El hallazgo de un mecanismo que protege contra las enfermedades autoinmunes, Nobel de Medicina 2025

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Ignacio J. Molina Pineda de las Infantas, Catedrático de Inmunología, Centro de Investigación Biomédica, Universidad de Granada

Representación de un linfocito T, célula clave en la inmunidad humana. Vink Fan/Shutterstock

La respuesta inmunitaria humana es capaz de reconocer a los antígenos (sustancias que nuestro sistema inmune identifica como extrañas o potencialmente peligrosas) gracias a un receptor expresado en la superficie de unos glóbulos blancos llamados linfocitos, que permitirá a cada linfocito reconocer a un antígeno y solamente a uno. Gracias a que ese receptor se genera de manera completamente aleatoria durante el desarrollo celular, vamos a generar una cantidad enorme de receptores diferentes. Así podremos reconocer a una cantidad también enorme de antígenos presentes en la naturaleza.

Ahora bien, si la generación del receptor se produce al azar, es muy posible que algunos de ellos reconozcan por error las moléculas del organismo, lo que daría lugar a autoinmunidad, o sea, una respuesta inmunitaria contra nuestro propio cuerpo. Para evitarlo, contamos con poderosos mecanismos que eliminan a estos linfocitos autorreactivos mientras se están generando, de manera que evitamos que salgan a la sangre (la periferia). Es lo que conocemos como tolerancia central.

Pero ¿qué pasa si a este procedimiento biológico se le escapa alguna célula autorreactiva? En este caso, el desarrollo de autoinmunidad parece inevitable.

No tan deprisa: afortunadamente, tenemos otro mecanismo para asegurar que esas células que hubieran podido escapar son inactivadas en la periferia, evitando así el desarrollo de patologías autoinmunes como la diabetes tipo I, la enfermedad celíaca o el lupus. Este es el sensacional descubrimiento que ha deparado el Premio Nobel de Medicina 2025 al japonés Shimon Sakaguchi y los estadounidenses Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell.

Dibujo de una mujer y dos hombres
Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi, los galardonados con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2025.
Premio Nobel

Las células T reguladoras salen a la luz

Desde la década 1970, los expertos postulaban la existencia de células que tuvieran la capacidad de suprimir la respuesta inmunitaria en la periferia, evitando así una reacción excesiva que pudiera ocasionar efectos adversos en el organismo. Se sugirió que eran una subpoblación de los linfocitos T CD8+, pero fue imposible demostrarlo experimentalmente. Durante años se instauró entre los inmunólogos la idea de que esas células supresoras no existían.

Shimon Sakaguchi, sin embargo, no se dio por vencido y siguió investigando en este campo. Sus esfuerzos, en contra del pensamiento imperante, se vieron recompensados en 1995, cuando probó claramente la existencia de células con capacidad de regular negativamente la respuesta inmunitaria. Sakaguchi las llamó células T reguladoras.

Lo sorprendente fue que estas células no se encontraban en el compartimento de células T CD8+, como se pensó inicialmente, sino en la otra gran subpoblación de linfocitos T: los llamados CD4+. Sakaguhi demostró, igualmente, que se caracterizaban por expresar en la superficie celular otra molécula, llamada CD25. Sencillamente, se había estado buscando estas células en el linaje equivocado.

Identificando la mutación

En paralelo, los otros dos ganadores del premio, Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell, trabajaban en la resolución de otro misterio. Desde hacía años, los científicos disponían de una cepa de ratones muy peculiares que se había originado espontáneamente. Eran los ratones scurfy (escamosos), caracterizados por el desarrollo de una autoinmunidad grave, generalizada y multiorgánica, que daba como resultado la muerte prematura de los animales. Brunkow y Ramsfell observaron que la mutación que dio lugar a esa cepa se encontraba en un gen que bautizaron como Foxp3.

¿Y cómo conectamos ambos descubrimientos? Los investigadores desde hoy reconocidos con el Nobel también estudiaron una enfermedad en humanos muy similar a la sufrida por los ratones, y así contribuyeron a descubrir que la mutación en personas del gen equivalente al Foxp3 de ratón (su ortólogo) producía una enfermedad conocida como IPEX, que cursaba con una autoinmunidad igualmente devastadora. La razón es que Foxp3 es imprescindible para que se generen las llamadas células T reguladoras naturales. Producidas en la glándula del timo, son las que previenen el desarrollo de autoinmunidad y el mantenimiento de la tolerancia periférica.

Al carecer de estas células, los pacientes aquejados de IPEX no pueden mantener la tolerancia y desarrollan procesos autoinmunitarios graves y generalizados (caracterizados por una desregulación de la respuesta inmunitaria, poliendocrinopatía, endocrinopatía y un patrón de herencia asociado al cromosoma X). Fue un descubrimiento fundamental: las células T reguladoras son las guardianas de la tolerancia periférica, un hecho que fue corroborado más tarde por muchos otros estudios.

Células T reguladoras inducidas

Adicionalmente, en el esfuerzo de prevenir autoinmunidad, la naturaleza nos ha dotado de un segundo mecanismo para mantener la proverbial tolerancia periférica. Las células T reguladoras no solo se producen a nivel central en el timo, sino que pueden inducirse en la periferia. En efecto, si las células vírgenes T CD4+ son estimuladas en presencia de determinados factores solubles (citocinas) podemos conseguir que se expandan y viajen hacia esa subpoblación reguladora, añadiendo una capa más en el control de la autoinmunidad.

¿Y podemos aplicar estos descubrimientos a la clínica? Desde luego que sí. Si expusiéramos a un paciente con autoinmunidad a una potente acción de las células T reguladoras, entonces quizá podríamos detener o incluso revertir su problema. Esta idea está siendo perseguida con ahínco, y hay registrados un total de 338 ensayos clínicos que intentan modular la actividad de las células T reguladoras para tratar ciertas enfermedades autoinmunes.

Pero no solo eso. También podrían usarse en la prevención del rechazo de trasplantes e, incluso, en el tratamiento de tumores. En este último caso, buscaríamos justo lo contrario: disminuir la actividad de las células T reguladoras para que el sistema inmunitario montase una respuesta antitumoral más potente.

Estos hallazgos nos vuelven a mostrar cómo un descubrimiento de las ciencias básicas es aplicado al tratamiento de enfermedades humanas. Gracias a Shimon Sakaguchi, Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell sabemos que las células T reguladoras brillan con luz propia en la regulación de la respuesta inmunitaria.

The Conversation

El laboratorio del Dr. Ignacio J. Molina ha recibido fondos competitivos de investigación de organismos ministeriales españoles, autonómicos (Junta de Andalucía) y de Action for AT, United Kingdom Charity.

ref. El hallazgo de un mecanismo que protege contra las enfermedades autoinmunes, Nobel de Medicina 2025 – https://theconversation.com/el-hallazgo-de-un-mecanismo-que-protege-contra-las-enfermedades-autoinmunes-nobel-de-medicina-2025-266828

El dolor sin pixelar de la infancia gazatí: la publicación de imágenes de niños muertos y heridos cuando no son de los ‘nuestros’

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Guillermo Gurrutxaga Rekondo, Periodista. Profesor de Periodismo., Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

El rostro de un niño asoma entre las sábanas azules que cubren parte de su pequeño cuerpo. No tendrá más de cinco años. En su cabeza aún son visibles las manchas de sangre que impregnan las vendas que rodean su cráneo. Cinco hombres sostienen la camilla metálica sobre la que yace en lo que parece la morgue de un hospital.

La fotografía, tomada en Gaza, es del pasado jueves 25 de septiembre y fue difundida por una agencia y publicada por medios internacionales, entre ellos, españoles. Es de esas fotos ante las que cuesta mostrarse indiferente, aunque la reacción que causa en quien la ve sea tan breve que, incluso con los ojos humedecidos, continúe con sus quehaceres diarios.

La escena recoge el funeral del pequeño, según indica el pie de foto. A falta, incluso, de féretro, se ve al detalle su cara. Difícilmente podrá saberse si su madre y su padre viven o forman parte, como él, de las 680 000 personas que, según la relatora especial de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese, han fallecido a consecuencia de lo que la propia organización denomina genocidio.

Afortunadamente, en nuestro contexto no hay bombardeos que maten a niños o los dejen sin hogar. Pero esto último, salvadas las distancias, ocurrió también en la dana que el 29 de octubre de 2024 asoló a la Comunidad Valenciana. En ese caso no fueron bombas, sino la lluvia, la que convirtió sus viviendas en insalubres. No los vimos llorando frente a la cámara. No, al menos, con su rostro identificado.

Qué dice la legislación española

Por un lado, la legislación española impide la difusión de la imagen de un niño o niña incluso en situaciones tan cotidianas como una riña en el parque. Lo hacen desde la propia Constitución española hasta la Ley Orgánica 8/2021, cuyo artículo 3 incide en la protección de “la imagen del menor desde su nacimiento hasta después de su fallecimiento”.

Por otro, en los propios medios de comunicación españoles se imponen códigos éticos. Están recogidos en manuales y libros de estilo internos que todas las personas que conforman la redacción deben cumplir. Entre las directrices hay normas que, con frecuencia, van más allá, incluso, que las propias leyes.

Pero ni leyes ni códigos éticos se están cumpliendo en el actual contexto de violencia indiscriminada al que están sometidos estos niños y niñas por parte del Gobierno de Israel. Tampoco en lo relacionado con sus imágenes.

No es algo nuevo, ni siquiera en relación con Palestina. Una investigación halló que la mayoría de fotografías publicadas en la prensa generalista española durante 2010 sobre el conflicto palestino-israelí en las que aparecían bebés, niños y jóvenes transgredía la normativa legal y vulneraba principios de la deontología periodística.

Porque, por ejemplo, el Manual de Estilo de RTVE justifica la difusión de imágenes de menores, incluso en informaciones contrarias a sus intereses, siempre que se “empleen los medios precisos para garantizar su anonimato”, como no incluir su “su nombre ni su imagen” o “distorsionar su rostro”.

De Kim Phuc a Aylan

El mundo conserva en su retina el rostro de Kim Phuc, la niña vietnamita de 9 años que corría desnuda junto a otros niños ante la pasividad de unos soldados, mientras la piel se le caía afectada por las quemaduras ocasionadas por el napalm lanzado sobre civiles. Aquella fotografía le valió el Pulitzer al fotógrafo vietnamita Nick Ut, aunque hay controversia sobre su autoría.

