¿Y si la economía circular fuera la respuesta al gran problema que generan los plásticos?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jordi Diaz Marcos, Profesor departamento materiales y microscopista , Universitat de Barcelona

Estamos abrumados por la avalancha de noticias sobre los graves problemas medioambientales que nos están causando los plásticos. Desde la omnipresente contaminación plástica que nos rodea, pasando por la ingestión de microplásticos en nuestra cadena alimentaria, hasta las vastas “islas o sopas” de plástico en los océanos. ¿Tiene solución este problema?

Esta pregunta tiene difícil respuesta. Hemos perdido el control sobre los residuos plásticos, entre otras razones, porque los intereses industriales tienen más peso que las políticas nacionales. Sólo una estrategia conjunta puede dar solución a un problema global.

Los primeros pasos se están dando. Por ejemplo, en marzo de 2022, durante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA-5.2), se adoptó una resolución histórica para desarrollar un instrumento internacional legalmente vinculante sobre la contaminación plástica. Esta propuesta está basada en un enfoque integral, abordando todo el ciclo de vida del plástico, desde su producción hasta su diseño y eliminación.




Leer más:
¿Por qué no se reciclan más plásticos? Una cuestión de rentabilidad


Una solución circular

La economía actual se basa en el modelo “coger-hacer-desechar”, dependiente de recursos baratos y disponibles para crear condiciones de crecimiento y estabilidad. Y uno de los pilares de este modelo son los plásticos.

Sin embargo, su impacto ambiental es cada vez más evidente, a lo que hay que añadir un aumento continuado en sus precios en los últimos años. Además, se espera que para 2030 haya 3000 millones más de consumidores de clase media, lo que incrementará la demanda de recursos finitos y cuestionará nuestro sistema económico actual. Necesitamos un nuevo enfoque.

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Econom%C3%ADa_circular.png
Economía circular.
CC BY

Muchas voces abogan por una economía circular como la forma de desvincular el crecimiento de las limitaciones de recursos. Este planteamiento abre caminos para reconciliar las perspectivas de crecimiento y participación económica con la prudencia y equidad ambiental.

La base de la economía circular es garantizar un crecimiento sostenible a lo largo del tiempo, lo que implica optimizar los recursos, reducir el consumo de materias primas y dar una nueva vida a los residuos a través del reciclaje y la reutilización. Acciones que pueden ser especialmente beneficiosas para el sector de los plásticos.




Leer más:
Hacia una economía circular en Europa: dónde estamos y cuánto nos falta


Una solución integral

En 2018, la Comisión Europea lanzó la Estrategia Europea para el Plástico en una Economía Circular, basada en cuatro elementos principales: hacer que el reciclaje sea rentable para las empresas, reducir los residuos plásticos, acabar con el vertido de basura al mar y fomentar la inversión y la innovación.

La iniciativa presenta una “visión para un sector del plástico inteligente, innovador y sostenible que genere crecimiento y empleo en Europa y contribuya a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia de los combustibles fósiles importados”.

Para abordar la economía circular aplicada a los plásticos, es fundamental comprender primero su vida útil. Esta puede variar considerablemente, desde 1 hasta 50 años, aunque hay productos, como las tuberías utilizadas en construcción, que pueden durar hasta 100 años. Además, es crucial tener en cuenta las limitaciones inherentes al reciclaje de plásticos.

El reciclaje implica la reutilización de productos desechados para darles un nuevo uso después de ser recuperados, lo que representa la esencia de la economía circular. Por ejemplo, una botella desechada puede transformarse nuevamente en granza (materia prima) y utilizarse para fabricar una prenda de vestir.

Técnicas de la Economía Circular

Además del reciclaje, la economía circular también se desarrolla a través de la economía colaborativa, donde plataformas tecnológicas nos permiten compartir sus recursos, en lugar de adquirir nuevos. Esto ayuda a reducir la demanda de productos nuevos y promueve la reutilización y el uso eficiente de los recursos existentes.

Otra técnica de economía circular es el compostaje, que convierte los residuos orgánicos (incluidos los plásticos compostables) en fertilizante natural. De esta manera, se minimizan los residuos en vertederos y, en su lugar, son convertidos en recursos para la agricultura y la jardinería.

Hasta ahora, la economía circular depende de nosotros, pero existen otras posibilidades que dependen de los fabricantes y del modelo de sociedad de consumo actual. A continuación veremos algunos ejemplos.

Ejemplos exitosos de economía circular

Uno de los aspectos más molestos del modelo actual de consumo es la obsolescencia programada. En lugar de producir y comprar constantemente nuevos productos, la economía circular promueve la extensión de la vida útil de los productos existentes. Esto se puede lograr mediante el mantenimiento adecuado, la reparación y la actualización de productos electrónicos, electrodomésticos, muebles y otros bienes duraderos.

Para favorecer la vida útil de los productos, debemos diseñarlos con el objetivo de durabilidad y ser fácilmente reparables en caso de avería, en lugar de ser desechados y reemplazados. Este es un principio clave en toda economía circular que se precie: los productos deben ser diseñados para tener una vida útil más larga.

Además, debemos adoptar fuentes de energía renovable, como la energía solar y eólica. Estas fuentes pueden ser utilizadas de manera sostenible a diferencia de los combustibles fósiles, que se prevé que se agoten durante este siglo y que, además, implican problemas medioambientales evidentes.




Leer más:
Economía circular: repensar antes de reducir


Por otra parte, el problema de los envases de un sólo uso se puede reducir mediante la utilización de envases reutilizables y retornables. Por ejemplo, en algunos países, los envases de vidrio para bebidas pueden ser devueltos y reutilizados después de su uso, evitando así residuos innecesarios. Esta práctica, por cierto, era habitual en tiempos de nuestros padres y abuelos.

Otra técnica alineada con la economía circular es la economía de la funcionalidad, un concepto en el que los fabricantes no venden los productos en sí, sino que proporcionan los servicios o funciones que dichos productos ofrecen. Por ejemplo, en lugar de comprar una impresora, se puede contratar un servicio de impresión a una empresa especializada, lo que promueve el uso eficiente de los recursos y favorece la generación de menos residuos.

A esto le podemos sumar el upcycling, o sea, convertir materiales o productos descartados en productos de más valor y utilidad. Un ejemplo es el de los parques infantiles con suelos reciclados producidos a partir de neumáticos viejos.

¿Seremos capaces de hacer un cambio?

Finalmente, la economía circular se puede complementar con la economía regenerativa, que potencia la regeneración y restauración de los recursos naturales, como bosques, suelos y fuentes de agua. Con este enfoque, logramos restablecer el equilibrio ecológico, logrando un impacto positivo en la naturaleza.

En resumen, la economía circular es una herramienta muy valiosa para repensar el posconsumo de los plásticos. Nos permite crear una economía más sostenible, con menos residuos y un mayor aprovechamiento de los recursos. Quizás sí sea la solución al problema de los plásticos. Pero ¿estamos preparados para este cambio?

Al menos, hay que darle una oportunidad.

The Conversation

Jordi Diaz Marcos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Y si la economía circular fuera la respuesta al gran problema que generan los plásticos? – https://theconversation.com/y-si-la-economia-circular-fuera-la-respuesta-al-gran-problema-que-generan-los-plasticos-267924

Federal budget 2025: Is Canada Strong actually weak on AI?

Source: The Conversation – Canada – By Nicolas Chartier-Edwards, PhD student, Politics, Science and Technology, Institut national de la recherche scientifique (INRS)

Prime Minister Mark Carney’s Liberal government has tabled its first official budget, entitled Canada Strong. It frames itself as a road map of investments being made to strengthen national sovereignty via economic productivity and national defence. Central to those efforts is artificial intelligence.

AI-heavy technologies have been identified by eight federal agencies in the 2025 budget as a way to reduce operational expenditures while fuelling productivity.

Many of the investments in the budget are aimed at developing the defence industry through the creation and commercialization of what’s known as dual-use technology — goods, software and technology that can be used for both civilian and military applications — which can also include AI.

But is Canada Strong actually weak on AI?

