Cómo afrontar el discurso de odio en la escuela

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jorge Soto Carballo, Profesor Contratado Doctor, Universidade de Vigo

Unai Huizi Photography/Shutterstock

En las escuelas conviven culturas, idiomas y trayectorias diversas. Los espacios escolares, sin embargo, no están a salvo de determinadas actitudes de hostilidad de mayor o menor intensidad hacia el diferente, que pueden traducirse en chistes repetidos en el recreo, silencios incómodos en clase cuando alguien alza la voz contra un estereotipo o la infravaloración académica de estudiantes por su origen.

¿Qué sucede cuando una niña migrante escucha que “viene a quitarnos las ayudas”? ¿O cuando un adolescente racializado es excluido de ciertos espacios escolares? El aumento de la xenofobia, el racismo o la islamofobia está documentado por organismos internacionales, y ese odio se cuela en los pasillos de los centros escolares y en las pantallas de los móviles, reforzado por algoritmos que premian el contenido sensacionalista y polarizador.

Según datos del Consejo de Europa, los mensajes de odio en línea han crecido de forma exponencial en la última década. La OSCE advierte que estos discursos están vinculados al aumento de delitos motivados por prejuicios. Y las Naciones Unidas lo señalan como una de las amenazas más serias para la convivencia democrática del siglo XXI en su United Nations Human Rights Report 2022 (OHCHR).

¿Qué entendemos por discurso del odio?

El discurso del odio no es solo una opinión desagradable. Es una forma de comunicación, verbal, escrita o simbólica, que ataca a personas o colectivos por lo que son: su color de piel, su religión, su orientación sexual, su procedencia… Su objetivo no es debatir, sino deshumanizar. Y cuando esto ocurre, lo que viene después rara vez es pacífico.

No hay una definición única aceptada a nivel internacional, pero sí un consenso creciente: el odio no es una emoción neutra. Es un acto político, social y comunicativo que deja huellas profundas en quienes lo sufren y en quienes lo reproducen. La frontera entre libertad de expresión y fomento del odio sigue siendo espinosa. Mientras en Europa existen límites legales claros al discurso del odio, en Estados Unidos prima la Primera Enmienda, que lo protege como una manifestación de la libertad de expresión.

Inmigración, adolescencia y resiliencia

Los menores migrantes no acompañados son a menudo los más expuestos a estereotipos negativos. En España, más de 10 000 jóvenes estuvieron tutelados por las comunidades autónomas. Muchos llegan tras trayectos marcados por el desarraigo y la violencia. Frente a la narrativa de la amenaza, es urgente visibilizar su resiliencia, su esfuerzo y su deseo de construir un futuro digno.

Pero el sistema no siempre está preparado. Al cumplir 18 años, muchos jóvenes quedan fuera de las redes de protección y se enfrentan a un mercado laboral hostil, sin apoyos suficientes.




Leer más:
Menores tutelados: ¿qué les depara el futuro al alcanzar la mayoría de edad?


Cuando el odio se cuela en el aula

Aunque hay iniciativas positivas, aún falta investigación sobre cómo el odio opera entre el alumnado y cómo contrarrestarlo. Sabemos que los mensajes de odio se propagan más rápido que las estrategias pedagógicas para frenarlos. Pero también sabemos que el aula es un espacio privilegiado para construir ciudadanía crítica, empática y plural. Esto requiere profesorado formado, con recursos didácticos adecuados y apoyo institucional para abordar la diversidad desde la inclusión y no desde la mera tolerancia.

La respuesta no puede ser solo jurídica o policial. El discurso del odio se combate también con educación: una educación que enseñe a pensar, a convivir y a empatizar. Proyectos pedagógicos que incorporen testimonios migrantes, análisis críticos del lenguaje, experiencias de aprendizaje-servicio o formación docente en justicia social son caminos posibles.




Leer más:
Cómo fomentar el espíritu crítico en los jóvenes sin convertirlos en opinadores de todo


Muchas escuelas han implementado talleres de alfabetización mediática y programas de convivencia intercultural. En Galicia, por ejemplo, algunos centros han trabajado con asociaciones locales en proyectos de aprendizaje servicio que conectan alumnado y comunidades migrantes.

Iniciativas para estudiantes

En el ámbito educativo se han desarrollado distintas iniciativas orientadas a contrarrestar el discurso de odio y favorecer la inclusión. Un ejemplo es Break the Hate Chain!, guía educativa impulsada en España por la Fundación FAD Juventud (FAD) y Maldita.es con el apoyo de Google.org, que propone actividades dirigidas a jóvenes de entre 14 y 19 años con el objetivo de trabajar la convivencia, el pensamiento crítico y la construcción de discursos inclusivos.




Leer más:
Así pueden los periodistas luchar contra la desinformación desde las escuelas


En el plano europeo, la iniciativa Education Stops Hate genera recursos educativos abiertos, guías prácticas y kits pedagógicos que permiten al profesorado abordar el odio en las aulas y promover el diálogo intercultural. Finalmente, el proyecto Inmigración, adolescencia y resiliencia centra su atención en los desafíos que atraviesan los adolescentes en contextos migratorios, al tiempo que pone en valor los factores de resiliencia como claves para avanzar en la inclusión social y educativa.

Contra el odio, una pedagogía del cuidado

Frente a la banalización del odio, necesitamos pedagogías del cuidado, de la escucha, de la palabra compartida. Una ciudadanía capaz de detectar y desmontar el odio no se construye solo con leyes o con tuits. Se construye en las aulas, con vínculos, con presencia, con proyectos como los ya citados, que demuestran que es posible.

La Agenda 2030, en su Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4), recuerda que una educación inclusiva y de calidad es clave para promover la igualdad y la paz. Combatir el odio no es únicamente frenar un problema puntual: es apostar por un futuro en el que la diversidad sea reconocida como una riqueza y no como una amenaza.

Porque el odio no se combate con silencio: se combate con una educación que no deja a nadie atrás.

The Conversation

Jorge Soto Carballo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cómo afrontar el discurso de odio en la escuela – https://theconversation.com/como-afrontar-el-discurso-de-odio-en-la-escuela-223891

¿Qué pasaría si dejásemos de recibir imágenes de Gaza?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Olga Cruz Moya, Profesora titular de universidad, área de Lengua española, Universidad Pablo de Olavide

Gazatíes desplazados a las escuelas de UNRWA de Khan Yunis desde Ciudad de Gaza, siguiendo las órdenes del ejército israelí en preparación para una operación y ocupación terrestre, el 7 de septiembre de 2025. Anas-Mohammed/Shutterstock

El pasado 1 de septiembre, la ONG Reporteros sin Fronteras publicó un informe que comenzaba con una frase estremecedora: “Si el Ejército israelí sigue asesinando periodistas a este ritmo, pronto no quedará ninguno en Gaza para informarte”.

Declaración de Reporteros sin Fronteras (1 de septiembre de 2025).
Declaración de la ONG Reporteros sin Fronteras del 1 de septiembre de 2025.
Reporteros sin Fronteras

Días después, la Franja sufrió un corte de comunicaciones que la mantuvo aislada durante más de 24 horas. De no haberse restablecido, desde fuera nos hubiésemos quedado sin imágenes de lo que sucede dentro (Israel prohíbe el acceso a periodistas internacionales; los únicos que están sobre el terreno son los gazatíes).

Y ¿qué consecuencias tiene que dejemos de recibir noticias sobre acontecimientos que implican la pérdida violenta de vidas humanas, como guerras, catástrofes humanitarias o masacres genocidas como la actual?

En la era de la información global, que un conflicto lejano como el de Gaza tenga relevancia en la agenda informativa depende de una compleja cadena de decisiones editoriales. Desde la perspectiva de análisis crítico del discurso, poder-decir es una forma de poder simbólico que se manifiesta en la capacidad de definir la realidad que se expone en el espacio público, lo que influye directamente en la conformación de la opinión pública o el consenso social.

Los medios son nuestras ventanas al mundo

El papel de los medios resulta crucial en todo aquello que queda más allá de la experiencia directa de las personas. Seleccionar lo que se considera noticia implica, necesariamente, silenciar otros hechos. Los criterios de publicación suelen priorizar la imprevisibilidad, lo inusual, la “convulsión informativa” y las situaciones de urgencia.

Este sesgo favorece una cobertura intensiva y circunstancial, pero efímera: las crisis humanitarias irrumpen con fuerza en la agenda mediática durante sus momentos más dramáticos, pero rara vez se sostienen en el tiempo. La atención inicial contrasta con el olvido posterior, lo que debilita la comprensión de las consecuencias a largo plazo.

