Vuelta a las aulas con el cine francés

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ana Belén Soto, Profesora de Filología Francesa, Universidad Autónoma de Madrid

Fotograma de la película ‘Una razón brillante’. FilmAffinity

Agosto se termina y otra vez resuena en el aire esa emotiva canción del Dúo Dinámico que marcó “el final del verano” a más de una generación. Y es que, si bien las vacaciones han cambiado y podemos disfrutarlas en diferentes momentos del año, existe un hito anual que marca los tiempos: la vuelta al cole.

Este fenómeno social moviliza a millones de personas cada mes de septiembre. En España, en el curso 2024-2025 el Ministerio de Educación contaba con más de 8 000 000 alumnos matriculados en enseñanzas no universitarias, y se estimaba que habría más de 1 400 000 estudiantes universitarios de grado. Y no podemos olvidar a sus familias, a los docentes y a otros profesionales que trabajan en el sector. Así, el calendario académico pauta el ritmo de nuestra sociedad.

Y ¿qué mejor manera de preparar este nuevo curso que disfrutando de una buena película? Porque sí, el ámbito educativo está representado en el cine desde sus orígenes.

Pensemos que en 1933 Jean Vigo estrenaba Cero en conducta, un mediometraje centrado en cuatro muchachos que se rebelan en un internado contra las férreas medidas disciplinarias. Se trata de una obra clave en la historia del cine francés que fue, por cierto, censurada hasta 1945 por sus valores libertarios y subversivos, considerados antipatrióticos en un contexto político conservador y nacionalista.

Un niño se levanta de un pupitre mientras sus compañeros le observan.
Imagen de Los cuatrocientos golpes.
FilmAffinity

Desde entonces, muchos son los títulos estrenados en la gran pantalla que reflejan el entorno educativo desde una multiplicidad de perspectivas y de géneros.

En la cinematografía francesa el tema educativo siempre ha estado bastante presente. Así, los galos nos han legado desde clásicos como Los cuatrocientos golpes (1959) o La piel dura (1976) de François Truffaut, a títulos más recientes como Los chicos del coro (2004). Volver a ver ese drama musical centrado en la vida de un internado permite reflexionar sobre la importancia de la empatía y la música como herramientas educativas y de cohesión social.

El colegio como lugar de superación

La música como vehículo de autoexpresión y crecimiento individual también supone el epicentro de la acción en La familia Bélier (2014). El filme pone el foco en las vicisitudes del día a día de las personas con discapacidad y sus allegados a partir de Paula, una adolescente oyente en una familia con sordera.

Enmarcada en la estela de Intocable (2011), esta comedia dramática celebra la diversidad, el colegio como espacio clave para el crecimiento personal y enarbola la figura del profesor como elemento catalizador para el desarrollo de quienes se forman en las aulas. Descubrir que tiene un don para cantar pone a la protagonista en una tesitura psicológica de calado: decidir entre irse a vivir a París para seguir formándose o quedarse para ejercer de intérprete en lenguaje de signos para su familia. El colegio se convierte así en el motor narrativo de una historia de superación que promueve el diálogo, la aceptación y la comprensión mutua.

El compromiso social en la cinematografía francesa también implica evocar Hoy empieza todo (1999) y Ser y tener (2002). Centradas en las escuelas rurales, en la primera su director, Betrand Tavernier, vehicula la lectura social desde la doble perspectiva docente (hacia los alumnos y sus familias, pero también hacia las instituciones). En la segunda, contada en formato documental, Nicolas Philibert se centra en las escuelas unitarias en las que una misma clase comparte varios grados.

De la periferia al centro

Las zonas periféricas a las grandes urbes también están representadas en las proyecciones francesas. Los profesores de Saint-Denis (2019), Madame Hyde (2017) o El buen maestro (2017) son tres de los ejemplos más representativos de los últimos años.

Los suburbios parisinos se muestran aquí desde su marginalidad y también desde su multiculturalidad. El sistema educativo en estas películas se convierte en el motor de cambio para una población vulnerable. Así, con distintos matices, se escenifican cuestiones de calado en materia de integración y promoción sociocultural y se abre una reflexión en torno al poder transformador del sistema educativo en el contexto francés.

Este debate existe igualmente en el París intramuros, tal y como lo retrata François Bégaudeau en La clase (2008). El acceso a la educación superior también es objeto de reflexión, como podemos ver en Una razón brillante (2017). En esta comedia dramática se escenifican los prejuicios, los estereotipos socio-raciales y el choque de clases bajo la mirada de una joven procedente del extrarradio parisino que se inscribe en una prestigiosa universidad para cursar Derecho.

Estamos ante películas que plantean, además, las consecuencias humanas de la precariedad familiar, que cuestionan la promoción social y exponen la resiliencia de aquellos que rompen con las barreras del determinismo social.

La cultura y la educación francesas

Existen otros títulos como Club de padres (2020) o Una casa de locos (2002), más ligeros, que abordan la paternidad y los vínculos afectivos en la comunidad escolar o la identidad europea desde el prisma de la juventud en intercambios universitarios.

Por ello, podemos decir que la filmografía francesa considera al mundo educativo un escenario privilegiado para explorar las tensiones socioculturales y promover espacios inclusivos, tolerantes y solidarios. Y esto no es baladí, porque la educación pública es uno de los pilares de un sistema que confía en la formación como medio de transmisión de los valores de la República Francesa y de transformación social.

Así, muchos son los cineastas que se adscriben a la tradición de ese cine comprometido y reflexivo que ha cultivado una mirada crítica hacia la vida diaria con el objetivo de visibilizar y sensibilizar sobre la capacidad del cine como agente de cambio sociocultural.


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The Conversation

Ana Belén Soto no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Vuelta a las aulas con el cine francés – https://theconversation.com/vuelta-a-las-aulas-con-el-cine-frances-264308

Quiénes mienten en internet y por qué: el perfil de los usuarios que falsean sus datos online

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Laura Saéz Ortuño, Profesora Dept. Empresa, Universitat de Barcelona, Universitat de Barcelona

Song_about_summer/Shutterstock

Hoy en día, cada clic en internet genera datos. Y esos datos pueden tener valor. Por eso, muchas personas deciden no decir la verdad al registrarse en sorteos, encuestas o concursos. Un estudio de la Universitat de Barcelona encontró que casi un 6 % de los usuarios en España ha dado datos falsos en este tipo de formularios. Este comportamiento es más común en hombres mayores y mujeres jóvenes, pero las razones son más complejas de lo que parece.

Pero ¿qué lleva a alguien a registrarse como “Leo Messi” o a usar el correo de otra persona para participar más de una vez en un sorteo? En nuestro estudio, combinamos inteligencia artificial con entrevistas personales para averiguarlo. Los motivos más comunes son la desconfianza en las empresas, la diversión o el deseo de proteger la privacidad.

¿Qué tan común es?

Una empresa española que recopila datos online nos permitió utilizar su base de datos para nuestra investigación. Este fichero contiene la información proporcionada por más de siete millones de residentes en España al participar, entre 2010 y 2023, en sorteos y concursos en línea.

De dicha muestra, el 5,86 % falsificó sus datos. Para detectarlo, usamos herramientas automáticas que revisaban nombres, códigos postales, correos y teléfonos. También verificamos desde qué dispositivo o red se conectaban. Lo interesante es que, cuando varias personas usan la misma conexión a internet, es cinco veces más probable que alguna de ellas mienta.

¿Quién miente más?

Encontramos diferencias según el grupo de personas analizadas. Por ejemplo, los hombres mayores tienden a falsificar nombres, apellidos y teléfonos. En cambio, las mujeres jóvenes suelen dar correos falsos o teléfonos inventados. Esto sugiere que no todos mienten de la misma forma, y que los formularios deberían adaptarse para detectar mejor estos engaños.

