Más que un juego: el ‘tikitaka’ del Barça y de España crea marca global y atrae turismo e inversión

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Nahuel Ivan Faedo, Assistant Professor, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya

Varios jugadores del FC Barcelona celebran un gol de Leo Messi (tercero por la izquierda) durante el partido de Supercopa que enfrentó al equipo catalán con el Real Madrid el 17 de agosto de 2011. Natursports/Shutterstock

En el verano de 2010, millones de personas festejaron en las calles la victoria del primer mundial de la selección española. Aquel triunfo, basado en un juego de posesión y toque corto, fue más que un simple hito deportivo: supuso la consagración a nivel internacional de un estilo creado en el FC Barcelona con Johan Cruyff, perfeccionado por Pep Guardiola y aplicado por Vicente del Bosque a la selección de España con un éxito sin antecedentes.

Ese mismo estilo, llamado “tikitaka” de manera popular, no solo dejó su huella en el campo de juego, sino que cambió la manera en que el mundo ve a España y a Cataluña. A través de lo que en nuestra nueva investigación llamamos playstyle branding, el fútbol de posesión se convirtió en una herramienta cultural y de proyección internacional.

De Cruyff a Guardiola: la filosofía que define un estilo

El FC Barcelona siempre ha sido més que un club: un símbolo de identidad catalana y de valores como creatividad, disciplina y colaboración. Esta identidad se fue forjando a través del tiempo. Johan Cruyff, llegado en 1988, incorporó conceptos del “futbol total” holandés, priorizando el control del balón y el trabajo en equipo. Como explica Joan Vilà, exentrenador de categorías inferiores del Barça y conocedor de la cantera del club, más conocida como La Masia: “El énfasis en el control del balón, el movimiento y el pase no solo promueve habilidades técnicas, también transmite principios de responsabilidad y trabajo en equipo”.

Pep Guardiola consolidó este enfoque entre 2008 y 2012, logrando victorias históricas como el sextete de 2009. Su influencia no se quedó en el Barça: la selección española adoptó este estilo, gracias a jugadores formados en La Masia como Xavi, Iniesta, Piqué y Busquets, lo que permitió dominar el fútbol internacional durante esos años.

Nuestra investigación, basada en entrevistas con entrenadores, exjugadores y periodistas, confirma que este estilo no solo define cómo se juega, sino que también moldea la identidad del club y de la selección, reflejando valores y principios compartidos. Según Joan Capdevila, campeón del mundo en 2010: “El éxito de la selección se basó en un estilo incorporado desde las categorías juveniles; los jugadores ya estaban preparados cuando llegaron al primer equipo”.

Más que táctica: valores y cultura en el césped

La Masia forma técnicamente, pero también social y personalmente. Joan Vilà señala: “Se enseña fútbol, pero también a ser personas conscientes de su entorno. Así se forma un estilo que trasciende el campo”. Este enfoque genera cohesión social. Aficionados y comunidades se reconocen en el juego, fortaleciendo la identidad colectiva y el orgullo regional y nacional.

Más allá de la táctica, el fútbol de posesión y toque dio pie a un lenguaje propio, donde términos como “jugar” y “disfrutar” sustituyen a “atacar” o “defender”. En La Masia, este vocabulario refleja una visión del fútbol como arte y colaboración, y no solo como competencia.

Fútbol y proyección internacional: playstyle branding

Un ejemplo claro de cómo el estilo de juego ha proyectado la imagen de Cataluña es la colaboración entre el FC Barcelona y la Agencia Catalana de Turismo. Este acuerdo busca consolidar la simbiosis entre el club y la región, utilizando la proyección internacional del Barça para promover Cataluña como destino turístico. La identidad y los valores del club se alinean con los de la región, reforzando su imagen global.

Vídeo de la campaña Feel the colours protagonizado por Aitana Bonmatí, ganadora de las tres últimas ediciones del Balón de Oro.

Es importante destacar que la selección española elevó la reputación del país a través del fútbol. Los triunfos, especialmente los de la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010, junto con el de la Eurocopa de 2012, consolidaron la imagen de España como nación estratégica e innovadora, reforzando la marca país y fomentando turismo e inversión. José Sámano, exeditor de El País, recuerda: “Antes, la selección era ‘La Furia’. Tras 2008, España pasó a ser reconocida por su identidad futbolística clara”.

De la Barcelona Olímpica a la Barçamanía

Barcelona pasó de ser la “ciudad olímpica” de 1992 a consolidarse como “la ciudad del fútbol creativo”. La identidad del Barça contribuyó a posicionar a la capital catalana como un centro global de innovación y excelencia, lo que tuvo un impacto directo en su imagen turística y empresarial.

Este modelo trascendió fronteras. Academias y equipos de países como Alemania, Inglaterra o incluso India (donde emigraron al final de su carrera diversos jugadores de LaLiga) adoptaron principios del juego de posesión, integrando valores de colaboración y pensamiento estratégico en sus metodologías.

La paradoja es evidente. Un estilo nacido del orgullo catalán terminó definiendo la identidad futbolística de toda España, uniendo bajo una misma filosofía a jugadores y aficionados de distintas regiones. Este modelo de juego no solo transformó la selección nacional, sino que también impulsó la exportación del talento futbolístico español.

Desde la primera década del siglo XXI, la presencia de jugadores españoles en ligas extranjeras ha crecido de forma notable. En la temporada 2025, por ejemplo, 22 internacionales españoles juegan fuera de LaLiga, con especial presencia en la Premier League inglesa.

Conexión euromediterránea

El “tikitaka” ha dejado una huella cultural en Cataluña y España, reflejando valores como creatividad, inteligencia colectiva y trabajo en equipo. Según Jonathan Giráldez, exentrenador del Barça Femení, este estilo habla un mismo idioma, proyectando esos principios en la imagen de Barcelona, Cataluña y España.

La identidad futbolística española encuentra resonancia en iniciativas diplomáticas como Casa Mediterráneo, creada en 2009 por el Gobierno español para fortalecer las relaciones con los países de la región euromediterránea en ámbitos culturales, económicos, científicos y de innovación sostenible. La filosofía del fútbol español coincide en valores con los principios promovidos por esta institución, mostrando cómo el deporte y la cultura pueden dialogar y reforzarse mutuamente.

Hoy, el concepto de playstyle branding nos permite entender el fútbol no solo como un espectáculo deportivo, sino como una forma de diplomacia cultural. El “fútbol total” holandés o el Jogo Bonito brasileño reflejan identidades nacionales, mientras que el “fútbol de posesión” representa la mentalidad mediterránea: colectiva, estratégica y creativa.

Más allá de los trofeos, la grandeza del estilo está en su capacidad de unir comunidades, generar orgullo colectivo y cambiar la percepción internacional de un país. La Masia del FC Barcelona sigue siendo el epicentro de esta filosofía, y su influencia se extiende a jugadores, entrenadores y aficionados de todo el planeta.

El fútbol demuestra así que puede ser mucho más que un juego: es una plataforma para expresar valores, proyectar cultura y construir reputación. La filosofía de Cruyff, Guardiola y sus discípulos sigue viva cada vez que un equipo adopta la posesión y el toque como bandera, recordándonos que un estilo de juego puede realmente trascender el campo y dejar una marca imborrable en la sociedad y el mundo.