En el caso de un conflicto prolongado, como el palestino-israelí, cobra especial relevancia el recuerdo mediático, entendido como el proceso mediante el cual la prensa reactualiza episodios pasados, construyendo una memoria compartida que legitima actores y orienta la percepción pública. Así, los medios no solo registran hechos: también sedimentan visiones que configuran el imaginario colectivo.

La importancia de la imagen y el riesgo de saturación

Las imágenes transmitidas desde zonas en conflicto permiten dimensionar la destrucción y el sufrimiento humano, despertando empatía, reacción ciudadana e incluso presión política sobre los gobiernos. Sin embargo, en muchos casos, los medios privilegian el impacto visual por encima de la explicación o el análisis. La televisión, en particular, tiende a conmover antes que a contextualizar, movilizando emociones inmediatas más que comprensión crítica.

En lugar de explicar, informar, educar o analizar, a menudo se busca sacudir al espectador por motivos fundamentalmente humanos y psicológicos, pero también de mero espectáculo. Así sucedió con la retransmisión de la primera guerra de Irak. La prensa puede dar margen a la reflexión y la profundidad, pero la televisión establece el puente hacia los sentimientos, la emoción y la subjetividad.

Imagen de diferentes mujeres con bebés en brazos.
Mujeres con niños con desnutrición en la clínica ambulatoria del Hospital Nasser en Khan Yunis, al sur de la Franja de Gaza, el 13 de septiembre de 2025.
Anas-Mohammed/Shutterstock

Como señaló el filósofo francés Roland Barthes, la imagen funciona como un anclaje semiótico que otorga prueba y densidad al discurso. En España, diversos estudios muestran que la violencia televisada intensifica la implicación moral cuando las víctimas se presentan como cercanas y humanizadas. Pero la abundancia de imágenes puede tener el efecto contrario: la llamada “fatiga compasiva” transforma la tragedia en un espectáculo rutinario, incapaz ya de conmover ni movilizar.

El peso del relato

La manera en la que se describen las crisis no es casual. La información se elabora según una estructura en torno a un “molde” o marco interpretativo (framing) preestablecido que condiciona la interpretación de los hechos.

En los picos de atención mediática, el énfasis suele recaer en el despliegue armamentístico y el sufrimiento de los civiles, mientras se silencian las raíces de los conflictos, de carácter político y económico. Las estrategias discursivas importan: las representaciones personalizadas y humanizadas favorecen la empatía, mientras que las metáforas deshumanizadoras o expresiones connotadas negativamente refuerzan estereotipos y limitan la compasión.

En el caso palestino-israelí, la prensa española ha mostrado una atención intermitente en estos últimos setenta años, recurriendo a denominaciones que fluctúan entre la amplificación y la minimización de estos episodios: “conflicto”, “oleada de ataques”, “espiral de violencia”, “escalada de tensión”, “terrorismo”, “intifada”. Cada elección léxica moldea la forma en que el público percibe la magnitud y legitimidad de los hechos.

Un hombre camina por una calle llena de escombros.
Destrucción en Hamad City, en Khan Yunis, al sur de la Franja de Gaza.
Mohammad Abu Elsebah/Shutterstock

Matar al mensajero: censura, bloqueo y desinformación

La información en contextos de guerra es también un campo de disputa política. Gobiernos y actores en conflicto buscan controlar el flujo de imágenes o manipular narrativas para justificar sus acciones o evitar el descrédito internacional. Esto queda claramente ejemplificado en el hecho de que los periodistas internacionales no puedan acceder a Gaza. La censura y la desinformación niegan a la ciudadanía la posibilidad de formarse una opinión crítica, debilitando los pilares democráticos y desmovilizando la solidaridad internacional.

En el ecosistema digital, además, la lógica algorítmica y la circulación acrítica de fuentes multiplican la fragmentación y la distorsión de los hechos. La verificación periodística y la autorregulación profesional se vuelven, por ello, herramientas imprescindibles para contrarrestar la manipulación interesada y la polarización.

Ojos que no ven…

Dejar de recibir imágenes de Gaza no implica únicamente ignorar lo que ocurre: supone perder los marcos discursivos que sostienen la memoria social y la empatía ciudadana. Cortar las comunicaciones es cortar narrativas, y sin narrativas se debilitan tanto la solidaridad como la rendición de cuentas en la esfera internacional. Y también significa darles la espalda a los periodistas que han muerto para que el mundo pueda ver lo que allí sucede.

The Conversation

Olga Cruz Moya no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Qué pasaría si dejásemos de recibir imágenes de Gaza? – https://theconversation.com/que-pasaria-si-dejasemos-de-recibir-imagenes-de-gaza-265721

Así sería vivir con un gemelo digital al lado

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jon Andoni Duñabeitia, Director del Centro de Investigación Nebrija en Cognición (CINC) y Director de la International Chair in Cognitive Health (ICCH) en la Universidad Nebrija, Universidad Nebrija

metamorworks/Shutterstock

Cuando escuchamos la palabra gemelos, pensamos en dos personas idénticas que comparten rasgos físicos y, en ocasiones, hasta ciertas manías. Pero en el mundo de la tecnología ha nacido otro tipo de gemelos, tan revolucionarios como desconocidos: los gemelos digitales.

Un gemelo digital es una réplica virtual de un sistema real. Se trata de un modelo dinámico que, alimentado por datos en tiempo real, imita el comportamiento de aquello que representa. Es como tener un espejo inteligente que no solo refleja nuestro estado, sino que aprende de cada movimiento para anticipar el siguiente.

En diferentes sectores ya se utilizan desde hace años. Gracias a ellos se predicen fallos en aviones antes de que ocurran, se optimizan fábricas enteras o se diseñan coches que han aprendido de los datos de conducción de miles de usuarios. Más recientemente, su aplicación en contextos del sector de la agricultura está suponiendo un avance significativo en la predicción del impacto del clima y los cambios debidos a situaciones naturales sobre las cosechas, por ejemplo.

En el ámbito médico, los gemelos digitales están marcando un antes y un después. Existen, por ejemplo, propuestas basadas en gemelos cardiacos digitales orientadas a simular el funcionamiento del corazón de cada paciente con un nivel de detalle asombroso. Gracias a ellos, los médicos podrán anticipar cómo responderá un corazón concreto ante una arritmia o un tratamiento específico, sin necesidad de arriesgar al paciente real.

Esta combinación de modelado virtual y datos clínicos abre la puerta a una medicina más predictiva, personalizada y segura, en la que las decisiones terapéuticas se basan no solo en la experiencia médica, sino también en la simulación de lo que ocurrirá en nuestro doble digital.

Ahora bien, ¿qué ocurre cuando esta idea se traslada al terreno del cerebro humano?

De la fábrica al cerebro: una revolución en marcha

La salud cognitiva y la salud mental son pilares de nuestro bienestar, pero también son frágiles. El deterioro asociado a la edad, la depresión, la ansiedad o los trastornos neurodegenerativos siguen siendo grandes retos para la medicina.

Aquí es donde la inteligencia artificial abre una ventana de esperanza. Al integrar y analizar grandes volúmenes de datos, la IA puede ayudar a detectar antes la enfermedad, seleccionar mejor a los pacientes para ensayos clínicos y hasta simular la evolución de cada individuo mediante gemelos digitales. En otras palabras, la IA nos ofrece la posibilidad de adelantarnos al deterioro, diseñar intervenciones a medida y acelerar la llegada de terapias más eficaces y seguras.

Recientemente, un equipo de científicos de la Universidad Duke, la Universidad de Columbia, la Universidad Nebrija y CogniFit han desarrollado un nuevo marco de trabajo para abordar la salud mental y cognitiva de las personas basado en los gemelos cognitivos digitales. Se trata de representaciones virtuales que integran datos de nuestra actividad cerebral y conductual, nuestros hábitos diarios y nuestras respuestas emocionales. Gracias a la IA, estos modelos dinámicos pueden aprender y actualizarse con cada nueva interacción.

Imaginemos que cada persona pudiera tener su “doble digital” cognitivo, que predice cómo va a evolucionar su memoria o su atención, y que propone actividades personalizadas para entrenar la mente antes de que aparezca un problema grave. ¿Asombroso, verdad?

