¿Podrá EE. UU. cumplir su amenaza de imponer aranceles a España por no subir su gasto en defensa?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Armando Alvares Garcia Júnior, PDI. Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

Donald Trump junto al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, durante la cumbre del Tratado que tuvo lugar el pasado 25 de junio en La Haya. Brian Jason/Shutterstock

Durante la última cumbre de la OTAN, celebrada en La Haya el pasado 25 de junio, el presidente estadounidense Donald Trump lanzó una advertencia directa a España: si no incrementa su gasto militar hasta el 5 % de su PIB, Estados Unidos le impondrá represalias comerciales.




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Esta amenaza, expresada con la frase “les vamos a hacer pagar el doble” mediante la política arancelaria, ha generado preocupación en sectores económicos españoles con fuertes vínculos comerciales con EE. UU. como el del aceite de oliva, el vino y los productos farmacéuticos.

Pero ¿es realmente viable desde un punto de vista jurídico la aplicación de esta medida?

Comercio exterior: competencia de Bruselas

Desde la perspectiva europea, la Unión está legalmente protegida por el principio de competencia exclusiva en materia de política comercial: solo la Comisión Europea puede negociar, imponer o responder a aranceles, lo que impide que Estados Unidos pueda sancionar sólo a España, sin involucrar al resto del bloque. Cualquier intento de penalización unilateral vulneraría el marco establecido por el Derecho de la UE y llevaría inevitablemente a respuestas conjuntas.

Por otra parte, Washington cuenta con herramientas legislativas –la Sección 232 del Trade Expansion Act, la Sección 301 del Trade Act y la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional– que le permiten imponer aranceles frente a prácticas comerciales que su gobierno considere “injustas”.

De hecho, Trump ya ha aplicado este año aranceles elevados a productos como el acero o el aluminio, y ha amenazado con aumentar hasta un 200 % los impuestos sobre vinos y licores europeos. Sin embargo, los tribunales estadounidenses han bloqueado algunas de estas medidas al considerar que exceden los poderes presidenciales o contravienen la Constitución, lo que revela límites internos a su actuación.




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Las herramientas de la OMC

Desde el punto de vista de la Organización Mundial del Comercio (OMC), si Estados Unidos impusiera gravámenes adicionales sin base jurídica válida estaría infringiendo los acuerdos de comercio internacional ya pactados.

Las únicas excepciones aceptadas por la OMC son aquellas derivadas de riesgos a la seguridad nacional, pero su interpretación es limitada y, además, la UE ya ha iniciado consultas ante el organismo multilateral contra los aranceles anunciados por Trump el pasado mes de abril.

Dado que el Órgano de Apelación de la OMC está paralizado desde diciembre de 2019, cuando la primera Administración Trump bloqueó su renovación para evitar resoluciones contrarias a los intereses estadounidenses, la Unión Europea ha adaptado su legislación mediante la enmienda a su reglamento de ejecución de comercio (Reglamento 654/2014), en vigor desde febrero de 2021, para autorizar represalias unilaterales en caso de que la parte contraria recurra a la llamada “apelación en el vacío” (es decir, que no suspende la ejecución de la resolución apelada).

En paralelo, la UE –junto a países como Canadá, Noruega, Brasil y Reino Unido, el último en sumarse)– impulsa mecanismos alternativos bajo el amparo de las normas establecidas por la OMC, que faciliten la resolución de disputas comerciales entre los miembros firmantes mientras persista el bloqueo institucional.

La Comisión Europea también pretende involucrar a los países integrantes del Acuerdo de Asociación Transpacífico (CPTPP). Entre otros, Australia, Canadá, Chile, Japón, México, Perú, Singapur y el Reino Unido (que se adhirió a ese bloque en diciembre de 2024).




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Ley y orden

Aunque políticamente poco probable, Trump podría imponer aranceles selectivos a España amparándose en su normativa nacional, o incluso alegando una emergencia nacional, pese a que estas decisiones violarían los compromisos de EE. UU. ante la OMC y la UE.

Desde el punto de vista jurídico, actuar de forma discriminatoria dentro de la Unión Aduanera Europea contravendría tanto el principio de no discriminación o de nación más favorecida, por el que cada país miembro de la OMC trata por igual al resto –es decir, como a sus interlocutores comerciales más favorecidos–, como los límites fijados en los acuerdos ya abarcados por el organismo multilateral.

Incluso si EE. UU. justificara adecuadamente una excepción de seguridad nacional para la aplicación de aranceles extraordinarios a España, la OMC podría examinar y limitar la medida por tratarse de una cláusula no autoejecutable, cuya entrada en vigor requiere de actos administrativos o legislativos que la hagan aplicable.

¿Negociación o presión?

En un momento en que Bruselas renegocia sus acuerdos comerciales con Washington –aunque el plazo inicialmente fijado para el 9 de julio podría prolongarse incluso hasta septiembre– la amenaza de Trump, en apariencia dirigida a los miembros de la OTAN, también busca influir en la negociación comercial.

Si Estados Unidos intentara penalizar a España de forma individual se encontraría con la defensa colectiva de Bruselas, obligada a salvaguardar la integridad del mercado único.

Unidad europea e intereses comerciales

Política y económicamente, la amenaza a España le sirve al presidente estadounidense como arma de negociación. Pero la UE tiene la capacidad legal para iniciar consultas en la OMC, ganar arbitrajes y activar medidas de represalia unilaterales, incluso sin que el Órgano de Apelación de la OMC esté funcionando plenamente. Así, aunque posible, esta medida carece de justificación jurídica sólida y no escaparía de una respuesta organizada desde Bruselas.

Por otra parte, dentro del bloque europeo, Alemania presiona para alcanzar un acuerdo “rápido y sencillo”, centrado en sectores críticos como la automoción y la industria farmacéutica. El canciller Merz advierte que el sector exportador alemán no puede permitirse demoras.

Aunque Trump utilice el gasto en defensa como palanca cruzada, la UE debe mantener su coherencia negociadora, tratando a España como parte inseparable del bloque y evitando ceder ante amenazas externas.

The Conversation

Armando Alvares Garcia Júnior no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Podrá EE. UU. cumplir su amenaza de imponer aranceles a España por no subir su gasto en defensa? – https://theconversation.com/podra-ee-uu-cumplir-su-amenaza-de-imponer-aranceles-a-espana-por-no-subir-su-gasto-en-defensa-260001

¿Un oso y una foca jugando? Lo que ocultan las imágenes virales de animales creadas con IA

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Rocío Serrano Rodríguez, Profesora del Departamento de Educación, Universidad de Córdoba

Imagen de focas generada con IA. Pixabay

¿Se ha preguntado alguna vez si ese adorable vídeo de un oso polar asustado por un cachorro de foca es real? En la era de la inteligencia artificial generativa, crear imágenes y vídeos hiperrealistas es más fácil que nunca.

La generación de contenido creado con esta tecnología está transformando la forma en que percibimos la fauna silvestre, planteando serios desafíos: muchas de esas representaciones son falsas. Estas imágenes y vídeos pueden engañar incluso a los ojos más expertos, distorsionando nuestra comprensión del mundo natural y poniendo en riesgo los esfuerzos de conservación.

La era de la desinformación también afecta al mundo animal

Las redes sociales se han convertido en un terreno fértil para la difusión de imágenes generadas por inteligencia artificial. Su facilidad de creación y el fuerte impacto emocional que pueden provocar han llevado a la proliferación de escenas encantadoras pero irreales: animales realizando comportamientos imposibles o animales silvestres mostrando una relación afectiva con los humanos.

Ya sabíamos que las imágenes y vídeos de animales, especialmente de perros y gatos, son uno de los contenidos más compartidos en redes sociales. Vemos ahora que los algoritmos de la IA son especialmente eficaces generando imágenes atractivas cuando el contenido incluye animales, más que cuando lo hacen con personas reales.

Animales protagonistas en redes

El contenido que despierta ternura o asombro se comparte más, y eso motiva a muchos creadores a recurrir a la IA generativa para maximizar su alcance. Estas imágenes a menudo antropomorfizan a los animales, haciéndolos más comprensibles o entrañables para el espectador humano, aunque representen escenas completamente ficticias e inverosímiles.

