Polémica científica: ¿y si las cinco grandes extinciones masivas no fueron tales?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Gianluca Marino, Profesor Titular de Universidad, Universidade de Vigo

La gran extinción del Cretácico-Paleógeno, la era de los dinosaurios, ocurrió hace 66 millones de años. Denis-S/Shutterstock

La historia evolutiva de la vida en la Tierra no ha sido gradual ni continua. A lo largo de cientos de millones de años, ocurrieron grandes catástrofes que provocaron la desaparición rápida y global de muchas especies.

Estos episodios, conocidos como extinciones masivas, ocurrieron en periodos muy breves si los comparamos con la escala del tiempo geológico. En esos momentos, la diversidad de seres vivos disminuyó mucho más de lo habitual: especies de distintos grupos y ecosistemas desaparecieron, dejando una huella profunda en la historia de la vida.

Durante los últimos 540 millones de años, un periodo llamado Eón Fanerozoico, los paleontólogos han identificado cinco grandes extinciones masivas, conocidas como las “Cinco Grandes”. Además, hay un debate sobre una sexta extinción masiva que podría estar ocurriendo hoy, producida por la acción humana y a los rápidos cambios en el clima y el ambiente.

Las Cinco Grandes se relacionan con perturbaciones ambientales graves, como el calentamiento global, la acidificación de los océanos y/o la pérdida de oxígeno en el agua. Curiosamente, estos mismos fenómenos están ocurriendo en las últimas décadas, afectando a los ecosistemas de distintas regiones del planeta.

Sin embargo, en los últimos años se ha empezado a cuestionar la idea de que esas extinciones afectaron de manera similar a los ecosistemas marinos y terrestres. Nuevas investigaciones han puesto en duda que las Cinco Grandes hayan sido realmente masivas en todos los ambientes por igual.

Recreación de un fósil encontrado en la formación Daye, en el Sur de China, que data de hace 250,8 millones de años.
Dinghua Yang, Haijun Song/Agencia Sinc, CC BY

¿Qué es una extinción masiva?

En condiciones normales, las especies aparecen y desaparecen poco a poco. Este proceso ocurre a un ritmo llamado “tasa de extinción de fondo”. Pero las extinciones masivas rompen ese equilibrio. En ellas, más del 75 % de las especies desaparecen en un periodo geológicamente corto, a veces en solo decenas de miles de años.

Aunque los tiempos exactos y los criterios para definirlas siguen en debate, se han reconocido como extinciones masivas cinco grandes crisis bióticas. Las Cinco Grandes ocurrieron al final de los periodos Ordovícico, Devónico, Pérmico, Triásico y Cretácico.

La más grave fue la del final del Pérmico, hace unos 250 millones de años. En ese evento desaparecieron hasta el 96 % de las especies y cerca de la mitad de las familias de invertebrados marinos. Cambió por completo la vida en la Tierra.

Causas desencadenantes y letales

Una extinción masiva suele tener una causa principal que la inicia y desencadena mecanismos “letales” que provocan la desaparición de las especies.

Entre las causas principales están las grandes erupciones volcánicas. Por ejemplo, las erupciones de grandes provincias ígneas involucran varios millones de kilómetros cúbicos de magma, como las que ocurrieron al final del Pérmico. También el impacto de asteroides, como el que marcó el fin del Cretácico y la extinción de los dinosaurios. Incluso, alteraciones causadas por la propia biosfera, como en la extinción del Devónico.

Los mecanismos “letales” incluyen la falta de oxígeno en los océanos (desoxigenación), el calentamiento global y la acidificación del agua de los océanos. Estos efectos están relacionados con grandes desequilibrios en el ciclo del carbono del planeta.

¿Puntos de inflexión o crisis temporales?

Dentro de la comunidad científica aún se debate sobre la naturaleza de estos eventos. ¿Fueron puntos de inflexión decisivos que cambiaron la vida para siempre? ¿O solo crisis temporales seguidas de una recuperación y diversificación?
En cualquier caso, representan momentos clave para entender cómo la vida en nuestro planeta responde a los “estresores ambientales”. Además, ofrecen pistas importantes para enfrentar los retos actuales de la biodiversidad.

¿Fueron realmente masivas?

En los últimos años, Hendrik Nowak, de la Universidad de Nottingham, y Spencer Lucas, del Museo de Historia Natural de Nuevo México, han investigado en qué medida las extinciones masivas afectaron por igual a los ambientes marino y terrestre, y si estos eventos ocurrieron simultáneamente en ambos.

Para la extinción masiva del final del Pérmico, Nowak recopiló datos sobre la diversidad global de plantas terrestres y encontró que, aunque la diversidad vegetal disminuyó, no hubo un evento de extinción masiva como tal en tierra.

Por su parte, Spenser Lucas revisó toda la evidencia disponible para determinar si las desapariciones masivas marinas estuvieron acompañadas por extinciones simultáneas en tierra, pero encontró poca evidencia de que los eventos fueran igualmente grandes y sincronizados, salvo posiblemente en la extinción del final del Cretácico.

El refugio de los supervivientes

Refugio entre ruinas: desenterrando la flora perdida que escapó a la extinción masiva de finales del Pérmico.
Science, CC BY

Nuevos datos del noroeste de China muestran que durante la gran extinción del final del Pérmico, algunas plantas terrestres lograron sobrevivir. En zonas bajas y húmedas, el clima se mantuvo estable, sin lluvias extremas ni sequías.

Estas “zonas refugio” funcionaron como balsas salvavidas en medio de la tormenta, permitiendo que plantas y ecosistemas terrestres resistieran la crisis. Una hipótesis interesante sugiere que gracias a estos “escapes seguros” pudo darse la rápida expansión y diversificación de la flora de la era Mesozoica.

Falta de evidencia

La falta de extinciones masivas terrestres podría deberse al escaso registro fósil y a que los organismos terrestres son más resistentes a la extinción, lo que subraya la importancia de seguir investigando.

Independientemente de si estos eventos fueron realmente masivos o no, el estudio de las Cinco Grandes proporciona información valiosa sobre la resistencia y resiliencia de los ecosistemas marinos y terrestres frente a condiciones ambientales adversas. Además, nos ayuda a entender cómo la vida se recupera tras una crisis y las escalas temporales involucradas.

Al analizar las Cinco Grandes, los científicos podemos estimar con qué rapidez surgen nuevas especies y cuánto tiempo tarda la naturaleza en recuperar su biodiversidad y los servicios que nos ofrece.

The Conversation

Gianluca Marino pertenece al Centro de Investigación Mariña de la Universidade de Vigo (CIM-UVigo) y recibe financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación a través del proyecto “NOVel Approaches to decipher MonsOOn dyNamics” (CNS2023-145305)

ref. Polémica científica: ¿y si las cinco grandes extinciones masivas no fueron tales? – https://theconversation.com/polemica-cientifica-y-si-las-cinco-grandes-extinciones-masivas-no-fueron-tales-259062

¿Pueden las personas mayores salir al fresco en la ciudad? El hábito rural centenario que urge recuperar

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Joan Tahull Fort, Profesor de sociología de la educación, Universitat de Lleida

En las noches de verano, todavía se pueden encontrar escenas familiares en muchos pueblos de España: vecinos mayores sacando sillas a la calle, charlando al fresco mientras cae el sol y de noche. Una imagen que remite a tiempos más comunitarios, de vínculos sociales más cercanos y humanos.

Sin embargo, esta práctica, sencilla pero valiosa, se ha ido perdiendo en las ciudades, donde el individualismo, las altas temperaturas y la falta de espacios adaptados condenan a muchas personas mayores a vivir los meses de verano en condiciones de soledad.

Mientras en zonas rurales esta costumbre se mantiene –no sin desafíos, como ocurre en Santa Fe (Granada), donde la policía avisa de que puede ser ilegal–, en las ciudades “tomar el fresco” es casi una reliquia. ¿Qué ocurre con quienes envejecen en la ciudad?

