Cigüeñas y gaviotas transportan cientos de kilos de plásticos desde los vertederos a los humedales de Andalucía

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Julián Cano Povedano, PhD student, Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC)

Cigüeñas y gaviotas alimentándose en un vertedero.
Enrique García Muñoz (FotoConCiencia), CC BY-ND

La imagen de aves llenando los vertederos y comiendo de nuestra basura genera preocupación por saber de qué se están alimentando. Por ejemplo, se sabe estos animales pueden morir al tragar plásticos. Pero lo que no es tan conocido es qué pasa después con esos plásticos ingeridos y cómo pueden afectar a otros organismos con los que comparten ecosistemas.

Nuestro grupo de investigación lleva años estudiando el transporte de semillas e invertebrados por aves acuáticas. Sin embargo, muchas veces aparecían plásticos, cristales y otros productos de origen antrópico en las egagrópilas –bolas regurgitadas de restos orgánicos no digeribles– y heces que analizábamos. Así que nos preguntamos: ¿y si también transportan plásticos?

La contaminación por plásticos es una de las amenazas a las que nos enfrentamos como sociedad. Si bien se ha estudiado históricamente sobre ecosistemas marinos, la información sobre la fuente e impacto de plásticos en humedales como lagos o marismas es escasa.

¿Cómo transportan las aves los plásticos?

En muchos sitios, aves acuáticas como cigüeñas, gaviotas o garcillas repiten diariamente el mismo viaje. Se alimentan en vertederos y posteriormente se desplazan a humedales para descansar. Allí, estas especies regurgitan egagrópilas con el material imposible de digerir, como plásticos, especialmente en los dormideros. Así, actúan como biovectores y su acción genera una concentración de plásticos en los humedales usados para el descanso. Pero ¿cuál es la dimensión de este problema?




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Para poder dar respuestas a esta pregunta nos centramos en tres especies de aves acuáticas comunes en vertederos andaluces: la gaviota sombría, la gaviota patiamarilla y la cigüeña blanca. Aprovechamos individuos marcados con aparatos GPS y muestreamos egagrópilas en los humedales conectados con los vertederos por sus movimientos.

Después de cuantificar el plástico en el laboratorio, finalmente combinamos los datos GPS, los censos de las especies y las egagrópilas analizadas para estimar el plástico transportado por toda la población. El trabajo y procesado de muestras llevado a cabo durante el proyecto fue expuesto en un documental sobre el transporte de plástico por parte de aves a humedales acuáticos.

Dos gaviotas patiamarillas persiguen a una cigüeña con un plástico en el pico en los entornos de un vertedero.
Dos gaviotas patiamarillas persiguen a una cigüeña con un plástico en el pico en los entornos de un vertedero.
Enrique García Muñoz (FotoConCiencia), CC BY-ND

Cientos de kilos de plásticos anuales

La laguna de Fuente de Piedra, en Málaga, es famosa por su colonia de flamencos. Es endorreica, o sea, el agua accede por arroyos, pero no sale, provocando una concentración de sales y de cualquier contaminante que entre, incluyendo plásticos.

En invierno se reúnen allí miles de gaviotas sombrías que crían en el norte de Europa. Estimamos que esta población importa un promedio de 400 kg anuales de plásticos hacia este humedal Ramsar, procedente de vertederos en las provincias de Málaga, Sevilla y Córdoba.

Otro estudio nuevo en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz nos permitió comparar a las tres especies mencionadas, que utilizan los mismos vertederos y comparten el parque natural para el descanso. En total, vimos que estas especies transportaban alrededor de 530 kg anuales de plásticos hacia las marismas de la bahía de Cádiz, pero cada especie lo hacía de una manera algo diferente.

Diferencias entre cigüeñas y gaviotas

La cigüeña es más grande y transporta más plástico por individuo que las gaviotas, ya que sus egagrópilas son de mayor tamaño. Sin embargo, lo más importante para determinar el impacto de cada especie es el número de individuos que realiza el viaje vertedero-humedal. En nuestro trabajo, de nuevo fue la gaviota sombría la que más plástico movía (285 kg anuales) debido a su abundancia en invierno.

La asociación directa entre visitas al vertedero y distancia al mismo es clara, tanto para gaviotas como para cigüeñas. Por lo tanto, aquellos ecosistemas más cercanos a vertederos están más expuestos a este problema.

Nuestro estudio también demuestra cómo las diferencias espaciotemporales propias de cada especie se trasladan al transporte de plástico. Por ejemplo, pudimos ver que la parte de la Bahía de Cádiz de mayor exposición de plásticos procedentes de gaviota patiamarilla se encuentra en torno a sus colonias de cría. Además, esta ave los transportaba durante el año completo, mientras que las otras dos especies lo hacían en sintonía con su paso migratorio.

Por último, hay algunas diferencias en los tipos de plástico: la cigüeña era la única especie que transportaba gomas de silicona desde los vertederos, por razones desconocidas.

Gaviotas y cigüeñas sobre el suelo de tierra de un vertedero
Gaviotas y cigüeñas en un vertedero.
Enrique García Muñoz, CC BY-ND



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Impacto y soluciones

Los plásticos y sus aditivos pueden generar numerosos problemas, no solo a los propios biovectores sino a los organismos con los que comparten ecosistema, desde plantas hasta a otras aves. Por ejemplo, plásticos más grandes pueden producir estrangulamientos o bloquear sus sistemas digestivos.

Los efectos de plásticos más pequeños, así como de sus aditivos y de contaminantes que se adhieren a estos, suelen pasar más desapercibidos: por ejemplo, actúan como disruptores endocrinos y generan problemas metabólicos y reproductivos. Además, pueden entrar en la cadena alimentaria –pasan de unos seres vivos a aquellos que se los comen– y acumularse progresivamente conforme ascendemos en ella, actuando sobre diferentes niveles.

Arreglar este problema no es sencillo. Una directiva europea (1999/31/UE) contempla el uso de medidas disuasorias que limiten las visitas de estas aves a los vertederos. No obstante, existe controversia sobre cómo puede afectar a sus poblaciones.




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Por otro lado, existe un método casero que no involucra a las aves y que todos podemos aplicar basado en el uso de las famosas tres erres: reutilizar, reducir y reciclar los plásticos que utilizamos.

The Conversation

Julián Cano Povedano recibe fondos de Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (Ayuda FPU).
Para los trabajos realizados se ha recibido financiación de la Junta de Andalucía en el proyecto GUANOPLASTIC “proyecto de I +D +i PY20_00756”

Andrew J. Green fue Investigador Principal del proyecto “Aves acuáticas como vectores de plásticos y nutrientes entre vertederos y humedales andaluces: GuanoPlastic” financiado por la Junta de Andalucía (PY20_00756), cuyo duración fue de Octubre 2021 a Marzo 2023.

ref. Cigüeñas y gaviotas transportan cientos de kilos de plásticos desde los vertederos a los humedales de Andalucía – https://theconversation.com/ciguenas-y-gaviotas-transportan-cientos-de-kilos-de-plasticos-desde-los-vertederos-a-los-humedales-de-andalucia-266325

¿Por qué las chicas adolescentes se sienten peor que los chicos?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Alejandro Legaz Arrese, Catedrático Área de Educación Física y Deporte, Universidad de Zaragoza

fizkes/Shutterstock

En los últimos años hemos asistido a un aumento preocupante de los problemas de salud mental entre jóvenes. Pero hay un dato que suele pasar desapercibido: la crisis emocional adolescente no afecta por igual a chicos y chicas.

En nuestros estudios recientes sobre sueño, ansiedad, depresión, calidad de vida y riesgo de trastornos alimentarios, analizamos datos de más de 10 000 adolescentes españoles de entre 11 y 19 años. Los resultados fueron claros: la brecha emocional entre chicas y chicos no solo existe, sino que aparece temprano y se intensifica con la edad.