Por ejemplo, un vídeo de unos veterinarios asistiendo un parto de una tigresa tiene más de 51 millones de reproducciones en Instagram y está generada por IA. Otros vídeos que tratan los animales como personas pueden volverse virales, como una capibara acicalándose en una bañera (49 millones de reproducciones en TikTok), o un canguro en la puerta de embarque de un avión (casi 20 millones de reproducciones en Instagram).

Falta de contacto real con la naturaleza

A esto se suma una desconexión creciente de la ciudadanía con la naturaleza. Muchas personas, en especial jóvenes, tienen poco contacto directo con la fauna silvestre, lo que dificulta que puedan distinguir entre lo real y lo falso.




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De ahí que algunos puedan llegar a creer en criaturas mitológicas como los unicornios o en híbridos imposibles, como los “perro-gato” o los “hipogrifos”. ¡La fantasía cobra forma digital!

Las consecuencias invisibles

¿Qué niño o niña no ha soñado con ir a lomos de un unicornio?

Esta creatividad sin límites a la que nos da acceso la tecnología no supone solo un problema en cuanto a fomentar nociones erróneas de la vida silvestre. Algunas imágenes falsas pueden generar una percepción errada sobre la abundancia o distribución de ciertas especies, dando la impresión de que no están en peligro cuando en realidad podrían estar al borde de la extinción.

También pueden interferir con el conocimiento ecológico: si las características físicas, ecológicas o comportamentales de los animales son manipulados digitalmente, el público puede adquirir una comprensión distorsionada de la realidad, dificultando el aprendizaje científico y la acción conservacionista.




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Por ejemplo, algunos vídeos creados por IA muestran comportamientos afiliativos y de cooperación entre especies que en el mundo real compiten entre sí, o incluso tienen un relación de depredadores y presas. En otros el tamaño, la forma o los colores no se corresponden con la realidad. Otros vídeos muestran densidades de animales inusualmente elevadas, de nuevo, falsas.

Educar para discernir

¿Cómo garantizar que las futuras generaciones desarrollen una relación sana y sincera con la naturaleza? La respuesta pasa por la educación, la regulación tecnológica y la colaboración entre ciencia y comunicación.

Los niños y las niñas comienzan a usar las tecnologías y a consumir todo tipo de información desde edades cada vez más tempranas. Por ello, es fundamental fomentar el pensamiento crítico y la alfabetización digital desde la primera infancia. Las redes sociales, por su parte, deben asumir mayor responsabilidad y procesos más transparentes de generación de imágenes limitando la difusión de contenido falso.




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La alianza entre la comunidad científica y los profesionales de la comunicación es clave para crear materiales educativos rigurosos que enseñen a distinguir la ficción de la realidad. También lo es el desarrollo de tecnologías que permitan detectar contenido creado con IA con precisión.

Lo que puede hacer cada uno de nosotros

Pero la lucha contra la desinformación comienza por la ciudadanía. Estas son algunas cosas que todos podemos hacer para evitar que el contenido falso se difunda:

  • Poner en duda: antes de compartir un vídeo o imagen de animales, pregúntate si podría ser falsa. ¿La fuente es fiable? ¿La escena resulta plausible?

  • Verificar: busquemos otras fuentes que validen la imagen. Basémonos sobre todo en información de organizaciones de conservación y medios reconocidos.

  • No compartir contenido dudoso: si tenemos dudas es mejor abstenernos. Evitar propagar desinformación también es una forma de proteger a la naturaleza.

  • Educar: hablar del tema con nuestro entorno ayudará a fomentar el pensamiento crítico y compartir herramientas de verificación.

  • Participar: podemos involucrarnos en proyectos de ciencia ciudadana como [ConCiencia-2] de la Universidad de Córdoba, que permiten conocer y documentar la fauna real de forma activa y educativa.

La verdad también puede ser viral

La proliferación de imágenes y vídeos falsos de animales representa un reto creciente, pero no insuperable. Podemos contrarrestarlo con información verificada, pensamiento crítico y acción colectiva. Además, la tecnología bien utilizada puede acercarnos más que nunca a la naturaleza real.

La verdad también puede hacerse viral. Abordar la desinformación en torno a la fauna silvestre requiere un compromiso activo con la veracidad y la divulgación basada en evidencia. Promover imágenes y relatos fieles a la realidad biológica no solo fortalece la cultura científica, sino que también fortalece las estrategias de conservación al fomentar decisiones informadas y socialmente responsables.

The Conversation

Tamara Murillo Jiménez recibe fondos de Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Antonio José Carpio Camargo, José Guerrero Casado y Rocío Serrano Rodríguez no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.

ref. ¿Un oso y una foca jugando? Lo que ocultan las imágenes virales de animales creadas con IA – https://theconversation.com/un-oso-y-una-foca-jugando-lo-que-ocultan-las-imagenes-virales-de-animales-creadas-con-ia-257203

Mpox en Sierra Leone : les raisons de la récente recrudescence et les risques pour l’Afrique de l’Ouest

Source: The Conversation – in French – By Jia B. Kangbai, Senior lecturer, Njala University

À la date du 17 juin 2025, on recensait plus de 4000 cas confirmés de mpox et 25 décès en Sierra Leone, ce qui augmente le risque que le virus se propage aux pays voisins et déclenche une épidémie plus importante dans toute cette région densément peuplée de l’Afrique de l’Ouest. En Sierra Leone, la maladie se propager d’une personne à l’autre, principalement chez les jeunes hommes et femmes.

The Conversation Africa a interrogé Jia Kangbai, épidémiologiste spécialiste des maladies infectieuses à l’université Njala de Freetown sur les causes de cette recrudescence et comment elle peut être enrayée.

Qu’est-ce que le mpox et comment se transmet-il ?

Le mpox (anciennement appelé « variole du singe ») est une maladie causée par le virus de la variole du singe. Il appartient à la famille des Orthopoxvirus, qui comprend également la variole et la varicelle. Au départ, le mode de transmission reconnu était le contact physique rapproché avec une personne infectée. Avec l’émergence de divers sous-clades (clades 1a et 1b, clades 2a et 2b) du MPXV, la transmission sexuelle du mpox a été documentée dans plusieurs études.

Qu’est-ce qui se cache derrière la récente épidémie en Sierra Leone ?

Le premier cas identifié de l’épidémie actuelle de mpox en Sierra Leone est un jeune homme atteint d’une immunodéficience documentée qui s’était rendu dans la ville de Lungi, dans le nord du pays, en décembre 2024 pour passer les vacances de Noël avec sa femme. Deux jours après son arrivée à Lungi, il a eu des rapports sexuels non protégés avec une employée de l’hôtel, puis a développé une forte fièvre, des douleurs musculaires et corporelles, ainsi qu’un gonflement des ganglions lymphatiques. Il a ensuite été transféré vers la capitale, Freetown, où il a été diagnostiqué positif au mpox. Il a ensuite été admis à l’hôpital Connaught de Freetown, où il a été soigné avec succès.

L’aéroport international de Sierra Leone est situé à Lungi. La ville est également très fréquentée par les touristes internationaux. Il est possible que l’épidémie actuelle ait été importée d’un autre pays de l’Afrique de l’Ouest. Il est également possible qu’une transmission cryptique du MPXV soit en cours en Sierra Leone. La transmission cryptique est une situation dans laquelle le virus circule à un niveau si faible au sein d’une population qu’il est difficile d’identifier la source lorsqu’une épidémie se déclare.

Dans le cadre de notre étude actuelle en Sierra Leone, nous effectuons le séquençage génomique d’échantillons prélevés sur ce cas index afin de déterminer la source de l’épidémie de mpox.

Il s’agit d’une méthode de laboratoire utilisée pour déterminer la composition génétique complète d’un organisme ou d’un type de cellule spécifique.

Cette méthode peut être utilisée pour détecter des changements dans certaines zones du génome. Ces changements peuvent aider les scientifiques à comprendre comment certaines maladies se développent. Les résultats du séquençage génomique peuvent également être utilisés pour diagnostiquer et traiter des maladies.




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Les Sierra-Léonais doivent-ils s’inquiéter du mpox ?

