¿Podemos usar los ‘chatbots’ como un amigo o un psicólogo?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Sánchez Santamaría, Profesor Titular de Equidad Educativa y Aprendizaje a lo Largo de la Vida. Coordinador de GRIOCE – UCLM. Vocal de FEAE-CLM, Universidad de Castilla-La Mancha

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“¡Hola! Veo que estás aquí buscando un momento de calma. No estás solo. Estoy contigo para ayudarte a respirar, entender lo que sientes y encontrar un poco de alivio. ¿Quieres contarme qué te preocupa ahora?”.

Así es un “texto inicial” de un chatbot de apoyo emocional. Hasta hace poco, esto parecía ciencia-ficción, pero hoy, muchas personas buscan en la IA algo más que respuestas rápidas: quieren comprensión, compañía y consuelo. Por ejemplo Nora, de 14 años, usa un chatbot cuando discute con sus amigas, según nos contó. Independientemente de la edad, muchos podemos tener la tentación de usar esta tecnología para mejorar nuestras relaciones laborales o encontrar a alguien que siempre nos “escucha”.

¿Puede una máquina ‘escucharnos’ de verdad?

La sensación es que la IA nos puede escuchar y comprender. Pero la IA es una máquina: no escucha en el sentido humano de la palabra, sino que procesa datos. Funciona como un sistema de predicción estadística que genera respuestas palabra por palabra.




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Esto plantea preguntas importantes: ¿puede una IA ser un apoyo emocional real? ¿Podría sustituir a un amigo? ¿O incluso a un psicólogo? Y todo esto ¿qué efectos tiene sobre nuestro bienestar?

¿Qué es un chatbot?

Un chatbot es un programa informático con el que interactuamos a través de texto, voz o imagen. Su secuencia de trabajo es: recibe, interpreta, decide, consulta y responde. Imagina que escribe: “Quiero cambiar mi vuelo del sábado”. Y hace esto: “cambiar vuelo” + “viernes”, comprueba su reserva en la API, ofrece opciones y confirma el cambio.

Existen varios tipos:

  • Por reglas: ofrece respuestas fijas. Son comunes en atención a la ciudadanía o al cliente: ISSA o RUFUS.

  • Generales con IA: dan respuestas a casi todo usando texto, imágenes o voz, y sirven para muchas cosas diferentes: ChatGPT, Perplexity o Deepseek.

  • Especializados con IA: como los anteriores, pero entrenados en temas concretos como salud emocional (Wysa), educación (Tutor AI) o compañía (Replika).

  • Asistentes virtuales de IA: ayudan en tareas diarias. Son capaces de seguir instrucciones y llevar a cabo acciones muy concretas y ofrecen alternativas: Siri (Apple), Alexa (Amazon) o Google Assistant.

  • Personalizados con IA: son chatbots personales e individuales creados por uno mismo. Se puede adaptar su estilo de respuesta, su tono y sus funciones para aprender un idioma, planificar viajes o incluso para investigación o asesoramiento jurídico: Watsonx-Assistant, el Chat Watson, la función de GPT de ChatGPT o el Gem de Gemini.

‘Chatbots’ especializados en gestión emocional

El primer chatbot de gestión emocional apareció en 1966 y se llamó Eliza. Simulaba una terapia psicológica “centrada en la persona”, técnica desarrollada por Carl Rogers. Era un chatbot basado en reglas: si el usuario decía: “Estoy triste”, Eliza respondía: “¿Por qué crees que estás triste?”.

En la actualidad, un estudio estadounidense indica que la mitad de los adultos ven con buenos ojos el uso de chatbots de apoyo emocional, una tendencia que se repite en Europa.

En España, el 24 % de la población encuestada reconoce usar chatbots para apoyo emocional, el 45 % de ellos de entre 18 y 24 años. Otra encuesta muestra lo mismo: las chicas lo emplean más. Nosotros hemos podido observar que los adolescentes usan chatbots para expresar y gestionar emociones y para sentirse acompañados y comprendidos en momentos de tristeza o dificultad. Estas son algunas de las cosas que nos han contado en nuestro reciente estudio:

  • “Hablo mucho con ChatGPT. Me hace sentir acompañada, sobre todo cuando me siento triste y no me comprendo muy bien.”

  • “Una vez discutí con mi novio, me sentía fatal y acabé desahogándome con la IA.”




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¿Por qué atraen tanto?

Los chatbots ofrecen algo que algunos jóvenes pueden tener dificultades en conseguir: una escucha inmediata y sin juicios. Siempre están disponibles, responden con calma y permiten hablar desde un aparente anonimato. En momentos de confusión o soledad, esto puede generar una sensación de control y alivio, al permitirnos desahogarnos. Su tono amable y el lenguaje empático que usan refuerzan esa dependencia emocional.

En otro nuestro estudio, algunos adolescentes afirmaban que contaban a la IA “cosas que no diría a nadie” y que les ayudaba “a calmarse cuando tienen problemas” porque no les hace sentirse “cuestionados” ni sentirse mal por lo que comparten.

¿Pueden ser amigo o psicólogo?

Pero un chatbot no sustituye a una amistad ni a una terapia. Puede servir como “apoyo puntual” o espacio de desahogo –con matices–, pero nunca reemplazar una relación humana ni el juicio clínico profesional. Hay al menos 10 razones por las que esto es así:

  1. No tiene responsabilidad ética ni legal.

  2. Desconoce nuestra historia y contexto.

  3. Ofrece respuestas lógicas, pero puede equivocarse y está limitado.

  4. Busca complacer, no desafiar. Puede dar siempre la razón, creando un efecto burbuja.

  5. No es neutral.

  6. No tiene empatía.

  7. No puede actuar ante emergencias.

  8. Puede generar dependencia emocional.

  9. No garantiza privacidad ni transparencia total.

  10. Carece de seguimiento terapéutico. No sabe interpretar cambios emocionales.

¿Cómo usarlo de forma saludable?

Los chatbots especializados no son psicólogos ni amigos. La clave es un uso reflexivo y ético:

  1. Preguntarnos por qué lo usamos. ¿Para desahogarnos, comprendernos, distraernos o sentirnos acompañados o apoyados? No debería servir para suplir ni dar salida rápida y fácil a situaciones emocionales complejas.

  2. Pensar para qué lo necesitamos. ¿Lo que dice el chatbot nos ayuda a entender cómo nos sentimos o a tomar decisiones? Sea la respuesta sí o no, debemos cuestionarlo y no darle credibilidad absoluta. Incluso si lo que dice fuera correcto, podría generar efectos psicológicos negativos a medio y largo plazo, que aún desconocemos.

  3. Informarnos. Es fundamental saber cómo funciona el chatbot, lo que puede y no puede hacer, y cuáles son sus errores más comunes.

Aprender a usar los chatbots

Usar una máquina digital no es negativo. Los chatbots pueden “acompañar”, pero no reemplazan el afecto, la amistad ni la atención psicológica profesional. Incluso en psicología se emplean cada vez más herramientas de IA, aunque todavía existe debate sobre sus límites.

Conviene ser prudentes porque aún desconocemos su impacto y sus riesgos. Nuestro bienestar emocional depende también de la seguridad ante la IA. No debemos confundir consuelo digital con apoyo profesional ni con relaciones humanas. Este es uno de los retos que plantea la vida digital actual.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. ¿Podemos usar los ‘chatbots’ como un amigo o un psicólogo? – https://theconversation.com/podemos-usar-los-chatbots-como-un-amigo-o-un-psicologo-266204

Así fueron las brutales y sistemáticas formas de represión del franquismo

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Cristian Sánchez Benítez, Profesor ayudante doctor de Derecho penal, Universidad de Jaén

Mujeres pidiendo a los soldados del bando nacional que no asesinaran a sus prisioneros en Constantina (Sevilla), al principio de la Guerra Civil. Wikimedia Commons, CC BY

El 17 de julio de 1936, Francisco Franco y otros militares se sublevaron contra el orden constitucional republicano. Esto originó, tras casi tres años de guerra, la caída de la Segunda República española el 1 de abril de 1939 y su violenta sustitución por un régimen totalitario.

El nuevo régimen se caracterizó por la militarización de la política y del orden público, por la dirección económica de las oligarquías, por la defensa de postulados ultracatólicos, antidemocráticos y especialmente anticomunistas y por una durísima represión sobre los vencidos y sus familias.

La represión –que se configuró como un elemento constitutivo del nuevo régimen, esencial para su supervivencia– consistió principalmente en la eliminación física de una parte de los republicanos y opositores al régimen.

