importante recordar, como revela una investigación, que no todas las políticas urbanas son estrictamente políticas locales. Las políticas urbanas se centran en las contradicciones que tienen lugar en las ciudades, abordando temas como la expansión urbana, la movilidad, el acceso a servicios básicos y el impulso de modelos de desarrollo sostenibles con el entorno.

Las políticas locales, sin embargo, se implementan a nivel municipal o de gobierno local, centrándose en las necesidades específicas de una comunidad o de un barrio, como la gestión de residuos, la seguridad ciudadana, la mejora de la calidad de vida de los residentes y la promoción de actividades culturales.

Por lo tanto, muchos problemas que surgen a nivel local pueden abordarse de forma más efectiva mediante acciones coordinadas desde niveles superiores de la administración, es decir, a través de la cooperación.

Los 4 objetivos de los nuevos modelos urbanos

Desde el Instituto de Salud Global de Barcelona se apuesta por que los nuevos modelos urbanos se deben implementar basándose en cuatro objetivos:

  1. Una ciudad compacta que reduzca los niveles de CO₂.

  2. Supermanzanas que garanticen la implementación de políticas urbanísticas verdes para reducir la contaminación acústica y atmosférica.

  3. Ciudad a 15 minutos, donde toda la ciudadanía tenga los servicios básicos a un mínimo de 15 minutos a pie.

  4. Ciudad sin coches, donde es clave la mejora en la cantidad y la calidad del transporte público.

A modo de ejemplo, ciudades evaluadas con los mejores sistemas de transporte público como Singapur, París y Madrid nos plantean objetivos de trabajo por el bien común que, sin duda, supondrán un beneficio para los ciudadanos que residen en estas zonas urbanas y cuyas experiencias servirán para diseñar políticas públicas enfocadas a mejorar las precarias redes de transporte público en las zonas rurales.

El trabajo por una administración local más democrática (especialmente a nivel municipal) es clave para conseguir un Estado social y democrático de derecho tal y como estipulan la Constitución española y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Del asfalto al campo: cómo la participación ciudadana puede reforzar la democracia – https://theconversation.com/del-asfalto-al-campo-como-la-participacion-ciudadana-puede-reforzar-la-democracia-235727

Micro-ARNs: así funcionan las “gomas de borrar” genéticas que están revolucionando la medicina

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Iker Rodríguez Arabaolaza, Profesor Ciencias de la Salud, Universidad Camilo José Cela

Recreación de moléculas de micro-ARN. ART-ur/Shutterstock

Para entender qué son los micro-ARNs (o, abreviadamente, miARNs), imaginemos una célula como una gran fábrica cuyos trabajadores son la multitud de proteínas que podemos encontrar en su interior. Esos “obreros” siguen unas instrucciones precisas que se encuentran en unos documentos oficiales llamados ARN mensajeros, o ARNm.

Mediante la lectura de estos documentos, las proteínas son capaces de llevar a cabo todas las funciones de la células, que incluyen la regulación del metabolismo, la reparación del ADN, la señalización entre células, el transporte de moléculas y el mantenimiento de la estructura celular.

Ahora bien, ¿qué sucede si la célula necesitase bloquear ciertas instrucciones para evitar que sean ejecutadas por las proteínas? Aquí es donde entran en juego los miARNs. Podemos compararlos con gomas de borrar que eliminan fragmentos de información los documentos oficiales. Al inhibir selectivamente regiones específicas del ARNm, bloquean la producción de proteínas de manera precisa.

Del gen del gusano al Nobel

Hasta la década de 1990 se creía que toda molécula de ARNm se traducía directamente en una proteína. Sin embargo, en 1993, Victor Ambros, Rosalind Lee y Rhonda Feinbaum descubrieron un gen en el gusano Caenorhabditis elegans, el lin-4, que no codificaba una proteína, sino una pequeña molécula de ARN que a su vez regulaba la expresión de otro gen, el lin-14. Este hallazgo sacó a la luz la existencia de moléculas de ARN que no codificaban proteínas, sino que regulaban su fabricación.

Sin embargo, no fue hasta principios de los años 2000 cuando se entendió que esos miARNs eran una clase amplia de reguladores genéticos presentes en muchos organismos, incluidos los humanos, revelación que le valió a los investigadores Victor Ambros y Gary Ruvkun el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2024 por sus trabajos pioneros en este campo.

Una de las características destacadas de los miARNs es su diminuto tamaño, que normalmente oscila entre los 19 y los 25 nucleótidos. Los nucleótidos son las “letras” básicas (A, U, G, C) del ARN, y cada uno de ellos mide aproximadamente 0,34 nanómetros (milmillonésomas de metro) de longitud.

Si echamos cuentas, 19 nucleótidos tendrían una longitud aproximada de 6,5 nanómetros (nm) y 25 nucleótidos, 8,5 nm. Como término de comparación, un eritrocito (glóbulo rojo) mide aproximadamente entre 6000 y 8000 nm. Es asombroso pensar que estructuras tan minúsculas pueden desempeñar un papel regulador tan crucial dentro de células considerablemente más grandes.

Una herramienta poderosa para detectar y tratar enfermedades

El descubrimiento de Ambros, Lee y Feinbaum supuso una revolución en la biomedicina. Al igual que ocurre con los genes que codifican proteínas, la expresión de los miARNs puede activarse o inhibirse en función del estado fisiológico o patológico de las células. Esto los convierte en biomarcadores altamente sensibles para detectar y tratar enfermedades como el cáncer, patologías cardiovasculares o la diabetes.

Por ejemplo, el miR-21 se encuentra sobreexpresado en varios tipos de cáncer, incluyendo el de mama, pulmón y colon. Su síntesis se asocia con la proliferación celular y la resistencia de las células tumorales a la muerte celular programada (apoptosis). De forma similar, una síntesis elevada del miR-155 está relacionada con inflamación y progresión tumoral en varios tipos de linfomas y cáncer de mama.

Sin salirnos del ámbito de la oncología, diversos estudios han demostrado que ciertos miARNs actúan también como supresores tumorales. Un ejemplo destacado lo constituyen miR-34 y miR-16, cuya expresión aparece significativamente reducida en distintos tipos de neoplasias (crecimiento anormal y descontrolado de las células de un tejido).

Concretamente, estos miRNAs regulan la expresión de genes que determinan cuándo una célula debe dividirse, diferenciarse o iniciar su autodestrucción mediante mecanismos programados, como la citada apoptosis. Gracias a este proceso fisiológico, el organismo elimina aquellas células que presentan daños irreparables en su ADN y que, por tanto, podrían representar una amenaza potencial desarrollando tumores.

También hay miARNs implicados en enfermades cardiovasculares. Por ejemplo, los científicos han observado una disminución de miR-126 en pacientes con enfermedad coronaria. Esta molécula se asocia con la función endotelial y la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos durante el desarrollo de los embriones y en procesos tumorales). Otro biomarcador útil en el diagnóstico de enfermedades cardíacas es miR-133a; concretamente, en el infarto agudo de miocardio.

La diabetes es otra de las muchas patologías que puede ser detectada y tratada gracias a los miARNs. De hecho, el miR-375, implicado en la regulación de la secreción de la insulina, es uno de los miARN más utilizados en la detección temprana de la diabetes tipo 2. De forma similar, el miR-146a puede ser utilizado como biomarcador en la diabetes tipo 1 y tipo 2, ya que su síntesis está relacionada con la resistencia a la insulina del músculo esquelético y el tejido adiposo.

En busca de señales

Pero además de su utilidad en la detección de enfermedades, nuestros protagonistas también se han convertido en una herramienta clave para estudiar su evolución, ya que el patrón de expresión de determinados miARNs varía en función de los estadios o fases de algunas afecciones. Así, la detección del miRNA-155 a concentraciones muy elevadas junto con bajas concentraciones del miRNA-let-7 son indicativos de una baja probabilidad de supervivencia en pacientes con cáncer de pulmón.

Además, varios estudios han demostrado que la expresión o la inhibición selectiva de ciertos miARNs pueden modificar la progresión tumoral en ciertos tipos de leucemia y linfomas.

En definitiva, el descubrimiento de los miARNs tiene extraordinarias implicaciones clínicas, especialmente por su potencial como biomarcadores para el diagnóstico, pronóstico y control de diversas enfermedades, incluyendo distintos tipos de cáncer.

