Dos años después del fatídico 7 de octubre: el mundo inicia condenas contra Israel

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Aritz Obregón Fernández, Investigador y profesor de Derecho internacional, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Dos años después del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, Israel ha matado a más de 65 419 palestinos en la Franja de Gaza, cifra que ascendería a 93 000 (77 000-109 000), según algunos estudios.

Durante el último año, las acciones israelíes se han recrudecido, destacando la utilización del hambre como arma de guerra hasta el punto de provocar intencionalmente una hambruna. Este comportamiento ha merecido la condena de 149 Estados de la Asamblea General, incluidos aliados de Israel como Alemania.

A este crimen se le suman otras violaciones graves del derecho internacional como crímenes de guerra y contra la humanidad, la profundización de la ocupación ilegal mediante la expansión de los asentamientos ilegales o la –ampliamente rechazada– posible anexión ilegal de Cisjordania y el consenso entre los especialistas de que Israel está cometiendo genocidio, al menos, en la Franja de Gaza.

Voces qye alertan sobre el genocidio

La relatora Especial de Naciones Unidas sobre los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese, fue de las primeras voces que alertaron sobre el genocidio. Durante 2024, organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, estudiosos del genocidio –incluidos judíos y ciudadanos israelíes– y juristas especialistas en este crimen fueron sumándose progresivamente a esta tesis.

Pero a lo largo del presente año se ha ido generando un consenso generalizado sobre este aspecto que ha culminado en el estudio que la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre el Territorio Palestino Ocupado ha presentado en septiembre.

Este grupo, compuesto por tres especialistas de primer nivel, ha recomendado a los Estados establecer todas las medidas a su alcance para impedir el genocidio en Gaza –obligación que no es aplazable hasta que la Corte Internacional de Justicia se pronuncie en ese sentido, cosa que puede demorarse varios años–, cesar la transferencia de armas, y facilitar la persecución penal de los responsables.

Asimismo, ha emplazado al fiscal de la Corte Penal Internacional a estudiar el enjuiciamiento por genocidio al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y a otros funcionarios investigados.

La sociedad civil profundiza en su respuesta

La ciudadanía en general, y algunas organizaciones en particular, han intensificado los llamados a través de redes sociales a boicotear económicamente los productos y servicios de las empresas que están respaldando el genocidio, algunas enormemente conocidas y que consumimos diariamente.

También se ha movilizado en favor de la exclusión de Israel de eventos culturales y deportivos, como pudimos ver durante La Vuelta a España, poniendo en valor la importancia del boicot cultural.

Por el momento, se ha logrado que el Giro de Emilia, en Italia, prohibiera la participación del equipo Israel–Premier Tech y que O Gran Camiño haya declinado invitarle.

Sindicatos en Italia han convocado una huelga general para presionar al gobierno y a la Unión Europea, mientras los estibadores europeos se organizan para bloquear los envíos de armas a Israel. Además, el pasado 3 de octubre se celebraba una nueva huelga general en respuesta al asalto de la Global Sumud Flotilla.

Otros colectivos, como los artistas y creadores, han renunciado a participar en festivales impulsados por empresas de corte sionista o utilizan su proyección mediática para posicionarse a favor de la imposición de sanciones, sensibilizando a sus sociedades y presionando a los gobiernos.

Global Sumud Flotilla

La iniciativa de más trascendencia probablemente es la Global Sumud Flotilla. Esta acción de la sociedad civil ha tratado de alcanzar la Franja de Gaza con 50 barcos y cientos de personas de más de 40 nacionalidades, a fin de establecer un corredor humanitario permanente.

Aunque los actos ilícitos de Israel, mediante el secuestro de embarcaciones y personas, impiden periódicamente la llegada a Gaza de los barcos que tratan de romper el bloqueo, se han demostrado como instrumentos de solidaridad y presión significativos. En esta ocasión, ha sido notoria la repercusión en prensa internacional y la asistencia de drones turcos y de buques de las armadas española e italiana a efectos humanitarios.

Las presiones sindicales y sociales también están empujando a algunas empresas a renunciar a sus contratos vinculados con la ocupación o el genocidio, como es el caso de la Sidenor. Si bien muchas de las empresas señaladas por la relatora Especial continúan resistiéndose –entre ellas, la vasca CAF o la petrolera brasileña Petrobras–, los Gobiernos español y los del Sur Global que conforman el Grupo de La Haya se han comprometido a investigar a estas empresas y revisar los contratos públicos con Israel.

El apoyo férreo de EE.UU.

A nivel institucional, la situación no es tan positiva. Estados Unidos, aliado irrestricto de Israel, sigue prestando su cada vez más indispensable apoyo político, económico y militar. Mientras presiona a jueces de la Corte Penal Internacional y a la relatora Especial con el bloqueo de sus cuentas y retirada de visas, en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas veta sucesivas resoluciones de mínimos que solicitan un alto al fuego, la liberación de los rehenes y la llegada masiva de ayuda humanitaria –las últimas ocasiones el 4 de julio y wl 18 de septiembre–.

No obstante, el resto de Estados occidentales que respaldaban a Israel se han ido distanciando, hasta el punto de comenzar a condenar algunas acciones y exigir el cumplimiento de las obligaciones humanitarias. Incluso hay quienes han establecido limitaciones de viaje y congelando, en sus países, los fondos de los miembros del Gobierno israelí considerados más extremistas.

La Unión Europea, también bloqueada por algunos Estados defensores de Israel y la inacción cómplice de la Comisión Europea, presionada por la realidad de los hechos, algunos gobiernos y la ciudadanía, se ha visto forzada a suspender una parte del acuerdo comercial con Israel. En todo caso, esta medida está lejos de producir algún efecto práctico, ya que solamente comprometería 227 millones de euros.

Más allá de los defensores de Israel, en los últimos meses ha aumentado el número de Estados que califican como genocidio lo que está ocurriendo, reconociendo con ello la obligación internacional de establecer medidas de prevención y sanción de este crimen.

En este sentido, el Grupo de la Haya se comprometió en julio a establecer seis medidas concretas, entre las que destaca impedir el suministro y transporte de armas, el transito de buques que las contengan e impulsar la justicia universal. España, asistente a la reunión junto con otros Estados, ha propuesto nueve medidas concretas en la misma línea.

El embargo de armas, inficaz e insuficiente

Es precisamente en la puesta en práctica de estas medidas, ya sea por falta de voluntad, dificultad técnica o resistencias internas de aplicar el embargo de armas, donde se están detectando las dificultades. En España se está constatando en la aplicación del embargo de armas, varias veces anunciado, pero que está resultando ineficaz e insuficiente.

Turquía, por su parte, ha vuelto a anunciar un embargo total, tras declararlo en 2024.

Igualmente, Colombia ha puesto fin al Acuerdo de Libre Comercio con Israel para detener el comercio de carbón, una decisión ya adoptada en agosto de 2024.

Las medidas con más recorrido han sido las de carácter político, cultural y deportivo. Tras las presiones fallidas de la edición anterior de Eurovisión, Países Bajos, Eslovenia, Irlanda y España, uno de los denominados Big Five, han amenazado con boicotear el concurso si en noviembre la Unión Europea de Radiodifusión no acuerda la exclusión de Israel.

En lo que respecta a las competiciones futbolísticas, si bien la expulsión de Israel del fútbol internacional ha sido avalada por expertos de Naciones Unidas y en el caso de la UEFA parece existir una mayoría a favor, la decisión sobre esta se ha retrasado por el plan presentado por Trump.

A nivel político, durante el mes de septiembre se ha reducido a 38 el número de Estados de Naciones Unidas, fundamentalmente occidentales, que no reconocen el Estado palestino. Es destacable que con el reconocimiento de Francia y Reino Unido, Estados Unidos es el único miembro permanente del Consejo de Seguridad que niega la estatalidad de Palestina. En todo caso, estos actos han sido criticados por su carácter condicionado y por no acompañarse de medidas efectivas.

Aislamiento total de Israel

Aunque estas medidas distan de ser suficientes para detener el genocidio en curso, es indudable el creciente aislamiento de Israel, con el temor de convertirse en la nueva Sudáfrica del apartheid.

Este, precisamente, debe ser el objetivo a alcanzar desde posiciones que simplemente aspiran a cumplir con el derecho internacional vigente. En línea con lo señalado por los diferentes especialistas, a corto plazo deben consolidarse, profundizarse y extenderse las medidas adoptadas, así como el establecimiento de otras de más calado. A saber, ruptura de todo tipo de relaciones con Israel, detención de toda clase de comercio o envío de armas, imposición de sanciones económicas, boicots culturales, deportivos, etc.

A medio plazo, una vez que se detenga el genocidio, el objetivo debe ser mantener esas medidas a fin de acabar con el proyecto colonial israelí y garantizar el derecho incondicional a la libre determinación del pueblo palestino, actualmente socavado con la ocupación y anexión ilegal de sus territorios por parte de Israel.

The Conversation

Aritz Obregón Fernández no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Dos años después del fatídico 7 de octubre: el mundo inicia condenas contra Israel – https://theconversation.com/dos-anos-despues-del-fatidico-7-de-octubre-el-mundo-inicia-condenas-contra-israel-266332

El aventurero herido que ayudó a las motocicletas KTM a enfrentarse a una crisis financiera

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Sebastian Silva C., Profesor de Comunicación Social, Universidad de La Sabana

Matthias Walkner, a bordo de una motocicleta KTM en 2023. Cristiano Barni/Shutterstock

La noticia cayó con un golpe seco en el asfalto. No fue un batacazo inesperado, porque la aguja de los balances de la compañía estaba marcando los números rojos. Después de la caída, lo único que se escuchó fue el escándalo en los principales medios financieros del mundo: KTM, la legendaria marca austriaca de motocicletas, anunciaba, en noviembre de 2024, su entrada en un proceso de reestructuración judicial tras enfrentarse a graves problemas de liquidez, con una deuda estimada en unos 3 000 millones de euros.

