No solo sufren las playas del Mediterráneo: estos son los impactos que amenazan los arenales de Galicia

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Pablo Pita, Investigador en socioecología marina, Universidade da Coruña

Playa de Riazor (La Coruña), en la que ondea una bandera azul, un distintivo de calidad. Pablo Pita, CC BY-SA

Las playas son lugares hermosos que invitan al descanso y la diversión. En ellas se realizan todo tipo de actividades de ocio, que van desde relajarse tomando el sol hasta practicar deportes acuáticos como el esnórquel o el surf. Por ello, y a pesar del aumento de la oferta de actividades alternativas en España en los últimos años –como el turismo cultural y gastronómico, las rutas de senderismo o las visitas a entornos rurales–, las playas, junto con el buen clima, siguen siendo el principal atractivo turístico para los visitantes, tanto nacionales como extranjeros.

Además de ser espacios de recreo, las playas son ecosistemas costeros de gran valor ecológico que albergan una notable biodiversidad. Esta riqueza biológica se debe al elevado dinamismo de estas áreas, sometidas al constante impacto del oleaje, al desplazamiento de los sedimentos y a la alternancia entre la exposición al aire y al sol, y la inmersión en agua salada.

Por su condición de ecotonos, es decir, fronteras entre el mar y la tierra, las playas son el hogar de numerosas especies de animales y plantas altamente especializadas y resistentes, la mayor parte de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar.

A ello se suma el hecho de que las playas y la naturaleza que albergan brindan diversas e importantes contribuciones a las personas, como la protección frente al oleaje y la erosión costera, así como la producción de alimentos.

Banderas azules, banderas negras

Muchos de los animales que habitan las playas, al pasar buena parte de su vida enterrados en la arena o tener hábitos nocturnos, suelen pasar desapercibidos para los visitantes. Por esta razón, la biodiversidad no suele ser uno de los valores que los bañistas tienen en cuenta al elegir qué playa visitar.

En cambio, lo habitual es que seleccionen el arenal en función de criterios de funcionalidad como la cercanía, la accesibilidad, los servicios disponibles o la seguridad, y no por motivos medioambientales, con la posible excepción de la calidad del agua de baño.

Por ello, las banderas azules, un galardón otorgado por un consorcio de entidades privadas previa solicitud de las Administraciones públicas locales, resultan convenientes para muchos, ya que se centran en la evaluación de los servicios básicos y de la calidad del agua de baño, especialmente en lo que respecta a la contaminación fecal.

Desgraciadamente, la contaminación por aguas fecales, ya sea a causa de vertidos procedentes de depuradoras deficientes o de vertidos incontrolados, es un problema habitual en muchas zonas costeras de España, incluida Galicia. Esta situación afecta incluso a playas que ondean banderas azules, tal y como expone la ONG ambientalista Ecologistas en Acción en su informe Banderas negras 2025.

Sobrepesca y contaminación industrial

A pesar de su impacto evidente sobre las personas y los ecosistemas, la contaminación fecal no es el problema más grave que afecta a las playas del norte de España. Los ecosistemas litorales sufren una amplia variedad de amenazas que, en conjunto, comprometen seriamente su viabilidad ecológica y socioeconómica.

Entre estas amenazas destacan la sobrepesca y el furtivismo (también de bañistas), la destrucción de hábitats y la alteración de las corrientes costeras provocada por infraestructuras como puertos, embalses y diques, así como por actividades de extracción de arenas y dragados. A ello se suma un turismo creciente que presiona tanto los ecosistemas como los servicios básicos y es fuente de conflictos en muchas áreas costeras.

Una mención especial merece la contaminación industrial, que con frecuencia alcanza el mar a través de los ríos, una situación especialmente preocupante en Galicia. Un caso emblemático es el de la papelera de la multinacional española ENCE, que ha ocupado durante décadas el dominio público marítimo-terrestre en la ría de Pontevedra, vertiendo residuos industriales y contribuyendo tanto a la degradación de los ecosistemas costeros como al deterioro de la calidad de vida en la zona.

Además, esta empresa ha favorecido la expansión del monocultivo de eucalipto, una especie que empobrece la biodiversidad y altera el equilibrio hidrológico.




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A esta situación se suma una nueva amenaza: la posible instalación de una nueva planta de celulosa de la multinacional portuguesa ALTRI, que ha recibido recientemente una declaración de impacto ambiental favorable por parte de la Xunta de Galicia para ubicarse a orillas del río Ulla.

Mariscadora recogiendo moluscos en la ría de Arousa
Mariscadora en la ría de Arousa, la más productiva de Galicia.
Pablo Pita, CC BY-SA

Este río desemboca en la ría de Arousa, la más productiva en términos de marisqueo. La planta vertería en ella millones de litros de aguas residuales al día, lo que podría agravar la crisis de productividad que el marisqueo en la ría ya viene sufriendo desde hace décadas como consecuencia de múltiples impactos humanos.

Esta crisis se ha visto intensificada por desembalses catastróficos de agua dulce y por los efectos del calentamiento del agua asociado al cambio climático.




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Los invisibles habitantes de las playas

Si bien una playa con bandera azul podría parecer una opción adecuada en entornos urbanos, esta distinción resulta claramente insuficiente para la inmensa mayoría de las playas. En realidad, normas como la ISO 14001 o el sistema europeo EMAS ofrecen estándares de calidad ambiental más completos y exigentes, y ya están siendo adoptados por algunas Administraciones locales comprometidas con la sostenibilidad.

Sin embargo, más allá de sellos y certificaciones, es fundamental reaprender a mirar las playas como lo que realmente son: lugares hermosos porque los compartimos con una multitud de seres vivos que, aunque a menudo pasen desapercibidos, están ahí, entregados a sus actividades cotidianas a nuestro alrededor.

Sepia bajo el agua sobre el fondo arena
Sepia común (Sepia officinalis) en el submareal arenoso de una playa.
Pablo Pita, CC BY-SA

Las pulgas de mar que se refugian bajo los arribazones de algas, los gusanos que dejan sus pequeños fideos de arena enroscada sobre la superficie, los diminutos gobios que nadan en la misma orilla, una sepia que adhiere sus huevos en las hojas de una hierba marina o el vuelo de una gaviota recortándose sobre el azul del cielo son solo algunas de esas pequeñas maravillas.

Pez con la boca roja y cuerpo de tonos violetas en el fondo sobre las rocas
Gobio de boca roja (Gobius cruentatus), frecuente a poca profundidad en las costas gallegas.
Pablo Pita, CC BY-SA

Tomar conciencia de la presencia de esa vida por momentos invisible es un primer paso esencial para transformar nuestra relación con las playas y contribuir a su protección como legado para las generaciones futuras. Al fin y al cabo, nuestros antepasados probablemente dieron sus primeros pasos vacilantes en una playa olvidada hace millones de años. Se lo debemos.

The Conversation

Pablo Pita recibe fondos del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, convocatoria Ramón y Cajal 2022 (RYC2022-035937-I), y de los Proxectos de Excelencia. Año 2024, de la Xunta de Galicia (ED431F 2024/09).

ref. No solo sufren las playas del Mediterráneo: estos son los impactos que amenazan los arenales de Galicia – https://theconversation.com/no-solo-sufren-las-playas-del-mediterraneo-estos-son-los-impactos-que-amenazan-los-arenales-de-galicia-259071

En la antigua Roma ya existían bomberos y medidas de prevención de incendios

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Tewise Yurena Ortega González, Profesora Ayudante Doctor de Derecho Romano, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

_El incendio de Roma_, de Hubert Robert. MuMa Le Havre / Florian Kleinefenn

La expansión de los edificios en la antigua Roma hizo necesario gestionar eficazmente los riesgos derivados de fenómenos naturales y accidentes como terremotos, inundaciones e incendios. En respuesta, la administración romana demostró una organización propia de una estructura institucional avanzada y una adaptación coherente a los desafíos de una ciudad en constante crecimiento.

Cada uno de estos eventos catastróficos dio lugar a ambiciosas intervenciones de reconstrucción por la magnitud de los efectos, así como a la adopción de medidas legislativas y de gestión pública. En particular, en este artículo describiré aquellas aplicadas en el caso de los incendios.

Causas de incendios en la Antigua Roma

El fuego podía generarse por causas naturales, esto es, por fenómenos climáticos adversos como sequías o tormentas eléctricas, o por desastres naturales como terremotos.

Asimismo, los incendios podían originarse por causas accidentales, principalmente atribuibles a la negligencia humana, tanto en el ámbito doméstico –debido a descuidos durante actividades cotidianas como la preparación de alimentos o el uso de fuentes de iluminación– como en el entorno laboral, donde ciertos oficios requerían el uso directo del fuego, como la herrería, la alfarería o incluso la cremación de cadáveres y bienes.