El popularmente llamado “tikitaka” no solo cambió el fútbol. También ha contribuido a proyectar una imagen internacional de España con acento mediterráneo y a reforzar su identidad cultural y diplomática.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

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Otra pandemia global: el analfabetismo financiero

Source: The Conversation – (in Spanish) – By James Manuel Pérez-Morón, Profesor Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de La Sabana

Irene Miller/Shutterstock

Imaginemos a una persona que compra un electrodoméstico a cuotas, sin entender que pagará el doble de su valor. A una pareja joven que usa su primera tarjeta de crédito como si fuera dinero extra, sin pensar en los intereses acumulados. O a un político que ofrece subsidios ilimitados o nacionalizar los ahorros.

En cada caso, el desconocimiento pesa más que la falta de dinero y nos vuelve vulnerables al endeudamiento, al consumo irracional y al engaño político y económico.

El sistema educativo tradicional enseña lengua, matemáticas e historia, pero fomenta el analfabetismo financiero (AF): personas incapaces de comprender y aplicar conceptos básicos sobre cómo funciona un crédito, el ahorro, la inversión o la gestión de la deuda. Sabemos leer textos, pero no balances. Calculamos áreas, pero no intereses.

Datos que visibilizan el problema

Según datos de 2023 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la puntuación media de alfabetización financiera de los adultos de 39 países fue de 60 sobre 100.

La falta de educación financiera no entiende de estratos sociales, ni de género, ni de la potencia económica de los países. En Estados Unidos, por ejemplo, los niveles han empeorado en la pospandemia, afectando incluso a quienes tienen educación universitaria.

En Europa, solo el 18 % de los ciudadanos goza de un alto nivel de alfabetización financiera. Y en América Latina países como Perú y Uruguay muestran los peores niveles de conocimiento financiero.

En el otro lado de la balanza, los habitantes de Suecia, Japón, Alemania, Nueva Zelanda y Singapur son los mejor preparados en este ámbito.

Educación financiera y salud mental

La falta de educación financiera tiene efectos directos sobre la salud mental, el estrés y la depresión. El Banco Interamericano de Desarrollo indica que las preocupaciones económicas son una de las principales fuentes de ansiedad en la población trabajadora.




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El miedo constante al impago, la incertidumbre sobre el futuro o la culpa por decisiones financieras mal informadas se convierten en factores de deterioro emocional y físico. Por el contrario, la educación financiera empodera: permite planificar, anticipar crisis y tomar decisiones con mayor control y seguridad. Enseñar a manejar el dinero es, en el fondo, enseñar a vivir con menos miedo.

Algunos modelos inspiradores

En Finlandia existe una aldea empresarial, Yrityskylä, una simulación de ciudad que enseña a los niños desde primaria y secundaria a gestionar ingresos, impuestos y empresas. Así, no parece gratuito que ocupe el segundo lugar entre los países de la OCDE con mejores conocimientos financieros. Además, su Banco Central ha creado centros de educación sobre este ámbito para adultos, ampliando el aprendizaje a toda la población.

Una estrategia similar se aplica en algunos estados de EE.UU, donde la legislación obliga a los colegios a impartir clases de educación económica y financiera como requisito para graduarse, y no solo como complemento de otras materias.

No basta con decir “enseñemos finanzas”. Se requiere una política pública con continuidad, evaluación e integración real en los sistemas educativos para reducir la vulnerabilidad financiera de la población: más endeudamiento, menos ahorro y mayor riesgo de engaño político y económico.

Educar para decidir

La educación financiera temprana debería ser tan esencial como las matemáticas o la educación cívica. No se trata de formar contadores, sino ciudadanos capaces de comprender conceptos básicos como presupuesto, interés, ahorro, riesgo o inversión responsable. Y si esta formación llega a la población más vulnerable e históricamente excluida en lo socioeconómico, mucho mejor.

Los países de la OCDE que han priorizado esta enseñanza demuestran que una generación empoderada financieramente tiene efectos multiplicadores en sus familias y comunidades, influyendo incluso en las decisiones económicas de sus padres.

Para proteger la democracia

La educación financiera no es un privilegio sino una necesidad social y una forma de proteger la democracia. Comprender el dinero, a cualquier edad, significa tomar control de la vida, reducir el estrés y construir un futuro más estable.

En América Latina, urge el diseño de políticas públicas integrales, que articulen escuelas, universidades, sector financiero, gobiernos y medios de comunicación. La alfabetización financiera no puede depender del interés individual: debe asumirse como un derecho educativo y una herramienta de inclusión social.

Porque en un mundo donde la ignorancia se paga con intereses, aprender a decidir sigue siendo el acto más revolucionario que nos queda.

The Conversation

James Manuel Pérez-Morón no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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Cinco claves para que la escuela sea un entorno seguro y protector

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Irene Montiel Juan, Profesora e investigadora Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Grupo VICRIM – Sistema de Justicia Penal, UOC – Universitat Oberta de Catalunya

wavebreakmedia/Shutterstock

“Ahora no dejo que nadie me insulte y me hable mal, o se lo digo a la profesora”.

Esta frase de una niña de nueve años muestra lo importante que es saber identificar lo que es violencia y comprender que los adultos tienen la obligación de proteger a los niños. Algo que puede marcar la diferencia entre normalizar una situación de maltrato o no.

La frase la aportó una de los casi 1 000 niños y niñas que participaron en el programa para protección de la infancia #EscuelaSinViolencias de la Fundación FC Barcelona, cuyo impacto hemos evaluado en nuestro grupo de investigación, y que se ha implementado ya en más de 160 escuelas y 32 000 alumnos en Cataluña.

La violencia sigue siendo un problema social, de derechos y de salud pública, que afecta a uno de cada dos menores cada año. Apenas el 10 % de los casos son reportados a las autoridades competentes.

Los adultos, especialmente quienes trabajan con menores de edad, estamos obligados a crear “entornos seguros”: a fomentar el buen trato y el respeto mutuo, la convivencia, la resolución pacífica de conflictos y, en definitiva, el desarrollo óptimo del menor.

¿Cómo podemos hacerlo? Nuestro estudio sobre la evaluación de ese programa nos ha permitido identificar cinco claves fundamentales.

1. Los adultos son los responsables

En primer lugar, la cultura de la protección debe construirse sobre la base de que la responsabilidad recae siempre en las personas adultas. Los niños y niñas deben conocer sus derechos, aprender a identificar situaciones que los vulneran y a personas adultas de referencia a las que pedir ayuda, pero la responsabilidad de afinar la mirada, garantizar entornos seguros que promuevan el bienestar, detectar situaciones de riesgo o de maltrato y actuar es exclusivamente de los adultos.

Los estudios demuestran que aumentar los conocimientos y habilidades del alumnado les empodera para identificar abusos y explicar sus experiencias, pero cerca debe haber adultos disponibles, sensibles y capaces de actuar.

2. Trabajo en equipo y sensibilización colectiva

Alumnado, familia y profesorado deben conocer los derechos de la infancia, las diferentes formas de violencia (incluso las más sutiles) y su grave impacto en la etapa infantil y adolescente.

En el contexto escolar, es imprescindible además que el profesorado conozca los protocolos de actuación y tenga un referente especialmente formado en la puesta en marcha de estos protocolos. Si la familia y la escuela están bien conectados, y los niños y niñas se sienten escuchados y comprendidos, estaremos creando el ambiente idóneo para la detección temprana.