En medio de esta turbulencia financiera, KTM ganó –una vez más– el Rally Dakar 2025. La victoria no fue solo deportiva: fue un recordatorio de que la narrativa aventurera de KTM sigue intacta, a pesar de la crisis.

La personalidad de marca y el arquetipo del aventurero

Mientras los accionistas pensaban cómo levantar a KTM, la empresa asumió la responsabilidad de transformar la crisis en una gran historia.

Captura de un post en el Instagram de KTM en español en el que se lanza la campaña 'Orange Blood'.
En febrero de 2025, KTM lanzaba el inicio de su campaña de resurrección.
Instagram

La campaña en redes sociales “Orange Blood” (‘sangre naranja’, el color icónico de KTM) se convirtió en el manifiesto de la marca hacia sus fans, con un mensaje transparente, en clave de storytelling: “Queridos todos: hoy cerramos un capítulo triste. Pero un solo capítulo nunca es la historia completa”. El arquetipo de personalidad de marca de KTM –el aventurero herido– estaba hablando con voz propia.

Carl Jung, reconocido psiquiatra y psicólogo suizo, definió los arquetipos como figuras universales que representan patrones de comportamiento humano: el héroe, el sabio, el rebelde, el mago… Estos personajes atraviesan culturas y épocas, y nos permiten interpretar la realidad a través de historias que generan conexión emocional.

En el mundo de la comunicación integrada en el marketing (marcomms, como se denomina en inglés), este concepto se traduce en la personalidad de marca: la idea de que una organización, al igual que una persona, puede tener rasgos de carácter coherentes y reconocibles. Disney se percibe como un mago que crea mundos de ilusión; Harley Davidson como un rebelde que desafía la norma; Apple como un creador que imagina futuros distintos. Y KTM, desde su lema Ready to Race (“preparado para correr”), ha construido su identidad en torno al arquetipo del aventurero.

El aventurero no teme al riesgo. Es aquel que se lanza a la exploración, que acepta las caídas como parte del viaje y que se define más por su resiliencia que por su perfección; vale cometer errores, lo importante es levantarse y seguir. Para sus usuarios, KTM no es solo una motocicleta; es la promesa de caminos difíciles, barro, polvo y la certeza de que habrá tropiezos. Precisamente por eso, la declaración de bancarrota no rompió la narrativa de la marca, sino que la reforzó: un aventurero también se hiere, y es en la herida donde demuestra quién es.

Ficción que fortalece el relato corporativo

La comunicación no se sostiene solo en datos: se alimenta de ficciones compartidas en la cultura popular. Desde Jung sabemos que los arquetipos moldean nuestra manera de entender la realidad. Esas narrativas se encarnan en figuras que van mucho más allá del marketing y que, al final, reflejan una personalidad que resuena en gran parte del pensamiento colectivo.

En comunicación corporativa solemos pensar que las crisis son únicamente amenazas. Sin embargo, cuando existe una personalidad de marca clara y un arquetipo sólido, las dificultades pueden resignificarse como parte de la historia. Lo que para otras compañías sería un golpe irreparable, para KTM se convierte en la metáfora perfecta: la de un aventurero que tropieza, sangra, pero sigue adelante. Los fans de la marca supieron que KTM se estaba levantando y que no iba a morir.

El triunfo en el Rally Dakar 2025 llegó como confirmación. Mientras la marca lidiaba con su futuro financiero, su piloto Daniel Sanders dominaba la carrera más dura del planeta, imponiéndose con una ventaja de casi nueve minutos. Esa victoria fue la puesta en escena de su narrativa a la máxima expresión.

Diferentes fotos de usuarios de Instagram con motos naranjas.
Los seguidores de KTM tomaron las redes para publicitar su amor por la marca.
Instagram

En tiempos de competencia feroz, las marcas no se sostienen solo con balances positivos y miles de seguidores: necesitan historias transparentes, memorables y coherentes con la realidad y el entorno. La campaña #OrangeBlood, impulsada desde todas las cuentas oficiales de KTM en redes sociales, movilizó a miles de fans a generar contenido emocional con (y sobre) sus motos. El caso KTM recuerda que el storytelling más poderoso no es el de la perfección, sino el de la realidad ficcionada, transformada en una causa.

En mayo de 2025, la compañía evitó la quiebra al asegurar un paquete de rescate de 800 millones de euros por parte del gigante indio Bajaj Auto, que busca asumir el control directo de la empresa. KTM sigue viva gracias, en gran parte, a su narrativa de marca.

The Conversation

Sebastian Silva C. no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. El aventurero herido que ayudó a las motocicletas KTM a enfrentarse a una crisis financiera – https://theconversation.com/el-aventurero-herido-que-ayudo-a-las-motocicletas-ktm-a-enfrentarse-a-una-crisis-financiera-265540

Maria Montessori, una pionera de las metodologías activas

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Fernando Díez Ruiz, Professor, Faculty of Education and Sport, Universidad de Deusto

preescolares alemanes en una escuela Montessori en 1930 en Berlín. Wikimedia Commons, CC BY

En una época donde la obediencia y la repetición eran los pilares fundamentales del sistema educativo, una mujer italiana propuso una revolución silenciosa: dar libertad a los niños para aprender por sí mismos. María Montessori (1870-1952), médica, pedagoga y filósofa, rompió con la enseñanza basada en la memorización y la disciplina rígida, introduciendo un método centrado en la autonomía, la exploración activa y el respeto a los ritmos individuales de cada niño. Con ello, transformó el aula en un espacio donde los niños se convierten en protagonistas de su propio aprendizaje y dejó un legado que hoy siguen decenas de miles de escuelas en todo el mundo.

Su historia comenzó en Roma, donde se convirtió en una de las primeras mujeres graduadas en Medicina de Italia. Sin embargo, pronto abandonaría la medicina por las aulas. Fue en su trabajo con niños con discapacidad intelectual donde descubrió algo revelador: al proporcionarles un entorno adecuado, materiales manipulativos y libertad para actuar, muchos alcanzaban niveles de desarrollo comparables a los de sus compañeros considerados “normales”.

Montessori publicó estas experiencias en L’educazione dei bambini deficienti (1900) y más tarde las sistematizó en su obra más influyente, Ideas Generales sobre mi método. Manual práctico (1909). En ella defendió que su propuesta era un método científico, basado en la observación sistemática, la experimentación con materiales y la verificación empírica de los progresos de los niños.

La casa de los niños

Este hallazgo fue sólo el principio. En 1907 Montessori abrió la Casa dei Bambini (casa de los niños) en un barrio obrero de Roma. Era un espacio sencillo y ordenado, con muebles a la medida de los niños y materiales didácticos accesibles en estanterías bajas. No contaba con juguetes tradicionales, sino con recursos diseñados para favorecer la autonomía y la concentración. Este entorno preparado, novedoso en su tiempo, permitió que los niños, de entre 3 y 6 años, manipularan los distintos objetos por sí solos.

Lo que ocurrió sorprendió a todos: los niños, en vez de jugar desordenadamente o aburrirse, se concentraban, trabajaban en silencio y mostraban un respeto natural por los demás y por el entorno.

Nace un método: libertad, orden y respeto

Se puede resumir el principio fundamental del método Montessori en una frase: “Ayúdame a hacerlo por mí mismo”. En lugar de imponer conocimientos desde fuera, Montessori defendía que el aprendizaje debía surgir desde el propio niño. El adulto, lejos de ser un transmisor de contenidos, debía de convertirse en un guía y observador. Una de sus frases más celebres es: “No hagas por un niño nada que él sea capaz de hacer por sí mismo”.

Los pilares de su propuesta son: libertad con responsabilidad, aprendizaje autodirigido, ambientes preparados, materiales sensoriales específicos y un profundo respeto por el ritmo individual de cada niño. En el ámbito práctico, esto se traduce en:

  • Educación infantil (3-6 años): los niños trabajan con materiales sensoriales que desarrollan la coordinación, la motricidad fina, la percepción y el lenguaje.

  • Educación primaria (6-12 años): se trabajan en el aula proyectos de investigación y el trabajo en grupo, fomentando la autonomía y la colaboración.

  • Educación secundaria (12-18 años): el enfoque se centra en conectar el aprendizaje con la vida real. Se promueven experiencias de trabajo comunitario, proyectos de emprendimiento y contacto directo con el entorno social y natural.

Validado por la neurociencia

Lo que parecía una excentricidad en su tiempo, hoy está validado por décadas de neurociencia y psicología del desarrollo: la autonomía fomenta la motivación intrínseca, y el aprendizaje significativo ocurre cuando se conecta con la experiencia. De hecho, muchas metodologías activas que hoy se promueven (aprendizaje basado en proyectos-ABP, aprendizaje-servicio, etc.) beben en parte de esta filosofía montessoriana, al poner al alumno en el centro y vincular lo aprendido con la práctica.