Durante los primeros meses de la contienda predominaron los asesinatos extrajudiciales, protagonizados por militares y miembros de la Guardia Civil sublevados –muchos se mantuvieron también leales a la República–, falangistas, requetés, caciques locales y otros elementos de ultraderecha.

Consejos de guerra y “paseos”

De hecho, los pocos consejos de guerra que se articularon en estos primeros momentos y que impusieron la pena de muerte se realizaron para enjuiciar a los militares que no se sublevaron. El resto, los dirigentes y militantes de las organizaciones del Frente Popular, sindicalistas, intelectuales, maestros, e incluso familiares de aquellos sin afiliación política, eran detenidos y “paseados”, esto es, asesinados sin formación de causa, junto a las tapias de los cementerios, en cunetas o en mitad del campo junto a una fosa.

Fue a partir de 1937 cuando se pusieron en marcha numerosos consejos de guerra en las zonas conquistadas por los golpistas, que actuaron mediante procesos sumarísimos de urgencia, caracterizados por la ausencia de garantías para los procesados. Estos impusieron y ejecutaron la pena de muerte mediante fusilamiento a numerosos republicanos, principalmente en aplicación del delito de rebelión militar previsto en el viejo Código de Justicia militar de 1890.

De esta forma, los defensores de la legalidad republicana fueron condenados precisa y paradójicamente como rebeldes por parte de los verdaderos rebeldes que se habían alzado en armas contra el régimen legalmente constituido. Como el propio dirigente franquista Ramón Serrano Suñer admitió tiempo después en sus memoriasEntre el silencio y la propaganda. La Historia como fue. Memorias–, se aplicó la “justicia al revés”.

En cualquier caso, las ejecuciones extrajudiciales se siguieron perpetrando durante toda la guerra e incluso en pleno franquismo. Sobre todo, en la represión del movimiento guerrillero antifranquista –el maquis– durante los años cuarenta, en aplicación de la oficiosa Ley de Fugas, una práctica consistente en que los agentes encargados de custodiar a los detenidos justificaban su ejecución alegando una supuesta fuga.

El fin de la guerra no trajo la paz

De esta forma, el fin de la guerra no supuso la paz, sino el inicio de otra clase de guerra contra la España derrotada. Se siguió empleando el mencionado Código de Justicia militar de 1890 y su sucesor, aprobado en 1945. También se hizo uso de nuevas leyes penales especiales que contemplaban castigos muy duros –incluida la muerte– para los opositores al franquismo y que solían atribuir a la parcial jurisdicción militar, hipertrofiándola, el conocimiento de las infracciones previstas en aquellas normativas.

Todas estas normas incluyeron la pena capital en su catálogo de sanciones: la Ley de Seguridad para el Estado de 1941, los Decretos Leyes de 1947 y de 1968 –ambos sobre represión de los delitos de bandidaje y terrorismo– y el Decreto Ley de 1975, sobre prevención del terrorismo. Este último fue aprobado en agosto, unas semanas antes de la muerte del dictador.

La Ley sobre represión de la masonería y el comunismo de 1940 fue la única norma represiva importante del primer franquismo que no previó entre sus sanciones la de muerte, optando por las de reclusión mayor y menor.

Represión total

Sin embargo, para garantizar la dominación total del enemigo y la neutralización de cualquier conato de revuelta contra el impopular régimen, la represión había de ser total. Había que expulsar a todos los opositores que habían sobrevivido a la muerte o no se habían exiliado de todas las esferas de la vida social.

Y eso se hizo primeramente con la imposición a numerosos republicanos y opositores de elevadísimas penas privativas de libertad, incluida la reclusión perpetua. El hacinamiento en las prisiones, así como la necesidad de disponer de mano de obra barata tanto para empresas como para el propio Estado, hizo que ya desde 1938, en plena guerra civil, el régimen desarrollara un sistema de redención de penas por trabajo –forzado–.

Monumento a las víctimas del franquismo en La Coruña.
Jenócrates/Wikimedia Commons, CC BY

También desde 1936 se dictaron varias disposiciones dirigidas a depurar al funcionariado que no acreditara su lealtad al Movimiento. La depuración se cebó especialmente con los maestros, y también afectó notablemente al profesorado universitario.

En virtud de las normas de depuración, entre las que destaca la Ley de 10 de febrero de 1939, se expulsó a miles de trabajadores de la nueva Administración franquista. Muchos de ellos se reemplazaron por partidarios del bando sublevado mutilados, excombatientes, excautivos y familiares de “las víctimas nacionales de la guerra y de los asesinados por los rojos”, en virtud de la Ley de 25 de agosto de 1939.

Los “peligrosos” actos homosexuales

Además, el régimen no derogó la republicana Ley de Vagos y Maleantes de 1933, sino que de hecho la empleó para reprimir con medidas de seguridad, incluidas las privativas de libertad, a determinados sujetos peligrosos para el orden social: vagos y mendigos habituales, proxenetas…

De hecho, el franquismo añadió en 1954 la realización de actos homosexuales como un nuevo estado peligroso, de manera que varios homosexuales fueron internados en la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía (Lanzarote). La referida Ley de Vagos fue reemplazada en 1970 por la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social, que siguió incluyendo la realización de actos homosexuales entre las categorías de estado peligroso.

Por último, la represión también tuvo un marcado carácter económico, principalmente con la Ley de responsabilidades políticas de 1939, aprobada en febrero, poco antes de la victoria franquista. Incluía, entre otras sanciones, la de pérdida total o parcial de los bienes (incautación) y la del pago de una cantidad fija (multa). Además, estas sanciones se hacían efectivas incluso tras el fallecimiento del responsable. Entonces eran ejecutadas sobre sus herederos, salvo que hubiesen prestado “eminentes servicios al Movimiento Nacional” o demostrasen su “anterior y pública adhesión” a sus postulados.

Sin duda, el conglomerado de elementos de la represión franquista cuyos principales medios se han expuesto aquí no solo operó como instrumento de limpieza política, sino que sirvió especialmente para generar en capas amplias de la población un estado de terror. Este resultó imprescindible para la desafección política que hizo posible que el franquismo persistiese durante casi 40 años.

The Conversation

Cristian Sánchez Benítez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Así fueron las brutales y sistemáticas formas de represión del franquismo – https://theconversation.com/asi-fueron-las-brutales-y-sistematicas-formas-de-represion-del-franquismo-269863

Cómo hemos cambiado en los últimos 50 años

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Oliver Serrano León, Director y profesor del Máster de Psicología General Sanitaria, Universidad Europea

Fila para votar en las primeras elecciones democráticas en una calle de Toledo (15 de junio de 1977). Magica/Wikimedia Commons, CC BY

El 20 de noviembre de 2025 marca medio siglo desde la muerte de Francisco Franco. Más allá de debates políticos o interpretaciones históricas, esta efeméride permite observar un fenómeno menos abordado: la profunda transformación psicológica que los españoles han experimentado en las últimas cinco décadas.

La evidencia procedente de grandes estudios longitudinales –como la World Values Survey, EVS/WVS, el European Social Survey, el Eurobarómetro o las series del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS– muestra que España no solo ha cambiado en instituciones, economía o tecnología, sino también en cómo sus ciudadanos piensan, sienten, se relacionan y toman decisiones.

Este artículo revisa esa evolución desde una perspectiva psicológica, integrando datos empíricos y ejemplos comparativos entre 1975 y la actualidad.

De la obediencia a la autonomía

Las sociedades cambian sus valores cuando cambian sus condiciones materiales, educativas y culturales. En España, este proceso es especialmente visible. Los datos integrados de la World Values Survey (1981-2022) muestran un desplazamiento claro desde valores centrados en la seguridad, la tradición y la conformidad hacia valores de autonomía, igualdad y autoexpresión.

En los años setenta predominaba la idea de seguir trayectorias vitales establecidas: estudios breves, trabajo cuanto antes, matrimonio joven y roles familiares rígidos. Hoy, la población declara mayor importancia a decidir por sí misma, explorar posibilidades y priorizar el desarrollo personal.

La sociedad ha pasado de una “personalidad adaptada” a una “personalidad exploratoria”, marcada por elecciones más libres y menos dictadas por la norma social.

Este cambio se aprecia también en la vida cotidiana: mayor libertad para elegir estudios, movilidad geográfica más común, identidades más abiertas y un aumento de decisiones vitales basadas en la realización personal más que en la norma social.

Vídeo del Gobierno de España conmemorando los 50 años de democracia en el país.

Confianza: menos vertical, más relacional

La confianza social o comunitaria también ha cambiado. Los datos de la European Social Survey] muestran que la confianza interpersonal –la creencia de que “la mayoría de la gente es digna de confianza”– ha mostrado una tendencia a aumentar en España desde principios de los años 2000.