The Conversation

Iker Rodríguez Arabaolaza no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Micro-ARNs: así funcionan las “gomas de borrar” genéticas que están revolucionando la medicina – https://theconversation.com/micro-arns-asi-funcionan-las-gomas-de-borrar-geneticas-que-estan-revolucionando-la-medicina-260575

¿Hasta qué punto conocemos la relación entre el cambio climático y las olas de calor?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ricardo García-Herrera, Catedrático de Física de la Atmósfera. Expresidente de la Agencia Estatal de Meteorología, Universidad Complutense de Madrid

Lightspring/Shutterstock

Cada vez que ocurre una ola de calor, una inundación o una sequía, surge la misma pregunta: ¿es culpa del cambio climático? La ciencia de la atribución intenta responder esa pregunta, analizando cuánto ha influido el calentamiento global en un fenómeno específico. No se trata de afirmar que el cambio climático es el causante, sino de estimar cuánto más probable o más intenso se ha vuelto por las actividades humanas.

Para hacerlo, los científicos comparan el mundo real con cambio climático y un “mundo alternativo” con una menor influencia antropogénica. Por ejemplo, el núcleo de altas presiones y las temperaturas de una ola de calor que afectó a España en 2018 fueron más intensos de lo que hubieran sido en el pasado. Igualmente, si una ola de calor de 40 ºC en Madrid antes ocurría cada 20 años y ahora cada dos, se puede decir que el cambio climático la ha hecho diez veces más probable.

Atribución de la ola de calor de la península ibérica de 2018. Reconstrucción del evento (1-7 agosto 2018) en condiciones presentes (derecha; 1984-2017) y pasadas (izquierda; 1950-1983). Los contornos indican una altura geopotencial en 500 hPa (m) y el sombreado la temperatura potencial en 925–700-hPa (°C). Las líneas gruesas indican valores de referencia de la intrusión cálida.
Tomado de Barriopedro et al. (2020), CC BY-SA

Entre los fenómenos extremos, las olas de calor (y de frío) son los más fácilmente atribuibles al cambio climático porque contamos con buenos registros históricos, modelos capaces de simularlas y bases físicas para relacionarlas con el calentamiento global. En las últimas décadas, esta ciencia ha avanzado, y hoy podemos afirmar que algunas olas de calor recientes en Europa, Asia o Norteamérica habrían sido extremadamente improbables sin calentamiento global.

Retos actuales

Pese a estos avances, aún existen algunos desafíos importantes:

  • Disponibilidad de datos: en algunas zonas (por ejemplo, en regiones vulnerables del sur global), los registros son escasos o de baja calidad, lo que impide analizar extremos, validar modelos y estudiar procesos. Se necesitan redes de observación más densas y precisas y plataformas abiertas para compartir datos, junto con formación y recursos en países en desarrollo.

  • Modelos más realistas: algunos mecanismos relevantes para las olas de calor (por ejemplo, las interacciones suelo-atmósfera, los efectos urbanos o los procesos de pequeña escala, como la formación de nubes) no están bien representados en los modelos actuales, generando incertidumbres y sesgos. Se requieren modelos más realistas que integren escalas y establecer protocolos de evaluación basados en procesos.

  • Comprensión de procesos: la variabilidad natural del clima y los factores regionales (aerosoles, deforestación, etc.) y locales (urbanización) modulan los efectos del calentamiento global y dificultan la detección de señales antropogénicas. Además, los patrones atmosféricos que causan olas de calor (por ejemplo, las intrusiones cálidas saharianas) podrían estar cambiando. Los eventos compuestos (como olas de calor y sequías) y aquellos con causas no solo climáticas (por ejemplo, incendios forestales) son especialmente complejos y podrían requerir metodologías específicas.

  • Contexto y comunicación: cómo se define (región, duración) y analiza (cambios en frecuencia o intensidad) un fenómeno afecta a los resultados. Diferentes métodos pueden dar respuestas aparentemente contradictorias. Es esencial estandarizar los métodos de análisis y comunicar los resultados de manera clara y adaptada a diferentes usuarios, incluyendo información sobre incertidumbres.

¿Cómo podemos mejorar?

Hasta ahora, la atribución ha sido una herramienta para concienciar sobre cómo las actividades humanas están alterando el clima. Pero para que influya en la toma de decisiones –por ejemplo, distribuir fondos tras un desastre o prevenir futuros desastres–, debe evolucionar. Esto supone avanzar hacia una atribución operacional, rápida, estandarizada y global, que pueda informar a gobiernos, medios y agencias de emergencia.

El desarrollo de servicios climáticos (por ejemplo, la Plataforma Temática Interdisciplinar de Clima y Servicios Climáticos del CSIC) y las nuevas tecnologías basadas en inteligencia artificial (por ejemplo, el Proyecto H2020-CLINT) pueden ser clave.

Para lograrlo, es importante adoptar un enfoque que combine evidencias de distintas fuentes (observaciones, modelos) y formas de analizar cada fenómeno. Algunos métodos estiman cambios en probabilidad con modelos estadísticos, otros usan características del evento para calcular cambios en intensidad y otros simulan cómo sería sin emisiones humanas. Cada enfoque responde a distintas preguntas, y cuando se analizan en conjunto ofrecen una imagen más completa y robusta.

Por otra parte, es preciso ir más allá del fenómeno y analizar sus consecuencias. La atribución de impactos examina en qué medida los daños (muertes, pérdidas económicas) fueron agravados por el cambio climático. Una misma ola de calor puede causar muchas muertes en una ciudad y pasar desapercibida en otra mejor preparada. Por eso, es fundamental integrar datos climáticos con factores socioeconómicos, y desarrollar modelos interdisciplinares en colaboración con expertos y actores locales.

En resumen, el cambio climático está haciendo que las olas de calor sean más frecuentes, intensas y duraderas. Gracias a la ciencia de la atribución, sabemos que muchos fenómenos recientes no habrían ocurrido o no lo habrían hecho con la misma severidad o frecuencia sin el calentamiento global. Se trata de una poderosa herramienta para entender cómo el cambio climático está afectando nuestras vidas y ayudarnos a planificar el futuro con políticas de adaptación y resiliencia más efectivas.

Avanzar hacia nuevos sistemas de atribución integrales permitirá guiar la acción y justicia climática, el debate sobre pérdidas y daños atribuibles al cambio climático y la toma de decisiones frente a los impactos del calentamiento global.

The Conversation

Ricardo García-Herrera recibe fondos de la Comisión Europea, a través del proyecto CLINT (CLimate INTelligence: Extreme events detection, attribution and adaptation design using machine learning) No. 101003876 y del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MiTEco) a través del proyecto MALONE (MeteorologicAL drivers and uncertainties in climate projections of ground-level OzoNE episodes). Contrato no. PID2021-122252OB-I00

Bernat Jiménez Esteve recibe fondos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MiTEco), y del Plan de Recuperación y Resiliencia NextGeneration a través del proyecto “Desarrollo de Servicios Climáticos Operativos – IGEO” Ref. CSC2304000, de la PTI-Clima del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)”

David Barriopedro Cepero recibe fondos de la Comisión Europea, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MiTEco), y del Plan de Recuperación y Resiliencia NextGeneration a través del proyecto CLINT (CLimate INTelligence: Extreme events detection, attribution and adaptation design using machine learning) No. 101003876, y el proyecto “Desarrollo de Servicios Climáticos operativos” Ref. CSC2300000.

ref. ¿Hasta qué punto conocemos la relación entre el cambio climático y las olas de calor? – https://theconversation.com/hasta-que-punto-conocemos-la-relacion-entre-el-cambio-climatico-y-las-olas-de-calor-260726

Nuevas reglas para fomentar la captura de carbono y alcanzar el objetivo de cero emisiones

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Fernando G. Brun Murillo, Catedrático de Ecología, Universidad de Cádiz

petrmalinak/Shutterstock

El reto de combatir el cambio climático ha evidenciado la necesidad de promover diversas medidas para alcanzar la neutralidad climática, es decir, que las emisiones netas de gases de efecto invernadero sean cero.