En la actualidad, un instituto Montessori se diferencia de un centro público tradicional sobre todo en la organización del aula (ambientes preparados, materiales concretos, grupos multinivel), en el rol del profesor como guía más que transmisor, y en la mayor libertad del alumno para elegir su camino de aprendizaje. Pero la brecha se ha reducido: muchas innnovaciones pedagógicas que antes parecían exclusivas de Montessori hoy forman parte de la educación pública a través de programas de innovación y metodologías activas.




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Un método no exento de críticas

No obstante su propuesta no ha estado exenta de críticas. Algunos han acusado al método de ser excesivamente individualista o poco estructurado.

Pero estudios recientes demuestran lo contrario. Una investigación publicada en Science reveló que los niños educados en Montessori superan a sus pares en habilidades sociales, cognitivas y de lectura. Más aún, en un mundo donde la creatividad, la empatía y la capacidad de aprendizaje autónomo son esenciales, el modelo Montessori se muestra cada día más pertinente.

Mas allá del aula: una influencia global

Hoy existen más de 20 000 escuelas Montessori en más de 100 países, desde Estados Unidos hasta India. Incluso algunas empresas tecnológicas han adoptado principios del método en sus oficinas, inspiradas por el hecho de que figuras como Larry Page o Sergey Brin (cofundadores de Google) o Jeff Bezos (Amazon) fueron educados con esta filosofía. Incluso se especula sobre si el método Montessori es el orígen del éxito de esas dos compañías.

Como la escuela Montessori fomenta la autonomía, curiosidad y aprendizaje autodirigido, habilidades que contribuyen a la innovación y emprendimiento,
figuras influyentes del mundo tecnológico apoyan y promueven este modelo.




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El legado de Montessori

María Montessori no solo nos dejó un método pedagógico. Nos legó una mirada distinta hacia la infancia: una que no subestima, no encorseta, no impone, sino que confía. Para ella, el niño no era un adulto en miniatura ni un recipiente para llenar, sino un ser en desarrollo, dotado de potencial y dignidad.

En una sociedad que aún lucha por transformar sus sistemas educativos, el pensamiento de Montessori se revela más actual que nunca. Como escribió en uno de sus textos más célebres: “La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle”. Un reto que sigue en pie.

En un mundo saturado de estímulos y urgencias, su método es una invitación a la atención plena, la curiosidad genuina y el respeto profundo por el proceso de crecimiento. Quizá por eso, en lugar de ser una pedagogía del pasado, Montessori es cada vez más una pedagogía del futuro.

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Fernando Díez Ruiz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Maria Montessori, una pionera de las metodologías activas – https://theconversation.com/maria-montessori-una-pionera-de-las-metodologias-activas-264400

El scroll infinito en redes: una experiencia inmersiva que multiplica el riesgo de comprar por impulso

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Coloma Álvarez Santamaría, Personal Investigador en Formación en Comercialización e Investigación de Mercados, Universidad de La Rioja

PeopleImages/Shutterstock

¿Alguna vez ha entrado en Instagram “solo cinco minutos” y de repente, al fijarse, ya ha pasado casi una hora? Ese estado, en el que perdemos la noción del tiempo, se llama flow. Y es el factor que más influye en nuestras compras online: por sí solo representa casi un tercio de lo que nos empuja a comprar.

Las redes sociales se han convertido en un gran escaparate comercial que influye en lo que compramos, a menudo sin que nos demos cuenta.

El poder de las reseñas y recomendaciones

Antes de comprar, casi la mitad de los consumidores consulta redes sociales para buscar información sobre productos. Entre los jóvenes de 18 a 30 años, esta cifra sube al 66 %. No se trata solo de mirar: un 44 % reconoce que las redes condicionaron su compra final.

Ejemplos sobran. En Amazon, el número de estrellas es el primer filtro para muchos compradores. En TikTok proliferan los vídeos de unboxing y reseñas espontáneas de usuarios. Y en Instagram, los reels de recomendaciones llegan a compartirse miles de veces en cuestión de horas.




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Cada clic y reseña moldea el comportamiento de otros

En redes sociales se distinguen tres comportamientos que impulsan esa influencia:

  1. Buscar opiniones (consultar reseñas o preguntar a otros usuarios).

  2. Transmitir opiniones (reenviar recomendaciones, compartir lo que otros dijeron).

  3. Generar opiniones (escribir reseñas propias).

Todos influyen en que los usuarios terminen comprando, pero son más determinantes la búsqueda y reenvío de opiniones.

En la práctica, eso significa que cada clic y cada reseña contribuye a moldear el comportamiento de otros. Incluso cuando solo compartimos una opinión ajena, estamos alimentando un círculo de influencia que multiplica su alcance.

Qué es el ‘flow’ y por qué importa

El flow es un estado psicológico en el que nos sentimos tan inmersos en una actividad que perdemos la noción del tiempo y actuamos casi en piloto automático.

El flow no es exclusivo de las redes. También aparece al leer una novela absorbente, practicar un deporte o jugar a un videojuego.

La diferencia es que en redes sociales como TikTok o Instagram ese estado se combina con un bombardeo constante de estímulos comerciales, incluyendo anuncios, recomendaciones y enlaces de compra integrados en el propio contenido. En este contexto, el estado de flow se traduce en navegar más, ver más contenido, leer más reseñas y, según los datos, en una mayor probabilidad de compra.

De todos los factores analizados, el que más pesa es el flow. Por sí solo representa casi un tercio de lo que nos empuja a comprar. La búsqueda de opiniones supone algo más de una cuarta parte, la transmisión de recomendaciones algo menos y la emisión de reseñas propias queda muy atrás.

El flow no solo nos mantiene enganchados: también hace que las reseñas calen más hondo. Cuanto más inmersos estamos, más fácil es que las opiniones de otros acaben guiando nuestra compra. En otras palabras: el tiempo vuela y nuestra resistencia baja.




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Redes sociales como escaparates de compra

Plataformas como TikTok o Instagram no solo muestran vídeos de entretenimiento: son auténticos catálogos de venta, diseñados para captar la atención y fomentar la interacción. La combinación de reseñas de otros consumidores con la experiencia inmersiva de desplazarse sin parar en un “scroll infinito” crea el entorno perfecto para que terminemos comprando.

Los algoritmos también contribuyen: personalizan los contenidos, muestran productos afines a nuestros intereses y refuerzan la sensación de relevancia inmediata. Todo ello nos mantiene más tiempo conectados, más dispuestos a interactuar y, lo que es más importante, a comprar.

El fenómeno de compra a través de las redes sociales tiene nombre propio: social commerce. Con un crecimiento sostenido, las previsiones apuntan a que en 2025 generará unos 819 000 millones de dólares en 2025 y en 2029 podría superar el billón. Eso significa que las redes sociales están pasando de ser solo un escaparate a convertirse en uno de los canales de compra más potentes del mundo.

Implicaciones para consumidores y empresas

Para los consumidores es clave entender este mecanismo. Saber que el flow puede nublar nuestra percepción del tiempo y hacernos más proclives a comprar impulsivamente nos permite tomar decisiones más conscientes. Un pequeño ejercicio de autocrítica: preguntarse “¿realmente necesito esto o me estoy dejando llevar por el momento?” puede ser suficiente para recuperar el control.

También conviene estar atentos a señales de alarma. Sentir ansiedad si no se compra, acumular productos sin uso o gastar más de lo previsto son indicadores de que el scroll se está convirtiendo en un disparador de compras compulsivas.

Para las empresas, la lección es clara: la experiencia inmersiva es tan importante como el producto en sí. Crear entornos que fomenten la interacción, las reseñas y el flow puede ser muy eficaz, pero plantea un desafío ético. Diseñar estrategias de marketing que aprovechen estas dinámicas pero que no manipulen al consumidor debería ser la meta.

Un consumo más consciente

Las redes sociales han ampliado nuestras posibilidades como compradores, pero también han multiplicado los sesgos que afectan a nuestras decisiones. Ser conscientes de cómo funcionan –y de cómo influye el flow en lo que compramos– es el primer paso para consumir de forma más crítica y equilibrada.

Porque lo que parece solo diversión tiene truco. El flow convierte a las redes en el escaparate de venta perfecto. Y si a esa inmersión se le suman reseñas y recomendaciones, el resultado es un empuje invisible hacia la compra.

En definitiva, la próxima vez que pierda la noción del tiempo en Instagram o TikTok recuerda que ese viaje mental puede acabar influyendo mucho más de lo que cree en su carrito de la compra y en sus finanzas personales.

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Coloma Álvarez Santamaría recibe financiación a través de un contrato predoctoral FPI/CAR 2024.

Agustín V. Ruiz Vega no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. El scroll infinito en redes: una experiencia inmersiva que multiplica el riesgo de comprar por impulso – https://theconversation.com/el-scroll-infinito-en-redes-una-experiencia-inmersiva-que-multiplica-el-riesgo-de-comprar-por-impulso-266268

La ‘lunitis’ existe (e incluso afecta a los jubilados)

Source: The Conversation – (in Spanish) – By María J. García-Rubio, Profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia – Codirectora de la Cátedra VIU-NED de Neurociencia global y cambio social – Miembro del Grupo de Investigación Psicología y Calidad de vida (PsiCal), Universidad Internacional de Valencia

MAYA LAB/Shutterstock

Pepa (72 años) se levanta cada lunes con una sensación de malestar y desmotivación aunque no tenga obligaciones laborales. Siente apatía incluso por tareas sencillas como hacerse el desayuno o bajar al supermercado para comprar la comida. Sin embargo, esas sensaciones van desapareciendo según avanza la semana. A veces, el mismo martes ya siente que ha recuperado la energía.

