¿Está mi hijo hablando con un pederasta mientras juega en Roblox?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María Abellán Hernández, Profesora de Comunicación, Universidad de Murcia

La plataforma de videojuegos Roblox ha generado problemas de acoso sexual a menores. Roblox.

Las nuevas generaciones, especialmente los alfas –nacidos entre 2010 y 2024-2025–, socializan de manera diferente. Los videojuegos con un alto nivel de interacción son clave para las relaciones de estas generaciones digitales. Uno de los espacios con mayor interacción entre estos jóvenes es Roblox.

En este metaverso, aproximadamente el 60 % de los usuarios tienen entre 9 y 16 años. Y, con más de 80 millones de usuarios globales, solo en España, es el espacio digital preferido de los niños con edades comprendidas entre los 4 y 15 años. Esto lo convierte en un entorno especialmente sensible al acoso y la pederastia. En un momento de gran relevancia de las plataformas multijugador, ¿puede la inteligencia artificial garantizar interacciones saludables entre usuarios?

¿Qué es Roblox y qué problemas expone?

Roblox es una plataforma multijugador en que sus usuarios pueden crear objetos, construcciones, escenarios, personajes… Desde parkour a mazmorras, Roblox ofrece infinidad de posibilidades lúdicas amenizadas por interacciones entre pares. Sin embargo, esta plataforma ha sido noticia recientemente, por los peligros que acechan, más que por su posible valor para fomentar la diversidad y la creatividad.

Roblox es un “ecosistema online” donde los usuarios crean libremente experiencias en forma de minijuegos. Pero sus herramientas ofrecen también la posibilidad de crear entornos inseguros. Si no se regula adecuadamente, los contenidos inadecuados pueden ser consumidos por menores.

Por ejemplo, incluye juegos de condominio o condos, donde el contenido sexual se explicita mostrando avatares desnudos o simulando que practican sexo. Los condos consiguen eludir los sistemas de control de la plataforma porque son difundidos en otros espacios como Discord o TikTok. Además, habitualmente proponen entrar en casitas (condominio) con habitaciones y piscinas donde se esconde el alto contenido sexual.

Condos: el lado oscuro

El problema de los condos es que pueden ser espacios donde los depredadores sexuales acechen a los menores. Recientemente, el YouTuber Schelp –que ya había sido víctima de acoso en la plataforma– ha sido bloqueado en Roblox, a pesar de su lucha contra los depredadores sexuales en la plataforma.

El usuario de Roblox y YouTuber Schelp explica su batalla contra la pederastia en la plataforma.

Según Roblox, Schelp violó su política de privacidad al hacerse pasar por menor, invitando a los presuntos depredadores a otras plataformas. De esta manera, podía tener conversaciones sexualmente explícitas con ellos y dejarlos expuestos. Exactamente, la misma estrategia de interacción que estos emplean en Roblox.

El fenómeno del grooming

Allá donde haya jóvenes sin control aparente, pueden surgir riesgos de grooming o acoso online por parte de pederastas. La práctica del grooming consiste en que el adulto interactúa con el menor ganando su confianza. Entonces, le solicita imágenes, vídeos o interacciones sexuales que pueden llegar a encuentros físicos.

Aunque parece algo aislado, el fenómeno es más recurrente de lo que se piensa. Datos internacionales revelan que los acosadores (groomers) suelen ser personas socialmente adaptadas, con edad entre los 28 y 35 años. El impacto psicológico del grooming entre sus víctimas lo convierte en uno de los mayores riesgos que las plataformas encaran.

Control parental e inteligencia artificial

La mayoría de los juegos como Roblox tienen controles parentales que permiten limitar el chat con desconocidos. Pero esto no implica que se puede erradicar el riesgo al 100 %. Sin embargo, la empresa propietaria de la plataforma encuentra en estas fórmulas una manera de escabullir su responsabilidad. Es cierto que, si se siguen las recomendaciones de ciberseguridad, se puede disfrutar sin peligros. Más importante incluso es la alfabetización digital de menores y sus padres y educadores, para aprender a identificar y actuar ante los riesgos del grooming.

Otra herramienta que podría ser útil es la inteligencia artificial como aliada en la lucha contra el grooming. Ya existen aplicaciones con modelos de procesamiento del lenguaje y aprendizaje profundo que identifican expresiones de odio en redes sociales y en otros ámbitos digitales como medios de comunicación. En este sentido, destacan el proyecto HATEMEDIA, de la Universidad Internacional de La Rioja, y el trabajo del grupo SINAI, de la Universidad de Jaén, que se enfoca específicamente en expresiones ofensivas en X.

Bots vigilantes

Por otro lado, el avance en integración de modelos de aprendizaje automático en entornos de juego sugiere que los NPC –del inglés Non Player Character, personajes virtuales que actúan movidos por un sistema de inteligencia artificial– podrían servir para identificar prácticas inadecuadas. Esto ya ocurre en Alien: Isolation, donde el personaje del Xenomorfo “aprende” del comportamiento del jugador.

Por su parte, Meta anunció que incorporará su modelo de IA, Llama, a los NPC en su metaverso, Horizon Worlds. Y NVIDIA está trabajando en un desarrollo similar a partir del concepto de ‘Neo-NPC’. Esto nos llevará a hacernos nuevas preguntas: ¿cómo diferenciar si un avatar es una IA o un usuario humano? ¿Qué nivel de libre albedrío tendrán estos bots generativos en su integración con avatares virtuales? ¿Puede la IA integrada en bots y NPC ser una aliada para frenar el acoso en el mundo digital?

Mientras, Mo Gawdat, ex directivo de Google, vaticina que entramos en un período distópico que durará hasta 2027. Cuando la IA se haga con el control total de internet, las empresas desarrolladoras de estas plataformas estarán obligadas a un mayor grado de compromiso y responsabilidad.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. ¿Está mi hijo hablando con un pederasta mientras juega en Roblox? – https://theconversation.com/esta-mi-hijo-hablando-con-un-pederasta-mientras-juega-en-roblox-264600

El uso consciente de la tecnología nos abre las puertas del aprendizaje y la creatividad

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María del Mar Grandío Pérez, Profesora Titular de Universidad, Universidad de Murcia

En un contexto social donde la tecnología corre más rápido que nosotros, es importante saber qué hacer con ella para sacarle el máximo partido en nuestras vidas. Los últimos datos de consumo digital recabados por el Instituto Nacional de Estadística confirman el uso intensivo y generalizado de la tecnología por parte de la población española, consolidando su presencia en prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana, tanto a nivel personal en el hogar como a nivel social como herramienta comunicativa.

Datos recientes de nuestro estudio sobre bienestar digital con la Universidad Europea del Bienestar (EUNIWELL) corroboran esta tendencia de consumo intensivo también en Europa.

La tecnología facilita la vida de la población adulta europea en muchas facetas, tanto en el trabajo (con una percepción de mayor productividad y facilidad para la conciliación personal) como en el ámbito de las relaciones sociales. Sin embargo, también hemos observado efectos adversos como fatiga tecnológica, dificultad de desconexión o desconfianza hacia ciertos contenidos digitales, entre ellos los producidos por inteligencia artificial generativa.

Tecnología para desplegar la mejor versión de nosotros mismos

Utilizar la tecnología con un propósito consciente nos permite aprovecharla para nuestro desarrollo personal e integral. No se trata sólo de estar o no conectado, sino de que esa conexión, cuando sea necesaria, sea consciente y significativa para nosotros. De esta manera, cuidamos nuestro equilibrio personal, nuestras relaciones laborales y educativas o nuestras relaciones sociales. Utilizada de este modo, la tecnología nos ayuda a aprender, a cuidarnos y, por qué no, a desplegar la mejor versión de nosotros mismos.