Por otra parte, factores como el diseño urbano y arquitectónico, el uso de materiales inflamables en las construcciones, así como la comisión de actos delictivos, el vandalismo, las disputas personales y los conflictos políticos también contribuían significativamente a la proliferación de incendios en la ciudad.

Medidas preventivas

Al contrario de lo que ocurría con las inundaciones, donde la acción pública era más reactiva que preventiva, la gestión de incendios en Roma destacaba por la implementación de medidas preventivas.

Así, al margen de la creación del cuerpo de bomberos o vigiles, se adoptaron medidas que sirvieron para prevenir no sólo los sucesos sino también los efectos. Destacaba el empleo de materiales resistentes al fuego, el control de los depósitos de aguas destinadas a la extinción por parte del poder público, la recomendación a la ciudadanía de contar con depósitos en los hogares o el establecimiento de rondas de vigilancia nocturna para una actuación inminente en caso de incendios.

También se propuso la posibilidad de demoler los edificios con riesgo de derrumbe y la creación de cortafuegos para evitar la propagación empleando para ello a personal de origen militar como los ballistari.

Una de las medidas más relevantes fue la limitación de las alturas de los edificios y el establecimiento de distancias mínimas entre las edificaciones. La alta demanda habitacional de la época debido al crecimiento económico de la urbe favoreció la construcción de insulae o edificios con varias alturas hechos de forma precipitada empleando materiales de mala calidad, que permitían aglutinar a un mayor número de personas en pequeñas habitaciones o cenaculi.

A raíz del incendio acaecido en el año 64, el emperador Nerón adoptó medidas urbanísticas y de seguridad para garantizar la reconstrucción ordenada de la ciudad y prevenir eventos futuros. Estas fueron expuestas de forma detallada por el historiador Tácito.

Así ordenó una reconstrucción planificada con calles amplias, edificios de menor altura y espacios abiertos empleando materiales ignífugos. Prohibió muros compartidos y acciones que pudieran derivar el flujo del agua por parte de los particulares, mejoró el suministro de agua y estableció, entre otras, la necesidad de que cada edificio contara con su propio equipo de lucha contra incendios.

Pintura que muestra a un hombre con túnica y corona de flores y soldados y otras personas con túnicas rojas en primer plano y llamas al fondo
Nerón contempla el incendio de Roma, por Carl Theodor von Piloty (1826-1886).
Wikimedia Commons, CC BY-SA

Bombas hidráulicas y cubos para apagar el fuego

Antes de la creación del cuerpo de bomberos, en la República se crearon los tresviri capitales, los cuales desarrollaron labores de orden público y de prevención y extinción de incendios utilizando para ello a esclavos y funcionarios entrenados.

Los vigiles comenzaron en Roma como un cuerpo de 600 esclavos estatales que Augusto estableció hacia el 22 a.e.c., siendo en el año 6 cuando adopta la denominación de militia vigilum y pasa a estar compuesta mayoritariamente por libertos. En ese momento, se organiza la urbe en siete cohortes que actúan en dos regiones cada una.

Como elemento imprescindible para mitigar y extinguir el fuego contaron en primer lugar con el agua y las infraestructuras hidráulicas existentes. Además, empleaban herramientas e instrumentos que son utilizados por los bomberos en la actualidad, como martillos, hachas, sierras, hamae o cubos hechos con cuerdas, las perticae o pértigas para sostener paredes en peligro de colapso o para derribar estructuras en llamas, las spongiae o esponjas que podrían servir para humedecer las superficies, las scalae o escaleras, así como bombas hidráulicas portátiles como los siphos.

Asimismo, para protegerse del fuego usaban los centones, o mantas hechas de retales de telas que bañaban previamente en vinagre o acetum. Estas sirvieron no sólo para favorecer la intervención en los lugares sin sufrir quemaduras, debido al efecto retardante, sino también para frenar la propagación de las llamas al colocar las mantas con vinagre en lugares específicos.

La extinción de incendios a partir del siglo V

Durante los siglos IV y V, el cuerpo de vigiles entró en un proceso de decadencia hasta su práctica desaparición. A pesar de los esfuerzos para darles continuidad, las limitaciones técnicas y logísticas hacían poco operativas sus intervenciones, siendo su mantenimiento relativamente costoso para las arcas públicas.

Tras su desaparición, las funciones de extinción de incendio fueron asumidas por encargo del poder público al colegium fabri, que aglutinaba a diversas categorías profesionales de la época. Estos, gracias a la experiencia técnica adquirida por el desarrollo de sus actividades profesionales, prestaban apoyo puntual y coordinado interviniendo en las tareas de extinción de incendios. Actuaban de manera similar a los actuales voluntarios de protección civil, que si bien intervienen y apoyan a las autoridades competentes en los casos de emergencia, no tienen atribuida institucionalmente dicha función.

En definitiva, la antigua Roma desarrolló una gestión integral del fuego priorizando el interés social, la sostenibilidad territorial y la corresponsabilidad ciudadana, aplicando medidas de prevención y extinción.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. En la antigua Roma ya existían bomberos y medidas de prevención de incendios – https://theconversation.com/en-la-antigua-roma-ya-existian-bomberos-y-medidas-de-prevencion-de-incendios-261194

Qué hacer cuando las avispas arruinan el momento de la comida

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Seirian Sumner, Professor of Behavioural Ecology, UCL

Las avispas sienten un gran apetito por la mermelada una vez que las larvas de la colonia entran en la fase de pupa. victoras/Shutterstock

Es verano en el hemisferio norte y eso significa sol, mar… y avispas.

A muchos de nosotros nos han enseñado a temer a las avispas como insectos agresivos que solo existen para hacernos la vida imposible. Pero con la pérdida insostenible de la fauna silvestre en todo el planeta, debemos aprender a convivir con todos los organismos, incluso con las avispas. Son importantes polinizadores y depredadores de insectos. Un poco de conocimiento sobre su historia natural puede ayudarnos a comer con seguridad junto a ellas.

Las avispas que suelen visitar nuestros pícnics –y que parecen surgir de la nada– son normalmente la amarilla común (Vespula vulgaris) y la alemana (Vespula germanica). ¿Podemos hacer algo para quitárnoslas de encima?

1. Quédese quieto o pensará que es un depredador

Sus receptores olfativos (todas las obreras son hembras) la han guiado hasta su pícnic, pero ahora está utilizando puntos de referencia visuales (usted y su entorno) para orientarse hacia la comida que hay en su plato.

Mantenga la boca cerrada y evite respirar con fuerza para minimizar la liberación de dióxido de carbono, que las avispas utilizan como señal de que un depredador está atacando. Del mismo modo, si empieza a agitar los brazos y a gritar, se comporta como un depredador, lo que podría desencadenar su modo de ataque.

2. Observe lo que está comiendo

Quien le visita es una avispa obrera, que ha salido a buscar comida para alimentar a sus hermanos larvarios en el nido de su madre. ¿Está cortando un trozo de jamón, recogiendo una cucharada de mermelada o sorbiendo su bebida azucarada? Observe lo que come, ya que esto le dará una pista sobre lo que le puede ofrecer. Está tan concentrada en su tarea que no se dará cuenta de que la está observando.

3. Hágale una ofrenda para que no le moleste

Antes de que se dé cuenta, se habrá ido con la boca llena de mermelada o un trozo de jamón. Puede que se aleje en zigzag, lo que indica que está reorientándose para volver con seguridad. Una vez que haya localizado los puntos de referencia, volará recto y rápido. Si la sigue, le llevará a su nido. Pero es mejor que aproveche el tiempo para preparar su ofrenda, porque volverá pronto. La ofrenda debe ser una parte de lo que haya recogido de su plato. Puede alejarla un poco del resto de la comida. Si le deja su parte, usted también podrá comer en paz.

Esta es una técnica probada en todo el mundo, tanto si quiere localizar un nido de avispas para encontrar un sitio (alejado) donde comer como si se ha propuesto evitar que las avispas molesten a los clientes de un restaurante al aire libre.

Avispa sobre un pastel con glaseado y virutas de chocolate.
¿Se están lanzando las avispas sobre los alimentos dulces?
hecke61/Shutterstock

Afortunadamente, es poco probable que su compañera de pícnic traiga un enjambre de avispas a la mesa, ya que las avispas sociales son malas reclutadoras. Tiene sentido, ya que su alimento (insectos, carroña) suele ser un recurso disperso y de corta duración. Por ejemplo, una oruga muerta no significa necesariamente que haya un montón de ellas.

Esto contrasta con las abejas melíferas, que han sido objeto de una fuerte selección natural para desarrollar un sistema de comunicación (danza de las abejas) que les permite reclutar a muchas recolectoras en un campo de flores.