Parece lógico que alguien que trabaja sucumba a lo que podríamos llamar “ansiedad del lunes”. Entonces, ¿por qué se siente así Pepa? Pues según un reciente estudio publicado en Journal of Affective Disorders, esa desazón propia del inicio de la semana está tan arraigada en nuestra psiquis que también afecta a las personas jubiladas.

Un día para borrar del calendario

De lo que no cabe duda es que los lunes son, para muchos, un día fatídico. Desde hace décadas sabemos que concentran más episodios de infarto y crisis de ansiedad que el resto de de la semana y que muchas personas experimentan una alteración del estado de ánimo similar a un “síndrome de abstinencia”. Estos son los factores psicológicos y fisiológicos que ha identificado la ciencia:

  1. Anticipación negativa: culturalmente, el lunes se percibe como el inicio de obligaciones y responsabilidades. Ese pensamiento anticipatorio activa el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HPA), encargado de la respuesta al estrés. Cuando esto ocurre, aumenta la producción de cortisol y adrenalina, hormonas que, mantenidas en niveles altos, pueden alterar el estado de ánimo y la regulación emocional.

  2. Cambios en los ritmos circadianos: se llama jet lag social al desajuste entre el reloj biológico interno y el horario social. Dormir más o más tarde durante el fin de semana retrasa la liberación de melatonina y desordena el ciclo sueño-vigilia. El lunes, al tener que despertarnos antes, se genera una privación parcial de sueño que afecta a la corteza prefrontal (clave en atención y toma de decisiones) y a la amígdala (centro de gestión emocional), aumentando la irritabilidad y la reactividad emocional.

  3. Estrés social: aunque no se trabaje, el entorno mantiene rutinas semanales (bancos, médicos, colegios, familiares), lo que reactiva la sensación de “inicio de semana”. Estudios de neuroimagen muestran que la actividad de la red neuronal por defecto (default mode network), relacionada con la rumiación y la anticipación, se incrementa en situaciones de expectativa negativa. Esto podría explicar por qué, incluso en jubilados, el lunes se percibe como un día de mayor carga psicológica.

  4. Mayor riesgo cardíaco: algunas investigaciones han encontrado un aumento de hasta un 20 % en la incidencia de infartos y accidentes cerebrovasculares los lunes en comparación con otros días de la semana. También se observan picos de presión arterial y frecuencia cardíaca, lo que sugiere una respuesta fisiológica marcada al estrés del lunes.

  5. Alteraciones neuroquímicas: se han descrito variaciones semanales en la regulación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, implicados en la motivación y el bienestar. El descenso relativo de serotonina al comenzar la semana puede contribuir a la sensación de apatía, mientras que la oscilación en los niveles de dopamina impacta en la motivación y la energía.

¿Y qué ocurre en los jubilados?

El estudio citado observó que, en mayores retirados, los lunes también se asociaban a un incremento medio del 23 % en los niveles de cortisol matutino. Esto sugiere que la estructura social y cultural de la semana pesa más de lo que creemos: incluso sin trabajo, el lunes sigue siendo “distinto”.

Además, en jubilados influyen otros factores: soledad, rutinas menos estructuradas o menor actividad social. Todo ello puede amplificar la percepción negativa del inicio de semana.

Cómo combatir la “lunitis”

La buena noticia es que hay estrategias sencillas y avaladas por la evidencia para comenzar airosamente la semana:

• Mantener rutinas estables de sueño durante toda la semana.

• Planificar actividades agradables los lunes, para asociar el día a estímulos positivos.

• Practicar ejercicio moderado: la actividad física reduce el estrés y regula el ánimo.

• Hacer mindfulness o meditación: técnicas de respiración y atención plena ayudan a disminuir la anticipación negativa.

• Participación social: en jubilados, actividades como voluntariado o talleres proporcionan estructura semanal y reducen la sensación de vacío.

Más allá de la anécdota

Que la “lunitis” afecte incluso a personas retiradas nos recuerda que los estados de ánimo no dependen solo de obligaciones laborales. Factores biológicos, sociales y culturales moldean cómo vivimos cada día de la semana.

El reto está en transformar el lunes, tradicionalmente un enemigo, en una oportunidad: el punto de partida para empezar la semana con propósito, y no con resignación.

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María J. García-Rubio no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. La ‘lunitis’ existe (e incluso afecta a los jubilados) – https://theconversation.com/la-lunitis-existe-e-incluso-afecta-a-los-jubilados-264997

Así utiliza Europa los impuestos para poner freno a la moda rápida

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Albert Navarro García, Profesor titular de Derecho Financiero y Tributario, Universitat de Girona

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¿Sabía que fabricar una sola camiseta de algodón requiere unos 2 700 litros de agua, lo mismo que una persona bebería en casi tres años? La llamada fast fashion o moda rápida nos ofrece ropa barata y de tendencia, pero también genera 12 kilos de residuos textiles por persona al año en Europa, y apenas un 1 % se recicla en nuevas prendas.

Ante este problema, la Unión Europea (UE) y varios países han empezado a usar los impuestos y las normas fiscales como herramientas para frenar un modelo que produce mucho, vende barato y desecha rápido.

Europa corta el chollo fiscal de las compras baratas

Hasta 2021, millones de paquetes de plataformas como Shein o Temu llegaban a Europa sin pagar IVA si costaban menos de 22 euros. Era una ventaja injusta frente a las tiendas locales. Desde entonces, todas las importaciones pagan IVA.

La Comisión Europea quiere ir más allá. Por una parte, propone la introducción de una tasa de tramitación de 2 € por cada envío a la UE. Por otra, quiere eliminar también la exención arancelaria de 150 €, de modo que incluso los pedidos pequeños paguen derechos de aduana. Con esto se evita que los vendedores dividan artificialmente los pedidos y se refuerza el control sobre productos que a menudo se fabrican en condiciones poco sostenibles o con malas prácticas laborales. El 91 % de todos los envíos de comercio electrónico valorados en menos de 150 euros procedían de China en 2024.

Al mismo tiempo, Bruselas ha aprobado la Directiva (UE) 2024/825, contra el greenwashing. Desde 2026, las marcas no podrán presentarse como “neutras en carbono” o “eco” sin pruebas verificables, ni podrán ocultar información sobre la durabilidad o la posibilidad de reparar de las prendas.




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Francia: un impuesto por prenda de moda rápida

Francia es el primer país europeo en aprobar un impuesto contra la moda rápida. En junio de 2025, el Senado dio luz verde a una ley que introduce un sistema de penalización progresiva por prenda (bonus-malus). Las marcas de ultra fast fashion (moda ultrarápida) deberán pagar 5 euros extra por artículo, lo que encarecerá especialmente camisetas, vestidos o pantalones de bajo coste. La cifra aumentará poco a poco hasta llegar a 10 euros en 2030, duplicando el tributo en apenas cinco años.

El impuesto dependerá del impacto ambiental y de las prácticas de cada empresa, y no podrá superar el 50 % del precio de venta sin IVA.

Con este sistema, el Estado francés lanza una señal clara: las prendas extremadamente baratas, diseñadas para durar apenas una temporada, deben pagar por el daño que generan. Al mismo tiempo, se premia a aquellas marcas que fabrican ropa más duradera, reciclable y con menor huella ambiental. Es un modelo inspirado en los impuestos ambientales que ya se aplican en carburantes o plásticos de un solo uso.




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Reino Unido: la idea del “penique por prenda”

En 2019, un comité del Parlamento británico recomendó un impuesto de un penique por cada prenda vendida para financiar la recogida y el reciclaje de textiles. Aunque el Gobierno no lo aplicó, la propuesta abrió un debate que hoy se centra en la responsabilidad ampliada del productor: que las marcas paguen en función de la basura que generan. Cuanto más baja sea la calidad de sus productos, más alto será el coste; cuanto más duraderos y reciclables sean, menos tendrán que pagar.




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Productos duraderos, reparables y reciclables para una economía circular


Suecia, Países Bajos y Francia: reparar en vez de tirar

Otros países han optado por incentivar la reparación. En Suecia, el IVA para arreglos de ropa y calzado bajó del 25 % al 12 %. En Países Bajos, el tipo reducido del 9 % se aplica a servicios como coser agujeros, cambiar cremalleras o ajustar tallas. Y en Francia, a partir de 2025, se aplica un tipo reducido del 5,5 % en reparaciones textiles y de calzado, junto con un “bono reparación” que descuenta parte del coste a los consumidores que arreglan su ropa en talleres certificados.

El objetivo de todas estas medidas es sencillo: que coser una cremallera salga más barato que comprar una prenda nueva.

España: normativa avanzada, fiscalidad pendiente

En España, la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular establece que, a partir de 2025, las marcas textiles deberán financiar sistemas de recogida y reciclaje, además de informar sobre la durabilidad y reparabilidad de sus productos. Es un paso adelante, porque obliga a las empresas a asumir costes que hasta ahora recaían en los municipios y los contribuyentes.

Sin embargo, el gran reto sigue siendo la fiscalidad: todavía no se han adoptado impuestos o incentivos fiscales como los de Francia, Suecia y Países Bajos, lo que deja a España rezagada en este aspecto.

¿Funcionan estas medidas y cómo impactarán en la industria?

Los efectos de los mecanismos fiscales ya empiezan a notarse. La eliminación de exenciones fiscales ha igualado la competencia y ha obligado a las grandes plataformas internacionales a modificar su estrategia de precios y logística.