En cambio, la confianza institucional ha seguido un patrón opuesto. Informes como Societal Change and Trust in Institutions, de Eurofound, documentan un descenso marcado en la confianza en partidos políticos, parlamento y justicia en los países del sur de Europa, incluida España, especialmente a raíz de la crisis económica de 2008.

Este cambio indica una transformación psicológica en las fuentes de seguridad.
En 1975 predominaban las estructuras verticales –la Iglesia, la empresa, la autoridad familiar– como referencia. Hoy, la confianza se apoya más en vínculos horizontales: amistades, redes sociales cercanas y comunidades elegidas.

Por último, según datos de la Plataforma del Voluntariado de España, que recopila estudios periódicos sobre la participación ciudadana, el porcentaje de la población española que realiza voluntariado ha crecido claramente en la última década: en 2018 ya se señalaba un aumento anual del 6,5 % respecto al año anterior.

Aunque no hay una serie continua que abarque desde 1975 con exactitud, todos los indicadores coinciden en que la cultura del voluntariado se ha normalizado y ampliado sustancialmente, lo que sugiere que el este tipo de compromiso es hoy mucho mayor que hace medio siglo.

La familia: del mandato al acuerdo

El modelo familiar se ha transformado profundamente. En 1975, la edad media para tener el primer hijo era 25 años; hoy es 32,6. Las familias numerosas eran frecuentes; hoy predominan hogares de 1-2 hijos o sin hijos. Los roles estaban fuertemente diferenciados por género, y sin embargo hoy existe una mayor corresponsabilidad y simetría en las tareas.

Psicológicamente, esto implica una transición desde familias organizadas por mandato (“lo que toca”) hacia familias organizadas por acuerdo (“qué queremos”). Los miembros negocian más, reparten responsabilidades con mayor flexibilidad y construyen proyectos vitales más personales.

Esta investigación sobre valores familiares muestra que la importancia atribuida a “seguir las tradiciones familiares” ha ido disminuyendo, mientras que la idea de “desarrollarse como persona dentro y fuera de la familia” ha ganado fuerza.

Bienestar emocional: del “aguantar” al “cuidarse”

La salud mental es uno de los ámbitos donde la transformación psicológica es más evidente. En los años setenta, hablar de ansiedad, depresión o estrés era casi impensable; la norma social era “aguantar” y no verbalizar el malestar.

Hoy el panorama es muy diferente. La OCDE recoge en su Better Life Index que España se encuentra entre los países europeos con niveles de satisfacción vital relativamente altos, pero también con una de las mayores demandas crecientes de apoyo psicológico formal.

Las encuestas del CIS o los barómetros sanitarios más actualizados muestran una progresiva normalización de la salud mental: más personas dicen haber acudido a un profesional, más padres dicen hablar con sus hijos de emociones y más jóvenes reconocen abiertamente experimentar ansiedad sin asociarlo a debilidad.

Psicológicamente, esto indica un giro cultural: reconocer el malestar se entiende como un gesto de autocuidado, no de vulnerabilidad.

Identidades más complejas y flexibles

Otro cambio clave es la identidad colectiva. En 1975, estaba más fuertemente asociada a la localidad, la familia y la religión. Hoy, según el mapa cultural de Inglehart-Welzel, España figura en el grupo de países con identidades múltiples: local, autonómica, nacional y europea, pero también digital, profesional y comunitaria.

Esta pluralidad identitaria afecta a la psicología individual: aumenta la capacidad para gestionar pertenencias múltiples; incrementa la tolerancia a estilos de vida diversos y fomenta la autorreflexión sobre “quién soy” y “qué me representa”.

También implica que el “yo” social es más flexible, menos predeterminado y más negociado que hace medio siglo.

Una conclusión psicológica

En síntesis, España ha transitado en cinco décadas de una cultura basada en la obediencia, la estabilidad y los roles predefinidos a otra centrada en la autonomía, la diversidad, la flexibilidad y la autoexpresión.

Se trata de un cambio psicológico, no solo sociológico. Se observa en cómo se construye la identidad, cómo se gestiona el malestar, cómo se negocian las relaciones, cómo se participa socialmente y cómo se toman decisiones vitales.

Entender esta transformación permite comprender mejor la España actual y los desafíos que afronta una sociedad que, en apenas dos generaciones, ha cambiado su forma de sentir, pensar y vivir.

The Conversation

Oliver Serrano León no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cómo hemos cambiado en los últimos 50 años – https://theconversation.com/como-hemos-cambiado-en-los-ultimos-50-anos-270128

Cien años de ‘esos brazos’ en el ballet, cien años de Maya Plisetskaya

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Laura Hormigón, Investigadora en danza, Instituto de Historia (IH – CSIC)

Maya Plisetskaya bailando _Romeo y Julieta_ de Sergei Prokofiev en 1961. RIA Novosti archive, image #855342 / Mikhail Ozerskiy, CC BY-SA

Cuando se subía a un escenario, era diferente. Podía ser más brusca en los pasos y, pese a tener un movimiento magistral de brazos, solo bordear la corrección técnica con los pies. Era rebelde, imponía su criterio artístico y se negaba a amoldarse a lo establecido. Pero tenía una capacidad interpretativa que, de alguna manera, conectó con el público de forma extraordinaria. Por eso Maya Plisetskaya ocupa un lugar destacado en la historia de la danza.

Plisetskaya nació en Moscú el 20 de noviembre de 1925 en una familia muy relacionada con las artes escénicas. Su madre era actriz de cine mudo y sus tíos maternos, Asaf y Sulamith, fueron bailarines destacados del Bolshoi, el legendario teatro de la ópera ruso. Maya, al igual que sus dos hermanos, tomó el camino de la danza, convirtiéndose para muchos en una de las mejores bailarinas del siglo XX.

Después de graduarse en 1943 en la escuela coreográfica de Moscú como alumna aventajada de Elizaveta Gerdt, ingresó en el ballet del Bolshoi. En esta compañía ocupó la categoría de prima ballerina assoluta desde 1960, un título honorífico y raro que se da a las bailarinas que son consideradas excepcionales.

En 1958 se casó con el compositor Rodión Shchedrín (1932-2025), que escribió y orquestó varios ballets creados y protagonizados por ella, como Anna Karenina (1972), basado en la novela homónima de Tolstoi.

Los brazos y los saltos

Plisetskaya destacó por tener una personalidad desafiante, arrolladora y rebelde, aspectos que le permitieron abordar con éxito personajes dramáticos cargados de temperamento y con una gran demanda interpretativa como Odile ([conocido popularmente como el cisne negro])(https://www.youtube.com/watch?v=6PI4mWIoQMo&t=2s) de El lago de los cisnes, Zarema de La fuente de Bachisarai, Laurencia y Carmen.

En el plano técnico destacó por su arrojo a la hora de enfrentarse a las dificultades técnicas, por la altura de sus saltos, la flexibilidad de su espalda y la elegancia en los movimientos de sus brazos (llamados port de bras en ballet), que la hicieron brillar en el solo “La muerte del cisne”. En él demostró tener capacidad para interpretar papeles de mayor lirismo y consiguió con ello conquistar al público. Así sucedió durante una gira por Japón (en 1989 y ya con 64 años), donde realizó hasta cinco bises de esa pieza. Era –y es– poco frecuente encontrar esta doble faceta en una misma bailarina, y quizás esto la hizo tan especial.

La muerte del cisne en El lago de los cisnes.

Pero Plisetskaya no solo bailó el repertorio clásico que se escenificaba en Rusia. También participó en montajes de danza moderna, trabajando directamente con coreógrafos como Alberto Alonso, Roland Petit y Maurice Béjart, quienes crearon especialmente para ella obras emblemáticas como Carmen suite (1967), el dúo La rose malade (1973) e Isadora (1976).

Eso sí, nunca bailó aquello que no le gustaba; por ejemplo, Giselle, un personaje que consideraba opuesto a ella por ser demasiado resignada y apacible.

Una íntima relación con España

Aunque actuó por todo el mundo, España fue un país especialmente cercano para ella, y confesaba lo mucho que disfrutaba bailando coreografías de tema español.

Protagonizó el ballet Don Quijote y, desde 1956, bailó Laurencia, una obra creada por el bailarín y coreógrafo georgiano Vakhtang Chabukiani en 1939 basada en la Fuenteovejuna de Lope de Vega. Paradójicamente, se convirtió en uno de los ballets preferidos de Stalin. Es antológica la sucesión de saltos que Plisetskaya ejecutaba en la variación de la boda con Frondoso, en la que casi tocaba la cabeza con el pie.

Maya Plisetskaya en un momento de Laurencia.

