Bulos de museo: momias vengativas, asesinatos rituales y memes en la cultura popular

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Cristina de Juana Ortín, Personal docente e investigador, miembro del grupo de investigación ART-QUEO, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

La imagen de la momia de Ramsés II protagonizó un meme donde se le atribuía un pasaporte el faraón egipcio. Wikimedia Commons., CC BY

Los museos no solo conservan objetos, sino también nuestra memoria colectiva. En plena era digital, un gran enemigo del patrimonio no es tanto el paso del tiempo como el “Photoshop con wifi”: memes, montajes y bulos que, con humor o confusión, alteran nuestra percepción de la historia.

Un ejemplo reciente de cómo el cine se alimenta del patrimonio –y de sus misterios– es La huella del mal (2025), presentada en marzo en el Festival de Málaga y estrenada el 30 de julio en Netflix. Inspirada en una novela de Manuel Ríos San Martín, se ambienta en el yacimiento de Atapuerca y el Museo de la Evolución Humana y recoge diálogos en torno a los bulos patrimoniales.

Un asesinato ritual entre restos de neandertales y una réplica de enterramiento que actúa como escenario de crimen son la excusa perfecta para que museos, medios y redes jueguen con lo ancestral para seducir, en la frontera entre lo legendario y lo real y científico.

Momias malditas y momias viajeras

Howard Carter (1874-1939) fue un célebre arqueólogo y egiptólogo inglés mundialmente conocido por descubrir en 1922 la tumba de Tutankamón, en el Valle de los Reyes, Egipto.
Wikimedia Commons.

Uno de los contextos que más bulos ha inspirado es el Egipto faraónico. El más conocido, sin duda, es la maldición de Tutankamón. Tras el hallazgo de su tumba en 1922, varias muertes entre los miembros del equipo del arqueólogo británico Howard Carter alimentaron la idea de una venganza del más allá. En realidad, las inscripciones de tumbas egipcias rara vez lanzaban maldiciones espectaculares: eran advertencias simbólicas contra los saqueadores. Pero el mito caló tan hondo que, décadas después, Hollywood lo inmortalizó en Indiana Jones: En busca del arca perdida (1981), donde abrir una tumba podía ser letal.

Otro ejemplo viral es el pasaporte de una momia. En redes sociales, circula la imagen de un pasaporte egipcio a nombre de Ramsés II, con la profesión “rey (muerto)”. En realidad, está inspirado en el viaje de su momia a París en 1976 para ser tratada por restauradores contra una contaminación por hongos. Se le expidió un documento diplomático, no un pasaporte, pero la historia dio pie a un montaje humorístico que hoy sigue circulando. El meme funciona porque conecta con el imaginario popular de las momias viajeras, alimentado por películas como La Momia (1999).

Pasaporte falso de Ramsés II.

Estatuas con vida propia

El busto de Nefertiti también ha sido objeto de controversia. En 2009, el historiador Henri Stierlin sugirió que podría tratarse de una falsificación moderna. Aunque los análisis científicos descartaron esa hipótesis, el revuelo mediático recordó thrillers como La novena puerta (1999), donde lo auténtico y lo falso se confunden con consecuencias inquietantes.

El misterio también llegó al Museo de Mánchester, donde una estatua egipcia de 25 cm fue grabada por cámaras de seguridad girando sola en su vitrina. Las redes se llenaron de teorías paranormales. Pero la explicación era más simple: vibraciones del suelo combinadas con una base ligeramente convexa. Aun así, el caso evocó inevitablemente escenas de Noche en el museo (2006), donde las piezas cobran vida al cerrar el museo.

Noche en el museo es una película de comedia estadounidense de 2006.
20th Century Fox.

Pizzas y estigmas

Pero Egipto no es el único escenario de bulos patrimoniales. Durante una restauración en los restos de Pompeya, un fresco deteriorado con manchas rojas fue interpretado en redes como “la primera pizza de la historia”. Era en realidad un motivo geométrico. Sin embargo, el meme ya había hecho su trabajo, demostrando lo fácil que es tergiversar el pasado, si no se contextualiza.

El ámbito religioso también se encuentra repleto de milagros dudosos: esculturas que lloran sangre, sudan aceite o parpadean. Aunque suelen ser explicables por ciencia o fraude, siguen alimentando el cine, con obras como Estigmas (1999) o El rito (2011), donde lo inexplicable se convierte en clave narrativa.

El objetivo del rey Arturo

Por otra parte, cada cierto tiempo reaparece otro mito recurrente: el hallazgo del Santo Grial por aficionados con detectores de metales. Aunque casi siempre se trata de restos sin valor, el poder simbólico del Grial es tan fuerte que cualquier copa oxidada puede convertirse en noticia. Su leyenda ha inspirado desde The Silver Chalice (1954), con un joven Paul Newman, a películas tan taquilleras como Indiana Jones y la última cruzada (1989) o El Código Da Vinci (2006). En 2024, el filme británico Holy Grail retomó el mito en clave contemporánea.

La película El cáliz de plata gira alrededor de la leyenda del Santo Grial.
WB.

Como vemos, los entornos arqueológicos y las piezas museísticas son susceptibles de riesgos de interpretación errónea o sensacionalismo. Por eso, en la era de la desinformación, la función social de los museos como guardianes de la memoria colectiva es más crucial y relevante que nunca.

The Conversation

Cristina de Juana Ortín no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Bulos de museo: momias vengativas, asesinatos rituales y memes en la cultura popular – https://theconversation.com/bulos-de-museo-momias-vengativas-asesinatos-rituales-y-memes-en-la-cultura-popular-262365

Desafíos políticos y sociales de la migración en Canarias

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Alessandro Indelicato, Investigador Posdoctoral, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Migrantes usan mantas rojas para calentarse después de ser rescatados en el mar en el puerto de Arguineguín (Gran Canaria). Canary4stock/Shutterstock

La migración hacia el archipiélago canario es un fenómeno complejo que, a menudo, se presenta como un problema, más aún ahora que están trascendiendo reiteradas denuncias por malos tratos a migrantes. El relato dominante en medios y discursos públicos dibuja una situación de saturación y tensión en el sistema de acogida.

La llegada de migrantes ha generado en las instituciones locales la necesidad de una mayor cooperación. Sin embargo, en la práctica, se observa una constante tensión entre diferentes niveles gubernamentales.

¿Es España un país acogedor para los inmigrantes?

Aunque algunos estudios demuestran que la migración ha contribuido al crecimiento económico, surge la pregunta de si los españoles, al igual que otros pueblos europeos, son acogedores o muestran rechazo hacia la migración.

Nosotros llegamos a una conclusión clara: los ciudadanos de España –y por ende, de Canarias– tienden a mantener una actitud positiva hacia los inmigrantes, independientemente del conjunto de datos o la metodología empleada. Los resultados reflejan de manera constante altos niveles de tolerancia y aceptación.

En nuestra investigación, publicada en la revista Journal of International Migration and Integration, analizamos cómo las actitudes hacia los inmigrantes varían en diferentes países y cómo distintos aspectos de la identidad nacional –como el nacionalismo, el patriotismo político y el patriotismo cultural– influyen, junto con factores socioeconómicos, en estas percepciones.

Los resultados revelan que el patriotismo cultural y el nacionalismo suelen estar ligados a actitudes más negativas hacia las personas inmigrantes. En cambio, el patriotismo político –es decir, el orgullo por los valores democráticos y las instituciones del país, más que por su cultura o tradiciones– se asocia con posturas más abiertas y favorables. También influyen otros factores, como el nivel educativo, las creencias religiosas, la situación económica, el género, el lugar de origen y, nuevamente, la educación.

Así, como en otros casos, se observa que aquellos españoles con un nivel educativo más alto tienden a mostrar actitudes más benévolas hacia los inmigrantes. Además, la religión desempeña un papel clave: los ciudadanos que no se identifican con ninguna fe o que pertenecen a confesiones minoritarias son más proclives a apoyar la integración, mientras que los católicos muestran niveles más altos de reticencia.

El factor medioambiental

Más allá de los factores socioeconómicos, otro aspecto crucial es el impacto del cambio climático en los flujos migratorios. La migración climática no está plenamente reconocida en el discurso jurídico y político, aunque la ciencia demuestra su influencia en la movilidad humana.

Por ejemplo, en el estudio que hemos publicado en la revista Challenges se examinan los desplazamientos provocados por catástrofes medioambientales y las posturas respecto al calentamiento global. Los resultados revelan un aumento de los desplazamientos debido a las consecuencias del cambio climático, como las inundaciones y las tormentas.

Estos hallazgos se pueden trasladar también al caso de las islas Canarias, donde los desastres climáticos pueden provocar un aumento de la inmigración, al igual que ocurre en Italia. Esto puede estar relacionado con la reciente llegada de inmigrantes no solo procedentes de África, sino también de otros continentes como Asia, donde los desastres medioambientales están aumentando exponencialmente.