Les Sierra-Léonais sont visiblement inquiets face à l’augmentation du nombre de cas et de décès liés au mpox enregistrés au cours des quatre mois de surveillance active de la maladie. Ce qui inquiète davantage la plupart des Sierra-Léonais aujourd’hui, c’est le nombre croissant de travailleurs du sexe et de personnes ayant des partenaires sexuels multiples qui déclarent eux-mêmes avoir contracté le mpox.

La plupart des cas de mpox en Sierra Leone appartiennent à ces groupes. Cela signifie que pour endiguer efficacement l’épidémie de mpox en Sierra Leone, une attention particulière doit être accordée à ces groupes.

Quelles mesures d’urgence doivent être mises en place pour endiguer la propagation ?

Les mesures d’urgence mises en place par l’Agence nationale de santé publique comprennent :

  • la vaccination ciblée des populations à risque

  • la surveillance active

  • la recherche des contacts

  • la mise en quarantaine, et

  • une communication efficace sur les risques, notamment le partage d’informations sanitaires essentielles afin de permettre aux individus de prendre des décisions éclairées et positives concernant leur sécurité et leur santé personnelle.

L’efficacité de ces mesures est remise en question en raison du manque de ressources. Au 17 juin, plus de 4 000 cas confirmés et 25 décès ont été recensés, la plupart des patients étant en voie de guérison. Mais le nombre de sites de dépistage du mpox est très limité dans tout le pays. Mais en situation d’épidémie aussi évolutive, la rapidité est essentielle. Le faible nombre de laboratoires rallonge les délais entre le prélèvement des échantillons et l’obtention des résultats. Cela pose un gros problème dans un pays de plus de 8 millions d’habitants, dont beaucoup vivent dans des zones éloignées.

Quel est le risque d’une propagation régionale ?

La sous-région de l’Afrique de l’Ouest devrait s’inquiéter d’une propagation. Les pays de l’Afrique de l’Ouest partagent des cultures très proches, ce qui indique qu’ils ont la même origine. En outre, il existe un commerce et un trafic importants d’êtres humains et de marchandises dans toute la sous-région, ce qui facilite l’exportation des cas de mpox.

Le Liberia, la Guinée et la Sierra Leone sont tellement interconnectés dans divers domaines que tout ce qui touche un pays touche les autres. Nous l’avons vu, en décembre 2013, lorsque l’épidémie d’Ebola a commencé en Guinée, elle s’est rapidement propagée à la Sierra Leone, au Liberia et à d’autres pays non africains.

Début juin 2025, le Libéria avait enregistré 69 cas de mpox, tandis qu’aucun cas n’avait été signalé en Guinée. Le Ghana en avait signalé 98 au 16 juin.




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Parmi les stratégies que les pays voisins peuvent mettre en œuvre, citons le renforcement de la surveillance transfrontalière à leurs différentes frontières et la réalisation de tests pour les cas suspects et probables de mpox. En outre, ils peuvent se lancer dans une surveillance active des cas et la recherche des contacts au sein de leur pays.

The Conversation

Jia B. Kangbai does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. Mpox en Sierra Leone : les raisons de la récente recrudescence et les risques pour l’Afrique de l’Ouest – https://theconversation.com/mpox-en-sierra-leone-les-raisons-de-la-recente-recrudescence-et-les-risques-pour-lafrique-de-louest-259828

Humans and animals can both think logically − but testing what kind of logic they’re using is tricky

Source: The Conversation – USA – By Olga Lazareva, Professor of Psychology, Drake University

For some mental processes, humans and animals likely follow similar lines of thinking. Catherine Falls Commercial/Moment via Getty Images

Can a monkey, a pigeon or a fish reason like a person? It’s a question scientists have been testing in increasingly creative ways – and what we’ve found so far paints a more complicated picture than you’d think.

Imagine you’re filling out a March Madness bracket. You hear that Team A beat Team B, and Team B beat Team C – so you assume Team A is probably better than Team C. That’s a kind of logical reasoning known as transitive inference. It’s so automatic that you barely notice you’re doing it.

It turns out humans are not the only ones who can make these kinds of mental leaps. In labs around the world, researchers have tested many animals, from primates to birds to insects, on tasks designed to probe transitive inference, and most pass with flying colors.

As a scientist focused on animal learning and behavior, I work with pigeons to understand how they make sense of relationships, patterns and rules. In other words, I study the minds of animals that will never fill out a March Madness bracket – but might still be able to guess the winner.

Logic test without words

The basic idea is simple: If an animal learns that A is better than B, and B is better than C, can it figure out that A is better than C – even though it’s never seen A and C together?

In the lab, researchers test this by giving animals randomly paired images, one pair at a time, and rewarding them with food for picking the correct one. For example, animals learn that a photo of hands (A) is correct when paired with a classroom (B), a classroom (B) is correct when paired with bushes (C), bushes (C) are correct when paired with a highway (D), and a highway (D) is correct when paired with a sunset (E). We don’t know whether they “understand” what’s in the picture, and it is not particularly important for the experiment that they do.

Comparing four pairs of images labeled a range of A to D in a training column, then one pair of images in the tesitng column
In a transitive inference task, subjects learn a series of rewarded pairs – such as A+ vs. B–, B+ vs. C– – and are later tested on novel pairings, like B vs. D, to see whether they infer an overall ranking.
Olga Lazareva, CC BY-ND

One possible explanation is that the animals that learn all the tasks create a mental ranking of these images: A > B > C > D > E. We test this idea by giving them new pairs they’ve never seen before, such as classroom (B) vs. highway (D). If they consistently pick the higher-ranked item, they’ve inferred the underlying order.

What’s fascinating is how many species succeed at this task. Monkeys, rats, pigeons – even fish and wasps – have all demonstrated transitive inference in one form or another.

The twist: Not all tasks are easy

But not all types of reasoning come so easily. There’s another kind of rule called transitivity that is different from transitive inference, despite the similar name. Instead of asking which picture is better, transitivity is about equivalence.

In this task, animals are shown a set of three pictures and asked which one goes with the center image. For example, if white triangle (A1) is shown, choosing red square (B1) earns a reward, while choosing blue square (B2) does not. Later, when red square (B1) is shown, choosing white cross (C1) earns a reward while choosing white circle (C2) does not. Now comes the test: white triangle (A1) is shown with white cross (C1) and white circle (C2) as choices. If they pick white cross (C1), then they’ve demonstrated transitivity.

Comparing two sets of three shapes labeled a range of A to C in a section, then one trio of shapes in the tesitng section
In a transitivity task, subjects learn matching rules across overlapping sets – such as A1 matches B1, B1 matches C1 – and are tested on new combinations, such as A1 with C1 or C2, to assess whether they infer the relationship between A1 and C1.
Olga Lazareva, CC BY-ND

The change may seem small, but species that succeed in those first transitive inference tasks often stumble in this task. In fact, they tend to treat the white triangle and the white cross as completely separate things, despite their common relationship with the red square. In my recently published review of research using the two tasks, I concluded that more evidence is needed to determine whether these tests tap into the same cognitive ability.

Small differences, big consequences

Why does the difference between transitive inference and transitivity matter? At first glance, they may seem like two versions of the same ability – logical reasoning. But when animals succeed at one and struggle with the other, it raises an important question: Are these tasks measuring the same kind of thinking?

The apparent difference between the two tasks isn’t just a quirk of animal behavior. Psychology researchers apply these tasks to humans in order to draw conclusions about how people reason.

For example, say you’re trying to pick a new almond milk. You know that Brand A is creamier than Brand B, and your friend told you that Brand C is even waterier than Brand B. Based on that, because you like a thicker milk, you might assume Brand A is better than Brand C, an example of transitive inference.

But now imagine the store labels both Brand A and Brand C as “barista blends.” Even without tasting them, you might treat them as functionally equivalent, because they belong to the same category. That’s more like transitivity, where items are grouped based on shared relationships. In this case, “barista blend” signals the brands share similar quality.

Child looking at colorful toy cars arranged in a line across a table or bed
How researchers define logical reasoning determines how they interpret results.
Svetlana Mishchenko/iStock via Getty Images

Researchers often treat these types of reasoning as measuring the same ability. But if they rely on different mental processes, they might not be interchangeable. In other words, the way scientists ask their questions may shape the answer – and that has big implications for how they interpret success in animals and in people.

