¿Puede Estados Unidos destruir lanchas como parte de su guerra contra los carteles?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Tulio Alberto Álvarez-Ramos, Profesor/Investigador Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello. Jefe de Cátedra de Derecho Constitucional de la Universidad Central de Venezuela, Universidad Católica Andrés Bello

Imagen del ataque a una presunta narcolancha venezolana el pasado 3 de octubre difundida por el Gobierno de Estados Unidos.

La guerra declarada por Trump contra el narcotráfico tiene una dimensión geopolítica que tensiona los límites del derecho internacional. En el caso venezolano, la destrucción de embarcaciones presuntamente vinculadas al denominado Cartel de los Soles plantea interrogantes sobre la facultad presidencial para declarar conflictos sin autorización legislativa, así como sobre la diferencia entre los carteles mexicanos y el fenómeno venezolano.

¿Puede Trump declarar la guerra sin intervención del Congreso?

La Constitución de Estados Unidos otorga al Congreso la facultad de declarar la guerra, mientras que el presidente ejerce el mando operativo de las fuerzas armadas. No obstante, en la práctica, los presidentes han iniciado operaciones militares sin declaración formal, como en Vietnam, Siria o Libia.

La orden de Trump se apoya en una combinación de práctica política y legislación: la War Powers Resolution de 1973 permite al presidente iniciar hostilidades por hasta 60 días, siempre que informe al Congreso en las primeras 48 horas. Este esquema se traduce en un marco jurídico ambiguo.

Jurisprudencia decimonónica

La ofensiva marítima contra embarcaciones venezolanas ha suscitado interrogantes sobre la legalidad de tales intervenciones. Aunque Estados Unidos no ha ratificado la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) y la jurisprudencia de la Corte Suprema de EE. UU. ya reconoció en 1900, con el caso The Paquete Habana, la compatibilidad entre el derecho internacional y el orden interno.

En abril de 1899 dos barcos pesqueros con bandera española zarparon de La Habana y, durante su ausencia, se declaró la guerra hispano-estadounidense. A la vuelta, con el cargamento de pescado vivo, fueron interceptados por los escuadrones de bloqueo estadounidense. Los pesqueros apresados no llevaban armas ni municiones, desconocían el estallido de la guerra y el subsiguiente bloqueo de las costas cubanas, no opusieron resistencia a su captura y no había pruebas de que colaborasen con el bando español.

De ahí la sentencia del Supremo estadounidense de que la captura de buques pesqueros como botín de guerra violaba el derecho internacional consuetudinario (normas no escritas que surgen de la práctica uniforme y constante de los Estados previstas en el artículo 38.1.b del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia), y que, además, este forma parte integrante del derecho estadounidense.

El derecho del mar establece límites precisos al derecho de inspección de embarcaciones con pabellón extranjero. Según el artículo 110 de la CONVEMAR, un buque de guerra solo puede detener otro buque en alta mar si existe sospecha fundada de piratería, trata de esclavos, emisiones no autorizadas, tráfico de estupefacientes o si el buque carece de nacionalidad. Fuera de estos supuestos, cualquier intervención constituye una violación del principio de inmunidad soberana.

Persecución en caliente

El derecho de persecución en caliente (hot pursuit) solo es válido si la infracción se inicia en aguas jurisdiccionales del Estado que persigue, y debe cesar al ingresar a la jurisdicción de otro Estado. En este contexto, la retención arbitraria de buques con bandera venezolana, sin base jurídica clara, podría configurar un acto ilícito internacional. Un hecho que contraviene los principios que rigen la libertad de navegación en alta mar.

El uso sistemático del derecho de inspección para bloquear el transporte marítimo de exportaciones carece de respaldo jurídico fuera de un conflicto armado declarado o de una resolución multilateral del Consejo de Seguridad de la ONU. El manual de San Remo sobre el Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar (1994) establece que todo bloqueo naval debe ser declarado efectivo, no discriminatorio y compatible con el acceso humanitario. En ausencia de guerra o sanción multilateral, tal acción constituye una forma de coerción económica unilateral, lo que desdibuja los principios del orden jurídico internacional.

Si se alega que estas intervenciones responden a actos de piratería, el derecho marítimo establece un marco para ello. Los hechos deben tener carácter violento y han de ser cometidos por actores privados, sin vínculo estatal. Es decir, no resulta aplicable de forma automática a embarcaciones abanderadas.

En este contexto, toda operación militar debe regirse por protocolos que exigen identificación precisa de la amenaza y proporcionalidad en el uso de la fuerza.

Diferencias en el caso de los carteles mexicanos

A diferencia del caso venezolano, los carteles mexicanos –Sinaloa o Jalisco Nueva Generación– operan en un entorno marcado por la fragmentación territorial, la violencia organizada y una economía criminal transnacional. Aunque ejercen control sobre regiones específicas, no se presentan como actores estatales ni buscan legitimidad política, como lo pretendió Pablo Escobar con el Cartel de Medellín.

La confrontación ha sido con las autoridades mexicanas y por medio de una intervención limitada de la DEA. Todo ello sujeto a acuerdos bilaterales, como el vigente desde julio de 1990. Un escenario que el presidente Trump ha intentado alterar mediante presiones económicas.

En cualquier caso, la calificación jurídica de estos grupos como organizaciones terroristas sigue siendo objeto de debate.

Tampoco existe una narrativa de beligerancia internacional ni una estrategia de estrangulamiento político. Los carteles son tratados como estructuras criminales, no como enemigos militares. La narrativa estadounidense con Venezuela es la de un combate contra un cartel presuntamente vinculado al aparato estatal. Algo que transforma el conflicto en una disputa de carácter geopolítico.

¿Guerra contra el Cartel de los Soles o contra el régimen?

La narrativa bélica contra el Cartel de los Soles se configura como una herramienta de presión política, más que como una operación legítima de lucha contra el narcotráfico. Al caracterizarlo como amenaza transnacional, Estados Unidos justifica acciones militares, sanciones y operaciones encubiertas que desbordan el marco penal convencional. Esta lógica remite a la doctrina de los “enemigos no estatales”, utilizada en la guerra contra el terrorismo y proyectada ahora sobre el contexto latinoamericano.

Los carteles de droga no cumplen con los criterios de beligerancia establecidos por los Convenios de Ginebra –control territorial efectivo, capacidad militar sostenida y voluntad de respetar las leyes de la guerra–. Reconocerlos como parte beligerante implica el estatuto de combatientes, un contrasentido que desdibuja los límites entre conflicto armado y criminalidad organizada.

Si el fuego ya consume las bardas venezolanas, México haría bien en revisar los cimientos de su política antidrogas antes de que la llama se extienda bajo el mismo pretexto.

The Conversation

Tulio Alberto Álvarez-Ramos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Puede Estados Unidos destruir lanchas como parte de su guerra contra los carteles? – https://theconversation.com/puede-estados-unidos-destruir-lanchas-como-parte-de-su-guerra-contra-los-carteles-266914

¿Podemos prevenir el TDAH? Intervenciones antes de los cinco años

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jonatan Molina Torres, Profesor de Psicología. Investigador en el Centro de Investigación de la Infancia (Universidad Miguel Hernández), Universidad Miguel Hernández

Lucas tiene cinco años y una energía que parece no agotarse. Mientras el resto de sus compañeros colorean tranquilos sentados en sus mesas, él no para de moverse por la clase, hablar y tocarlo todo. Cuando la profesora le habla, Lucas la interrumpe sin querer y parece olvidar las instrucciones a los pocos segundos de escucharlas.

Su madre está cansada de oír en el colegio que su hijo es un niño muy movido y que parece que tenga un motor que lo impulsa todo el tiempo. Sin embargo, la respuesta suele ser esperar unos años a ver si el niño madura. Nadie se atreve todavía a ponerle nombre ni remedio a lo que ocurre.

La historia de Lucas no es una rareza sino más bien una realidad frecuente en niños menores de 5 años que sufren el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, o TDAH. El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a 1 de cada 20 niños aproximadamente en todo el mundo. Y como muestran cada vez más investigaciones, las señales de alarma empiezan en los primeros años de escolarización, antes incluso de comenzar primaria.

Sentarse a esperar es perder el momento perfecto

Antes de los cinco años, en esas aulas de pinturas de colores, plastilina y cuentos, muchos niños ya muestran señales que alertan de un posible riesgo de presentar TDAH.

¿Pero qué niño en estas edades no es inquieto, despistado e incapaz en algunos casos de seguir las instrucciones? Tales manifestaciones pueden entenderse como conductas normales en esta etapa del desarrollo. Son pequeños, “ya madurarán”, así que sentarse a esperar suele ser la respuesta que reciben muchas familias.




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Esta espera puede ser aún más prolongada en el caso de las niñas, para las que el diagnóstico a menudo no llega: tienden a dar menos problemas de conducta y pasar más desapercibidas que sus compañeros. Curiosamente, aunque el TDAH se diagnostica más frecuentemente en niños de menor nivel socioeconómico, son estos niños los que tienen menos acceso a recursos psicopedagógicos en los que apoyarse.

Sin intervención, es muy probable que los síntomas de TDAH persistan hasta la adultez. Sentarse a esperar implica dejar que los síntomas evolucionen, empeorando su pronóstico y provocando que el niño acumule experiencias tempranas de fracaso, con el impacto para la autoestima y en la manera de relacionarse con sus iguales, e incluso, en la que su entorno se relaciona con él.

Intervenir antes, sin etiquetas

Precisamente uno de los motivos por los que no se interviene con el TDAH en esta etapa es el miedo al diagnóstico y el estigma que pueda pesar sobre el niño a una edad tan temprana. La buena noticia es que no hace falta un diagnóstico para empezar a ayudar.