La brecha nace en la pubertad

La diferencia entre sexos no es innata. Surge cuando llegan los cambios hormonales y sociales de la pubertad. Al inicio de esta fase, chicas y chicos muestran niveles similares de bienestar emocional. Sin embargo, aproximadamente a partir de los 14 años en las chicas, cuando la pubertad está en pleno desarrollo y los cambios físicos y hormonales se aceleran, las trayectorias comienzan a separarse. Desde ese momento, las chicas empiezan a dormir peor, muestran más ansiedad y reportan más síntomas depresivos.

La adolescencia, para muchas chicas, se vuelve emocionalmente más intensa. Muchas jóvenes describen vacío emocional, confusión sobre sí mismas y más dificultad para entender y gestionar sus emociones. No es simplemente que se sientan peor: durante esta etapa, el equilibrio emocional se vuelve más frágil y la respuesta al estrés se intensifica.

Sensación de menos autonomía y control

Este periodo también supone un cambio importante en la percepción de su autonomía. Algunas adolescentes expresan la sensación de tener menos control sobre su tiempo, su cuerpo y sus decisiones. Mientras para muchos chicos la madurez representa más independencia, para muchas chicas implica mayor presión, más expectativas y más autoexigencia.

La autoestima cae de forma marcada y la relación con el propio cuerpo se vuelve más crítica. La preocupación por el peso, la apariencia y la autoevaluación constante aumentan, lo que eleva el riesgo de problemas alimentarios. Al mismo tiempo, numerosas adolescentes sienten que tienen menos energía, se cansan antes y ya no se sienten tan en forma como antes de la pubertad.




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Este patrón coincide con los hallazgos internacionales del informe de la Organización Mundial de la Salud, que identifica un deterioro mayor del bienestar psicológico femenino a partir de la pubertad y una mayor sensibilidad emocional asociada a este periodo.

No cambia el entorno, sino cómo se ven

Un dato importante: la esfera social no explica esta brecha. Las relaciones con la familia, el entorno escolar y las amistades se transforman en ambos sexos de forma similar. En nuestros datos no vemos diferencias sustanciales en apoyo social, amistades o experiencias de acoso.

La brecha emocional no proviene de un entorno más hostil para las chicas. Surge dentro: en cómo se sienten, cómo se ven y cuánto control perciben sobre sus vidas. Es una brecha interna, no social.




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Hormonas y presión estética

¿Por qué ocurre esto? La explicación es compleja y multifactorial. La pubertad femenina llega antes y con cambios hormonales más intensos que afectan al sueño, al estado de ánimo y a la forma en que se procesa el estrés. Pero estos cambios son naturales y ocurren en ambos sexos; no son la causa ni la solución por sí solos. La diferencia está en cómo se viven y qué significan esos cambios en un entorno social lleno de expectativas sobre el cuerpo femenino.

A todo ello se suma un contexto contemporáneo marcado por presión estética, exposición continua a redes sociales y expectativas de “ser perfecta” en múltiples dimensiones. La evidencia más reciente vincula estas dinámicas con el aumento del malestar emocional en chicas jóvenes.

La pubertad se convierte así en un cruce biológico y cultural particularmente exigente para ellas.

La brecha llega a la adultez

Este patrón no desaparece con los años. Datos de nuestro grupo de investigación y de la evidencia científica en población adulta muestran que las mujeres siguen presentando peores niveles de sueño, mayor ansiedad y depresión, y más insatisfacción corporal que los hombres.

La brecha emocional que se abre en la pubertad no se corrige sola con el paso del tiempo.

El deporte protege

Nuestros datos muestran que la actividad física, y especialmente el deporte competitivo, se asocia con mejor descanso, mayor satisfacción vital y menos malestar emocional tanto en chicos como en chicas. Cuando la práctica deportiva es similar, los beneficios también lo son: el deporte protege por igual.

Aun así, la brecha de bienestar entre chicos y chicas persiste. No porque el deporte funcione peor en ellas, sino porque las adolescentes practican menos actividad física y menos deporte competitivo, tal y como indican nuestro estudio y otros trabajos previos.

El deporte no puede compensar por sí solo los factores sociales que pesan más sobre las adolescentes, pero favorecer su participación, especialmente en niveles competitivos, ayuda a reducir la brecha, al permitir que más chicas accedan a los mismos beneficios que los chicos.

Otras estrategias que ayudan a reducir la brecha

La buena noticia es que sabemos que otras estrategias ayudan a reducir dicha diferencia emocional. Los estudios muestran que las intervenciones más efectivas son aquellas que ayudan a mejorar la relación con el propio cuerpo, reducir la comparación social y fortalecer la autoestima.

Programas escolares centrados en la educación sobre imagen corporal y autopercepción han logrado disminuir el riesgo de trastornos alimentarios y aumentar el bienestar emocional en chicas adolescentes.

También funcionan las iniciativas que enseñan a usar las redes sociales de forma crítica e identificar mensajes que dañan la autoimagen, ayudando a frenar la presión estética y digital.




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Por último, las estrategias de regulación emocional y atención plena, centradas en aprender a manejar el estrés, calmar la mente y conectar con el presente, se han asociado con mejoras en el bienestar psicológico y menores niveles de ansiedad en adolescentes.

No es solo cosa de ellas

Pero no todo depende de ellas. La investigación también muestra que el contexto importa. Las familias que escuchan, validan emociones y favorecen la autonomía protegen la salud mental de sus hijas.

Las escuelas que enseñan habilidades socioemocionales universales, como reconocer emociones, resolver conflictos o fortalecer la autoestima, reducen los síntomas de ansiedad y depresión en la adolescencia.

Y los medios y las redes sociales tienen una enorme responsabilidad: la forma en que se representan los cuerpos y el éxito influye en cómo las jóvenes se valoran a sí mismas.

Además, las políticas públicas que regulan los mensajes sobre cuerpo e imagen y que promueven entornos educativos y deportivos inclusivos, también ayudan a reducir la presión estética y mejorar el bienestar de las adolescentes.

Una ventana crítica (y una oportunidad)

La adolescencia es un momento decisivo. Si apoyamos a las chicas en esta etapa y reforzamos su autonomía, su autoestima y su relación con el cuerpo y las emociones, estaremos protegiendo su bienestar para el resto de la vida.

No se trata de pedirles que sean fuertes. Se trata de construir entornos que no las derriben. Invertir en salud mental adolescente hoy es construir una sociedad más equitativa mañana.

The Conversation

Alejandro Legaz Arrese recibe fondos del Grupo de Investigación Movimiento Humano financiado por el Gobierno de Aragón.

Carmen Mayolas-Pi recibe fondos de financiación asociados al Grupo de Investigación Movimiento Humano por parte del Gobierno de Aragón.

Joaquin Reverter Masia recibe fondos del Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación Orientada a los Retos de la Sociedad, en el marco del Plan Estatal de I+D+i 2020–2025. El título del proyecto es: “Evaluación de diversos parámetros de salud y niveles de actividad física en la escuela primaria y secundaria” (número de subvención PID2020-117932RB-I00).

Además, la investigación cuenta con el apoyo del grupo de investigación consolidado “Human Movement” de la Generalitat de Catalunya (referencia 021 SGR 01619)

ref. ¿Por qué las chicas adolescentes se sienten peor que los chicos? – https://theconversation.com/por-que-las-chicas-adolescentes-se-sienten-peor-que-los-chicos-267761

Cuando un perro era una cosa: el viaje legal de los animales desde la antigua Roma hasta la actualidad

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María José Bravo Bosch, Catedrática de Derecho Romano, Universidade de Vigo

Representación de un perro en un mosaico de Pompeya. Sergii Figurnyi/Shutterstock

Los animales han ocupado durante siglos un lugar ambiguo en el pensamiento jurídico: presentes en la vida cotidiana, en la economía, en la religión y en el arte, pero ausentes –o casi– como sujetos de derecho.

