La geometría oculta en el cerebro: así construimos mapas mentales para orientarnos en el mundo

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Liset Menéndez de la Prida, Directora del Laboratorio de Circuitos Neuronales, Instituto Cajal – CSIC

LariBat/Shutterstock

Cuando entramos por primera vez en una habitación, nuestra mente pone en marcha todos sus trucos. De manera totalmente subconsciente, se activa un sistema de representación que no solo nos permite ubicarnos en el espacio, sino también poner en relación todo lo que acontece en ese instante y la memoria de las cosas que pasaron. Las ventanas, las puertas, la orientación de los muebles, la disposición de los libros sobre una mesa… todo queda registrado de golpe en nuestro cerebro.

Pongamos que salimos de la habitación por un pasillo. Mientras nos alejamos, un mapa mental tejido por la actividad eléctrica de cientos de neuronas emerge en nuestra consciencia.

Como Alicia en la madriguera del conejo, el pasillo se alarga. Lo recorremos tocando las paredes, sintiendo los cambios de rugosidad, captando pequeñas señales que nos dan pistas sobre dónde estamos. Al fondo hay una puerta; la cruzamos, pero sorprendentemente, desemboca en la misma habitación por el lado contrario. Entonces lo entendemos todo: el pasillo es circular. En ese momento, nuestro cerebro ha cerrado un bucle: ha tejido un mapa mental que conecta las representaciones mentales del inicio y el fin del recorrido.

Neuronas que se activan en anillos

En un reciente estudio, publicado en Neuron, hemos demostrado por primera vez que la información de nuestro entorno se organiza en el cerebro de forma geométrica. Lo hemos conseguido analizando los registros de la actividad de cientos de neuronas en el hipocampo, una región del cerebro clave para la memoria y la navegación. En el caso de la habitación y el pasillo, esta representación adopta la configuración de anillos tridimensionales.

En el laboratorio, hemos podido observar que cada vez que un ratoncito va y viene por los pasillos de un laberinto, sus neuronas se activan siguiendo una trayectoria que da una vuelta completa en un espacio abstracto: un anillo que representa la experiencia completa del recorrido.

Lo más fascinante es que no todas las neuronas participan igual. Algunas codifican información sensorial muy concreta, como la textura del suelo, la presencia de una recompensa o la dirección de los giros en el laberinto. Otras, en cambio, registran y utilizan información externa al laberinto para organizar la representación, es decir, se apoyan en señales del entorno más amplio, como la localización respecto a la habitación donde se encontraba o la posición de un objeto de referencia, para mantener la orientación estable.

Estas diferentes poblaciones neuronales forman anillos paralelos en el espacio de la actividad neuronal, pero tienen una función distinta. Cuando todo va bien, trabajan coordinadas para dar estabilidad a la experiencia. Pero si algo nos desorienta (por ejemplo, si alguien nos diera vueltas o nos cubriera los ojos mientras nos guía hacia otro punto), entonces se despliegan otros mecanismos.

En ese caso, una de estas representaciones se mantiene fija, como una brújula interna, y ayuda a mantener la percepción del entorno. Otras neuronas se reorientan buscando representar el cambio. De ese reajuste mental nos llega la certeza de que estamos orientados.




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La geometría de la actividad cerebral

El espacio es el contenedor habitual de nuestras vivencias. Saber que el cerebro codifica su estructura con formas geométricas precisas abre nuevas puertas para entender cómo pensamos, recordamos y nos orientamos en el mundo.

El estudio de la geometría y la topología de la actividad cerebral es un campo emergente que aúna matemáticas y ciencia de datos con las más sofisticadas herramientas de bioingeniería aplicadas al estudio del cerebro. Hoy podemos identificar subtipos de neuronas en base a su perfil genético –por ejemplo, las neuronas excitadoras, las inhibidoras y las que producen dopamina son genéticamente diferentes– y modificarlo para expresar proteínas fluorescentes que nos permitan ver su actividad y controlarla en tiempo real.

Estos abordajes están permitiendo avanzar en una comprensión mucho más profunda de cómo el cerebro construye sus mapas internos. Cada descubrimiento no solo nos ayuda a descifrar los fundamentos biológicos de la memoria y la orientación, sino que también abre el camino a nuevas aplicaciones en neurotecnología, inteligencia artificial y, algún día, quizá, en el tratamiento de trastornos neurológicos donde estos mapas se deterioran, como el alzhéimer.

The Conversation

Liset Menéndez de la Prida recibe actualmente fondos de la Fundación La Caixa y la Agencia Estatal de Investigación para el estudio del cerebro.

ref. La geometría oculta en el cerebro: así construimos mapas mentales para orientarnos en el mundo – https://theconversation.com/la-geometria-oculta-en-el-cerebro-asi-construimos-mapas-mentales-para-orientarnos-en-el-mundo-264286

Cuándo podremos decir un “sí” rotundo a “hemos encontrado vida en Marte”

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Ygnacio Pastor Caño, Catedrático de Universidad en Ciencia e Ingeniería de los Materiales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)

Las manchas de leopardo encontradas en el crater Jerezo de Marte podrían indicar que, hace miles de millones de años, las reacciones químicas en esta roca podrían haber sustentado vida microbiana NASA/JPL-Caltech/MSSS, CC BY

Una roca moteada, bautizada como “Cheyava Falls” y situada en un antiguo cauce fluvial del cráter Jezero, ha encendido de nuevo una pregunta antigua con traje moderno: ¿hay o hubo vida en Marte?

Entre minerales rojos y firmas orgánicas, la NASA acaba de anunciar el hallazgo de posibles biofirmas en un roca marciana. El comunicado ha desatado el frenesí, pero en ciencia es un frenesí cauto.

Este es un análisis –con los pies en los datos– sobre pistas, escalas de certeza y lo que significaría oír, por fin, un “sí, esto es vida extraterrestre”. Pero aún no ha llegado el momento.

Los indicios de vida que han visto las sondas de la NASA

Desde hace años, la NASA ha ido informando de hallazgos que se acercan a lo que podría parecerse a una huella de vida.

En 1976, las sondas Viking realizaron los primeros experimentos biológicos en Marte. Sus resultados fueron intrigantes, pero también muy polémicos, y no se consideraron una prueba concluyente de vida. Desde entonces, ninguna misión ha vuelto a llevar experimentos tan directos. La lección de Viking es clara: en la exploración del planeta rojo, conviene mantener la curiosidad… pero también la cautela en las expectativas.

En 2018, la NASA informó de indicios de vida orgánica en barro antiguo de Marte. Entonces el rover Curiosity detectó en el cráter Gale moléculas orgánicas preservadas en lutitas lacustres (un tipo de roca sedimentaria, compuesta por partículas muy finas de arcilla y limo que se depositaron en el fondo de los lagos) de aproximadamente 3500 millones de años y una variación estacional del metano de fondo. Son ingredientes y pistas, pero no es propiamente vida.

En el estudio reciente, la NASA informa que en la zona conocida como Bright Angel, el instrumento SHERLOC del rover Perseverance también identificó la presencia de moléculas orgánicas, mientras que el instrumento PIXL mapeó minerales como vivianita y greigita en un lodo rico en hierro, fósforo y azufre.

Pero este tipo de mezcla puede formarse tanto por la acción de microorganismos como por procesos puramente químicos. Así que puede ser un indicio de vida, o no.

Esa ambigüedad es justo lo que resalta la síntesis publicada en Nature, que subraya cómo estos hallazgos mantienen abierto el debate sobre si Marte albergó vida o no.

Las muestras de metano

Anteriormente, el Curiosity detectó variaciones locales y estacionales en la presencia de metano en el planeta vecino, algo que también podría asociarse con una biofirma. Sin embargo, el orbitador europeo TGO (de la misión ExoMars) no ha encontrado prácticamente nada: sus mediciones ponen un límite global muy estricto, menos de 0,05 partes por mil millones.

El reto ahora es conciliar ambos resultados: ¿se trata de pequeñas emisiones superficiales que la atmósfera elimina rápidamente, o de mediciones que están sesgadas por factores aún desconocidos? La ciencia sigue en curso y la respuesta todavía no está cerrada.