Por ejemplo, realizar una videollamada con nuestros seres queridos o leer la prensa digital por la mañana puede considerarse un uso consciente y saludable de la tecnología, ya que nos permite afianzar lazos familiares o estar bien informados.

En contraste, un consumo no consciente se manifiesta cuando tomamos el móvil sin un motivo claro, como un tic inconsciente o por miedo a perdernos algo, fenómeno conocido como FOMO (por las siglas en inglés de Fear Of Missing Out: miedo a perderse algo).




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Este tipo de comportamiento está relacionado con las interrupciones tecnológicas diarias, que son distracciones frecuentes en nuestras acciones diarias provocadas por el uso constante de dispositivos digitales a lo largo del día. Estas interrupciones pueden afectar negativamente nuestra productividad, concentración, comunicación, bienestar general e incluso las relaciones sociales.

De esta manera, cuando nuestras conexiones tienen un momento y un propósito claro, dejamos de consumir de manera automática. Recuperamos las riendas de nuestro consumo tecnológico, nuestra consciencia deja de estar en “piloto automático” y estamos menos expuestos a la fatiga o la desconfianza. Podemos, así, sacar el máximo partido de la tecnología para nuestra autorrealización.




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En esta línea, las tecnologías pueden apoyar un aprendizaje formal en instituciones educativas y a través de cursos online. Pero resultan especialmente interesantes para aquellos que, aún no formando parte de una comunidad educativa reglada, las quieren utilizar de manera autodidacta para mejorar su formación personal. Rompiendo barreras geográficas y dejándose llevar por la cultura de la curiosidad, el autodidacta busca, practica y aprende.

El primer ejemplo de autoaprendizaje tecnológico lo vemos en el movimiento fandom. Los fans fueron los primeros en crear productos artísticos y culturales a partir de libros o películas, pero observamos ahora cómo esta práctica está muy extendida. Los booktubers y booktokers, por ejemplo, aprenden a hablar en público y a realizar análisis literarios de sus libros favoritos mientras manejan las redes sociales.

En YouTube también podemos ver ensayos audiovisuales o remezclas donde de manera autodidacta –jóvenes y no tan jóvenes– editan vídeos al mismo tiempo que ofrecen una aproximación crítica a la cultura popular.

El acceso al conocimiento experto se ha democratizado

Además, la tecnología nos puede ofrecer un aprendizaje para toda una vida, lleno de significado, que podamos compartir con aquellos que coinciden en nuestra pasión o motivación particular, aunque estén al otro lado del planeta, o especialmente por eso.

El acceso al conocimiento experto se ha democratizado: existen vídeos, pódcasts o newsletters que nos permiten ahondar en nuestros intereses y hobbies, en aquello que queremos aprender. De hecho, muchas grandes universidades como Harvard o el MIT ofrecen cursos gratuitos sobre multitud de temas. Es importante aquí saber elegir bien las fuentes, que sean autorizadas en cada materia. No guiarnos tanto por influencers, sino por personas que han logrado el reconocimiento de una comunidad y después un seguimiento masivo, y no al revés.




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La inteligencia artificial generativa también ofrece interesantes posibilidades de autoaprendizaje, así como de creación de contenido. A través de numerosas plataformas podemos resolver dudas al instante sobre cualquier cuestión. La IA nos permite, además, generar contenido digital como música o vídeos, o aprender un idioma con programas que simulan diálogos naturales y que nos ofrecen feedback instantáneo.

A diferencia de un buscador tradicional, que ofrece una lista de enlaces cuando se le hace una pregunta, la IA elabora una respuesta concreta con toda la información que encuentra disponible en internet indicando las fuentes de la información utilizadas. Esta transparencia en cuanto a las fuentes no garantiza la fiabilidad total de la información; por ejemplo, que esté actualizada. Sigue siendo fundamental desarrollar un pensamiento crítico al interpretar los contenidos generados por la IA.

Los niños tienen una actitud más crítica hacia la IA que los adultos

El fuerte impulso que la inteligencia artificial está dando a la educación autodidacta plantea también un gran reto: comprender su impacto en los procesos cognitivos y en la creatividad humana. En este sentido, recientes datos de The Alan Turing Institute revelan cómo los niños entre 9 y 12 años presentan una aproximación crítica más aguda hacia la IA que los adultos, incluyendo la consciencia sobre la posibilidad de errores y los sesgos en las decisiones algorítmicas.

Este dato sugiere que, cuando los niños entran en contacto con la inteligencia artificial desde edades tempranas, la pueden incorporar de forma natural en su manera de aproximarse al mundo y, en lugar de aceptarla pasivamente, tienden a cuestionar los resultados que les ofrecen. Esta actitud crítica es menor en adultos, que al mostrar una mayor confianza en la tecnología pueden ver reducida su capacidad para detectar errores o limitaciones.

De ahí la importancia de una educación específica en inteligencia artificial, lo que hoy se conoce como IA Literacy, tanto en edades tempranas como en adultos. Quienes aprendan a comprender, utilizar y relacionarse de forma crítica con la IA aprovecharán mejor sus posibilidades para el aprendizaje autónomo y el desarrollo integral como personas.

Sería interesante, por tanto, en aras del fomento del autoaprendizaje y el uso tecnológico hacia el bienestar, no acotar las posibilidades de los más jóvenes contando las horas que utilizan pantallas, sino centrarnos principalmente en que las usen de forma consciente y con un propósito claro para su autoconocimiento y crecimiento personal.

Tal vez así pongamos fin a muchos de los problemas que tiene la tecnología utilizada en modo automático.


La versión original de este artículo ha sido publicada en la revista Telos, de Fundación Telefónica.


The Conversation

María del Mar Grandío Pérez colabora con TELOS, la revista que edita Fundación Telefónica.

ref. El uso consciente de la tecnología nos abre las puertas del aprendizaje y la creatividad – https://theconversation.com/el-uso-consciente-de-la-tecnologia-nos-abre-las-puertas-del-aprendizaje-y-la-creatividad-264802

Cinco trucos basados en la ciencia para mantener los propósitos de comienzo de curso

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ana María Melendo Viñado, Personal Docente e Investigador en Educación, Universidad Camilo José Cela

shutterstock nicimbikije/Shutterstock

Para muchos, la vuelta de las vacaciones de verano, en septiembre en el hemisferio norte y en marzo en el sur, es el verdadero momento de “año nuevo”. Más que una simple vuelta al calendario, representa el regreso a la rutina tras una etapa de desconexión.

Durante el verano, las ciudades se vacían, cambian el ritmo y durante unos meses todo se vive de otra manera. Por eso, cuando llega la vuelta a las tareas habituales, nuestro cerebro hace clic. Con este clic nos referimos a una reactivación de la planificación, la organización, toma de decisiones y autocontrol, funciones ejecutivas clave en nuestro cerebro que se activan en momentos así.

¿Cómo se exterioriza esta activación? Con la necesidad de hacer listas de propósitos, apuntarnos a nuevas aventuras, descubrir nuevos hobbies, retomar la relación de amor-odio por el gimnasio, poner el despertador más pronto para tener esos diez minutos de meditación que dicen que van tan bien, y un largo etc. ¿Suena familiar? Muy parecido a los propósitos que hacemos 31 de diciembre y que tanto cuesta mantener.