Desde el mundo romano hasta nuestros días, su estatuto legal ha sido objeto de una lenta y compleja evolución, que hoy nos obliga a repensar la relación entre derecho, vida y sensibilidad.

De la utilidad al símbolo: los animales en Roma

En el derecho romano, los animales eran considerados res, es decir, cosas. Su valor jurídico derivaba de su utilidad: podían ser vendidos, heredados, sacrificados o utilizados como garantía. No existía una categoría legal que los reconociera como sujetos con intereses propios.

Sin embargo, esto no significa que fueran irrelevantes en la cultura romana. Al contrario: los animales estaban profundamente integrados en la vida social, religiosa y simbólica.

Los juristas distinguían entre animales salvajes, domésticos y domesticados. Estos últimos –aunque capaces de alejarse– conservaban su vínculo jurídico con el propietario si se demostraba el llamado animus revertendi, es decir, la intención del animal de regresar.

Este criterio tenía implicaciones patrimoniales importantes, especialmente en casos de pérdida o recuperación de animales domesticados. En cierto modo, esta lógica recuerda al ius postliminii, aplicado a personas o bienes que regresaban al ámbito jurídico romano tras haberlo perdido por causas externas; por ejemplo, guerra o cautiverio.

Por otro lado, el llamado edictum de feris regulaba la responsabilidad por los daños causados por animales fieros en las vías públicas, estableciendo quién debía responder en caso de ataque a un transeúnte. Se trataba de una medida de protección ciudadana, que muestra cómo el derecho romano abordaba la relación entre animales peligrosos y espacio urbano.

Durante mucho tiempo, se interpretó erróneamente la lex Pesolania de cane –referida a los daños provocados por perros– como una norma que protegía al animal. En realidad, sancionaba al propietario de un perro que causaba daño no por proteger al animal, sino por preservar el orden público y la seguridad de las personas.

No se trataba, pues, de una ley de bienestar animal, sino de una norma de responsabilidad. Esta aclaración, fruto de estudios recientes, permite entender mejor el contexto jurídico romano y desmontar ciertas idealizaciones modernas sobre la protección animal en la Antigüedad.

Sujetos invisibles

El punto clave es que, en Roma, los animales no eran sujetos de derecho. No podían ser titulares de obligaciones ni de derechos. No existía una categoría intermedia entre la persona y la cosa. Esta dicotomía rígida –que ha marcado la tradición jurídica occidental– excluía cualquier posibilidad de reconocer a los animales como portadores de intereses jurídicamente relevantes.

Incluso cuando se castigaba el maltrato animal, el fundamento no era la protección del animal por sí mismo, sino la defensa de valores sociales, religiosos o morales. El animal era amparado como símbolo, no como ser sensible.

El giro contemporáneo: sensibilidad y dignidad

Hoy, sin embargo, el panorama ha cambiado. En las últimas décadas, numerosos ordenamientos jurídicos han comenzado a revisar el estatuto legal de los animales, reconociendo su sensibilidad, su capacidad de sufrimiento y, en algunos casos, su dignidad.

Algunos códigos civiles –como el francés, el alemán o el suizo– han introducido categorías específicas que los distinguen de las cosas. En España, la reforma del Código Civil en 2021 reconoció a los animales como “seres sintientes”, lo que implica un cambio profundo en su tratamiento legal: ya no son simples objetos patrimoniales, sino entidades que merecen consideración propia.

Este giro no es solo simbólico. Tiene consecuencias prácticas: afecta a los regímenes de custodia en casos de divorcio, a la responsabilidad por daños, a la protección penal frente al maltrato y a la posibilidad de establecer derechos de visita o cuidado compartido. En algunos países, incluso se ha planteado la posibilidad de reconocer derechos fundamentales a ciertos animales.

¿Un nuevo paradigma jurídico?

La pregunta que se plantea hoy es si estamos ante un cambio de paradigma. ¿Podemos seguir pensando el derecho desde la dicotomía persona/cosa? ¿O necesitamos nuevas categorías que reconozcan la complejidad de los seres vivos?

Algunos juristas proponen hablar de sujetos no humanos de derecho, una noción que permitiría integrar a los animales en el sistema jurídico sin equipararlos a las personas, pero sin reducirlos a objetos. Esta idea, aún en construcción, plantea desafíos teóricos y prácticos: ¿qué derechos podrían tener? ¿quién los representaría? ¿cómo se articularía su protección?

Lo que está claro es que el derecho ya no puede ignorar la cuestión animal. La sensibilidad social, el avance de la ciencia y el desarrollo de nuevas corrientes éticas han puesto sobre la mesa una realidad que exige respuestas jurídicas sólidas.

El tránsito desde la categoría de cosa hacia formas de subjetividad jurídica animal es un proceso normativo complejo que interpela al derecho en sus fundamentos. En ese contexto, volver la mirada al derecho romano permite identificar los límites de la tradición jurídica y los desafíos que implica construir un marco legal capaz de integrar a los animales como titulares de protección efectiva.

The Conversation

María José Bravo Bosch no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cuando un perro era una cosa: el viaje legal de los animales desde la antigua Roma hasta la actualidad – https://theconversation.com/cuando-un-perro-era-una-cosa-el-viaje-legal-de-los-animales-desde-la-antigua-roma-hasta-la-actualidad-265647

¿En qué se parecen un hospital sueco, un alemán y un español?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Laura Cambra Rufino, Profesora Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)

Cuando se diseña un hospital, ¿se valora más el número de camas o los metros cuadrados por habitación? ¿A qué se da prioridad? ¿Se hace igual en España que en Alemania o Suecia? ¿Existen diseños más eficientes que otros?

La comparación de métricas (benchmarking) entre proyectos es una práctica habitual en el campo de la salud. Pero no suele ser común para comparar edificios, y menos aún los hospitales, más complejos.

Una encuesta internacional reciente en cinco idiomas distintos (inglés, sueco, italiano, alemán y español) nos aclara qué datos se usan para planificar y diseñar hospitales, y cómo varían según el país o el tipo de organización.

¿Qué se compara exactamente?

Los datos relacionados con superficies son los más valorados en todo el mundo, ya sea superficie por departamento, superficie por habitación o metros cuadrados por cama. También se tienen en cuenta el tipo de cliente (público o privado), el año de construcción y si se trata de una obra nueva o una reforma.

Los datos sobre costes resultan igualmente relevantes. En especial, el coste por metro cuadrado construido. Otros indicadores interesantes son la duración de la estancia, el tipo de paciente, las especialidades médicas y la distribución de las habitaciones.

¿Qué ventajas y límites tiene comparar proyectos?

Comparar usando datos de otros hospitales permite tomar mejores decisiones. No solo porque ayuda a identificar diseños más eficientes, sino también porque permite descubrir buenas prácticas, mejorar la comunicación con el cliente y reducir errores.

No obstante, algunos profesionales creen que usar demasiados estándares puede limitar la creatividad. Otros alertan de que los datos pueden estar desactualizados o no ser comparables entre países. Además, muchas veces las empresas no comparten información fuera de su entorno, lo que dificulta la creación de bases de datos abiertas.

Por otro lado, algunos países exportan más conocimiento que otros. Profesionales del diseño hospitalario de Estados Unidos, Alemania, Italia, España o Suecia acostumbran a trabajar fuera de sus fronteras. En cambio, es raro que estos países reciban a profesionales del exterior. Por eso, se dice que estos países exportan conocimiento, mientras que regiones como Sudamérica, África, Asia u Oriente Medio la importan con más frecuencia.