¿Qué motiva estas mentiras?

Entrevistamos a 37 personas que habían dado datos falsos. Sus respuestas muestran que muchas veces no lo hacen con mala intención. Algunas personas lo hacen por venganza, porque sienten que ellas han sido engañadas antes por las empresas. Otras lo hacen por diversión, como un juego. También hay quienes creen que si se registran varias veces, tienen más posibilidades de ganar. Algunos incluso lo ven como un reto y se sienten más inteligentes y ven reforzada su autoestima si el sistema no los detecta.

¿Por qué no ocultan su dirección IP?

A pesar de que mentir está mal visto, muchas personas no se preocupan por ocultar su dirección IP (algo así como el número de identidad de su dispositivo). Algunas dicen que cambiarla es incómodo. Otras no saben cómo hacerlo. Y muchas no lo ven necesario, porque nunca han sufrido consecuencias. Esto muestra que muchas personas creen que es difícil detectar el engaño y que no les pasará nada por mentir en internet.

¿Por qué es importante?

En la era digital, muchas decisiones se basan en los datos que damos en internet. Si esos datos son falsos, las empresas y organizaciones pueden tomar decisiones equivocadas. Esto afecta desde campañas de publicidad hasta estudios sobre salud o educación. También plantea una pregunta importante: ¿cómo detectar a los que mienten sin perjudicar a quienes se equivocan sin querer?

¿Qué podemos hacer?

Este estudio nos recuerda que detrás de cada dato hay una persona. Y que no siempre se miente por maldad. A veces se hace por miedo, otras por diversión o simplemente por costumbre. Si queremos una sociedad digital más honesta no solo necesitamos mejorar el sistemas: también necesitamos entender mejor el comportamiento humano.

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Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

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De dos días a 19 semanas: el salto histórico de los permisos de paternidad en España

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Teresa Torres Coronas, Profesor de gestión de empresas, Universitat Rovira i Virgili

Imagine un salto en el tiempo hacia el año 2015. En un piso de la Rambla de Tarragona, una pareja comparte los primeros días con su hijo recién nacido. Ella, ingeniera, dispone de 16 semanas de permiso de maternidad. Él, consultor, disfruta de 13 días de permiso de paternidad, una mejora notable frente a los dos días laborables reconocidos hasta que se promulgó la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Como ocurría en la mayoría de hogares, el reparto de cuidados era desigual.

Ocho años después, con su segundo hijo, la escena fue distinta. En 2023 ya ambos disfrutaron de 16 semanas de permiso retribuido e intransferible. Este cambio no fue repentino, sino el resultado de sucesivas reformas que culminaron con el Real Decreto Ley 6/2019, que otorgó la plena equiparación de los progenitores en 2021, incluida la obligatoriedad de acogerse al permiso las seis primeras semanas tras el nacimiento o adopción.

En julio de 2025, el Gobierno español anunció la aprobación del Real Decreto Ley 9/2025, que amplía el permiso por nacimiento y cuidado del menor a 19 semanas retribuidas para cada progenitor. De estas, siguen siendo obligatorias las seis primeras, 11 pueden disfrutarse libremente durante los primeros 12 meses, y dos (cuatro en familias monoparentales) pueden usarse hasta que el menor cumpla 8 años. En familias monoparentales, la duración total asciende a 32 semanas y, en casos de parto múltiple o hijos con discapacidad, se añaden dos semanas más por progenitor.

Este permiso convive con el permiso parental adicional de ocho semanas no retribuidas introducido en el Real Decreto Ley 5/2023 mediante el nuevo artículo 48 bis del Estatuto de los Trabajadores. Este derecho, individual e intransferible para cada progenitor, les permite suspender su contrato laboral para cuidar, de manera flexible, a hijos menores de ocho años.

El RDL 5/2023 también introdujo el permiso por fuerza mayor para cuidados urgentes de cuatro días retribuibles, pero dejó sin resolver la cuestión más importante: la retribución exigida por la Directiva europea 2019/1158 para el permiso parental –que no es lo mismo que el permiso por nacimiento y cuidado del menor– que permite ausentarse del trabajo para el cuidado de hijos menores de ocho años.

La Comisión Europea advirtió a España de este retraso y, en 2025, el TJUE sancionó al Estado por incumplir los plazos de transposición. En consecuencia, España aún debe garantizar la financiación plena del permiso parental para cumplir con la normativa comunitaria.

España en el contexto europeo e internacional

Con la reforma de 2025, España se sitúa entre los países más avanzados en el permiso por nacimiento y cuidado del menor, que es retribuido al 100 %, igualitario e intransferible, con medidas específicas para familias monoparentales y en casos de discapacidad.

Suecia encabeza el ranking europeo con un permiso parental de 480 días remunerados por hijo, de los cuales 390 días se pagan al 80 % del salario y los 90 restantes con una cuantía fija. Además, al menos 90 días son intransferibles para cada progenitor, lo que fomenta la corresponsabilidad y sitúa al país como referente mundial en conciliación.

En el caso de Estados Unidos, a nivel federal no existe un permiso parental retribuido. Solo se garantizan 12 semanas de ausencia laboral sin sueldo aplicable en empresas de más de 50 empleados. En los últimos años, varios estados han creado programas propios de permiso parental retribuido, como California, Nueva York o Nueva Jersey. A diferencia de España, el acceso depende del estado, la empresa y el contrato, lo que genera fuertes desigualdades.

Más allá de la norma: uso real e impacto económico

El marco legal español no garantiza por sí solo un uso igualitario entre progenitores. Según el Ministerio de Igualdad, más del 90 % de las madres utilizan todo su permiso frente al 85 % de los padres. La diferencia es pequeña, pero suficiente para mostrar que persisten barreras culturales y laborales.

Según la OCDE, muchos hombres creen que tomar todo el permiso puede frenar su carrera, con menos promoción, proyección o salario. Este temor convive con estereotipos de género que siguen asociando el cuidado a las madres y la ausencia de una cultura empresarial que normalice al padre cuidador.

Además, las desigualdades socioeconómicas también condicionan el uso de los permisos. Las mujeres con empleos precarios o bajos salarios son las que más dificultades tienen para usar esos permisos. La paradoja es que quienes más lo necesitan son quienes más obstáculos encuentran, una brecha de clase que refuerza el riesgo de desigualdad. La ley impulsa la corresponsabilidad, pero la práctica avanza con mayor lentitud.

A estas barreras individuales se añade también el desafío empresarial. En particular, las pymes suelen expresar su preocupación por la reorganización interna que implican las ausencias prolongadas. Sin embargo, la evidencia apunta en otra dirección. Las empresas que implementan políticas sólidas de conciliación entre vida laboral y personal no solo logran retener mejor al talento, sino que también reducen significativamente la rotación de personal.

A nivel global, las contribución económica de las mujeres todavía no alcanza su verdadero potencial y parte de la responsabilidad está en que sobre ellas recae mayoritariamente el trabajo de los cuidados. La evidencia internacional muestra que los permisos parentales igualitarios no son solo una medida de conciliación, sino también una apuesta económica.

Estas políticas favorecen la participación femenina en el empleo, redistribuyen los cuidados y aumentan la productividad. Un informe reciente de la OIT revela una brecha global de más de cinco meses entre las semanas de permiso parental remunerado de mujeres (24,7) y hombres (2,2).

Además, la OIT estima que garantizar permisos remunerados de al menos 14 semanas para ambos progenitores requeriría una inversión equivalente al 0,13 % del PIB mundial, pero podría generar más de cuatro millones de empleos formales para 2035. En suma, la igualdad no es solo justicia social, también es crecimiento económico.