La reducción del IVA en reparaciones está revitalizando talleres locales, apoyando pequeños negocios y cambiando poco a poco los hábitos de consumo. Y los nuevos impuestos, como en Francia, harán que las prendas de usar y tirar sean más caras, obligando a las grandes marcas a mejorar su diseño, trazabilidad y materiales.

En conjunto, la fiscalidad y la normativa buscan cambiar la lógica de la industria textil: que lo barato y desechable deje de ser la opción más atractiva y que reparar, reutilizar o comprar ropa de calidad se convierta en lo normal. Si estas medidas se consolidan, la industria textil europea podría transformarse en una de las más avanzadas en sostenibilidad, situando a Europa como referente mundial en la lucha contra la moda rápida.

The Conversation

Albert Navarro García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Así utiliza Europa los impuestos para poner freno a la moda rápida – https://theconversation.com/asi-utiliza-europa-los-impuestos-para-poner-freno-a-la-moda-rapida-266635

Quiero ser flamenco, ¿por dónde empiezo?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Pedro Ordóñez Eslava, Profesor Titular de Historia y Ciencias de la Música. Director de la Cátedra de Flamenco de la Universidad de Granada, Universidad de Granada

_El baile_ (1915), de Joaquín Sorolla. Museo Sorolla/Wikimedia Commons

Es altamente probable que si viaja a cualquier parte del mundo y dice que es de España, alguien le endose un sonoro “¡olé!”. Y no será por casualidad. Ese ole tiene un origen muy conocido. Ya sea de nuestro interés o no, el flamenco es sin duda el valor cultural más exportado de España, con permiso de Julio Iglesias y la tortilla de patatas –con o sin cebolla–.

Cartel de finales del siglo 19 en el que se ve a una bailaora.
Cartel de Ramon Casas para el espectáculo ‘Pequeña fiesta flamenca ofrecida a Vincent d’Indy por sus amigos y admiradores’. Barcelona, 1898.
Centre de Documentació i Museu de les Arts Escèniques

Y es que más allá del estereotipo que acabo de describir, el primer canon flamenco, descrito allá por 1881, se dio en medio de una oleada de viajeros y curiosos de diverso pelaje que buscaban, sobre todo en Andalucía, el exotismo alhambrista y su idealización nostálgica, el fervor romántico y la sensualidad de una vida despreocupada y flemática –cosa que, lejos de haberse superado, todavía explota la publicidad de la cerveza Cruzcampo–.

En esos años se construye una imagen idealizada de un sur abierto, descuidado, disfrutón y sin ataduras, bohemio y racial, una alternativa –sin salir del continente– a la vida ocupada y angustiosa en el norte. Y el flamenco emerge como la expresión que fagocita toda la cultura popular y todo aquello que se lo ponga por delante.

Nuestro, vuestro

Desde ese momento a finales del siglo XIX, lo flamenco ha vivido un fenómeno progresivo de patrimonialización y promoción exterior; ha sido instrumentalizado hasta la exageración, primero por la dictadura franquista –a partir de los tablaos, que nacieron como entretenimiento para los soldados americanos de las bases recién instaladas en nuestro país– y después por el propio régimen autonómico andaluz y su reivindicación como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Sin embargo, y perdón por la autocita de mi Apología de lo Impuro:

“No hay manera de saber a qué nos referimos si la denominación (de flamenco) no viene acompañada por algún adjetivo que amplíe su descripción y nos aclare de qué estamos hablando. Cualquiera que intente definir qué es el flamenco, sin adjetivarlo, no estará hablando de nada más que de lo que él o ella imagina, de sus pasiones y fobias, de lo que anhela o recuerda y de lo que pretende imponer como su definición personal y, en este caso sí, transferible”.

Apuntes para casa

Si es usted de quienes necesitan una información sistemática para comenzar a empaparse de esto que podemos llamar flamenco, debe visitar las imprescindibles páginas web Flamencópolis, de Faustino Núñez, y Flamencas por derecho, de Ángeles Cruzado.

También es bueno realizar el MOOC (curso en línea) gratuito que lanza cada pocos meses la Universidad de Granada y leer todo lo que pase por sus manos escrito por Cristina Cruces, Guillermo Castro o Fernando López Rodríguez, entre otrxs compañerxs y amigxs que dedican su vida a investigar una práctica artística tan efímera y fugaz como compleja y exuberante de matices, detalles e inflexiones.

Y tan exuberante es que sin duda comenzará a apreciarlo cuando lo vea en vivo. En serio. Más allá del tufillo a atracción turística que desprenden algunos lugares, el flamenco es ante todo un arte escénico. Gana enteros cuando lo podemos disfrutar y sentir en nuestras propias carnes: el cante duele y entusiasma, el baile nos fulmina, la guitarra –y toda la instrumentación que hoy se puede encontrar en un espectáculo flamenco, incluida la electrónica– nos traslada a territorios verdaderamente inexplorados.

Fotografía de un café flamenco a finales del siglo 19.
‘Café cantante’, del fotógrafo Emilio Beauchy, Sevilla (España), circa 1888.
CARLOS TEIXIDOR CADENAS/Wikimedia Commons, CC BY-SA

También puede comenzar por los tangos flamencos, un cante de ritmo binario, sencillo de comprender y atractivo de cantar. Si es guitarrista, sabrá rápidamente que su compás se lleva casi solo y que invita a bailar a todo aquel que lo oye. Como el agua que fluye, podrá sentir que el flamenco le guía también por las alegrías y por las penas, por la tragedia y por la fiesta.

Poco a poco verá que lo que podía parecer algo ajeno, rancio y conservador se convierte en un torrente de emociones que le interpelan de manera profundamente humana.

Otro mundo es posible

Si indaga un poco más, verá que el flamenco es en realidad una maravillosa mezcla de poesía, música y baile, rabia, memoria, protesta y reivindicación de las fatigas que han pasado aquellos que más han sufrido históricamente: gitanos, afrodescendientes, mujeres, población LGTBIQA+, comunidades y colectivos injustamente marginados que, tal y como ocurre con el blues, echaron mano de sus músicas para ganarse la vida.

También podrá comprobar que el flamenco es una herramienta poderosa que le habla directamente a aquellos que ostentan el poder para dejar claro que otro mundo es posible –como bien reclaman las propuestas de artistas como Los Voluble y Raúl Cantizano o el colectivo Flo 6×8–. Y que, en realidad y aunque pueda parecer imposible, lo flamenco está al alcance de cualquiera con ganas de vivir y expresar lo que lleva dentro, como bien reivindica José Galán con su flamenco inclusivo.

Flamenco en una sucursal, por el colectivo colectivo Flo 6×8.

Quizás, y como decía Enrique Morente, la humanidad sea patrimonio del flamenco. Así que puede proclamar “soy flamenco/a” y gritar un sonoro ¡ole! –pero sin tilde en la “e”, por favor, que no queremos torturar a nadie como ocurre en los toros–.

The Conversation

Pedro Ordóñez Eslava no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Quiero ser flamenco, ¿por dónde empiezo? – https://theconversation.com/quiero-ser-flamenco-por-donde-empiezo-265516

Vieillir chez soi : jusqu’où compter sur sa famille ?

Source: The Conversation – France in French (3) – By Anaïs Cheneau, Chercheur en économie de la santé, Université Paris Cité

Avec l’entrée dans le grand âge des membres de la génération du baby-boom, la France fait face à une augmentation considérable des besoins d’accompagnement. Les politiques publiques misent sur le maintien à domicile, mais cette orientation repose largement sur l’aide des proches (conjoints, enfants, petits-enfants), dont la disponibilité risque de diminuer. Les personnes âgées veulent-elles vraiment dépendre de leur entourage pour rester à domicile ? Et leurs proches le souhaitent-ils ?


Depuis les années 1960, la priorité des politiques publiques est de favoriser le maintien à domicile. En 2015, la loi sur l’adaptation de la société au vieillissement a renforcé cette orientation, désormais appelée le « virage domiciliaire ». Elle répond au souhait d’une majorité de Français de vieillir chez eux, mais aussi à une logique budgétaire : rester chez soi serait moins coûteux qu’un séjour en EHPAD.

Pourtant, cette comparaison oublie un facteur essentiel : l’aide familiale. Celle-ci n’apparaît pas dans les comptes publics alors qu’elle représente une part considérable de l’accompagnement à domicile. Une part qui sera amenée à augmenter dans les années à venir, en raison du vieillissement de la population.

Aujourd’hui, huit personnes âgées en perte d’autonomie sur dix sont aidées par leur entourage, selon la DREES. Or, dès 2023, un rapport de l’Institut des politiques publiques indiquait que ce soutien pourrait devenir plus rare, notamment pour les hommes seuls et sans enfant. Et ce, alors même que le nombre de personnes dépendantes va augmenter dans les années à venir. Faire reposer le maintien à domicile sur la solidarité familiale apparaît donc fragile.

Dans le cadre de la chaire Aging UP ! de l’université Paris Cité, nous avons analysé, en tant que chercheurs, les préférences des personnes âgées et de leurs proches concernant l’accompagnement de la perte d’autonomie. 36 entretiens auprès de personnes âgées et de leurs proches ont été conduits, suivis d’une enquête nationale déployée en 2024 auprès de 6000 personnes de plus de 60 ans et de proches (aidants ou non) (représentatifs de la population française sur les critères sociodémographiques usuels). Voici les premiers enseignements tirés de ces enquêtes.