Lecciones aprendidas

Un importante proyecto en este campo es la Acción COST (Connecting Theory and Practical Issues of Migration and Religious Diversity). Junto con investigadores de toda Europa, hemos organizado tres talleres en puntos estratégicos de la inmigración hacia Europa: Sciacca (Italia), Las Palmas de Gran Canaria y Esmirna (Turquía). Estos eventos han reunido académicos, responsables políticos, representantes de la sociedad civil y otros actores clave para debatir y analizar, desde diferentes perspectivas, los desafíos que plantea la migración en cada contexto específico.

El aprendizaje más significativo de estos encuentros es claro: los países que logren integrar a los inmigrantes contarán con ventajas sustanciales en el futuro próximo, especialmente en un continente que afronta un marcado envejecimiento demográfico.

Así que, de acuerdo con estudios anteriores, la migración bien gestionada no solo ayuda a paliar la disminución de la población activa, sino que también enriquece la diversidad cultural y económica de las sociedades receptoras.

The Conversation

Alessandro Indelicato recibe fondos de Agencia Canaria De Investigación Innovación Y Sociedad De La Información Gobierno De Canarias, a traves de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, con la ayuda Catalina Ruiz.

ref. Desafíos políticos y sociales de la migración en Canarias – https://theconversation.com/desafios-politicos-y-sociales-de-la-migracion-en-canarias-252003

Chocolate Dubái: el dulce viral que cruzó fronteras

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de València

Lejos de ser una más barra de chocolate más en los estantes, el chocolate Dubái –o Dubai Chocolate, según su nombre original– ha sabido posicionarse como uno de los fenómenos gastronómicos más virales del siglo XXI. Pero ¿qué tiene este dulce que ha hecho que millones de personas lo busquen, lo compartan y hasta viajen para probarlo?

De un vídeo en TikTok a la fama mundial

En diciembre de 2023, la influencer gastronómica Maria Vehera subió un vídeo a TikTok comiéndose una peculiar barra de chocolate rellena de una crema verde, crujiente por dentro y con una apariencia artesanal y lujosa.

El vídeo, que hoy en día suma más de 7 millones de visualizaciones y en el que puede oírse el característico crack al partir la barra, se volvió viral en cuestión de días. En apenas un mes, el 90 % de las publicaciones sobre chocolate en redes sociales estaban dedicadas al chocolate Dubái.

El producto había sido creado por Sarah Hamouda, una emprendedora británico-egipcia que no encontraba un chocolate que realmente satisficiera sus antojos de knafeh o kunafa (postre típico árabe elaborado con queso fresco y fideos) y pistacho durante el embarazo. Así nació, en 2022, Fix Dessert Chocolatier, pequeña tienda artesanal con sede en Dubái que hoy es responsable de uno de los productos gourmet más deseados del mundo.

Hamouda llamó a su creación “Can’t Get Knafeh Of It” (No puedo quitarme el knafeh), un juego de palabras con la pronunciación de la expresión en inglés “Can’t Get Enough of It”, que vendría a significar “No puedo dejar de comerlo”. Esta se considera ahora la última serendipia gastronómica de la historia.

¿Qué lo hace tan especial?

El secreto del chocolate Dubái está en su fusión de sabores e identidades culturales. Combina una cobertura de chocolate con leche (aunque se han visto versiones con chocolate blanco y negro), con un relleno a base de crema de pistacho (hecha con pistacho, chocolate blanco y leche), tahini (pasta de sésamo) y kadaif o kadayıf crujiente (un tipo de masa de hilos finos, similar al cabello de ángel).

La combinación resulta exótica, pero armónica. El dulzor del chocolate, la cremosidad del pistacho, el amargor suave del tahini y la textura crujiente del kadayıf crean una experiencia multisensorial difícil de olvidar. A eso se le suma su presentación: un corte transversal que revela colores dorados y verdes vibrantes, ideal para redes sociales.

Pero más allá del sabor, hay un factor clave: la exclusividad de la marca original. FIX produce 500 barras al día, disponibles únicamente en Dubái, y se venden en minutos. Este sentido de escasez, sumado al componente estético y a la historia auténtica de su creadora, ha catapultado el producto a la categoría de ícono gourmet.

Entre el sabor y el turismo

Según un artículo de Time Out Dubai, basado en el informe sobre tendencias de viaje Unpack ’25 de Expedia, la barra de chocolate pistacho estilo kunafa se sitúa como uno de los productos más buscados por viajeros que incluso estarían dispuestos a volar hasta Dubái solo para probarla. Diversos encuestados documentan sus viajes exclusivamente para compartir sus reacciones tras hincarle el diente.

La fiebre ha sido tal que cientos de versiones caseras han inundado redes como TikTok e Instagram bajo hashtags como #dubaichocolate y #pistachiobar. Las imitaciones también han llegado a tiendas de Estados Unidos y Europa, aunque muchas no están autorizadas por la marca original. Así, el chocolate Dubái ha pasado de ser un postre local a un vehículo de turismo gastronómico, empujando a miles a explorar la cultura culinaria de Medio Oriente desde una barra de chocolate.

¿Por qué se ha vuelto viral?

Un estudio académico publicado en la revista turca Akşehir Sosyal Bilimler Dergisi en 2024 identificó ocho razones principales por las que el chocolate Dubái se había vuelto un fenómeno global:

  • Sabor único: mezcla inesperada de ingredientes orientales con chocolate occidental.

  • Atractivo visual: altamente fotogénico para redes sociales.

  • “Efecto influencer”: la viralidad fue impulsada por figuras como Maria Vehera.

  • Exclusividad: su producción limitada genera deseo y urgencia.

  • Autenticidad: la historia personal de su creadora genera empatía.

  • Interacción digital: fuerte presencia en redes y participación comunitaria.

  • Innovación culinaria: combina tradición y vanguardia.

  • Aprovechamiento del formato corto (TikTok, reels de Instagram) con un contenido breve, adictivo y compartible.

Estos factores lo convierten en un caso modelo de marketing gastronómico viral, donde el producto no solo se consume: se vive, se graba y se comparte.

¿Y desde la perspectiva nutricional?

Detrás del brillo dorado y el relleno verde irresistible del chocolate Dubái también hay una realidad más terrenal: se trata de un postre altamente calórico y denso en grasas. Según su análisis nutricional, una porción de 40 gramos contiene aproximadamente 228 kilocalorías; 16,5 gramos de grasa total (de los cuales 6 g son saturadas); 19,6 gramos de carbohidratos, incluyendo 13,5 g de azúcares; 6,5 gramos de proteína, y 2,6 gramos de fibra dietética.

Desde este punto de vista, sus ingredientes presentan efectos mixtos. Mientras que el pistacho aporta grasas saludables, fibra, vitamina E, potasio y antioxidantes, el tahini suma grasas monoinsaturadas, calcio y hierro. Por su parte, el chocolate, dependiendo del tipo, puede ofrecer polifenoles antioxidantes si es negro, aunque en la mayoría de versiones comerciales predomina el chocolate con leche o blanco, ricos en grasas saturadas y azúcares añadidos.

No es, pues, un alimento saludable en sentido estricto, pero sí un capricho que puede disfrutarse ocasionalmente dentro de una dieta variada. Su gran atractivo sensorial (una mezcla de texturas crujientes, cremosidad y sabores dulces con matices tostados y salados) favorece el consumo excesivo, lo que representa su mayor riesgo.

Además, es importante advertir que el chocolate Dubái no es apto para personas alérgicas, ya que contiene frutos secos (pistacho y posibles trazas de nueces), sésamo (tahini), lácteos (en el chocolate y el relleno) y soja (por emulsificantes como lecitina).

¿Lo puedo preparar en casa?

Para quienes desean recrear en casa la experiencia del chocolate Dubái, es posible hacerlo con ingredientes relativamente accesibles. La receta incluye tres componentes principales: una crema de pistacho, un elemento crujiente y una cobertura de chocolate.

Para la crema se necesitan pistachos pelados sin sal, chocolate blanco, un poco de leche y una cucharada de tahini, que aporta profundidad al sabor. El crujiente se logra con masa kadayıf o, en su defecto, tiras finas de pasta filo u hojaldre. Y, finalmente, se utiliza chocolate con leche de buena calidad para la cobertura, aunque puede emplearse chocolate negro o blanco según preferencia. Para decorar, algunos optan por añadir pistachos picados o hilos de chocolate blanco.