Afortunadamente, la sociedad cuenta con el impagable trabajo de reporteras y reporteros gráficos que, en muchas ocasiones, se juegan la vida para trasladar al mundo el sufrimiento humano y, en concreto, el de las personas más vulnerables. Gracias a su labor, también las generaciones posteriores podemos vislumbrar, con una sola foto, la injusticia, el horror y el terror.

El 2 de septiembre se cumplían 10 años de la icónica imagen del niño sirio Aylan. La fotoperiodista turca Nilufer Demir inmortalizó su cuerpo de tres años postrado, boca abajo, en una orilla del Mediterráneo. Viajaba con su madre, su hermano y su padre en la huida a una Europa que les cerraba, como sigue cerrando, las puertas a quienes huyen de la guerra y el hambre. Su pequeña embarcación de madera volcó.

La publicación de la fotografía parecía romper la indiferencia de quienes en aquel entonces gobernaban Europa. El primer ministro británico entonces, David Cameron, se confesó “conmovido” y la canciller alemana, Angela Merkel, se mostró concernida por la tragedia que aquella imagen reflejaba.

Solo unos pocos medios pixelaron, es decir, difuminaron hasta hacerla borrosa, la cara del pequeño Aylan, a quien su padre tuvo que enterrar, al igual que a la madre y a otro hermano del pequeño.

Pocas cosas habrá tan íntimas como el recuerdo de un hijo muerto. Pero el padre de Aylan no podrá borrar de su memoria la cabeza del pequeño, con su pelo corto, la camiseta roja y el pantaloncito azul, al igual que los zapatitos sin calcetines que vestía aquel fatídico 2 de septiembre.

Argumentos a favor

La publicación de rostros de niñas y niños sin un retoque que impida su identificación tiene argumentos a favor. Entre ellos, y sobre todo, dar a a conocer para concienciar y cambiar las cosas por su capacidad de impactar.

Desde aquella fotografía de Aylan, otras 30 000 personas han muerto en el Mediterráneo. Muchas de ellas, niñas y niños como él. Como los de Gaza, a quienes con frecuencia se retrata sin preservar su rostro con el alma y el cuerpo castigados por las bombas y el hambre. Tan niños y niñas como los nuestros, pero a los que los medios de comunicación, al igual que la injusticia, tratan de manera diferente. ¿Será que no tienen futuro?

The Conversation

Guillermo Gurrutxaga Rekondo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. El dolor sin pixelar de la infancia gazatí: la publicación de imágenes de niños muertos y heridos cuando no son de los ‘nuestros’ – https://theconversation.com/el-dolor-sin-pixelar-de-la-infancia-gazati-la-publicacion-de-imagenes-de-ninos-muertos-y-heridos-cuando-no-son-de-los-nuestros-265951

Ontario’s colleges were founded to serve local and regional needs — have we forgotten that?

Source: The Conversation – Canada – By Emilda Thavaratnam, PhD student, Leadership and Higher Education, University of Toronto

The establishment of Ontario’s colleges of applied arts and technology 60 years ago marked a pivotal moment in the province’s educational history. The founding vision was based on principles of accessibility and community, as colleges were designed to strengthen Ontario’s growing social and economic fabric.

Today, this promise is unravelling. Students now face limited program choices with the cancellation or suspension of 600 programs over the past year, rising fees and mounting debt, while faculty and staff contend with precarious contracts and widespread layoffs.

As students settle into fall semesters, it’s essential to reflect on the history of Ontario’s colleges in order to envision a future that safeguards the public mission on which these institutions were founded.

Founding vision

Ontario redefined post-secondary education in 1965 by creating a new college system under the leadership of William G. Davis, then the province’s education minister, later its premier. This marked a turning point in Ontario’s educational history and the birth of the college system.

In response to the province’s rapid demographic and economic shifts, Davis proposed a model of affordable, accessible vocational education aimed at preparing students for the workforce.

The foundational principles emphasized that college programs should be “occupation-oriented” and “designed to meet the needs of the local community”;
Additionally, the plans highlighted there should be a “close relationship between any college program and the long-term economic development plans for a particular region” to respond to immediate labour market demands and broader societal needs, including arts, health, science and technical fields.

This approach ensured that the founding vision was connected to regional development, allowing colleges to address Ontario’s diverse social, economic and cultural needs across multiple sectors.

In a 1967 Department of Education publication, Davis cited an earlier 1964 report that named the unique role that colleges would play:

“In the present crisis .. we must turn our attention to the post-secondary level, where we must create a new kind of institution that will provide, in the interests of students for whom a university course is unsuitable, a type of training which universities are not designed to offer.”

This mandate gave colleges their distinctive purpose of filling gaps that universities were never meant to address.

Economic and social development

There are now 24 colleges with campuses in 200 communities throughout Ontario. This college system plays a vital role in the province’s education and economy.

Davis’s legacy is evident in the generations of students who have attended these institutions. Since 2018, an average of 140,000 people have graduated annually from Ontario’s colleges.

It is reported that an average of 83 per cent of Ontario college graduates are employed within six months of graduation. These outcomes highlight the pivotal role that colleges play in contributing to Ontario’s economic and social development.

Shifts in funding

The financial foundation of Ontario colleges has shifted dramatically over the past six decades. When colleges were first established most operating expenses were financed by the province, with tuition contributing to a lesser extent.

By the late 1980s, however, per-student funding had already fallen by roughly one-third. The trend accelerated in 1995 when $120 million was cut. Rather than raising tuition directly, colleges responded by introducing ancillary fees, expanding international student enrolment, postponing capital projects and turning to private funding.




Read more:
International students’ stories are vital in shaping Canada’s future


From the 1990s onward, tuition increasingly replaced public investment as the financial backbone of the college system. Data from the Higher Education Quality Council of Ontario illustrates that between 1992 and 2008, total college revenue rose from $972 million to $1.6 billion, but this growth was driven primarily by student fees. Tuition revenue more than tripled during this period, while government funding shrank as a proportion of overall revenue.

This reliance on student-paid fees deepened in the following decade. Between 2010-11 and 2022-23, provincial grants per student operating revenue (adjusted for inflation) declined by 29 per cent, while tuition revenue once again tripled.

By 2022-23, Ontario colleges received approximately $11,081 per full-time-equivalent student, compared to the national average of $19,292. This figure is just 56 per cent of the Canadian average across provinces.

A 2023 provincial report, Ensuring Financial Sustainability for Ontario’s Post-Secondary Sector, confirms the crisis surrounding underfunding.

What does this mean for students?

These funding changes have reshaped the classroom experience. For students, this means higher tuition and shifted program priorities that limit access and opportunity.

For the public, it’s the loss of an original promise of accessible vocational education. Rising tuition fees have created barriers to access, especially for low-income, first-generation Canadian students.

At the same time, the Ontario government has framed college funding heavily around immediate provincial and national economic pressures, for example in trades and construction, as well as STEM and health care.




Read more:
YouTube shapes young people’s political education, but the site simplifies complex issues


While public funding of colleges has been eroded, the Ontario Public Service Employees Union reports that Ontario has also spent significant funds cultivating “non-college training providers and projects” through a Skills Development Fund.

It also notes that while public colleges are required to disclose a great deal about their funding and outcomes:

“… very little is known about the funding levels, training quality or employment outcomes of SDF-funded projects. Instead, the province relies on campaign-style funding announcements, often showcasing private companies receiving multi-million dollar training grants.”

Move away from founding vision

Davis’s founding vision was rooted in regional development. Programs were designed to serve the long-term needs of communities, including the arts, local culture and community services. The goal was to strengthen entire regions and broaden opportunities through a balanced system that reflected both economic and social priorities.

This shift reflects the broader marketization of higher education. Education is valued less for cultivating critical thinking, civic participation and community life and more for producing workers to meet short-term market needs.

For students, this means diminishing autonomy as their choices are increasingly shaped by labour market pressures rather than broader civic needs and personal vocational interests. These funding trends raise concerns about the fate of a broader range of programs that sustain the social fabric of communities.

Ongoing college support staff strike

Finally, these policy shifts ignore the immediate impact on students, faculty and staff. The ongoing support staff strike at Ontario colleges is one expression of these pressures, and its complexity deserves discussion beyond the scope of this piece.

The question remains: where is our government in all this, and what will be done to save our colleges?

Today, Davis’s legacy is being dismantled by chronic underfunding. The future of our colleges depends on renewal. We must reclaim these values and call on our federal and provincial leaders to support a truly public system of higher education that serves the communities it was created to serve.

The Conversation

Emilda Thavaratnam does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. Ontario’s colleges were founded to serve local and regional needs — have we forgotten that? – https://theconversation.com/ontarios-colleges-were-founded-to-serve-local-and-regional-needs-have-we-forgotten-that-262760

El doble filo de las ‘fintech’: entre la libertad financiera y la trampa digital

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Angela Sánchez, Profesora e Investigadora, especializada en Economía Conductual, Universidad Pontificia Comillas

LALAKA/Shutterstock

Las empresas que aúnan tecnología y finanzas (fintech) prometen agilidad, accesibilidad y comodidad. Además, han sido clave en la inclusión financiera de millones de personas sin acceso a la banca tradicional, al permitirles abrir cuentas (Revolut, N26), hacer pagos y transferencias (PayPal, Bizum o Wise y mediante pasarelas de pago electrónico de las entidades tradicionales), invertir (Investing.com, Betterment) o pedir créditos (Lendable, Avant) desde el móvil.




Leer más:
¿Son las ‘fintech’ un banco?


¿Eficiencia o manipulación?

En el entorno fintech, con un clic, un gesto o un reloj en la muñeca, pagar se ha vuelto invisible. Pero, ¡cuidado!, lo que parece eficiencia es también un cálculo preciso que parte de los principios de la economía conductual, una disciplina que estudia cómo los sesgos, emociones y atajos mentales influyen en nuestras decisiones. Desde el diseño minimalista de las apps hasta notificaciones que celebran el “ahorro” conseguido al gastar, cada detalle está pensado para influir en nuestras decisiones financieras, muchas veces sin que seamos plenamente conscientes.




Leer más:
Kahneman, el psicólogo que nos enseñó lo que es la economía conductual


Es curioso saber que el verdadero poder de estas empresas no reside solo en procesar pagos, sino en analizar comportamientos. Cada transacción genera datos que alimentan algoritmos diseñados para perfilar nuestros hábitos de consumo y predecir –o incluso inducir– nuestras próximas decisiones.