Sin embargo, no es del todo imposible que aparezcan algunas más, especialmente si el nido está cerca. Las avispas tienden a sentirse atraídas por un alimento cuando detectan la presencia de otras avispas. Si ven unas cuantas reunidas, investigarán. Pero si hay demasiadas, esto las disuadirá.

Los cambios en los hábitos alimenticios de las avispas

Quizás ya sepa que las avispas se vuelven locas por el azúcar al final del verano. Pero ¿por qué prefieren las proteínas al principio de la temporada? Depende de lo que ocurra dentro de la colonia.

Las larvas de las avispas son carnívoras. Las obreras se encargan de criar a miles de larvas. Si una avispa se acerca en busca de jamón (o cualquier otra fuente de proteínas), es señal de que su colonia está llena de larvas hambrientas. Podrá darse cuenta de ello a principios o mediados del verano, y a más tardar a mediados o finales de agosto.

Disfrute sabiendo que está ayudando a alimentar a ejércitos de pequeños controladores de plagas, que pronto se pondrán a trabajar regulando las poblaciones de moscas, orugas, pulgones y arañas.

Una característica definitoria de las avispas adultas es su diminuto pecíolo (cintura). Esta constricción entre el tórax y el abdomen evolucionó para que sus antepasados pudieran doblar el abdomen, como si estuviesen haciendo yoga, para parasitar o paralizar a sus presas.

Dos avispas cortando una loncha de jamón.
Estas avispas no serán las que se coman el jamón.
Franz H/Shutterstock

La cintura de avispa de una obrera adulta la limita a una dieta principalmente líquida. Es como una camarera que debe servir banquetes a los clientes sin probarlos. Las larvas le dan “propina” con una secreción líquida nutritiva, que ella complementa con néctar de las flores. Durante gran parte de la temporada, esto es suficiente.

Mezcla de ciencia y pícnic

Hacia el final del verano, la mayoría de las larvas de avispa se han pupado, y una larva pupada no necesita alimentarse. Por lo tanto, la demanda de proteínas disminuye, al igual que las secreciones dulces que han mantenido nutridas a las obreras.

Esto significa que las avispas obreras deben visitar las flores en busca de néctar, aunque un bollo de mermelada o una limonada dulce también pueden resultarles muy tentadores. Si su avispa se obsesiona con el azúcar de la mesa, eso quiere decir que su colonia probablemente se encuentra en la fase crepuscular de su vida.

Aunque la época del año es un buen indicador del equilibrio entre jamón y mermelada en las preferencias alimenticias de las avispas, el clima, la disponibilidad de presas, la competencia local y la tasa de crecimiento de la colonia también pueden influir. Y eso implica que el cambio de jamón a mermelada este año puede ser diferente al del año que viene.

The Conversation

Seirian Sumner recibe financiación del Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural (NERC) y del Consejo de Investigación en Biotecnología y Ciencias Biológicas (BBSRC) del Gobierno del Reino Unido. Es miembro del consejo de administración y miembro de la Real Sociedad Entomológica, y autora del libro ‘Endless Forms: Why We Should Love Wasps’ (Formas infinitas: por qué debemos amar a las avispas).

ref. Qué hacer cuando las avispas arruinan el momento de la comida – https://theconversation.com/que-hacer-cuando-las-avispas-arruinan-el-momento-de-la-comida-262892

Escribir a mano y hacer pausas ayuda a recordar

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María del Valle Varo García, Research assistant professor, Universidad de Deusto

Farknot Architect/Shutterstock

Detengámonos un instante y observemos el suave fluir de estas palabras bajo nuestros ojos, ese vaivén silencioso y la voz que las lee en nuestra cabeza. ¿Cuántas de ellas permanecerán contigo dentro de cinco minutos? ¿Y cuántas se alojarán, sin esfuerzo, en nuestra memoria mañana? La pregunta no es trivial. Vivimos en una época en la que la velocidad domina nuestra forma de aprender y, paradójicamente, también de olvidar.

No todas las palabras se procesan al mismo ritmo. Quizá haya oído que una persona puede leer entre 200 y 300 palabras por minuto, escuchar unas 150 o leer al tacto en braille incluso menos. Pero esa velocidad no equivale a comprensión: de hecho, más allá de las 500 palabras por minuto, la asimilación se desploma de forma drástica. Y lo que se absorbe, ¿realmente se conserva? No necesariamente. Devorar palabras con avidez no es lo mismo que nutrirse de su esencia.

Distintas memorias en una

Para que las palabras cobren sentido y se transformen en ideas o conceptos duraderos, deben primero atravesar el espacio frágil y efímero de la memoria operativa –también llamada memoria a corto plazo–, encargada de mantener activa la información mientras el cerebro la procesa. Pero no basta.

Para que lo retenido se estabilice, la información necesita almacenarse en un tipo de memoria semántica, afectiva, espacial o temporal. Recordar unas vacaciones implica una memoria episódica, teñida de emoción y lugar; en cambio, saber que la capital de Italia es Roma remite a una memoria semántica, desprovista de contexto personal.

¿A mano o a golpe de tecla?

Cuesta encontrar, hoy por hoy, un espacio donde el teclado no haya desplazado a la tinta o al grafito casi por completo. Sin embargo, conviene recordar que la escritura a mano sigue siendo una herramienta poderosa para el desarrollo cognitivo: escribir manualmente activa una red más amplia de regiones cerebrales –motoras, sensoriales, afectivas y cognitivas– que la mecanografía. Esta última, más eficiente en velocidad, exige menos recursos neuronales y favorece una participación pasiva de la memoria operativa.

Frente a ello, el uso de la memoria operativa de forma activa (mediante herramientas analógicas) resulta más beneficioso tanto en el aula como en contextos clínicos relacionados con el deterioro cognitivo.

Las pausas son sagradas

El ritmo y la pausa son también determinantes en este tránsito de la memoria operativa a la memoria a largo plazo. Las pausas activas –momentos breves en los que interrumpimos el estudio para estirarnos, caminar o contemplar algo sin propósito inmediato– permiten al cerebro reorganizar lo aprendido y consolidarlo con mayor solidez.

Sin embargo, hoy, esas pausas suelen combinarse con actividades que implican el uso de pantallas: móviles, televisión, tabletas. Si pudiéramos hacer un símil con el ejercicio físico, podríamos imaginarnos en un gimnasio donde corremos a 12 km/h en las pausas entre series. Algo muy parecido ocurre cuando usamos los descansos para consumir vídeos rápidos, leer titulares o desplazarnos sin rumbo en redes sociales: la mente no descansa, no consolida, y la atención se fragmenta.

Trabajo durante el sueño

La neurociencia subraya también el papel crucial del sueño en la consolidación de la memoria. Durante el sueño de ondas lentas, el cerebro entra en un estado de sincronización neuronal caracterizado por la predominancia de ondas delta (0,5–4 Hz), las cuales favorecen la reactivación de trazas mnésicas –huellas que quedan en la mente después de una experiencia, y que sirven como base para la memoria y la posibilidad de recuerdo–.

Estas oscilaciones lentas crean un entorno de baja interferencia sensorial que facilita el diálogo entre el hipocampo y la neocorteza. En particular, se ha observado que las ondas theta (4–8 Hz), más frecuentes durante la fase REM (Rapid Eye Movement) y también presentes en fases NREM (Non-Rapid Eye Movement) ligeras, median esta transferencia. En concreto, permiten el paso de recuerdos desde su almacenamiento temporal en el hipocampo hacia regiones corticales de almacenamiento a largo plazo.

Sueño de ondas lentas en una electroencefalografía.
Wikimedia Commons., CC BY

Asimismo, los husos del sueño –breves patrones de actividad cerebral que ocurren durante el sueño ligero, generadas principalmente por el tálamo– se asocian con el refuerzo de conexiones neuronales relevantes.

Diversos estudios con polisomnografía y neuroimagen han mostrado correlaciones entre la densidad de estos husos y el rendimiento en tareas de memoria episódica. Se ha propuesto que estas oscilaciones actúan como una especie de «marcador de relevancia» que selecciona qué información merece ser consolidada.

Así, mientras dormimos, el cerebro ejecuta de manera automática un proceso de reorganización y refuerzo de la memoria. Prioriza lo significativo y depura lo irrelevante. No es casual que, al despertar, una melodía o una frase aparentemente trivial retornen a la conciencia sin esfuerzo: son el eco de ese meticuloso trabajo nocturno en el que se escribe la memoria.

Retomar buenas costumbres

Comprender cómo aprendemos nos revela también cómo deberíamos vivir. No se trata solo de reducir el uso de pantallas, sino de recuperar un ritmo más humano. Escribir a mano ayuda a activar las redes neuronales en profundidad; pensemos, por ejemplo, en los apuntes de una clase y en cómo, al releerlos, las ideas resurgen con más claridad.