La preparación es sencilla pero requiere algo de técnica. Primero, se trituran los pistachos junto con el chocolate blanco derretido, la leche y el tahini hasta formar una pasta densa y cremosa. Por separado, el kadayıf se tuesta en una sartén sin aceite, o con un poco de mantequilla, hasta que esté dorado y crujiente. Esta masa crujiente se mezcla luego con la crema de pistacho, formando el relleno. En moldes rectangulares, se vierte una primera capa de chocolate fundido para formar la base, se enfría, se añade el relleno y, finalmente, se cubre con más chocolate para sellar la barra.

Tras refrigerar durante unos 30 minutos, el resultado es una barra con una textura mixta y un perfil de sabor complejo que emula, con bastante fidelidad, la experiencia sensorial del chocolate Dubái original.

Es la prueba de que, en tiempos de algoritmos, un producto puede hacerse mundial no por millones de dólares en publicidad, sino por una buena idea, una buena historia y una buena mordida.

The Conversation

José Miguel Soriano del Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Chocolate Dubái: el dulce viral que cruzó fronteras – https://theconversation.com/chocolate-dubai-el-dulce-viral-que-cruzo-fronteras-262140

Los peces van al gimnasio: cómo mejorar el bienestar y la calidad de las especies de acuicultura

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Álvaro De la Llave Propín, Doctor Ingeniero Agrónomo especializado en Acuicultura, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)

La industria del fitness ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años, marcado por el aumento de tendencias saludables y una mayor preocupación por los hábitos de consumo. Vivimos en la era de las rutinas de ejercicio físico, donde la normalización de los hábitos de entrenamiento forma parte de nuestro día a día. De hecho, el concepto de fitness ha evolucionado de una forma mucho más amplia para convertirse en wellness (bienestar).

¿Y si los animales también fueran al gimnasio para mantenerse sanos y felices? Aunque no en un sentido literal, sí ocurre y se conoce como enriquecimiento ambiental. Esta práctica, cuyo concepto comenzó a desarrollarse en el siglo XX, se dirige a la modificación del entorno de un animal en cautiverio con el fin de mejorar su calidad de vida.

En la actualidad, este principio se dirige, sobre todo, a incrementar la complejidad de los hábitats, simulando condiciones naturales. Es un aspecto que cobra especial relevancia en el contexto de la evaluación del bienestar, como en el caso de los peces de acuicultura.




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Entre los diferentes métodos para enriquecer el entorno de los animales destaca el enriquecimiento ocupacional. Basado en proporcionar actividades que estimulen su mente y cuerpo, promueve comportamientos naturales y reduce el estrés.

Organizaciones como el Farm Animal Welfare Committee (FAWC) recomiendan el uso de ambientes enriquecidos. Incluso puede llegar a ser un requisito obligatorio, como es el caso del uso de alojamientos enriquecidos en gallinas de puesta en diversos países europeos.

El efecto Ricitos de Oro

En el cuento clásico Ricitos de Oro y los tres osos, de Rascal Robert Southey, su protagonista llega a una casa en el bosque habitada por una familia de tres osos y, en su ausencia, trata de escoger la mejor opción entre las distintas posibilidades: un plato de comida frío, uno caliente y otro templado.

Más allá de la historia en sí, el autor introduce inconscientemente un concepto que da nombre al “efecto Ricitos de Oro” ( Goldilocks Effect en inglés). Este fenómeno describe la tendencia humana a preferir opciones que no sean ni demasiado extremas ni demasiado moderadas, sino que se encuentren dentro de un rango óptimo o deseable. Es decir, que encuentran la virtud en un punto medio.

Al igual que las rutinas de entrenamiento tienen un papel clave en el desarrollo de los deportistas, la implementación de ejercicio en los animales, de una forma moderada y consciente, es fundamental para que la actividad no tenga un efecto contraproducente.




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¿Cómo se ejercitan los animales?

En el caso de la producción animal, este ejercicio tiene un aspecto positivo adicional: el incremento de la calidad final del producto. Y, en este punto surge una pregunta clave: ¿cómo se ejercitan los animales?

Los desafíos cognitivos y físicos, como trepar, nadar, correr, saltar o buscar, enfrentan a los animales a obstáculos para obtener, en muchas ocasiones, un recurso, mejorando la salud física, mental y el desarrollo de habilidades bajo el paraguas del bienestar integral.

A pesar de que en peces esta implementación es más compleja y menos diversa que en especies terrestres, simular las condiciones básicas subacuáticas es el primer paso para crear un entorno estimulante en la acuicultura. Un ejemplo práctico sería imitar las corrientes o turbulencias de los ríos dentro de los tanques mediante el uso de bombas sumergibles.

La ingeniería del bienestar a través del ejercicio

Nuestro grupo Bienestar y cría de los animales domésticos y calidad de su carne (BIANDOCARNE, conformado por especialistas de la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid, está dedicado, entre otros aspectos, al estudio de la optimización de la acuicultura de cara a mejorar el bienestar de los salmónidos en proyectos como WELLSTUN, PISCIBIEN o MODIFISH.

Nuestra experiencia nos ha servido para medir de forma precisa cuándo un animal se ve afectado por un estresor y a discernir qué herramientas o técnicas acuícolas son más apropiadas para evitarlo.

Con esta mochila a nuestras espaldas decidimos comprobar qué cantidad de ejercicio era el adecuado para no afectar de manera negativa a los peces, ya que no se había profundizado más allá de su simple uso como herramienta de enriquecimiento.

Como en la naturaleza las corrientes de los ríos no son constantes, se planteó implementar una configuración aleatoria en las bombas que permitía que estas se activaran y desactivaran de manera impredecible, haciendo más realista la simulación.




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Mens sana in corpore sano

A través de nuestro estudio, pudimos comprobar que las corrientes, independientemente de la configuración, promovían el crecimiento y mejoraban el estado nutricional de los peces y la coloración de la carne. Profundizando un poco más, observamos cómo el modo de configuración aleatoria obtuvo mejores resultados que el uso continuo de las bombas, mostrando el llamado efecto “Ricitos de Oro”. Es decir: un ejercicio moderado, generado por esta configuración, dio lugar a una calidad superior, reflejado en un tejido muscular con un color salmón más vivo y una actividad enzimática adecuada.

¿Y qué pasa cuando nos enfocamos en el fitness sin alcanzar el wellness? Este sería el caso de los peces sometidos a un ejercicio continuo, que a pesar de estar en mejor estado que los que no tenían corrientes –ni continuas ni aleatorias–, comenzaron a desarrollar una serie de desajustes metabólicos que podían llegar a afectar a la salud del animal, su bienestar y la vida útil del producto.

Dos claves: optimización y consciencia

En este sentido, el futuro del uso de herramientas de enriquecimiento abarca tanto su aplicación como su optimización: es necesario controlar y mejorar la técnica para así marcar la diferencia en aspectos tan importantes como el bienestar de los animales y la calidad del producto.

En tiempos caracterizados por la escasez de materiales y la competitividad, la economización de recursos nunca ha jugado un papel tan importante en la industria acuícola moderna. Del mismo modo, la aplicación del concepto de “justa medida” se trata de la nueva piedra angular en el funcionamiento de cualquier sistema o herramienta de producción animal sostenible y precisa. Una industria consciente que camina de la mano de aspectos tan delicados como el bienestar animal para mejorar su propia productividad

The Conversation

Morris Villarroel ha recibido fondos del Plan estatal de investigación científica, del Ministerio de Ciencia e Innovación para investigador sobre el bienestar de la trucha.

Álvaro De la Llave Propín no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Los peces van al gimnasio: cómo mejorar el bienestar y la calidad de las especies de acuicultura – https://theconversation.com/los-peces-van-al-gimnasio-como-mejorar-el-bienestar-y-la-calidad-de-las-especies-de-acuicultura-259620

El Medievo idílico de los prerrafaelitas conquista el cine contemporáneo

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Lara López Millán, Docente Universitaria de Artes y Educación, Universidad Camilo José Cela

Arwen y Aragorn en una escena de ‘La comunidad del anillo’, la primera entrega de ‘El señor de los anillos’. IMDB

Vivimos inmersos en una corriente estética que transforma el Medievo en un paraíso contemplativo: bosques cubiertos por una bruma suave, claros dorados al atardecer y castillos emergiendo de la niebla como fantasmas benevolentes. Bajo el nombre de “medievalismo suave” se esconde una visión idealizada y nostálgica del pasado, en la que los conflictos y la dureza histórica quedan relegados para darles todo el protagonismo a la belleza natural y la atmósfera lírica.

Con raíces en la nostalgia romántica y el deseo de calma, esta estética proyecta sobre la Edad Media un refugio donde la luz dorada del ocaso y la niebla susurrante hablan de un mundo detenido.

Al evocar praderas de un verde intenso, arroyos cristalinos y jardines secretos, el medievalismo suave invita al espectador a fundirse con un paisaje casi poético. Allí, cada elemento natural –hojas, flores, musgo– adquiere una dimensión casi sacra.