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En lugar de esperar a que un especialista etiquete lo que le pasa a un niño como “TDAH”, podemos intervenir cuando hay señales de dificultad, aunque todavía no se pueda confirmar oficialmente un diagnóstico clínico. Cada vez más expertos apuestan en esta etapa por un enfoque preventivo en el trastorno y basado en el desarrollo de habilidades neurocognitivas clave. En niños menores de 5 años, las intervenciones más eficaces utilizan actividades basadas en el juego para entrenar el autocontrol, la atención sostenida o la capacidad para seguir instrucciones.

Hacer del movimiento parte de la clase

Existen estrategias sencillas que beneficiarían a niños como Lucas, y de paso serían positivas para todos sus compañeros, con o sin TDAH: desde anticipar las transiciones entre actividades a favorecer el movimiento a través de descansos frecuentes y actividades psicomotrices integradas en la rutina de la clase, como por ejemplo:

  1. Introducir misiones motoras en las transiciones o cambios de actividad: en vez de pedir que el niño camine en silencio o tranquilo, se le pide que, por ejemplo, camine como un animal determinado o como un robot. Con esto mejoramos el control inhibitorio a través de una conducta intermedia entre la que queremos modificar y la “deseable”, que sería caminar tranquilo y en silencio.

  2. Lectura activa: permitir la imitación con gestos y movimientos de las acciones de los personajes cuando se hace una lectura compartida. No solo sirve para la atención auditiva, sino también para promover la actividad motora del niño de una manera más positiva durante la lectura.

  3. Rutinas de autorregulación emocional y conductual: como una manera de prevenir la conducta disruptiva del niño, se “obliga” a hacer una pequeña pausa antes de la tarea para realizar cierta rutina. Algunos ejemplos de esto pueden ser el “semáforo” (nos paramos, pensamos lo que tenemos que hacer y lo hacemos) o alguna rutina autoinstruccional (que los niños repitan una consigna o guía verbal que les ayude a enfocar mejor la tarea).

Vídeo que ejemplifica la estrategia 3: una autoinstrucción para mejorar la inhibición en niños menores de 5 años.

Potenciar lo bueno

Neutralizar los síntomas del TDAH en la etapa preescolar no solo es una forma de prevenir dificultades futuras, sino también una oportunidad para potenciar los aspectos positivos que estos niños pueden desarrollar. Cada vez más estudios muestran que los adultos con TDAH presentan niveles más altos de creatividad y pensamiento divergente que aquellos sin el trastorno.

También destacan por una enorme energía y una capacidad excepcional para concentrarse en actividades que les motivan, un fenómeno conocido como “hiperfoco”.

Volvamos a Lucas

La propuesta es clara: cambiar el enfoque. En lugar de esperar a un diagnóstico oficial, si los síntomas existen, atenderlos cuanto antes siempre será positivo.

Imaginemos a Lucas en un aula diferente en la que su maestra ha aprendido a reconocer su energía como un potencial que puede encauzarse. Imaginemos que sus padres reciben la ayuda y las herramientas necesarias para dar a Lucas más apoyo y menos castigos. Imaginemos un sistema que no espera a tener un diagnóstico en un papel para actuar sino que adapta el contexto para ajustarse más a Lucas, y no al revés.

Lucas seguiría siendo el niño al que le cuesta estar quieto, pero seguro que también sería el niño que aprendió, desde muy pequeño, a entender que su energía desbordante no es sólo una dificultad de aprendizaje, sino una fortaleza en muchos otros contextos más allá del aula.

The Conversation

Jonatan Molina Torres no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Podemos prevenir el TDAH? Intervenciones antes de los cinco años – https://theconversation.com/podemos-prevenir-el-tdah-intervenciones-antes-de-los-cinco-anos-265902

De los tambores taínos a Bad Bunny: el legado musical que define a Puerto Rico

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Carmen del Rocío Monedero Morales, Profesora Titular del Departamento de Periodismo , Universidad de Málaga

Marc Anthony y Bad Bunny en el último concierto que este último dio en su residencia de un mes en Puerto Rico. Marc Anthony/Facebook

A lo largo de la historia, la relación entre el reguetón y la música latina tradicional ha sido compleja. Mientras ciertos sectores vieron en su aparición una amenaza para la salsa, otros reconocieron los lazos que los unían, interpretándolos como una oportunidad de desarrollo mutuo.

Ambos géneros, en sus momentos de mayor esplendor, han reflejado las experiencias de la vida urbana, y desde su nacimiento, el reguetón ha conservado una conexión con sus raíces, hecho que recientemente se ha evidenciado con los últimos discos de dos de sus figuras más relevantes: Rauw Alejandro con Cosa nuestra (2024) y Bad Bunny con Debí tirar más fotos (DtMF) (2025).

Este último sorprendió al mundo no solo por reafirmar el éxito global del artista, sino porque convierte a la música urbana en un homenaje directo a la herencia cultural de Puerto Rico. Entre samples históricos, colaboraciones con músicos tradicionales y guiños sonoros a siglos de historia, el disco pone en primer plano la riqueza musical de la isla.

En ‘WELTiTA’, Bad Bunny mezcla hip hop latino con plena.

Un cruce de culturas

La música puertorriqueña nace del encuentro de tres grandes tradiciones: la taína, la africana y la española. Este mestizaje, iniciado en el siglo XVI, no solo definió el carácter de la isla, sino que estableció las bases de todos sus géneros musicales posteriores.

Los taínos aportaron sus areítos, cantos colectivos acompañados de maracas y tambores sencillos, que transmitían historias míticas y comunitarias. Durante la Conquista española, muchos elementos rítmicos y ceremoniales sobrevivieron, fusionándose con otras tradiciones. Los patrones repetitivos y el uso de instrumentos de percusión simples se reflejan todavía en géneros actuales.

Los africanos, traídos como esclavos, introdujeron la polirritmia, el canto responsorial y los tambores de barril. De su tradición nacieron la bomba y la plena. La bomba es baile y música a la vez: el tambor responde a los movimientos del danzante, mientras maraca y cúa completan la base. La plena, conocida como “periódico cantado”, usa tres panderos (requinto, punteador y seguidor) para narrar la vida cotidiana, desde celebraciones hasta denuncias sociales.

Los españoles trajeron la guitarra, el laúd y la poesía en décima, base de la música jíbara del campo. Con el tiempo, el cuatro puertorriqueño, con sus cuerdas metálicas, se convirtió en símbolo nacional. Géneros como el seis y el aguinaldo combinan melodías ibéricas con improvisaciones poéticas, donde el trovador canta décimas acompañadas por el cuatro, el güiro y la guitarra.

De la tradición a la modernidad

En el siglo XIX, Puerto Rico vio nacer compositores que unieron la música europea con la popular. Las danzas y contradanzas convivieron con formas criollas, mientras la imprenta musical y las primeras grabaciones ayudaron a difundir estas expresiones por toda la isla. Durante el siglo XX, la diáspora puertorriqueña en Nueva York dio lugar a la salsa, una síntesis caribeña que combinaba bomba, plena, son cubano y jazz. Orquestas como El Gran Combo de Puerto Rico o La Sonora Ponceña llevaron esta música a escenarios internacionales, y figuras como Héctor Lavoe y Willie Colón convirtieron la experiencia migrante en himnos universales.

‘Fuego en el 23’, uno de los éxitos de la orquesta portorriqueña La Sonora Ponceña.

El desarrollo musical se reforzó con la creación de instituciones: la Orquesta Sinfónica (1958) ofreció repertorios clásicos y caribeños; el Conservatorio de Música (1960) formó nuevas generaciones de intérpretes; y el Festival Casals atrajo a figuras internacionales, conectando a la isla con las corrientes musicales mundiales sin perder la identidad local.

Reguetón y raíces

La llegada del reguetón en los años noventa transformó la escena musical urbana. Muchos temieron que borrara las raíces tradicionales, pero artistas como Tego Calderón reivindicaron la bomba y la plena dentro del género. Don Omar y Daddy Yankee colaboraron con salseros, y proyectos como Los Cocorocos (2006) mostraron que lo urbano y lo folclórico podían convivir. Estas fusiones abrieron el camino para que artistas globales incorporaran sin complejos la historia musical boricua.

En el álbum Los Cocorocos reinterpretan la canción ‘Che Che Colé’ popularizada por Héctor Lavoe y Willie Colón, en esta ocasión a cargo de Víctor Manuelle y Tego Calderón.​

En este contexto, Debí tirar más fotos se presenta como una obra que va más allá de lo comercial. Bad Bunny no usa las raíces como simple decoración: las coloca en el centro del disco. En “CAFé CON RON”, colabora con Los Pleneros de la Cresta para resaltar la plena; en “BAILE INoLVIDABLE”, graba una salsa de más de seis minutos que evoca a la “Universidad de la Salsa”; en “PIToRRO DE COCO”, rescata la voz de Chuíto el de Bayamón, ícono de la música jíbara navideña. En “NUEVAYoL”, cita a El Gran Combo y su clásico “Un verano en Nueva York”, homenajeando a la diáspora.

El disco también integra elementos jíbaros, con décimas y el sonido del cuatro, mostrando que la música campesina puede convivir con sintetizadores y beats urbanos.

Bad Bunny aprende a bailar salsa en el videoclip de ‘BAILE INoLVIDABLE’.

Un legado que sigue vivo

La historia musical de Puerto Rico es una línea continua. Desde los areítos taínos hasta las salas de concierto, cada época ha sumado capas sin borrar las anteriores. A finales del siglo XIX, ya existían compositores que combinaban folclore con formas modernas; en el siglo XX, trovadores, pleneros y salseros convivieron con el auge de la música sinfónica. Hoy, reguetón, bolero, rock, plena y salsa coexisten, alimentados por escuelas, festivales y archivos que mantienen vivas estas tradiciones.