Por otro lado, es recomendable retomar la costumbre de hacer pausas verdaderas, lejos de dispositivos: observar el vuelo de un pájaro, sentir la respiración, estirar el cuerpo.

También es útil reforzar lo aprendido mediante breves ejercicios de recuperación activa –por ejemplo, explicar en voz alta un fragmento leído hace una hora–.

Además, no debemos subestimar el papel del sueño profundo: es allí donde la memoria madura y fija lo aprendido. Solo cuando le concedemos el tiempo necesario para descansar y procesar, el conocimiento arraiga de verdad. Así, las palabras que lee hoy podrán convertirse en recuerdos vivos, capaces de acompañarlo más allá de los siguientes cinco minutos, quizás toda la vida.

The Conversation

María del Valle Varo García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Escribir a mano y hacer pausas ayuda a recordar – https://theconversation.com/escribir-a-mano-y-hacer-pausas-ayuda-a-recordar-262076

Las vacunas no solo previenen enfermedades: también podrían combatir el envejecimiento

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Estefanía Díaz del Cerro, Postdoctoral research associate. Colaboradora del grupo de investigación de Envejecimiento, Psiconeuroinmunoendocrinología y Nutrición, Universidad Complutense de Madrid

BlurryMe/Shutterstock

¿Y si las mismas células que impulsan el envejecimiento pudieran ser la clave para frenarlo… e incluso poner contra las cuerdas al cáncer? Este es el nuevo reto de un nuevo campo de investigación que plantea usar células senescentes –las que han dejado de dividirse y se acumulan con la edad– como base para desarrollar vacunas. El objetivo es activar el sistema inmunológico para combatir enfermedades crónicas.

El envejecimiento es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades como el alzhéimer, la diabetes tipo dos, la hipertensión, la aterosclerosis, la osteoartritis, la fibrosis y varios tipos de cáncer. A medida que vivimos más, también aumenta la necesidad de encontrar estrategias para prevenir o tratar esas afecciones.

En este contexto, la vacunación –hasta ahora usada sobre todo para prevenir infecciones– se perfila sin duda como una herramienta innovadora.

¿Qué son las células senescentes?

A lo largo de la vida, las células se dividen muchas veces, proceso que permite reparar tejidos y mantener el cuerpo en funcionamiento. Pero con el tiempo, algunas dejan de dividirse de forma permanente: es lo que se conoce como senescencia celular.

Las células senescentes no mueren ni se eliminan. Permanecen en el organismo en una especie de “pausa” indefinida. Al principio, esto tiene un efecto positivo: al dejar de dividirse, evitan que mutaciones peligrosas se conviertan en cáncer. Pero con los años, se acumulan en los tejidos, liberando sustancias que causan inflamación, alteran el entorno celular y dañan el funcionamiento del cuerpo.

La acumulación de estas células es una de las causas del envejecimiento. Se relaciona con el deterioro de órganos y enfermedades como la osteoporosis, la fibrosis, la diabetes tipo dos y varios tipos de cáncer, así como con el debilitamiento del sistema inmunológico.

En pocas palabras, son como “testigos del tiempo” en nuestro cuerpo: al principio protegen, pero con los años se convierten en una carga que acelera el envejecimiento y sus efectos.

Una nueva propuesta: vacunas senolíticas

Hasta ahora, los tratamientos llamados senolíticos –que eliminan específicamente células senescentes– se basan en fármacos. Estos medicamentos bloquean ciertos mecanismos de defensa celular, pero pueden afectar también a células sanas, lo que plantea dudas sobre su seguridad.

En un estudio de 2021, los investigadores descubrieron una estrategia más precisa: en lugar de usar fármacos, desarrollaron una vacuna que entrena al sistema inmunológico para reconocer y eliminar las células senescentes. El secreto está en una proteína llamada GPNMB, presente en la superficie de estas células envejecidas. Al actuar como un “marcador de envejecimiento”, permite que el sistema inmune las detecte y las destruya.

Los resultados en ratones fueron notables. Al eliminar las células que expresaban GPNMB, los animales mostraron una reducción de la inflamación en el tejido adiposo. También se observó una mejora general en su metabolismo y menos acumulación de placas en las arterias. Además, en ratones con envejecimiento acelerado, la vacuna no solo mejoró su salud, sino que alargó su esperanza de vida.




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En otro estudio, los científicos probaron una vacuna diseñada para eliminar células o linfocitos T senescentes en ratones con obesidad inducida por una dieta alta en grasas. Esta vez, se basa en la proteína CD153, que actúa como un marcador específico en estas células envejecidas del sistema inmunitario.

Al vacunar a los ratones, el sistema inmunológico comenzó a producir anticuerpos contra CD153. Estos anticuerpos permanecieron activos durante varios meses y lograron disminuir significativamente la cantidad de células T senescentes en el tejido graso, reducción asociada con mejoras metabólicas importantes: mejor tolerancia a la glucosa y menor resistencia a la insulina.

Por último, otro grupo de científicos ha utilizado recientemente la vacuna BCG –una forma debilitada de una bacteria usada desde hace décadas contra la tuberculosis– para “entrenar” al sistema inmunológico innato y revertir algunos efectos del envejecimiento en el cerebro.

En ratones, esta inmunización logró reprogramar la microglía, las células inmunitarias del cerebro. Así mejoró su capacidad para eliminar los restos de mielina, un tipo de desecho que con la edad puede acumularse y dificultar la reparación del tejido cerebral dañado. Gracias a esta intervención, se observó una mejor recuperación en las zonas cerebrales dañadas.

Todos estos resultados ofrecen nuevas pistas sobre cómo el envejecimiento afecta al sistema inmunológico y abren la puerta a posibles estrategias para revertir el deterioro mediante la reprogramación del sistema inmunitario.

Retos y precauciones

Aunque las vacunas senolíticas abren nuevas posibilidades terapéuticas, aún existen desafíos importantes que deben resolverse antes de aplicarlas en humanos.

Uno de los aspectos clave es entender con precisión cómo actúan. El problema es que las proteínas a las que atacan también pueden encontrarse, en menor cantidad, en otras células no envejecidas. Por eso es importante saber si los beneficios se deben solo a la eliminación de células senescentes o si también están siendo eliminadas células sanas con esos mismos marcadores.

Además, es necesario controlar cuidadosamente la respuesta inmunológica. Si el sistema inmune se activa de forma exagerada, puede producir efectos no deseados como inflamación aguda o incluso un síndrome de liberación de citocinas, una reacción peligrosa que puede dañar tejidos sanos.

En caso de que estas vacunas lleguen a la fase clínica, será indispensable definir varios factores: la dosis adecuada, la frecuencia de administración y cuánto tiempo permanecen los anticuerpos activos en el organismo. Solo así podrá garantizarse que estas vacunas sean no solo efectivas, sino también seguras para su uso en personas.

Aunque aún queda camino por recorrer, las investigaciones marcan un cambio de paradigma: utilizar vacunas no solo para prevenir infecciones, sino para frenar el envejecimiento y sus enfermedades asociadas. Una medicina del futuro que podría estar más cerca de lo que imaginamos.

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Estefanía Díaz del Cerro no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Las vacunas no solo previenen enfermedades: también podrían combatir el envejecimiento – https://theconversation.com/las-vacunas-no-solo-previenen-enfermedades-tambien-podrian-combatir-el-envejecimiento-259452

El genocidio es un delito fundamentalmente político: por qué es importante para Gaza

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Antonio Míguez Macho, Profesor de Historia Contemporánea, Universidade de Santiago de Compostela

Gaza, Palestina. Julio de 2025. IndonesiaStudio/Shutterstock

“Cuando un sabio señala la luna, el necio mira el dedo”.

Este proverbio, atribuido a Confucio, apunta a la tendencia humana a centrarse en el mensaje, el mensajero o el concepto en lugar de en la realidad que este refleja, especialmente cuando dicha realidad puede resultar incómoda o perturbadora. Hoy en día, esta noción resulta muy relevante para la matanza y la hambruna que se están produciendo en Gaza.

Muchos académicos, abogados, periodistas y funcionarios han calificado las acciones del Gobierno de Israel en Palestina como genocidio, crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad. El Gobierno de Israel y sus aliados refutan estas acusaciones, pero a menudo lo hacen basándose en el antisemitismo o en motivos ocultos, en lugar de en la verdad objetiva sobre los hechos en sí. Al mismo tiempo, muchos activistas utilizan estos conceptos sin comprender plenamente sus implicaciones teóricas.