Los aliados invisibles: ‘wearables’ e inteligencia artificial

La clave de esta revolución está en la integración con los dispositivos que ya llevamos encima. Los relojes inteligentes, las pulseras de actividad o los sensores de sueño proporcionan información continua sobre nuestro cuerpo. Los datos asociados al ritmo cardíaco, a la calidad del descanso, al nivel de actividad o al estrés podría ya estar nutriendo en tiempo real a nuestro “doble digital”, que aprende de esas señales y adapta las recomendaciones o entrenamientos cognitivos a nuestro estado físico y mental de cada momento.

La IA actúa como el director de orquesta que coordina todos estos datos, integrándolos en un sistema que no solo reacciona, sino que se adelanta a nuestras necesidades.

Mucho más que un videojuego para el cerebro

Hasta ahora, los entrenamientos cognitivos digitales han sido percibidos como juegos más o menos entretenidos, con beneficios limitados. La diferencia con los gemelos cognitivos es enorme: no hablamos de ejercicios genéricos, sino de un ecosistema dinámico, ajustado en tiempo real a cada persona, supervisado por profesionales de la salud y apoyado en evidencia científica. Este cambio de paradigma supone pasar de un enfoque de “café para todos” a una medicina verdaderamente personalizada y preventiva.

Por supuesto, no todo son promesas. Los gemelos digitales en este campo deben superar desafíos cruciales que garanticen la privacidad de los datos. Además, es necesario evitar la brecha digital que podría excluir a las personas mayores o con menos acceso tecnológico, y asegurar que las decisiones que tomen los algoritmos sean transparentes y éticas. En este punto, no debemos olvidar que los estudios más recientes indican que el uso de la tecnología ayuda a prevenir y retrasar el deterioro cognitivo, tanto normal como patológico.

Los gemelos digitales están llamados a ser una de las grandes revoluciones de la medicina y la ciencia cognitiva de este siglo. Igual que hace décadas nos parecía ciencia ficción hablar de llevar un ordenador en el bolsillo, en pocos años resultará natural tener un gemelo cognitivo que nos acompañe y nos cuide. Al fin y al cabo, ¿quién mejor que nuestro propio doble digital para ayudarnos a entendernos, anticiparnos y cuidarnos?

The Conversation

Jon Andoni Duñabeitia no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Así sería vivir con un gemelo digital al lado – https://theconversation.com/asi-seria-vivir-con-un-gemelo-digital-al-lado-265320

El paracetamol no provoca autismo y se puede usar durante el embarazo

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Nicholas Wood, Professor, The Children’s Hospital at Westmead Clinical School, University of Sydney

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha instado a las mujeres embarazadas a evitar el paracetamol, salvo en casos de fiebre muy alta, debido a su posible relación con el autismo.

El paracetamol, conocido por el nombre comercial Tylenol en EE. UU., se utiliza comúnmente para aliviar dolores, como el dolor de espalda y de cabeza, y para reducir la fiebre durante el embarazo.

Este fármaco está clasificado como un medicamento de categoría A por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Esto significa que muchas mujeres embarazadas y en edad fértil lo han utilizado durante mucho tiempo sin que se haya producido un aumento de los defectos congénitos ni efectos nocivos para el feto.

Y es que es importante tratar la fiebre durante el embarazo. La temperatura corporal alta no tratada al principio de la gestación está relacionada con abortos espontáneos, defectos del tubo neural, labio leporino y paladar hendido, y defectos cardíacos. Las infecciones durante el embarazo también se han relacionado con un mayor riesgo de autismo.

¿Cómo ha evolucionado la investigación en los últimos años?

En 2021, un panel internacional de expertos analizó las pruebas de estudios en humanos y animales sobre el uso del paracetamol durante el embarazo. Su declaración de consenso advirtió de que puede alterar el desarrollo fetal, con efectos negativos para la salud del niño.

Más recientemente, el mes pasado, un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard examinó la asociación entre el paracetamol y los trastornos del desarrollo neurológico, incluidos el autismo y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), en las investigaciones existentes.

Identificaron 46 estudios y encontraron que 27 de ellos informaban de una relación entre el consumo del medicamento durante la gestación y los trastornos del desarrollo neurológico en los hijos, mientras que nueve no mostraban ninguna relación significativa y cuatro indicaban que se asociaba con un menor riesgo.

El trabajo más destacado de su revisión, debido a su sofisticado análisis estadístico, abarcó a casi 2,5 millones de niños nacidos en Suecia entre 1995 y 2019, y se publicó en 2024.

Los autores descubrieron que existía un riesgo ligeramente mayor de autismo y TDAH asociado al uso de paracetamol durante el embarazo. Sin embargo, cuando los investigadores analizaron pares de hermanos completos emparejados, para tener en cuenta las influencias genéticas y ambientales que compartían, no encontraron pruebas de un mayor riesgo de autismo, TDAH o discapacidad intelectual asociado al consumo del fármaco en cuestión.

Los hermanos de niños autistas tienen un 20 % de probabilidades de ser también autistas. Así mismo, los factores ambientales dentro del hogar pueden incrementar el riesgo. Para tener en cuenta estas influencias, los investigadores compararon los resultados de hermanos en los que uno de los niños había estado expuesto al paracetamol en el útero y el otro no, o cuando los hermanos tenían diferentes niveles de exposición.

Los autores del trabajo de 2024 concluyeron que las asociaciones encontradas en otros estudios pueden atribuirse a factores “confusos”: influencias que pueden distorsionar los resultados de la investigación.

Además, otra revisión publicada en febrero examinó los puntos fuertes y las limitaciones de la bibliografía publicada sobre el efecto del uso del paracetamol durante el embarazo en el riesgo de que el niño desarrollara TDAH y autismo. Los autores señalaron que la mayoría de los estudios eran difíciles de interpretar porque tenían sesgos, incluso en la selección de los participantes, y no tenían en cuenta los factores de confusión.

Cuando se tuvieron en cuenta los factores de confusión entre hermanos, se observó que cualquier asociación se debilitaba sustancialmente. Esto sugiere que los factores genéticos y ambientales compartidos pueden haber causado sesgos en las observaciones originales.

Determinar qué causa o aumenta el riesgo de autismo

Un aspecto clave a tener en cuenta al evaluar el riesgo del paracetamol y cualquier relación con los trastornos del desarrollo neurológico es cómo tener en cuenta de la mejor manera posible muchos otros factores potencialmente relevantes.

Aún no conocemos todas las causas del autismo, pero se han implicado varios factores genéticos y no genéticos: el uso de medicamentos por parte de la madre, enfermedades, índice de masa corporal, consumo de alcohol, tabaquismo, complicaciones durante el embarazo (como preeclampsia y restricción del crecimiento fetal), la edad de la madre y el padre, si el niño es el mayor o el menor de los hermanos, el llamado test de Apgar del recién nacido para determinar su estado de salud, la lactancia materna, la genética, el estatus socioeconómico y las características sociales.

Es especialmente difícil medir las tres últimas características, por lo que a menudo no se tienen debidamente en cuenta en los estudios.

En otras ocasiones, puede que lo importante no sea el uso del paracetamol, sino la enfermedad subyacente o la razón por la que se toma el medicamento, como la fiebre asociada a una infección, lo que influye en el desarrollo del niño.

Estoy embarazada, ¿qué significa esto para mí?

No hay pruebas claras de que el paracetamol tenga efectos nocivos para el feto. Sin embargo, al igual que con cualquier medicamento que se tome durante el embarazo, debe utilizarse en la dosis mínima eficaz y durante el menor tiempo posible.

Si está embarazada y tiene fiebre, es importante tratarla, incluso con paracetamol.

Si la dosis recomendada no controla sus síntomas o siente dolor, póngase en contacto con su médico, comadrona o hospital materno para obtener más asesoramiento médico.

Y, por último, recuerde que las recomendaciones para tomar ibuprofeno y otros antiinflamatorios no esteroideos (AINE) durante el embarazo son diferentes. El ibuprofeno no debe administrarse durante el embarazo.

The Conversation

Nicholas Wood ha recibido financiación del NHMRC y ha disfrutado de una beca Churchill.

Debra Kennedy no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. El paracetamol no provoca autismo y se puede usar durante el embarazo – https://theconversation.com/el-paracetamol-no-provoca-autismo-y-se-puede-usar-durante-el-embarazo-265884

No hay respiro: la contaminación del aire afecta a la salud mental

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jorge Romero-Castillo, Profesor de Psicobiología e investigador en Neurociencia Cognitiva, Universidad de Málaga

New Africa/Shutterstock

Lo que inhalamos en las ciudades dista mucho de ser una bocanada de aire fresco. Sabemos desde hace tiempo que la contaminación del aire daña pulmones y corazón, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Sin embargo, la evidencia científica va más allá: también se ha demostrado que la polución impacta en el cerebro. Por ejemplo, aumenta la posibilidad de padecer ictus, demencias (como el alzhéimer) y deterioro cognitivo.