Une volonté de ne pas devenir un poids pour son entourage

L’analyse des données révèle que 6,7 % des personnes âgées souhaitent une délégation totale de l’ensemble de l’aide et aimeraient ne pas du tout avoir à compter sur leur entourage. Toutefois, cela n’est pas toujours possible. En effet, dans certains cas, les personnes n’ont pas de proches disponibles qui pourraient fournir l’aide : soit le conjoint est en mauvaise santé, soit il n’y a pas d’enfants ou des enfants qui habitent loin ou manquent de temps (parce qu’ils sont en emploi et/ou avec des responsabilités parentales). En outre, même si des proches sont disponibles, les personnes âgées souhaitent majoritairement que l’intervention de leur entourage soit limitée, préférant l’intervention des professionnels.

La volonté de ne pas devenir un poids pour les proches et notamment pour les enfants est très présente chez les personnes âgées interrogées, qui considèrent que « les enfants ont leur vie » et que ce n’est pas à eux de les aider au quotidien. Ainsi que le formule cette personne âgée :

« Si jamais j’avais une dépendance qui nécessite une présence, je préférerais me débrouiller pour trouver une assistance et ne pas peser sur [la] vie [de mes] enfants, leur vie de couple, leur vie professionnelle. »

L’aide des conjoints semble en revanche moins questionnée et plus « naturelle », avec tout de même la volonté de préserver la relation de couple, comme l’indiquent ces deux autres témoignages :

« C’est trop exigeant pour la compagne, donc bon évidemment qu’elle soit là et qu’elle fasse des trucs, mais il faut absolument une aide extérieure sinon ça modifie complètement la relation. Moi je n’ai pas envie de devenir la malade de ma compagne. »

« Dans la limite du faisable, oui, mais un petit coup de main. Je ne veux pas être un poids pour eux et que tout se transforme en corvée. »

Des proches qui accepteraient d’aider encore plus

De leur côté, les proches sont prêts à fournir une aide supérieure par rapport à ce que les personnes âgées accepteraient de recevoir de leur part. Dans les faits, ils apportent plus d’aide qu’ils ne l’auraient souhaité, faute de solution alternative.

Une partie de cette aide fournie est donc « contrainte ». Les enfants déclarent souvent aider au détriment des plus belles années de leurs vies, ne plus avoir assez de temps pour leurs familles, leurs amis et ne plus pouvoir partir en vacances. Une situation pesante, comme en témoignent certains interrogés :

« J’ai travaillé toute ma vie, j’ai droit à ma part aussi de calme. […] C’est peut-être les meilleures années que j’ai. C’est un peu lourd de porter encore ça. […] J’en étais arrivé à un point où je n’avais plus envie de les voir. Parce que c’était synonyme de trop de contrainte. »

Face à cette situation, les conjoints des personnes dépendantes vont chercher à assumer la plus grande part de responsabilité, afin de minimiser le rôle d’aidants de leurs enfants :

« Ce n’est pas la place des enfants [d’être aidants]. Les enfants, ils doivent vivre leur vie. Nous, on a déjà vécu. »

Les soins personnels, une limite pour les personnes âgées et les proches aidants

Les personnes âgées refusent généralement de mobiliser leurs enfants pour les soins personnels, tels que faire la toilette, les soins d’hygiène, donner à manger, lever du lit, etc. 30 % d’entre elles ne préfèrent impliquer les proches que pour une petite partie de ce type d’aide (environ 25 % du temps global), tandis que 29 % préfèrent déléguer l’ensemble de l’aide pour les soins personnels à des professionnels et ne pas faire intervenir leurs proches. Ainsi cette personne, qui affirme :

« Je n’ai pas envie que ça soit [mes enfants] qui viennent me laver les fesses. On n’est pas habitués à ça, c’est gênant. »

Les proches eux-mêmes ne veulent pas non plus réaliser les soins personnels, ou n’acceptent de le faire que lorsque leur implication est faible. C’est en particulier le cas des enfants, qui jugent cette activité d’aide trop intime, comme le soulignent ces aidants interrogés durant l’enquête :

« J’ai dû changer la couche [de mon père] une fois, je vais vous dire, je m’en rappelle encore. Vraiment, là, c’était compliqué. Pour un sexe opposé, c’est encore plus dur. »

« Je ne ferais pas [la toilette de ma mère] pour elle, dans la mesure où c’est son intimité. Parce que je suis son enfant, de toute façon, quel que soit mon âge. »

Par ailleurs, les proches qui ont déjà eu une expérience d’aide sont encore moins enclins que les autres à réaliser les soins personnels : ils sont plus de 50 % à ne vouloir s’impliquer que dans tout au plus 25 % de l’aide, et à affirmer vouloir déléguer le reste.

L’entourage plus présent pour les tâches administratives et domestiques

Si les proches et les personnes âgées ne veulent pas d’une aide familiale pour les soins personnels, d’autres formes d’aide sont plébiscitées. C’est en particulier le cas de l’aide aux démarches administratives, à l’organisation des rendez-vous médicaux et à la coordination des professionnels.

Sur ces points, les personnes âgées sont prêtes à davantage accepter l’aide de leurs proches, en particulier de leurs enfants, qui peuvent être amenés par leurs activités professionnelles à devoir s’y confronter par ailleurs (déclarations fiscales, demande de plans d’aide, coordination des professionnels, etc.). Ces tâches semblent non seulement plus ponctuelles, mais peuvent se réaliser pour une partie à distance.

Ainsi, 60 % des personnes âgées sont favorables à ce que l’entourage fournisse la majeure partie des tâches administratives et la coordination des professionnels et plus de 73 % des proches sont prêts à réaliser eux-mêmes la majeure partie de cette aide.

Sur la liste des aides dans lesquelles les aidants acceptent le plus de s’impliquer figure ensuite l’aide aux tâches domestiques, telles que ménage ou préparation des repas. 57 % des proches qui ne sont pas aidants eux-mêmes et 43 % des aidants sont prêts apporter leur aide pour accomplir la majorité des tâches domestiques (75 % ou plus). De leur côté, les personnes âgées comptent moins sur l’entourage pour les tâches domestiques : moins de 25 % aimeraient que les proches interviennent pour la majorité des tâches domestiques.

Par ailleurs, les entretiens révèlent également que les enfants (et parfois les petits-enfants) sont également attendus pour les petites réparations, ainsi que pour venir en aide en cas de chute ou de besoins ponctuels, comme en témoigne cette personne interrogée :

« Pour faire les papiers, c’est ma fille qui s’en occupe […], elle fait ça tous les jours. […] Si j’avais besoin de quelque chose dans la maison, [mes enfants] seraient là. »

L’enquête met également en avant le rôle des proches dans l’accompagnement à la vie sociale (être présent pour tenir compagnie, emmener au restaurant, etc.) :

« J’aime autant l’aider à chanter plutôt que de changer la couche, c’est sûr. »

Renforcer l’accès aux aidants professionnels et la qualité des aides

Pour que le maintien à domicile réponde aux aspirations des personnes âgées et de leurs proches, il faut renforcer le recours aux professionnels, jugés insuffisants et défaillants dans certaines situations.

Le manque de professionnels compétents et fiables conduit les proches à devoir coordonner les aides, à « surveiller » que tout soit bien fait, et à gérer les absences des professionnels disponibles.

De plus, même si des professionnels se rendent à domicile, les passages sont courts et fragmentés en des tâches circonscrites. Par exemple, les durées moyennes des prestations d’aide et d’accompagnement à domicile (SAAD) sont estimées à 12 minutes pour l’aide au coucher, 20 minutes pour la toilette au lit, 8 minutes pour l’aide au change ou encore 4 minutes pour la prise de médicaments. Cela ne permet pas de développer suffisamment d’interactions sociales pour l’individu aidé, ni d’accorder à l’aidant un temps de répit suffisant.

Selon les personnes interrogées, les dimensions les plus importantes pour assurer la qualité des interventions professionnelles sont en premier lieu l’existence d’une relation de confiance, puis l’empathie et le savoir-vivre des professionnels ainsi que le temps passé aux soins, comme l’illustrent les témoignages suivants :

« J’ai trouvé une personne qui me la prend deux après-midi par semaine, qui l’emmène se promener, […] ça lui permet d’être avec une autre personne que nous, […] ça lui fait du bien. J’ai quand même cette aide-là. »

« Le gros souci, c’était que ponctuellement, surtout les week-ends, j’avais des personnes d’une société d’aide à domicile qui ne venaient pas ou venaient en retard, ou étaient malades. […] Donc je me retrouvais un week-end sur deux à faire des petits déjeuners ou des dîners pour ma maman. »

« Ils me changent les aidants tout le temps. C’est moi qui fais leur éducation à chaque fois. »

Vieillir avec, mais pas au détriment de ses proches

En définitive, on constate que le maintien à domicile ne peut reposer trop fortement sur les familles. Un tel choix politique se ferait en effet au détriment des proches. Pour réussir le « virage domiciliaire », plusieurs changements seront nécessaires.

Il faudra en premier lieu renforcer l’offre professionnelle et sa qualité. Aujourd’hui, on compte en France deux fois moins de professionnels par rapport au nombre de personnes de plus de 65 ans que dans la moyenne des pays de l’OCDE. Selon le récent rapport de l’Institut des politiques publiques, il manquerait plusieurs centaines de milliers d’équivalents temps plein dans le secteur de l’accompagnement des personnes âgées à domicile.

