¿Qué pasa con la igualdad en el contexto digital?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Milagros Sáinz Ibáñez, Investigadora y directora del grupo de investigación de género y TIC del IN3, UOC – Universitat Oberta de Catalunya

Ilustradora: Nadia Hafid.

Durante los últimos años, las redes sociales se han convertido en una herramienta de socialización básica para los jóvenes. ¿Quién se iba a imaginar, años atrás, la relevancia y el papel que estas plataformas digitales iban a tener en la vida de las personas, si cabe más intenso entre niños y adolescentes? Los móviles y sus aplicaciones se empiezan a usar a edades cada vez más tempranas. Nueve de cada diez adolescentes españoles se conectan varias veces al día a internet o están permanentemente conectados.

Con este papel tan importante en la socialización y las relaciones personales de las nuevas generaciones, ¿afecta el uso de redes sociales a la brecha de género? Y si lo hace, ¿en qué sentido?

Por un lado, las redes sociales se han convertido en una herramienta de empoderamiento de las mujeres, sobre todo de las más jóvenes. Han servido de altavoz para aglutinar sororidad y esfuerzos para denunciar públicamente casos de abusos, discriminación, y violencia contra las mujeres en todas sus dimensiones. Movimientos como el #Mee too, #yo si te creo o #ni una más han nacido y crecido en las redes sociales.

Las redes también han servido para fomentar la colaboración entre mujeres en asuntos como la fertilidad o el síndrome de la impostora, con la creación de múltiples recursos destinados a superar situaciones de discriminación o enfrentarse a la inseguridad de las redes.

Diferencias de género en el uso e impacto de las redes sociales

Niños, niñas y adolescentes no usan las mismas redes sociales ni de la misma manera. Por ejemplo, entre los usuarios españoles de 11 o 12 años de Whatsapp, Twitch, Youtube o Instagram, se ha observado que los niños seguían más publicaciones relacionadas con los deportes o los videojuegos y las niñas los contenidos de música, moda, salud, belleza, política y personas famosas. Las niñas, además, informaban seguir a más familiares en las redes sociales que los niños.

Los estudios sugieren que los chicos adolescentes usan más Youtube y las chicas Tik Tok o Instagram. Usar más Tik Tok o Instagram, y preferir contenidos sobre moda, salud, famosos o belleza, tiene un impacto en la presión estética que sufren especialmente las chicas.

Para ellas, las redes sociales se convierten a menudo en un escaparate donde se destaca la apariencia física, se idealiza la imagen corporal y se persigue la validación social. Una mayoría de usuarios (algunos de ellos influencers a los que siguen miles de personas) intercambian imágenes casi siempre atractivas sobre diferentes ámbitos de su vida personal y profesional.

Esta excesiva importancia de la imagen corporal, y la cosificación y sexualización del cuerpo de las mujeres que implica, hacen a las chicas especialmente vulnerables a determinados problemas de salud mental. Por ejemplo, el uso de Instagram destaca en algunos estudios por su relación con la insatisfacción corporal, la promoción de la delgadez y la comparación social. Otras investigaciones relacionan el uso de Facebook con una baja autoestima y cambios en la conducta alimentaria.




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Una inteligencia artificial sexista

Más allá de las redes sociales, hay otros ámbitos donde la tecnología, si no tenemos cuidado, puede acabar acentuando determinados estereotipos y con ellos, la desigualdad. Por ejemplo, el ámbito de la inteligencia artificial. Cada vez es más frecuente el uso de las herramientas de inteligencia artificial generativa para diseñar influencers.

Si observamos con detenimiento los atributos asociados a su aspecto físico y psicológico podremos observar este tipo de influencers (utilizados en muchas ocasiones con fines de marketing y publicidad), al igual que ocurre en el caso de los influencers de carne y hueso, replican y exageran las características físicas, psicológicas y los roles de las mujeres y de los hombres que representan. Aitana López, Shudu Gram, Alex, o Kyra son ejemplos de algunos de los influencers creados con herramientas de IA.

Los datos de los que se alimentan estas herramientas para la creación de imágenes y contenidos contienen numerosos sesgos de género, y por lo tanto, en el diseño y producción de nuevas tecnologías digitales se sigue adoptando una visión tradicional de los roles y estereotipos asociados a hombres y mujeres.

Sin embargo, a pesar de la importancia que tienen las redes sociales y la inteligencia artificial como potenciales propagadores de los sesgos y estereotipos de género, apenas existen estudios sobre el tema. ¿Qué atributos se toman como referencia para definir la apariencia física, la personalidad, las actitudes o el comportamiento que estos influencers muestran al público, y por qué?

Ciberacoso y ‘grooming’, sobre todo en chicas

Un riesgo del uso de redes sociales a edades tempranas es el de ser contactado o contactar con desconocidos, algo que 1 de cada 3 adolescentes hacen. Existen numerosas evidencias que señalan que las chicas reciben más mensajes no solicitados y viven más experiencias de acoso y abuso que sus compañeros.

Por ejemplo, según un estudio del Instituto de las Mujeres sobre acoso en las redes (2022), el 80 % de las mujeres ha sufrido alguna situación de acoso en las redes sociales. La mitad de las situaciones de acoso en las redes están relacionadas con el establecimiento (o intento de establecimiento) de una relación íntima. Además, en la mayoría de las ocasiones estas experiencias de acoso eran propiciadas por personas desconocidas.




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El surgimiento de la machosfera

Es chocante que el empoderamiento de las mujeres en las redes y, por ende, en diferentes ámbitos de la vida haya propiciado a su vez el impulso de un movimiento reaccionario, misógino y antifeminista, que se conoce como la machosfera (manosfera en inglés).

La machosfera ha sido definida como el conjunto de espacios virtuales que dan cabida a una multitud de movimientos basados en el fomento de una masculinidad tóxica centrada en la propagación de discursos misóginos y antifeministas. Se caracterizan por fomentar la propagación de bulos y la desinformación sobre la igualdad de género y la situación de las mujeres. Además, reivindican la vuelta a valores masculinos tradicionales con argumentos que niegan la violencia contra las mujeres, afirmando incluso que es un invento ideológico.

Entre los chicos adolescentes, la tendencia a creer que la violencia de género es un invento ideológico o a banalizarla ha estado aumentando en los últimos años, como podemos observar comparando resultados del Barómetro Juventud y Género: en 2019, el 11,9 % estaban de acuerdo con la frase de que la violencia de género es un invento ideológico; en 2021 esta cifra subió hasta el 20 %; y en 2023, al 23 %.Muchos jóvenes (chicos mayoritariamente) encuentran cobijo y comprensión en este tipo de movimientos, muy presentes en las redes, donde se fomenta una visión distorsionada y tóxica de las relaciones entre hombres y mujeres.




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A esto se añade la falta de conocimiento sobre qué constituye un delito de odio o cómo gestionarlo: el 43 % de los jóvenes de ambos sexos no cree o no está seguro de que mandar mensajes de odio sea delito (casi el 50 % de los chicos frente al 37 % de las chicas), y 1 de cada 4 adolescentes afirmaba que no sabría dónde denunciar un caso de violencia online.

Videojuegos, un mundo hostil para las mujeres

En torno al 47 % de las personas que juegan a videojuegos son mujeres. Sin embargo, muchas de ellas reciben continuos insultos y descalificaciones por parte de algunos hombres también jugadores.

Por este motivo, algunas deciden ocultar su identidad femenina para evitar este tipo de situaciones. Además, son recurrentes las situaciones de acoso en redes sociales que sufren las pocas mujeres que producen y diseñan videojuegos.

La pornografía y la igualdad de género

En los últimos años preocupa especialmente el acceso de los jóvenes desde edades muy tempranas a la pornografía, especialmente por parte de los chicos. Esto tiene un efecto importante en cómo perciben las relaciones sexuales y afectivas, pues la mayoría de vídeos y contenidos a los que acceden ofrecen una imagen distorsionada de las mujeres, de las relaciones y del papel que juegan las mujeres en ellas.

Estudios recientes señalan la influencia que el consumo de este tipo de contenidos tiene en las relaciones de pareja durante la adolescencia, pues en muchos casos algunos adolescentes (sobre todo chicos) tienen muy interiorizado lo que han visualizado y exigen a sus parejas reproducir lo que han visto en el material pornográfico al que han tenido acceso.

Las evidencias que hemos recabado confirman la necesidad de trabajar con niños, niñas y adolescentes para fomentar entre ellos un uso crítico, responsable y ético de las herramientas digitales, especialmente de las redes sociales. Existen algunos ejemplos sobre el mal uso de estas herramientas con fines sexistas que no se deberían producir. Pero también es importante trabajar con las familias, el profesorado y especialistas en educación para formarse y promover un uso ético de las redes sociales.


La versión original de este artículo se ha publicado en la Revista Telos, de Fundación Telefónica.