Entre los países con permisos más equitativos del mundo

En menos de dos décadas, España ha pasado de conceder apenas dos días a los padres a situarse entre los países con permisos parentales más amplios y equitativos del mundo. Esta evolución la coloca en la vanguardia europea.

La comparación internacional revela un panorama desigual. Mientras Europa avanza a distintas velocidades y Estados Unidos sigue dependiendo de legislaciones estatales fragmentadas, España ha optado por un sistema universal y garantizado. El desafío de la próxima década será transformar este derecho en práctica cotidiana, superar las barreras culturales que frenan a muchos padres y fomentar políticas empresariales que normalicen la conciliación.

El permiso parental no es solo un beneficio laboral. Es una palanca de igualdad, bienestar. El reto ahora es consolidarlo para que la corresponsabilidad deje de ser aspiración y se convierta en norma social y motor de prosperidad compartida.


La versión original de este artículo ha sido publicada en la revista Telos, de Fundación Telefónica.


The Conversation

Teresa Torres Coronas colabora con Telos, la revista que edita Fundación Telefónica.

ref. De dos días a 19 semanas: el salto histórico de los permisos de paternidad en España – https://theconversation.com/de-dos-dias-a-19-semanas-el-salto-historico-de-los-permisos-de-paternidad-en-espana-264501

Hablar dos idiomas desde pequeños: un entrenamiento cerebral para toda la vida

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Alejandro Martínez, Personal de investigación en el grupo Neuro-colab, UDIT – Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología

Tolikoff Photography/Shutterstock

Cuando niñas y niños crecen escuchando dos idiomas, su familia y docentes a veces se preocupan: ¿se confundirá? ¿Tardará más en hablar? ¿Afectará a su rendimiento escolar?

Estas dudas son comprensibles: efectivamente, los niños y niñas bilingües pueden tardar un poco más en pronunciar sus primeras palabras o mezclar ambos idiomas al inicio. Sin embargo, esto no es un retraso patológico, sino parte natural de su aprendizaje. En realidad, están procesando el doble de información lingüística, lo que supone un entrenamiento adicional para el cerebro, que se fortalece de manera muy beneficiosa para toda la vida.

Qué significa ser bilingüe

Ser bilingüe no es simplemente hablar dos idiomas con fluidez: una persona bilingüe es quien usa regularmente ambos idiomas en su vida
. Esto incluye a quienes aprenden uno en casa y otro en el colegio, a los niños que hablan un idioma con un progenitor y otro con el otro, o a quienes viven en comunidades donde se alternan dos lenguas de manera habitual.




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Ahora bien, ¿se es bilingüe para siempre? La respuesta es matizada. Una persona puede dejar de usar uno de sus idiomas y con el tiempo experimentar atrición lingüística: perder vocabulario, fluidez o precisión. No obstante, aunque la competencia práctica disminuya, el cerebro conserva las huellas de ese aprendizaje temprano. Estudios recientes muestran que los beneficios cognitivos —como la flexibilidad mental o la reserva cognitiva— persisten incluso en quienes han dejado de usar de manera activa sus dos lenguas.

El cerebro bilingüe en desarrollo

Durante la infancia, el cerebro es muy plástico. La hipótesis del período crítico sugiere que aprender idiomas temprano favorece una organización cerebral más integrada: las redes neuronales de los distintos idiomas se solapan y cooperan, en lugar de funcionar de manera separada como suele suceder en adultos.

Por ejemplo, un niño que aprende inglés y castellano desde pequeño puede alternar entre idiomas de forma rápida y natural, mientras que un adulto necesitará más esfuerzo y energía para cambiar de lengua. Hay diversos estudios de neuroimagen que muestran que cuanto antes se adquiere un segundo idioma, más se solapan sus redes neuronales con las del primero, reduciendo el esfuerzo para cambiar de lengua.

Un aprendizaje doble, no ralentizado

En la práctica, aunque parezca que los niños bilingües empiezan a hablar más tarde, lo que ocurre es que están distribuyendo su vocabulario entre dos idiomas. Si un niño monolingüe conoce 60 palabras en castellano, un bilingüe puede saber 30 en inglés y 30 en castellano: el total es el mismo. Es decir, progresan más despacio en cada lengua por separado, pero no en su desarrollo lingüístico global.

Más allá del vocabulario, gestionar dos idiomas desde temprano entrena el control ejecutivo, que incluye la capacidad de concentrarse, alternar tareas y filtrar distracciones. Por ejemplo, un niño bilingüe puede cambiar rápidamente entre instrucciones en castellano e inglés en clase, o seleccionar el idioma adecuado según con quién habla. Estas situaciones refuerzan la memoria de trabajo y la atención sostenida.




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El cerebro bilingüe, además, suprime temporalmente la lengua que no necesita en cada contexto. Este proceso, conocido como [“control inhibitorio”], no significa “borrar” un idioma, sino apagarlo momentáneamente para que el otro fluya sin interferencias. Esa gimnasia cerebral fortalece redes vinculadas a la toma de decisiones, la planificación y la resolución de problemas.

Beneficios a lo largo de la vida

El bilingüismo no solo aporta ventajas durante la infancia: sus efectos positivos pueden mantenerse incluso si con los años se deja de usar uno de los idiomas de manera habitual. Aunque pueda perderse esta segunda lengua, el entrenamiento cognitivo temprano permanece latente.

Por ejemplo, adultos mayores que crecieron hablando dos idiomas muestran más materia gris en áreas clave del cerebro y se puede retrasar en ellos la aparición de síntomas de alzhéimer.

Flexibilidad cognitiva

Además, manejar dos idiomas fomenta la flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de adaptarse a situaciones cambiantes. Cuando un niño o un adolescente cambia de idioma según con quién habla, lee un texto en un idioma y luego explica la misma idea en otro, está practicando la capacidad de concentración y atención focalizada en otros contextos: en juegos, conversaciones en entornos ruidosos, cambios inesperados en clase o en actividades extracurriculares. Esta flexibilidad le permite aprender nuevas habilidades de manera más fluida.

La clave no es que las personas bilingües sean “mejores” que otras personas, sino que su cerebro aprende a gestionar la información de manera diferente, lo que les permite enfrentarse a desafíos variados con mayor facilidad.

Estas experiencias contribuyen a lo que los científicos llaman “reserva cognitiva”, un recurso mental que protege el cerebro y ayuda a mantener capacidades cognitivas durante décadas, incluso en la vejez.

Cómo aprovechar las ventajas del bilingüismo

Fomentar el bilingüismo no significa presionar ni forzar resultados, sino crear contextos naturales de exposición a ambos idiomas. Leer cuentos en dos lenguas, ver películas en versión original con subtítulos, cantar canciones, jugar a juegos de roles o mantener conversaciones en la lengua familiar son maneras informales de practicar sin convertirlo en una obligación.

Esto es importante porque, aunque los programas académicos como el método AICLE (Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lenguas Extranjeras) tienen un papel, el bilingüismo cotidiano se enriquece en situaciones más espontáneas: cocinar siguiendo recetas en francés, jugar a videojuegos en inglés o compartir historias familiares en la lengua materna. Estas experiencias refuerzan el vínculo emocional con el idioma y lo convierten en una herramienta viva, más allá de la escuela.

Lejos de ser un reto, la exposición a dos idiomas es una oportunidad para que los niños desarrollen un cerebro flexible, bien conectado y capaz de organizar el conocimiento de manera eficiente. Crecer en contextos que valoren ambos idiomas permite aprovechar estas ventajas cognitivas y culturales, apoyando tanto su aprendizaje académico como su desarrollo personal.