¿Qué sería una prueba irrefutable?

Tras varias decepciones, la comunidad científica ha elaborado una “escala de confianza” para detectar vida, llamada Confidence of Life Detection (CoLD).. Es como una escalera de siete peldaños: primero se detecta una posible señal y después hay que descartar contaminación; demostrar que la biología sería viable en ese entorno; excluir explicaciones no biológicas; encontrar otra señal independiente; derrotar hipótesis alternativas… y, por último, conseguir confirmación por distintos equipos. ¿Cómo se sube esa escalera? No con un único hallazgo espectacular, sino con varias pruebas que, juntas, formen un caso sólido.

Una química orgánica compleja con homoquiralidad (se refiere a moléculas que tienen una estructura no superponible con su imagen especular, similar a la de nuestras manos) sería un buen indicio, porque es extremadamente difícil de generar sin vida.

Otro rastro lo darían los isótopos: variaciones en elementos como el carbono o el azufre que, dentro de su contexto geológico, se ajusten a lo que esperaríamos de procesos biológicos. Sin ese contexto, el isótopo puede engañar.

También podrían encontrarse texturas microscópicas que recuerden a células o biofilms, siempre asociadas a moléculas orgánicas e isótopos de “firma biológica”.

Una sola pista nunca basta: se necesitan varias, y que se repitan de manera independiente, con instrumentos distintos.

Lo ideal sería confirmar en la Tierra, con muestras traídas de Marte bajo protocolos estrictos para evitar contaminación. Al final, no se trata de obtener una foto espectacular, sino un expediente coherente y abrumador.

De Europa a Venus

¿Y en qué otros mundos podría asomarse la vida? Estos son los candidatos:

  • Europa (Júpiter). Es el favorito: oculta un océano salado bajo el hielo. la misión Europa Clipper, que llegará hacia 2030, hará casi 50 sobrevuelos para estudiar si allí existen condiciones habitables. No busca vida directamente, pero sí comprobar si podría haberla.

  • Encélado (luna de Saturno). Sus espectaculares géiseres conectan el océano interno con el espacio. Allí se ha detectado fósforo en abundancia, un nutriente esencial para la vida. Es, literalmente, un laboratorio natural abierto.

  • Titán (luna de Saturno). Con su atmósfera densa y rica en compuestos orgánicos, es un lugar único para explorar química prebiótica. La misión Dragonfly despegará a finales de esta década (si no entra en el grupo de recortes de Donald Trump) y aterrizará hacia mediados de los 30, para estudiar si podrían darse formas de bioquímica distintas a las terrestres.

  • Venus. En sus nubes se han detectado posibles rastros de fosfina, aunque el debate sigue abierto. Para unos es una señal sugerente; para otros, un artefacto de las observaciones. El debate es un buen antídoto contra el autoengaño.

¿Y si se encuentra vida?

En ciencia y tecnología, aceleraríamos las misiones de retorno de muestras y desarrollaríamos sistemas de contención de máximo nivel, además de nuevas herramientas para detectar formas de vida “no terráqueas”; en filosofía, nos obligaría a dejar de confundir singularidad con privilegio; en religión, probablemente inspiraría lecturas más inclusivas de la creación, más que crisis de fe; en política y ética, reforzaría la necesidad de no contaminar otros mundos ni traer riesgos a la Tierra.

Y en lo cotidiano, se abriría la puerta a nuevos materiales, sensores y biotecnologías

Pero más allá de lo práctico, nos brindaría una cura contra el provincianismo: nos recordaría que no somos el centro del universo.

¿Cuándo podríamos afirmarlo rotundamente?

Hay dos ventanas realistas. En primer lugar, hacia la década de 2030. El rover europeo Rosalind Franklin, cuyo lanzamiento está previsto para 2028, llegará a Marte en unos cinco años. Está diseñado para perforar hasta dos metros bajo la superficie, donde la radiación no ha destruido los compuestos más delicados. Con su instrumento MOMA podría encontrar moléculas orgánicas complejas, señales de quiralidad (esa preferencia por una “mano” molecular que suele asociarse a la vida) y posibles texturas biológicas. No será fácil, pero las posibilidades están ahí.

La segunda ventana sería el retorno de muestras. La misión conjunta de NASA y ESA, que busca traer rocas marcianas a la Tierra, se ha encarecido y retrasado, por lo que lo más probable es que su “veredicto de laboratorio” no llegue antes de la década de 2040.

Eso sí, incluso si la roca Cheyava Falls ofrece biofirmas tentadoras, la confirmación no llegará con un único indicio. Habrá que recorrer toda la “escalera CoLD”: descartar explicaciones no biológicas y repetir pruebas de forma independiente, idealmente en laboratorios terrestres. El calendario es incierto. Mientras tanto, el escepticismo no supone un freno: es la dirección en la que vamos.

Si la vida marciana existe o existió, nos esperará, no tiene nuestras prisas. Y si no existió nunca, el hallazgo más grande será comprender por qué aquí sí. Esa respuesta también nos pertenece y entusiasma.

The Conversation

José Ygnacio Pastor Caño no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cuándo podremos decir un “sí” rotundo a “hemos encontrado vida en Marte” – https://theconversation.com/cuando-podremos-decir-un-si-rotundo-a-hemos-encontrado-vida-en-marte-265117

Una ‘S’ extraterrestre: la primera pieza metálica impresa en el espacio

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Manuel Torralba, Catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid, IMDEA MATERIALES

La primera “pieza” impresa en el espacio fue una varita de muy poco espesor y en forma de “S”. La S es una forma sencilla, pero entraña cierta dificultad, porque implica dos cambios de curvatura. Casi podríamos decir que fue una impresión en 2D.

Pero meses después, tuvo lugar a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) un logro revolucionario. En el módulo del laboratorio Columbus de la ESA, se imprimieron probetas para ensayos de tracción que, ahora, eran piezas tridimensionales. Este avance concluye la fase de puesta en marcha de la primera impresora 3D de metales, en órbita de la Tierra.

Los astronautas ya pueden imprimir metales en el espacio, y esto cambiará muchas cosas en futuras misiones espaciales. Para empezar, ayuda a la idea de instalar una base en la Luna.

La impresión doméstica

En los últimos años, la impresión 3D se ha popularizado enormemente. Hoy es fácil hacerse con una impresora de plásticos, e incluso ya son muchos los chavales que piden a los Reyes Magos una para poder fabricarse en casa todo lo que su imaginación les proponga.

Con programas de diseño de software libre pueden dibujar cualquier tipo de pieza o figura y luego convertirla en realidad con una impresora casera. Esta democratización de la impresión 3D traslada la idea de que es una tecnología sencilla y que es muy fácil fabricar cualquier cosa.

La realidad es mucho más compleja cuando se pasa de plásticos a materiales compuestos, y aún más cuando hablamos de metales.

La dificultad de imprimir metales

La impresión 3D de metales requiere controlar decenas de variables adicionales: desde la potencia del láser hasta la densidad del material, pasando por la atmósfera de impresión y la velocidad de deposición, cada parámetro influye directamente en la calidad de la pieza final.

Además, los equipos necesarios son grandes y deben operar a temperaturas extremadamente altas, a veces por encima de los 1 600⁰ C, según la aleación. Adaptar esta tecnología al espacio, en dimensiones reducidas y condiciones de microgravedad, ha sido uno de los mayores desafíos a superar.

La ‘falta’ de espacio

Hay distintos métodos de impresión 3D de metales, la mayoría basados en polvos metálicos.

Sin embargo, para imprimir metales en el espacio se ha optado por la tecnología de deposición dirigida de energía (DED) y usando hilos metálicos en vez de polvos. Este método se desarrolla a partir de la técnica laser cladding, utilizada tradicionalmente para recubrimientos metálicos y reparación de defectos superficiales en piezas industriales.

Con DED, un hilo metálico se deposita capa por capa mientras un láser de alta energía funde de manera localizada el material, logrando una densificación completa de la pieza.

