Reptiles, los grandes olvidados: cómo mejorar su bienestar ayuda a cambiar su mala imagen

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Alicia Bartolomé, Investigadora Doctora en Etología y Bienestar Animal, Universitat de València

Una familia de escincos (_Egernia stokesii_) en el zoo de Londres. Alicia Bartolomé, CC BY-SA

Los reptiles tienen mala reputación. ¿Cuántas veces hemos visto a una serpiente como símbolo del mal u otro animal escamoso en el papel del villano? En Occidente solemos asociarlos con el pecado y la traición, imagen heredada de la tradición judeocristiana. Sin embargo, sería un error pensar que esta ha sido la visión predominante en todas las culturas. Cocodrilos, serpientes, tortugas… todos han sido dioses, guardianes o símbolos de transformación en distintos folclores.

A pesar de esta riqueza cultural, muchas creencias populares sobre reptiles siguen siendo negativas. Aunque el folclore haya influido en nuestra percepción, su impacto resulta difícil de precisar. De hecho, la aversión hacia los reptiles parece derivar de una combinación de factores evolutivos y socioculturales.

Estudios en primates sugieren que estamos predispuestos a temer ciertas características de las serpientes por su potencial peligrosidad. Por otro lado, la falta de expresiones faciales y su disimilitud con los humanos contribuyen a su percepción como animales extraños y poco inteligentes.

Por último, los reptiles son un grupo diverso del cual sabemos relativamente poco, algo que, junto a su mala imagen, puede influir en su trato.

Invisibles, pero presentes

Aunque suelen pasar desapercibidos frente a aves y mamíferos, los reptiles conviven con nosotros. En el último informe de la Unión Europea (2022) sobre animales utilizados en investigación, el 0,1 % fueron reptiles. Aunque parezca poco, implica a más de 4 500 individuos, un número que ha crecido casi un 200 % en cuatro años. Además, estos datos solo incluyen animales en procedimientos autorizados, excluyendo reptiles capturados temporalmente.

Este número indeterminado de animales es a menudo alojado en condiciones deficientes que no cubren sus necesidades básicas, un problema que no solo afecta a animales retenidos transitoriamente. Los reptiles mascota o que habitan en zoológicos suelen pasar toda su vida en cautividad. Aunque escasos, varios estudios indican que sus necesidades rara vez se satisfacen, derivando en problemas de salud o comportamentales, como la interacción repetitiva con los cristales del terrario, que puede provocar lesiones en el hocico.

Estrategias para mejorar su bienestar

El enriquecimiento ambiental surgió para paliar estas deficiencias y ofrecer a los animales algo que hacer en entornos apenas cambiantes. Hoy es un campo de estudio y una herramienta para mejorar su bienestar. Sus objetivos van más allá de paliar carencias: buscan que los animales prosperen.

En la práctica, implica añadir cambios en el entorno (juguetes, estructuras, estimulación sensorial o social) que promuevan comportamientos naturales. La clave no está solo en introducir cambios, sino en ajustarlos a las necesidades específicas de cada especie y comprobar que realmente mejoran su bienestar.

El entrenamiento se considera una forma de enriquecimiento. En la imagen, un cocodrilo del Nilo (Crocodylus niloticus) está siendo entrenado para esperar a escuchar un silbato antes de lanzarse a por la comida.
Alicia Bartolomé, CC BY-SA

En un estudio derivado de mi tesis doctoral abordamos la escasa atención que los reptiles han recibido en este campo. Primero, contactamos con zoológicos europeos para evaluar cómo aplican el enriquecimiento. Aunque la mayoría lo llevaban a cabo, muchas de las prácticas llamadas de “enriquecimiento” no iban más allá de cubrir necesidades básicas, como mantener un gradiente térmico adecuado.

A continuación, diseñamos y evaluamos propuestas de enriquecimiento para dos especies de lagartijas del género Podarcis. Uno consistió en introducir en los terrarios olores (en trozos de papel) de otros individuos, estímulos naturales que estas lagartijas exploran diariamente en el campo. Otro consistió en un tocón de madera con agujeros que las lagartijas debían trepar y explorar para encontrar comida. Por último, incrementamos la complejidad estructural y térmica del terrario, añadiendo plataformas a diferentes alturas.

Para evaluar los efectos del enriquecimiento sobre el bienestar de las lagartijas, observamos su comportamiento. Cuando el terrario estaba enriquecido, se rozaban menos contra el cristal, reduciendo el riesgo de lesiones. También dedicaban más tiempo a moverse y sacar la lengua, comportamientos que reflejan un aumento de la exploración en respuesta a nuevos estímulos. Los animales tenemos una motivación innata por investigar y obtener información, y esa exploración puede resultar gratificante por sí misma.

Además, también medimos la corticosterona, una hormona del estrés (como el cortisol) que puede analizarse en heces de forma no invasiva. Vimos que sus niveles aumentaban con el tiempo en cautividad, excepto durante las fases de enriquecimiento, lo que sugiere que este atenúa la respuesta al estrés. Aunque preliminares, los datos apuntan a un impacto fisiológico positivo del enriquecimiento en estas lagartijas.

Un macho de lagartija roquera (Podarcis muralis) en el laboratorio, subido al tocón nutricional, uno de los enriquecimientos evaluados.
Alicia Bartolomé, CC BY-SA

Un largo camino por recorrer

Los hallazgos pueden contribuir a mostrar lo errónea que es la imagen estereotipada de los reptiles. La evidencia indica que son animales con capacidades cognitivas y vidas sociales complejas –exhibiendo incluso conductas de juego– y que tienen más necesidades de las que les reconocemos.

Aunque quede mucho por hacer, los reptiles y otros animales tradicionalmente ignorados despiertan cada vez más interés. La situación actual así lo exige. La mayoría de reptiles cautivos provienen del comercio de especies, un negocio rentable para algunos, pero que se cobra muchas vidas.

Hasta un 36 % de las especies de reptiles son comercializadas, a menudo de manera ilegal. De muchas, apenas conocemos nada de su biología y comportamientos, y sin embargo comerciamos con ellas como si fuesen objetos de colección. Su sufrimiento queda en segundo plano: antes de su venta, los ejemplares son mantenidos en condiciones insalubres, sin considerar requerimientos de espacio, nutrición, temperatura o humedad.

Tras su venta, la tasa de muerte prematura supera el 70 %. Además de los problemas de bienestar, el comercio de animales exóticos también produce perjuicios ecológicos, como la sobreexplotación o la introducción de especies invasoras.

En este contexto, el enriquecimiento ambiental es una oportunidad para educar y concienciar, ayudando a comprender mejor el comportamiento, capacidades y necesidades de animales a menudo ignorados. Mientras sigamos manteniendo animales en cautividad, garantizar su bienestar será nuestra obligación moral.


Artículo ganador del I Premio de Comunicación Científica de la Universitat de València en la modalidad de Ciencias Básicas


The Conversation

Alicia Bartolomé ha recibido fondos del Ministerio de Universidades (contrato predoctoral).

ref. Reptiles, los grandes olvidados: cómo mejorar su bienestar ayuda a cambiar su mala imagen – https://theconversation.com/reptiles-los-grandes-olvidados-como-mejorar-su-bienestar-ayuda-a-cambiar-su-mala-imagen-268312

Si me ‘baiteas’ te ‘bursteo’: cómo puede influir el léxico de los videojuegos en el idioma español

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Iván Ramírez Sánchez, Profesor de Lengua española, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

La industria del videojuego ha experimentado en las últimas décadas un crecimiento exponencial. En España, en 2023 el sector facturó más de 152 000 millones de euros contando las transacciones en tres plataformas: consolas, móviles y ordenador. A nivel global, son 3 422 millones de personas las que dedican parte de su ocio a estas actividades, un 4,5 % de la población mundial. Si agrupamos los habitantes de Estados Unidos, China y la India todavía nos faltarían 200 millones de personas para acercarnos a esa cifra.

La lengua es un reflejo de la sociedad y también de los cambios en tendencias, gustos y hábitos de los hablantes. En la vigesimosegunda edición del Diccionario de la lengua española, de 2001, se añadió la palabra videoconsola con el sentido de ‘consola para videojuegos’.

En la actual edición se incorporaron, en el año 2022, la palabra videojugador y la variante videojugadora con el sentido de ‘persona que juega a videojuegos, especialmente de forma habitual’. Son pequeñas muestras de que el léxico vinculado a este sector va permeando poco a poco en el español general.