En los últimos meses, tanto en España como en Europa se han aprobado distintas normativas encaminadas a fomentar la certificación de absorciones obtenidas a través de proyectos de captura de carbono en una amplia diversidad de ecosistemas. Esto ha abierto un arcoíris de colores para el carbono en función del lugar donde es capturado: verde en ecosistemas terrestres; azul en ecosistemas marinos; verdeazulado en humedales de agua dulce; púrpura a través de captura directa del aire o en industrias; y blanco y rosa según si es capturado en salinas o en ecosistemas de algas calcáreas.

Sin embargo, ¿qué requisitos deberían cumplir esos estándares de certificación que fomentan la venta de absorciones en el llamado mercado voluntario de carbono para ser realmente útiles y evitar el “ecopostureo. Este mercado voluntario permite a promotores privados y públicos compensar sus emisiones de dióxido de carbono (su huella de carbono) con la compra de créditos de carbono generados a través de proyectos de absorción certificados.




Leer más:
Europa contra el ‘greenwashing’ de las marcas


¿Cómo afrontamos el cambio climático?

La reducción drástica a nivel global en las emisiones de gases de efecto invernadero debe ser la principal medida si queremos mantener el incremento en la temperatura por debajo de los niveles fijado desde el Acuerdo de París. Aunque aún estamos lejos de dicho objetivo, Europa ha liderado en los últimos años el camino a través de diversas normativas dirigidas a lograr la neutralidad climática para el año 2050.

Sin embargo, como advierten desde la Unión Europea y desde el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), para poder obtener cero emisiones netas de CO₂ será necesario incrementar de forma significativa las absorciones de CO₂ de la atmósfera en reservorios a largo plazo. El objetivo es contrarrestar tanto las emisiones difusas, aquellas liberadas a la atmósfera desde fuentes que no están concentradas en un solo punto, como chimeneas, sino que se dispersan en un área más amplia; como las residuales, que persisten incluso después de implementar las mejores tecnologías y prácticas disponibles para reducir la contaminación.

¿Cómo lograr la neutralidad climática?

Para lograrlo, cualquier empresa o administración pública debería poder medir su huella de carbono a través de protocolos estandarizados. Posteriormente, debería diseñar planes de reducción de dichas emisiones tanto a corto como a medio plazo.

Una vez reducidas al mínimo, el siguiente paso es compensar las mismas a través del fomento de actividades que conlleven una captura de gases de efecto invernadero a largo plazo. Estas suelen expresarse en forma de capturas en toneladas de CO₂-equivalente, tras la conversión del poder calorífico en la atmósfera de los distintos gases de efecto invernadero a unidades de CO₂.

A nivel europeo, la tipología de proyectos y actividades que se podían incluir dependía de la normativa de cada país, ya que, hasta la reciente aprobación del Reglamento (UE) 2024/3012, no existía un marco regulatorio común. Este documento recoge proyectos y actividades que mejoran el almacenamiento de CO₂ a largo plazo en depósitos geológicos, terrestres y marinos.

Integra, además, aquellas actividades que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, como las derivadas del cambio en el uso del suelo, gestión de turberas o mejoras en las prácticas agrícolas. También incluye actividades que fomenten la captura de CO₂ en productos con una vida larga.

Marco o estándar de certificación de absorciones de carbono

Para que cualquiera de estas actividades sea considerada, debe someterse a un marco de certificación o a un estándar que defina de forma clara su tipología. También debe determinar los actores que intervienen en el proceso, los plazos y documentación requeridos en los distintos procedimientos, las metodologías utilizadas para estimar y verificar las capturas obtenidas, dónde quedarán registradas esas absorciones y cómo pueden utilizarse, etcétera.

Al fin y al cabo, un estándar no es más que un conjunto de reglas que pretende dar una garantía y seguridad jurídica tanto a quien promueve la actividad, como a quien adquiere esas absorciones para compensar sus emisiones. Además, también debe generar seguridad y confianza a los ciudadanos que toman decisiones en función de las políticas de responsabilidad ambiental de las empresas.




Leer más:
¿Cómo se evalúa la responsabilidad social y ambiental de las empresas?


Entre los puntos más importantes que deben incorporar estos estándares destacan el establecimiento de los criterios que aseguren la adicionalidad de la actividad. Es decir, deben asegurar que el proyecto genera un incremento neto en capturas de carbono, que no se desarrolla por una obligación legal y que sin la financiación proveniente de los créditos de carbono generados no se llevaría a cabo el mismo.

También es importante que definan claramente el periodo durante el cual las absorciones de CO₂ atmosférico son atribuibles al proyecto (periodo de crédito) y el tiempo en el que el promotor del proyecto se compromete a velar por la integridad de las absorciones de carbono capturadas (periodo de permanencia). Además, deben incluir las metodologías necesarias para llevar a cabo la verificación y certificación de las absorciones conseguidas, así como su seguimiento, y evitar la doble contabilidad de las absorciones certificadas.

Sin un establecimiento claro de estos aspectos podrían desarrollarse actividades que generaran absorciones fantasmas o con nula utilidad climática. Es decir, proyectos de absorción donde no existe adicionalidad, y por lo tanto, no se logra una reducción neta de las emisiones y/o se certifican absorciones inexistentes.

Las novedades del reglamento europeo

La mayoría de estos aspectos son tratados en el nuevo Reglamento (UE) 2024/3012 del Parlamento Europeo. No obstante, existen muchas incertidumbres sobre distintos aspectos que deberán irse solventando en próximas fechas. A pesar de ello, esta nueva normativa tiene aspectos novedosos al incluir por primera vez a nivel europeo las capturas producidas en ecosistemas marinos y costeros, responsables de más del 50 % del enterramiento de carbono a nivel global. Algo que, replicado recientemente a nivel nacional a través del Real Decreto 214/2025, ya fue abordado de un modo pionero por la Junta de Andalucía hace algo más de dos años, con la publicación del Estándar andaluz de carbono para la certificación de créditos de carbono azul. Esta iniciativa ha permitido poner en marcha el primer proyecto de absorción de carbono azul en Europa certificado por una administración pública.




Leer más:
¿Son compatibles la explotación y la conservación de la naturaleza? Un debate con 175 años de historia


Sin perder de vista un objetivo: la sostenibilidad

El reglamento europeo incluye, además, una salvaguarda para evitar el ecoposturero y fomenta la obtención de beneficios secundarios en la ejecución de este tipo de actividades en relación con los objetivos de sostenibilidad. Por ejemplo, se fomenta que los proyectos incrementen los beneficios directos e indirectos que recibe el ser humano de los ecosistemas (las funciones y servicios ecosistémicos), así como la obtención de mejoras tangibles en las comunidades locales donde se desarrolle el proyecto.

Tengamos en cuenta que el foco de atención está actualmente en el carbono, y debe utilizarse como paraguas para mejorar la gestión y conservación de nuestros ecosistemas, permitiendo una entrada de financiación privada para desarrollar conservación pública. Sin embargo, hay que evitar que se convierta en una herramienta vacía o especulativa porque, como ya decía el refrán, “no es carbono todo lo que reluce”.

The Conversation

Fernando G. Brun Murillo recibe fondos de Proyecto de investigación DAME (PDC2021-120792-100), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Agencia Estatal de Investigación y por la Unión Europea “NextGenerationEU” y proyecto FINOCAME (PCM_00104. C17 . I03.) Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Financiado por la Unión Europea NextGenerationEU.

ref. Nuevas reglas para fomentar la captura de carbono y alcanzar el objetivo de cero emisiones – https://theconversation.com/nuevas-reglas-para-fomentar-la-captura-de-carbono-y-alcanzar-el-objetivo-de-cero-emisiones-257701

Triunfos, seguidores, ingresos… ¿Cómo se calcula el verdadero valor de un equipo de fútbol?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Benito Pérez-González, Profesor e Investigador en Marketing y Economía del Deporte, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

Gorodenkoff/Shutterstock

Con dos días de diferencia, la revista Forbes y la consultora Football Benchmark publicaron sus rankings de clubes de fútbol más valiosos. Forbes lo publica desde 2011 y el de Football Benchmark celebra en 2025 su décima edición, ya como entidad independiente de la compañía KPMG pero conservando equipo y metodología de trabajo.

