Cuatro maneras de hacer más participativa e igualitaria la clase de música

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Paloma Bravo-Fuentes, Profesora sustituta interina del área de Didáctica de la Expresión Musical, Universidad de Jaén

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La música es un lenguaje universal que nos emociona, despierta recuerdos y nos conecta con los demás, sin necesidad de palabras. Pero, como toda forma de expresión, también refleja nuestra sociedad y sus desigualdades. A lo largo de la historia, mujeres compositoras han sido invisibilizadas; instrumentos y géneros musicales han quedado encasillados según el género; y la diversidad cultural, muchas veces, no ha encontrado un espacio en las aulas.

Aquí propongo estrategias concretas y sencillas para llevar la música a las aulas como herramienta transformadora.

Voces femeninas olvidadas

A lo largo de la historia, mujeres compositoras han quedado en la penumbra, silenciadas por estructuras que privilegiaron otras voces, voces masculinas. Recuperar sus obras y contar sus historias en las aulas no solo es un gesto de justicia, sino también una forma de mostrar a niñas y niños que la creatividad no tiene género.




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De esta manera, en clase se pueden incluir aportaciones de compositoras menos conocidas tales como Elisabeth Jaquet de La Guerre (1665-1729) compositora de la corte de Luis XIV o Amy Beach (1867-1944) quién escribió la primera sinfonía compuesta por una mujer americana, en el repertorio a trabajar.




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En el aula podemos escuchar sus composiciones más accesibles, entender por qué se conocen menos y qué aportaron a la historia de la música. También se puede proponer a los estudiantes que investiguen sobre figuras de la historia de la música menos conocidas.

Pueden utilizar catálogos digitales como el de la International Music Score Library Project (IMSLP), bases de datos de bibliotecas nacionales y universitarias, o recursos especializados como el Oxford Music Online o el portal Women in Music.

Existen repositorios académicos (Google Scholar, Dialnet) en los que una búsqueda por palabras clave como “female composer”, “women in music history” o “compositoras olvidadas” ofrecerá resultados útiles para sus investigaciones. También pueden recurrir a plataformas de escucha (YouTube, Spotify, Naxos Music Library), donde cada vez se encuentran más grabaciones de obras recuperadas.

Estereotipos en la elección de instrumento musical

En algunos contextos educativos, aún persisten prejuicios: los niños son animados a tocar ciertos instrumentos como la guitarra o la batería; las niñas, hacia otros como la flauta o el piano.

En el aula se pueden organizar actividades en las se prueben diversos instrumentos sin sugerencias previas del profesorado. Resulta interesante concluir esta tarea con una “ronda de reacciones” en la que el alumnado comparta qué instrumento le ha sorprendido, cuál le ha gustado y por qué.

Músicas de otras culturas

La música de diferentes partes del mundo es una puerta directa a otras culturas. Enseñarla potencia el respeto
hacia lo distinto y ayuda al alumnado a ver la riqueza que nos rodea.

Mostrar vídeos breves de conciertos o actuaciones de diferentes culturas, indicando su origen o significado cultural y destacando los distintos elementos (ritmos, danzas, instrumentos) que se utilizan ayuda a abrir el horizonte crítico de los alumnos y fomenta su creatividad.

Por ejemplo, podemos utilizar el asalato (también llamado kass-kass), un instrumento de África Occidental formado por dos pequeñas calabazas unidas por un cordel. Su sonido surge al agitarlo y golpearlo entre sí y contra las manos, creando ritmos sorprendentes que acompañan cantos y danzas en celebraciones comunitarias.

Escuchar y ver cómo se toca este instrumento permite al alumnado reflexionar sobre cómo la música nace de los materiales disponibles en cada entorno y cómo, a partir de algo aparentemente sencillo, se pueden construir complejas tradiciones rítmicas. Además, la comparación con instrumentos más familiares, como las maracas o las castañuelas, ayuda a reconocer similitudes y diferencias, favoreciendo el respeto hacia la diversidad cultural.

Sacar la música del aula

Organizar talleres de música compartida los cuales pueden adoptar dos formatos complementarios: por un lado, talleres teóricos, en los que se expliquen de manera sencilla los rasgos de una pieza o corriente musical; y, por otro, talleres prácticos, donde alumnado y familias puedan tocar instrumentos, cantar o bailar juntos. Ambos enfoques se enriquecen mutuamente, ya que entender el contexto de una música ayuda a valorarla más cuando se interpreta en grupo.

Un ejemplo concreto sería un taller en el que las familias sean invitadas a traer canciones tradicionales de su cultura de origen. Algunas pueden animarse a interpretarlas en directo si tocan un instrumento, mientras que otras pueden compartir grabaciones o enseñar letras y significados. El alumnado, por su parte, puede preparar breves presentaciones para introducir los estilos escuchados o acompañar las piezas con percusión sencilla en clase. De este modo, se genera un espacio de encuentro intergeneracional y multicultural que refuerza el vínculo entre escuela y comunidad.




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En cuanto a la organización, no se trata de que el profesorado lo asuma en solitario, fuera de su horario y sin recursos. Lo más viable es plantearlo como una iniciativa del centro educativo, apoyada por la dirección y reconocida dentro del proyecto pedagógico, de manera que forme parte de la programación oficial. Así se pueden destinar tiempos específicos, coordinar con las asociaciones de familias y contar con apoyos logísticos para que la actividad sea sostenible y tenga continuidad.

En tiempos de pantallas, cuando la necesidad de empatía y conexión humana aumenta, la educación musical no solo enseña conceptos sino a escuchar con el corazón, valorar cada voz y crear un futuro donde nadie quede fuera.

The Conversation

Paloma Bravo-Fuentes no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cuatro maneras de hacer más participativa e igualitaria la clase de música – https://theconversation.com/cuatro-maneras-de-hacer-mas-participativa-e-igualitaria-la-clase-de-musica-262887

Europa avanza en IA, pero no todas sus regiones van al mismo ritmo

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Maria R. Vicente, Profesora de Economía Aplicada, Universidad de Oviedo

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La inteligencia artificial (IA) es uno de los grandes motores del cambio económico del mundo. Estados Unidos y China están a la cabeza. La Unión Europea también apuesta por la IA, especialmente con el Programa Década Digital 2030. Este plan busca que al menos el 75 % de las empresas usen estas tecnologías para 2030. Pero este objetivo tiene un problema: no todas las regiones europeas están avanzando al mismo ritmo.

¿Qué regiones están liderando la adopción empresarial de la IA? ¿Quiénes están atrás? ¿Hay relación con la conocida brecha digital?

Responder a estas preguntas es el objetivo de nuestra investigación académica, publicada en la revista Telecommunications Policy. Ahí estudiamos las diferencias que existen entre las distintas regiones europeas en cuanto al uso empresarial de la IA. Identificamos las regiones en cabeza y las rezagadas, y también analizamos los factores que podrían explicar esas diferencias. Para ello usamos datos regionales del año 2024, procedentes de Eurostat.

¿Existen diferencias regionales?

Los resultados muestran que las regiones danesas y belgas lideran el uso de IA. Destacan también Viena (Austria) y la región occidental de Eslovenia. En el extremo opuesto se encuentran la mayoría de las regiones rumanas, algunas búlgaras y Melilla (España).

Uso empresarial de IA en las regiones de la UE.
Fuente: elaboración propia

Pero también hay diferencias dentro de los países. Las naciones más avanzadas en IA presentan mayores desigualdades internas. Este es el caso de Dinamarca y Bélgica. En cambio, en Rumanía y Hungría las diferencias internas son menores. Esto se explica por el patrón de difusión en forma de S: en los países más rezagados, la adopción es lenta y no surgen grandes brechas entre sus regiones. Por el contrario, en los más avanzados, donde el proceso es más acelerado, algunas regiones despegan antes que otras. Y esto dar lugar a brechas internas.