The Conversation

Milagros Sáinz Ibáñez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Qué pasa con la igualdad en el contexto digital? – https://theconversation.com/que-pasa-con-la-igualdad-en-el-contexto-digital-269252

Cómo se construye la nueva industria de la música a través de ‘Operación Triunfo’

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Ángel Baños Saldaña, Profesor de Literatura Española, Universidad de Castilla-La Mancha

Imagen de la gala 8 de _Operación Triunfo 2025_. Amazon MGM Studios

Hace unos días nuestro amigo Mike nos comentó: “Me vi el primer capítulo en Amazon y lo quité”. Hizo una pausa breve, casi teatral, antes de insistir: “No me representa. No me representa a mí”. Y luego, con una sonrisa resignada, añadió: “A la gente joven a lo mejor sí”.

Hablaba de Operación Triunfo 2025, que parece diseñado para “jóvenes con rentabilidad”. Así lo señala su publicidad: desde la primera gala se habla de la adquisición de capital para “invertir” a través del banco online que lo patrocina, el mismo que ha planificado un sorteo de entradas por TikTok para la gala final.

Este programa musical de telerrealidad apunta a un sector de la generación Z que compara precios en Idealo, previene los signos de la edad con La Roche-Posay o CeraVe, se refresca con Cacaolat o Nestea y juega con piezas de Lego. Dicho en otros términos, su público objetivo son los jóvenes con cierta capacidad adquisitiva.

El nuevo formato ha planificado un cambio de paradigma en la relación entre televisión, música y cultura popular y la productora Gestmusic ha canalizado su difusión en torno a una nueva edad.

Cinco personas posan detrás de una mesa en un escenario.
Chenoa, presentadora del formato, y el jurado de esta edición de 2025. De izquierda a derecha, Guille Milkyway, Cris Regatero, Abraham Mateo y Leire Martínez.
Amazon MGM Studios

The show must go on

Cuando Operación Triunfo irrumpió en 2001, lo hizo como un acontecimiento televisivo. Era una fábrica de sueños que convertía a jóvenes anónimos, casi sin formación, en iconos de masas. Su éxito no radicaba solo en la música, sino en la construcción de una narrativa aspiracional que mezclaba mérito, emoción y espectáculo.

Tras su reaparición en 2017, el formato encontró una segunda vida en la era digital. Y desde su emisión en Amazon Prime, el programa se ha reconvertido en un espejo de la (nueva) industria musical.

El espectáculo ya no ocurre solo en una gala de tres horas, sino en un flujo continuo de clips, directos, comentarios y reacciones. OT2025 no se ve, se navega. Se consume entre notificaciones mientras permanece la fascinación por ver nacer al artista “adolescente”, por asistir al proceso en el que el anonimato se convierte en figura pública.

Operación Triunfo comienza mucho antes de que los concursantes entren el escenario. El proceso de selección combina estrategias tradicionales y digitales. Por un lado, se realizan castings presenciales en varias ciudades de España; por otro, se impulsa la participación a través de redes sociales con iniciativas como el #OTCover, que permite a los aspirantes mostrar su talento en TikTok e Instagram.

Ya en la Academia, se les instruye según la lógica de la industria musical: ensayos, trabajo en equipo, presión mediática y exposición constante.

Más que un concurso, OT2025 es un síntoma cultural. Se trata de una versión acentuada de la sociedad musical del espectáculo: una maquinaria afectiva en la que lo visible produce verdad y multiplica los comentarios en redes.

La vocación transmedia del regreso de OT como proyecto televisivo ya ha conquistado a los jóvenes. A partir de esta edición, se constata la voluntad manifiesta de fidelizar clientes en ese sector. Esos son los jóvenes que van “un pasito por delante”, como dice el anuncio del banco.

El talento como performance

En OT2025 la noción de talento se expande más allá de la técnica vocal o la interpretación. Lo que se busca –y se recompensa– es la capacidad de emocionar, de conectar y de narrarse. El concursante interpreta su identidad, ensaya su autenticidad y construye una marca personal en tiempo real para integrarse en una industria. Esta detentará gran parte de sus derechos de imagen, autor y explotación comercial.

La perfomance se basa en el ideal contemporáneo de la autenticidad emocional. Guille Toledano, uno de los concursantes, lo intuye, e insiste en validar su capacidad como intérprete de canciones pero no como compositor. Mostrar la vulnerabilidad y la virtud, compartir el proceso, llorar frente a cámara o abrirse ante el público se convierten en partes esenciales de la narrativa.

El espectáculo ya no consiste en la perfección, sino en la emoción visible. Cada gesto, cada palabra y cada interpretación forman parte de una coreografía colectiva que combina espontaneidad y cálculo. Aprender a sentir ante la cámara es tan importante como saber cantar.

Algoritmos, plataformas y la nueva industria musical

La principal diferencia entre OT2025 y sus predecesores reside en la infraestructura. La industria musical se ha desplazado hacia un modelo donde las plataformas, además de patrocinar el formato, actúan como amplificadores del gusto (y del negocio). En su segundo año de existencia, la “Tienda OT” se consolida para conectar con la juventud. Su merchandising quiere que le guste vestir como los concursantes, hablar como ellos y llevar totebags con sus frases.

El programa asume esta lógica de manera explícita. Las canciones se graban y se publican en streaming. Estas van acompañadas de estrategias de marketing que organizan, desde la plataforma Amazon, un perfecto entramado de cómo funciona la cultura.

Las métricas de escucha, los picos de viralidad y las menciones en redes sociales se incorporan como parte de los criterios de éxito y de juventud. A más interacción, mayor identificación con su público. Por eso, los aspirantes a “triunfitos” disfrutan en la Academia de treinta minutos de consumo de TikTok a la semana, en pantalla grande, y mientras aprenden protocolo. Necesitan incorporar su imagen al que es hoy el gran escaparate del espectáculo y saber gestionarlo.

Un grupo de gente joven posa.
Todos los concursantes de esta nueva edición de OT.
Amazon MGM Studios

En este contexto, OT2025 ilustra un nuevo tipo de industria musical participativa. Ya no basta con “gustar” al jurado o al público: hay que ser relevante dentro del flujo de datos. El artista debe aprender a dialogar con algoritmos y audiencias simultáneamente, optimizando su presencia en el ecosistema digital.

Esto pone sobre la mesa la aceleración de los tiempos de producción, la homogeneización estética y la fragilidad emocional derivada de la exposición constante. El programa es un espejo de las contradicciones de la cultura digital: celebra la creatividad, pero dentro de los márgenes del mercado y la atención.

OT2025 como laboratorio de la industria musical

Más allá del espectáculo, OT2025 puede entenderse como un espacio donde se ensayan nuevas formas de creación, representación y consumo en la era digital.

Su valor no reside solo en los artistas que lanza, sino en los discursos que genera sobre la identidad, la autenticidad, el éxito y el trabajo creativo. Deja tras de sí un repertorio de canciones, debates y símbolos que alimentan la memoria joven y colectiva.

El programa pone de relieve las nuevas condiciones del trabajo artístico: la autoexplotación emocional, la hiperconectividad, la dependencia de las plataformas. Pero también abre oportunidades inéditas para la autonomía y la autogestión. Los concursantes ya no esperan ser “descubiertos” por una discográfica; son ellos quienes aprenden a convertirse en su propia industria. Porque ¿de verdad importa el ganador?

OT2025 no solo lo ganará un concursante, sino también los patrocinadores y la industria musical. El formato condensa las tensiones centrales de la cultura contemporánea: autenticidad y artificio, emoción y cálculo, arte y mercado. Su verdadera relevancia no radica en quién gana, sino en cómo revela las transformaciones estructurales de la música popular y de la producción cultural en la era del espectáculo permanente.

The Conversation

José Ángel Baños Saldaña es miembro del equipo de investigación del proyecto de I+D+i “Mucho más que poemas. Poesía para más gente y poéticas de la canción” (M+PoeMAS), cuya referencia es PID2024-158927NB-100.

Guillermo Sánchez Ungidos es miembro del equipo de investigación del proyecto de I+D+i “Mucho más que poemas. Poesía para más gente y poéticas de la canción” (M+PoeMAS), cuya referencia es PID2024-158927NB-100.

ref. Cómo se construye la nueva industria de la música a través de ‘Operación Triunfo’ – https://theconversation.com/como-se-construye-la-nueva-industria-de-la-musica-a-traves-de-operacion-triunfo-265413

Gripe H5N1: si yo fuera pato, estaría muy asustado

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología (SEM), Universidad de Navarra

El pasado jueves 13 de noviembre, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España decretó el confinamiento de todas granjas de aves de corral que se crían al aire libre para frenar la expansión de la gripe aviar, causada por el virus H5N1. La justificación de una medida tan drástica, que ya se ha tomado en otras ocasiones, se basa en el aumento de los focos de la infección en Europa y el incremento del riesgo por la migración de aves silvestres en Europa.

Este tipo de noticias producen una entendible alarma en la opinión pública, pero ¿ha aumentado el riesgo de que el virus H5N1 desencadene una pandemia entre la población humana? ¿Por qué está causando cada vez más estragos no solo entre las aves, sino también entre muchas especies de mamíferos?

Campeones de la variabilidad

Los virus de la gripe son los campeones de la variabilidad. Existen cuatro géneros (A, B, C y D) y muchos tipos distintos.