Los híbridos ortográficos

Desde el año 2020, se publica anualmente la Crónica de la lengua española. En estas obras las academias de la lengua tanto de España como de los países Hispanoamericanos tratan, entre otros asuntos, cuestiones actuales sobre la lengua y la literatura españolas. En la primera edición, el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez dedica un capítulo a los híbridos ortográficos, es decir, palabras que tienen elementos de lenguas distintas y que, en ocasiones, presentan peculiaridades con respecto a su ortografía.

Dentro de este capítulo, Gutiérrez Ordóñez estudia el léxico de los jugadores de videojuegos y señala que, de manera regular, emplean híbridos ortográficos para referirse a procesos que ocurren dentro de la propia actividad. Lejos de lo que podría pensarse, esta práctica “no se trata de un fenómeno esporádico, sino de una técnica de formación muy común y generalizada”.

En inglés, es habitual que algunos sustantivos y verbos presenten la terminación –ing, como camping, footing u overbooking. Tal es el rendimiento de este sufijo que la lengua española, en ocasiones, permite crear híbridos que pasan por anglicismos camuflados, como puenting o, más recientemente, balconing. Lo que ocurre en ambos casos es que existe una base léxica española (puente y balcón, respectivamente), a la que se añade un sufijo de una lengua extranjera, –ing. Tenemos lo que Gutiérrez Ordóñez llama un híbrido ortográfico.

El caso de los videojuegos

La fórmula que emplean los gamers es inversa: se toma una base inglesa y se le añade un sufijo español que, sistemáticamente, parece ser –ear.

En una pequeña investigación que no pretende ser exhaustiva, Gutiérrez Ordóñez cita hasta diecinueve palabras formadas con este esquema: baitear (de bait ‘cebo’), banear (de ban ‘prohibir’), bindear (de bind ‘ligar’), bugeado (de bugs ‘errores’), burstear (de burst, ‘ráfaga’), carrear (de carry ‘arrastrar’), charmear (de charme ‘encanto, encantar’), chasear (de chase ‘perseguir’), craftear (de craft ‘elaborar’), dropear (de drop ‘soltar, dejar caer’), dupear (de dup ‘engañar’), farmear (de farming ‘cultivar’), feedear (de feed ‘alimentar’), ghostear (de ghost ‘fantasma’), grindear (de grind ‘moler’), junglear (de jungle ‘jungla’), kitear (de kite ‘cometa’), levelear (de level ‘nivel’), mainear (de main ‘principal’).

Pero hay que hacer algunos matices a su selección. La mayoría de estas palabras tienen un significado muy próximo al de la base inglesa, que de forma consistente se une al sufijo –ear para designar una práctica o acción. Por ejemplo, la palabra burstear se refiere a la acción de ‘causar una gran cantidad de daño en muy poco tiempo’. Es razonable pensar que la acepción de burst que se aplica en este contexto no sería sin embargo la que señala Gutiérrez Ordóñez, ‘ráfaga’, sino ‘reventar’, que suele ser lo que le ocurre al jugador o a un enemigo cuando le burstean.

Por otro lado, la palabra ghostear, que en la jerga juvenil y en el contexto de las relaciones sentimentales se suele entender –bajo la forma ghosting– como ‘cortar la comunicación con una persona sin explicación’, no se emplea con este sentido en el mundo que nos ocupa.

Es frecuente que los jugadores de videojuegos en línea profesionales sean también consumidores de streaming, por ejemplo en Twitch. Algunos de los mejores emiten sus partidas en directo, aunque estén compitiendo con otros. Y entre los espectadores, aficionados al videojuego o seguidores del streamer, pueden encontrarse precisamente los rivales, que aprovechan esta circunstancia para verlos al mismo tiempo que juegan contra ellos en directo, con el fin de aprovechar la ventaja que esto aporta. Esta práctica se conoce como ghostear o snipear (de sniper ‘francotirador’).

Las que ya se admiten

Desde luego, ni ghosting ni ghostear forman parte, de momento, del español general, pero hay otras candidatas que podrían dar el salto de categoría.

Banear significa ‘restringir a alguien el acceso a una plataforma o servicio’, de forma general, aunque también se aplica al contexto de los videojuegos. En un primer caso, banear alude a la restricción que se aplica a un jugador que emplea herramientas ilícitas en juegos en línea (lo que se conoce como cheats o hacks). Un segundo sentido se emplea en el contexto de un enfrentamiento entre jugadores que pueden usar varios personajes, y mutuamente banean a uno de esos individuos especialmente poderoso.

Ya hay ejemplos de palabras vinculadas a la tecnología formadas a partir de este mecanismo y recientemente añadidas al DLE. Son los casos de hackear (hack y –ear), textear (text y –ear), tipear (type y –ear), trolear (troll y –ear) o vapear (vape y –ear). En el Diccionario de términos de videojuegos recogemos 52 híbridos ortográficos con base inglesa y sufijo –ear. Serán los hablantes quienes juzguen si alguna de estas palabras merece formar parte del español general a través del medio más democrático que tiene la lengua: el uso.


La versión original de este artículo ha sido publicada en la revista Telos, de Fundación Telefónica.


The Conversation

Iván Ramírez Sánchez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Si me ‘baiteas’ te ‘bursteo’: cómo puede influir el léxico de los videojuegos en el idioma español – https://theconversation.com/si-me-baiteas-te-bursteo-como-puede-influir-el-lexico-de-los-videojuegos-en-el-idioma-espanol-266954

La selección: metáforas que nos confunden

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Laura G. de Rivera, Ciencia + Tecnología, The Conversation

HAKINMHAN/Shutterstock

Me van a decir que siempre hablo de inteligencia artificial y tienen razón. Lo hago sin querer, como una especie de exorcismo inconsciente, como si de tanto desgastar el término pudiera pulir y limpiar de todo eso que tiene que nos confunde. Empezando por la palabra “inteligencia” misma. ¿Qué ganamos y qué perdemos cuando la IA deja de ser un mero artefacto para convertirse, lingüísticamente, en un alter ego humano: un ente que “piensa”, “siente” e, incluso, “cuida” de las personas?

La ciencia (y eso incluye a la filosofía, que sería algo así como la ciencia del amor al conocimiento) se ha volcado en los últimos cinco años en analizar las complejas implicaciones que tienen las nuevas herramientas digitales en nuestras vidas. Pueden servir para algo tan bello como hacer poesía, pero también para fines perversos, como facilitar la pederastia en plataformas de videojuegos online. Tenemos que alertar sobre los riesgos, no para asustar a nadie, sino para dar la oportunidad a la gente de prevenirlos. Seguramente, en eso pensaba Günter Anders, conocido por sus colegas como “sembrador del pánico” y firme defensor de que la tecnología jamás será neutral.

Y es que la realidad, a veces, resulta incómoda, sobre todo cuando la producción de conocimiento está moldeada por intereses geopolíticos, desigualdades estructurales y presiones económicas. O cuando desafía mantras generalizados, como la falsa creencia de que tecnología es siempre equivalente a progreso. También tiene su cara oculta: puede emplear mano de obra barata en condiciones infrahumanas –los nuevos esclavos digitales–, tener un gran impacto medioambiental o trastocar la salud mental de jóvenes y adolescentes.

¿Pero quién es el responsable de hacer que los beneficios de la tecnología sean accesibles para todos y, al mismo tiempo, de protegernos de sus riesgos? Podemos empezar por hacer algunas cosas en nuestra esfera individual, sí. Pero el grueso de la tarea cae en los reguladores y, antes de eso, en todos estos investigadores que se lanzan a estudiar y producir evidencia sobre riesgos, consecuencias, novedades que los avances tecnológicos traen la sociedad. Necesitamos, sin duda, científicos más comprometidos y gobernantes mejor informados.

The Conversation

ref. La selección: metáforas que nos confunden – https://theconversation.com/la-seleccion-metaforas-que-nos-confunden-268736

African countries need strong development banks: how they can push back against narrative to weaken them

Source: The Conversation – Africa – By Misheck Mutize, Post Doctoral Researcher, Graduate School of Business (GSB), University of Cape Town

A quiet but consequential contest is playing out in the global financial architecture. One that could determine Africa’s ability to finance its own development.

In recent months, powerful voices from the International Monetary Fund (IMF), the Paris Club and US investment bank JP Morgan have questioned the preferred creditor status of African multilateral development finance institutions. These institutions include the Africa Export-Import Bank (Afreximbank) and the Trade and Development Bank (TDB).

Preferred creditor status is a long-standing practice in global finance. It gives multilateral development finance institutions priority in being repaid when a country faces financial distress. The idea is simple. These institutions lend to promote development. During crises, they step in with counter cyclical lending – increasing support when commercial creditors pull out.