Le soutien aux aidants doit également être amélioré. Cela passe notamment par l’aménagement de temps de répit, une amélioration de leur reconnaissance, ainsi que par leur accompagnement. Sans oublier que la principale façon d’aider les aidants consiste à faciliter la délégation de certaines tâches à des professionnels.

Enfin, et surtout, il est nécessaire d’ouvrir un débat de société sur le sujet de la place respective des solidarités publiques et familiales. C’est notamment l’objet de la Journée nationale des aidants, chaque 6 octobre.

The Conversation

Anaïs Cheneau a reçu des financements dans le cadre des travaux de la Chaire Aging Up! par le Mécénat des mutuelles AXA et de la Caisse des Dépôts et consignations.

Jonathan Sicsic et Thomas Rapp ne travaillent pas, ne conseillent pas, ne possèdent pas de parts, ne reçoivent pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’ont déclaré aucune autre affiliation que leur poste universitaire.

ref. Vieillir chez soi : jusqu’où compter sur sa famille ? – https://theconversation.com/vieillir-chez-soi-jusquou-compter-sur-sa-famille-266679

CNews contre les médias publics : une mise à mort du journalisme ?

Source: The Conversation – France in French (3) – By Alexandre Joux, Professeur en Sciences de l’information et de la communication, Aix-Marseille Université (AMU)

Le conflit entre les médias du groupe Bolloré et le service public de l’audiovisuel interroge les fondements mêmes du journalisme et d’une « information impartiale ». Aux États-Unis, la montée en puissance de Fox News face à CNN dans les années 2000 avait consacré une culture de médias d’opinon et affaibli la culture journalistique. La France suivra-t-elle le même chemin ?


La vidéo montrant les journalistes de France Inter et de France Télévisions Thomas Legrand et Patrick Cohen en rendez-vous avec des cadres du Parti socialiste (PS) est à l’origine d’une confrontation inédite entre porte-paroles de CNews et d’Europe 1, et les représentants de l’audiovisuel public. Le 16 septembre 2025, Delphine Ernotte, présidente de France Télévisions, a qualifié CNews de « chaîne d’extrême droite ». Pascal Praud, animateur vedette de la chaîne, a immédiatement réagi en soulignant la politisation de l’audiovisuel public à gauche.

Cette séquence interroge les fondements mêmes du journalisme et des médias d’information. Un « journalisme honnête » ou objectif est-il possible ? Les médias sont-ils au contraire condamnés à exprimer des opinions portées par des lignes politiques ? Cette séquence peut être interprétée à l’aune du « moment Fox News » qui a transformé le paysage médiatique américain dans les années 2000.

Le moment Fox News aux États-Unis

Dès 1949, aux États-Unis, les médias audiovisuels, la radio puis la télévision, sont soumis à un devoir de pluralisme interne imposé par l’autorité qui les régule, la Federal Communications Commission (FCC). Les mass media étant suspectés d’exercer une grande influence sur leurs publics, la fairness doctrine (la « doctrine de l’impartialité », en français) limite les possibilités de les mettre au service d’une cause, en exigeant une couverture « fair and balanced » (« juste et équilibrée ») sur les sujets controversés.

La distribution de bouquets de chaînes par le câble, puis par le satellite, en permettant une plus grande diversité de l’offre de chaînes d’information, conduira à l’abrogation de la fairness doctrine en 1987. C’est dans ce contexte que naît Fox News, en 1996.

Dans les années 2000, Fox News va dénoncer un biais libéral dans les médias se revendiquant « fair », notamment CNN. Pour Fox News, ces médias seraient en fait de gauche, mais ils ne l’avouent pas et revendiquent une information impartiale pour mieux faire avancer leur agenda politique. Du point de vue de Fox News, le pluralisme obligatoire à l’antenne de 1949 à 1987 n’a jamais vraiment existé : l’objectivité, c’est les faits, leur interprétation est toujours politique. Le pluralisme va exister désormais, mais autrement : avec la suppression de la fairness doctrine, il est possible de faire du journalisme d’opinion à la télévision.

Fox News souhaite alors « rééquilibrer » le paysage audiovisuel américain en proposant une chaîne d’information très à droite. La chaîne conçoit l’équilibre des points de vue au niveau du paysage médiatique global. C’est ce que nous connaissons en France sous le nom de « pluralisme externe », comme dans la presse par exemple, où des titres aux colorations politiques différentes permettent de couvrir la totalité du spectre des opinions politiques.

Dans les années 2000, Fox News va supplanter CNN et devenir la première chaîne d’information aux États-Unis. Son ton critique, ultraconservateur, va fédérer des audiences très engagées et lui assurer de confortables revenus publicitaires, qui inciteront les autres chaînes à l’imiter. Le niveau de critique va globalement monter, CNN devenir de plus en plus prodémocrate (la chaîne est connue pour son opposition à Trump) quand Fox News deviendra la porte-parole de Trump avant qu’il ne soit élu une première fois en 2016.

La polarisation des médias aux États-Unis se superpose finalement à la polarisation idéologique de la société, au point de rendre le journalisme impossible : la confusion s’est opérée entre ligne éditoriale et exigence journalistique. Les lignes éditoriales marquées des médias d’information finissent par conduire les rédactions à se désintéresser de pans entiers du réel, pour ne retenir que les faits, les propos qui semblent répondre à leur lecture du monde et aux attentes de leurs audiences.

Cnews, Fox News, même combat ?

Finalement, Fox News a lancé aux États-Unis le débat que la polémique CNews/audiovisuel public incarne actuellement. Les médias qui se disent impartiaux seraient en fait de gauche ; les idées de la droite conservatrice seraient sous-représentées dans les médias et un rééquilibrage nécessaire.

Des manifestants protestent contre Fox News devant le siège de la chaîne à New York, le 25 janvier 2025.
Christopher Penler

Reste que la France, contrairement aux États-Unis, a encore, une « fairness doctrine » : pour les chaînes qui disposent d’une fréquence, l’Arcom impose de « faire respecter l’expression pluraliste des courants de pensée et d’opinion à la télévision ». Mais cette exigence est-elle respectée ? On peut en douter, en suivant la décision du Conseil d’État du 13 février 2024 qui a constaté un manquement de l’Arcom relatif au pluralisme interne de certaines chaînes, à la suite d’une plainte de RSF relative à Cnews. Le Conseil d’État a finalement considéré que le pluralisme ne se réduisait pas au temps de parole des politiques à la télévision, et qu’il fallait également considérer les opinions des chroniqueurs et des invités. À l’avenir, cette nouvelle grille d’analyse pourrait permettre de qualifier CNews, et d’autres, de chaînes d’opinion – mais également nous amener à comprendre que notre situation se rapproche de celle des États-Unis.

Réflexions sur le journalisme impartial et ses limites

Le débat initié par Fox News ou par CNews nous amène plus fondamentalement à réfléchir à la possibilité d’un journalisme impartial.

Rappelons que de nombreuses études universitaires des années 1970-1980 ont amené à une réflexion critique concernant les pratiques journalistiques. Ces études ont montré que les rédactions et leurs journalistes ne sont pas vraiment autonomes, qu’ils ont des routines, des « prêts-à-penser », des manières de faire qui leur empêchent souvent de traiter correctement des choses. C’est encore à cette époque que la recherche va questionner de nouveau le rôle des médias dans la fabrique de l’ordre du jour politique, à travers la notion d’agenda setting, c’est-à-dire le processus par lequel certains sujets s’imposent dans les médias et surtout la manière d’en parler.

Mais ces études avaient pour ambition d’améliorer le journalisme en documentant ses limites pour que les rédactions, ensuite, apprennent à se prémunir de leurs propres travers. Il ne s’agissait pas de discréditer l’objectif d’impartialité, mais de dire que le journalisme supposait une vigilance permanente par rapport aux préjugés, aux sources, aux intentions non avouées, aux contextes, etc.

Au-delà de la pratique journalistique et de ses exigences, cette réflexion conduit à distinguer la ligne éditoriale des médias et la manière de traiter les sujets.

L’incarnation de la ligne éditoriale relève de ce que l’on nomme en journalisme le « gate keeping », à savoir le choix des sujets qui seront portés à la connaissance du public parmi tous les faits et déclarations. Ce gate keeping n’est pas sans défauts, l’évaluation de ce qu’est une information importante (newsworthiness, dans le journalisme anglosaxon) est toujours discutable. Ces faits sont ensuite abordés d’une certaine manière, par des accroches, par des angles. C’est le cadrage de l’information (framing) qui n’est pas neutre non plus. Mais cela relève de la liberté éditoriale, qui est garantie aux États-Unis comme en France.

En revanche, une fois un sujet sélectionné, son traitement doit respecter des exigences toutes journalistiques, en se forçant à entendre aussi les lectures de la réalité portées par ceux avec qui l’on n’est pas spontanément d’accord, en donnant finalement la priorité à une exigence de présentation des faits et de leur contexte qui soit la plus complète possible et la plus rationnelle possible – c’est globalement ce que recouvre l’idéal d’objectivité journalistique.

Quand, à l’inverse, les opinions l’emportent, quand les faits sont cadrés à outrance sans prendre en considération la complexité des situations auxquelles ils renvoient, alors il ne s’agit plus d’information ni non plus de journalisme. Ces distinctions permettent de poser le débat non pas au niveau des opinions (chaîne d’extrême droite, audiovisuel public de gauche), mais des exigences journalistiques. Aux citoyens de s’en saisir ensuite pour organiser autrement leur consommation de programmes dits d’information.