This difference could affect how researchers interpret decision-making not only in the lab, but also in everyday choices and in clinical settings. Tasks like these are sometimes used in research on autism, brain injury or age-related cognitive decline.

If two tasks look similar on the surface, then choosing the wrong one might lead to inaccurate conclusions about someone’s cognitive abilities. That’s why ongoing work in my lab is exploring whether the same distinction between these logical processes holds true for people.

Just like a March Madness bracket doesn’t always predict the winner, a reasoning task doesn’t always show how someone got to the right answer. That’s the puzzle researchers are still working on – figuring out whether different tasks really tap into the same kind of thinking or just look like they do. It’s what keeps scientists like me in the lab, asking questions, running experiments and trying to understand what it really means to reason – no matter who’s doing the thinking.

The Conversation

Olga Lazareva does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. Humans and animals can both think logically − but testing what kind of logic they’re using is tricky – https://theconversation.com/humans-and-animals-can-both-think-logically-but-testing-what-kind-of-logic-theyre-using-is-tricky-253001

Afinar nuestro cerebro como si fuera un instrumento musical: ¿funciona de verdad el ‘neurofeedback’?

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jorge Romero-Castillo, Profesor de Psicobiología e investigador en Neurociencia Cognitiva, Universidad de Málaga

Una mujer se somete a una electroencefalografía, técnica con la que se realiza el ‘neurofeedback’. LiVisuals/Shutterstock

¿Le gustaría ver sus pensamientos en directo e intentar cambiar los que no le gusten? En líneas generales, en eso consiste el denominado neurofeedback. Es una “técnica de entrenamiento” que permite observar nuestra actividad cerebral en tiempo real para aprender a modularla de forma voluntaria, gracias al uso de la electroencefalografía (EEG).

Imaginemos el cerebro como si fuera un instrumento musical. Las ondas cerebrales actúan como notas que al principio pueden ser caóticas. Sin embargo, mediante una práctica retroalimentada, se empiezan a identificar patrones y se mejora la armonía entre pensamientos, emociones y conductas. Es decir, el neurofeedback podría ayudar a “afinar” el cerebro.

Pero, ¿estamos ante una melodía con una base científica sólida o solo son acordes aislados sin conexión entre ellos? Este artículo explora si el neurofeedback puede participar en la orquesta de las terapias eficaces o si debe realizar más ensayos rigurosos antes de subirse al escenario principal.

Componiendo gracias a la electroencefalografía

El propósito de la electroencefalografía es registrar las diminutas señales eléctricas generadas por las neuronas. Para ello, se colocan pequeños electrodos en el cuero cabelludo siguiendo un sistema estandarizado llamado “10-20”. Este método asegura que se cubran bien las distintas zonas cerebrales.

Posteriormente, las señales cerebrales captadas se traducen a ondas según su frecuencia, medida en hercios (Hz), y su amplitud, medida en microvoltios (μV). Estas ondas (que también sirven para analizar la sincronía entre distintos cerebros) se toman como indicativo del estado mental de la persona.

Brevemente, las ondas y su asociación con estados mentales son las siguientes:

  • Delta (0.5–4 Hz), sueño profundo.

  • Theta (4–8 Hz), relajación y ensoñación.

  • Alfa (8–12 Hz), calma.

  • Beta (13–35 Hz), atención activa.

  • Gamma (>35 Hz), procesos cognitivos complejos.

Al registrar la señal EEG en un punto concreto, es posible identificar qué tipo de onda predomina. Esto da pistas sobre el estado funcional de esa área: relajación, atención, etc. En otras palabras, el ritmo de las ondas nos ayuda a entender la “resonancia” de una parte del cerebro en cada momento.

Escuchando al cerebro para reescribir la partitura

El principal objetivo del neurofeedback es que la persona aprenda a detectar los desequilibrios en las ondas y regule el “ritmo” cerebral en función de las necesidades terapéuticas.

Actualmente, existen varios tipos de neurofeedback y diversos protocolos de entrenamiento. Por ejemplo, el protocolo alfa (basado en aumentar esas ondas) se utiliza habitualmente para aliviar el dolor y la ansiedad (las ondas alfa se incrementan durante la meditación y el mindfulness).

El protocolo beta se utiliza para mejorar el enfoque y la atención, mientras que el protocolo alfa/theta es uno de los entrenamientos más populares para reducir del estrés.

Estos son solo algunos ejemplos, pero hay más.

Es importante destacar la complejidad del procedimiento, tanto por la dificultad de registrar con precisión la actividad EEG en distintas áreas cerebrales como por interpretar y relacionar esas señales con estados mentales (o trastornos). A pesar de tales limitaciones, el neurofeedback ha sido aplicado para tratar distintas alteraciones.

Una sinfonía de terapias

El primer estudio terapéutico con neurofeedback se publicó en 1972 y se aplicó como tratamiento para la epilepsia, con resultados positivos.

Trabajos posteriores indicaron que los beneficios se podrían mantener incluso una década después del tratamiento, lo que convertiría al neurofeedback en un complemento adecuado para epilepsias resistentes a la medicación.

Más de 50 años después del primer estudio, este procedimiento se ha utilizado en multitud de trastornos psicológicos y otros problemas clínicos, que se podrían listar como las canciones de un grupo musical.

Junto a la epilepsia, que sería el hit más antiguo, los trastornos donde más se ha utilizado son: TDAH (una etiqueta controvertida debido a su origen y al uso de psicofármacos en infancia), depresión, ansiedad, autismo, insomnio, dificultades de aprendizaje (dislexia, discalculia y disgrafía), adicción a las drogas (alcohol incluido), esquizofrenia, estrés postraumático y alzhéimer.

Algunos problemas clínicos menos populares (donde menos se ha utilizado) son: migrañas, trastornos alimentarios, párkinson, fibromialgia y TOC.

Incluso, se ha utilizado en personas sanas para promocionar la salud, favorecer la creatividad musical y mejorar el rendimiento deportivo.

Improvisando entre silencios incómodos

Pero la popularidad del neurofeedback no siempre refleja su eficacia. Por ejemplo, en población infantil etiquetada con TDAH, la clasificación de la International Society for Neurofeedback and Research indica que alcanza un nivel 4 de eficacia (sobre 5). Sin embargo, metaanálisis recientes muestran que no existen beneficios significativos.

También existen dudas sobre si el éxito obtenido en algunos estudios se debe realmente al tratamiento o a un posible efecto placebo, ya que la sugestión por sí sola puede reducir la sintomatología del llamado TDAH. Adicionalmente, en personas adultas no se han encontrado efectos específicos.

El neurofeedback dirigido específicamente a tratar la depresión cuenta con un escaso apoyo de los trabajos existentes (la mayoría se ajustan al nivel 2). La principal complicación que impide alcanzar mayor evidencia es el número relativamente alto de estudios no controlados. A pesar de que la técnica se lleva usando varias décadas, aún se percibe como prometedora para reducir sintomatología depresiva en el futuro.

En el caso de trastornos de ansiedad, sí se han obtenido resultados particularmente positivos. Sin embargo, estudios bioéticos advierten que asociar dichos resultados al efecto del neurofeedback podría constituir un engaño involuntario (podría suponer una atribución errónea de los beneficios obtenidos al procedimiento, incluso si no existe intención de engañar).

Al compás de la incertidumbre

En definitiva, el neurofeedback se ha utilizado sobre todo como tratamiento complementario en diversos trastornos y alteraciones, pero la investigación actual no respalda su eficacia. La falta de protocolos estandarizados, la escasa presencia de estudios de “doble ciego” y la limitada aplicación de grupos placebo (debido a cuestiones éticas, especialmente importantes en la infancia) dificultan atribuir una relación causa-efecto.

Resumiendo: la eficacia más allá del efecto placebo no está demostrada.

Lo cierto es que personas han utilizado esta herramienta expresan una “alta satisfacción” con la experiencia, sin cuestionar en profundidad cómo o por qué funciona. Sin embargo, desde una mirada científica, la satisfacción subjetiva no basta. El neurofeedback no logra dar con la tecla adecuada: necesita ensayar más o retirarse de los escenarios.