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En este artículo explico cinco claves con base psicológica para aprovechar esa activación del cerebro para retomar o dar comienzo a nuevas rutinas.

1. Anclaje de hábitos

El anclaje de hábitos es una de las técnicas más efectivas para materializar nuestras buenas intenciones de forma sencilla y sostenible. Como propone el escritor James Clear en su libro Hábitos atómicos, se trata de vincular un nuevo hábito a uno que ya existe en nuestro día a día.

Veamos un ejemplo práctico: después de servirnos un café cada mañana, escribimos una lista con todas las tareas que queremos realizar durante el día, organizándolas por orden de prioridad. Aprovechamos la red neuronal ya existente de hábitos automáticos (como es ese café o te tan necesario cada mañana) para estructurar mentalmente la jornada y priorizar las tareas del día. Asociando una acción a la otra, reducimos la resistencia natural que nuestro cerebro presenta frente a los cambios.

2. Exigencia o compromiso público o social

Lo que los angloparlantes llaman “accountability” es una manera de obligarnos a rendir cuentas de lo que hemos prometido hacer. Hacer público un objetivo o compartirlo con otra persona aumenta significativamente la probabilidad de cumplirlo.

Veamos un ejemplo práctico: dos amigas deciden apuntarse a una media maratón. Ninguna de las dos tiene experiencia previa corriendo largas distancias, así que comienzan de cero. Su exigencia o compromiso social será compartir cada día la distancia recorrida, una captura de pantalla de la aplicación de running o una foto tras la carrera con un café y una tostada. Este compromiso compartido hace menos probable el abandono del proyecto.

3. Condicionamiento operante

También conocido como refuerzo positivo, el condicionamiento operante está basado en las teorías del psicólogo Burrhus Frederic Skinner. Es una técnica de modificación de la conducta que consiste en añadir una recompensa inmediata y significativa después de un comportamiento deseado. De esta manera, nos aseguramos de que el comportamiento se repita.

Veamos un ejemplo práctico: nos apuntamos a clases de inglés porque nos lo exige la empresa, pero la realidad es que detestamos el inglés: nos aburre, nos frustra y no nos motiva en absoluto. Pero, justo al salir de clase se publica un nuevo episodio del podcast de las Kardashian (y obvio que usan frases que acabamos de aprender en clase).

El episodio dura exactamente lo mismo que el trayecto a casa andando, así que la vuelta a casa se hace más llevadera y cada vez entendemos más el contexto, “you know…” Es decir, reforzamos el comportamiento deseado con una recompensa inmediata.

Lo mismo ocurre si nos damos el premio de ver un episodio de nuestra serie favorita cada vez que completamos un tema de examen. Aumentan las ganas de repetir ese hábito productivo.

4. Implementación de intenciones

La psicóloga alemana Gabriele Oettingen y su colega Peter Gollwitzer han impulsado y desarrollado este concepto. Consiste en especificar con precisión cuándo, dónde y cómo realizaremos una actividad concreta.

Supongamos que queremos comenzar a meditar como rutina diaria, pero no sabemos cómo hacerlo ni cuándo. Aplicando la técnica de implementación de intenciones establecemos que cada mañana, justo después de tomarnos el café, nos sentaremos junto a la ventana y meditaremos cinco minutos usando una app de meditación guiada los primeros días, hasta que sea un hábito. Así establecemos cuándo –después del café por la mañana–, dónde –en la silla junto a la ventana– y cómo –con una app de meditación guiada. La planificación de la actividad transforma la idea vaga en un plan específico y concreto.

5. Monitoreo y autorregistro

Esta técnica consiste en hacer un seguimiento consciente de un comportamiento. Viene de la psicología conductual y cognitivo-conductual cuyos impulsores, B. F. Skinner y Donald Meichenbaum, defienden que la conducta puede ser modificada eficazmente usando refuerzos positivos o negativos.

Sabemos que la mayoría de los días, entre el trabajo, el cansancio, otros hobbies y compromisos, no nos da tiempo de caminar tanto como quisierámos. Nos proponemos una meta diaria de 12 000 pasos y realizamos un autoregistro para automotivarnos. Entonces, podemos comenzar poniendo una alarma un poco más temprano por las mañanas, para salir de casa antes y caminar hasta una parada de autobús más lejana o ir parcialmente andando al trabajo.

Como siguiente paso, podemos fijar un recordatorio en el móvil para caminar después de cenar, tan solo 15 minutos diarios (cifra que podremos ir aumentando). Utilizando una app para registrar el número de pasos diarios, podemos incluso recibir una notificación cuando lleguemos a la meta deseada. Este seguimiento ayuda a concienciarnos y motivarnos generar conciencia y motivación.

De intención a hábito

Septiembre no es solo el regreso a la rutina, sino una oportunidad perfecta para reactivar nuestra planificación, compromiso y motivación. Ya sea con la lista de tareas después del café, compartiendo el selfie postcarrera, aficionándonos a las series en versión original, haciendo yoga o andando 12 000 pasos al día.

Tenemos a nuestro alcance herramientas científicamente respaldadas para construir la vida que deseamos. Lo importante es empezar, porque el cambio comienza con un pequeño paso y tu cerebro está listo para acompañarte en el camino.

The Conversation

Ana María Melendo Viñado no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cinco trucos basados en la ciencia para mantener los propósitos de comienzo de curso – https://theconversation.com/cinco-trucos-basados-en-la-ciencia-para-mantener-los-propositos-de-comienzo-de-curso-264819

Los grandes desafíos de la gestión forestal en España

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Luis Díaz Balteiro, Catedrático de Ordenación de Montes y Valoración Agraria, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)

Monte del Pinar de Almorox (Toledo). Luis Díaz Balteiro

Las trágicas noticias sobre los incendios que han asolado España en este verano han traído multitud de reflexiones y comentarios. En muchos de ellos se señalaba a la gestión forestal sostenible como un potencial freno a esta lacra. Pero ¿se conocen realmente los fundamentos y el contexto de lo que constituye la gestión forestal?

Desde los albores de la humanidad, hemos gestionado los bosques de acuerdo con sus objetivos y necesidades. Y tras muchos siglos y civilizaciones, esto nos ha llevado a la situación actual, donde tenemos en España unos montes que, en su inmensa mayoría, han sufrido la constante acción del hombre.

Entender primero cómo funcionan los sistemas forestales

Los sistemas forestales se caracterizan por ser un medio complejo, frágil, con ciclos vegetativos amplios. Además, proporcionan un amplio número de servicios ecosistémicos a la sociedad (beneficios que los ecosistemas nos ofrecen de forma gratuita), aunque con una rentabilidad comercial escasa.

Por otro lado, con independencia del caso considerado, ya sea un bosque, un cambio de uso de la tierra o la situación después de un incendio, los sistemas forestales necesitan planificar las actuaciones a realizar tanto en el tiempo (los horizontes pueden superar fácilmente la vida humana) como en el espacio. Y, como cualquier proyecto de ingeniería, están sujetas a una componente económica.




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En España sólo el 23,6 % de la superficie forestal presenta un plan de gestión, con diferencias apreciables entre las distintas comunidades autónomas. Sin embargo, es preciso recordar que más del 70 % de dicha superficie es privada y que, en muchas ocasiones, estas extensiones no alcanzan unas dimensiones mínimas que justifiquen un documento de planificación.

¿Qué define y caracteriza a la gestión forestal?