Pero ¿qué nos hace una presa tan fácil para las empresas ávidas de consumidores? Desafortunadamente, las razones son múltiples. Afortunadamente, las sabemos:

  1. El dinero “invisible” duele menos. En 1996, el profesor e investigador estadounidense George Loewenstein acuñó la expresión el “dolor de pagar”. Dar billetes genera incomodidad inmediata. Fraccionar pagos en una app o usar la fórmula Buy Now Pay Later (compre ahora y pague después, BNPL) disimulan esa incomodidad. En 2001, estudios neurológicos demostraron que pagar con tarjeta de crédito activa menos áreas del cerebro asociadas al dolor que pagar con efectivo. Es decir, el cerebro reacciona menos emocionalmente cuando no hay un intercambio físico de dinero. En la práctica, esto significa que las personas tienden a gastar más cuando ni ven ni tocan el dinero que utilizan. Por eso, en el entorno digital, donde los pagos se hacen con un clic, el riesgo de endeudamiento de amplifica.

  2. Aversión a la pérdida. Los investigadores Daniel Kahneman y Amos Tversky presentaron en 1979 su teoría de la prospectiva, con la que demostraron que perder afecta más que ganar. De ahí la efectividad de los mensajes: “No dejes pasar esta oportunidad”, “Te estás perdiendo 1 500 puntos si no usas tu tarjeta hoy” o “Solo por hoy, 20 % de devolución en tus compras”. Estos generan sensación de urgencia y refuerzan el miedo a perder un beneficio potencial. Aunque este no sea significativo en términos económicos ni el bien o servicio adquirido se necesitase o desease previamente. En este caso el objetivo no es tanto convencer racionalmente sino activar una respuesta emocional que lleve a la acción inmediata (de consumo).

  3. Sesgo de anclaje. Nuestra percepción de valor se ve fuertemente influenciada por la primera cifra o referencia que se nos presenta. La primera cifra que vemos actúa como referencia. Si el plan premium cuesta 10 000 €, el de 5 000 € parece razonable. Pero, sin el ancla inicial (los 10 000 €), el plan de 5 000 € podría percibirse como caro y poco atractivo. Las fintech utilizan este sesgo al diseñar sus planes de pago, suscripciones o tarjetas. La oferta inicial, más costosa, establece el marco de referencia, haciendo que la opción intermedia –que suele ser la más rentable para la empresa– parezca equilibrada, lógica e incluso una “buena oferta”. Así, lo que parece una elección libre y racional está en realidad influenciada por una manipulación sutil del contexto.

¿Comodidad o trampa?

La pregunta central es si los servicios que ofrece la tecnología financiera (pagos inmediatos, facilidades de pago, ofertas y descuentos) nos ahorran complicaciones o estamos más bien frente a un sistema que nos distrae y fomenta decisiones financieras poco saludables. Mientras los reguladores discuten límites y transparencia en el uso de soluciones BNPL, los usuarios navegan entre la conveniencia y el riesgo del autoengaño.

La tecnología promete comodidad, inmediatez y soluciones al alcance de un clic. Pero lo que aún está por verse es si el coste real será nuestra vulnerabilidad como consumidores. En un mundo donde cada propuesta empresarial busca inclinarnos a consumir sin pensar, comprender cómo utilizan estos sesgos no es un lujo intelectual sino una forma de defensa personal. Saberlo no nos vuelve inmunes, pero sí un poco más libres.

The Conversation

Angela Sánchez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. El doble filo de las ‘fintech’: entre la libertad financiera y la trampa digital – https://theconversation.com/el-doble-filo-de-las-fintech-entre-la-libertad-financiera-y-la-trampa-digital-266400

Aristote l’avait pressenti : bouger stimule la pensée et la créativité

Source: The Conversation – France in French (3) – By Alberto Ruiz-Ariza, Profesor Titular en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Educación, Universidad de Jaén

Comme Aristote et ses disciples péripatéticiens, de nombreux penseurs ont trouvé dans la marche et dans le mouvement une source de clarté et d’inspiration. Everett Collection/Shutterstock

Bouger n’est pas seulement bon pour le corps : c’est aussi un formidable carburant pour l’esprit. D’Aristote, qui enseignait en marchant, aux neurosciences modernes, l’histoire et la science confirment que l’activité physique est bénéfique pour l’agilité mentale.


Avez-vous déjà remarqué que lorsque vous bougez, que vous sortez vous promener en plein air ou que vous faites de l’exercice physique, votre esprit devient plus lucide, plus positif et que vos pensées s’enchaînent comme par magie ? En réalité, ce n’est pas de la magie, mais de la science. Et c’est quelque chose que les philosophes de l’Antiquité percevaient déjà de façon intuitive.

Aristote et son école péripatéticienne

Dès 335 avant notre ère, Aristote observait, sur la base de sa propre expérience, que le mouvement stimulait l’esprit et favorisait l’émergence des idées. Il avait ainsi coutume de se promener avec ses disciples dans le jardin du « lycée », le Péripatos, tout en discutant avec eux pour trouver des réponses.

Ainsi, Aristote dispensant son enseignement à ses disciples en marchant, son école a été appelée « péripatétique », ou « péripatéticienne », du grec ancien peripatetikós, « qui aime se promener en discutant ». On dit de ses adeptes qu’ils sont des « péripatéticiens ».

Statue d’Aristote placée près des vestiges du Lycée
Statue d’Aristote placée près des vestiges de son lycée.
Carole Raddato/Wikimedia, CC BY-SA

Convaincus que l’exercice physique nourrit la pensée, Aristote et ses disciples pressentaient déjà ce que la science moderne confirme aujourd’hui. Bien avant eux, le poète latin Juvénal exprimait déjà ce lien intime entre corps et esprit à travers sa célèbre maxime « mens sana in corpore sano » (un esprit sain dans un corps sain). Depuis, de nombreux penseurs ont continué à puiser dans le mouvement une source d’inspiration et de clarté intellectuelle.

Jean-Jacques Rousseau, Emmanuel Kant, Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre, Oliver Sacks, Yukio Mishima ou le neuroscientifique Santiago Ramón y Cajal partageaient une idée commune : la pratique d’une activité physique peut être un moteur pour l’esprit. Beaucoup d’entre eux trouvaient dans leurs promenades la clarté, l’inspiration et un moyen de se connecter au monde urbain, à la nature et à eux-mêmes. Pour eux, bouger leur corps était aussi un moyen de stimuler leur pensée.

Que dit la science du lien entre activité physique et performance cognitive ?

Aujourd’hui, de nombreuses études neuroscientifiques démontrent que ces penseurs avaient raison.

La pratique d’une activité physique apporte des bénéfices intellectuels dès le plus jeune âge à toutes les populations. Par exemple, après une marche de 20 minutes à 60 % d’intensité, l’activation cérébrale s’améliore, ce qui entraîne une augmentation dans les zones liées à l’attention et à la vitesse de traitement mental.

Augmentation de l’intelligence globale en relation avec l’augmentation de la capacité cardiorespiratoire
Augmentation de l’intelligence globale en relation avec l’augmentation de la capacité cardiorespiratoire.
Åberg et coll., 2009

De plus, il y a près d’une décennie, nous avons publié une revue systématique approfondie qui concluait que le niveau de forme physique, et en particulier la capacité cardiorespiratoire, joue un rôle sur les dispositions cognitives. Par exemple, une étude menée auprès de plus d’un million de jeunes Suédois a révélé que la condition cardiorespiratoire acquise entre 15 et 18 ans prédisait la performance intellectuelle à 18 ans.

Ces observations sont confirmées par une récente méta-analyse qui a synthétisé 133 revues systématiques couvrant 2 724 interventions sur l’efficacité de l’exercice physique pour améliorer la cognition, la mémoire et les fonctions exécutives, sur un total de 258 279 participants. Il en ressort que l’exercice, même de faible ou moyenne intensité, améliore toutes ces dimensions cognitives.

Quels mécanismes l’activité physique active-t-elle pour produire ces bienfaits ?

La pratique d’une activité physique augmente le flux sanguin et produit une angiogenèse, améliorant ainsi la circulation cérébrale et, par conséquent, l’oxygénation et l’apport en nutriments. Cela entraîne à son tour une amélioration du fonctionnement du cerveau et des processus émotionnels, cognitifs ou créatifs.

L’activité physique améliore également la plasticité et la microstructure cérébrales, et augmente la production du facteur neurotrophique dérivé du cerveau (BDNF), une protéine essentielle à la formation de nouveaux neurones – la neurogenèse, et à l’efficacité et aux connexions neuronales – la synaptogenèse.

D’autre part, l’activité physique provoque la libération de neurotransmetteurs, tels que la dopamine, les endorphines, la sérotonine et la noradrénaline, liées au bien-être, au bonheur, à l’humeur, à la réduction de l’anxiété ou du stress, à l’attention ou à la motivation. Si, en outre, l’activité est collective, elle peut renforcer la régulation des émotions et les compétences sociales.

Enfin, tout ce qui précède stimule également les facteurs neuroprotecteurs et réduit le risque de maladies neurodégénératives telles que la maladie d’Alzheimer.

Comment en tirer parti sur le plan pratique ?

Au sein de notre groupe de recherche, nous étudions depuis des années ce lien fascinant, en particulier dans le contexte éducatif et familial. Nos études révèlent que la pratique d’une activité physique à différents moments de la journée a un impact positif sur une multitude de facteurs clés pour le développement émotionnel et cognitif dès le plus jeune âge.

Enfants se promenant dans la forêt

Standret/Shutterstock

Par exemple, notre revue systématique et guide pratique éducatif résume les effets des cours scolaires physiquement actifs et des pauses ou récréations actives sur la cognition.

Ce travail fournit un tableau contenant des suggestions pour la mise en œuvre de ces stimuli dans un cadre éducatif chez les jeunes de 6 à 12 ans.

Par ailleurs, nos recherches mettent en évidence que l’apprentissage ludique favorise non seulement l’acquisition du vocabulaire ou la compréhension écrite, mais aussi l’image de soi, l’estime de soi et les compétences sociales des enfants. Elles montrent également que la mobilité active, le démarrage de la journée scolaire par une activité physique ou encore l’intégration de pauses actives peuvent contribuer à améliorer les diverses dimensions mentales, socio-émotionnelles et cognitivo-académiques chez les enfants et les adolescents.