The Conversation

Jorge Romero-Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Afinar nuestro cerebro como si fuera un instrumento musical: ¿funciona de verdad el ‘neurofeedback’? – https://theconversation.com/afinar-nuestro-cerebro-como-si-fuera-un-instrumento-musical-funciona-de-verdad-el-neurofeedback-257833

Why the US bombed a bunch of metal tubes − a nuclear engineer explains the importance of centrifuges to Iranian efforts to build nuclear weapons

Source: The Conversation – USA – By Anna Erickson, Professor of Nuclear and Radiological Engineering, Georgia Institute of Technology

An image from Iranian television shows centrifuges lining a hall at Iran’s Natanz uranium enrichment facility in 2021. IRIB via APPEAR

When U.S. forces attacked Iran’s nuclear facilities on June 21, 2025, the main target was metal tubes in laboratories deep underground. The tubes are centrifuges that produce highly enriched uranium needed to build nuclear weapons.

Inside of a centrifuge, a rotor spins in the range of 50,000 to 100,000 revolutions per minute, 10 times faster than a Corvette engine’s crankshaft. High speeds are needed to separate lighter uranium-235 from heavier uranium-238 for further collection and processing. Producing this level of force means the rotor itself must be well balanced and strong and rely on high-speed magnetic bearings to reduce friction.

Over the years, Iran has produced thousands of centrifuges. They work together to enrich uranium to dangerous levels – close to weapons-grade uranium. Most of them are deployed in three enrichment sites: Natanz, the country’s main enrichment facility, Fordow and Isfahan. Inside of these facilities, the centrifuges are arranged into cascades – series of machines connected to each other. This way, each machine yields slightly more enriched uranium, feeding the gas produced into its neighbor to maximize production efficiency.

As a nuclear engineer who works on nuclear nonproliferation, I track centrifuge technology, including the Iranian enrichment facilities targeted by the U.S. and Israel. A typical cascade deployed in Iran is composed of 164 centrifuges, working in series to produce enriched uranium. The Natanz facility was designed to hold over 50,000 centrifuges.

Iran’s early intentions to field centrifuges on a very large scale were clear. At the peak of the program in the early 2010s it deployed over 19,000 units. Iran later scaled down the number of its centrifuges in part due to international agreements such as the since scrapped Joint Comprehensive Plan of Action signed in 2015.

Legacy of enrichment

Iran has a long history of enriching uranium.

In the late 1990s, it acquired a Pakistani centrifuge design known as P-1. The blueprints and some components were supplied via the A.Q. Khan black market network – the mastermind of the Pakistani program and a serious source of nuclear proliferation globally. Today, the P-1 design is known as IR-1. IR-1 centrifuges use aluminum and a high-strength alloy, known as maraging steel.

About one-third of the centrifuges that were deployed at the sites of the recent strike on June 21 are IR-1. Each one produces on the order of 0.8 separative work units, which is the unit for measuring the amount of energy and effort needed to separate uranium-235 molecules from the rest of the uranium gas. To put this in perspective, one centrifuge would yield about 0.2 ounces (6 grams) of 60%-enriched uranium-235 per year.

A typical uranium-based weapon requires 55 pounds (25 kilograms) of 90%-enriched uranium. To get to weapons-grade level, a single centrifuge would produce only 0.14 ounces (4 grams) per year. It requires more work to go higher in enrichment. While capable of doing the job, the IR-1 is quite inefficient.

The author explains the uranium enrichment process to CBS News.

More and better centrifuges

Small yields mean that over 6,000 centrifuges would need to work together for a year to get enough material for one weapon such as a nuclear warhead. Or the efficiency of the centrifuges would have to be improved. Iran did both.

Before the strike by U.S. forces, Iran was operating close to 7,000 IR-1 centrifuges. In addition, Iran designed, built and operated more efficient centrifuges such as the IR-2m, IR-4 and IR-6 designs. Comparing the IR-1 with the latest designs is like comparing a golf cart with the latest electric vehicles in terms of range and payload.

Iran’s latest centrifuge designs contain carbon fiber composites with exceptional strength and durability and low weight. This is a recipe for producing light and compact centrifuges that are easier to conceal from inspections. According to the international nuclear watchdog International Atomic Energy Agency, before the strike Iran was operating 6,500 IR-2m centrifuges, close to 4,000 IR-4 centrifuges and over 3,000 IR-6 centrifuges.

With each new generation, the separative work unit efficiency increased significantly. IR-6 centrifuges, with their carbon fiber rotors, can achieve up to 10 separative work units per year. That’s about 2.8 ounces (80 grams) of 60%-enriched uranium-235 per year. The International Atomic Energy Agency verified that the IR-6 cascades have been actively used to ramp up production of 60%-enriched uranium.

The most recent and advanced centrifuges developed by Iran, known as IR-9, can achieve 50 separative work units per year. This cuts down the time needed to produce highly enriched uranium for weapon purposes from months to weeks. The other aspect of IR-9 advanced centrifuges is their compactness. They are easier to conceal from inspections or move underground, and they require less energy to operate.

Advanced centrifuges such as the IR-9 drive up the risk of nuclear weapons proliferation significantly. Fortunately, the International Atomic Energy Agency reports that only one exists in testing laboratories, and there is no evidence Iran has deployed them widely. However, it’s possible more are concealed.

Bombs or talks?

Uranium enrichment of 60% is far beyond the needs of any civilian use. The International Atomic Energy Agency confirmed that Iran stockpiled about 880 pounds (400 kilograms) of highly enriched uranium before the attack, and it might have escaped intact. That’s enough to make 10 weapons. The newer centrifuges – IR-2m, IR-4 and IR-6 – would need a bit over eight months to produce that much.

It’s not clear what the U.S. attack has accomplished, but destroying the facilities targeted in the attack and hindering Iran’s ability to continue enriching uranium might be a way to slow Iran’s move toward producing nuclear weapons. However, based on my work and research on preventing nuclear proliferation, I believe a more reliable means of preventing Iran from achieving its nuclear aims would be for diplomacy and cooperation to prevail.

The Conversation

Anna Erickson receives funding from Department of Energy National Nuclear Security Administration (NNSA) related to nuclear nonproliferation technologies. She has previously served on the Board of Directors of the American Nuclear Society.

ref. Why the US bombed a bunch of metal tubes − a nuclear engineer explains the importance of centrifuges to Iranian efforts to build nuclear weapons – https://theconversation.com/why-the-us-bombed-a-bunch-of-metal-tubes-a-nuclear-engineer-explains-the-importance-of-centrifuges-to-iranian-efforts-to-build-nuclear-weapons-259883

Cuando el cáncer hiberna: el papel oculto de las células madre cancerígenas

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Jesús Ruiz Espigares, Estudiante predoctoral en la Universidad de Granada, Universidad de Granada

Recreación de una célula cancerosa invadiendo un tejido CI Photos/Shutterstock

Imagine que logra apagar un incendio forestal tras mucho esfuerzo. Parece que todo ha terminado, pero el fuego vuelve a brotar desde el suelo días después. ¿Qué ha ocurrido? Había brasas escondidas, invisibles pero activas, esperando el momento justo para arder otra vez.

En el cuerpo humano puede pasar algo parecido con ciertos tipos de células tumorales. Aunque los tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia parezcan haber eliminado el cáncer, algunas células muy especiales pueden quedarse ocultas, sin hacer ruido, hasta que un día vuelven a encender el fuego. Son las células madre cancerígenas, el corazón del tumor y, a menudo, la principal amenaza.

Las arquitectas invisibles del cuerpo

Las células madre son una especie de “todoterreno” biológico. Pueden dividirse tanto para generar copias de sí mismas como transformarse en células especializadas, según lo que el cuerpo necesite.

Existen diferentes tipos. Las embrionarias, por ejemplo, tienen un potencial enorme, pudiendo dar lugar a cualquier tipo celular del organismo. En cambio, las adultas viven en tejidos como la piel, la médula ósea o el intestino, y se encargan de mantener y reparar esas zonas durante toda la vida.

Gracias a ellas, nuestro cuerpo se renueva constantemente. Sin estas células, la sangre no se regeneraría, la piel no sanaría y el intestino no podría restaurar su mucosa.

Tanto es su potencial que las células madre han abierto la puerta a nuevas terapias. Mediante su uso, se busca restablecer tejidos dañados o tratar enfermedades que hasta hace poco parecían imposibles de abordar.