This reliability depends on their strong credit ratings, which in turn rest on the assurance that they will be repaid even when others are not. That assurance is what the preferred creditor status guarantees. The World Bank, IMF and regional development banks in Asia and Latin America all enjoy this protection as a matter of practice. Borrowers respect it because breaching it would threaten their access to future concessional lending – loans offered on much lower interest rates and other terms.

The voices against African multilateral finance institutions argue that they are too small to deserve preferred creditor status. Or that, unlike the World Bank and IMF, they do not lend at concessional rates. JP Morgan has even warned that Africa’s development banks might lose their status altogether.

The debate about the preferred creditor status of Africa’s multilateral development finance institutions may sound technical. It is not. If left unchallenged, this narrative could justify the continued high interest rates Africa faces on international markets.

Drawing on decades of researching Africa’s capital markets and the institutions that govern them, I recommend that African governments must reaffirm and defend the preferred creditor status of multilateral development banks. African multilateral development banks must also act collectively to defend their credibility. And the African Union must embed the preferred creditor status of the continent’s development banks in its financial sovereignty agenda.

Unwritten privilege vs law

For the IMF, World Bank and Paris Club, the preferred creditor status is an unwritten privilege. For African multilateral development banks, it is law.

The founding treaties of Afreximbank, the African Development Bank and TDB explicitly enshrine this status. These treaties are registered under Article 102 of the UN Charter, making them binding under international law. African member states have also ratified them into law, domestically.

This makes the status of African multilateral development banks more legally secure than that of Bretton Woods institutions. Yet it is the African banks whose status is now described as “uncertain” or “controversial”.

African governments must correct this perception. The African Union and its members have already endorsed this principle, but stronger, coordinated public statements are needed, especially from finance ministers and central banks. The aim will be to reassure investors that these protections are real, enforceable and backed by political will.

Collective action

Institutions such as Afreximbank, the AfDB, TDB, Shelter Afriqué Development Bank and the Africa Finance Corporation have grown rapidly. Together, they hold more than US$640 billion in assets, expanding by about 15% a year. They have mobilised billions from global capital markets and stepped up lending when global finance withdrew. They have diversified into the panda bonds in China, proving their resilience and capacity to tap into nontraditional capital markets.

Their success, however, has attracted resistance. International creditors and rating agencies have started questioning their preferred creditor status, describing it as “weak” or “shaky”. This has real consequences. It weakens investor confidence. Investors demand higher returns, raising the cost of borrowing for the banks and, by extension, for African countries, based on a risk factor that does not exist.

To counter this, African multilateral development banks must coordinate their responses. The newly formed Association of African Multilateral Financial Institutions is a promising platform. It should be more active and become the unified voice defending the preferred creditor status. It should be used to issue joint legal opinions, engage directly with credit rating agencies and Paris Club members, and run global investor education campaigns that clarify the legal standing and strong performance of African multilateral development banks. The continent’s development banks must speak with one voice. Silence allows others to define their credibility.

Continent’s financial sovereignty

Protecting preferred creditor status is about more than technical finance. It is about sovereignty. Africa is building its own financial ecosystem through the African Credit Rating Agency. The other financial institutions in the ecosystem – which aren’t yet operational – are the African Central Bank, African Investment Bank and African Monetary Fund. Their purpose will be to reduce dependence on external actors and keep Africa’s development agenda in African hands.

A battle of perception

Global finance runs on perception which is shaped by narratives. Those who control the narratives control the cost of money. If the preferred creditor status of African multilateral development banks continues to be misrepresented, Africa’s access to affordable finance will remain hostage to external opinion rather than legal reality.

It will also weaken African development banks just as they are becoming more effective. Their ability to borrow cheaply and on favourable terms depends on their credit ratings, which rest on the assumption that they will be repaid first in case of distress. If that assumption is shaken, borrowing costs will rise.

By reaffirming the legal basis of the preferred creditor status of African multilateral development banks, coordinating their response and embedding this status in the AU’s financial sovereignty framework, African governments and multilateral development lenders can protect one of the most important tools for affordable development finance.

This is not just about defending institutions, it’s about defending Africa’s right to finance its own future on fair terms.

The Conversation

Misheck Mutize is affiliated with the African Union – African Peer Review Mechanism as a Lead Expert on credit ratings

ref. African countries need strong development banks: how they can push back against narrative to weaken them – https://theconversation.com/african-countries-need-strong-development-banks-how-they-can-push-back-against-narrative-to-weaken-them-267989

Can a pro-federation win in Northern Cyprus revive the island’s stalled reunification?

Source: The Conversation – Canada – By Spyros A. Sofos, Assistant Professor in Global Humanities, Simon Fraser University

In the recent Northern Cyprus presidential election, an overwhelming majority of the Turkish Cypriot electorate rejected incumbent Ersin Tatar, backed by the Turkish government, and his hard-line two-state rhetoric.

Opposition leader Tufan Erhürman’s landslide victory has revived hopes for a settlement on the divided island.

Cyprus is an independent country and a member of both the United Nations and the European Union. But it’s divided, with the internationally recognized Republic of Cyprus in the south and a self-declared state in the north, the Turkish Republic of Northern Cyprus, recognized only by Turkey.

A two-state solution calls for the island to remain divided between Greek Cypriots in the south and Turkish Cypriots in the north instead of reunifying.

This division was the result of Turkey’s 1974 invasion of Cyprus that followed a coup orchestrated by the Greek junta aimed at uniting the island with Greece. Turkey intervened, ostensibly to protect the Turkish Cypriot minority.

Decisive mandate

For the first time, a national leader openly embracing the UN’s model of a bi-communal, bi-zonal federation has secured a decisive mandate — almost 63 per cent of the vote in the first round of the election and majority support in every electoral district.

Erhürman represents the social-democratic and pro-unification tradition of the Republican Turkish Party (CTP). His platform focuses on rebuilding co-operation between the north and south and re-engaging the EU in a peace process to create a shared federation with a rotating presidency and equal political rights. It builds on decades of UN reunification efforts.

I have previously argued that Cypriot hopes for unification were on life support, but not doomed. That assessment still holds today now that there’s the first real chance in years to restart a meaningful process of reconciliation. The question is whether the Republic of Cyprus is willing to seize this opportunity or retreat once again into comfortable inaction.

This will determine whether Cyprus finally begins to heal the divisions that have endured since the Turkish invasion.




Read more:
Cypriot hopes for unification are on life support, but not doomed


Why this moment matters

Despite his carefully crafted campaign messages, Erhürman’s victory is a direct challenge to Turkey’s hold on North Cyprus — in particular its growing political, military and economic control.

It also comes as Devlet Bahçeli, leader of Turkey’s ultra-nationalist MHP and coalition partner to President Recep Tayyip Erdoğan, called for Northern Cyprus to be absorbed by Turkey within days of the vote.

The outburst revealed anxiety in Turkey: a pro-federation leadership in Lefkoşa — the Turkish Cypriot part of the city of Nicosia — could loosen the grip Turkey built through subsidies, security dependency and crony networks.

Yet the far greater uncertainty lies in the south.

The south’s long drift since 2004

In the referendum on the UN-brokered Annan Plan that would have allowed a united Cyprus to enter the European Union in 2004, 65 per cent of Turkish Cypriots voted in favour of reunification, while three-quarters of Greek Cypriots rejected it.

The Republic of Cyprus joined the EU a week later while the acquis communautaire — the full body of European Union rules and obligations — was suspended in the north.

The failure of the plan deflated Turkish Cypriots’ EU aspirations and ushered in an era of isolation during which the south’s political class no longer felt compelled to compromise.

In the two decades since, successive governments in Nicosia in the south have proclaimed support for a federal solution but acted as stewards of an ethno-national enclave with elites profiting from state-granted privileges, real-estate speculation and now-discredited “golden passport” schemes.

The oligarchic patronage that flourished under that system rewarded partition rather than reconciliation. Opportunities to move the process forward — most notably, talks in 2017 — were squandered.

For many in the south, the “Cyprus problem” is primarily a question of occupation; for many in the north, it’s about political equality and security.

A map with division lines of the island of Cyprus.
A map of divided Cyprus.
(Spyros A. Sofos, 2025), CC BY-NC

The real test: Political will

For reunification talks to restart, the internationally recognized Republic of Cyprus must do more than verbally welcome the election outcome. It must take positive action.

That means endorsing UN Secretary-General António Guterres’s proposal to resume negotiations “within the agreed UN framework” and engaging swiftly with measures like electricity interconnection, joint search-and-rescue co-ordination and cultural-heritage restoration.