Ambos análisis han generado valoraciones diferentes. Aunque parten del hecho común de aplicar un multiplicador a los ingresos, difieren en los elementos que ponderan a ese multiplicador: mientras parece que Forbes da prioridad a la valoración basada en el valor de marca, el impacto comercial y el valor mediático, Football Benchmark tiene un enfoque más fundamental, basado en información contable y financiera.

Este artículo se centra en el análisis de las valoraciones de los quince primeros clubes europeos de ambas listas y los compara con sus ingresos (publicados por Deloitte). También analizamos el peso que Forbes otorga al componente marca y buscamos la relación entre el éxito deportivo y la valoración dada a los clubes por ambos modelos.

¿Cómo saber cuánto vale?

Calcular el valor de entidades grandes y complejas sin aplicar modelos rigurosos como el descuento de flujos de caja (que calcula el valor económico de una empresa estimando su capacidad futura de que los ingresos superen a las salidas de efectivo), sin conocer indicadores bursátiles –sólo el Manchester United, el Borussia Dortmund y la Juve cotizan en los mercados– y sin existir muchas operaciones de compraventa recientes que ofrezcan indicios sobre precios, equivale a operar en terreno especulativo.

Por tanto, ambas valoraciones son más simplistas de lo deseable. Además, las metodologías aplicadas no son lo suficientemente transparentes como para poder replicar los cálculos, algo que resulta indispensable en la investigación científica. No obstante, se trata de cifras con amplia difusión mediática y citadas en artículos académicos de finanzas del deporte.

Valoración de Forbes y Football Benchmarck de los 15 clubes de fútbol con más ingresos de Europa.
Fuente: elaboración propia a partir de datos de los informes para 2025 de Forbes y Football Benchmarck

Convergencia madridista

Aunque los dos rankings están encabezados por el Real Madrid, hay diferencias notables. Si Forbes da al Arsenal un valor un 30 % menor que Football Benchmark, también valora al Manchester United y a la Juventus un 16 % por encima. En cambio, en el caso del Real Madrid sólo hay un 2 % de diferencia, lo que sugiere una convergencia entre su rendimiento financiero, deportivo y de marca.

En las estimaciones de Forbes es posible identificar patrones. Equipos como Manchester United, FC Barcelona, Bayern Múnich y Liverpool tienen un valor que supone entre 6,1 y 7,8 veces sus ingresos, mientras que los de Borussia Dortmund, AC Milan, Arsenal, Atlético de Madrid e Inter están por debajo, con multiplicadores de ingreso que van de 2,7 a 4,3. Esto podría explicarse por el atractivo global de algunas marcas con grandes expectativas, pero también podría deberse a un sesgo metodológico que privilegia el potencial frente a los datos verificados.

Valor de marca

Los éxitos deportivos recientes no explican por sí solos estas valoraciones. El Manchester City ha sido campeón de la Premier y de Europa, y, aun así, Forbes lo valora menos que al Manchester United, que sigue siendo líder en seguidores en la Commonwealth.

El PSG cae en ambas listas, reflejando quizás la marcha de estrellas como Messi o Mbappé, aunque, paradójicamente, ganaron su primera Champions League al día siguiente de la publicación del informe.

Mientras, el FC Barcelona recibe una valoración significativamente más alta en Forbes –que valora el potencial del nuevo estadio, del equipo y de sus millones de seguidores– que en Football Benchmark, que toma en cuenta, sobre todo, valores contables. Esta divergencia es lógica conociendo los problemas financieros de los culés.

Todo esto apunta a que el valor de un club no depende sólo de sus cuentas ni de sus trofeos. Hay un componente intangible: la percepción. Lo que los demás creen de los equipos.

Una cuestión de método

Los clubes de fútbol europeos han seguido aumentando sus ingresos incluso en contextos económicos adversos. Esto es tenido en cuenta por ambas fuentes, que en sus valoraciones utilizan el análisis fundamental por múltiplos comparables, un método de análisis que busca valorar empresas similares utilizando las mismas métricas financieras.

¿Las diferencias? El enfoque metodológico que aplica Football Benchmarck se acerca más que el de Forbes al de un analista financiero o un fondo institucional. Para estimar el valor de las empresas pondera el multiplicador de ingresos teniendo en cuenta los activos (como la propiedad del estadio), el valor de la plantilla, el número de seguidores en redes sociales o la rentabilidad operativa.

En cambio, Forbes basa su valoración en cada fuente de ingresos: ingresos en el estadio el día de partido (matchday), derechos televisivos, patrocinios y derechos comerciales. Y a todo esto le suma un componente adicional: el valor de marca, que fija entre el 14 y el 18 % del valor total. Forbes pondera principalmente el atractivo global, la visibilidad mediática y el potencial comercial. Como Football Benchmarck, también toma en cuenta el número de seguidores en las redes sociales.

Además, Forbes ajusta sus estimaciones con las operaciones reales de mercado. La última relevante fue en 2024: la familia propietaria del Manchester United, valorado en 6 500 millones de dólares, vendió el 25 % por 1 360 millones. En 2022, el Chelsea fue vendido por 3 200 millones, un valor similar al que le daba Forbes entonces.

¿Valores tangibles o narrativas poderosas?

En la novela El bar de las grandes esperanzas, su joven protagonista se pregunta si estudiar en Harvard o en Yale. A esta disyuntiva le responden entre risas: “Harvard, ¿qué quieres ser? ¿Contable?”.

Después de once años como auditor en una de las Big Four sé bien que los contables, los de Harvard, buscamos valores con base sólida: activos, ingresos, flujos de caja. Más cercanos, aunque con las limitaciones descritas, al enfoque de Football Benchmark. Pero hay también quien valora como los de Yale, de acuerdo a símbolos, prestigio y narrativas poderosas. Ese sería el terreno de Forbes.

A pesar de las limitaciones planteadas, las listas –como las de Forbes, Football Benchmark, Sportico o 2Playbookresultan valiosas: permiten ordenar el caos, establecer jerarquías y comparar magnitudes que, de otro modo, serían inabarcables.

The Conversation

Benito Pérez González es socio abonado del Club Atlético de Madrid.

Jose Torres-Pruñonosa es socio del Futbol Club Barcelona.

Raúl Gómez Martínez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Triunfos, seguidores, ingresos… ¿Cómo se calcula el verdadero valor de un equipo de fútbol? – https://theconversation.com/triunfos-seguidores-ingresos-como-se-calcula-el-verdadero-valor-de-un-equipo-de-futbol-258546

¿El móvil mató al juego al aire libre?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jorge Romero-Castillo, Profesor de Psicobiología e investigador en Neurociencia Cognitiva, Universidad de Málaga

“En los parques ya no hay niños, internet los atrapó en sus redes”.

Con este verso de la canción Chico problemático, el rapero español Nach evidenció en 2003 la reducción del juego y las interacciones sociales entre los menores debido al abuso de las nuevas tecnologías. Más de 20 años después, la cantidad de horas que la población infantil y adolescente dedica al juego libre sigue reduciéndose, generando una preocupación significativa en las familias de muchos países.

Según datos obtenidos en 2024 por el Instituto Nacional de Estadística, el uso de productos digitales en menores de 10 a 15 años aumentó con respecto al año anterior y más de un 75 % de preadolescentes de 12 años tienen un teléfono móvil propio, porcentaje que aumenta significativamente en edades más avanzadas.

Los niños, niñas y adolescentes de la actualidad (en los contextos globalizados) pertenecen a las llamadas generaciones “nativas digitales”, las primeras en la historia de la humanidad que han nacido rodeadas de productos inteligentes: televisiones, móviles, tabletas, ordenadores… incluso relojes.




Leer más:
Cómo fomentar el juego al aire libre


Por ello, existe una brecha significativa entre su experiencia y la de sus padres, madres e incluso profesionales de la educación. Es decir, quienes se encargan de su cuidado y educación no cuentan con modelos previos de crianza adaptados a la era digital, lo que dificulta establecer límites adecuados.

Una buena educación digital no solo debe centrarse en enseñar a menores a buscar vídeos en YouTube o a descargarse juegos, sino también en desarrollar un uso crítico, equilibrado y saludable de los productos inteligentes. Un uso equilibrado supone que estos no sustituyan otras experiencias esenciales para el desarrollo cerebral. La tecnología ofrece multitud de beneficios (incluso, es muy útil para mejorar capacidades cognitivas tras un daño cerebral), pero el uso excesivo en menores de edad tiene consecuencias en el neurodesarrollo, especialmente cuando reemplaza actividades fundamentales como el juego entre iguales.