Exportación de conocimiento sobre arquitecutra hospitalaria entre países. Relación del país de procedencia de las personas encuestadas en el estudio y los países donde trabajan.
Silja Viergutz HK, Cambra-Rufino L, Apple M, Heithoff A, Lindahl G, Capolongo S, Brambilla A. Benchmarking Relevance for Hospital Design and Planning: An International Web-Based Survey. HERD. 2024 Jul;17(3):189-208. doi: 10.1177/19375867241239324. Epub 20

En definitiva, a pesar de las diferencias culturales y geográficas, tanto el hospital sueco, como el alemán y el español se enfrentan a desafíos similares. El envejecimiento de la población, los rápidos avances en la tecnología médica y las crisis sanitarias exigen rediseñar nuestras infraestructuras. En este escenario, compartir métricas de referencia entre países no solo permitiría aprender unos de otros, sino también orientar de manera más eficiente la inversión de los recursos destinados al futuro de los hospitales.




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Laura Cambra Rufino ha recibido fondos públicos durante su etapa predoctoral (contrato FPU Ministerio) y postdoctoral (Margarita Salas).

Hannah-Kathrin Viergutz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿En qué se parecen un hospital sueco, un alemán y un español? – https://theconversation.com/en-que-se-parecen-un-hospital-sueco-un-aleman-y-un-espanol-262265

Aprender a tocar un instrumento: cómo pasar de la práctica a la creatividad

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Fátima Olivares Iglesias, Psicologia y Ciencias de la Educación, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

Minerva Studio/Shutterstock

¿Cómo pudo Beethoven crear la Novena Sinfonía estando completamente sordo? Probablemente, la respuesta no está solamente en su talento musical, sino en una habilidad mental prodigiosa: la autorregulación. El gran genio no necesitaba oír físicamente el sonido, puesto que lo planificaba, supervisaba y autoevaluaba en su mente críticamente.

Ahora, traslademos esta escena a la realidad de cualquier conservatorio de hoy en día. Tras las lecciones, la mayor parte de los estudiantes afrontan su práctica de instrumento utilizando como método la repetición de un pasaje de modo mecánico. Cuando no avanzan al ritmo deseado se sienten frustrados. El sonido está ahí, pero les falta la brújula interna que usaba Beethoven.

La clave no está en practicar más, sino en practicar mejor, utilizando estrategias que ayuden al músico a autorregular su proceso creativo.

Del piloto automático al mando consciente

Un músico experto conoce sus fortalezas y debilidades: es capaz de establecer unos objetivos concretos en cada sesión, supervisar su ejecución en tiempo real para detectar errores y autoevaluar su resultado de modo crítico. Por el contrario, un músico principiante suele tener escasas habilidades para autorregularse. Su método de estudio centrado en la repetición sin rumbo, a menudo poco eficiente, le lleva al agotamiento y a la frustración.

Para alentar el paso de esta práctica automática a una práctica consciente y creativa durante el aprendizaje, el psicólogo educativo estadunidense Barry J. Zimmerman propuso crear un “andamio mental” que nos obliga a pasar por las fases de planificación, supervisión y evaluación.

Este andamio permite al músico principiante comprender cómo aprende, y diseñar herramientas para tomar el control. Pasará de ser un repetidor mecánico a un gestor de desafíos, ajustando sus técnicas creativamente para alcanzar su objetivo.

Andamios mentales para tocar un instrumento

El andamio consiste en rutinas de pensamiento: son los soportes que nos dan la estructura concreta para tomar del control.

Un ejemplo de ello sería responder de modo estructurado a preguntas como:

  • ¿Cuál es mi objetivo para hoy?

  • ¿Lo estoy haciendo bien?

  • ¿Qué funcionó bien o no funcionó?




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Veamos un ejemplo a través de una rutina que llamaremos “el arquitecto musical”:

  1. En la planificación, el músico analiza la partitura para identificar patrones específicos (como reconocer que un pasaje complejo son arpegios de Sol mayor con síncopas) y define objetivos medibles: por ejemplo, en una sesión de estudio lograr descomponer los arpegios y practicarlos aisladamente hasta adquirir velocidad.

  2. Durante la supervisión, detecta problemas técnicos en tiempo real (como un dedo que no llega a tiempo en una transición) y aplica estrategias inmediatas como aislar compases o ajustar digitaciones.

  3. Finalmente, en la evaluación, reflexiona críticamente sobre los resultados obtenidos y extrae conclusiones estratégicas para sesiones futuras, transformando la práctica repetitiva en un ciclo de mejora continua y autonomía.

Este tipo de “andamios cognitivos” activan la corteza prefrontal, sede de las funciones ejecutivas, permitiendo planificar la solución a un problema, supervisar la ejecución en tiempo real y gestionar la interpretación creativa.

Las rutinas de pensamiento ofrecen además un contexto en el que ser más creativo con la práctica musical, pues no se ha limitado a repetir, sino que ha pensado activamente sobre el pasaje y ha diseñado su propio camino de aprendizaje.

Una investigación con estudiantes de bajo eléctrico

Para comprobar la eficacia de estas herramientas, realizamos una investigación con cinco estudiantes de bajo eléctrico. La edad de estos alumnos abarcaba desde los 13 hasta los 45 años, lo cual refleja la diversidad de edades y perfiles de los estudiantes que los docentes de conservatorio encuentran en sus aulas.

En primer lugar, todos los alumnos respondieron un cuestionario de regulación metacognitiva musical que mide si planifican sus prácticas, si detectan errores y si evalúan su progreso.




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A continuación, durante dos semanas, se entrenó a los estudiantes en el uso de rutinas de pensamiento para fomentar la pausa y la reflexión. Así, antes de iniciar la práctica musical se preguntaban: ¿conozco la estructura de la pieza? ¿He escuchado alguna versión?

Mientras tocaban: ¿empiezo con una velocidad suficientemente lenta? ¿anoto las dudas o dificultades? Y al finalizar: ¿sé cómo quiero que suene? ¿Puedo tocarlo con metrónomo o con un play along (una pista musical de acompañamiento)? Tras el periodo de práctica, volvieron a responder al cuestionario.

El análisis confirmó mejoras estadísticamente significativas en todas las puntuaciones de autorregulación. Todos los alumnos fueron más estratégicos en su planificación, ofrecían soluciones más creativas ante las dificultades y eran más críticos en su autoevaluación. No solo sentían que estudiaban mejor, sino que su método de estudio había cambiado.

Circuitos motores más corteza prefrontal

Los hallazgos apuntan a la posibilidad de dar un giro a la forma de estudiar y enseñar música. La práctica basada la repetición automática, que activa los circuitos motores, debe estar unida a una práctica estratégica que involucre activamente la corteza prefrontal.

De este modo, se entrena y habilita la creatividad, pues al construir una base sólida de conocimiento, técnica y capacidad de decisión, el aprendiz desarrolla su brújula interna para producir algo único y personal. El aprendizaje musical se convierte en un proceso mucho más creativo, profundo y motivador.

Creatividad: el capitán del barco

La creatividad no aparecerá por arte de magia tras una práctica más eficiente, sino porque al autorregular el estudio se activa la corteza prefrontal, “el capitán del barco”, es decir, la región cerebral encargada de planificar, tomar decisiones y evaluar resultados.

Cuando el músico deja de repetir de forma automática y empieza a analizar conscientemente qué está haciendo –por qué un pasaje no fluye, qué emoción quiere transmitir, o cómo variar la dinámica para lograrlo– involucra redes cerebrales asociadas al pensamiento divergente y la resolución de problemas. La técnica se conecta con la intención expresiva: el intérprete ya no se limita a ejecutar notas, sino que piensa, elige y crea.

La próxima vez que escuchen a un músico brillante, reflexionen sobre la invisible pero poderosa orquestación de su mente. Seguro que detrás de cada nota hay horas de práctica deliberada, pero unidas a una estrategia consciente y poderosa.