Los del género A son los que más importancia tienen para la salud humana y animal, y todos ellos derivan ancestralmente de virus de aves. El virus de la gripe A tiene dos proteínas esenciales en su envoltura: la hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N). Existen 18 tipos de H y 11 de N, que se pueden encontrar en cualquier combinación: H1N1, H1N2… y así sucesivamente hasta H18N11. Además, dentro de cada modalidad existe una considerable diversidad genética, por lo que cepas pertenecientes a un mismo tipo pueden diferir en capacidad de enfermar, rango de hospedador, transmisibilidad, etc.

La pandemia de gripe A H5N1

El virus H5N1 es un tipo de virus de la gripe A altamente patógeno y con una elevada tasa de mortalidad entre las aves. Las especies silvestres, y especialmente las de ambientes acuáticos, constituyen el reservorio natural.

El H5N1 fue detectado por primera vez en gansos domésticos en China en 1997, y desde entonces se ha extendido ampliamente por varios continentes a través de las aves migratorias, diversificándose en distintos grupos o clados genéticos. El virus se ha ido propagando en gran cantidad de especies de aves y mamíferos por todo el planeta y está causando una auténtica pandemia en el mundo animal, lo que se denomina panzootía.

Impacto devastador en aves

En 2020 surgió el clado denominado 2.3.4.4b, que llegó a América del Norte a finales de 2021. Los virus H5N1 pertenecientes a este clado han sido capaces de replicarse masivamente en aves silvestres y de corral, en más de 380 especies de aves distintas pertenecientes a 52 familias y 25 órdenes. El impacto sobre estos animales ha sido enorme en muchos países: ascienden a millones los ejemplares que han muerto por este patógeno en los últimos años. Por ejemplo, se calcula que el virus provocó en menos de cinco meses la muerte de aproximadamente el 40 % de todos los pelícanos de Perú.

Enorme extensión geográfica

Los virus de la gripe aviar suelen tener un patrón estacional asociado a los meses fríos, como ocurre con la gripe humana. Sin embargo, desde 2020 el H5N1 también aparece durante la primavera y el verano. Esto ha contribuido a su enorme expansión geográfica; de hecho, ya está presente en todos los continentes excepto en Oceanía.

Tras provocar miles de brotes en Europa, el virus H5N1 fue capaz de cruzar el océano Atlántico a finales de 2021 y llegar hasta Norteamérica, causando estragos en el sector avícola y en las aves silvestres en Canadá, Estados Unidos y México. Desde allí, el patógeno se extendió por toda Latinoamérica, desde Perú hasta Chile y Argentina. En 2024 se detectó en varias especies de aves en la Antártida.

El salto a mamíferos

Uno de los cambios que más ha preocupado es la capacidad del virus H5N1 de infectar a distintos mamíferos, tanto silvestres como domésticos (perros y gatos). Desde 2021, ha saltado a más de 50 especies, desde osos, nutrias o mofetas hasta elefantes marinos, delfines y morsas. En algunos casos con gran virulencia: en el continente americano han muerto decenas de miles de leones y elefantes marinos, por ejemplo.

Además, el virus ha evolucionado y se ha adaptado a estos nuevos hospedadores y es capaz de transmitirse entre ellos, como se ha demostrado en elefantes marinos o en granjas peleteras en Europa.

En los animales, el virus H5N1 suele causar distintos síntomas, desde neumonía y meningoencefalitis hasta signos neurológicos como temblores, convulsiones y ataxia. Se ha descrito la presencia de altas cargas virales en el cerebro de algunas especies.

El H5N1 en el ganado vacuno en Estados Unidos

A finales de marzo de 2024, se informó en Estados Unidos del primer caso de infección de H5N1 2.3.4.4b en vacas lecheras, un reservorio del virus totalmente inesperado.

Este salto al ganado vacuno representa un cambio significativo en el comportamiento del virus, ya que mostró una nueva capacidad de multiplicarse en el tejido mamario, con altas cargas virales detectadas en la leche. Esto revela su adaptación a hospedadores mamíferos y destaca su potencial de transmisión zoonótica al ser humano. Los análisis genómicos identificaron nuevas mutaciones que aumentan la capacidad de unión del virus a los receptores de las células de los mamíferos y facilitan su propagación.

Por qué este salto del virus H5N1 al ganado vacuno solo se ha detectado en Estados Unidos y no en otros países, es todavía un misterio.

H5N1 en humanos

A pesar de la extensión del virus H5N1 en animales y de la exposición al ser humano, se han notificado relativamente pocas infecciones en personas hasta la fecha. Desde que se detectó por primera vez en China solo se han descrito alrededor de 900 casos, la inmensa mayoría en individuos que trabajan en granjas avícolas o manipulan aves. Aunque la letalidad del virus en humanos puede llegar al 50 %, la mayoría de los casos notificados en los últimos años son leves.

Los datos actuales indican que estos virus no han adquirido la capacidad para una transmisión sostenida entre personas, por lo que el riesgo para la población general sigue siendo bajo.

¿La próxima pandemia humana?

Sin embargo, no cabe duda de que el virus H5N1 supone una amenaza también para nuestra especie. Para que este virus acabe siendo pandémico debería sufrir varios cambios. Debería mejorar su capacidad de transmitirse por vía aérea entre humanos y de unirse a los receptores de las células humanas. Pero, además, debería mejorar su capacidad de entrar en el interior de nuestras células y poder multiplicarse en ellas. Por último, debería ser capaz de evadir nuestro sistema inmunitario.

Que se produzca la combinación correcta de todas estas mutaciones es difícil… pero no es imposible. El virus de la gripe es el campeón de la variabilidad, la mutación y la recombinación. Otros virus de la gripe han sido los responsables de las grandes pandemias del siglo XX. La masiva circulación mundial del virus H5N1 en el mundo animal es una mala noticia.

Para preservar la salud humana es esencial vigilar lo que ocurre en el mundo animal. Por eso, la estrategia es One Health: mejorar la bioseguridad en las granjas, intensificar la vigilancia veterinaria no solo en aves de corral sino también en ganado vacuno y porcino y promover la coordinación efectiva entre los sectores de salud pública y sanidad animal a través de un enfoque colaborativo. No estamos ante una nueva pandemia, pero el virus H5N1 cada vez está más cerca.

The Conversation

Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Gripe H5N1: si yo fuera pato, estaría muy asustado – https://theconversation.com/gripe-h5n1-si-yo-fuera-pato-estaria-muy-asustado-269821

Hombres y mujeres que votan a la derecha radical populista: ¿les mueven las mismas preocupaciones?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Antonia María Ruiz Jiménez, Associate Professor (Sociology Department), Universidad Pablo de Olavide

Mitin de Santiago Abascal, líder de Vox, en Valencia el 13 de julio de 2023. Aitor Serra Martin/Shutterstock

El fortalecimiento de la democracia europea exige comprender por qué amplios sectores de la población han dejado de sentirse representados por los partidos tradicionales.

El proyecto UNTWIST, financiado por la Unión Europea, ha estudiado este fenómeno desde una perspectiva de género, revelando que la falta de respuesta a las necesidades reales de hombres y mujeres ha contribuido al auge de las formaciones de derecha radical populista en Europa.

Su informe Fortalecer la democracia mejorando la representación de género sintetiza los resultados de 18 grupos de discusión desarrollados en seis países –España, Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Hungría y Suiza– con personas que habían votado previamente a partidos tradicionales y que en las últimas elecciones optaron por partidos de derecha radical populista.

Los hallazgos muestran que la mayoría de estos electores no rechazan la igualdad ni los valores democráticos, sino que expresan una profunda desafección hacia los partidos tradicionales, a quienes culpan de su situación.

Ignorados por un sistema que no responde a las preocupaciones cotidianas

Lo que une a estos votantes no es una ideología extremista: es más bien la percepción de haber sido ignorados por un sistema que no responde a sus preocupaciones cotidianas.

El estudio de UNTWIST plantea que la crisis de representación no es un simple cambio de preferencias electorales, sino un reto de fondo para la calidad de la democracia.

Cuando los partidos tradicionales dejan de reflejar las preocupaciones de los sectores más vulnerables, se debilitan los principios de equidad, legitimidad e inclusión sobre los que se asienta el sistema democrático.

Esta falta de conexión genera un terreno fértil para los discursos populistas, que prometen dar voz a quienes se sienten ignorados. Sin embargo, la representación que ofrecen está distorsionada por una ideología antiliberal que tiende a instrumentalizar las demandas sociales y de género, reinterpretándolas desde valores conservadores y nacionalistas.

Allí donde estas fuerzas políticas han alcanzado poder, se observan retrocesos en derechos de las mujeres y en libertades individuales, lo que confirma el carácter regresivo de su propuesta.

Frente a ello, el proyecto UNTWIST subraya la necesidad de reconstruir la representación democrática a partir de un conocimiento más preciso de las necesidades y experiencias de los distintos grupos sociales, reconociendo las diferencias entre hombres y mujeres y atendiendo a las condiciones materiales que estructuran sus vidas.

Motivaciones de los nuevos votantes

Los grupos de discusión realizados en los seis países muestran que los votantes que cambian su apoyo hacia partidos de derecha radical populista suelen ser personas que buscan expresar su frustración con las opciones políticas tradicionales. No esperan necesariamente soluciones concretas por parte de los nuevos partidos, pero utilizan el voto como medio de protesta.