Los alambres metálicos utilizados con esta técnica son menos peligrosos de manipular en el espacio que los polvos, pero también requieren de grandes equipos, y de la necesidad de fundir, con un láser.

La aparición del diseño de piezas por ordenador y de los robots industriales hicieron que esta tecnología evolucionara desde el laser cladding al DED, permitiendo fabricar piezas en tres dimensiones de gran tamaño. Posiblemente “la pieza” más grande que se ha manufacturado sea un puente de acero inoxidable de 4,5 toneladas que ha estado colocado durante un tiempo, como demostrador, sobre uno de los canales de Ámsterdam.

Imprimir hilos metálicos fundiendo con un haz láser no es una cosa trivial, por culpa del elevado número de variables que hay que controlar (muchas vinculadas al material que se va a imprimir, otras al tipo y potencia del láser, otras a variables de impresión, etc.). Son tantas, que incluso en la Tierra es complicado el proceso. Hacerlo en condiciones de falta de gravedad, y con una impresora de reducido tamaño que quepa en una nave espacial, complica mucho más las cosas.

Del tamaño de un microondas

El primer problema fue desarrollar una impresora que pudiera instalarse en la Estación Espacial Internacional ocupando no más espacio que una lavadora. Al final, el consorcio detrás del proyecto consiguió que la impresora pesara “tan solo” 180 kg y ocupara 80 × 70 × 40 cm, casi lo que ocupa un microondas. No existe información de la potencia del láser, pero para fundir acero inoxidable se necesitan láseres de más de 500 W.

El proceso se realizó en una atmósfera de nitrógeno, con una evacuación exhaustiva del oxígeno de la cámara de impresión.

La impresora fue instalada durante una misión en enero de 2024, pero no fue hasta junio cuando se consiguió imprimir una línea curva en forma de “S”.. Con esa “S” se validó la posibilidad de imprimir, al menos, en dos dimensiones. ¡Ahora había que demostrar que se podía pasar del 2D al 3D! Y eso ocurrió en el mes de agosto, cuando se obtuvo la primera muestra en tres dimensiones. A finales del año 2024 se consiguieron las piezas definitivas.

La primera pieza metálica impresa en 3D fabricada en el espacio ha regresado a la Tierra y se encuentra ahora en las instalaciones ESTEC de la ESA en los Países Bajos.
ESA, CC BY

El objetivo era demostrar que es posible fabricar piezas metálicas en microgravedad. Ahora es el momento de caracterizar la microestructura que se ha formado y las propiedades mecánicas de las piezas impresas en órbita, y compararlas con lotes de referencia idénticos impresos en la Tierra. De este modo es posible estudiar efectos de la microgravedad en la porosidad, solidificación, anisotropías (características físicas o de otro tipo que varían según la dirección en la que se miden) y propiedades mecánicas.

Las piezas impresas ya han viajado hasta la Tierra para distintos ensayos. Hasta ahora no conocemos los resultados, pero esperemos pronto verlos publicados en alguna revista científica importante.

La astronauta Jeanette Epps recuperó la S, la primera muestra de la impresora 3D de metal en la ISS.
Airbus, CC BY

Fabricación metálica en órbita: clave para exploración espacial

Imprimir metales en el espacio representa un avance significativo hacia la autosuficiencia de las misiones espaciales, especialmente en exploraciones de larga duración como las que se proyectan hacia la Luna o Marte.

La capacidad de imprimir componentes in situ reduce la dependencia de costosos envíos desde la Tierra y facilita reparaciones inmediatas y adaptaciones rápidas a necesidades imprevistas durante misiones espaciales.

Hasta ahora, que se rompa un componente metálico en el espacio, es un problema muy grave: se calcula que el tiempo necesario para hacer llegar un componente, de forma urgente, a la estación espacial, es de 1 año.

Además, la fabricación de metales en microgravedad impulsa la innovación tecnológica y abre la puerta a misiones más largas y autónomas.

Ir más allá

La capacidad de producir piezas directamente en el espacio es esencial para la exploración profunda, ya que garantiza que los equipos críticos puedan mantenerse operativos sin esperar abastecimiento, haciendo el vuelo espacial humano más viable y sostenible.

Este avance también contribuye a crear una economía circular en el espacio, permite el reciclaje de materiales y la fabricación de nuevas herramientas a partir de recursos existentes.

Un pequeño paso para la tecnología, pero un gran salto para la exploración espacial.

The Conversation

José Manuel Torralba no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Una ‘S’ extraterrestre: la primera pieza metálica impresa en el espacio – https://theconversation.com/una-s-extraterrestre-la-primera-pieza-metalica-impresa-en-el-espacio-264068

Uno de cada tres niños usa el móvil en los restaurantes de comida rápida: ¿qué consecuencias tiene?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Sonia de Paz Cantos, Salud Pública, Universitat Internacional de Catalunya

Anna Kraynova/Shutterstock

En un mundo donde la tecnología está en todas partes, ver a menores de corta edad usando móviles o tabletas se ha convertido en una imagen cotidiana.

Por ejemplo, cada vez es más habitual entrar en un restaurante y ver a niños y niñas absortos mirando la pantalla mientras comen, sin prestar atención a lo que pasa a su alrededor.

Esta imagen, especialmente recurrente en restaurantes de comida rápida, fue precisamente lo que nos llevó a investigar. El resultado principal de nuestro estudio, realizado con 1 616 menores de entre 4 y 10 años en establecimientos de Barcelona, es que casi uno de cada tres niños (el 28,1 %) usó el móvil antes, durante o después de la comida, pero también pudimos extraer otras interesantes conclusiones.

El móvil como “niñera” digital

En los restaurantes de comida rápida suele haber ruido, colas y un ambiente lleno de estímulos visuales y sonoros. En ese contexto, muchos padres o cuidadores recurren al móvil para calmar, entretener o simplemente tener a los niños ocupados.

Detectamos una mayor utilización del teléfono inteligente en niños mayores (de 7 a 10 años), en menores con comportamientos más inquietos y en familias con poca interacción entre adultos y niños. Uno de los hallazgos más preocupantes fue comprobar que cuando no había ningún tipo de interacción entre el cuidador y el menor, la probabilidad de uso del móvil aumentaba casi un 60 %.

Es decir, cuanto menos se hablaba, más se empleaba el dispositivo. Esto supone una pérdida de oportunidades para fortalecer el vínculo familiar durante la comida, un momento clave para la convivencia y la educación emocional.

El uso de los móviles entre los menores cada vez está más extendido.

¿Quién permite más el móvil en la mesa?

También detectamos que los niños a cargo de progenitores menores de 30 años hacían un mayor uso del móvil. Es posible que los adultos jóvenes normalicen más la utilización de pantallas en la vida cotidiana. Además, observamos que los cuidadores varones (padres u otros acompañantes masculinos) eran más permisivos que las mujeres.

También influyen los recursos disponibles en el local. Cuando el restaurante ofrecía juguetes, juegos o materiales para pintar, la utilización del dispositivo disminuía de forma clara. Esto indica que, ante la falta de estímulos no digitales, el teléfono se convierte en el entretenimiento por defecto.

Pantallas, comida y salud

Este comportamiento afecta a directamente a la alimentación y la salud.
En primer lugar, los niños que usan el móvil durante la comida prestan menos atención a lo que se llevan a la boca. Ingieren más calorías, por lo que aumenta el riesgo de sobrepeso u obesidad.

Además, la atención al dispositivo puede alterar la sensación de saciedad, fomentar una alimentación distraída y reducir el disfrute de los alimentos. También los expone a anuncios de comida poco saludable, lo que puede influir en sus preferencias.

Por eso, el uso de pantallas en la mesa no es solo una cuestión de modales. Es también una cuestión de salud pública.

¿Qué podemos hacer?

No se trata de prohibir la tecnología, sino de aprender a convivir con ella de manera equilibrada. Los dispositivos móviles forman parte de nuestra vida cotidiana y también de la de los niños. Negar su existencia o proscribir su uso no solo es poco realista, sino que puede resultar contraproducente.