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Alejandro Martínez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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¿Por qué la candidiasis vaginal continúa siendo un problema médico tan frecuente?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Guillermo Quindós-Andrés, Catedrático de Microbiología Médica, Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología, Facultad de Medicina y Enfermería (UPV/EHU) & Instituto de Investigación Sanitaria Biobizkaia, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

‘Candida albicans’ obtenido en un frotis vaginal de una paciente con candidiasis vaginal donde se observa el aspecto tubular (hifas) de este hongo. CDC/ Dr. Stuart Brown

La candidiasis vaginal es una de las enfermedades genitales más extendidas en el mundo. También conocida como vaginitis o vulvovaginitis candidiásica –y, de forma más coloquial, “tener cándida”–, se estima que ocho de cada diez mujeres sufrirán al menos un episodio agudo a lo largo de su vida. De estas, la mitad experimentará una recaída y aproximadamente una de cada diez desarrollará una candidiasis recurrente, etiquetada así cuando la paciente padece cuatro o más episodios anuales de la dolencia. En total, se calcula que 140 millones de mujeres sufren esa modalidad de la infección.

¿Por qué se producen?

La mayoría de las candidiasis vaginales son causadas por el hongo microscópico Candida albicans, que forma parte de nuestra microbiota sin causar ningún daño. En la vagina, Candida convive con bacterias beneficiosas, como los lactobacilos, en un entorno ácido que mantiene el equilibrio microbiano. Sin embargo, cuando la microbiota vaginal se altera –por ejemplo, tras el uso de antibióticos–, Candida puede causar una infección.

Los síntomas incluyen picor (prurito), ardor, presencia de lesiones blanquecinas en la mucosa vaginal y un aumento del flujo. En los casos más graves, puede aparecer dolor al orinar (disuria) y durante las relaciones sexuales (dispareunia). Otros factores favorecedores de la candidiasis vaginal son el embarazo, la terapia hormonal sustitutiva, la diabetes, ciertos factores genéticos y diversos hábitos de vida.

El diagnóstico suele ser sencillo y se basa en la identificación de los síntomas mencionados, en la observación microscópica del hongo en muestras vaginales y mediante su cultivo en el laboratorio de microbiología.

¿Cómo se cura la candidiasis?

Existen tratamientos eficaces que emplean fármacos antifúngicos, de administración local (tópica intravaginal) u oral (sistémica). Los azoles, como el clotrimazol y el miconazol, o la nistatina son los más utilizados por vía tópica. El fluconazol oral también se emplea con frecuencia. Sin embargo, el tratamiento no evita que algunas mujeres sufran nuevos episodios o que estos se vuelvan recurrentes e incapacitantes.

Con el objetivo de evitar estas complicaciones, se acaban de aprobar dos fármacos orales prometedores: ibrexafungerp y oteseconazol. Además, se está evaluando la utilidad de dos vacunas (NDV-3A y PEV7 -Pevion7-) para impedir la candidiasis recurrente.

La mujer y sus tabúes.
Elena González Miranda

La desigualdad y la pobreza, factores de riesgo

Pero la persistencia de esta infección plantea desafíos que van más allá del ámbito médico. Factores sociales, económicos y culturales influyen en el acceso a la atención ginecológica, especialmente en regiones con bajos niveles educativos, escasos recursos económicos y desigualdad de género. En muchos países de África, América y Asia, la candidiasis vaginal es más común debido a la pobreza, la baja escolarización, las ideologías religiosas o políticas dominantes y las estructuras sociales que marginan a las mujeres o las asignan un papel social limitado y subordinado.

La desigualdad es especialmente evidente en aquellos países con ingresos económicos bajos, donde la pobreza afecta de manera desproporcionada a mujeres y niñas. Esta situación restringe su acceso a una atención médica de calidad, incluyendo las consultas ginecológicas, los tratamientos farmacológicos y los productos de higiene íntima.

Incluso en los países donde existen servicios públicos de salud, estos a menudo carecen de un enfoque de género y no están diseñados para responder a las necesidades específicas de las mujeres, o bien la formación de los profesionales en temas de salud femenina es escasa. Esto también limita las oportunidades educativas, profesionales y sociales de millones de mujeres y perpetúa su exclusión.

Además, la vergüenza por considerarlo un tema tabú, la desinformación o la percepción de que es un problema menor disuaden con frecuencia a las mujeres de buscar atención médica. Esto se agrava por la escasa disponibilidad de servicios ginecológicos especializados, que en muchos sistemas de salud no se consideran prioritarios.

Por otro lado, el autodiagnóstico y el acceso limitado a las pruebas microbiológicas y los tratamientos empíricos contribuyen a la perpetuación de la enfermedad.

Un reto médico que no se limita a países con bajos recursos

La situación en países como España es bastante mejor gracias al papel más relevante de la mujer en la sociedad y su mayor presencia en las profesiones sanitarias. Sin embargo, una de las principales quejas de muchas mujeres sobre nuestros sistemas de salud sigue siendo la escasa atención que reciben las enfermedades ginecológicas, cuando los síntomas y preocupaciones de la paciente se minimizan o ignoran sin una evaluación adecuada. Es lo que se conoce como “hacer luz de gas” o gaslighting médico.

La obstreta y ginecóloga Chailee F. Moss y sus colaboradoras han publicado una encuesta, realizada con la National Vulvodynia Association, donde se revela que muchas pacientes con enfermedades ginecológicas viven experiencias negativas que les causan sufrimiento y promueven el abandono del tratamiento médico.

En este estudio participaron 447 mujeres que habían sido atendidas previamente por un promedio de 5,5 profesionales de salud. Solo el 43,5 % de estos profesionales fueron percibidos como comprensivos, mientras que el 26,6 % se describieron como despectivos y el 20,5 % no creyó en los síntomas de las pacientes. Además, el 41,6 % de las encuestadas recibió el consejo de “relajarse” y al 20,6 % incluso se les recomendó consumir bebidas alcohólicas. El 39,4 % afirmó que se les hizo sentir que tenían un problema psiquiátrico, siendo esta la experiencia referida más angustiante.

¿Es posible reducir su impacto?

La respuesta es afirmativa: una formación médica con perspectiva de género es clave para evitar tanto el infradiagnóstico como la minusvaloración de la candidiasis vaginal. Asimismo, el acceso a una información clara y una adecuada educación sexual son fundamentales para prevenir y tratar eficazmente esta enfermedad.

Desde la investigación médica, el desarrollo de métodos diagnósticos más accesibles, como pruebas rápidas que puedan realizarse en casa, podría mejorar el diagnóstico, evitar tratamientos innecesarios y facilitar el tratamiento correcto temprano. Finalmente, la búsqueda de fármacos más eficaces y el desarrollo de vacunas que prevengan la infección son otros objetivos importantes, como hemos visto, para la comunidad científica.

The Conversation

Guillermo Quindós-Andrés no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Por qué la candidiasis vaginal continúa siendo un problema médico tan frecuente? – https://theconversation.com/por-que-la-candidiasis-vaginal-continua-siendo-un-problema-medico-tan-frecuente-262463

Por qué seguimos usando funiculares como el que acaba de descarrilar en Lisboa

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Peter Newman, Professor of Sustainability, Curtin University

Al menos 17 personas han fallecido tras el descarrilamiento y choque del funicular de Glória en Lisboa, Portugal, ayer miércoles 3 de septiembre. Los servicios de emergencia también han confirmado que 23 personas resultaron heridas, cinco de ellas de gravedad, en la tragedia, que se produjo al comienzo de la hora punta de la tarde.

Este accidente se suma a otro ocurrido en la misma línea en mayo de 2018, cuando uno de los vagones descarriló debido a defectos en el mantenimiento de sus ruedas, si bien en aquel caso no hubo víctimas mortales.

Aún se desconoce la causa exacta del accidente más reciente. Los testigos han informado de que el tranvía amarillo y blanco parecía fuera de control mientras bajaba a toda velocidad por la cuesta, antes de descarrilar al tomar una curva y chocar contra un edificio. Las fotos de las secuelas muestran un montón de cables y acero retorcidos.