En España, el análisis de los grupos revela que el ámbito familiar ocupa un lugar central en los discursos de hombres y mujeres, independientemente de la clase social.

Sin embargo, existen diferencias significativas en la forma de expresar el malestar. Los hombres, especialmente los de clase media, emplean un lenguaje más abstracto y político, mientras que las mujeres, sobre todo de clase trabajadora, articulan sus preocupaciones desde la experiencia cotidiana, vinculándolas con la conciliación, el cuidado y la precariedad laboral.

El estudio también identifica una sensación compartida de fatiga social y emocional, descrita como “fatiga de emancipación”: la percepción de que, a pesar de los avances formales en igualdad, las condiciones materiales no garantizan una vida digna ni equilibrada. Este sentimiento es más pronunciado entre las mujeres, que combinan el trabajo remunerado con una carga desigual de tareas domésticas y de cuidado.

Los datos obtenidos muestran que las preocupaciones económicas son el principal motor del voto hacia los partidos populistas. Para los hombres, la atención se centra en la legislación laboral y en la sensación de desigualdad percibida en políticas de empleo o cuotas. Las mujeres, por su parte, destacan la dificultad de equilibrar trabajo y familia y reclaman condiciones laborales que les permitan atender sus responsabilidades de cuidado, que reivindican como propias, sin perder autonomía económica.

El Estado del bienestar es otro ámbito de preocupación. Hombres y mujeres comparten una visión crítica del uso político de las ayudas sociales y expresan la sensación de que ciertos colectivos reciben apoyo inmerecido.

En el terreno educativo, los hombres tienden a preocuparse por la pérdida de referentes culturales, mientras que las mujeres subrayan la falta de oportunidades laborales para sus hijos, incluso con estudios superiores.

En la esfera familiar, los discursos muestran tensiones entre los roles tradicionales y las nuevas realidades económicas. Los hombres, especialmente los de clase trabajadora, lamentan no poder sostener el hogar con un solo salario, mientras que las mujeres reclaman más apoyo institucional y una corresponsabilidad efectiva en los cuidados.

Hacia políticas sensibles al género

A partir de estos resultados, UNTWIST propone repensar la acción política desde una sensibilidad de género que supere la retórica y se traduzca en medidas concretas. El objetivo no es reforzar una agenda identitaria, sino desarrollar políticas que reconozcan las diferencias en las experiencias de hombres y mujeres y que beneficien a la ciudadanía en su conjunto.

Este enfoque implica priorizar la seguridad económica, la conciliación y la educación pública como pilares de una democracia inclusiva. Las políticas de igualdad, señala el informe, deben presentarse como instrumentos de cohesión social y no como campos de confrontación ideológica.

The Conversation

Antonia María Ruiz Jiménez es la Coordinadora Científica del proyecto UNTWIST.

Este proyecto ha recibido financiación del programa de investigación e innovación Horizonte Europa de la Unión Europea en virtud del acuerdo de subvención n.º 101060836. El consorcio del Reino Unido está financiado por UK Research and Innovation (UKRI) en virtud de la garantía de financiación Horizonte Europa del Gobierno del Reino Unido (número de subvención n.º 10066730). El consorcio suizo está financiado por la Secretaría de Estado de Educación, Investigación e Innovación (SERI) de Suiza (acuerdo de subvención n.º 22.00615).

Financiado por la Unión Europea, UK Research and Innovation y la Secretaría de Estado suiza para la Educación, la Investigación y la Innovación. No obstante, las opiniones y puntos de vista expresados son exclusivamente los de los autores y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea, la Agencia Ejecutiva de Investigación Europea (REA) ni los demás financiadores. Ni la Unión Europea, ni la autoridad concedente, ni los demás financiadores pueden ser considerados responsables de ellos.

ref. Hombres y mujeres que votan a la derecha radical populista: ¿les mueven las mismas preocupaciones? – https://theconversation.com/hombres-y-mujeres-que-votan-a-la-derecha-radical-populista-les-mueven-las-mismas-preocupaciones-266935

Existe una burbuja de la inteligencia artificial y esto es lo que podría pasar si estallase

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Sergi Basco, Profesor Agregado de Economia, Universitat de Barcelona

Koshiro K/Shutterstock

Los auges y las crisis son una característica recurrente de la economía moderna, pero cuando el valor de un activo se infla en exceso, un auge se convierte rápidamente en una burbuja.

Los dos episodios de este tipo más recientes fueron la burbuja puntocom en Estados Unidos (1996-2000) y las burbujas inmobiliarias que surgieron alrededor de 2006 en diferentes países. Ambas terminaron en recesión: la primera fue relativamente leve y la segunda, catastróficamente grave. Los recientes y vertiginosos aumentos en los precios de las acciones de las empresas relacionadas con la IA han llevado a muchos inversores a preguntarse: “¿Estamos presenciando otra burbuja de precios de activos?”.

Es importante situar el actual auge de la IA en su contexto. El precio de las acciones de Nvidia, que fabrica muchos de los chips informáticos que alimentan la industria de la IA, se ha multiplicado por 13 desde principios de 2023. Las acciones de otras empresas relacionadas con la IA, como Microsoft y Alphabet, la empresa matriz de Google, se han multiplicado por 2,1 y 3,2, respectivamente. En comparación, el índice S&P 500, que sigue la evolución de las acciones de las empresas más importantes de Estados Unidos, solo se ha multiplicado por 1,8 en el mismo periodo.

Es importante destacar que estas empresas relacionadas con la IA están incluidas en el S&P 500, lo que aumenta aún más la diferencia con las empresas no relacionadas con la IA. Por lo tanto, parece que existe una burbuja de IA, pero no tiene por qué acabar repitiéndose lo ocurrido en 2008.

Cómo se forma una burbuja

El precio de cualquier acción se puede desglosar en dos componentes: su valor fundamental y el valor inflado de la burbuja. Si el precio de la acción está por encima de su valor fundamental, existe una burbuja en su precio.

El valor fundamental de un activo es la suma descontada de sus dividendos futuros esperados. La palabra clave aquí es “esperados”. Dado que nadie, ni siquiera ChatGPT, puede predecir el futuro, el valor fundamental depende de las expectativas subjetivas de cada inversor. Pueden ser optimistas o pesimistas; con el tiempo, algunos tendrán razón y otros se equivocarán.

Los inversores optimistas esperan que la IA cambie el mundo y que los propietarios de esta tecnología obtengan beneficios (casi) infinitos. Al no saber qué empresa saldrá victoriosa, invierten en todas las empresas relacionadas con la IA.

Por el contrario, los inversores pesimistas piensan que la IA es solo un programa informático complejo, en lugar de una tecnología verdaderamente innovadora, y ven burbujas por todas partes.

Una tercera posibilidad son los inversores más sofisticados. Se trata de personas que piensan, o saben, que hay una burbuja, pero siguen invirtiendo con la esperanza de poder aprovechar la ola y salir antes de que sea demasiado tarde.

La última de estas posibilidades recuerda la infame cita del director ejecutivo de Citigroup, Chuck Prince, antes de que estallara la burbuja inmobiliaria de 2008: “Mientras suene la música, hay que levantarse y bailar”.

Como economista, puedo afirmar con seguridad que es imposible que todas las empresas relacionadas con la IA acaben dominando el mercado. Esto significa, sin lugar a dudas, que el valor de al menos algunas acciones relacionadas con la IA tiene un gran componente de burbuja.




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Escasez de activos

Las burbujas de los precios de los activos pueden ser la respuesta natural del mercado a la escasez de activos. En un momento en el que la demanda de activos supera la oferta (especialmente en el caso de activos seguros como los bonos del Estado), hay margen para que surjan otros activos más nuevos.

Este patrón explica la aparición, por ejemplo, de la burbuja puntocom de la década de 1990 y la posterior burbuja inmobiliaria de la década de 2000. En ese contexto, el papel cada vez más importante de China en los mercados financieros aumentó la demanda de activos en Occidente: el dinero se destinó primero a las empresas puntocom en la década de 1990 y, cuando estalló esa burbuja, a financiar la vivienda a través de valores respaldados por hipotecas.

En el contexto actual, una combinación de factores ha allanado el camino para la burbuja de la IA: el entusiasmo por las nuevas tecnologías, los bajos tipos de interés (otro indicio de la escasez de activos) y las enormes cantidades de efectivo que fluyen hacia las grandes empresas.




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El estallido de la burbuja: escenarios buenos, malos y feos

Como mínimo, parte del aumento vertiginoso del valor de las acciones relacionadas con la IA es una burbuja, y una burbuja no puede mantenerse inflada para siempre. Tiene que estallar por sí sola o, en el mejor de los casos, desinflarse cuidadosamente mediante medidas específicas del Gobierno o del Banco Central. La actual burbuja de la IA podría terminar en uno de estos tres escenarios: bueno, malo o feo.

El bueno: auge, no burbuja

Durante la burbuja puntocom, muchas empresas malas recibieron demasiado dinero; el ejemplo clásico fue Pets.com. Pero la burbuja también proporcionó financiación a empresas como Google, lo que (posiblemente) contribuyó a convertir internet en una tecnología que mejora la productividad.