These types initiatives — part of a power-sharing model in which divided communities share government through guaranteed representation, mutual vetoes and a degree of autonomy — are already working across the Cyprus buffer zone. That’s where the two communities have been co-operating on issues like the recovery and identification of victims of the 1974 war, basic infrastructure projects and the opening of crossing points at what used to be an impenetrable border.

But the Greek Cypriot leadership faces domestic constraints: a parliament where nearly half the parties oppose federation outright and voters have been conditioned to equate compromise with betrayal. Change will require moral and political courage — something no Cypriot president since Tassos Papadopoulos’s rejection of the Annan Plan has demonstrated.

Global significance

Cyprus represents far more than a local dispute. The island lies at the crossroads of eastern Mediterranean energy routes and has played a role in the tensions in NATO’s southern flank and the fraught relationship between the EU and Turkey.

Erol Kaymak, a Turkish Cypriot international relations expert, has argued that a revived peace process would open the door to co-operation on offshore energy and maritime boundaries, issues that increasingly affect regional stability.

He also points out that continued partition entrenches Turkey’s military presence and sustains a grey-zone economy vulnerable to corruption and organized crime.

For the international community, Cyprus offers lessons in peacebuilding: can outside entities promote post-conflict power-sharing and justice when one side depends more on the other? The Canadian UNFICYP — the UN peacekeeping force in Cyprus — has experience in facilitating precisely such co-operation.

Last opportunity?

Erhürman’s election is a remarkable assertion of autonomy by Turkish Cypriot voters who have endured decades of isolation from the international community.

But unless the Greek Cypriot political officials respond with a genuine initiative for talks, the window could close quickly. Erdoğan’s government is already signalling it will not tolerate any divergence of Turkish Cypriot policies from Turkey’s.

The election may be the last chance for Cypriots on both sides to build trust-based institutions, eliminate the need for external guarantors and troops and restore the island as a common home for all.

This requires perseverance, creativity and imagination. Officials need to look not just at what’s worked in the Cyprus peace process but also at power-sharing lessons from Northern Ireland and other places where inclusive coalitions helped stabilize divided societies.

It’s essential to strengthen co-operation and foster closer ties that can gradually erode mutual distance and suspicion. These efforts could make any future settlement easier to implement and could lay the groundwork for a more stable and mutually beneficial co-existence.

However Cypriots choose to share their island, this could be their last chance to ensure the many barricades that have divided them for more than 50 years are finally dismantled.

The Conversation

Spyros A. Sofos does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. Can a pro-federation win in Northern Cyprus revive the island’s stalled reunification? – https://theconversation.com/can-a-pro-federation-win-in-northern-cyprus-revive-the-islands-stalled-reunification-268138

Mark Carney’s apology to Donald Trump: Far from ‘elbows up,’ it seems Canada has no elbows at all

Source: The Conversation – Canada – By Stewart Prest, Lecturer, Political Science, University of British Columbia

Canadians have learned in recent days that Prime Minister Mark Carney did indeed apologize for an Ontario advertisement that used Ronald Reagan’s own words to correctly portray the late United States president’s views on the importance of free trade.

The subtext to such an apology is clear: “Sorry Ontario accurately described Ronald Reagan’s stand on free trade, Mr. President. We understand those words hurt your feelings and challenged your version of the truth, which of course is unacceptable. We promise we won’t let the facts get in the way of our relationship again.”

Last spring’s election was all about building insulation to Trump, using phrases like “Elbows up” and “Canada Strong.” But the attitude of both the federal government and the Official Opposition, then and now, has often been conciliatory to the point of obsequiousness.

Far from elbows up, Canada too often seems to have no elbows at all.




Read more:
Elbows down? Why Mark Carney seems to keep caving to Donald Trump


Implications of the apology

Carney apologized for something he didn’t do — and something that was completely defensible, at least in a normal period of Canada-U.S. relations.

Critics of Ontario Premier Doug Ford and defenders of Carney — often the same people — will say the ad should not have happened in the first place.

They would point out, not incorrectly, that though the ad accurately recounted Reagan’s words, those words aren’t relevant to Republican views anymore and that the ad unnecessarily poked the bear. This may be true, but it doesn’t justify the apology.

In normal times, there would be nothing wrong with the ad airing in the U.S. Traditionally, Americans have valued and encouraged free speech and reasoned argument, and respected the views of allies and partners. Canadian governments, accordingly, may resort to public advocacy south of the border to get the attention of decision-makers in the complex U.S. policymaking apparatus.

When institutions are working as they should in the U.S., power is disaggregated between federal and state levels and between executive and legislative branches, making advocacy a complex, multifaceted affair.

But we are not in that world anymore. The U.S. must be handled as a regime, not a democracy. As The New York Times editorial board accurately described things recently, democracy in the U.S. is under sustained threat due to the actions of Trump and his supporters. There are still democratic elements within the country, but the U.S. no longer responds to normal diplomacy.

The ad was therefore an unnecessary risk. The apology, however, was an unnecessary own-goal. An apology is due when someone has done something wrong, but that is not the case here. The ad might have been ill-advised, but it was not wrong.

Dealing with a bully

When dealing with a bully, don’t say or do anything you’re not willing to stand beside, even if it provokes a presidential fit of pique. Every climb-down is a defeat and an admission of weakness. Better to say nothing than to say something you have to take back. And if offence is taken, an apology will only make things worse in the long run.

It has been obvious for a long time that the only thing Trump respects is power, and the only thing he may be persuaded by is a transactional, personal payoff. While an apology might seem to provide a personal payoff him, what it really does is communicate a lack of power. That in turn invites further demands.

Bullies don’t stop bullying when you make it clear you’ll do what they ask. They stop when it’s clear that you won’t. As long as outrage is rewarded, Canada can expect more of the same.

The truth doesn’t matter

What’s more, Carney’s apology makes clear that truth won’t be an obstacle to Canadian compliance, not unlike when the country took the imagined fentanyl border crisis seriously. In both cases, Canada’s response communicated that its actions will be tailored to suit Trump’s version of reality, not facts on the ground.

Such deference is not only a betrayal of Canadian dignity, sovereignty and interests, it’s also not going to work. There is now ample evidence backing this up.

Retract the ads, and the tariffs go up anyway. Apologize, and the tariffs stay in place. Spend billions on cross-border security, including fentanyl interdiction, and the tariffs remain. Spend additional billions on defence spending, and the tariffs stay put. Fly to Mar-a-Lago as a supplicant and get a series of 51st state taunts for your pains.

Would-be autocrats thrive on the subjugation of facts to their will. Canada simply can’t afford to keep giving in to Trumpian demands or to allow the truth to be whatever the American administration says it is.




Read more:
Psychoanalysis explains why Donald Trump is taunting Canada and ‘Governor Justin Trudeau’


Public diplomacy in the Trump era

Canada’s best option, instead, is to stay consistent with a single message: it stands ready to be a partner. The two countries have always benefited from working together, and can again do so. Canada is not out to antagonize, but neither should it apologize for simply speaking the truth.

Going forward, it’s clear that Canada’s premiers must work more closely with the federal government on a single forceful message, not freelance in whatever direction suits their particular political interests at the moment. Canada needs one foreign policy, not 14. Multiple messages simply create opportunities to divide and conquer.

Similarly, Canada must deepen links with other allies and partners around the world as quickly as possible. Bullies pick on the weak and the isolated. Canada can’t afford to be either.

Above all, when the U.S. takes offence, or gives it, the country must politely but firmly stand its ground. Canada cannot allow the freedom to speak the truth or stand up for itself to become the latest casualties in Trump’s trade war against all.

The Conversation

Stewart Prest does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. Mark Carney’s apology to Donald Trump: Far from ‘elbows up,’ it seems Canada has no elbows at all – https://theconversation.com/mark-carneys-apology-to-donald-trump-far-from-elbows-up-it-seems-canada-has-no-elbows-at-all-268856

L’Union européenne peut-elle encore peser sur le monde ?

Source: The Conversation – France in French (3) – By Jean-Philippe Melchior, Professeur des universités en sociologie, Le Mans Université

La combinaison de son recul économique, de la dégradation du contexte international et du possible désengagement de Washington du Vieux Continent place l’UE devant une alternative : continuer à n’être qu’une plateforme commerciale et normative, sachant que les recettes néolibérales appliquées au cours des dernières décennies ont mécontenté de larges pans de la population, ou aller plus avant vers une intégration politique plus poussée.