Una sociedad urbana cada vez más individualista

El individualismo que caracteriza a las sociedades contemporáneas tiene un impacto especialmente visible en el entorno urbano. Las ciudades, con su ritmo acelerado y sus relaciones impersonales, generan una paradoja: millones de personas viviendo juntas, pero muchas sintiéndose solas.

Para las personas mayores, esta desconexión social puede afectar a su bienestar. Según datos del INE, más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas en España, y la mayoría de ellas son mujeres. En las ciudades, la combinación de viviendas reducidas, escasa vida vecinal y una movilidad progresivamente limitada convierte la vejez en una etapa especialmente vulnerable.

Una estación crítica para la salud y la vida social

Las olas de calor recurrentes, en ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla, no solo suponen un riesgo físico (golpes de calor, deshidratación, empeoramiento de enfermedades crónicas…), también limitan aún más las posibilidades de encuentro social. Salir a la calle puede convertirse en una actividad peligrosa. Las aceras arden, los bancos públicos no tienen sombra y muchos centros sociales cierran o reducen su actividad. Las viviendas, muchas de ellas antiguas y sin sistemas de ventilación o refrigeración adecuados, se convierten en hornos.

En este contexto, la interacción social disminuye cuando más se necesita. Isabel, de 83 años, lo explica así: “En invierno salgo a caminar al menos un poco, voy al mercado, me cruzo con la gente. Pero en verano… si no me llama mi hija por teléfono, puedo estar tres días sin hablar con nadie”.

Del fresco rural al calor urbano: una pérdida cultural

La tradición de “salir al fresco” no es una simple costumbre, es una red social en sí misma. Esta práctica no solo sirve para refrescarse, sino que cumple una función comunitaria: informarse, escuchar, compartir, cuidar…

En los pueblos, tomar el fresco es un espacio de relaciones intergeneracionales, transmisión de saberes, compartir y construir una identidad colectiva. En las ciudades, sin embargo, el entorno urbano ha desplazado esta costumbre. El cemento, la ausencia de sombra y la circulación constante de vehículos hacen inviable sacar una silla a la calle y conversar con los vecinos.

El fresco urbano actualmente es con el aire acondicionado privado y el aislamiento. Paradójicamente, cuando esta costumbre se mantiene, incluso en los pueblos, puede entrar en conflicto con la regulación, como ocurre en la localidad granadina de Santa Fe. La advertencia de la policía a los vecinos puso de manifiesto cómo incluso las tradiciones más comunitarias pueden entrar en conflicto con las normativas modernas.

Algunas soluciones

Frente a este panorama, algunas iniciativas en las ciudades buscan reconectar a las personas mayores con su entorno, especialmente en verano. Una de las más relevantes es el proyecto global “Ciudades Amigables con las Personas Mayores” de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del que forman parte varias ciudades españolas.

Barcelona, por ejemplo, ha diseñado itinerarios seguros con sombra y bancos cada pocos metros para fomentar el paseo incluso en verano. También ha puesto en marcha campañas como “Radars”, que conecta a personas mayores con sus vecinos y comercios para crear una red informal de apoyo.

En Lleida, el ayuntamiento ha habilitado “refugios climáticos” –espacios públicos con temperatura controlada– especialmente pensados para personas mayores, donde además se promueven actividades culturales y de socialización.

Madrid ha desarrollado el Plan de actuación ante episodios de altas temperaturas (2025), dirigido a personas vulnerables, incluyendo a personas mayores que se encuentran en situación de soledad durante los meses de verano. Se organizan visitas a domicilio o actividades en centros culturales con aire acondicionado y transporte adaptado para quienes tienen movilidad reducida.

Algunos pueblos como Almadén –4 900 habitantes–, en la provincia de Ciudad Real, han organizado para estos días, al caer la tarde, unas sesiones de charlas distendidas entre los vecinos y su regidora bajo el nombre “Ven a tomar el fresco con la alcaldesa”. Se anima a los vecinos a llevar su propia butaca a los diferentes emplazamientos del municipio donde conversarán.

Pero, más allá de estas iniciativas, es urgente repensar cómo queremos vivir y envejecer. Las soluciones deben ser urbanas, pero también sociales y culturales. Recuperar prácticas como el “salir al fresco” no es mirar al pasado con nostalgia, sino repensar el presente con sensatez.

La soledad no deseada en las personas mayores no es una consecuencia inevitable del envejecimiento, sino del tipo de sociedad y ciudades que estamos construyendo. El verano, con su calor extremo y los cambios en las rutinas, expone con más claridad estas deficiencias. Pero también puede ser una oportunidad para actuar.

Habilitar espacios de sombra, revitalizar plazas y calles como lugares de encuentro, fomentar las relaciones vecinales y fortalecer las redes comunitarias son condiciones necesarias para una ciudad más digna, habitable y equitativa.

Volver a tomar el fresco, en una versión urbana y adaptada al siglo XXI, podría ser una de las claves para combatir el aislamiento estival. Porque en el fondo, más que el calor, lo que más pesa es la ausencia de alguien con quien compartirlo.

The Conversation

Joan Tahull Fort no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Pueden las personas mayores salir al fresco en la ciudad? El hábito rural centenario que urge recuperar – https://theconversation.com/pueden-las-personas-mayores-salir-al-fresco-en-la-ciudad-el-habito-rural-centenario-que-urge-recuperar-258777

Lecturas adolescentes: ¿vale cualquier libro?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Gemma Lluch, Catedràtica de Filologia Catalana de la Universitat. ERI-Lectura. Departament Filologia Catalana, Universitat de València

CarmenRM/Shutterstock

La literatura para jóvenes lectores (una etiqueta que en el mundo editorial se conoce con la frase inglesa “young adult” o YA) es un mercado en crecimiento. Los libros que más leen en las bibliotecas públicas de España repiten este patrón narrativo: son libros contemporáneos, publicados sobre todo después de 2007; una mayoría de ellos traducidos del inglés y en forma de largas sagas o trilogías; y protagonizados por personajes adolescentes, que narran sus peripecias en primera persona y con un estilo coloquial, muy parecido al que usan sus lectores en la vida real.

Los jóvenes leen libros escritos para ellos con un lenguaje muy coloquial y cercano, que narran peripecias en primera persona de corte fantástico, romántico o de aventuras.
Gráfico con las características principales del tipo de libros que más leen los adolescentes en España, con datos del informe de bibliotecas de todo el país.
Elaboración propia a partir de un estudio.

Títulos como Invisible, Wonder o las novelas de Blue Jeans captan la atención de los jóvenes lectores. Se trata de lecturas que abordan temas actuales y conflictos propios de la adolescencia y son espejos de su realidad, documentan sus vivencias y acompañan sus procesos de autoafirmación.

Invisible, por ejemplo, ha superado las 50 ediciones desde su publicación en 2018; autoras y autores españoles como Laura Gallego, Care Santos o Blue Jeans mantienen una presencia constante en las estanterías y en las preferencias lectoras. No son solo libros populares: son referentes emocionales y culturales para su generación.




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Una experiencia de lectura audiovisual

Desde el fenómeno Harry Potter, ha crecido el interés por relatos con estructuras narrativas más elaboradas, como las que propone el experto estadounidense Christopher Vogler en El viaje del escritor. Son historias que incorporan tramas secundarias, personajes complejos y mundos ricos en detalles, como en Percy Jackson, Reina roja, Los juegos del hambre o After.

La mayoría utilizan un narrador en presente y generan una experiencia de lectura casi audiovisual: el lector no solo lee, sino que “ve” la historia desarrollarse ante sus ojos. Esta inmersión narrativa refuerza el vínculo emocional con los personajes y la trama.

Estos universos se expanden con secuelas, precuelas o reinterpretaciones, como ha ocurrido con la fantasía épica iniciada por El señor de los anillos y revitalizada por Harry Potter. Así, los adolescentes no solo buscan una buena historia, sino revivir una experiencia lectora que los atrape. El criterio para elegir un nuevo libro es claro: “me engancha”.