Estos sistemas de transporte, similares a los teleféricos, son reliquias poco comunes del siglo XIX, que solo se encuentran en unos pocos lugares muy montañosos del mundo. ¿Cómo funcionan? ¿Y por qué siguen utilizándose?

¿Cómo funcionan los funiculares?

Los trenes y tranvías suelen funcionar solo en terrenos llanos. Esto se debe a que sus ruedas de acero no pueden obtener suficiente tracción sobre los raíles de acero en pendientes pronunciadas. Por el contrario, los funiculares pueden subir pendientes muy pronunciadas.

Estos aparatos suelen contar con dos vagones contrapesados que están unidos por un cable de tracción. A medida que un vagón desciende, ayuda a tirar del vagón ascendente por la ladera. El peso del vagón ascendente también evita que el descendente se salga de control. Algunos ahora tienen motores eléctricos para ayudar a impulsarlos y otros pueden activar una transmisión mecánica unidireccional solo para colinas empinadas.

Aunque los sistemas funiculares suelen ser bastante lentos y torpes, continúan siendo populares tanto entre los turistas como entre los residentes de los lugares donde se encuentran.

¿Dónde se encuentran?

La línea de funicular lisboeta de Glória se inauguró en 1885. Es una de las tres líneas de la ciudad, y conecta el centro con el Bairro Alto. Pero hay otros ejemplos de estas reliquias del transporte en todo el mundo.

Suiza, por ejemplo, cuenta con varios funiculares entre los que destaca el Stoosbahn, el más empinado del mundo. Tiene un desnivel total de unos 744 metros y alcanza una pendiente de 47 grados. Es una excursión turística muy popular.

El título del funicular más largo del mundo le corresponde al teleférico de La Paz-El Alto en Bolivia. A bordo del Genting Skyway se puede atravesar la selva malaya. En España, es famoso el de Bulnes, que funciona en la parte asturiana de los Picos de Europa. Y en Hong Kong, el Peak Tram lleva a los pasajeros hasta la Cumbre Victoria, la cima de la isla, desde 1888.

Un vagón amarillo y negro circula por una vía, con las montañas al fondo.
El Stoosbahn, en Suiza, es el funicular más empinado del mundo.
Stéphane Gottraux/Wikipedia, CC BY

La alternativa: los tranvías sin vías

Los funiculares continúan siendo útiles para las personas que viven o visitan las zonas escarpadas que recorren. Sin embargo, gracias a las nuevas tecnologías existen alternativas de transporte ferroviario más convencionales con muchas menos limitaciones a la hora de subir y bajar cuestas.

Por ejemplo, los tranvías sin vías son una especie de combinación entre un tranvía y un autobús. Utilizan GPS y sensores digitales para desplazarse con precisión por una vía invisible y tienen ruedas de goma, lo que les permite ascender pendientes de hasta un 15 %. Sin embargo, aún no se han construido para colinas más empinadas.

He disfrutado viajando en estos tranvías funiculares en varias ciudades con pendientes, pero es probable que este accidente empañe la experiencia turística. Ya es hora de que tengamos una opción del siglo XXI que sea claramente más segura.

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Peter Newman recibe financiación del CRC RACE.

ref. Por qué seguimos usando funiculares como el que acaba de descarrilar en Lisboa – https://theconversation.com/por-que-seguimos-usando-funiculares-como-el-que-acaba-de-descarrilar-en-lisboa-264605

Herbívoros y fuego controlado: una alianza necesaria para prevenir grandes incendios forestales

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Rosa María Canals, Catedrática en Pascicultura y Restauración de Ecosistemas, Universidad Pública de Navarra

Tras la oleada de incendios que ha sacudido y conmocionado España, se ha generado una conciencia común: es necesario gestionar el paisaje para hacerlo menos vulnerable a los fuegos de alta intensidad.

Sin embargo, junto a esta lección aprendida surgen muchas preguntas que no tienen una respuesta sencilla. ¿Podrán recuperarse los bosques originales en las áreas de mayor valor ecológico si aplicamos una gestión adecuada? ¿Podemos evitar que el fuego vuelva a aparecer en el mismo lugar? ¿Cómo debemos afrontar la gestión de las interfaces urbano-forestales de una manera económica y duradera?

Son cuestiones complejas. Trataré de abordar algunas de ellas a la luz de lo aprendido durante más de tres décadas de trabajo en ecología de comunidades vegetales y en proyectos de restauración ambiental en los que el fuego y los herbívoros han sido herramientas clave.

Alteración de las dinámicas de perturbación natural

Sabemos que las comunidades vegetales que se establecen en un determinado lugar responden a las condiciones de clima y de suelo imperantes, seleccionándose el conjunto de especies vegetales mejor adaptadas a ese ambiente en particular.

Pero eso no lo es todo. Existe un tercer factor decisivo que determina el establecimiento de una comunidad vegetal: el régimen histórico de perturbaciones. Bajo este concepto se engloban procesos naturales que en apariencia podrían parecer destructivos, pero que en realidad han moldeado la vegetación durante millones de años, como las sequías, las plagas, los aludes, la presencia de herbívoros y, por supuesto, el fuego. Cada comunidad vegetal está adaptada a un régimen concreto de perturbación y lo demuestra con las estrategias adaptativas de las especies dominantes: espinas y toxinas frente al herbívoro, cortezas aislantes y piñas serótinas frente al fuego, etc.




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Lo cierto es que los seres humanos hemos alterado profundamente estas dinámicas de perturbación natural y de manera más intensa a lo largo del último siglo. Por ejemplo, los ecosistemas abiertos –aquellos en los que domina el componente herbáceo, como pastizales, matorrales poco densos, dehesas y sabanas– han visto muy mermado el consumo de biomasa vegetal por herbívoros y están desapareciendo en favor de comunidades vegetales más lignificadas y con mayor carga combustible.

Aunque la extinción de megafauna es un proceso que arranca a finales del Pleistoceno, en el Holoceno las poblaciones de herbívoros ungulados se han visto seriamente reducidas, contribuyendo los humanos a ello de una manera decisiva.




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Además, las domesticaciones en el Neolítico se centraron en un grupo concreto de herbívoros, los pastantes, por ser animales de comportamientos más gregarios, tener movimientos migratorios predecibles y alimentarse en áreas abiertas, de buena visibilidad. Durante los últimos miles de años, los herbívoros domésticos han emulado el régimen de perturbación de los salvajes pastantes, contribuyendo a mantener ecosistemas abiertos. Pero en las últimas décadas, la caída en picado de la ganadería extensiva y el auge de explotaciones intensivas han cambiado radicalmente esta dinámica.

Algo similar ha sucedido con los regímenes naturales del fuego. Muchas comunidades vegetales, en ambientes mediterráneos y también en ambientes templados y tropicales, tienen un régimen natural de incendios asociado, con un profundo rol ecológico ligado al reciclado y la regeneración vegetal. El cambio climático, generando condiciones extremas propicias para el fuego y llevando a las cubiertas vegetales a situaciones de gran estrés térmico e hídrico, la acumulación de combustible por falta de aprovechamientos y la llamada paradoja de la extinción (décadas de supresión de incendios naturales que favorecen la acumulación de combustibles), han trastocado completamente ese equilibrio y alimentan fuegos cada vez más intensos y difíciles de controlar. En este escenario, los incendios serán inevitables y recurrentes, mientras exista vegetación para arder.