El estudio en el que se basa este artículo se pudo realizar gracias a la ayuda del docente Francisco Javier Folch Segarra.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Aprender a tocar un instrumento: cómo pasar de la práctica a la creatividad – https://theconversation.com/aprender-a-tocar-un-instrumento-como-pasar-de-la-practica-a-la-creatividad-266000

¿Y si no somos tan adictos a las pantallas como pensamos?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By David Lagunas, Profesor Titular de Antropología, Universidad de Sevilla

AstroStar/Shutterstock

En los últimos años se ha especulado mucho sobre los posibles efectos nocivos de las pantallas y los móviles sobre la salud mental o la capacidad de concentración. ¿Existen pruebas sólidas que respalden estas preocupaciones?

¿Los móviles son buenos o son malos? ¿Son útiles? ¿Perdemos humanidad al utilizarlos? ¿Hemos de desintoxicarnos de las pantallas? Para Daniel Miller, antropólogo experto en cultura digital del University College de Londres y uno de los autores de El Smartphone Global: Más allá de una tecnología para jóvenes, si son buenos o malos no es la pregunta correcta: hay que ver qué hace la gente con ellos.

Un móvil es un objeto extraordinario. Los antropólogos observan que los medios digitales son un lugar más en el que viven las personas. Un móvil es “el lugar donde vivimos”, nuestra casa “transportadora”, nuestra “comunidad”. Un adolescente no tiene que coger el autobús o la bicicleta para ir a casa de sus amigos. Puede estar con ellos desde el teléfono.

El móvil también refleja el oportunismo permanente: hacemos una foto cuando observamos algo divertido, una puesta de sol o un bebé que sonríe. También implica disponibilidad constante y conectividad con otras personas. Pero todo ello genera una presión permanente: estamos enganchados al móvil, el WhatsApp no nos deja libres, hay pérdida de atención por las pantallas, dicen los psicólogos.

Cómo se usa el móvil en Jamaica o China

Un equipo de antropólogos a las órdenes de Daniel Miller ha estudiado cómo se usa el móvil en diferentes culturas:

  • En Jamaica sirve para aliviar la pobreza con el intercambio de información sobre trabajo o la búsqueda de ingresos, además de para hacer breves consultas médicas.

  • En Turquía se usa especialmente para comunicarse con la familia.

  • En la India puede ser una herramienta de control de los hombres sobre las mujeres.

  • En China el móvil es muy útil para aliviar los problemas de la gente mayor.

  • En Uganda los jóvenes envían dinero por el móvil a sus parientes mayores para afrontar el elevado coste de la sanidad y los medicamentos.

  • En Japón se hace imprescindible en caso de catástrofes (tsunami, terremotos…).

Lo que hace a un móvil una herramienta inteligente es cómo la gente lo usa “desde abajo”: la creatividad, las capacidades adicionales, el poder estar en contacto permanente con amigos o parientes…. La tecnología es increíblemente diversa porque la utilizamos de muchas maneras, aunque es verdad que algunos usos afectan negativamente a ciertas personas.

La gente mayor no suele usar las aplicaciones de salud instaladas en el móvil, las que miden pasos, pulsaciones o cuántas calorías hemos quemado al día. Usan más WhatsApp para obtener información de salud, conectarse con los médicos o las compañías de seguros.

Las redes sociales como abismo

Sean Parker, el primer presidente de Facebook, reconocía que Facebook “es un bucle de retroalimentación basado en la validación social… porque estás explotando una vulnerabilidad en la psicología humana”.

Algunas redes tienen como lema implícito eso de que mis palabras no importan y yo no importo, pero todo el mundo debería escucharme de todos modos. Geert Lovink, investigador sobre medios interactivos en la Universidad Hogeschool van Amsterdam (Holanda), afirma que las redes sociales nos abocan al abismo y generan tristeza tecnológica. Suponen una distracción organizada y cierta dependencia, ya que funcionan como un aspirador social. Somos aspirados de vuelta para volver continuamente a las pantallas.

Amy Orben, profesor de la Universidad de Cambridge, ha estudiado el impacto de las pantallas en los adolescentes. Las pantallas pueden estimular la dopamina con ciclos de alzas en nuestro humor, seguidos de largos periodos de estancamiento, antes de terminar colapsando. Permanecer conectado ya no sirve porque pasamos de intensas experiencias de satisfacción a periodos de incertidumbre laboral, familiar y emocional o sumidos en el aburrimiento.

Si las redes sociales son una adicción, como el tabaco y el alcohol, y nos mantienen enganchado al sistema, ¿la solución es salirse de una plataforma?, ¿una desintoxicación digital?, ¿hacer terapia? Si esta fuera la solución, se actuaría solo sobre los síntomas y no sobre las causas.

Para Orben las redes sociales todavía ofrecen muchos beneficios. Proporcionan placer, se entabla amistad, se corteja, se adquieren conocimientos o se encuentra un empleo. No estamos enfermos y no somos adictos.

La cara más y menos amable

Orben rompe con la idea simplista que asocia redes sociales, jóvenes y adicción. El impacto de las aplicaciones no depende tanto del tiempo de uso como del tipo de contenido que se consume. No hay una señal contundente en los estudios que muestre un vínculo inequívoco entre las redes sociales y un menor bienestar: hay efectos más negativos en dormir poco, fumar marihuana o no comer bien que por el uso de redes sociales.

Pero también hay un lado negativo, explican algunos expertos, en el uso de las redes sociales. Por ejemplo, la aparición de la “generación muda”: la reticencia entre los adolescentes y jóvenes a tener intercambios verbales directos o conversar por teléfono. En su lugar, se utiliza WhatsApp o notas de voz y se pierden habilidades sociales y comunicativas.

Cuando un mensaje de texto es enviado a alguien hay una expectativa por recibir una respuesta. Esta espera es la “texto-expectativa”, la experiencia prolongada y dolorosa de anticipar un mensaje de texto, señala Geert Lovink. El fantasma electrónico del otro nos acecha: “cada vez que vibra mi teléfono móvil, espero que seas tú”. Y eso genera ansiedad. “El otro no espera nunca: yo soy el que espera”, como la/el enamorada/o que espera una señal de su amada/o.

Fear Of Missing Out o FOMO es el deseo por vincularse con otros y con el mundo. Es estar estudiando en nuestra casa para un examen y pensar en lo que nos perdemos porque nuestros amigos están en el bar. En las redes sociales ocurre algo parecido –además del voyeurismo online: la forma fría y desapegada de la cultura de la vigilancia que evita la interacción directa–.

Echamos un ojo a las actualizaciones y a la bandeja de entrada por la misma razón por la que soñamos despiertos: para eliminar el aburrimiento. Revisar continuamente el móvil es la forma actual de soñar despierto y trasladar la mente a otro lado. El uso de redes sociales crea una forma modificada de conciencia y un estado de alerta de lo demás. Una tecnotelepatía.

Sin embargo, las grandes tecnológicas nos manipulan mediante algoritmos diseñados para captar nuestra atención. Esta manipulación permanece sin regular. Si las plataformas no estuvieran programadas para engancharnos, quizás usaríamos las pantallas de forma más consciente y equilibrada, recuperando el control sobre nuestro tiempo.

Sí, todas estas cosas son la cara menos amable de las pantallas, pero los móviles no son ni buenos ni malos por sí mismos: depende del uso que hagamos de ellos. Más que demonizar la tecnología o caer en alarmas infundadas, necesitamos comprender cómo nos relacionamos con las pantallas y encontrar un equilibrio consciente entre conexión digital y bienestar real.

The Conversation

David Lagunas no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Y si no somos tan adictos a las pantallas como pensamos? – https://theconversation.com/y-si-no-somos-tan-adictos-a-las-pantallas-como-pensamos-258782

Cómo autocontrolar la presión arterial sin cometer errores

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Victoria Mazoteras Pardo, PROFESORA TITULAR DE UNIVERSIDAD, Universidad de Castilla-La Mancha

Fernando Avendano/Shutterstock

La hipertensión es traicionera: normalmente no avisa. Solo midiéndola correctamente con regularidad podemos detectarla, hacer seguimiento y evitar que se complique dando lugar a enfermedades cardiovasculares, que son la primera causa de muerte en el mundo.