Algo similar podría ocurrir con la IA, ya que la actual avalancha de inversiones podría, a largo plazo, crear algo bueno: una tecnología que beneficie a la humanidad y que, con el tiempo, genere un retorno de la inversión. Sin los niveles de flujo de caja propios de una burbuja, no se financiaría.

En este escenario optimista, la IA, aunque pueda desplazar algunos puestos de trabajo a corto plazo (como ocurre con la mayoría de las tecnologías), resultará positiva para los trabajadores. También supongo que, obviamente, no conducirá a la extinción de la humanidad. Para que esto sea así, los Gobiernos deben introducir regulaciones adecuadas y sólidas. También es importante destacar que no es necesario que los países inventen o inviertan en nuevas tecnologías, sino que deben adaptarlas y proporcionar aplicaciones para que sean útiles.

El malo: un estallido suave

Todas las burbujas acaban estallando. Tal y como están las cosas, no sabemos cuándo ocurrirá esto, ni el alcance de los posibles daños, pero probablemente se producirá una corrección del mercado cuando un número suficiente de inversores se dé cuenta de que muchas empresas están sobrevaloradas. Esta caída del mercado bursátil provocará inevitablemente una recesión.

Esperemos que sea de corta duración, como la recesión de 2001 que siguió al estallido de la burbuja puntocom. Aunque ninguna recesión es indolora, esta fue relativamente leve y duró menos de un año en Estados Unidos.

Sin embargo, el estallido de la burbuja de la IA puede ser más doloroso porque hay más hogares que participan (ya sea directamente o indirectamente a través de fondos de inversión) en el mercado de valores que hace 20 años.

Aunque la función de los bancos centrales no es controlar los precios de los activos, es posible que tengan que plantearse subir los tipos de interés para desinflar la burbuja antes de que crezca demasiado. Cuanto más repentino sea el colapso, más profunda y costosa será la recesión posterior.

El feo: colapso y caída

El estallido de la burbuja de la IA sería grave si compartiera más características de las que imaginamos con la burbuja inmobiliaria de la década de 2000. En el lado positivo, las acciones de IA no son viviendas. Esto es bueno porque, cuando estallan las burbujas inmobiliarias, los efectos sobre la economía son mayores y más duraderos que con otros activos.

La burbuja inmobiliaria no solo causó la crisis financiera de 2008: también provocó el colapso del sistema financiero mundial. Otra razón para ser optimistas es que el papel de los bancos comerciales en las finanzas de la IA es mucho menor que en la vivienda, ya que una gran cantidad del dinero de cada banco está perpetuamente inmovilizado en hipotecas.

Sin embargo, una advertencia importante es que no sabemos cómo reaccionará el sistema financiero si estas grandes empresas de IA incumplen el pago de su deuda. Resulta alarmante que esta parezca ser la forma en que están financiando actualmente nuevas inversiones: un análisis reciente del Bank of America advirtió que las grandes empresas tecnológicas dependen en gran medida de la deuda para construir nuevos centros de datos, muchos de los cuales están destinados a cubrir una demanda que aún no existe.

The Conversation

Sergi Basco no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Existe una burbuja de la inteligencia artificial y esto es lo que podría pasar si estallase – https://theconversation.com/existe-una-burbuja-de-la-inteligencia-artificial-y-esto-es-lo-que-podria-pasar-si-estallase-269731

Para comprender y gestionar mejor los incendios forestales debemos observar el paisaje

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Irene Repeto Deudero, Doctoranda en Biología, Universidad de Cádiz

Plantación de Pino marítimo (_Pinus pinaster_) en la Sierra de la Culebra (Zamora) un año después del incendio de 2022. Juli G. Pausas

En los últimos años, los incendios forestales se han vuelto más extensos, más frecuentes y más graves en muchas partes del mundo. Los veranos son más calurosos, las sequías más largas y los incendios que hace unas décadas eran excepcionales hoy resultan algo habitual.

Según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, en agosto de 2025 ardieron más de 540 000 hectáreas en la península ibérica, la cifra más alta desde que empezaron estos registros.

Paisajes ricos en combustible

Ante la pregunta de si el cambio climático está detrás de ellos, la respuesta no es nada sencilla. Sin duda, el cambio climático alarga las temporadas de riesgo y crea condiciones más propicias para que ocurra un incendio, pero no es la única causa. Los incendios forestales también dependen de las fuentes de ignición, del terreno y de la vegetación que los alimenta.

Para entender los incendios actuales también tenemos que mirar al paisaje que hemos construido.

Desde el siglo XIX se extendieron por toda Europa diversos programas de plantación a gran escala diseñados con el fin de producir madera, proteger el suelo o potenciar el desarrollo económico. En España, se plantaron más de 5 millones de hectáreas, la mayoría con especies de pino, un legado que ha marcado profundamente el paisaje actual.

Con el tiempo, el abandono rural ha aumentado la cantidad y la continuidad de la biomasa, creando paisajes ricos en combustible que ahora son muy vulnerables al fuego. Pero, ¿cómo influyen los diferentes tipos de combustible en la severidad de un incendio y en su recuperación? ¿Puede la gestión reducir el impacto del fuego en los paisajes dominados por plantaciones?




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Lecciones aprendidas de los incendios en España

Nuestro equipo estudió tres grandes incendios en España (Sierra Bermeja, La Culebra y Las Hurdes, ocurridos entre 2021 y 2023) y encontramos que las plantaciones de pino ardieron con mayor severidad que robledales, bosques mixtos o matorrales. Además, estos tres últimos tipos de vegetación mostraban signos claros de recuperación después de un año, mientras que las plantaciones continuaron prácticamente desérticas.

Un año después del incendio, el paisaje de las áreas forestadas no se parecía al ecosistema original, pero tampoco a una plantación funcional. También observamos que las plantaciones pueden poner en riesgo a sus vecinos. En los tres incendios, la intensidad del fuego en la vegetación colindante fue mayor cuanto más cerca estuvieran de dichas plantaciones.

Sin embargo, no todas las plantaciones se quemaron por igual. Detectamos un umbral en torno a los 440 pinos por hectárea: por encima de esa densidad, la severidad del incendio se dispara. En cambio, en aquellas plantaciones en las que se había gestionado la densidad de árboles y el sotobosque, las consecuencias del incendio fueron mucho menos graves.

Estas observaciones suponen una buena noticia, porque significa que en estas plantaciones la gestión puede marcar la diferencia. Prácticas como los clareos, las podas o la tala selectiva bajan la carga y la continuidad del combustible, y fueron efectivas para reducir el impacto del fuego en esas zonas. Pasar de una plantación abandonada a una gestionada podría marcar la diferencia entre un incendio que se puede apagar u otro extremadamente difícil de manejar.




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Fomentar un paisaje más diverso y menos inflamable

En el pasado, las plantaciones de pino tuvieron un papel clave en la economía europea y configuraron gran parte del paisaje que vemos hoy en día. Algunas repoblaciones ayudaron a frenar la pérdida de suelo tras décadas de sobreexplotación de los montes, y los salarios de la actividad forestal permitieron que muchas familias vivieran con dignidad en una economía de posguerra.

Sin embargo, en un contexto donde las condiciones climáticas son cada vez más duras, esas plantaciones están en riesgo de convertirse en puntos críticos para los grandes incendios.

Sierra Bermeja (2021, Málaga, España) un año después del incendio
Paisaje en Sierra Bermeja (Málaga) un año después del incendio de 2021.
Juli G. Pausas

Los resultados de nuestra investigación demuestran que no toda la vegetación arde de la misma forma, sino que el tipo, la densidad y la conectividad del combustible determinan las consecuencias del fuego en el ecosistema y su capacidad para recuperarse. Este hallazgo es importante: implica que hacer inversiones fuertes en gestión forestal ya no es opcional.

Debemos dejar atrás el enfoque centrado en la extinción de incendios una vez han ocurrido y empezar a apostar por reducir la vulnerabilidad del territorio antes de que se origine el fuego.

Fomentar un paisaje más diverso y menos inflamable, además de mantener las plantaciones bajo manejo activo, es una estrategia realista y eficaz. Las medidas que implica no solo aportan beneficios a corto plazo, sino que también fortalecen los planes regionales de prevención y adaptación al fuego. Además, complementan, que no sustituyen, las estrategias globales enfocadas a mitigar el cambio climático.

Si bien su puesta en marcha supone grandes costes y retos logísticos, también ofrece oportunidades para impulsar una industria forestal más sostenible, paliar las consecuencias del abandono rural y promover paisajes donde las plantaciones formen parte de un equilibrio entre la productividad económica y la conservación de los ecosistemas.

En un mundo cada vez más cálido y propenso a los incendios, plantar árboles como estrategia de mitigación climática conlleva riesgos importantes. Sin embargo, a diferencia del clima o la topografía, el combustible sí está bajo nuestro control.

Repensar qué especies, dónde y cómo las plantamos, y sobre todo, qué ocurre con ellas después, es una condición esencial para construir paisajes más resilientes al fuego y, en definitiva, para aprender a convivir con él.