Por tanto, en este artículo se explicará la importancia que tiene el juego (en sus muchas variedades) en el desarrollo neuropsicológico y por qué la sustitución de las interacciones sociales e interpersonales por el abuso (o incluso el simple uso) de dispositivos tecnológicos puede tener un impacto negativo en la cognición social, las funciones ejecutivas, la memoria y la atención.

Pantallas como sonajeros

En la actualidad, es muy común observar en restaurantes, transportes y otros espacios públicos a bebés con la mirada fija en una pantalla. Muchos padres y madres recurren a dispositivos electrónicos como teléfonos móviles o tabletas para calmar el llanto y evitar que “molesten” en situaciones sociales. Esta práctica, cada vez más extendida, se percibe como una solución rápida y efectiva en momentos de incomodidad. Sin embargo, aunque pueda parecer inofensiva, plantea serias preocupaciones, como expone María Couso en su libro Cerebros y pantallas:

“Dar un móvil para anestesiar a tu hijo o hija no le enseña a regularse, ni a tolerar la frustración, solo crea analfabetismo emocional”.

Antes de la proliferación de dispositivos electrónicos, los padres y madres (sobre todo, las madres) utilizaban diversas estrategias muy positivas para calmar y entretener a sus bebés. Estas incluían actividades como cantar nanas, mecerlos, ofrecer juguetes adecuados para su edad y, fundamentalmente, interactuar directamente con el bebé a través del habla, las sonrisas, el contacto visual y el contacto físico. Estas prácticas fomentan la tranquilidad y el desarrollo emocional y fortalecen el vínculo afectivo.

La exposición a pantallas electrónicas en menores de dos años se ha vinculado con un menor desarrollo en etapas posteriores del crecimiento. Una de las hipótesis propuestas para explicar estos efectos es la reducción en la interacción entre el niño o la niña y las personas encargadas de su cuidado.




Leer más:
Por qué es preocupante que los niños no jueguen tanto como antes


Al estar prestando atención a teléfonos, tabletas o a la televisión, se limitan las oportunidades de aprendizaje a través del lenguaje y la interacción social. Por esta razón, desde la Asociación Española de Pediatría se ha advertido que es fundamental evitar la exposición a cualquier pantalla antes de los dos años para facilitar un desarrollo neuropsicológico adecuado.

También se ha señalado que los efectos negativos pueden ser más pronunciados en hogares con menor nivel socioeconómico. En estos casos, el uso de pantallas puede estar vinculado a la falta de acceso a otros recursos educativos y a una mayor carga laboral de las personas cuidadoras, lo que reduce el tiempo de interacción cara a cara.

Los primeros años de vida resultan cruciales para el desarrollo cerebral y la adquisición de habilidades cognitivas, sociales y emocionales. Durante esta etapa, el cerebro crece rápidamente y se forman muchas conexiones neuronales, lo que facilita el aprendizaje y la adaptación al entorno. Durante este periodo de alta plasticidad cerebral se establecen las bases del desarrollo futuro.

La importancia del juego en edad preescolar

El juego entre iguales desempeña un papel esencial en este proceso. Para Piaget, uno de los psicólogos más influyentes sobre desarrollo cognitivo infantil, el juego era una forma de asimilación, es decir, una manera con la que niñas y niños incorporaban la realidad a su propio esquema de conocimiento. A diferencia de Piaget, Lev Vygotsky, psicólogo autor de la teoría sociocultural, consideraba que el juego no solo refleja el desarrollo, sino que lo impulsa activamente.

Según él, el juego permite desempeñar roles y llevar a cabo acciones más avanzadas de lo que podrían hacer en su vida cotidiana, lo que favorece su crecimiento cognitivo y social. Vygotsky introdujo el concepto “zona de desarrollo próximo” para describir la diferencia entre lo que un niño o niña pueden aprender por su cuenta y lo que puede lograr con la ayuda de otros niños y niñas con más experiencia.




Leer más:
Por qué los niños necesitan estar al aire libre


A través del juego, aprenden a interactuar socialmente, desarrollan empatía y comprenden las normas sociales. Además, el juego promueve el desarrollo de funciones ejecutivas, como la planificación, la inhibición y la memoria de trabajo, habilidades fundamentales para el éxito académico y social.

La interacción social durante el juego también contribuye al desarrollo emocional: les permite expresar y regular sus emociones, aprender a resolver conflictos y desarrollar habilidades de cooperación. Estas experiencias son cruciales para construir relaciones saludables y adaptarse a diferentes contextos sociales.

Por ejemplo, el juego simbólico (donde quienes participan asumen roles y crean narrativas) les permite experimentar con el lenguaje en contextos diversos, facilitando la adquisición de nuevas palabras y estructuras gramaticales y enriqueciendo su competencia lingüística. Actividades como cantar canciones, recitar rimas y jugar con sonidos ayudan a reconocer patrones fonológicos, una habilidad esencial para la lectura.

Asimismo, los juegos que implican la manipulación de letras o palabras, como rompecabezas de palabras o juegos de rimas, fomentan la familiarización con la estructura del lenguaje escrito. La sustitución de estos juegos por el uso de dispositivos móviles en preescolares puede tener consecuencias significativas para su cerebro, ya que podría afectar a las estructuras que sustentan el lenguaje y las habilidades de alfabetización.

Edad escolar: pantallas sí, pero limitadas

Con relación a la población en edad escolar, las investigaciones más recientes apuntan a que el uso de dispositivos móviles en menores de 6 a 12 años puede tener efectos positivos en el aprendizaje cuando se emplean con fines educativos. Sin embargo, un uso excesivo, especialmente sin supervisión o con fines no educativos, puede comprometer su salud física, emocional y social. Por ello, resulta crucial encontrar un equilibrio entre el tiempo de pantalla y otras actividades esenciales para el desarrollo, como el juego, la lectura y la interacción social.

En esta etapa del crecimiento se amplían y diversifican las actividades lúdicas: comienzan a incluirse juegos de mesa y deportes organizados que requieren seguir normas establecidas.




Leer más:
Los beneficios de llevar a los niños al parque y al campo


Los juegos de mesa avanzados (como el ajedrez) y los deportes en equipo (como el fútbol y el baloncesto) fomentan la planificación estratégica, el pensamiento lógico, la toma de decisiones y la adherencia a normas establecidas, habilidades cruciales para el desarrollo de las funciones ejecutivas.

También mejoran la capacidad de atención, la memoria de trabajo y las habilidades sociales al enseñarles a turnarse, cooperar y manejar la competitividad. Incluso, participar en obras de teatro escolares les permite explorar diferentes perspectivas y mejorar sus habilidades comunicativas.

El juego físico también es decisivo para el desarrollo motor y la salud en general. La exposición excesiva a pantallas puede conducir a comportamientos sedentarios, aumentando el riesgo de sobrepeso y la obesidad infantil. Además, la falta de actividad física puede afectar negativamente el desarrollo de habilidades motoras y la salud cardiovascular.

Cerebro adolescente

El juego no es una actividad exclusiva de la infancia, sino que también desempeña un papel fundamental en la adolescencia. Durante esta etapa, también se produce una significativa remodelación cerebral, caracterizada especialmente por la eliminación de las conexiones cerebrales inservibles (proceso llamado “poda sináptica”) y la maduración de la corteza prefrontal, responsable de funciones ejecutivas (toma de decisiones, autocontrol…) y el razonamiento.

En este periodo vital, el juego puede adoptar una nueva forma: los videojuegos. Pero es necesario continuar con los deportes de equipo y los juegos de mesa. Además, el juego entre iguales en esta etapa tiene un impacto significativo en la salud emocional, ya que ayuda a reducir el estrés, fortalecer la autoestima y mejorar la capacidad de adaptación a situaciones nuevas o desafiantes.

El aspecto social también es crucial. Juegos que implican interacción con iguales promueven el desarrollo de la empatía, los vínculos, la cooperación y la comprensión de normas sociales. Estas habilidades son fundamentales para la construcción de relaciones saludables y para la transición hacia la adultez.