Quand tout s’accélère sur le plan géopolitique, il est essentiel de relier les événements aux tendances structurelles qui les nourrissent. Depuis février 2025, l’inquiétude grandit en Europe : le président des États-Unis, qui affirmait pouvoir mettre fin au conflit russo-ukrainien « en un jour », se soucie peu de la souveraineté de Kiev. L’échange tendu du 28 février entre Donald Trump et Volodymyr Zelensky, de même que la rencontre à tonalité très amicale d’Anchorage avec Vladimir Poutine le 16 août ont montré que Washington pousse à un cessez-le-feu à n’importe quelle condition, quitte à sacrifier les intérêts de l’Ukraine.

Cette posture met en évidence la dépendance persistante de l’Union européenne à l’égard des États-Unis et oblige à repenser ses fondements. Après un rappel des fragilités de la construction européenne, il convient d’identifier les défis suscités par la politique américaine, puis de réfléchir aux opportunités qu’offre cette nouvelle configuration.

Le rôle d’accélérateur de l’UE dans la généralisation des politiques néolibérales

Le compromis social forgé après 1945 – droits sociaux, services publics, redistribution, sécurité de l’emploi – s’est progressivement érodé, laissant place à un capitalisme dérégulé. Le rôle joué par l’UE dans cette mutation, amorcée dès les années 1980, est souvent sous-estimé.

Dans un contexte de mondialisation, les élites économiques ont cherché à doter l’Europe d’un vaste marché intégré. Droite, centre et social-démocratie ont relayé cet objectif, conçu comme un moyen de rivaliser avec les États-Unis et le Japon. L’Acte unique (1986) et les traités de Maastricht (1992) et d’Amsterdam (1997) ont accéléré les transferts de compétences et favorisé une déréglementation sans précédent. Parallèlement, l’élargissement vers l’Europe centrale et orientale a accentué cette dynamique, permettant aux grandes entreprises d’opérer à l’échelle continentale.

Ces choix ont engendré, dans la quasi-totalité des pays de l’UE, des renoncements majeurs : perte de souveraineté budgétaire, affaiblissement de la protection sociale, recul des services publics, flexibilité accrue du travail.

L’orientation néolibérale de l’UE a nourri la défiance des catégories populaires et contribué à la montée de l’extrême droite. Sans rupture avec cette trajectoire, l’UE risque de perdre encore en légitimité et de voir croître les forces hostiles à l’intégration.

Pourtant, l’UE a acquis des compétences étatiques importantes – légiférer, négocier des accords commerciaux, développer une banque centrale. Elle s’est affirmée comme un proto-État, mais dont la vocation demeure largement économique. L’UE n’a pas encore trouvé le chemin d’un équilibre entre intégration économique et justice sociale, ce qui alimente sa vulnérabilité politique.

Un contexte international difficile pour l’UE

L’Europe reste une zone développée mais affiche une croissance atone : 1 à 1,5 % prévus dans la décennie, contre 3 % aux États-Unis et des niveaux supérieurs pour la Chine et l’Inde.

Cette perte de vitesse économique intervient à un moment où la guerre est aux portes de l’UE (rappelons que l’Ukraine est frontalière de trois pays membres : la Pologne, la Slovaquie et la Roumanie).

L’Europe a tardé à percevoir la nature agressive du régime russe. Géorgie en 2008, Crimée en 2014, Donbass ensuite : autant de signaux d’un impérialisme assumé que l’Union a eu tendance à minorer. L’invasion à grande échelle de l’Ukraine en 2022 a contraint l’UE à réagir, non sans retard, et non sans divergences internes notables, dont la posture de Viktor Orban est la manifestation la plus éclatante. À ce stade, la mobilisation ukrainienne et l’aide militaire occidentale ont permis de contenir l’armée russe, mais environ 20 % du territoire restent occupés.

Le retour de Donald Trump à la Maison Blanche en janvier 2025 a bouleversé les équilibres : relèvement brutal des droits de douane, retrait d’accords multilatéraux (OMS, accords de Paris sur le climat), discours isolationniste et pressions sur l’Ukraine pour que celle-ci accepte de céder ses territoires. L’idée même d’une alliance atlantique « éternelle » est remise en cause, d’autant que l’UE a été contrainte d’accepter un accord commercial aux conditions très favorables aux États-Unis.

Cette rupture force l’Europe à réfléchir à son autonomie stratégique.

Faute de moyens militaires suffisants, elle pourrait promouvoir un compromis imposant la neutralité de l’Ukraine en échange d’un retrait russe partiel. Mais un tel scénario fragiliserait durablement Kiev et renforcerait l’insécurité des pays frontaliers, exposés à une éventuelle attaque russe sans disposer de défense commune solide. Dans le même temps, le retrait de Washington des institutions multilatérales, ses ambitions territoriales inédites et son désintérêt pour le climat accentuent la nécessité d’un repositionnement global de l’UE. La pression exercée par les États-Unis pour que l’Europe assume seule ses responsabilités militaires place les gouvernements face à des choix budgétaires et diplomatiques de long terme.

Une redéfinition nécessaire, mais peu probable à court et moyen termes

L’UE se trouve à un tournant décisif : soit elle reste un grand marché régulé par la concurrence, soit elle se transforme en puissance politique. Trois paramètres seront déterminants.

Les dynamiques politiques internes. En France, la dissolution de 2024 a plongé le pays dans une instabilité durable. Le gouvernement, privé de majorité, peine à assumer un rôle moteur en Europe, et se concentre sur un discours militaire ponctuel. En Allemagne, la victoire relative de la CDU en 2025 a permis l’émergence d’un chancelier pro-européen, Friedrich Merz, malgré la poussée de l’AFD. La solidité institutionnelle allemande offre à Berlin la possibilité de relancer le projet européen, au moment où Paris se fragilise. Mais là encore, la marge de manœuvre dépendra de la capacité du nouveau gouvernement à construire des alliances solides et à répondre aux défis sociaux et économiques qui fragilisent sa légitimité interne.

Les divergences entre États membres. Les pays d’Europe centrale et septentrionale (Pologne, États baltes, Suède, Finlande) militent pour une intégration sécuritaire renforcée. Mais la Hongrie d’Orban et l’Italie de Meloni bloquent toute évolution fédérale. L’absence de consensus entrave la capacité de l’UE à peser dans la reconfiguration mondiale, que ce soit en Ukraine ou au Moyen-Orient. Si le pacte Trump-Poutine venait à se fissurer, les membres de l’UE sauraient-ils dépasser leurs réflexes pro-américains ou pro-russes pour tracer, ensemble, une voie autonome ? La réponse demeure incertaine. La tentation, pour certains États, de privilégier des accords bilatéraux avec Washington ou Moscou persistera tant que l’UE n’aura pas affirmé un cap commun.

Le rôle des peuples. Toute avancée vers un État fédéral ou confédéral suppose l’adhésion populaire. Or la légitimité de l’UE est entamée par des décennies de politiques néolibérales. Pour restaurer la confiance, il faudrait instaurer un véritable pouvoir constituant, renforcer le Parlement européen, multiplier les débats démocratiques transnationaux et rompre avec une logique purement économique. C’est une condition nécessaire pour qu’une défense commune et des compétences régaliennes soient acceptées. À défaut, l’UE risque de rester une construction technocratique perçue comme distante des préoccupations quotidiennes. Le défi est de transformer l’intégration européenne en projet mobilisateur, porteur de justice sociale, de transition écologique et de sécurité collective.

Un choix stratégique

En définitive, l’Union européenne se trouve face à un choix stratégique : demeurer un simple marché soumis aux rapports de force mondiaux, ou se transformer en puissance politique capable de défendre ses intérêts et ses valeurs. Une telle transformation suppose de surmonter ses fragilités internes, de marginaliser les forces nationalistes hostiles à toute intégration, et surtout d’associer les peuples à une véritable refondation.

À ces conditions, l’UE pourrait enfin s’imposer comme acteur autonome et redonner un sens au projet européen. Sans cette évolution, elle restera spectatrice des recompositions géopolitiques dominées par Washington et Moscou.

The Conversation

Jean-Philippe Melchior ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. L’Union européenne peut-elle encore peser sur le monde ? – https://theconversation.com/lunion-europeenne-peut-elle-encore-peser-sur-le-monde-267686

Populisme : quand la démocratie perd son centre de gravité

Source: The Conversation – in French – By Alexandre Chirat, Maître de conférences en sciences économiques (UMLP – CRESE), Université Marie et Louis Pasteur (UMLP)

La crise politique française actuelle ne se résume pas à une succession de démissions et de votes manqués. Elle traduit une faille plus profonde : la perte d’une conception majoritaire de l’intérêt général. C’est dans ce vide que prospère le populisme, nourri par le désalignement entre les actions des partis politiques et les attentes des citoyens.