The Conversation

Irene Repeto Deudero recibió fondos de la Universidad de Cádiz.

ref. Para comprender y gestionar mejor los incendios forestales debemos observar el paisaje – https://theconversation.com/para-comprender-y-gestionar-mejor-los-incendios-forestales-debemos-observar-el-paisaje-268444

Sensores basados en bacterias, los nuevos guardianes invisibles del agua

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Anna Salvian, Investigadora posdoctoral del Grupo BioE, IMDEA AGUA

“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza”, escribió Leonardo Da Vinci. Abrir el grifo y que salga agua limpia parece sencillo, pero detrás hay un sistema complejo que va desde la captación y distribución hasta la depuración y, cada vez más, la reutilización.

Hoy ese equilibrio se complica: el cambio climático, la escasez de recursos, la contaminación y el elevado consumo energético del tratamiento hacen cada vez más difícil garantizar un suministro seguro y sostenible. Afrontar estas amenazas exige avanzar hacia una economía circular del agua, con decisiones estratégicas basadas en datos y más orientadas a la eficiencia y la resiliencia.

La revolución de los biosensores bioelectroquímicos

Hasta ahora, controlar la calidad del agua en cada etapa de su ciclo significaba recoger muestras y analizarlas en el laboratorio. El método es fiable, pero lento y costoso, y no siempre refleja lo que ocurre en tiempo real. Por eso, disponer de tecnologías que permitan controlar al instante y con fiabilidad la calidad del agua es esencial para optimizar su gestión a lo largo de todo el ciclo, desde la captación hasta su uso, tratamiento y reutilización.

En este contexto, los biosensores bioelectroquímicos destacan por su versatilidad y capacidad de adaptación a las distintas fases del ciclo del agua. Estos dispositivos emplean microorganismos capaces de “alimentarse” de los contaminantes presentes en el agua, utilizando esas sustancias como fuente de energía.

Durante este proceso metabólico, las bacterias liberan electrones –partículas atómicas cargadas negativamente–, que son captados por el sensor y transformados en una señal eléctrica medible. De esta manera, el nivel de corriente generado refleja directamente la actividad biológica y el grado de contaminación del agua en tiempo real.

Colocados en diferentes puntos del ciclo del agua, estos dispositivos permiten:

  • Detectar la contaminación en origen, antes de que llegue al consumidor.

  • Optimizar el tratamiento en las depuradoras.

  • Garantizar la seguridad de la reutilización.

Antes de la depuración: función preventiva

El ciclo comienza en manantiales, ríos y acuíferos, fuentes cada vez más expuestas a contaminantes químicos, vertidos ilegales o infiltraciones de aguas residuales.

Aquí, los biosensores instalados en aguas subterráneas o superficiales permiten detectar en continuo la presencia de contaminantes. Su función es preventiva: ayudan a evitar intoxicaciones y a garantizar que el agua llegue en condiciones seguras a las plantas de potabilización.

Por ejemplo, se ha demostrado que los biosensores bioelectroquímicos pueden detectar la presencia de hidrocarburos derivados del petróleo, un avance fundamental, ya que estos compuestos se encuentran entre los contaminantes más comunes de las aguas subterráneas.

Durante: tratamientos más eficientes

Tras su uso, el agua llega a las estaciones depuradoras, donde se eliminan los contaminantes antes de devolverla al medio natural. En esta fase, los biosensores bioelectroquímicos desempeñan un doble papel.

Por un lado, permiten monitorizar la carga total de contaminantes orgánicos de entrada: cuanto mayor es la carga orgánica, más electricidad generan las bacterias del sensor, y esa corriente eléctrica puede medirse para estimar la cantidad de materia que debe ser tratada.

En un estudio desarrollado por científicos de España y Reino Unido, demostramos que las comunidades bacterianas que crecen en el ánodo (uno de los electrodos) de estos sensores son muy resistentes, lo que les permite funcionar incluso en aguas sucias o entornos adversos sin perder eficacia.

Esta información es especialmente útil porque las depuradoras, aunque son instalaciones esenciales, tienen un alto consumo energético: gran parte de la electricidad se destina a la aireación de los reactores biológicos necesaria para que los microorganismos degraden los contaminantes orgánicos.

Al medir en tiempo real la demanda de oxígeno de los microorganismos para la degradación o la carga contaminante, los operadores pueden ajustar la aireación de forma dinámica. De esta forma, reducen el consumo eléctrico, disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero y mantienen la calidad del agua tratada. Una ventaja doble: económica y ambiental.

Por otro lado, estos sensores también pueden detectar la presencia de sustancias tóxicas que alteran la actividad de las bacterias encargadas de depurar el agua. Dado que el tratamiento biológico depende de la salud de estos microorganismos, es crucial asegurarse de que no estén expuestos a compuestos que los dañen.

En este contexto, se han desarrollado biosensores bioelectroquímicos capaces de identificar cambios en la actividad metabólica microbiana provocados por floculantes –sustancias empleadas en procesos industriales o en las depuradoras para aglomerar partículas– o sus residuos tóxicos, metales pesados y biocidas, como los pesticidas. Este sistema ofrece una señal temprana de toxicidad, permitiendo actuar de inmediato y proteger el equilibrio biológico del proceso de depuración.

Después: agua segura para su reutilización

Cada vez más, el ciclo del agua se cierra con la reutilización. En un contexto de sequías, el agua regenerada se destina al riego agrícola, la limpieza urbana o incluso a procesos industriales.




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Pero para reutilizar el agua se necesita garantizar su buena calidad. Los biosensores permiten vigilar en tiempo real el agua depurada, asegurando que cumple los estándares de seguridad antes de darle un nuevo uso. Gracias a ello, se fortalece la confianza en la reutilización y se avanza hacia un modelo de economía circular.

Además, este tipo de sensores no se limita al agua. También pueden aplicarse al estudio del suelo, especialmente en terrenos regados con agua depurada. Es posible monitorizar cómo evoluciona la actividad microbiana y las condiciones del suelo para garantizar que la reutilización del agua no altere su equilibrio biológico.

Esa información es muy valiosa porque la vida microbiana del suelo está directamente ligada a su fertilidad: un suelo con un microbioma equilibrado y activo favorece una mejor disponibilidad de nutrientes y, en consecuencia, una mayor productividad de los cultivos.




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Del control al futuro predictivo

La gran ventaja de los biosensores es que permiten pasar de un sistema reactivo a un sistema predictivo. Ya no se trata solo de comprobar la calidad del agua cuando el problema ya ha ocurrido, sino de anticiparse, gestionar mejor los recursos y responder en tiempo real.

Estos modelos predictivos son posibles gracias a la recopilación de grandes volúmenes de datos (big data) y al uso de herramientas de aprendizaje automático (machine learning) y aprendizaje profundo (deep learning). Todo ello permite analizar patrones y predecir el comportamiento futuro con gran precisión.

Un grupo de investigación en Estados Unidos ya ha aplicado estas técnicas a biosensores bioelectroquímicos, logrando identificar las variables que influyen en la generación de corriente eléctrica del sensor y predecir la eliminación de carbono y nitrógeno durante el proceso de depuración.

Integrados en la digitalización del ciclo del agua, estos avances abren la puerta a un modelo de gestión más transparente, eficiente y respetuoso con el medio ambiente, que protege la salud pública, mejora la eficiencia energética y reduce la huella de carbono de las infraestructuras hídricas.

Un futuro más seguro y sostenible

En un mundo donde la demanda de agua podría superar en un 40 % a los recursos disponibles en 2030, apostar por la innovación tecnológica es imprescindible. Los biosensores se perfilan como aliados clave para garantizar un agua limpia, segura y gestionada con criterios de sostenibilidad.

El agua, como decía Da Vinci, es la fuerza que mueve la naturaleza. Hoy, gracias a la ciencia, tenemos nuevos guardianes invisibles para protegerla: biosensores que la vigilan gota a gota, en tiempo real.

The Conversation

Anna Salvian recibe financiación del Programa de Investigación e Innovación Horizonte Europa de la Unión Europea (proyecto n.º 101058174 “TrineFlex”).

ref. Sensores basados en bacterias, los nuevos guardianes invisibles del agua – https://theconversation.com/sensores-basados-en-bacterias-los-nuevos-guardianes-invisibles-del-agua-268042

Dormir bien y moverse más: las 24 horas mágicas para niños sanos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Alicia Mª Alonso Martínez, Vicedecana Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte / Profesora Titular área de Educación Física y Deportiva Facultad Ciencias de la Salud, Universidad Pública de Navarra

alexkoral/Shutterstock

Si alguna vez han visto a una niña de cinco años lanzar un balón con la intensidad de una final del Mundial, ya conocen la magia de las habilidades motrices básicas. Correr, saltar, lanzar o atrapar objetos no son simples juegos, sino los cimientos de la confianza en el parque, del gusto por el movimiento y la actividad física y uno de los factores más decisivos para mantenerse activos al crecer.

Estos cimientos en ocasiones no se establecen con la solidez necesaria, por causas diversas, como demasiado sedentarismo en la escuela, poco tiempo para jugar al aire libre, dificultades de acceso a zonas adecuadas… Por eso es tan importante pensar de manera global en las 24 horas de un día de un niño o niña: cuánto se mueve, cuánto está sentado o cómo duerme, tanto en casa como en la escuela.