Lo malo es que, según la Organización Mundial de la Salud, una de cada tres personas adultas tiene la tensión elevada y más de la mitad lo desconoce. La evidencia muestra que hasta un 80-90 % de las dudas en el diagnóstico o el control podrían resolverse mediante mediciones realizadas por el propio paciente, siempre que se sigan criterios correctos y se utilicen dispositivos validados.

El autocontrol de la presión arterial es un reto

Medirse a uno mismo la presión arterial (AMPA, siglas de Automedición de la Presión Arterial), pese a parecer sencillo, es una tarea rodeada de errores frecuentes. Para colmo, en ocasiones usamos dispositivos de dudosa validez.

Tiene como ventaja que ofrece valores más representativos de la presión arterial real, evitando el “efecto de bata blanca”, que puede dar cifras de tensión alta en la consulta, o la “hipertensión enmascarada”, que se produce cuando las mediciones son normales en el centro sanitario pero altas en casa. Medir la tensión arterial en el entorno doméstico, habitual, predice mejor el riesgo cardiovascular.

Además, la automedición fomenta la participación activa del paciente, mejora la adherencia al tratamiento y reduce la necesidad de visitas clínicas, además de contribuir a la prevención incluso en personas sin hipertensión.

Quién puede realizar la automedición

Antes de recomendar la AMPA, los profesionales deben valorar si el paciente o su cuidador son candidatos adecuados. Deben descartarse limitaciones físicas o cognitivas que impidan el manejo del aparato, y evitarla en casos de arritmias graves, temblores intensos o un alto nivel de nerviosismo ante la toma.

Además, el paciente debe aprender el uso del dispositivo, la frecuencia de medición y las condiciones adecuadas mediante una correcta educación sanitaria. Sin una formación correcta, la automedición puede generar errores o ansiedad.

Las guías aconsejan realizarla durante siete días consecutivos, tres veces por la mañana y tres por la noche, descartando el primer día y calculando la media del resto. Para el seguimiento a largo plazo, bastaría con repetirla uno o dos días por semana.

Errores frecuentes que alteran los resultados

Los fallos más comunes se deben a factores internos (estrés, dolor, arritmias) o externos (postura incorrecta, manguito inadecuado o falta de reposo).

La medición debe hacerse en una habitación tranquila con una temperatura entre 20 y 25 ºC, tras cinco minutos de reposo, evitando comer, fumar o hacer ejercicio media hora antes. El brazo debe apoyarse a la altura del corazón, la espalda recta y los pies en el suelo. El manguito ha de colocarse directamente sobre la piel, ajustado pero sin comprimir.

Los dispositivos de muñeca solo son recomendables cuando el de brazo no puede usarse. En la primera sesión se aconseja medir ambos brazos y tomar como referencia el que muestre valores más altos.

No todos los dispositivos son iguales

Muchos dispositivos, incluidos relojes inteligentes y aplicaciones móviles, no han sido validados ni calibrados según los estándares internacionales.

Un error de pocos milímetros de mercurio puede alterar un diagnóstico. Por ello, los tensiómetros para AMPA deben ser automáticos, de brazo y con marcado CE. Su exactitud debe estar respaldada por protocolos de validación reconocidos, como el acuerdo AAMI/ESH/ISO, y figurar en las listas de dispositivos validados de iniciativas como STRIDE BP.

Las guías recomiendan revisarlos al menos una vez al año para asegurar su calibración.

La salud digital como aliada

Las nuevas tecnologías han abierto un escenario prometedor. La llamada M-Salud permite monitorizar la presión arterial mediante aplicaciones, relojes inteligentes y plataformas digitales. Se estima que la mitad de los usuarios de teléfonos recopilan información sobre su salud y uno de cada cinco utiliza una app sanitaria.

En la hipertensión, estas herramientas ayudan a reducir la presión arterial en torno a 5 mmHg, mejoran la adherencia al tratamiento y aumentan la conciencia sobre factores que influyen en la tensión, como el estrés o la actividad física. Además, facilitan la comunicación entre pacientes y profesionales y reducen costes sanitarios al evitar visitas innecesarias.

Aun así, no todas las aplicaciones son fiables. Es fundamental elegir aquellas basadas en evidencia científica y con respaldo de instituciones sanitarias.

En un mundo donde las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte, promover el conocimiento ciudadano sobre cómo y cuándo medirse la tensión es una herramienta poderosa de prevención.

Medir bien la tensión no es un gesto trivial: es una forma de participar activamente en el propio cuidado y de reducir el impacto de la hipertensión en la población.

The Conversation

Victoria Mazoteras Pardo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cómo autocontrolar la presión arterial sin cometer errores – https://theconversation.com/como-autocontrolar-la-presion-arterial-sin-cometer-errores-267148

Cuando los subtítulos y el doblaje de una película no coinciden (ni tienen por qué)

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Marta González Quevedo, Profesora de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

En _Cantando bajo la lluvia_ el personaje de Debbie Reynolds acaba teniendo que doblar a la protagonista de la película que están rodando. IMDB

La necesidad de traducir películas es tan antigua como el cine sonoro. Desde principios de los años 20 del siglo pasado se empezaron a escuchar, casi como si fuera magia, las voces de los personajes que se veían en la pantalla grande.

Sin embargo, con esa nueva tecnología, surgió también un nuevo problema: “¿qué estaban diciendo esos actores y actrices?”. En la mayoría de las películas se hablaba inglés, pues Hollywood era uno de los mayores exportadores de la época, por lo que, en nuestro caso, para aquellos que no conocían el idioma hacía falta “trasladarlo” al español.

Hay muchas formas (llamadas modalidades) de traducir un filme o una serie, pero las dos más conocidas son el doblaje y el subtitulado.

Diferencias entre modalidades

Cuando hablamos de doblaje, entendemos que, al ver el producto audiovisual, podemos escuchar las voces de los personajes en nuestro idioma tras haber sido traducidas y reinterpretadas por actores. Por el contrario, con los subtítulos escuchamos las voces originales y lo que dicen está escrito en pantalla, normalmente en el idioma del receptor, aunque puede ser también el mismo que se habla.

Muchas veces podemos elegir la modalidad que más nos guste en las salas de cine: en ocasiones preferimos disfrutar una película en nuestro idioma; en otras, queremos escuchar la actuación original. En casa, la mayor parte de las plataformas online ofrecen la posibilidad de elegir la versión que queramos.

Sin embargo, llegar hasta ese punto, hasta entender la película en un idioma diferente al que fue creada, es más difícil de lo que parece.

Los traductores audiovisuales no solo tienen que traducir lo que se dice, sino que deben ser muy cuidadosos con cómo se dice (el tono, el sentido, la ironía). Aunque importan mucho los diálogos, también lo hace la imagen, tanto los objetos que se ven en pantalla como los movimientos que hacen los actores u otros elementos. Por ejemplo, si un personaje asiente con la cabeza, no podemos traducir su frase en negativo. Tendremos que reformularla para expresarla en afirmativo, siempre dando la misma información que en el original.

¿Por qué a veces no coinciden?

Para complicarlo aún más, los elementos que hay que tener en cuenta no siempre coinciden en el doblaje y el subtitulado.

Cuando traducimos para doblaje, debemos analizar el movimiento de la boca de los actores, si ellos aparecen en pantalla o no, e incluso si hay una voz en off.

El subtitulado es algo diferente. Hay que tener en cuenta el espacio disponible en pantalla para escribir (¡no podemos llenarla de letras!) o la velocidad a la que aparecen y desaparecen las palabras, para que dé tiempo a leerlas bien. Entre otras cosas, se deben evitar las frases demasiado largas.