Cultura anglosajona homogenea

Parece que eligen libremente sus lecturas, pero esta autonomía revela una tendencia: la homogeneidad. Se repite un solo género (la ficción narrativa) y unas estructuras, predominan los mismos temas y se impone la cultura anglosajona contemporánea.

En realidad, el funcionamiento de elección se asemeja al de los algoritmos de redes sociales, plataformas audiovisuales o tiendas digitales: más de lo mismo. Las recomendaciones refuerzan sus gustos previos y les proponen lecturas que reflejan (o idealizan) la vida que tienen o desean. Así, la experiencia lectora se convierte en un bucle de confirmación afianzado en el atractivo que provoca la familiaridad de lo conocido, más que en una oportunidad de descubrimiento.

Cuando el bibliotecario media

En contraste con la repetición de patrones en la lectura autónoma, los espacios mediados (como los clubes de lectura) ofrecen una experiencia distinta. El lector especializado selecciona las obras siguiendo criterios como los premios literarios, el reconocimiento crítico, el prestigio del autor o las recomendaciones especializadas.

Los jóvenes acceden a textos que van más allá de la narrativa juvenil dominante: se abren a nuevos géneros literarios, a obras escritas en otros tiempos, desde otras culturas y con estilos diversos. Así, la lectura se convierte en una oportunidad para descubrir nuevas voces, ampliar perspectivas y enriquecer su formación literaria y personal.




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Enseñar literatura o enseñar a leer literatura

A partir de los datos, ¿el criterio para seleccionar los libros en el centro escolar debe basarse en el “me gusta” del alumnado? Y si es así, ¿de qué alumnado hablamos?

La escuela no es solo un espacio de transmisión de contenidos, sino un lugar de formación y de equidad, donde se nivela (o debería nivelarse) el capital cultural que cada estudiante trae de casa.

En este contexto, las asignaturas de Lengua y Literatura no solo enseñan literatura: deberían enseñar a leer literatura. No es lo mismo, como explican los expertos: la clase de literatura puede ser un espacio donde descubrir que las palabras escritas en otro tiempo pueden hablar de nosotros y de nuestro mundo.

Cómo ayudar a los jóvenes a disfrutar del patrimonio literario propio.
Elaboración propia.

No se trata solo de transmitir un canon o enseñar a hacer análisis, sino ampliar la capacidad de comprensión y disfrute de la lectura. Esta debe ser guiada: se trata de acompañar, mostrar caminos, ayudar a superar obstáculos y enseñar a hacerlo de forma autónoma. Guiar la lectura implica invitar, sugerir y enseñar estrategias interpretativas.

Todas las lecturas no son iguales

Que la lectura literaria educa emocional y socialmente no es solo una intuición del docente: estudios recientes https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/lit.70006 revelan que, a través de la ficción, los adolescentes experimentan tanto empatía afectiva (sentir lo que sienten los personajes) como cognitiva (comprender sus pensamientos y motivaciones). Concluyen que la lectura voluntaria no debe limitarse al placer, sino que debe incluir beneficios como la empatía, el crecimiento personal y la conexión social.




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Dos años antes, un estudio longitudinal demostró que no toda lectura por placer tiene efectos positivos a largo plazo. Las conclusiones muestran que la lectura acumulada de literatura clásica y contemporánea se asocia con una mayor conducta prosocial y un mejor ajuste social; mientras que la lectura de ficción narrativa repetitiva, por sí sola, no predice estos beneficios.

Gozar del patrimonio literario: un derecho

Acompañar a todos los estudiantes (con o sin capital cultural) en su acceso a la literatura, en su derecho a gozar de su patrimonio literario, no consiste únicamente en elegir una serie de obras, sino en ofrecer enfoques de lectura distintos. No basta con opiniones o impresiones personales: hace falta ejercer una mediación, ofrecer un contexto y desplegar estrategias que permitan al alumnado acceder a su riqueza estética, histórica y cultural.

Los datos muestran que el lector adulto tiende a consumir mayoritariamente ficción narrativa basada en patrones repetitivos. Por eso, es en la escuela donde debe forjarse el derecho a leer y disfrutar de obras más exigentes, escritas en catalán, euskera, gallego, castellano y otras lenguas curriculares.

Estas obras no solo cuentan historias: nos narran quiénes somos, nos conectan con nuestras raíces y nos ayudan a comprender el mundo desde múltiples perspectivas.

The Conversation

Gemma Lluch no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Lecturas adolescentes: ¿vale cualquier libro? – https://theconversation.com/lecturas-adolescentes-vale-cualquier-libro-254720

Ecos neokantianos en la España de la Restauración

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Gerardo Bolado Ochoa, Historiador de la Filosofía Española, Universidad de Cantabria

Cartel en Berlín que muestra y cita al filósofo alemán Immanuel Kant (“¡Ten el valor de usar tu propio entendimiento!”). Shutterstock

Poca fortuna tuvo Immanuel Kant en la España del siglo XIX. El rechazo acompañó con frecuencia a su filosofía crítica, porque negaba a la razón humana su pretendida capacidad de conocer el fondo metafísico de la realidad y de fundar sobre ese conocimiento una moral universal.

Una excepción señalada, en ese pobre panorama kantiano, la representó el hispanocubano, de ascendencia cántabra, José del Perojo Figueras (Santiago de Cuba, 1850 – Madrid, 1908).

Retrato de un hombre mayor sentado y mirando a cámara.
Retrato de José del Perojo.
Wikimedia Commons

Perojo disponía de una excelente formación, conseguida de manera un tanto autodidacta y sin graduarse en ninguno de los centros en que estudió: ni en la Universidad de Madrid, donde conoció entre 1869 y 1872 el auge del krausismo, ni el curso 72-73 en el Colegio de Francia, ni el 73-74 en Heidelberg (Alemania), cuando se imbuyó de los planteamientos del primer movimiento neokantiano, en particular los de Kuno Fischer y Wilhelm Wundt.

Fischer sostenía que Kant había abierto una nueva época en la historia del pensamiento, al convertir el conocimiento humano, la voluntad moral y el juicio reflexivo en el objeto de la filosofía. Wundt, por su parte, concebía la filosofía del futuro como una ciencia primera, ocupada de los principios y métodos de las ciencias, y de su unificación.

En su estudio del hombre, estos neokantianos se basaban en los resultados de la antropología evolucionista y la psicología fisiológica.

Perojo hizo suyos esos planteamientos y defendió que la filosofía de la voluntad de Schopenhauer era de inspiración kantiana. Pero rechazó por metafísico y contrario al progreso el pesimismo schopenhaueriano, que condena a la infelicidad todos los esfuerzos de la voluntad humana, sometida supuestamente a los designios de una voluntad universal.

Introducir a Kant en la cultura española

De vuelta en España, en 1875, Perojo promovió un proyecto neokantiano de modernización filosófico-científica de la cultura española. Invirtió a tal fin su fortuna familiar en una empresa cultural, la Revista Contemporánea y su editorial, que orientó a la difusión de filosofía y ciencia occidental, y a la edición castellana de sus autores y textos clásicos. Desarrolló además una intensa actividad intelectual, de la que son exponente sus influyentes Ensayos sobre el movimiento intelectual en Alemania.

La suya era una personalidad práctica, emprendedora y partidaria del progreso, que su mentalidad positiva asociaba con el desarrollo científico. Impulsó su reforma frente al krausismo, porque representaba a su juicio un espiritualismo metafísico, sibilítico y masónico, incapaz de alentar el movimiento científico que necesitaba la nación española.

Los krausistas habían prestado escasa atención a la filosofía kantiana. Defendían que Kant había planteado, pero no resuelto, la problemática de la nueva filosofía. La solución buscada se encontraba según ellos en el sistema del alemán Karl Krause. Pero, debido a sus dificultades terminológicas, no habían conseguido adaptarlo al pensamiento y la lengua española.

Ese sistema idealista mantenía una concepción metafísica, en la que una entidad superior, pero inmanente al mundo, se combina e interacciona en él, convirtiéndolo en una vasta realidad espiritual. En ella la razón descubre un ideal de humanidad que nuestra especie debe realizar a través de la educación y la reforma democrática de las instituciones.