Suggestions pour une journée type

Nous recommandons de commencer la journée par de la mobilité active d’au moins 15 à 20 minutes pour se rendre à l’établissement scolaire. Cela peut se faire en groupe et en se fixant des objectifs, comme essayer de dépasser, collectivement, un nombre de pas défini à l’avance.

Une fois arrivé à l’école, l’idéal serait de commencer par une séance d’activité physique de 16 minutes en mettant en place, par exemple, le programme C-HIIT, un entraînement fractionné de haute intensité (de l’anglais « High Intensity Interval Training » (HIIT)), adapté aux élèves. Cela permet d’améliorer considérablement l’attention et la concentration. Une autre option est le programme « Active-Start », qui consiste à commencer la journée par 30 minutes de jeux de coordination et de concentration.

Le matin, il est très utile d’organiser des cours physiquement actifs dans lesquels il est possible d’enseigner des contenus scolaires par le mouvement, y compris pour l’éducation des tout petits. Il est également suggéré d’inclure, par exemple, 4 à 10 minutes de pauses actives. Des programmes tels que FUNtervals ou « DAME10 » sont parmi les plus connus.

Les récréations actives ou les cours d’éducation physique intégrant une dimension cognitive ou des aspects coopératifs et socio-émotionnels) se révèlent particulièrement bénéfiques.

En dehors du cadre scolaire, la fréquentation de clubs sportifs ou la pratique d’une activité physique durant les loisirs constitue également une voie recommandée, que ce soit à travers des programmes extrascolaires ou des applications ou objets connectés conçus pour motiver les jeunes par le biais de défis quotidiens, mais qui ne sont pas non plus une panacée.

Enfin, il apparait que les jeunes qui perçoivent leurs parents comme actifs ou attentifs à leur pratique sont eux-mêmes plus enclins à bouger, ce qui favorise leur engagement durable dans l’activité physique et leur permet d’en tirer tous les bénéfices évoqués précédemment.

Défis pour la société actuelle

Si Aristote et ses péripatéticiens avaient pressenti les bienfaits du mouvement, notre société contemporaine soulève de nouveaux défis. Est-il réellement possible de mettre en pratique toutes ces recommandations ? Certaines exigent sans doute un soutien institutionnel et une formation adaptée pour l’ensemble des acteurs concernés, ainsi qu’une évolution des méthodes pédagogiques et un engagement collectif.

Un autre enjeu réside dans l’essor des technologies, qui peuvent se révéler autant des concurrentes que des alliées. Comme nous l’avons montré dans certains travaux antérieurs, leur potentiel peut être exploité de manière positive, à condition d’en limiter les dérives. En tirant parti de manière positive de toutes les avancées.

Quoi qu’il en soit, bougez. Votre cœur et votre cerveau vous diront merci.

The Conversation

Alberto Ruiz-Ariza ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Aristote l’avait pressenti : bouger stimule la pensée et la créativité – https://theconversation.com/aristote-lavait-pressenti-bouger-stimule-la-pensee-et-la-creativite-265999

Élections législatives tchèques de 2025 : la victoire à la Pyrrhus d’Andrej Babiš

Source: The Conversation – in French – By Jan Rovny, Professor of Political Science, Centre d’études européennes et de politique, Sciences Po

Certes, le parti populiste du milliardaire Andrej Babiš est arrivé en tête aux élections législatives. Mais quand on analyse de plus près la situation politique dans le pays, on constate que cette victoire ne signifie pas, loin de là, que Babiš pourra mettre en œuvre la totalité de son programme. Il ne dispose pas de la majorité absolue et devra donc s’allier à des partis dont le soutien à long terme ne lui est pas garanti.


Les élections législatives tchèques des 3 et 4 octobre 2025 ont été marquées par le retour en force de l’ancien premier ministre (2017-2021) – et candidat malheureux à la présidentielle de janvier 2023 – Andrej Babiš.

Son mouvement populiste, ANO (Akce nespokojených občanů, Action des citoyens mécontents), est arrivé en première position, récoltant plus de 34 % des suffrages et remportant 80 sièges sur les 200 que compte la Chambre basse du Parlement, soit un gain de huit sièges. Tandis que Babiš célébrait sa victoire au son de la pop italienne des années 1980 – musique qui évoque mon enfance dans la Tchécoslovaquie communiste –, les observateurs comprenaient déjà que son chemin serait semé d’embûches.

Quelle majorité pour le parti d’Andrej Babiš ?

Comme dans la plupart des démocraties occidentales, la politique tchèque se polarise de plus en plus autour de deux pôles.

L’un s’ancre dans les institutions et les normes de la démocratie libérale, tout en soutenant la coopération internationale sous la forme du libre-échange, de la défense transatlantique et de l’intégration européenne. L’autre devient de plus en plus sceptique à l’égard des bienfaits de ces marchés ouverts et de cette démocratie libérale, qu’il perçoit comme sources de concurrence déloyale et d’immigration indésirable, provoquant des tensions économiques et culturelles. Les élections de 2025 ont consolidé ces deux blocs : elles ont confirmé ANO comme hégémon incontesté du camp illibéral, tout en renforçant les formations les plus libérales du camp opposé.

Fondé en 2011, ANO s’était d’abord présenté comme un mouvement antisystème mené par un homme d’affaires milliardaire promettant de remplacer les élites politiques traditionnelles par des « gens normaux qui travaillent dur ».

Mettant en avant ses succès entrepreneuriaux (dans le domaine de l’agroalimentaire), Babiš cherchait alors à séduire un électorat de centre droit déçu par la politique traditionnelle. Mais au fil de la décennie, il a découvert que les électeurs les plus réceptifs à son populisme se trouvaient parmi les couches sociales plus fragiles et moins éduquées des régions périphériques. Progressivement, ANO s’est éloigné de son discours initial sur l’efficacité gouvernementale pour adopter des politiques sociales ciblées, mêlées à une critique de plus en plus virulente de l’immigration et des régulations climatiques.

Ce déplacement est visible dans la figure 1, tirée des recherches que j’ai conduites avec plusieurs collègues, qui situe les partis tchèques sur les dimensions économique et culturelle entre 2014 et 2024 : ANO s’y déplace nettement d’un centre-droit libéral vers un conservatisme à tendance sociale.

Figure 1. Espace politique tchèque et évolution des partis de 2014 à 2024. Cliquer pour zoomer.
Fourni par l’auteur

Dans son discours de victoire, Babiš a martelé que son premier Conseil des ministres rejetterait officiellement le pacte européen sur la migration ainsi que le système d’échange de quotas d’émission de carbone, et privilégierait le financement de la sécurité sociale et de la santé plutôt que le soutien à l’Ukraine, même s’il a donné des gages à l’UE et à l’OTAN.

Mais quel que soit le gouvernement qu’il parviendra à former, les obstacles seront nombreux.

Le premier défi de Babiš découle paradoxalement du score élevé d’ANO, obtenu au détriment de partis radicaux plus petits. L’alliance Stacilo ! (« Assez ! »), rassemblée autour du Parti communiste (KSCM) – qui mêle programme social radical, nationalisme nativiste et sympathies prorusses – n’a pas franchi le seuil électoral, condamnant une nouvelle fois la gauche historique à l’absence parlementaire.

Le parti d’extrême droite SPD, dont la campagne a combiné promesses sociales, rejet de l’immigration, opposition aux réfugiés ukrainiens et hostilité à l’UE, a lui aussi perdu des voix et cinq sièges. La domination d’ANO sur l’espace économiquement de gauche mais culturellement conservateur fragilise donc ses propres partenaires potentiels et complique la recherche d’une majorité stable.

La seule majorité possible du camp illibéral impliquerait une coopération – soit dans une coalition formelle, soit sous la forme préférée de Babiš, celle d’un gouvernement minoritaire d’ANO soutenu au Parlement – avec le SPD et les Motoristes. Ensemble, ces trois forces totalisent 108 sièges sur 200. Mais, là encore, les obstacles sont nombreux.

Le premier problème est programmatique. Les Motoristes sont une nouvelle formation menée par un homme d’affaires et coureur automobile, Filip Turek, amateur de gros moteurs, dont la collection personnelle comprend des armes et des objets nazis. Ce parti combine un libertarisme économique axé sur les baisses d’impôts et l’équilibre budgétaire avec un conservatisme viriliste. Tout en partageant avec ANO et le SPD leur opposition à la régulation climatique et à l’immigration, les Motoristes risquent de rejeter les politiques sociales coûteuses prônées par leurs deux alliés potentiels. Par ailleurs, bien que critiques envers l’Union européenne, ANO et les Motoristes refusent de réclamer un référendum sur un Czexit – sortie de la Tchéquie de l’UE –, que le SPD, lui, soutiendrait volontiers. Trouver une ligne commune s’annonce donc ardu.

Le deuxième problème est organisationnel. Les Motoristes sont des novices en politique, tandis que les élus du SPD proviennent de formations d’extrême droite diverses, regroupant conspirationnistes, militants antivax et admirateurs de Poutine. Utile pour gonfler le nombre de députés, cette alliance pourrait vite se révéler aussi instable qu’embarrassante.

Enfin, Babiš reste juridiquement vulnérable : il fait l’objet d’une enquête pour usage abusif de subventions agricoles européennes et pour conflit d’intérêts lié à son empire agro-alimentaire. Le président Petr Pavel a d’ores et déjà rappelé que, s’il chargeait Babiš de former le prochain gouvernement, celui-ci devrait se conformer pleinement au droit tchèque et européen.

Dans le camp d’en face, la progression des partis libéraux (au sens sociétal du terme)

Qu’en est-il du bloc opposé ? Le « bloc démocratique » s’articule autour de la coalition Spolu, qui regroupe les partis conservateurs (ODS et TOP 09) et le parti chrétien-démocrate (KDU-CSL), et qui est dirigée par le premier ministre sortant Petr Fiala. La coalition, qui avait en janvier 2023 soutenu la candidature victorieuse de Petr Pavel à la présidence, a obtenu plus de 23 % des voix et 52 sièges (contre 71 dans le Parlement précédent).

Le gouvernement Fiala, qui incluait également le parti libéral des Maires et Indépendants (STAN), s’est trouvé à la tête du pays depuis le début de la guerre à grande échelle menée par la Russie contre l’Ukraine, gérant à la fois l’afflux de réfugiés ukrainiens et la flambée des prix de l’énergie et de l’inflation.