Las comidas son una oportunidad para hablar en familia, enseñar hábitos saludables y transmitir valores. Algunas ideas sencillas pueden ayudar:

  1. Fomentar la conversación sobre temas cotidianos.

  2. Ofrecer alternativas no digitales: cuentos, juegos o materiales para colorear.

  3. Dar ejemplo: si los adultos guardan el móvil, los niños también lo harán.

  4. Establecer normas claras: sin pantallas durante las comidas, tanto en casa como fuera.

Además, las familias no están solas. Los restaurantes también pueden ayudar creando espacios más amigables para la infancia. Por ejemplo, ofreciendo materiales para jugar o pintar, o habilitando zonas que fomenten la interacción.

Aunque nuestra investigación se llevó a cabo en España, y concretamente en Barcelona, sus conclusiones son aplicables en muchos otros contextos. Según el Instituto Nacional de Estadística, en el año 2024, el 69,6 % de niños de entre 10 y 15 años usó un teléfono móvil.

Por ello, es urgente promover la concienciación sobre los riesgos del uso excesivo. Los autores del estudio hacemos un llamado a madres, padres y cuidadores para reflexionar sobre estos hallazgos y promover un desarrollo infantil más saludable, fomentando una mayor interacción cara a cara durante las comidas.

The Conversation

Sonia de Paz Cantos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Uno de cada tres niños usa el móvil en los restaurantes de comida rápida: ¿qué consecuencias tiene? – https://theconversation.com/uno-de-cada-tres-ninos-usa-el-movil-en-los-restaurantes-de-comida-rapida-que-consecuencias-tiene-258875

La transición energética no debe hacerse a costa de las regiones menos desarrolladas del planeta

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Andoni Maiza Larrarte, Professor. Economics. UPV/EHU, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Mina de cobre Las Bambas, en Perú. Noel Reynaga Ccorahua/Shutterstock

El cobre presente en un coche eléctrico (se emplea en las baterías y el motor, entre otros usos) que circula en Europa puede provenir de una montaña en los Andes peruanos. Así, mientras en otras partes del mundo se lleva a cabo la transición verde, en regiones andinas como Apurímac, la extracción de minerales está provocando tensiones sociales y ambientales cada vez más profundas.

En zonas ricas en recursos ubicadas en países en desarrollo, se plantea un dilema entre la necesidad de obtener más ingresos económicos y los perjuicios generados por explotaciones mineras de dimensiones colosales.

Las Bambas: una megamina con un inicio controvertido

En un estudio reciente, hemos analizado el caso de la megamina de Las Bambas, una explotación de cobre ubicada en las provincias de Cotabambas y Grau, en el departamento de Apurímac, en Perú. Hemos concluido que presenta algunos beneficios y oportunidades, pero también grandes costes e importantes retos.

Los derechos para la explotación de Las Bambas, uno de los contratos mineros más grandes de la historia de Perú según el Ministerio de Energía y Minas, fueron adjudicados a la empresa suiza Xstrata en septiembre de 2004.

El inicio del proyecto estuvo marcado por el traslado de la comunidad local desde Fuerabamba a un nuevo poblado y la promesa de compensaciones. Después, cuando en 2014 la empresa china MMG adquirió la titularidad de la mina, las relaciones con las comunidades locales se complicaron, poniéndose de relieve la gran distancia cultural entre ambas partes.

Por si eso fuera poco, ese mismo año se aprobó una de las modificaciones más controvertidas respecto al proyecto original: la sustitución de una gran tubería para transportar el mineral por camiones pesados, lo que provocó un fuerte conflicto con la población debido al tráfico constante de camiones.

Grandes beneficios económicos

El proyecto mueve cifras colosales. Las inversiones superaron los 10 000 millones de dólares y la producción ha generado ingresos por más de 3 400 millones de dólares en 2023 para MMG. Con su actividad, la mina contribuye significativamente a las arcas del gobierno regional: en 2022, estas transferencias representaron el 16,6 % del gasto público de Apurímac.

Desde 2015 el PIB de la región se ha más que duplicado, aunque la fuerte dependencia de la minería expone el bienestar de la región a la volatilidad del precio del cobre. Esta variable está muy condicionada por la demanda de un único país: China.




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Además, la aportación ha sido mucho menor en términos de empleo, de forma que la megamina solo genera alrededor de un 2 %-3 % del empleo total en la región.

Grupo de personas con pancartas reunidas en una escalinata frente a una catedral
Indígenas protestan en Cuzco (Perú) el 21 de septiembre de 2015 contra la mina de cobre Las Bambas por su impacto ambiental y la falta de contratación local.
Helen’sWorld/Shutterstock

Desafíos sociales, medioambientales y de gestión

Tampoco los avances en salud y educación en la región han resultado tan importantes como cabría esperar. Por ejemplo, a pesar de su evolución favorable, las tasas de desnutrición y de anemia siguen siendo elevadas. Igualmente, el acceso a agua potable y saneamiento adecuado continúa constituyendo otro reto fundamental, ya que un 70 % de los hogares sigue sin disponer de un suministro de agua tratada para el consumo.

Además, los indicadores medioambientales reflejan un deterioro preocupante. A pesar de que la empresa MMG se encuentra adherida a los estándares internacionales, la mina genera grandes volúmenes de residuos, precisa elevados consumos de agua y emite gases de efecto invernadero.

Asimismo, la superficie de tierra degradada por las operaciones mineras es de unas 4 000 hectáreas y también se observa un importante número de denuncias medioambientales relacionadas con la actividad minera.

La gestión de megaproyectos mineros presenta grandes desafíos. La documentación técnica suele ser demasiado compleja para que las comunidades locales puedan comprenderla. Además, aunque existen leyes para ordenar estas actividades, la corrupción y la mala administración suelen ser problemas habituales, tal y como reconoce el propio Banco Mundial en el caso de Perú.

A todo ello hay que añadir que las metodologías para evaluar los daños ambientales son insuficientes, lo que dificulta determinar si las compensaciones percibidas por las comunidades son justas. En la actualidad hay bastante ambigüedad en el cálculo, por ejemplo, de los daños generados por excavaciones, contaminación de aguas, etc. Las administraciones contratan a consultoras para hacer los cálculos de estudio de impacto ambiental, pero a menudo esas propias consultoras reconocen que sus cálculos son aproximaciones.




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Recomendaciones para el futuro

El caso de Las Bambas se suma a otros estudios que han cuestionado las bondades de las megaminas en regiones poco desarrolladas del planeta. Por ello, planteamos la creación de un organismo asesor internacional cualificado que pueda asesorar a las comunidades afectadas por los proyectos mineros.

También consideramos necesario avanzar en la fijación de unos estándares internacionales para contabilizar los impactos socioambientales. De esa forma, habrá mayores garantías de que los posibles perjuicios se calculen de forma adecuada y las administraciones públicas estarán en disposición de exigir las medidas correctoras necesarias a las grandes mineras. Estas medidas podrían ser de muy diverso tipo, desde compensaciones económicas al rechazo de ciertas modificaciones u obras respecto a los proyectos planteados originalmente.

La transición energética debería ser justa para todos los habitantes del planeta, vivan donde vivan.

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Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. La transición energética no debe hacerse a costa de las regiones menos desarrolladas del planeta – https://theconversation.com/la-transicion-energetica-no-debe-hacerse-a-costa-de-las-regiones-menos-desarrolladas-del-planeta-264540

La ley de Heisenberg en la evaluación de los exámenes y la carrera académica

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jesús Pérez Gil, Catedrático de Universidad, Dpto. Bioquímica y Biología Molecular, Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Complutense de Madrid

A punto de iniciarse el curso 2025-26, es fácil predecir que una de las cuestiones que harán los estudiantes el primer día de clase hará referencia a cómo serán los exámenes y la evaluación. El profesor explicará sus propios criterios y a partir de ese momento… ¡Heisenberg entrará en acción!