Tierra calcinada
Terreno calcinado tras el incendio forestal que tuvo lugar en Llerena (Extremadura) en agosto de 2025 y arrasó 5.900 hectáreas.
Right Perspective Images/Shutterstock



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Interconexión entre el fuego y los herbívoros

El herbívoro y el fuego han estado siempre estrechamente interconectados y en latitudes templadas y mediterráneas han sido los dos grandes gestores y recicladores de la materia vegetal. La descomposición, aunque también cumple esa función, tiene un papel más relevante en otros ambientes. El herbívoro consume la vegetación de manera selectiva, lenta y recurrente, transformándola en energía, crecimiento animal y en nutrientes que devuelve parcialmente al suelo a través de sus excrementos. El fuego, en cambio, es un evento poco frecuente que actúa de forma rápida e intensa, reciclando compuestos orgánicos tan resistentes como la lignina. Así, genera una gran mineralización de la materia vegetal –al reducirla a cenizas–, que puede retenerse en el ecosistema o perderse (volatilización, escorrentía, lixiviación) en función de la intensidad del fuego y de las condiciones locales tras el paso de las llamas.

Mientras el herbívoro escoge lo más nutritivo y digestible, el fuego no discrimina. Son procesos distintos, pero complementarios, y cuando se gestionan de forma conjunta y planificada, emulando regímenes naturales de perturbación, permiten mantener, a costes económicos reducidos, paisajes abiertos y en mosaico, donde se combinan distintos tipos de vegetación, con baja carga de combustible y elevada biodiversidad.




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Lecciones finales desde la ecología de la perturbación

Las comunidades vegetales que conocemos han evolucionado durante millones de años adaptándose a regímenes de perturbación concretos, definidos por su tipología, su intensidad y su frecuencia. De modo que el tipo de perturbación dominante marca las características de los ecosistemas, tanto como el clima y el suelo. Allí donde prevalecen los herbívoros, las comunidades vegetales tienden a ser nutritivas y atractivas al animal, buscando ser pastadas para asegurar su regeneración. Allí donde domina el fuego, prosperan especies inflamables, de combustión veloz y regeneración rápida, que favorecen la ocurrencia de nuevos incendios. Sin herbívoros y con un cambio climático en progreso, es fácil adivinar qué tipos de comunidades vegetales van a verse favorecidas en el futuro, comunidades adaptadas al fuego y que dependen de él principalmente para regenerarse.

Como apuntan diversos expertos, muchas comunidades vegetales ya no se corresponden con el clima en el que se originaron. Podemos añadir también que están evolucionando y respondiendo al régimen de perturbaciones actual, diferente al histórico, en el que la ausencia casi total de herbívoros deja al fuego como principal reciclador natural de la biomasa vegetal.

Todo apunta a que, azuzados por el cambio climático, los incendios se repetirán con mayor frecuencia y, en muchos casos, resultará imposible recuperar muchos ecosistemas tal como los conocíamos. Ante esta realidad, la gestión debe orientarse a reducir el estrés que están sufriendo nuestros bosques, rebajando su densidad y cobertura para sanear las masas forestales y mitigar la virulencia de los incendios. Pero también es fundamental promover paisajes en mosaico y espacios abiertos, donde la ganadería extensiva y el pastoreo de los herbívoros desempeñen el papel reciclador perdido, tan esencial en estos momentos.




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Las quemas técnicas pueden ayudar a controlar la vegetación leñosa en fases iniciales. No obstante, sólo la combinación con planes de pastoreo plurianuales evitará la consolidación de comunidades pirófitas y reducirá la peligrosa dependencia del fuego como único mecanismo regulador de la materia vegetal. La combinación de fuego técnico y pastoreo ambiental, llamado herbivorismo pírico, ofrece una vía de gestión sostenible, capaz de mantener ecosistemas más resilientes, menos inflamables y, al mismo tiempo, más biodiversos. En ello estamos trabajando.

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Rosa María Canals y su equipo de investigación han recibido y reciben fondos de entidades públicas (Fundación Biodiversidad, Agencia Estatal de Investigación,..) en convocatorias competitivas para financiar sus líneas de investigación.

ref. Herbívoros y fuego controlado: una alianza necesaria para prevenir grandes incendios forestales – https://theconversation.com/herbivoros-y-fuego-controlado-una-alianza-necesaria-para-prevenir-grandes-incendios-forestales-264085

Los suplementos de vitamina D podrían retrasar el envejecimiento

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Dervla Kelly, Associate Professor, Pharmacology, University of Limerick

NataschaS/Shutterstock.com

¿Tomar suplementos de vitamina D podría ralentizar el envejecimiento y mantenernos más sanos durante más tiempo? Un estudio reciente sugiere que sí.

En concreto, sus autores descubrieron que tomar 2000 UI (unidades internacionales) de este compuesto al día ayudaba a mantener los telómeros, unas pequeñas estructuras que actúan como los extremos de los cordones de los zapatos, protegiendo nuestro ADN de los daños cada vez que las células se dividen.

Esos telómeros se encuentran en la punta de cada uno de nuestros 46 cromosomas y se acortan cada vez que una célula se reproduce. Y cuando se acortan en exceso, las células ya no pueden dividirse y acaban muriendo.

De hecho, a lo largo de los últimos años los científicos han relacionado el acortamiento de los telómeros con algunas de las enfermedades asociadas al envejecimiento más temidas, como el cáncer, las enfermedades cardíacas y la osteoartritis. El tabaquismo, el [estrés] crónico (https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC8920518/) y la depresión parecen acelerar el acortamiento de los telómeros, al igual que los procesos inflamatorios del organismo.

Más allá de unos huesos fuertes

Es de sobra conocido que la vitamina D –la “vitamina del sol”– resulta esencial para la salud ósea, ya que ayuda a nuestro organismo a absorber el calcio. Los niños, los adolescentes y las personas con piel más oscura o con exposición limitada a los rayos solares pueden necesitar suplementos de esta vitamina para formar y mantener huesos fuertes.

Pero la vitamina D también fortalece nuestro sistema inmunológico: no solo es capaz de reducir las infecciones respiratorias, sino que también podría ayudar a prevenir enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico y la esclerosis múltiple.

Dado que la inflamación daña los telómeros, los efectos antiinflamatorios de la vitamina D podrían explicar su función protectora sobre estas estructuras.

En este reciente estudio, realizado por la Universidad de Augusta en Estados Unidos, los investigadores hicieron un seguimiento de 1031 personas con una edad media de 65 años durante cinco años, midiendo sus telómeros al inicio, después de dos años y después de cuatro años. La mitad tomó 2000 UI de vitamina D al día, mientras que la otra mitad recibió un placebo.

Los resultados mostraron que los telómeros se conservaron en 140 pares de bases en el grupo de la vitamina D, en comparación con el placebo. Para poner esto en contexto, investigaciones anteriores revelaron que los telómeros se acortan de forma natural en unos 460 pares de bases a lo largo de una década, lo que sugiere que el efecto protector de la vitamina D podría ser realmente significativo.

Este no es el primer hallazgo prometedor. Estudios anteriores habían informado de beneficios similares, del mismo modo que la dieta mediterránea, rica en nutrientes antiinflamatorios, también se ha relacionado con telómeros más largos.

Telómeros largos, pero sin pasarse

Pero hay algunos puntos importantes que conviene tener en cuenta. Algunos investigadores advierten de que los telómeros extremadamente largos podrían aumentar el riesgo de enfermedades, lo que sugiere que existe un punto óptimo que aún no comprendemos.

Tampoco existe acuerdo sobre la dosis adecuada. Los investigadores de Augusta utilizaron 2000 UI diarias, una cantidad muy superior a la ingesta recomendada actualmente: 600 UI para menores de 70 años y 800 UI para adultos mayores. Sin embargo, otras investigaciones sugieren que bastaría con 400 UI para ayudar a prevenir los resfriados.