Con DtMF, Bad Bunny enlaza ese pasado con el presente: muestra que la música de Puerto Rico no necesita elegir entre tradición y modernidad. Puede ser global sin dejar de ser profundamente local, y puede hablarle al mundo mientras reafirma quiénes son los puertorriqueños y de dónde vienen.

The Conversation

Carmen del Rocío Monedero Morales no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. De los tambores taínos a Bad Bunny: el legado musical que define a Puerto Rico – https://theconversation.com/de-los-tambores-tainos-a-bad-bunny-el-legado-musical-que-define-a-puerto-rico-266956

Supreme Court redistricting ruling could upend decades of voting rights law – and tilt the balance of power in Washington

Source: The Conversation – USA – By Sam D. Hayes, Assistant professor of politics and policy, Simmons University

Black Louisiana voters and civil rights advocates ask U.S. Supreme Court justices to uphold a fair and representative congressional map in Louisiana v. Callais on March 24, 2025. Jemal Countess/Getty Images

On Oct. 15, 2025, the Supreme Court will hear oral arguments in one of the most anticipated cases of the 2025-2026 term, Louisiana v. Callais, with major implications for the Voting Rights Act, racial representation and Democratic Party power in congress.

The central question in the case is to what extent race can, or must, be used when congressional districts are redrawn. Plaintiffs are challenging whether the longstanding interpretation of Section 2 of the Voting Rights Act, which requires protection of minority voting power in redistricting, violates the Equal Protection Clause of the U.S. Constitution, which guarantees that individuals should be treated the same by the law.

In short, the plaintiffs argue that the state of Louisiana’s use of race to make a second Black-majority district is forbidden by the U.S. Constitution.

This is the second time that the court will hear oral arguments in Louisiana v. Callais after no decision was reached last term. From my perspective as a scholar of U.S. federal courts and electoral systems, this case represents the collision of decades of Supreme Court decisions on race, redistricting and the Voting Rights Act.

Long legal battle

To understand the stakes of the current case, it’s important to know what the Voting Rights Act does. Initially passed in 1965, the act helped end decades of racially discriminatory voting laws by providing federal enforcement of voting rights.

Section 2 of the Voting Rights Act forbids discrimination by states in relation to voting rights and has been used for decades to challenge redistricting plans.

The current case has its roots in the redistricting of Louisiana’s congressional districts following the 2020 Census. States are required to redraw districts each decade based on new population data. Louisiana lawmakers redrew the state’s six congressional districts without major changes in 2022.

Police smashing marchers on a street with billy clubs.
State troopers in Selma, Ala., swing billy clubs on March 7, 1965, to break up a march by advocates for Black Americans’ voting rights.
AP Photo, File

Soon after the state redistricted, a group of Black voters challenged the map in federal court as a violation of the Voting Rights Act. The plaintiffs argued that the new map was discriminatory because the voting power of Black citizens in the state was being illegally diluted. The state’s population was 31% Black, but only one of the six districts featured a majority-Black population.

The federal courts in 2022 sided with the plaintiffs’ claim that the plan did violate the Voting Rights Act and ordered the state legislature to redraw the congressional plan with a second Black-majority district.

The judges relied on an interpretation of Section 2 of the Voting Rights Act from a 1986 Supreme Court decision in the case known as Thornburg v. Gingles. Under this interpretation, Section 2’s nondiscrimination requirement means that congressional districts must be drawn in a way that allows large, politically cohesive and compact racial minorities to be able to elect representatives of their choice.

In 2023, the Supreme Court upheld a lower court’s interpretation of Section 2 of the Voting Rights Act in a similar racial gerrymandering case in Alabama.

Louisiana lawmakers redraw districts

Following the court order, the Louisiana state legislature passed Senate Bill 8 in January 2024, redrawing the congressional map and creating two districts where Black voters composed a substantial portion of the electorate in compliance with the Gingles ruling. This map was used in the 2024 congressional election and both Black-majority districts elected Democrats, while the other four districts elected Republicans.

These new congressional districts from Senate Bill 8 were challenged by a group of white voters in 2024 in a set of cases that became Louisiana v. Callais.

The plaintiffs argued that the Louisiana legislature’s drawing of districts based on race in Senate Bill 8 was in violation of the 14th Amendment’s Equal Protection Clause, which requires equal treatment of individuals by the government, and the 15th Amendment, which forbids denying the right to vote based on race.

Essentially, the plaintiffs claimed that the courts’ interpretation of Section 2 of the Voting Rights Act was unconstitutional and that the use of race to create a majority-minority district is itself discriminatory. Similar arguments about the 14th Amendment’s Equal Protection Clause were also the basis of the Supreme Court’s recent decisions striking down race-based affirmative action in college admissions.

In 2024, a three-judge district court sided with the white plaintiffs in Louisiana v. Callais, with a 2-1 decision. The Black plaintiffs from the original case, and the state of Louisiana, appealed the case to the Supreme Court. The court originally heard the case at the end of the 2024-2025 term before ordering the case re-argued for 2025-2026.

A large, white building with a tall tower in the middle.
The Louisiana state Capitol in Baton Rouge.
AP Photo/Stephen Smith, File

High stakes and significant precedent

If the Supreme Court ultimately upholds the lower court decision in Louisiana v. Callais, deciding that Louisiana’s congressional districts are unconstitutional racial gerrymanders, it will have substantial impacts on minority representation. The decision would upend decades of precedent for Section 2 of the Voting Rights Act.

For 39 years, Section 2 of the Voting Rights Act has required redistricting institutions to consider racial and ethnic minority representation when devising congressional districts. Majority-minority districting is required when a state has large, compact and cohesive minority communities. Historically, some states have redistricted minority communities in ways that dilute their voting power, such as “cracking” a community into multiple districts where they compose a small percentage of the electorate.

Section 2 also provides voters and residents with a legal tool that has been used to challenge districts as discriminatory. Many voters and groups have used Section 2 successfully to challenge redistricting plans.

Section 2 has been the main legal tool for challenging racial discrimination in redistricting for the past decade. In 2013, the Supreme Court effectively ended the other major component of the Voting Rights Act, the preclearance provision, which required certain states to have changes to their elections laws approved by the federal government, including redistricting.

If the court overrules the current interpretation of Section 2, it would limit the legality of using race in redistricting, end requirements for majority-minority districts and eliminate the most common way to challenge discriminatory districting.

Additionally, because of the strong relationship between many minority communities and the Democratic party, the court’s decision has major implications for partisan control of the House of Representatives.

If Section 2 no longer required majority-minority districts, then Republicans could use the ruling to redraw congressional districts across the country to benefit their party. Politico reported that Democrats could lose as many as 19 House seats if the Supreme Court sides with the lower court.

Recent Supreme Court precedent gives conflicting signals as to how it will decide this case.

In 2023, the court rejected a challenge to Section 2 of the Voting Rights Act related to Alabama’s congressional districts. In 2024, the court overruled a lower court’s finding of racial vote dilution in South Carolina.

The Conversation

Sam D. Hayes does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. Supreme Court redistricting ruling could upend decades of voting rights law – and tilt the balance of power in Washington – https://theconversation.com/supreme-court-redistricting-ruling-could-upend-decades-of-voting-rights-law-and-tilt-the-balance-of-power-in-washington-267269

Mode éthique : les consommateurs sont-ils autant « responsables » partout dans le monde ?

Source: The Conversation – France (in French) – By Fabian Bartsch, Associate Professor in Marketing, Montpellier Business School

La prise de conscience de l’impact de l’industrie de la mode sur l’environnement ou sur les droits humains est-elle la même partout dans le monde ? La question mérite d’autant plus d’être posée que cette industrie s’est largement mondialisée. Le consommateur réagit-il de la même façon dans tous les pays, ou bien des différences de culture subsistent-elles ?


Ces dernières années, une prise de conscience à l’échelle mondiale a poussé les consommateurs à faire des choix plus éthiques en matière de mode, en privilégiant les droits humains et des pratiques de fabrication durables. De grandes marques internationales, comme Zara, Levi’s ou H&M, font de plus en plus l’objet de critiques vis-à-vis de leurs pratiques : exploitation des travailleurs, discrimination des clients, ou dégâts environnementaux.

Un récent voyage d’influenceurs organisé par Shein dans l’une de ses usines a, notamment, suscité une vive polémique. L’entreprise a été accusée de manipuler des influenceurs issus de groupes marginalisés pour faire de la propagande, sans remettre en cause ses pratiques, telles que la sous-rémunération de ses ouvriers, le plagiat de créateurs indépendants, ou l’émission annuelle de 6,3 millions de tonnes de dioxyde de carbone.




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Notre recherche porte sur les différences de réactions des consommateurs face aux fautes morales des marques. Elle s’appuie sur la théorie institutionnelle, selon laquelle les individus et les organisations adaptent leur comportement en fonction des règles, des normes et des attentes définies par les institutions de leur société. En d’autres termes, les systèmes juridiques, les croyances partagées et les normes sociales propres à chaque pays influencent la manière dont les consommateurs perçoivent ce qui est acceptable et la force de leur réaction quand une marque dépasse les limites de l’éthique.

Des réactions variables

Pour comprendre ces réactions – et comment elles varient d’un pays à l’autre – nous avons mené plusieurs études. Nous avons analysé des données secondaires sur les valeurs morales et les pétitions en ligne dans 12 pays : six marchés développés occidentaux (Australie, Canada, Pays-Bas, Allemagne, Royaume-Uni et États-Unis) et six marchés émergents d’Asie du Sud-Est (Indonésie, Malaisie, Myanmar, Philippines, Thaïlande et Vietnam).

Nous avons aussi réalisé des expériences en ligne avec 940 consommateurs en Allemagne et au Vietnam, afin d’examiner comment les consommateurs de différentes régions justifient ou condamnent les fautes morales des marques.