Portada de la Crítica de la razón pura en español.
Traducción de la Crítica de la razón pura de Kant hecha por Perojo.
Wikimedia Commons

En la Segunda Cuestión Universitaria de 1875, importantes miembros de la Escuela Krausista fueron separados de sus cátedras por defender la libertad de enseñanza. Esto comprometió hasta mediados los años 80 su predominio en la Universidad Central. La puesta en marcha de la Institución Libre de Enseñanza (1876-1939), les permitió sin embargo continuar su benemérita labor pedagógica e institucionista, ordenada al perfeccionamiento personal y social de la especie humana.

El proyecto de Perojo se interrumpió en 1879 debido a la quiebra de su empresa cultural y a su precaria posición académica. Pero no fue vano, pues aportó el punto de vista neokantiano a los debates filosófico-científicos de comienzos de la Restauración. También nos dejó traducciones, como su versión directa de la primera parte analítica de la Crítica de la razón pura. Además, su empresa cultural fue un precedente de La España Moderna, de Lázaro Galdiano, o de la Revista de Occidente, de Ortega y Gasset, a las que bien pudo inspirar.




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La política y la pedagogía

En los años 80, el neokantiano Perojo se reinventó como publicista y político en las filas del Partido Liberal-Fusionista de Sagasta. Su nueva posición le permitió convertir periódicos como la Gaceta Universal o La Opinión en espacios desde los que difundir sus puntos de vista intelectuales. Personalmente se inclinaba a un liberalismo socialdemócrata no exento de elitismo.

Precisamente, sus Ensayos sobre política colonial (1885) son una refundición de artículos y conferencias. En ellos analiza la idiosincrasia de la colonización española y propone convertir España en un Estado intercontinental y sus colonias en regiones autónomas de ultramar.

En 1908, el último Perojo difundió la exposición más completa de sus planteamientos neokantianos en la recopilación de conferencias y contribuciones periodísticas titulada Ensayos sobre la educación. Kant y sus seguidores, Johann F. Herbart y Johann G. Fichte, inspiraron en esos ensayos su programa regeneracionista de educación nacional. Frente a la mera instrucción, esta visión pedagógica insistía en la formación de la voluntad y el carácter como centro de la acción humana.

Perojo falleció ese mismo año. Era entonces una personalidad política independiente dentro de la compleja tendencia conservadora denominada maurismo, y una figura en el mundo de la comunicación, como propietario y director del semanario gráfico Nuevo Mundo y su editorial. Su deceso fue noticia en toda la prensa española.

El joven Ramiro de Maeztu dejó escrito sobre él en su necrológica:

La muerte de Perojo en estos momentos es una desgracia nacional. Lo digo pesando escrupulosamente las palabras y a la persona que las dice… ha muerto en el punto preciso en que sus grandes dotes intelectuales iban a ser fecundas para España, y cuando más podíamos esperar los españoles de sus actividades.

(Nuevo Mundo, 29-10-1908)

Pese a este temprano fallecimiento, el legado de Perojo no quedó sepultado por la pretendida ruptura con la restauración que protagonizó la generación del 14; en particular, un joven Ortega y Gasset familiarizado con las ideas éticas y pedagógicas de los neokantianos de Marburgo.

Estudios monográficos recientes evidencian la existencia de conexiones de Perojo y su obra con autores como el propio Ortega o la pedagoga María de Maeztu que explican mejor la historia cultural e intelectual de España en el siglo XX.


Este artículo surge de la colaboración con la Fundación Ignacio Larramendi, institución centrada en desarrollar proyectos relacionados con el pensamiento, la ciencia y la cultura en Iberoamérica con el objetivo de ponerlos a disposición de todo el público.

Más información aquí.


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Gerardo Bolado Ochoa no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Ecos neokantianos en la España de la Restauración – https://theconversation.com/ecos-neokantianos-en-la-espana-de-la-restauracion-257300

Somos nuestro ADN: así contribuyen los genes a lo que somos psicológicamente

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Roberto Colom, Profesor de psicología diferencial y neurociencia, Universidad Autónoma de Madrid

Inkoly/Shutterstock

¿Por qué algunos de nosotros somos más sociables que otros? ¿Por qué algunos estudiantes transitan con éxito por el sistema educativo mientras que otros a duras penas mantienen el tipo? ¿Por qué hay quien es más susceptible a caer en una depresión al vivir circunstancias adversas? ¿Por qué algunas personas recurren con mayor facilidad que otras a la violencia para resolver sus conflictos? ¿Por qué hay individuos políticamente progresistas, mientras que otros son más conservadores?

La ciencia del comportamiento

Esas preguntas pueden ser abordadas recurriendo al método científico, algo que viene haciéndose desde hace más de un siglo desde disciplinas como la psicología diferencial y la genética del comportamiento. Esa larga trayectoria, que ha supuesto usar métodos progresivamente más sofisticados, ha permitido llegar a conclusiones que se encuentran entre las más sólidas de la psicología científica, y con bastante diferencia.

Esos métodos han permitido explorar cuál es la contribución tanto de nuestra singularidad genética como de las circunstancias que experimentamos a esas diferencias de sociabilidad, aptitud educativa, tendencias depresivas, conductas violentas o inclinaciones políticas. Y son solamente algunos ejemplos, puesto que la ciencia ha investigado miles de rasgos a través del análisis de millones de personas de distintos continentes, con unos resultados significativamente estables.

De forma generalizada, se puede concluir que, de media, nuestras diferencias genéticas hacen una contribución del 50 % a esa diversidad psicológica. La cifra resulta enorme para lo que es usual en las ciencias sociales. El otro 50 % debe buscarse en las circunstancias vitales que experimentamos. Pero ¿cuáles de esas circunstancias influyen en lo que somos psicológicamente?

La respuesta a esa pregunta es, por ahora, escurridiza. No se duda de que dichas circunstancias tienen que ser psicológicamente relevantes, pero la empresa destinada a identificar cuáles son, en concreto, los factores ambientales con un impacto sistemático y duradero sobre los rasgos que delimitan nuestra personalidad, nuestras capacidades o nuestras vulnerabilidades a los trastornos mentales –en suma, nuestro modo de ser y estar en el mundo– ha desembocado en lo que se conoce como “perspectiva sombría” (gloomy prospect).

En esencia, lo que se concluye, al menos por ahora, es que tales factores ambientales son fundamentalmente personales y poseen un carácter eminentemente aleatorio.

Mientras que esas circunstancias van cambiando a lo largo del ciclo de la vida (de modo que lo que es importante en un periodo deja de serlo al siguiente, y viceversa), nuestro ADN es siempre el mismo (con ligeros matices) desde que somos concebidos hasta que abandonamos este mundo.

Por eso se considera que es nuestra estructura genética, compartida en su mayor parte con los demás humanos, pero con ingredientes únicos para cada uno de nosotros, la que permite construir los cimientos de lo que terminará siendo nuestro edificio psicológico.

No hay dos genomas iguales

Aunque solemos referirnos al genoma humano, es esencial tener presente que no hay dos genomas iguales.

Cada una de las personas que han pisado el planeta se ha caracterizado por poseer un genoma distinto al resto (salvo, por supuesto, los gemelos idénticos).

La inmensa mayoría de los tres millones de páginas en las que se consigna la información que contiene nuestro genoma son idénticas en cada uno de nosotros. Sin embargo, hay un 1 % donde se aprecian las diferencias que participan en el hecho de que algunos seamos más sociables, menos aptos académicamente, más depresivos, menos violentos o más conservadores que otros.

Es en esas 3 000 páginas en las que se aprecia la individualidad humana, con un impacto visible en numerosos rasgos, donde se ha centrado la labor de los investigadores interesados en el origen de nuestras diferencias psicológicas.

Los principales resultados que se han venido observando durante más de un siglo, y las consecuencias de los hallazgos encontrados, son el epicentro de un libro recientemente publicado (Eres tu ADN. Cómo los genes contribuyen a construir nuestra identidad, Ariel) en el que destacamos el papel de esas diferencias genéticas para entender lo que somos psicológicamente.