El genocidio es distinto de otros crímenes. No es una palabra que deba utilizarse a la ligera, ni una forma de describir un delito común a mayor escala. El genocidio requiere una base política e ideológica que permita justificar, tanto a nivel institucional como colectivo, el exterminio de un pueblo y su cultura, y lo presenta como una medida legítima o incluso deseable.

Por lo tanto, para pensar en términos de genocidio, debemos mirar más allá del individuo y analizar los episodios de violencia masiva como acontecimientos políticos, históricos y antropológicos.

Conceptualización del genocidio

Aunque los genocidios se han producido a lo largo de la historia de la humanidad, el término en sí es un neologismo acuñado por el abogado polaco Raphael Lemkin a principios de la década de 1940. Lo hizo reconstruyendo varios acontecimientos históricos que habían provocado la destrucción de culturas.

Basándose en el trabajo del antropólogo polaco Bronisław Malinowski, encontró ejemplos de tal destrucción en la expansión colonial europea por todo el mundo y en actos como el asesinato en masa de armenios en Anatolia durante la Primera Guerra Mundial. Tras evaluar estos acontecimientos, llegó a la conclusión de que no existían instrumentos jurídicos o políticos eficaces para proteger a los grupos culturales de una amenaza inminente de destrucción. Esto le llevó a luchar por el reconocimiento internacional de un marco protector de este tipo.




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El propio Lemkin experimentó la ausencia de garantías cuando se vio obligado a huir de la persecución nazi, dejando atrás a muchos miembros de su familia que serían asesinados por su identidad judía durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras se encontraba exiliado en Estados Unidos tras el fin de la guerra, logró convencer a la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que adoptara su nuevo concepto.

En la Resolución 96 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 11 de diciembre de 1946, se aprecia claramente la influencia de Lemkin y la presencia de elementos históricos y antropológicos en la definición de genocidio. La Resolución, titulada “El crimen de genocidio”, dice lo siguiente:

El genocidio es la negación del derecho a la existencia de grupos humanos enteros, como el homicidio es la negación del derecho a la vida de seres humanos individuales; tal negación del derecho a la existencia conmociona la conciencia de la humanidad, causa grandes pérdidas a la humanidad en forma de contribuciones culturales y de otra índole representadas por estos grupos humanos, y es contraria a la ley moral y al espíritu y los objetivos de las Naciones Unidas. Muchos casos de tales crímenes de genocidio han ocurrido cuando grupos raciales, religiosos, políticos y de otra índole han sido destruidos, total o parcialmente.

Crimen colectivo, víctimas colectivas

A partir de ese momento, comenzaron los intentos de encajar el concepto en marcos jurídicos y políticos. Pero el genocidio no es una norma jurídica o política claramente definida. Se trata más bien de una forma de entender un tipo singular de proceso violento, y los debates sobre cómo definirlo continúan hasta hoy.

Pensadores influyentes como Philippe Sands –especialmente su obra seminal de 2016 Calle Este-Oeste– han reforzado la creencia común en la superioridad jurídica del concepto de crímenes contra la humanidad. Esto se debe en gran medida a que Sands sigue el argumento de Hersch Lauterpacht, que hace hincapié en la primacía del individuo. Sin embargo, el genocidio es un delito intrínsecamente colectivo, tanto en lo que se refiere a sus autores como a sus víctimas.

Según algunas interpretaciones del argumento de Sands, el individuo tiene prioridad porque encaja en nuestras nociones y estructuras establecidas de justicia penal, que están construidas para identificar y enjuiciar a los autores individuales de delitos específicos. Sin embargo, cuando se trata del genocidio, la aplicación de este marco siempre ha tenido menos que ver con el rigor jurídico y más con la debilidad política. En pocas palabras, es más fácil enjuiciar a un puñado de cabecillas que a todo un gobierno o un ejército.

Pero incluso este modelo individualizado se queda corto. A pesar de los numerosos llamamientos para que se reconozcan las acciones del Gobierno israelí como genocidio, incluidos los de grupos de derechos humanos con sede en Israel, en los últimos meses países como Hungría y Estados Unidos han hecho alarde de las órdenes de detención de la Corte Penal Internacional contra funcionarios israelíes. Los aliados de Israel en Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea también se han negado a tomar medidas políticas mediante la aplicación de sanciones y siguen suministrando armas a Israel.

Esto demuestra que el genocidio es un delito fundamentalmente político. No puede haber enjuiciamiento en virtud del derecho internacional sin una aplicación política, ya sea en forma de presión diplomática o de acciones militares más directas contra el agresor.




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Genocidio en Palestina

Cuando hablamos de genocidio, debemos ser específicos. La cuestión clave no es determinar si se han cumplido las condiciones para juzgar a los autores concretos de actos concretos de violencia como genocidas, sino comprender la lógica que subyace a esas prácticas. Una condena por genocidio o crímenes contra la humanidad no salva vidas, pero el mero hecho de considerar que se está cometiendo o se ha cometido un genocidio tiene profundas implicaciones políticas.

Sin embargo, lo que estamos presenciando en Gaza demuestra la fuerza de este concepto, no su debilidad. Como académicos, debatimos si el tipo de violencia masiva utilizada por Israel constituye genocidio, pero también lo hace la opinión pública indignada que protesta en las calles de todo el mundo. Lo mismo ocurre con el Gobierno israelí y sus partidarios: no pueden evitar pensar en el genocidio, aunque solo sea para negarlo.

Definir la violencia de Israel en Palestina como genocidio no detendrá las matanzas, pero tampoco lo haría ninguna otra clasificación jurídica. Aceptar tal interpretación solo sirve para desviar la atención de quien es, en última instancia, responsable: la política.

Independientemente de las dudas o limitaciones, pensar y hablar sobre el genocidio sigue siendo una herramienta poderosa para mantener la mirada fija en la luna y no en el dedo que la señala.

The Conversation

Antonio Míguez Macho no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. El genocidio es un delito fundamentalmente político: por qué es importante para Gaza – https://theconversation.com/el-genocidio-es-un-delito-fundamentalmente-politico-por-que-es-importante-para-gaza-262667

Restaurar el patrón natural de los fuegos ayudaría a conservar los ecosistemas y evitar incendios peligrosos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Lluís Brotons, Investigador científico CREAF-CSIC, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

ChameleonsEye/Shutterstock

Debido a las sequías y a las altas temperaturas, los incendios forestales están desarrollando nuevas formas de propagación. Este fenómeno supone todo un reto tanto para los efectivos de extinción como para la ciencia, que indaga nuevas alternativas de gestión.

Un estudio liderado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) propone soluciones para mejorar la salud de los ecosistemas y sus procesos naturales al tiempo que ayuden a reducir los incendios forestales más peligrosos y masivos.

El trabajo pretende restaurar los patrones de incendio a través de prácticas como la quema en mosaico localizado que es aquella que se realiza en áreas con diferentes tipos de ecosistemas que se encuentran muy cerca unos de otros. Otras opciones incluyen dejar que ciertos incendios ardan de forma natural, reintroducir especies animales que se alimentan de la maleza o cambiar los patrones hidrológicos.

Esta visión, conocida en Europa como renaturalización o rewilding , busca lograr un sistema socioecológico equilibrado, a pleno rendimiento, que sea capaz de soportar perturbaciones naturales como pequeños incendios, plagas o sequías gracias a la diversidad de paisajes resilientes al cambio climático.

Es importante aclarar que la idea se basa en identificar nuevos regímenes de incendios que beneficien los procesos ecológicos a medida que el clima cambia, no en volver a los antiguos patrones.




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El fuego puede generar vida

Nuestro estudio propone soluciones que refuercen procesos naturales, hoy perdidos, que podrían contribuir a disminuir los fuegos de alta intensidad. Eso significa aprovechar el papel de la fauna, las plantas, los humanos y ciertas perturbaciones como la sequía, e incluso de los propios incendios.

Aunque es algo que la mayoría desconoce, el fuego genera vida y desempeña un papel crucial a la hora de mantener la naturaleza en equilibrio. Por ejemplo, la rica biodiversidad que caracteriza al Mediterráneo se debe en gran parte a los incendios. En Brasil, el fuego estimula la floración del 66 % de las plantas del Cerrado, la sabana tropical más grande de Sudamérica. Y, en el norte de Australia, las poblaciones de rata canguro se encuentran en declive debido a la falta de fuegos, que hacen prosperar un tipo de hierba del que se alimenta este marsupial.

Como evidencian estos y otros casos, la renaturalización permitiría recuperar especies y procesos naturales y, al tiempo, regímenes de fuegos beneficiosos tanto para la biodiversidad como para las actividades humanas, especialmente a la hora de disminuir el riesgo de incendios muy intensos, como los que actualmente arden en Portugal.