The Conversation

Alexandre Joux ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. CNews contre les médias publics : une mise à mort du journalisme ? – https://theconversation.com/cnews-contre-les-medias-publics-une-mise-a-mort-du-journalisme-265740

Madagascar : quand les coupures d’électricité déclenchent une crise sécuritaire amplifiée par les réseaux sociaux

Source: The Conversation – France in French (3) – By Fabrice Lollia, Docteur en sciences de l’information et de la communication, chercheur associé laboratoire DICEN Ile de France, Université Gustave Eiffel

Contesté depuis sa réélection en 2023, le président malgache est actuellement confronté à un vaste mouvement de fronde, porté par la jeunesse très connectée du pays, et déclenché par des coupures d’eau et d’électricité dues à une gouvernance défaillante.


Le 25 septembre 2025, Antananarivo a basculé dans la violence. Ce qui avait commencé comme une manifestation de la « Génération Z » contre les coupures répétées d’eau et d’électricité s’est rapidement transformé en émeutes qui se sont soldées par des pillages de supermarchés, des incendies de résidences parlementaires et l’instauration d’un couvre-feu dans la capitale.

Le bilan, contesté entre l’ONU et la présidence malgache, est lourd. On compte au moins cinq morts et une dizaine de blessés. Les répercussions politiques immédiates sont également frappantes puisqu’on assiste dans un premier temps au limogeage du ministre de l’énergie puis quelques jours après à la démission du gouvernement.

Ces événements révèlent un phénomène majeur : à l’ère numérique, une panne d’infrastructure vitale n’est plus seulement technique. Elle devient le catalyseur d’un mécontentement social amplifié par les réseaux sociaux qui accélèrent la diffusion de la colère, lui donnent une dimension émotionnelle et en étendent la portée.

La crise malgache offre ainsi un cas d’école pour analyser ce que l’on peut appeler des vulnérabilités communicationnelles à l’intersection de la sûreté, des infrastructures et de la gouvernance.

Les infrastructures vitales comme déclencheurs de la contestation

L’électricité et l’eau sont les piliers de la sécurité humaine telle que définie par les Nations unies. Leur absence ne se traduit pas seulement par un inconfort mais par une mise en péril de la dignité et de la survie quotidienne. À Madagascar, où la pauvreté rend la population particulièrement vulnérable, les délestages répétés affectent la conservation des denrées, la sécurité des foyers et la continuité des activités économiques.

La colère qui s’exprime dépasse donc la simple question technique mais traduit plutôt un déficit de confiance dans la capacité de l’État à remplir sa mission fondamentale. Ce phénomène n’est pas unique. En Afrique du Sud, les coupures d’électricité appelées « loadshedding » ont fragilisé le gouvernement et provoqué de multiples protestations. Au Nigéria, ce sont les pénuries de carburant qui déclenchent régulièrement des flambées sociales. Dans bien des cas, les carences des infrastructures vitales deviennent des points de bascule politique.

Les réseaux sociaux, caisses de résonance aux vulnérabilités communicationnelles

Les mobilisations contemporaines se jouent désormais dans l’espace numérique. Comme l’a montré Manuel Castells, « la communication est le mouvement ». À Antanarivo comme dans d’autres régions touchées par les manifestations, Facebook, WhatsApp et TikTok ont servi de vecteur de mobilisation rapide. Des hashtags comme #LéoDélestage se sont imposés comme slogans partagés permettant à une génération connectée de donner une forme à son indignation.

Les réseaux sociaux ont rempli trois fonctions majeures :

Tout d’abord, ils sont permis de rassembler en quelques heures des milliers de personnes au centre-ville.

Ensuite, les images d’Antanarivo ont circulé dans des régions comme Antsirabe et Toasina, déclenchant un effet d’entraînement.

Enfin, les vidéos de pillages et d’incendies ont produit un effet ambivalent. Leur diffusion massive a, d’une part, suscité peur et indignation en renforçant la perception d’une perte de contrôle étatique ; d’autre part, leur viralité a donné une visibilité inédite au mouvement, tout en reconfigurant son image publique. Ces scènes ont simultanément servi de catalyseur de mobilisation pour certains et de facteur de dissuasion pour d’autres, façonnant la narration collective de la crise bien au-delà des événements factuels.

Cette logique de viralité, décrite par Dominique Cardon, repose sur la visibilité des émotions plus que sur la véracité des faits. Les réseaux sociaux transforment donc une revendication sociale en phénomène national, avec une rapidité et une intensité inédite.

La crise a mis en évidence ce que Louise Merzeau nomme la « mémoire – trace ». Chaque vidéo, chaque image partagée devient une archive immédiate inscrivant l’événement dans une temporalité irréversible. Mais cette mémoire est instable et extraite de son contexte, elle se recompose au fil des partages, nourrissant parfois la rumeur.

On identifie trois formes de vulnérabilités communicationnelles :

La première s’inscrit dans le registre de la confusion informationnelle.

Les contenus, qu’ils soient vérifiés, manipulés ou « étrangers » (c’est-à-dire produits en dehors du contexte local, par des acteurs internationaux ou par des comptes sans lien direct avec les événements), circulent simultanément, créant un bruit informationnel qui brouille la compréhension globale de la situation.

La seconde s’inscrit dans le silence institutionnel dans la mesure où l’État a tardé à communiquer, laissant les réseaux sociaux imposer leur propre récit. Comme le rappelle Yves Jeanneret, l’information est un dispositif social et l’absence de discours officiel crée un vide qui se comble ailleurs.

Enfin, les citoyens investissent massivement les plates-formes numériques comme un nouvel espace public de délibération et de mobilisation, réduisant encore la portée et la légitimité de la parole institutionnelle. La communication verticale de l’État se retrouve ainsi concurrencée par une horizontalité participative et émotionnelle.

La réponse par le couvre-feu illustre ce que Didier Bigo appelle la banalisation de l’exception sécuritaire. Ainsi, l’urgence justifie la restriction des libertés mais ne résout pas la cause structurelle, le déficit d’infrastructure et de confiance.

De la panne technique à la crise politique : un basculement fragile

Ces événements ne surgissent pas dans un vide politique. Depuis sa réélection en 2023, contestée, le président Andry Rajoelina fait face à une opposition qui dénonce à la fois la fragilité des infrastructures et la mauvaise gouvernance. La population malgache reste marquée par un cycle de crises politiques récurrentes où chaque dysfonctionnement devient un terrain d’affrontement entre pouvoir et opposition.

La crise des délestages a rapidement pris une dimension politique. Certains médias rapportent que des représentants de l’opposition ont pointé leur présence dans les manifestations, conférant au mouvement une coloration politique. Le sénat, de son côté, a dénoncé une « tentative de coup d’État ». Une rhétorique qui témoigne de la forte polarisation de la vie politique malgache.

Ce contexte accentue la défiance dans la mesure où les citoyens perçoivent moins les délestages comme des accidents techniques que comme le signe d’une incapacité structurelle de l’État. L’absence de réponse rapide et transparente a amplifié le déficit de confiance et a donné à la colère sociale une dimension directement politique.

À court terme, plusieurs scénarios demeurent ouverts :

La reprise des violences nocturnes à Antanarivo notamment dans les zones commerciales et périphériques.

L’extension régionale de la crise avec des mouvement qui ont déjà été signalés à Antsirabe et à Tamatave (mobilisation étudiante). Les grandes villes secondaires sont exposées par contagion.

La politisation accrue car la présence visible de députés d’opposition lors des manifestations montre une récupération progressive du mouvement.

Ces scénarios combinent un risque de désordre public, de perturbation économique et de crise politique.

La crise malgache illustre un nouveau paradigme. La sûreté à l’ère numérique ne se limite pas à la prévention de la violence physique mais implique la gestion d’un système plus complexe articulant trois types de vulnérabilités :

Les vulnérabilités matérielles caractérisées par les infrastructures vitales (énergie, eau, transport), les vulnérabilités symboliques caractérisées par la communication numérique (réseaux sociaux, viralité) et les vulnérabilités institutionnelles c’est-à-dire la gouvernance (légitimité, capacité de médiation)

C’est dans l’interaction de ces trois dimensions que naissent les crises. Comme l’écrivait Castells « le pouvoir est désormais dans le code et le flux ». Celui qui contrôle les infrastructures et les récits contrôle la stabilité sociale.

Un simple épisode de colère populaire ?

Les événements du 25 septembre à Madagascar ne sont pas un simple épisode de colère populaire. Ils constituent un cas paradigmatique de la façon dont, à l’ère numérique, une panne technique, bien qu’elle soit façonnée par un cadre culturel spécifique, peut devenir une crise sécuritaire amplifiée par les réseaux sociaux et révélatrice des fragilités de la gouvernance.

La sûreté contemporaine se joue autant dans la robustesse des infrastructures que dans la capacité à communiquer et à maintenir la confiance. En ce sens, Madagascar est un avertissement. La prochaine crise sécuritaire pourrait naître non pas d’un attentat ou d’un conflit, mais d’une coupure d’électricité partagée en direct sur les réseaux sociaux.

The Conversation

Fabrice Lollia ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Madagascar : quand les coupures d’électricité déclenchent une crise sécuritaire amplifiée par les réseaux sociaux – https://theconversation.com/madagascar-quand-les-coupures-delectricite-declenchent-une-crise-securitaire-amplifiee-par-les-reseaux-sociaux-266624