Given the current legislative landscape and the new budget, we argue that Canada Strong’s AI plan downplays regulation and guardrail development, since funding is geared chiefly toward adoption. It overlooks the risks, impacts and potential weaknesses that come with an over-reliance on these technologies.

Past budgets

Indirectly, the Canadian government has consistently supported AI research through the Federal Granting Agency, the Canada Foundation for Innovation and the Canadian Institute for Advanced Research.

Between 2006 and 2015, Prime Minister Stephen Harper’s government invested more than $13 billion in science, technology and innovation during its mandate.

Justin Trudeau’s government changed how AI was marketed to Canadians and how it was funded. The 2017 budget, entitled Building a Strong Middle Class, made the first explicit references to AI in a federal budget, describing it as representing a transformative force for the Canadian economy.

The government emphasized “Canada’s advantage in artificial intelligence,” which it said could translate into “a more innovative economy, stronger economic growth, and an improved quality of life for Canadians.”

Bill Morneau, the finance minister at the time, proposed funding AI superclusters and allocating $125 million to establish the first Pan-Canadian Artificial Intelligence Strategy.

This commitment to AI was reaffirmed in the 2021 budget, when the technology was presented as “one of the most significant technological transformations of our time.” The federal government’s investments in the sector were portrayed as essential to ensure the economy benefited, and that Canada’s position of strength enabled the “integration of Canadian values into global platforms.”

The government renewed the Pan-Canadian AI Strategy with another $368 million. An additional $2.4 billion was committed in the 2024 budget, which emphasized the “safe and responsible use” of AI, notably through the creation of new standards and the establishment of a Canadian AI Safety Institute

Sovereignty focus

The 2025 budget marks another substantial shift in Canada’s approach to AI. This third phase of funding focuses on adoption, productivity, sovereignty and the fundamental principle of dual use, both civilian and military.

But we don’t believe it fosters research and projects addressing the key issues tied to AI, and instead amplifies promotional language.

We believe the large-scale adoption of AI across federal departments and agencies (like the Canada Revenue Agency, Employment and Social Development Canada, Fisheries and Oceans Canada, Public Services and Procurement Canada, Statistics Canada, Natural Resources Canada and Canadian Heritage) will actually reduce the capacity to pursue regulatory development, guardrail design, ethical deliberation and meaningful civil-society input because its widespread integration will permeate the entire bureaucracy.

AI presented as an economic driver through cost reduction and dual-use applications has become the new promotional narrative for the government.




Read more:
What are Canada’s governing Liberals going to do about AI?


The AI weakness in Canada Strong

What vulnerabilities arise when AI is aggressively deployed within the public service? Since the abandonment of the Artificial Intelligence and Data Act in 2025, Canada’s approach to AI governance has relied more on norms and standards than on the rule of law.

This environment could risk overturning a perceived AI advantage into one of weakness. This is especially true given an over-reliance by the government on foreign software (such as Microsoft CoPilot) and hardware (NVIDIA chips needed for super computers), a lack of comprehensive understanding of the technologies already in use by different agencies and no guidelines on lethal autonomous weapons — weapons systems that can independently search for, identify and attack targets without direct human intervention.




Read more:
How Russian and Iranian drone strikes further dehumanize warfare


Promoting rapid regulatory design and AI adoption within a budget focused on stimulating dual-use research, development, commercialization and implementation risks overlooking many of AI’s pitfalls, including:

Promotion AI as an economic boon — through public administration automation and military dual use — within an unregulated environment, and without dedicated funding for oversight, risks disrupting key sectors and services that sustain Canadian democracy, the very foundation of “Canada Strong.”

The Conversation

Nicolas Chartier-Edwards receives funding from the Social Sciences and Humanities Research Council.

François-Olivier Picard does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. Federal budget 2025: Is Canada Strong actually weak on AI? – https://theconversation.com/federal-budget-2025-is-canada-strong-actually-weak-on-ai-269230

Will AI automation really kill jobs? A new survey finds Canadian workers are split on the answer

Source: The Conversation – Canada – By Scott Schieman, Professor of Sociology and Canada Research Chair, University of Toronto

Since 2023, there has been a steady increase in media stories about the potential for automation by artificial intelligence (AI) to displace workers. As sociologists who study what people think and feel about work, we wondered if these narratives were gaining any traction among workers.

Understanding worker attitudes toward automation is a crucial part of studying AI’s broader impact on work and society. If large segments of the workforce feel threatened or left behind by AI, we risk not just economic disruption but a loss of trust in institutions and technological progress.

To explore these attitudes, we fielded a nationally representative survey of 2,519 working Canadians from Sept. 8 to 18 with the support of the Angus Reid Forum. The survey was designed to assess public attitudes and perceptions about the AI-related threat of job displacement.

We found Canadians’ responses were far from uniform, reflecting a mix of concern, skepticism and cautious optimism.

Mixed reactions to job loss

We asked respondents:

“A CEO of a major AI company recently made this statement: ‘AI could wipe out half of all entry-level white-collar jobs and spike unemployment to 10 to 20 per cent in the next one to five years.’ How likely do you think this is?”

The quote came from Dario Amodei, CEO of Anthropic, who was interviewed in an Axios article in May. The central thrust of the article was the imminent AI-related turbulence in the world of work.

In our survey, however, Canadian workers expressed mixed reactions to that dismal scenario: 16 per cent felt it was “very likely,” while another 48 per cent said it was only “somewhat likely.” The remaining 36 per cent said it was “not too likely” or “not at all likely.”

We then asked open-ended followup questions to gather qualitative insights about the ways that people are thinking and feeling about the AI threat. Most respondents expressed a pessimistic outlook, but a significant minority contrasted their view with optimism.

Concerns about corporate greed and job loss

A common thread among pessimistic responses was concern over corporate greed and profit. “Companies are greedy,” a 63-year-old writer said. “They want to get rid of as many jobs as possible.”

A 66-year-old clinical manager echoed the sentiment: “Companies are always looking to reduce cost and improve efficacies, so there is a strong probability this is going to happen in many organizations over the next 5 to 10 years as AI continues to be used.”

Some respondents felt these trends were happening already. “The trends and increases in speed of which AI has begun dominating the business world,” a 30-year-old engineer said. “I believe that whether or not society approves, companies will attempt to replace their entry level-jobs with AI.”

A 32-year-old real estate legal assistant said: “AI has already advanced so much in a short space of time. Combined with our society’s prioritization of profit, I doubt many companies will have any scruples about replacing people with machines.”

Others were concerned about the looming loss of dignity and respect for workers. “Executives do not see the value of the human mind compared to a machine,” a 53-year-old senior government policy analyst told us. “It shows they have no concern for employees, just profits.”

A 70-year-old civil construction inspector similarly said: “Worker productivity is low, immigration has overwhelmed services and housing, corporations have no respect for workers no matter where or what the task. There will simply be too many people competing for jobs.”

“Companies see AI as a cheap way to lay off many workers and maximize their own profits — even though doing so will make their products worse,” said a 22-year-old barista. “Companies only care about money, not the workers that generate their revenue.”

Optimism about human adaptability

Not everyone was so gloomy. Many expressed optimism about AI and the human capacity to adapt and evolve.

“AI is not a replacement for humans,” said a 54-year-old community television producer, while emphasizing that rather than replace humans, AI “should allow humans to accomplish more at their jobs.”

Others shared this confidence, drawing parallels to other historical changes in technology. “The job market will adapt as needed,” speculated a 34-year-old service officer, “switching to different roles that match the current technology, just as we have done in the past.”

A 33-year-old project co-ordinator said: “I think people and jobs will adapt to utilize technology in the same way we adapted to the internet. I think the job market will change, but overall, we’re more likely to adapt than have high unemployment.”




Read more:
Generative AI can boost innovation – but only when humans are in control


Some reinforced the human relevance of work. “Regardless of the nature of the job, individuals will still need to train the younger generation” said a 32-year-old economist. “While we might not need data entry people anymore, we still need to understand how data entry works to hold upper-level positions — it can’t just be taken away from people completely.”