Gracias a la renaturalización, podríamos disponer de paisajes en los que el fuego tenga un rol clave de modelización y protección, pero sin que llegue a descontrolarse.




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Una naturaleza que se autorregula

Ayudar a la conservación de ecosistemas implica facilitar que recuperen sus dinámicas complejas y su capacidad de autoregulación.

En las Montañas Rocosas de Norteamérica, los castores represan los ríos, lo que altera la humedad del suelo y evita que los incendios alcancen ciertas áreas. En Mozambique, los búfalos se alimentan de especies vegetales específicas de la sabana, permitiendo áreas llanas que podrían actuar como barreras naturales a la hora de evitar la propagación del fuego. Con el fin de construir su nido, el ’malleefowl’, un pájaro endémico de Australia, excava y deshace material combustible que podría propagar un incendio.

En sistemas forestales mediterráneos, la renaturalización podría dirigirse, por un lado, a promover árboles grandes y bosques más maduros, que creen microclimas más frescos, mejoren el ciclo del agua y del carbono, ofreciendo troncos que son hábitats naturales de muchas especies y madera muerta como base de alimento de hongos e insectos. Y por otro, a aprovechar los fuegos locales y las sequías que favorecen la discontinuidad del bosque al provocar la muerte de algunos árboles.

Ejercer, de manera estratégica, un menor control en la extinción de incendios forestales puede tener grandes beneficios, como nos enseña el caso de Canejan, un pueblo en los Pirineos donde se utilizó un incendio no planificado para alcanzar objetivos preestablecidos de gestión, como promover hábitats abiertos y controlar la invasión de arbustos.

No obstante, en la actualidad, en vez en de aprovechar los procesos naturales de autoregulación, se da prioridad a una gestión de la naturaleza altamente controlada, artificial y costosa, donde la intervención humana intensiva manipula sus dinámicas y mantiene paisajes amenudo artifialmente estáticos o rígidos.




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El fuego como aliado: las quemas localizadas

Entre las posibles prácticas de renaturalización que proponemos destacamos las quemas localizadas para abrir espacios en zonas clave. Este tipo de soluciones funciona como reclamo para distintas especies endémicas de mariposas y aves, cuyas poblaciones han disminuido de manera alarmente en los últimos cuarenta años. La quema en mosaico no sólo beneficiaría a la biodiversidad, sino que evitaría el riesgo de incendios peligrosos.

Como en toda gestión medioambiental, estas estrategias requieren de una cuidadosa planificación. Por ejemplo, la decisión de no apagar un fuego constituye una práctica sólo apta cuando el entorno no representa un riesgo para humanos, en entornos con especies acostumbradas a convivir con las llamas y de las que se benefician.

No obstante, la renaturalización podría ayudar en muchos casos a mitigar algunos riesgos que los patrones de incendios alterados provocan, como la pérdida de vidas, hogares y bienes naturales.

Volver a un régimen de fuego más conectado a los procesos naturales supone redefinir el rol de las sociedad en su control. Eso no implica excluir el componente humano de los ecosistemas, sino otorgar mayor autonomía a los demás seres del entorno natural.

El fin es dejar que el sistema funcione de forma más equilibrada asumiendo al fuego como una perturbación, que los bosques sean más resilientes y se reduzcan costes en su gestión a largo plazo.

The Conversation

Lluís Brotons es miembro de conservacio.cat (https://defensapatrimoninatural.wordpress.com/2015/08/16/conservacio-cat/)

Ella Plumanns Pouton esta empleada por el proyecto wildE de Horizon Europe (GAP-101081251) . Esta reserca tanbien recibió apoyo financial por el MCIN/AEI por el proyecto de RESFIRE (PID2023-152690OB-C21) y AGAUR, Generalitat de Catalunya (2021 SGR 00889).

ref. Restaurar el patrón natural de los fuegos ayudaría a conservar los ecosistemas y evitar incendios peligrosos – https://theconversation.com/restaurar-el-patron-natural-de-los-fuegos-ayudaria-a-conservar-los-ecosistemas-y-evitar-incendios-peligrosos-262314

¿Dónde están las diseñadoras?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By M. Mar Martínez-Oña, Investigadora y profesora, UDIT – Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología

Montaje realizado para el proyecto RED-Diseña. Miguel Ocariz

Las mujeres siempre han estado presentes en la historia del arte. E incluso han sido las protagonistas absolutas… como objetos de deseo. Es decir, podían ejercer el papel de musas, pero se les vetó el rol de creadoras.

Esta invisibilidad de las artistas es una situación que a lo largo de los siglos se normalizó a través de la divulgación e imposición de una historia del arte creada desde un perspectiva androcéntrica.

Hubo que esperar a finales del siglo XX, concretamente a la década de los años 70, a que la historiadora Linda Nochlin se cuestionase dónde estaban las artistas. Nochlin planteaba por qué se habían obviado sus nombres y la necesidad de preguntarse precisamente eso. Exigía, por tanto, rescatarlas del olvido.

Esta injusticia se intenta corregir desde finales del siglo XX a través de investigaciones que buscan reescribir la historia. Entre las figuras reivindicadas encontramos a Sofonisba Anguissola, Artemisa Gentileschi, Élisabeth Vigée-Lebrun, Camille Claudel, Maruja Mallo, Remedios Varo y un largo etcétera de mujeres.

Pero los estudios se han centrado principalmente en las denominadas artes mayores (arquitectura, escultura y pintura). Sin embargo, aquellas que realizaron su labor artística dentro de las denominadas artes menores o artes decorativas –que, tras la Revolución Industrial del siglo XIX, pasaron a entremezclarse con el denominado diseño industrial y con el actual diseño de producto– siguen sin conocerse.

Por eso, merece la pena saber quiénes han sido las mujeres que han desarrollado su trabajo artístico en esta disciplina, aunque en su momento no se conociesen o sus obras fuesen firmadas por otros diseñadores hombres (maridos, padres, hermanos, etc).

Hacia una mayor visibilidad

Afirmar que Ludwig Mies van der Rohe fue un gran diseñador y, además, el autor de la silla Barcelona (uno de los iconos del diseño moderno) es un hecho aceptado. Sin embargo, si la afirmación que hacemos es que Lilly Reich fue una gran diseñadora y, además, coautora de la silla Barcelona, probablemente tendríamos que aportar pruebas para poder justificarlo.

Pero así es: Reich fue una diseñadora y arquitecta alemana, socia y compañera de Mies van der Rohe, con el que trabajo durante más de diez años, colaborando activamente en todos los diseños, aunque la autoría se le otorgaba a él. Sin embargo, en los últimos años, gracias a la investigación, podemos decir que la autoría de la silla Barcelona es compartida. Así lo indicó Sonja Günther en 1988, la que se considera como la primera biografía de Lilly Reich.

En el caso de España, las diseñadoras estaban invisibilizadas hasta que, en los años 80 del siglo XX, en pleno auge del diseño, se comenzaron a escuchar nombres femeninos. A esa primera generación de diseñadoras, pioneras, la siguieron muchas otras.

Así lo recogemos en el libro Diseñadoras españolas de finales del siglo XX. En él hablamos de mujeres como Lola Castelló, quien desarrolló su actividad sobre todo en el diseño de mobiliario, con obras tan destacadas como las mesas La Camilla o Carmen. También de Nani Marquina –quien destaca por su novedosa visión en la creación artística en torno a la alfombra–, de la reconocida arquitecta –y también diseñadora– Carme Pinós y de Pati Núñez, una de las pioneras en diseño gráfico.

Pero quizás los nombres más invisibilizados, y que recuperamos, hayan sido los de las mujeres que desarrollaron su labor artística en torno a la animación, como Ángela Iturriza e Isabel Herguera.

El caso Delaunay

Desde el proyecto de investigación RED-Diseña, en UDIT, hemos comenzado a catalogar a las diseñadoras en diferentes ámbitos (arquitectura, moda, ilustración, fotografía, animación, diseño industrial, de producto, de videojuegos, etc). No nos limitamos a España: abarcamos diversas geografías y épocas históricas, desde las pioneras como Mary Morris –que trabajó junto a su padre, el también diseñador Willian Morris)– hasta la actualidad, con jóvenes que apuestan por la innovación y la sostenibilidad como herramientas de cambio social.

Una mujer sentada y vestida con sombrero, sombrilla, chaleco y falda.
Sonia Delaunay en una fotografía en la que viste prendas que vendía en la tienda que tuvo durante un tiempo en Madrid, Casa Sonia, c. 1918-20.
Wikimedia Commons

Entre todas las creadoras catalogadas destaca Sarah Ilínichna Stern, más conocida como Sonia Delaunay (ya que utilizó el apellido de su marido), quien durante una etapa de su vida vivió en España. Delaunay se caracterizó por ser una artista multidisciplinar, que desarrolló un intenso trabajo en varios aspectos del diseño –desde la moda y los tejidos hasta los libros–, además de ser pintora, empresaria y escenógrafa, entre otras cosas.