Collage de tres pinturas que retratan a tres mujeres en época medieval.
A la izquierda Ophelia, por John William Waterhouse (1910). En el centro, Mariana, por John Everett Millais (1851). Y a la derecha, Beata Beatrix, por Dante Gabriel Rossetti (1870).
Montaje a partir de reproducciones de las obras

Esta mirada contemporánea hunde sus raíces en un movimiento pictórico decimonónico que se rebeló contra la frialdad academicista: la Hermandad Prerrafaelita, cuyos lienzos saturados de color y detallismo naturalista anticiparon el ánimo lírico que ahora recupera el cine de fantasía.

Hoy, verdes intensos, ocres cálidos y azules profundos tiñen cada escena de un Medievo idílico en la gran pantalla. Nos invitan así a un viaje visual que privilegia el encanto emotivo sobre la fidelidad histórica.

Herencia prerrafaelita

A mediados del siglo XIX, en 1848, surgió en Londres la citada Hermandad Prerrafaelita, fundada por Dante Gabriel Rossetti, John Everett Millais y William Holman Hunt, como reacción directa al academicismo victoriano y a la burocratización de la Royal Academy. En su manifiesto original, este grupo defendía regresar a la delicadeza, el detalle naturalista y la vivacidad de color que precedían a Rafael, rechazando las convenciones rígidas de la pintura histórica oficial.

Sus exposiciones iniciales causaron polémica: mientras algunos críticos los tildaban de excesivamente literales o sentimentales, otros aplaudían su minucioso estudio de la flora, la anatomía y la luz. Cada lienzo era concebido casi como un herbario pictórico, donde la representación exacta de hojas, flores y texturas botánicas convivía con narraciones tomadas del folclore, la poesía medieval y la mitología.

Pintura de un hombre abrazando a una chica sentada en la hierba rodeados de naturaleza.
The Hireling Shepherd (El pastor mercenario), de William Holman Hunt, 1851.
Manchester Art Gallery

Además de la exploración naturalista, la Hermandad incorporó a su obra símbolos extraídos de la iconografía cristiana y popular –como la llama purificadora, el cisne o la gruta misteriosa–, otorgando a la naturaleza un papel de escenario místico y espiritual. Las figuras femeninas, idealizadas pero dotadas de intensidad psicológica, reflejaban tanto la melancolía romántica como un anhelo de pureza y redención.

De los lienzos prerrafaelitas al cine contemporáneo

Algunas producciones recientes no solo se inspiran en el Medievo como época, sino que lo reinterpretan visualmente desde claves pictóricas decimonónicas.

Es el caso de Damsel (Juan Carlos Fresnadillo, 2024), que transforma cada escena en una suerte de cuadro prerrafaelita en movimiento. Cuando la protagonista cabalga al amanecer, los tenues rayos solares filtran la bruma, realzando las texturas del follaje y la armonía cromática. Verdes pálidos se funden con dorados suaves, como si cada elemento natural formara parte de una misma sinfonía visual. En los jardines de la reina, la cámara capta primeros planos de pétalos perlados por el rocío y fuentes que reflejan el cielo, recordándonos la obsesión prerrafaelita por el detalle botánico.

Tráiler de Damsel.

Por su parte, Catherine Called Birdy (Lena Dunham, 2022) ofrece una variación juguetona del medievalismo suave al fusionar cromatismos pastel con un sentido del humor claramente contemporáneo.

El vestido de Catherine, en suaves tonos melocotón y lavanda, adquiere matices cambiantes a lo largo del día: al caer la tarde, la prenda refleja la calidez dorada del sol poniente, como si el atardecer mismo se hubiera teñido en la tela. Los muros cubiertos de glicinias y madreselvas se configuran como marcos vivos que enmarcan a la protagonista en escenas casi teatrales, donde la naturaleza se convierte en decorado y coprotagonista.

Fotografía de dos adolescentes con vestidos de época medieval.
Imagen de Catherine Called Birdy.
Prime Video

En este fotograma, vemos a Catherine y su prima Sophie caminando por el jardín del castillo al amanecer, con sus rostros iluminados por la luz suave del sol que realza los tonos melocotón y rosa de sus vestidos. La expresión traviesa de Catherine, frente a la mirada más contenida de Sophie, ejemplifica el contraste entre espontaneidad juvenil y elegancia aristocrática, mientras las flores del fondo añaden un toque de delicadeza botánica.

Bosques míticos y luz sagrada

En la trilogía de El señor de los anillos (Peter Jackson, 2001–2003) y su spin‑off televisivo Los anillos del poder (J. D. Payne; Patrick McKay, 2022), los claros de Lothlórien y los corredores élficos se erigen como santuarios de luz.

En esas localizaciones la luz dorada se filtra a través de finos doseles de hojas, realza los reflejos en estanques cristalinos y otorga a los personajes un halo sobrenatural. Este tratamiento lumínico no solo enfatiza la divinidad de los espacios forestales, sino que dota de un aura casi sacro a las figuras femeninas que los habitan.

Por ejemplo, la figura de Arwen leyendo emerge como un icono de feminidad mística: su rostro sereno, bañado por la luz dorada del bosque, y su gesto contemplativo refuerzan la sensación de comunión entre mujer y naturaleza.

Una mujer morena y con el pelo largo lee un libro en una estancia idílica, con luz suave.
Liv Tyler como Arwen en un fotograma de El señor de los anillos: El retorno del rey (Peter Jackson, 2003).

Por contraste, en el siguiente fotograma de Los anillos del poder, un grupo de personajes jóvenes corre libre por una pradera bañada en luz dorada, cruzando un arroyo cristalino.

Aquí la cámara rescata la exuberancia del paisaje: los extensos pastizales, los robles y sauces al fondo, y el juego de luces y sombras que parecen sacados de un cuadro prerrafaelita. La imagen traslada el espíritu de un herbario vivo al terreno audiovisual, mostrando la naturaleza como un espacio de libertad infantil y exploración poética.

Fotografía de un paisaje verde y ocre con niños.
Fotograma del primer episodio de Los anillos del poder (J. A. Bayona, 2022).
Prime Video

Así, tras celebrar la naturaleza en todas sus formas, el medievalismo suave se revela como un refugio visual y un ejercicio de ecologismo estético. Al proyectar un Medievo idílico y libre de conflictos, recuerda el valor de la belleza contemplativa y del entorno natural con el objetivo de apaciguar nuestras ansiedades.

The Conversation

Lara López Millán no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. El Medievo idílico de los prerrafaelitas conquista el cine contemporáneo – https://theconversation.com/el-medievo-idilico-de-los-prerrafaelitas-conquista-el-cine-contemporaneo-261039

¿Sigue teniendo sentido el concepto de ‘caballerosidad’? De los duelos por honor a las polémicas de TikTok

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Darina Martykánová, Historiadora, Universidad Autónoma de Madrid

¿Modales? ¿Educación? ¿Algo rancio? Everett Collection/Shutterstock

Hace unos meses, las redes sociales volvieron a revivir la enésima discusión sobre la “caballerosidad”. La influencer Carolina Moura popularizó de nuevo el debate al decir que no volvería a salir con un chico español, que los hombres en España eran más “dejados” y que no era la única que lo opinaba.

Otra influencer, Marina Rivers, por su parte, alegó que pedirle a un hombre que fuese un “caballero” con las mujeres le sonaba algo añejo y que lo que había que ser era, independientemente del sexo, educado. Rivers reflexionaba además sobre la desigualdad que el concepto proyectaba sobre las relaciones heterosexuales y mencionaba que en muchos lugares donde los hombres se consideraban más “caballerosos” también eran más machistas.

Del Medievo a la Edad Moderna

Lo cierto es que la palabra “caballero” evoca la Edad Media. Nos imaginamos a un noble a caballo, con armadura brillante, apresurándose a la batalla.

Ilustración de dos caballeros medievales.
La primera referencia que tenemos a la palabra caballero es… un hombre que va a caballo.
Alberto Durero/Gallica

Sin embargo, cuando se habla de la “caballerosidad”, se nos viene a la mente más bien un hombre trajeado inclinándose para besar la mano de una dama, o, en un sentido más realista y cotidiano, un señor que nos sujeta la puerta de la entrada al metro en vez de soltárnosla en la cara. Pequeñas mercedes…

Si bien el origen de la palabra es, efectivamente, medieval, la acepción actual deriva de su uso en una época bastante más reciente, el siglo XIX. Quizás resulta sorprendente, pero, como ha mostrado el historiador Miguel Martorell, la palabra se empezó a usar en España a mediados del siglo XIX para englobar a los “hombres de bien”. Es decir, se recuperó una categoría antigua para crear una identidad común para hombres nobles y burgueses y asociarlos con una serie de prácticas y comportamientos deseables.