En cuanto a Carmen, fue un personaje que siempre la atrajo y ansiaba interpretar. Ella misma eligió al cubano Alberto Alonso –después de ver una de sus coreografías durante las representaciones del Ballet Nacional de Cuba en Moscú– para que le creara este ballet a partir de las adaptaciones de la ópera de Bizet que hizo Rodión Shchedrín. Su última función del mismo fue en Taiwán (1990), durante su etapa como directora del español Ballet del Teatro Lírico Nacional.

Según Alonso, la Carmen de Plisetskaya destacaba por la firmeza, la madurez, el enfrentamiento y la valentía. Era completamente diferente a la que poco después él creó para su cuñada, la gran bailarina y coreógrafa cubana Alicia Alonso. Precisamente yo tuve el honor de protagonizar esta última versión en muchas ocasiones mientras fui primera bailarina.

Fotografía de una mujer con una flor en el pelo y maillot negro.
Foto de la bailarina Maya Plisetskaya actuando en Carmen Suite Ballet, de Alberto Alonso-Bizet-R. Shchedrin.
Wikimedia Commons

Mientras dirigió el Ballet del Teatro Lírico Nacional (entre 1987 y 1990), José Granero creó para ella María Estuardo (1988), una impresionante producción con escenografía y vestuario de Hugo de Ana. La bailarina aseguró que disfrutó con la precisión dramática del maestro Granero.

En 1993 Maya Plisetskaya recibió la nacionalidad española por Real Decreto. Sin embargo, nunca llegó a hablar el idioma y solo chapurreaba un poco inglés. Esta barrera impidió que su trabajo de dirección fuera más fluido y directo, por lo que en esta tarea se apoyó mucho en su hermano Azari y en el estadounidense Ray Barra, ya que ambos hablaban español.

España le otorgó además dos importantes reconocimientos: la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1990) y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (2005) (junto a la también bailarina y ahora coreógrafa Tamara Rojo).

Años finales

Plisetskaya se retiró de la escena pasados los 80 años. Antes había ido abandonando las zapatillas de puntas y adaptando las coreografías que interpretaba para hacerlas técnicamente más asequibles a su edad y condición física.

Por su 75 aniversario, Maurice Béjart le compuso el solo Ave, Maya, que todavía bailó en un festival español con 81 años, la última vez que actuó en el país.

El 2 de mayo de 2015 falleció en Múnich, donde residía con su esposo. Afortunadamente, dejó escrita una autobiografía –dividida en Yo, Maya Plisetskaya (1995) y Trece años después (2006)–, que se tradujo a más de diez idiomas y que aporta infinitos detalles personales y profesionales sobre su vida.

Maya Plisetskaya fue una bailarina independiente que desafió las normas y que bailó de una forma muy diferente a la de otras artistas soviéticas de su época. Adorada por unos y menos admirada por otros, está claro que no dejó a nadie indiferente.

The Conversation

Laura Hormigón no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cien años de ‘esos brazos’ en el ballet, cien años de Maya Plisetskaya – https://theconversation.com/cien-anos-de-esos-brazos-en-el-ballet-cien-anos-de-maya-plisetskaya-269548

COP30: necesitamos tribunales internacionales para hacer realidad la justicia climática

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Tulio Alberto Álvarez-Ramos, Profesor/Investigador Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello. Jefe de Cátedra de Derecho Constitucional de la Universidad Central de Venezuela, Universidad Católica Andrés Bello

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La COP30, que se desarrolla en Belém do Pará (Brasil) entre el 6 y el 21 de noviembre de 2025, representa un momento crucial para redefinir el rol de los Estados y organizaciones protagonistas en la arquitectura ambiental global. En medio de un escenario de negociaciones aún en desarrollo, esta edición no solo revisa los compromisos del Acuerdo de París, sino que abre espacio para propuestas estructurales que vinculen justicia ambiental, equidad intergeneracional y gobernanza efectiva.

Los derechos de la naturaleza

Este es el tiempo de retar los modelos dominantes de gobernanza climática. Una vía es la adaptación de la normativa internacional mediante criterios de equidad. Para ello, hay que utilizar la función creadora y correctora de los tribunales frente a los vacíos normativos y la inacción estatal ante la crisis climática.

Es lo que he calificado como pretorianismo ambiental, que se traduce en utilizar a la jurisprudencia como fuente transformadora del derecho. Esto garantiza una ecología integral mediante principios generales y mecanismos judiciales innovadores. No solo se trata de la protección de la naturaleza como objeto, sino en reconocerla como sujeto de derechos y definir este parámetro como principio de dignidad ecológica.

Arquitectura institucional para la justicia climática

El reto es combinar mecanismos jurisdiccionales y financieros con base regional y alcance global. Esta arquitectura parte de una premisa ética: frente a la magnitud del daño ambiental y su efecto diferido sobre generaciones futuras, es necesario repensar los fundamentos de la responsabilidad en contextos transnacionales.

La justicia ambiental no se reduce al reconocimiento de derechos, sino que exige la creación de estructuras institucionales que permitan su ejercicio y reparación efectiva. Considero que explorar esta posibilidad debería ser uno de los objetivos básicos de la COP30. Y hacerlo desde una dimensión indemnizatoria, dirigida a la reparación económica y moral por los daños derivados del incumplimiento de deberes ambientales.

Pero hay que incorporar dos dimensiones complementarias. Por un lado, la precautelar, dirigida a diseñar y ejecutar medidas eficaces para prevenir o contener prácticas con riesgo razonable de daño ambiental, incluyendo omisiones estatales. Por otro, la redistributiva, en función de la asignación equitativa de cargas según la responsabilidad histórica y la capacidad económica de los actores involucrados. Este último aspecto implica corregir desigualdades estructurales que se evidencian, tanto en la responsabilidad acumulada como en la capacidad actual de los Estados y actores económicos.

Fondo Internacional de Reparación Ambiental, ¿un sueño realizable?

No se trata solo de definir montos a la reparación del daño, sino de ponderar formulas de buen gobierno internacional para la administración de esos fondos. Estos se constituirían principalmente por medio de aportes de los países históricamente más contaminantes. Su cuantía estaría en función de indicadores como emisiones acumuladas, huella de carbono y modelos de producción. La participación proporcional de países en desarrollo podría ajustarse por parámetros objetivos como el Producto Interior Bruto (PIB), el índice de vulnerabilidad climática y el impacto local del daño ambiental.

Este fondo internacional estaría vinculado a las decisiones reparatorias dictadas por tribunales ambientales internacionales. A través de él se financiarían medidas de saneamiento ecológico, educación ambiental y acceso a la justicia.

La prueba de su viabilidad está en experiencias previas, como los fondos internacionales de indemnización por daños debidos a la contaminación por hidrocarburos. Este precedente demuestra la posibilidad de crear instrumentos multilaterales con régimen propio, ejecutables por órganos especializados y con capacidad de responder a daños ecológicos transfronterizos.

Se trataría de un modelo de gobernanza horizontal y plural, alejado de esquemas de voto ponderado por contribución como los del FMI o el Banco Mundial. Los órganos de dirección podrían estar integrados por Estados, comunidades autóctonas, organizaciones científicas independientes y representantes de comunidades climáticamente vulnerables.

El “pretorio” ambiental

El concepto pretorio viene del jus praetorium latino. Este era el derecho creado por el pretor romano a través de sus edictos. Hoy lo quiero utilizar en relación con la creación normativa ambiental bajo una dinámica distinta, en constante transformación por la manufactura judicial.

El paso inmediato para crear este “pretorio” ambiental sería la implantación de tribunales internacionales para la protección de los bienes comunes globales. Tendrían competencia para resolver disputas interestatales y conocer denuncias de actores no estatales (organizaciones indígenas, comunidades afectadas u ONGs) relacionadas con el incumplimiento de obligaciones climáticas. Esta jurisdicción debe referir la ejecución de sus decisiones vinculantes al Fondo Ambiental Regional, garantizando que las medidas no resulten ilusorias por falta de recursos o voluntad política.

La ejecución efectiva de las sentencias ambientales requiere que el fondo esté regulado por un tratado internacional especial que le otorgue personalidad jurídica propia. Este recurso monetario serviría para ofrecer soporte económico a las condenas por daño ambiental, así como para financiar acciones de mitigación, adaptación y restauración ecológica.

En caso de sentencia firme, el fondo estaría obligado a liberar los recursos asignados sin autorización ulterior, garantizando así que las decisiones judiciales tengan impacto material inmediato.

En el contexto de la COP30, estas propuestas adquieren relevancia frente a los debates sobre financiamiento climático, mercados de carbono y mecanismos de compensación.