El negocio del ADN

La promesa de la ciencia de mejorar la comprensión de los seres humanos, y abrir la puerta a nuevas estrategias para mitigar el dolor y el sufrimiento físico y psicológico, tiene también, lamentablemente, un lado oscuro.

Los veloces avances tecnológicos experimentados en las pasadas dos décadas están promoviendo que algunos científicos comiencen a coquetear con determinadas empresas para obtener un beneficio rápido de los conocimientos básicos adquiridos, pasando por encima de sus limitaciones técnicas y de la necesaria reflexión ética.

Editar genes para “mejorar la sociedad”

La posibilidad de editar los genomas humanos, por ejemplo, se considera ahora más realidad que ficción, con todo lo que eso conlleva. Las preguntas se acumulan y las respuestas se hacen de rogar.

Si lo que somos psicológicamente tiene una conexión demostrada con nuestro ADN, entonces sería posible en principio editarlo para, pongamos, ser más sociables, más aptos académicamente, menos vulnerables a la depresión, menos violentos y, ya puestos, más progresistas o más conservadores.

Hay quien incluso comienza a preguntarse si, al igual que intentamos mejorar las condiciones de vida de las personas recurriendo a acciones de carácter social, sería adecuado contribuir a esas mejoras editando sus genomas, reescribiendo la información codificada en ese ADN que nos acompaña durante toda la vida.

Desde luego, el futuro se presenta apasionante, aunque plagado de inquietantes interrogantes que tendremos que responder no solamente los científicos, sino la sociedad en su conjunto.

The Conversation

Roberto Colom recibe fondos de la Fundación Humanismo y Ciencia.

Juan R. Ordoñana recibe fondos en la actualidad de la Fundación Séneca – Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia y del Instituto Murciano de Investigación Biomédica.

ref. Somos nuestro ADN: así contribuyen los genes a lo que somos psicológicamente – https://theconversation.com/somos-nuestro-adn-asi-contribuyen-los-genes-a-lo-que-somos-psicologicamente-259935

¿Cómo puede un algoritmo como el de LinkedIn encontrar nuevos usos para fármacos ya existentes?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Mikel Hernaez, Director, Programa de Biología Computacional y Genómica Traslacional, Universidad de Navarra

Cuando entramos a LinkedIn, es habitual que nos recomiende conectar con personas que conocemos, ya sea porque hemos estado en la misma universidad o hemos coincidido en la misma empresa. Sin embargo, siempre hay alguna sugerencia que nos sorprende. Por ejemplo, cuando el algoritmo nos recomienda a nuestro cuñado, aunque trabajemos en ámbitos totalmente distintos. Entonces, ¿cómo es posible que LinkedIn sepa que “en la vida real” sí nos conocemos?

Los algoritmos de inteligencia artificial que impulsan estas recomendaciones utilizan una tecnología específica conocida como Graph Neural Networks o redes neuronales gráficas, que se basa en grafos, estructuras formadas por nodos y aristas que los conectan. En el contexto de una red social como la de LinkedIn, se puede generar un grafo donde los nodos representan a cada usuario, mientras que las aristas corresponden a las conexiones entre ellas.

Estos algoritmos recopilan información del entorno inmediato de cada nodo, es decir, de nuestras conexiones directas en LinkedIn. Después agrupan esa información y la integran en el nodo original.

Así, tras este proceso, cada perfil cuenta con una representación actualizada que refleja tanto sus propios datos como los de su red más cercana. Este proceso puede llevarse a cabo varias veces. Así, en la segunda iteración, cuando agreguemos información de nuestros vecinos, estos a su vez ya tendrán agregada información de sus propios vecinos y, en consecuencia, tendremos información del segundo vecindario.

Ejemplo de red social. El nodo en color lila representa nuestro perfil en LinkedIn. A partir de él se extienden nuestras conexiones directas (primer vecindario), así como las conexiones de estas personas, formando el segundo y tercer vecindario.
M. Hernaez / BioRender.

Un entramado de relaciones

Por ello, en estas redes no solo importa toda nuestra información personal, sino con quién hayamos conectado y con quién han conectado nuestras conexiones. En la versión completa del algoritmo de LinkedIn, tal y como se usa en la práctica, no solo existen nodos que representan a los miembros de la red social, también existen otros tipos de nodos, como empresas o publicaciones.

De esta forma, el algoritmo puede obtener información tanto de nuestras conexiones personales como de los contenidos que hemos marcado como favoritos o con los que hemos interactuado.

Por eso, si alguien tiene a su hermana como conexión y además ha dado “me gusta” a publicaciones que le gustan igualmente a su cuñado, el algoritmo detecta que no solo comparten intereses similares, sino que además están conectados personalmente de alguna manera.

¿Y si pudiésemos usar este tipo de algoritmos en biomedicina?

A día de hoy, desarrollar un fármaco desde cero es un proceso muy costoso, tanto en el tiempo que requiere como en la inversión de capital. Muchas veces, se visualiza el proceso de descubrimiento como un embudo donde, por la parte más ancha, entran todos los posibles candidatos y, tras diferentes estadios de investigación, queda solo uno para entrar en ensayo clínico, que (con suerte) lo pasará y estará disponible para su uso médico en la población.

Esto ha llevado a que, en las últimas décadas, haya ganado fama el reposicionamiento de fármacos: no se busca diseñar un medicamento nuevo, sino encontrar nuevos usos para fármacos ya existentes.

Dianas de proteínas

Generalmente, para tratar una enfermedad, nos enfocamos en atacar a las proteínas responsables. Existen bases de datos públicas y bien documentadas que contienen información sobre qué proteínas ataca cada fármaco. En los últimos años, estas bases de datos han crecido considerablemente.

Como ejemplo, una de las más empleadas, DrugBank, ha pasado de 841 fármacos aprobados en su primera versión (2006), a 2 751 en su última actualización (2024). Esta reciente disponibilidad de datos permite usar modelos más complejos.

Así, como comentábamos anteriormente, podemos crear una red donde los nodos son fármacos y proteínas, y las aristas son las interacciones entre ellos registradas en bases de datos. Una vez que tenemos la red, podemos aplicar un algoritmo similar: para cada fármaco se agrega información (bioquímica) de las proteínas con las que interacciona a través de las conexiones conocidas.

Con esta información, el modelo puede decirnos las probabilidades de que exista una interacción fármaco-proteína que a priori no teníamos registrada en la base de datos. Los algoritmos pueden analizar de forma eficiente grandes volúmenes de información. Posteriormente, estas interacciones se validan en laboratorio, lo que permite ahorrar tiempo y dinero.

Red de interacciones fármaco proteina. Los enlaces en negro representan interacciones conocidas. El signo de interrogación en la línea discontinua indica la interacción cuya existencia nos gustaría confirmar.
M. Hernáez / BioRender

Nuestro aporte

En nuestro laboratorio de Biología Computacional y Genómica Traslacional de la Universidad de Navarra, hemos seguido esta idea para desarrollar GeNNius, un modelo que considera una red entre fármacos y proteínas. Con su implementación, hemos mejorado los modelos existentes, especialmente, en el tiempo de ejecución: en tan solo un minuto podemos evaluar alrededor de 23 000 interacciones.

Sin embargo, aunque el modelo presenta buenas capacidades de predicción, todavía hay margen de mejora. Por ejemplo, uno de los desafíos surge al evaluar posibles interacciones con moléculas que no forman parte de la red o sobre las que se conoce muy poco. Aunque técnicamente es posible hacerlo, el modelo suele ofrecer resultados con baja confianza en estos casos.

Salvando dichos obstáculos y con más investigación, estos modelos podrían evolucionar en el futuro hacia sistemas que ofrezcan recomendaciones personalizadas para cada paciente.

The Conversation

Mikel Hernaez recibe fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el gobierno de Navarra, el Departamento de defensa de EEUU, el instituto de salud Carlos III y la comisión europea.