Leer más:
La contaminación del aire podría aumentar el riesgo de sufrir alzhéimer y otras demencias


En esta línea, cada vez más estudios señalan su influencia directa en trastornos psicológicos. De entre los investigados, se ha encontrado relación con ansiedad, depresión e incluso suicidio.

Pequeñas y letales

El smog es una palabra formada por la fusión entre smoke, humo, y fog, niebla. Es un tipo de contaminación muy presente en las grades ciudades del mundo. La imagen muestra la ciudad china de Fanhe con smog (a la izquierda) y sin smog (a la derecha), unas imágenes tomadas con 10 días de diferencia.
Wikipedia, CC BY-NC-SA

El aire contiene partículas microscópicas, llamadas material particulado (PM), cuya toxicidad y tamaño determinan sus efectos sobre la salud. Para la salud mental, son especialmente relevantes:

Para imaginar el tamaño de las partículas, piense que el cabello humano promedio tiene un diámetro aproximado de 70 micrómetros. Esta imagen muestra diferentes tipos de partículas para comparar su tamaño.
Kumar, S., & Dwivedi, S. K. (2022), CC BY

Tanto las partículas finas como las ultrafinas pueden alcanzar los alveolos pulmonares, entrar en la sangre para llegar a la cabeza e internarse en el cerebro atravesando la barrera hematoencefálica. Incluso pueden ingresar directamente al cerebro (eludiendo la barrera) a través de las neuronas presentes en el interior de la nariz, en el epitelio olfatorio.

¿Qué ocurre en el cerebro?

Aunque los desencadenantes biológicos que produce la presencia de estas partículas en el cerebro siguen siendo en gran parte desconocidos, se han identificado varios mecanismos:

  • Un aumento del estrés oxidativo y la consecuente inflamación (como respuesta funcional de la astroglia, los capilares cerebrales y, en particular, la microglia). Estos procesos se han observado en estudios con humanos y en modelos animales, y resultan especialmente importantes en el caso de los trastornos de ansiedad y depresivos.

  • Un efecto neurotóxico directo, que lleva a cambios estructurales. Esta situación compromete la conectividad neuronal y el equilibrio de neurotransmisores. Al parecer, las partículas de plomo, mercurio, manganeso y de combustión del diésel podrían causar este efecto neurotóxico y contribuir al riesgo de suicidio.

  • La alteración del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HPA), el sistema que regula las respuestas del organismo al estrés. Las partículas contaminantes pueden afectar a la producción de hormonas, como el cortisol, e interferir en el equilibrio neuroendocrino, lo que puede correlacionarse con ansiedad, depresión y suicidio.

Ansiedad disparada por la polución

Los trastornos de ansiedad son el tipo más común de trastorno psiquiátrico en la población general. Y uno de los factores de riesgo modificables es la polución del aire.

Una mayor exposición a PM₂.₅ se asocia con un mayor riesgo de síntomas elevados de ansiedad. Además, un estudio longitudinal en población infantil y adolescente muestra que no solo la exposición prolongada a la polución tiene consecuencias: incluso picos puntuales de contaminación pueden derivar en un aumento inmediato de la ansiedad.

Por si fuera poco, la exposición crónica a niveles elevados de partículas finas no solo incrementa el riesgo de ansiedad, sino que también agrava la sintomatología en quienes ya la padecen. Estudios en grandes cohortes han sugerido que vivir en áreas con peor calidad del aire aumenta la probabilidad de necesitar tratamiento por ansiedad.

Cuando la contaminación del aire es deprimente

La mala calidad del aire también se asocia a tasas aparentemente más altas de depresión mayor, un trastorno muy presente en el mundo y que puede desembocar en suicidio.

La consistencia de los hallazgos en distintos países y contextos respalda la solidez de esta relación. Tanto la exposición a corto plazo como a largo plazo a PM₂.₅ (además de a otros contaminantes) es problemática.

El riesgo es aún más elevado en personas que sufren enfermedades cardiovasculares, diabetes o asma. Esta relación sugiere que la contaminación podría actuar como un factor que golpea con más fuerza a las poblaciones más frágiles.

Un aire envenenado puede aumentar el suicidio

La exposición a corto plazo al aire sucio (en especial, a PM₂.₅ y a partículas inhalables PM₁₀) se ha asociado positivamente con suicidios intentados y consumados. La relación se evalúa vinculando la concentración media de material particulado en los momentos previos al lugar del suicidio con datos extraídos de las autopsias.

En esta línea, también se ha hallado que un aumento transitorio del material particulado aumenta el riesgo de suicidio en personas con enfermedades cardiovasculares preexistentes. Además, se ha observado que el riesgo relativo de suicidio es significativamente mayor en los países de ingresos altos que en los de ingresos bajos.

De momento, estas conclusiones deben interpretarse con cautela, ya que existen limitaciones en los estudios analizados. Pero las direcciones van en la misma línea que se observa en el resto de investigaciones: un aire envenenado daña la vida.




Leer más:
Respirar aire limpio, un derecho universal que se sigue vulnerando en todo el mundo


Una amenaza sibilina

Ha pasado tiempo desde que R. E. L. Faris y H. W. Dunham observaran, en 1939, que la población del centro de Chicago presentaba mayores tasas de esquizofrenia en comparación con la de las afueras. Desde entonces, la ciencia no ha hecho más que reforzar la idea que subyace a este estudio, uno de los primeros que mostró indicios de relación entre contaminación del aire y trastornos psicológicos.

En la actualidad, millones de personas viven expuestas a este riesgo. La evidencia es clara: una sombra silenciosa, persistente y dañina que impregna desde la infancia hasta la vejez. Y la respuesta debe ser contundente: necesitamos políticas públicas firmes y decisiones personales responsables. Sin más demora. Necesitamos, de verdad, un respiro.

The Conversation

Jorge Romero-Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. No hay respiro: la contaminación del aire afecta a la salud mental – https://theconversation.com/no-hay-respiro-la-contaminacion-del-aire-afecta-a-la-salud-mental-263758

¡Yo también soy buena en matemáticas! Esta es la manera de enseñar que cambia actitudes

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Pablo Beltrán-Pellicer, Profesor del área de Didáctica de la matemática, Universidad de Zaragoza

Ground Picture/Shutterstock

Piense en matemáticas, y más concretamente en la clase de matemáticas: ¿ha pensado en operaciones, fórmulas y ejercicios? Es lo habitual. Y sin embargo, tienen mucho más que ver con razonar, comunicar, resolver problemas, representar. Poner el foco de la enseñanza en uno u otro lado afecta a las emociones, el autoconcepto (si pensamos que se nos dan bien o mal) y las creencias del alumnado hacia las matemáticas de diferente manera.

Hemos investigado esas tres dimensiones (emociones, autoconcepto y creencias) cuando las clases de matemáticas pasan de tener un enfoque “instrumental” (basado en reglas y procedimientos aplicados sin significado) a uno “relacional” (fundamentado en una comprensión profunda de los contenidos). Y hemos comprobado que el segundo permite al alumnado vivir la asignatura de una manera más positiva, a sentirse más competentes en matemáticas y a construir una visión más rica de lo que significa hacerlas.

Si es objetivamente mejor, ¿por qué es tan difícil de adoptar este modelo en la clase de matemáticas? Los avances curriculares, las orientaciones internacionales y la literatura científica inciden en su importancia, pero el profesorado a menudo prefiere repetir modelos de enseñanza similares a los que experimentó en su día como estudiante, y los libros de texto no suelen favorecer este enfoque.

Un punto de partida instrumental

Basta echar un vistazo a los libros de texto habituales para comprobar que la enseñanza de las matemáticas, tanto en primaria como secundaria, sigue estando marcada por un enfoque instrumental: “Esto se hace así, ejercita, repite”.

Esto es precisamente lo que nos encontramos al analizar redacciones de un grupo de 19 estudiantes a comienzo de 4º de primaria: la mayoría describía las matemáticas como una asignatura centrada en operaciones. “Los problemas son multiplicaciones, sumas, restas…”, escribía un alumno.

En estas redacciones, los alumnos percibían su competencia en matemáticas como baja. Las emociones, cuando eran positivas, se limitaban a un “me gustan” sin mayor profundidad. El mensaje era claro: las matemáticas eran ejercicios aritméticos rutinarios que había que superar. No se hacían referencias al razonamiento y a la comprensión.