¿Cómo se explican estas diferencias?

Estudiamos la relación entre el uso de la IA y los tres niveles de brecha digital (acceso, uso, y resultados). Para ello usamos modelos estadísticos tomando en cuenta las características de cada región y también las de las regiones vecinas.
Observamos, por una parte, que las empresas que ya usaban tecnologías digitales son las que emplean IA y, además, que su uso en regiones cercanas favorece una mayor adopción de la inteligencia artificial.

Sin embargo, parece existir cierta competencia por los recursos entre regiones. Cuando las vecinas están muy digitalizadas, una región parece usar menos IA.

En resumen, nuestros resultados muestran que es clave reforzar la base digital en las zonas que van más lentas. Se trataría de evitar así que la IA acabe ampliando aún más las desigualdades entre territorios.

También es importante aprovechar bien los recursos que ya existen, como la red europea de centros de innovación digital. Todo ello con el objetivo último de fomentar la colaboración y el intercambio de conocimientos entre regiones y empresas.


Carla Álvarez Rodríguez, investigadora contratada en el Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo, es coautora de este artículo y ha recibido fondos del Programa Investigo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (AYUD/2023/36906).


The Conversation

Maria R. Vicente recibe fondos del Programa Investigo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (AYUD/2023/36906).

Ana Suárez Álvarez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Europa avanza en IA, pero no todas sus regiones van al mismo ritmo – https://theconversation.com/europa-avanza-en-ia-pero-no-todas-sus-regiones-van-al-mismo-ritmo-262134

Cómo hacer cálculos avanzados de física nuclear sin ser un experto

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Manuela Rodríguez Gallardo, Profesora Tiular de Universidad en Física Atómica, Molecular y Nuclear, Universidad de Sevilla

Sergey Nivens/Shutterstock

Aunque pueda sonar chocante, la física nuclear no es solo un asunto relacionado con la energía o las bombas atómicas: está detrás de tecnologías que usamos cotidianamente sin notarlo. Pero, ¿podemos hacer cálculos de esas reacciones nucleares del día a día? Gracias a herramientas como Theo4Exp, hacer cálculos avanzados de física nuclear puede resultar mucho más sencillo de lo que imaginamos.

El núcleo atómico

Tras la confirmación de su existencia en 1911, gracias al experimento de Ernest Rutherford, la investigación del núcleo atómico vivió una etapa de avances vertiginosos durante la primera mitad del siglo XX. Se abrió un mundo hasta entonces desconocido.

Representación aproximada del átomo de helio-4: en el núcleo los protones están representados en rojo y los neutrones en azul.
Wikimedia Commons., CC BY

Los propios investigadores de la época no sabían hasta donde podían llegar, como se muestra en la película Oppenheimer (Christopher Nolan, 2023). En esta, podemos ver cómo Robert Oppenheimer, junto a un nutrido equipo de investigadores, cambia el rumbo de la historia durante la Segunda Guerra Mundial gracias al desarrollo de la bomba atómica, en 1945. Aunque la bomba atómica lo que realmente libera es energía nuclear, mucho más intensa que la atómica.

Su uso en el día a día

La investigación en física nuclear abarca mucho más que el ámbito militar. Se utiliza en nuestro día a día para proporcionarnos electricidad, para el tratamiento del cáncer con radioterapia así como para su diagnóstico usando radiofármacos, para el estudio de obras de arte (incluyendo la datación por carbono-14), etc.

Pero hay algo más que le debemos al núcleo atómico. Se trata de nuestra mayor fuente de energía diaria, el Sol, que nos envía energía gracias a las reacciones nucleares de fusión (unión de dos núcleos para formar otro más pesado) que se producen continuamente en su interior.

Comportamientos por estudiar

Alguien puede pensar que a estas alturas ya está todo dicho sobre el núcleo atómico. Pero lo cierto es que hay muchos núcleos poco conocidos que tienen estructuras exóticas, que pueden romperse fácilmente o transferir parte de sus componentes (protones y neutrones) a otro núcleo, al chocar con él. La investigación básica para conocer las propiedades de estos núcleos atípicos es relevante para poder llegar a aplicaciones en nuestra vida cotidiana.

Muchos de los avances de la física nuclear se llevan a cabo en grandes instalaciones especializadas que cuentan con aceleradores de partículas, reactores, detectores e instrumentación especializada. En ellas, se realizan experimentos que permitan aprender sobre la estructura de los núcleos y cómo se comportan si los hacemos chocar entre ellos.

Pero ¿y si para estudiar el comportamiento de los núcleos atómicos no hiciera falta hacer pruebas reales y el resultado pudiera simularse de forma sencilla en un ordenador? ¿Avanzaría la física más rápido?

La física nuclear como ciencia abierta

Ahí es donde nace Theo4Exp, una plataforma de acceso virtual desarrollada dentro de un proyecto con financiación de la Comisión Europea que permite que cualquier persona con nociones básicas de física pueda realizar cálculos.

Para ello es necesario introducir (o elegir) los datos del problema en una interfaz amigable, que convertirá esos datos en un fichero de entrada del programa, hará el cálculo y le devolverá los resultados. Estos se podrán ver en ficheros de texto o gráficamente en la misma plataforma. El usuario no tendrá que preocuparse de todo el proceso intermedio, sólo decidir de qué núcleo quiere ver la estructura o qué par de núcleos quiere hacer chocar.

Theo4Exp se compone de tres plataformas: dos de ellas están dedicadas a cálculos de estructura y una a reacciones nucleares. MeanField4Exp, hospedada en IFJ PAN en Cracovia, y Structure4Exp, hospedada en la Universidad de Milán, se complementan entre ellas, ofreciendo una gran variedad de modelos sobre la estructura nuclear.

Instalaciones del Centro Nacional de Aceleradores, en Sevilla.

Mientras, la plataforma Reaction4Exp, hospedada en la Universidad de Sevilla, permite realizar cálculos de reacciones nucleares que estiman la probabilidad de que, tras el choque, el núcleo que hemos lanzado –el proyectil– pueda estar en diferentes situaciones. Concretamente estar igual, haber pasado a un estado de más energía, haberse roto en diferentes fragmentos o haber transferido parte de él al núcleo con el que choca.

Plataforma web Reaction4Exp.

¿Quién usa esta plataforma?

Es ahora cuando nuestro lector se pregunta: ¿quién usa realmente estos cálculos y con qué propósito? Para empezar, antes de hacer un experimento de física nuclear en una gran instalación es necesario tener estimaciones previas sobre su viabilidad y cuáles podrían ser los resultados. Por otro lado, tras el experimento, esta plataforma es útil para el estudio de los datos en comparación con modelos teóricos. O para realizar cálculos más avanzados a medida que la investigación los vaya requiriendo.

En ciencia básica, estos cálculos pueden servir para estudiar la estructura de un núcleo y su comportamiento. Y también para simular procesos nucleares en las estrellas. Sin embargo, su fin último es el desarrollo de tecnología nuclear.

Otro uso de Theo4Exp es la formación en los estudios de máster de los futuros investigadores que realizarán experimentos en las instalaciones de física nuclear.

¿Puedo entonces jugar a ser un científico nuclear?

Se ha mencionado más arriba que la energía nuclear es mucho más intensa que la atómica. ¿Por qué razón? Si la manera que tienen de interactuar entre sí los componentes del núcleo atómico, neutrones y protones fuera la bien conocida fuerza eléctrica, la energía que se liberaría al romper un núcleo sería aproximadamente igual que al romper un átomo –por romper un átomo se debe entender separar el núcleo atómico de los electrones que andan alrededor del mismo–. Además, la fuerza eléctrica dentro del núcleo es repulsiva porque solo hay cargas positivas, los protones.