Uxía Veleiro recibe fondos de Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

ref. ¿Cómo puede un algoritmo como el de LinkedIn encontrar nuevos usos para fármacos ya existentes? – https://theconversation.com/como-puede-un-algoritmo-como-el-de-linkedin-encontrar-nuevos-usos-para-farmacos-ya-existentes-258749

Planifique sus vacaciones como un experto: claves para viajar sin sobresaltos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Dra. María Sánchez de Mora Vidal, Coordinadora Grado en Gestión Turística y del Ocio de la Universidad Europea de Valencia, Universidad Europea

kwanchai.c/Shutterstock

El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos.

Esta frase de Cervantes, escrita en 1617, sigue vigente. Viajar forma, pero también exige sensatez y previsión. Más allá de la emoción de descubrir nuevos destinos, viajar conlleva una serie de preparativos que no deben tomarse a la ligera. La previsión abarca desde cuestiones básicas como la validez del pasaporte hasta las políticas de cancelación de vuelos y alojamientos. También incluye decisiones como llevar copias digitales de documentos prever posibles contratiempos.

Tener en cuenta todos estos elementos permite no solo evitar sobresaltos, sino también disfrutar del viaje con tranquilidad y mayor conciencia.

Antes de salir

Conviene repasar aspectos básicos que a menudo se subestiman:

  • Comprobar que el pasaporte tenga al menos seis meses de vigencia desde la fecha de entrada, un requisito común en muchos países.

  • Las vacunas también requieren atención. No basta con revisar las del primer destino: algunos países posteriores pueden exigir certificados si se ha pasado por regiones específicas. Tras visitar Brasil, por ejemplo, Colombia o Sudáfrica pueden pedir la vacuna contra la fiebre amarilla.

  • Llevar copias físicas y digitales de documentos clave (pasaporte, visados, reservas, seguro) es útil en caso de pérdida o robo.

  • En cuanto al equipaje, el uso de dispositivos de localización como AirTags se ha popularizado para rastrear maletas en tiempo real.

  • También se recomiendan candados homologados o precintos plásticos para evitar manipulaciones durante el trayecto.

La importancia de un buen seguro

Otro aspecto clave es el seguro y que este contemple todas las coberturas que necesitamos:

  • Por lo general, las pólizas de viaje cubren actividades deportivas, siempre que no se practiquen a nivel profesional. Sin embargo, algunas como el paracaidismo o el buceo pueden implicar la firma de una exención de responsabilidad, lo cual podría invalidar la cobertura. Leer bien los términos antes de aceptar este tipo de condiciones es fundamental.

  • Al contratar un seguro, conviene revisar la reputación de la aseguradora en comparadores, redes o incluso hacer una consulta rápida a herramientas de inteligencia artificial para obtener un resumen de opiniones y quejas frecuentes.

  • También es importante recordar que muchas tarjetas de crédito oro o prémium incluyen seguros de viaje, asistencia médica o cancelación. Pero suelen tener condiciones: es necesario haber pagado el billete con esa tarjeta y pueden excluir ciertos países o actividades. Leer la letra pequeña es clave para evitar sorpresas o pagar dos veces por lo mismo.

  • En reservas de vuelos o alojamiento, hay que prestar atención a políticas de cancelación confusas, tasas ocultas por check-in tardío, limpieza o cambio de divisa. Estas prácticas se han vuelto comunes en aerolíneas de bajo coste y plataformas de alquiler.

  • Alquilar un coche también tiene sus trucos. Muchas empresas ofrecen seguros extra que duplican coberturas que ya podrías tener a través de tu tarjeta o un seguro independiente. Comprobar si el seguro básico incluye daños al vehículo, responsabilidad civil o asistencia puede evitar pagar de más.

Equipaje en vuelos con conexiones

En vuelos con escalas, es vital saber si el equipaje se transfiere automáticamente o debe recogerse y volver a facturar. Además, conviene dejar márgenes realistas entre conexiones, especialmente en aeropuertos grandes o con controles migratorios, ya que no todas las tarifas incluyen reubicación gratuita si pierdes el siguiente vuelo.

Estar de vacaciones sin que lo parezca

La planificación también debe contemplar lo que dejamos atrás:

  • Para evitar que su casa parezca vacía, es útil pedir a alguien de confianza que recoja el correo o abra y cierre persianas. Los temporizadores de luz o cámaras conectadas al móvil añaden seguridad extra.

  • En redes sociales, se recomienda evitar publicar en tiempo real que está fuera. Anunciar públicamente que estará de viaje o compartir ubicaciones en directo puede ponerle en riesgo si su perfil es público. Lo más prudente es compartir el contenido una vez haya vuelto o limitar la visibilidad a personas cercanas.

Evitar las trampas turísticas

Ya en destino, el reto es evitar trampas turísticas:

  • Restaurantes con precios inflados junto a monumentos o tiendas de recuerdos sin autenticidad son algunos ejemplos.

  • Los free walking tours pueden ser una buena opción para explorar la ciudad, especialmente si viaja con presupuesto limitado. Pero no todos los guías están acreditados y el servicio depende de propinas, por lo que conviene comparar opciones e investigar opiniones previas.

Buscar propuestas diseñadas por locales

Por suerte, el turismo actual busca autenticidad y tiene mayor conciencia del impacto que genera. Por eso, cada vez más personas prefieren propuestas diseñadas por locales: cenas en casas particulares (Eatwith), encuentros entre desconocidos (Timeleft), recorridos urbanos alternativos o incluso charlas transformadoras como las de The Human Library.

Plataformas como Airbnb Experiences, Get Your Guide, Flytographer o Withlocals amplían estas opciones con talleres creativos, sesiones fotográficas o visitas guiadas por residentes.

Más que de visitar, se trata de poder conectar. Y para eso, hablar con habitantes del lugar, asistir a eventos culturales o consultar blogs y foros especializados puede marcar la diferencia entre una experiencia superficial y un viaje realmente enriquecedor… y seguro.

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Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

ref. Planifique sus vacaciones como un experto: claves para viajar sin sobresaltos – https://theconversation.com/planifique-sus-vacaciones-como-un-experto-claves-para-viajar-sin-sobresaltos-259426

Estos son los motivos por los que las grandes potencias mundiales se están disputando Groenlandia

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Alfredo A. Rodríguez Gómez, Profesor de Relaciones Internacionales de la UNIR, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

Vista de Nuuk, la capital de Groenlandia. Chris Christophersen/Shutterstock

Groenlandia, la isla más grande del planeta, ha dejado de ser solo una vasta extensión de hielo para convertirse en un punto clave en la geopolítica global. Bajo su superficie helada se esconden recursos minerales estratégicos que están atrayendo la atención de potencias como Estados Unidos, China y Rusia. Pero no se trata solo de minerales: su ubicación la convierte en una pieza esencial en el nuevo tablero del Ártico.

Una isla en el radar de las grandes potencias

Estados Unidos mantiene una presencia militar histórica en Groenlandia, especialmente a través de la Base Aérea de Thula (hoy llamada Base Espacial de Pituffik), vital para su sistema de defensa antimisiles.

Rusia quiere reforzar su dominio sobre las rutas del Ártico, especialmente la Ruta del Mar del Norte, que se está volviendo más navegable debido al deshielo. Además, busca asegurar el acceso a recursos naturales y zonas de pesca en una región cada vez más estratégica.

China, en cambio, ve en Groenlandia una fuente alternativa de minerales críticos como tierras raras, litio y grafito, esenciales para su industria tecnológica y energética.

Además, este país pretende establecer una presencia logística e inversora en el Ártico a través de su iniciativa de la “Ruta de la Seda Polar”.

Este renovado interés internacional refleja una competencia creciente por el control del Ártico, impulsada por el deshielo y el acceso a nuevas rutas comerciales y recursos.

Thula: más que una base militar

Ubicada a solo 1 500 km del Polo Norte, la Base Espacial de Pituffik es un punto neurálgico para la vigilancia del hemisferio norte.

Esta base forma parte del sistema de alerta temprana de Estados Unidos y alberga radares capaces de detectar lanzamientos de misiles desde Rusia o China. Además, sirve como estación de rastreo para satélites en órbita polar, esenciales para comunicaciones, navegación GPS y meteorología.