Pero, como ocurre a veces en la biología, algo con tanto potencial también puede desviarse de su camino.

Cuando la regeneración se vuelve contra nosotros

Las células madre cancerígenas se parecen mucho a las células madre sanas, pero tienen una diferencia crítica: están aliadas con el tumor. Son pocas, pero tienen un poder inmenso. Pueden generar nuevas células tumorales, adaptarse a su entorno e incluso resistir a muchos tratamientos.

¿De dónde vienen? Aún no está claro del todo. Puede que se trate de células madre sanas que han mutado o células tumorales que han “reaprendido” a comportarse como células madre. En cualquier caso, parecen tener acceso a una especie de “manual interno” que les permite sobrevivir en condiciones extremas, pudiendo entrar en estado de latencia, resistir los efectos de la quimioterapia o radioterapia y reactivarse más adelante.

Nuestras protagonistas también explican por qué un mismo tumor contiene diferentes tipos celulares, complicando más si cabe la respuesta a los diferentes tratamientos. Es como si dentro del tumor hubiera toda una sociedad celular, con las células madre cancerígenas en el centro organizando el caos.

La semilla de la recaída y la metástasis

Los tratamientos contra el cáncer están pensados, en su mayoría, para eliminar las células que se dividen rápido. Y eso, por lo general, funciona bien con la mayor parte del tumor.

Pero las células madre cancerígenas juegan a otra cosa: muchas de ellas se dividen muy despacio o directamente “hibernan”, lo que las hace casi invisibles a la quimioterapia y la radioterapia.

Esta característica, que parece una debilidad, es en realidad una estrategia de supervivencia. Se quedan en un segundo plano mientras el tratamiento actúa y reaparecen cuando todo ha pasado. Esto explica por qué algunos tumores que habían desaparecido aparentemente por completo vuelven meses o incluso años después.

Como explica el investigador Robert Cho, de la Universidad de Stanford: “Puedes pasar por un gran jardín con un cortacésped, pero las malas hierbas volverán a crecer a menos que elimines las raíces.” Y eso es, precisamente, lo que hacen las células madre cancerígenas: actuar como raíces escondidas que, si no se eliminan, volverán a generar el problema.

Además, por si fuera poco, estas células pueden abandonar el tumor original, viajar a través de la sangre o la linfa y colonizar otros órganos. Cuando encuentran el entorno adecuado, forman un nuevo tumor. Este proceso, denominado metástasis, convierte a las células madre cancerígenas en las principales responsables de la recaída y del mal pronóstico en muchos tipos de cáncer como el de páncreas, mama, próstata o cerebro.

Reprogramar el cáncer: cómo desactivar sus órdenes desde dentro

Como hemos visto hasta ahora, estas células resultan difíciles de eliminar. Pero no solo eso: también son increíblemente adaptativas. De ahí que muchos investigadores se estén centrando no en destruirlas directamente, sino en hacer que cambien su comportamiento.

Una de las estrategias más prometedoras consiste en interferir con sus rutas moleculares internas. Las células madre cancerígenas dependen de señales específicas para mantenerse en su estado “madre”, como las rutas llamadas Wnt, Notch o Hedgehog. Si se logran bloquear estas señales, las células pierden su capacidad de autorrenovarse y se vuelven más vulnerables.

Otra línea de investigación se basa en obligarlas a “diferenciarse”, es decir, convertirlas en células tumorales comunes que ya no tienen ese poder regenerativo. Estas células diferenciadas son mucho más fáciles de eliminar con los tratamientos tradicionales.

También se están explorando formas de sacarlas de su estado latente. Hacer que “se activen” puede parecer contraproducente, pero en realidad permite que sean detectadas y atacadas antes de que generen un nuevo tumor.

Terminar de apagar las brasas

En esta era de la medicina, la lucha contra el cáncer no solo se basa en detectar un tumor y eliminarlo. El reto está en ir más allá, en entender cómo se mantiene vivo, cómo se adapta y, sobre todo, cómo evitar que vuelva. Las células madre cancerígenas han cambiado por completo nuestra manera de ver el cáncer. Ya no lo entendemos como una masa uniforme, sino como un ecosistema que evoluciona, se protege y se esconde.

Apagar esas brasas invisibles no es fácil, pero si logramos entenderlas bien, si aprendemos a anticiparnos, a bloquear sus rutas y a eliminar su raíz, estaremos más cerca de una medicina que no solo trate el cáncer, sino que evite que vuelva a aparecer.

The Conversation

Jesús Ruiz Espigares no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. Cuando el cáncer hiberna: el papel oculto de las células madre cancerígenas – https://theconversation.com/cuando-el-cancer-hiberna-el-papel-oculto-de-las-celulas-madre-cancerigenas-260028

The hidden cost of convenience: How your data pulls in hundreds of billions of dollars for app and social media companies

Source: The Conversation – USA – By Kassem Fawaz, Associate Professor of Electrical and Computer Engineering, University of Wisconsin-Madison

Many apps and social media platforms collect detailed information about you as you use them, and sometimes even when you’re not using them. Malte Mueller/fStop via Getty images

You wake up in the morning and, first thing, you open your weather app. You close that pesky ad that opens first and check the forecast. You like your weather app, which shows hourly weather forecasts for your location. And the app is free!

But do you know why it’s free? Look at the app’s privacy settings. You help keep it free by allowing it to collect your information, including:

  • What devices you use and their IP and Media Access Control addresses.
  • Information you provide when signing up, such as your name, email address and home address.
  • App settings, such as whether you choose Celsius or Fahrenheit.
  • Your interactions with the app, including what content you view and what ads you click.
  • Inferences based on your interactions with the app.
  • Your location at a given time, including, depending on your settings, continuous tracking.
  • What websites or apps that you interact with after you use the weather app.
  • Information you give to ad vendors.
  • Information gleaned by analytics vendors that analyze and optimize the app.

This type of data collection is standard fare. The app company can use this to customize ads and content. The more customized and personalized an ad is, the more money it generates for the app owner. The owner might also sell your data to other companies.

Screenshot from an android phone with the default opt-in selection radio button filled in
Many apps, including the weather channel app, send you targeted advertising and sell your personal data by default.
Jack West, CC BY-ND

You might also check a social media account like Instagram. The subtle price that you pay is, again, your data. Many “free” mobile apps gather information about you as you interact with them.

As an associate professor of electrical and computer engineering and a doctoral student in computer science, we follow the ways software collects information about people. Your data allows companies to learn about your habits and exploit them.

It’s no secret that social media and mobile applications collect information about you. Meta’s business model depends on it. The company, which operates Facebook, Instagram and WhatsApp, is worth US$1.48 trillion. Just under 98% of its profits come from advertising, which leverages user data from more than 7 billion monthly users.




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How Internet of Things devices affect your privacy – even when they’re not yours


What your data is worth

Before mobile phones gained apps and social media became ubiquitous, companies conducted large-scale demographic surveys to assess how well a product performed and to get information about the best places to sell it. They used the information to create coarsely targeted ads that they placed on billboards, print ads and TV spots.

Mobile apps and social media platforms now let companies gather much more fine-grained information about people at a lower cost. Through apps and social media, people willingly trade personal information for convenience. In 2007 – a year after the introduction of targeted ads – Facebook made over $153 million, triple the previous year’s revenue. In the past 17 years, that number has increased by more than 1,000 times.

Five ways to leave your data

App and social media companies collect your data in many ways. Meta is a representative case. The company’s privacy policy highlights five ways it gathers your data:

First, it collects the profile information you fill in. Second, it collects the actions you take on its social media platforms. Third, it collects the people you follow and friend. Fourth, it keeps track of each phone, tablet and computer you use to access its platforms. And fifth, it collects information about how you interact with apps that corporate partners connect to its platforms. Many apps and social media platforms follow similar privacy practices.

Your data and activity

When you create an account on an app or social media platform, you provide the company that owns it with information like your age, birth date, identified sex, location and workplace. In the early years of Facebook, selling profile information to advertisers was that company’s main source of revenue. This information is valuable because it allows advertisers to target specific demographics like age, identified gender and location.