Recientemente hemos investigado cómo es posible mejorar las destrezas motrices en conjunción con buenas rutinas de sueño y hábitos que combaten el sedentarismo. Nuestras conclusiones apuntan a beneficios consistentes en las funciones ejecutivas y en la regulación emocional. Es decir, con este enfoque global los niños y las niñas se desarrollan con mayores habilidades físicas, pero también intelectuales y emocionales.

¿Qué nos dice la evidencia?

El análisis de doce estudios con casi 5 000 niños y niñas de entre 4 y 6 años en entornos de educación infantil muestra que los programas que combinan juegos motrices, retos cognitivos sencillos y mensajes para organizar las 24 horas –es decir, más movimiento, menos sedentarismo y sueño de calidad–, producen mejoras sólidas en competencia motriz, especialmente en las destrezas de control de objetos, como lanzar y atrapar una pelota o botar un balón sin que se escape.

En cambio, los avances en resistencia, fuerza o velocidad son más discretos, porque para mejorar la condición física se necesita repetición y progresión a lo largo del tiempo.

Nuestros resultados muestran que para favorecer el desarrollo infantil es clave variar los juegos y actividades, evitando la rutina. Por ejemplo, alternar juegos de cooperación, equilibrio y lanzamiento con nuevas consignas o materiales mantiene la motivación. En cambio, repetir los mismos ejercicios o circuitos durante meses limita el interés y el progreso. Por eso, no es la duración, sino la variedad y calidad de las experiencias lo que impulsa un desarrollo motor y cognitivo real.




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De la habilidad a la confianza y la participación

Las habilidades con objetos son mucho más que simples ejercicios. Abren la puerta a juegos con pelota como “balón prisionero” o “bomba” y también a la participación en deportes de equipo como el balonmano o el waterpolo. Son clave en espacios donde niños y niñas aprenden no sólo a moverse sino también a compartir, cooperar, competir y disfrutar de la actividad física en grupo.

Cuando un niño se siente motrizmente competente, ocurre algo especial: participa más, se divierte más y busca nuevas oportunidades para repetir esa experiencia positiva. Se crea así un pequeño círculo virtuoso que refuerza la confianza y la motivación: “Sé hacerlo, me gusta, lo repito”. Y lo más importante es que este ciclo puede mantenerse en el tiempo, siempre que la escuela y la familia ofrezcan espacios adecuados para la práctica y el juego.

Movimiento, cognición y las emociones

Desarrollar la competencia motriz va mucho más allá del simple movimiento: implica pensar. No es casualidad que actividades como coordinar el cuerpo, ajustar la fuerza necesaria, esperar turnos o seguir las reglas de un juego requieren discurrir, decidir y autocontrolarse y se vinculan con la mejora de funciones ejecutivas fundamentales como la atención, la memoria de trabajo y el control inhibitorio. Los programas con reglas variables o consignas que obligan a replantear decisiones muestran mejoras visibles en el procesamiento ejecutivo y en el comportamiento en el aula.

En el ámbito emocional sucede algo similar. El juego activo con reglas claras, tiempos de espera y retroalimentación inmediata favorece la autorregulación tanto en la conducta, como en las emociones. Por ejemplo, un niño que aprende a “parar, mirar y tirar” en un juego suele también aprender a “parar, pensar y actuar” en otras situaciones de su vida diaria.

Este vínculo entre desarrollo motriz, cognición y emoción refuerza la importancia de programas integrales que estimulen no solo el movimiento físico, sino también el desarrollo cognitivo y el control emocional desde edades tempranas.




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Sueño, movimiento y alimentación: pilares del desarrollo

Las guías de comportamiento que abarcan las 24 horas del día insisten en abordar la actividad física, el sedentarismo y el sueño como un sistema integrado. ¿Por qué el sueño, con horarios regulares y de calidad, resulta clave para un desarrollo físico, cognitivo y socioemocional óptimo en niños y niñas de 4 a 6 años?

Un descanso adecuado y reparador mejora el rendimiento ejecutivo, mientras que el sueño corto o irregular dificulta la concentración y la regulación emocional, afectando el desarrollo infantil. Y, en general, las intervenciones que combinan actividad física con desafío mental reducen el sedentarismo y regulan los tiempos de sueño favoreciendo la atención, la memoria y la gestión emocional durante la infancia.

El camino hacia la mejora

Las siguientes pautas nos servirán para aplicar en casa este enfoque:

• Permitir a los niños correr, saltar, lanzar, girar… Dejar que la condición física emerja de forma natural con la práctica continua.

• Integrar retos mentales sencillos durante el juego (cambiar reglas, contar, nombrar, enumerar).

• Multiplicar los momentos activos durante el día. Todo movimiento suma.

• Promover que jueguen sin pantallas. El juego es el momento de conectar de verdad.

• Fomentar rutinas de sueño. A los 3-4 años se necesitan 10-13 horas diarias, incluyendo siestas, con horarios fijos.

• Ser ejemplo: los niños imitan lo que ven. Si los adultos evitamos pantallas y nos movemos, harán lo mismo.

Familias, docentes y comunidades deberían implicarse en promover hábitos saludables con este enfoque global, en especial mejorando espacios en el entorno urbano para que los niños tengan lugares protegidos de juego.

Para crear un cambio sostenible, será fundamental que la opción saludable, como moverse más, dormir bien y reducir el sedentarismo, sea la más accesible, sencilla y natural para todos los niños y niñas y sus familias.

The Conversation

Alicia Mª Alonso Martínez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Dormir bien y moverse más: las 24 horas mágicas para niños sanos – https://theconversation.com/dormir-bien-y-moverse-mas-las-24-horas-magicas-para-ninos-sanos-268111

El coste psicológico del acoso digital que sufren las deportistas en las redes sociales

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Erika Borrajo Mena, Doctora en Ciencias Sociales/Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Universidad de Deusto

Con cada victoria, las deportistas ganan seguidores, pero también detractores que las observan desde la trinchera del anonimato. La tenista británica Katie Boulter, número uno del circuito en su país, lo vivió tras un torneo internacional: mensajes anónimos en redes le desearon la muerte a ella y a su familia.

Aunque pueda parecerlo, no es un caso aislado. En España, la campeona olímpica de waterpolo Paula Leitón tuvo que enfrentarse a una oleada de insultos por su físico, justo después de ganar el oro en París 2024. Tal y como contó en RTVE, en lugar de celebraciones tuvo que leer mensajes como “¿se valen focas?” o “¿no se vació la piscina?”.

Sus testimonios reflejan una realidad cada vez más presente en el deporte: el acoso digital que muchas mujeres reciben en redes y que afecta a su bienestar personal y profesional. En otras palabras, una forma contemporánea de violencia simbólica que se disfraza de opinión.

Visibilidad + algoritmos = exposición

La visibilidad trae consigo logros y reconocimiento, pero también exposición.
Una investigación de World Athletics reveló que, en recientes campeonatos internacionales, el 59 % de los abusos en redes se dirigieron a deportistas mujeres, y un 36 % tenían carácter sexual.

En redes sociales, la visibilidad no se mide por mérito, sino por reacción. Plataformas como Instagram, X o TikTok premian lo que genera debate, sin distinguir si es apoyo u odio. Un comentario ofensivo o una imagen viral pueden alcanzar miles de personas en segundos. En ese juego de algoritmos, las deportistas quedan doblemente expuestas: por lo que hacen y por cómo se ven.

Sexualización

La raíz del problema no se encuentra en la tecnología, sino en el hecho social. Es la versión 2.0 del sexismo que ha existido históricamente en el deporte. Las redes sociales se han convertido en un espacio donde se repiten las mismas lógicas de sexualización que antes se daban en otros medios.

A ellas se las juzga no solo por su rendimiento, sino por su aspecto, su ropa o su forma de expresarse. El anonimato refuerza la impunidad: decir en línea lo que no se diría cara a cara. Y la falta de estructuras de apoyo –protocolos, recursos, acompañamiento psicológico– deja a muchas deportistas enfrentándose solas a un problema que es colectivo.

Consecuencias psicológicas, sociales y profesionales

Recibir insultos o críticas constantes no es algo “normal” ni debería asumirse como parte del juego. El acoso digital deja huellas invisibles que van más allá de la pantalla: ansiedad, inseguridad, insomnio o aislamiento son algunas de sus consecuencias más comunes. El abuso y el acoso en línea están entre los factores que más dañan la salud mental y el bienestar de las mujeres deportistas. Muchas optan por reducir su presencia en redes o delegar su gestión a otras personas para protegerse, aunque eso implique perder visibilidad u oportunidades profesionales. Todo esto sabiendo que el rendimiento mediático pesa casi tanto como el deportivo, y que desconectarse también tiene coste.

Hacia entornos digitales seguros

El acoso digital a las deportistas no es una cuestión de sensibilidad, sino de responsabilidad colectiva. No basta con denunciar los ataques: hacen falta medidas estructurales que garanticen entornos digitales seguros.