Entonces, ¿cómo se mantienen los componentes del núcleo unidos? Tiene que existir otra fuerza atractiva, es decir, que los una y no los separe. Y necesariamente debe ser más potente que la eléctrica.

Experimento para principiantes

¿Cómo podemos comprobar de una manera relativamente sencilla que existe esa fuerza de unión y que es muy intensa? Pues hagamos chocar dos núcleos atómicos, un núcleo de helio-4 (esto quiere decir 2 protones y 2 neutrones) y un núcleo de plomo-208 (82 protones y 126 neutrones). Alguien, un físico nuclear o más bien un grupo de ellos, realiza ese experimento en un gran acelerador lanzando el proyectil con una energía de 40 megaelectronvoltios (MeV) y mide la probabilidad de que ambos núcleos salgan después del choque intactos. También pueden medir cuánto se desvía el núcleo más pequeño, helio-4, de su línea incidente. Eso implica medir un ángulo y la probabilidad para cada ángulo, lo que se conoce como dispersión elástica.

Dispersión elástica del helio-4 contra plomo-208. Se puede observar como el helio-4 se desvía de su linea incidente debido a la interacción nuclear.
CC BY-SA

Nosotros podemos acudir a la plataforma Reaction4Exp y clicar en elastic scattering. Escogemos nuestro proyectil, helio-4, nuestro blanco, plomo-208, la energía a la que lanzamos el proyectil, 40 MeV, y el tipo de interacción entre ellos. Tomemos primero sólo la interacción eléctrica y hacemos el cálculo. En unos segundos tenemos el resultado y, si colocamos juntos el cálculo y los datos experimentales, resulta que no casan.

Probabilidad de que el choque entre los núcleos elegidos sea elástica en función del ángulo en el que se desvía el núcleo proyectil. Panel izquierdo solo con interacción eléctrica. Panel derecho con interacciones eléctrica y nuclear.
Manuela Rodríguez.

Modelemos ahora una interacción atractiva y mucho más intensa que la eléctrica, solo cuando los núcleos estén cerca. Volvemos a calcular, ahora con la suma de estas dos interacciones y, ¡sorpresa!, experimento y cálculo coinciden. Podríamos decir que hemos hecho ciencia y hemos comprobado que existe una fuerza atractiva entre protones y neutrones que es más fuerte que la eléctrica.

La física nuclear hoy en día, como la mayoría de disciplinas científicas, se orienta hacia una ciencia abierta en la que todos los resultados y avances puedan ser consultados y reproducidos. En ese sentido, el desarrollo de plataformas de acceso virtual que faciliten información, cálculos y resultados está convirtiéndose en una puerta de entrada a un conocimiento más colaborativo y global.

The Conversation

Manuela Rodríguez Gallardo recibe o ha recibido fondos de la Junta de Andalucía, de la Agencia Estatal de Investigación y del Ministerio de Ciencia e Innovación de España así como de la Comisión Europea, para llevar a cabo sus investigaciones.

Carla Tatiana Muñoz Chimbo trabaja para la Fundación de la Investigación de la Universidad de Sevilla (FIUS) y recibe fondos del proyecto EURO-LABS, del Ministerio de Ciencia e Innovación y la Agencia Estatal de Investigación a través del proyecto PID2023-146401NB-I00.

ref. Cómo hacer cálculos avanzados de física nuclear sin ser un experto – https://theconversation.com/como-hacer-calculos-avanzados-de-fisica-nuclear-sin-ser-un-experto-263557

‘Fungi ficción’: por qué los hongos son los nuevos extraterrestres en la ciencia

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Sergio Fuentes Antón, Profesor de Didáctica de las Ciencias Experimentales, Universidad de Salamanca

La imagen de un alienígena con mandíbula retráctil es icónica, pero en varias películas contemporáneas la verdadera amenaza no es una criatura del espacio, sino un organismo híbrido: un hongo parasitario, una red biológica o una fuerza que se extiende silenciosa e impredecible.

En Alien: Covenant (2017), los neomorfos, organismos derivados de los que aparecen en Alien: El octavo pasajero (1979) brotan de esporas mutadas. En la serie Star Trek: Discovery, que se empezó a emitir en 2017, los viajes intergalácticos dependen de una red micelial, formada por filamentos muy delgados de hongos que conecta a las plantas y a los miembros del reino fungi en un ecosistema.

Incluso en la olvidada versión cinematográfica de Super Mario Bros. de 1993, el reino distópico está definido por un hongo inteligente que ha colonizado la ciudad.

Y es que la biología real de los hongos –sus capacidades de parasitar, conectar ecosistemas y adaptarse a entornos extremos– ha inspirado algunas de las metáforas extraterrestres más impactantes del cine y la televisión.

Esporas mutantes

En Alien: Covenant, los protagonistas aterrizan en un planeta aparentemente hospitalario, solo para descubrir un ecosistema mutado, debido a los eventos sucedidos tras Alien: Prometheus (2012). En ese entorno selvático, un organismo desata una oleada de sucesos trágicos para los habitantes de la nave Covenant. Un hongo, similar a los del género Lycoperdon, suelta esporas que, al ser inhaladas por los humanos, desatan un proceso biológico letal que da vida a los neomorfos.

Dichas esporas parecen originarse por contaminación con un fluido negro mutagénico, liberado en la película previa, sugiriendo que algo tan habitual como un hongo inofensivo podría convertirse en un arma biológica devastadora.

Curiosa pero erróneamente, la descripción del hongo que causa todo ese desastre se parece a la de Clostridium tetani, el organismo responsable de la enfermedad del tétanos, que en la realidad es una bacteria, no un hongo.

Diferencias aparte, existen hongos patógenos que puede causar problemas en la salud humana por inhalación, responsables de enfermedades como la aspergilosis o la histoplasmosis.




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Redes intergalácticas: Star Trek: Discovery

En Star Trek: Discovery, la nave USS Discovery navega el universo mediante el “motor de esporas”, una tecnología que utiliza la red micelial como sustento para el viaje instantáneo. Este sistema conecta galaxias en una vasta red de filamentos vivos, de manera asombrosamente biológica.

Inspirada en el libro Mycelium Running (2005) del micólogo Paul Stamets, la serie concibe esta red como el tejido vital de la galaxia.

Aunque pueda parecer difícil de creer o imaginar, el micelio es una estructura existente en la Tierra, el aparato vegetativo de los hongos. Su funcionamiento es similar al de las raíces de los árboles y puede extenderse a kilómetros de distancia, como una autentica red de comunicación entre el organismo y su entorno.

Otra curiosidad que ensalza la importancia de los hongos en la ciencia ficción es que, en esta serie de televisión, el personaje del teniente y astromicólogo inventor del motor de esporas lleva el nombre del propio Paul Stamets, una de las figuras más sobresalientes del mundo de la micología y el estudio de los hongos.

Tal ha sido la contribución de Stamets al conocimiento fúngico que incluso existe una especie nombrada en su honor: Psilocybe stametsii.




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Hongos en clave pop: Super Mario Bros.

La película de acción Super Mario Bros. (1993), considerada un fracaso taquillero, introdujo un concepto sorprendentemente visual: el reino distópico de Dinohattan está corrompido por una especie de hongo inteligente.

El antiguo rey, convertido en un ente fúngico, ejerce su control mediante una forma simbiótica que abarca toda la ciudad.

Tráiler de la película Super Mario Bros. (1993)

En este caso, esa relación simbiótica entre el hongo y la urbe vuelve a recordarnos fenómenos muy comunes en el desarrollo de los hongos como micorrizas y líquenes: dos estrategias que permiten interrelacionarse de forma simbiótica a los hongos con plantas y con algas respectivamente. Y generando importantes beneficios para todos ellos.