La ley de Heisenberg

En la mítica serie Breaking Bad, Walter White era un profesor de química de secundaria mal valorado por sus estudiantes. Su apodo, “Heisenberg”, hace referencia al físico alemán Werner Heisenberg, premio Nobel, conocido por su trabajo en física cuántica y su Principio de Incertidumbre. Walt adopta este alias para ocultar su identidad en el mundo del crimen, donde todo es incierto y desconocido, al igual que el principio de incertidumbre. Esta regla puede trasladarse a los métodos que se diseñan para medir/evaluar cualquier proceso. La “ley” de Heisenberg está también presente en la evaluación de los exámenes y la carrera académica.

Según el principio de incertidumbre, no se pueden determinar de forma simultanea dos propiedades de una partícula cuántica, su posición y su velocidad, por ejemplo. Para colmo, el propio proceso de medición lo modifica todo aunque no se quiera, de forma que el comportamiento de la partícula ya no será el que tenía antes de ser “observada” o medida. Dicho de otro modo: el proceso de medición altera inevitablemente la condición de lo medido.

El profesor y su examen

En el primer día de clase, la información que dé el profesor sobre cómo hará la evaluación activará la perturbación predicha por Heisenberg. Los estudiantes, inconscientemente, prepararán la asignatura de forma distinta en función de cómo se les vaya a exigir rendirla.

¿La evaluación reflejará hasta qué punto han aprovechado la asignatura? ¿O su nota dependerá del grado en que se han ajustado al método de evaluación? En el mejor de los casos ambas cosas se parecerán, pero no necesariamente siempre.

La perturbación señalada por Heisenberg, inexorable y en muchos casos desastrosa, entra en el proceso de medida sobre el objeto mismo que se mide, el examen, hasta el punto de que puede dejar de cumplir el objetivo perseguido: medir de verdad el nivel de capacitación de los estudiantes. Al menos, siendo conscientes, podremos valorar adecuadamente el nivel de “incertidumbre” que ello supone.

Los baremos y la “baremitis” en la carrera académica

Otro ejemplo de las jugarretas que implica la incertidumbre de Heisenberg lo encontramos en esos detallados baremos oficiales que buscan transparencia para evaluar los méritos de los candidatos que concurren a concursos de acceso. En el mejor de los casos, estos baremos habrán sido diseñados de forma concienzuda para reconocer las múltiples actividades que reflejan la calidad del desempeño. Por ejemplo, en el caso de un profesor o investigador, sus años de experiencia.

Pero para completar la construcción de los baremos, todas esas actividades a considerar deben sistematizarse, jerarquizarse y cuantificarse de forma relativa a su peso en lo que se quiere valorar. Y es aquí donde la recalcitrante tiranía de la ley de Heisenberg se hace presente.

Los candidatos acaban modelando su actividad para optimizar la forma en la que será medida cuando llegue el momento. Es la “baremitis”, que acaba convirtiendo a esos futuros profesores e investigadores en coleccionadores de puntos en las diferentes casillas del baremo, en lugar de desarrollar de la mejor manera posible la actividad académica, que en último término va a ser objeto de evaluación.

Esta desgraciadamente generalizada confusión del “continente por el contenido”, resultante del supuesto afán por una aplicación transparente y “objetiva” de criterios a salvo de arbitrariedades, puede estar lastrando de forma importante la confección de muchas plantillas, y por extensión, las capacidades futuras de nuestras instituciones.

No estamos hablando de corrupción, aunque las prácticas corruptas también minan la solidez del edificio de nuestra ciencia y academia. No es más que, según los postulados de Heisenberg, la inexorabilidad en la práctica de los principios de la física y la materia, a los que también está sometida la naturaleza humana.

Lo que comienza siendo una feliz invención en la forma de medir algo aparentemente intangible, acaba modificando de una forma incluso dramática lo que se mide.

El factor de impacto

En los años 60 del siglo pasado, se ideó el llamado Factor de Impacto (Impact Factor en inglés, o IF) para valorar la calidad de las revistas científicas. Este factor IF se calcula dividiendo el número de veces que se citan los trabajos publicados en una revista durante un tiempo determinado, generalmente los dos últimos años, entre el número total de artículos en el mismo periodo. Es decir, ofrece una media del número de veces que los artículos de esa revista han sido útiles para otros trabajos.

El manoseado IF ha permitido a los científicos durante décadas valorar la mayor o menor calidad promedio de una revista y decidir en consecuencia donde intentar publicar sus investigaciones (en teoría, en función de la calidad que estas investigaciones y sus resultados tienen, o al menos, que creen que tienen).

Sin embargo, el IF ha acabado siendo usado no ya para valorar las revistas, sino sus artículos, y por extensión, ¡los méritos de los investigadores!

Los ‘cárteles’ del sistema

A partir de aquí, la revista científica busca incrementar de la forma que sea su IF. Por ejemplo, facilitando la publicación de “revisiones”, artículos que solo recopilan y actualizan lo ya publicado sobre un tema concreto, lo que resulta muy útil para que los científicos se pongan al día. O, en una práctica mucho más cuestionable, “estimulando” que los autores citen de forma preferente los artículos que aparecen en las revistas en las que quieren publicar.

Surgen así los “cárteles de citas”, tristemente en el candelero mediático en algún caso reciente, cuando la citación de los trabajos busca intereses espurios al mero reconocimiento de la ciencia ya hecha. Puro principio de incertidumbre de Heisenberg, que quizá podríamos también denominar como “principio de distorsión de los procedimientos de medida/evaluación”.

¿Alguna esperanza de poder desarrollar procesos de evaluación Heinsenberg-free? Quizá mediante un análisis “inteligente” de los múltiples aspectos asociados con la actividad que se quiere evaluar. Una aplicación sabia de la inteligencia artificial puede suponer en breve un avance importante y mucho más difícil de ser interferido. Aunque seguramente la propia IA, plegada a Heisenberg, también modificará conductas y méritos de forma inevitable.

Como último recurso queda apelar al rigor, la competencia y la integridad de los evaluadores, con autonomía y en un número suficiente para promediar y compensar sesgos involuntarios, sometidos a procesos de rendición de cuentas sobre el resultado de lo medido y evaluado. Pero sin perder de vista a Heisenberg.

The Conversation

Jesús Pérez Gil no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. La ley de Heisenberg en la evaluación de los exámenes y la carrera académica – https://theconversation.com/la-ley-de-heisenberg-en-la-evaluacion-de-los-examenes-y-la-carrera-academica-263584

Vesículas extracelulares: el ‘WhatsApp’ de las células

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Lucía Garrido Miranda, Investigadora predoctoral en Cáncer, Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas CNIO

Sección de una vesícula extracelular. Estas diminutas partículas esféricas albergan diversas moléculas bioquímicas, como proteínas, lípidos o ARN (en rojo). Juan Gaertner/Shutterstock

Aprendizajes, preocupaciones, pensamientos, consejos, ideas, planes, deseos, opiniones, conocimientos, emociones… Vivimos en un continuo intercambio de información. Pero no solo nosotros, también nuestras células. Al mismo tiempo que estás leyendo estas líneas, dentro de tu organismo están teniendo lugar miles de conversaciones celulares.

Nuestras células necesitan relacionarse y comunicarse entre ellas para llevar una vida equilibrada. O, dicho de otra manera, para mantener su homeostasis. Para ello cuentan con distintos sistemas de comunicación, entre los que destacan las vesículas extracelulares, que actúan como un “WhatsApp celular”.

Mensajeros celulares

Las vesículas extracelulares son una especie de burbujas que liberan las células. Nos las podemos imaginar como esas pompas de jabón que hacíamos cuando éramos pequeños o como los miles de lunares que ha plasmado la artista Yayoi Kusama a lo largo de toda su obra. Estas partículas se producen en el interior celular gracias a distintas maquinarias que trabajan en cadena y que finalmente las células liberan “soplando” hacia el medio extracelular. Es decir, lo que hay entre célula y célula.