What this tells us

These findings show that, despite sensational headlines about AI and job loss, Canadian workers’ perceptions about the issue are complex.

It’s clear that the emotional landscape of work is filled with frustrations about corporate priorities and skepticism about whether workers will be protected. And yet, our survey found traces of resilience in the belief in the essential humanness of work.

Over the next one to five years, we’ll continue to track how this all plays out, and the ways that Canadian workers, business leaders and policymakers adapt and evolve to the ongoing changes brought by AI.

The Conversation

Scott Schieman receives funding from the Social Sciences and Humanities Research Council.

Alexander Wilson receives funding from the Social Sciences and Humanities Research Council.

ref. Will AI automation really kill jobs? A new survey finds Canadian workers are split on the answer – https://theconversation.com/will-ai-automation-really-kill-jobs-a-new-survey-finds-canadian-workers-are-split-on-the-answer-268649

La Constitution québécoise prétend vouloir protéger les femmes. La réalité est toute autre

Source: The Conversation – in French – By Naïma Hamrouni, Professeure agrégée de philosophie et titulaire de la Chaire de recherche du Canada en éthique féministe, Université du Québec à Trois-Rivières (UQTR)

Écoutez cet article en version audio générée par l’IA.

Le Québec pourrait bientôt inscrire le droit à l’avortement dans sa Constitution. Présenté au public comme un symbole fort pour l’égalité des sexes, ce geste risque paradoxalement de fragiliser l’accès réel des femmes à ce service, en plus de véhiculer une vision réductrice de la lutte féministe pour la justice reproductive.

Le 9 octobre dernier, le ministre de la Justice du gouvernement caquiste Simon Jolin-Barrette déposait le projet de Loi 1, visant à doter le Québec de sa propre Constitution. Présenté comme un geste d’affirmation nationale progressiste, visant à « définir la nation québécoise » et ses « valeurs sociales distinctes, dont l’égalité entre femmes et hommes », ce projet inclut deux dispositions touchant spécifiquement l’égalité des sexes.

Ce texte se concentre sur la disposition prévoyant l’inscription constitutionnelle du droit à l’avortement. À travers ce débat ouvert par le gouvernement, je propose, à titre de titulaire de la Chaire de recherche du Canada en éthique féministe à l’Université du Québec à Trois-Rivières, d’y voir une occasion rare de réfléchir collectivement – en incluant les Premiers peuples, grands oubliés de ce projet – à la perspective féministe que nous souhaitons voir structurer et inspirer notre projet de société.




À lire aussi :
Quand la Constitution québécoise ignore les peuples autochtones


Contre la constitutionnalisation de l’avortement

En 2023, la Coalition avenir Québec a tenté d’inscrire le droit à l’avortement dans la Charte des droits et libertés de la personne. De nombreux groupes de femmes, le Barreau du Québec ainsi que plus de 400 médecins, s’y sont alors opposés, craignant d’abord qu’en ciblant l’avortement comme un service de santé distinct des autres, on risquait de raviver la stigmatisation des femmes qui y ont recours.

Ils rappelaient surtout que l’enchâssement du droit à l’interruption volontaire de grossesse dans une loi constitutionnelle ouvrirait de facto la porte à sa contestation devant les tribunaux. Cela fragiliserait des acquis menacés par les vents conservateurs qui soufflent sur la province depuis le renversement, en 2022, de l’arrêt Roe v. Wade, qui, depuis 1973, accordait aux États-Uniennes le droit d’avorter dans tout le pays.

Comme pour la vasectomie ou la chirurgie de la hanche, il n’est pas nécessaire de constitutionnaliser l’accès à l’avortement, mieux protégé comme soin que comme droit. Rappelons qu’au Québec, comme ailleurs au Canada, l’avortement n’est pas un droit constitutionnel : il est entièrement décriminalisé depuis 1988, à la suite d’une décision de la Cour suprême ayant invalidé les restrictions du Code criminel – qui, depuis 1969, n’autorisait l’avortement que dans certaines circonstances exceptionnelles et sous des conditions très restrictives. Depuis, l’interruption volontaire de grossesse relève du réseau de la santé, et non de la Constitution.

En décembre 2023, la ministre responsable de la Condition féminine Martine Biron avait su écouter les groupes de femmes et faire marche arrière sur son projet de loi. Aujourd’hui, le gouvernement caquiste choisit de faire fi de leurs voix – tout en s’autoproclamant champion de l’égalité des sexes. Il voudrait délibérément mettre en péril la protection du droit à l’avortement qu’il ne s’y prendrait pas autrement.

Ce qui menace le droit à l’avortement

Les groupes de femmes et les chercheuses féministes n’ont jamais demandé la constitutionnalisation du droit à l’avortement, qu’elles ont même critiquée. Elles rappellent toutefois que l’accès réel à ce service reste entravé par des obstacles concrets : manque de services hors des grands centres, manque d’accès à la pilule abortive, délais d’attente longs, absence de congés payés, et manque d’investissement dans l’accompagnement de celles qui subissent violence ou contrôle de la part de leur partenaire.

Mais constitutionnaliser un droit à l’avortement est plus spectaculaire et politiquement payant. Ce geste qui frappe l’imaginaire citoyen dispense surtout de s’engager là où cela ferait une véritable différence pour les femmes. L’exercice réel de notre liberté reproductive dépend d’autres facteurs sur lesquels nos gouvernements ont un pouvoir d’agir : l’existence d’une clinique à distance raisonnable et l’accès rapide à une consultation dans une société féministe qui soutient et valorise les femmes et leur autonomie.

S’ajoutent aussi des facteurs socio-économiques et relationnels sur lesquels le gouvernement peut agir par l’éducation et les programmes sociaux : vivre une relation égalitaire et respectueuse, et avoir des moyens financiers permettant de réaliser ses projets reproductifs ou de quitter une relation toxique. La pauvreté, la crise du logement et la réduction des ressources pour femmes et enfants victimes de violence conjugale restent des enjeux féministes cruciaux, liés à la justice reproductive.

Au-delà de ces obstacles pratiques à la liberté reproductive, les féministes s’entendent pour dire que la principale menace à nos droits à l’heure actuelle est représentée par la montée des droites conservatrices. En ligne, ces mouvements tissent de nouvelles communautés réactionnaires, nourries par des discours natalistes, nostalgiques des rôles de genre traditionnels et d’une époque pure-laine fantasmée.

Vers une pleine justice reproductive

L’histoire classique du féminisme présente le droit à l’avortement comme un combat emblématique des années 1960. Mais ce récit est partiel. Il occulte les expériences des femmes autochtones, noires et racisées, des femmes vivant avec une déficience intellectuelle et de celles en situation de handicap, qui ont fait les frais des politiques génocidaires et eugénistes : stérilisations imposées, coercition reproductive, et retraits d’enfants, justifiés par des préjugés sur leur capacité à être mères.

Pour élargir la compréhension des droits reproductifs, la militante et cofondatrice du collectif SisterSong Loretta Ross – elle-même stérilisée sans consentement à l’âge de 23 ans –, a élaboré avec ses consœurs le concept de justice reproductive. Ancrée dans une compréhension intersectionnelle des oppressions (sexiste, mais aussi capacististe, raciste et coloniale), cette notion relie le droit de ne pas avoir d’enfants à celui d’en avoir, librement. Elle intègre également aux droits d’avorter et de mettre des enfants au monde, celui d’élever nos enfants dans la dignité, dans des conditions sociales qui soutiennent la valeur égale de leurs vies et des nôtres.


Déjà des milliers d’abonnés à l’infolettre de La Conversation. Et vous ? Abonnez-vous gratuitement à notre infolettre pour mieux comprendre les grands enjeux contemporains.


Dans cette perspective élargie, la justice reproductive implique donc bien davantage que la seule lutte pour l’accès à l’avortement. Elle conçoit comme indissociable de la liberté reproductive l’accès universel aux soins de santé, aux services sociaux et à une éducation de qualité. La justice reproductive implique aussi la lutte pour l’accès des femmes et de leurs enfants à un logement abordable et sain, à une alimentation nourrissante et suffisante, et à une vie libérée de la pauvreté et de la violence, qu’elle soit exercée au sein du foyer ou par l’État.