Le populisme qui prospère depuis une décennie, aussi bien dans l’Hexagone qu’au niveau mondial a, selon nos travaux de recherche, deux causes profondes. D’une part, une instabilité démocratique liée à un renforcement de la polarisation idéologique qui s’exprime, dans le cas français, par une tripartition inédite sous la Ve République. D’autre part, un désalignement entre l’offre électorale des partis et les préférences des citoyens, dont l’abstention croissante est le premier symptôme. En 2009, les partis politiques en Europe sont systématiquement moins conservateurs que leurs électeurs, dans presque tous les pays, sur presque tous les sujets culturels : immigration, condamnations pénales, autorité enseignante, relation entre les sexes, etc.

Notre affirmation selon laquelle le populisme est la conséquence d’un déséquilibre politique combiné à une instabilité démocratique est déduite, par un raisonnement hypothético-déductif, de la théorie économique de la démocratie d’Anthony Downs. Formulée en 1957 dans son ouvrage An Economic Theory of Democracy, elle constitue une application de la théorie du choix rationnel au comportement des acteurs politiques en démocratie – celle-ci étant définie par la concurrence électorale entre partis pour le vote des citoyens, par analogie avec la concurrence sur un marché. Du côté de la demande, les citoyens votent, à partir d’une analyse coûts-bénéfices, pour le parti qui maximise leurs bénéfices. Du côté de l’offre, les partis choisissent le positionnement politique qui maximise le nombre de votes reçus.

Ce cadre théorique a d’abord permis de déterminer les conditions garantissant l’existence d’un équilibre politique. On a néanmoins trop souvent réduit ce classique de la science économique et de la science politique au théorème de l’électeur médian, lui-même réduit à l’idée que « les élections se gagnent au centre ». Pourtant, une leçon oubliée du travail de Downs est que, non seulement cette convergence vers le centre dépend de conditions hautement particulières (dont l’absence d’abstention notamment), mais aussi que l’alignement entre l’offre politique et les préférences des électeurs n’est pas systématique. Or, pour que de nouveaux partis prospèrent, il faut nécessairement que le positionnement électoral des partis dominants diverge suffisamment des préférences de nombreux citoyens. Dans le cas contraire, il n’existe pas d’espace politique suffisant pour l’entrée d’un nouveau concurrent. Cependant, un déséquilibre politique n’est pas une condition suffisante pour expliquer l’émergence d’un parti populiste.

Des conceptions de l’intérêt général qui divergent

Downs a par la suite enrichi sa théorie de la démocratie en insistant sur la nécessité d’introduire dans les analyses économiques des phénomènes politiques le concept d’intérêt général. En démocratie, il est au cœur de la rhétorique de tous les partis politiques. La conception de l’intérêt général d’un citoyen, explique Downs, désigne la vision qu’il va former de ce que le gouvernement doit faire, compte tenu des valeurs que ce citoyen attribue à la société. Cette vision détermine alors ses décisions en matière de vote. Or Downs montre que la stabilité d’un régime démocratique requiert un consensus démocratique minimal, c’est-à-dire que les conceptions plurielles de l’intérêt général des citoyens s’accordent sur un socle minimal de principes gouvernant le fonctionnement du système démocratique et l’action politique. L’absence d’un tel consensus, soit l’existence d’une polarisation idéologique, engendre une remise en cause de la légitimité tant des règles de fonctionnement d’une démocratie que des résultats de l’action des pouvoirs publics.

Polarisation idéologique et déséquilibre politique

La polarisation idéologique, particulièrement visible lors des élections présidentielles de 2017 et 2022, n’est pas non plus suffisante à elle seule pour expliquer l’émergence puis les succès électoraux des partis dits populistes. Ainsi, l’après Seconde-Guerre mondiale en Europe a été marquée par une forte polarisation entre communistes, sociaux-démocrates et conservateurs, sans que le populisme n’ait été un phénomène politique majeur dans les démocraties occidentales de l’époque. Il n’existait en effet pas de déséquilibre majeur entre l’offre des partis et la distribution des préférences des citoyens.

Il existe aujourd’hui un accord dans la littérature scientifique pour définir le populisme à partir d’attributs fondamentaux tels que le manichéisme politique, l’anti-élitisme et l’idéalisation du peuple. En se fondant sur la théorie économique de la démocratie de Downs, une théorie générale du populisme, par-delà la diversité de ses manifestations historiques, devient possible.

Dans un tel cadre, nous montrons qu’un parti populiste propose une idéologie politique bâtie autour d’une conception de l’intérêt général alternative à la conception caractérisant le consensus démocratique minimal préalablement établi au sein de la société. Les partis dits mainstream ou de gouvernement, en dépit de leurs désaccords sur les politiques à mettre en œuvre, ont précisément en commun d’adhérer à ce consensus.

Des années 1980 aux années 2000, les partis dits de gouvernement en France (Parti socialiste [PS] et l’Union pour un mouvement populaire [UMP]) partageaient une adhésion commune au projet européen dans le cadre de la mondialisation économique et financière (avec certes des dissensions internes). La nature du consensus, dont l’affaiblissement s’est accéléré à la suite de la crise des dettes souveraines, explique pourquoi les partis populistes en France (La France insoumise [LFI] et Rassemblement national [RN]) ont exprimé un fort euroscepticisme.

Adopter une idéologie populiste ne constitue une stratégie politique rationnelle que lorsque la polarisation idéologique a suffisamment affaibli le consensus minimal préexistant. Sans cette polarisation, la concurrence électorale a lieu uniquement entre partis de gouvernement et porte seulement sur la sélection des instruments de politique publique, mais non sur les objectifs fondamentaux de l’action politique. Quant au déséquilibre politique, il incite à recourir à une rhétorique anti-élites et à promouvoir une conception de l’intérêt général qui dit privilégier la volonté majoritaire du peuple (le principe démocratique) par rapport à la protection des droits individuels (le principe libéral) lorsque ceux-ci entrent en conflit, par exemple sur des thèmes tels que l’avortement, l’écologie, ou l’immigration.

La crise politique en France

Cette analyse théorique pose deux questions.

Premièrement : quelles sont les causes de la polarisation idéologique ? L’évolution de long terme des préférences des individus en réponse aux dislocations économiques et sociales – notamment causées par la mondialisation commerciale, la crise bancaire et financière de 2008-2012 et le progrès technologique – est généralement mise en avant. Elle interagit avec la fin du monopole de la production d’information des médias et partis traditionnels consécutive à la digitalisation de nos sociétés.

Deuxièmement : quels sont les causes du déséquilibre politique actuel ? L’explication principale réside dans le processus de convergence au centre des programmes des partis politiques en Occident dans les années 1980-2000. Majoritaire à un moment donné, les promesses non tenues de la mondialisation et de la construction européenne ont affaibli – comme l’avait déjà illustré le Non au référendum de 2005 – le consensus incarné par l’UMP et par le PS, puis par le « macronisme ».

Il serait néanmoins trop facile d’attribuer seulement aux élites politiques des anciens et des nouveaux partis dits « de gouvernement », comme le font les partis dits populistes, l’instabilité démocratique et la polarisation idéologique actuelles. Les hommes et femmes issus des partis populistes, de gauche comme de droite, n’ont pas non plus été capables de forger un consensus démocratique minimal autour d’une conception renouvelée de l’intérêt général qui suscite l’adhésion d’une majorité de citoyens.

C’est cette double faillite qui entraîne une succession de crises à l’intérieur du régime politique. Or, face à la succession de gouvernements depuis 2022, il est probable que la régulation du déséquilibre politique présent n’ait lieu qu’au cours d’une crise politique d’une ampleur que la France n’a pas connu depuis plusieurs décennies. Puissions-nous espérer qu’un consensus majoritaire renouvelé naisse rapidement des cendres du consensus en faillite.

The Conversation

Alexandre Chirat vient de recevoir un financement de l’ANR pour un projet de recherche sur l’économie politique du populisme (ANR-24-CE26-2354).