Instalación de Yayoi Kusama en una retrospectiva de su obra que acogió el Museo Louisiana (Dinamarca) en 2015.
Susanne Nilsson/Flickr, CC BY

Además, estas burbujas llevan en su membrana y en su interior moléculas que encontramos principalmente dentro de las células, como el ADN y ARN (que actúan como libro de instrucciones), proteínas (construcciones formadas a partir del ADN), lípidos (con una función más estructural) y otras muchas. Precisamente, estas moléculas constituyen la información que se envían las células entre ellas.

En cuanto a su estructura, son tan pequeñas que resultan difíciles de detectar, como cuando las burbujas de jabón se pierden en la inmensidad. En el laboratorio necesitamos aparatos mucho más potentes que los microscopios convencionales con los que observamos normalmente las células para poder llegar a visualizarlas.

A diferencia de otros mecanismos de comunicación entre células que se encuentran muy juntas, las vesículas extracelulares son capaces de viajar a través de distintos fluidos de nuestro organismo como la sangre, y alcanzar otras células que están más alejadas. Pero no llegan a cualquier sitio: estas partículas tienen muy claro su destino, como cuando nosotros mandamos un mensaje por WhatsApp.

Las conversaciones del cáncer

Una neurona del cerebro es muy distinta a una célula de la piel, del mismo modo que una célula sana no es igual que otra enferma. Esto también ocurre con las vesículas extracelulares que secretan cada uno de estos tipos celulares. Además, hay células que son “más tímidas” y no secretan muchas vesículas (quizás prefieren comunicarse de otra manera), mientras que otras directamente prefieren vivir aisladas.

Un ejemplo de conversación molecular es la que tiene lugar entre las células de un tumor primario y las células del lugar que van a colonizar, generando metástasis.

Las células tumorales, las que generan cáncer, tienen un único propósito: sobrevivir y seguir reproduciéndose. Por ello, hacen todo lo posible para continuar dividiéndose. Y cuando no se dan las condiciones necesarias para ello, en ocasiones, deciden buscar otro lugar y “comenzar una vida nueva”.




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Para nosotros, esto no resulta fácil si en el sitio al que nos mudamos no conocemos a nadie o no tenemos una casa. Pues lo mismo les ocurre a las células tumorales, pero ellas lo tienen todo previsto.

Antes de comenzar su viaje, mandan mensajes (vesículas extracelulares) a las células cercanas diciendo que se van, que les dejen marchar, mientras que avisan a las lejanas de su próxima llegada. Además, también envían vesículas a las células del sistema inmunitario (ejército de nuestro organismo) evitando que los soldados (linfocitos) se activen. De este modo, evitan ser reconocidas, y, por lo tanto, atacadas y eliminadas.

Comprendiendo los mensajes celulares

¿Qué pasa si bloqueamos la liberación de vesículas extracelulares, si evitamos que se comuniquen las células? ¿Cómo se introduce la información en estas vesículas? ¿Qué le pasa a la célula que libera la información? ¿Y a la célula receptora? ¿Por qué las vesículas extracelulares tienen un destino determinado? ¿Cómo se pueden leer mejor estos mensajes? ¿Se pueden generar en el laboratorio ese tipo de partículas o algo parecido?

Son preguntas que quizás se hayan hecho al leer este artículo. Preguntas que muchas científicas y científicos estamos intentando contestar. Desde los laboratorios somos capaces de aislar y purificar estas burbujas celulares, así como de leer su contenido.

En la actualidad se está investigando la función que desempeñan estas vesículas en la salud y en la enfermedad y se están desarrollando formas de poder bloquear el envío de esos mensajes para poder desarrollar nuevos tratamientos y terapias. También se está intentando modificar esa información, e incluso, crearla, de forma que seamos capaces de imitar las conversaciones celulares.

Además, se está mejorando la técnica con la que se extraen y se leen las vesículas. El objetivo es poder utilizarlos para diagnosticar de forma precoz una enfermedad, determinar su grado de gravedad o poder seleccionar de forma más precisa y personalizada qué tratamiento va a funcionar mejor en un paciente.

Aristóteles afirmó que “El ser humano es un ser social por naturaleza”. Y es que, como hemos visto, esa necesidad de comunicarnos la llevamos ya grabada en nuestras células.

The Conversation

Este artículo fue finalista del Premio Luis Felipe Torrente de Divulgación sobre Medicina y Salud, organizado por la Fundación Lilly y The Conversation

ref. Vesículas extracelulares: el ‘WhatsApp’ de las células – https://theconversation.com/vesiculas-extracelulares-el-whatsapp-de-las-celulas-264804

‘Chatbots’: ¿compañeros del alma o lobos con piel digital?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Santiago Iñiguez de Onzoño, Presidente IE University, IE University

Andrey Suslov/Shutterstock

Durante mucho tiempo, la idea de que las máquinas pudieran convertirse en amigos, confidentes o, incluso, terapeutas fue un tópico de la ciencia ficción. Hoy, sin embargo, esa ficción especulativa se ha filtrado en la realidad: son muchas las personas que conversan con chatbots en busca de consejo, distracción, compañía o incluso apoyo emocional.

Este nuevo territorio social nos obliga a preguntarnos: ¿puede la inteligencia artificial enriquecer de verdad nuestra vida emocional o estamos compartiendo nuestras vulnerabilidades más profundas con un código?

Entre lo bueno y lo malo

Las visiones del futuro de la IA suelen oscilar entre la utopía y la distopía. Los escenarios utópicos imaginan máquinas que amplían el potencial humano, mejoran el bienestar y llenan los vacíos dejados por sistemas sociales sobrecargados. Los distópicos, en cambio, evocan sistemas descontrolados, sin brújula ética, que amplifican el conflicto y la manipulación. Estas visiones contrastadas recuerdan a antiguos debates filosóficos sobre la naturaleza humana.

Si Jean-Jacques Rousseau sostenía que las personas nacen buenas y que la sociedad las corrompe, según Thomas Hobbes, los humanos son lobos para los propios humanos y solo la ley y la autoridad logra restablecer el orden. Aplicando estas ideas a la IA, Rousseau sugeriría que las máquinas reflejan la bondad humana, mientras que Hobbes advertiría que podrían amplificar nuestros impulsos más oscuros. La realidad, como siempre, es más ambigua.

Más allá de estas abstracciones, la pregunta es si las máquinas pueden hacerse nuestras amigas aquí y ahora.

La soledad es una de las crisis definitorias de nuestra época. En el Reino Unido,una encuesta de 2022 reveló que, al menos ocasionalmente, más de la mitad de los adultos se sentían solos. Mientras, alrededor del 6 % afirmaban sentirse solos siempre.

En Estados Unidos, el propio Cirujano General –un cargo público designado por el presidente y cuya función es supervisar el Servicio de Salud Pública y ser el principal portavoz en materia de salud pública del Gobierno federal– declaró en 2023 que la soledad era una amenaza para la salud pública comparable al tabaquismo.

Amigo sustituto

En este contexto, no sorprende que los compañeros virtuales basados en IA hayan encontrado usuarios entusiastas. Aplicaciones empáticas como Replika, Character.AI o Xiaoice han atraído a millones de personas. Estos sistemas escuchan sin juzgar, responden con empatía y se adaptan a las preferencias de cada usuario. Para algunos, son un entretenimiento lúdico. Para otros, un sustituto de amigos ausentes, familiares lejanos o terapeutas inaccesibles.

Una encuesta reciente mostró que en Estados Unidos casi uno de cada cinco jóvenes adultos ha interactuado con una IA diseñada como pareja romántica y casi uno de cada diez describió esas interacciones como íntimas. El hecho de que estas herramientas se integren en la vida emocional cotidiana, no como rarezas sino como verdaderos compañeros, apunta a un cambio social profundo.

La investigación confirma que, aunque algunos usuarios experimentan un alivio temporal de la soledad, quienes dependen demasiado de estos bots –especialmente si carecen de conexiones reales– suelen reportar, con el tiempo, un menor bienestar.

Violencia y manipulación

Algoritmos entrenados con enormes bases de datos pueden reproducir tanto la calidez como la violencia, la explotación o la manipulación. Lo que parece compañía puede ser, en realidad, un peligro disfrazado.