Les résultats montrent qu’à travers les cultures, lorsque les consommateurs sont confrontés à des preuves concrètes de manquements éthiques – maltraitance des travailleurs, travail des enfants, publicités racistes, discriminations liées au poids, ou atteintes à l’environnement –, ils réagissent négativement, remettent en cause l’éthique de la marque et accordent moins d’importance au prix. Cette tendance reflète une convergence mondiale des préoccupations éthiques, souvent désignée sous le terme de « hypenorms ».

Fracture éthique

Nous avons cependant mis en lumière une claire fracture éthique entre les sociétés occidentales étudiées et celles de l’Asie de l’Est, notamment dans la manière dont les consommateurs rationalisent les comportements immoraux des marques. La sensibilité morale et les jugements éthiques varient selon les pays et les cultures, en fonction des cadres institutionnels) et des conceptions locales de la justice sociale.

Dans les marchés occidentaux développés, comme l’Europe et les États-Unis, des régulations strictes – comme le règlement européen sur la taxonomie verte ou les directives de l’Agence américaine de protection de l’environnement – et un activisme consommateur très actif créent un environnement où les fautes morales des marques entraînent des réactions immédiates et sévères. Les consommateurs y ont des attentes éthiques élevées, et n’hésitent pas à boycotter les marques, signer des pétitions ou dénoncer publiquement leurs dérives via les réseaux sociaux. La responsabilité des entreprises est une exigence forte, et il est difficile pour une marque de se remettre d’un scandale moral.

L’importance du prix

À l’inverse, dans des marchés émergents d’Asie du Sud-Est, comme le Vietnam ou l’Indonésie, des réglementations plus faibles, une sensibilisation limitée des consommateurs et des normes éthiques plus floues mènent à des réactions différentes. L’accessibilité et les prix bas priment souvent sur les considérations morales. Pour de nombreux consommateurs, des pratiques discutables sont tolérées tant que les produits restent abordables. Si la prise de conscience progresse dans ces régions, les consommateurs ont davantage tendance à justifier les comportements douteux des marques. Cette rationalisation morale permet aux marques de continuer à opérer malgré des pratiques qui seraient rejetées dans des marchés plus stricts éthiquement.

En Occident, où le consumérisme éthique est très ancré, un seul scandale peut entraîner des pertes financières et de réputation majeures. Les réseaux sociaux amplifient ces réactions, menant à des appels au boycott ou à des réformes internes. Levi’s a par exemple subi de fortes critiques pour la pollution liée à sa production, et Dolce & Gabbana a été très vivement attaqué pour des campagnes publicitaires jugées culturellement offensantes.

En Asie du Sud-Est, l’indignation publique face aux dérives des entreprises reste plus discrète. Certains abus – destruction de l’environnement, publicités discriminatoires – provoquent des réactions, mais globalement, les critiques sont moins virulentes. Les contraintes économiques, la sensibilité aux prix, et le manque de solutions alternatives poussent de nombreux consommateurs à privilégier l’accessibilité, même au détriment de l’éthique.

Des attentes qui évoluent

Cela ne signifie pas que toutes les marques sont à l’abri dans les marchés émergents. Les gouvernements y renforcent les réglementations et mènent des campagnes de sensibilisation. La pression monte pour que les marques adoptent des pratiques plus responsables.

Par ailleurs, les attentes des consommateurs évoluent, notamment chez les jeunes, plus informés sur les enjeux de la mode éthique et plus prompts à s’exprimer en ligne. Des mouvements comme #WhoMadeMyClothes gagnent en popularité en Asie du Sud-Est, mobilisant la jeunesse autour des questions de transparence et de durabilité.

France 24, 2023.

Ce que les marques doivent retenir

Notre étude suggère plusieurs stratégies pour les marques qui souhaitent conserver la confiance des consommateurs à travers différentes cultures :

  • Valoriser les aspects éthiques importants aux yeux des consommateurs locaux. Dans les marchés développés, les marques doivent investir dans de meilleures conditions de travail dans les pays de fabrication. Mettre ces efforts en avant de manière transparente renforce la perception du respect de l’éthique.

Les campagnes marketing doivent éviter les sujets polémiques liés à l’origine ethnique, à la culture ou à la discrimination – notamment, dans les marchés émergents.

  • Mettre en avant l’éthique dans la production et la communication. L’éthique et l’approvisionnement durable doivent devenir des piliers de leur communication et leurs pratiques pour préserver la crédibilité des marques.

Les entreprises doivent évaluer régulièrement l’impact de leurs pratiques sur la perception des consommateurs, car cette perception influence directement la valeur perçue du produit ou du service et celle du prix demandé.

  • Adapter le discours éthique pour mieux engager les consommateurs. Dans les marchés occidentaux, les campagnes engagées autour du travail équitable et de la responsabilité d’entreprise sont bien perçues.

En Asie du Sud-Est, les marques doivent miser sur une éducation progressive des consommateurs en intégrant des messages de responsabilité sociale à long terme.

  • L’éthique attire un segment de marché en pleine croissance. Les labels de certification et les partenariats avec des organisations responsables renforcent la confiance et l’engagement des consommateurs.

Des lignes de produits durables et une communication éthique peuvent séduire les consommateurs soucieux de cette dimension éthique, tout en restant abordables pour ceux qui sont plus inquiets du prix de ce qu’ils achètent.

Un avenir universel ?

Nos recherches mettent en évidence les liens complexes entre culture, éthique et comportement des consommateurs. Si les acheteurs occidentaux se montrent plus prompts à sanctionner les marques fautives, leurs homologues d’Asie du Sud-Est ont davantage tendance à rationaliser ces fautes. Mais l’éthique progresse partout dans le monde.

Certaines violations à celle-ci, comme l’exploitation flagrante des travailleurs ou les discriminations raciales, sont désormais universellement rejetées. Pour les marques mondiales, le défi est donc de conjuguer responsabilité éthique et adaptation aux attentes locales. Miser sur la durabilité, sur la transparence et sur des messages éthiques adaptés à chaque marché est désormais crucial pour prospérer dans un monde de plus en plus conscient et exigeant.

The Conversation

Les auteurs ne travaillent pas, ne conseillent pas, ne possèdent pas de parts, ne reçoivent pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’ont déclaré aucune autre affiliation que leur organisme de recherche.

ref. Mode éthique : les consommateurs sont-ils autant « responsables » partout dans le monde ? – https://theconversation.com/mode-ethique-les-consommateurs-sont-ils-autant-responsables-partout-dans-le-monde-265039

Quand les muscles se rebellent : la dystonie, un trouble du mouvement sous-diagnostiqué

Source: The Conversation – France in French (3) – By Natalia Brandín de la Cruz, Personal Docente e Investigador Grado de Fisioterapia, Universidad San Jorge

La dystonie se caractérise par des contractions musculaires involontaires, soutenues ou intermittentes. Les mouvements dystoniques peuvent être associés à des tremblements. Halk-44/Shutterstock

La dystonie se caractérise par des mouvements musculaires involontaires qui peuvent se révéler très invalidants. On fait le point sur ce trouble du système nerveux central qui reste méconnu. En France, 20 000 personnes environ seraient concernées.


Quand nous pensons à un trouble du mouvement, le tremblement associé à la maladie de Parkinson nous vient immédiatement à l’esprit. Mais il existe un autre groupe d’affections, tout aussi invalidantes et beaucoup moins connues, qui affectent profondément la qualité de vie des personnes qui en souffrent.




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L’une d’entre elles est la dystonie, un trouble du système nerveux central qui peut apparaître à tout âge et qui pourrait toucher pas moins de 1 % de la population mondiale.

Elle se caractérise par des contractions musculaires involontaires, soutenues ou intermittentes, qui peuvent provoquer des mouvements et des postures de torsion anormales, souvent accompagnés de douleurs et de déformations articulaires. De plus, les mouvements dystoniques peuvent également être associés à des tremblements.

La dystonie s’aggrave généralement avec la fatigue, le stress et les états émotionnels négatifs, mais l’état s’améliore pendant le sommeil et avec la relaxation. Son intensité peut également être réduite grâce à des astuces sensorielles, qui consistent en des gestes volontaires tels que toucher son menton ou ses sourcils, mettre un cure-dent dans sa bouche ou un foulard autour de son cou.

En ce qui concerne les causes, il existe un large éventail de facteurs déclenchants possibles. La dystonie peut être héréditaire, suite à certaines mutations génétiques qui affectent la transmission de la dopamine ou les circuits des noyaux basaux du cerveau. Il existe également des dystonies dites secondaires, ou acquises, qui résultent de lésions structurelles du système nerveux central (comme des traumatismes, accidents vasculaires cérébraux, encéphalites ou tumeurs), d’une exposition à des médicaments et de maladies métaboliques ou dégénératives. Enfin, les dystonies idiopathiques, d’origine inconnue, sont les plus fréquentes.

Un large éventail de manifestations

La forme la plus courante de ce trouble chez l’adulte est la dystonie focale, qui touche une région spécifique du corps. Dans cette catégorie, la plus connue et la plus fréquente est la dystonie cervicale (également appelée torticolis spasmodique) qui touche les muscles du cou et parfois aussi l’épaule. Elle se manifeste par des mouvements de la tête de droite à gauche (comme pour dire « non-non ») ou de haut en bas (comme pour dire « oui-oui »).

Les autres formes de dystonie focale sont les suivantes :

  • Le blépharospasme, qui provoque des mouvements involontaires des muscles des paupières et entraîne un clignement excessif ou une fermeture involontaire des yeux.

  • La dystonie de l’écrivain, qui touche la main et le bras lors d’activités spécifiques, telles que l’écriture.

  • La dystonie oromandibulaire, c’est-à-dire la contraction des muscles de la partie inférieure du visage et des muscles superficiels du cou (qui inclut parfois une dystonie de la langue).