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Para ello, generemos espacios y momentos cotidianos de escucha activa y confianza, sin juzgarlos ni minimizar sus preocupaciones, teniendo en cuenta su opinión y respondiendo desde el apoyo y la calma. Estas habilidades son las que promueve el programa #EscolaSenseViolencies

3. Más allá del acoso entre iguales

La evidencia sugiere que podemos aprender a detectar mejor situaciones de violencia mediante formación especializada y que hay menores víctimas de distintas formas de violencia en todos los centros.

Sin embargo, muchos profesionales en el ámbito educativo siguen presentando desconocimiento y falsas creencias. Por ejemplo, se tiende a pensar que la violencia contra la infancia es poco frecuente y que si no deja marcas visibles no es violencia. Tendemos a minimizar la gravedad de las agresiones verbales o relacionales (gritos, insultos), considerando ciertas conductas “tolerables”, y así son normalizadas por los menores. Conocer las cifras y consecuencias de esta realidad es fundamental para cambiar la mirada y el comportamiento.




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Como docentes o miembros de la comunidad escolar tenemos que saber que niños y niñas pueden ser víctimas de violencia más allá del acoso entre iguales o de las paredes de los colegios. Es frecuente que las mismas víctimas sean objeto de diferentes formas de violencia en diferentes contextos.

4. El conocimiento no traumatiza, empodera

Los niños y niñas tienen derecho a ser escuchados y a hablar sobre cosas que son importantes para ellos, como la violencia.

En las escuelas, podemos realizar actividades en clase que sirvan para exponer diferentes situaciones de violencia, comentarlas y discutir posibles soluciones. Ellos pueden explicar experiencias propias de manera acorde a su edad: los adultos debemos proporcionarles entornos seguros donde hacerlo, con personas preparadas para escucharles activamente y responder de manera sensible y protectora.




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Por ejemplo, muchos participantes del programa decían cosas como: “Me ha ayudado a ver las injusticias”, “Los profesores ahora nos escuchan más, y si me pasa algo, se lo digo”.

La información proporcionada por los adultos debe ser veraz, basada en la evidencia y adaptada a su nivel de desarrollo y conocimientos, buscando ejemplos sencillos, claros y que puedan entender. Por ejemplo, explicándoles que algo que les lastima no puede ser un secreto, o que tienen derecho a decir que algo no les gusta, incluso a una persona adulta.

Debemos transmitirles además la seguridad de que sabemos qué hay que hacer para protegerles, sin cuestionarles. Por ejemplo, no digamos “¿por qué no lo contaste antes?” o “¿estás seguro de que fue así?”, sino “siento mucho que hayas pasado por eso, gracias por confiar en mí”. Tampoco se trata ni de alarmar ni de prometerles cosas imposibles: en lugar de “no se lo contaré a nadie”, podemos afirmar “seré todo lo discreta que pueda, pero tengo la obligación de comunicarlo para protegerte”.

5. Para prevenir, no todo vale

Por último, para prevenir la violencia, no todo vale. Los programas de prevención e intervención deben ir más allá de las buenas intenciones. Los centros educativos deben elegir aquellos que estén diseñados desde un marco teórico y empírico sólido y que tengan pruebas publicadas de su eficacia. Lo ideal es que sus efectos se midan y se evalúen periódicamente para confirmar que producen cambios de actitud y conducta significativos y duraderos. Es decir, debe comprobarse que consiguen los efectos deseados, pero también que no provocan ningún daño.

Aplicando estas claves, es posible convertir la escuela en un entorno seguro y protector, donde no solo se previene la violencia, sino que se revelan y se detectan más casos, lo que puede marcar la diferencia entre actuar a tiempo o no hacerlo.

The Conversation

El programa #EscuelaSinViolencias está financiado por la Fundación FC Barcelona.

Nada que declarar

ref. Cinco claves para que la escuela sea un entorno seguro y protector – https://theconversation.com/cinco-claves-para-que-la-escuela-sea-un-entorno-seguro-y-protector-258741

Nos faltan nutrientes, nos sobran tóxicos

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Marta López Alonso, Professor of Animal Pathology, Universidade de Santiago de Compostela

Las nueces de Brasil son ricas en selenio, un mineral esencial en pequeñas cantidades. Peter Hermes Furian/Shutterstock

A veces bromeo diciendo que mis mascotas están mejor alimentadas que mis hijos. Y no es porque no lo intente: simplemente, los niños rechazan verduras, pescado o legumbres, mientras que un perro nunca protesta ante un pienso perfectamente formulado con las vitaminas y minerales que necesita. El resultado se ve a simple vista: un pelo sano e hiperbrillante, energía y buena salud.

La comparación puede sonar exagerada, pero refleja un hecho: en nutrición, los productos destinados a los animales –ya sean de granja o de compañía– son más completos que los dirigidos a las personas.

Los pequeños grandes protagonistas del metabolismo

Los llamados microminerales o elementos traza –como hierro, zinc, cobre, selenio, yodo o manganeso– son imprescindibles para la vida. Aunque los necesitamos en cantidades diminutas, participan en cientos de reacciones metabólicas. El hierro transporta oxígeno en la sangre, el zinc y el cobre forman parte de enzimas que protegen frente al estrés oxidativo, el yodo es esencial para la función tiroidea y el selenio contribuye al buen funcionamiento del sistema inmune.

Cuando faltan estos nutrientes, aunque sea de forma leve, el organismo lo nota: aumenta la fatiga, bajan las defensas y se favorece la aparición de enfermedades crónicas, incluido el cáncer.

La Organización Mundial de la Salud estima que más de 2 000 millones de personas sufren deficiencia de algún micronutriente. No hablamos de hambre visible, sino de lo que se llama “hambre oculta”: hay comida en el plato, pero faltan esos ingredientes invisibles que garantizan un desarrollo sano y un envejecimiento saludable.

Lo que sobra también daña

A este problema se suma la exposición a elementos tóxicos como arsénico, plomo, mercurio y cadmio. Entramos en contacto con ellos a través de ciertos alimentos o del entorno. Aunque las cantidades sean pequeñas, se acumulan en el organismo y afectan al sistema nervioso, la fertilidad o aumentan el riesgo de cáncer.

El gran reto es que tanto las carencias de minerales esenciales como la exposición a tóxicos suelen pasar inadvertidas. No dan señales evidentes hasta que el problema ya es serio.

Un problema global con distintas caras

La falta de micronutrientes es un problema universal, pero no se manifiesta igual en todos los rincones del planeta. En los países de ingresos bajos, las carencias suelen deberse a una dieta basada casi exclusivamente en cereales o tubérculos y a la escasa disponibilidad de alimentos de origen animal ricos en hierro, zinc y selenio. Allí, deficiencias combinadas de hierro, zinc y yodo afectan a millones de niños y mujeres, con graves consecuencias sobre el desarrollo físico y cognitivo.

En los países de ingresos medios conviven dos realidades opuestas. Mientras en las zonas rurales persisten las carencias por falta de acceso a alimentos variados, en las grandes ciudades aparecen deficiencias “ocultas” ligadas a dietas ultraprocesadas y a un consumo excesivo de calorías, pero pobre en micronutrientes.