Leer más:
¿Cómo aprender y enseñar inglés a través de la traducción audiovisual?


A veces, las referencias culturales deben adaptarse al idioma del público y considerar si, en la escena que estamos traduciendo, hay algo en la imagen que requiera la atención del espectador.

Además, es necesario recordar que es imposible leer a la misma velocidad a la que hablamos. Por tanto, en un doblaje se puede dar mucha más información que en los subtítulos, que son escritos. ¿Eso significa que con ellos perderemos información importante? Definitivamente, no. Aunque los subtítulos deban resumir el contenido, los traductores profesionales saben cómo reescribir las frases para que no se pierda nada importante.

Por ejemplo, en inglés alguien comenta: “I’ll be right back” (que significa “Volveré enseguida”). En doblaje puede sonar “Ahora vuelvo” mientras que en los subtítulos puede poner “Vuelvo ya”. Todas las versiones dicen lo mismo, pero han sido adaptadas a cada formato.


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Preferencia personal

Sabiendo todo esto, ¿cuál es la forma “correcta” de ver un filme en un idioma diferente al nuestro? Pues no hay una respuesta acertada. O más bien, la respuesta es: “Ambas”.

Tanto la modalidad de doblaje como la de subtitulado, siempre que las lleven a cabo traductores profesionales, ofrecen la información y el cuidado necesarios. Además, cada una de ellas aporta beneficios diferentes. El doblaje es cómodo, y proporciona cercanía y naturalidad, ya que imita nuestra forma de hablar. El subtitulado permite ver las actuaciones reales de los actores, y puede mejorar nuestra lectura. ¡Incluso puede motivarnos a practicar un idioma!

La elección de una u otra no dependerá de cuál es mejor, sino de la voluntad del espectador y de la disponibilidad que exista. Incluso, en algunos casos, se pueden elegir ambas. Después de todo, el mundo audiovisual ofrece cada vez más posibilidades, ¿por qué no aprovecharlas todas?

The Conversation

Marta González Quevedo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cuando los subtítulos y el doblaje de una película no coinciden (ni tienen por qué) – https://theconversation.com/cuando-los-subtitulos-y-el-doblaje-de-una-pelicula-no-coinciden-ni-tienen-por-que-267771

Los parques no son solo para el verano

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María Del Carmen Moreno Garcia, Profesora jubilada honorífica en el Área de Geografía Física, Universitat de Barcelona

Parque de la Ciutadella, en Barcelona. Nito/Shutterstock

Con las olas de calor del pasado verano en España, se ha hablado tanto sobre los refugios climáticos urbanos que incluso esa expresión se ha hecho ya popular entre los ciudadanos, oyéndose con frecuencia esos términos en cualquier conversación cotidiana.

Las redes de refugios climáticos existentes en algunas ciudades están integradas por diferentes espacios o equipamientos municipales, algunos interiores, como bibliotecas o centros cívicos, y otros exteriores, como parques, jardines o interiores de manzana. Es previsible que su número siga aumentando.

Es en este contexto cuando no está de más recordar las razones que explican por qué los parques y jardines urbanos siguen siendo el refugio climático natural por excelencia, el más sostenible. Tal como se ha comprobado para Barcelona, la mayoría de las personas adultas de más edad (54 %) prefieren utilizarlos de forma habitual para mitigar el calor. No obstante, también ofrecen en los meses más fríos otras ventajas socioambientales: mitigan el frío y el viento, mejoran la calidad del aire, atenúan el ruido y sirven de lugar de encuentro.

Árboles para el verano y árboles para el invierno

Los parques y espacios verdes desempeñan un importante papel en las ciudades, ya que amortiguan las oscilaciones de temperatura, aportan oxígeno a la atmósfera urbana, refrescan el aire y moderan las velocidades extremas de viento.

El diseño de la vegetación en los parques urbanos puede adecuarse para interceptar la radiación solar en situaciones de excesivo calor, o bien para no interferirla cuando lo que se desea es el efecto opuesto.

Los árboles, por ejemplo, interceptan cantidades de radiación solar directa que varían dependiendo de la densidad de su follaje, del tipo de copa y de si forman una capa o dosel suficientemente espeso. De la radiación que incide, una parte es reflejada (10-25%), mientras que entre un 15 y un 35 % queda absorbida por el árbol para utilizarla en los procesos de transpiración y fotosíntesis durante las horas de máxima insolación, dejando pasar, finalmente, entre un 30 y un 50 %.

Algunas especies de los géneros Acer y Quercus, como el arce y el roble, pueden llegar a absorber y reflejar en torno al 90 % de la radiación directa.

En los climas templados de latitudes medias, la necesidad de interceptar parte de la radiación solar directa varía según la época estacional. En los meses cálidos es deseable reducir al máximo la cantidad de radiación incidente que llega a la superficie. En cambio, en los meses fríos, será al contrario. Por esta razón son recomendables los grandes árboles de hoja caduca (plátano de sombra, almez, sófora, tipuana…), ya que se comportan como “persianas perfectas”: proporcionan sombra en verano y, en cambio, dejan pasar en mayor medida la radiación en invierno.

Plátanos de sombra.
Tiago Fioreze/Wikimedia Commons, CC BY-SA

Efectos en la precipitación y el viento

El arbolado urbano también participa en el control de la precipitación, al interceptar una parte y, con ello, aminorar el impacto de las gotas en el suelo.

Los árboles y las plantas, debido al proceso de transpiración, desprenden vapor de agua a través de los estomas (poros) de las hojas, por lo que son indispensables para rehidratar el ambiente excesivamente seco del medio urbano.

Los árboles pueden reducir, asimismo, la velocidad del viento y crear áreas protegidas, interfiriendo en los procesos de enfriamiento del aire por la evaporación. Con ellos se puede controlar el viento ya sea por obstrucción, conducción, desviación o filtración. El efecto y el grado de control varían, en todo caso, con el tamaño de las especies, así como con su forma y densidad. Árboles de hoja perenne, como los cipreses, se emplean como cortavientos.

Amortiguación de la temperatura

La vegetación concentrada en los parques y jardines influye también directamente sobre la temperatura de la ciudad, amortiguando los valores elevados del verano y, en especial, disminuyendo la intensidad del efecto de la isla de calor urbano.

Mapa de temperaturas que muestra un color azul dentro del Parque de la Ciutadella por su temperatura más baja
Mapa de de temperaturas del Parque de la Ciutadella (Barcelona). El color azul indica temperaturas más frescas.
Moreno García y Baena (2019), CC BY-SA

Así, es frecuente que en los parques (sobre todo, si son de ciertas dimensiones) se observe una significativa disminución de la temperatura en comparación con los lugares edificados de alrededor. Este efecto queda reflejado en los mapas de temperaturas de algunas ciudades, donde los parques aparecen como islas, islotes o células de frescor, con una menor temperatura, una mayor humedad relativa y producción de oxígeno.

El efecto se deja sentir, sobre todo, con vientos débiles o en calma y en noches claras o despejadas, justo cuando la isla de calor urbana está bien desarrollada. En ocasiones, la diferencia térmica provoca ligeros flujos de aire fresco que se extienden por las calles próximas, llamados “brisas de parque”.

En las ciudades españolas este efecto microclimático se conoce particularmente bien en el caso de Madrid, con varios estudios sobre el Parque de El Retiro, la Casa de Campo y otros. En un parque característicamente urbano como El Retiro (120 hectáreas de extensión) es bastante frecuente la aparición de una célula fresca de varios grados de diferencia en relación con las temperaturas de los barrios limítrofes.