And once you start using an app or social media platform, the company behind it can collect data about how you use the app or social media. Social media keeps you engaged as you interact with other people’s posts by liking, commenting or sharing them. Meanwhile, the social media company gains information about what content you view and how you communicate with other people.

Advertisers can find out how much time you spent reading a Facebook post or that you spent a few more seconds on a particular TikTok video. This activity information tells advertisers about your interests. Modern algorithms can quickly pick up subtleties and automatically change the content to engage you in a sponsored post, a targeted advertisement or general content.

Your devices and applications

Companies can also note what devices, including mobile phones, tablets and computers, you use to access their apps and social media platforms. This shows advertisers your brand loyalty, how old your devices are and how much they’re worth.

Because mobile devices travel with you, they have access to information about where you’re going, what you’re doing and who you’re near. In a lawsuit against Kochava Inc., the Federal Trade Commission called out the company for selling customer geolocation data in August 2022, shortly after Roe v Wade was overruled. The company’s customers, including people who had abortions after the ruling was overturned, often didn’t know that data tracking their movements was being collected, according to the commission. The FTC alleged that the data could be used to identify households.

Kochava has denied the FTC’s allegations.

Information that apps can gain from your mobile devices includes anything you have given an app permission to have, such as your location, who you have in your contact list or photos in your gallery.

If you give an app permission to see where you are while the app is running, for instance, the platform can access your location anytime the app is running. Providing access to contacts may provide an app with the phone numbers, names and emails of all the people that you know.

Cross-application data collection

Companies can also gain information about what you do across different apps by acquiring information collected by other apps and platforms.

Android screenshot – white and green text on a black background
The settings on an Android phone show that Meta uses information it collects about you to target ads it shows you in its apps – and also in other apps and on other platforms – by default.
Jack West, CC BY-ND

This is common with social media companies. This allows companies to, for example, show you ads based on what you like or recently looked at on other apps. If you’ve searched for something on Amazon and then noticed an ad for it on Instagram, it’s probably because Amazon shared that information with Instagram.

This combined data collection has made targeted advertising so accurate that people have reported that they feel like their devices are listening to them.

Companies, including Google, Meta, X, TikTok and Snapchat, can build detailed user profiles based on collected information from all the apps and social media platforms you use. They use the profiles to show you ads and posts that match your interests to keep you engaged. They also sell the profile information to advertisers.

Meanwhile, researchers have found that Meta and Yandex, a Russian search engine, have overcome controls in mobile operating system software that ordinarily keep people’s web-browsing data anonymous. Each company puts code on its webpages that used local IPs to pass a person’s browsing history, which is supposed to remain private, to mobile apps installed on that person’s phone, de-anonymizing the data. Yandex has been conducting this tracking since 2017, while Meta began in September 2024, according to the researchers.

What you can do about it

If you use apps that collect your data in some way, including those that give you directions, track your workouts or help you contact someone, or if you use social media platforms, your privacy is at risk.

Aside from entirely abandoning modern technology, there are several steps you can take to limit access – at least in part – to your private information.

Read the privacy policy of each app or social media platform you use. Although privacy policy documents can be long, tedious and sometimes hard to read, they explain how social media platforms collect, process, store and share your data.

Check a policy by making sure it can answer three questions: what data does the app collect, how does it collect the data, and what is the data used for. If you can’t answer all three questions by reading the policy, or if any of the answers don’t sit well with you, consider skipping the app until there’s a change in its data practices.

Remove unnecessary permissions from mobile apps to limit the amount of information that applications can gather from you.

Be aware of the privacy settings that might be offered by the apps or social media platforms you use, including any setting that allows your personal data to affect your experience or shares information about you with other users or applications.

These privacy settings can give you some control. We recommend that you disable “off-app activity” and “personalization” settings. “Off-app activity” allows an app to record which other apps are installed on your phone and what you do on them. Personalization settings allow an app to use your data to tailor what it shows you, including advertisements.

Review and update these settings regularly because permissions sometimes change when apps or your phone update. App updates may also add new features that can collect your data. Phone updates may also give apps new ways to collect your data or add new ways to preserve your privacy.

Use private browser windows or reputable virtual private networks software, commonly referred to as VPNs, when using apps that connect to the internet and social media platforms. Private browsers don’t store any account information, which limits the information that can be collected. VPNs change the IP address of your machine so that apps and platforms can’t discover your location.

Finally, ask yourself whether you really need every app that’s on your phone. And when using social media, consider how much information you want to reveal about yourself in liking and commenting on posts, sharing updates about your life, revealing locations you visited and following celebrities you like.


This article is part of a series on data privacy that explores who collects your data, what and how they collect, who sells and buys your data, what they all do with it, and what you can do about it.

The Conversation

Kassem Fawaz receives funding from the National Science Foundation. In the past, his research group has received unrestricted gifts from Meta and Google.

Jack West does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

ref. The hidden cost of convenience: How your data pulls in hundreds of billions of dollars for app and social media companies – https://theconversation.com/the-hidden-cost-of-convenience-how-your-data-pulls-in-hundreds-of-billions-of-dollars-for-app-and-social-media-companies-251698

¿Cómo enfriar casas tradicionales sin aire acondicionado? La ciencia detrás de los “ladrillos inteligentes”

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Nazaret Ruiz Marín, Profesora del área de máquinas y motores térmicos, Universidad de Cádiz

Olezzo/Shutterstock

Hace calor. Son las cinco de la tarde y la temperatura interior de la vivienda de Ahmed, en Marruecos, supera los 32 °C. Fuera, el sol golpea con fuerza, pero él no tiene aire acondicionado. Tampoco lo necesita. Su casa, construida con ladrillos especiales que contienen materiales de cambio de fase –aquellos que absorben o liberan grandes cantidades de energía térmica durante su cambio de estado–, mantiene una temperatura interior estable gracias a un fenómeno físico. El calor no entra de golpe, sino que queda absorbido en las paredes.

¿Qué tiene de especial este ladrillo? Durante el día, cuando las temperaturas suben, almacena el exceso de calor. Y al llegar la noche, lo libera lentamente cuando el ambiente se enfría. No hay ventiladores, ni compresores, ni consumo eléctrico: solo física aplicada al diseño.

Este tipo de tecnología pasiva ya se está probando en regiones cálidas como India, Argelia, México o el sur de Europa. Y puede cambiar por completo cómo nos protegemos del calor sin depender de sistemas activos que consumen energía y generan emisiones.




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¿Qué son los PCM y por qué son importantes?

Los materiales de cambio de fase (PCM, por sus siglas en inglés), al cambiar de estado, por ejemplo de sólido a líquido, absorben o liberan calor sin variar su temperatura, un fenómeno conocido como almacenamiento de calor latente. Durante el día, cuando la temperatura sube, el PCM absorbe ese exceso de calor y se funde. Por la noche, cuando baja la temperatura, el material se solidifica y libera el calor acumulado. Este ciclo se repite cada día, permitiendo mantener temperaturas interiores más estables y reduciendo los picos de calor sin necesidad de climatización mecánica.

Existen fundamentalmente tres tipos de PCM: parafinas, sales hidratadas o mezclas eutécticas, cada una con ventajas y limitaciones. Su selección depende de factores como el clima, el tipo de edificio y el rango de temperatura deseado.




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Ladrillos inteligentes: cómo integrar PCM en la construcción

Convertir un ladrillo en un regulador térmico no requiere reinventar la arquitectura, sino repensar sus materiales. Hoy en día, existen varias formas de incorporar los PCMs en los elementos constructivos, y no todas implican el mismo nivel de complejidad.

Algunas técnicas directas, como mezclar el PCM con cemento o sumergir los ladrillos en él, resultan sencillas, pero pueden provocar filtraciones y pérdida de eficacia. Una alternativa más práctica y segura es llenar las cavidades internas del ladrillo con PCM encapsulado. Así, se aprovecha el espacio del propio material de construcción para almacenar energía térmica, algo especialmente útil en climas calurosos, donde ayuda a mantener una temperatura interior más estable.

Por otro lado, las técnicas de integración indirecta apuestan por envolver el PCM en pequeñas cápsulas, tubos o placas, que luego se insertan en los huecos del ladrillo o se incorporan como capas añadidas. Esta opción facilita el mantenimiento, permite reemplazar el PCM sin afectar la estructura y abre la puerta a soluciones modulares y adaptables.