  • La dystonie laryngée ou dysphonie spasmodique, qui correspond à la contraction anormale des muscles qui régulent la fermeture et l’ouverture des cordes vocales et entraîne des difficultés d’élocution.

Et comme si cela ne suffisait pas, outre les dystonies focales mentionnées ci-dessus, il existe d’autres variétés de dystonies : la dystonie segmentaire, qui touche deux ou plusieurs parties adjacentes du corps (comme le syndrome de Meige qui affecte les muscles du visage, de la mâchoire et de la langue) ; la dystonie généralisée, qui touche la majeure partie du corps, y compris le tronc et les membres ; l’hémidystonie qui concerne tout un côté du corps ; et la dystonie multifocale, localisée au niveau de deux ou plusieurs parties non contiguës du corps.

Comment traiter ce trouble

Bien que la dystonie soit incurable, il existe des traitements susceptibles d’améliorer considérablement la qualité de vie du patient. Il est important de disposer d’une équipe interdisciplinaire de professionnels comprenant des neurologues, des kinésithérapeutes, des ergothérapeutes, des orthophonistes et des psychologues spécialisés dans les troubles du mouvement. Une approche globale combinant soins médicaux, soutien émotionnel et accompagnement humain peut faire la différence et aider ces patients à retrouver confiance en eux.

Au sein de ces équipes, la physiothérapie joue un rôle primordial. Elle vise à améliorer la mobilité, réduire la douleur et aider les patients à gérer leurs mouvements involontaires, ce qui favorise ainsi leur fonctionnalité et leur autonomie dans leur vie quotidienne.

Actuellement, certains champs de la recherche sur la dystonie s’intéressent au développement d’études génétiques, de nouvelles thérapies pharmacologiques et d’interventions de stimulation cérébrale.

Une maladie très invalidante

En France (d’après l’Institut du cerveau) ou en Espagne (selon les données de la Société espagnole de neurologie, SEN), plus de 20 000 personnes sont touchées par un type de dystonie. Mais ce chiffre pourrait être beaucoup plus élevé car il s’agit de l’un des troubles du mouvement les plus sous-diagnostiqués.

(À noter que la prévalence de la dystonie varie selon les régions du monde et le groupe ethnique, ndlr).

La dystonie est souvent confondue avec le tremblement parkinsonien, le tremblement essentiel, des tics, des myoclonies (qui correspondent à un autre type de mouvements rapides et involontaires), le trouble psychogène du mouvement ou même la scoliose.

Il s’agit d’une maladie très invalidante. Son impact sur la qualité de vie ne se traduit pas seulement par des difficultés physiques. Le stress, l’anxiété et la dépression sont fréquents chez les patients, du fait de la nature chronique de la maladie.

Pour vous donner une idée, la plupart des membres de l’Association espagnole de dystonie (ALDE) ont un taux d’invalidité moyen reconnu qui est compris entre 33 % et 65 %, et dans de nombreux cas, qui est supérieur à ces chiffres.

Les personnes atteintes de cette maladie ont tendance à ne pas parler de leur état ni à se montrer en société, ce qui rend la maladie encore plus invisible. Elles vivent souvent recluses en raison de la douleur constante, des troubles émotionnels et de la stigmatisation sociale.

Ressources et soutien

Pour les personnes atteintes de dystonie et leurs familles, plusieurs organisations offrent soutien, informations et ressources :

En définitive, la dystonie reste largement méconnue. Le manque de connaissances et la stigmatisation associée aux troubles neurologiques rares rendent difficiles le diagnostic précoce et l’accès à des traitements adaptés. Sensibiliser le grand public, former les professionnels de santé et encourager la recherche fondamentale et clinique sont des mesures essentielles pour améliorer le pronostic des personnes atteintes de ce trouble.

The Conversation

Les auteurs ne travaillent pas, ne conseillent pas, ne possèdent pas de parts, ne reçoivent pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’ont déclaré aucune autre affiliation que leur organisme de recherche.

ref. Quand les muscles se rebellent : la dystonie, un trouble du mouvement sous-diagnostiqué – https://theconversation.com/quand-les-muscles-se-rebellent-la-dystonie-un-trouble-du-mouvement-sous-diagnostique-265627

Le bond en avant de l’industrie automobile chinoise de 1953 à nos jours

Source: The Conversation – France in French (3) – By Fabien M. Gargam, Associate Professor of Management, Renmin University of China et Chercheur Associé, Université Paris-Saclay

En Chine, les ventes de véhicules hybrides et à énergie électrique atteignent le premier rang mondial en 2015. RomanZaiets/Shutterstock

Depuis 1953, la République populaire de Chine monte en puissance dans l’industrie automobile. Comment a-t-elle pu réaliser ce bond en avant en un peu plus de soixante-dix ans seulement ?


En avril 2025, les ventes en Europe de véhicules entièrement électriques du fabricant chinois BYD dépassent pour la première fois celles de Tesla, propulsant l’entreprise dans le top 10 du classement européen des ventes de véhicules à énergie nouvelle. Ce tournant marque non seulement un moment important dans la croissance du plus grand constructeur automobile de la République populaire de Chine, mais symbolise aussi la montée en puissance de l’industrie chinoise des véhicules à énergie nouvelle – véhicules entièrement électriques à batterie aux véhicules hybrides rechargeables.

Yuwu Fu, président honoraire de la Société des ingénieurs automobiles de Chine, estime que le développement de l’industrie automobile chinoise a connu trois phases distinctes. De 1953 à 2000, elle établit ses fondements industriels. Après 2000, elle accélère son développement. Depuis 2020, elle progresse vers le statut de grande puissance automobile.

En 2016, le plan directeur du Conseil d’État chinois pour une stratégie nationale de développement axé sur l’innovation stipule que les capacités nationales devraient passer d’une coexistence d’approches « suivre », « rattraper », « mener », avec une prédominance de l’approche « suivre », à un modèle où les approches « rattraper » et « mener » prennent le dessus.

En combinant perspective historique et perspective stratégique, le présent article décrit les principaux moteurs des trois phases afin de dégager la logique qui sous-tend le bond en avant de l’industrie automobile chinoise.

La phase « suivre », de 1953 à 2000

Si l’industrie automobile occidentale est née au milieu du XIXᵉ siècle, le secteur automobile chinois voit le jour environ un siècle plus tard. En 1953, la première usine automobile de l’entreprise FAW est fondée à Changchun (au nord-est de la Chine) avec l’aide de l’Union soviétique. Elle marque les débuts de la République populaire de Chine dans cette branche.

Le modèle Dongfeng CA71, ce qui signifie « Vent d’est », produit par le constructeur chinois First Automobile Works (FAW), en 1958.
Wikimediacommons

À partir de 1985, la Chine met en place des mesures protectionnistes telles que des droits de douane élevés et des quotas d’importation. Parallèlement, elle attire les investissements étrangers pour implanter des usines sur son sol, en s’appuyant sur une main-d’œuvre bon marché et un énorme potentiel commercial. En 1994, pour sortir de sa dépendance aux technologies étrangères, la politique industrielle automobile exige que la participation étrangère dans les coentreprises ne dépasse pas les 50 %.

Durant cette phase, la Chine commence à explorer le secteur des véhicules à énergie nouvelle. En 1992, le scientifique Xuesen Qian suggère :

« L’industrie automobile chinoise devrait passer directement à l’étape des énergies nouvelles pour réduire la pollution environnementale, sans passer par celle de l’essence et du diesel. »

La phase « rattraper », de 2001 à 2019

Après l’adhésion de la Chine à l’Organisation mondiale du commerce (OMC) en 2001, son industrie automobile connaît un développement rapide. Les droits de douane sur les importations automobiles sont réduits, les politiques de protection commerciale sont supprimées, et l’ouverture du marché contraint l’industrie à améliorer sa qualité et à accélérer sa croissance.

L’utilisation du modèle des coentreprises stimule le développement d’entreprises automobiles nationales, établissant rapidement un système industriel complet. En 2009, la Chine devient, pour la première fois, le premier producteur automobile mondial.

Sous l’effet de plusieurs pressions, notamment le monopole des brevets des constructeurs automobiles européens et états-uniens, la sécurité énergétique et les contraintes écologiques, le secteur automobile chinois s’oriente vers le développement accéléré de véhicules à énergie nouvelle.

En 2009, la République populaire de Chine devient le premier producteur automobile mondial.
MikeDotta/Shutterstock

L’exploration des véhicules électriques commence dans les années 1830 en Europe et aux États-Unis. Elle stagne ultérieurement en raison de l’exploitation à grande échelle du pétrole et de l’essor de la technologie des moteurs à combustion interne. En République populaire de Chine, lors du 10e plan quinquennal, le programme national 863 pour les véhicules électriques pose, en 2001, le cadre de la recherche et du développement autour de « trois verticaux et trois horizontaux ».

Les « trois verticaux » désignent les véhicules électriques purs, les véhicules électriques hybrides et les véhicules à pile à combustible. Les « trois horizontaux » englobent les trois systèmes électriques : batteries, moteurs électriques et systèmes de contrôle électronique. Le scientifique en chef du projet Gang Wan déclare que si la Chine a environ vingt ans de retard sur les leaders internationaux dans le domaine des véhicules à moteur à combustion interne, l’écart dans le domaine des véhicules électriques n’est que de quatre à cinq ans.




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L’État introduit une série de subventions spécifiques pour développer l’industrie des véhicules électriques. Un certain nombre de marques nationales apparaissent, comme BYD laquelle passe de la fabrication de batteries à celle de véhicules complets. Les ventes de véhicules à énergie nouvelle en Chine atteignent, pour la première fois, le premier rang mondial en 2015. La même année, la publication du guide pour le développement des infrastructures de recharge des véhicules électriques (2015-2020) pose les fondations du plus grand réseau de recharge au monde.