Su inquietud artística también la impulsó a investigar nuevas formas de crear. Actualmente se la considera cofundadora del orfismo (uso rítmico del color para crear movimiento), aunque durante muchos años este mérito se le otorgó solamente a su marido, Robert Delaunay. Posteriormente ambos evolucionaron al simultaneísmo–que empleaba el color para crear espacios y formas en una pintura– y acabaron orientándose artísticamente hacia la abstracción. Defendieron los fundamentos de un arte nuevo que rechazaba los medios tradicionales, afirmando la capacidad constructiva y la dinámica del color.

Cuadro abstracto con formas y círculos de colores fuertes.
Prismas eléctricos, de Sonia Delaunay (1914).
Wikimedia Commons

Tras el fallecimiento de Robert, Sonia siguió trabajando. El resultado fue una fructífera obra artística personal, con una identidad propia que se pone de manifiesto en todas sus creaciones. Quiso dejar atrás las antiguas tradiciones y contribuir al avance social de las mujeres desde el diseño, rompiendo con el conservadurismo. A pesar de su gran carisma artístico, durante años su obra fue invisibilizada frente a la de su compañero. Devolverle su autoría junto a su papel en la historia del arte es una cuestión de justicia.

A partir de estos ejemplos, queda patente que es necesario cuestionar la antigua historia del diseño –que divulgaba solo las obras de artistas masculinos– y reescribirla, otorgando el lugar que les corresponde a todas aquellas mujeres que desarrollaron su trabajo en este ámbito. Estos referentes deben estar presentes para el estudio del pasado, el presente y el futuro de la disciplina.

The Conversation

M. Mar Martínez-Oña no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Dónde están las diseñadoras? – https://theconversation.com/donde-estan-las-disenadoras-253688

Cómo mejorar la enseñanza del inglés: ¿y si copiamos a Suecia?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Aneider Iza Erviti, Profesora Titular de Universidad en el área de filología inglesa, Universidad Pública de Navarra

Lithiumphoto/Shutterstock

Hoy en día, saber inglés es necesario para acceder a estudios, empleo y oportunidades tanto a nivel nacional como internacional. Por eso el sistema educativo español apuesta por el aprendizaje temprano de dicho idioma. Los alumnos y alumnas comienzan a aprender inglés, en la mayoría de casos, a los 3 o 4 años.

Sin embargo, muchos estudiantes terminan la educación obligatoria a los 16 años sin poder comunicarse en inglés con facilidad (más de la mitad de los españoles de entre 10 y 19 años afirman no hablar nada de inglés, según el INE), a pesar de haber recibido durante doce años entre cuatro y cinco horas semanales como mínimo de inglés.

En cambio, en Suecia los jóvenes hablan inglés con fluidez y confianza desde edades tempranas. ¿Cómo es esto posible? ¿Qué se hace mal en España?

Aunque, como dice el refrán, las comparaciones son odiosas, mirar a otros países europeos como Suecia puede ayudarnos a identificar buenas prácticas para mejorar esta situación.

Hablar desde el primer día (no solo para el examen)

En las escuelas suecas, el inglés se habla desde las primeras etapas. Se utiliza a diario en juegos, proyectos o conversaciones espontáneas. En España, en cambio, las actividades orales en inglés suelen ser puntuales, controladas y muchas veces orientadas a pruebas.

Hablar bien inglés no es solo cuestión de “saberlo”, sino de usarlo. Sin prácticas frecuentes de habla dentro del aula, no se producen avances reales en fluidez. Es decir, hablar con frecuencia y en situaciones naturales es clave para automatizar la producción oral, dejando de lado el miedo a cometer errores, uno de los factores que más afecta a la fluidez.




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Evaluar la expresión oral, no solo la escritura

En Suecia, la competencia oral se evalúa a menudo mediante rúbricas y criterios claros basados en el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER). Esto hace que los alumnos sepan qué se espera de ellos, además de que reciben retroalimentación útil. Dicho de otra manera, saben en qué exactamente deben mejorar y cómo hacerlo.

En España, sin embargo, la evaluación oral es a menudo informal, esporádica o inexistente,. Es difícil para el profesorado evaluar la competencia oral de cada alumno individualmente, debido a la gran ratio de alumnos por clase y a la falta de medios económicos y personales.

En Educación Primaria, los exámenes de inglés tampoco suelen incluir una parte oral. Si no se evalúa lo que se habla, el alumnado aprende que “hablar no cuenta”. Cambiar esto es clave para saber comunicarte con otras personas.

Presupuestos y formación

En 2022, según Eurostat, Suecia dedicó un 6,3 % de su PIB a la educación, situándose entre los países con mayor inversión pública en este ámbito de Europa. Por contra, España invirtió únicamente el 4,4 % de su PIB, claramente por debajo de la media comunitaria (4,7 %) y de la cifra sueca. Esta diferencia en inversión también se refleja en las políticas educativas y en la formación del profesorado.

En Suecia, los maestros reciben formación continua en metodologías comunicativas y evaluación oral. En España, aunque hay esfuerzos en esa dirección, muchas veces faltan recursos, tiempo o acompañamiento.

En Suecia, el 44 % de los docentes declara participar en actividades de aprendizaje profesional colaborativo al menos una vez al mes y otro 42 % realiza docencia en equipo con la misma frecuencia.

En España, estos datos caen al 21 % para ambos factores, lo que sugiere que el sistema educativo sueco fomenta mucho más el trabajo cooperativo entre profesores y apuesta por la formación continua compartida, el intercambio de buenas prácticas y el apoyo mutuo entre docentes, factores todos ellos asociados con una enseñanza de mayor calidad.

Invertir en formación práctica, crear redes de intercambio entre docentes y proporcionar herramientas claras (como rúbricas, bancos de tareas orales o ejemplos de buenas prácticas) es fundamental para transformar las aulas.




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Fomentar la interacción, no solo la memorización

La investigación en adquisición de lenguas llega a una conclusión clara: se aprende a hablar hablando. Métodos como el enfoque comunicativo o el aprendizaje basado en tareas, presentes en el modelo sueco, permiten que el alumnado participe en situaciones reales de comunicación: debates, entrevistas, presentaciones o juegos de rol.

En muchos centros españoles, se sigue haciendo demasiado hincapié en la gramática y el vocabulario, con poca oportunidad para usar el idioma en contextos reales o significativos. Incluso cuando se implanta la metodología AICLE (Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lenguas Extranjeras), se amplía el número de horas en las que los niños y niñas están expuestos al idioma, pero con un enfoque tradicional centrado en gramática y vocabulario de cosas abstractas, sin dar lugar a que los alumnos hablen espontáneamente ni a tareas comunicativas reales.




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Los alumnos deben memorizar largas listas de vocabulario muy específico, sobre todo en asignaturas como Science, cuando no son capaces de hablar de sí mismos o pedir comida en un restaurante.

Es decir, en lugar de usar la lengua como medio para aprender contenido, se usa como objeto de memorización, limitando la interacción significativa. Si el AICLE se aplica correctamente –con tareas reales, interacción oral y coordinación docente–, puede potenciar significativamente las habilidades orales y escritas en inglés. Pero para eso, es esencial promover prácticas orales activas dentro de metodologías centradas en tareas y proyectos.

Motivar con experiencias reales

El alumnado sueco suele estar expuesto al inglés fuera del aula: ven series subtituladas, usan videojuegos, escuchan música o navegan en redes sociales en ese idioma. Esto crea un entorno en el que el inglés se percibe como útil y accesible.

En España, nuestros alumnos también juegan en línea y escuchan música, pero lo hacen sobre todo en español. El doblaje de películas y la escasa presencia del inglés en nuestra sociedad reducen las oportunidades de exposición natural al idioma. Promover el uso de medios en versión original como películas o series y conectar las clases con los intereses del alumnado puede aumentar la motivación.

Involucrar a las familias y la comunidad

Como todo, que aprendamos inglés no depende solo de la escuela. Las familias, los medios de comunicación y el entorno social también tienen mucho que ver. En contextos donde se valora el inglés como una herramienta útil —no solo como asignatura—, el alumnado tiene más oportunidades y confianza para hablar.

La exposición extramural (es decir, todo aquello que el alumno recibe fuera de la escuela) tiene un papel muy importante en el aprendizaje de idiomas. Y no todo depende del nivel previo de las familias: aunque muchas familias españolas no dominen el inglés, pueden leer cuentos bilingües, ver series subtituladas o jugar a videojuegos con sus hijos o apoyar actividades escolares en inglés participando así en el proceso educativo de sus hijos e hijas. También los medios de comunicación pueden (y deberían) contribuir ofreciendo más contenidos en versión original.