Son precisamente estas habilidades (y las que hemos consolidado en etapas previas del crecimiento a través de las interacciones sociales y el juego) las que protegen del uso problemático de los dispositivos móviles y las redes sociales.

Los estudios indican que contar con apoyo familiar y del grupo de iguales (es decir, tener relaciones familiares y de amistad sanas) previenen el uso excesivo o la dependencia, y que el miedo irracional a estar sin el móvil (nomofobia) se relaciona con puntuaciones bajas en varias dimensiones de la inteligencia emocional, así como con altos niveles de estrés, ansiedad y depresión.

Mencionamos los videojuegos de contenido colaborativo como una actividad positiva, pero es importante, al llegar a estas edades, entender que no todos los videojuegos son iguales: los de recompensa inmediata y sin componente social, por ejemplo, son la puerta a conductas adictivas y pueden afectar a la capacidad de atención, la regulación emocional y las habilidades sociales.

Un resumen para los cerebros adultos

Es esencial tomar medidas para equilibrar el uso de la tecnología con actividades que promuevan el desarrollo integral de las nuevas generaciones. Establecer límites claros, fomentar el juego físico, las interacciones sociales y educar sobre el uso responsable de la tecnología son pasos fundamentales para garantizar el bienestar y el desarrollo saludable de niños, niñas y adolescentes en la era digital.

Que los dispositivos sean una parte de su entretenimiento, pero nunca sustituyan completamente al ocio en la vida real y las relaciones cara a cara. Es el cerebro el que está en juego.


Este artículo se publicó originalmente en la Revista Telos de la Fundación Telefónica, y forma parte de un número monográfico dedicado a la Generación Alfabeta.


The Conversation

Jorge Romero-Castillo colabora con Telos, la revista que edita Fundación Telefónica.

ref. ¿El móvil mató al juego al aire libre? – https://theconversation.com/el-movil-mato-al-juego-al-aire-libre-261115

¿Por qué se olvidan los contenidos académicos durante las vacaciones de verano?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Raquel García-Gómez, Neuropsicóloga e investigadora en neuroeducación y desarrollo, Universidad Villanueva

Raushan_films/Shutterstock

¿Sabía que durante los dos meses y medio de vacaciones escolares un alumno puede olvidar hasta un 30 % de lo aprendido en el curso? Este fenómeno, conocido como “pérdida veraniega”, afecta especialmente a contenidos que no se repasan ni se aplican en el día a día. Y, aunque las vacaciones son un periodo necesario de descanso y desconexión, ¿qué ocurre con lo aprendido si se deja completamente en pausa durante tanto tiempo?

Desde que el término de “pérdida veraniega” (summer loss) fuera acuñado por el experto estadounidense James M. Pedersen en su libro El verano contra la escuela, varias investigaciones han detectado que algunas habilidades y conocimientos académicos disminuyen o incluso se pierden durante las vacaciones de verano si no se practican.

Propuestas alternativas al calendario agrícola

Por eso, algunos expertos como el propio Pedersen plantean un modelo de escuela continua que combata la pérdida estival, transformando así el sistema educativo diseñado para una sociedad agrícola con grandes pausas en verano.

Una de las propuestas más extendidas es el calendario académico conocido como balanced calendar o calendario continuo, que propone 45 días lectivos seguidos de 15 días de descanso. Aunque no está consolidado en ningún país a nivel nacional, sí se emplea en algunas zonas académicas de Francia, Alemania y Países Bajos.

Redes neuronales y uso

Si bien una breve pausa de dos o tres semanas no suele tener efectos significativos, periodos más prolongados, como el verano, sí pueden provocar pérdida de conocimientos si no se da una mínima estimulación.

Desde el punto de vista neurobiológico, el aprendizaje construye redes neuronales que se refuerzan cuanto más se utilizan. Si dejamos de activarlas, estas conexiones se debilitan. Es como un sendero en el bosque: cuanto más se recorre, más claro se mantiene; si nadie lo pisa durante semanas, se cubre de vegetación y se borra el rastro

Para entender cómo y por qué se produce el olvido es importante conocer el papel de la memoria en el proceso de aprendizaje. El aprendizaje es la capacidad mediante la cual adquirimos nuevos conocimientos o destrezas; y la memoria es la capacidad de almacenar, retener y recuperar información.




Leer más:
Los distintos tipos de memoria y su papel en el aprendizaje


Aprendizaje implícito y explícito

No todo lo que aprendemos se almacena del mismo modo. El aprendizaje implícito se adquiere a través de la práctica y suele mantenerse a largo plazo sin demasiado esfuerzo. Ejemplos claros son montar en bici o conducir. Este tipo de aprendizaje no depende directamente de la memoria episódica ni semántica, sino de sistemas más automáticos del cerebro, como el sistema procedural.

En cambio, el aprendizaje explícito requiere atención y esfuerzo consciente. Se almacena en la memoria semántica, que guarda conocimientos como las tablas de multiplicar, los ríos de España o las reglas gramaticales. Aprender a multiplicar, por ejemplo, es un aprendizaje explícito, y sí: se puede olvidar si no se practica.




Leer más:
¿Por qué olvidamos lo que estudiamos?


Memoria y recuerdos

¿Pero cómo se crea un recuerdo? Necesitamos que se den tres procesos: codificación, almacenaje y recuperación. Para la codificación de una información es esencial la participación de la atención, ya que aquello a lo que no prestemos atención no es percibido por el sistema. La codificación de la información se produce reforzando redes de conexiones cerebrales. Estas conexiones se establecen en regiones del lóbulo temporal, principalmente en el hipocampo.

Cuando repasamos o practicamos algo que hemos aprendido, se refuerzan las conexiones de la red, y se establecen nuevas conexiones con regiones del lóbulo prefrontal, lo que hace esos recuerdos más permanentes. La ausencia de práctica o repaso a lo largo del tiempo supone el olvido de ese aprendizaje. Generalmente, lo que olvidamos no se borra de las redes cerebrales, sino que queda en un estado de latencia, del que se puede recuperar.

El repaso veraniego, sin dramas

De la misma manera que existen métodos para almacenar determinado nombre o dato y recuperarlo más fácilmente (técnicas mnemónicas), hay estrategias que nos pueden ayudar a que los efectos del paso del tiempo en ausencia de práctica académica no sean devastadores. En el caso de las vacaciones de verano, aunque no sea un periodo lectivo, podemos encontrar técnicas de repaso.

Según el nivel educativo, se pueden plantear actividades como calcular de memoria la cuenta de la compra, o dividir el reparto de trozos entre el total de comensales, leer una novela, analizar juntos una película, jugar juegos de mesa o analizar fenómenos naturales en el destino vacacional que nos encontremos. De esta forma podemos convertir las vacaciones en un periodo de descanso en el que seguir aprendiendo y estimulando la curiosidad.

The Conversation

Raquel García-Gómez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Por qué se olvidan los contenidos académicos durante las vacaciones de verano? – https://theconversation.com/por-que-se-olvidan-los-contenidos-academicos-durante-las-vacaciones-de-verano-259108

La selección: viaje como lo hacía Hemingway

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Lola Delgado, Editora de Política y Sociedad

Ernest Hemingway escribiendo en un hotel en Londres. U.S. National Archives and Records Administration

Cuentan que Hemingway paseaba por Pamplona con un cuaderno en la mano cuando venia a España a ver los Sanfermines, esa fiesta que precisamente acabamos de celebrar hace unos días. Y así, con un papel, una pluma y un buen puñado de amistades intelectualmente poderosas, convirtió la fiesta en un evento internacional y en una novela: The Sun Also Rises.

¡Con qué poco equipaje se viajaba antes y se pasaba luego a la historia! No como ahora, que no salimos de viaje sin un seguro, una maleta de cabina rígida plateada, una mochila de marca colgada a la espalda, unas sandalias con una buena suela Vibram, un teléfono móvil con una memoria infinita para cargarlo bien de fotos, una tarjeta SIM internacional y, sobre todo, una cuenta de Instagram sedienta de recibir fotos de atardeceres, pies descalzos en la arena, platos refrescantes, cócteles de colores, vistas desde ventanillas de un avión y piscinas azules, verdes o negras.