La agenda oficial incluye discusiones sobre la implementación del artículo 6 del Acuerdo de París, la protección de los bosques tropicales y la participación de comunidades locales en la gobernanza climática. Sin embargo, persisten tensiones entre los enfoques tecnocráticos y las demandas de justicia estructural.

Una ética ambiental para la esperanza

La propuesta del pretorio ambiental no pretende sustituir los mecanismos existentes, sino complementarlos con una visión ética, jurídica y operativa que permita enfrentar los desafíos del cambio climático con herramientas institucionales robustas.

Estamos en una nueva encrucijada planetaria y pareciera que la humanidad aparta su mirada hacia otras aspiraciones. Se aleja de esa naturaleza revelada como testimonio silencioso del misterio creador. Defender sus derechos implica el ejercicio de una custodia de la casa común. Ese santuario compartido donde la vida se manifiesta y donde todo ser —por humilde que parezca— tiene algo que decir de su origen. Reconocerlo in extremis no es solo un acto de justicia, sino de escucha profunda.

The Conversation

Tulio Alberto Álvarez-Ramos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. COP30: necesitamos tribunales internacionales para hacer realidad la justicia climática – https://theconversation.com/cop30-necesitamos-tribunales-internacionales-para-hacer-realidad-la-justicia-climatica-269650

Con Franco no se vivía mejor (sobre todo si eras mujer)

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Miren Gutiérrez, Investigadora, Universidad de Deusto

Reparto de comida por mujeres de la Secci n Femenina de Fondo Mar n Kutxa Fototeka Por Pascual Marín – This image belongs to the Marín Collection and was provided to GureGipuzkoa by Hauxe Fuente:  Kutxa Fototeka (Kutxa Photograph Library). The image has been delivered under a CC-BY-SA 3.0 license and can be found here., CC BY-SA

¿Se imagina necesitar el permiso por escrito de su marido o de su padre para abrir una cuenta bancaria? ¿Que casarse signifique abandonar su trabajo para dedicarse a las tareas del hogar? ¿Que no pueda salir a la calle sin maquillarse, peinarse y arreglarse? No, con Franco no se vivía mejor.

Esas cosas ocurrían en el mejor de los casos, si se era de “familia bien”. Si se era una mujer de clase social baja, las opciones vitales y profesionales estaban aún más limitadas.

El trabajo fuera de casa estaba mal visto por el régimen y legalmente restringido, pero la necesidad económica obligaba a muchísimas mujeres a buscar cualquier ingreso posible para subsistir. La mayoría de las mujeres pobres trabajaba desde muy joven en labores duras y mal remuneradas, muchas veces en la economía sumergida o como sirvientas, limpiadoras, costureras, vendedoras en mercados o ayudando en el campo y la industria, siempre con salarios inferiores a los de los hombres.

Durante el franquismo, las mujeres españolas perdieron derechos y libertades elementales que habían comenzado a conquistar durante la Segunda República, quedando relegadas a un papel de sumisión bajo una fuerte tutela legal y social.

Hoy, décadas después, esos derechos han sido recuperados y ampliados, y recordar este pasado resulta esencial, sobre todo para las nuevas generaciones, ante discursos que idealizan aquel régimen o proponen retrocesos en materia de igualdad.

Los derechos en la Segunda República

La Segunda República fue un periodo de grandes avances para las mujeres en España. Se aprobaron leyes que permitieron su acceso a cargos públicos, el divorcio, la patria potestad compartida y la no discriminación por el estado civil en el acceso al empleo o en el despido.

Por primera vez, la Constitución de 1931 establecía la no discriminación jurídica por razón de sexo, el derecho al voto femenino, la igualdad ante la ley, el derecho a trabajar en igualdad de condiciones con los hombres y la igualdad de derechos en el matrimonio.

Se promulgó la Ley de Divorcio de 1932, que permitía la disolución del matrimonio por mutuo acuerdo o por justa causa y reconocía derechos igualitarios para ambos cónyuges.

Durante los años veinte y treinta surge la figura de la mujer moderna, principalmente de clase burguesa o alta, que desafía los roles tradicionales femeninos de matrimonio para buscar autonomía, educación y participación cultural.

Estas mujeres accedieron progresivamente a espacios antes masculinos como universidades, tertulias, espectáculos artísticos y el deporte. La moda y los nuevos hábitos (fumar, trabajar, viajar solas) se convierten en símbolos de su independencia.

Se produjeron episodios simbólicos de rebeldía, como el de “Las Sinsombrero”, en el que mujeres rompieron abiertamente con las convenciones sociales y estéticas, buscando la visibilidad y una identidad artística y profesional autónoma.

Este grupo incluye, por ejemplo, a las pintoras Maruja Mallo y Margarita Manso, entre otras. Rosa Chacel y María Zambrano destacaron en la literatura, la filosofía y el pensamiento, conectando las tendencias de la vanguardia europea con la realidad intelectual española.

De esta época también son Clara Campoamor, abogada, diputada y principal impulsora del sufragio femenino en España; Victoria Kent, jurista y diputada, que fue la primera mujer del mundo en ejercer la abogacía ante un tribunal militar y la primera Directora General de Prisiones en España; Federica Montseny, escritora, militante anarquista y la primera mujer ministra en España; María Teresa León, escritora, intelectual y militante republicana, conocida por su labor en la Alianza de Intelectuales Antifascistas; o Margarita Salas, una de las grandes pioneras de la ciencia española.

Retrocesos y represión durante el franquismo

Con el franquismo, a partir de 1939, todos estos avances fueron sistemáticamente suprimidos. El régimen devolvió a las mujeres a la condición de menores tuteladas: toda acción relevante, como trabajar, disponer de patrimonio, viajar al extranjero o incluso ejercer la patria potestad de sus hijos o hijas, requería la llamada licencia marital (la autorización del marido o del padre). Las intelectuales y artistas de la República fueron borradas por la historiografía dominante y discriminadas en el ámbito profesional.

La educación y los medios de comunicación reforzaban la idea de que la única función femenina era la de madre y esposa abnegada.

La “Sección Femenina” –rama femenina de la Falange Española de las JONS, fundada en 1934 y liderada por Pilar Primo de Rivera– imponía una estricta reeducación basada en la sumisión y el servicio al hogar. Su hermano José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange, definía la función de las mujeres en estos términos:

“Tampoco somos feministas. No entendemos que la manera de respetar a la mujer consista en sustraerla a su magnífico destino y entregarla a funciones varoniles. A mí siempre me ha dado tristeza ver a la mujer en ejercicios de hombre, toda afanada y desquiciada en una rivalidad donde lleva –entre la morbosa complacencia de los competidores masculinos– todas las de perder. El verdadero feminismo no debiera consistir en querer para las mujeres las funciones que hoy se estiman superiores, sino en rodear cada vez de mayor dignidad humana y social a las funciones femeninas”.

Represión y violencia sexual

Durante el franquismo, la represión contra las mujeres rebeldes incluyó mecanismos particularmente crueles, documentados en estudios académicos e investigaciones, como Rojas: las mujeres republicanas en la Guerra Civil española, de Mary Nash, y El holocausto español: odio y exterminio en la Guerra Civil y después, de Paul Preston, entre otros.

Estos estudios relatan cómo la violencia sexual se utilizó, tanto durante la Guerra Civil como en la posguerra, para castigar y atemorizar a mujeres vinculadas al bando republicano o consideradas peligrosas para el régimen.

Se describen casos de violaciones individuales y grupales, a menudo seguidas de asesinatos, humillaciones públicas o castigos adicionales. Muchas mujeres presas sufrieron abusos sexuales de manera recurrente en cárceles, cuarteles o durante traslados.

El robo de bebés fue una medida institucionalizada: miles fueron arrebatados a sus madres republicanas y entregados a familias afines al régimen o a instituciones controladas por la Iglesia católica.

Un decreto de 1940 permitía quitar a las madres la patria potestad de su descendencia por “malos antecedentes”, provocando pérdidas y desapariciones masivas, documentadas por historiadores y organizaciones de memoria histórica.

Durante el franquismo, las condiciones de vida fueron muy duras en barrios obreros o en chabolas: las mujeres tenían que buscar agua, hacer largas colas por alimentos, cuidar de una numerosa descendencia –porque en muchos casos no tenían acceso a la planificación familiar– y sortear enfermedades, sin apenas acceso a centros médicos, todo ello siempre bajo vigilancia social y sin horarios ni protección social efectiva.

El empleo propio apenas suponía autonomía personal: los salarios ayudaban a la economía familiar, pero prácticamente ninguna mujer humilde podía permitirse soñar con independencia real ni con romper el ciclo de la pobreza y el sometimiento.