Autrement dit, en plus de fragiliser l’accès à l’avortement en ouvrant la porte à sa contestation devant les tribunaux, l’inscription de ce droit dans la Constitution refléterait une vision bien partielle de la lutte féministe pour la justice reproductive.

Prendre les droits des femmes au sérieux exige un leadership politique capable de dénoncer d’un même souffle les menaces au droit à l’avortement et les injustices issues des systèmes d’oppression qui limitent l’exercice réel de notre liberté reproductive. Sans un tel programme d’action féministe ambitieux, l’engagement de notre gouvernement pour l’égalité des sexes n’est qu’un vernis superficiel appliqué à un projet constitutionnel qui, fondamentalement, n’a rien de féministe.

La Conversation Canada

Naïma Hamrouni a reçu des financements du CRSH et du FRQSC.

ref. La Constitution québécoise prétend vouloir protéger les femmes. La réalité est toute autre – https://theconversation.com/la-constitution-quebecoise-pretend-vouloir-proteger-les-femmes-la-realite-est-toute-autre-265843

Quatre méthodes pour combattre la déprime hivernale, selon la science

Source: The Conversation – in French – By Gio Dolcecore, Assistant Professor, Social Work, Mount Royal University

À l’approche de l’hiver et avec la fin de l’heure d’été, beaucoup de gens se préparent à affronter des journées de plus en plus courtes, un temps de plus en plus froid, ainsi que la fameuse « déprime hivernale ». Ces changements saisonniers sont toutefois plus qu’un simple désagrément passager, car ils peuvent perturber l’énergie, l’humeur et les habitudes quotidiennes.

Le trouble affectif saisonnier (TAS) se caractérise par une intensification des symptômes dépressifs pendant les mois d’automne et d’hiver, tandis que la « déprime hivernale » désigne une baisse de l’humeur temporaire et est moins grave.

Au Canada, environ 15 % de la population souffre de déprime hivernale, et de 2 à 6 % de TAS. Bien que la cause exacte du TAS soit incertaine, il semblerait qu’il soit lié à la diminution de l’exposition à la lumière naturelle en automne et en hiver, ce qui peut perturber le rythme circadien.

Une faible luminosité affecte la chimie du cerveau en réduisant le taux de sérotonine, un neurotransmetteur qui régule l’humeur, le sommeil et l’appétit, tout en maintenant un taux élevé de mélatonine pendant la journée, ce qui entraîne somnolence et fatigue.

La bonne nouvelle, c’est qu’avec de la volonté et des pratiques fondées sur des preuves, il est possible de transformer l’hiver en une saison porteuse de sens, de liens sociaux et même de joie. À titre de travailleuse sociale et de thérapeute en santé mentale, je vous propose quatre approches qui, selon la recherche et ma pratique clinique, peuvent rendre les mois d’hiver plus agréables.




À lire aussi :
Déprime saisonnière : pourquoi les skieurs de fond ne la connaissent pas


1. Faire du temps son ami

L’hiver peut engendrer de l’apathie et de la démotivation. Cependant, il est possible d’y remédier en instaurant des routines.

Des recherches en psychologie comportementale montrent que des activités structurées, même simples, peuvent stimuler la motivation. Essayez de prévoir des rituels hebdomadaires, comme prendre un café avec un ami, aller à la bibliothèque ou regarder votre émission préférée, afin de vous donner des points d’ancrage lorsque vous avez des baisses d’énergie.

Accordez à votre temps le même soin que vous accordez à celui des autres et planifiez des moments de qualité pour vous-même.

Un autre outil utile est le « body doubling » (ou travail en parallèle), qui consiste à accomplir des tâches en même temps que quelqu’un d’autre, que ce soit en personne ou virtuellement. Cela peut signifier regarder le même film même si on n’est pas au même endroit, discuter au téléphone tout en pliant son linge ou travailler ensemble dans un café. Ces routines partagées favorisent le sentiment de responsabilité et renforcent les liens.

Les routines sociales structurées sont un élément de la thérapie cognitivo-comportementale, qu’on utilise pour traiter le TAS et la déprime hivernale, et qu’on considère comme efficace pour prévenir les rechutes dépressives.

2. On sort !

Lorsque la température baisse, il est tentant de rester à l’intérieur. Pourtant, passer un bref moment à l’extérieur dans le froid présente de réels avantages.

L’exposition à la lumière naturelle, même par temps couvert, permet de réguler les rythmes circadiens, d’améliorer la qualité du sommeil et de stabiliser l’humeur. Essayez de sortir au moins 10 minutes par jour. Que vous fassiez une marche rapide, du patinage ou que vous restiez dehors sans bouger, cela vous aidera à vous sentir mieux.

Si vous présentez des symptômes dépressifs, parlez-en à votre médecin pour savoir si la luminothérapie pourrait vous convenir. Des études cliniques ont montré qu’il s’agit de l’un des traitements les plus efficaces contre le TAS.

Essayez de voir la neige comme quelque chose d’attirant plutôt que comme un obstacle. Vous pouvez prévoir toutes sortes d’activités, comme des pique-niques hivernaux, des chasses au trésor avec des pommes de pin ou de la peinture sur neige, ou encore des activités plus calmes comme l’observation d’oiseaux, la photo ou la raquette. Si vous êtes du style à aimer l’adrénaline, les sports comme la planche à neige peuvent vous apporter des sensations fortes.

3. Des moments de joie

La joie est souvent perçue comme un trait de caractère ou une capacité innée, mais on peut la cultiver intentionnellement. Des gestes simples peuvent reprogrammer le cerveau petit à petit pour qu’il se tourne vers des états plus positifs.

Une façon de cultiver la joie consiste à trouver des activités qui favorisent ce que les chercheurs appellent le « flow », un terme qui décrit le fait d’être complètement absorbé par ce qu’on fait au point où tout le reste disparaît.

Cet état se produit lorsque le défi et les compétences sont en parfait équilibre, quand une activité est captivante sans être trop difficile au point qu’on se sente dépassé. Cela stimule les circuits émotionnels positifs du cerveau, renforçant ainsi les voies liées à l’attention, à la motivation et à la créativité. Les activités engendrant le flow ne sont pas les mêmes pour tout le monde : on peut penser aux casse-têtes, aux jeux vidéo, à la cuisine, au crochet, à la peinture ou à la poésie.


Déjà des milliers d’abonnés à l’infolettre de La Conversation. Et vous ? Abonnez-vous gratuitement à notre infolettre pour mieux comprendre les grands enjeux contemporains.


La joie peut être collective. Les rires partagés, le travail en parallèle ou les gestes d’hospitalité nous rappellent que la joie est plus grande lorsqu’elle est vécue en communauté. Un repas où chacun apporte un plat, une soirée au cinéma ou un simple coup de fil peuvent contrer l’isolement et faire de la joie une ressource renouvelable que l’on crée avec les autres.

4. Prendre le temps de s’arrêter

La pleine conscience et la méditation sont deux pratiques qui peuvent être intégrées à la vie quotidienne pour atténuer le stress et la dépression, améliorer l’attention et la régulation émotionnelle, et diminuer la rumination mentale.

La méditation est une technique qui permet de cultiver le calme, en utilisant entre autres la respiration profonde, tandis que la pleine conscience consiste à demeurer présent au quotidien, par exemple en savourant le goût de son café du matin. Il a été prouvé que ces deux pratiques accroissent la concentration, régulent les émotions et réduisent les pensées négatives répétitives.

Des études montrent qu’il suffit de dix minutes de pause par jour, en étant attentif à l’instant présent, pour diminuer considérablement le stress.

On recommande d’intégrer ces moments à la routine quotidienne, par exemple en prenant cinq respirations profondes dès le réveil, en faisant une pause après une séance de sport ou en restant assis en silence dans la voiture avant d’entrer chez soi. Les applications proposant de courtes méditations, des histoires pour dormir ou des rappels permettent de développer cette habitude.