S’il a mis en avant son rôle de garant de l’ancrage occidental de la République tchèque, il a sous-estimé le coût social payé par les catégories les plus modestes. En l’absence d’une gauche traditionnelle, le camp illibéral a su capter ce mécontentement populaire, mêlant conservatisme culturel et discours social.

Malgré la victoire électorale du camp illibéral, les deux forces politiques les plus libérales du pays – STAN et le Parti pirate – ont progressé, grâce au succès des Pirates. En 2021, les deux formations réunies comptaient 37 sièges (33 pour STAN, 4 pour les Pirates). En 2025, STAN recule à 22 sièges, mais les Pirates dépassent le SPD en en obtenant 18, portant leur total combiné à 40 sièges.

Ces deux partis, bien organisés et efficaces, défendent une ouverture culturelle affirmée – notamment en soutenant le mariage pour tous (qui pour l’instant n’est pas légal dans le pays, les couples de même sexe disposant seulement d’un équivalent du PACS français) – et s’intéressent désormais davantage aux questions sociales négligées par le précédent gouvernement, comme le logement et la protection sociale. Leurs voix dans l’opposition pourraient ainsi contester la prétention de Babiš à représenter les classes économiquement fragiles.

Une polarisation croissante

La polarisation croissante entre forces illibérales – prônant un mélange de nationalisme, d’exclusion et de politiques sociales – et forces démocratiques, attachées à la coopération et au commerce international, constitue une mauvaise nouvelle pour la démocratie tchèque.

La figure 2 (données du Chapel Hill Expert Survey) montre combien les attitudes culturelles sont liées aux positions sur la démocratie, et illustre la fracture entre ANO et ses alliés potentiels d’un côté, et les partis du gouvernement sortant et les Pirates de l’autre.

Figure 2. Positionnement démocratique et culturel des partis tchèques. Cliquer pour zoomer.
Fourni par l’auteur

Pourtant, les démocrates ne doivent pas désespérer. La victoire de Babiš est une victoire à la Pyrrhus.

D’une part, son succès affaiblit ses propres alliés potentiels : toute coalition qu’il formera sera fragile, hétérogène et instable. Contrairement à Viktor Orban en Hongrie, Babiš ne dispose pas d’une majorité constitutionnelle. Contrairement à Donald Trump aux États-Unis, il sera limité par le président Petr Pavel, qui l’a battu à la présidentielle de 2023, et par un Sénat dominé par le bloc démocratique.

Jan Rovny a publié en 2024 « Ethnic Minorities, Political Competition, and Democracy » aux presses universitaires d’Oxford.

D’autre part, les deux blocs ne sont pas aussi figés qu’ils en ont l’air. Le camp démocratique dispose de relais possibles auprès des électeurs de la gauche conservatrice, actuellement séduits par ANO ou le SPD. La figure 2 montre par exemple que ce camp comprend aussi des conservateurs culturels, tels que les chrétiens-démocrates du KDU-CSL, dont la religiosité n’exclut pas l’attachement à la démocratie libérale. Par ailleurs, l’absence persistante d’une gauche traditionnelle pourrait inciter les centristes libéraux – en particulier les Pirates – à se saisir plus systématiquement des questions de protection sociale et d’exclusion économique.

La démocratie se portera mieux partout lorsque les partis démocratiques couvriront l’ensemble du spectre politique : lorsqu’ils sauront parler aux conservateurs comme aux libéraux, et défendre l’ouverture internationale tout en s’attaquant sérieusement aux coûts sociaux du libre-échange et de la mobilité. Les résultats des élections législatives tchèques de 2025 ne garantissent pas cet avenir – mais ils le rendent possible.

The Conversation

Jan Rovny a reçu des financements de la Commission Européenne: Horizon Europe — 101060899 — AUTHLIB.

ref. Élections législatives tchèques de 2025 : la victoire à la Pyrrhus d’Andrej Babiš – https://theconversation.com/elections-legislatives-tcheques-de-2025-la-victoire-a-la-pyrrhus-dandrej-babis-266803

Pour sauver les pôles, les projets de géo-ingénierie sont voués à l’échec

Source: The Conversation – France (in French) – By Steven Chown, Director, Securing Antarctica’s Environmental Future and Professor of Biological Sciences, Monash University

Le moyen le plus efficace de réduire le risque d’impacts généralisés du réchauffement climatique sur les pôles reste de diminuer les émissions de gaz à effet de serre. Derek Oyen/Unsplash

Alors que les pôles fondent à un rythme accéléré, certains chercheurs misent sur la géo-ingénierie pour ralentir la catastrophe : rideaux sous-marins, microbilles de verre ou fertilisation des océans. Mais une récente étude montre que ces solutions spectaculaires sont inefficaces, coûteuses et dangereuses – et qu’elles risquent surtout de détourner l’attention de l’urgence à réduire nos émissions de gaz à effet de serre.


Notre planète continue de se réchauffer en raison des émissions de gaz à effet de serre liées aux activités humaines. Les régions polaires sont particulièrement vulnérables à ce réchauffement. L’étendue de la banquise diminue déjà dans l’Arctique comme dans l’Antarctique. Les calottes glaciaires du Groenland et de l’Antarctique fondent, et des changements brutaux sont en cours dans les deux environnements polaires.

Ces changements ont de profondes conséquences pour nos sociétés, qu’il s’agisse de la montée du niveau de la mer, de l’évolution de la circulation océanique ou de la multiplication des phénomènes climatiques extrêmes. Ils entraînent aussi de lourdes conséquences pour les écosystèmes, notamment pour les ours polaires et les manchots empereurs, devenus des symboles des effets du changement climatique.

Le moyen le plus efficace pour atténuer ces changements et réduire le risque d’impacts généralisés est de diminuer les émissions de gaz à effet de serre. Pourtant, la décarbonation progresse lentement, et les projections actuelles indiquent une augmentation de la température d’environ 3 °C d’ici à 2100.

Aussi, certains scientifiques et ingénieurs, conscients des changements attendus et de l’importance des régions polaires pour la santé de la planète, ont-ils proposé de développer des approches technologiques, appelées géo-ingénierie, afin d’atténuer les effets sur l’Arctique et l’Antarctique.

Dans une étude publiée récemment dans Frontiers in Science, mes collègues et moi avons évalué cinq des concepts de géo-ingénierie les plus avancés envisagés pour les régions polaires. Nous en avons conclu qu’aucun d’entre eux ne devrait être utilisé dans les prochaines décennies. Ils sont extrêmement peu susceptibles d’atténuer les effets du réchauffement climatique dans les régions polaires et risquent de provoquer de graves conséquences indésirables.

Qu’est-ce que la géo-ingénierie polaire ?

La géo-ingénierie recouvre un large éventail d’idées visant à modifier délibérément, à grande échelle, le climat de la Terre. Les deux grandes catégories

consistent soit à retirer du dioxyde de carbone de l’atmosphère, soit à augmenter la quantité de lumière solaire renvoyée vers l’espace (une approche connue sous le nom de « modification du rayonnement solaire »).

Pour les régions polaires, les cinq concepts actuellement les plus avancés sont :

1. L’injection d’aérosols stratosphériques. Cette technique de modification du rayonnement solaire consiste à introduire dans la stratosphère de fines particules (comme le dioxyde de soufre ou le dioxyde de titane) afin de réfléchir la lumière du soleil vers l’espace. L’idée est ici d’appliquer ce principe spécifiquement aux pôles.

2. Les rideaux sous-marins. Ces structures flexibles et flottantes, ancrées au plancher océanique entre 700 et 1 000 m de profondeur et s’élevant sur 150 à 500 m, visent à empêcher l’eau chaude de l’océan d’atteindre et de faire fondre les plates-formes de glace (prolongements flottants qui ralentissent l’écoulement de la glace du Groenland et de l’Antarctique vers l’océan) ainsi que les lignes d’ancrage des calottes (là où se rencontrent terre, glace et océan).

Un schéma montrant un grand rideau dans la mer, dressé contre un mur de glace
Les sous-rideaux marins sont des structures flexibles et flottantes, ancrées au fond de la mer entre 700 mètres et 1 000 mètres de profondeur et s’élevant de 150 mètres à 500 mètres.
Frontiers

3. Gestion de la banquise. Deux pistes sont explorées : d’une part, la dispersion de microbilles de verre sur la glace de mer arctique fraîche pour la rendre plus réfléchissante et prolonger sa durée de vie ; d’autre part, le pompage d’eau de mer à la surface de la banquise, où elle gèle pour l’épaissir, ou dans l’air pour produire de la neige, grâce à des pompes éoliennes.

4. Ralentir l’écoulement de la calotte glaciaire. Cette approche cible les « courants glaciaires » du Groenland et de l’Antarctique, de véritables rivières de glace s’écoulant rapidement vers la mer et contribuant à l’élévation du niveau marin. L’eau présente à leur base agit comme un lubrifiant. L’idée est de pomper cette eau afin d’accroître la friction et de ralentir leur progression. Le concept semble particulièrement pertinent pour l’Antarctique, où la fonte se joue davantage à la base de la calotte qu’à sa surface.

5. La fertilisation des océans. Elle consiste à ajouter des nutriments, comme du fer, dans les océans polaires afin de stimuler la croissance du phytoplancton. Ces organismes microscopiques absorbent le dioxyde de carbone atmosphérique, qui se retrouve stocké dans les profondeurs marines lorsqu’ils meurent et coulent.

Un schéma montrant des nutriments ajoutés à l’océan pour favoriser la croissance du phytoplancton
Un schéma montrant des nutriments ajoutés à l’océan pour favoriser la croissance du phytoplancton.
Frontiers

Le risque des faux espoirs

Dans nos travaux, nous avons évalué chacun de ces concepts selon six critères : ampleur de la mise en œuvre, faisabilité, coûts financiers, efficacité, risques environnementaux et enjeux de gouvernance. Ce cadre fournit une méthode objective pour examiner les avantages et limites de chaque approche.

Aucun des projets de géo-ingénierie polaire ne s’est avéré viable dans les décennies à venir. Tous se heurtent à de multiples obstacles.