La phase « mener », de 2020 à aujourd’hui

L’industrie automobile chinoise effectue un bond en avant technologique en passant des véhicules traditionnels à carburant aux véhicules intelligents à énergie nouvelle. Pour ce faire, quatre conditions sont nécessaires selon les économistes Elise Brezis, Paul Krugman et Daniel Tsiddon.

Premièrement, il doit exister un écart salarial important entre les pays leaders et les pays retardataires. Par rapport aux puissances automobiles établies, la République populaire de Chine affiche toujours une différence significative en matière de coût de main-d’œuvre par véhicule. Selon les derniers chiffres de la société de conseil Oliver Wyman, les constructeurs automobiles chinois engagent des dépenses de main-d’œuvre de 597 dollars par véhicule contre 769 dollars au Japon, 1 341 dollars aux États-Unis, 1 569 dollars en France et 3 307 dollars en Allemagne.

Deuxièmement, les technologies émergentes présentent initialement une efficacité relativement faible. Le secteur des véhicules électriques est confronté à des difficultés importantes à ses débuts. On peut citer, par comme exemple, la Roadster, première voiture électrique pure de Tesla, et la F3DM, première voiture hybride rechargeable au monde de BYD.

La nouvelle voiture électrique BYD Atto 1, lancée en Indonésie, est présentée au Salon international de l’auto 2025 de Gaikindo Indonésie (GIIAS), le mardi 29 juillet 2025.
fotopix/Shutterstock

Troisièmement, l’expertise acquise dans la recherche et le développement des réservoirs, des moteurs et des boîtes de vitesse des véhicules à combustion interne ne peut pas être appliquée aux trois systèmes électriques des véhicules à énergie nouvelle. Créée en 2011, l’entreprise Contemporary Amperex Technology Co. Limited (CATL) n’a aucune expérience dans le domaine des véhicules à combustion interne, mais elle devient en seulement six ans le leader mondial des batteries électriques avec, actuellement, 37,5 % de parts de marché.

Quatrièmement, les technologies des véhicules à énergie nouvelle arrivées à maturité améliorent la productivité dans trois domaines : l’optimisation des coûts, l’accélération de la recharge et la création de futures applications.

« Dépasser en changeant de voie »

De ses débuts où elle suivait le rythme des normes internationales jusqu’à sa position de leader mondial, l’industrie automobile chinoise suit une trajectoire complète consistant à éviter les écueils, à tirer parti de ses atouts et à réaliser des bonds en avant. Cette logique, nommée en Chine « dépasser en changeant de voie », fait écho aux principes de l’innovation disruptive proposés par l’universitaire Clayton Christensen.

Néanmoins, le développement futur du secteur automobile chinois reste semé d’embûches. La concurrence « involutive » qui découle du concept chinois d’« involution », signifiant littéralement « s’enrouler vers l’intérieur », désigne une concurrence excessive caractérisée par la guerre des prix entre constructeurs locaux, est devenue un obstacle majeur pour la pérennité de l’industrie. Les entreprises chinoises de véhicules à énergie nouvelle, impactées par la concurrence nationale et les droits de douane, accélèrent leur expansion à l’étranger tout en étant confrontées à un double défi matériel et culturel.


Cet article a été corédigé par Yuzhen Xie (écrivaine et conférencière), diplômée de Renmin University of China.

The Conversation

Fabien M. Gargam ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Le bond en avant de l’industrie automobile chinoise de 1953 à nos jours – https://theconversation.com/le-bond-en-avant-de-lindustrie-automobile-chinoise-de-1953-a-nos-jours-265607

Tony Blair est-il l’homme de la situation pour Gaza ?

Source: The Conversation – France in French (3) – By Dana El Kurd, Assistant Professor of Political Science, University of Richmond

Au vu de ce qui transparaît du plan élaboré pour Gaza par l’administration Trump, qui lui confère un rôle éminent, il semble que l’action de l’ancien premier ministre britannique Tony Blair sera comparable à son travail en tant qu’envoyé spécial du Quartet en Palestine (2007-2015), qui s’était soldé par un échec, plus qu’à son implication dans l’accord du Vendredi saint qui, en 1998, avait mis fin à trente ans de conflit armé en Irlande du Nord…


Tony Blair, l’homme choisi par Donald Trump pour jouer un rôle clé dans la supervision de la gouvernance de Gaza après la guerre, n’en est pas à sa première négociation d’un plan de paix.

Premier ministre du Royaume-Uni de 1997 à 2007, Blair a contribué en 1998 à la conclusion de l’accord du Vendredi saint, qui a permis de mettre un terme aux violences sectaires en Irlande du Nord. Après son départ du 10, Downing Street, Blair est immédiatement devenu envoyé spécial du Quartet – un groupe diplomatique regroupant l’Organisation des Nations unies (ONU), l’Union européenne (UE), les États-Unis et la Russie pour élaborer une solution durable au conflit israélo-palestinien. Il est demeuré à ce poste jusqu’en 2015.

Comme l’ont tragiquement montré le carnage commis le 7 octobre 2023 par le Hamas et les ravages qui ont été ensuite infligés à Gaza par Tsahal, récemment qualifiés de génocide par un organe des Nations unies, le Quartet a échoué dans sa mission.

Le plan de paix en 20 points actuellement en discussion par les parties prenantes en Égypte est succinct : il insiste sur le retour des otages israéliens encore détenus par le Hamas, la démilitarisation de la bande de Gaza et la création d’une force de sécurité internationale pour opérer sur place.

Par ailleurs, ce plan ne soutient pas l’expulsion des Palestiniens de Gaza – contrairement à certaines propositions précédentes formulées par l’administration Trump et qualifiées par des associations de défense des droits humains de plans de « nettoyage ethnique ».

Le 8 octobre 2025, Trump a annoncé le lancement d’une phase initiale du plan de paix. Un accord a été trouvé sur l’échange des otages contre des prisonniers ainsi qu’une trêve des combats. Mais les négociations sont toujours en cours sur divers points d’achoppement, notamment le désarmement des groupes combattants gazaouis.

L’accord prévoit également qu’après la guerre, Gaza soit gouvernée par un comité palestinien provisoire « technocratique » et « apolitique ». Cet organe temporaire sera supervisé par un « Conseil de paix » dirigé par Trump lui-même. D’autres membres dont les noms n’ont pas été communiqués y siégeront également, mais le seul nom qui a été annoncé à ce stade est celui de Tony Blair, qui, selon certaines informations, était en pourparlers avec l’administration Trump depuis un certain temps pour élaborer le plan de paix actuel.

En tant que spécialiste des relations internationales et de la politique palestinienne, je crains que cette proposition ne comporte les mêmes limites et les mêmes défauts que les précédents plans de paix imposés aux Palestiniens par des organismes extérieurs, notamment les efforts du Quartet de Blair et les précédents accords d’Oslo, et qu’elle soit très éloignée des mécanismes qui ont permis de consolider la paix en Irlande du Nord.

Un plan qui prend racine dans une « paix illibérale »

La faille principale que les critiques voient dans le plan actuel est qu’il ne mentionne pas le droit des Palestiniens à l’autodétermination et à la souveraineté, un droit pourtant inscrit dans le droit international.

Le plan ne prévoit pas non plus de participation significative des Palestiniens, que ce soit par l’intermédiaire de leurs représentants légitimes ou par le biais de mécanismes visant à garantir l’adhésion de la population.

Au contraire, le nouveau cadre est asymétrique, puisqu’il permet au gouvernement israélien d’atteindre bon nombre de ses objectifs politiques tout en imposant plusieurs niveaux de contrôle international et en n’évoquant que des garanties vagues pour le peuple palestinien, et ce, uniquement si celui-ci se conforme aux exigences des auteurs du texte.

En l’état, ce plan s’inscrit dans la continuité de ce que les politologues qualifient de « paix illibérale » en matière de résolution des conflits.

Dans un article publié en 2018, des chercheurs ont défini la « paix illibérale » comme une paix dans laquelle « la cessation du conflit armé est obtenue par des moyens […] ouvertement autoritaires ».

Une telle paix est obtenue grâce à « des méthodes qui évitent les véritables négociations entre les parties au conflit, rejettent la médiation internationale et les contraintes à l’usage de la force, ignorent les appels à s’attaquer aux causes structurelles sous-jacentes du conflit et s’appuient plutôt sur des instruments de coercition étatique et des structures hiérarchiques de pouvoir ».

Parmi les exemples passés, on peut citer la gestion des conflits au Kurdistan turc, en Tchétchénie ou encore, tout récemment, au Haut-Karabakh.

Le cas de l’Irlande du Nord

Cela contraste avec d’autres accords de paix conclus ailleurs, dans des cadres diplomatiques plus inclusifs, comme en Irlande du Nord.

Pendant plus de trente ans, le territoire avait été embourbé dans des violences sectaires entre les « loyalistes », majoritairement protestants et désireux de rester rattachés au Royaume-Uni, et la minorité catholique, qui entendait faire partie d’une république irlandaise unifiée et indépendante.

Pour mettre fin à ce conflit armé, le processus de paix a inclus toutes les parties concernées, y compris les différents groupes combattants.

De plus, le processus de paix en Irlande du Nord a explicitement impliqué la population irlandaise et lui a permis de s’exprimer à travers deux référendums distincts. Les habitants d’Irlande du Nord ont voté pour ou contre le plan, tandis que ceux de la République d’Irlande ont voté pour ou contre l’autorisation donnée à l’État irlandais de signer l’accord.

Grâce à ce processus inclusif et démocratique, le conflit n’a toujours pas repris depuis vingt-sept ans.

Si Tony Blair n’a pas lancé le processus de paix en Irlande du Nord, son gouvernement a joué un rôle central, et c’est lui qui a déclaré que « la main de l’histoire » reposait sur l’épaule de ceux qui ont participé aux derniers jours des négociations.