Si on vit avec d’autres personnes, on peut prendre le temps de poser des questions comme : « Quel a été ton meilleur et ton pire moment de la journée ? », de manière à favoriser la réflexion et la gratitude. Ces petits rituels de respiration et d’introspection peuvent aider à prévenir la fatigue émotionnelle durant l’hiver.

L’hiver, une saison pour pratiquer

Au lieu de simplement survivre à l’hiver, on peut l’aborder comme une saison pour apprendre, s’adapter et renforcer sa résilience. Pour cela, on peut faire du temps son allié, rechercher l’émerveillement en plein air, cultiver la joie comme une compétence et trouver sa façon de pratiquer la méditation et la pleine conscience.

Ces stratégies ne feront pas disparaître les défis liés aux journées courtes et au temps froid, mais des études montrent qu’elles peuvent aider à atténuer leur impact sur l’humeur et le bien-être. En considérant délibérément l’hiver comme une période de croissance, on peut changer son état d’esprit et envisager cette saison comme une occasion de renouveau.

Le solstice d’hiver symbolise l’obscurité qui cède la place à la lumière. Célébrer le solstice en allumant des bougies, en se réunissant en communauté ou en prenant des résolutions pour les mois à venir peut transformer le jour le plus sombre de l’année en un moment de connexion, de renouveau et d’amour pour la saison hivernale.

La Conversation Canada

Gio Dolcecore ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Quatre méthodes pour combattre la déprime hivernale, selon la science – https://theconversation.com/quatre-methodes-pour-combattre-la-deprime-hivernale-selon-la-science-269767

La selección: hoy he sentido la llamada

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Claudia Lorenzo Rubiera, Editora de Cultura, The Conversation

Gracia Olayo y Belén Cuesta en un fotograma de _La llamada_, la adaptación cinematográfica de la obra de teatro de Javier Calvo y Javier Ambrossi. Apache Films

En los últimos años, hay tendencias culturales españolas que pasan irremediablemente por los Javis, directores de cine, televisión y escena. Una de ellas es la dedicada a tratar temas religiosos en obras literarias, musicales y cinematográficas, que parece estar, en 2025, en auge.

Pero no olvidemos que en 2013, en el vestíbulo del Teatro Lara madrileño, se puso en pie una obra sobre la historia de una adolescente, fan del reguetón y el electro latino, que en pleno campamento veraniego escuchaba la llamada de un Dios (católico) que se comunicaba con ella a través de canciones de Whitney Houston.

Lo que en el papel parecía una insolencia se convirtió, sobre el escenario, en una obra fresca, respetuosa y tierna que atrajo a la sala a miles de espectadores de todo tipo y condición. En 2017 los propios Javier Ambrossi y Javier Calvo dirigieron la adaptación cinematográfica.

No fueron los únicos que sintieron la llamada. La cantante Rigoberta Bandini estuvo girando durante un tiempo vestida con el uniforme del colegio teresiano al que había ido de niña (el mismo uniforme que llevaba esta que ahora escribe). Y en sus letras también se pueden encontrar referencias a la propia Teresa de Ávila y a las místicas en general.

Porque… ¿cómo no va a haber inspirado la rompedora y rebelde santa Teresa, una de las grandes autoras del Siglo de Oro español, el trabajo de múltiples creadoras posteriores a ella? Poco más de 60 años después de su muerte, irrumpió en México sor Juana Inés de la Cruz y, con ella, su defensa del derecho de la educación para las mujeres.

Porque entrar en un convento entonces no se percibía como la tragedia que algunos pueden ver ahora. En la Edad Media, por ejemplo, la clausura proporcionaba libertad para ejercer oficios creativos e instruirse sin depender de un hombre. La religiosa En, desde su monasterio en San Salvador de Tábara, Zamora, plasmó en las iluminaciones del Beato de Girona su forma extraordinaria de ver las revelaciones divinas y la historia de la humanidad.

Y después está Hildegarda. Hildegarda de Bingen hizo muchas cosas en la vida, entre ellas inventar la cerveza, lo cual merecería por sí solo un lugar en la historia. Pero ¿qué otra herencia nos ha dejado esta buena monja medieval? Pues, por ejemplo, describir el orgasmo masculino, el orgasmo femenino y defender el placer de las mujeres.

Por supuesto, con tanta rebeldía en los monasterios, los hombres intentaron limitar la capacidad de actuación de las señoras que vivían en clausura y en el siglo XVIII se intentó enseñar a ser “buena monja”. Sin embargo, las monjas, como las personas, son buenas o malas independientemente de lo que diga un cuadernillo. A veces, hasta se ponen a calcular y acaban ayudándonos a llenar el cielo de estrellas.

Ahora que se pone de moda volver a un monasterio para pensar, crear y alejarse del ruido, casi podemos darle la razón a las Hijas de Felipe. En su pódcast, además de citar constantemente a santa Teresa, defienden que todo lo que nos pasa ahora ya le pasó a alguien (probablemente a una monja) de los siglos XVI y XVII.

Así que sí, había vida (y religiosas) antes de Rosalía.

The Conversation

ref. La selección: hoy he sentido la llamada – https://theconversation.com/la-seleccion-hoy-he-sentido-la-llamada-269822

Reduced air pollution is making clouds reflect less sunlight

Source: The Conversation – Canada – By Knut von Salzen, Senior Research Scientist, Marine Cloud Brightening Research Program, University of Washington

Winter is setting in across the Northern Hemisphere, and with it, cold and cloudy winter days. Clouds play a vital role in the environment, providing rain but also reflecting sunlight before it reaches the Earth’s surface.

But between 2003 and 2022, clouds over the North Atlantic and Northeast Pacific became less reflective, allowing more sunlight to reach the ocean surface and causing sea surface temperatures to rise.

My colleagues and I recent conducted research that shows global efforts to improve air quality have unintentionally accelerated climate warming by modifying clouds.

While cleaner air has major health benefits, decreasing the amount of particulate pollution has also reduced the cooling effect of clouds, accelerating climate warming.

Dimming clouds and rising temperatures

Our study relied on two decades of satellite data to analyze the impacts of changes in particulate pollution and climate warming on the clouds. The data shows that low-level clouds in the Northern Hemisphere have dimmed rapidly since 2003.

In particular, cloud reflectivity over the North Atlantic and Northeast Pacific has fallen by nearly three per cent per decade. During the same period, sea surface temperatures rose about 0.4 C, intensifying marine heatwaves that have damaged ecosystems and fisheries.

We expected that climate warming from greenhouse gas increases would lead to a decrease in low clouds over the ocean. However, the observed changes were too large to be explained by this process or by natural climate variability, pointing to an additional cause of warming that many climate models underestimated.

The key factor turned out to be aerosols — tiny particles that act as seeds for cloud droplets. When there are fewer aerosols, clouds contain fewer but larger droplets. Those droplets reflect less sunlight and are more likely to rain out quickly, producing shorter-lived, darker clouds. This process weakens the cooling influence that low clouds have over marine areas.

The effect stems from two known mechanisms: the Twomey effect, where fewer aerosols make clouds less reflective, and the Albrecht effect, where larger droplets shorten cloud lifetime. Together, these changes reduce the planet’s overall reflectivity.

a cloudy sky above a rocky shoreline
View of an overcast sky from the coast near Ogunquit, Maine. With fewer aerosols in the air, clouds become less reflective, allowing more sunlight to reach the ocean surface.
(Unsplash/Logan Hughes)

A cleaner atmosphere, a warmer planet

Ultimately, our study exposes a paradox: cleaner air benefits human health while also revealing the full force of greenhouse-gas warming, which has historically been “masked” by the cooling effect of particulate pollution.

Sulfur dioxide (SO₂) emissions — the main source of sulfate aerosols — have fallen sharply as countries adopted stricter air-quality regulations. China’s SO₂ emissions alone dropped by about 16 million metric tonnes per decade since 2003, with similar reductions in the United States and Europe. Cleaner air means fewer aerosol particles available to form bright, reflective clouds.