El giro hacia la resolución de problemas

En un modelo de enseñanza instrumental se fomenta una comprensión superficial de los contenidos, pues el aprendizaje de estos requiere de la memorización de una serie de reglas. ¿Quién no ha escuchado alguna vez la frase “no hace falta que lo entiendas ahora, simplemente hazlo”? Incluso en películas como Recuerdos del ayer (1991) aparece esta tendencia.

Las tareas a realizar suelen ser rutinarias, ejercicios, mientras que los problemas se reducen en muchas ocasiones a ejercicios con contexto que actúa como decorado, sin aportar. Es posible que en este modelo aparezcan problemas genuinos al final, que supongan un reto y para los que no haya una regla directa de resolución.




Leer más:
Por qué los problemas de matemáticas son un rollo (y cómo evitarlo)


Por el contrario, en un modelo relacional se persigue una comprensión profunda de los contenidos. El objetivo ya no es aprenderse una serie de reglas sin significado, sino conectar la experiencia previa para construir nuevo conocimiento.

Para ello es imprescindible movilizar procesos que indican actividad matemática de calidad: resolución de problemas; razonamiento, conjetura y prueba; argumentación; comunicación; representación; conexiones dentro y fuera de las matemáticas. El aprendizaje a través de la resolución de problemas implica que el alumnado se enfrenta a problemas auténticos, cuidadosamente seleccionados, sin haber recibido instrucción previa que los convierta en ejercicios. Es en la resolución de estos problemas, con el adecuado andamiaje por parte del profesorado (normalmente en forma de preguntas), donde emerge el nuevo contenido.

Por ejemplo, calcular el área un cuadrado “inclinado” en una cuadrícula, es todo un problema. Si no se conoce el teorema de Pitágoras, claro:

Cálculo del área de un cuadrado inclinado en una cuadrícula de dos formas distintas

En la imagen podemos ver dos técnicas puestas en juego por el alumnado para resolverlo. Este problema da lugar a una extensión directa, pues si se plantea investigar el área de cuadrados con diferentes “inclinaciones”, la generalización te pone en bandeja el famoso teorema. Obsérvese que si primero se proporciona el teorema, como se haría en un modelo instrumental, el problema se convierte en un ejercicio rutinario.

Trabajando con el enfoque relacional

A lo largo del curso, nuestro grupo de 19 estudiantes trabajó con un modelo relacional, centrado en la resolución de problemas y en metodologías como las thinking classrooms, también conocidas en español como aulas para pensar, que surgen a raíz de un libro del profesor sueco Peter Liljedahl. En dicha obra se recoge una serie de técnicas que facilita la creación de una cultura de aula orientada a la resolución de problemas. Por ejemplo, que el alumnado se enfrente a ellos de pie, en pizarras borrables verticales y en grupos aleatorios de tres. De esta manera, la interacción se multiplica, al mismo tiempo que el docente se hace más consciente de qué está haciendo el alumnado.

El cambio fue radical. En junio, 15 de los 19 alumnos hablaban de las matemáticas como algo que tenía que ver con comprender, pensar, trabajar en grupo y encontrar sentido. Ya no se trataba de cuentas, sino de procesos. Una niña resumía así su experiencia:

“Las matemáticas para mí son poder entender los números. Me gusta trabajar en grupos en las pizarras en vez de hacerlo en solitario”.

Este cambio de enfoque no solo transformó la visión de la asignatura. También aumentó la autopercepción de competencia: seis estudiantes se sentían ahora “buenos en matemáticas”, frente a solo uno al inicio. Y en el plano emocional, 16 de 19 expresaban entusiasmo, diversión y tranquilidad, vinculando sus emociones positivas con actividades concretas como resolver problemas difíciles o colaborar en grupo.

El aula dejó de ser un lugar donde se repiten procedimientos para convertirse en un espacio de exploración y descubrimiento compartido.

El regreso al modelo expositivo

La historia, sin embargo, no acaba ahí. En enero del curso siguiente, ya en 5º de primaria, este mismo alumnado volvió a un enfoque instrumental, basado en ejercicios individuales y enseñanza expositiva. Volvimos a pedir redacciones a principios de curso en las que compartieran sus emociones y creencias sobre la asignatura. El contraste fue inmediato. Menos de la mitad de las redacciones incluían ahora una visión clara de las matemáticas, y muchas reflejaban aburrimiento o desánimo, como indica un alumno:

“Este año las mates son más aburridas porque la mayoría de las veces hacemos cuentas”.

Curiosamente, la percepción de competencia seguía siendo alta: doce alumnos se sentían seguros. Pero las emociones se tornaron negativas para quienes habían disfrutado de un aprendizaje relacional. La incoherencia entre lo que habían vivido antes y lo que ahora encontraban en clase generaba frustración.

Al mismo tiempo, otro grupo de estudiantes mostraba alivio: “No tenemos casi ningún problema difícil… me gustan las matemáticas”. Para algunos, la baja demanda cognitiva resultaba cómoda, aunque poco estimulante.

Lo que nos dicen estos hallazgos

Los resultados de esta pequeña investigación confirman algo que la literatura científica internacional lleva años subrayando: la cultura de aula condiciona la relación del alumnado con las matemáticas. Un enfoque basado en la resolución de problemas no solo proporciona aprendizajes significativos, sino que también fomenta emociones positivas y refuerza la confianza en las propias capacidades. Por el contrario, volver a un modelo instrumental puede erosionar ese vínculo, especialmente en quienes han descubierto que las matemáticas pueden ser algo más que cuentas.


Este artículo está basado en una investigación en la que ha colaborado Manuel Jesús Siaba-Lestón, maestro en el CEIP Plurilingüe Ricardo Tobío, Esteiro-Muros (La Coruña).

The Conversation

Pablo Beltrán-Pellicer recibe fondos del grupo S60_23R -Investigación en Educación Matemática (Gobierno de Aragón).

Sergio Martínez-Juste recibe fondos del grupo S60_23R -Investigación en Educación Matemática (Gobierno de Aragón).

Gregorio Morales Ordóñez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¡Yo también soy buena en matemáticas! Esta es la manera de enseñar que cambia actitudes – https://theconversation.com/yo-tambien-soy-buena-en-matematicas-esta-es-la-manera-de-ensenar-que-cambia-actitudes-265224

Cuando el Corán coincide con la OMS: así influye la religión en la lactancia materna

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Manuel Martínez Linares, Profesor de Enfermería, Universidad de Granada

PeopleImages/Shutterstock

Siguen existiendo barreras para la lactancia materna. Si todas las criaturas entre los 0 y 6 meses de edad estuvieran amamantadas de forma óptima, se podría salvar la vida a más de 820 000 cada año. Sin embargo, la realidad es que solo el 44 % reciben alimentación mediante lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida.

En España, más del 90 % de las mujeres deciden iniciar la lactancia materna en el momento del nacimiento, pero únicamente el 35 % sigue haciéndolo a los 6 meses, a pesar de los beneficios que mantenerla les puedan suponer.

A pesar de la evidencia existente, persisten las barreras que dificultan la promoción de la lactancia materna exclusiva. Por ejemplo, el escaso apoyo laboral para que las mujeres puedan seguir realizándola. También falta preparación previa antes del parto y los mitos que mantienen la idea de que la lactancia materna exclusiva es insuficiente para satisfacer al bebé. Todo esto sin olvidar la falta de disponibilidad de recursos humanos, materiales y económicos, [así como de personal sanitario correctamente preparado], a pesar de que lo hay (https://internationalbreastfeedingjournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13006-024-00630-3).

No alcanzar los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en lo que respecta a la lactancia genera pérdidas. Estas pueden ser económicas, de 302 000 millones de dólares anuales, pero también se malogran los beneficios que genera para el bebé, la madre, la sociedad y el medio ambiente. La OMS recomienda la lactancia materna de forma exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y de forma complementaria hasta los 2 años.

Aunque los programas de promoción de lactancia materna exclusiva llevados a cabo por profesionales de la matronería han demostrado su utilidad, esto no es suficiente. También deben incorporar un asesoramiento sobre los motivos que influyen en las mujeres en la elección y el abandono de la lactancia materna exclusiva.

La religión es una parte más a tener en cuenta

Las personas pueden concebir y vivir sus creencias religiosas como parte de su ser de forma holística. No tenerlo en cuenta en la práctica clínica puede considerarse como una falta de interés por parte del profesional sanitario y convertirse en una barrera para la comunicación y la creación de confianza.