En cambio, en las sociedades más desarrolladas los déficits suelen ser más sutiles. No se trata de hambre visible, sino de carencias subclínicas asociadas al envejecimiento y a dietas veganas o con un bajo consumo de carne y pescado mal planificadas.

En Europa, por ejemplo, se han descrito niveles bajos de
selenio y yodo en varios países del norte y centro del continente, vinculados a suelos pobres en estos elementos.

A la vez, la exposición a metales tóxicos como mercurio o cadmio sigue siendo una preocupación, sobre todo por el consumo de ciertos pescados o por el tabaquismo.

Esta diversidad de causas refleja que el “hambre oculta” adopta múltiples formas y que garantizar un aporte equilibrado de minerales esenciales es un desafío global que no distingue fronteras ni niveles de renta.

Nutrición de precisión para animales

En veterinaria, sin embargo, llevamos tiempo adelantados en este terreno. No solo ocurre con nuestras mascotas. En vacas lecheras, por ejemplo, se analiza el suero –la parte líquida de la sangre– de forma rutinaria para ajustar la dieta y prevenir deficiencias que afectarían tanto a la salud del animal como a la producción de leche.

En caballos, cerdos o aves de corral sucede lo mismo: la nutrición se ajusta con precisión para evitar problemas y optimizar resultados.

En medicina humana seguimos basándonos sobre todo en encuestas de dieta y recomendaciones generales, ya que no existen valores de referencia universalmente aceptados. Se calcula cuánto hierro, zinc o yodo debería tomar la media de la población y, a partir de ahí, se diseñan guías nutricionales.

Este enfoque resulta útil para orientar políticas de salud pública, pero tiene limitaciones claras: no refleja la situación individual. Una persona puede estar en riesgo de déficit aunque cumpla las recomendaciones teóricas, o puede estar acumulando tóxicos sin saberlo.

La paradoja es evidente: si cuidamos tanto la dieta de una vaca o de un perro, ¿por qué no aplicamos los mismos principios a nuestra propia salud?

El suero: una ventana a la nutrición

La buena noticia es que tenemos una herramienta sencilla para dar el salto a la nutrición personalizada: el análisis de suero.

El suero permite medir de una sola vez tanto minerales esenciales como tóxicos. Igual que hoy recibimos valores de colesterol o glucosa en una analítica rutinaria, podríamos saber si nos falta zinc o selenio, o si estamos acumulando plomo o cadmio.

Las tecnologías de análisis actuales hacen posible obtener estos perfiles de forma rápida, precisa y a partir de una pequeña muestra. Esto abre la puerta a programas de salud pública más eficaces, que no se basen solo en estimaciones dietéticas, y a una nutrición realmente personalizada.

¿Cuidamos más a las vacas?

Si sabemos que una vaca con déficit de selenio produce menos leche y es menos fértil, actuamos enseguida para corregirlo. Si un perro necesita zinc para mantener el pelo brillante, se lo damos sin dudar. ¿Por qué no hacemos lo mismo con los humanos?

La nutrición de precisión no debería estar limitada a los animales de granja o de nuestras mascotas. También puede y debe aplicarse a la salud humana. Una simple analítica de suero podría ayudarnos a vivir más sanos, prevenir enfermedades y envejecer con mejor calidad de vida.

Quizás sea el momento de aprender de lo que la veterinaria lleva años haciendo bien: cuidar la nutrición hasta el último detalle.

The Conversation

Recibo financiación de proyectos de investigación competitivos financiados con fondos públicos nacionales y europeos, no directamente relacionados con el contenido de este artículo.

ref. Nos faltan nutrientes, nos sobran tóxicos – https://theconversation.com/nos-faltan-nutrientes-nos-sobran-toxicos-266279

Anatomía psicológica de los cazadores de Sarajevo: el perfil inquietante de quien mata por placer

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Fernando Díez Ruiz, Professor, Faculty of Education and Sport, Universidad de Deusto

Agujeros de bala en el muro de un edificio en Sarajevo. yuzu2020/Shutterstock

Durante el asedio a Sarajevo, entre 1992 y 1996, mientras muchos ciudadanos huían diariamente de las balas y explosiones con la urgencia de quien sabe que cada segundo puede ser el último, se escondía otra verdad aún más perturbadora.

No todos los que disparaban desde las colinas o desde los edificios de la conocida como avenida de los francotiradores –Bulevar Mese Selimovica–, en el centro de la ciudad, eran milicianos. Entre esos francotiradores, según revelan las investigaciones y la denuncia del escritor Ezio Gavazzeni y de los abogados Nicola Brigida y Guido Salvini, había visitantes extranjeros que viajaban desde Europa occidental para participar en una actividad clandestina que bautizaron como “safari de francotiradores”.

Se trataba de hombres que pagaban altas sumas de dinero por la oportunidad de matar desde la distancia y con total impunidad a hombres, mujeres y niños indefensos, como si fueran piezas de caza.

El nexo común entre estos individuos era su pasión por las armas y por la caza. No eran soldados o mercenarios. Eran individuos con dinero que obtenían un subidón de adrenalina matando a personas indefensas, no por odio ni por venganza, simplemente por placer y diversión.

Sarajevo les ofrecía la experiencia definitiva: el componente letal de un conflicto real, la posibilidad de disparar sin restricciones y la impunidad. No iban a la guerra: iban a vivir una experiencia extrema, con mucha adrenalina, algo único.

¿Qué clase de persona hace algo así? ¿Quién mata a alguien que no conoce, no por odio ni rencor, sino por mera diversión? ¿Qué perfil se esconde detrás de tanta perversión y maldad?

Así es el “cazador de guerra”

La mayor parte de ellos eran personas con buenas posiciones y reputación en sus países: empresarios, profesionales liberales, hombres casados, padres de familia. Rostros que no despertaban sospechas. No se ajustaban al estereotipo de criminal, y justamente por eso el fenómeno resulta tan inquietante.

Eran individuos que, en su vida cotidiana, podían pasar por ejemplares. Pero cuando el avión aterrizaba y cogían el fusil de francotirador, emergía una faceta que permanecía oculta bajo la respetabilidad social. Sarajevo les ofrecía algo distinto: el peligro real, la verdadera guerra, la sensación de poder absoluto sobre la vida de otro ser humano.

Este contraste entre la vida oficial (pulcra, respetada, aburguesada) y la vida secreta (cruel y violenta) revela la existencia de una grieta psicológica profunda: una doble identidad moral.

Pero este perfil no surge de la nada. ¿Qué factores pueden explicarlo?

1. La adrenalina como argumento

Se trata de individuos con una alta necesidad de sensaciones intensas. Para ellos, la rutina es una forma de encierro. Necesitan estímulos externos para sentirse vivos. El psicólogo Marvin Zuckerman apuntó a este rasgo de personalidad en su obra Sensation Seeking: Beyond the Optimal Level of Arousal (1994), referencia obligada para comprender por qué algunos individuos buscan experiencias extremas incluso si implican riesgo físico o legal. En su forma sana, este rasgo se asocia al deporte extremo. En su forma patológica, combinada con una falta de empatía, puede conducir a la violencia recreativa.

La guerra proporciona lo que estas personas no encuentran en la vida cotidiana: intensidad inmediata, riesgo real, descarga de adrenalina y, sobre todo, la ilusión de omnipotencia.