Our study showed five to 10 per cent declines in cloud droplet concentrations, especially in regions where cloud brightness fell most. The close correspondence between reduced aerosols, larger droplet size and cloud dimming confirmed that cleaner air was driving regional warming.

We analyzed 24 Earth system models and found that most underestimated the magnitude and extent of observed cloud changes. Only models that accurately represented how aerosols affect clouds matched real-world observations, highlighting a major modelling weakness.

In our study, we separated the effects of particulate air-pollution cuts from cloud changes driven by general warming. The results showed that declining aerosols accounted for 69 per cent of the cloud reflectivity loss, while warming explained 31 per cent. Our simulations indicate that changes in cloud lifetime in response to having larger droplets (the Albrecht effect) proved more influential in the change in cloud droplet size itself (the Twomey effect).

Reduced cloud brightness in these ocean regions added about 0.15 watts per square metre (W/m²) per decade to Earth’s global energy imbalance, even though the regions cover only 14 per cent of the planet’s surface. Rising global CO₂ levels added roughly 0.31 W/m² per decade during the same time, meaning cleaner air produced nearly half as much additional warming as CO₂ itself in those areas.

This finding creates a policy challenge: air-quality improvements that save lives also remove a cooling shield that has been masking a significant portion of greenhouse-gas warming. Because aerosol emissions are projected to keep falling through mid-century, this “unmasking” could continue to contribute to faster rates of warming for decades.

Importance of continued observation

The satellites observing clouds and aerosols are nearing the end of their mission, with a phaseout expected in 2026. Long-term satellite monitoring proved essential for revealing the link between cleaner air, dimmer clouds and regional warming, and will continue to be essential for understanding future warming.

Our results suggest that many climate models may underestimate near-term regional warming as air particulate pollution declines. Improving the representation in models of how aerosols affect clouds and continuing global observations will be critical for more accurate projections.

Addressing the paradox of cleaner air uncovering hidden warming demands integrating air-quality and climate policy and accelerating the reduction of greenhouse gases — the only lasting way to cool the planet.

The Conversation

Knut von Salzen receives funding from the University of Washington’s Marine Cloud Brightening Research Program, which is funded by a consortium of individual and foundation donors. He is affiliated with the Climate Research Division of Environment and Climate Change Canada and the University of Victoria.

ref. Reduced air pollution is making clouds reflect less sunlight – https://theconversation.com/reduced-air-pollution-is-making-clouds-reflect-less-sunlight-269805

Don’t stress out about overeating during the holidays – a dietitian explains how a day of indulgence won’t harm your overall health

Source: The Conversation – USA (3) – By Bryn Beeder, Visiting Instructor in Kinesiology, Nutrition, and Health, Miami University

For many, holidays are synonymous with quality time and long-standing traditions. Typically laden with delicious foods, it’s not uncommon to eat more during the holidays than you usually would.

You likely know that feeling of being too stuffed – the point when you’re pleasantly satisfied one moment and uncomfortably full the next. On top of that physical discomfort can come extra helpings of guilt for eating more than you wanted or expected.

The physical and psychological pressure of holiday meals can be challenging. As a registered dietitian, I want to assure you that your body knows what to do with that extra food and drink, and that your overall health and well-being are defined by much more than a few days of indulgence. In fact, the experience of eating and sharing food may play a valuable role in creating lasting, positive memories of the holiday season.

Still, if you’ve ever wondered what’s happening inside your body after a big meal, you’re not alone. Understanding a bit about how digestion works can make the post-meal feelings a little less mysterious and a lot less stressful.

Slowing down digestion

Food is made up of three main macronutrients: carbohydrates, proteins and fats. Your gastrointestinal tract uses both mechanical and chemical processes to break down these nutrients into their simplest form so they can be absorbed and used for energy, repair and carrying out biological functions.

Person scooping a spoonful of peas from a table laden with Thanksgiving food
It’s common to eat more than you usually would during a holiday gathering.
The Good Brigade/DigitalVision via Getty Images

When you eat a large holiday meal, you will likely consume more of all the macronutrients than you usually would, in a shorter period of time. The larger quantity of food will require a bit more time to digest, meaning it will move more slowly along your GI tract.

Protein and fats also naturally take longer to break down. While more carbohydrate-rich foods, such as a granola bar or a glass of orange juice, give you a quick burst of energy, adding more protein- and fat-rich foods, such as eggs or chicken, to your meal provides energy that lasts longer.

In this case, the slower digestive process can actually be beneficial for steady energy and appetite control.

Physical discomfort

Rest assured, your digestive system will carry on no matter how big the meal. Rather, the question is how long digestion will take and whether that may cause some temporary discomfort along the way.

When you eat, your stomach stretches to accommodate the food you consumed. As the stomach works to pass food contents into the small intestine, there is an increased chance of heartburn – a backflow of acidic stomach contents that can cause a burning sensation in your chest or sour taste in your mouth. Extra food can also lead to stomach pain, nausea, gas and bloating, as well as a general sluggish feeling.

Person gripping stomach, stacked plates of mostly eaten food before them
Digesting a large meal can be uncomfortable.
seb_ra/iStock via Getty Images Plus

Even before the first bite, your body begins preparing for digestion. The first sight and smell of food increases your body’s production of saliva and stomach acid in anticipation of the work ahead.

When the workload is greater than usual, your body temporarily expends more energy to fuel the digestive process, both in breaking down macronutrients and in absorbing that fuel for use later. As a result, it is typical to feel more tired after a large meal.

To reduce the physical discomfort of digestion, try staying upright after a meal. While lying down may be tempting, it can increase stomach pain and the risk of heartburn. Give your body time and let gravity work in your favor by staying upright for at least two to three hours after eating. A 10- to 15-minute walk can also be beneficial to the digestive process, increasing stomach contractions and overall blood flow to the GI tract. This can in turn move food out of the stomach and into the small intestine more efficiently.

Moving past food guilt

One day of indulgence alone will not cause permanent weight gain or lasting changes to your physical health. But repeated patterns of food guilt can, over time, lead to an unhealthy relationship to food.

Beyond digestion, the way you think and talk about food can be just as important as how you feel after eating. Food does not have moral value, and yet it is easy to become caught in the habit of labeling foods as “good” or “bad.” This mindset often shows up during the holidays. Think about how often you hear yourself or others say, “I was good all morning so I can eat more tonight” or “I’m going to be bad and have the pie, too.” How you speak about food directly shapes how you feel about eating it and about yourself.

Three people sitting at a table eating and smiling at a dog asking for a bite
Food nourishes your body and your relationships.
Catherine Falls Commercial/Moment via Getty Images

Food can also bring positive emotions and good memories. When your body recognizes a strong emotion tied to a food smell, the emotional center of your brain – the amygdala – alerts the part of your brain that forms and stores long-term memories, your hippocampus. This explains why the smell of grandma’s pie can transport you to a vivid memory.

This holiday season, focus less on the calorie count and more on the company, the laughter, and the scents and flavors that make your traditions special. Eat the foods that bring you comfort and connection; you’re nourishing more than just your body.

The Conversation

Bryn Beeder does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. Don’t stress out about overeating during the holidays – a dietitian explains how a day of indulgence won’t harm your overall health – https://theconversation.com/dont-stress-out-about-overeating-during-the-holidays-a-dietitian-explains-how-a-day-of-indulgence-wont-harm-your-overall-health-269240

Comment la consommation précoce de pornographie affecte la sexualité des garçons et des filles

Source: The Conversation – in French – By Jose Daniel Rueda Estrada, Director programa Master Universitario Trabajo Social Sanitario, UOC – Universitat Oberta de Catalunya

Les écrans deviennent les premiers vecteurs d’éducation sexuelle des adolescents, exposant filles et garçons à des modèles de désir souvent violents et inégalitaires. Shutterstock

L’exposition des enfants et adolescents à la pornographie commence de plus en plus tôt, souvent avant l’âge de 10 ans, et façonne leur compréhension du désir, du consentement et des relations affectives. Elle influe sur la manière dont les jeunes apprennent à désirer, mais aussi sur celle dont les adolescentes apprennent à être désirées.