Forest Management, un libro norteamericano que es referente sobre el tema, menciona que “la gestión forestal implica el uso de los bosques para cumplir los objetivos del propietario y de la sociedad”. Este uso debe cumplir una condición básica: la persistencia del sistema forestal. Es decir, la planificación debe asegurar que la superficie forestal que se está explotando en la actualidad permanezca cubierta de árboles en el futuro.

La definición anterior engloba el término “sostenible”, ya que, aunque mucha gente lo desconoce, este concepto fue definido por primera vez en 1713 en un contexto forestal. Es decir, la gestión se plantea siempre como sostenible, atendiendo a los tres pilares clásicos del concepto: ecológico, económico y social, así como a los distintos servicios ecosistémicos ofertados por cada monte.

Requisitos administrativos para la ordenación de montes

La gestión forestal u ordenación de montes se manifiesta en España a través de un documento técnico donde se plantean decisiones a corto, medio y plazo. Esta planificación a nivel monte la realizan los técnicos forestales según diferentes normativas autonómicas, y los requisitos de cada documento de gestión varían según ciertas características, como el tamaño de la propiedad.

Con el fin de lograr resultados, se debe asegurar que se implemente lo planificado y que exista una supervisión en el futuro, con ciertas revisiones periódicas que permitan corregir situaciones no previstas o, simplemente, cambios en los objetivos iniciales de la gestión.

En este plan se proponen los trabajos a seguir en los próximos años, como pueden ser las intervenciones que se van a ejecutar con el fin, por ejemplo, de repoblar alguna zona o definir el momento en que se va a cortar la masa, lo que se conoce como el turno forestal. También se incluye el método de ordenación propuesto, y todas estas decisiones deben estar justificadas desde el punto de vista técnico y sujetas a revisiones constantes.

Por otro lado, existe una figura específica que aborda la gestión a un nivel más agregado que el de la propiedad, que es el comarcal. Se trata de los Planes de Ordenación de Recursos Forestales, con un éxito dispar desde su implantación entre provincias, y que podrían marcar pautas para promover una gestión a nivel de paisaje.




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Factores que una buena gestión forestal no debe pasar por alto

Además de la importancia de la selvicultura, el arte del cuidado de los bosques
con el fin de obtener una diversidad de bienes y servicios, conviene resaltar la necesidad de disponer de valoraciones de los diferentes servicios ecosistémicos presentes en cada monte.

Estas valoraciones no se pueden ceñir sólo a la producción de madera, sino que disponer de estimaciones homogéneas de aspectos como el carbono, la conservación de la biodiversidad, recreo, etc. son de gran ayuda para una correcta toma de decisiones.

Existen muchos actores o grupos sociales que se van a ver influenciados por las medidas que se propongan, sobre todo en montes de titularidad pública. Por eso resulta muy recomendable que dichas medidas recojan, en la medida de lo posible, sus demandas. Sin embargo, conviene resaltar que no existe ningún método aceptado universalmente para agregar las preferencias de dichos grupos sociales.




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Grandes desafíos ante escenarios complejos

La planificación forestal se vuelve imprescindible si se piensa que la edad de los sistemas forestales puede exceder, con facilidad, la vida media humana. Y conlleva una visión multidisciplinar, desde abordar el mayor número de servicios ecosistémicos posibles hasta recopilar múltiples informaciones necesarias para una correcta toma de decisiones. Al mismo tiempo debe ser flexible para responder a escenarios cambiantes, como el cambio climático, plagas, etc.

Todo lo anterior acarrea grandes desafíos. Además de los ya mencionados, el técnico rara vez puede ver los resultados de las medidas propuestas, y, como resulta fácil suponer, los objetivos de la propiedad y de la sociedad se pueden modificar en el tiempo. Por eso, no existe un método universal de gestión forestal que se pueda aplicar a todos los montes de España.

Son los técnicos forestales quienes deben diseñar la planificación en cada caso, atendiendo, entre otras cuestiones, las características de cada monte en particular, tal como ejerce un médico su trabajo: no hay una praxis homogénea y universal para todos los pacientes.

The Conversation

Luis Díaz Balteiro no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Los grandes desafíos de la gestión forestal en España – https://theconversation.com/los-grandes-desafios-de-la-gestion-forestal-en-espana-264099

Pérdida de visión y audición: la ‘pinza’ que precipita el deterioro de la salud en la vejez

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Humberto Yévenes Briones, Profesor en la Facultad de Medicina. Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública y Microbiología., Universidad Autónoma de Madrid

La discapacidad visual y la pérdida de audición son las dos limitaciones sensoriales más comunes en el mundo. Se estima que más de 2 200 millones de personas presentan algún grado de de la primera, mientras que más de 1 300 millones viven con pérdida de audición discapacitante. Son cifras que además, según las proyecciones, seguirán aumentando en los próximos años.

Al impacto en la calidad de vida hay que sumar el enorme costo social y económico que acarrean, pues limitan la participación plena en la educación, el empleo y la vida comunitaria.

Pero más allá de las dificultades cotidianas que generan, tanto la pérdida de visión como de audición parecen tener un efecto profundo sobre la salud general. Así, un equipo de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en colaboración con la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Harvard, acabamos de demostrar que cuando ambas limitaciones sensoriales se combinan, el riesgo de sufrir el síndrome de fragilidad se duplica.

La lenta gestación de un síndrome debilitante

La fragilidad es un síndrome geriátrico caracterizado por una pérdida progresiva de energía, fuerza y capacidad de adaptación. Sus consecuencias son graves: hospitalizaciones más largas, mayor dependencia en las actividades diarias, riesgo de caídas y una mortalidad prematura. A todo ello se añaden importantes costes para las familias y el sistema sanitario.

En los últimos años, la investigación ha mostrado que este deterioro no surge de un día para otro, sino que se va gestando a lo largo de la vida adulta. Por eso resulta clave identificar factores de riesgo tempranos.

De hecho, la fragilidad se asocia con múltiples desencadenantes, que abarcan dimensiones biológicas, sociales y de estilo de vida: la edad avanzada, el bajo índice de masa corporal, tener sexo femenino, la desnutrición, los niveles reducidos de vitamina D, la polifarmacia (el consumo de múltiples medicamentos simultáneamente), el tabaquismo, el consumo de alcohol, la inactividad física, la soledad… Pero, hasta el momento, los factores sensoriales no habían sido estudiados en detalle.

Lo que revela el estudio

Nuestro trabajo, publicado en la revista Aging and Disease, analizó datos de 105 406 personas de entre 39 y 72 años de la base de datos británica UK Biobank. La visión se evaluó con pruebas de agudeza visual, y la audición, mediante un test de reconocimiento de dígitos en ruido.

Los resultados fueron claros:

• La pérdida de visión aumentó en un 50 % la probabilidad de sufrir fragilidad.

• La pérdida auditiva elevó ese riesgo en un 30 % (para casos leves) y hasta un 80 % (para los más graves).

• Pero la combinación de ambas discapacidades sensoriales duplicó el riesgo frente a quienes no presentaban ninguna.

Más allá de los números: ¿por qué ocurre esto?

Mientras que la pérdida de visión limita la movilidad y aumenta el riesgo de caídas, la de audición dificulta la comunicación y puede favorecer la soledad. Ambas reducen la actividad física y la vida social, dos pilares fundamentales para un envejecimiento saludable.

Además, la relación apunta a posibles mecanismos biológicos comunes, como la inflamación crónica y la disfunción celular, procesos que también están detrás del envejecimiento acelerado.

¿Qué podemos hacer?