Recuperación de derechos y nueva ciudadanía

Aunque el franquismo no fue un periodo uniforme y, hacia el final, hubo avances, la recuperación de derechos no empezó hasta después de la muerte de Franco y de la Constitución de 1978.

A partir de entonces, la igualdad legal entre hombres y mujeres se reconoció constitucionalmente y se fueron suprimiendo las leyes discriminatorias. Se recuperaron el divorcio, el acceso igualitario al empleo y a la educación, y se fueron aprobando leyes para avanzar en igualdad salarial, permisos de maternidad y paternidad, y protección frente a la violencia machista.

Hoy, si bien la igualdad plena aún es un reto, España cuenta con leyes de igualdad, cuotas de representación y derechos reproductivos (como el aborto y la anticoncepción regulados) y es referente europeo en políticas de género.

Es fundamental recordar que votar a partidos ultraderechistas que minimizan, cuestionan o atacan los avances feministas –aunque también estén representados por mujeres– puede poner en peligro derechos que costaron décadas y luchas para recuperar.

Con Franco, las mujeres no vivían mejor, no, sino que estaban sometidas, sin derechos civiles, políticos ni laborales. Solo la democracia y el feminismo han hecho avanzar la igualdad: una sociedad justa no puede permitirse olvidar su pasado.

The Conversation

Miren Gutiérrez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Con Franco no se vivía mejor (sobre todo si eras mujer) – https://theconversation.com/con-franco-no-se-vivia-mejor-sobre-todo-si-eras-mujer-269735

How pecans went from ignored trees to a holiday staple – the 8,000-year history of America’s only native major nut crop

Source: The Conversation – USA (2) – By Shelley Mitchell, Senior Extension Specialist in Horticulture and Landscape Architecture, Oklahoma State University

Pecan pie is a popular holiday treat in the United States. Julie Deshaies/iStock via Getty Images

Pecans have a storied history in the United States. Today, American trees produce hundreds of million of pounds of pecans – 80% of the world’s pecan crop. Most of that crop stays here. Pecans are used to produce pecan milk, butter and oil, but many of the nuts end up in pecan pies.

Throughout history, pecans have been overlooked, poached, cultivated and improved. As they have spread throughout the United States, they have been eaten raw and in recipes. Pecans have grown more popular over the decades, and you will probably encounter them in some form this holiday season.

I’m an extension specialist in Oklahoma, a state consistently ranked fifth in pecan production, behind Georgia, New Mexico, Arizona and Texas. I’ll admit that I am not a fan of the taste of pecans, which leaves more for the squirrels, crows and enthusiastic pecan lovers.

The spread of pecans

The pecan is a nut related to the hickory. Actually, though we call them nuts, pecans are actually a type of fruit called a drupe. Drupes have pits, like the peach and cherry.

Three green, oval-shaped pods on the branch of a tree
Three pecan fruits, which ripen and split open to release pecan nuts, clustered on a pecan tree.
IAISI/Moment via Getty Images

The pecan nuts that look like little brown footballs are actually the seed that starts inside the pecan fruit – until the fruit ripens and splits open to release the pecan. They are usually the size of your thumb, and you may need a nutcracker to open them. You can eat them raw or as part of a cooked dish.

The pecan derives its name from the Algonquin “pakani,” which means “a nut too hard to crack by hand.” Rich in fat and easy to transport, pecans traveled with Native Americans throughout what is now the southern United States. They were used for food, medicine and trade as early as 8,000 years ago.

A map of the US with parts of Texas, Louisiana, Oklahoma, Arkansas and Missouri highlighted in green.
Pecans are native to the southern United States.
Elbert L. Little Jr. of the U.S. Department of Agriculture, Forest Service

Pecans are native to the southern United States, and while they had previously spread along travel and trade routes, the first documented purposeful planting of a pecan tree was in New York in 1722. Three years later, George Washington’s estate, Mount Vernon, had some planted pecans. Washington loved pecans, and Revolutionary War soldiers said he was constantly eating them.

Meanwhile, no one needed to plant pecans in the South, since they naturally grew along riverbanks and in groves. Pecan trees are alternate bearing: They will have a very large crop one year, followed by one or two very small crops. But because they naturally produced a harvest with no input from farmers, people did not need to actively cultivate them. Locals would harvest nuts for themselves but otherwise ignored the self-sufficient trees.

It wasn’t until the late 1800s that people in the pecan’s native range realized the pecan’s potential worth for income and trade. Harvesting pecans became competitive, and young boys would climb onto precarious tree branches. One girl was lifted by a hot air balloon so she could beat on the upper branches of trees and let them fall to collectors below. Pecan poaching was a problem in natural groves on private property.

Pecan cultivation begins

Even with so obvious a demand, cultivated orchards in the South were still rare into the 1900s. Pecan trees don’t produce nuts for several years after planting, so their future quality is unknown.

Two lines of trees
An orchard of pecan trees.
Jon Frederick/iStock via Getty Images

To guarantee quality nuts, farmers began using a technique called grafting; they’d join branches from quality trees to another pecan tree’s trunk. The first attempt at grafting pecans was in 1822, but the attempts weren’t very successful.

Grafting pecans became popular after an enslaved man named Antoine who lived on a Louisiana plantation successfully produced large pecans with tender shells by grafting, around 1846. His pecans became the first widely available improved pecan variety.

A cut tree trunk with two smaller, thiner shoots (from a different type of tree) protruding from it.
Grafting is a technique that involves connecting the branch of one tree to the trunk of another.
Orest Lyzhechka/iStock via Getty Images

The variety was named Centennial because it was introduced to the public 30 years later at the Philadelphia Centennial Expedition in 1876, alongside the telephone, Heinz ketchup and the right arm of the Statue of Liberty.

This technique also sped up the production process. To keep pecan quality up and produce consistent annual harvests, today’s pecan growers shake the trees while the nuts are still growing, until about half of the pecans fall off. This reduces the number of nuts so that the tree can put more energy into fewer pecans, which leads to better quality. Shaking also evens out the yield, so that the alternate-bearing characteristic doesn’t create a boom-bust cycle.

US pecan consumption

The French brought praline dessert with them when they immigrated to Louisiana in the early 1700s. A praline is a flat, creamy candy made with nuts, sugar, butter and cream. Their original recipe used almonds, but at the time, the only nut available in America was the pecan, so pecan pralines were born.

Two clusters of nuts and creamy butter on a plate.
Pralines were originally a French dessert, but Americans began making them with pecans.
Jupiterimages/The Image Bank via Getty Images

During the Civil War and world wars, Americans consumed pecans in large quantities because they were a protein-packed alternative when meat was expensive and scarce. One ounce of pecans has the same amount of protein as 2 ounces of meat.

After the wars, pecan demand declined, resulting in millions of excess pounds at harvest. One effort to increase demand was a national pecan recipe contest in 1924. Over 21,000 submissions came from over 5,000 cooks, with 800 of them published in a book.

Pecan consumption went up with the inclusion of pecans in commercially prepared foods and the start of the mail-order industry in the 1870s, as pecans can be shipped and stored at room temperature. That characteristic also put them on some Apollo missions. Small amounts of pecans contain many vitamins and minerals. They became commonplace in cereals, which touted their health benefits.

In 1938, the federal government published the pamphlet Nuts and How to Use Them, which touted pecans’ nutritional value and came with recipes. Food writers suggested using pecans as shortening because they are composed mostly of fat.

The government even put a price ceiling on pecans to encourage consumption, but consumers weren’t buying them. The government ended up buying the surplus pecans and integrating them into the National School Lunch Program.

A machine with an arm attached to a tree, and a wheeled cab on the ground.
Today, pecan producers use machines called tree shakers to shake pecans out of the trees.
Christine_Kohler/iStock via Getty Images

While you are sitting around the Thanksgiving table this year, you can discuss one of the biggest controversies in the pecan industry: Are they PEE-cans or puh-KAHNS?

The Conversation

Shelley Mitchell does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. How pecans went from ignored trees to a holiday staple – the 8,000-year history of America’s only native major nut crop – https://theconversation.com/how-pecans-went-from-ignored-trees-to-a-holiday-staple-the-8-000-year-history-of-americas-only-native-major-nut-crop-268976

How Canada and the European Union could ensure the survival of the International Criminal Court

Source: The Conversation – Canada – By Laszlo Sarkany, Assistant Professor, Political Science, Western University

The International Criminal Court in The Hague, Netherlands. Canada and the EU have legal remedies at hand that could help the ICC thrive in the years ahead. (Wikimedia Commons), CC BY-SA

Canada has yet to officially throw its support behind the International Criminal Court (ICC), an institution it helped create, against targeted sanctions imposed on several prosecutors and judges by the United States earlier this year.