Cyril Hédoin ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Populisme : quand la démocratie perd son centre de gravité – https://theconversation.com/populisme-quand-la-democratie-perd-son-centre-de-gravite-267488

Loi Duplomb : le poisson-zèbre est un outil d’alerte précoce

Source: The Conversation – in French – By Pierre-Olivier Angrand, Professeur des Universités, Université de Lille

Pour évaluer la toxicité de pesticides, tels que l’acétamipride, rendu célèbre par la loi Duplomb, des chercheurs étudient leurs effets sur des invertébrés, à commencer par des insectes pollinisateurs comme l’abeille. Mais concernant leurs impacts sur la santé des humains et des autres vertébrés, qui restent mal pris en compte, le poisson-zèbre est un modèle animal pertinent qui permet, notamment, de développer des tests de toxicité plus éthiques.


Avant d’être censuré par le Conseil constitutionnel qui l’a jugé contraire à la Charte de l’environnement, l’article 2 de la loi dite « Duplomb » prévoyait des dérogations aux interdictions de l’utilisation en France des pesticides acétamipride, sulfoxaflor et flupyradifurone.

La possibilité d’utiliser ces molécules dans certaines filières agricoles a suscité un vif débat et une mobilisation citoyenne inédite en raison d’effets négatifs sur la biodiversité et d’un danger potentiel pour la santé humaine.

Toxicité de l’acétamipride, du sulfoxaflor et du flupyradifurone sur les insectes

Ces pesticides de la famille des néonicotinoïdes, ou apparentés par leur mode d’action, sont solubles, facilement absorbés par les plantes et neurotoxiques pour les arthropodes, les insectes et de nombreuses autres espèces. Ils agissent en ciblant certaines protéines au niveau du système nerveux de l’insecte (les récepteurs nicotiniques de l’acétylcholine), provoquant sa paralysie, puis sa mort.

L’acétamipride est un composé organochloré préoccupant en raison de son accumulation dans les pollens et de son action sur les pollinisateurs. En effet, il est toxique pour les abeilles et altère leur comportement, leur métabolisme quand elles sont au stade larvaire et leur microbiote intestinal à des doses sublétales (qui n’entraînent pas la mort des abeilles, ndlr). Il présente également une toxicité accrue lorsqu’il est combiné à d’autres pesticides.

Par ailleurs, des effets sublétaux majeurs de l’acétamipride sont observés, à des doses inférieures à celles utilisées en champs, sur un organisme auxiliaire de l’agriculture, le parasitoïde oophage Trichogramma dendrolimi, essentiel à la lutte biologique contre les ravageurs agricoles. Au niveau des écosystèmes, l’acétamipride perturbe la structure trophique des sols en affectant notamment le comportement fouisseur et la reproduction des vers de terre. De plus, la solubilité de l’acétamipride lui permet de se retrouver dans les cours d’eau.

Si l’acétamipride n’est pas considéré comme fortement toxique pour les organismes aquatiques, il est toutefois responsable de lésions tissulaires chez les moules d’eau douce. Chez les souris ou les rats de laboratoire, une exposition à cette substance induit un stress oxydatif responsable de dommages à l’ADN et étroitement associé à une toxicité tissulaire, reproductive et développementale.

Le sulfoxaflor (classé parmi les sulfoximines) et le flupyradifurone (biocide de la classe des buténolides) ont été présentés comme des successeurs des néonicotinoïdes. Ces nouvelles molécules s’avèrent particulièrement efficaces pour lutter contre un large éventail de ravageurs, mais présentent des effets toxiques sur les insectes pollinisateurs et sur les auxiliaires de lutte contre les pucerons comme les coccinelles ou les vers de terre.

En revanche, l’éventuelle toxicité de ces molécules pour les vertébrés est peu connue, et l’essentiel des informations disponibles provient d’études effectuées chez le poisson-zèbre.

Le poisson-zèbre, un organisme modèle en écotoxicologie

Le poisson-zèbre (Danio rerio) est un petit téléostéen d’eau douce originaire d’Asie du Sud, notamment des rivières peu profondes à faible débit d’Inde, du Bangladesh, du Népal et du Pakistan. Il est utilisé dès les années 1970 comme modèle d’étude du développement. Le poisson-zèbre s’impose également comme un modèle de choix en écotoxicologie réglementaire en raison de ses caractéristiques biologiques favorables à l’étude des effets toxiques des contaminants environnementaux.

Son développement externe, rapide et sa transparence permettent une observation directe des altérations morphologiques, physiologiques et comportementales induites par des substances chimiques, dès les stades embryonnaires. Sur le plan neurotoxique, le poisson-zèbre possède comme l’humain, une barrière hématoencéphalique qui protège le système nerveux central en limitant la pénétration des substances chimiques étrangères. Comme l’humain également, le poisson-zèbre est doté d’un système enzymatique hépatique responsable de la métabolisation des pesticides, perturbateurs endocriniens et autres résidus pharmaceutiques.

Ce modèle vertébré aquatique est donc particulièrement pertinent pour les études toxicologiques et est aujourd’hui intégré dans plusieurs lignes directrices de l’Organisation de coopération et de développement économiques (OCDE) (test de toxicité aiguë sur poissons juvéniles et adultes, OCDE TG 203 ; test de toxicité embryonnaire (Fish Embryo Toxicity, FET) OCDE TG 236). En particulier, le test de toxicité embryonnaire chez le poisson-zèbre permet d’évaluer la toxicité aiguë des substances chimiques dès les stades précoces du développement et est considéré comme une alternative éthique aux tests sur animaux adultes dans la mesure où les embryons de poisson-zèbre de moins de cinq jours ne sont pas considérés comme des animaux protégés, selon la législation (conformément à la Directive européenne 2010/63/UE).

Ce test qui utilise l’embryon de poisson-zèbre est utilisé dans le cadre des réglementations internationales : l’enregistrement, évaluation, autorisation et restriction des substances chimiques acronyme anglophone, REACH dans l’Union européenne reconnu par les organismes, tels que l’Agence européenne des produits chimiques (ECHA), l’Autorité européenne de sécurité des aliments (EFSA) ou, en France, l’Agence nationale de sécurité sanitaire de l’alimentation, de l’environnement et du travail (Anses).

Ainsi, l’analyse conjointe des altérations comportementales ou développementales chez les embryons et les larves de poisson-zèbre représente une approche intégrée, scientifiquement robuste et réglementaire pour évaluer le danger des contaminants environnementaux, en particulier ceux présentant un potentiel neurotoxique ou développemental, comme les pesticides de la famille des néonicotinoïdes, des sulfoximines ou des buténolides.

Quels effets de l’acétamipride, du sulfoxaflor et du flupyradifurone sur le poisson-zèbre ?

Chez l’embryon et la larve de poisson-zèbre, l’acétamipride induit des troubles locomoteurs dès les faibles concentrations (5 % de la dose létale ou comparables à celles trouvées dans l’environnement). À plus fortes doses sublétales, l’acétamipride réduit le rythme cardiaque et entraîne diverses anomalies morphologiques (colonne vertébrale courbée, œdème péricardique).

Bien que les concentrations environnementales soient très faibles, les effets synergiques avec d’autres polluants, comme le cadmium, un polluant métallique agricole issu des engrais minéraux phosphatés, aggravent la toxicité de l’acétamipride pour provoquer des effets développementaux aigus (inhibition de la croissance, malformations morphologiques, perturbations endocriniennes et immunitaires).

Enfin, l’exposition de poissons-zèbres juvéniles à des concentrations environnementales d’acétamipride pendant 154 jours (soit cinq mois, ndlr) montre une bioaccumulation du pesticide, une féminisation des adultes, des perturbations hormonales ainsi que des effets transgénérationnels sur la descendance, tels qu’une baisse de la fécondité, une réduction du taux d’éclosion et la survenue de malformations embryonnaires.

Concernant le sulfoxaflor, les données sont limitées mais préoccupantes. Chez l’embryon et la larve de poisson-zèbre, le sulfoxaflor provoque des retards d’éclosion et de croissance, des malformations caudales et des anomalies cardiaques. À l’échelle moléculaire, il module l’expression de gènes liés au stress oxydatif et à la signalisation neuronale. L’exposition au sulfoxaflor réduit également le nombre de cellules immunitaires et active les voies inflammatoires, indiquant un potentiel toxique systémique similaire à celui des néonicotinoïdes.

Quant au flupyradifurone, il s’agit d’un nouvel insecticide de type buténolide produit par Bayer et présenté comme « faiblement toxique ». Il diminue pourtant la survie, la croissance, développement et la fréquence cardiaque des embryons de poisson-zèbre. À ce jour, cette étude est la seule qui évalue l’effet du flupyradifurone sur un vertébré et elle indique que la présence de ce pesticide dans les produits agricoles et dans l’environnement pourrait être source de préoccupation.