En este año de 2025, el Pentágono ha reestructurado su plan de comando unificado para trasladar Groenlandia al área de responsabilidad del Comando Norte, reforzando así su papel en la defensa del hemisferio occidental.

El tesoro bajo el hielo: minerales críticos

El retroceso del hielo está revelando depósitos de minerales esenciales para la transición energética global. Groenlandia alberga tierras raras, litio, grafito y cobre, todos fundamentales para fabricar turbinas eólicas, baterías, vehículos eléctricos y tecnologías de defensa.

Según el Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia (GEUS), la isla podría contener hasta 235 000 toneladas de litio y 6 millones de toneladas de grafito. Aunque estas cifras no compiten con las reservas de China, su valor estratégico radica en ofrecer una fuente alternativa y más diversificada.

La base de datos CMiO del Servicio Geológico de EE. UU. (USGS) confirma que Groenlandia forma parte de las regiones con potencial para abastecer minerales críticos, lo que la convierte en un actor emergente en la cadena de suministro global.

Desarrollo o preservación: el dilema groenlandés

El desarrollo de los recursos minerales en Groenlandia plantea un dilema tan prometedor como peligroso. La isla, que goza de un alto grado de autonomía dentro del Reino de Dinamarca, se enfrenta a una decisión histórica: apostar por la explotación de sus riquezas naturales o preservar su frágil equilibrio ecológico y cultural.

Por un lado, la minería a gran escala podría generar ingresos significativos, crear empleo y fortalecer la economía local. Sin embargo, también conlleva riesgos ambientales considerables.

El ecosistema ártico es extremadamente sensible: la contaminación de aguas, la alteración de hábitats y la pérdida de biodiversidad podrían ser irreversibles. Además, muchas comunidades indígenas temen que el desarrollo industrial afecte sus modos de vida tradicionales, basados en la pesca, la caza y el respeto por la naturaleza.

A esto se suma un debate político de fondo: el deseo de independencia. Groenlandia aspira a emanciparse completamente de Dinamarca, pero su economía aún depende en gran medida de las transferencias del gobierno danés.

La explotación de minerales podría ser una vía hacia la autosuficiencia, pero también implicaría abrir la puerta a inversiones extranjeras, especialmente de potencias como China, lo que podría generar nuevas formas de dependencia.

El caso del proyecto minero de Kvanefjeld, respaldado por capital chino y centrado en tierras raras, es emblemático. Aunque prometía convertir a Groenlandia en un actor clave en la cadena global de suministro de minerales estratégicos, fue rechazado por el nuevo Gobierno en 2021 tras una fuerte oposición social y ambiental. Este episodio refleja la tensión entre el desarrollo económico y la voluntad popular de proteger el territorio.

Un futuro por definir

Groenlandia está en una encrucijada. Su posición estratégica y sus recursos la convierten en un actor clave en la transición energética y en la configuración del nuevo orden ártico. Pero su desarrollo debe gestionarse con responsabilidad, visión a largo plazo y respeto por su entorno natural y cultural.

El reto no es solo económico o ambiental, sino también identitario. ¿Qué tipo de nación quiere ser Groenlandia? ¿Desea ser una potencia minera al servicio del mercado global o un modelo de sostenibilidad ártica?

En definitiva, Groenlandia ya no es solo una tierra de hielo, es el tablero donde se juega una nueva partida mundial. Y su decisión marcará no solo su destino, sino también el del Ártico y el equilibrio geopolítico del planeta.

The Conversation

Alfredo A. Rodríguez Gómez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Estos son los motivos por los que las grandes potencias mundiales se están disputando Groenlandia – https://theconversation.com/estos-son-los-motivos-por-los-que-las-grandes-potencias-mundiales-se-estan-disputando-groenlandia-259763

Rural hospitals will be hit hard by Trump’s signature spending package

Source: The Conversation – USA (3) – By Lauren S. Hughes, State Policy Director, Farley Health Policy Center; Associate Professor of Family Medicine, University of Colorado Anschutz Medical Campus

Health policy experts predict that cuts to Medicaid will push more rural hospitals to close. sneakpeekpic via iStock / Getty Images Plus

The public health provisions in the massive spending package that President Donald Trump signed into law on July 4, 2025, will reduce Medicaid spending by more than US$1 trillion over a decade and result in an estimated 11.8 million people losing health insurance coverage.

As researchers studying rural health and health policy, we anticipate that these reductions in Medicaid spending, along with changes to the Affordable Care Act, will disproportionately affect the 66 million people living in rural America – nearly 1 in 5 Americans.

People who live in rural areas are more likely to have health insurance through Medicaid and are at greater risk of losing that coverage. We expect that the changes brought about by this new law will lead to a rise in unpaid care that hospitals will have to provide. As a result, small, local hospitals will have to make tough decisions that include changing or eliminating services, laying off staff and delaying the purchase of new equipment. Many rural hospitals will have to reduce their services or possibly close their doors altogether.

Hits to rural health

The budget legislation’s biggest effect on rural America comes from changes to the Medicaid program, which represent the largest federal rollback of health insurance coverage in the U.S. to date.

First, the legislation changes how states can finance their share of the Medicaid program by restricting where funds states use to support their Medicaid programs can come from. This bill limits how states can tax and charge fees to hospitals, managed care organizations and other health care providers, and how they can use such taxes and fees in the future to pay higher rates to providers under Medicaid. These limitations will reduce payments to rural hospitals that depend upon Medicaid to keep their doors open.

Rural hospitals play a crucial role in health care access.

Second, by 2027, states must institute work requirements that demand most Medicaid enrollees work 80 hours per month or be in school at least half time. Arkansas’ brief experiment with work requirements in 2018 demonstrates that rather than boost employment, the policy increases bureaucracy, hindering access to health care benefits for eligible people. States will also now be required to verify Medicaid eligibility every six months versus annually. That change also increases the risk people will lose coverage due to extra red tape.

The Congressional Budget Office estimates that work requirements instituted through this legislative package will result in nearly 5 million people losing Medicaid coverage. This will decrease the number of paying patients at rural hospitals and increase the unpaid care hospitals must provide, further damaging their ability to stay open.

Additionally, the bill changes how people qualify for the premium tax credits within the Affordable Care Act Marketplace. The Congressional Budget Office estimates that this change, along with other changes to the ACA such as fewer and shorter enrollment periods and additional requirements for documenting income, will reduce the number of people insured through the ACA Marketplace by about 3 million by 2034. Premium tax credits were expanded during the COVID-19 pandemic, helping millions of Americans obtain coverage who previously struggled to do so. This bill lets these expanded tax credits expire, which with may result in an additional 4.2 million people becoming uninsured.

An insufficient stop-gap

Senators from both sides of the aisle have voiced concerns about the legislative package’s potential effects on the financial stability of rural hospitals and frontier hospitals, which are facilities located in remote areas with fewer than six people per square mile. As a result, the Senate voted to set aside $50 billion over the next five years for a newly created Rural Health Transformation Program.

These funds are to be allocated in two ways. Half will be directly distributed equally to states that submit an application that includes a rural health transformation plan detailing how rural hospitals will improve the delivery and quality of health care. The remainder will be distributed to states in varying amounts through a process that is currently unknown.

While additional funding to support rural health facilities is welcome, how it is distributed and how much is available will be critical. Estimates suggest that rural areas will see a reduction of $155 billion in federal spending over 10 years, with much of that concentrated in 12 states that expanded Medicaid under the Affordable Care Act and have large proportions of rural residents.

That means $50 billion is not enough to offset cuts to Medicaid and other programs that will reduce funds flowing to rural health facilities.

An older bearded white man in a yellow shirt sits on a hospital bed in an exam room
Americans living in rural areas are more likely to be insured through Medicaid than their urban counterparts.
Halfpoint Images/Moment via Getty Images

Accelerating hospital closures

Rural and frontier hospitals have long faced hardship because of their aging infrastructure, older and sicker patient populations, geographic isolation and greater financial and regulatory burdens. Since 2010, 153 rural hospitals have closed their doors permanently or ceased providing inpatient services. This trend is particularly acute in states that have chosen not to expand Medicaid via the Affordable Care Act, many of which have larger percentages of their residents living in rural areas.