La evaluación de la visión y la audición puede ser una herramienta clave para detectar a las personas con mayor riesgo de fragilidad antes de que esta se manifieste clínicamente.

El mensaje es claro: no debemos resignarnos a la pérdida sensorial como un destino inevitable. Revisiones periódicas, el uso de gafas o audífonos cuando son necesarios y el fomento de la actividad física y social pueden marcar la diferencia.

Se necesitan más estudios longitudinales y ensayos clínicos para confirmar esta relación y diseñar intervenciones preventivas, pero lo que ya sabemos invita a replantear la forma de abordar el envejecimiento: no basta con tratar enfermedades, hay que cuidar también de nuestros sentidos.

Por ello, es necesario impulsar investigaciones poblacionales de mayor calidad que incorporen medidas objetivas tanto de audición como de visión. Asimismo, resulta clave incluir la participación de especialistas en epidemiología, salud pública y políticas públicas. Como sociedad, debemos fortalecer la investigación y la defensa de políticas que mejoren el acceso y la equidad en la atención, especialmente en el ámbito de la discapacidad visual y auditiva.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Pérdida de visión y audición: la ‘pinza’ que precipita el deterioro de la salud en la vejez – https://theconversation.com/perdida-de-vision-y-audicion-la-pinza-que-precipita-el-deterioro-de-la-salud-en-la-vejez-265000

Siete virus que pueden causar cáncer

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de Salamanca

Ilustración 3D de células cancerosas Aunt Spray/Shutterstock

Uno de cada cinco cánceres malignos en humanos están directamente vinculados a infecciones microbianas provocadas por bacterias, parásitos y virus. ¿Por qué?, se preguntará. ¿Qué tienen que ver los microbios con el desarrollo de cáncer?

Para empezar, algunas bacterias pueden producir toxinas, enzimas y otras moléculas que alteran las funciones celulares normales, interfieren en el control del ciclo celular y alteran la respuesta inmunitaria del huésped, lo que contribuye a la aparición y progresión del cáncer. Por ejemplo, el 89 % de todos los cánceres gástricos se atribuyen a la infección por la bacteria Helicobacter pylori, y es sabido que la erradicación de esta infección reduce la incidencia del tumor.

En cuanto a los virus, son capaces de insertar su material genético en las células huésped, lo que puede provocar un crecimiento celular descontrolado y causar inflamación crónica que daña el ADN y promueve el desarrollo del cáncer. Es el caso de virus oncogénicos como el del herpes humano 8 (VHH-8), el poliomavirus de células de Merkel (MCPyV), el virus linfotrópico de células T humanas tipo 1 (HTLV-1), el virus de Epstein-Barr (VEB), los virus de la hepatitis B (VHB) y C (VHC) y el virus del papiloma Humano (VPH).

Sarcoma de Kaposi y herpes

El herpes humano 8 (VHH-8) es el principal responsable del sarcoma de Kaposi, que afecta a la piel, los ganglios linfáticos, el revestimiento de la boca, la nariz y la garganta y otros tejidos del cuerpo. La transmisión del HHV-8 a través de la saliva y secreciones genitales parecen ser la ruta principal de infección.

Las personas con un sistema inmunitario comprometido tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades asociadas al VHH-8. Realizar sexo sin protección aumenta las posibilidades de contraer el virus.

Cuando el cambio en la forma o color de un lunar es mala señal

En cuanto al poliomavirus de células de Merkel (MCPyV), se ha relacionado con el carcinoma de células de Merkel, un cáncer de piel poco común y agresivo.

En los últimos años, la incidencia de esta afección ha aumentado significativamente. Las zonas más frecuentes de aparición del tumor primario de carcinoma de células de Merkel son el rostro, la cabeza y el cuello, seguidas de los miembros superiores y los hombros.

Una de las medidas profilácticas más eficaces para prevenir la aparición del carcinoma de células de Merkel consiste en reducir la exposición al sol, evitar las horas de mayor radiación ultravioleta y utilizar protector solar.

La detección temprana es clave para un tratamiento exitoso, por lo que es aconsejable consultar a un médico si se manifiesta algún cambio en el tamaño, forma o color de un lunar o protuberancia.

Un virus que causa leucemias

El virus linfotrópico de células T humanas tipo 1 (HTLV-1) es el primer retrovirus humano descrito y el agente etiológico de la leucemia de células T adultas, una forma muy grave de cáncer. El linfoma/leucemia linfoblástico de células T, que puede ser considerado como un linfoma o un tipo de leucemia linfoblástica aguda, representa el 1 % de todos los linfomas y suele ser más común en adolescentes o adultos jóvenes.

Las personas diagnosticadas con infección por HTLV-1 deben saber que dura toda la vida y que no deben donar sangre, semen ni otros tejidos. La detección obligatoria de anticuerpos contra HTLV-1 para todas las donaciones de sangre ha sido implementada en 23 países.

Cáncer después de la mononucleosis

El virus de Epstein-Barr (VEB) causa mononucleosis infecciosa y está relacionado con varios tipos de cáncer, como el linfoma de Burkitt, el linfoma de Hodgkin y el carcinoma nasofaríngeo, entre otros. A pesar de que la mayoría de la población está infectada por el virus de Epstein-Barr (VEB), solo una pequeña fracción desarrolla tumores relacionados con él. Esto sugiere que se requieren factores adicionales para el desarrollo del cáncer.

Investigaciones recientes indican que la exposición a agentes como el tabaco, los contaminantes, los químicos en alimentos y los pesticidas, podrían estar involucrados en estos cánceres asociados al VEB.

De hepatitis a cáncer de hígado

Los virus de las hepatitis B (VHB) y C (VHC) causan hepatitis crónica, una inflamación del hígado que puede derivar en cirrosis y, eventualmente, en cáncer de hígado (carcinoma hepatocelular).

La infección por el virus de la hepatitis B (VHB) es el factor de riesgo más destacado para desarrollar carcinoma hepatocelular: origina el 50 % de los casos. La vacunación contra el VHB y el tratamiento de la hepatitis C son cruciales para prevenir este tipo de cáncer.

Los cálculos estiman que la vacuna contra la hepatitis B prevendrá 38 millones de muertes a lo largo de la vida de personas nacidas entre los años 2000 y 2030 en 98 países de ingresos bajos y medianos.

Si tiene hepatitis B, es crucial llevar un estilo de vida saludable para evitar que la enfermedad empeore. Esto incluye evitar el alcohol y las drogas, descansar lo suficiente, comer una dieta equilibrada rica en frutas y verduras, y hacer ejercicio regularmente.

Además, es importante someterse a chequeos médicos periódicos para vigilar el virus y la salud del hígado, seguir las indicaciones de los especialistas y consultar al médico antes de tomar cualquier medicamento de venta libre.

El virus del papiloma humano provoca el 5 % de los cánceres

El virus del papiloma humano (VPH) está asociado a casi todos los casos de cáncer de cuello uterino. También es responsable de la mayoría de los cánceres de ano, pene, vulva, vagina y una gran proporción de los cánceres de boca y garganta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 5 % de los cánceres están provocados por infecciones del virus del papiloma humano.

La vacunación contra el VPH es una de las estrategias de prevención más importantes y efectivas para reducir la incidencia de varios tipos de cánceres y verrugas genitales. Por ejemplo, numerosos estudios han demostrado que esta inmunización tiene una eficacia de hasta el 95 % en la prevención de lesiones precancerosas del cuello uterino relacionadas con diversos tipos de VPH. La pauta de vacunación a partir de los 12 años es de 2 dosis con una separación de al menos 5-6 meses.