Character.AI ha sido demandada alegando daños a menores. En Florida, una familia sostiene que la plataforma influyó en el suicidio de su hijo de 14 años. En Texas, una denuncia relata cómo un adolescente, tras discutir con sus padres por los tiempos de uso de pantallas, recibió del bot la sugerencia de matarlos.

Estos episodios revelan una verdad inquietante: aunque las máquinas simulen empatía, carecen de los frenos éticos, el juicio y la responsabilidad de un ser humano real.

Ilusión de amistad

Esto nos lleva a un asunto de fondo: la amistad y la terapia no son intercambiables con la simulación. La amistad humana se construye sobre la reciprocidad, la experiencia compartida y la vulnerabilidad genuina. La terapia requiere formación profesional, responsabilidad ética y rendición de cuentas. Los chatbots pueden imitar la superficie de ambas pero no pueden corresponder de verdad, ni cuidar de verdad, ni asumir responsabilidades.

Algunos sostienen que si una persona se siente mejor tras conversar con un bot eso ya es suficiente. Pero esta visión pragmática pasa por alto un peligro: la dependencia de entidades que aparentan cuidar pero no pueden hacerlo. La ilusión de amistad puede consolar a corto plazo, pero aislar a largo plazo.

“No hacer daño”

Aquí la filosofía vuelve a ser útil. La esperanza de Rousseau de que los humanos –y, por extensión, sus creaciones– sean intrínsecamente buenos puede animarnos a construir máquinas que reflejen compasión. Pero es que la visión sombría de Hobbes sigue estando vigente: sin normas ni límites, incluso los sistemas bienintencionados pueden convertirse en lobos con piel digital.

Los desarrolladores deben adoptar un principio similar al de la medicina: “No hacer daño”, incorporando ética y seguridad desde el inicio. Los responsables políticos han de regular la compañía artificial como un asunto de salud pública. Y educadores y filósofos deben ayudar a la sociedad a reflexionar sobre lo que significa confiar nuestras emociones a las máquinas.

La IA quizá nunca llegue a amarnos de verdad, pero sí puede reflejar lo que valoramos. Si los diseñamos como herramienta de cuidado y no como lobo disfrazado, los chatbots no solo conversarán sino que nos recordarán lo más humano que hay en nosotros mismos.


Una versión de este artículo se publicó en LinkedIn.


The Conversation

Santiago Iñiguez de Onzoño no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ‘Chatbots’: ¿compañeros del alma o lobos con piel digital? – https://theconversation.com/chatbots-companeros-del-alma-o-lobos-con-piel-digital-264805

Trabajadores desechables: ¿cuál es el coste real de expulsar a inmigrantes de EE. UU.?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Miguel Angel García Arias, Profesor en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Almería en áreas de desarrollo rural e internacional, gestión del territorio y migraciones, Universidad de Almería

Manifestación en Nueva York contra la política migratoria de la administración Trump el pasado 19 de abril. Christopher Penler/Shutterstock

En marzo de 2024 el carguero MV Dalí, que transportaba cerca de 5 000 contenedores, colisionó contra un puente en la ciudad portuaria estadounidense de Baltimore. El choque se produjo de madrugada y ocasionó la muerte de seis trabajadores que a esas horas de la noche realizaban trabajos de mantenimiento en la estructura.

Las víctimas eran inmigrantes latinoamericanos: dos de nacionalidad mexicana, dos guatemaltecos, uno salvadoreño y otro hondureño. Todos ellos contaban con permiso de residencia y contrato de trabajo.

Este accidente puso en evidencia en parte la realidad laboral del sector de la construcción en EE. UU., en el que el 30 % de los trabajadores son extranjeros. Sin embargo, y al contrario de los fallecidos en Baltimore, lo usual es que la mitad de los empleados extranjeros de la construcción se encuentren en situación irregular (1,75 millones de personas).

La precariedad que esto conlleva les hace aceptar las tareas más peligrosas y los peores horarios, así como cobrar salarios más bajos. No es casual que uno de cada cuatro inmigrantes fallecidos en accidente laboral en EE. UU. trabaje en la construcción, ni que su tasa de accidentes sea hasta un 30 % superior a la de sus compañeros nacidos en el país.

Las temidas redadas en lugares de trabajo

A estas dificultades se añade ahora el aumento de las mediáticas redadas en lugares de trabajo impulsadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, (ICE por sus siglas en inglés). Este departamento es uno de los pocos que ha visto crecer su dotación presupuestaria para 2026.

Así, el año próximo el servicio migratorio contará con más recursos destinados a la búsqueda, detención y expulsión de albañiles, fontaneros, jornaleros agrícolas, camareros, cuidadores…. Cada deportación de uno de estos trabajadores conlleva un gasto de 9 000 euros a los contribuyentes de EE. UU.

Al mismo tiempo, las arcas de EE. UU. dejan de ingresar en impuestos locales, estatales y federales 7 650 euros, cifra que en promedio es aportada anualmente por cada trabajador emigrante irregular. Además, hay que considerar que en el mercado laboral de EE. UU. persisten 8 millones de vacantes sin cubrir.

La falta de trabajadores en algunos sectores se relaciona de manera estrecha con el aumento de precios de bienes esenciales como, por ejemplo, la vivienda. La carencia de albañiles y otros profesionales causa unas pérdidas de 2 400 millones de euros anuales y 19 000 casas menos construidas.

La actual administración estadounidense ha hecho del control migratorio uno de sus principales ejes de acción. Esto se ha traducido en un incremento de las detenciones de migrantes en el primer semestre de 2025 hasta alcanzar un promedio diario de 750, lo que dobla la cifra por jornada de la última década. Por otro lado, los intentos de cruzar la frontera entre México y EE. UU. han alcanzado su valor más bajo en décadas.

De acuerdo con una investigación publicada en agosto de 2025 por el think tank independiente Pew Research Center a partir de datos del Oficina de Censo de EE. UU., en lo que va de año la población migrante total que reside en el país ha descendido por primera vez en las últimas cinco décadas, pasando de 53,3 millones a inicios de año a 51,9 millones en junio. Esta caída refleja tanto un descenso en las llegadas, como un aumento de los regresos voluntarios a países de origen.

Así afectaría al empleo

Pew Research Center también ha estimado que el 20 % de la fuerza laboral de EE. UU. en 2023 era migrante (33 millones de personas), de los cuales 10 millones se encontraban en situación irregular. Sectores como la construcción, la agricultura o la hostelería tendrán serias dificultades para ser viables sin los trabajadores migrantes, lo que también afectará al empleo de la población local.

A esta conclusión llegaron investigadores de la Universidad de Colorado-Denver, quienes analizaron las consecuencias de las deportaciones llevadas a cabo durante los gobiernos de Obama en condados de todo el país. Concluyeron que el aumento de las expulsiones redujo la presencia de trabajadores inmigrantes, pero también provocó caídas en el empleo total y afectó negativamente al tejido productivo donde los inmigrantes ya eran una parte estructural. La ausencia de temporeros guatemaltecos que cosechaban lechuga hizo que el camionero estadounidense que la distribuía perdiera su empleo.

La incertidumbre que afecta al conjunto de la población migrante en EE. UU. adquiere una especial relevancia en el caso de los ciudadanos de Nicaragua, Venezuela, Cuba y Haití, que fueron beneficiarios en los dos últimos años de los programas del llamado parole humanitario implementados por la anterior administración Biden. Estos mecanismos les otorgaban un permiso temporal de entrada y estancia en el país, con autorización para trabajar y la posibilidad de extender su estadía.

500 000 personas en el limbo jurídico

La nueva administración ha dado por concluidas estas medidas de protección, con el respaldo del Tribunal Supremo, dejando a más de 500 000 personas en un limbo jurídico: ya no pueden renovar su permiso de trabajo ni garantizar su estatus de residencia temporal, con lo que tendrían que regresar a unos países marcados por conflictos sociopolíticos y precariedad económica.