Le contact avec la pornographie se produit de plus en plus tôt. En Espagne par exemple, 20 % des adolescents ont accédé à ce type de contenu avant l’âge de 10 ans et plus de 90 % avant l’âge de 14 ans.

(En France, un rapport d’information du Sénat corrobore, en septembre 2022, ces tendances en dénombrant 1,1 million d’adolescents de 15 ans à 18 ans et 1,2 million d’enfants de moins de 15 ans sur 19 millions de visiteurs mensuels uniques de sites pornographiques, ndlr.)

Ces chiffres révèlent une enfance exposée trop tôt à des contenus qui façonnent leur manière de comprendre le désir, le consentement et les relations affectives. Dans un contexte où l’éducation sexuelle approfondie est pratiquement inexistante tant dans les familles qu’à l’école, Internet est devenu le professeur et la pornographie son programme.




À lire aussi :
La pornografía miente: por qué no sirve para aprender


Une enfance exposée trop tôt

Les recherches les plus récentes réalisées en Espagne situent le début de la consommation de pornographie entre les âges de 8 ans et 13 ans. Le téléphone portable est le principal dispositif d’accès : il permet une consommation privée, immédiate et difficile à surveiller par l’entourage adulte.

Cet accès continu est dépourvu des filtres familiaux et éducatifs qui pourraient servir d’éléments de protection.

Ce que voient les enfants

L’exposition précoce à des contenus sexuels explicites dans lesquels sont reproduites des attitudes de violence, de domination et de machisme, et la consommation comme pratique intégrée dans la socialisation numérique des adolescents ont pour conséquence que la violence physique, la coercition ou l’humiliation des femmes, loin d’être reconnues comme des agressions, sont interprétées comme des comportements sexuels normaux, voire souhaitables.

Ce sont des contenus et des attitudes qui renforcent les modèles de virilité fondés sur la domination et le rabaissement.

Certains chercheurs ont constaté que les vidéos les plus visionnées comprenaient des scènes de cheveux tirés, de gifles ou d’insultes, et même un viol collectif (avec plus de 225 millions de vues). D’autres recherches ont confirmé que la consommation régulière de pornographie violente est associée à des attitudes de domination et d’agression sexuelle : 100 % des études ont établi un lien entre la pornographie et la violence sexuelle, 80 % avec la violence psychologique et 66,7 % avec la violence physique.

En définitive, à l’adolescence, cette exposition façonne les premières expériences affectives et normalise l’idée selon laquelle le pouvoir, la soumission et la violence font partie du désir

Les filles face au miroir de la violence

Les adolescentes consultent également la pornographie, bien que dans une moindre mesure et dans un contexte marqué par la pression esthétique, les normes de genre et le besoin de validation externe, facteurs qui influencent la manière dont elles construisent leur désir et leur relation avec leur corps.

Cette consommation est souvent vécue avec un malaise ou une ambivalence émotionnelle, et est rarement partagée entre pairs.

La nouvelle pornographie numérique renforce la chosification des femmes, en les présentant comme des instruments du plaisir masculin. Des plateformes, telles qu’OnlyFans, poursuivent cette logique, en commercialisant le corps féminin sous le couvert d’une liberté apparente qui répond à la demande masculine.

Ainsi, les jeunes filles apprennent que la reconnaissance sociale dépend de leur capacité à s’exposer, ce qui génère une socialisation fondée sur l’autosexualisation et le capital érotique.

Cet apprentissage perpétue les injonctions à la soumission et consolide un modèle de désir fondé sur l’inégalité. En conséquence, la pornographie non seulement façonne la manière dont les hommes apprennent à désirer, mais aussi la manière dont les adolescentes apprennent à être désirées.

Une éducation qui arrive trop tard

L’absence d’une éducation sexuelle adéquate est l’un des facteurs qui contribuent le plus à la consommation précoce de pornographie.

Dans le domaine éducatif, il existe toujours un manque de programmes abordant les relations affectives et sexuelles avec sérieux, naturel et dans une approche fondée sur les droits et les valeurs, ce qui favorise l’intériorisation des contenus pornographiques.

De plus, les écoles en Espagne, mais aussi dans d’autres pays, manquent de ressources pour une éducation sexuelle complète et, dans les familles, le silence et le tabou prévalent souvent.

Face à ce manque de repères, la pornographie devient la principale source d’information, annulant des dimensions essentielles de la sexualité telles que l’affection, l’égalité et le respect.




À lire aussi :
Habilidades para gestionar los conflictos, clave en las parejas adolescentes


Éducation socio-affective et approche de genre

C’est pourquoi l’éducation socio-affective avec une approche de genre s’est avérée essentielle pour prévenir les effets de la consommation et promouvoir des relations égalitaires.

Intégrer une réflexion sur le consentement, le plaisir et la diversité permet de contrebalancer les messages de domination véhiculés par les écrans et de responsabiliser les adolescents à partir du respect mutuel.

Un défi pour la santé publique

La consommation de pornographie à l’adolescence constitue un problème émergent de santé publique. Ses effets transcendent l’individu et affectent le bien-être émotionnel, la socialisation et la construction des identités de genre, ce qui nécessite une approche préventive et globale de la part du système de santé.

De plus, il est prouvé que l’exposition précoce à des contenus sexuels explicites influence les comportements à risque, les addictions comportementales et la reproduction des inégalités de genre.

D’une question privée à un défi collectif

Les acteurs du travail social jouent un rôle clé en se positionnant entre le système de santé, la société et les familles. De cette position, les travailleurs sociaux peuvent détecter les conséquences psychosociales de la consommation (anxiété, isolement ou attitudes sexistes) et intervenir par des actions éducatives et d’accompagnement.

De même, le travailleur social en santé contribue à la conception de stratégies intersectorielles qui intègrent l’éducation affective et sexuelle dans les soins primaires et favorisent des relations saines dès le plus jeune âge. En fin de compte, accompagner les nouvelles générations vers une sexualité fondée sur l’empathie, le consentement et l’égalité est sa plus grande responsabilité.

La consommation de pornographie n’est plus une question privée, mais un défi collectif. Il ne s’agit pas d’un problème moral, mais d’un problème de santé et d’égalité. Si la pornographie enseigne à désirer avec violence, notre tâche est d’enseigner à désirer avec empathie. En ce sens, éduquer à l’égalité, à l’affection et au consentement n’est pas une option : c’est une urgence sociale.

The Conversation

Les auteurs ne travaillent pas, ne conseillent pas, ne possèdent pas de parts, ne reçoivent pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’ont déclaré aucune autre affiliation que leur organisme de recherche.

ref. Comment la consommation précoce de pornographie affecte la sexualité des garçons et des filles – https://theconversation.com/comment-la-consommation-precoce-de-pornographie-affecte-la-sexualite-des-garcons-et-des-filles-269638

Biodiversité alimentaire, microbiote et bien-être : la recherche explore les liens potentiels

Source: The Conversation – in French – By Émeline Roux, Maître de conférences en biochimie alimentaire

Une alimentation variée en termes de diversité d’espèces végétales consommées est essentielle à la santé pour son apport en fibres et en nutriments. La recherche s’intéresse à cette biodiversité alimentaire qui pourrait aussi se révéler précieuse pour le bien-être mental, notamment par l’entremise du microbiote intestinal.


L’industrialisation de l’agriculture et le développement de l’industrie agroalimentaire ont favorisé les monocultures induisant une baisse drastique de la biodiversité alimentaire, depuis le XXe siècle.

Actuellement, douze espèces végétales et cinq espèces animales fournissent 75 % des cultures alimentaires mondiales, selon l’organisation non gouvernementale World Wide Fund (WWF). Et trois espèces végétales sont produites majoritairement dans le monde : le maïs, le blé et le riz, malgré une estimation de plus de 7 000 (peut-être même 30 000) espèces végétales comestibles, rappelle l’Organisation des Nations unies pour l’alimentation et l’agriculture (FAO).