Mientras que las micorrizas, asociación subterránea entre el micelio del hongo y ciertos vegetales, son importantes para que los árboles puedan obtener nutrientes y extender sus raíces en profundidad y longitud, los líquenes pueden colonizar ambientes extremos donde ninguno de los organismos que lo conforman podría existir por sí mismo.

Los líquenes son colonizadores primigenios de entornos yermos como rocas. En estos medios sin apenas nutrientes, solo esta asociación puede sobrevivir: mientras que el alga aporta alimento al hongo gracias a la fotosíntesis (proceso que el hongo no puede realizar), el alga obtiene protección frente a la desecación y obtiene agua gracias a las hifas del hongo, las cuales pueden entrar en cualquier grieta o fisura, por minúscula que sea.

Aunque la película no obtuviera el éxito deseado, podemos ver esa asociación simbiótica entre el hongo y la ciudad, ayudando a los personajes principales, los hermanos Luigi y Mario, a devolver el orden a Dinohattan.




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¿Qué nos dicen estos hongos-alienígenas?

Ya sea por su poder de contagio biológico, la habilidad para conectar entornos o transformar lo doméstico, estos relatos nos presentan lo familiar como inquietante.

Los hongos que nos rodean en la vida real poseen el mismo potencial para parasitar, crear redes de comunicación entre ecosistemas y resistir condiciones extremas. Pero cuando la ficción toma esas propiedades biológicas y las magnifica, surge un tipo de extraterrestre plausible, inquietante y, en cierto modo, aterrador.

Estas historias nos invitan a ver la micología con nuevos ojos: no como simple temática ecológica o gastronómica, sino como imaginación vibrante que puede restituir nuestro sentido de lo asombroso.

En cada espora o micelio ficticio hay una oportunidad para comprender mejor nuestra relación con lo no humano y el potencial oculto que yace debajo del suelo y, quizá, más allá del cielo.

The Conversation

Sergio Fuentes Antón no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ‘Fungi ficción’: por qué los hongos son los nuevos extraterrestres en la ciencia – https://theconversation.com/fungi-ficcion-por-que-los-hongos-son-los-nuevos-extraterrestres-en-la-ciencia-262910

Así podemos producir combustibles a partir de los residuos de matadero

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Juana Fernández-Rodríguez, Profesora Titular-Departamento Tecnologías del Medio Ambiente-IVAGRO-Universidad de Cádiz, Universidad de Cádiz

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El incremento de la población mundial ha provocado un aumento de la producción de carne. Y eso, a gran escala, contribuye de manera importante al cambio climático a nivel global.

Pero ¿por qué? ¿Qué tiene que ver el consumo de carne con el medio ambiente? Para empezar, la deforestación para ampliar las áreas de pastoreo y la producción de cultivos forrajeros perjudica al medio ambiente. Además, el sistema digestivo del ganado genera emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento global mucho mayor que el dióxido de carbono.

A esto se le suma la generación de residuos derivados del sector cárnico, compuestos principalmente por grasas animales, sangre, restos de órganos y aguas de lavado de las instalaciones.

El vertido de estos residuos en corrientes naturales de agua puede contaminar las aguas superficiales y subterráneas con nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, lo que provocaría su eutrofización (presencia de un exceso de nutrientes). Para colmo, su depósito en vertederos provoca la contaminación de los suelos y la degradación anaeróbica de estos residuos libera también metano, contribuyendo aún más al efecto invernadero.

El mecanismo para obtener biohidrógeno

Ante esta realidad, resulta evidente el valor que tendría disponer de una tecnología que disminuya el riesgo ambiental de estos residuos a la vez que recupera subproductos de valor añadido.

La naturaleza orgánica de los residuos los convierte en un sustrato ideal para que los microorganismos puedan descomponerlos en ausencia de oxígeno en un proceso conocido como digestión anaerobia, que genera como productos diferentes tipos de gases. Esta técnica se podría aplicar en los mataderos o integrar en las depuradoras.

Por otro lado, la codigestión anaerobia permite procesar varios tipos de residuos simultáneamente, optimizando la producción de biogás (rico en biohidrógeno y biometano) y mejorando la eficiencia y estabilizando el proceso.

Uno de los subproductos gaseosos generados mediante esta técnica es el biohidrógeno (hidrógeno de origen biológico), que puede usarse como fuente de energía limpia en industrias o medios de transporte, lo que reduce la dependencia de combustibles fósiles. Además, el digestato –material orgánico residual– resultante del proceso puede aplicarse como fertilizante, promoviendo una agricultura sostenible.

Por ello, la optimización de la codigestión anaerobia de los residuos de matadero para maximizar la producción de biohidrógeno se plantea como un elemento clave en la transición hacia una economía neutra en carbono.

Cómo optimizar el proceso

Sin embargo, es necesario optimizar las condiciones de operación, como el pH, la temperatura y la proporción de residuos, para maximizar la producción de hidrógeno a partir de residuos de matadero.

En un reciente estudio, aún en proceso de publicación científica, utilizamos residuos de matadero –tanto aguas de lavado como restos orgánicos de animales como sangre, vísceras, plumas y huesos, entre otros– como sustratos para generar biohidrógeno a través de la codigestión anaerobia. Se prepararon diferentes inóculos (bacterias) aclimatados a diferentes temperaturas: mesofílica (35°C), termofílica (55°C) e hipertermofílica (70°C) en reactores a escala de laboratorio.

Encontramos que los factores más influyentes en la generación de biohidrógeno fueron el pH, la temperatura y el tipo de sustrato. Así, identificamos las condiciones óptimas para maximizar la producción de hidrógeno: un pH de 6 y una temperatura de 70°C. Bajo estas condiciones, se alcanzó un rendimiento de producción de hidrógeno de 21,78 mililitros por cada gramo de sustrato procedente de los residuos orgánicos.

Nuestros resultados demuestran que la codigestión anaeróbica de residuos de matadero, y otros del sector agroalimentario, es una estrategia prometedora para la producción de biohidrógeno. Esta tecnología contribuye a la mitigación del cambio climático y a la protección de los recursos naturales, a la vez que fomenta la creación de empleos verdes y estimula el desarrollo de economías industriales más sostenibles. No obstante, su implantación es todavía limitada porque aún se están sopesando sus ventajas e inconvenientes y su instalación requiere una inversión inicial importante.

The Conversation

Juana Fernández-Rodríguez recibe fondos de de la convocatoria MICIU/AEI/10.13039/501100011033 y por los Fondos FEDER/EU, con el proyecto de investigación PID2021-123174OB-I00.

ref. Así podemos producir combustibles a partir de los residuos de matadero – https://theconversation.com/asi-podemos-producir-combustibles-a-partir-de-los-residuos-de-matadero-250959

Voces ucranianas (II): cuando la solidaridad de Polonia comenzó a agrietarse

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Léna Georgeault, Directora del Grado en Relaciones Internacionales, Universidad Villanueva

Con la mirada perdida, Artem parece ajeno a la amplia sala que nos rodea, donde coloridas guirnaldas de papel adornan un escenario que acoge, desde hace más de una década, eventos que tejen puentes entre ucranianos y polacos. “Las actividades de integración ya no son suficientes para ayudar a los ucranianos hoy”, sentencia el presidente de Fundación Ucrania. “Hace falta un cambio mayor. La situación en Polonia está yendo en una mala dirección”.