¡Cuántas cosas! Y, sobre todo, ¡cuántas cosas que dan problemas!

Al equipo de redacción de The Conversation nos encanta debatir sobre temas de actualidad. Y uno de los más recurrentes es aquel que discute si viajando se aprende más o menos que leyendo, por ejemplo. También nos preguntamos qué le ha ocurrido al mundo, que ahora viaja mucho más que antes.

Seguramente todos nosotros pensamos que somos mejores viajeros que nuestro compañero de al lado y que nuestra presencia en la Fontana de Trevi, en Roma, no estorba a otros turistas que quieren hacerse la típica foto. Porque nosotros (y seguro que usted también lo piensa de sí mismo) somos diferentes al resto.

Pues no, no lo somos. Ocupamos el mismo espacio que los demás y casi todos contaminamos viajando lo mismo que lo hace el resto de los viajeros. Queremos irnos de vacaciones y buscamos los vuelos más baratos y las plataformas de búsqueda de alojamiento con los apartamentos más asequibles, más cercanos a la playa, a un supermercado, a un restaurante y mejor valorados por otros viajeros. Sí, usted, nosotros y 1 400 millones de turistas, que fueron los que se movieron por el mundo el año pasado, 140 millones más que en 2023, según nos cuenta Rafael Cejudo, de la Universidad de Córdoba.

Hay investigaciones como esta que ponen de manifiesto el impacto positivo que la diversidad cultural puede tener en el bienestar de una persona, así que no hay dudas de que viajar es bueno para el cuerpo y para el alma.

Pero ¿qué ocurre cuando la línea aérea con la que viajamos nos deja en tierra o despega con un retraso tal que nos hace perder una noche de hotel? Bueno, es importante que se haga a la idea de que eso, si tiene que pasar, pasará. Sin embargo, puede intentar prevenir algunas consecuencias y que, al menos, estas no le arruinen las vacaciones. Estos tres expertos de la Universidad Europea nos dicen todo lo que debemos prever antes y durante nuestros días de descanso. Lo que tenga que venir después de las vacaciones ya llegará y, en todo caso, María J. García-Rubio, de la Universidad Internacional de Valencia, ya nos lo adelanta en este artículo. No deje de leerlo si quiere que la vuelta al trabajo no se le haga demasiado cuesta arriba.

Mientras tanto, olvídese de palabras como overbooking pero, si en algún momento tuviera que recordarla, sepa que la ley le asiste y que tiene sus derechos: María del Carmen Luque Jiménez, profesora de Derecho Civil de la Universidad de Málaga, nos cuenta aquí cuáles son para no tener que pasar las vacaciones en un aeropuerto.

¿Cuál será su destino este año? Confieso que el mío está únicamente puesto en aquel lugar que me permita mirar alrededor y ver solo naturaleza. Pero sé que hay destinos interesantes que nos acercan a nuestras películas favoritas, que nos proporcionan el inmenso placer de comer bien y que incluso nos ayudan a conocer cómo es el trabajo de aquellas personas que habitualmente están muy lejos de nosotros, especialmente de los que vivimos a muchos kilómetros del mar.

Haga lo que haga estas vacaciones, y vaya donde vaya, no olvide que a veces no necesitamos ir demasiado lejos ni hacerlo demasiado cargados de equipaje para descansar. Recuerde cómo lo hacía Hemingway y mire qué bien le fue.

The Conversation

ref. La selección: viaje como lo hacía Hemingway – https://theconversation.com/la-seleccion-viaje-como-lo-hacia-hemingway-260997

Campeones con bienestar: Sinner, Alcaraz y la generación que está cambiando las reglas del deporte

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Maite Aurrekoetxea Casaus, Profesora Doctora en Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Deusto

Jannik Sinner en el Open de Miami, 19 de marzo de 2024. Juarez Santos/Shutterstock

Jannik Sinner, reciente campeón del Open Wimbledon 2025, lo resumía al acabar el partido: “Lo importante es estar sano”. Durante esta misma final, Carlos Alcaraz pedía abiertamente ayuda a su equipo en plena pista.

Lejos de mostrar debilidad, ambos representan una nueva forma de estar en el deporte y en el mundo. Es la voz de una generación, la Z (18 a 24 años), que desmiente el estigma de la fragilidad.

Compiten de forma distinta a las generaciones anteriores. No porque tengan menos talento, sino porque llevan otra mochila: emocional, digital, conectada.

Han crecido poniendo nombre a lo que sienten, pidiendo ayuda, sabiendo que llorar no es rendirse. No les falta dureza mental, les sobra lucidez emocional.

Necesitan disfrutar, descansar, desconectar. Y en esa necesidad están expresando algo más profundo: un cambio de paradigma en la relación entre juventud, deporte y salud mental.

Malestar juvenil y cultura del rendimiento

En Europa, uno de cada cinco jóvenes de la Generación Z declara tener una salud mental pobre o muy pobre. Esta cifra es cinco veces superior a la registrada entre los baby boomers (nacidos antes de mitad de los 60), lo que marca una brecha generacional inédita en términos de bienestar psicológico.

La percepción creciente de malestar entre los jóvenes deportistas va más allá de las experiencias individuales. Detrás de esa incomodidad subyacen factores sociales que a menudo ignoramos: la cultura del rendimiento extremo, la presión constante por encajar y el choque de valores entre generaciones. Es en ese punto de fricción donde surge el verdadero desajuste y el deseo de cambiar las reglas del juego.

La Encuesta de Valores Europeos muestra, tanto en Europa como en España, que las tres cualidades más promovidas en el entorno familiar son tolerancia y respeto por los demás (92,6 %), sentido de la responsabilidad (82 %) y buenos modales (81,8 %).

Aunque estas cualidades puedan parecer positivas, su carácter relacional y normativo apunta a un modelo centrado en la conformidad y la adecuación a las expectativas sociales, más que en la gestión emocional o la creatividad.

Por el contrario, otras cualidades estrechamente vinculadas con la capacidad de afrontar la frustración o sostener procesos de largo recorrido aparecen relegadas: imaginación (22 %), trabajo duro (31,4 %), anticipación (2,6 %) y determinación/perseverancia (44,7 %).

Este patrón no solo ilustra una preferencia educativa, sino que configura el universo emocional que se manifiesta en toda una generación de jóvenes deportistas.

El deporte no es una burbuja

Aunque el deporte de élite pueda parecer un mundo aparte, no vive ajeno a las dinámicas culturales y sociales. Muchos jóvenes deportistas son formados para evitar mostrar debilidad y para seguir las reglas sin cuestionarlas.

Este modelo podía funcionar para otras generaciones, cuando la obediencia y la disciplina eran premiadas. Pero los jóvenes de la Generación Z, educados en otros valores, necesitan de autonomía emocional, capacidad de improvisación y fortaleza psicológica, especialmente en momentos de presión. Ahí, el modelo hace aguas.

Generación emocionalmente explícita, culturalmente distinta

Las consecuencias de este desajuste son cuantificables. En Suiza, el 52 % de las atletas femeninas de élite reportaron síntomas de al menos un trastorno mental, un porcentaje superior al registrado entre los hombres (30 %). Estos problemas de salud mental afectan más a los deportistas lesionados.

En Alemania, más del 95 % de atletas de élite manifestaron angustia psicológica y un 28,6 % mostró síntomas depresivos, asociados a lesiones graves y precariedad económica.

Las cifras invitan a dejar de ver el malestar de los jóvenes deportistas como un simple problema individual de adaptación. Más bien apuntan a un desajuste profundo entre el modelo educativo-deportivo tradicional y las exigencias reales del alto rendimiento actual.

A ello se suma un dato clave. Esta generación no solo experimenta más malestar, sino que también tiene una mayor conciencia de su salud mental y se atreve a hablar de su deterioro.

Es importante entender que no se trata de una fragilidad mayor, sino una transición desde lo que se ha llamado la cultura del sacrificio hacia una cultura del bienestar, donde el rendimiento ya no se concibe en oposición a la salud, sino como dependiente de ella.

Estas generaciones de jóvenes han sido formadas en un contexto emocionalmente más expresivo, digitalizado e interdependiente. Lejos de tratarse de una generación débil, se trata de jóvenes capaces de nombrar su ansiedad, pedir ayuda y rechazar narrativas que niegan el malestar.