Muchos de estos sujetos no matarían nunca en sus países de origen. Es el contexto el que elimina las barreras. La psicología social lleva décadas documentando este fenómeno. En sus estudios sobre la crueldad ordinaria, Philip Zimbardo ya mostró cómo personas aparentemente normales pueden transgredir límites éticos cuando perciben que el marco social, o la ausencia de él, legitima sus acciones.

Sarajevo, sitiada, sin ley y bajo el fuego constante, ofrecía la coartada perfecta: nadie pedía explicaciones, nadie controlaba quién llegaba o quién se marchaba, y la línea entre combatiente y visitante se difuminaba en la confusión de la guerra urbana.

2. La deshumanización: requisito previo para matar

Ninguna de estas conductas sería posible sin un proceso psicológico fundamental: la deshumanizacion del otro. La psicología ha demostrado que la violencia extrema requiere un paso previo: convertir a la víctima en objeto. Ervin Staub señala en su obra The Roots of Evil (1989) que en todos los genocidios del mundo hubo un proceso de deshumanización que permitió que personas normales se transformaran en verdugos.

En Bosnia bastaba con convertir a los ciudadanos en “objetivos” o “blancos móviles”. La distancia física se convertía en distancia emocional. El cazador ya no veía a la persona; veía la silueta en movimiento, una diana.

3. Sadismo vestido de aventura

Posiblemente todos estos individuos compartan un rasgo característico: un sadismo cotidiano que, en circunstancias normales, queda reprimido. Personas capaces de disfrutar secretamente del sufrimiento ajeno, aunque jamás lo reconozcan en público. El acto mismo de localizar a alguien, apuntar, esperar el momento, se convertía en una forma de goce. No era solo violencia: era entretenimiento.

Aquí se abre la grieta más preocupante: cuando el sufrimiento humano se convierte en un espectáculo, el mal deja de ser una anomalía y empieza a ser una opción.

4. El narcisismo maligo: el poder como placer

El perfil psicológico de quienes buscan esta experiencia extrema suele incluir un componente narcisista. Con el dinero se compraba la sensación de que todo es posible. Se compraba un viaje a un escenario de guerra con ausencia de límites, disponibilidad de víctimas vulnerables, anonimato total y la oportunidad de ejercer dominación absoluta.

Este narcisismo moral (creencia de que uno está por encima de cualquier norma) explica por qué personas con buena reputación podían transformarse en verdugos temporales sin remordimiento alguno. En Bosnia se sentían impunes, habían pagado para ello, y ese sentimiento es por sí uno de los catalizadores más peligrosos de la violencia humana.

Para Eric Fromm el poder sobre otro humano es la forma más extrema de confirmación narcisista. El narcisista extremo no busca matar por ira, sino por reafirmación. El acto de disparar sobre un desconocido desde la distancia reafirma a un omnipotente.

Lo que revela sobre nosotros

Estos casos no solo hablan de individuos desviados, sino de una parte oscura de la condición humana. La violencia, cuando aparece lejana y sin consecuencias, se vuelve atractiva para quienes buscan intensidades que la vida ordinaria no puede proporcionar.

El hombre puede convertirse en un demonio o en un santo, tal y como podemos deducir de la obra de Viktor Frankl, dependiendo de las decisiones que tome y del contexto en el que se encuentre.

Sarajevo nos demuestra, como en otros lugares antes y después, que donde la ley desaparece, algunos corren hacia la luz… y otros hacia la oscuridad.

Cuando un conflicto estalla, no solo se movilizan ejércitos; también emergen los rincones más oscuros de la psicología humana. Y mientras existan personas dispuestas a pagar por experimentar violencia sin consecuencias, siempre habrá guerras que actúen como imán.

The Conversation

Fernando Díez Ruiz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Anatomía psicológica de los cazadores de Sarajevo: el perfil inquietante de quien mata por placer – https://theconversation.com/anatomia-psicologica-de-los-cazadores-de-sarajevo-el-perfil-inquietante-de-quien-mata-por-placer-269858

La oratoria monótona del dictador: así construyó Franco un autoritarismo sin carisma

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Susana Ridao Rodrigo, Profesora catedrática en el Área de Lengua Española (UAL), Universidad de Almería

Mensaje de fin de año de Francisco Franco en Televisión Española (1961). RTVE

Francisco Franco Bahamonde (1892–1975) fue el jefe del Estado español desde el final de la Guerra Civil (1936–1939) hasta su muerte. El régimen franquista instauró una dictadura autoritaria, que suprimió las libertades políticas y estableció un control férreo sobre la sociedad. Durante casi cuarenta años, su liderazgo moldeó profundamente la vida política, económica y cultural de España, cuya duradera huella a menudo ha sido y sigue siendo objeto de polémica.

Pero desde el punto de vista comunicativo, ¿se puede decir que Franco era un gran orador o no tanto? Depende de cómo definamos “gran orador”. Si se entiende la oratoria como la capacidad de emocionar, persuadir o movilizar a través de la palabra –en la línea de Churchill o De Gaulle–, Franco no lo fue. Sin embargo, si se analiza su comunicación desde la eficacia política y simbólica, su estilo cumplió la función específica de proyectar autoridad, distancia y control.

Su oratoria no pretendía seducir al público, sino legitimar el poder y reforzar una imagen de estabilidad jerárquica. En ese sentido, Franco desarrolló un tipo de comunicación que podríamos denominar “discurso del mando”, caracterizado por la baja expresividad y la rigidez formal, pero que encajaba con la cultura política autoritaria del franquismo.

En la dimensión verbal, Franco se apoyaba en un registro arcaico y protocolario. Su léxico era limitado, con abundancia de fórmulas rituales (“españoles todos”, “glorioso Ejército”, “Dios mediante”) que funcionaban como marcadores ideológicos más que como elementos informativos.

Desde la perspectiva del análisis del discurso, su sintaxis tendía a la subordinación excesiva, lo que generaba frases largas, monótonas y poco dinámicas. Se observa también una preferencia por el modo pasivo y las construcciones impersonales, que diluyen la responsabilidad del emisor: “se ha dispuesto”, “se considera oportuno”, “ha sido preciso”.

Esta elección verbal no es neutra; constituye un mecanismo de despersonalización del poder, en el que la figura del líder se presenta como encarnación del Estado, no como individuo que toma decisiones. Por tanto, en lo verbal, Franco se comunica más como institución que como persona.

Comunicación paraverbal: voz, ritmo y entonación

Es el aspecto más característico de su comunicación. Franco poseía una entonación monótona, con escasa variación melódica. Desde la prosodia, se podría decir que su discurso presentaba un patrón descendente constante: empezaba una frase con cierta energía y la iba apagando hacia el final, lo que transmitía una sensación de lentitud y autoridad inamovible.

El ritmo era pausado, casi litúrgico, con abundantes silencios. Esta lentitud no era casual: en el contexto político de la dictadura contribuía a la ritualización del discurso. La palabra del caudillo no debía ser espontánea, sino solemne, casi sagrada.

Su timbre nasal y su articulación cerrada dificultaban la expresividad emocional, pero reforzaban la distancia. Paradójicamente, esa falta de calidez vocal servía a la función propagandística. El líder no era un orador carismático, sino un ente de autoridad, una voz que emanaba del poder mismo. En esencia, su voz construía un “ethos de mando”: rígido, frío y controlado.