Ainsi, couvrir 10 % de l’océan Arctique de pompes destinées à projeter de l’eau de mer pour la geler exigerait l’installation d’un million de pompes par an sur dix ans. Les coûts estimés pour les rideaux marins (un milliard de dollars US par kilomètre) sous-estiment, de six à vingt-cinq fois, ceux de projets d’ampleur comparable dans des environnements plus simples, comme la barrière de la Tamise à Londres.

Un projet visant à répandre des microbilles de verre sur la glace a d’ailleurs été abandonné en raison des risques environnementaux. Et lors de leur dernière réunion, la majorité des Parties consultatives du Traité sur l’Antarctique ont réaffirmé leur opposition à toute expérimentation de géo-ingénierie dans la région.

Ces propositions nourrissent de faux espoirs face aux conséquences dramatiques du changement climatique, sans réduire rapidement les émissions de gaz à effet de serre. Elles risquent d’alimenter la complaisance face à l’urgence d’atteindre la neutralité carbone d’ici à 2050, voire d’être instrumentalisées par des acteurs puissants pour justifier la poursuite des émissions.

La crise climatique est une crise. Compte tenu du temps disponible, les efforts doivent se concentrer sur la décarbonation, dont les bénéfices peuvent être obtenus à court terme.

The Conversation

Steven Chown ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Pour sauver les pôles, les projets de géo-ingénierie sont voués à l’échec – https://theconversation.com/pour-sauver-les-poles-les-projets-de-geo-ingenierie-sont-voues-a-lechec-266621

Les citadins sont-ils prêts à réduire la place de la voiture pour végétaliser la ville ?

Source: The Conversation – France (in French) – By Maia David, Professeure et chercheuse en économie de l’environnement, AgroParisTech – Université Paris-Saclay

Pour végétaliser les villes, il faut trouver de l’espace et donc en prendre à la voiture. Et c’est là que, parfois, les choses coincent… Source : Métropole de Lyon, Fourni par l’auteur

Face à la multiplication des vagues de chaleur, les villes doivent se réinventer. La végétalisation fait partie de la palette de solutions possibles, mais se heurte à une difficulté : pour cela, il faut souvent réduire l’espace alloué à d’autres usages, comme la circulation ou le stationnement automobile. Une étude récente, menée à Lyon (Rhône), suggère que les citadins sont prêts à soutenir de telles mesures… à condition que son impact reste limité et que ses bénéfices concrets soient perceptibles.


La France a de nouveau subi pendant l’été 2025 une canicule parmi les plus intenses jamais enregistrées. Le mois de juin 2025 a ainsi été le plus chaud jamais mesuré en Europe de l’Ouest. À cette occasion, plusieurs villes ont franchi la barre des 40 °C, comme Bordeaux (41,6 °C), Toulouse (41,5 °C), Angoulême (42,3 °C) ou Nîmes (41,8 °C).

L’intensification des vagues de chaleur, tant en termes de fréquence que de durée, contribue à rendre les espaces urbains de plus en plus difficiles à vivre. En cause, l’effet d’îlot de chaleur urbain (ICU) : l’asphalte et le béton, par exemple, stockent la chaleur, et le peu de végétation limite le rafraîchissement nocturne par évapotranspitation.

Face à ces extrêmes devenus la norme, les villes doivent se réinventer et créer des « îlots de fraîcheur urbains », des zones refuges où les températures sont plus clémentes.

Plusieurs approches peuvent être envisagées.

  • Elles peuvent s’appuyer sur des changements de comportement des citadins, comme l’aération nocturne des logements, l’adaptation des horaires de travail ou encore la réduction des activités extérieures en période de forte chaleur.

  • Elles peuvent aussi reposer sur des aménagements techniques et architecturaux, tels que la construction de bâtiments bioclimatiques, l’utilisation de revêtements à fort albédo ou l’irrigation ponctuelle des espaces extérieurs.

  • Une troisième voie, enfin, réside dans l’accroissement de la végétation urbaine, largement documentée dans la littérature scientifique comme facteur de rafraîchissement.

Il existe toutefois une limite structurelle. Les grandes villes disposent rarement de la place suffisante pour, à la fois, planter des arbres, désimperméabiliser les sols et verdir les rues sans devoir transformer les usages de l’espace public et réduire l’espace alloué à d’autres usages.

La végétalisation bouscule notamment la place de la voiture, comme nous avons pu le démontrer dans une recherche publiée dans la revue Land Economics.




À lire aussi :
Paris est une des pires villes européennes en temps de canicule. Comment changer cela ?


Le vert urbain, entre bénéfices et zones de friction

Les bénéfices de la nature en ville sont nombreux et documentés : îlots de fraîcheur, amélioration de la qualité de l’air, infiltration des eaux pluviales, accueil de la biodiversité, atténuation du bruit, sans oublier les impacts positifs sur la santé mentale et le lien social.

Un seul arbre peut abaisser de plusieurs degrés la température ambiante, et attirer des espèces parfois rares en milieu urbain. Par exemple, une simulation réalisée par Météo France estime que l’ajout de 300 hectares de végétation à Paris permettrait d’abaisser la température de 0,5 à 1 °C lors d’un épisode de canicule.

Plus concrètement, à Aubervilliers (Seine-Saint-Denis), une commune située au nord de Paris, la transformation d’un parking en îlot de fraîcheur grâce à la plantation de 72 arbres a réduit la température ressentie de 3,1 °C en moyenne.

Mais cette végétalisation nécessite de l’espace, alors même que l’espace urbain est précisément limité et fait l’objet de multiples usages concurrents. À Paris, la piétonnisation des berges de Seine ou la transformation de la rue de Rivoli ont par exemple suscité de vifs débats.

À Bordeaux (Gironde), Lyon (Rhône) ou Grenoble (Isère), les créations de trames vertes entraînent également des réactions contrastées selon les quartiers et les profils d’usagers. Des conflits d’usage, entre automobilistes, cyclistes, piétons et riverains sont au cœur des tensions liées à ces projets.

À Lyon comme ailleurs, les nouveaux aménagements urbains (place publique, rond-point, voie sur berge, réseau de transport, etc.) intègrent de plus en plus de végétation. Les abords des nouvelles lignes de tramways ont été repensés pour accueillir arbres, pelouses ou bandes fleuries.

Perspective de la rue Mérieux à Lyon (7ᵉ) dans la végétalisation du tramway T10.
Ilex Paysage & Urbanisme et SYTRAL Mobilités en tant que maître d’ouvrage du projet T10, Fourni par l’auteur

Ces projets transformateurs s’inscrivent dans des politiques environnementales ambitieuses, comme le plan Canopée de la métropole et répondent à une demande citoyenne croissante pour un cadre de vie plus sain.

Mais ils se font souvent au détriment d’autres usages : voies de circulation rétrécies, suppression de places de stationnement, ralentissements logistiques, coûts de mise en œuvre et d’entretien.

Ces arbitrages posent la question de l’usage de l’espace public, et de l’acceptabilité sociale des projets de végétalisation urbaine.

Des citoyens prêts à faire des compromis… à certaines conditions

Scénario correspondant à la situation actuelle : pas de végétalisation supplémentaire et pas d’impact sur les voies de circulation automobile.
Semeur/Métropole de Lyon/Hind Nait-Barka, Fourni par l’auteur

Pour mieux comprendre comment les habitants opèrent ces arbitrages, nous avons, dans le cadre de notre étude, évalué la demande sociale de végétalisation urbaine de la part des habitants de la métropole du Grand Lyon.

Dans une enquête basée sur ce qu’on appelle la méthode d’expérience de choix, 500 répondants représentatifs de la population de la métropole ont été confrontés à plusieurs scénarios de verdissement des abords du tramway sur leur territoire.

Scénario correspondant à une légère végétalisation sans impact sur les voies de circulation automobile.
Semeur/Métropole de Lyon/Hind Nait-Barka, Fourni par l’auteur

Chaque scénario comportait, à des niveaux variables, quatre paramètres clés :

  • réduction des températures lors des canicules,
  • augmentation de la biodiversité (mesurée par l’abondance d’oiseaux),
  • réduction de l’espace pour la circulation et le stationnement,
  • enfin, une hausse de la fiscalité locale.
Scénario correspondant à une végétalisation accrue réduisant légèrement la place allouée à la circulation automobile.
Semeur/Métropole de Lyon/Hind Nait-Barka, Fourni par l’auteur

Cette étude a permis d’estimer un « consentement à payer » moyen des répondants pour différentes caractéristiques de la végétalisation en ville. Ce type d’outil est précieux pour orienter les politiques publiques, car il révèle les préférences citoyennes pour des biens et des services comme les services écologiques qui n’ont pas de prix de marché.

Résultats : les citoyens prêts à faire des compromis… à certaines conditions.

En moyenne, les habitants interrogés se montrent ainsi favorables à la végétalisation. Ils sont prêts à payer 2,66 € par mois (en termes de hausse des taxes locales) pour chaque degré de baisse des températures et 0,49 € pour chaque point de biodiversité gagné (1 % d’oiseaux en plus). Ils sont favorables aux scénarios qui améliorent la biodiversité et le rafraîchissement de l’air tout en réduisant l’espace consacré aux voitures de manière minimale.

Cependant, ils sont nettement opposés aux scénarios qui réduisent plus fortement l’espace routier sans bénéfice environnemental suffisant.

Nos analyses montrent également une forte hétérogénéité entre répondants : les habitants du centre-ville, probablement déjà confrontés à plusieurs restrictions de circulation, sont plus critiques ainsi que les ménages les plus favorisés et les usagers quotidiens de la voiture.

À l’inverse, les personnes avec enfants ou consommant des produits issus de l’agriculture biologique – ce dernier étant un indicateur de la sensibilité à l’environnement – expriment un soutien accru aux projets de végétalisation urbaine.




À lire aussi :
Réduire la place de la voiture en ville est-il aussi impopulaire qu’on le pense ?


Végétaliser avec les citoyens, pas contre eux

Face à l’urgence climatique, les villes doivent se doter de politiques de végétalisation ambitieuses. Mais ces solutions doivent aussi être socialement acceptables.

Notre étude montre que la majorité des habitants de Lyon seraient prêts à contribuer au financement d’un projet de végétalisation urbaine dès lors qu’il ne réduit que modérément l’espace disponible pour l’automobile. Une solution qui n’occuperait pas trop d’espace, comme la végétalisation verticale, serait donc pertinente.