According to an analysis by University of North Carolina researchers, as of June 2025 338 hospitals are at risk of reducing vital services, such as skilled nursing facilities; converting to an alternative type of health care facility, such as a rural emergency hospital; or closing altogether.

Maternity care is especially at risk.

Currently more than half of rural hospitals no longer deliver babies. Rural facilities serve fewer patients than those in more densely populated areas. They also have high fixed costs, and because they serve a high percentage of Medicaid patients, they rely on payments from Medicaid, which tends to pay lower rates than commercial insurance. Because of these pressures, these units will continue to close, forcing women to travel farther to give birth, to deliver before going full term and to deliver outside of traditional hospital settings.

And because hospitals in rural areas serve relatively small populations, they lack negotiating power to obtain fair and adequate payment from private health insurers and affordable equipment and supplies from medical companies. Recruiting and retaining needed physicians and other health care workers is expensive, and acquiring capital to renovate, expand or build new facilities is increasingly out of reach.

Finally, given that rural residents are more likely to have Medicaid than their urban counterparts, the legislation’s cuts to Medicaid will disproportionately reduce the rate at which rural providers and health facilities are paid by Medicaid for services they offer. With many rural hospitals already teetering on closure, this will place already financially fragile hospitals on an accelerated path toward demise.

Far-reaching effects

Rural hospitals are not just sources of local health care. They are also vital economic engines.

Hospital closures result in the loss of local access to health care, causing residents to choose between traveling longer distances to see a doctor or forgoing the services they need.

But hospitals in these regions are also major employers that often pay some of the highest wages in their communities. Their closure can drive a decline in the local tax base, limiting funding available for services such as roads and public schools and making it more difficult to attract and retain businesses that small towns depend on. Declines in rural health care undermine local economies.

Furthermore, the country as a whole relies on rural America for the production of food, fuel and other natural resources. In our view, further weakening rural hospitals may affect not just local economies but the health of the whole U.S. economy.

The Conversation

Lauren S. Hughes has received funding for rural health projects from the Sunflower Foundation, The Colorado Health Foundation, the University of Colorado School of Medicine Rural Program Office, the Caring for Colorado Foundation, and the Zoma Foundation. She currently serves as chair of the Rural Health Redesign Center Organization Board of Directors and is a member of the Rural Primary Care Advisory Council with the Weitzman Institute.

Kevin J. Bennett receives funding from the National Institutes of Health, the Centers for Disease Control & Prevention, the Health Resources and Services Administration and the state of South Carolina. He is currently on the Board of Trustees of the National Rural Health Association as immediate past president.

ref. Rural hospitals will be hit hard by Trump’s signature spending package – https://theconversation.com/rural-hospitals-will-be-hit-hard-by-trumps-signature-spending-package-260164

The oldest rocks on Earth are more than four billion years old

Source: The Conversation – Canada – By Hanika Rizo, Associate Professor, Department of Earth Sciences, Carleton University

Earth formed about 4.6 billion years ago, during the geological eon known as the Hadean. The name “Hadean” comes from the Greek god of the underworld, reflecting the extreme heat that likely characterized the planet at the time.

By 4.35 billion years ago, the Earth might have cooled down enough for the first crust to form and life to emerge.

However, very little is known about this early chapter in Earth’s history, as rocks and minerals from that time are extremely rare. This lack of preserved geological records makes it difficult to reconstruct what the Earth looked like during the Hadean Eon, leaving many questions about its earliest evolution unanswered.

We are part of a research team that has confirmed the oldest known rocks on Earth are located in northern Québec. Dating back more than four billion years, these rocks provide a rare and invaluable glimpse into the origins of our planet.

two men stand on rocks examining pieces in their hands
Geologists Jonathan O’Neil and Chris Sole examine rocks in northern Québec.
(H. Rizo), CC BY

Remains from the Hadean Eon

The Hadean Eon is the first period in the geological timescale, spanning from Earth’s formation 4.6 billion years ago and ending around 4.03 billion years ago.

The oldest terrestrial materials ever dated by scientists are extremely rare zircon minerals that were discovered in western Australia. These zircons were formed as early as 4.4 billion years ago, and while their host rock eroded away, the durability of zircons allowed them to be preserved for a long time.

Studies of these zircon minerals has given us clues about the Hadean environment, and the formation and evolution of Earth’s oldest crust. The zircons’ chemistry suggests that they formed in magmas produced by the melting of sediments deposited at the bottom of an ancient ocean. This suggests that the zircons are evidence that the Hadean Eon cooled rapidly, and liquid water oceans were formed early on.

Other research on the Hadean zircons suggests that the Earth’s earliest crust was mafic (rich in magnesium and iron). Until recently, however, the existence of that crust remained to be confirmed.

In 2008, a study led by one of us — associate professor Jonathan O’Neil (then a McGill University doctoral student) — proposed that rocks of this ancient crust had been preserved in northern Québec and were the only known vestige of the Hadean.

Since then, the age of those rocks — found in the Nuvvuagittuq Greenstone Belt — has been controversial and the subject of ongoing scientific debate.

a flat, rocky landscape
The Nuvvuagittuq Greenstone Belt in northern Québec.
(H. Rizo), CC BY

‘Big, old solid rock’

The Nuvvuagittuq Greenstone Belt is located in the northernmost region of Québec, in the Nunavik region above the 55th parallel. Most of the rocks there are metamorphosed volcanic rocks, rich in magnesium and iron. The most common rocks in the belt are called the Ujaraaluk rocks, meaning “big old solid rock” in Inuktitut.

The age of 4.3 billion years was proposed after variations in neodymium-142 were detected, an isotope produced exclusively during the Hadean through the radioactive decay of samarium-146. The relationship between samarium and neodymium isotope abundances had been previously used to date meteorites and lunar rocks, but before 2008 had never been applied to Earth rocks.

This interpretation, however, was challenged by several research groups, some of whom studied zircons within the belt and proposed a younger age of at most 3.78 billion years, placing the rocks in the Archean Eon instead.

Confirming the Hadean Age

In the summer of 2017, we returned to the Nuvvuagittuq belt to take a closer look at the ancient rocks. This time, we collected intrusive rocks — called metagabbros — that cut across the Ujaraaluk rock formation, hoping to obtain independent age constraints. The fact that these newly studied metagabbros are in intrusion in the Ujaraaluk rocks implies that the latter must be older.

The project was led by masters student Chris Sole at the University of Ottawa, who joined us in the field. Back in the laboratory, we collaborated with French geochronologist Jean-Louis Paquette. Additionally, two undergraduate students — David Benn (University of Ottawa) and Joeli Plakholm (Carleton University) participated to the project.

We combined our field observations with petrology, geochemistry, geochronology and applied two independent samarium-neodymium age dating methods, dating techniques used to assess the absolute ages of magmatic rocks, before they became metamorphic rocks. Both assessments yielded the same result: the intrusive rocks are 4.16 billion years old.

a rocky landscape silhouetted by sunset
Sunset at the Nuvvuagittuq Greenstone Belt.
(H. Rizo), CC BY

The oldest rocks

Since these metagabbros cut across the Ujaraaluk formation, the Ujaraaluk rocks must be even older, placing them firmly in the Hadean Eon.

Studying the Nuvvuagittuq rocks, the only preserved rocks from the Hadean, provides a unique opportunity to learn about the earliest history of our planet. They can help us understand how the first continents formed, and how and when Earth’s environment evolved to become habitable.

The Conversation

Hanika Rizo receives funding from the Natural Sciences and Engineering Research Council of Canada (NSERC).

Jonathan O’Neil receives funding from the Natural Sciences and Engineering Research Council of Canada.

ref. The oldest rocks on Earth are more than four billion years old – https://theconversation.com/the-oldest-rocks-on-earth-are-more-than-four-billion-years-old-259657