Autocontrol emocional

Su comunicación no verbal era extremadamente controlada. Franco evitaba los gestos amplios, los desplazamientos o las expresiones faciales marcadas. Predominaba una kinésica mínima; es decir, un lenguaje corporal reducido al mínimo necesario.

Cuando hablaba en público, mantenía una postura rígida, con los brazos pegados al cuerpo o apoyados en el atril, sin movimientos superfluos. Este control corporal reforzaba la idea de disciplina militar y autocontrol emocional, dos valores esenciales en su representación del liderazgo.

Su mirada tendía a ser fija, sin buscar el contacto visual directo con el auditorio. Esto podría interpretarse como una carencia comunicativa desde la perspectiva actual, si bien en el contexto de un régimen autoritario se traducía en distancia simbólica: el líder no se rebajaba al nivel de los oyentes. Incluso su indumentaria –el uniforme, la boina o la insignia– formaba parte de su comunicación no verbal, pues se trata de elementos que transmitían permanencia, continuidad y legitimidad histórica.

Carisma sobrio de posguerra

El carisma no es un atributo absoluto, sino un constructo social. Franco no lo tenía desde el punto de vista emocional, como Hitler o Mussolini, pero sí poseía un carisma de tipo burocrático y paternalista. Su poder brotaba de la resignificación del silencio y la austeridad, pues en un país devastado por la guerra, su estilo sobrio se interpretaba como sinónimo de orden y previsibilidad. Por tanto, su “anticarisma” acabó siendo, en cierto modo, una forma de carisma adaptada al contexto español de posguerra.

Desde la teoría de la comunicación, ¿qué impacto tenía ese estilo en la recepción del mensaje? El discurso de Franco se enmarcaba en lo que podríamos llamar un modelo unidireccional de comunicación política. No existía retroalimentación: el receptor no podía responder ni cuestionar. Por ello, el objetivo no era persuadir, sino imponer significado.

Aplicando la teoría de la comunicación del lingüista Roman Jakobson, su función dominante era la conativa (ordenar, instruir; en definitiva, influir) y la fáctica (mantener el canal simbólico del poder), más que la referencial. Es decir, importaba más el acto de hablar que el contenido del mensaje. Este estilo generaba un fenómeno de disonancia cognitiva en algunos receptores: la frialdad del tono contrastaba con la solemnidad del contenido, lo que obligaba al público a reinterpretar el discurso desde la obediencia simbólica más que desde la emoción o la identificación.

Anacrónico ante la cámara

Su oratoria fue evolucionando en el tiempo solo en apariencia. En las décadas de 1950 y 1960, con el aperturismo del régimen, se percibe un ligero intento de modernización retórica, sobre todo en los discursos institucionales transmitidos por televisión. No obstante, los cambios fueron superficiales: se mantenía la misma prosodia monótona y el mismo lenguaje ritual. De hecho, el medio televisivo acentuó su rigidez. Frente a los nuevos líderes europeos que aprovechaban la cámara para humanizarse, Franco se mostraba anacrónico.

Franco demuestra que la eficacia comunicativa no siempre depende del carisma ni de la elocuencia, sino de la coherencia entre el estilo personal y el contexto político. Su oratoria funcionó porque era congruente con un sistema cerrado, jerárquico y ritualizado. Desde la instrucción comunicativa, su ejemplo sirve para ilustrar cómo los planos verbal, paraverbal y no verbal construyen un mismo relato ideológico. En su caso, todas convergen en un mensaje: el poder no dialoga, sino que dicta.

Hoy, en democracias mediáticas, ese modelo sería impensable; pese a ello, estudiarlo ayuda a comprender cómo el lenguaje moldea las estructuras del poder y cómo el silencio –cuando se institucionaliza– puede convertirse en la forma más contundente de comunicación política.

The Conversation

Susana Ridao Rodrigo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. La oratoria monótona del dictador: así construyó Franco un autoritarismo sin carisma – https://theconversation.com/la-oratoria-monotona-del-dictador-asi-construyo-franco-un-autoritarismo-sin-carisma-269777

Robots que inventan nuevos materiales

Source: The Conversation – (in Spanish) – By José Manuel Torralba, Catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid, IMDEA MATERIALES

TUM2282/Shutterstock

¿Qué pinta la inteligencia artificial en una fábrica de materiales? ¿Cómo puede ayudar a elegir la mejor combinación de ingredientes para lograr determinadas propiedades para los fines más diversos? Resulta que está siendo fundamental para poder digerir los cientos de miles de posibles combinaciones químicas existentes a la hora de formar una aleación o un compuesto cerámico o polimérico, entre cientos de posibles vías de fabricación.

La entrada en la ecuación de los nuevos criterios de sostenibilidad que nos empujan a fabricar sin emitir CO₂ y sin utilizar materias primas esenciales (críticas o estratégicas) hace que las combinaciones posibles entre materias primas, técnicas de fabricación y las variables que restringen tanto materiales como procesos sean casi infinitas.

Brazo robótico transportando probetas para ensayar en el laboratorio de IMDEA Materiales en Madrid.
Andrew Johnston / IMDEA Materiales

Cómo nos ayudan los algoritmos

Asimismo, poseemos hoy técnicas de caracterización de materiales, desde la escala atómica hasta la escala macro, lo que nos permite conocer muy bien los materiales, sus defectos y las causas que pueden originarlos. Este conocimiento nos abre aun más el abanico de parámetros que podemos considerar a la hora de diseñar un nuevo material.

Esto sería humanamente imposible de gestionar, si no fuera por los algoritmos de simulación que juegan con variables casi infinitas y son capaces de proponernos y probar combinaciones a medida.

Para hacer esto, necesitamos una potencia de calculo enorme, que hoy en día está a nuestro alcance gracias a sistemas de procesado avanzados que nos permiten hacer cálculos complejos en tiempos reducidos. Y esto mejorará aun más cuando los ordenadores cuánticos sean una realidad en el mercado. Hoy en día, con un portátil de gama media, podemos hacer cálculos equivalentes a los que hace media docena de años requerían de un “cluster” de muchos procesadores.

Cómo crear datos útiles

Pero todo esto tiene un punto débil: la necesidad de datos. Los algoritmos de IA necesitan de miles de datos fiables para poder alimentar sus rutinas de cálculo y ofrecernos soluciones viables. Estos provienen de bases de datos abiertas de proyectos de investigación (la Unión Europea está obligando a que en todos los proyectos que financia haya una gestión de datos que permita el acceso libre), prontuarios técnicos, publicaciones científicas…

Sin embargo, no son suficientes. Para generar datos abundantes y fiables, tenemos que recurrir a lo que se llama técnicas de fabricación y caracterización de alto rendimiento. Con ellas, podemos producir datos que estén de alguna manera vinculados a los métodos de fabricación de nuestro diseño y al perfil de propiedades que esperamos de nuestro futuro material.

Hoy en día, existen técnicas que nos permiten fabricar librerías de aleaciones en muy poco tiempo, con cientos de composiciones distintas. Y técnicas de caracterización que, con un pequeño ensayo, aportan información vinculada con varias características del material. Estos datos, con propiedades concretas y métodos de fabricación determinados, son de altísimo valor para entrenar a las herramientas de IA.