Nuevos esquemas de intervención psicológica

La transición exige revisar los esquemas de entrenamiento a quienes trabajan con estos/as deportistas. Y pensar que las expectativas puestas sobre los/as deportistas que aún operan bajo lógicas de disciplina, silencio emocional y tolerancia al sufrimiento ya no encajan con los esquemas de esta generación.

La buena noticia es que existen intervenciones respaldadas por la evidencia científica.

El entrenamiento en habilidades psicológicas, las terapias de tercera ola, como la de aceptación y compromiso, y los enfoques de psicología positiva pueden mejorar significativamente el bienestar mental en atletas de élite.

Las estrategias apuntan hacia una visión preventiva, integral y contextualizada del bienestar psicológico, donde el papel de entrenadores/as, compañeros/as y la propia organización deportiva es central y por supuesto el entorno familiar.

El pilar de la familia y las amistades

Esta generación configura su entorno familiar y de amistades como uno de los grandes pilares para alcanzar logros personales y deportivos. No se trata solo de intervenciones clínicas individuales, sino de repensar los entornos de práctica como espacios emocionalmente sostenibles y seguros.

Deben crearse entornos donde se valoren los siguientes aspectos:

  • La imaginación como herramienta táctica y emocional.

  • La perseverancia como proceso, no solo como resultado.

  • El pensamiento crítico como antídoto frente al conformismo.

  • La gestión emocional como una competencia clave del rendimiento.

Y esto exige, a su vez, revisar nuestras propias ideas adultas sobre el éxito, el esfuerzo y la dureza mental. Tienen difícil encaje los reproches de exjugadores/as y entrenadores/as, que cuestionan estas expresiones sin caer en la cuenta que lo hacen desde modelos que no responden a los esquemas de los jóvenes actuales.

No están pidiendo menos exigencia, sino otro tipo de acompañamiento: más coherente, más humano, más actualizado. Escucharles con atención, no solo con compasión, no es una opción ética, es una necesidad estructural.

Atender y aprender de esta nueva generación es, quizás, el mayor desafío y la mejor oportunidad para construir un deporte, y una sociedad, más saludable, humana y sostenible.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Campeones con bienestar: Sinner, Alcaraz y la generación que está cambiando las reglas del deporte – https://theconversation.com/campeones-con-bienestar-sinner-alcaraz-y-la-generacion-que-esta-cambiando-las-reglas-del-deporte-260669

Liderar sin fronteras: cuando la distancia se convierte en estrategia

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Isabel Gausi Carot, Adjunct professor, Universitat de València

Ground Picture/Shutterstock

“Acepté el puesto porque podía trabajar desde casa”, confesaba Mike Regnier, CEO del Banco Santander en Reino Unido, en una entrevista publicada en mayo de 2024. Su oficina no está en la sede central del banco, ni siquiera en el mismo país. Y no es una excepción: cada vez más multinacionales españolas apuestan por equipos directivos cuyos miembros están repartidos por distintos continentes.

¿Puede una empresa tomar decisiones acertadas cuando su equipo de liderazgo está separado por miles de kilómetros? Esta es la pregunta que guía la investigación que estamos desarrollando en la Universitat de València. Y la respuesta, lejos de ser un simple “sí”, revela una transformación profunda en la forma de dirigir empresas globales.

Del despacho a la red: una nueva arquitectura del poder

Durante décadas, el liderazgo corporativo ha estado ligado a la toma de decisiones centralizada, largas jornadas en oficinas ejecutivas y una presencia constante en la sede de la empresa. Sin embargo, el panorama ha cambiado drásticamente. Las organizaciones hoy en día operan en un entorno de creciente complejidad, marcado por una nueva era geopolítica, por la globalización, la transformación digital y nuevas expectativas por parte de los empleados.

Cuando hablamos de dispersión geográfica del equipo directivo no nos referimos simplemente al teletrabajo ocasional ni a reuniones por Zoom o por Teams. Hablamos de estructuras permanentes en las que los miembros de la alta dirección, quienes definen la estrategia y toman las decisiones clave, están físicamente ubicados en distintas ciudades, regiones o países. No es que viajen mucho: es que sus despachos están lejos unos de otros.

Esta configuración organizativa es cada vez más frecuente en empresas que tienen múltiples filiales y realizan operaciones en diversos mercados. Tener líderes repartidos geográficamente les permite ganar sensibilidad cultural, tener información de primera mano sobre los mercados y poseer una mayor agilidad para tomar decisiones enmarcadas en el contexto adecuado. En lugar de centralizar el poder en una única sede, lo distribuyen estratégicamente a través de una red global interconectada. Aunque puede parecer una desventaja, la dispersión geográfica puede convertirse en una ventaja estratégica.

Más innovación, más diversidad: lo que revela la investigación

Para entender mejor esta tendencia, hemos llevado a cabo un estudio empírico que analiza la ubicación de los miembros del equipo de la alta dirección de las multinacionales españolas más grandes. La investigación reveló que más del 50 % de estas empresas ya cuentan con equipos directivos geográficamente dispersos, lo que indica que no se trata de algo excepcional, sino de una práctica cada vez más extendida entre las organizaciones más internacionalizadas.

Pero lo más interesante no es cuántas lo hacen, sino qué tienen en común estas empresas:

  • Destacan por su fuerte orientación a la innovación, registran un mayor número de patentes y apuestan por la investigación y el desarrollo.

  • Tienen una mayor presencia internacional, operan en más países y gestionan más filiales.

  • Cuentan con equipos de alta dirección más diversos en términos de nacionalidades, y están compuestos por un mayor número de miembros.

Todo esto sugiere que la dispersión es más que la consecuencia de operar en muchos mercados: es una estrategia deliberada para gestionar la complejidad y generar valor desde múltiples puntos del mapa mundial.

Desde esta perspectiva, la distancia física puede favorecer que se tomen decisiones más contextualizadas, con mayor capacidad de adaptación y con una visión global que no se consigue solo desde la casa matriz.

La paradoja de la distancia: más lejos, más cerca

Dispersar el equipo directivo no solo implica superar las barreras logísticas de coordinar zonas horarias distintas. Supone un cambio más profundo: replantearse cómo se toman las decisiones, cómo se construye la confianza y qué significa liderar cuando las decisiones clave ya no se toman exclusivamente desde la sede central. Es lógico pensar que las organizaciones con equipos de alta dirección dispersos tienden a operar con estructuras más horizontales, fomentando una comunicación más constante y promoviendo una cultura más abierta a la colaboración.

Este modelo transforma la idea tradicional de control. La autoridad ya no se concentra en un único lugar, sino que se reparte geográficamente, multiplicando así los puntos de observación. Más allá de perder cohesión, muchas multinacionales encuentran en esta arquitectura distribuida una ventaja para adaptarse con rapidez y sensibilidad a contextos diversos.

¿Qué va primero: la expansión o la dispersión?

Queda una cuestión clave por resolver: ¿las empresas dispersan su liderazgo porque ya tienen una huella internacional consolidada, o lo hacen precisamente para construirla?

Es el clásico dilema del huevo o la gallina. Es decir, ¿estamos ante una consecuencia natural de la expansión global o ante una estrategia para impulsarla?
La realidad apunta a una relación circular. Cuanto más se dispersa el equipo directivo, más capacidad tiene la empresa para adaptarse a mercados diversos y expandirse con agilidad. Y, a medida que crece, más sentido cobra continuar dispersando el liderazgo. Entender bien ese vínculo y saber cuándo dar el primer paso puede marcar la diferencia entre liderar la transformación o quedarse anclado en modelos del pasado.

La dispersión geográfica del equipo directivo no es una moda ni una consecuencia inevitable de la globalización. Es una decisión estratégica que redefine el centro de gravedad de las organizaciones. Y, como muestra mi investigación, puede ser una poderosa palanca para innovar, crecer y liderar sin fronteras.


Artículo ganador del I Premio de Comunicación Científica de la Universitat de València en la modalidad de Ciencias Sociales.


The Conversation

Isabel Gausi Carot no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Liderar sin fronteras: cuando la distancia se convierte en estrategia – https://theconversation.com/liderar-sin-fronteras-cuando-la-distancia-se-convierte-en-estrategia-260447