Los expertos afirman que la dosis óptima probablemente depende de factores individuales, como los niveles de vitamina D existentes, la nutrición general y la forma en que la vitamina interactúa con otros nutrientes.

Aunque estos hallazgos son reveladores, de momento no hay evidencias suficientes para empezar a tomar todos masivamente dosis altas de vitamina D con la esperanza de ralentizar el envejecimiento. Las pruebas que tenemos apuntan, de momento, a lo básico: seguir una dieta equilibrada, practicar ejercicio de manera regular, sueño de calidad, no fumar y controlar el estrés. Todo ello favorece de forma natural la salud de los telómeros.

Sin embargo, para quienes tengan deficiencia de vitamina D o riesgo de padecer mala salud ósea, los suplementos siguen siendo una opción sensata respaldada por décadas de investigación.

A medida que los científicos sigan desentrañando los misterios del envejecimiento, aclararemos el papel de la vitamina D en el mantenimiento de nuestros relojes celulares. Quizás se trate solo de una pieza de un rompecabezas mucho más grande.

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Dervla Kelly no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Los suplementos de vitamina D podrían retrasar el envejecimiento – https://theconversation.com/los-suplementos-de-vitamina-d-podrian-retrasar-el-envejecimiento-264503

¿El pueblo salva al pueblo? Del heroísmo vecinal al populismo oportunista ante los incendios

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Maite Aurrekoetxea Casaus, Profesora Doctora en Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Deusto

Los incendios forestales que este verano han arrasado miles de hectáreas de bosque y monte en diferentes comunidades autónomas de España han propagado una frase: “El pueblo salva al pueblo”.

Es una expresión cargada de épica solidaria y parece condensar lo mejor de la sociedad civil: vecinos y vecinas que se organizan para rescatar, ayudar o socorrer allí donde las instituciones no llegan a tiempo.

Sin embargo, esta consigna encierra una trampa peligrosa. Lejos de ser solo una expresión de fraternidad, puede convertirse en un síntoma del debilitamiento del Estado, ya que desplaza responsabilidades estructurales hacia la ciudadanía.

La solidaridad como coartada

La sociología de las catástrofes ha demostrado que las respuestas comunitarias emergen con fuerza en situaciones críticas. La ayuda vecinal es una constante en todas las catástrofes.

Mientras que las redes locales se activan con rapidez, la maquinaria estatal es más lenta. Pero convertir esa reacción espontánea en consigna política permanente corre el riesgo de naturalizar el abandono institucional.

En el debate entre las diferentes responsabilidades y competencias en la gestión de las emergencias entre el gobierno central y las comunidades autónomas comienza a trasladarse un mensaje sobre la incapacidad del Estado. Esto erosiona la legitimidad de las instituciones democráticas y se normaliza la idea de que cada quien debe arreglárselas como pueda.

Bajo la apariencia de empoderar a la ciudadanía, se reduce el papel del Estado a mero espectador. Si el cuerpo de bomberos no llega, la UME es insuficiente o la coordinación es un fracaso, la carga se traslada a la comunidad, los vecinos y vecinas, voluntario y voluntarias o, en el mejor de los casos, a las ONG.

El riesgo de la romantización

No es casual que en medios y redes sociales se difundan imágenes de vecinos y vecinas con cubos y mangueras de agua, agricultores con sus tractores o cuadrillas de voluntarios improvisando rescates con sus vehículos particulares.

El relato es emocionante, pero oculta que no todos los pueblos tienen los mismos recursos o capacidad de reacción. Los denominados “voluntarios espontáneos” pueden suponer un gran inconveniente para las organizaciones y entidades de emergencia que están sobrecargadas en los momentos mas intensos de las crisis.

La AEMA/EEA –Agencia Europea de Medio Ambiente– enfatizó el pasado mes de junio la necesidad de preparación para hacer frente a las crisis climáticas, reforzando la idea de que la respuesta no puede recaer en la autoorganización puntual.

Lo vivido este verano demuestra que no bastan gestos heroicos: se requieren sistemas públicos profesionalizados y bien financiados. Este voluntariado debe ser formado y supervisado para no dificultar la respuesta.

Se corre el riesgo de que el heroísmo vecinal, tan valioso como insuficiente, se convierta en la coartada perfecta para un Estado en retirada. En tiempos de crisis climática, incendios recurrentes y fenómenos meteorológicos extremos, es necesaria la solidaridad social y al mismo tiempo, un Estado robusto y presente.

El trasfondo político: ¿crítica al Estado de las autonomías?

Emerge otra lectura más profunda. El eslogan “el pueblo salva al pueblo” se puede leer como síntoma de desafección, no solo hacia el Estado en abstracto, sino hacia la fragmentación competencial entre administraciones.

Cuando en una catástrofe se perciben demoras en la coordinación entre comunidades autónomas y Gobierno central, el discurso de que “nadie nos ayuda salvo nosotros mismos” alimenta una crítica soterrada al modelo territorial.

Aunque el modelo autonómico sigue contando con respaldo mayoritario, existe un sector no despreciable de la sociedad española que mira con simpatía a sistemas más centralistas.

En medio de una erosión de la confianza democrática, crece el reclamo por un Gobierno central robusto como mecanismo de garantía ante el caos institucional.

Este sentimiento se nutre de una crisis de legitimidad democrática sin precedentes. Solo el 44,5 % de la ciudadanía se encuentra entre muy satisfecho o algo satisfecho frente a un 30,6 % que ya manifiesta su nula satisfacción con la democracia.

El 79,2 % de las personas encuestadas (4 010) piensa que la democracia es preferible a cualquier forma de gobierno, pero hay un 8,6 % que cree que en alguna circunstancias un gobierno autoritario es preferible a un sistema democrático y de ese 8,6 % el 21,8 % es de extrema derecha.

La extrema derecha ante la solidaridad

En este escenario, el “pueblo salva al pueblo” puede actuar como una coartada para el desmantelamiento del Estado autonómico. Los discursos populistas suelen utilizar un antagonismo entre “pueblo puro y solidario” frente a unas élites políticas corruptas e ineficaces.

Las formaciones de extrema derecha en el contexto europeo critican a la élite corrupta y buscan el favor del pueblo que constituye la “nación” verdadera. Y se lanzan lemas como “Primero los de casa” (Frente Nacional, Francia); mensajes anti-UE como “Queremos recuperar nuestro país (UKIP, Reino Unido), o “Solo existe una nación” (Vox, España).

Frente a estos lemas, puede esgrimirse una experiencia colectiva muy evocadora ante el populismo que demoniza el Estado: la pandemia de la covid-19. Sin duda, la solidaridad ciudadana palió muchos de las situaciones cotidianas, pero únicamente un modelo competencial como el actual hizo posible superar una emergencia de magnitudes globales.

¿Fue el pueblo el que salvo al pueblo o fueron las instituciones las que dieron respuesta a tal crisis?. Se desvelaron fallos, pero el sistema de protección social, el sistema sanitario, el sistema educativo y el entramado institucional fueron el gran salvavidas.

La lección es clara: instituciones cercanas a la ciudadanía, con personal técnico y recursos estables, son las que marcan la diferencia en eventos extremos.

No se trata de cuestionar el Estado autonómico, sino de asumir responsabilidades presupuestarias y no subestimar el riesgo climático con recortes que debilitan la prevención, la alerta y la respuesta.

Lo que salva al pueblo no es el pueblo aislado, sino el pueblo respaldado por instituciones eficaces.