En cambio, se ha comprobado que las tasas de lactancia materna exclusiva al nacer difieren según la creencia religiosa de la madre. Así, la adherencia es mayor entre las mujeres musulmanas en comparación con las cristianas.

Esto se explica porque la lactancia materna también se puede ver influida por prácticas y creencias culturales. Por lo tanto, en la promoción del amamantamiento hay que tener en cuenta factores religiosos y culturales que van a condicionar no solo el inicio, sino también su mantenimiento, tal y como reflejan los estudios realizados al respecto.

Nuevos hallazgos sobre este tema

Recientemente hemos llevado a cabo un estudio con mujeres musulmanas y cristianas de Melilla. Los resultados indican que, independientemente de su ideología religiosa, la reincorporación a la actividad laboral tras el parto es el momento que condiciona la continuidad de la lactancia materna. Este es, por lo tanto, un factor determinante para abandonarla.

Sin embargo, las mujeres musulmanas practicantes mantienen en una mayor proporción la lactancia materna hasta los dos años de edad de la criatura porque así se indica en el Corán. En las mujeres cristianas, independientemente de que se identifiquen como practicantes o no, no suele ocurrir así.

El apoyo que las mujeres reciben por parte de sus parejas y familiares también ayuda a continuar con la lactancia. A este respecto, para todas mujeres, “la tradición del biberón” familiar influye en el abandono de esa práctica. La pareja y la madre son personas fundamentales para el abandono o continuidad del amamantamiento, a quienes hay que añadir la suegra en el caso de las mujeres musulmanas.

Las recomendaciones y experiencias de la suegra pueden decantar tanto el abandono como la continuidad de este tipo de alimentación. En este sentido, las mujeres musulmanas cuentan, además de con el mandato coránico, lo que genera una mayor influencia social y apoyo.

Tener conocimientos sobre lactancia materna también contribuye. Es en el programa de preparación al parto y la maternidad donde este conocimiento se puede adquirir, a partir de la información proporcionada por el personal de matronería. Sin embargo, las mujeres musulmanas acuden en menor medida a este tipo de atención que se oferta. En cambio, las mujeres cristianas que sí suelen acudir, sobre todo si se trata de su primer embarazo, aseguraron que les proporciona seguridad a la hora de comenzar a dar lactancia materna, las empoderaba y les hacía aumentar la confianza en sí mismas para poder hacerlo.

Queda mucho trabajo por delante

Los organismos internacionales y nacionales en materia de salud dicen que la lactancia materna es la mejor forma para alimentar a una criatura. A pesar de que hay organizaciones de profesionales de la sanidad que trabajan por ello, los motivos de su abandono siguen siendo los mismos. La incorporación al trabajo o creer que la leche producida no alimenta, son algunos de ellos.

Además, sigue sin haber profesionales de la matronería de referencia, tanto en atención primaria como en atención hospitalaria, cuya función principal sea dedicar el tiempo necesario a concienciar, ayudar y acompañar a las embarazadas y madres. Todo ello terminaría repercutiendo en un ahorro para la madre, la familia, el sistema sanitario y el medio ambiente en general, con independencia de la religión que profesen las familias.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Cuando el Corán coincide con la OMS: así influye la religión en la lactancia materna – https://theconversation.com/cuando-el-coran-coincide-con-la-oms-asi-influye-la-religion-en-la-lactancia-materna-264825

Los Estados reaccionan contra Israel: estas son las medidas que se han tomado y los países que las han puesto en marcha

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Irene Vázquez Serrano, Profesora de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, Universidad de Murcia

Panorama de edificios destruidos en Gaza. tayifmukta/Shutterstock

El pasado 8 de septiembre, Volker Türk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, se preguntaba: “¿Dónde están las medidas decisivas para prevenir el genocidio?”. Ese día, el presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, anunciaba la adopción de un paquete de medidas con la finalidad de frenar “el genocidio en Gaza” cometido por Israel, situándose España en la primera línea de lucha contra los crímenes cometidos contra el pueblo palestino.

Las medidas son estas:

  1. Aprobación de un Real Decreto Ley prohibiendo la compra y venta de armas a Israel previsto, de facto, desde octubre de 2023. El 14 de julio ya hubo un acuerdo entre los socios del Ejecutivo para a`robar una ley, y la recogida de 1 200 firmas, impulsadas por la campaña Fin al Comercio de Armas con Israel, ya solicitaban en Madrid un embargo inmediato.

  2. Prohibición del tránsito de buques que lleven combustible al ejército israelí.

  3. Prohibición, en el espacio aéreo español, de vuelos que lleven material militar a Israel.

  4. Prohibición de entrada al territorio español de personas implicadas directamente en la planificación, ejecución o justificación de actos de genocidio, violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra en Gaza.

  5. Prohibición de importación de productos originarios de los asentamientos ilegales israelíes en Gaza y Cisjordania, una demanda recurrente de Francesca Albanese, la relatora Especial de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados.

  6. Reducción de la asistencia consular a los ciudadanos españoles que residen en los asentamientos israelíes ilegales en Gaza y Cisjordania a la mínima legalmente obligatoria, ya demandada por la Asamblea General de la ONU (resolución de 13 de septiembre de 2024).

  7. Refuerzo del apoyo a la Autoridad Palestina con el incremento de personal en la Misión de Asistencia Fronteriza de la Unión Europea en Rafah y el establecimiento de nuevos proyectos de cooperación en agricultura, seguridad alimenticia y asistencia médica.

  8. Aumento de la financiación de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en, aproximadamente, 10 millones de euros adicionales.

  9. Incremento de la ayuda humanitaria y la cooperación en Gaza hasta los 150 millones de euros el próximo año 2026.

Tras los pasos de España

La adopción de estas disposiciones por parte de España, que coinciden con la carta abierta firmada en agosto de 2025 por 209 exembajadores y altos funcionarios europeos reclamando medidas “inmediatas” para frenar las acciones de Israel, ha supuesto una irremediable presión sobre otros países.

  • Eslovenia ha sido el primer Estado europeo en prohibir la importación de productos de asentamientos de colonos israelíes en territorio palestino y la importación, exportación y tránsito a/o desde Israel, habiendo declarado persona non grata a dos ministros del Ejecutivo israelí.

  • Suecia y Países Bajos, junto a Reino Unido, Canadá, Noruega, Australia y Nueva Zelanda han sancionado a los ministros israelíes Itamar Ben-Gvir (Seguridad) y Bezalel Smotrich (Finanzas) por incitar a la violencia hacia los palestinos en la Cisjordania ocupada.

  • Bélgica, por su parte, presentó un paquete de medidas condicionadas a la liberación de rehenes por Hamás.

  • En Noruega, el Fondo de Pensiones del Gobierno Noruego ha retirado sus inversiones de empresas con sede en Israel.

Otras medidas colectivas propuestas

Son varias las iniciativas propuestas por diversos grupos de Estados. Por ejemplo, el borrador de proyecto (junio 2025) elaborado por Argelia, Dinamarca, Grecia, Guyana, Pakistán, Panamá, la República de Corea (Corea del Sur), Sierra Leona, Eslovenia y Somalia que solicitaba al Consejo de Seguridad la aprobación de un alto el fuego inmediato, incondicional y permanente y la liberación incondicional de los rehenes retenidos por Hamás y otros grupos. Sin embargo, Estados Unidos vetó su aprobación.

Más tarde, se celebró en Bogotá la primera conferencia del Grupo de La Haya, formada por ocho Estados –Bolivia, Cuba, Honduras, Senegal, Sudáfrica, Malasia, Namibia y Colombia–, junto a 30 delegaciones estatales y otros organismos de la ONU liderados por Colombia y Sudáfrica. Su finalidad era adoptar seis medidas económicas y diplomáticas: no permitir la provisión de armas a Israel y revisar los contratos públicos para impedir el apoyo indirecto a la ocupación de los territorios palestinos y apoyar a la justicia internacional, entre otras.

En este sentido, el fiscal general del Estado español, Álvaro García Ortiz, ha aprobado la apertura de investigaciones sobre los actos llevados a cabo en Gaza por Israel.

Reconocimiento al Estado de Palestina

Un lugar destacado entre las medidas adoptadas ocupa el reconocimiento del Estado de Palestina el pasado 28 de mayo liderado por España, uniéndose Irlanda, Noruega y Eslovenia –Suecia ya lo hizo en 2014 y Colombia en 2018–. Mientras que Finlandia y Luxemburgo están considerándolo, Francia, Malta y Bélgica lo harán durante la reunión de la Asamblea General de la ONU.