Échec à Oslo

Le processus nord-irlandais, couronné de succès, contraste fortement avec les nombreux processus de paix qui ont échoué au Moyen-Orient, lesquels s’inscrivent davantage dans le concept de « paix illibérale ».

La tentative la plus sérieuse en faveur d’une paix durable a été celle des accords d’Oslo de 1993, par lesquels l’Organisation de libération de la Palestine (OLP) a accepté le droit d’Israël à exister, renonçant à ses revendications sur une grande partie de la Palestine historique, en échange de la reconnaissance par Israël de l’OLP comme représentant légitime du peuple palestinien.

Ce processus a conduit à la création de l’Autorité palestinienne, qui était censée exercer une gouvernance limitée à titre provisoire, et à la tenue d’élections présidentielles et parlementaires afin d’impliquer la population palestinienne. Mais comme l’ont depuis admis de nombreux anciens responsables américains, les accords étaient asymétriques : ils offraient aux Palestiniens une reconnaissance sous l’égide de l’OLP, mais peu de perspectives pour parvenir à une solution négociée dans un contexte d’occupation par un pays souverain bien plus puissant.

Le processus de paix s’est effondré lorsque cette asymétrie est apparue clairement. Les deux parties entendaient des choses très différentes par le mot « État ». Le gouvernement israélien envisageait une forme d’autonomie limitée pour les Palestiniens et poursuivait l’expansion des colonies et l’occupation militaire. Les Palestiniens, quant à eux, envisageaient un État légitime exerçant sa souveraineté.

Pour aggraver les problèmes, les Palestiniens n’ont jamais eu un pouvoir de négociation égal, et les accords manquaient d’un arbitre neutre, les États-Unis, le principal médiateur, penchant clairement en faveur de la partie israélienne.

Oslo était censé être un processus limité dans le temps afin de donner aux négociateurs le temps de résoudre les questions en suspens. Dans la pratique, il a servi à couvrir diplomatiquement, des années durant, un statu quo dans lequel les gouvernements israéliens se sont éloignés d’une solution à deux États tandis que les Palestiniens sont devenus de plus en plus fragmentés politiquement et géographiquement dans un contexte de difficultés et de violences croissantes.

Le processus de paix d’Oslo s’est effondré au début du mandat du gouvernement Blair, alors même que celui-ci contribuait à mettre la touche finale à l’accord du Vendredi saint.

Répéter les erreurs à Gaza ?

Dans le contexte israélo-palestinien actuel, Blair risque de répéter les erreurs d’Oslo. Il s’apprête à siéger au sein d’un organisme international non démocratique chargé de superviser un peuple soumis à une occupation militaire de facto.

De plus, bien que le plan Trump dépende de l’approbation du Hamas, ce mouvement n’aura aucun rôle à jouer après la phase initiale. En effet, le cadre stipule explicitement que le Hamas doit être exclu de toute discussion future sur l’après-guerre à Gaza. De plus, aucun autre groupe palestinien n’est directement impliqué ; le principal rival du Hamas, le Fatah, qui contrôle l’Autorité palestinienne en Cisjordanie occupée, n’est mentionné que brièvement. Quant à l’Autorité palestinienne, il n’y a qu’une vague allusion à la réforme de cet organisme.

De même, il n’a été fait aucune mention de ce que le peuple palestinien pourrait réellement souhaiter. À cet égard, l’organe proposé rappelle la création de l’Autorité provisoire de la coalition dirigée par les États-Unis lors de l’invasion de l’Irak (2003-2004). Cet organisme, qui a gouverné l’Irak immédiatement après l’invasion, a été sévèrement critiqué pour sa corruption et son manque de transparence.

L’échec de la guerre en Irak et l’implication du Royaume-Uni dans ce conflit ont contribué à la démission de Tony Blair de son poste de premier ministre en 2007, après quoi il a occupé la fonction d’envoyé spécial du Quartet. Formé par l’ONU, les États-Unis, l’UE et la Russie, le Quartet était chargé de préserver une forme de solution à deux États et de mettre en œuvre des plans de développement économique dans les villes palestiniennes.

Mais lui aussi a échoué à répondre aux réalités politiques changeantes sur le terrain, alors que les colonies israéliennes s’étendaient et que l’occupation militaire s’intensifiait.

Selon ses détracteurs, le Quartet aurait largement ignoré le droit des Palestiniens à l’autodétermination et à la souveraineté, se concentrant plutôt sur une amélioration marginale des conditions économiques et sur des initiatives superficielles.

La dernière proposition soutenue par les États-Unis s’inspire largement de cette approche. Même si elle apporte à court terme un répit bienvenu aux souffrances des Gazaouis, une résolution durable et mutuellement acceptée du conflit israélo-palestinien qui dure depuis plusieurs décennies nécessite ce que le plan de Trump met de côté : l’autodétermination palestinienne.

En Irlande du Nord, Blair avait compris l’importance d’une médiation neutre et de l’adhésion de toutes les parties au conflit et de la population elle-même. Le plan auquel il participe aujourd’hui semble fonctionner selon un calcul très différent.

The Conversation

Dana El Kurd est membre de l’Arab Center de Washington.

ref. Tony Blair est-il l’homme de la situation pour Gaza ? – https://theconversation.com/tony-blair-est-il-lhomme-de-la-situation-pour-gaza-267156

‘Space tornadoes’ could cause geomagnetic storms – but these phenomena, spun off ejections from the Sun, aren’t easy to study

Source: The Conversation – USA – By Mojtaba Akhavan-Tafti, Associate Research Scientist, University of Michigan

Flux ropes (simulated, right) are structures made up of magnetic field lines wrapping around each other like a rope, that look similar to tornadoes on Earth. NOAA, Mojtaba Akhavan-Tafti and Chip Manchester

Weather forecasting is a powerful tool. During hurricane season, for instance, meteorologists create computer simulations to forecast how these destructive storms form and where they might travel, which helps prevent damage to coastal communities. When you’re trying to forecast space weather, rather than storms on Earth, creating these simulations gets a little more complex. To simulate space weather, you would need to fit the Sun, the planets and the vast empty space between them in a virtual environment, also known as a simulation box, where all the calculations would take place.

Space weather is very different from the storms you see on Earth. These events come from the Sun, which ejects eruptions of charged particles and magnetic fields from its surface. The most powerful of these events are called interplanetary coronal mass ejections, or CMEs, which travel at speeds approaching 1,800 miles per second (2,897 kilometers per second).

To put that in perspective, a single CME could move a mass of material equivalent to all the Great Lakes from New York City to Los Angeles in just under two seconds – almost faster than it takes to say “space weather.”

When these CMEs hit Earth, they can cause geomagnetic storms, which manifest in the sky as beautiful auroras. These storms can also damage key technological infrastructure, such as by interfering with the flow of electricity in the power grid and causing transformers to overheat and fail.

Bands of colorful light in the night sky above a snowy ridge.
Geomagnetic storms, caused by space weather, produce beautiful light shows, but they can also damage satellites.
Frank Olsen, Norway/Moment via Getty Images

To better understand how these storms can wreak so much havoc, our research team created simulations to show how storms interact with Earth’s natural magnetic shield and trigger the dangerous geomagnetic activity that can shut down electric grids.

In a study published in October 2025 in the Astrophysical Journal, we modeled one of the sources of these geomagnetic storms: small, tornado-like vortices spun off of an ejection from the Sun. These vortices are called flux ropes, and satellites had previously observed small flux ropes – but our work helped uncover how they are generated.

The challenge

Our team started this research in summer 2023, when one of us, a space weather expert, spotted inconsistencies in space weather observations. This work had found geomagnetic storms occurring during periods when no solar eruptions were predicted to hit Earth.

Bewildered, the space weather expert wanted to know if there could be space weather events that were smaller than coronal mass ejections and did not originate directly from solar eruptions. He predicted that such events might form in the space between the Sun and Earth, instead of in the Sun’s atmosphere.

One example of such smaller space weather events is a magnetic flux rope – bundles of magnetic fields wrapped around each other like a rope. Its detection in computer simulations of solar eruptions would hint to where these space weather events may be forming. Unlike satellite observations, in simulations you can turn back the clock or track an event upstream to see where they originate.

Sometimes the Sun ejects masses of plasma and magnetic field lines, called coronal mass ejections.

So he asked the other author, a leading simulation expert. It turned out that finding smaller space weather events was not as simple as simulating a big solar eruption and letting the computer model run long enough for the eruption to reach Earth. Current computer simulations are not meant to resolve these smaller events. Instead, they are designed to focus on the large solar eruptions because these have the most effects on infrastructure on Earth.

This shortfall was quite disappointing. It was like trying to forecast a hurricane with a simulation that only shows you global weather patterns. Because you can’t see a hurricane at that scale, you would completely miss it.

These larger-scale simulations are known as global simulations. They study how solar eruptions form on the Sun’s surface and travel through space. These simulations treat streams of charged particles and magnetic fields floating through space as fluids to reduce the computational cost, compared with modeling every charged particle independently. It’s like measuring the overall temperature of water in a bottle, instead of tracking every single water molecule individually.

Because these simulations are computational phenomena that happen across such a vast space, they can’t resolve every detail. To affordably resolve the vast space between the Sun and the planets, researchers divide the space into large cubes – analogous to two-dimensional pixels in a camera. In the simulation, these cubes each represent an area 1 million miles (1.6 million kilometers) wide, tall and across. That distance is equivalent to about 1% of the distance from Earth to the Sun.

The search begins

Our search began with what felt like hunting for a needle in a haystack. We were looking into old global simulations, searching for a tiny, transient blob – which would signify a flux rope – within an area of space hundreds of times wider than the Sun itself. Our initial search did not yield anything.