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Four key staff of the court — including Canadian judge Kimberly Prost — have been sanctioned by President Donald Trump’s administration because of their involvement in investigations related to alleged war crimes committed by American and Israeli officials.

Other allies, including France, Belgium and the European Union have publicly opposed the sanctions, issuing statements in support of the ICC.

Other states have also spoken out out against the sanctions, including Denmark, Finland, Estonia, the Netherlands, Norway, Senegal, Slovenia, Spain and Sweden.

Canada has publicly backed Prost, and has recently joined a number of states at the United Nations in supporting the overall work of the court. But Canadian officials have been silent about the American sanctions.

Sanctions fallout

The current wave of sanctions has forced the court to take extraordinary measures, such as paying staff ahead of time and changing email software to openDesk which was developed by the Germany-based Centre for Digital Sovereignty.

Despite these safety measures, the court may not be safe from further punishment. The Coalition for the International Criminal Court (CICC has speculated the U.S. government may impose further sanctions against the entire organization.

This would mean that any American company — including financial institutions — or even Canadian companies with subsidiaries in the U.S. that deal with the court may be subject to penalties and legal action.

Shielding businesses

Not all is lost, however. There are two legal remedies that could be be used to shield the ICC. Canada and the EU could amend key laws designed to protect companies from such actions, which could significantly aid in the operation of the court.

These include the 1985 Foreign Extra-Territorial Measures Act (FEMA) and its subsequent amendments in Canada, and in the EU, legislation known as the Extraterritorial Blocking Statute (EBS).

A FEMA amendment was passed in 1996 in response to the Helms-Burton Act in the U.S. that prohibited companies from trading or conducting business in Cuba.

FEMA shields Canadian businesses affected by the Helms-Burton Act and contains specific provisions to protect companies from retaliatory action by the U.S. Similarly, the EBS was passed in the European Parliament to shield European companies from American sanctions.

It was introduced initially as a result of the Helms-Burton Act, and then later revised when the U.S. withdrew from the Iran nuclear deal in 2018.

Canada and the EU could amend both FEMA and the EBS to ensure that Canadian and European companies are shielded from the effects of American sanctions and can continue to provide key services to the court.

In the case of the EU, most of the ICC’s contractual arrangements with entities like banks, insurers, service providers, technology providers and landlords are with European firms because the court is located in Europe — in The Hague, Netherlands.

Amending the EBS, therefore, would protect these companies from further American sanctions and would ensure they can still provide services to the ICC.

These legal remedies are a proportional response to the U.S. sanctions. They would allow all parties — the U.S. and the ICC’s supporters — to continue to negotiate instead of bringing international criminal justice to a grinding halt.

Ensuring the survival of the ICC

It’s important to note that including the need to shield businesses from U.S. sanctions in any amended legislation in both Canada and the EU legislation isn’t aimed at helping governments in either Cuba or Iran.

The goal is to protect Canadian and European companies from possible legal action or economic fallout if more sanctions are applied. Most importantly, the aim is to ensure that the ICC continues to operate with as little interruption as possible.

Sanctions may have significant effects on businesses, and what’s been identified as Trump’s penchant for “retributive diplomacy” may compel states — and businesses — to think twice before they act.

But FEMA and EBS provide appropriate countermeasures if and when broader U.S. sanctions on the entire ICC are introduced, or if Canadian and European companies unjustifiably suffer due to the imposition of new sanctions.

The ICC is the international organization with the ability to deliver justice and support victims. It’s the “court of last resort” that only gets involved when offending states are unwilling or unable to do so.

National security concerns in the U.S., Canada and the EU stem as much from the committing of mass atrocities as they do from other types of global crimes. That’s why it’s so important for states to support international criminal justice efforts by fulsomely supporting the ICC.

The Conversation

Laszlo Sarkany does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. How Canada and the European Union could ensure the survival of the International Criminal Court – https://theconversation.com/how-canada-and-the-european-union-could-ensure-the-survival-of-the-international-criminal-court-269372

Artificial intelligence is front and centre at COP30

Source: The Conversation – Canada – By David Tindall, Professor of Sociology, University of British Columbia

We live in a time often characterized as a polycrisis. One of those crises is human-caused climate change, an issue currently being discussed by delegates at the COP30 climate talks in Belém, Brazil.

Another is disinformation, much of which has been focused on climate change. A third potential crisis comes from the implications of artificial intelligence for society and the planet.

When it comes to AI and climate change, there are a variety of opinions, from the optimistic to the pessimistic and the skeptical. Given the overarching concerns about environmental harms of AI, it is surprising to some that AI is front and centre at COP30, which I am currently attending.

Both COP30 President André Aranha Corrêa do Lago and Simon Stiell, executive director of the United Nations Framework Convention on Climate Change, have noted the importance of AI and other aspects of technology for addressing climate change.

While there has been some consideration of AI in addressing climate change at previous COPs, COP30 is the first conference where AI has been formally integrated as a central theme in the conference agenda.

AI at COP30

On the first day of COP30, “science, technology and artificial intelligence” was explicitly listed as one of the key themes. Initiatives included the Green Digital Action Hub, a global platform to drive a greener, more inclusive digital transformation.

Additionally, there was a session introducing the AI Climate Institute. A key goal of the AI Climate Institute is to enable Global South countries to design, adapt and implement their own AI-based climate solutions.

In these and other forums, there were discussions about digital decarbonization technologies and advances in data transparency for emissions. Proponents argued these initiatives were designed to help countries harness technology to meet their climate goals.

a man at a podium speaks to a seated audience. a large poster behind him reads: globl initiative for information integrity on climate change.
Announcement of the Declaration on Information Integrity on Climate Change at COP30, in Belém, Brazil, on Nov. 12, 2025.
(David Tindall)

When it comes to AI and climate change, there is a tendency for people to think about the increased environmental and climate change harms that AI will bring. In this regard, there has been a lot of recent media coverage on the potential of increased carbon emissions, water use and environmental damage as a result of mining for critical minerals.

A key issue is the emissions produced by data centres. As many commentators have said — including Stiell — data centres need to have electrical power sources if AI is to be aligned with climate action.

How is AI relevant to addressing climate change?

AI is already being applied in climate change mitigation. At COP30, former United States vice president Al Gore gave a presentation about the role of Climate TRACE in addressing climate change. Climate TRACE is a non-profit coalition of organizations that have been developing an inventory of exactly where greenhouse gas emissions are coming from to help governments, organizations and companies to reduce or eliminate these emissions.

Climate TRACE uses satellite imagery, remote sensing, artificial intelligence and machine learning to estimate emissions. In his presentation, Gore demonstrated visual examples in a slide show.

AI can play a role in reducing emissions in a number of ways. One, as noted above, is by tracking emissions. Another is by making energy systems more efficient and thus reducing emissions through energy savings.

Reducing energy use and emissions were not the only type of efficiencies discussed at COP30. Conservation of water use and increased efficiencies in agricultural production were also highlighted. An example is the AI for Climate Action Award that was given to a team from Laos this year for a project using AI for farming and irrigation.

A man in a dark suit standing in front of a large screen displaying the words Climate Trace
Al Gore speaking about Climate TRACE at COP30 in Belém, Brazil on Nov. 12, 2025.
(David Tindall)

Climate adaptation

AI has the potential to make a big impact in the area of climate adaptation. Key issues were discussed at COP30 at a session called Smarter than the Storm: The Future of AI in Forecasting and Proactive Responses to Build More Resilient Communities.

Scientific research has demonstrated that machine learning can assist local governments in their decisions about options for climate adaptation. AI can be an integral part of an early warning system.

It can be used to predict floods using sensor data, predict wildfires using satellite and weather data, monitor social media for disaster response and identify areas at risk of landslides.

AI tools involved in these various processes include machine learning, deep learning, natural-language processing and computer vision. Consistent with overarching concerns at COP30 about the importance of social and climate justice, proponents of community AI applications emphasized the need for transparency, affordability of data and AI systems and the sovereignty of community data.

Dangers of disinformation

Climate disinformation is a key type of disinformation in contemporary society. AI can either be a source or a counter to climate disinformation.

At COP30, disinformation and climate denial was mentioned in a number of contexts, including by Brazilian President Luiz Inácio Lula da Silva. One key event on this topic was the announcement of a Declaration on Information Integrity on Climate Change, which a number of countries endorsed.

AI can be considered a triple-edged sword. Unregulated expansion of AI has the potential to do enormous environmental harm and magnify misinformation and disinformation.

However, principled development of AI, powered by clean energy sources, also has the potential to significantly reduce carbon emissions, provide early warning to communities of climate threats, reduce the costs of adapting to a changing climate and enhance our understanding of climate change.