Pour les décideurs locaux, il convient donc de mettre en place des projets de végétalisation prioritairement dans les communes déficitaires en arbres. Comme souligné par les résultats de notre étude, l’acceptabilité de ces projets suppose d’impliquer les citoyens dès leur conception et de mesurer régulièrement leur impact. C’est à ce prix que les villes du futur pourront être à la fois plus vertes, plus vivables, et plus justes.




À lire aussi :
Les arbres en ville : pourquoi il n’y a pas que le nombre qui compte


The Conversation

Maia David a reçu des financements du Ministère de la Transition Écologique et de l’Agence de l’Environnement et de la Maîtrise de l’Energie (ADEME) dans le cadre du Programme ITTECOP.

Basak Bayramoglu, est co-coordinatrice du projet SEMEUR et a reçu des financements de Ministère de la Transition Écologique (MTE) dans le cadre du Programme ITTECOP. Basak Bayramoglu est membre de la Chaire Énergie et Prospérité, sous l’égide de La Fondation du Risque.

Carmen Cantuarias est co-coordinatrice du projet SEMEUR et a reçu des financements de Ministère de la Transition Écologique (MTE) dans le cadre du Programme ITTECOP. Elle a travaillé au CGDD (MTE) en tant que chargée de mission sur les instruments économiques pour la biodiversité.

Laetitia Tuffery a reçu des financements du Ministère de la Transition Écologique (MTE) et de l’Agence de l’Environnement et de la Maîtrise de l’Énergie (ADEME) dans le cadre du Programme ITTECOP.

ref. Les citadins sont-ils prêts à réduire la place de la voiture pour végétaliser la ville ? – https://theconversation.com/les-citadins-sont-ils-prets-a-reduire-la-place-de-la-voiture-pour-vegetaliser-la-ville-264939

Les philosophes de l’Antiquité pressentaient les bienfaits cognitifs de l’exercice physique

Source: The Conversation – France (in French) – By Alberto Ruiz-Ariza, Profesor Titular en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Educación, Universidad de Jaén

Comme Aristote et ses disciples péripatéticiens, de nombreux penseurs ont trouvé dans la marche et dans le mouvement une source de clarté et d’inspiration. Everett Collection/Shutterstock

Bouger n’est pas seulement bon pour le corps : c’est aussi un formidable carburant pour l’esprit. D’Aristote, qui enseignait en marchant, aux neurosciences modernes, l’histoire et la science confirment que l’activité physique est bénéfique pour l’agilité mentale.


Avez-vous déjà remarqué que lorsque vous bougez, que vous sortez vous promener en plein air ou que vous faites de l’exercice physique, votre esprit devient plus lucide, plus positif et que vos pensées s’enchaînent comme par magie ? En réalité, ce n’est pas de la magie, mais de la science. Et c’est quelque chose que les philosophes de l’Antiquité percevaient déjà de façon intuitive.

Aristote et son école péripatéticienne

Dès 335 avant notre ère, Aristote observait, sur la base de sa propre expérience, que le mouvement stimulait l’esprit et favorisait l’émergence des idées. Il avait ainsi coutume de se promener avec ses disciples dans le jardin du « lycée », le Péripatos, tout en discutant avec eux pour trouver des réponses.

Ainsi, Aristote dispensant son enseignement à ses disciples en marchant, son école a été appelée « péripatétique », ou « péripatéticienne », du grec ancien peripatetikós, « qui aime se promener en discutant ». On dit de ses adeptes qu’ils sont des « péripatéticiens ».

Statue d’Aristote placée près des vestiges du Lycée
Statue d’Aristote placée près des vestiges de son lycée.
Carole Raddato/Wikimedia, CC BY-SA

Convaincus que l’exercice physique nourrit la pensée, Aristote et ses disciples pressentaient déjà ce que la science moderne confirme aujourd’hui. Bien avant eux, le poète latin Juvénal exprimait déjà ce lien intime entre corps et esprit à travers sa célèbre maxime « mens sana in corpore sano » (un esprit sain dans un corps sain). Depuis, de nombreux penseurs ont continué à puiser dans le mouvement une source d’inspiration et de clarté intellectuelle.

Jean-Jacques Rousseau, Emmanuel Kant, Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre, Oliver Sacks, Yukio Mishima ou le neuroscientifique Santiago Ramón y Cajal partageaient une idée commune : la pratique d’une activité physique peut être un moteur pour l’esprit. Beaucoup d’entre eux trouvaient dans leurs promenades la clarté, l’inspiration et un moyen de se connecter au monde urbain, à la nature et à eux-mêmes. Pour eux, bouger leur corps était aussi un moyen de stimuler leur pensée.

Que dit la science du lien entre activité physique et performance cognitive ?

Aujourd’hui, de nombreuses études neuroscientifiques démontrent que ces penseurs avaient raison.

La pratique d’une activité physique apporte des bénéfices intellectuels dès le plus jeune âge à toutes les populations. Par exemple, après une marche de 20 minutes à 60 % d’intensité, l’activation cérébrale s’améliore, ce qui entraîne une augmentation dans les zones liées à l’attention et à la vitesse de traitement mental.

Augmentation de l’intelligence globale en relation avec l’augmentation de la capacité cardiorespiratoire
Augmentation de l’intelligence globale en relation avec l’augmentation de la capacité cardiorespiratoire.
Åberg et coll., 2009

De plus, il y a près d’une décennie, nous avons publié une revue systématique approfondie qui concluait que le niveau de forme physique, et en particulier la capacité cardiorespiratoire, joue un rôle sur les dispositions cognitives. Par exemple, une étude menée auprès de plus d’un million de jeunes Suédois a révélé que la condition cardiorespiratoire acquise entre 15 et 18 ans prédisait la performance intellectuelle à 18 ans.

Ces observations sont confirmées par une récente méta-analyse qui a synthétisé 133 revues systématiques couvrant 2 724 interventions sur l’efficacité de l’exercice physique pour améliorer la cognition, la mémoire et les fonctions exécutives, sur un total de 258 279 participants. Il en ressort que l’exercice, même de faible ou moyenne intensité, améliore toutes ces dimensions cognitives.

Quels mécanismes l’activité physique active-t-elle pour produire ces bienfaits ?

La pratique d’une activité physique augmente le flux sanguin et produit une angiogenèse, améliorant ainsi la circulation cérébrale et, par conséquent, l’oxygénation et l’apport en nutriments. Cela entraîne à son tour une amélioration du fonctionnement du cerveau et des processus émotionnels, cognitifs ou créatifs.

L’activité physique améliore également la plasticité et la microstructure cérébrales, et augmente la production du facteur neurotrophique dérivé du cerveau (BDNF), une protéine essentielle à la formation de nouveaux neurones – la neurogenèse, et à l’efficacité et aux connexions neuronales – la synaptogenèse.

D’autre part, l’activité physique provoque la libération de neurotransmetteurs, tels que la dopamine, les endorphines, la sérotonine et la noradrénaline, liées au bien-être, au bonheur, à l’humeur, à la réduction de l’anxiété ou du stress, à l’attention ou à la motivation. Si, en outre, l’activité est collective, elle peut renforcer la régulation des émotions et les compétences sociales.

Enfin, tout ce qui précède stimule également les facteurs neuroprotecteurs et réduit le risque de maladies neurodégénératives telles que la maladie d’Alzheimer.

Comment en tirer parti sur le plan pratique ?

Au sein de notre groupe de recherche, nous étudions depuis des années ce lien fascinant, en particulier dans le contexte éducatif et familial. Nos études révèlent que la pratique d’une activité physique à différents moments de la journée a un impact positif sur une multitude de facteurs clés pour le développement émotionnel et cognitif dès le plus jeune âge.

Enfants se promenant dans la forêt

Standret/Shutterstock

Par exemple, notre revue systématique et guide pratique éducatif résume les effets des cours scolaires physiquement actifs et des pauses ou récréations actives sur la cognition.

Ce travail fournit un tableau contenant des suggestions pour la mise en œuvre de ces stimuli dans un cadre éducatif chez les jeunes de 6 à 12 ans.

Par ailleurs, nos recherches mettent en évidence que l’apprentissage ludique favorise non seulement l’acquisition du vocabulaire ou la compréhension écrite, mais aussi l’image de soi, l’estime de soi et les compétences sociales des enfants. Elles montrent également que la mobilité active, le démarrage de la journée scolaire par une activité physique ou encore l’intégration de pauses actives peuvent contribuer à améliorer les diverses dimensions mentales, socio-émotionnelles et cognitivo-académiques chez les enfants et les adolescents.

Suggestions pour une journée type

Nous recommandons de commencer la journée par de la mobilité active d’au moins 15 à 20 minutes pour se rendre à l’établissement scolaire. Cela peut se faire en groupe et en se fixant des objectifs, comme essayer de dépasser, collectivement, un nombre de pas défini à l’avance.

Une fois arrivé à l’école, l’idéal serait de commencer par une séance d’activité physique de 16 minutes en mettant en place, par exemple, le programme C-HIIT, un entraînement fractionné de haute intensité (de l’anglais « High Intensity Interval Training » (HIIT)), adapté aux élèves. Cela permet d’améliorer considérablement l’attention et la concentration. Une autre option est le programme « Active-Start », qui consiste à commencer la journée par 30 minutes de jeux de coordination et de concentration.

Le matin, il est très utile d’organiser des cours physiquement actifs dans lesquels il est possible d’enseigner des contenus scolaires par le mouvement, y compris pour l’éducation des tout petits. Il est également suggéré d’inclure, par exemple, 4 à 10 minutes de pauses actives. Des programmes tels que FUNtervals ou « DAME10 » sont parmi les plus connus.

Les récréations actives ou les cours d’éducation physique intégrant une dimension cognitive ou des aspects coopératifs et socio-émotionnels) se révèlent particulièrement bénéfiques.

En dehors du cadre scolaire, la fréquentation de clubs sportifs ou la pratique d’une activité physique durant les loisirs constitue également une voie recommandée, que ce soit à travers des programmes extrascolaires ou des applications ou objets connectés conçus pour motiver les jeunes par le biais de défis quotidiens, mais qui ne sont pas non plus une panacée.

Enfin, il apparait que les jeunes qui perçoivent leurs parents comme actifs ou attentifs à leur pratique sont eux-mêmes plus enclins à bouger, ce qui favorise leur engagement durable dans l’activité physique et leur permet d’en tirer tous les bénéfices évoqués précédemment.