Ambos enfoques tienen un fin común: convertir muros pasivos en componentes activos que interactúan con el entorno. No es casualidad que esta tecnología esté despertando interés en regiones con veranos cada vez más extremos. Marruecos, India, México, Taiwán o el sur de España ya cuentan con investigaciones y ensayos que demuestran su efectividad. Porque si el calor entra por las paredes, ¿por qué no convertir esas mismas paredes en parte de la solución?




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¿Qué beneficios aportan?

La pregunta clave es sencilla: ¿realmente funcionan? Y la respuesta, según decenas de estudios recientes, es afirmativa.

Los ladrillos con PCM no solo estabilizan la temperatura interior, sino que lo hacen sin necesidad de enchufes, sin gasto energético adicional y pasan desapercibidos. Por lo que resultan una solución pasiva, silenciosa y duradera.

En viviendas construidas con estos materiales se ha registrado una reducción de hasta 6 °C. en la temperatura interior durante las horas más calurosas. Esto no es solo una cuestión de confort: puede ser la diferencia entre conciliar el sueño o pasar la noche en vela, o entre soportar el calor o necesitar un ventilador durante una ola de calor.

Además, los muros con PCM disminuyen la oscilación térmica dentro de los edificios. ¿Qué significa esto? Que el calor no entra de golpe y la casa no se enfría de repente. Se alisa la curva de temperatura, y con ello se reduce la demanda de climatización. Cuanto menos fluctúa la temperatura, menos energía necesitamos para corregirla.

El impacto en el consumo es significativo: en algunas simulaciones realizadas en Marruecos, India o el Mediterráneo, el uso de ladrillos con PCM ha permitido ahorrar entre un 20 % y un 50 % de energía destinada a refrigeración. Incluso en zonas templadas, donde la diferencia entre el día y la noche es notable, se obtienen beneficios.

Y hay un detalle más: cuanto mayor es la exposición solar de una pared –por ejemplo, las orientadas al sur o al oeste–, mayor es el efecto del PCM. Por eso, adaptar la orientación y el diseño del edificio puede potenciar aún más su eficacia.




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Menos emisiones y más sostenibilidad

Integrar PCMs en los ladrillos no solo mejora la eficiencia energética de los edificios, sino que también reduce las emisiones de CO₂. Al estabilizar la temperatura interior, se disminuye la necesidad de calefacción y aire acondicionado, lo que significa menos consumo eléctrico y, por tanto, menos emisiones asociadas.

Además, si se eligen PCMs de origen biológico o reciclado, el impacto ambiental se reduce aún más desde el origen. Aunque estos materiales pueden tener un coste inicial más alto, los ahorros energéticos a largo plazo compensan la inversión. Diversos estudios han demostrado que el uso de ladrillos con PCMs en edificaciones puede reducir hasta 700 kg de emisiones de CO₂ por vivienda al año y generar ahorros energéticos de hasta un 40 % en climas cálidos.

¿Qué hace falta para que esta tecnología se popularice?

Aunque los PCM prometen mucho, todavía tienen varios retos por resolver. Primero, su conductividad térmica debe mejorar para que el calor se transfiera con mayor rapidez. También es necesario abaratar los costos de fabricación y el proceso de encapsulado, que actualmente encarecen el producto final.

Además, la seguridad es un punto clave: algunos PCM, como ciertas parafinas, son inflamables, lo que limita su uso en construcción. Por último, faltan normas técnicas claras y sistemas estandarizados para evaluar su desempeño, lo que dificulta su adopción masiva.

Superar estos obstáculos requiere una colaboración estrecha entre científicos, arquitectos, ingenieros y fabricantes. Sólo así podrá esta tecnología avanzar del laboratorio a las paredes de nuestros hogares.

Una solución inteligente ante el cambio climático

En el contexto de cambio climático y crisis energética que enfrentamos, debemos repensar cómo construimos. Integrar materiales de cambio de fase en la edificación no requiere reinventar la rueda: se trata de aprovechar la sabiduría de la arquitectura tradicional —muros gruesos, inercia térmica— con las herramientas de la ciencia actual.

El estudio confirma que la integración de PCMs en ladrillos tradicionales es una estrategia efectiva para mejorar la eficiencia energética y el confort térmico en edificios. Estos materiales actúan como amortiguadores térmicos, absorbiendo y liberando calor latente durante sus cambios de fase, lo que reduce significativamente las fluctuaciones de temperatura interior, el flujo de calor y la demanda de refrigeración.

Por tanto, la solución no está solo en el aire acondicionado, sino también en los propios muros. Y ya tenemos la tecnología para lograrlo.

The Conversation

Nazaret Ruiz Marín no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

ref. ¿Cómo enfriar casas tradicionales sin aire acondicionado? La ciencia detrás de los “ladrillos inteligentes” – https://theconversation.com/como-enfriar-casas-tradicionales-sin-aire-acondicionado-la-ciencia-detras-de-los-ladrillos-inteligentes-258886

La selección: últimas noticias sobre la microbiota

Source: The Conversation – (in Spanish) – By Pablo Colado, Redactor jefe / Editor de Salud y Medicina

Como ocurrió en su día con “colesterol” o “PCR”, la palabra “microbiota” escapó hace tiempo del circuito restringido de los laboratorios y los textos especializados. Hoy a todos ya nos suena que conviene cuidar a nuestra comunidad de microorganismos –hongos, protozoos, virus y, sobre todo, bacterias– para mantener la salud física y mental. Continuos descubrimientos no hacen sino enfatizar la importancia de esos miles de millones de seres microscópicos que nos acompañan desde el nacimiento hasta la muerte.

Tanto es así, que algunos expertos proponen que se utilicen como una especie de “carnet de identidad” fisiológico para anticipar enfermedades y diseñar tratamientos personalizados. Y hay quien apunta incluso a que analizar su estado es capaz de predecir nuestro riesgo de morir. Siguiendo estas sugerentes ideas, varios estudios están explorando actualmente el potencial de los trasplantes de microbiota fecal de donantes jóvenes a mayores como una especie de elixir de juventud, aunque queda aún mucho por investigar.

De hecho, quizá nos encontremos aún en la infancia de este campo de conocimiento. Hace poco, por ejemplo, nos enteramos de que las bacterias de la boca y los intestinos estaban acompañadas por unos misteriosos fragmentos de material genético bautizados como obeliscos. Aún no sabemos si acarrean algo positivo, negativo o neutro, pero sin duda complican el panorama.

Laura Botello Morte, bióloga de la Universidad San Jorge, rompía una lanza por otros entes microscópicos a los que quizá no se concede el reconocimiento que merecen: los hongos. Aunque conforman solo entre el 0,1 % y el 1 % de nuestro acervo microbiano, permiten que el sistema inmune tolere a los microorganismos “buenos” y promueven la respuesta inmune frente a hongos patógenos, entre otras funciones.

Lo cierto es que conforme ahondamos en los secretos de nuestros huéspedes íntimos, más conexiones encontramos con aspectos insospechados de la salud. Así, Narcisa Martínez Quiles, catedrática de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid, nos contaba cómo los desequilibrios (disbiosis) en la composición de la microbiota podrían ser un factor clave en el aumento de las alergias. Y esto, confiaba la experta, permitiría crear tratamientos probióticos capaces de prevenir esas respuestas desproporcionadas del sistema inmune.

Otros hallazgos de los que se ha hecho eco The Conversation en los últimos meses también podrían abrir nuevas vías preventivas y terapéuticas: el papel de la flora microbiana en la percepción del dolor; su probable vínculo con el trastorno del espectro autista; la importancia de tener una microbiota sana para evitar complicaciones en el embarazo; la pista bacteriana en el descenso de la fertilidad masculina

“Contengo multitudes”, escribió Walt Withman en su célebre poema Canto a mí mismo (1855). Hoy, la ciencia no deja de recordarnos cuánto les debemos a esos diminutos y populosos compañeros de vida, en la salud y en la enfermedad.

The Conversation

ref. La selección: últimas noticias sobre la microbiota – https://theconversation.com/la-seleccion-ultimas-noticias-sobre-la-microbiota-259928