Alemania, Italia, Hungría, República Checa, Bulgaria y Austria siguen siendo contrarios. Sin embargo, el número de Estados que reconocen al Estado de Palestina aumenta cada vez más. Así lo han hecho recientemente Reino Unido, Australia, Canadá, Portugal y Japón.

Irlanda, por su parte, también solicitó la exclusión de Israel de la ONU, algo poco probable al ser necesaria la recomendación del Consejo de Seguridad. Y Colombia rompió relaciones diplomáticas con Israel, creando una delegación diplomática donde tomó posesión el primer embajador colombiano ante el Estado de Palestina.

La necesaria presión internacional

El Observador Permanente del Estado de Palestina ante la ONU, Riyad Mansour, señaló que “lo que puede detener este genocidio es que los Estados tomen medidas inmediatas y reales para disuadir a Israel”. Quizá las recientes recomendaciones de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU sirvan para evitar una escalada mayor de esta barbarie que dura demasiados años ya.

The Conversation

Irene Vázquez Serrano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Los Estados reaccionan contra Israel: estas son las medidas que se han tomado y los países que las han puesto en marcha – https://theconversation.com/los-estados-reaccionan-contra-israel-estas-son-las-medidas-que-se-han-tomado-y-los-paises-que-las-han-puesto-en-marcha-265628

Por qué el apoyo mayoritario a Palestina no se traducirá en la creación de un Estado

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Maha Nassar, Associate Professor in the School of Middle Eastern and North African Studies, University of Arizona

Estadounidenses pro palestinos se reúnen en Nueva York en una marcha hacia la ONU el 18 de septiembre de 2025. Selcuk Acar/Anadolu via Getty Images

Es probable que el reconocimiento de un Estado palestino domine los debates en la Asamblea General de la ONU que se celebra esta semana en Nueva York.

De los 193 Estados miembros, unos 150 reconocen ya el Estado palestino. Australia, Canadá y el Reino Unido se han convertido en los últimos en hacerlo. Y se espera que ese número aumente en los próximos días, ya que varios países más anunciarán oficialmente un reconocimiento similar.

El hecho de que una serie de naciones occidentales estén añadiendo sus nombres a la lista casi universal del sur global supone una importante victoria diplomática para la causa de una nación independiente, soberana y autónoma para los palestinos. Por el contrario, implica una gran derrota diplomática para Israel, especialmente dos años después de contar con el apoyo masivo de las naciones occidentales tras el ataque del 7 de octubre por parte de Hamás.

Como estudiosa de la historia moderna de Palestina, sé que este momento diplomático lleva décadas gestándose. Pero también soy consciente de que ya se han producido avances simbólicos e insignificantes sobre esta cuestión.

La realidad sin Estado

La lucha por la creación de un Estado palestino se remonta al menos a 1967. Durante la guerra de los seis días contra una coalición de Estados árabes, Israel conquistó y amplió su control militar sobre el resto de lo que era la Palestina histórica , una franja de tierra que se extiende desde el río Jordán, al este, hasta el mar Mediterráneo, al oeste.

Al término de la guerra, Israel había tomado el control de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza.

A diferencia de lo que ocurrió tras la guerra de 1948, que condujo a su independencia, Israel optó por no conceder la ciudadanía israelí a los palestinos que vivían en las zonas recién conquistadas. En su lugar, comenzó a gobernarlos mediante una serie de órdenes militares.

Un hombre extiende los brazos para enfatizar su discurso mientras se encuentra de pie ante un atril.
Yasser Arafat se dirige a la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1974.
Bettmann / Contributor

Estas órdenes controlaban casi todos los aspectos de la vida palestina, y muchas siguen vigentes en la actualidad. Por ejemplo, si un agricultor quiere cosechar sus olivos cerca de un asentamiento judío en Cisjordania, necesita un permiso. O
si un trabajador de Gaza quiere trabajar dentro de Israel, necesita un permiso israelí. Incluso rezar en una mezquita o iglesia en Jerusalén Este depende de la obtención de un permiso.

Este sistema de permisos servía como un recordatorio constante a los palestinos que vivían en los territorios ocupados de que carecían de control sobre sus propias vidas cotidianas. Mientras tanto, las autoridades intentaban aplastar la idea de la nacionalidad palestina mediante políticas como la prohibición de exhibir públicamente su bandera. Eso, y otras expresiones de identidad nacional en los territorios ocupados, podían acarrear penas de hasta 10 años de prisión.

Estas políticas encajan con la creencia, expresada en 1969 por la entonces primera ministra israelí Golda Meir, de que «en esta zona no existe tal cosa como los palestinos».

El auge del nacionalismo palestino

Casi al mismo tiempo que Meir hizo ese comentario, los palestinos comenzaron a organizarse en torno a la idea de la creación de un Estado.

Aunque la idea ya se había planteado anteriormente, la creación de un Estado se codificó como doctrina oficial en una resolución en febrero de 1969 en Egipto. Esto ocurrió durante una sesión del Consejo Nacional Palestino, el órgano legislativo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que se formó en 1964 como representante oficial de sus ciudadanos en los territorios ocupados.

Esa resolución pedía un Estado libre, secular y democrático en Palestina –incluido todo el Estado de Israel– en el que musulmanes, cristianos y judíos tuvieran los mismos derechos.

A partir de ese momento, la lucha contra la ocupación tomó dos caminos paralelos: la presión diplomática y la resistencia armada.

Pero los acontecimientos sobre el terreno socavaron la idea de un único Estado para todos según lo previsto en la resolución de El Cairo.

El final inconcluso de la guerra árabe-israelí de 1973 abrió la puerta a una mayor diplomacia entre Israel y los Estados árabes. Egipto e Israel decidieron que la diplomacia les ayudaría a alcanzar sus objetivos, lo que culminó en el tratado de paz entre Egipto e Israel de 1979. Pero el tratado también dejó a los palestinos sin el apoyo árabe unificado.

Mientras tanto, a lo largo de la década de 1970, la ocupación israelí se profundizó y afianzó con la construcción de asentamientos israelíes, especialmente en Cisjordania.

La OLP respondió en 1974 con la publicación de lo que se conoció como el Plan de 10 Puntos, en el que se orientaban hacia la búsqueda del establecimiento de una autoridad nacional en cualquier parte de la Palestina histórica que pudiera ser liberada.

Luego, en 1988, un año después del inicio de la primera intifada palestina, la OLP declaró unilateralmente la independencia en los territorios ocupados en 1967.

La medida fue en gran medida simbólica: Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este seguían bajo ocupación, y la OLP se encontraba entonces en el exilio en Túnez.

Pero representó la unión de los palestinos en el exilio –la mayoría de los cuales procedían de ciudades y pueblos que ahora formaban parte del Estado de Israel– con los palestinos de los territorios ocupados.

La declaración fue redactada por el poeta palestino Mahmoud Darwish, que creció en Israel, y proclamada por Yasser Arafat, líder de la OLP en el exilio.

También fue un momento de gran esperanza. Lo que la mayoría de los palestinos querían era que la comunidad internacional los reconociera como un organismo nacional, merecedor de un lugar en la mesa con otros Estados-nación.

Compromiso y rechazo

Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este comprenden alrededor del 22 % de la Palestina histórica. Por lo tanto, la declaración significaba efectivamente que los palestinos renunciaban al 78 % restante de lo que consideraban su tierra.

La reacción de la comunidad internacional ante la declaración de la OLP fue dividida. Muchos países del Sur Global que habían sido colonizados en el pasado reconocieron inmediatamente la independencia palestina.

Unos 78 países avalaron la declaración. Israel la rechazó de plano, al igual que Estados Unidos y la mayoría de los países occidentales.

La oposición de Washington fue tal que Estados Unidos denegó el visado a Arafat antes de su previsto discurso ante las Naciones Unidas en su sede de Nueva York. Como resultado, la reunión de diciembre de 1988 tuvo que trasladarse a Ginebra.

Aunque se negaron a aceptar la condición de Estado palestino, Estados Unidos e Israel comenzaron a reconocer a la OLP como órgano representativo del pueblo palestino. Esto formaba parte de los Acuerdos de Oslo, un proceso diplomático que muchos creían que trazarían una hoja de ruta para una eventual solución de dos Estados.