Laboratorios sin presencia humana

Además, podemos dar una vuelta de tuerca, si estas técnicas de alto rendimiento las manipulan robots, que permitirían trabajar 24×7. Ya existen laboratorios robotizados, donde en una estación de trabajo se fabrica el material y, en otras, se ensayan sus distintas propiedades, con autómatas a cargo de todos los procesos. Los resultados se almacenan para entrenar las herramientas de IA.

En el Instituto IMDEA Materiales (Madrid), existe un Robotlab donde se fabrican nanocompuestos poliméricos y se ensayan sus propiedades mecánicas y su posible degradación, sin que exista la participación de ningún ser humano.

No es el primer laboratorio donde se ha desarrollado está idea. Existen otras iniciativas, pero siempre vinculadas al descubrimiento de pequeñas moléculas o la síntesis de materiales a base de líquidos. O, en el caso de la industria farmacéutica, al desarrollo de nuevos medicamentos.

Brazo robótico transportando probetas para ensayar en el RobotLab de IMDEA Materiales en Madrid.
Andrew Johnston / IMDEA Materiales.

Fabricar materiales a la velocidad del rayo

Google ha creado una herramienta llamada GNoMe que puede elaborar cientos de miles de recetas de nuevos compuestos estables con propiedades para ser utilizados en el desarrollo de supercomputadores o nuevas generaciones de baterías.

Su base de datos ofrece casi 400 000 nuevos materiales con potencial suficiente para ser fabricados y ensayados, tal y como recoge un artículo publicado en Nature en 2023.

En un trabajo posterior, también recogido en Nature, los investigadores presentan el llamado laboratorio A-lab, donde de manera totalmente robotizada se sintetizan estos materiales (a un ritmo de 41 composiciones en 17 días) y se comprueba su estructura cristalina por difracción de rayos X.

En la actualidad, en IMDEA Materiales, estamos desarrollando otro laboratorio robotizado de biomateriales para la ingeniería de tejidos. Según el doctor Maciej Haranczyk, responsable del equipo, permitirá que “el trabajo experimental de una tesis doctoral que se desarrollaría en más de tres años, se pueda llegar a hacer en menos de una semana”.

¿El fin del trabajo humano?

A muchas personas les preocupa que todo esto acabe con la necesidad de contar con los seres humanos, un debate que se remonta a la revolución industrial. La máquina de vapor iba a ser la causante del desempleo de una gran parte de la población. Después la causa iba a ser la automatización, después la robotización, ahora la inteligencia artificial.

Sin embargo, los países con mayor implementación de la robotización son los que tienen una tasa de desempleo más baja, según datos del Instituto de Ingeniería de España.

The Conversation

José Manuel Torralba no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Robots que inventan nuevos materiales – https://theconversation.com/robots-que-inventan-nuevos-materiales-266387

Antibióticos en el agua subterránea: cómo frenar este contaminante emergente

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Josep Mas-Pla, Catedrático de Hidrogeología. Universitat de Girona / Investigador Senior, Institut Català de Recerca de l’Aigua., Universitat de Girona

La contaminación de las aguas con restos de antibióticos es un motivo de preocupación en el ámbito de la salud humana y medioambiental. Josep Mas-Pla.

No se trata de una alarma nueva, sino de una evidencia científica cada vez más consolidada. Hace años que se detecta su huella, pero lo que preocupa actualmente es la magnitud de la presencia de antibióticos en las aguas subterráneas.

Las aguas subterráneas son un recurso esencial y constituyen la principal fuente de abastecimiento urbano y agrícola. Las necesitamos para mantener caudales ecológicos y garantizar la continuidad de los cursos fluviales. Además, actúan como reservorio estratégico frente a sequías y presiones climáticas crecientes.

Si a este rol central le sumamos la presencia de residuos de antibióticos, el escenario se complica. La preocupación frente a estos compuestos es doble: por un lado, el riesgo potencial derivado de la ingesta de agua, y por otro, el hecho de que permanecen en el medio ambiente, donde pueden generar impactos sobre los organismos y ecosistemas.

Consecuencias en el medio natural

Los antibióticos, medicamentos fundamentales en el tratamiento de infecciones bacterianas, se engloban dentro del grupo de contaminantes emergentes, que incluye fármacos de uso humano y veterinario, productos de cuidado personal, pesticidas y aditivos industriales.

En el caso de los antibióticos, el riesgo se multiplica: no solo pueden generar efectos adversos en el medio ambiente en determinadas condiciones, sino que contribuyen a la diseminación de resistencias antimicrobianas, consideradas como una de las mayores amenazas para la salud global, según la OMS. Incluso en bajas concentraciones ejercen presión selectiva sobre las bacterias, con lo que favorecen la persistencia de cepas resistentes.

¿De dónde provienen?

Numerosos estudios confirman la presencia de antibióticos en aguas subterráneas de diferentes procedencias y profundidades. Se han identificado diferentes grupos, como las sulfamidas, fluoroquinolonas, macrólidos y tetraciclinas, entre otros. La lista no es definitiva, ya que la detección depende de las fuentes de contaminación, del grado de degradación de los compuestos y de las técnicas analíticas empleadas.

Las principales fuentes de entrada al medio son las aguas residuales urbanas, incluso tras su depuración, que aportan la carga consumida por la ciudadanía y la aplicación de purines como fertilizantes en la agricultura, donde se concentran los antibióticos de uso veterinario administrados al ganado.

La entrada al subsuelo depende de la interacción entre ríos y acuíferos, de la distribución de fertilización según cultivos y de las características hidrogeológicas de cada sistema. Sus concentraciones, además, fluctúan en el tiempo en función de la estacionalidad, las lluvias, la presión agrícola o la intensidad del consumo humano y veterinario.

El transporte subterráneo de antibióticos añade más incertidumbre, dado que es de tipo reactivo; es decir, los compuestos interactúan con el medio, se adsorben en el substrato poroso que forma el acuífero, se degradan por procesos químicos o microbiológicos y generan metabolitos intermedios que pueden ser aún más tóxicos.

Esta dinámica hace que cada contaminante y cada acuífero interaccionen de forma distinta, lo que complica cualquier predicción sobre su presencia.

Un mosaico de posibilidades

Mientras tanto, la legislación avanza lentamente. La Unión Europea ha incorporado algunos antibióticos en listas de vigilancia que fomentan la monitorización de determinados contaminantes emergentes en el medio hídrico.

Sin embargo, estas iniciativas se enfocan únicamente en aguas superficiales. Además, todavía no existe un marco normativo sólido que establezca límites claros y protocolos sistemáticos tanto para aguas superficiales como para las subterráneas.

Esta ausencia dificulta comparar resultados entre estudios y adoptar medidas correctoras. De ahí la necesidad de investigaciones de campo a escala regional, que describan la migración de contaminantes en condiciones reales, evalúen procesos de transporte y distribución temporal y permitan medir su impacto real.

A la falta de conocimiento del problema, se añade la complejidad en su gestión. En el caso del consumo humano, las primeras evidencias demuestran que cada pozo presenta características particulares. La idiosincrasia hidrogeológica de cada captación determina su vulnerabilidad: la distancia a fuentes de contaminación, la geología del entorno y el régimen de explotación hacen que en un mismo acuífero las concentraciones de antibióticos varíen entre pozos.