Por suerte, investigadores de Mass General Brigham (EE. UU.) han desarrollado HPV-DeepSeek, un análisis de sangre innovador y experimental que utiliza inteligencia artificial y secuenciación del genoma completo del VPH para detectar el cáncer de cabeza y cuello asociado al VPH hasta diez años antes de que aparezcan los síntomas. Esta prueba, aún en fase experimental, promete mejorar el pronóstico de los pacientes al permitir un tratamiento más temprano y menos intrusivo.

Comprender el papel, la forma de transmisión y el modo de acción de los virus cancerígenos es fundamental para establecer medidas de prevención que disminuyan el impacto social, económico y sanitario que causan estos agentes patógenos.

The Conversation

Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Siete virus que pueden causar cáncer – https://theconversation.com/siete-virus-que-pueden-causar-cancer-265207

La selección: ‘The September Issue’

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Claudia Lorenzo Rubiera, Editora de Cultura, The Conversation

Xeniia X/Shutterstock

No sé si ustedes lo han hecho en alguna ocasión, lo de acabar el verano rodeados de un verdadero zafarrancho de revistas de moda, en un momento en el que pasan de ser publicaciones normales a convertirse en enciclopedias de las colecciones de otoño e invierno. Yo sí, y desde luego no soy la única.

Que el primer mes de otoño es crucial para la industria textil lo demuestra el documental The September Issue, que relata la edición del número de Vogue más importante del año. Y no es porque todo el planeta se ponga a comprar las prendas que salen en las revistas –solo hay una minoría que se lo puede permitir–. La verdadera razón es que las tiendas asequibles que renuevan temporada beben de las tendencias que han marcado anteriormente quienes desfilan en las grandes pasarelas. Ya lo decía El diablo viste de Prada, que si Óscar de la Renta decide desfilar con ropa azul cerúleo, los grandes almacenes acabarán ofreciéndonos jerséis de ese color. El público compra Vogue para acabar yendo a Zara a adquirir algo parecido a lo que ha visto en sus páginas.

Porque no hace falta que Meryl Streep nos aleccione vestida de punta en blanco –aunque siempre es bienvenida– para que sepamos que la moda, esencial para definirnos en sociedad, es una industria multimillonaria. Que se lo digan al bolso Birkin por el que se han pagado recientemente ocho millones y medio de euros. No, ya sabemos que es un mundo que mueve millones. Precisamente por su poder de convocatoria es tan lamentable que la maquinaria textil siga siendo sexista desde la infancia.

Pero fijémonos en lo que sí conseguimos a través de la ropa. Porque a pesar de que, efectivamente, lo que vestimos no es una elección completamente libre, dentro del margen que tenemos utilizamos lo que llevamos para mostrar quiénes somos. Las camisetas con mensajes reivindicativos no se han hecho populares solo porque sí, sino porque nos dicen quién las lleva puestas.

Además, desde la prehistoria también queda patente que no solo la practicidad o la identidad influyen en las prendas y accesorios que utilizamos. Somos, después de todo, esclavos de la belleza. Y queremos algo que, además de fácil de poner y cómodo de llevar, nos quede bien. La moda es una capa que empleamos para vernos, entre otras cosas, mejor.

Por eso las lágrimas de respuesta a la noticia del fallecimiento del diseñador italiano Giorgio Armani la semana pasada no eran por su talento como hombre de negocios –aunque lo poseía–. Los lamentos hacían referencia a la desaparición de su pericia artística, de su forma de crear prendas elegantes, atemporales y bonitas y del impacto que su obra había tenido en todo el mundo.

Que sí, que se llevan ahora las camisetas de equipos de fútbol y bienvenida sea la moda que sea si hace feliz a quien la lleva.

Pero yo, si alguna vez pudiese llevar un diseño de alta costura, querría vestir un Armani. Aunque, ya puestos, tampoco me importaría llevar un Balenciaga.

The Conversation

ref. La selección: ‘The September Issue’ – https://theconversation.com/la-seleccion-the-september-issue-264925

Andersen en Cádiz: entre el asombro y la decepción

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Yolanda Romero-Vallejo, Investigadora Predoctoral FPU del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura, Universidad de Cádiz

Vista de Cádiz desde la torre Tavira captada por Juan Laurent en el siglo XIX. Wikimedia Commons

Cuando el escritor Hans Christian Andersen llegó a Cádiz en noviembre de 1862, lo hizo con una maleta cargada de ilusiones y con el convencimiento de que, por fin, conocería el país de sus sueños. Durante décadas, España había sido para él un territorio mítico, escenario de lecturas románticas y recuerdos de infancia.

Portada del libro Viaje por España.

Alianza Editorial

Pero la realidad no siempre se parece a la fantasía. Tras pasear por las calles blancas y soleadas de la ciudad, el autor de La sirenita y El patito feo dejó escrito en su Viaje por España que “Cádiz no iba a agradarnos”. Un comentario breve, casi seco, que encierra toda una decepción: la distancia entre la Andalucía romántica de los libros y una ciudad portuaria elegante, sí, pero a sus ojos bastante anodina.

España, el destino soñado de los románticos

A mediados del siglo XIX, España era el gran destino exótico para viajeros europeos. Las ruinas de Al-Ándalus, las leyendas moriscas, la cercanía de Gibraltar y el atractivo de gitanos y bandoleros alimentaban el imaginario romántico. Andalucía, en particular, combinaba misterio, monumentalidad y un aire orientalista irresistible.

Por ella pasaron figuras de renombre que contribuyeron a fijar una Andalucía literaria, mezcla de realidad y fantasía. Entre ellos, el poeta británico Lord Byron, los escritores galos Théophile Gautier –con su Viaje por España (1840)–, Prosper Mérimée y Alejandro Dumas –con De París a Cádiz (1847)–, el autor estadounidense Washington Irving y sus Cuentos de la Alhambra, y el artista francés Gustave Doré, que ilustró su propio periplo por el país.

Andersen y su obsesión con España

El caso de Andersen fue especial. De niño convivió en su ciudad natal, Odense, con soldados españoles que habían luchado contra Napoleón. Aquellos hombres valientes de carácter bondadoso le dejaron un recuerdo imborrable: uno de ellos llegó a regalarle una medalla de plata. Décadas después, Andersen confesaba que ese momento marcó su infancia y de ahí nació su famoso cuento titulado El soldadito de plomo.

Esa huella se mezcló con años de lecturas románticas hasta convertir a España en su gran obsesión. Antes de poner un pie en la península ya había escrito sobre ella, con más entusiasmo que rigor. No pudo cumplir su sueño hasta 1862, cuando, a los 58 años y tras haber publicado cuentos tan célebres como La sirenita, El traje nuevo del emperador o La reina de las nieves, se lanzó a recorrer el país.

Un viaje lleno de desencantos

Fotografía virada a sepia de un hombre con abrigo, chistera y bastón.
Fotografía de Hans Christian Andersen hecha por Theodor Collin en 1862.
Wikimedia Commons

El itinerario de Andersen siguió la estela de tantos viajeros románticos. En Barcelona se entusiasmó con la vitalidad de los cafés, “más lujosos que los parisinos”. En Málaga declaró que le gustaría ser enterrado allí, si fallecía durante el viaje. En Granada pasó tres semanas, fascinado por la Alhambra pero sumido en una extraña melancolía.