Pero no siempre fue así. Al principio, la solidaridad era espontánea, “casi un reflejo”, recuerda Jacek*, funcionario de la administración polaca. Oleg, miembro de la asociación Nomada, evoca aquellos días en los que personas sin ninguna vinculación previa con el activismo o la ayuda humanitaria se volcaron con los recién llegados. Su compañera polaca, Kinga, lo confirma: “Al principio, todo el mundo fue muy amable con los ucranianos”. Y añade: “Los polacos les invitaban a sus casas. Era un auténtico movimiento: te sentías inspirado por los demás, con la sensación de estar viviendo un momento histórico”.

La acogida de refugiados fue “más una evolución que una revolución”, en palabras de Jacek. “Solíamos vivir en el mismo país”, explica. Desde hace más de cinco siglos, las trayectorias de Ucrania y Polonia se entrelazan, marcadas por anexiones, particiones y fronteras móviles que unieron y separaron a ambos pueblos, hasta que el siglo XX los situó del mismo lado del Telón de Acero: Ucrania como parte de la URSS, y Polonia en su órbita.

En particular, la región de Breslavia ya tenía una presencia ucraniana significativa, desplazada forzosamente en 1947 por el régimen comunista para desarticular la insurgencia nacionalista.

De ese trasfondo compartido se derivan afinidades culturales. Ivan*, refugiado ucraniano, recuerda que, en su juventud, leía los mismos libros que los polacos –los únicos autorizados por el Partido Comunista– y escuchaba las mismas canciones: “Sintonizaba la radio polaca porque no estaba interferida; allí descubrí a ABBA y a Boney M”. “Polonia me parecía hermosa, idílica”, rememora con una sonrisa.

La incomodidad polaca

Con el tiempo, la solidaridad inicial dio paso al desgaste. “Muchos polacos que abrieron sus casas no estaban preparados para enfrentarse al trauma ajeno”, señala Kinga. “Esperaban más gratitud”. Los efectos tangibles de la hospitalidad se notan también en el acceso a servicios y recursos.

“La realidad cotidiana ha cambiado en Polonia”, admite Artem: más colas en los ambulatorios, menos plazas en las guarderías. “Los polacos sienten incomodidad; no les gusta ver que algunos ucranianos viven mejor que ellos. Por ejemplo, puedes trabajar aquí, sí, pero no toleran que tengas un puesto de responsable”.

La erosión del apoyo se cristalizó en junio con la victoria de Karol Nawrocki, candidato conservador y nacionalista, en las elecciones presidenciales. En su discurso, la acogida de los ucranianos dejó de presentarse como un gesto humanitario para enmarcarse como respuesta a la crisis demográfica.

“No les interesa la integración, les interesa la asimilación”, analiza Oleg. Se buscan perfiles productivos: niños escolarizados en programas polacos y adultos jóvenes en edad de trabajar y de formar familias. “Pero los mayores, las personas con discapacidad, las madres solteras… nadie los necesita, porque no pueden aportar nada ni a la economía de Polonia ni a la de Ucrania”.

“Los polacos culpan a los ucranianos de su declive económico”, explica Artem. “Pero estos refugiados aportan un 2,7 % al PIB polaco”, rebate, citando un informe conjunto de ACNUR y Deloitte publicado en 2024. Para los sectores más extremos del espectro político, las causas de las dificultades de Polonia entrelazan la guerra entre Rusia y Ucrania con la Unión Europea y, detrás de ella, Berlín. “Para algunos, Bruselas es casi tan enemiga como Rusia”, observa Artem con sorna.

Los ucranianos del este, en el punto de mira

Jacek es uno de los polacos que se adhieren a esa narrativa. Comentando casos documentados de ciudadanos rusos que se han hecho con pasaportes ucranianos para infiltrarse en Europa, asegura: “Están financiados por Rusia y Alemania”. “Es una política profesional de desestabilización”, añade, convencido de que ambos países buscan debilitar a Polonia y Ucrania para apropiarse de sus recursos y su tecnología.

La sospecha se agudiza especialmente contra los ucranianos del este, rusoparlantes. “Los ucranianos que hablan ruso están luchando contra Ucrania”, afirma. “Son una quinta columna. Por eso ahora se revisa a fondo el pasado de cada uno. Nos mantenemos vigilantes”. Theodor, estudiante ucraniano en Breslavia, y Oleg, ambos bilingües en ruso y ucraniano, rechazan esa visión. “Hay ucranianos rusoparlantes matando a soldados rusos en el frente ahora mismo, mientras hablamos”, recalca el primero.

Para alimentar esta desconfianza, Nawrocki moviliza un relato nacional con raíces históricas profundas. El recuerdo de la masacre de Volinia –la matanza de decenas de miles de polacos a manos de nacionalistas ucranianos en 1943– ha cobrado nueva vida. Un gesto oportunista, según Artem, que denuncia que esa memoria sólo se activa en periodos electorales. “En el discurso polaco, la masacre ocurrió simplemente porque los ucranianos son malas personas. No los nacionalistas, no los extremistas: los ucranianos”, lamenta. Y advierte: “Polonia quiere cerrar ese capítulo ahora, pero Ucrania necesita unidad, héroes y mitos. No es un gesto amistoso exigirlo en este momento”.

La hostilidad se palpa. “Cada ucraniano tiene al menos una historia de esas que contar”, me confía Oleg. Para Ivan, que nunca se sintió extranjero porque su madre es polaca, fue el día en que le gritaron a su mujer en la calle que se volviera a Ucrania, mientras ella cargaba bolsas del supermercado. Theodor y su novia ya no hablan ucraniano en voz alta por la calle. “Es difícil de definir”, dice. “Se nota en el aire”.

Para Artem, que ha dedicado su vida a fomentar la convivencia entre polacos y ucranianos, la situación es desgarradora. Su mirada vaga por la sala como si buscara algo que ya no está. “Arruinaron en una campaña electoral el trabajo de diez años”, dice en voz baja, como si hablara para sí.


Los nombres marcados con asterisco han sido modificados para proteger la identidad de las personas entrevistadas.


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Léna Georgeault no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Voces ucranianas (II): cuando la solidaridad de Polonia comenzó a agrietarse – https://theconversation.com/voces-ucranianas-ii-cuando-la-solidaridad-de-polonia-comenzo-a-agrietarse-259345

Dar más de 12 000 pasos diarios durante el año escolar para reducir la obesidad infantil

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Eva Rodríguez Gutiérrez, Investigador Postdoctoral, Universidad de Castilla-La Mancha

Niño caminando en la naturaleza MNStudio/Shutterstock

La obesidad infantil sigue siendo una emergencia de salud pública a nivel internacional. En España, cerca del 40 % de los niños y niñas tienen sobrepeso u obesidad, una situación que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 o trastornos mentales desde edades tempranas.
En Europa, uno de cada tres menores tiene sobrepeso y en América Latina y el Caribe más de 4 millones de niños y niñas menores de cinco años lo sufren.

Sabemos que uno de los factores principales se debe a a la escasa actividad física en la infancia. Pero ¿cuánto deben moverse los niños para estar realmente sanos?

¿Cuántos pasos se deben dar en la infancia para mejorar la salud?

Un reciente estudio desarrollado por nuestro grupo del Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla-La Mancha monitorizó, durante 30 semanas del año escolar, los pasos diarios de escolares de 4º a 6º de primaria de la provincia de Cuenca mediante una pulsera de actividad física. Y los resultados de este trabajo, llevado a cabo en colaboración con la Universidad de Linköping, ofrecen una pista esperanzadora y además muy sencilla.

Las recomendaciones internacionales indican que, mientras los niños deben dar entre 13 000 y 15 000 pasos diarios, para las niñas es suficiente entre 11 000 y 12 000. Sin embargo, nuestros datos muestran que alcanzar un umbral de 12 000 pasos al día ya se asocia con beneficios claros en la salud infantil: menor grasa corporal, menor índice de masa corporal y un perímetro de cintura más reducido.