La iniciativa del parole humanitario ha permitido constatar que la existencia de canales de emigración ordenada, segura y legal son una buena medida para reducir el peso de la migración irregular y el sufrimiento que esta conlleva para los propios migrantes. Además, mitiga las dificultades y abusos que suelen acompañar una estancia irregular en el país de destino.

Incertidumbre es, en definitiva, la sensación que acompañará en los próximos meses a millones de migrantes y a sus familias en los países de origen. Este sentimiento también afectará a empleadores y trabajadores de EE. UU.

El aumento de las redadas, facilitadas por un mayor presupuesto, añadirá presión a un sistema productivo que funciona gracias a la mano de obra y al talento llegados desde el extranjero, como evidenció el accidente en el puente de Baltimore.

En los próximos meses aflorarán con fuerza las tensiones entre el control migratorio y la economía real. Un mercado laboral con pleno empleo y millones de vacantes sin cubrir terminará por chocar con las políticas de cierre de fronteras.

The Conversation

Miguel Angel García Arias no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Trabajadores desechables: ¿cuál es el coste real de expulsar a inmigrantes de EE. UU.? – https://theconversation.com/trabajadores-desechables-cual-es-el-coste-real-de-expulsar-a-inmigrantes-de-ee-uu-264212

Crisis política en Francia: guía rápida para entender qué está ocurriendo en el país

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Manuel Torres Aguilar, Catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones y director de la Cátedra UNESCO de Resolución de Conflictos, Universidad de Córdoba

Sébastien Lecornu, nuevo primer ministro francés y exministro de Defensa, preside una ceremonia militar en 2022. Tm/Wikimedia Commons, CC BY

La política francesa acaba de entrar en una nueva fase de inestabilidad tras la caída del primer ministro François Bayrou, después de perder la moción de confianza a la que se sometió en la Asamblea Nacional el 8 de septiembre. El resultado de 364 votos en contra y 194 a favor mostró una clara debilidad que le ha obligado a presentar su dimisión al presidente de la República.

Macron ha visto así como cuatro jefes de gobierno han caído durante su segunda legislatura.

El experimentado político francés, líder del Movimiento Demócrata (MoDem), de carácter centrista y profundamente europeísta, asumió el cargo en enero de este año, después de la dimisión de Michel Barnier, que tiene el dudoso honor de haber sido el primer ministro de mandato más breve en la historia de la V República.

Estos casi nueve meses de gobierno de Bayrou han estado marcados por una agenda económica muy impopular, que preveía un plan de recortes presupuestarios de 44 000 millones de euros anuales y otras medidas de limitación del gasto público que han provocado una fuerte contestación social y la oposición parlamentaria.

Su estrategia de tratar de evitar una moción de censura sometiéndose a una moción de confianza ha fracasado claramente, poniendo de manifiesto la polarización de la vida política francesa entre la extrema derecha de Marine Le Pen y la izquierda del radical Jean-Luc Mélenchon.

Los votos de ambos extremos junto a los de varios diputados del bloque oficialista, que muestran también la fractura del macronismo, han provocado su caída y una crisis que abre una nueva incertidumbre en uno de los socios claves de la Unión Europea.

Las opciones de Macron

No tenía demasiadas opciones Emmanuel Macron, que está en una posición francamente delicada. En concreto, podemos señalar tres:

  1. Convocar elecciones legislativas anticipadas, que es lo que exige la oposición, aunque según los sondeos la Asamblea podría resultar aún más fragmentada.

  2. Nombrar un nuevo primer ministro, eligiendo entre su círculo de confianza más próximo o entre los socialistas, que forman parte del bloque ganador de las elecciones legislativas.

  3. Dimitir, que es una opción que él ya ha descartado públicamente a pesar de que un 64 % de los franceses apoyarían su salida de la presidencia.

Razones de la crisis de gobernabilidad

Desde que se convocaron las elecciones legislativas de junio de 2024, la Asamblea ha quedado dividida en tres bloques: ultraderecha, centroderecha gubernamental e izquierda, sin que ninguno tenga una mayoría clara. Esta fragmentación ha hecho imposible la estabilidad en el gobierno.

Así, los antecesores de quien ahora ejerce como primer ministro de Francia, Sébastien Lecornu –Élisabeth Borne, Gabriel Attal, Michel Barnier y François Bayrou–, han dependido de alianzas frágiles, de presión social constante ante cualquier intento de reforma y de una polarización creciente entre extrema derecha e izquierda radical con el objetivo de hacer oposición frontal. Finalmente, hay que tener en cuenta el error estratégico de Macron al disolver la Asamblea tras el varapalo electoral de las europeas, que no ha hecho sino agravar más la crisis política y acentuar su debilidad. Macron buscaba obtener un mejor resultado para su bloque presidencial y el resultado fue incrementar su debilidad.

Los retos del nuevo primer ministro

Solo cinco horas después de aceptar la dimisión de Bayrou, Macron ha nombrado como primer ministro a Sébastien Lecornu, hasta ahora responsable de la cartera de Defensa de su Gobierno, que era la opción más previsible y cómoda de entre las expuestas más atrás.

El nuevo primer ministro se enfrenta desde hoy a las protestas convocadas en la calle y, el viernes, a Fitch, la agencia internacional de calificación crediticia, que tiene previsto anunciar la nueva calificación de la deuda soberana francesa.

La necesidad de una reajuste económico es el principal caballo de batalla que moviliza a la calle y a los mercados, cada uno por intereses contrapuestos. El ajuste de unos 44 000 millones de euros con medidas impopulares para rebajar el déficit fiscal y la deuda pública, que soporta una carga de intereses que en 2025 asciende a 55 000 millones de euros, se antojan un reto demasiado grande para un gobierno demasiado débil.

Macron ha tirado del manual clásico del presidente arrinconado: buscar entre sus más leales y en la “comodidad” del continuismo la solución. El enrocamiento frente a todos parece inspirar esta decisión. Lecornu es valorado por su fidelidad, discreción y capacidad de consenso, pero supone no adoptar una medida más audaz para intentar salir de la actual aritmética parlamentaria.

Tratar de buscar el acuerdo con el resto de fuerzas políticas “respetando las convicciones de cada uno” es el primer objetivo que la presidencia de la República ha emitido en el comunicado oficial hecho público el 9 de septiembre (que, por cierto, ha desaparecido de la web del Elíseo).

Macron no ha optado por la solución de dar la presidencia del Gobierno a un socialista como fuerza ganadora en 2024, opción que ha venido evitando desde entonces. Esto supondría, al menos, un intento más novedoso de alterar el curso de la política francesa, pero ha preferido no arriesgar nada, enrocarse en su posición inicial. Así demuestra su carga ideológica contraria a subir la tributación a las rentas más altas para tratar de equilibrar en algo las cuentas.

En el camino al autoritarismo

Ya sabemos lo que decía Einstein: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”. Olivier Faure era una propuesta más social que habría facilitado, al menos, una mayor paz social.

Marine Le Pen lo tiene claro: “El presidente dispara su último cartucho”.

Así las cosas, aguantar hasta 2027 con esta misma Asamblea será un reto muy difícil. Celebrar nuevas elecciones legislativas cambiaría poco el panorama, por lo que Francia, y con ella Europa, están justo en el escenario que parece evocar tiempos en los que la debilidad de las democracias abrió el camino al autoritarismo que destruyó la vieja Europa.

La obstinación de la izquierda francesa y el enrocamiento del macronismo pueden construir un puente nefasto para las presidenciales de 2027 que, por otro lado, afectaría gravemente a la continuidad de la Unión Europea que conocemos.

Como conclusión, la encrucijada actual requiere de la capacidad de pacto, que es el eje más noble de la política. Cuando esto falla, el desapego y la desafección buscan consuelo en las posiciones antipolíticas. Además, la V República, pensada para el bipartidismo de gobiernos estables, ha sido superada por otra realidad electoral en la que aquella ya no encaja.

The Conversation

Manuel Torres Aguilar no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Crisis política en Francia: guía rápida para entender qué está ocurriendo en el país – https://theconversation.com/crisis-politica-en-francia-guia-rapida-para-entender-que-esta-ocurriendo-en-el-pais-264904