The Conversation

David Tindall receives funding from from the Social Sciences and Humanities Research Council of Canada, a body that funds academic research. He has an affiliation with Cllimate Reality Canada. In this voluntary role he occassionally gives unpaid talks on climate change.

ref. Artificial intelligence is front and centre at COP30 – https://theconversation.com/artificial-intelligence-is-front-and-centre-at-cop30-269872

Sols appauvris : l’autre menace qui pèse sur l’agriculture ukrainienne

Source: The Conversation – in French – By Mark Sutton, Honorary Professor in the School of Geosciences, University of Edinburgh

Un usage du fumier plus efficace fait partie des mesures proposées pour lutter contre l’appauvrissement des sols ukrainiens. Oleksandr Filatov/Shutterstock

L’Ukraine a longtemps été l’un des piliers de l’approvisionnement alimentaire mondial, mais la guerre et des décennies de déséquilibres dans l’usage des engrais ont profondément appauvri ses sols. Une crise silencieuse qui menace la reprise agricole du pays.


Pendant des décennies, l’Ukraine était connue comme le grenier du monde. Avant l’invasion russe de 2022, elle figurait parmi les principaux producteurs et exportateurs mondiaux d’huile de tournesol, de maïs et de blé. Ces productions contribuaient à nourrir plus de 400 millions de personnes. Mais derrière l’enjeu actuel des blocus céréaliers se cache une crise plus profonde et plus lente : l’épuisement même des nutriments qui rendent si productive la terre noire d’Ukraine.

Alors que la guerre a attiré l’attention mondiale sur les chaînes d’approvisionnement alimentaires de l’Ukraine, on sait bien moins de choses sur la durabilité des systèmes agricoles qui les sous-tendent. Si on ne se penche pas rapidement sur l’état de son sol, le pays pourrait perdre son rôle d’acteur majeur de la production alimentaire. Et cela pourrait avoir des conséquences bien au-delà de ses frontières.

Pour nos recherches, nous avons examiné la gestion des intrants dans l’agriculture ukrainienne au cours des 40 dernières années et constaté un renversement spectaculaire. Pendant l’ère soviétique, les terres agricoles ukrainiennes étaient suralimentées en engrais. Des intrants comme l’azote, le phosphore et le potassium étaient appliqués à des niveaux bien supérieurs à ce que les cultures pouvaient absorber. Cela a engendré une pollution de l’air et de l’eau.




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Mais depuis l’indépendance en 1991, le balancier est reparti dans la direction opposée. L’usage d’engrais, en particulier le phosphore et le potassium, s’est effondré à mesure que les importations diminuaient, que le cheptel déclinait (réduisant la disponibilité du fumier) et que les chaînes d’approvisionnement se désagrégeaient. En 2021, juste avant l’invasion, les sols ukrainiens montraient déjà des signes de fatigue. Les agriculteurs apportaient beaucoup moins de phosphore et de potassium que ce que les cultures prélevaient, environ 40 à 50 % de phosphore en moins et 25 % de potassium en moins, et la matière organique des sols avait chuté de près de 9 % depuis l’indépendance.

Dans de nombreuses régions, les agriculteurs utilisaient trop d’azote, mais souvent pas assez de phosphore et de potassium pour maintenir la fertilité à long terme. En outre, bien que le cheptel ait fortement diminué au cours des dernières décennies, notre analyse montre qu’environ 90 % du fumier encore produit est gaspillé. Cela équivaut à environ 2,2 milliards de dollars américains (1,9 milliard d’euros) d’engrais chaque année. Ces déséquilibres ne sont pas seulement un enjeu national. Ils menacent la productivité agricole de l’Ukraine à long terme et, par extension, l’approvisionnement alimentaire mondial qui en dépend.

La guerre a nettement aggravé le problème. L’invasion russe a perturbé les chaînes d’approvisionnement en engrais et endommagé des installations de stockage. Les prix des engrais ont flambé. De nombreux agriculteurs ont volontairement réduit leurs apports en engrais en 2022-2023 pour limiter les risques financiers, sachant que leurs récoltes pouvaient être détruites, volées ou rester invendue si les circuits d’exportation étaient fermés.

Nos nouvelles recherches mettent en lumière une tendance inquiétante au niveau national. En 2023, les cultures récoltées ont prélevé dans le sol jusqu’à 30 % d’azote, 80 % de phosphore et 70 % de potassium de plus que ce qu’elles recevaient via la fertilisation, les microbes du sol et l’air (y compris ce qui tombe avec la pluie et ce qui se dépose depuis l’atmosphère). Si cette tendance se confirme, le sol ukrainien, réputé pour sa fertilité, pourrait subir une dégradation durable, compromettant la capacité du pays à se relever et à approvisionner les marchés alimentaires mondiaux une fois la paix revenue.

Reconstituer la fertilité des sols

Certaines solutions existent et beaucoup sont réalisables même en temps de guerre. Notre équipe de recherche a élaboré un plan pour les agriculteurs ukrainiens qui pourrait rapidement faire la différence. Ces mesures pourraient améliorer sensiblement l’efficacité des intrants et réduire les pertes, en maintenant des exploitations productives et rentables tout en limitant la dégradation des sols et la pollution environnementale.

Ces solutions s’appuient sur :

  1. Une fertilisation de précision – appliquer les engrais au bon moment, au bon endroit et en bonne quantité afin de répondre efficacement aux besoins des cultures.

  2. Une meilleure valorisation du fumier – mettre en place des systèmes locaux pour collecter le fumier excédentaire et le redistribuer à d’autres exploitations, réduisant ainsi la dépendance aux engrais de synthèse (importés).

  3. Un meilleur usage des engrais – utiliser des engrais à l’efficacité renforcée, qui libèrent les nutriments lentement, limitant les pertes dans l’atmosphère ou dans l’eau.

  4. La plantation de légumineuses (comme les pois ou le soja). Les intégrer dans les rotations améliore la santé des sols tout en apportant naturellement de l’azote.

Certaines de ces actions nécessitent des investissements, notamment pour créer de meilleures installations de stockage et pour améliorer le traitement ou l’application du fumier sur les parcelles. Mais beaucoup peuvent être mises en œuvre, au moins partiellement, sans avoir à injecter d’argent. Le fonds de relance de l’Ukraine, soutenu par la Banque mondiale pour aider le pays une fois la guerre terminée, inclut l’appui à l’agriculture et il pourrait jouer, ici, un rôle essentiel.

Pourquoi est-ce important au-delà de l’Ukraine ?

La crise des intrants en Ukraine est un avertissement pour le monde. Une agriculture intensive et déséquilibrée, qu’il s’agisse d’un usage excessif, insuffisant ou inadapté des engrais, n’est pas durable. Une mauvaise gestion contribue à l’insécurité alimentaire comme à la pollution de l’environnement.

Nos travaux s’inscrivent dans le cadre du futur International Nitrogen Assessment, attendu en 2026, qui soulignera la nécessité d’une gestion mondiale efficace de l’azote et présentera des solutions concrètes pour maximiser les bénéfices de l’azote : amélioration de la sécurité alimentaire, résilience climatique, qualité de l’eau et de l’air.

Soutenir les agriculteurs ukrainiens offre l’occasion non seulement de reconstruire un pays, mais aussi de transformer l’agriculture mondiale afin de contribuer à un avenir plus résilient et durable.




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The Conversation

Mark Sutton travaille pour le UK Centre for Ecology & Hydrology, basé à sa station de recherche d’Édimbourg. Il est professeur honoraire à l’Université d’Édimbourg, au sein de l’École des géosciences. Il reçoit des financements de UK Research and Innovation (UKRI) via son Global Challenges Research Fund (GCRF), du ministère britannique de l’Environnement, de l’Alimentation et des Affaires rurales (Defra), du Programme des Nations unies pour l’environnement (PNUE) et du Fonds pour l’environnement mondial (FEM). Il est directeur du Système international de gestion de l’azote (INMS), financé par le FEM/PNUE, ainsi que du South Asian Nitrogen Hub du GCRF. Il est coprésident du groupe de travail de la CEE-ONU sur l’azote réactif (TFRN) et du Partenariat mondial pour la gestion des nutriments (GPNM), convoqué par le PNUE.

Sergiy Medinets reçoit des financements de UKRI, de Defra, de DAERA, de la British Academy, du PNUE, du FEM, du PNUD et de l’UE.

ref. Sols appauvris : l’autre menace qui pèse sur l’agriculture ukrainienne – https://theconversation.com/sols-appauvris-lautre-menace-qui-pese-sur-lagriculture-ukrainienne-269970