Esta relación resultó más evidente los días lectivos, y especialmente en los niños, siendo aún más clara cuando se alcanzaba este nivel de actividad al menos el 40 % de los días del curso.




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Pero cuántos pasos dan realmente los escolares?

El problema es que la mayoría de las escolares están lejos de estas cifras. En promedio, solo alcanzaron las recomendaciones internacionales un 32 % de los días del curso escolar. También observamos una diferencia importante entre los días laborables y el fin de semana: la actividad física disminuye notablemente los sábados y domingos.

Una de las fortalezas de este estudio es su duración. Mientras que la mayoría de las investigaciones previas solo analizaban una o dos semanas, nuestro seguimiento de la actividad física durante el curso escolar ofrece una representación más completa y precisa de los patrones de actividad física.

Una herramienta simple y eficaz

El número de pasos diarios es una métrica fácil de entender, objetiva, accesible para la mayoría de las familias y útil tanto en casa como en el colegio. La clave del planteamiento no reside en hacer deporte competitivo, sino en moverse más cada día. Promover la actividad física cotidiana desde edades tempranas es una de las mejores inversiones en salud pública.

Además, nunca antes había sido tan fácil conocer nuestros niveles de actividad física gracias a las pulseras de actividad, cuyo uso ha crecido exponencialmente en los últimos años. La evidencia indica que el uso de esta tecnología para la monitorización de los pasos diarios, junto con el establecimiento de objetivos, aumenta la actividad física en niños y adultos.

Si en casi todos los hogares hay una báscula, ¿por qué no normalizar también una pulsera de actividad física como herramienta básica de salud? Quizá así, alcanzar los 12 000 pasos dejaría de ser una excepción para convertirse en un hábito.




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Medidas para una infancia activa

Desde las familias, así como desde escuelas e instituciones públicas, se pueden aplicar medidas para concienciar y motivar a los niños y niñas a alcanzar los pasos recomendados:

• Evitar el transporte en coche, promoviendo el desplazamiento activo: caminar al colegio, a las actividades extraescolares o al supermercado, siempre que sea posible.

• Fomentar los recreos dinámicos.

• Organizar actividades físicas familiares los fines de semana, como excursiones en la naturaleza.

• Limitar el tiempo de pantallas y sustituirlo por juego al aire libre.

• Hacer pausas activas en clase: levantarse y moverse.

• Señalizar en pueblos y barrios las rutas escolares con el número aproximado de pasos.




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Cada paso cuenta

La obesidad infantil es uno principales problemas de salud pública del siglo XXI, una epidemia silenciosa. Incorporar objetivos sencillos, como incrementar el número de pasos diarios, puede ser un primer paso para revertir esta preocupante tendencia.

Después de todo, cada paso cuenta. Incluso pequeños incrementos en el número de pasos diarios se asocian con mejoras en la salud, al reducir los niveles de adiposidad. Y esto no solo tiene beneficios durante la infancia, sino que puede tener efectos positivos en la vida adulta. No se trata de formar atletas, sino de fomentar hábitos cotidianos que les hagan crecer más sanos y, en consecuencia, más felices. Paso a paso.

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Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Dar más de 12 000 pasos diarios durante el año escolar para reducir la obesidad infantil – https://theconversation.com/dar-mas-de-12-000-pasos-diarios-durante-el-ano-escolar-para-reducir-la-obesidad-infantil-261920

¿Cómo era ser anciano en la prehistoria?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Cristina de Juana Ortín, Personal docente e investigador, miembro del grupo de investigación ART-QUEO, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

Gorodenkoff/Shutterstock

A día de hoy, el 40 % de las personas desempleadas mayores de 50 años afirma haber sufrido discriminación por su edad, según el Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE). Mientras, la OMS advierte que una de cada cinco personas mayores de 50 años han sufrido edadismo en el ámbito sanitario.

En España, el término edadismo aparece por primera vez en el último informe anual del Defensor del Pueblo (2024) y, desde 2022, está incluido en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.

Convivimos con una forma sutil de discriminación benevolente que infantiliza a las personas mayores y les resta autonomía y voz, incluso cuando las intenciones son buenas. Esta situación conlleva menor autoestima, rechazo e invisibilidad social. Sin embargo, todo ello forma parte de una construcción cultural reciente.

Valiosos por su experiencia

Este rechazo al envejecimiento contrasta con la supervivencia de mayores en la prehistoria. Los ancianos, así como los heridos graves o con problemas genéticos, sin duda alguna, contribuían al grupo. Si no podían aportar físicamente, su valor social estaría relacionado con su capacidad como depositarios de memoria y conocimiento.

En las sociedades primitivas, la edad avanzada no estaba vinculada a estigmas, sino a experiencias. Los estudios osteológicos, dentales y arqueológicos permiten afirmar practicas de cuidado, longevidad creciente y valor social de personas de edad avanzada y sobrevivientes a graves accidentes. En estos casos, todo el grupo debía formar parte de una adaptación de las dietas y la movilidad.

Viejos a los 40

En muchos contextos prehistóricos, superar los 40 años ya podía ser una longevidad significativa. Por eso, algunos especialistas hablan de “anciano” a partir de esta edad, si se evidencia deterioro físico funcional.

En prehistoria, es complicado contar con un umbral cronológico absoluto para hablar de ancianidad como hacemos en la actualidad. Debemos aplicar criterios osteológicos y funcionales para determinar ese estado de edad avanzada.

Entrada de la cueva donde vivía el anciano de Shanidar (Kurdistán iraquí).
Wikimedia Commons., CC BY

Entre ellos, se encuentra el desgaste extremo de molares o pérdida completa de dentición sin remplazo. En algunos casos, también, la remodelación del hueso mandibular, que indica que el individuo sobrevivió bastante tiempo sin dientes funcionales.

Asimismo, son indicativos de la edad cambios en el esqueleto asociados a artrosis, osteoporosis, degeneración vertebral o formaciones de hueso adicional en respuesta al estrés articular (exostosis). Y otras circunstancias, como la comparación con patrones de mortalidad dentro de un grupo. Si el promedio de vida de un grupo humano es de 25-30 años y aparece un individuo de 45-50, este puede considerarse un anciano en términos relativos.

Ancianos prehistóricos famosos

Uno de los ancianos prehistóricos más reconocidos es el Homo erectus de Dmanisi, el Cráneo 4, de hace más de 1,8 millones de años. Sabemos que sobrevivió varios años prácticamente sin dentición (endetulismo). Esto supone graves dificultades para masticar y la necesidad de asistencia alimentaria u otras formas de cuidado social.

Excavación del sitio de Dmanisi, Georgia.
Georgian National Museum., CC BY

Por otro lado, Nandy o el fósil Shanidar 1, un neandertal de hace más de 50 000 años, ha sido de los más estudiados. Se estima que sobrevivió con una grave discapacidad hasta los 40 años o más. Había sufrido un golpe lateral en la cara, fracturas y amputación del brazo derecho en el codo, lesiones en la pierna derecha, degeneración sistemática y sordera.

Sobrevivir a todo ello en una sociedad de cazadores-recolectores es sin duda una evidencia de cuidados prolongados por parte de su grupo.

Sobrevivir en tiempos difíciles

En el yacimiento de Dolni Vestonice (actual República Checa), se encontraron los restos de un joven adulto con graves anomalías del desarrollo, conocido como Doln V-stonice 15. El estudio de sus huesos evidencia la presencia de osteoartritis. Su patrón óseo obedece a prácticas de transporte pronunciado y repetitivo o arrastre de cargas pesadas. Esos datos indican la capacidad del grupo para mantener vivo a un individuo gravemente afectado, pero también enfatizan en la necesidad de que todas las personas participen en la elevada movilidad de las poblaciones en el Paleolítico.