El caballero no era, entonces, un residuo medieval, sino el producto de una nueva sociedad en la que se iban diluyendo las fronteras entre la aristocracia y la burguesía, a la vez que las nuevas élites sentían la necesidad de reforzar las barreras que las separaban de las clases trabajadoras. No sorprende entonces conocer que, décadas antes, en la industrializada Inglaterra, la palabra gentleman hubiese adquirido un uso muy parecido.

Cómo ser un hombre de honor

¿Qué se esperaba entonces de un caballero? Ante todo, que cumpliese con su palabra, que fuese de fiar. La historiadora Raquel Sánchez pone énfasis en la respetabilidad. Un caballero debía demostrar que era un hombre de honor, ya que, a diferencia de los nobles antes de la Era de las Revoluciones, su reconocimiento como tal no se basaba en su origen, en la cuna. El comportamiento respetable consistía ante todo en la fiabilidad, en ser un hombre de palabra.

Además, un caballero debía ser cortés con los hombres y con las mujeres de su clase y benévolo hacia las clases sociales vistas como inferiores. La cortesía implicaba dominar unas reglas de comportamiento que se entendían como la “buena educación”. Sin embargo, en aquella época, estas normas no eran iguales para todos, sino que variaban según a quién se dirigían: a un hombre de la misma clase, a una mujer o a personas procedentes de las llamadas “clases inferiores”.

Ilustración de un hombre y una mujer del siglo XIX saliendo de un coche de caballos.
Ilustración para Madame Bovary en la que la protagonista sale del coche de caballos ayudada por su marido, Charles.
Wikimedia Commons

Además, no olvidemos la importancia que tenía la honra de las mujeres para el honor de un caballero: el hombre que aspiraba a serlo debía vigilar el comportamiento de las mujeres de su familia y guiarlas con autoridad para que no manchasen su reputación. Es más, un caballero debía estar dispuesto a enfrentarse a otros hombres para defender el honor de cualquier mujer vejada, fuera su amante o una desconocida.

Sin embargo, el honor de un caballero tenía también una dimensión política. Las acusaciones de cobardía y de traición, pero también de corrupción, se entendían como afrenta a ese honor.

La nueva lógica capitalista no triunfó sin trabas entre la burguesía. En muchos países de Europa continental, ciertas formas de emprendimiento se veían como vulgares, hasta deshonrosas; un hombre de honor no debería “venderse” para hacerse rico.

Para negociar qué prácticas capitalistas eran dignas de un hombre de honor y cuáles merecían condena social en muchos países se usaron las metáforas y los insultos antisemitas. A la vez que se ponía en duda el valor y la lealtad de los oficiales judíos ejemplares como el francés Alfred Dreyfus, un hombre de negocios podía ser insultado como “judío” si sus prácticas como vendedor o financiero se entendían como demasiado agresivas.

También el trabajo cotidiano fue percibido por muchos como una “desgraciada necesidad” que rebajaba socialmente a un hombre, que le restaba autonomía. Los profesionales, como ingenieros, abogados o médicos, confluyeron con el movimiento obrero al resistir esta visión del propietario rentista como un ciudadano y un hombre ideal. Postularon que aquel que no trabajase no era plenamente hombre.

Honor a tiros

En este ambiente marcado por grandes cambios políticos y sociales, las categorías existentes, como la de caballero, eran muy inestables y requerían ser vigiladas y defendidas.

Portada de una revista con un dibujo en el que dos hombres se apuntan con sendas pistolas.
Duelo en Le Petit Journal francés entre el político (y futuro primer ministro en Francia) Georges Clemenceau y Paul Déroulède, cuya oposición amenazaba la Tercera República.
Wikimedia Commons

Precisamente por esta razón resurgió en muchos países de Europa y América el duelo, fuese con espadas o con pistolas. En Inglaterra, muy reticente a recuperar esta práctica, la pugna por las fronteras de la categoría de gentleman se desarrolló más bien en torno al acento, al dominio de los clásicos y a la práctica de ciertos deportes. Se plasmó también en la obsesión por la formación en uno de los internados (Eton, Harrow, etc.) cuya jerarquía de prestigio era ampliamente conocida también entre aquellas clases que no podían ni soñar con enviar a sus hijos allí.

En la Europa continental y en América Latina el duelo experimentó un resurgimiento, si bien hubo diferencias entre países en su práctica. En las tierras alemanas se llegaron a crear tribunales de honor incluso para dirimir las disputas profesionales entre médicos. Además, allí y en Rusia, sobre todo entre los aristócratas, se trataba de duelos a muerte.

En cambio, en Francia, España e Italia solían ser duelos a primera sangre. Rechazar el duelo como algo antipatriota o ridículo podía conllevar un alto coste social, al exponerse el crítico a las acusaciones de cobardía. Sin embargo, los aristócratas –sobre todo– podían permitirse oponerse al reto si venía de hombres al borde de la respetabilidad, como podían ser, por ejemplo, los periodistas.

Revolución posbélica

La caballerosidad llegó a su pico durante la Belle Époque. La cortesía y las buenas costumbres fueron aceptadas y adaptadas a las sociedades del siglo XX y defendidas incluso por muchas corrientes del movimiento obrero hasta la gran revolución de las costumbres a partir de la década de 1960.

Actualmente, como decíamos al principio, hay quien cuestiona la diferencia de género en las normas de cortesía: mientras algunas personas abogan por abandonar la diferenciación, otras la defienden como un juego agradable e inocuo. Y hay quien prefiere la cortesía –sea como sea– a una disolución total de normas.

Sin embargo, las prácticas como los duelos y las nociones del honor vinculadas a la estrecha vigilancia de las mujeres más que a la virtud individual murieron, junto con millones de jóvenes, en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial.

The Conversation

Darina Martykánová es profesora de la Universidad Autónoma de Madrid.

ref. ¿Sigue teniendo sentido el concepto de ‘caballerosidad’? De los duelos por honor a las polémicas de TikTok – https://theconversation.com/sigue-teniendo-sentido-el-concepto-de-caballerosidad-de-los-duelos-por-honor-a-las-polemicas-de-tiktok-257781

Craquer pour un prédateur ? Voici des contes qui font l’apologie de l’hybristophilie, à votre insu…

Source: The Conversation – in French – By Sylvie Genest, Professeure titulaire, Faculté des arts, Université du Québec à Montréal (UQAM)

L’amour sublimé par la peur n’est jamais une protection contre les crimes d’un assassin. (Image tirée du film Mia et le lion blanc)

Dans cet article, j’examine la portée symbolique de quelques contes familiaux mettant en vedette des animaux prédateurs en relation de proximité physique avec de « jeunes filles au cœur pur » : Mystère de Denis Imbert (2021), Mia et le lion blanc (2018) et Le dernier jaguar (2024) de Gilles de Maistre. À ceux-ci, on pourrait ajouter Le renard et l’enfant (2007), Le loup et le lion (2021) et même Moon le panda (2025) qui met en scène un garçon plutôt qu’une fille.

Je suggère de voir dans ces aventures une ruse symbolique dans laquelle l’animal est l’incarnation métaphorique du tueur en série tandis que l’héroïne, une jeune fille en processus de maturation sexuelle, psychologique et sociale, illustre le cas troublant de l’hybristophilie, une condition qui désigne l’attirance morbide que peuvent éprouver certaines femmes à l’égard de criminels dangereux.

Mon interprétation vise à susciter un regard critique sur les œuvres de l’industrie du divertissement, lesquelles sont trop souvent prises à la légère par un journalisme culturel complaisant. Je fais cette lecture avec tout le sérieux de l’anthroposémiotique, discipline qui a fait ses preuves, notamment au sein des facultés de communication et des programmes de psychologie familiale.

Pour ma part, je m’y exerce dans le cadre de mes travaux à la Faculté des arts de l’UQAM. Mes analyses sont motivées par l’intention féministe d’amortir les effets de la propagande phallocrate là où elle se fait la plus sournoise, comme c’est toujours le cas lorsqu’elle se déguise en histoires amusantes destinées à un public d’enfants à l’aube de la puberté.


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Le mythe originaire de « l’animal-époux »

Tous les contes examinés perpétuent le mythe ancien de l’animal-époux dans lequel la bête est un prince déguisé ou ensorcelé. Pour certains folkloristes, c’est l’archétype des histoires de dévotion féminine alors que pour d’autres, il faut plutôt y voir le mauvais sort de Psyché, mariée de force à un être abject pour assouvir la jalousie de Vénus.




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Dans tous les cas, le thème dominant est celui d’une union entre la sexualité divine masculine et la virginité mortelle féminine. Le couple dénaturé qui en résulte prend, dans la littérature moderne, la figure de La Belle et la Bête, une mouture complexifiée du mythe dans laquelle la jeune femme consent au sacrifice de s’accoupler avec un monstre pour sauver son père, lourdement condamné pour avoir « volé une rose », symbole chrétien de la virginité.