Défis pour la société actuelle

Si Aristote et ses péripatéticiens avaient pressenti les bienfaits du mouvement, notre société contemporaine soulève de nouveaux défis. Est-il réellement possible de mettre en pratique toutes ces recommandations ? Certaines exigent sans doute un soutien institutionnel et une formation adaptée pour l’ensemble des acteurs concernés, ainsi qu’une évolution des méthodes pédagogiques et un engagement collectif.

Un autre enjeu réside dans l’essor des technologies, qui peuvent se révéler autant des concurrentes que des alliées. Comme nous l’avons montré dans certains travaux antérieurs, leur potentiel peut être exploité de manière positive, à condition d’en limiter les dérives. En tirant parti de manière positive de toutes les avancées.

Quoi qu’il en soit, bougez. Votre cœur et votre cerveau vous diront merci.

The Conversation

Alberto Ruiz-Ariza ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Les philosophes de l’Antiquité pressentaient les bienfaits cognitifs de l’exercice physique – https://theconversation.com/les-philosophes-de-lantiquite-pressentaient-les-bienfaits-cognitifs-de-lexercice-physique-265999

Aux origines de la liberté académique, de l’Allemagne aux États-Unis

Source: The Conversation – France (in French) – By Camille Fernandes, Maîtresse de conférences en droit public, membre du CRJFC, Université Marie et Louis Pasteur (UMLP)

La liberté académique fait des universités des espaces d’échange d’idées. Essentielle au développement d’une recherche indépendante, elle subit aujourd’hui de multiples attaques aux États-Unis, un des pays qui a pourtant contribué à son essor. Retour sur l’histoire de ce concept – de l’Allemagne au continent américain.


La liberté académique correspond à un ensemble de libertés comprenant la liberté de l’enseignement, la liberté de la recherche et la liberté d’expression qui permettent toutes trois à l’université de remplir ses missions. Elle est donc intimement liée au rôle que l’on assigne à l’université.

Pour mieux la protéger, alors que les attaques contre l’éducation et l’enseignement supérieur se sont multipliées aux États-Unis ces derniers mois, il importe de mieux comprendre ses enjeux et donc de revenir sur son histoire.

Une science en perpétuel mouvement

L’idéal universitaire trouve d’abord sa source dans les universités médiévales du XIIIe siècle qui disposaient d’une certaine autonomie et d’une liberté d’organisation vis-à-vis du pouvoir ecclésiastique. Mais c’est surtout au XIXe siècle, en Allemagne, que s’est construite l’idée moderne d’université, celle qui continue encore aujourd’hui de faire référence.

Elle a été décrite par Wilhelm von Humboldt, linguiste et haut fonctionnaire prussien, dans un court texte publié en 1809 (ou 1810) portant sur « les établissements scientifiques supérieurs à Berlin ». Il y définit plusieurs principes directeurs qui caractérisent cette université moderne.

Le premier concerne la place centrale accordée à la « science » qui doit rester en perpétuel mouvement. Il écrit ainsi 

« C’est une particularité des établissements scientifiques supérieurs de toujours traiter la science comme un problème qui n’est pas encore entière[ment] résolu, et de ne jamais abandonner en conséquence la recherche. ».

Encore aujourd’hui, la recherche occupe une place déterminante dans toute université. La recommandation de l’Unesco de 1997 sur le personnel enseignant de l’enseignement supérieur souligne ainsi :

« L’exploration et l’application de nouvelles connaissances se situent au cœur du mandat des établissements d’enseignement supérieur. »

Le deuxième principe repose sur l’importance du lien entre l’enseignement et la recherche :

« L’essence de ces établissements consiste donc à relier, du point de vue interne, la science objective à la formation subjective ».

C’est là une différence majeure qui est mise en avant par rapport à l’enseignement secondaire qui « n’enseigne que des connaissances toutes prêtes et bien établies. »

C’est une caractéristique toujours très actuelle des universités qui sont, à la fois, un lieu d’enseignement mais également de recherche. Aussi qualifie-t-on en France les universitaires d’« enseignants-chercheurs ».

Le troisième principe, intimement lié au précédent, est l’importance reconnue aux étudiants qui, par leur présence active aux enseignements, participent de la réflexion intellectuelle des professeurs et les poussent à remettre en question leurs connaissances acquises. Humboldt relève ainsi qu’au sein des établissements scientifiques supérieurs,

« le rapport entre le maître et les étudiants devient donc tout à fait différent de ce qu’il était. Il n’est pas là pour eux, mais tous sont là pour la science ; son métier dépend de leur présence, et, sans elle, il ne pourrait être pratiqué avec un égal succès ».

Monument dédié à Wilhelm von Humboldt, à Berlin
Monument dédié à Wilhelm von Humboldt (1882), du sculpteur Martin Paul Otto (1846-1893), à proximité de l’entrée principale de l’Université Humboldt de Berlin.
Christian Wolf (www.c-w-design.de), via Wikimedia, CC BY-SA

Inversement, les étudiants profitent de cette finalité universitaire qui n’est pas la recherche de données utiles mais la poursuite d’un savoir réfléchi sans but précis. C’est tout l’objet de la Bildung ; un concept intraduisible qui fait référence à une façon de se former, grâce à une relation intime à la connaissance, permettant d’accéder à une vision réfléchie du monde. Cette construction désintéressée du savoir dans une volonté de former des individus à la libre pensée est toujours au cœur des missions universitaires.

La loi française évoque, par exemple, « la formation à la recherche et par la recherche ». Cependant, il faut bien admettre que les velléités utilitaristes gagnent du terrain, y compris au sein des universités, dans une volonté de former des professionnels prêts à intégrer le « marché de l’emploi ».

La nécessaire indépendance de la recherche

Le quatrième principe porte non plus sur l’organisation interne des établissements, mais sur leurs rapports extérieurs avec l’État. Humboldt prône un rôle très limité de ce dernier qui, s’il doit fournir les moyens nécessaires à la recherche, ne doit pas traiter les établissements scientifiques supérieurs comme des lycées en cherchant à satisfaire ses propres buts.

Il ne s’agit là de rien d’autre que de revendiquer une autonomie institutionnelle, ce que l’Unesco consacre encore aujourd’hui :

« Le plein exercice des libertés académiques et l’accomplissement des devoirs et responsabilités énoncés ci-après supposent l’autonomie des établissements d’enseignement supérieur. »

Si, par ces principes, Humboldt décrit un modèle d’université avec précision, il évoque en revanche peu la question des libertés. Elles ne sont mentionnées clairement que dans un passage du texte où il indique 

« Comme ces établissements ne peuvent atteindre leur but que si chacun d’entre eux se tient dans toute la mesure du possible face à l’idée pure de la science, l’indépendance et la liberté sont des principes qui prévalent dans leur sphère. »

Sans doute ces quelques mots suffisent-ils à dire l’essentiel : la recherche inlassable de la « vérité scientifique », laquelle alimente les enseignements et est alimentée par eux ni ne peut exister sans indépendance ni libertés.

Liberté d’apprendre et liberté d’enseigner

Même si Humboldt a peu argumenté sa pensée sur les libertés au sein des établissements supérieurs, sa vision de l’université berlinoise a conduit au développement de deux concepts libéraux : la Lehrfreiheit et la Lernfreiheit.

La Lehrfreiheit, qui aurait été utilisée pour la première fois par Friedrich Christoph Dahlmann en 1835, fait référence à la liberté de l’enseignement. Elle est donc une liberté accordée aux enseignants des universités pour leur permettre de décider librement du contenu de leurs cours.

La Lernfreiheit, dont la première occurrence résulterait d’un texte d’Adolph Diesterweg publié en 1836, pourrait se traduire par la « liberté d’apprendre ». Elle doit accorder aux étudiants une certaine liberté dans le cadre de leur cursus universitaire. Elle se conçoit dans le modèle humboldtien d’université dans lequel les étudiants jouent un rôle actif dans la construction du savoir en mouvement et profitent de cette position (Bildung).

En dépit de ces écrits théoriques sur les libertés au sein des universités, celles-ci ne disposaient à l’époque d’aucun fondement juridique tangible. Mais il ne faudra pas attendre bien longtemps pour les voir inscrites au plus haut sommet de la hiérarchie allemande des normes. En effet, en réaction à des renvois arbitraires de professeurs, en particulier celui de sept d’entre eux de l’Université de Göttingen en 1837, dont l’un des frères Grimm, les rédacteurs de la Constitution de Francfort de 1849 ajoutèrent dans le texte une disposition reconnaissant que « la science et son enseignement sont libres ».

Cette Constitution ne fut jamais appliquée, mais la Constitution de Weimar de 1919 reprit cette disposition : l’article 142 disposait que « l’art, la science et leur enseignement sont libres. L’État leur accorde sa protection et contribue à les favoriser ». L’article 158 précisait quant à lui que « respect et protection doivent être assurés, même à l’étranger, par des conventions internationales, aux créations de la science, de l’art et de la technique allemands ».

La Constitution de 1949 reprit cet article 142, en y ajoutant la référence à la « recherche » (Forschung), jusque-là absente. C’est ainsi que le troisième alinéa de l’article 5 de la Loi fondamentale allemande dispose, encore aujourd’hui, que « l’art et la science, la recherche et l’enseignement sont libres ».

C’est en s’inspirant de cette longue tradition allemande que les fondateurs de l’American Association of University Professors (AAUP) ont créé, en 1915, le concept d’« academic freedom ». Depuis 2000, on retrouve l’expression en français dans la Charte des droits fondamentaux de l’Union européenne, à l’article 13 :

« Les arts et la recherche sont libres. La liberté académique est respectée ».

Elle est également utilisée, depuis les années 2000, par la Cour européenne des droits de l’homme (par exemple, dans l’arrêt Sorguç c. Turquie, de 2009).

En France, il aura fallu attendre 2020 pour que la loi y fasse référence. Le deuxième alinéa de l’article L. 952-2 du Code de l’éducation énonce, depuis cette date, que « les libertés académiques sont le gage de l’excellence de l’enseignement supérieur et de la recherche français ».


Camille Fernandes remercie Arnauld Leclerc, professeur de science politique à Nantes Université, pour ses précieux conseils de lecture et explications sur la pensée humboldtienne.

The Conversation

Camille Fernandes ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Aux origines de la liberté académique, de l’Allemagne aux États-Unis – https://theconversation.com/aux-origines-de-la-liberte-academique-de-lallemagne-aux-etats-unis-256498