Venus de Dolní Věstonice (República Checa).
Wikimedia Commons., CC BY-SA

Tanto en Dolni Vestonice como en la Gran Dolina (Atapuerca), donde una niña neandertal con síndrome de Down bautizada como Tina sobrevivió hasta los 10 años, muestran como los seres humanos trataban de no dejar a nadie atrás. Ayudar al prójimo se convirtió en una tarea fundamental para la supervivencia del grupo.

Abuelas de las cavernas

En este contexto, las mujeres ancianas siguen prácticamente ausentes de los discursos científicos y divulgativos sobre el pasado humano. En parte, debido a la limitación de los propios restos, que suelen ser fragmentos de mandíbula o cráneo que no permiten determinar el sexo.

Pero, los prejuicios modernos no deben condicionar nuestros estudios del pasado. Mientras nuestra sociedad tiende a asociar la vejez con deterioro, pasividad o dependencia, en 1998 ya se abría una nueva línea de estudio: la llamada “hipótesis de la abuela”.

La antropóloga evolutiva estadounidense Kristen Hawkes y sus colegas, con esta hipótesis, explicaban como la menopausia podría tener un significado relevante para la especie humana. Para ellos, el envejecimiento femenino está asociado a nuestra madurez tardía, con implicaciones para la organización social del hábitat y la importancia del aprendizaje extendido.

Por otra parte, Cat Bohannon, en su reciente obra Eva (2025), insiste en la mayor longevidad femenina. Diferentes mecanismos biológicos protegen a las mujeres para sobrevivir a sus compañeros. Y su valor reside en su conocimiento: sobre crisis anteriores, sobre contratiempos en los partos, sobre soluciones ante dificultades alimentarias.

Visibilizar a las ancianas prehistóricas no es solo una tarea científica pendiente, también lo es educativa. Necesitamos construir nuevas narrativas sobre el pasado que incluyan a todos los individuos (mujeres, niños y ancianos), para enriquecer por extensión las narrativas del presente.

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Cristina de Juana Ortín no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Cómo era ser anciano en la prehistoria? – https://theconversation.com/como-era-ser-anciano-en-la-prehistoria-262968

Hemos identificado los árboles que mejor funcionan para refrescar las ciudades

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Daniel Jato Espino, Investigador Sénior / Profesor en Ingeniería y Gestión Ambiental, Universidad Internacional de Valencia

Jardines del Turia, en Valencia. Maksim Safaniuk/Shutterstock

En verano, muchas ciudades se convierten en auténticos hornos. El fenómeno conocido como isla de calor urbana –la concentración del calor debida a los materiales, la densidad de población y el tráfico en las ciudades– no solo incomoda. También puede afectar seriamente a la salud, sobre todo en zonas densamente urbanizadas.

Hay una solución natural y eficaz que a menudo pasa desapercibida: los árboles. Sin embargo, no todos refrescan igual. Y no todas las ciudades tienen suficientes para marcar la diferencia.

¿Por qué hace más calor en las ciudades?

Las ciudades están construidas con materiales que absorben el calor durante el día. El asfalto, por ejemplo, lo retiene y lo libera lentamente por la noche. Por eso, incluso cuando el sol se ha ido, las temperaturas siguen siendo altas.

En zonas urbanas densas como Madrid, la diferencia con respecto a áreas rurales puede llegar hasta los 8 ºC. Este calor acumulado no se disipa fácilmente. Los edificios altos y las calles estrechas crean lo que se conoce como “efecto cañón urbano”. El calor queda atrapado como en una olla a presión.

Si además hay poca vegetación, el resultado son diferencias notables de temperatura entre zonas urbanas y rurales. Este fenómeno está provocando un aumento de las noches tropicales –cuando la temperatura no baja de los 20°C– en muchas ciudades españolas.

Elegir el árbol adecuado es clave

Los árboles no solo dan sombra, también refrescan el aire mediante evapotranspiración –transferencia de humedad a la atmósfera–. Este proceso combina la evaporación del agua del suelo con la transpiración de las hojas. Así, se reduce la temperatura del entorno, especialmente en días calurosos.

Pero no todos los árboles tienen el mismo efecto. Algunas especies, por su forma, densidad de hojas y adaptación al clima, son especialmente eficaces para enfriar el ambiente urbano.

Cinamomo.
Paulo rsmenezes/Wikimedia Commons, CC BY-SA

En un estudio realizado en Valencia, identificamos tres especies destacadas. El cinamomo (Melia azedarach) crece rápido y tiene hojas grandes y densas que generan sombra y humedad. El azahar de la China (Pittosporum tobira) resiste bien la sequía y tiene una copa baja y compacta, ideal para calles estrechas. Y el olmo común (Ulmus minor) tiene una copa amplia y ayuda a crear microclimas frescos, aunque su uso ha disminuido por su vulnerabilidad a enfermedades como la grafiosis, causada por un hongo.

En general, estas especies combinan copas densas, hojas grandes y troncos no muy altos. Además, se adaptan bien al clima mediterráneo. Por eso, son buenas opciones para ciudades como Valencia, Málaga o Sevilla, donde el calor urbano tiene un impacto notable en la mortalidad.

No obstante, solo una de estas especies es autóctona: el olmo. Las otras dos provienen de Asia. Por tanto, también es importante priorizar la plantación de especies propias. Estas están mejor adaptadas al entorno local y presentan menos riesgos ecológicos en los ecosistemas urbanos.

Ramas y hojas de un árbol
Ramas y hojas de un olmo común.
Lidine Mia/Wikimedia Commons, CC BY-SA

Más árboles y mejor situados

En muchas ciudades españolas, los árboles se concentran en parques o avenidas principales. Mientras tanto, algunos barrios residenciales, especialmente los más vulnerables, tienen menos vegetación. Esta desigualdad agrava el impacto del calor urbano.

No se trata solo de plantar más árboles. También hay que elegir bien qué especies se usan y dónde se colocan. Un árbol mal adaptado o mal ubicado puede tener un efecto limitado. En cambio, una planificación cuidadosa puede reducir la temperatura en zonas críticas.

Se deben seleccionar especies adaptadas al clima local, con alta capacidad de sombra y evapotranspiración. Además, es necesario priorizar aquellas zonas más vulnerables, donde el calor afecta más y hay menos vegetación. También es importante involucrar a la ciudadanía en los proyectos de reforestación urbana, fomentando el cuidado del espacio público. Por último, para conseguir efectos a mayor escala, el arbolado ha de integrarse en redes de infraestructura verde, conectándose con parques, jardines y espacios naturales.

Estas medidas no solo ayudan a combatir el calor. También mejoran la calidad del aire, aumentan la biodiversidad, reducen el consumo energético al requerir las viviendas menos climatización y pueden incluso revalorizar las viviendas cercanas.




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Plantar es planificar contra el calor urbano

Los árboles son mucho más que decoración urbana. Son infraestructura climática. Elegir bien qué especies plantar y dónde hacerlo puede marcar la diferencia entre una ciudad sofocante y una ciudad habitable.

En un contexto de cambio climático, apostar por el arbolado urbano es apostar por el bienestar, la salud y la resiliencia de nuestras ciudades.

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Daniel Jato Espino ha recibido fondos de la Consellería de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital de la Generalitat Valenciana a través del proyecto de investigación ECOVAL (ref. CIGE/2021/079).

ref. Hemos identificado los árboles que mejor funcionan para refrescar las ciudades – https://theconversation.com/hemos-identificado-los-arboles-que-mejor-funcionan-para-refrescar-las-ciudades-263657

¿Nos enamoraríamos del señor Darcy de ‘Orgullo y prejuicio’ en la vida real?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Lara López Millán, Docente Universitaria de Artes y Educación, Universidad Camilo José Cela

Matthew Macfadyen en la adaptación de ‘Orgullo y prejuicio’ de 2005. FilmAffinity

Imaginen la escena: Matthew Macfadyen, a cargo del personaje del señor Darcy, cruzando la niebla en la versión de Joe Wright de Orgullo y Prejuicio (2005). El abrigo ondea al ritmo de sus pasos y la voz le tiembla cuando pronuncia una confesión frente a Keira Knightley –quien interpreta a Elizabeth Bennet– que suena a todo menos ensayada.