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Maite Aurrekoetxea Casaus no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿El pueblo salva al pueblo? Del heroísmo vecinal al populismo oportunista ante los incendios – https://theconversation.com/el-pueblo-salva-al-pueblo-del-heroismo-vecinal-al-populismo-oportunista-ante-los-incendios-264302

La privacidad nos persigue, pero nosotros somos más rápidos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Carmen Jordá Sanz, Directora del Departamento de Criminología y Seguridad, Universidad Camilo José Cela

Cuando hablamos de ciudadanía, solemos pensar en derechos y deberes, aunque pocas veces nos paramos a analizar su significado e implicaciones. El concepto se remonta en Occidente a los tiempos de la Antigua Grecia, en el marco de la participación directa en las decisiones que afectaban a la colectividad.

Entre las dimensiones sobre qué es un ciudadano, se encuentran la política, la social, la cultural o la subjetiva, entre otras, que definen el conjunto de derechos, deberes, percepciones, responsabilidades y comportamientos sobre un conjunto de personas. Así pues, la ciudadanía digital no es solo un conjunto de habilidades técnicas, sino una forma de participación activa, crítica y responsable en la vida pública digital.

El contexto: ciudadanos de un mundo hiperconectado

¿Por qué es importante comenzar con esta aclaración? Porque el concepto “menor de edad” diluye las características y homogeneiza a todos aquellos niños y adolescentes que aún no han cumplido una determinada edad, sin matices. En el ámbito digital, además, en ocasiones, se vincula a una connotación infantilizadora que se orienta hacia la mera protección del niño o adolescente, sin una participación activa del mismo.

Basta con recalcar que, entre las concepciones sociales para potenciar su privacidad, destaca la insistencia en el reforzamiento de protocolos de seguridad para acceder a plataformas online o a contenido considerado perjudicial para su desarrollo. Por ejemplo, podemos encontrar la propuesta de implementar sistemas de verificación de edad para impedir el acceso a plataformas pornográficas (recordemos que en España la edad de acceso a este contenido llega a situarse en los 8 años).

Y es que el mayor riesgo en lo digital es la propia persona. No podemos olvidar que detrás de un ciberataque hay un autor, y detrás de cada pantalla atacada hay una víctima. En cuestiones digitales, se dice que el principal factor de riesgo no es la herramienta –la tecnología– en sí, sino el factor humano. De hecho, hasta el 95 % de los fallos de ciberseguridad tiene su origen en errores humanos. Por tanto, debemos tener una perspectiva social sobre la utilización de la tecnología: las herramientas digitales son medios, por y para personas.

Tampoco podemos –ni debemos– caer en el alarmismo generalizado que establece una relación causal entre la utilización de pantallas y redes sociales y consecuentes problemas en las personas, especialmente niños, adolescentes y jóvenes. Así lo muestra un estudio, que señala que el riesgo del uso de la tecnología en jóvenes es, en todo caso, bajo y muy variado.

En caso de materialización, los autores explican que no se relaciona de manera directa con el simple uso de la tecnología, entendido como las horas de pantalla, sino con variables moduladoras como el género, la edad o la supervisión parental.

Por tanto, abordar la privacidad y las posibles amenazas que conlleva la utilización de internet requiere una visión que integre a todo el conjunto de la sociedad, con especial atención a todos aquellos grupos más vulnerables. Considerar a los niños y jóvenes como ciudadanos digitales implica su derecho a participación y expresión, no como meros receptores de medidas coercitivas o de protección pasiva.

El dilema: la huella digital que siempre nos sigue

El desarrollo exponencial de internet y las redes sociales durante las últimas décadas ha supuesto una interconexión global sin precedentes, con numerosas ventajas e inconvenientes. Entre las ventajas, podemos destacar la democratización del conocimiento, las facilidades de comunicación o entretenimiento o los avances en múltiples campos de conocimiento científico.

En cambio, el acceso a redes sociales, especialmente para niños y adolescentes, ha ampliado el concepto de seguridad hacia nuevos horizontes que, hasta hace pocas décadas, no se contemplaban. Un ejemplo es el impacto de la huella digital, entendida como el rastro de información que dejamos en internet de manera voluntaria o involuntaria con cada foto, ubicación, búsqueda o comentario.

Un reciente estudio español ha revelado que el 62 % de adolescentes encuestados asegura entender el tipo de información que comparte en las plataformas y un 46 % ha mostrado preocupación por su huella digital; sin embargo, más de la mitad afirma no conocer cómo proteger su información personal en las redes.

El contenido que volcamos en internet, en general, no sale nunca de internet. Y esta exposición prolongada puede dar pie a problemas graves. En edades tempranas, el ciberacoso, es decir, el hostigamiento facilitado por el uso de nuevas tecnologías con el objetivo de atemorizar, humillar o ejercer algún tipo de daño a otras personas, es una de las principales amenazas derivadas de la utilización de redes sociales.

Son múltiples los casos que podríamos destacar, pero el ejemplo de Kayla Laws, una joven estadounidense que se vio sometida a un proceso de “pornovenganza”, muestra su impacto a diferentes niveles: individualmente, por los mensajes e insultos recibidos durante meses y que llegaron a traspasar el ámbito digital; socialmente, por el debate existente en torno a la privacidad y el intercambio de fotografías y vídeos de contenido sexual; y tecnológicamente, por el impacto que supuso la huella digital, que escapó del control de la víctima y fue utilizada en su contra.

Además, la persistencia de la huella digital deriva en numerosas implicaciones para cualquier persona, tanto en el presente como en el futuro: la reputación online influye cada vez más en procesos de selección de empleo, becas o admisión en universidades.

El reto: crear responsabilidad digital compartida

Agrupando estas ideas –tecnología producida por y para humanos, con errores humanos y que debe contar con una participación activa de todos los humanos–, resulta evidente que la línea a seguir no se orienta hacia la prohibición en el acceso a internet o las redes sociales, sino hacia la educación en su uso. La educación digital no puede limitarse a evitar daños. Debe aspirar a empoderar a una generación que puede ser nativa, pero no por ello necesariamente competente en la materia.

La mera prohibición impide o, al menos, dificulta el correcto desarrollo de competencias digitales, que además son clave para el futuro. La alfabetización digital, más allá de la seguridad en las contraseñas o el conocimiento sobre la utilización de software, debe incluir la correcta gestión de la identidad digital y la prevención de amenazas, como el ciberacoso, el grooming o la recopilación de información personal para utilizarla con fines de ingeniería social.

En este sentido, el marco de trabajo de competencias digitales propuesto por el Joint Research Centre y la Comisión Europea(DigComp) orienta estos esfuerzos en una de las prioridades del continente: la transición hacia la era digital.

Así, proponen que los ciudadanos deben contar con una serie de competencias que se enmarcan en cinco dimensiones: seguridad, alfabetización de información, creación de contenido digital, solución de problemas y, por último, comunicación y colaboración. Es en esta última dimensión sobre la que recae la principal responsabilidad sobre la educación digital, ya que educar en ciudadanía digital supone enseñar a convivir en un espacio donde lo tecnológico y lo social son inseparables.

La construcción de esta responsabilidad digital involucra la participación de múltiples actores y sectores: desde el familiar y educativo, para dotar de herramientas y conocimiento crítico sobre las redes sociales, hasta las organizaciones privadas, para integrar la privacidad en el diseño de plataformas seguras, siguiendo el marco privacy by design, es decir, diseñado para priorizar por defecto la privacidad del usuario.

En definitiva, necesitamos hacer de internet un espacio de oportunidad, participación y crecimiento, no un lugar de vulnerabilidad permanente. Si queremos una sociedad justa, segura y democrática, debemos formar ciudadanos críticos para navegar en esta compleja era tecnológica.


La versión original de este artículo ha sido publicada en la revista Telos, de Fundación Telefónica.


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Carmen Jordá Sanz colabora con Telos, la revista que edita Fundación Telefónica.

ref. La privacidad nos persigue, pero nosotros somos más rápidos – https://theconversation.com/la-privacidad-nos-persigue-pero-nosotros-somos-mas-rapidos-264487