Sevilla le pareció encantadora por su aire de “ciudad mora” y la belleza de sus mujeres. Madrid, en cambio, le resultó indigna como capital, y Toledo lo recibió en pleno invierno con un frío que lo empujó al desánimo. Tras recorrer San Sebastián, cerró un viaje que no cumplió las expectativas de toda una vida.

Cádiz: limpia, blanca… y aburrida

El 11 de noviembre de 1862, Andersen llegó a Cádiz desde Tánger y se alojó en La Fonda de París, hoy Hotel Las Cortes, que conserva una placa en su memoria. Se encontró con una ciudad con fachadas relucientes, banderas ondeando en los balcones y el bullicio del puerto. La Alameda, con sus palmeras y vistas al mar, le pareció hermosa.

Sin embargo, su entusiasmo se desinfló pronto. Se quejó de la ausencia de museos o ruinas que alimentaran su imaginación romántica. Tampoco le inspiraron los alrededores: describió los llanos interminables de salinas y las pirámides de sal que se alzaban sobre la costa como un paisaje monótono, sin el dramatismo montañoso que tanto entusiasmaba a los viajeros románticos en otros puntos de Andalucía. Cádiz, concluyó, parecía más una ciudad de comerciantes que un escenario de aventuras. Comparó la ciudad con una urbe “vestida de domingo, ¡pero aburrida, Dios mío!”. Y concluyó, con cierta ironía: “Bueno, no pienso tan mal de Cádiz como he dicho”.

No todo fueron críticas. Andersen disfrutó del casino, elegante y lleno de prensa extranjera, y anotó la vitalidad de las mujeres gaditanas. Pero sentenció que “el forastero no la ve” como materia de novela.

Fotografía de un paseo arbolado al lado del malecón.
La Alameda de Cádiz, en una fotografía hecha por Juan Laurent en el siglo XIX.
Wikimedia Commons

Un hombre triste en la tierra de la alegría

Hoy, de aquel paso breve por Cádiz quedan algunos ecos: el recuerdo en el Hotel Las Cortes, un concurso literario que lo homenajea y, sobre todo, las páginas de su Viaje por España. Allí se percibe a un Andersen que, pese a ser uno de los grandes renovadores de la literatura infantil y juvenil, fue incapaz de encontrar inspiración en la ciudad blanca del mar abierto.

En Cádiz, Andersen confesó con desencanto: “España, hasta el momento, no me había inspirado un solo cuento”. Quizá el contraste entre sus expectativas románticas y la realidad cotidiana de una ciudad mercantil explique esa decepción. O quizá, como él mismo escribió, “la culpa fuese mía, o puede que de la ciudad en sí”.

Sea como fuere, el breve paso de Andersen por Cádiz nos recuerda algo esencial: los lugares que habitan en la imaginación rara vez coinciden con los que encontramos al recorrer sus calles. Y a veces, incluso los grandes cuentistas descubren que no siempre hay un relato que contar.

The Conversation

Yolanda Romero-Vallejo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Andersen en Cádiz: entre el asombro y la decepción – https://theconversation.com/andersen-en-cadiz-entre-el-asombro-y-la-decepcion-264316

Psicogeografía: los mapas de nuestras emociones

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Carlos Ferrás Sexto, Catedrático de Geografía Humana, Universidade de Santiago de Compostela

Mapa de una vista aérea de la ciudad de Nueva York con determinados lugares destacados. Rawpixel.com/Shutterstock

¿Alguna vez ha cartografiado mentalmente las calles que hay entre su hogar y su trabajo, haciendo énfasis en estos dos lugares sin visualizar todo lo que existe en medio? ¿O entre su piso y su cafetería favorita? Parece que, en nuestra cabeza, entre las localizaciones que nos interesan no existe la distancia… o al menos no tanta como realmente hay.

Las personas tendemos a representar el espacio de forma topológica, es decir, buscando cómo se organizan y se relacionan los lugares que conocemos y habitamos. Llamamos mapas mentales (o mapas psicogeográficos) a esas representaciones gráficas subjetivas del espacio vivido, que permiten una interpretación libre del paisaje en relación con las emociones.

Cómo nos vemos en el espacio

Ejemplo de mapa psicogeográfico dibujado por una chica de 12 años.
Ejemplo de mapa psicogeográfico dibujado por una chica de 12 años.
‘Mapas Divertidos. Achegando a Xeografía aos máis novos’, proyecto de I+D+i financiado por el Consello Social de la Universidad de Santiago de Compostela.

Estos mapas son resultado de nuestra percepción subjetiva del espacio vital en el que se insertan.

Por ejemplo, podemos hacer un mapa de los lugares en los que hemos quedado con nuestros amigos de la universidad, o un mapa del barrio con los lugares que visitamos rutinariamente. Sobre ellos identificaremos sentimientos y percepciones más o menos positivas o negativas: lugares agradables y desagradables, relajados o estresantes, seguros o inseguros, lugares del miedo, alegres o tristes…

También hacen posible observar el pensamiento espacial de las personas. Gracias a los mapas sabemos cómo nos orientamos, cómo estructuramos el espacio y cómo identificamos hitos, bordes, barrios, sendas y nodos, al representar gráficamente el entorno en el que nos desplazamos, vivimos y nos desarrollamos habitualmente. Se consideran recursos cognitivos útiles en la geografía de la percepción.

El nivel de madurez cognitiva de la persona, junto con su capacidad de pensamiento abstracto espacial, determinan su habilidad para crear una composición cartográfica estructurada, más o menos compleja en detalles, independientemente de su calidad cartesiana. Asimismo nos ayudan a analizar cómo cada uno percibe el espacio vital, y qué hábitos, valores, creencias y sentimientos tiene.

Además, permiten reconocer los “fondos de conocimiento”, es decir, todo lo que sabemos y aprendemos –cultural, institucional, social y geográficamente– a lo largo de la vida.

Conocer los movimientos para conocer a la persona

Debido a esta relación entre los espacios y la mente, se han comenzado a formular subdisciplinas geográficas como la geografía de las emociones, la psicogeografía o la geografía psicoanalítica.

En ellas, se estudian los estados de ánimo de enfermos crónicos o de grupos sociales, buscando la interrelación entre las emociones y el comportamiento humano y de estos con los lugares, el hábitat y el ambiente social, cultural y económico. Se puede constatar, por ejemplo, cómo la prevalencia de la depresión desciende a medida que aumenta la movilidad espacial de las personas y se multiplican las interacciones sociales, las experiencias y las percepciones de los lugares.

Portada de Guía psicogeográfica de París, de Guy Debord.
Guía psicogeográfica de París. Discurso sobre las pasiones del amor, de Guy Debord.
MACBA

La tecnología, de hecho, ofrece nuevas posibilidades en el estudio de este campo. Los datos georreferenciados a través de las comunicaciones móviles, las ubicaciones compartidas en internet o las operaciones de pago digital dan información sobre la vida cotidiana de las personas. Eso permite elaborar mapas de estados de ánimo personalizados que localizan lugares de mayor o menor estrés en la vida diaria. Se cartografían así las emociones de los lugares a los que accedemos físicamente o a través de internet, y también de nuestros sentimientos y experiencias.

Con estos mapas se pueden ofrecer terapias psicológicas que inciden en el análisis de los lugares cotidianos de la persona, atendiendo a la salud mental como una prioridad en la sociedad actual. Por ejemplo, en el caso de trastornos de ansiedad podemos identificar los lugares tóxicos, los lugares del miedo, y analizar los factores desencadenantes en esos lugares en esos momentos.