Algunos torneos internacionales ya están dando pasos en esa dirección. Uno de los más destacados es el sistema Threat Matrix, creado por la empresa británica Signify Group y adoptado por Wimbledon y la Asociación de Tenis Femenino (WTA), entre otros. Esta tecnología analiza en tiempo real miles de mensajes en redes sociales para detectar amenazas, insultos o comentarios sexistas en más de treinta idiomas. Cuando identifica contenido abusivo, alerta a un equipo humano que decide si debe avisar a las plataformas o a las autoridades competentes.

De forma parecida, el torneo de Roland Garros utiliza Bodyguard, un software que filtra automáticamente los mensajes de odio antes de que lleguen a las deportistas. Si bien es cierto que estas herramientas no eliminan el problema, intentan prevenirlo. Y, sobre todo, buscan proteger la salud mental de quienes compiten fomentando una cultura digital más segura y respetuosa.

Los clubes, las federaciones y los medios de comunicación deben dejar de mirar hacia otro lado. Las plataformas tecnológicas también tienen una responsabilidad: actuar con la misma rapidez para detener el odio que cuando impulsan una polémica. Y el público debe recordar que, detrás de cada mensaje, hay una persona que lo lee, lo siente y lo sufre.

Conquista del respeto

Cuando las deportistas ganan visibilidad, inspiran a miles de niñas que las miran como referentes. Esta inspiración solo tiene sentido si el entorno digital es un espacio seguro, donde puedan mostrarse sin miedo al juicio o al insulto. Es curioso hablar de ello cuando el deporte femenino ha conquistado por fin su espacio en los estadios. Ahora le toca conquistar también su espacio en las redes: libre de miedo, de insultos y de juicios sobre cuerpos o voces. Porque, al fin y al cabo, ¿de qué sirve ganar una medalla si después hay que seguir luchando para ser respetadas?

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. El coste psicológico del acoso digital que sufren las deportistas en las redes sociales – https://theconversation.com/el-coste-psicologico-del-acoso-digital-que-sufren-las-deportistas-en-las-redes-sociales-267952

¿Cómo podemos conocer la historia de la Tierra?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Laura Damas Mollá, Investigadora en Geología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Formaciones con estratos bien visibles en Zumaia (Gipuzkoa, España). Guillermo Guerao Serra/Shutterstock

Este artículo forma parte de la sección The Conversation Júnior, en la que especialistas de las principales universidades y centros de investigación contestan a las dudas de jóvenes curiosos de entre 12 y 16 años. Podéis enviar vuestras preguntas a tcesjunior@theconversation.com


Pregunta formulada por el curso de 2º de la ESO del Instituto de Educación Secundaria Miguel de Unamuno, en Gasteiz (Álava)


Nuestro planeta es mucho, muchísimo más antiguo que cualquier civilización humana. Sus 4 500 millones de años de historia han dejado numerosas huellas en las rocas, y la geología es la ciencia que se encarga de descifrarlas para que podamos leer los diferentes capítulos del “libro de la Tierra”, con tramas que se entrelazan.

Hablan los sedimentos

Antes que nada, recordemos que las rocas tienen varios orígenes: a través de magma o lava se forman las ígneas y por transformación de otras rocas, las metamórficas. Pero aquí las que más nos interesan, de momento, son las del tercer grupo: las sedimentarias.

Las rocas sedimentarias nacen al acumularse partículas, más o menos finas, generadas por la descomposición y erosión de rocas que afloran en relieves elevados como montañas. Estas partículas son transportadas por distintas vías (ríos, viento, glaciares…) hacia las zonas de acumulación. Así, los sedimentos se van depositando, capa a capa, en niveles más o menos horizontales: los estratos.

Estratos de roca en Muskiz (Bizkaia, España).
Laura Damas Mollá

Según la llamada ley de horizontalidad de los estratos, establecida por el científico danés Nicolás Steno en el siglo XVII, el estrato inferior es el más antiguo. El problema es que no nos los encontramos siempre así.

Acantilados del Eoceno (hace entre 56 y 33,9 millones de años) formados por una alternancia de dos tipos de rocas: areniscas y lutitas. Aquí, los estratos se disponen verticalmente. San Sebastián, Gipuzkoa.
Laura Damas Mollá

Al estudiar las rocas sedimentarias, el primer dato que debemos deducir es dónde se depositaron sus materiales, o sea, saber si se formaron en mares, ríos, lagos…. Los restos fósiles de seres vivos nos pueden proporcionar la solución del problema. Así, una roca caliza con fósiles de organismos marinos, como moluscos o corales, surgió en un ambiente tropical de aguas poco profundas, porque la fauna es similar a la actual. Si esos fósiles se encuentran enteros podemos incluso llegar a reconstruir los arrecifes.

Por otro lado, si nos encontramos los fósiles rotos y mezclados, supondremos que algún tipo de corriente los ha removido y desplazado de su hábitat. En otras ocasiones, como ocurre con las areniscas, presentan finas líneas o lineaciones que marcan la dirección e incluso el sentido de las corrientes que transportaban los sedimentos, igual que pasa actualmente en la playa.

Estas piezas del puzle de la historia terrestre se interpretan según el principio del “actualismo”. Acuñado por el geólogo británico Charles Lyell en 1830, indica que “el presente es la clave para entender el pasado”.

Sección longitudinal de molusco bivalvo (rudista) del Cretácico, hace entre 143 millones y 66 millones de años. Cantera de Andrabide (Gautegiz Arteaga, Bizkaia).
Laura Damas Mollá

Detalles que delatan la edad

Con estas pistas es posible interpretar el ambiente donde se depositaron las rocas sedimentarias, pero aún no sabemos su edad. Para averiguarla también existen varias técnicas.

En primer lugar, los minerales que forman esas rocas contienen isótopos radioactivos, componentes químicos cuyo análisis nos permite saber cuánto tiempo llevan en la Tierra. Este método se basa en la desintegración de un isótopo “padre” que se va transformando de forma progresiva a lo largo del tiempo en su “hijo”. Al conocer la proporción existente entre ellos en la muestra se puede obtener su edad.

En el caso de la célebre técnica del carbono-14 se necesitan muestras con un origen orgánico, por lo que no se puede aplicar en muchas rocas y minerales. Además, la “vida” de ese isótopo es de poco más de 60 000 años. Para rocas, minerales y fósiles utilizamos otras relaciones de isótopos radioactivos, como el uranio/torio o el uranio/plomo, que permiten dataciones de entre 500 000 años y varios miles de millones de años, más adecuadas para conocer la larga historia de la Tierra.

Y una curiosidad: ¿sabías que existe también una técnica para saber la edad de la última vez que ha visto la luz del sol un grano de cuarzo? Se llama luminiscencia ópticamente estimulada y se utiliza para estimar la antigüedad de muestras de entre 1 000 y 500 000 años.

Pero estas herramientas no sirven para todo tipo de rocas, así que también usamos otros métodos de datación. El más conocido consiste en examinar la variación del contenido fósil a lo largo del tiempo; es decir, la evolución. La vida de la Tierra se transforma a lo largo del tiempo, y encontrar determinadas asociaciones de fósiles nos permite establecer un rango de edad para los estratos. Aunque los más famosos son los grandes fósiles, como los dinosaurios, normalmente utilizamos microfósiles que se estudian con lupas.

Rocas sometidas a “torturas” geológicas

Pero la historia de las rocas está incompleta si solo averiguamos el ambiente donde se forjaron y su edad. Diferentes procesos geológicos hacen que rocas nacidas en fondos marinos, por ejemplo, formen parte de las montañas actuales. Porque desde que se produce el depósito de los materiales hasta la actualidad, las rocas sedimentarias sufren un proceso que se llama diagénesis: se calientan, se aplastan por enterramiento y experimentan diversos cambios en sus componentes (algunos se disuelven, otros se transforman, otros se fracturan…).

La mayor parte del tiempo, una roca sedimentaria está sometida a esas “torturas”, que podemos entender y ordenar cronológicamente. Para ello utilizados unos microscopios especiales, llamados petrográficos, y láminas de rocas de 0,3 mm de espesor.

Y por si esto fuera poco, los estratos no siempre se encuentran en posición horizontal, como las capas de una tarta. Igual que cuando empujamos un mantel con la mano, las fuerzas de las placas tectónicas pliegan los estratos rocosos. Los geólogos tenemos que “leer” también los capítulos protagonizados por las rocas ígneas, que nos cuentan la historia de las erupciones volcánicas del pasado, y las metamórficas, que nos hablan de transformaciones de unas rocas en otras.

Así, poco a poco, reconstruimos la biografía del planeta, desde las variaciones ambientales a la evolución de la vida. Comprender esa historia nos permite entender los cambios que están ocurriendo hoy en día y reflexionar sobre nuestro breve capítulo como homínidos, ya que la Tierra seguirá transformándose más allá de nuestra presencia en ella.

Si miras a tu alrededor y te pones las gafas de geólogo o geóloga, descubrirás qué historias conservan las rocas para saber hacia dónde vamos.


La Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco colabora en la sección The Conversation Júnior.


The Conversation

Laura Damas Mollá no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Cómo podemos conocer la historia de la Tierra? – https://theconversation.com/como-podemos-conocer-la-historia-de-la-tierra-266404