En psychologie, une telle abnégation féminine consentie dans l’intérêt d’un criminel s’appelle l’hybristophilie.

La naturalisation du prédateur

Les versions du mythe que j’ai choisi d’examiner ont la particularité de mettre en scène de vrais animaux filmés en prises de vues réelles plutôt que des bêtes créées avec l’assistance de procédés d’animation, de maquillage et de prothèses, de modélisation 3D ou d’effets numériques sophistiqués.

En propulsant au premier rang la bestialité littérale du mâle prédateur plutôt que sa construction imaginaire, ces œuvres parviennent à détourner notre attention de l’histoire d’amour pathologique qu’elles racontent pour mieux nous orienter sur un thème dont la portée éducative est plus susceptible de plaire aux parents : celui de la défense des animaux.

Extrait d’une interview avec le réalisateur Gilles de Maistre.

Dès lors, la logique narrative se renverse. La Bête du conte n’est plus un danger pour la fillette, mais une victime de la méchanceté humaine : c’est un loup persécuté par des fermiers, un lion chassé par des touristes cruels, un jaguar dont l’espèce est menacée d’extinction.

Bien que cet appel à la miséricorde pour la faune soit légitime dans le registre du réel, il devient un moyen fallacieux de disculper la Bête mythique des crimes commis dans le registre symbolique du conte : le rapt, la séquestration et le viol répété de la Belle.

Cette logique troublée nous rapproche de l’hybristophilie.

Un mariage « forcé » par imprégnation

Pour les actrices des trois films étudiés – Shanna Keil, Lumi Pollack et Daniah de Villiers, ayant respectivement 11, 13 et 14 ans au moment des tournages – leur engagement a nécessité de longues périodes d’adaptation avec l’animal : de 2 à 3 mois pour le loup, plus d’un an pour le jaguar, jusqu’à 3 ans pour le lion.

On parle alors d’imprégnation.

Il s’agit, en gros, d’imposer à l’animal une présence humaine constante dès sa naissance, le forçant à s’attacher à un humain au lieu de s’attacher à un membre de sa propre espèce. Cette domination précoce de son instinct permet, par la suite, une proximité sécuritaire avec le prédateur devenu énorme.

Dans le cadre du mythe, ce rapport de domination est inversé : c’est la mortelle Psyché qui se voit imposer, toutes les nuits, la présence de son animal-époux. Sous cet angle symbolique, l’imprégnation revêt une connotation phallocentrique dont le fin mot se trouve dans la théorie de la fécondation humaine telle que conçue de façon erronée au dix-neuvième siècle.

Elle consiste à imposer à une femme vierge la génétique d’un homme par son empreinte génitale et séminale durable, ce que la féministe Simone de Beauvoir a dénoncé comme un des plus grands « rêves du mâle », celui de marquer la femme de manière qu’elle demeure à jamais sienne.

Les références à l’hybristophilie

Tous les films mentionnés en début d’article contiennent des indices visuels, narratifs ou autres confirmant leur référence à l’hybristophilie. En voici quatre, lesquels évoquent respectivement le caractère obsédant, aphrodisiaque, déviant et même séditieux de l’attirance pathologique pour des criminels.

Dans le film Mystère, la petite Victoria a perdu l’usage de la parole depuis la mort de sa mère. Les premiers mots qu’elle prononce et répète obsessivement devant son père au premier tiers du film sont « tueur en série » : ce passage n’est pas là pour faire avancer le récit, mais plutôt pour confirmer aux cinéphiles avertis la présence d’une référence cachée à l’attirance des femmes pour les grands criminels.

Dans le film Mia et le lion blanc, des images suggèrent une scène de copulation entre l’actrice et un jeune mâle de 80 kilos appelé Charlie. L’obscénité de cette rencontre est accentuée par la réplique à la fois naïve et suggestive de l’adolescente : « Do you love it, Charlie ?… I suppose so ».

Dans le film Le dernier jaguar, l’héroïne affiche une conduite déviante que le scénario justifie par son désir impérieux de sauver son animal chéri. Cette conduite inclut l’isolement social, les problèmes d’opposition, le décrochage scolaire, le vol, la fugue, le vandalisme, la prise de risques et le délire de toute puissance. Tous ces problèmes de comportement suggèrent une forme agressive de l’hybristophilie qui concerne les femmes qui participent activement aux crimes violents de leur partenaire.

Mais c’est dans le film Mia et le lion blanc que l’on découvre la référence la plus claire au Syndrome de Bonnie and Clyde, nom que l’on attribue à l’hybristophilie dans la culture populaire. Dans une scène qui semble emprunter son esthétique à une minisérie de 2013 (ci-dessous), la délinquance juvénile de l’héroïne se transforme soudain en acte grave relevant du droit pénal : prête à tout pour s’échapper avec l’animal qu’elle appelle « son amour », Mia n’hésite pas à braquer un fusil à fléchettes anesthésiantes sur son père. Ce geste évoque les vols à main armée et même les meurtres commis par Bonnie Parker lors de sa cavale suicidaire avec Clyde Barrow.

Des mensonges sur l’amour

Deux faussetés criantes au sujet de l’amour sont répandues impunément par ces contes pour enfants. On en retrace les racines idéologiques dans les affirmations dogmatiques du réalisateur Gilles de Maistre en entrevue avec les médias.

La première concerne le prétendu bien-fondé des crimes commis « par amour » : sur cette question, les contes s’efforcent de nous convaincre qu’il est tout à fait légitime de « désobéir pour sauver celui qu’on aime ».

Extrait d’une interview avec le réalisateur Gilles de Maistre.
Arras Film Festival 2018555 ko (download)

La deuxième concerne les présumés pouvoirs de l’amour contre les assauts d’un partenaire violent : à ce sujet, la réalité des tournages nous invite à croire que l’amour est effectivement « la meilleure protection possible » contre les pulsions d’un prédateur.

Extrait d’une interview avec le réalisateur Gilles de Maistre.

Ces deux contrevérités à propos de l’amour sont non seulement insidieuses et imprudentes, notamment quand on cherche à les inculquer à des mineures. Elles sont également propagandistes dans la mesure où elles plaident pour une soumission idéologique et physique des femmes au bon désir de l’animâle époux, avec les conséquences fatales que l’on connaît.

C’est exactement en cela que ces contes font, à tort et à notre insu, l’apologie de l’hybristophilie.

La Conversation Canada

Sylvie Genest ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

ref. Craquer pour un prédateur ? Voici des contes qui font l’apologie de l’hybristophilie, à votre insu… – https://theconversation.com/craquer-pour-un-predateur-voici-des-contes-qui-font-lapologie-de-lhybristophilie-a-votre-insu-255693

Le retour des rencontres en personne… un défi pour la génération Z

Source: The Conversation – in French – By Treena Orchard, Associate Professor, School of Health Studies, Western University

Avec le déclin des applications de rencontre, on assiste à un retour des activités de rencontre en personne, comme le speed dating, les clubs de course à pied et les raves en journée. (Unsplash)

Avec la chute spectaculaire du nombre d’abonnés, la hausse des coûts et des utilisateurs lassés de « swiper » sans fin, le monde des applications de rencontre traverse une véritable crise.

Les récents licenciements chez Bumble soulèvent des interrogations sur l’avenir du secteur et sur les alternatives pour les personnes qui souhaitent trouver l’amour et nouer des relations hors ligne.

L’une des alternatives les plus en vogue est le retour aux activités de rencontre en personne telles que le speed dating, les clubs de course à pied et les raves en journée.

Pour les millénariaux et les générations précédentes, les rencontres en personne sont un terrain familier, mais si vous faites partie de la génération Z – souvent décrite comme la « génération numérique » – ce n’est pas forcément le cas.

Ce fossé intergénérationnel est apparu clairement lors de la première conférence canadienne sur les technologies sexuelles, où j’ai fait une présentation sur la masculinité, les applications de rencontre et les alternatives au « swiping » en personne. Pendant la séance de questions, une jeune femme est intervenue avec un commentaire qui m’a interpellé : « Vous avez peut-être le privilège d’être extraverti », m’a-t-elle dit.


25-35 ans : vos enjeux, est une série produite par La Conversation/The Conversation.

Chacun vit sa vingtaine et sa trentaine à sa façon. Certains économisent pour contracter un prêt hypothécaire quand d’autres se démènent pour payer leur loyer. Certains passent tout leur temps sur les applications de rencontres quand d’autres essaient de comprendre comment élever un enfant. Notre série sur les 25-35 ans aborde vos défis et enjeux de tous les jours.