El señor Darcy y su ondeante abrigo diciendo ‘has hechizado mi cuerpo y mi alma’.

Esa secuencia –inexistente en la novela original de Jane Austen– ha quedado grabada en la memoria de las espectadoras como un momento cumbre del romanticismo cinematográfico. ¿Qué tiene entonces este personaje que, a casi dos siglos de su creación, sigue siendo un arquetipo romántico vigente? Tal vez la promesa –potenciada por la cámara, la música y el montaje– de un hombre que combina poder, misterio y ternura.

Pero el Darcy de Jane Austen (1775-1817) pertenecía a la Inglaterra de la Regencia (1811-1820), un mundo de herencias, escalafones y matrimonios como estrategia social. Era orgulloso, reservado y con prejuicios de clase, más cercano a un terrateniente preocupado por su patrimonio que al héroe apasionado que nos vende el cine.

En las adaptaciones, con la camisa mojada de Colin Firth en la miniserie de la BBC en 1995 o las miradas contenidas de Macfadyen, se han ido suavizando sus aristas, erotizando su presencia y dotándolo de una vulnerabilidad muy contemporánea. Así, un personaje complejo ha sido convertido en el mito romántico que seguimos persiguiendo.

La Inglaterra del privilegio y la etiqueta

Para entender al Sr. Darcy, hay que situarlo en un mundo marcado por la ostentación de la aristocracia terrateniente y una jerarquía social férrea, donde la movilidad entre clases era mínima y el matrimonio funcionaba tanto como alianza económica como vía para preservar o mejorar el estatus familiar.

En este contexto, el “caballero” no era solo un título social, sino un papel que implicaba privilegios materiales y un código de conducta inflexible: cortesía en público, discreción en los asuntos íntimos y un profundo respeto –y defensa– de la estructura social.

Fitzwilliam Darcy encarna a la perfección ese modelo: un heredero acomodado, educado para administrar propiedades, mantener un apellido intachable y protegerse de cualquier vínculo que pudiera considerarse una “alianza desigual”. No es un rebelde romántico, sino un hombre que aprende, con dificultad, a dejar que la afectividad dialogue con el deber.

En Orgullo y Prejuicio, Darcy se presenta desde el inicio como alguien arrogante, distante y poco dado a la amabilidad superficial. No busca agradar ni cortejar; más bien parece evitar cualquier contacto que no considere necesario. Sin embargo, Austen no lo convierte en un villano, sino en un personaje en evolución. Su transformación no le lleva a ser un “príncipe azul” perfecto, sino un hombre que, tras enfrentarse a sus prejuicios y reconocer sus errores, cede parte de su orgullo en favor de la honestidad y el afecto.

La autora lo dibuja como un personaje reservado, incluso incómodo en situaciones sociales, con una torpeza emocional que puede sorprender a quienes solo lo conozcan a través de ciertas representaciones cinematográficas que lo hayan idealizado como un seductor. Sin embargo, adaptaciones como la mencionada de 2005 reflejan con fidelidad esa incomodidad y esa reserva, acercándose mucho más al Darcy literario.

En su contexto histórico, la decisión de proponer matrimonio a Elizabeth Bennet –una mujer de clase social inferior, sin gran fortuna ni conexiones ventajosas– implicaba desafiar abiertamente las expectativas de su posición. Ese gesto, más que las escenas de niebla o camisas mojadas, es lo que hace que el Darcy literario conserve su poder de fascinación doscientos años después.

El Darcy de Colin Firth en la miniserie de la BBC se bañaba en camisa y después, con esa falta de decoro, se topaba con Lizzie Bennet.

De la Regencia a los galanes de hoy

El Darcy cinematográfico ha calado hondo porque encaja con arquetipos románticos actuales: el hombre inaccesible que, gracias al amor, se transforma; aquel que combina seguridad económica con ternura emocional, misterio con entrega. Es un modelo que promete estabilidad y pasión al mismo tiempo, una combinación que sigue fascinando y generando deseo.

La popularidad de series y adaptaciones recientes, o reinterpretaciones modernas de Austen, demuestran cómo la estética de la Regencia –o de sus fantasías– sigue siendo un marco fértil para recrear ideales románticos. En estas versiones, el glamour, los vestidos, los bailes y las intrigas se mezclan con figuras masculinas poderosas pero vulnerables, reforzando la idea de un “amor que transforma” en escenarios históricos cuidadosamente estilizados.

Anthony Bridgerton (protagonista de la segunda temporada de Los Bridgerton) es el heredero perfecto de este molde: serio, controlador y devoto de sus responsabilidades familiares, pero finalmente dispuesto a dejarse arrastrar por la pasión. Lo mismo ocurre con Simon Basset, duque de Hastings en la primera temporada de la serie, cuya mezcla de orgullo, trauma personal y vulnerabilidad lo convirtió en el nuevo suspiro colectivo.

Retratos de dos hombres jóvenes vestidos de época en una serie de televisión.
Regé-Jean Page como Simon Basset (izq.) y Jonathan Bailey como Anthony Bridgerton (dcha.) son dos nuevas ‘versiones’ del siempre omnipresente señor Darcy.
Liam Daniel y Nick Briggs/Netflix

También encontramos ecos de Darcy en el Sr. Knightley de la adaptación de Emma de 2020, más paternal y menos orgulloso que el Darcy de Orgullo y Prejuicio, pero igualmente inscrito en la lógica del “hombre que cambia por amor”. Incluso en traslaciones de Austen más libres, como la última versión de Persuasión, se repite la tensión entre orgullo y afecto, distancia y atracción con el capitán Wentworth.

Sin embargo, la idealización tiene sus riesgos. En la vida real, alguien tan orgulloso y distante probablemente resultaría difícil de tratar, incluso frustrante. Parte del encanto de Darcy reside en la ficción: la fantasía de que la inteligencia, la perseverancia y el carácter pueden superar barreras sociales y emocionales, que el afecto puede suavizar los orgullos y derribar los prejuicios.

La romantización de la Regencia en pantalla no solo embellece la historia, sino que refuerza nuestra atracción por estos personajes como símbolos de deseo, poder y ternura, un ideal cuidadosamente construido que sigue inspirando fantasías románticas modernas.


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Austen, más vigente que nunca

Jane Austen nunca escribió sobre el amor como una fuerza irracional: en sus novelas, el afecto se equilibra con la razón, los valores y la compatibilidad. El Sr. Darcy seduce porque encarna una doble promesa: por un lado, el amor romántico que impulsa a ambos protagonistas a crecer y superar sus prejuicios; por otro, la fantasía de que incluso el más orgulloso puede ceder ante un buen argumento… y una buena dosis de ironía.

Tal vez no nos enamoraríamos de él en la vida real. Pero en la literatura y el cine, Darcy sigue siendo irresistible. Entre novelas, adaptaciones y reinterpretaciones modernas, su figura nos recuerda que los ideales románticos no mueren: se transforman, se amplifican y continúan fascinándonos, siglo tras siglo.

The Conversation

Lara López Millán no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Nos enamoraríamos del señor Darcy de ‘Orgullo y prejuicio’ en la vida real? – https://theconversation.com/nos-enamorariamos-del-senor-darcy-de-orgullo-y-prejuicio-en-la-vida-real-262907