Leer más:
El Retiro de Madrid, un oasis urbano que actúa como climatizador frente al calor


De igual modo ocurre en el caso de Barcelona, con algunos de sus parques como el Turó Parc o el Parque de la Ciutadella. En este último, el más extenso de la ciudad (31 hectáreas), se ha llegado a medir a primeras horas de la noche una diferencia térmica de algo más de 5 °C entre un punto central del parque y las calles de su entorno.

Los parques urbanos son, por tanto, un elemento indispensable en el proceso de reverdecimiento de las ciudades. Un auténtico refugio climático natural que hay que seguir cuidando y fomentando.

The Conversation

María Del Carmen Moreno Garcia no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Los parques no son solo para el verano – https://theconversation.com/los-parques-no-son-solo-para-el-verano-268258

Reptiles, los grandes olvidados: cómo mejorar su bienestar ayuda a cambiar su mala imagen

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Alicia Bartolomé, Investigadora Doctora en Etología y Bienestar Animal, Universitat de València

Una familia de escincos (_Egernia stokesii_) en el zoo de Londres. Alicia Bartolomé, CC BY-SA

Los reptiles tienen mala reputación. ¿Cuántas veces hemos visto a una serpiente como símbolo del mal u otro animal escamoso en el papel del villano? En Occidente solemos asociarlos con el pecado y la traición, imagen heredada de la tradición judeocristiana. Sin embargo, sería un error pensar que esta ha sido la visión predominante en todas las culturas. Cocodrilos, serpientes, tortugas… todos han sido dioses, guardianes o símbolos de transformación en distintos folclores.

A pesar de esta riqueza cultural, muchas creencias populares sobre reptiles siguen siendo negativas. Aunque el folclore haya influido en nuestra percepción, su impacto resulta difícil de precisar. De hecho, la aversión hacia los reptiles parece derivar de una combinación de factores evolutivos y socioculturales.

Estudios en primates sugieren que estamos predispuestos a temer ciertas características de las serpientes por su potencial peligrosidad. Por otro lado, la falta de expresiones faciales y su disimilitud con los humanos contribuyen a su percepción como animales extraños y poco inteligentes.

Por último, los reptiles son un grupo diverso del cual sabemos relativamente poco, algo que, junto a su mala imagen, puede influir en su trato.

Invisibles, pero presentes

Aunque suelen pasar desapercibidos frente a aves y mamíferos, los reptiles conviven con nosotros. En el último informe de la Unión Europea (2022) sobre animales utilizados en investigación, el 0,1 % fueron reptiles. Aunque parezca poco, implica a más de 4 500 individuos, un número que ha crecido casi un 200 % en cuatro años. Además, estos datos solo incluyen animales en procedimientos autorizados, excluyendo reptiles capturados temporalmente.

Este número indeterminado de animales es a menudo alojado en condiciones deficientes que no cubren sus necesidades básicas, un problema que no solo afecta a animales retenidos transitoriamente. Los reptiles mascota o que habitan en zoológicos suelen pasar toda su vida en cautividad. Aunque escasos, varios estudios indican que sus necesidades rara vez se satisfacen, derivando en problemas de salud o comportamentales, como la interacción repetitiva con los cristales del terrario, que puede provocar lesiones en el hocico.

Estrategias para mejorar su bienestar

El enriquecimiento ambiental surgió para paliar estas deficiencias y ofrecer a los animales algo que hacer en entornos apenas cambiantes. Hoy es un campo de estudio y una herramienta para mejorar su bienestar. Sus objetivos van más allá de paliar carencias: buscan que los animales prosperen.

En la práctica, implica añadir cambios en el entorno (juguetes, estructuras, estimulación sensorial o social) que promuevan comportamientos naturales. La clave no está solo en introducir cambios, sino en ajustarlos a las necesidades específicas de cada especie y comprobar que realmente mejoran su bienestar.

El entrenamiento se considera una forma de enriquecimiento. En la imagen, un cocodrilo del Nilo (Crocodylus niloticus) está siendo entrenado para esperar a escuchar un silbato antes de lanzarse a por la comida.
Alicia Bartolomé, CC BY-SA

En un estudio derivado de mi tesis doctoral abordamos la escasa atención que los reptiles han recibido en este campo. Primero, contactamos con zoológicos europeos para evaluar cómo aplican el enriquecimiento. Aunque la mayoría lo llevaban a cabo, muchas de las prácticas llamadas de “enriquecimiento” no iban más allá de cubrir necesidades básicas, como mantener un gradiente térmico adecuado.

A continuación, diseñamos y evaluamos propuestas de enriquecimiento para dos especies de lagartijas del género Podarcis. Uno consistió en introducir en los terrarios olores (en trozos de papel) de otros individuos, estímulos naturales que estas lagartijas exploran diariamente en el campo. Otro consistió en un tocón de madera con agujeros que las lagartijas debían trepar y explorar para encontrar comida. Por último, incrementamos la complejidad estructural y térmica del terrario, añadiendo plataformas a diferentes alturas.

Para evaluar los efectos del enriquecimiento sobre el bienestar de las lagartijas, observamos su comportamiento. Cuando el terrario estaba enriquecido, se rozaban menos contra el cristal, reduciendo el riesgo de lesiones. También dedicaban más tiempo a moverse y sacar la lengua, comportamientos que reflejan un aumento de la exploración en respuesta a nuevos estímulos. Los animales tenemos una motivación innata por investigar y obtener información, y esa exploración puede resultar gratificante por sí misma.

Además, también medimos la corticosterona, una hormona del estrés (como el cortisol) que puede analizarse en heces de forma no invasiva. Vimos que sus niveles aumentaban con el tiempo en cautividad, excepto durante las fases de enriquecimiento, lo que sugiere que este atenúa la respuesta al estrés. Aunque preliminares, los datos apuntan a un impacto fisiológico positivo del enriquecimiento en estas lagartijas.

Un macho de lagartija roquera (Podarcis muralis) en el laboratorio, subido al tocón nutricional, uno de los enriquecimientos evaluados.
Alicia Bartolomé, CC BY-SA

Un largo camino por recorrer

Los hallazgos pueden contribuir a mostrar lo errónea que es la imagen estereotipada de los reptiles. La evidencia indica que son animales con capacidades cognitivas y vidas sociales complejas –exhibiendo incluso conductas de juego– y que tienen más necesidades de las que les reconocemos.

Aunque quede mucho por hacer, los reptiles y otros animales tradicionalmente ignorados despiertan cada vez más interés. La situación actual así lo exige. La mayoría de reptiles cautivos provienen del comercio de especies, un negocio rentable para algunos, pero que se cobra muchas vidas.

Hasta un 36 % de las especies de reptiles son comercializadas, a menudo de manera ilegal. De muchas, apenas conocemos nada de su biología y comportamientos, y sin embargo comerciamos con ellas como si fuesen objetos de colección. Su sufrimiento queda en segundo plano: antes de su venta, los ejemplares son mantenidos en condiciones insalubres, sin considerar requerimientos de espacio, nutrición, temperatura o humedad.

Tras su venta, la tasa de muerte prematura supera el 70 %. Además de los problemas de bienestar, el comercio de animales exóticos también produce perjuicios ecológicos, como la sobreexplotación o la introducción de especies invasoras.

En este contexto, el enriquecimiento ambiental es una oportunidad para educar y concienciar, ayudando a comprender mejor el comportamiento, capacidades y necesidades de animales a menudo ignorados. Mientras sigamos manteniendo animales en cautividad, garantizar su bienestar será nuestra obligación moral.


Artículo ganador del I Premio de Comunicación Científica de la Universitat de València en la modalidad de Ciencias Básicas


The Conversation

Alicia Bartolomé ha recibido fondos del Ministerio de Universidades (contrato predoctoral).

ref. Reptiles, los grandes olvidados: cómo mejorar su bienestar ayuda a cambiar su mala imagen – https://theconversation.com/reptiles-los-grandes-olvidados-como-mejorar-su-bienestar-ayuda-a-cambiar-su-mala-imagen-268312