Après un moment de flottement, la discussion a repris, mettant en lumière une réalité : pour beaucoup de jeunes, les rencontres en face à face sont difficiles. Nombre d’entre eux sont déçus par les applications de rencontre, mais n’ont pas l’expérience interpersonnelle que les générations plus âgées considèrent comme allant de soi.

Alors, que faire ? Dire à la génération Z de « sortir de chez elle » n’est pas seulement déplacé culturellement, mais cela pourrait également contribuer à accroître le sentiment de solitude et d’inutilité qui touche déjà un grand nombre de jeunes aujourd’hui.

Les rencontres en personne ont le vent en poupe

Si faire des rencontres via les applications vous semble devenu une corvée plutôt qu’une opportunité, vous n’êtes pas seul. Dans un article du New York Times, la journaliste Catherine Pearson encourage la génération Z à créer des communautés authentiques et à s’ouvrir à différents types de relations, en ne se limitant pas à la recherche de « l’âme sœur », une source de pression.

Certaines applications de rencontre ont d’ailleurs rejoint le mouvement. Par exemple, Hinge organise One More Hour, une initiative à impact social visant à aider les gens à nouer des relations en personne. Elle s’adresse à la génération Z, dont beaucoup déclarent ressentir de l’anxiété à l’idée d’interagir en face à face.

Une personne assise sur un lit regarde une femme sur une application de rencontre par swipe
Les utilisateurs des sites de rencontre sont lassés de swiper.
(Unsplash)

À force de vivre dans un environnement ultra-connecté, de plus en plus de jeunes trouvent rafraîchissant de rencontrer quelqu’un dans un parc, un bar ou une bibliothèque.

Ces rencontres spontanées ont aussi l’avantage d’éliminer les pratiques frustrantes des applications, comme le catfishing (l’action de créer une fausse identité en ligne). Il est révélateur que 38 % des membres de la génération Z interrogés dans le cadre d’une récente enquête souhaitent avoir accès à des espaces dédiés aux rencontres et à l’amour de soi au travail.

Comment une organisation repense les rencontres

Bien qu’elle ne cible pas exclusivement la génération Z, l’organisation We Met IRL, fondée en 2022 par l’entrepreneuse Maxine Simone Williams, joue un rôle clé dans ce renouveau des rencontres en personne.

Née d’une frustration vis-à-vis des applications de rencontre et au manque de diversité dans les espaces de rencontre traditionnels, We Met IRL organise des événements de speed dating, des soirées rencontres et des réunions sociales qui encouragent les relations amoureuses ou platoniques dans la vraie vie.

Cette évolution culturelle semble s’ancrer chez les jeunes, du moins aux États-Unis : une enquête récente indique que seuls 23 % des adultes de la génération Z ont rencontré leur partenaire via une application, les réseaux sociaux ou une communauté en ligne.

Si tant de jeunes se tournent vers les rencontres en personne, pourquoi est-ce encore perçu comme si difficile ?

Les rencontres en personne sont difficiles

Les rencontres en personne peuvent être difficiles pour plusieurs raisons. Parmi les principaux facteurs, on retrouve l’aspect performatif ou artificiel des interactions sur les applis, les défis liés au passage à l’âge adulte pendant la pandémie et une évolution des normes qui met moins l’accent sur les relations amoureuses.

Une étude que j’ai menée auprès d’étudiants de la génération Z a également mis en évidence un paradoxe : ils aspirent à des relations sérieuses, mais ont peur d’être trompés, « ghostés » ou blessés émotionnellement.

D’autres facteurs socioculturels entrent aussi en jeu : le recul de l’intimité et de la vulnérabilité chez les hommes affaiblit les structures relationnelles traditionnelles. Résultat : les jeunes générations, et les garçons, en particulier, sont décrits comme « perdus » et moins résilients sur le plan émotionnel.

À cela s’ajoute la montée en puissance des influenceurs misogynes et des politiciens qui dénigrent ouvertement les femmes, alimentant la radicalisation des garçons et des jeunes hommes.

Et oui, une partie de la gêne liée aux rencontres en personne peut s’expliquer par ce fameux « privilège de l’extraversion ». Une étude récente a révélé que la génération Z est plus timide que les autres générations, mais pas sans raison. Ayant grandi immergée dans la technologie des téléphones intélligents et les réseaux sociaux, la génération Z a eu moins d’occasions de développer ses compétences interpersonnelles.

Mais ce n’est pas parce que c’est difficile qu’il y a un problème. La connexion, la confiance et la vulnérabilité… tout cela demande de l’apprentissage et de la pratique dans un monde complexe qui ne crée pas toujours l’espace nécessaire.


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Comment prendre confiance dans les rencontres en personne

En tant qu’ancienne jeune fille terriblement timide, je peux affirmer avec certitude que les catégories « introverti » et « extraverti » ne sont pas immuables. Les jeunes qui manquent de confiance en eux dans le domaine amoureux peuvent apprendre à améliorer leurs compétences en face à face et à réduire leur anxiété lors d’événements sociaux.

Voici sept conseils pour prendre confiance lors de rencontres en personne :

  1. Préparez-vous à l’événement à l’avance, dans la mesure du possible.

  2. Recadrez votre perception et votre ressenti face à l’incertitude : ne la considérez pas comme une menace, mais comme une opportunité de croissance.

  3. Restez fidèle à vous-même.

  4. Entraînez-vous à développer vos compétences sociales pour gagner en confiance.

  5. Soyez attentif à votre langage corporel afin de vous montrer ouvert et accueillant.

  6. Rappelez-vous que vous n’êtes pas le seul à avoir du mal à avoir confiance en vous.

  7. Envisagez de demander l’aide d’un thérapeute si la peur ou l’anxiété sont trop fortes.

L’une des choses les plus utiles que vous puissiez faire est de repenser votre vulnérabilité : au lieu de la voir comme une faiblesse profondément enracinée, envisagez-la comme une porte d’entrée vers une meilleure compréhension de vous-même en tant qu’être relationnel.

Des outils tels que les tableaux de visualisation réflexive ou les exercices d’introspection peuvent vous aider à clarifier vos valeurs, vos objectifs et votre identité de façon plus profonde. Et ces pratiques de réflexion sont encore plus efficaces lorsqu’elles sont soutenues par des écoles, des communautés ou des organisations qui peuvent aider les jeunes à transformer les moments de risque ou de peur en opportunité d’exploration personnelle.

Car la résilience, tout comme un muscle, se développe avec l’entraînement. Il faut l’exercer et la mettre à l’épreuve pour qu’elle devienne une ressource essentielle. Avec un bon accompagnement et un espace sûr pour vous exercer, vous pouvez cultiver une confiance en vous durable et une conscience de soi solide, qui enrichiront tous les aspects de votre vie, bien au-delà des relations amoureuses.

La Conversation Canada

Treena Orchard a reçu des subventions du CRSH, des IRSC et de l’Université Western, mais aucun financement de recherche n’a été accordé ni utilisé pour la rédaction de cet article.

ref. Le retour des rencontres en personne… un défi pour la génération Z – https://theconversation.com/le-retour-des-rencontres-en-personne-un-defi-pour-la-generation-z-261540

A World of Water exhibition asks: ‘Can the seas survive us?’

Source: The Conversation – UK – By John Kenneth Paranada, Curator of Art and Climate Change, University of East Anglia

Water is at the heart of the disruption wrought by climate change. The seas, once seen as vast and stable, are now unpredictable and restless.

That tidy, looping diagram of the water cycle once pinned up in primary school classrooms – clouds, rivers, evaporation and rain – now reads more like a fragmented recollection than a dependable process. Human impact has cracked that once-stable loop wide open.

Sea levels inch upward year on year. Droughts grow more prolonged and severe. Rainfall becomes erratic and violent. What was once spoken of in future tense is now present and pressing.

In Norfolk, land and sea have long coexisted in an uneasy truce. Here, the threat of sea level rise is not a speculative concern, it is data-backed, visible and accelerating.

According to research from the Tyndall Centre for Climate Change Research, vast swathes of Norfolk risk being submerged by rising seas if global temperatures rise by even two degrees celsius. It is one of the most at-risk areas in the UK.

Against this backdrop comes the Sainsbury Centre’s exhibition, A World of Water (part of the Can the Seas Survive Us? season). In the show, water is explored as subject, medium and metaphor. It is both agent and witness, shaping civilisations, sustaining life, and now challenging our ability to coexist with it.

Curated through an interdisciplinary lens, the exhibition was shaped by deep collaboration with scientists, artists, ecologists, activists and coastal communities. Rooted in lived experience, from a two-day walk along the Wherry Man’s Way to a 36-hour sail aboard a 1921 fishing smack, the curatorial process traced fragile coastlines and the North Sea’s rapid transformation into an industrial nexus of energy infrastructures.