Des données en faveur d’une réévaluation toxicologique de ces pesticides

Ainsi, ces pesticides, l’acétamipride, le sulfoxaflor et le flupyradifurone, interfèrent avec des processus fondamentaux du développement neurologique et endocrinien chez le poisson-zèbre, même à faibles doses et pour des expositions de courte durée. La conservation évolutive des voies neurochimiques et hormonales entre poissons et mammifères suggère un risque potentiel pour l’humain, notamment en cas d’exposition chronique ou prénatale.

La présence de ces composés dans les eaux de surface, dans les sols et même dans certains aliments invite à une réévaluation rigoureuse de leur profil toxicologique, en intégrant les effets cumulés, les fenêtres de vulnérabilité et les expositions multiples.

Le modèle du poisson-zèbre constitue à ce titre un précieux outil d’alerte précoce, à même d’anticiper des risques sanitaires encore mal caractérisés.

The Conversation

Pierre-Olivier Angrand ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Loi Duplomb : le poisson-zèbre est un outil d’alerte précoce – https://theconversation.com/loi-duplomb-le-poisson-zebre-est-un-outil-dalerte-precoce-265807

Comment la photographie de guerre a transformé le regard de la France sur la révolution irlandaise

Source: The Conversation – in French – By Claire Dubois, Professeure de civilisation irlandaise, Université de Lille

Les années 1920 sont aussi celles des débuts du photojournalisme…et de la manipulation de l’opinion par la photo.

Marquée par la violence et les bouleversements politiques, la révolution irlandaise (1912-1923, selon la plupart des historiens) voit l’opinion nationaliste irlandaise se tourner vers le mouvement républicain Sinn Féin pour obtenir l’indépendance par la force. Une exposition en ligne met en lumière le récit de ces années turbulentes dans la presse française.


Au tournant des années 1920, la France se passionne pour la cause irlandaise. Si la révolution a été le sujet de nombreux articles dans les journaux français, elle a aussi été suivie de près grâce aux images. Ce sont peut-être même les photographes qui ont transformé le regard de la France sur ces événements. Avant ces reportages photographiques, les Français s’intéressaient peu au sujet et beaucoup doutaient que l’Irlande soit capable de se gouverner seule.

C’est avec l’« Insurrection de Pâques » (Easter Rising), en 1916, que le public français a réellement pris conscience de la détermination des indépendantistes irlandais. Dans le contexte de la Première Guerre mondiale et de la Triple-Entente avec la Grande-Bretagne, ces événements sont d’abord perçus avec une certaine méfiance en France. Pourquoi, en effet, organiser une insurrection à Dublin alors que la guerre bat son plein sur le continent ?

Bien que les journalistes aient d’abord présenté l’Insurrection de Pâques comme un complot allemand, l’événement se révèle finalement être un coup de maître dans la lutte pour l’indépendance, notamment sur le plan de l’opinion publique internationale. Dépêchés sur place, les photographes ont alors joué un rôle majeur dans la perception de la cause irlandaise sur le plan européen et international.

Les balbutiements du photojournalisme

En effet, les événements de la période révolutionnaire en Irlande, dont les plus connus du grand public sont le soulèvement de Pâques en 1916, la guerre d’indépendance (1919-1921) et la guerre civile (1922-1923), ont souvent figuré en bonne place dans les pages des journaux français de l’époque.

À cette période, l’utilisation de la photographie dans la presse était encore un art balbutiant, mais cette technologie connut un essor rapide, de même que la circulation des images entre les îles britanniques et le continent. Les agences françaises de presse, telles que Rol et Meurisse, achètent alors des clichés à des photographes locaux (dont le nom n’était jamais crédité) et inondent les rédactions d’images qui, reproduites sous forme de gravures puis directement de photographies, créent une nouvelle proximité avec le conflit. Les journaux illustrés, comme Excelsior et le Miroir, ont aussi contribué au développent d’un photojournalisme plus approfondi, et frappé l’esprit des lecteurs avec leurs unes couvertes de photographies.

Une célèbre photographie publiée en 1916 en une du Miroir montre ainsi la comtesse Constance Markievicz à l’arrière d’un camion de police après le procès qui lui a valu une condamnation à mort, commuée en emprisonnement à vie en raison de son sexe. Souvent interrogée par les reporters français dépêchés sur place lors de la guerre d’indépendance, Markievicz, ancienne élève de l’Académie Julian à Paris, tente de convaincre la France du bien-fondé de l’indépendance irlandaise et condamne les exactions de l’armée britannique en Irlande.

« La comtesse Markievicz regagne la prison après sa condamnation. »

Dans une interview accordée à Joseph Kessel en 1920, elle souligne également l’importance des femmes dans le camp séparatiste et regrette que le socialisme radical ne soit pas aussi populaire en Irlande que sur le continent. Elle contribuera à populariser la cause irlandaise auprès du public français, de même que d’autres indépendantistes francophiles.

Des événements très présents dans la presse française

Pendant la guerre anglo-irlandaise, les journaux français de tous bords se font l’écho des événements en Irlande, publiant des interviews comme des articles de fond retraçant l’histoire du conflit. Le journal illustré parisien Excelsior publie régulièrement des photographies du conflit, y compris plusieurs unes au cours de la période révolutionnaire. L’annonce de la signature du Traité anglo-irlandais figure ainsi en [première page, le 8 décembre 1921], accompagnée, dans un souci didactique, de photographies de séances aux Parlements de Dublin et de Belfast et d’une carte de l’Irlande.

« La conclusion de l’accord anglo-irlandais a produit une impression profonde en Angleterre. »
Gallica

À une semaine d’intervalle, deux unes de la première semaine de juillet 1922 documentent les effets de la guerre civile sur la population irlandaise et les destructions infligées à la ville de Dublin, lors de la bataille opposant les opposants et les supporters du Traité anglo-irlandais.

« Les rebelles irlandais assiégés à Dublin se sont rendus. »
Gallica
« La guerre civile en Irlande : les dernières batailles de Dublin. »
Gallica

La publication régulière de portraits et d’entretiens avec les différents protagonistes permet au public de se familiariser avec les acteurs du conflit et de se faire sa propre opinion sur les représailles britanniques pendant la guerre d’indépendance, puis sur la détermination des opposants au Traité pendant la guerre civile. Si la majorité des journaux français semble soutenir la cause indépendantiste, la guerre civile n’est pas comprise par l’opinion, choquée par le meurtre de Michael Collins perpétré par les opposants à l’État libre en août 1922.

Un cliché reproduit en une d’Excelsior le 24 novembre 1920 pousse la propagande à l’extrême. Situé en haut à droite, il montre les cadavres de rebelles vaincus lors de la bataille de Tralee (Kerry). Il s’agit en réalité d’une mise en scène pour des photographes officiels à Killeney dans le comté de Dublin, censée montrer les avancées des Britanniques.

« Depuis les tragiques événements de dimanche, le calme règne en Irlande ».
Gallica

Susciter l’empathie

Au-delà des tentatives de manipulation de l’opinion, de nombreuses photographies disent l’histoire de la résistance irlandaise à l’oppression anglaise et pointent du doigt les destructions et la souffrance de la population civile, familières au public français de l’après-guerre. Les photographies choisies pour accompagner l’article de Joseph Kessel publié dans la Liberté, le 28 septembre 1920, représentent l’ampleur des destructions après le sac de Balbriggan par les « Black and Tans ». L’esthétique des ruines et le désespoir de la femme dont la photographie figure en médaillon ne sont pas sans rappeler la Grande Famine qui frappa l’Irlande quelques décennies auparavant.

« Le sac de Balbriggan par des soldats anglais. »
Gallica

Représenter la souffrance est loin d’être aisé.

« Les récits peuvent nous amener à comprendre. Les photographies font autre chose : elles nous hantent », souligne Susan Sontag dans « Devant la douleur des autres », 2003.

Donner à voir ces visages, ces ruines et ces drames humains crée une plus grande proximité avec l’expérience du lecteur français d’après-guerre. Grâce à ces photographies, l’Irlande n’est plus une simple abstraction politique, mais devient une réalité tangible.


Une exposition numérique mise au point par Síobhra Aiken, Claire Dubois et Mark O’Rawe des universités de Queen’s (Belfast) et de Lille retrace l’histoire des représentations visuelles de la révolution irlandaise en France et met en lumière les liens entre les deux pays.

The Conversation

Claire Dubois ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Comment la photographie de guerre a transformé le regard de la France sur la révolution irlandaise – https://theconversation.com/comment-la-photographie-de-guerre-a-transforme-le-regard-de-la-france-sur-la-revolution-irlandaise-267666