El censo como herramienta para el cuidado

También se pueden realizar investigaciones transdisciplinares entre geógrafos, psicoterapeutas e ingenieros informáticos.

Veamos como ejemplo el caso de Estados Unidos. Existe aquí el precedente de los denominados “Mapas de la Desesperación”, elaborados a partir de una encuesta telefónica sobre el estado de ánimo a más de 2,4 millones de personas. El objetivo era evaluar la salud mental a nivel territorial y obtener información para planificar y organizar los servicios de salud, tratando de orientar los recursos hacia aquellos lugares donde fuesen más necesarios.

Además de esa evaluación, con una combinación de datos podríamos producir informes psicogeográficos que fuesen más allá. ¿Cómo lo haríamos? A partir del censo. En EE. UU., para recoger datos demográficos en los centros de población, la unidad de medida más pequeña que utilizan es la sección censal. Por tanto, si analizásemos sus secciones censales, podríamos combinar los datos estadísticos con el entorno de las personas y su comportamiento y ser más precisos.


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En Europa también existen desafíos que puede abordar la investigación psicogeográfica. Por ejemplo, analizar las conexiones entre trastornos como la ansiedad o la depresión y su relación con el hogar de los afectados. Se mirarían indicadores estadísticos como la densidad residencial, la superficie disponible por vivienda, los espacios verdes, los equipamientos culturales, el desempleo, el consumo de medicamentos, el envejecimiento, la violencia contra la mujer, etc.

De hecho, en España los datos censales a nivel inframunicipal podrían ser objeto de comparación con las secciones censales de los Estados Unidos. Así, en investigaciones futuras podríamos llegar a identificar las áreas de especial incidencia para seleccionar comunidades objeto de investigación experimental. El próximo desafío sería establecer terapias psicosociales comunitarias en espacios vulnerables que se basasen en los datos psicogeográficos obtenidos.

Así, nuestra capacidad para dibujar el espacio que ocupamos podría ofrecernos ayuda a la hora de gestionar cómo sentirnos al habitarlo.

The Conversation

Carlos Ferrás Sexto no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Psicogeografía: los mapas de nuestras emociones – https://theconversation.com/psicogeografia-los-mapas-de-nuestras-emociones-255650

Vacunas para peces: ¿riesgo en el plato o salvavidas del mar?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Antonio Figueras Huerta, Profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC)

Pargos rojos a la venta en un mercado de Chennai (India). ManojMk Brucelee/Pexels, CC BY

Durante años, la conversación en torno a las vacunas ha estado marcada por episodios de desinformación que han causado daño real. Por eso, no sorprende que, al hablar de vacunas aplicadas en contextos menos conocidos, como la acuicultura, surjan dudas parecidas. ¿Es necesario vacunar a los peces que criamos para alimentarnos? ¿Puede eso afectar la seguridad del pescado que consumimos?

Una alternativa a los antibióticos

La acuicultura es hoy una de las principales fuentes de alimento para la población mundial. Su crecimiento ha permitido garantizar proteína de calidad a precios asequibles, pero no sin riesgos sanitarios. En los entornos de cultivo acuático, las enfermedades infecciosas tienen un impacto considerable. Virus, bacterias y parásitos se propagan con rapidez entre animales mantenidos en sistemas intensivos: provoca pérdidas que se estiman en más de 10 000 millones de dólares al año y afecta a cerca del 10 % de la producción global.

Durante mucho tiempo, la respuesta habitual fue recurrir a antibióticos. El problema es que su uso intensivo y, en ocasiones, poco regulado ha traído consecuencias indeseadas. No solo ha favorecido la aparición de bacterias resistentes, sino que ha generado residuos en los productos, ha alterado los ecosistemas acuáticos y ha encendido alarmas en salud pública. Por ello, en muchos países, especialmente aquellos con acuicultura tecnificada como Noruega, se ha apostado por otro camino: la vacunación.

Vacunación por inmersión

Las vacunas aplicadas a peces funcionan de forma similar a las utilizadas en humanos. Su objetivo es preparar al sistema inmunológico para responder eficazmente ante un patógeno, sin que el animal llegue a enfermar. Algunas utilizan microorganismos muertos que no pueden causar infección. Otras recurren a versiones debilitadas de los agentes patógenos que inducen una defensa sólida.

También se emplean vacunas que solo incorporan partes del agente infeccioso, como proteínas específicas, y otras más recientes utilizan secuencias de ADN o ARN que instruyen al propio organismo del pez para producir una proteína y entrenar así sus defensas.

A diferencia de las vacunas humanas, que se administran mayoritariamente por inyección, en peces existen métodos adicionales. Algunas se aplican por inmersión, sumergiendo al animal en una solución durante unos minutos. Otras se integran directamente en el alimento, lo que permite vacunar a grandes cantidades de animales sin necesidad de manipulación individual ni generación de estrés.

¿Y si luego nos comemos?

Una de las preguntas más frecuentes es si todo esto tiene alguna implicación para quienes comen pescado. La respuesta es clara: no. Las vacunas utilizadas en acuicultura no dejan residuos nocivos, no permanecen activas en la carne del pez, no contienen microorganismos viables capaces de infectar a seres humanos y son diseñadas específicamente para estimular el sistema inmunitario del pez, no el nuestro.

Además, antes de llegar al mercado, cada vacuna debe pasar por procesos de aprobación que incluyen rigurosos ensayos de seguridad, eficacia y control de residuos. Existen incluso periodos de espera entre la última vacunación y la cosecha que aseguran que el producto final sea completamente seguro para el consumo.

Al igual que ocurre con otros animales destinados al consumo humano, como pollos, cerdos o vacas, la vacunación es una práctica habitual para prevenir enfermedades y garantizar la seguridad alimentaria. En este sentido, los peces vacunados no son una excepción, sino parte de un enfoque coherente para proteger la salud pública desde la producción primaria.

Desde el punto de vista sanitario, vacunar peces es una medida que beneficia a todos. Disminuye de forma considerable el uso de antibióticos, lo que ayuda a frenar la amenaza global de la resistencia antimicrobiana. También mejora el bienestar animal, ya que los peces enferman menos, crecen mejor y viven en condiciones más estables.

Retos presentes

Aunque la tecnología ha avanzado mucho, todavía existen áreas por desarrollar. No todas las especies de cultivo cuentan con vacunas eficaces, y algunas enfermedades, en especial las parasitarias, siguen sin una solución preventiva clara.

También se estudian nuevas formas de administración, como las vacunas producidas en plantas comestibles que podrían mezclarse directamente con el alimento. Estas alternativas no solo facilitarían la inmunización masiva, sino que reducirían aún más los costes y el impacto ambiental.

Vacunar peces no es un capricho biotecnológico ni una estrategia de laboratorio desconectada de la realidad. Es una herramienta concreta, basada en décadas de ciencia, que permite mantener la producción de pescado en condiciones sanas, seguras y sostenibles.

Quien hoy coma pescado procedente de sistemas de cultivo puede tener la certeza de que ese alimento ha sido producido bajo normas sanitarias estrictas, que ha pasado controles y que, si ha sido vacunado, está mejor protegido frente a enfermedades y no representa ningún riesgo para quien lo consume. Muy al contrario: los beneficios son múltiples. Para los peces, para los productores, para el medioambiente y para todos nosotros.

The Conversation

Antonio Figueras Huerta no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Vacunas para peces: ¿riesgo en el plato o salvavidas del mar? – https://theconversation.com/vacunas-para-peces-riesgo-en-el-plato-o-salvavidas-del-mar-263098