No basta con criterios generales: se necesitan controles específicos, sobre todo, en captaciones de abastecimiento. La preocupación no debe limitarse al agua de consumo, aunque sea la prioridad, sino extenderse también al medio natural, donde los antibióticos alteran comunidades microbianas y organismos esenciales para el equilibrio ecológico.

Necesitamos seguimiento urgente

Los expertos coinciden en que la gestión pasa por reforzar la monitorización, aunque no existan regulaciones explícitas para todos los compuestos. Un modelo razonable consistiría en establecer un sistema mixto: por un lado, un screening general anual que permita detectar una amplia gama de compuestos emergentes; por otro, campañas específicas más frecuentes, cada cuatro meses, centradas en los antibióticos más habituales, o por criterios de toxicidad, y destinadas a monitorizar el medio hidrogeológico per se.

Este enfoque reconoce que no siempre se detectan los mismos compuestos y que los patrones de presencia cambian según el año, el territorio o la presión de uso. Así se ha observado en campañas de muestreo continuado en acuíferos del Baix Fluvià, Baix Ter y Onyar, en Cataluña, entre otros.

La gestión de los contaminantes emergentes en aguas subterráneas, ilustrada aquí con el caso de los antibióticos, se perfila como un reto obligado para el próximo sexenio de aplicación de la Directiva Marco del Agua.

Garantizar agua segura para la población y proteger la integridad de los ecosistemas subterráneos es esencial para frenar la expansión de resistencias que comprometen la eficacia futura de estos fármacos.

The Conversation

Este articula se enmarca en el proyecto de investigación EC-FATE financiado per Programa estatal de I+D+I Proyectos de Generación de Conocimiento 2022, PID2022-139911OB-C42.

Meritxell Gros Calvo y Nonito Ros Berja no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.

ref. Antibióticos en el agua subterránea: cómo frenar este contaminante emergente – https://theconversation.com/antibioticos-en-el-agua-subterranea-como-frenar-este-contaminante-emergente-265497

Police attend 7370 fewer mental health calls in a year after changes

Source: Radio New Zealand

Mike Johnson, Assistant Commissioner Southern Districts and Assets and Capability, speaks at the launch of the Community Beat Teams in Christchurch on 18 July 2024.

Police Assistant Commissioner Mike Johnson. Photo: Nathan Mckinnon

Police attended 7370 fewer mental health-related requests in the year to June, a result of the deliberate plan to wind back on responding to calls for help.

The department expects to respond to even fewer calls this year as it enters phase three of that plan.

Under phase three, which kicked off on Monday:

  • Non-emergency mental health-related requests will be assessed against updated guidance to determine if police assistance is required. This includes requests for assistance under legislation, requests for assistance from in-patient mental health units and other requests from mental health services to police;
  • Reports of missing persons with mental health concerns (including those who have left mental health facilities and services or EDs) will be assessed against updated guidance to determine the appropriate police involvement.

The phased approach began a year ago and has so far involved police limiting the time spent with someone in an emergency department, raising the threshold for transport of someone with a mental illness, and tightening rules around where mental health assessments can take place.

Police maintain they will attend calls if there has been an offence committed or if there is a risk to life or safety.

Police Assistant Commissioner Mike Johnson told Nine to Noon they were comfortable with the roll-out of phases one and two and were now ready to move to the next level.

Health NZ director of specialist mental health and addiction Karla Bergquist said mental health practitioners in particular were being given much clearer guidance about when it is appropriate to seek police assistance.

“The other thing that has been happening in the background as we prepare for this phase is making that much more consistent across the country and helping our staff to communicate what’s needed very clearly to police so that they can make good decisions about their involvement.”

But while police were rolling back their attendance, they would still respond when situations met their updated guidelines.

Johnson said on the first day of the phase three roll-out they had an example of a non-urgent request for transport which was granted.

“We had a request in Gore down south on Monday where mental health services reached out for a transport. We did an assessment and sent some police staff to assist.”

Johnson said the process for responding when people were missing with mental health concerns had been streamlined and training for both police and health staff updated.

“We want to make sure that where it’s required we will absolutely get our police staff there, but that’s not in all cases.”

The fourth and final phase, which Johnson said was scheduled for early next year, would see 15-minute ED handovers, and police lifting the threshold for welfare checks where there is not believed to be a risk of criminality or safety.

In emergency situations both the public and health practitioners were still advised to call 111.

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– Published by EveningReport.nz and AsiaPacificReport.nz, see: MIL OSI in partnership with Radio New Zealand

More than a million Syrian refugees returning home to an uncertain future

Source: Radio New Zealand

People walk down a street at the Zaatari camp for Syrian refugees, near the Jordanian city of Mafraq, about 80Km north of the capital Amman on January 13, 2025. Syrians living in the Zaatari camp in Jordan, the largest Syrian refugee camp in the world, are hesitant to return to their country about a month and a half after the fall of Bashar al-Assad’s rule, due to the stability they found there throughout the years of conflict. (Photo by Khalil MAZRAAWI / AFP)

People walk down a street at the Zaatari camp for Syrian refugees, near the Jordanian city of Mafraq, about 80Km north of the capital Amman on January 13, 2025. Photo: AFP / KHALIL MAZRAAWI

It is estimated that more than a million Syrian refugees have returned home since the fall of the Assad regime nearly a year ago.

For many it has been a difficult decision to leave life in refugee camps and return to the unknown, a country badly scarred by war.

Aotearoa NZ chairperson for the United Nations High Commissioner for Refugees (UNHCR), Tim Mahood, is just back from one such camp, the Zaatari refugee camp in Jordan.

He told RNZ’s World Watch that while many Syrians have left, the situation in the camp for those remaining is extremely difficult.

Mahood said the Zaatari camp’s population is down to 45,000 from 55,000, but there is just one doctor at any given time.

”If that doctor has to transport someone to the local hospital, then there’s just no doctor on duty.”

He said the situation is quite dire.

“But the one thing that struck me is how positive everyone is there.”

Mahood said those who have returned to Syria, or are thinking about it, face serious issues.

Aotearoa NZ chairperson for the United Nations High Commissioner for Refugees (UNHCR), Tim Mahood, at the Zaatari refugee camp in Jordan.

Tim Mahood at the Zaatari refugee camp in Jordan. Photo: Supplied / Aotearoa NZ for UNHCR

“It depends on who you believe. Syria is now apparently stable so people can go home, but there’s been a civil war raging there for over a decade. There are large parts of it that have been absolutely destroyed and large swathes of the country resemble Gaza.

“So people going back there are going back to potentially no home.”

Mahood said buildings have been destroyed, so as well as no home, they are facing no services, education and an uncertain future.

He said most of the Syrian refugees want to go home, but there is not a lot of infrastructure there.

If they decide to go, it is a one way ticket and UNHCR supports their transition home.

“The problem is that if they go home they find that their family is struggling and effectively they have no home to go to.”

Mahood said once the refugees go home they lose their refugee status and they cannot come back.

“It’s a catch-22. Do you go in circumstances or do you stay and have perpetually this sinking lid of support available within Jordan?”

Mahood said even with less funding for UNHCR, much can still be done for the refugees.

“There are people around the world who really need your help and are so much worse off than people in New Zealand.”

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