Mientras que algunos palestinos consideraban los acuerdos como un avance diplomático, otros se mostraron más escépticos, entre ellos Darwish y el profesor palestino-estadounidense Edward Said, que creían que Oslo era un regalo envenenado: aunque se presentó como un paso hacia una solución de dos Estados, el acuerdo no decía nada sobre un Estado palestino en el ínterin.

En realidad, los Acuerdos de Oslo no han conducido a la creación de un Estado. Más bien, crearon un sistema de autonomía fragmentada bajo la recién creada Autoridad Palestina que, aunque estaba destinada a ser provisional, se ha convertido en permanente.

A la Autoridad Palestina solo se le concedieron poderes limitados y se le privó de una independencia real. Aunque tenía cierta influencia en la educación, la sanidad y los servicios municipales, Israel mantuvo el control de las tierras, los recursos, las fronteras y la economía palestinas. Esto sigue siendo así hoy en día.

Nuevo impulso para el reconocimiento del Estado

La desilusión con los Acuerdos de Oslo contribuyó a la segunda intifada, mucho más violenta de 2000 a 2005.

Mahmoud Abbas, líder de la Autoridad Palestina tras Arafat, respondió impulsando de nuevo el reconocimiento internacional de la condición de Estado.

Y en 2012, la Asamblea General de la ONU votó a favor de mejorar el estatus de Palestina, elevándolo de «observador no miembro» a «Estado observador no miembro».

Dos hombres se dan la mano.
La delegación palestina en la Asamblea General de la ONU antes de la votación para elevar el estatus de Palestina a Estado observador no miembro en 2012.
Stan Honda/AFP via Getty Images

En teoría, esto significaba que los palestinos ahora tenían acceso a organismos internacionales, como la Corte Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia.

Pero cualquier cambio significativo en el estatus de la soberanía palestina tendría que pasar por el Consejo de Seguridad de la ONU, no por la Asamblea General.

Estados Unidos sigue oponiéndose a que los palestinos obtengan la condición de Estado independiente. Mientras tenga derecho de veto en el Consejo de Seguridad, la consecución de un Estado verdaderamente soberano seguirá estando fuera de discusión. Y eso seguirá siendo así, independientemente de lo que hagan otros miembros del Consejo de Seguridad como Francia y el Reino Unido.

De hecho, muchos palestinos y otros críticos del statu quo afirman que las naciones occidentales están utilizando la cuestión de la condición de Estado palestino para inhibirse en la tarea diplomática mucho más difícil de hacer responsable a Israel de lo que un organismo de la ONU acaba de describir como un genocidio en Gaza.

The Conversation

Maha Nassar no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Por qué el apoyo mayoritario a Palestina no se traducirá en la creación de un Estado – https://theconversation.com/por-que-el-apoyo-mayoritario-a-palestina-no-se-traducira-en-la-creacion-de-un-estado-265837

El engaño de la luz dorada del otoño, bajo la mirada de la física

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Antonio Manuel Peña García, Catedrático del Área de Ingeniería Eléctrica, Universidad de Granada

Subbotina Anna/Shutterstock

Imagine que está tranquilamente en casa y de repente recibe una de esas “llamadas de la suerte”. Al otro lado del teléfono, un famosísimo presentador vocifera entusiasmado que está en directo y que puede ganar un millón de euros si responde a la siguiente pregunta: ¿de qué color es la luz del otoño?

¿Qué contestaríamos usted o yo? ¿Y mil personas al azar? No tengo pruebas ni dudas de que muchos responderíamos “dorada”. Pero no todos. ¿No todos? ¿Acaso es una sensación subjetiva? Pensemos antes de contestar. Pero rápido, que estamos en directo.

¿Qué dice la física?

En el hemisferio norte, el otoño es el periodo en el que la Tierra se acerca al Sol desde un punto en el que días y noches tienen igual duración (equinoccio de otoño) hasta su máxima cercanía (solsticio de invierno). Comienza el 22 de septiembre y finalizará el 21 de diciembre. Para nuestros vecinos del hemisferio sur, esta época es la primavera.

Aunque esta definición requiere algunos matices, nos da la primera pista para responder a la pregunta del millón.

Lo primero que llama la atención es que el invierno en nuestro hemisferio coincida con la menor distancia al Sol, ya que cuanto más cerca estemos, más radiación solar llega a la Tierra. Sin embargo, es la inclinación de los rayos en cada estación y no la distancia a nuestra estrella es lo que determina la cantidad de luz y calor que recibimos.

Como en otoño la elevación solar máxima va decreciendo y sabemos que el color del cielo pasa del azul al amarillo-rojizo cuando el Sol está más bajo, es lógico que su luz parezca más dorada.

Entonces, la luz del invierno ¿debería ser más dorada todavía? ¿Y los primeros días de primavera?

Pero a mí la primavera se me antoja multicolor. Y el invierno blanco aunque no nieve. ¿Y a usted?

Es más, el otoño puede ser lluvioso, lo que limpia la atmósfera de aerosoles que enrojecen el cielo… A la física no le gusta esa imagen otoñal eminentemente dorada.

Sonata de otoño

Si alguien consagró su pluma a describir la luz, ése fue D. Ramón del Valle-Inclán, el otro gran manco de nuestra literatura.

“Aquel renacimiento de nuestros amores fue como una tarde otoñal de celajes dorados, amable y melancólica”.

En su Sonata de otoño (1902), Valle nos pinta el ocaso de una vida amada con un sentimiento jamás igualado en las letras españolas. Y lo hace desde el otoño de su Galicia natal, que para él era, ante todo, dorado.

Este otro pasaje es especialmente revelador:

“Yo también los evoqué un día lejano, cuando la mañana otoñal y dorada envolvía el jardín húmedo y reverdecido por la constante lluvia de la noche. Bajo el cielo límpido, de un azul heráldico, los cipreses venerables parecían tener el ensueño de la vida monástica”.

Sin reparos en describir la mañana como dorada y azul al mismo tiempo.

Y no solo Valle. Son incontables los grandes literatos (¡y pintores!) que han soñado un otoño entre rayos dorados. Desde Octavio Paz hasta Juan Ramón Jiménez. Pero, ¿por qué contradicen a la física? Quizá el poeta moguereño nos de una pista:

“Esparce octubre, al blando movimiento del sur, las hojas áureas y las rojas…”.

¿Es posible que imaginemos el otoño en tonos dorados solo porque es el color característico de las hojas en esta estación? ¿Existe algo en nosotros que acertada o equivocadamente asocie un color a otras sensaciones o viceversa?

Fuego rojo, fuego azul y una misteriosa hipótesis

Si nos hubieran preguntado por el color del fuego o de las cosas muy calientes, la respuesta habría sido más fácil: rojo. Todo el mundo asocia el rojo al calor. Hasta llegar el rojo vivo, expresión de algo extremadamente caliente. ¿Y de qué color son las cosas muy frías? Blancas o azuladas, por supuesto.

Pero la física, que es una aguafiestas, vuelve a la carga con una pregunta burlona: si la llama del soplete es azulada y la de una cerilla, roja, ¿cuál está más caliente? Independientemente de lo que estemos quemando, que influye mucho en el color, si observamos una llama es frecuente que su interior (más caliente) sea azulado y su exterior (más frío), rojo.

El color de las estrellas

También las estrellas azules son más calientes que las rojas. Este hecho lo explica la “curva de emisión del cuerpo negro”, que durante décadas trajo de cabeza a los físicos y desembocó en el desarrollo de la mecánica cuántica. Vamos, que si algún color debe asignarse a las temperaturas, es el azul a las altas y el rojo a las bajas. Y esto es incontestable.

Entonces, ¿por qué asociamos el último a lo caliente? La respuesta es breve: lo hacemos y punto. La llamada “hipótesis del tono-calor” se estableció hace más de un siglo, pero no está claro por qué nuestro cerebro contradice a la física.

El ser humano ha evolucionado durante cientos de milenios junto a fuegos de combustibles vegetales, rojos y poco calientes. ¿Es posible que haya quedado grabado en lo más profundo de nuestro ser que lo caliente es rojo? Yo creo que sí, pero no está demostrado. Como también es posible que las hojas doradas que tapizan árboles y suelos en otoño nos hagan concebir esta estación de ese color.

Literatura y arte dicen que la luz del otoño es dorada sin que la física esté totalmente conforme. Cabe pensar que se trate de una asociación mental atávica. ¿Será aceptable para ganar el millón?

The Conversation

Antonio Manuel Peña García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. El engaño de la luz dorada del otoño, bajo la mirada de la física – https://theconversation.com/el-engano-de-la-luz-dorada-del-otono-bajo-la-mirada-de-la-fisica-264439