We then shifted our focus to the simulations of the May 2024 solar eruption event. This time, we specifically looked at the region where the solar eruption collided into a quiet flow of charged particles and magnetic fields, called the solar wind, ahead of it.

There it was: a distinct system of magnetic flux ropes.

However, our excitement was short-lived. We could not tell where these flux ropes came from. The modeled flux ropes were also too small to survive, eventually fizzling out because they became too small to resolve with our simulation grid.

But that was the type of clue we needed – the presence of flux ropes at the location where the solar eruption collided with the solar wind.

To settle the issue, we decided to bridge this gap and create a computer model with a finer grid size than those previous global simulations used. Since increasing the resolution across the entire simulation space would have been prohibitively expensive, we decided to only increase the simulation resolution along the trajectory of the flux ropes.

The new simulations could now resolve features that spanned distances six times Earth’s 8,000-mile (or 128,000-kilometer) diameter down to tens of thousands of miles – nearly 100 times better than previous simulations.

A comparison of low and enhanced simulation grid sizes. We identified one flux rope in the original, low-resolution simulation, but it soon fizzled out. When we improved the simulation grid, we could see multiple flux ropes.
CC BY-NC-ND

Making the discovery

Once we designed and tested the simulation grid, it was time to simulate that same solar eruption that led to the formation of those flux ropes in the less fine-grained model. We wanted to study the formation of those flux ropes and how they grew, changed shape and possibly terminated in the narrow wedge encompassing the space between the Sun and Earth. The results were astonishing.

The high-resolution view revealed that the flux ropes formed when the solar eruption slammed into the slower solar wind ahead of it. The new structures possessed incredible complexity and strength that persisted far longer than we expected. In meteorological terms, it was like watching a hurricane spawn a cluster of tornadoes.

We found that the magnetic fields in these vortices were strong enough to trigger a significant geomagnetic storm and cause some real trouble here on Earth. But most importantly, the simulations confirmed that there are indeed space weather events that form locally in the space between the Sun and Earth. Our next step is to simulate how such tornado-like features in the solar wind may impact our planet and infrastructure.

This two-dimensional cut of the simulation box shows a solar eruption that moves toward Earth quickly. The eruption slams into the slower solar wind ahead of it, causing the formation of a constellation of magnetic flux ropes. The magnetic flux ropes appear as islands in the simulation box. The solid lines represent magnetic field lines, and the color bar shows the number of charged particles. Flux ropes move toward Earth upon formation in the solar wind. The video also shows how the Space Weather Investigation Frontier space mission, or SWIFT, a constellation of four satellites forming a tetrahedron configuration, could examine the formation and growth of these structures in the solar wind.

Watching these flux ropes in the simulation form so quickly and move toward Earth was exciting, but concerning. It was exciting because this discovery could help us better plan for future extreme space weather events. It was at the same time concerning because these flux ropes would only appear as a small blip in today’s space weather monitors.

We would need multiple satellites to directly see these flux ropes in greater detail so that scientists can more reliably predict whether, when and in what orientation they may affect our planet and what the outcome may be. The good news is that scientists and engineers are developing the next-generation space missions that could address this.

The Conversation

Mojtaba Akhavan-Tafti is the Principal Investigator of Space Weather Investigation Frontier (SWIFT). He receives funding from NASA.

W. Manchester is a Co-Investigator of Space Weather Investigation Frontier (SWIFT). He receives funding from NASA and the National Science Foundation (NSF).

ref. ‘Space tornadoes’ could cause geomagnetic storms – but these phenomena, spun off ejections from the Sun, aren’t easy to study – https://theconversation.com/space-tornadoes-could-cause-geomagnetic-storms-but-these-phenomena-spun-off-ejections-from-the-sun-arent-easy-to-study-266567

Trade is shaping new global power relations: what this means for Africa

Source: The Conversation – Africa – By Arno J. van Niekerk, Senior lecturer in Economics, University of the Free State

Over the past two decades, economic strength, trade flows, technological leadership and even consumer demand have been moving steadily from west to east. This transformation is redrawing economic maps. It is also raising urgent questions about co-operation, competition and inclusion in a multipolar world. Lecturer in economics and finance Arno van Niekerk answers questions about these issues, which he explores in a new book, West to East: A New Global Economy in the Making?

What indicates a shift from west to east?

Brics countries, largely driven by China and India, overtook the G7 countries in their share of global GDP in 2018. As Figure 1 shows, the Brics contribution has grown from 32.33% of global GDP to 35.43% in 2024 (after being at 21.37% in 2000).

Figure 1

The G7’s share decreased to 29.64%, from 43.28% in 2000.

This marks a historic turning point. Economic leadership that was long concentrated in the west has decisively shifted towards emerging economies.

Another strong indicator of the shift is the change in global shares of trade of the G7 and Brics countries. This is particularly true of exports. Data shows that Brics+ (11 countries, including new members) captured 28% of world exports in 2024, closing in on the G7’s 32%.

The rebalancing of global trade dynamics has wide-ranging consequences for international business. It means, especially in the case of China and India, that these economies are doing more than expanding in scale. They are also integrating effectively into global value chains, improving productivity and raising living standards.

As shown in Figure 2, the share of global merchandise exports of the G7 countries fell from 45.1% in 2000 to 28.9% in 2023. For their part, the Brics+ share rose from 10.7% (2000) to 23.3% (2023).

Figure 2

There are other indicators too:

  • Over two-thirds of global foreign exchange reserves are held in Asia. In particular, in China (US$3 trillion), Japan, India and South Korea. Large reserves indicate that a nation earns more from exports, investment inflows and remittances than it spends on imports and debt payments.

  • China has displaced western dominance in foreign direct investment in developing regions. Through its Belt and Road Initiative – involving over 150 countries – it has become the world’s largest source of outbound foreign direct investment.

  • Asia now accounts for more than half of the global middle class, driving demand growth. Asia is projected to represent over 50% of global consumer spending. This compares with less than 20% in 1990.

  • China, India, South Korea and Japan have become leaders in financial technology, artificial intelligence and 5G adoption. China now files more international patents annually than the US and European Union combined. Specifically, the tech rivalry between the US and China illustrates the change in technological leadership.

What does this shift tell us about economic co-operation?

Countries in both the east and the west need to make more intentional efforts. This is necessary, firstly, to address the growing geoeconomic tension. And secondly to move the world towards a shared vision for sustainable economic progress that benefits all countries.

Such co-operation needs to go beyond traditional trade and investment agreements. It should be deliberately structured to reduce inequalities, strengthen resilience and embed sustainability.

I identify five main areas for co-operative initiatives.

Co-ordinated policy frameworks: tax co-operation in the form of global minimum corporate taxes to ensure fair revenue for social investment. Harmonise labour and social protections through common standards to prevent exploitation. Align sustainable development by embedding the Sustainable Development Goals, the Paris Agreement targets and human rights principles into trade and financial agreements.

Inclusive trade and investment: fair trade agreements to ensure that market access benefits small producers, women and marginalised communities. Establish regional value chains that support developing countries in upgrading within global value chains – so that they don’t just supply raw materials. Design co-operative frameworks for technology transfer, especially for sharing green and digital technologies at affordable costs.

Financial co-operation: innovative financing mechanisms, such as green and social bonds, blended finance and climate funds need to be made accessible to low-income countries. Implement co-operative mechanisms for debt relief and restructuring. This will help address unsustainable debt that crowds out social spending. Forge public-private partnerships for inclusion to co-finance social infrastructure. This includes education, health and digital access.

Knowledge and capacity building: joint research platforms are required to enable more collaborative work on climate adaptation, food security and inclusive digitalisation. South-south and triangular co-operation should be increased to share experiences and best practices among developing nations with support from multilateral institutions. Managed labour mobility schemes through skills partnerships will benefit both sending and receiving countries.

Governance and multilateral reform: reforming global institutions like the World Bank, International Monetary Fund and World Trade Organization is essential to give developing economies stronger voices in these institutions.

What should African countries be doing?

China, India and other leading eastern countries have proven themselves formidable rivals to the west – economically, militarily and in global governance. Africa occupies a central position. It has the opportunity to become a key player in shaping the future of the global economy.

A number of recommendations should serve as priority areas – particularly over the next decade.

The first would include building a digital backbone, and enhancing technology and AI capabilities. These have become core drivers of competitiveness. Without infrastructure and skills, countries are relegated to raw-material suppliers.

Countries need:

  • a national broadband and data-centre strategy (public-private), and incentives to attract the building of regional data centres

  • more training in science, technology, engineering, maths and artificial intelligence. Examples include fast-track bootcamps, ICT in secondary schools and support for local AI startups.

Secondly, governments should continue to secure investment in digital infrastructure, such as fibre optics, 5G networks and data centres. They could potentially use China’s Digital Silk Road, which promotes affordable tech alternatives.

Secondly, South Africa and other African countries need to prioritise economic inclusion and sustainable development to fast-track broad-based inclusive economic development. This should be the core driver of their development strategy.

Thirdly, African governments must strategically navigate geopolitical shifts and alliances. They are key spheres of influence in the digital competition between the US and China, and ought to use this position to their benefit. To do this, Africna governments should:

  • use Brics+ membership in a co-ordinated way to advance national interests

  • foster south-south co-operation by strengthening trade, technological transfer and financial alliances with other developing countries in Asia, Africa and Latin America. More emphasis should be placed on initiatives like the Forum on China-Africa Co-operation.

  • enhance trade diplomacy and diversify markets to be able to sell more goods and services in Asian, European and intra-African markets

  • maximise external investment by securing investments, infrastructure and digital partnerships from both the US and China. This will position African countries to benefit from the global technology competition.

The Conversation

Arno J. van Niekerk does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. Trade is shaping new global power relations: what this means for Africa – https://theconversation.com/trade-is-shaping-new-global-power-relations-what-this-means-for-africa-266940