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The curatorial approach to the show embraces the multifaceted nature of water by weaving together maritime history, Indigenous knowledge and contemporary works rooted in the artists’ experiences.

Many of the participating artists hail from communities already wrestling with rising tides and the realities of climate disruption. Their contributions form three thematic currents: Mudplume, Water Water Everywhere and In a State of Flux.

These overlapping threads investigate how water connects, nourishes and imperils. Rather than positioning the sea as a line of division, the exhibition reframes it as a living, connective tissue linking culture, history and ecology.

A curatorial geomorphology of the sea

Guidance for the exhibition’s conceptual framework came, fittingly, from water itself. Its mutable nature – solid, liquid, vapour – shaped the rhythm of the curatorial process. Rather than impose a rigid thesis, the exhibition offers an ever-shifting constellation of perspectives.

The exhibition journey begins with sound. Visitors are welcomed by a low murmur, tides lapping, water dripping, echoing through the museum entrance. This leads to Spiral Fosset (2024), a sculptural work by the Dutch collective De Onkruidenier.

Mirroring the central staircase of the museum, the piece suggests the brackish confluence where fresh and saltwater mingle. From here, the viewer descends into the lower galleries, reimagined as an estuary.

Within the lower galleries, artworks unfold like coastal mudflats at low tide. Seventeenth-century Dutch seascapes hang alongside photographs, video works and sculptures made from plastic waste. Sands from the beaches of Cromer, Happisburgh and Cley are featured, anchoring the exhibition in local terrain.

East Anglia’s centuries-old ties with the Low Countries form a steady through line. Hendrick van Anthonissen’s View of Scheveningen Sands (1641) shares space with works by Norwich School masters such as John Sell Cotman, John Crome and Robert Ladbrooke.

This approach privileges resonance over chronology. The exhibition avoids a linear march through time in favour of prioritising association, connection and drift. For instance, Shore Compass by Olafur Eliasson (2019) sits in subtle dialogue with Jodocus Hondius’s 1589 Drake Map an early cartographic rendering of Sir Francis Drake’s circumnavigation of the world.

Created during the height of European maritime expansion and colonialism, the map illustrates the interplay between empire, navigation and power. Time, like tide, is allowed to meander.

The exhibition adopts what might be called a “curatorial geomorphology”: a way of curating that draws on the sculpting force of water. In the natural sciences, geomorphology examines how landscapes are formed and reshaped by flowing water, storms and tides, while hydrology traces water’s movement through the environment.

This curatorial approach translates those scientific ideas into a cultural and creative practice. Like a river, it flows through histories, stories and meanings. What unfolds is a tidal narrative, an estuary of thought where time loosens, the present deepens and new futures begin to surface.

Visitors to A World of Water can expect something different from a traditional gallery experience. It invites you to think with the seas, to tune into their rhythms, tensions and secret lives.

As you wander through the galleries, you enter a realm shaped by flux, expect to feel and reimagine a world where land, water and life move as one. And perhaps, by moving as water does, we may begin to sense an answer to the question: Can the Seas Survive Us? Not in certainty, but through our collective and individual actions toward a more regenerative and sustainable future.

A World of Water is at the Sainsbury Centre Norwich until August 3. It’s part of a six-month season of interlinked exhibitions and events that explore the question: “Can the seas survive us?”


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The Conversation

John Kenneth Paranada received funding from the John Ellerman Foundation; the Art Fund’s Jonathan Ruffer Curatorial Grant; the Association of Art Museum Curators’ EPIC Curatorial Fellowship Award; the Mondriaan Fund’s International Art Presentation Grant; the Kingdom of the Netherlands’ Cultural Diplomacy Grant; and Arts Council England’s National Lottery Fund for the project A World of Water: Can the Seas Survive Us? at the Sainsbury Centre.

ref. A World of Water exhibition asks: ‘Can the seas survive us?’ – https://theconversation.com/a-world-of-water-exhibition-asks-can-the-seas-survive-us-262057

By building the world’s biggest dam, China hopes to control more than just its water supply

Source: The Conversation – UK – By Tom Harper, Lecturer in International Relations, University of East London

China’s already vast infrastructure programme has entered a new phase as building work starts on the Motuo hydropower project.

The dam will consist of five cascade hydropower stations arranged from upstream to downstream and, once completed, will be the world’s largest source of hydroelectric power. It will be four times larger than China’s previous signature hydropower project, the Three Gorges Dam, which spans the Yangtse river in central China.

The Chinese premier, Li Qiang, has described the proposed mega dam as the “project of the century”. In several ways, Li’s description is apt. The vast scale of the project is a reflection of China’s geopolitical status and ambitions.

Possibly the most controversial aspect of the dam is its location. The site is on the lower reaches of the Yarlung Zangbo river on the eastern rim of the Tibetan plateau. This is connected to the Brahmaputra river which flows into the Indian border state of Arunachal Pradesh as well as Bangladesh. It is an important source of water for Bangladesh and India.

Both nations have voiced concerns over the dam, particularly since it can potentially affect their water supplies. The tension with India over the dam is compounded by the fact that Arunachal Pradesh has been a focal point of Sino-Indian tensions. China claims the region, which it refers to as Zangnan, saying it is part of what it calls South Tibet.

At the same time, the dam presents Beijing with a potentially formidable geopolitical tool in its dealings with the Indian government. The location of the dam means that it is possible for Beijing to restrict India’s water supply.

This potential to control downstream water supply to another country has been demonstrated by the effects that earlier dam projects in the region have had on the nations of the Mekong river delta in 2019. As a result, this gives Beijing a significant degree of leverage over its neighbours.

One country restricting water supply to put pressure on another is by no means unprecedented. In fact in April 2025, following a terror attack by Pakistan-based The Resistance Front in Kashmir, which killed 26 people (mainly tourists), India suspended the Indus waters treaty, restricting water supplies to Pakistani farmers in the region. So the potential for China’s dam to disrupt water flows will further compound the already tense geopolitics of southern Asia.

Concrete titans

The Motuo mega dam is an advertisement of China’s prowess when it comes to large-scale infrastructure projects. China’s expertise with massive infrastructure projects is a big part of modern Chinese diplomacy through its massive belt and road initiative.

This involves joint ventures with many developing nations to build large-scale infrastructure, such as ports, rail systems and the like. It has caused much consternation in Washington and Brussels, which view these initiatives as a wider effort to build Chinese influence at their expense.

The completion of the dam will will bring Beijing significant symbolic capital as a demonstration of China’s power and prosperity – an integral feature of the image of China that Beijing is very keen to promote. It can also be seen as a manifestation of both China’s aspiration and its longstanding fears.

Harnessing the rivers

The Motuo hydropower project also represents the latest chapter of China’s long battle for control of its rivers, a key story in the development of Chinese civilisation.

Rivers such as the Yangtze have been at the heart of the prosperity of several Chinese dynasties (the Yangtse is still a major economic driver in modern China) and has devastated others. The massive Yangtse flood of 1441 threatened the stability of the Ming dynasty, while an estimated 2 million people died when the river flooded in 1931.

France 24 report on the construction of the mega dam project.

Such struggles have been embodied in Chinese mythology in the form of the Gun-Yu myth. This tells the story of the way floods displaced the population of ancient China, probably based on an actual flooding at Jishi Gorge on the Yellow River in what is now Qinghai province in 1920BC.

This has led to the common motif of rivers needing human control to abate natural disaster, a theme present in much classical Chinese culture and poetry.

The pursuit of controlling China’s rivers has also been one of the primary influences on the formation of the Chinese state, as characterised by the concept of zhishui 治水 (controlling the rivers). Efforts to control the Yangtze have shaped the centralised system of governance that has characterised China throughout its history. In this sense, the Motuo hydropower project represents the latest chapter in China’s quest to harness the power of its rivers.

Such a quest remains imperative for China and its importance has been further underlined by the challenges of climate change, which has seen natural resources such as water becoming increasingly limited. The Ganges river has already been identified as one of the world’s water scarcity hotspots.

As well as sustaining China’s population, the hydropower provided by the dam is another part of China’s wider push towards self-sufficiency. It’s estimated that the dam could generate 300 billion kilowatt-hours of electricity every year – about the same about produced by the whole UK. While this will meet the needs of the local population, it also further entrenches China’s ability to produce cheap electricity – something that has enabled China to become and remain a manufacturing superpower.

Construction has only just begun, but Motuo hydropower project has already become a microcosm of China’s wider push towards development. It’s also a gamechanger in the geopolitics of Asia, giving China the potential to exert greater control in shaping the region’s water supplies. This in turn will give it greater power to shape the geopolitics of the region.

At the same time, it is also the latest chapter of China’s longstanding quest to harness its waterways, which now has regional implications beyond anything China’s previous dynasties could imagine.


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The Conversation

Tom Harper does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

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