De l’intérêt de la biodiversité alimentaire pour le microbiote intestinal

Il est important de différencier la diversité alimentaire qui représente la consommation de grands groupes alimentaires comme les produits laitiers ou les fruits et les légumes… de la biodiversité alimentaire qui prend en compte chaque espèce biologique (animale et végétale) consommée par un individu.

Par exemple, si un individu mange des carottes, des poivrons et des artichauts, en termes de diversité alimentaire, un seul groupe – celui des légumes – sera comptabilisé, contre trois espèces en biodiversité alimentaire. Or, tous les légumes n’apportent pas les mêmes nutriments et molécules actives. La biodiversité alimentaire est donc importante pour couvrir tous nos besoins.

Une fois ingérés, les aliments impactent notre organisme, et ce, jusqu’au cerveau, notamment via le microbiote intestinal. Le microbiote intestinal représente l’ensemble des microorganismes (bactéries et autres) qui se trouvent dans le tube digestif, en particulier au niveau du côlon. Cela représente un écosystème complexe avec environ 10 000 milliards de microorganismes.

Un microbiote sain et équilibré est caractérisé par une grande diversité bactérienne et la présence de certaines espèces bactériennes. L’état de santé ou l’alimentation peuvent moduler la composition de notre microbiote en quelques jours. Par ailleurs, l’impact de l’alimentation pourrait, après plusieurs mois, se répercuter sur le bien-être mental.

Fibres, microbiote, neurotransmetteurs et bien-être mental

Parmi les molécules de notre alimentation, qui impactent de façon bénéfique notre microbiote, se trouvent les fibres végétales. Ces longues chaînes glucidiques ne sont pas hydrolysées par les enzymes humaines, mais constituent le substrat principal de bactéries importantes du microbiote. En dégradant les fibres, des métabolites sont produits par certaines bactéries (par exemple, Bifidobacterium, Lactobacillus, des espèces du phylum des Bacillota), dont les acides gras à chaîne courte (AGCC) : acétate, propionate et butyrate.

Le butyrate, en particulier, agit sur certains paramètres biologiques et pourrait exercer des effets bénéfiques sur la santé physique et mentale. En effet, le butyrate module la réponse immunitaire par stimulation des cellules immunitaires et exerce une action anti-inflammatoire en augmentant l’expression de certains gènes. Il permet également de diminuer la perméabilité de l’épithélium intestinal et donc de limiter le passage de molécules inflammatoires ou toxiques dans la circulation sanguine.

Par ailleurs, certains neurotransmetteurs comme la sérotonine, l’acide gamma-aminobutyrique (GABA) ou la dopamine sont synthétisés à partir de précurseurs apportés par l’alimentation.

L’augmentation de la concentration des précurseurs suivants aurait un impact positif sur le cerveau :

De l’intérêt de consommer davantage de fibres végétales

Il est recommandé de consommer de 25 grammes à 38 grammes de fibres quotidiennement, apportées via la consommation de végétaux (cf. tableau ci-après). Or la moyenne française en 2015 était inférieure à 18 grammes d’après une étude de Santé publique France.

On soulignera néanmoins que, lorsqu’on souhaite augmenter son apport en fibres, pour éviter les effets indésirables de leur fermentation dans le colon, il est conseillé de les réintroduire progressivement dans son alimentation au cours de plusieurs semaines.

Favoriser aussi un bon ratio oméga-3/oméga-6, vitamines, minéraux, etc.

Enfin, d’autres nutriments jouant un rôle important sur la santé mentale par une action directe sur le cerveau ont aussi une action indirecte en modulant le microbiote intestinal ou en étant précurseurs de métabolites bactériens ayant un effet au niveau du système nerveux central (qui inclut le cerveau).

Ainsi, un ratio équilibré oméga-3/oméga-6 (1 :4) exerce des effets bénéfiques sur le microbiote intestinal. Mais dans l’alimentation occidentale, le ratio est déséquilibré en faveur des oméga-6, ce qui engendre un état inflammatoire.

Les aliments les plus riches en oméga-3 sont issus de végétaux terrestres (l’huile de lin, de colza, etc.) et d’animaux marins (les poissons gras comme le saumon, le maquereau, le hareng, la sardine et l’anchois, etc.), explique l’Agence nationale de sécurité sanitaire (Anses). En revanche, l’huile de tournesol et de pépin de raisin sont très riches en oméga-6, participant ainsi au déséquilibre des apports.

Une alimentation riche en polyphénols (certaines épices, cacao, baies de couleur foncée, artichauts…) confère également des effets bénéfiques anti-inflammatoires via la modification du profil du microbiote intestinal.

Enfin, les vitamines ou minéraux participent aux fonctions de base de l’organisme.

Quels aliments apportent quelles classes de nutriments ?

Une alimentation biodiversifiée permet un apport complet de tous ces nutriments (cf. les recommandations sur le site de l’Anses et du Programme national nutrition santé [PNNS]). Des données existent sur la teneur moyenne en nutriments de ces aliments et leur saisonnalité (site Ciqual). Cependant, les aliments n’apportent pas tous les mêmes classes de nutriments.

Pour donner un exemple concret, un artichaut cuit contient assez de fibres (11 g/100 g) pour satisfaire les besoins journaliers, mais sera pauvre en vitamine C (moins de 0,5 mg/100 g), contrairement au brocoli cuit plus riche en vitamine C (90 mg/100 g), mais assez pauvre en fibre (2,4 g/100 g). Ainsi, la prise en compte de la biodiversité alimentaire est essentielle pour évaluer les apports totaux en ces différents nutriments.

Afin d’avoir un bon état de santé physique et mentale, il est recommandé de diversifier les sources alimentaires pour couvrir l’ensemble des besoins. Cependant, la disponibilité en aliments varie selon les saisons. Le tableau ci-dessous présente quelques propositions d’associations d’aliments de saison pour couvrir nos besoins quotidiens en fibres.

Exemples d’aliments de saison à consommer pour avoir un apport journalier suffisant en fibres totales (Sources : Ciqual et ministère de l’agriculture et de la souveraineté alimentaire)

L’impact des PFAS, pesticides et perturbateurs endocriniens à ne pas négliger

A contrario, l’organisme est impacté négativement par d’autres facteurs, comme l’exposome qui représente l’ensemble des expositions environnementales au cours de la vie.

Ainsi, les xénobiotiques (par exemple, les pesticides), qui impactent la croissance et le métabolisme des bactéries du microbiote intestinal, qui, en retour, peut bioaccumuler ou modifier chimiquement ces composés. Les aliments issus de l’agriculture biologique contiennent beaucoup moins de xénobiotiques et sont donc recommandés.

Enfin, l’utilisation d’ustensiles de cuisine en plastique ou en téflon, entre autres, peut notamment engendrer la libération de perturbateurs endocriniens ou de polluants persistants (comme les substances per- et polyfluroalkylées PFAS) qui vont se bioaccumuler dans les bactéries du microbiote intestinal. De ce fait, il est recommandé de limiter leur utilisation au profit d’autres matériaux alimentaires (inox, verre).

Différentes molécules et facteurs impactant le microbiote intestinal et susceptibles d’agir sur le bien-être mental

Adopter une alimentation variée est donc essentiel pour couvrir les besoins nutritionnels à l’échelle moléculaire, et cela impacte de manière bénéfique la santé physique mais aussi mentale, notamment via le microbiote.

Toutefois, il est important de prendre soin de son alimentation sans tomber dans une anxiété excessive, qui pourrait engendrer des troubles alimentaires et nuire finalement au bien-être global, la notion de plaisir restant essentielle dans l’alimentation.


Déborah Maurer Nappée (étudiante en master 2 Nutrition et sciences des aliments de l’Université de Rennes) a contribué à la rédaction de cet article.

The Conversation

ROUX Emeline a reçu un financement de la Fondation de l’Université de Rennes, chaire Aliments et bien-manger.

Gaëlle Boudry ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Biodiversité alimentaire, microbiote et bien-être : la recherche explore les liens potentiels – https://theconversation.com/biodiversite-alimentaire-microbiote-et-bien-etre-la-recherche-explore-les-liens-potentiels-268965