Un cambio cultural en la escuela

Hablar inglés con soltura no es una meta imposible, pero sí exige cambios estructurales y culturales. No basta con reformar los currículos en las escuelas: hay que alinear los objetivos con la práctica diaria en el aula, ofrecer formación al profesorado, evaluar lo que realmente importa y crear un entorno —dentro y fuera de la escuela— que favorezca el uso del idioma.

Falta dar el paso: hacer del inglés una lengua de uso, no solo de estudio. Porque enseñar a comunicarse en otro idioma es, al fin y al cabo, enseñar a abrirse al mundo.

The Conversation

Aneider Iza Erviti recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación – Agencia Española de Investigación (referencia: PID2023-146582NB-I00).

ref. Cómo mejorar la enseñanza del inglés: ¿y si copiamos a Suecia? – https://theconversation.com/como-mejorar-la-ensenanza-del-ingles-y-si-copiamos-a-suecia-258242

Suplemento cultural: este nuestro verano

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Claudia Lorenzo Rubiera, Editora de Cultura, The Conversation

bepsy/Shutterstock

Este texto se publicó por primera vez en nuestro boletín Suplemento cultural, un resumen quincenal de la actualidad cultural y una selección de los mejores artículos de historia, literatura, cine, arte o música. Si quiere recibirlo, puede suscribirse aquí.


Hoy empieza agosto y aprovechamos este comienzo para hacer una pausa en el Suplemento hasta septiembre.

Esperamos que en nuestra ausencia disfruten del descanso (quien lo tenga). Y les dejamos con un boletín algo más extenso de lo normal, buscando que los artículos, en muchos casos, sirvan para abrir boca y sean puertas a otros mundos literarios, cinematográficos o musicales.

Como habrán visto, las redes sociales bullen con actualizaciones en época estival. Muchos retratan sus vacaciones, sus actividades y sus compañías con honestidad. Otros aprovechan el marco virtual para elaborar narraciones algo más alejadas de la realidad.

Si quitamos las redes de la ecuación, nos quedamos con la esencia del ser humano, esa parte que nos impulsa a presumir hasta, en ocasiones, vernos inmersos en una maraña de inexactitudes y mentiras. Es decir, que a veces por aparentar decimos que hicimos mucho más de lo que realmente conseguimos.

Pero esto no es exclusivo de nuestro tiempo. Ya en el Medievo algunos peregrinos, como cuentan Déborah González y Raquel Jabares, escribían sobre los grandes logros de un Camino de Santiago que, en realidad, no habían hecho.

Tiempo para leer

Una buena candidata a convertirse en lectura de verano es la epopeya fantástica Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute (cuyo centenario celebramos este 2025).

Según Sergio Ferrer, editor de Ciencia en The Conversation y devoto de la novela, es una narración exigente que, sin embargo, da mucho a cambio, nunca frustra: “Lo facilón sería decir una verdad: si este libro se hubiera escrito en inglés habría varias películas y series sobre él y estaría a la altura de las grandes obras del género. Son casi 1 000 páginas y el estilo puede ser denso, pero si te dejas caer en él y te dejas atrapar te sabe a poco. Y no es fácil que un libro tan largo sepa a poco”. ¿Es un libro adecuado para el verano?, le pregunté. Pues depende del verano, añade. El reto puede ser grande, pero dicen que la recompensa también lo es.

Si de efemérides hablamos, el mundo anglosajón (y todos los demás, porque su arte es universal) está tirando la casa por la ventana con los fastos por el 250 aniversario del nacimiento de Jane Austen: exposiciones, bailes, adaptaciones, miniseries, reescrituras… Rosa García-Periago resume todo un año dedicado a la autora, para que sepamos por dónde empezar a hincarle el diente. Aunque una cosa queda clara: lo mejor que se puede hacer para celebrarla es leerla.

Y para cerrar el capítulo de los aniversarios, aprovechamos un mismo evento para recordar a Carmen Martín Gaite (que haría cien años este otoño) y a Mario Vargas Llosa, que falleció hace unos meses: el Premio Biblioteca Breve de 1962, que ganó este último con La ciudad y los perros y en el que la autora quedó finalista con otra apuesta arriesgada: Ritmo lento.

Aya de Yopougon es un cómic que cuenta las aventuras de la mencionada Aya, una chica de Costa de Marfil, narrando sus sueños, sus ilusiones y su día a día en el barrio. Con esta obra Marguerite Abouet ha arrasado internacionalmente y ha demostrado que no sólo hay una vida en África que merece ser contada más allá de la tragedia que siempre se intenta buscar en los relatos de ese continente, sino que el mundo está muy interesado en conocer esa realidad alejada de los estereotipos.

Acabamos la parte literaria con ese salseo de las últimas semanas que ha involucrado a Coldplay, una cámara pública en un concierto y el descubrimiento de una infidelidad. Este relato, magnificado por las redes sociales, terminó con los participantes abandonando sus puestos de trabajo, una consecuencia que parece exagerada para un asunto que, en el fondo, no dejaba de ser privado. Pero ya en los grandes dramas decimonónicos (y en los contemporáneos) queda claro que todo lo que ocurre en casa tiene reverberaciones en el mundo exterior.

De pantalla en pantalla

Viajemos momentáneamente a Lothlórien, el reino élfico de la Tierra Media. Al imaginarlo probablemente muchos piensen en los paisajes que Peter Jackson recreó en su trilogía de El señor de los anillos. Lara López Millán cuenta cómo la estética del ‘medievalismo suave’, nacida en Londres a mitad del siglo XIX, impregna actualmente muchas de las películas y series fantásticas que vemos, con su delicadeza, la vivacidad del color y su atención a la flora.

¿Alguna vez han dicho, ante una comedia, eso de “no es buena pero te ríes”? Esa coletilla, que todos añadimos, indica muchas veces que la película tiene una calidad superior a la que le atribuimos. Después de todo, hacer reír no es tan fácil como parece. De provocar carcajadas sabían mucho los ZAZ, David Zucker, Jim Abrahams y Jerry Zucker, artífices de algunas de las películas paródicas más desternillantes de la historia. Este agosto se estrena el remake de The Naked Gun (Agárralo como puedas en España, ¿Y dónde está el policía? en Hispanoamérica) y eso sirve de excusa para analizar qué hizo que los ZAZ fuesen unos maestros de la risa.

Hace unos días se subastó el Birkin original (por una cantidad de dinero estratosférica), un bolso que la marca Hermès creó para la actriz y cantante inglesa Jane Birkin y que después se convirtió en uno de los diseños más famosos del mundo. Aprovechando el ruido, Ana María Iglesias Botrán repasa la carrera artística de una mujer que, en muchos casos, fue recordada por ser compañera personal y profesional de Serge Gainsbourg pero que se labró un nombre propio y que triunfó en la gran pantalla y en los escenarios.

Y aprovechamos para felicitar a Gonzalo Suárez, al que ya recordamos el verano pasado en su 90 cumpleaños, por el Goya de Honor 2026 que se le entregará el año que viene. Las obras de autores libres, inclasificables y creativos siempre merecen ser premiadas.

Los días lentos

“Agora que por fin entama’l branu

y l’azul blanco del cielu inunda

la tierra entera y tamién el ríu,

yá ye tiempu, yá tengo tiempo

pa esperar imperceptibles cambios

nes nubes que pasen pa contra allá,

pa contra otru país de ceniza”.

Con estos versos, con ese “ahora que al fin comienza el verano”, quería cerrar el Suplemento cultural de esta semana, recordando a Xuan Bello, el escritor que contó desde Asturias el mundo entero. El autor de Historia universal de Paniceiros falleció recientemente, dejando un poquito más huérfana a la literatura española.

Las palabras de Bello nos remiten a una estación en la que los días se dilatan, se expanden, son infinitos y lentos. Tal vez en el fondo todos queramos, cuando llegan las vacaciones, regresar a aquellas eternas jornadas de los veranos de nuestra infancia.

Con ese espíritu recordamos dos artículos de hace algún tiempo. En el primero, Txetxu Ausín hace una defensa, a propósito del exitazo de Luis Fonsi y Daddy Yankee, del vivir “des-pa-ci-to”.

En el segundo vemos cómo Julio Cortázar y Carol Dunlop, sin saberlo, siguieron esta máxima al pie de la letra y atravesaron Francia con calma, tardando 33 días en recorrer 800 kilómetros en coche.

Esperamos que disfruten de un muy feliz agosto. Nos vemos en septiembre,

The Conversation

ref. Suplemento cultural: este nuestro verano – https://theconversation.com/suplemento-cultural-este-nuestro-verano-262538